Para analizar la Producción de energía en El Salvador contamos datos del
2013 hasta el 2018, observamos que se presentan aumentos y disminución de todas las formas de generación.
El Salvador es un país donde se desarrolla un rol de especial significado
dentro de las políticas de desarrollo, debido a la gran importancia de la energía como elemento determinante de la calidad de vida de la población y como destino de una considerable magnitud de inversiones para su generación y abastecimiento.
La Asamblea Legislativa de El Salvador aprueba la Ley de Creación del
Consejo Nacional de Energía (CNE), considerando que es deber del estado promover el desarrollo económico y social, mediante el incremento de la producción, la productividad y la racional utilización de los recursos energéticos.
El mercado eléctrico salvadoreño presenta la mayor inyección de energía a
la red nacional a través de la generación térmica, lo cual representó a julio de 2016 el 46.9% en promedio mensual, en segundo lugar, está la generación geotérmica, cuyo promedio mensual fue del 22.5%, siguiendo en ese orden la generación de energía hídrica que en promedio resultó del 21.1%.
En este sector se caracteriza por un esquema de mercado libre, con ausencia
de control de precios, a excepción de GLP, el cual tiene un precio fijo por estar sujeto a un subsidio estatal generalizado para consumo residencial.
En 2013 se introdujeron los procesos de licitación de contratos de largo plazo,
como parte de los cambios regulatorios implementados por el gobierno, los cuales son instrumentos que permitirán estabilizar las tarifas de los usuarios finales dentro de un mercado basado en costos de producción. Con dichos contratos, se busca disminuir la dependencia de los derivados del petróleo, así como diversificar la matriz energética nacional. De esta manera, la Corporación Interamericana de Inversiones (CII), actuando en nombre del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha financiado la construcción de la primera planta de energía fotovoltaica a escala comercial en El Salvador a cargo de Providencia Solar S.A. El proyecto contribuirá con 100 MWh de capacidad de energía renovable, con lo que se desplazará un promedio de 163.800 MWh de generación de energía térmica al año, evitando la emisión anual de un promedio de 114.500 toneladas de CO2.
En el Salvador, la principal fuente de generación la constituye la generación
térmica; no obstante, actualmente existen proyectos a implementarse en el corto y mediano plazo, con el objetivo de diversificar la matriz energética y aumentar la participación de recursos hidroeléctricos, geotérmicos y biomasa.
El petróleo es la principal fuente de energía y a partir de ahí se produce los
productos energéticos: gasolina, diésel, gas licuado y el fuel oíl.
Históricamente la leña ha mostrado elevados consumos tanto así que en
periodos anteriores su participación en el suministro de energía primario era superior al 50%, el cual ha disminuido por sustitución de combustible para la cocción de alimentos. Ha disminuido los últimos tres años.
Respecto al recurso geotérmico, éste es utilizado únicamente para
generación de energía eléctrica, y aunque éste no es la principal fuente para esta generación, reporta altos valores de suministro a consecuencia de que las tecnologías de aprovechamiento de este recurso son de baja eficiencia a pesar de ser modernas. Se están manteniendo constantes. En promedio el Diesel es el que más participación tiene a nivel de consumo, ya que es utilizado tanto en el sector transporte como en el sector industrial. Se mantiene constante y aumenta en los últimos años.
Generación en el Salvador a finales del 2015
La demanda de energía en el Mercado Eléctrico Mayorista de El Salvador
ha crecido a tasas menores o iguales del 4.0% anual en los últimos nueve años. Según datos del Consejo Nacional de Energía, durante 2015 el consumo de energía alcanzó los 6,311 GWh versus 6,067 GWh en 2014, lo que equivale a un crecimiento del 4.0%.
PROYECCIÓN DE LA MATRIZ ENERGÉTICA EN 2018
En los últimos cinco años, El Salvador ha experimentado un cambio en su
matriz energética. En general, la inyección nacional ha disminuido 18 % mientras que, por cuestión de precio, las importaciones de energía se han triplicado. En 2014, el 42 % de la energía inyectada a la red era térmica; es decir, generada con combustible cuyo precio, por ser más volátil, es la más costosa en generar. La energía hidroeléctrica y geotérmica ocupaban el segundo y tercer lugar con un aporte de 27 y 22%, respectivamente; y las importaciones solo significaban un 8.2 % del total.
Para noviembre de 2018, el panorama fue distinto. Las importaciones
lideraron la lista de fuentes de inyección energética con el 27 % del total, seguida por la energía hidroeléctrica y la geotérmica con el 24 y 21 %, respectivamente. La térmica, en tanto, solo representó el 18.5 % del total y, aunque incipiente, la generación a partir de biomasa y tecnología solar ya aportaron juntas un 8.2 %.
Cabe mencionar que, en el país, el precio de la energía es establecido por
las empresas generadoras de energía y aprobado por la Siget. La variación se define según el costo de producción, según la fuente (hídrica, térmica, solar, biomasa, etc.) y qué tanto sea la importación de energía.
Los precios de la energía se trasladan a las tarifas de energía eléctrica en
forma trimestral, los precios de energía resultantes en el trimestre de abril a junio del 2014 fueron de $171.30 MWh, mientras que el precio de la energía que resultó para el trimestre de abril a junio del 2017 fue de $119.80 MWh, lo cual evidencia una reducción significativa en el precio de la energía.
La reducción del precio de la energía eléctricasignifica un impacto positivo a
la economía familiar y la economía nacional. En el caso de las familias han tenido un importante ahorro de dinero que dejaron de pagar en la factura de energía eléctrica y en el caso de la industria del país, a reducir sus costos de producción.
Del año 2014 al año 2017 se incrementó 339.47 MW en las diferentes