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Recientemente se ha publicado un artículo científico bajo el título “Atracción

de chimpancés infectados por toxoplasma a la orina del leopardo” por


parte de un grupo de investigadores del centro de ecología funcional y
evolutiva de Montpellier. Normalmente la mayoría de animales, en caso de
reconocer el olor de sus depredadores, huyen de la zona. Los chimpancés no
son una excepción…y entonces ¿Queréis descubrir como es posible que esto
lo produzca un parásito? Seguid leyendo:

“Leopard”, fotografía del usuario DaSchu (Deviantart)

Toxoplasma gondii es un protozoo que parasita, principalmente, a los


felinos, que son su hospedador definitivo (donde el parásito alcanza su
madurez). Sus hospedadores intermediarios (donde se desarrollan sus fases
anteriores), sin embargo, van desde los roedores a las aves, pasando por los
primates, incluido el ser humano. Así que cada vez que hable de hospedador
intermediario, pensad en todos estos.

Resumiendo: El hospedador intermediario ingiere (1) el ooquiste (el “huevo”),


el cual invade (2) a los glóbulos blancos (monocitos), que se extienden por el
cuerpo vía sanguínea, permitiendo que se formen quistes de bradizoitos (3)
en músculo y cerebro, que al ser ingeridos por el hospedador definitivo (4),
se reproducen y son excretados en heces (5) en forma de ooquiste. Es ingerido
y vuelta a empezar. Ambos hospedadores sufren la enfermedad conocida
como toxoplasmosis.
Hasta aquí todo correcto, pero aquí viene la parte interesante: Se sabe
que Toxoplasma gondii hace que las ratas tengan reacciones más lentas,
letargo, disminución del miedo…de hecho, produce cambios bastante más
precisos: No afecta al miedo a los espacios abiertos o al olor de alimentos
desconocidos…pero si afecta al miedo al olor de los gatos. Lo que
normalmente les causa pavor, les atrae si están afectadas por
toxoplasmosis: Las ratas son atraídas por la orina de los gatos. El
mecanismo es aún bastante desconocido, pero se cree que el parásito aumenta
los neurotransmisores que afectan a todo esto (como GABA). Se ha
especulado con que podría ser una adaptación evolutiva del parásito: Si el
gato atrae al roedor infectado por toxoplasma, se lo zampa: El gato come, y el
parásito infecta al gato, continuando la diseminación de ooquistes.
Rat on cat. Montaje fotográfico del usuario Danfantom (Deviantart)

Lo interesante es que cambios similares se han comprobado en humanos:


Aumento de comportamientos de alto riesgo: Una persona infectada podría
tener más probabilidades de suicidarse o ser atropellado. Y lo cierto es
que T. gondii está bastante extendido, aunque su infección en humanos suele
ser asintomática.

Pues bien. ¿Dónde están los chimpancés y los leopardos? Resulta que una
bióloga francesa, Clémence Poirotte, decidió averiguar si esta relación existía
en otras especies: Estudiaron 33 chimpancés en Gabon, 9 de los cuales
estaban infectados por T. gondii. Y en lugar de usar orina de gato, usaron
orina de diferentes animales: Leopardo (su depredador natural), tigre, león y
hombre. Los chimpancés sanos exploraban más las zonas con orina humana y
una vez explorada la orina de leopardo, se alejaban; mientras que los
chimpancés portadores del parásito exploraban la orina de leopardo con
asiduidad. El efecto no ocurrió con la orina de otros felinos, que no son
depredadores naturales del chimpancé, siendo esto un cambio de
comportamiento muy específico que sugiere que el responsable es el mismo
que reduce el miedo de las ratas al olor de nuestros gatos domésticos; si bien,
como apunta Jacques Bernard en los comentarios, aún es muy prematuro
asegurar que el mismo mecanismo que ocurre en roedores y gatos es el que ha
desencadenado los resultados en este estudio (La propia doctora Clémence
habla de realizar este mismo estudio con los primates antes y después de ser
infectados por toxoplasmosis).

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