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Simplemente dije ¡basta!

Y todo empezó así, un día me detuve a pensar de las cosas que sucedían en mi alrededor y de
cual era mi papel sobre aquella realidad, y créanme entendí el valor que tenía como persona
como ser humano, que el éxito no era principalmente el alcanzar o lograr algo material, sino
simple y sencillamente era el desarrollarme como persona ¿Y saben cómo me di cuenta? Capaz
les parezca algo gracioso pero era al momento de interactuar con algunas personas que no
conocía y que capaz nunca espere conocer, fue en ese momento cuando tenía que pararme
delante de un público, con el objetivo de compartir información como ayuda para el proceso de
sus vidas, y todo inicio así “Hoy hablaremos de inteligencia emocional” si bien es cierto días
antes ya sentía que la ansiedad me consumía, por el cómo iba a lograr de que todas aquellas
personas se lleven al menos algo para su instancia en la vida.

Momentos antes de poder subir a dicho auditorio, me encerré en mis pensamientos, en mi


imaginación la cual se volvía aún más vulnerable por la situación, pero saben ¿qué? Ya me sentía
cansado, de que mis emociones boicotearan mis objetivos, mis metas, mis propósitos. Aun así,
me mantenía en el mundo de mis pensamientos y con las emociones que querían tener control
sobre mí, ¿pero ya “basta” no? mi deber en ese momento era compartir cosas importantes para
que las personas se lleven algo, es ahí cuando empecé a imaginarme sucesos de mi vida que
servían como motivación, eran pensamientos increíbles la cual sedaban mi ansiedad, mis
emociones, y capas hasta un poco de negativismo.

Estoy seguro que ahora te preguntaras ¿Y cuáles fueron esos pensamientos increíbles? ¡Calma
ahí! No te preocupes te lo diré; estos pensamientos increíbles que fueron mi oxígeno en ese
momento, tenían como autores principales a mi familia, mis padres, las personas que aprecio y
confían en mí, de las cosas que puedo lograr, no solo por mis capacidades, sino por mi convicción
de querer mejorar para poder ayudar.

¡Hey! Pero esto no queda ahí, en estos pensamientos increíbles también existían los recuerdos
de lucha constante ante situaciones adversas y complejas, en las que poseía una venda negra
sin un poco de luz y justamente cuando estaba a punto de rendirme, esa venda caía, al mismo
tiempo caían aquellas situaciones que me impedían poder ver mi horizonte, mi presente, mi
futuro.

De esta manera estos recuerdos positivos llenos de resiliencia, calmaban mi ansiedad, mis ganas
de estar bien, generaban equilibrio en mis emociones y sobre todo influyeron en mi paz mental.
Desde ese entonces sonreí como señal de ¡Lo logré! En ese momento era consciente de que
había encontrado la cura sobre mí mismo, sobre mis pensamientos, mis emociones, mi realidad,
mi perspectiva de vida y de todas las cosas que podía lograr a partir de unos pensamientos
increíbles que auto motivaban lo que quería lograr a base de mi esencia como ser humano, y
que muchas veces tanto tú como yo desconocemos.

Gracias a estos pensamientos increíbles que se me cruzaron casualmente por mi mente, pude
brindar la mejor exposición que he podido imaginar en la vida, y me di cuenta que era “la mejor”,
porque lo notaba en los rostros de las personas, al momento brindarles las pautas finales; sus
rostros eran de agradecimiento, lo sentía como que, si una cura había llegado para combatir sus
problemas, créanme, me sentía increíble, satisfecho tanto para con las personas y para conmigo
mismo, ya que había encontrado mi cura y la cura para tantos problemas que hoy en día toda
persona combate a ciegas y sin alguna convicción.
En este sentido tomé como lección de que cada uno de nosotros tenemos un propósito de vida,
la cual en algún momento perdemos control y de que muchas veces desconocemos de cómo
podemos retomar o direccionar nuestra visión como personas, como seres increíbles capaces
de lograrlo todo pese a las complejidades que algún momento en el desarrollo de nuestros
proyectos de vida se nos presenta de la forma menos esperada y complicada posible, pero eso
termina una vez de que nos damos cuenta de las capacidades que cada uno poseemos y vamos
desarrollando en cada paso que damos día a día, a base de convicción, amor propio, confianza
y seguridad. Es así de cómo es que consideré de que aquel día no solo había ayudado a muchas
personas sino también a mí mismo.

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