Está en la página 1de 290

UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE CHILE

FACULTAD DE HUMANIDADES
Departamento de Historia
INSTITUTO DE ESTUDIOS AVANZADOS

ACCIONES COLECTIVAS Y PENSAMIENTOS IDENTITARIOS EN


TERRITORIOS RURALES DE BOLIVIA Y CHILE:
El caso de las semillas

ALEJANDRA RUIZ TARRÉS

Profesor Guía: Mario Garcés Durán

Tesis para optar al grado de Doctora en Estudios Americanos,


mención Estudios Sociales y Políticos.

SANTIAGO – CHILE
2017
© (Alejandra Ruiz Tarrés, 2017)

ii
Resumen

La presente investigación es un estudio socio-histórico cuyo propósito principal es comprender


la configuración de pensamientos identitarios y acciones colectivas en territorios rurales de
Bolivia y Chile.
La pesquisa se dirige, por una parte, a indagar sobre las formas, mecanismos, motivaciones y
memorias con que se configuran identidades colectivas orientadas a la acción; por otra parte, a
investigar desafíos simbólicos que los movimientos indígenas y campesinos, junto a otros
actores, han enfrentado a la matriz de códigos hegemónicos que actualmente organizan las
diferentes formas de ser, hacer y conocer el mundo en territorios rurales; y, finalmente,
triangular estos sentidos y propósitos colectivos con pensamientos de corte identitario
elaborados por intelectualidades nuestramericanas; y desde ahí, reflexionar sobre alternativas,
caminos, experiencias enfocadas a construir otras convivencias entre diversidades
ecoculturales.
Como estrategia metodológica para acceder a la comprensión de estos significados subjetivo-
comunitarios, se delimitó un conflicto específico: el caso de las semillas (transgenetización,
registro y privatización de semillas). Al incorporar diversidad de voces colectivas alrededor de
este conflicto en cada país, se evidencia un carácter autonómico y comunitario en las formas
rurales de organización política, utilizando más la articulación en redes que la orgánica de
partidos; también las motivaciones se diversifican y junto a la identidad trabajadora se
despliegan otras fuentes y luchas, siendo destacadas la indígena, feminista y ecológica. Aun
así, los sindicatos siguen siendo la principal ―figura‖ política para dialogar con el Estado. Se
concluye también que los movimientos rurales han sido capaces de instalar desafíos simbólicos
sustantivos -como soberanía alimentaria-, y que también han nutrido la creación de
conocimiento académico en Nuestramérica.

Palabras clave: pensamientos identitarios - acciones colectivas - territorios rurales - semillas-


otras convivencias posibles.

iii
Abstract

The present investigation is a historical-social study whose main purpose is to understand the
configuration of identitary thoughts and collective actions in rural territories of Bolivia and Chile.
The research is aimed, on one side, to find out about forms, mechanisms, motivations and
memories with which collective identities oriented to action are configured; on the other hand, to
investigate the symbolic challenges that the indigenous and peasant movements, with other
actors, have confronted to the matrix of hegemonic codes that currently organize the different
ways of being, doing and knowing the world in rural territories; and, finally, to triangulate these
collective senses and purposes with identitary thoughts elaborated by ouramerican
intellectualities; and, from there, to reflect on alternatives, ways, experiences focused on building
other coexistences between ecocultural diversities.
As methodological strategy to access to the understanding of these community-subjective
meanings, a specific conflict was delimited: the case of the seeds (transgenization, register and
privatization of seeds). By incorporating diversity of collective voices around this conflict in each
country, a more autonomous and community character is evinced in the rural forms of political
organization, by using more the interaction in networks than the organic one of parties, the
motivations are also diversified and other sources and fights are displayed along with the
working identity, being highlighted the indigenous, feminist, and ecological. Even so, the unions
are still the main political ―figure‖ to dialogue with the State. It is also concluded that the rural
movements have been able to set substantial symbolic challenges – as food sovereignty -, and
that also have encouraged the creation of academic knowledge in Ouramerica.

Key words: identitary thoughts – collective actions - rural territories - seeds – other possible
coexistences.

iv
A Muti,
….semilla feraz de mi clan.

v
Agradecimientos

Quiero agradecer a IDEA y todo su equipo, que siempre me acogieron de buen talante y me
ayudaron a resolver cada escollo en el camino.
A CONICYT que me dio la oportunidad de cursar el Doctorado en Estudios Americanos, como
también la posibilidad de realizar dos viajes a Bolivia y otros dentro de Chile, fundamentales
para el trabajo de campo de esta investigación.
También quiero agradecer expresamente a mi tutor de investigación, Mario Garcés Durán, por
su confianza, apoyo y comprensión en todo momento, desde el primer día en que llegué a su
oficina sin conocerlo.
a
Agradezco a M Paulina Soto Labbé por las muchas conversaciones que tuvimos sobre estos y
otros temas que nos motivan a seguir soñando y creando colectivamente. A Karla Henríquez
Ojeda, Vicente Painel Seguel, Alejandra Oyarzún Arancibia, Mónica Salinero Rates y Simón
Jarpa Ruiz por ser siempre tan solidarios y bien dispuestos frente a cada solicitud emitida. A
Eduardo Devés Valdés por sus comentarios concretos y conversaciones amplias.
Agradezco especialmente a cada una de las personas que me concedió una entrevista y más
de alguna otra conversación, tanto en Bolivia como en Chile. Sus relatos, análisis y experiencias
dan sentido a la realización de una tesis sobre estos temas.
A su vez, agradezco a Alcides Vadillo, Pedro Portugal Mollinedo, Walter Limache, Osvaldo
Zúñiga y Camila Montecinos quienes colaboraron valiosa y desinteresadamente para la
realización de mi trabajo de campo. A Pastor Deuer por facilitar y acoger mi estancia en La Paz.
A Wallis Rojas Martínez y Juan Porma Oñate por su importante trabajo.
A Adela Tarrés Barraza por aportar amorosamente el soporte sobre el cual puedo desplegar
más ampliamente mi existencia y la de mis crías.
A Elizabeth Ccarhuarupay y Maritza Encinas por hacer posible trabajar fuera de casa.
A León por su cariño, comprensión y abierta generosidad, clave en el trayecto final de esta
investigación.
A Ainara por enseñarme sobre prioridades vitales, por su amor-tortuga y fortaleza.

vi
Tabla de contenido
Agradecimientos ............................................................................................................................ vi
INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................... 3
MARCO TEÓRICO ........................................................................................................................ 9
UNO/. PENSAMIENTOS IDENTITARIOS RURALES EN NUESTRAMÉRICA ............ 9
1.1 Tensión en el pensamiento ruralamericano actual. .............................................. 10
1.2 Pensamientos identitarios rurales. ........................................................................... 11
1.3 Influencia indígena en el pensamiento identitario: Sumak kawsay y Suma
qamaña. .............................................................................................................................. 28
DOS/. ACCIONES COLECTIVAS Y OTRAS CONVIVENCIAS POSIBLES ................ 39
2.1 Sobre movimientos sociales y acciones colectivas ............................................... 39
2.2 Movimientos sociales contemporáneos en Nuestramérica rural......................... 47
2.3. El conflicto de las semillas. ...................................................................................... 53
MEMORIAS E IDEOLOGÍAS EN TERRITORIOS RURALES DE BOLIVIA Y CHILE. ................ 58
TRES. / INCIDENCIA DE LAS REFORMAS AGRARIAS EN LA CONFIGURACIÓN
RURAL CONTEMPORÁNEA .............................................................................................. 58
3.1 Reformas Agrarias en Bolivia ................................................................................... 59
3.2. Reforma Agraria en Chile ......................................................................................... 72
Primera Conversación. ..................................................................................................... 86
CUATRO/. MODELOS DE DESARROLLO RURAL ........................................................ 89
4.1. Modelos de desarrollo en Bolivia actual ................................................................ 92
4.2. Modelos de desarrollo en Chile actual ................................................................. 103
4.3. Los modelos de desarrollo y las cifras económicas ........................................... 111
Segunda Conversación. ................................................................................................. 132
ACTORES, CONFLICTOS Y DESAFÍOS EN TERRITORIOS RURALES DE BOLIVIA Y CHILE.
................................................................................................................................................... 134
CINCO/. ACCIONES COLECTIVAS Y PENSAMIENTOS IDENTITARIOS EN
BOLIVIA: EL CASO DE LAS SEMILLAS......................................................................... 135
5.1. Principales actores colectivos rurales. ................................................................. 135
5.2. Escenario político. ................................................................................................... 143
5.3. Motivaciones y orientaciones hacia la acción colectiva .................................... 147
5.4. Formas de participación política. .......................................................................... 151
5.5. Conflictos rurales contemporáneos ...................................................................... 154

1
5.6. Las semillas y sus disputas. .................................................................................. 168
5.7. Principales desafíos. ............................................................................................... 188
SEIS/. ACCIONES COLECTIVAS Y PENSAMIENTOS IDENTITARIOS EN CHILE:
EL CASO DE LAS SEMILLAS. ......................................................................................... 192
6.1. Principales actores colectivos rurales. ................................................................. 192
6.2. Escenario político. ................................................................................................... 200
6.3. Motivaciones y orientaciones hacia la acción colectiva .................................... 204
6.4. Formas de participación política. .......................................................................... 209
6.5. Conflictos rurales contemporáneos. ..................................................................... 214
6.6 Las semillas y sus disputas..................................................................................... 225
6.7. Principales desafíos. ............................................................................................... 246
Tercera Conversación. ....................................................................................................... 254
CONCLUSIONES. .............................................................................................................. 260
Bibliografía ................................................................................................................................. 267
Bitácora Metodológica ................................................................................................................ 280

2
INTRODUCCIÓN

Durante la última década, en Sudamérica se han cambiado dos constituciones orientadas a


establecer nuevos contratos sociales entre diversidades culturales, a partir de una configuración
plurinacional, donde se reconocen además derechos a la Naturaleza y se buscan alternativas
organizativas –jurídicas, administrativas, económicas- que permitan la convivencia entre
diferentes formas de ser, estar y conocer el mundo; intentando descolonizar prácticas y saberes
hasta ahora hegemónicos. Estos son los casos de Bolivia y Ecuador, donde además se ha
avanzado en la creación de universidades indígenas, reconociendo otras epistemologías y
métodos, en aras de fortalecer un desarrollo intercultural y sustentable en estos países. En un
espectro distinto a estas experiencias, están aquéllas que se afirman en ideologías neoliberales,
donde se promueven discursos de inclusión social a través de la empresarización de las
distintas actividades humanas, la productividad y la tecnologización de los quehaceres, donde
adquieren primordial importancia los tratados comerciales que puedan establecerse con
potencias mundiales, considerando los índices de crecimiento económico equivalentes a
medidas de desarrollo. En países como Chile, Perú, Colombia, ahora Argentina, en la medida
que el crecimiento no decaiga o se detenga, las consecuencias de los modelos de organización
en sus territorios no tienen mayor importancia, exceptuando aquellas características que
aportan algún beneficio competitivo (o se tornan en un perjuicio) al ingreso de divisas e
inversión al país, siendo estos parámetros muchas veces cínicos pues los réditos de las
industrias extractivas o de exportaciones de monocultivos, no necesariamente se plasman en
inversión en el país del cual provienen tales riquezas. Se ha visto, con el pasar del tiempo, que
1
los gobiernos que defienden constitucionalmente las diversidades ecoculturales , han
mantenido modelos extractivistas en sus territorios, y siguen enfocados en una industrialización
hacia la exportación.
Bolivia y Chile, a pesar de afirmar sus configuraciones formales sobre ideologías disímiles,
comparten el disponer de vastos territorios rurales bajo propiedad y/o usufructo de intereses
extranjeros, al tiempo que sostienen sus economías en base a exportaciones de commodities:
en Bolivia principalmente hidrocarburos, minerales y productos alimentarios en base a soya; en
Chile básicamente cobre, agroindustria y forestal.
Dos países de Sudamérica cuyas economías se organizan bajo los parámetros dominantes,
pero entre los cuales existen importantes distancias respecto a los contenidos que componen
los modelos de desarrollo sostenidos, así como las formas de alcanzar acuerdos sociales para
llegar a tales composiciones teóricas.
En ambos países también es manifiesta la presencia de complejos entramados sociales en
territorios rurales, compuestos por movimientos indígenas, feministas, campesinos y ecológicos;

1
Para ver definición de diversidades ecoculturales, ir a nota al pie 7, en página 12

3
siendo en Bolivia mucho más significativa la articulación de distintas organizaciones indígenas,
que comandan las luchas sociales de ese país desde los noventa, llegando el 2006 a
consolidarse en el control del Estado, al tiempo que echan a andar un proceso de amplia
participación social para la elaboración de las nuevas bases jurídicas y teóricas sobre las cuales
asentar el Estado Plurinacional de Bolivia. En Chile, en cambio, dichos entramados se
encuentran sumergidos, desplegando sus estrategias desde subterraneidades cotidianas que
han logrado lentamente ir enarbolando nuevas identidades colectivas y van tejiendo sus
vínculos en base a redes flexibles que, hasta ahora, les han permitido aglutinar fuerzas en
momentos específicos, para luego volver cada cual a sus quehaceres. A pesar de esta figura
cambiante compuesta por diversidad de pequeñas agrupaciones, comparten luchas
fundamentales.
Pues bien, la presente investigación socio-histórica, sustentada en metodologías cualitativas, se
dirige principalmente a la comprensión de los significados y relaciones que configuran acciones
colectivas y pensamientos identitarios que logran levantar disputas hacia los códigos
hegemónicos, desde territorios rurales en Bolivia y Chile. Esta tesis doctoral busca resaltar
creatividades colectivas que, expresadas en acciones y pensamientos, formulan y experimentan
otras convivencias posibles en territorios rurales de Bolivia y Chile.
El período de estudio comienza el año 2006, cuando Evo Morales en Bolivia y Michelle Bachelet
en Chile asumen sus primeros gobiernos. Evo Morales Ayma se convirtió en el primer
presidente indígena de su país, asume su mandato en compañía de Álvaro García Linera y las
más importantes organizaciones indígenas campesinas de Bolivia, a través del Pacto de Unidad
y la figura política del MAS-IPSP. Por su parte, Michelle Bachelet Jeria es la primera mujer en
asumir la presidencia en Chile, aunque representando a un partido socialista bastante alicaído
de ideas y muy pragmático.
Para ambos países, el estudio abarca cifras, leyes y documentaciones de la década que va
entre 2006 y 2015. Aun cuando, se realiza un estudio histórico social que comienza con las
reformas agrarias de cada país, bajo la hipótesis que señala estos procesos como fenómenos
significativos para la comprensión de conflictos y configuraciones rurales contemporáneas. Los
procesos de reforma agraria en Bolivia y Chile son bastante disímiles desde su origen, en
Bolivia se expresan como una disputa continua que los movimientos sociales han ido
reelaborando en el tiempo, en un proceso que lleva más de 60 años. Mientras en Chile la
reforma agraria constituye un horizonte simbólico, un momento marcado por la expansión de las
alternativas de organización campesina; pero también una experiencia signada de trauma, lo
que ha dificultado bastante la rearticulación social en territorios rurales.
No obstante estas distinciones, en ambos países hay un entramado rural compuesto por
diversidad de identidades colectivas. En Bolivia, a pesar de la fragmentación de los últimos seis-
siete años, hay un tejido social mucho más denso y organizado que en Chile, país donde es

4
baja la participación en proyectos de autonomías comunitarias, aunque se ve un incremento y
diversidad en este tipo de formas de organización.
Esta investigación se interesa en comprender los tejidos sociales y las ideas que grupos
subalternos configuran en relaciones cotidianas, situadas, donde crean códigos propios, al
2
tiempo que ejercen resistencia a la dominación a veces de formas sutiles y subterráneas , otras
de manera explícita y con fuerza suficiente para resquebrajar la matriz hegemónica que
compone el orden social.
Para acercarse a indagar sobre estos desafíos simbólicos que han logrado remover
entendimientos consensuados, se definió un conflicto rural particular: las semillas. A partir de
las reflexiones y acciones que los distintos actores resuelven ante la expansión de los cultivos
transgénicos y agrotóxicos, así como respecto a los alcances de leyes internacionales sobre
registro y privatización de las semillas; se indaga en las formas de organizarse, motivaciones
fundamentales, identidades colectivas, alianzas, disputas y desafíos que los distintos actores
entrevistados proponen, desde un trabajo colectivo que considera los temas de las semillas en
un amplio horizonte de intereses y conflictos.
Ahora bien, el escenario en que se desarrollan las principales disputas respecto a las semillas
está compuesto, en primer lugar, por procesos extensivos de privatización de los recursos y
fuentes energéticas en territorios rurales del hemisferio sur por parte de empresas
transnacionales, donde la expansión de estos negocios hacia la producción alimentaria y
agraria ha ido abarcando el control de cada vez mayores etapas del proceso productivo;
intentado –hace varias décadas- tener también el control sobre la producción, comercialización
y distribución de semillas. Bajo esta impronta, se han promovido y consignado legislaciones que
protegen los derechos de propiedad intelectual privada sobre distintas especies vegetales,
siendo las semillas material primario, más aún su carga genética. El avance de estas
legislaciones a nivel mundial, siendo utilizadas como condiciones para establecer tratados libre
comercio, ha significado la criminalización de prácticas ancestrales de reproducción,
conservación, intercambio y circulación de las semillas en el mundo, lo que ha traído como
correlato un grave proceso de erosión donde se han perdido muchas especies y, junto a ellas,
cantidad de contenidos culturales, saberes productivos y sabores consumidos, rituales
ancestrales en formas actuales, sentidos compartidos, creaciones posibles.
La revolución verde vino a acabar con las diversidades ecoculturales para instalar los
monocultivos extensivos, los transgénicos y sus paquetes de insumos agrotóxicos, como la
mejor manera de eliminar el hambre en el mundo.
El último informe de Food and Agriculture Organisation of the United Nations (FAO) (2017)
sobre el estado mundial de la agricultura y la alimentación muestra que ―unos 700 millones de

2
Fenómeno muy bien estudiado por James C. Scott en su libro ―Los dominados y el arte de la resistencia‖
(2000).

5
personas siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema y aproximadamente 815 millones
sufren hambre crónica (FAO, 2017a; y FAO, Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola [FIDA],
Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia [UNICEF], Programa Mundial de Alimentos
[PMA] y Organización Mundial de la Salud [OMS], 2017)‖ (FAO, 2017, p.2) Señala también que
los niveles de pobreza se concentran mayormente en zonas rurales, lo que explicaría la gran
cantidad de migraciones forzadas hacia las ciudades, engrosando en las grandes urbes las
capas de población en situación de miseria.
Para América Latina se constata que, al 2010, había alrededor de 100 millones de personas en
situación de pobreza o extrema pobreza. El informe entrega como explicación a la persistencia
de estos fenómenos, la desigualdad de los ingresos y la focalización de recursos públicos hacia
zonas urbanas. Plantea como mensaje fundamental la exigencia de que los responsables de las
políticas públicas designen recursos a zonas rurales, al tiempo que destaca la necesidad de
potenciar las agroindustrias como una manera de generar empleos no agrícolas para habitantes
rurales y así crear otras fuentes de ingresos, sin impulsarlos a la ciudad. Señala también la
importancia de mejorar los vínculos entre zonas rurales y espacios urbanos de menor tamaño
de manera de potenciar las actividades productivas y de servicios entre ambas, bajo el mismo
propósito.
Llama la atención que el informe del principal organismo internacional dedicado a la
comprensión de fenómenos rurales del mundo, dé por sentada la importancia de la expansión
de las agroindustrias, sobre todo en países en condiciones de ―transformación tardía‖ (países
que aún no han visto altamente industrializada su agricultura), Más aún cuando el mismo
informe señala: ―En la mayoría de los países de ingresos bajos y de ingresos medianos bajos,
las pequeñas explotaciones se están volviendo más pequeñas, hasta el punto de que muchas
de ellas ya no resultan económicamente viables‖. ( FAO, 2017, p.XV). Aun así, no ha bajado la
productividad, y muestra que hay países como México o Argentina donde la productividad de la
mano de obra se ha duplicado y más, lo que no ha tenido los mismos efectos en la reducción de
la pobreza en su población.
Entonces, ¿cómo es posible sostener que la expansión de las agroindustrias van ayudar a
eliminar la pobreza y el hambre en el mundo? ¿Será posible seguir afirmando que las
tecnologías aplicadas a la producción alimentaria al fin terminarán con el hambre crónica de
más de 800 millones de personas que vienen escuchando esa promesa hace más de medio
siglo? ¿Qué elementos se deben considerar prioritarios para mejorar las condiciones en que se
desenvuelven las vidas de habitantes rurales que no alcanzan a cubrir la subsistencia familiar
con su trabajo agrario? ¿Cuáles son las condiciones ecológicas necesarias a resguardar para
poder mantener ecosistemas saludables que hagan posible una mejor producción alimentaria?
¿Dónde caben los saberes y prácticas que numerosos pueblos y comunidades han elaborado
por siglos en relación a sus entornos naturales, a sus formas productivas, las maneras de
alimentarse y las creencias asociadas? Sinnúmero de preguntas se levantan en torno a este

6
problema tan vigente como urgente, donde las respuestas que se den ayudarán a ir orientando
caminos posibles de resolución no sólo a la pobreza y el hambre en el mundo, que sin duda son
problemáticas importantes a resolver y donde probablemente las soluciones más eficaces
tienen mayor relación con una mejor distribución de alimentos y recursos que con un impulso a
la expansión de las agroindustrias; pero también estas reflexiones permiten ir avanzando en
distinguir qué tipos de sociedades se quiere construir, así como cuáles mecanismos se deben
disponer para que sean posibles convivencias entre diferentes formas de ser, hacer y conocer
el mundo, sin la exclusión o eliminación de algunas de ellas. Pues desde que las agroindustrias
transnacionales ingresaron a territorios rurales, las transformaciones que se han producido
(además de no resolver el problema del hambre y la pobreza) han impulsado importantes
migraciones y numerosas muertes de habitantes rurales. Ya que, además, se han criminalizado,
masacrado, clandestinizado, castigado, y hasta eliminado, a varias comunidades indígenas y
campesinas, siendo Nuestramérica lugar de innumerables experiencias al respecto.
3
En este ―sur-continente‖ , las transformaciones profundas presentes en el mundo rural han sido
descritas y clasificadas con bastante precisión por los estudios sobre ―nueva ruralidad‖, los que
destacan los siguientes cambios: la emergencia de la agroindustria junto a la expansión de los
monocultivos, los transgénicos y agrotóxicos; los desequilibrios medioambientales; la
profundización de la concentración de los recursos productivos; la tecnologización del quehacer
agrario; el aumento de la participación de habitantes rurales en trabajos no agrícolas –
principalmente del sector servicios o industrial-; el envejecimiento de su población por la alta
migración de jóvenes; el aumento sostenido de la participación de mujeres tanto en empleos
agrícolas como en la tenencia de pequeños predios; una mayor interacción entre ciudades y
ruralidades, configurándose nuevos espacios rururbanos; y una mayor migración transnacional
que aporta en la circulación de remesas entre países.
Junto a estos estudios rurales, se desarrollan líneas eidéticas de corte identitario cuyas
reflexiones consideran sustantivo el vínculo cultura-naturaleza-economía; se rescatan
pensamientos nuestramericanos que plantean giros epistémicos y éticos enfocados a orientar,
integrar e instalar otras formas de organizar las diversidades ecoculturales en territorios rurales.
En la primera sección, en su primer capítulo, se entrega un panorama teórico compuesto por los
principales debates, categorías y propuestas del pensamiento identitario rural contemporáneo
en Nuestramérica. Esto para poder visualizar el horizonte eidético con que dialogan,
intercambian, complementan, los desafíos simbólicos enarbolados por movimientos indígenas y
campesinos, y otros actores, cuyas voces fueron escuchadas en el transcurso del trabajo de
campo de este estudio.
Del mismo modo, en el capítulo dos, se presentan las líneas teóricas que orientaron el análisis
de la configuración de identidades colectivas orientadas a la acción. La mirada se sustenta

3
Expresión utilizada por Eduardo Galeano en su libro ―Las venas abiertas de América Latina‖

7
fundamentalmente en la teoría de Alberto Melucci, rescatando la idea de que las acciones
colectivas se configuran fundamentalmente en relaciones cotidianas subterráneas, cuyos
niveles de organización y participación a veces alcanza la manifestación pública; más, el
proceso de configuración de identidades colectivas se va tejiendo entre distintas
individualidades y comunidades, al ir encontrando motivaciones y orientaciones para la acción
más o menos comunes. Durante el proceso de formación de estas identidades, se genera la
posibilidad de definirse como actores y reflexionar sobre los modos de organización y sus
significados; bajo el propósito de desafiar, enfrentar y transformar -con creatividad colectiva- los
códigos hegemónicos que sostienen el ordenamiento dominante.
Luego, se presentan los resultados de investigación para cada país. En el capítulo tres, se hace
el análisis de los procesos de reformas agrarias señalado anteriormente; y, en el cuarto capítulo
se hace un estudio de los modelos de desarrollo vigentes en Bolivia y Chile, principalmente en
base a revisión de documentación secundaria; la cual luego se trianguló con las ideas, disputas
y desafíos que los distintos actores proponen, enfrentan o adhieren, respecto a los modelos que
orientan la organización de territorios rurales.
Posteriormente, en los capítulos cinco y seis, se presenta el análisis de los contenidos de las
entrevistas realizadas a dirigentes de movimientos indígenas y campesinos, representantes de
organizaciones no gubernamentales que trabajan cooperativamente con comunidades
indígenas y campesinas, y activistas políticos; todas con acciones y discursos respecto al
conflicto de las semillas.
Al final de los capítulos que componen las secciones ―Memorias e ideologías en territorios
rurales de Bolivia y Chile‖ y ―Actores, conflictos y desafíos en territorios rurales de Bolivia y
Chile‖, se entrega una pequeña conclusión cuyo propósito primordial es poner en conversación
ambos países ante los fenómenos en análisis.
Finalmente, se exponen las principales conclusiones y aprendizajes de este proceso
investigativo, cuyo enfoque y motivación es reflexionar sobre autonomías comunitarias y
creatividades colectivas que hoy dan cuenta, al tiempo que proponen, otras convivencias
posibles.

8
MARCO TEÓRICO

UNO/. PENSAMIENTOS IDENTITARIOS RURALES EN NUESTRAMÉRICA

Se entenderá por pensamiento identitario rural un cuerpo eidético polifónico que se dedica a
reflexionar, visualizar, proponer ideas y métodos sobre los modos de organizar las diferentes
formas de ser, estar y conocer el mundo en territorios rurales, desde una perspectiva identitaria.
No quiere decir aquello que este pensamiento se pueda aplicar o dedicar a fenómenos
exclusivamente rurales, como si éstos estuviesen encapsulados en un espacio-tiempo aparte,
muchas veces asociados con identidades tradicionales, culturas ancestrales, paisajes naturales;
inmóviles, unívocos, anquilosados en el movimiento histórico social. Tampoco se pretende
señalar a los autores/as incorporados como pensadores/as cuyo trabajo intelectual está dirigido
única o principalmente hacia el estudio de fenómenos rurales; en algunos casos es así, en otros
son autores/as que han contribuido a reflexionar sobre estos fenómenos desde una amplia
matriz de intereses.
Ahora bien, la idea de pensamiento identitario subyacente a esta lectura, rescata la propuesta
de Eduardo Devés-Valdés que muestra una oscilación histórica del pensamiento
latinoamericano en torno a la tensión centralitario/identitario; siendo centralitario aquél que está
siempre mirando al centro como referente eidético, de desarrollo, modernidad, progreso, etc. En
este tipo de pensamiento habría, según el autor, un desprecio por lo popular, lo indígena, lo
latino, lo hispano, pues la búsqueda está puesta en miradas foráneas; por otra parte, es un
pensamiento que muestra especial énfasis en la valoración de lo tecnológico, la eficiencia y
productividad, en desmedro de problematizaciones culturales, de justicia social u otros
asociados a las humanidades y las artes. Por su parte, el pensamiento identitario es
caracterizado por Devés-Valdés como aquél que reivindica lo propio, una manera particular de
ser. En este pensamiento hay un rescate y valoración de lo indígena, lo latino, lo popular, las
culturas y las humanidades; anunciando ―independencias‖, ―liberaciones‖ y descolonizaciones,
mientras desvaloriza soluciones tecnológicas y mecánicas.
Bajo este marco comprensivo, este acápite se propone dar cuenta de los debates teóricos más
relevantes, los temas reiterados y la emergencia de categorías que componen actualmente los
principales rasgos de la perspectiva identitaria rural en Nuestramérica; por tanto, no se
ahondará en las perspectivas centralitarias del pensamiento rural contemporáneo. Se persigue
entregar la escena eidética con que dialogan los pensamientos y desafíos planteados por
movimientos sociales indígenas y campesinos, en Bolivia y Chile.

9
1.1 Tensión en el pensamiento ruralamericano actual.
Con fuerza desde los 90, ha dominado en los estudios rurales las líneas investigativas que se
4
enmarcan en lo que se ha denominado ampliamente como estudios sobre nueva ruralidad . Tal
denominación tiene diversas versiones y usos, pero destaca su capacidad por agrupar los
principales cambios que se han dado en los modos de ser y hacer rurales de Nuestramérica a
partir de la transfiguración global de los 70-80. Precisamente es propio de estos estudios
preguntarse ¿qué es rural hoy en día?, ¿qué es ser campesino en la actualidad?, ¿cuáles son
las principales transformaciones estructurales que caracterizan la ruralidad contemporánea en
América Latina?
Respecto a tales problemáticas existe acuerdo sobre agrupar las principales transformaciones
de la nueva ruralidad del sur-continente en torno a los siguientes temas: en primer término, el
desarrollo de la pluriactividad y la diversificación de fuentes de ingreso en los hogares
campesinos, constatándose junto a ello una reducción en la dedicación productiva propiamente
agraria, ampliándose la ocupación al sector industrial y de servicios; otro asunto ampliamente
recalcado es la creciente flexibilización, precarización y feminización del trabajo rural asociado a
la acelerada expansión de las agroindustrias; también destaca la interacción cada vez más
cercana entre lo rural y lo urbano tornando difusos sus límites, tanto a nivel territorial como a
nivel significativo; así también aparece la creciente importancia de la migración transnacional y
la circulación de remesas que ello implica; finalmente, se ha puesto énfasis en el envejecimiento
de la población que permanece en territorios rurales en contrastación con el rol que los jóvenes
podrían tener para el desarrollo rural.
A partir de la conjugación diversa de tales transformaciones según cada realidad nacional, se
ha puesto énfasis principalmente en procesos de descampesinización o diversificación de la
actividad productiva de los hogares rurales y fuertes procesos migratorios que apoyarían la
hipótesis de reducción de la participación del mundo rural en las realidades nacionales.
Así, a raíz del diagnóstico de agotamiento del mundo rural, numerosas han sido también las
propuestas para enfrentar su agravamiento. Por un lado, la CEPAL con su enfoque
neoestructural, propone una inserción en el mercado global ajustada a los intereses nacionales,
considerando un desarrollo que se construya desde adentro hacia afuera, sobre la base de
mejorar condiciones sociales básicas como son el acceso a educación y salud de calidad, al
tiempo que expresa la necesidad de una reducción en la desigualdad de los ingresos. Este
planteamiento también es mantenido por Cristóbal Kay como la alternativa posible dentro del
mundo actual. A su vez, hay muchos quienes, desde una perspectiva pragmática e institucional,
se han esforzado por incidir en la elaboración de políticas públicas buscando alternativas de

4
Algunos autores relevantes que han participado de esta discusión son: Cristóbal Kay, Sergio Gómez,
David Barkin, Edelmira Pérez, María Adelaida Farah, Luis LLambí, Clara Craviotti, José Graziano da Silva,
Luciano Martínez, Hubert Carton de Grammont, Antonio García, Víctor Bretón, José Bengoa, Miguel
Teubal, Norma Giarraca, Diego Piñeiro, entre otros.

10
integración del campesinado rezagado al nuevo modelo productivo agrario. Pero también,
surgen teorías como la de David Barkin que plantea la autonomía de lo local, a partir de una
combinación de distintos modos de producción tradicionales, el uso sustentable de recursos
locales y la participación social, enfocados a contrarrestar la tendencia a la integración
económica internacional que ha menoscabado los modos de vida de una parte importante de
seres humanos y las condiciones ecológicas del planeta. Desde otro foco, José Bengoa habla
del mundo rural como el centro de las identidades nacionales en América Latina, declarando
que la principal vía de persistencia de las sociedades rurales se da a través de su cultura.
De esta manera, en los modos de acercarse a comprender y resignificar la ruralidad
nuestramericana se muestra una tensión, por un lado, entre quienes enfatizan un análisis cuya
fuente de observación primordial son las transformaciones del modelo productivo y la estructura
social, compartiendo la preocupación por reflexionar sobre posibles estrategias que promuevan
la integración eficiente de grupos sociales rurales vulnerables como son principalmente los
pequeños productores piscisilvoagropecuarios, pero también mujeres, indígenas y jóvenes,
donde se aboga por una reducción de desigualdades a partir de fórmulas internacionales, sin
cuestionar el modus operandi del sistema; y, por otro lado, aquéllos que apelan se consideren
diferentes formas de ser, hacer y conocer en territorios rurales al momento de elaborar
estrategias productivas, de modo de lograr una articulación entre bienestar socioeconómico que
respete la diversidad de culturas en convivencia y considere la preocupación por el resguardo
de las condiciones ecológicas, y así poder pensar en un desarrollo intercultural y sostenible
para el país.
A continuación, se presenta un panorama sobre pensamientos identitarios ruralamericanos
contemporáneos desde las ciencias sociales, las humanidades, las filosofías y cosmovisiones
indígenas. Se incorpora marginalmente el análisis de los pensamientos de movimientos
sociales, pues el análisis de éstos se realiza principalmente en base a las entrevistas que
configuran el trabajo de campo de esta investigación.

1.2 Pensamientos identitarios rurales.


Los pensamientos identitarios rurales actuales se caracterizan por estudiar problemas que
consideran fundamental la relación cultura-naturaleza-economía; hay un reconocimiento de la
5
incidencia (material y simbólica) del espacio rural en la configuración de convivencias
humanas, sus producciones, así como en la reproducción de diferentes opresiones; y viceversa,
los modos que adquieren las convivencias humanas, cómo se disponen los grupos sociales y
sus producciones en los territorios tiene influencia directa en el bienestar o perjuicio a los
entornos naturales; por lo que las propuestas y disputas más importantes se dan respecto a

5
Territorio, lugar, ecosistema, hábitat, Madre Tierra/ Pachamama, y otras categorías que se han dispuesto
en Nuestramérica para dar cuenta de este vínculo inevitable e interdependiente entre entornos naturales y
relaciones sociales.

11
cómo organizar las diferentes formas de ser, hacer y conocer el mundo en territorios rurales. En
Nuestramérica, son pensamientos que reflexionan principalmente sobre o desde epistemologías
y cosmovisiones indígenas, pero también sobre o desde el sujeto histórico campesino, la
aparición en escena de las mujeres rurales, otros versan sobre ecología y medioambiente,
resuenan ideas de colonialismos, descolonizaciones, autonomías y soberanías, diálogos
interculturales, comunidades, agriculturas familiares. De ahí que puede afirmarse que los
problemas de investigación prioritarios en el quehacer actual del pensamiento identitario
ruralamericano, han sido estimulados importantemente por desafíos eidéticos instalados por
movimientos sociales que dieron un giro significativo a sus planteamientos y formas de
participar en lo político, sobre todo luego de los frágiles y corruptos retornos a sistemas
democráticos de gobierno; esta vez, bajo la consolidación del neoliberalismo como lógica
hegemónica en la distribución de derechos humanos y sociales. Esta lógica ha sido, poco a
poco, fuertemente puesta en duda; siendo pensamientos indígenas, feministas, ecologistas y
campesinos, líneas eidéticas importantes para la configuración de acciones colectivas que hoy
en día disputan definiciones de desarrollo y modos de organizar productivamente los territorios;
logran instalar epistemologías y cosmovisiones distintas como saberes complementarios a la
ciencia y filosofía occidental europea; intentan legitimar otras formas de ser, hacer y conocer el
mundo en territorios ruralamericanos; buscan soluciones democráticas para la reducción de
desigualdades sociales, exigen el reconocimiento y respeto de diferencias culturales –colectivas
e individuales-, bajo el horizonte de avanzar hacia una convivencia abigarrada entre
6
diversidades ecoculturales . Si bien estas luchas han permeado generosamente de nuevos
sentidos a reflexiones académicas ruralamericanas, también es cierto que son muchas las
miradas, énfasis, métodos, teorías y filosofías que se dedican al estudio de estos fenómenos.
Un antecedente interesante lo encontramos en Enzo Faletto, quien a través de un análisis socio
histórico, muestra cómo las ideologías en disputa van configurando las prioridades de las
decisiones productivas y sus efectos en las desigualdades culturales, tanto como en la relación
que se establece con la naturaleza en cada período.
Dice Faletto para Nuestramérica colonial:

En lo que al agro se refiere, la relación sociedad-naturaleza, está mediada por la presencia indígena.

Las valorizaciones negativas respecto a quienes ejecutan el trabajo agrícola —los indios— ejercen

fuerte influencia en la formación de la ideología respecto a la relación sociedad-naturaleza. La cultura

de los grupos dominadores coloniales sería fuertemente marcada por este hecho desde sus orígenes.

(Faletto, 2009, p.318).

6
Nombro diversidades ecoculturales a las relaciones entre culturas y ecologías, donde la biodiversidad se
considera un aspecto que contribuye a la comprensión de fenómenos sociales. Se estima el vínculo
pueblos, culturas y biodiversidades como una relación ineludible e interdependiente.

12
Agrega más adelante que una característica particular a las clases dominantes
latinoamericanas del S. XIX será un ―entremezclamiento de la ideología señorial y de la
ideología burguesa‖ (Faletto, 2009, p.332), adquiriendo gran importancia en esta configuración
la tenencia de la tierra. Va dando cuenta el autor cómo van cambiando las relaciones de poder
en la clase dominante y las ideologías que van adoptando. Señala que, en países
latinoamericanos, se termina adoptando una ideología del crecimiento económico, del
desarrollo, que establece una manera de vincularse con la naturaleza que sigue siendo
explotadora de recursos naturales, pero esta vez:

Se sumaba a la aspiración del desarrollo una ideología nacionalista, no en el sentido estrecho de la

palabra, sino como vocación de autonomía, tanto en las opciones económicas como en las políticas y

sociales. Esta opción nacional se expresaba, principalmente en el caso de los países poseedores de

minerales o de economía de plantación, como un intento de recuperar recursos naturales para la

nación, para desarrollarlos de acuerdo con el interés de la economía nacional, desligándolos de la

explotación extranjera. (Faletto, 2009, p.341).

Aparece entonces la naturaleza como una riqueza nacional, que contrarresta con la mirada
imperialista que dispone de los recursos de otros territorios y países. Estas reflexiones
muestran cómo se articulan, en el movimiento histórico, las concepciones dominantes sobre la
naturaleza y las formas de organización social orientadas por tales ideas, así como instala el
problema (persistente hasta nuestros días) sobre quiénes –qué grupos sociales y qué
ideologías- designan los sentidos preponderantes respecto a la naturaleza y su relación con la
organización económica, las diversidades culturales y las formas de gobernar. Grandes
discusiones se han dado al respecto, importantes siguen siendo aquellas instaladas a partir del
desarrollismo como una línea eidética tan característica del pensar latinoamericano, pero más
adelante se incorporan con fuerza distintas perspectivas descolonizadoras.
Ahora bien, respecto a las nociones de desarrollo, se ha visto la necesidad de ampliar su
comprensión desde una mirada que equipara desarrollo a crecimiento económico, hacia una
perspectiva sustentable y humana; más recientemente se ha incorporado también el aporte
sustantivo que la cultura puede hacer al desarrollo. Pues bien, en un análisis que gira en torno a
las ideas de desarrollo y la cuestión ambiental en América Latina, Maristella Svampa plantea
que las perspectivas ambientalistas que se iban instalando en el mundo, tuvieron históricamente
poco eco en las izquierdas latinoamericanas, pues seguían prioritariamente una línea de
desarrollo de corte industrializador y productivista. Señala:

13
En suma, la idea de desarrollo que hoy se difunde como categoría central para pensar los procesos

económicos latinoamericanos es producto de la convergencia entre un paradigma extractivista,

asociado a la reprimarización de la economía y la constitución de enclaves de exportación; y una visión

neoliberal, cuyo rasgo saliente es el productivismo, apenas remozado por la utilización siempre

oportuna y lábil de ciertas categorías globales (desarrollo sustentable, RSE, gobernanza). Dicha

convergencia es la que hemos dado en llamar extractivismo neodesarrollista. (Svampa, 2011, p.419).

Dirá Svampa que en Nuestramérica existen imaginarios y narrativas nacionales de larga data
que asocian la exportación de materias primas como una ―ventaja comparativa‖ de estas tierras
en su inserción al mundo. Asoma entonces nuevamente la idea que estamos en presencia de
países cuyos territorios están cargados de riquezas naturales que permiten una inserción
competitiva en el intercambio comercial global, al tiempo que provocan la siempre ansiada
entrada de divisas a las economías nacionales, registradas como crecimiento.
Así como se confunden crecimiento y desarrollo, Maristella Svampa también destaca la
presencia de contradicciones en las demandas de protagonistas activos de las más importantes
transformaciones simbólicas del último tiempo, como muestran los movimientos indígenas
cuando reivindican su derecho a acceder y controlar el usufructo de los recursos naturales de
sus territorios, al tiempo que realzan la necesidad de cuidar la naturaleza, transformar los
modos de vincularse con la Madre Tierra/Pachamama, de acuerdo a sus cosmovsiones
indígenas. (Svampa, 2011). Para la autora, en estas contradicciones se expresa eficazmente el
imaginario desarrollista que lleva asociada una noción de naturaleza como espacio de
excedentes y riquezas en esta parte del mundo. No obstante, Svampa ve en América Latina el
florecimiento de una innovadora convergencia entre lenguaje ambiental y las luchas indígenas
comunitarias, dice:

En otros términos, dicha convergencia se expresa en lo que podemos denominar el giro ecoterritorial,

que va dando cuenta del modo en cómo se piensan y representan, desde la perspectiva de las

resistencias colectivas, las luchas socio ambientales. En este sentido, podríamos hablar de la

construcción de marcos de la acción colectiva, que funciona como esquema de interpretación

alternativo y por ende, orienta la dinámica interactiva hacia la producción de una subjetividad común.

(Svampa, 2011, p.427).

Entonces, esa subjetividad común tan permeada por el imaginario desarrollista estaría dando un
vuelco en su configuración, mostrando un giro respecto a las concepciones que sobre la
naturaleza se tienen y las formas políticas que se plantean desde estas nuevas perspectivas.

14
Aun así, persiste el problema sobre quiénes pueden designar los sentidos respecto a la
naturaleza y lo que en ella se desenvuelve. Frente a este conflicto, Guillermo Castro Herrera
señala:

… la cultura constituye la condición dada para el desarrollo de cualquier ideología pero que, al propio

tiempo, esa cultura sólo tiene existencia visible a través de prácticas sociales organizadas en torno a

los valores inherentes a ideologías específicas. Esto reviste una importancia evidente para la vida

política en general y para la creación cultural en particular, sobre todo en los casos en que esta última

ha madurado lo suficiente como para reconocer el papel político que efectivamente cumple en la

sociedad y que constituye, en última instancia, su razón de ser y su necesidad. Y en este sentido

también cabe entender, primero, la observación de Antonio Gramsci en el sentido de que la cultura

constituye una visión del mundo dotada de una ética acorde a su estructura y, enseguida, la noción –

que se desprende de allí– de que la política puede y debe ser comprendida como cultura en acto.

(Castro, 2008, p.56)

Los movimientos indígenas han abierto importantes y profundos debates al respecto en


Nuestramérica; han expuesto epistemologías propias, implementado otras formas de participar
de lo político, removido principios éticos que parecían incuestionables, poniendo en tensión la
uniformidad sobre las formas de ser, hacer y conocer el mundo; abriendo con ello importantes
desafíos a las organizaciones sociales y políticas hasta ahora configuradas. Intentos por
instaurar nuevas estructuras organizativas se pueden encontrar en los enunciados de las
Constituciones Políticas de Bolivia y Ecuador, donde se reconocen como configuraciones
plurinacionales, así como la necesidad de promover desarrollos interculturales y
ecológicamente sustentables.

Lugares y territorios: una discusión nuestramericana.


La importancia que adquiere en las discusiones identitarias contemporáneas la idea de territorio
se asocia con diversos sucesos, algunos son procesos eidéticos de larga trayectoria, mientras
otros responden a fenómenos más contingentes en su novedad, dentro de los cuales suele ser
nombrado el auge post 80 de líneas disciplinarias nuestramericanas que colaboraron bastante a
la construcción de una idea de espacio como ―agente activo‖ en la creación de las diversas
relaciones culturales que configuran el entramado societal. Importantes han sido las
contribuciones atribuidas a la geografía, pero también en la antropología, sociología, filosofía,
ciencias políticas y ciencias naturales asoman aportes significativos sobre las formas de
concebir los espacios ecoculturales.

15
Así como, desde los 90, ha sido ampliamente reconocida la importancia de los movimientos
indígenas en instalar la discusión sobre los territorios desde una mirada cultural, también han
sido importantes los debates dados en la academia sobre ¿Cómo resignificar los espacios
rurales? ¿Cómo concebir e instalar otros vínculos entre naturaleza, cultura y economía
presentes en territorios ruralamericanos, que ayuden a vislumbrar mecanismos para avanzar
hacia la construcción de convivencias interculturales?. En este trayecto destacan las ideas de
distintos pensadores asociados al grupo Modernidad/Colonialidad, dando cuenta de un grupo
que ha logrado difundir su pensamiento, compuesto de ciertos marcos comprensivos comunes,
pero con matices, intereses y experiencias investigativas de los distintos autores que componen
un amplio abanico de intelectuales nuestramericanos que siguen esta línea. Junto a ellos se
desenvuelven otras figuras que levantan propuestas desde una gran diversidad de ecologías
políticas, indigenismos, feminismos, neomarxismos, colonialismos, etc.
Pues bien, respecto a las concepciones de naturaleza imperantes, Arturo Escobar abre una
problematización a partir de la noción ―lugar‖; señalando que la globalización ha desdibujado,
borrado, eliminado la referencia al lugar, lo cual tienen importantes consecuencias para la
comprensión de nuestras sociedades y las relaciones que se establecen con la naturaleza.

Al restarle énfasis a la construcción cultural del lugar al servicio del proceso abstracto y aparentemente

universal de la formación del capital y del Estado, casi toda la teoría social convencional ha hecho

invisibles formas subalternas de pensar y modalidades locales y regionales de configurar el mundo.

Esta negación del lugar tiene múltiples consecuencias para la teoría -desde las teorías del

imperialismo hasta aquéllas de la resistencia, el desarrollo, etc.- que pudiesen ser exploradas mejor en

el ámbito ecológico. En este ámbito, la desaparición del lugar está claramente vinculada a la

invisibilidad de los modelos culturalmente específicos de la naturaleza y de la construcción de los

ecosistemas. Solamente en los últimos años es cuando nos hemos dado cuenta de este hecho.

(Escobar, 2003, p.69)

Escobar, a través de la incorporación de ―lugar‖ versus ―globalización‖, asocia la desaparición o


ausencia del lugar a la invisibilización de diferentes formas de ser, hacer y conocer en el
mundo; desde allí, eleva una propuesta de giro epistemológico que permita preguntarse por los
vínculos que existen entre naturaleza y cultura. Hay un llamado al rescate de lo local, de las
formas propias de resolver los desafíos ecológicos y la defensa de modelos culturales situados.
El autor considera importante relevar la idea de lugar, en primer término, porque ve en las
luchas de los movimientos indígenas y negros nuestramericanos, la importancia de buscar el
control de sus territorios, con determinadas características ecológicas, siendo grupos
culturalmente apegados a un lugar. De ahí emerge la segunda razón, la importancia del lugar

16
como ―fuente de cultura e identidad; a pesar de la dominante transnacionalización de la vida
social‖ (Escobar, 2011, p.67). Finalmente, dirá Escobar, distintas disciplinas se han orientado
hacia el estudio de los movimientos, migraciones, diásporas, etc., colaborando a la eliminación
del lugar como categoría significativa; será necesario entonces corregir esta tendencia.
7
Más adelante, en el texto “Sentipensar con la tierra” (2014), propone desarrollar una ontología
política enfocada a la necesidad de defender el pluriverso, frente a Un Mundo planteado por la
ontología dualista moderna y su racionalidad científica que ha denostado otras formas de
concebir el mundo y las relaciones que en él se desenvuelven. Enfatiza el autor:

Lo importante de señalar desde nuestra perspectiva es que la presión sobre los territorios que se está

evidenciando hoy en día a nivel mundial —especialmente para la minería y los agro-combustibles—

puede ser vista como una verdadera guerra contra los mundos relacionales y un intento más de

desmantelar todo lo colectivo. Dentro de esta compleja situación, las luchas por los territorios se

convierten en luchas por la defensa de los muchos mundos que habitan el planeta. …; o sea, luchas

por la defensa del pluriverso. (Escobar, 2014, p.76-77)

Entonces, no sólo hay una invisibilización de otras formas de ser, hacer y conocer el mundo,
sino también hay aplicación de castigos, prácticas punitivas, aniquilamientos de estas formas
colectivas de desenvolverse en el mundo. Baste señalar, los movimientos campesinos e
8
indígenas en Colombia han sido fuertemente perseguidos y violentados a partir de esta presión
bien señalada por Arturo Escobar sobre los territorios.
Es por ello que el tema de los territorios ha sido tan relevante, no sólo y fundamentalmente para
los movimientos sociales indígenas y campesinos de Nuestramérica, sino para distintas
disciplinas que se interesan en diagnosticar, evaluar y proyectar modos alternativos de concebir
las ruralidades, sus lugares, las relaciones culturales que entre diferentes grupos sociales se
producen, así como las formas de organización y participación política que permitan defender
las diversidades ecoculturales.

7
En la introducción al libro, dice Arturo Escobar: “Sentipensar con el territorio implica pensar desde el
corazón y desde la mente, o co-razonar, como bien lo enuncian colegas de Chiapas inspirados en la
experiencia zapatista; es la forma en que las comunidades territorializadas han aprendido el arte de vivir.
Este es un llamado, pues, a que la lectora o el lector sentipiense con los territorios, culturas y
conocimientos de sus pueblos —con sus ontologías—, más que con los conocimientos
descontextualizados que subyacen a las nociones de ―desarrollo‖, ―crecimiento‖ y, hasta, ―economía‖‖.
(Escobar, 2014, p.16)
8
El documental 9.70 de Victoria Solano, muestra el registro de una experiencia sobre cómo familias y
comunidades campesinas de la localidad Campo Alegre, en Colombia, son violentamente castigadas e
imputadas por utilizar las mejores semillas de una cosecha para la siguiente siembra; violencia legitimada
por una resolución sobre obtentores vegetales y el uso de semillas certificadas emanada luego de la firma
del tratado de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos. Para mayor información ver:
https://www.youtube.com/watch?v=kZWAqS-El_g

17
Por su parte, Carlos Walter Porto-Gonҫalves habla de los territorios como espacios cargados de
diferencias culturales, colonialismos y, por tanto, relaciones de poder; afirma:

El territorio es siempre inventado por los hombres, pues en las relaciones nosotros inventamos los

territorios; es una prisión que siempre es inventada por nosotros, y termina siendo una organización,

un orden. Está siempre en lugar de tensión. El territorio nunca se puede vivir como cosa definitiva, por

eso siempre hablo de la tríada territorio-territorialidad-territorialización. (Porto-Gonҫalves, 2015, p.246).

Dicha tríada tiene que ver con los procesos de apropiación simbólica sobre los territorios. Los
territorios para Porto-Gonҫalves son espacios apropiados por los seres humanos que los
habitan, son muestra de procesos sociales, espacios que revelan relaciones de poder que han
sido naturalizadas por la generación de una organización territorial definida, más que puede ser
removida, puesta en cuestión a partir de los procesos de territorialización y el reconocimiento de
las territorialidades múltiples.
Desde esa concepción de territorio como espacio habitado con sentidos culturales, productivos,
saberes propios, etc.; surge para el autor la idea de que las disciplinas en que nos hemos
formado han denostado el saber de los pueblos, han invisibilizado los significados que para los
distintos grupos sociales tienen los espacios que habitan, dando cuenta de cómo se establecen
relaciones de colonialidad del saber (Quijano). El territorio empieza a ser, entonces, nuevo lugar
de enunciación de saberes, de conocimientos subalternos que emergen de su situación
opacada. Señala Porto-Gonҫalves: ―. . . yo digo que Geografía no es un sustantivo, sino un
verbo que me permite geo-grafiar, graficar el espacio de vida de la gente, mostrar el espacio
desde abajo, en sus detalles y en sus vivencias‖ (Porto-Gonҫalves, 2015, p.246). Para poder
―grafiar‖ los territorios y sus territorialidades múltiples, hay que impulsar un diálogo de saberes
que permita que el otro hable, que los sujetos subalternos puedan expresar sus saberes e
ideas; pero también hace una advertencia: ―Hay que tener mucho cuidado y hay que estar
abierto para entender la gramática propia de esas grafías. No podemos crear esa teoría general
del territorio‖ (Porto-Gonҫalves, 2015, p.245). Ese cuidado dice relación con la capacidad
adquirida por la academia para fagocitar ideas y transmutarlos en universales, en órdenes
ajenos a sus orígenes plurales. Si bien hay un reconocimiento a la necesidad de un trabajo
mancomunado entre academia y movimientos sociales, para el autor no deja de ser menos
urgente la necesidad de descolonizar el saber, así como considerar el vínculo entre sociedad y
naturaleza como un lazo ineludible y no como categorías paralelas, distantes, enfrentadas.
El territorio es entonces una noción que pone en evidencia estas relaciones estrechas, al tiempo
que tensiona y complementa la noción de tierra incorporada en los procesos de reformas
agrarias que vivieron varios países de Nuestramérica, la mayoría durante la segunda mitad del
siglo XX, donde se concebía la importancia de la tierra como recurso productivo cuya propiedad

18
urgía distribuir entre manos campesinas e indígenas, en la búsqueda por implementar
estrategias orientadas a la reducción de fuertes desigualdades políticas y económicas de
distintos grupos sociales al interior de cada país; mas no se consideraron, por entonces,
elementos de carácter cultural que terminaron siendo significativos para comprender los rastros
que dichos procesos legan a los conflictos rurales contemporáneos; donde la lucha por los
territorios, de origen indígena, es una disputa simbólica de gran carácter frente a la impronta
transnacional de apropiación de tierras ruralamericanas.

Ecología y pensamiento ambiental en Nuestramérica.


En estas tensiones sobre cómo se conciben las ruralidades, sus espacios y distribuciones, se
ponen en juego ideas sobre el vínculo con la naturaleza, generalmente diferenciada según las
matrices culturales de cuya fuente se embeban; no obstante, desde los 70-80 han sido
9
pensamiento ecológicos los que también han abierto importantes discusiones al respecto . El
pensamiento ecológico, además de instalar importantes debates respecto a la relación cultura-
naturaleza-economía, asoma como una respuesta enfrentada a la instalación de la modernidad,
su idea de progreso y la gran confianza puesta en las técnicas y tecnologías desarrolladas por
los seres humanos -destacados por su virtuosa capacidad de razonar-, donde la naturaleza ha
sido dominantemente concebida como un recurso a disposición. Las propuestas ecológicas y
ambientales exigen un cambio de paradigma hacia la sustentabilidad cultural y ecológica de la
vida en sociedad.

9
Los movimientos ecologistas y el pensamiento ecológico surgen con fuerza en Europa y Estados Unidos;
varias de sus perspectivas han tenido una importante influencia en el pensamiento nuestramericano que
se ocupa de estos temas, por lo que nos parece relevante dar cuenta de un panorama muy general de las
principales líneas del pensamiento ecológico del Norte. Destaca la perspectiva ambiental que concibe la
naturaleza como recursos disponibles al próspero desarrollo moderno. La naturaleza es percibida como
fuente de recursos disponibles al quehacer económico humano; por tanto, la medida de su deterioro debe
ser valorada en virtud de la cuantificación de los beneficios humanos que de ella se puedan obtener. En
segundo lugar, se puede situar la perspectiva catastrófica respecto a la naturaleza que dice relación
sobre versiones que denotan un peligro inminente de las posibilidades ecológicas de existencia sobre el
planeta.. Luego, en tercer lugar, podemos encontrar la ecología profunda que enuncia la necesidad de
renovar radicalmente el vínculo que los seres humanos establecemos con la naturaleza, bajo la conciencia
de ser una especie más dentro de las muchas especies que coexisten; por lo tanto, plantean la necesidad
de generar cambios profundos a nivel ético, político y cultural en la búsqueda por afirmar la igualdad
biológica entre todos los seres vivos. Otra línea eidética es la que plantea el ecofeminismo en que se
establecen vínculos relevantes entre la dominación sobre las mujeres y la dominación sobre la naturaleza,
el patriarcado sería la ideología opresora a través de la cual se han establecido los conocimientos y
valores respecto a las mujeres y a la naturaleza. Finalmente, encontramos los planteamientos que se han
enarbolado desde la bioética y el biocentrismo; mientras la bioética plantea el reconocimiento moral de
las especies no-humanas, el biocentrismo establece la necesidad de reconocer el valor intrínseco de todo
lo vivo. Otra línea a considerar, que quizás contiene a las dos anteriores, es la ética del medio ambiente
que es una rama de la filosofía que intenta establecer vínculos éticos entre seres humanos y su entorno
natural bajo la consideración del valor intrínseco de todas las especies. Junto a estas líneas, es justo
señalar también la ecología política como una escuela de pensamiento de gran heterogeneidad interna,
con la que se identifican muchas vertientes de ciencias sociales y humanidades. Se destaca por vincular
relaciones de poder económico y político con las concepciones que frente a la naturaleza elaboran
distintas sociedades.

19
Estas perspectivas asoman en el escenario eidético ruralamericano sobre todo en los 80, pero
habían ingresado a la academia y organismos internacionales varios lustros antes. En este
panorama hay que distinguir el pensamiento ambiental nuestramericano de aquél pensamiento
ambiental norteamericano o europeo que establece medidas de valor de cambio por el uso
abusivo de los recursos naturales de diferentes pueblos del mundo. Así como cabe señalar,
respecto al pensamiento ecológico nuestramericano, se destacan sobre todo autores que
trabajan desde la ecología política y la bioética.

Pensamiento ambiental nuestramericano


Uno de los autores que ha trabajado bastante sobre estos temas y cuenta con gran
reconocimiento es Enrique Leff, quien sostiene se ha desarrollado un pensamiento ambiental
propiamente latinoamericano, cuyos orígenes encuentra el autor desde José Martí, pasando
luego por Mariátegui, Paulo Freire, la CEPAL, todos como fuente de un pensamiento ambiental
emergente propiamente latinoamericano; siendo la categoría ―ambiente‖ la particularidad de la
forma de pensar en América Latina, marcando distancia del pensamiento ecológico europeo.
Dice Leff que en Nuestramérica se recibieron y transformaron las ideas ecológicas europeas
―desde una mirada crítica que nace de las fuentes de los potenciales ecológicos y de la
diversidad cultural de nuestro continente y fue fertilizando los nuevos campos de la ecología
política en América Latina‖ (Leff, 2009, p.9). De ahí surgirán propuestas propias, donde la
noción de ambiente es categoría distintiva, así como la propuesta de diálogo de saberes para
transitar hacia teorías sobre la sustentablidad ambiental. Por tanto, el carácter del pensamiento
ambiental latinoamericano, sus filosofías, epistemologías y racionalidades, se origina en ―sus
raíces ecológicas y culturales. Es desde allí donde el Pensamiento Ambiental Latinoamericano
aporta una mirada original‖ (Leff, 2009, p.2).
Asume el autor una mirada que propone instalar nuevas epistemologías y racionalidades a
partir de la incorporación de la preocupación ambiental. Para Leff, y otros varios autores, la
crisis ambiental constituye la evidencia de un cambio de paradigma civilizatorio que exige
nuevas comprensiones de mundo que activen otras relaciones enfocadas a proponer y practicar
desarrollos que sean humanos y sustentables. Es la crisis ambiental la que permite poner en
cuestión el orden científico moderno que ha dominado hasta ahora, es ahí donde surge posible
este cambio de paradigma propuesto; pues la ciencia nor-occidental, su racionalidad
cosificadora y su afán tecnologizador, han negado la naturaleza y generado la crisis hoy
desatada. La emergencia del saber y la epistemología ambiental sería una búsqueda y una
respuesta a estos problemas, afirmada en una racionalidad alternativa, abriendo nuevas
perspectivas a partir de reconocer la complejidad en los modos de conocer, rescatar no
saberes, aceptar la otredad, poner en dinamismo un diálogo de saberes entre diversidades
culturales, etc.; en definitiva, reconocer la potencia creativa olvidada y aplastada en la negación

20
de todos los otros-otras denostados a partir de la autoridad dominante de la ciencia, su
conocimiento técnico, la economización del mundo y sus seres.

La crisis ambiental lleva a cuestionar el pensamiento y el entendimiento del mundo, la ontología, la

epistemología y la ética con las que la civilización occidental ha aprehendido al ser, los entes y las

cosas; la ciencia y la razón tecnológica con las que ha sido dominada la naturaleza y economizado el

mundo moderno. El saber ambiental emerge como una nueva comprensión del mundo, incorporando

el límite de lo real, la incompletitud del ser, la imposible totalización del conocimiento y la apertura del

ser hacia la otredad. (Leff, 2006a, p.4).

A partir de ahí, instala una discusión entre lo que se entiende por ambiente y ecología,
arguyendo el ambiente sería el espacio material y simbólico en que se desarrolla el vínculo
cultura-naturaleza; el ambiente no sería sólo una realidad empírica, sino también involucra las
relaciones de poder que se desenvuelven en las diferentes formas de conocer. Su propuesta
entonces va orientada a deconstruir el conocimiento hegemónico, conduciendo un trayecto
epistemológico y ontológico en que no existen verdades únicas ni completas, donde no hay
determinismos ni certezas y donde entran en juego otras formas de ser el mundo.

. . . el saber ambiental hace renacer el pensamiento utópico y la voluntad de libertad, no en el vacío

histórico de una posmodernidad, sin referentes ni sentidos, sino como una nueva racionalidad donde

se funden el rigor de la razón y la desmesura del deseo, la ética y el conocimiento, el pensamiento y la

sensualidad de la vida. La racionalidad ambiental abre las vías para una re-erotización del mundo,

trasgrediendo el orden establecido que impone la prohibición de ser. (Leff, 2006a, p.10)

Esta perspectiva abre un abanico de potencias posibles, despliega espacio para la realización
de diversas formas de ser, estar y conocer el mundo, quiebra concepciones anquilosadas sobre
verdades absolutas y esenciales que atrapan la defensa por diversidades ecoculturales tan
significativas durante los últimos veinte años en Nuestramérica rural.
Otro autor que pone énfasis en la necesidad de encontrar caminos hacia un desarrollo
sustentable que considere las diversidades culturales de Nuestramérica, es Roberto P.
Guimar es, quien plantea que la comprensión de la crisis ecológica implica el reconocimiento
del agotamiento de un estilo desarrollo caracterizado por ser altamente depredador de recursos
naturales, social y políticamente injusto, negador de las diversidades culturales y ―éticamente
repulsivo‖. (Guimar es, 1998, p.62). Frente a ello es necesario acordar que el devenir humano
está íntimamente ligado a la naturaleza, resaltar no son condiciones de vida aparte.

21
Si bien todo pensamiento ambiental llama a la consciencia del vínculo inexorable entre
sociedad-naturaleza, aquél pensamiento nuestramericano que se interesa de estos asuntos,
integra a tal díada reflexiones sobre la organización económica y contenidos culturales,
proponiendo además una nueva ética. Como Guimar es y su propuesta sobre la necesidad de
instalar una ética del desarrollo:

. . . un nuevo estilo de desarrollo que sea ambientalmente sustentable en el acceso y uso de los

recursos naturales y en la preservación de la biodiversidad; que sea socialmente sustentable en la

reducción de la pobreza y de las desigualdades sociales y que promueva la justicia y la equidad; que

sea culturalmente sustentable en la conservación del sistema de valores, prácticas y símbolos de

identidad que, pese a su evolución y reactualización permanente, determinan la integración nacional a

través de los tiempos; y que sea políticamente sustentable al profundizar la democracia y garantizar el

acceso y la participación de todos en la toma de decisiones públicas. Este nuevo estilo de desarrollo

tiene como norte una nueva ética del desarrollo, una ética en la cual los objetivos económicos del

progreso estén subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales y a los criterios

de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de vida de las personas. (Guimar es,

1998, p.66)

La consideración integrada de todos estos elementos ha sido uno de los aportes que el
pensamiento ambiental y ecológico ha dispuesto a las reflexiones sobre el desarrollo durante el
presente siglo. Pues sin ir muy lejos, a fines del siglo XX e incluso al momento de transición
entre siglos, aún se sostenían lecturas que asociaban el deterioro medioambiental a
condiciones de pobreza humana. Como muestra Castro Herrera, el informe del Programa de
Naciones Unidas para el Medio Ambiente del 2000, para América Latina señalaba: ―Las dos
causas principales de la degradación ambiental en el mundo son la pobreza persistente de la
mayoría de los habitantes del planeta y el consumo excesivo por parte de la minoría. (PNUMA,
2000: 9)”. (Citado en Castro, 2002, p.84)
Argumentos de esta índole son los que han sustentado durante largo tiempo la necesidad de
impulsar el crecimiento económico de los países latinoamericanos para la reducción de las
desigualdades socioeconómicas y, como correlato, la mitigación del deterioro ambiental. Pues
bien, planteamientos como los de Guimar es, Castro, y muchos otros, permiten destrabar estos
vínculos, ampliando las posibilidades de poner en cuestión el orden eidético hegemónico que
sustenta tales análisis, no tan sólo para realizar una crítica académica rigurosa, sino también
aportando argumentos para opciones sociales factibles.

22
Ecología política y bioética en Nuestramérica.
En esta misma línea, numerosos pensadores proponen reflexiones desde esa amplia gama de
pensamientos que pueden componer la ecología política y sus derivaciones. Hay quienes, como
Héctor Alimonda o Germán Palacio, destacan la necesidad de profundizar la dimensión
propiamente política e institucional de esta perspectiva; otros insisten en una ampliación de la
mirada desde la economía política hacia una ecología política, este es el camino trazado por
Martínez Alier quien tiene amplia influencia en varios pensadores nuestramericanos; otros
destacan el vínculo entre una economía política que considere la naturaleza y la geopolítica,
como señala Mónica Bruckmann; y también hay quienes rescatan el vínculo ecología y cultura
en la configuración de una ecología política latinoamericana. En palabras de Enrique Leff:

. . . la ecología política en América Latina se alimenta de perspectivas provenientes de la filosofía, la

epistemología, la ética, la economía, la sociología, el derecho, la antropología y la geografía, por

autores y movimientos sociales que, más allá del propósito de ecologizar el pensamiento y la acción,

están confluyendo en la arena política y en el estudio de las relaciones de poder que atraviesan al

conocimiento, al saber, al ser y al hacer. (Leff, 2006b, p.37).

Por su parte, Arturo Escobar enfatiza que la ecología política si bien debe ocuparse de las
desigualdades económicas y ecológicas –aludiendo al concepto propuesto por Martínez Alier
(2002)-, debe ser capaz también de dar cuenta de las distribuciones culturales sostenidas sobre
relaciones de poder coloniales. Como hemos visto, este autor tiene puesta su mirada en los
lugares, específicamente en las comunidades afrodescendientes e indígenas del Pacífico
colombiano; desde ahí surge esta necesidad de reconocer las diferencias culturales como
elemento ineludible para la comprensión de los fenómenos sociales y los conflictos ecológicos
que se perpetran en territorios rurales. Dice Arturo Escobar:

. . . los conflictos de distribución cultural surgen de la diferencia entre el poder efectivo asociado con

las prácticas y los significados particulares de la cultura. Éstos no surgen por sí sólo de las diferencias

culturales, sino de la diferencia que las mismas provocan en la definición de la vida social, cuyas

normas y prácticas dan sentido a las cosas, definen los términos y valores que regulan lo cotidiano y lo

trascendental, concerniente a la economía, la ecología, la condición de ser persona, el cuerpo, el

conocimiento, la propiedad, y así sucesivamente. El poder habita en el significado, y los significados

son un recurso fundamental del poder social; las luchas por el significado son así centrales para la

estructuración de lo social y del mundo físico por sí mismo. (Escobar, 2011, p.75).

23
No son indiferentes, entonces, los desafíos simbólicos que los distintos actores colectivos
puedan impulsar desde sus territorios hacia escalones mayores de organización social; pues en
este sustrato de creatividad colectiva se encuentra la potencia de una transformación social que
supera lo inmediato de la movilización, pues se ponen en tensión pretensiones universales de
orden, develando otras formas de conocer y significar las formas de habitar y producir en los
territorios.
Propone Escobar una ecología de la diferencia que, desde una referencia histórica contingente
presente en muchos lugares; de cuenta de los conflictos distributivos económicos, ecológicos y
culturales, al tiempo que critica las ideas de modernidad y globalización con pretensiones
universales.

. . . estas corrientes prestan atención al potencial epistémico de historias locales, incluidas en la

diferencia colonial o que surgen de ésta, encontrando aquí, las fuentes más significativas para la

acción política y para las construcciones del mundo alternativo. Estas historias locales han

permanecido ampliamente invisibles en la teoría eurocéntrica, precisamente porque activamente han

sido producidas como no existentes, como alternativas no creíbles hasta que existen –dentro de lo que

Santos (2004) llama ―sociología de la ausencia‖. El punto es moverse hacia una sociología de

surgimientos, que permita la ampliación del rango de conocimientos que podrán ser consideradas

alternativas convincentes. (Escobar, 2011, p.86)

Hay un movimiento, un énfasis, que pone en evidencia el vínculo entre pensamiento identitario
intelectual y/o académico en Nuestramérica y el pensamiento identitario ruralamericano
generado por actores colectivos, enfrentados en distintas luchas a nivel territorial –en la defensa
de sus lugares diría Escobar-, dando cuenta de la búsqueda por provocar un giro epistémico,
pero también ético, para la creación de condiciones que permitan no sólo reflexionar sino
también llevar a cabo otras convivencias posibles en países nuestramericanos, donde la
interculturalidad sigue siendo elemento clave en la promoción de nuevas estrategias de
desarrollo humano y sustentable.
Desde otro lugar, orientado por una mirada biocéntrica, pero también señalando la urgencia de
un cambio epistémico y ético, Eduardo Gudynas ha levantado fuertes críticas respecto al
capitalismo neoliberal extractivista instalado en territorios ruralmericanos, como también a los
gobiernos que incorporan temas ambientalistas y no avanzan en el giro necesario para poder
enfrentar de otra manera estos problemas.
Destaca Gudynas la necesidad que los distintos gobiernos nuestramericanos adopten una
perspectiva biocéntrica, donde se reconocen los valores intrínsecos de la naturaleza y todo lo
vivo. Esta mirada se enfrenta a la perspectiva antropocéntrica dominante, en que la naturaleza

24
adquiere valor en relación y en función de las personas, sin gozar de derechos propios. Dice
Gudynas sobre la perspectiva antropocéntrica:

Un aspecto clave en estas posturas es su visión dualista, donde el ser humano se separa y es distinto

de la Naturaleza, y en tanto es medida, origen y destino de todos los valores, se apropia de los

recursos naturales al entenderlos únicamente como medios para nutrir los procesos productivos

contemporáneos. (Gudynas, 2010a, p.49)

Por tanto, plantea indispensable incorporar –desde una dimensión ética- otra escala de valores
que considere los valores intrínsecos de todo lo vivo no humano, como valores
complementarios a los propiamente antropocéntricos; es decir, se persigue una ampliación de la
escala de valores más que una sustitución. Acota el autor: ―Es importante advertir que el
biocentrismo no niega que las valoraciones parten del ser humano, sino que insiste en que hay
una pluralidad de valores que incluye los valores intrínsecos‖. (Gudynas, 2010a, p.50).
Al mismo tiempo, la incorporación de estos valores implica un giro de perspectiva respecto a los
modelos de desarrollo que aparecen posibles, pues al reconocer el valor intrínseco de la
Naturaleza no sería sostenible un desarrollo de tipo extractivista y exportador de recursos
naturales a la usanza nuestramericana, lo que evidentemente pone en tensión la jurisprudencia
y gestión de los gobiernos de distintos tintes políticos en este sur-continente.
Respecto a los gobiernos de izquierda que en algún momento reciente adquirieron fuerza en
Sudamérica, señala Eduardo Gudynas han sido gobiernos que han mantenido e incluso
fortalecido las industrias extractivas de minerales, gas y petróleo, como también los
monocultivos de exportación; y agrega otra rasante crítica:

En este tema también persisten los problemas de corrupción, una aplicación defectuosa de la

vigilancia y las sanciones, y la debilidad de los juzgados para lidiar con los problemas ambientales. En

paralelo, en varios países existen presiones y acciones para flexibilizar la normativa ambiental, reducir

sus requisitos, y ampliar las facilidades para la evaluación del impacto ambiental. (Gudynas, 2010b,

p.64).

Frente a ello, el autor propone la instauración de una justicia ecológica que ―parte de reconocer
a la Naturaleza desde sus valores propios‖. (Gudynas, 2010a, p.60). Resalta como experiencia
referente, la Nueva Constitución del Ecuador donde se explicitan los derechos de la Naturaleza,
reconociendo valores intrínsecos a todo lo vivo no humano, así como incorporando la necesidad
de resguardar su regeneración según sus ciclos y funciones; donde, al mismo tiempo, se
complementan los derechos de la Naturaleza con derechos humanos más tradicionales. En ello

25
el autor hace un reconocimiento a las cosmovisiones de pueblos indígenas como una de las
formas latinoamericanas de reconocer los valores intrínsecos de la Naturaleza, donde se
muestran concepciones relacionales naturaleza-cultura, superando el dualismo noroccidental
hegemónico. Este giro de perspectiva es la base desde donde pueden ponerse en práctica
aquellos derechos enfocados a la promoción de un desarrollo humano y ecológico.
No obstante, el escenario es una América Latina cuyos modelos de desarrollo se sustentan
prioritariamente en el extractivismo y las exportaciones de recursos naturales, donde se asocia
el magro ingreso de divisas que dejan las transnacionales como una inversión sustantiva para
superar las asimetrías socioeconómicas de cada país. Existe incluso, muestra Gudynas, una
suerte de reproche hacia las perspectivas ecológicas al suponer una simpleza o pérdida de
criterio en dar valor intrínseco a lo vivo e intentar poner límites al progreso de importantes
proyectos transnacionales. Frente a ello, señala Gudynas: ―La nueva izquierda debe ser
entonces menos ―progresista‖, como expresión de la ideología del progreso, y más biocéntrica‖.
(Gudynas, 2010b, p.80).
Otro autor que desarrolla esta impronta reflexiva, bastante cercano a Gudynas, es Alberto
Acosta quien fuese el presidente de la Asamblea Constituyente ecuatoriana y Ministro de
Energía y Minas del Ecuador durante el primer período de gobierno de Rafael Correa. Acosta
en su libro denominado ―La maldición de la abundancia‖, alude al problema de los países
latinoamericanos de concebir sus entornos naturales como fuentes de riqueza a explotar,
asentando el desarrollo en la extracción de estas condiciones manejadas como recursos.
Explora particularmente el caso de Ecuador en torno a la extracción de petróleo y minerales,
proponiendo un modelo que avance hacia desarrollos sociales para el país que no estén
sustentados en industrias extractivistas, a partir de la constatación de: ―Una cruda realidad a la
que estamos confrontados: somos pobres, porque somos ricos en recursos naturales. . .‖
(Acosta, 2009, p.10-11). La posibilidad de salida a estos modelos, la ve en el camino hacia el
sumak kawsay o buen vivir, sostenido ancestralmente por cosmovisiones indígenas e instalado
en el país a partir de la asamblea constituyente. Dice Acosta es necesario salir del paradigma
primario-exportador para crear economías que, a partir de la utilización de los recursos
disponibles, diseñen estrategias enfocadas a alcanzar el buen vivir.
Pues bien, a partir de la contradicción originaria entre gran disponibilidad de recursos naturales
asociados a la idea de riqueza y amplias capas de la sociedad que no alcanzan a satisfacer sus
necesidades básicas, Acosta va desmenuzando el modelo de desarrollo hegemónico en
Nuestramérica y sus ideas claves, para aportar reflexiones respecto a las formas de
organización económica y política, a los vínculos que las sociedades generan respecto a la
Naturaleza, pero también en relación la diversidad de culturas que componen su entramado
societal. Arguye el autor que la abundancia natural ha generado una distorsión en las
estructuras económicas de estos países, una distribución regresiva de las riquezas que termina
concentrándose en pocas manos, y malas prácticas en las formas de gobernar que se expresan

26
fundamentalmente en autoritarismos, corrupción y clientelismos. Alude, a su vez, a la presencia
de una ideología colonial persistente, hoy identificada con el neoliberalismo.

Los defensores de la fe neoliberal pretenden enraizar aquella ideología depredadora del ser humano y

de la naturaleza, que se difunde desde los centros del poder; una ideología que ha hecho del consumo

su objetivo final, del mercado el único instrumento regulador de las relaciones socioeconómicas, así

como de la explotación y dominación su razón de ser. (Acosta, 2009, p.26)

La única manera de salir de estas lógicas depredadoras y violentas, es poniendo énfasis en un


desarrollo que instale en primer término la importancia del ser humano como fuente de creación
de valor, más que en la dependencia de las industrias extractivas; pues éstas, además de
generar daños irrevocables a nivel ecológico y ambiental, han destruido las condiciones de vida
de innumerables grupos sociales cuyo devenir cultural se encuentra indefectiblemente asociado
a su entorno. Cuenta Acosta de un caso bullado en Ecuador, donde una agrupación de
comunidades amazónicas interpuso una demanda jurídica en tribunales internacionales contra
una importante empresa petrolera transnacional que afectó dramáticamente sus territorios y
pueblos. Del informe emanado de dicho juicio, se deprende sobre todo un invaluable deterioro
ambiental, un daño irreparable a los ecosistemas, pero también importantes crueldades hacia
las personas que habitan o habitaban dichos territorios y la desarticulación del entramado
comunitario.

En el ámbito psicosocial las denuncias son múltiples: violencia sexual por parte de los operadores de

compañía en contra mujeres adultas y menores de edad mestizas e indígenas, abortos espontáneos,

discriminación y racismo, desplazamientos forzados, nocivo impacto cultural y ruptura de la cohesión

social. Es más, sobre Texaco pesa también la extinción de pueblos originarios como los tetetes y

sansahuaris, a más de todos los daños económicos, sociales y culturales causados a los indígenas

siona, secoya, cofán, kichwa y waorani, además de perjuicio a los colonos blanco-mestizos. (Acosta,

2009, p.75).

Las ideologías que sustentan los modelos de desarrollo no son indiferentes a la realización de
otras convivencias posibles. Por ello, resulta sustantivo el llamado de atención de varios
intelectuales nuestramericanos hacia un giro epistemológico y ético que puedan sostener
modelos de desarrollo alternativos que consideren las diversidades ecoculturales de cada país
y, en el mejor de los casos, entre países también.

27
Son varias las fuentes de las que se embebe la actualización del pensamiento identitario
ruralamericano, un generoso manantial de renovación ha sido la emergencia de otros sujetos
políticos (actores individuales y colectivos): con mayor importancia mujeres e indígenas, pero
también afrodescendientes y campesinos; todos grupos culturales que han accedido a mayores
niveles de educación formal, ingresando a las universidades, organismos estatales o
internacionales, organizaciones no gubernamentales, influyendo en ello de manera significativa
en las reflexiones sobre otras formas ser, hacer y conocer el mundo. De más está decir, pero
quizá sea necesario señalar, no sólo son estos sujetos los que contribuyen a la configuración
contemporánea de las principales líneas y problematizaciones del pensamiento identitario
ruralamericano, muchos académicos e intelectuales –hombres mestizos/blancos- también
despliegan sus intereses e inquietudes desde esta impronta que, según Devés, se destaca por
la búsqueda de lo propio.

1.3 Influencia indígena en el pensamiento identitario: Sumak kawsay y Suma qamaña.


Desde los planteamientos revisados hasta ahora se desarrollan propuestas que pretenden
descolonizar la construcción de conocimiento –sus epistemes y métodos-, como también
destacan por exponer la urgencia de promover nuevos compromisos colectivos. El intento por
comprender las sociedades nuestramericanas y sus territorios rurales como sociedades plurales
marcadas por la superposición de matrices de dominación políticas, socioeconómicas y
culturales, ilumina la reflexión sobre relaciones posibles -en tanto existentes- que se encuentran
subsumidas en el trasfondo de su olvido, de su oficial negación, su nimiedad cotidiana.
Hay un gesto de mirar al otro, de acercarse a escucharlo (Porto-Goncalves, 2015); dando
cuenta de la presencia de un giro epistémico y ético en el pensamiento identitario
nuestramericano que ha dado nuevos bríos a la creación de vertientes eidéticas propias. En
este sentido, podría decirse -siguiendo a Devés-Valdés- que en los estudios ruralamericanos
contemporáneos se vislumbra un fortalecimiento de las perspectivas identitarias sobre las
formas de concebir las relaciones entre cultura, naturaleza y economía; no obstante, en la
mayoría de los países, la elaboración de políticas públicas nacionales y declaraciones
internacionales, las decisiones legislativas y, finalmente, las formas concretas de organizar las
maneras de producir y reproducir los territorios rurales junto a sus comunidades, están
orientadas por la hegemonía de ideas centralitarias que buscan compensar las amplias
diferencias sociales y ecológicas que generan, con acceso a avances tecnológicos,
comunicaciones globales y consumo suntuoso; dejando ocultas, persiguiendo y castigando
otras formas de ser, hacer y conocer el mundo en estos territorios. Por eso, muchos
intelectuales identitarios afirman con fuerza la importancia de la emergencia de otras voces,
experiencias singulares, conciencias colectivas, que ponen en tensión las formas de concebir la
opresión y abren alternativas a la emancipación; siendo fundamentales en Nuestramérica
aquellas cuya matriz simbólica prioritaria es indígena.

28
10
El pensamiento indígena se ha implantado nuevamente con vigor desde los 90 , situación que
persiste, a partir de la fuerza que adquiere el movimiento zapatista en México y las luchas
indígenas en Bolivia. En este periplo de más de 20 años, se han multiplicado exponencialmente
los sujetos de enunciación de estos saberes en círculos académicos, han ampliado su
participación en organismos estatales e internacionales, ganado Nobel de la Paz -Rigoberta
Menchú por su comprometido trabajo de dirigenta en las comunidades indígenas guatemaltecas
que a fines de los 90 eran arrasadas y masacradas por el Estado-, han llegado a la presidencia,
y cambiado las constituciones de dos países suramericanos hacia configuraciones políticas y
jurídicas plurinacionales, intentando buscar estrategias que permitan promover, defender y
respetar las diversidades que se encuentran bajo la administración de un mismo Estado que se
reconoce intercultural. Estas conquistas se han ido construyendo junto a la consolidación de un
discurso intelectual que rescata, pone en valor, dialoga con o participa de, sus cosmovisiones,
saberes y prácticas; aportando reflexiones que buscan colaborar a la creación de las
condiciones simbólicas que permitan el giro epistemológico y ético que sostienen fundamental.
Son discursos que además afirman la posibilidad de transformación social en la potencia
creativa que los propios pueblos-actores logran despertar; hoy en día, desde múltiples
territorialidades e identidades colectivas, a partir de la recuperación de saberes y formas
económicas propias, resguardando patrimonios colectivos, construyendo autonomías
comunitarias, al tiempo que exigen todo tipo de distribuciones: económicas, políticas, ecológicas
y culturales.
El pensamiento indígena, en este sentido, ha colaborado significativamente a pensar sobre
mecanismos que puedan fragmentar las lógicas hegemónicas, abriendo la posibilidad de
imaginar y proyectar nuevas formas de organización política y social, sobre argumentos que
consideran la necesidad de recomponer el vínculo naturaleza-cultura-economía desde una
mirada comunitaria, orientada por principios como la reciprocidad y la complementariedad en
las formas de vincularse con la Naturaleza y entre opuestos, sin desconocer contradicciones y
conflictos, mas como respuesta posible a las violentas relaciones que la centralización del poder
y la concentración de recursos ha generado contra grupos culturalmente diversos.
Todos estos antecedentes hacen del pensamiento indígena una importante fuente, aunque no
exclusiva, en este giro epistémico descrito en el pensamiento identitario ruralamericano. Más
como el propósito no es desplegar una descripción exhaustiva de figuras pensadoras y
pensamientos indígenas, sino fundamentalmente situar las principales discusiones,
conversaciones, conceptualizaciones, tensiones, disputas eidéticas en que se enmarcan los

10
Sabido es que numerosos períodos de la historia de las ideas nuestramericanas muestran la
emergencia del pensamiento indígena-indigenista-indianista como corrientes que han adquirido fortaleza
según el momento y lugar de encunciación de que se hable. Importantes figuras de este trayecto son
Carlos Mariátegui, Raúl Haya de la Torre, Fausto Reinaga, Rodolfo Kusch y otros pensadores que instalan
y rescatan ―lo indígena‖ como contenido significativo para comprender las sociedades de este sur-
continente y levantar potencias de transformación.

29
pensamientos sostenidos por las distintas personas entrevistadas; la propuesta es rescatar una
de las construcciones eidéticas más relevantes que el pensamiento indígena ha logrado
traspasar a las sociedades no-indígenas: la idea de Buen Vivir o Vivir Bien; noción por lo
demás llena de vicisitudes en su comprensión, donde se vislumbran adecuadamente un
sinnúmero de complejidades y entendimientos otros, que dificultan tanto la interpretación como
el ejercicio de estos principios en márgenes sociales más amplios que las propias comunidades
de donde emanan originariamente estos enunciados. Aun cuando el nivel de elaboración
alcanzado ha hecho que muchos autores y autoras hablen de un ―concepto en construcción‖
que se articula con distintos énfasis y propósitos, pero cuyas raíces primordiales se encuentran
en las cosmovisiones indígenas andinas, principalmente aymaras y quechuas/kichwas de
Bolivia y Ecuador, de cuyas voces lingüísticas emanan tales enunciaciones que, a su vez, han
tenido mayor alcance, aunque también se han levantado categorías similares, cercanas,
11
emparentadas, en otras raíces indígenas nuestramericanas .

Definiciones básicas para empezar a comprender otros pensamientos


Según Javier Medina, los principios que sustentan la epistemología amerinidia serían
inconmensurables con aquéllos que sustentan la epistemología europea cristiana, siendo ésta
una razón básica en las incomprensiones recíprocas y denostaciones coloniales de larga data
frente a estos saberes y formas de comprender el mundo. Afirma Medina que la civilización
amerindia se sostiene sobre dos principios básicos: uno, el principio de complementariedad
entre opuestos, donde los opuestos se complementan en una relación contradictoria; dos, el
principio del tercero incluido, donde se plantea la posibilidad de ir más allá de la contradicción,
―que es, justamente, la relación complementaria que refleja un estado particular de
potencialidades coexistentes simétricas y contradictorias en sí mismas‖. (Medina 2011, p.42).
Para la perspectiva amerindia la realidad es ―el lugar de las contradicciones‖ (Medina, 2011),
mas estas contradicciones se vislumbran desde la potencialidad que abre la reciprocidad y la
complementariedad como formas de entender el mundo y sus relaciones.
Desde esta lógica amerindia sobre el devenir vital es posible acercarse a entender qué significa
Suma Qamaña o Sumak Kawsay; pues, por lo general, las perspectivas más apegadas al
racionalismo europeo occidental, incluidos los marxismos más duros, son esquemas teóricos o
paradigmas que dificultan la comprensión de pensamientos otros, aunque siempre hay
excepciones. Para empezar este giro, convocamos a Xavier Albó, quien señala en base a sus
estudios etnolingüísticos en Bolivia:

11
Por ejemplo: Kume Mogen en la cultura mapuche, Maloca o Maloka en culturas amazónicas, Ñanda
Reko para guaraníes, etc.

30
Qamaña es ‗habitar, vivir [en determinado lugar o medio], morar, radicar‘ (to dwell, en inglés); y

qamasiña es ‗vivir con alguien‘ (...) desde sus diversos ángulos, qamaña es vivir, morar, descansar,

cobijarse y cuidar a otros. En un segundo uso, insinúa también la convivencia con la naturaleza, con la

Madre Tierra o Pacha Mama, aunque sin explicitarlo. (…) Qamasa, del gerundio ‗viviendo, conviviendo‘,

es ‗el carácter, el modo de ser‘ y también ‗el valor, la audacia, el ánimo, el coraje‘. (….) Qamasa es, por

tanto, la ´energía y fuerza vital para vivir y compartir con otros‘. (Albó, 2011, p.134)

A su vez, tanto Albó como Medina, señalan la distinción entre qamaña y jakaña, donde el primer
término incorpora la idea un entramado vital cuyo propósito es alcanzar niveles de bienestar y
mantener equilibrios armónicos, mientras que jakaña sería una acepción cuyo enfoque está
fundamentalmente dispuesto en una experiencia vital: mínima para Albó (en términos de
supervivencia), íntima para Medina (en cuanto a experiencia interna de la vida); no obstante, en
ambos aparece la idea de jakaña asociado al lugar de la sobrevivencia. Qamaña, entonces,
refiere al espacio de los intercambios, de las convivencias, de la búsqueda por crear
comunidades posibles entre seres humanos que consideran sus entornos naturales.
Señala Albó es necesario distinguir entre vivir como un acto básico de sobrevivencia –donde
sitúa la idea de jakaña- respecto a ―llegar a vivir como humanos, lo cual implica convivencia,
intercambios y reciprocidad‖. (Albó 2011: p.137) La convivencia en que se despliegan afectos,
complementariedades y reciprocidades estaría en la línea del qamaña; pero la posibilidad de
realizar esta convivencia de buena manera sería el suma qamaña. ―Por lo tanto, el suma
qamaña implica un fuerte componente ético, una valoración y aprecio del otro distinto, y una
espiritualidad‖. (Albó 2011: p.137)
Así, el suma qamaña o buen vivir agrega a las ideas precedentes, la fuerza de un compromiso
por alcanzar un bienestar colectivo para quienes se encuentran entrelazados bajo el espacio
vital que refiere qamaña. Al estipular la posibilidad de vivir ―bien‖ quiere decir que
evidentemente existe la posibilidad de vivir de otras maneras; por tanto, no es tan obvio ni tan
nimio este carácter suma, pues connota una intencionalidad colectiva, cargada de fuertes
principios éticos, que se encuentra contenida y reproducida en lógicas de organizaciones
sociales –económicas, políticas, administrativas, espirituales- cuyas expresiones más conocidas
se dan en las culturas indígenas andinas, estando presentes también en otras.
Sobre el Sumak Kawsay, Luis Macas aclara que Buen Vivir no sería una buena traducción,
pues esta acepción quechua se vería mejor reflejada en la idea de ―vida en plenitud‖. Dice
Macas:

El Sumak Kawsay, es la vida en plenitud, es el resultado de la interacción, de la existencia humana y

natural. Es decir, que el Sumak Kawsay es el estado de plenitud de toda la comunidad vital. Es la

31
construcción permanente de todos los procesos vitales, en las que se manifiesta: la armonía, el

equilibrio, interno y externo de toda la comunidad no solo humana, pero también natural‖. (Macas,

2011, p.1). Para este autor, el sumak kawsay supera la noción de buen vivir pues da cuenta de un

entramado vital que constituye ―la esencia del sistema de vida comunitaria (…) es lo vital de la matriz

civilizatoria de nuestros Pueblos, que aún tiene vigencia, a pesar de la interrupción violenta de la

colonialidad y la agresión del modelo capitalista. (Macas, 2011, p.1).

Por tanto, para Luis Macas el Buen Vivir sería una acepción incorporada a la Constitución
ecuatoriana como un mecanismo para mejorar el sistema vigente, bajo las instituciones
existentes; pero para poder avanzar en la verdadera propuesta del sumak kawsay habría que
generar una transformación profunda de las estructuras sociales que provenga desde los
mismos pueblos, proyectada a construir una opción de vida plena para todos y todas.
Sobre estas dificultades en las interpretaciones, traducciones e integraciones de ideas en otras
lenguas, cuyas matrices simbólicas responden a lógicas diferentes, para orientar
transformaciones sociales deseables; cuenta Xavier Albó que estando en un taller del
Viceministerio de Planificación de Bolivia donde se pretendía abordar los objetivos
fundamentales del desarrollo, un aymara interviene señalando: ―Es que suma qamaña en
realidad no es ‗vivir bien‘ sino ‗el saber convivir y apoyarnos los unos a los otros‘‖ (Albó, 2009,
p.27). De esta manera, asoma evidente que la expresión suma qamaña no puede eludir en su
acepción dos asuntos fundamentales: su carácter colectivo/comunitario y su condición
interrelacional/convivencial; sin esos dos elementos pierde tanto su contenido como su
potencia.
Sobre el carácter colectivo de esta noción, David Choquehuanca Céspedes señala que para el
vivir bien lo más importante es la comunidad, las familias que son parte de la comunidad, no las
personas individuales. En dicha comunidad, todo lo vivo tiene valor y cada cual su función, su
tarea y responsabilidad; se generan vínculos de complementariedad necesaria para el
desarrollo de las capacidades y de la comunidad. A su vez, señala que la idea de vivir bien en
colectividad no tiene relación con ―vivir mejor‖, pues esta última noción estaría influenciada por
un sesgo individualista. El vivir bien es para todos (incluida la Naturaleza); el vivir mejor es para
algunos, pues el vivir mejor establece de por sí una comparación que se acerca más a una
mirada competitiva que a una colaborativa.
Según Fernando Huanacuni Mamani, desde la visión de los pueblos indígenas originarios está
emergiendo el ―paradigma comunitario de la cultura de la vida para vivir bien‖ (Huanacuni, 2010,
p.1), el cual se sustenta en una visión que considera la interconexión e interdependencia de las
diferentes formas de vida y, por tanto, instala la necesidad de llevar una vida bajo el respeto y
equilibrio entre todo lo existente. Y agrega:

32
Para reconstituir el paradigma de acción y esencia comunitaria se debe comprender la concepción

cosmogónica comunitaria. Las muchas naciones indígenas originarias desde el norte hasta el sur del

Abya Yala tenemos diversas formas de expresión cultural, pero todas emergen del mismo paradigma

comunitario: concebimos la vida de forma comunitaria, no solo como relación social sino como profunda

relación de vida. (Huanacuni, 2010, p.8).

Es en este marco eidético donde pueden comprenderse principios como la reciprocidad y la


complementariedad, pues no caen al vacío como elementos de una nueva búsqueda utópica
ante la muerte de los grandes relatos y el fracaso de muchos socialismos. Así, por ejemplo, la
reciprocidad o ayni es una práctica cultivada que está asociada a celebraciones y rituales, pero
también a formas de producir y hacer circular los productos de la comunidad, como también en
las formas de participar políticamente, pues al ser los cargos de autoridad rotativos, se asume
cierto ayni en el ejercicio de esta función vital para el sujeto que la ejerce como para la
comunidad. Cuenta Albó sobre la responsabilidad de los cargos en las comunidades andinas:

Tener un cargo es, realmente tener una carga pesada de la que no salen enriquecidos sino con los

bolsillos vacíos y cargados de deudas de ayni que en el futuro deberán devolver a quienes les han

estado ayudando en ese año clave de su camino. Por eso un elemento clave en la indumentaria del
12
tata mallku y su mallku tayka es el bulto (q‘ipi) pesado que cargan en la espalda. La gente le critica si

ese bulto no es pesado, pues debe significar que los dos cargan la responsabilidad por toda la

comunidad. Un cargo es una carga, no un lucro. (Albó, 2009, p.33)

Los distintos aynis que se van desenvolviendo en las existencias cotidianas de las comunidades
andinas, finalmente son estrategias -formas de ser y hacer- que permiten ir fortaleciendo los
vínculos comunitarios, afianzando solidaridades y afectos, construyendo y afirmando
identidades colectivas. Aunque es justo siempre considerar, para no caer en esencialismos
banales, que: ―Todo ese sueño de una plena convivencia sigue siempre en pugna con otras
realidades cotidianas más prosaicas, llenas de chismes y envidias y a veces incluso violentas‖.
(Albó, 2009, p.34)

12
Los cargos de autoridades generalmente son asumidos por una pareja, pues esta figura (cuando un
hombre y una mujer deciden formar pareja) es la que representa en esta cultura el inicio del camino de
hacerse persona; es decir, se aprende a ser persona en este vínculo con otro. Pues bien, tata mallku
refiere a la figura masculina y mallku tayka a la figura femenina de esta dupla que se representa bajo la
nominación chacha-warmi dando cuenta de una combinación complementaria, pero marcada por sus
diferencias.

33
Las manifestaciones prosaicas y complejas de las convivencias humanas no logran opacar la
evidencia de un sustrato epistémico y cosmogónico sustantivo que invita a pensar nuevas
formas de organizar las diferentes formas de ser, estar y conocer el mundo en sociedades
nuestramericanas; al menos, destaca la necesidad de rescatar y considerar la potencia de
pensamientos relegados hasta hace poco a su invisibilidad.
La ausencia de voces en la construcción dominante de los entramados societales, ha definido
un camino cuyo propósito de alcanzar el desarrollo y alimentar el progreso, ha desmantelado
irremediablemente numerosas diversidades ecoculturales. La instalación de una lógica
mercantil, basada en principios de productividad, competitividad y emprendimiento, promueve
una acumulación concentrada y un consumo desmedido, provocando situaciones como las
descritas por David Choquehuanca:

Desvaloriza nuestros saberes, aniquila lentamente nuestra visión propia del Vivir Bien y desintegra la

vida comunal y cultural de nuestras comunidades, al hacernos tanto asimilar y depender de propuestas

ajenas que son contrarias a nuestros códigos y valores como liquidar las bases tanto de la subsistencia

como de nuestras capacidades y conocimientos para satisfacer NOSOTROS MISMOS nuestras

necesidades y las exigencias de Pachamama, lo que al final resultará en que nuestras comunidades

seguiremos apareciendo como ―las más pobres entre las pobres. (Choquehuanca, 2010, p.9)

Por ello es que las discusiones en torno al Buen Vivir o Vivir Bien no sólo tocan imaginarios de
culturas específicas, sino también remueven ideologías hegemónicas asentadas en estructuras
económicas, constituciones políticas y marcos jurídicos. El Buen Vivir disputa las formas de
enunciar y organizar convivencias entre grupos humanos culturalmente diversos, con sus
entornos naturales, bajo Estados con sistemas de gobierno democráticos que acojan la
pluralidad de formas de ser, hacer y conocer en los territorios que se encuentran bajo su
administración jurídico-política.

Sumak kawsay o Suma qamaña como reflexión sobre otras convivencias posibles
en Nuestramérica
Alberto Acosta debe ser de los autores que más han trabajado el tema del Buen Vivir en tanto
modo propio factible y deseable de organizar las sociedades en Nuestramérica; no en vano
presidió la Asamblea Constituyente del Ecuador que dio fruto a la Nueva Constitución emanada
el 2008, donde el Buen Vivir se instala desde una perspectiva de derechos complementarios a
los derechos sociales tradicionales (acceso a vivienda, salud, educación, etc.). Pero también, en
la Constitución ecuatoriana, se establece el Buen Vivir como un régimen a seguir junto al
régimen del Desarrollo, estando éste último supeditado a alcanzar el primero; es decir, los

34
sistemas pensados en relación al desarrollo se configuran en virtud de alcanzar la realización
del Buen Vivir. Para alcanzar este horizonte, dice Acosta es necesario aprovechar de manera
sustentable las riquezas naturales, partiendo por reconocer al ser humano como el principal
factor de producción y desarrollo, el que al vivir en armonía con la naturaleza se torna en sujeto
del buen vivir. Sostiene, a su vez, que para poder crear las condiciones que permitan enfocar un
desarrollo hacia el Buen Vivir es necesario romper con el modelo de desarrollo extractivista en
que se sustentan las economías nuestramericanas. Resulta necesario imaginar e implementar
nuevos patrones de producción y consumo, bajo nuevos principios económicos, que
establezcan las posibilidades de generar convivencias humanas interculturales y
ecológicamente sustentables. Agrega otro elemento relevante a este cambio de perspectiva
para la organización económica orientada hacia el Buen Vivir:

Su reformulación y orientación deben basarse en principios de eficiencia, suficiencia y solidaridad,

fortaleciendo las identidades culturales de las poblaciones locales, promoviendo la interacción e

integración entre movimientos populares y la incorporación económica y social de las masas

diferenciadas. Estos segmentos de la población, tradicionalmente marginados, pasarían de su papel

pasivo en el uso de bienes y servicios colectivos a propulsores autónomos de los servicios de salud,

educación, transporte, etc., impulsados desde la escala local-territorial. (Acosta, 2009, p.174).

Cabe destacar al menos dos elementos de esta propuesta: en primer lugar, el papel que
cumplen los pueblos/comunidades en la construcción colectiva de un país; y otro, enlazado con
el anterior, la integración de la escala territorial, pues es allí donde la posibilidad de incidir, de
tomar decisiones y realizar transformaciones, por parte de grupos culturalmente diversos asoma
factible.
Por su parte, Magdalena León (2014) señala que los planteamientos del Buen Vivir,
cristalizados en las constituciones de Bolivia y Ecuador, han puesto valor experiencias
económicas que están vigentes y que asoman con gran potencia transformadora hacia
economías diversas y más democráticas. Al mismo tiempo, estos planteamientos permiten
recuperar, revitalizar, prácticas económicas que se han mantenido subalternizadas, pues se
manifiestan con lógicas distintas a la neoliberal.
Respecto a esta lógica hegemónica, Pablo Dávalos argumenta que el neoliberalismo ha
utilizado la noción de crecimiento económico como símbolo de progreso y desarrollo, gestando
una suerte de verdad imposible a enfrentar; pues quien asome como agente de tal afronta,
aparece signado de atraso, irracional, etc. Muestra el autor, con ironía aguda, cómo los
contenidos implícitos de esta ideología, sustentada en racionalidades más cercanas al
pensamiento occidental del hemisferio norte que a las culturas de Nuestramérica, oculta

35
relaciones de poder, lógicas de acumulación, privatización de las riquezas, al tiempo que ha
13
creado una serie de ―cesuras‖ , en su sentido de quiebres/rupturas, al establecer este vínculo
indisoluble entre crecimiento económico y desarrollo. Ante esto, destaca:

. . . son los mismos indígenas de Bolivia, Ecuador y Perú los que ahora proponen un concepto nuevo

para entender el relacionamiento del hombre con la naturaleza, con la historia, con la sociedad, con la

democracia. Un concepto que propone cerrar las cesuras abiertas por el concepto neoliberal del

desarrollo y el crecimiento económico. Han propuesto el ―sumak kawsay‖, el ―buen vivir‖‖.

Para luego afirmar que esta noción es la única alternativa que existe respecto a la lógica
neoliberal porque con esta idea se abren las posibilidades de vincular a los seres humanos con
la naturaleza, y ―porque es la oportunidad de devolverle la ética a la convivencia humana,
porque es necesario un nuevo contrato social en el que puedan convivir la unidad en la
diversidad, porque es la oportunidad de oponerse a la violencia del sistema‖ (Dávalos, 2008,
p.6)
Para Fernando Huanacuni Mamani, los problemas globales a los que se enfrenta la humanidad
necesitan un cambio de perspectiva, donde el paradigma comunitario de la vida propio de los
pueblos indígenas originarios, asoma como respuesta posible y señala: ―Para reconstituir
nuestra vida necesitamos impulsar acciones en muchas dimensiones: locales, nacionales e
internacionales; emerger de una conciencia comunitaria para vivir bien; comprender que
debemos empezar por integrarnos a todo y a todos, que necesitamos acercarnos a los demás‖.
(Huanacuni, 2010, p.9)
Según Acosta, la manera de poder ir construyendo este camino, que es un trayecto por recorrer
y no una realidad inmediata, es fortaleciendo contrapoderes locales que vayan generando
nuevos imaginarios colectivos orientados hacia el Buen Vivir.
El Buen Vivir, según Gudynas y Acosta, es una alternativa a los modelos de desarrollo
implementados hasta ahora por los distintos países latinoamericanos, aclarando que no es un
modelo de desarrollo alternativo, desmarcándose y distinguiéndose en ello de una visión de
larga tradición en el pensamiento nuestramericano como es el desarrollismo.
Sin embargo, esta alternativa instalada como debate político en Nuestramérica también tiene
sus críticos, que sostienen estas propuestas como poco sustantivas y más bien retóricas. En
esta línea, señala Pablo Stefanoni:

13
Las cesuras señaladas por Dávalos son: en primer término, el quiebre del vínculo entre seres humanos
y naturaleza; luego, la cesura entre crecimiento económico y ética; después, viene la cesura con la historia
y las culturas de los pueblos; una cuarta cesura dice relación con la propia economía, en tanto se
transforma en una administración política de la escasez; es decir, crecimiento y desarrollo crean pobreza.
La quinta y más grave cesura para el autor, es la colonización epistémica que ha neutralizado la capacidad
de pensar en alternativas a este desarrollo neoliberal.

36
. . . esa voluntad sin duda elogiable de buscar alternativas no disuelve la necesidad de poner en

cuestión inconsistencias, puntos ciegos, excesos retóricos y contradicciones del ―vivir bien‖, más bien,

la posibilidad de enfrentar con seriedad y solidez al capitalismo actual hacen indispensables estos

debates. (Stefanoni, 2012, p.2).

Según el autor, los planteamientos enarbolados en torno al Vivir Bien no logran vincular las
cosmovisiones andinas con realidades concretas ni con debates económicos que permitan
vislumbrar una efectiva implementación de estas ideas a las sociedades en su conjunto;
visualizando esta noción como una construcción extemporánea que hace volubles las
reflexiones efectivas de transformación del modelo neoliberal, debilitando las ―verdaderas‖
discusiones que respecto a estos asuntos deben darse, pues finalmente el Buen Vivir y sus
acepciones más importantes surtirían una suerte de maquillaje que hermosea los discursos más
no los robustece, entrando en contradicciones e inconsistencias supinas.
Desde un mirada crítica también, hay quienes se enfrentan a los discursos ―pachamamísticos‖,
pues consideran son discursos incoherentes, que a través de una interpretación panteísta de
las cosmovisiones indígenas, terminan por vaciar de contenidos sustantivos las propuestas y
demandas políticas de estos grupos. Afirma y añade a esta discusión Pedro Portugal:

―Cuando la tarea de desarrollar”a unos es asumida por otros, el factor cultural puede acelerar el

fracaso de ese cometido. (…) Ese fracaso seguramente continua, así los proyectos se implementen

ahora con discurso y supuestos pachamamistas. La ignorancia de los códigos culturales de la población

que se pretende desarrollar, no significa necesariamente que esos códigos desconocidos sean buenos

en esencia, pues pueden tratarse más bien de interferencias negativas. Precisamente, la tarea de

identificarlos y solucionarlos solo puede estar a cargo de la población local, única garantía del éxito de

un proyecto. Sin embargo, mientras no se han solucionado relaciones de dependencia y de sumisión de

tipo colonial, esa tarea es imposible. (Portugal, 2011, p.264)

Si bien estas afirmaciones son acertadas, una manera de lograr ir quebrando dichas
dependencias y colonialismos es justamente abriendo las epistemes y buscando formas de
aplicación de otras lógicas organizativas económicas, políticas y convivenciales en las
sociedades. Como señala Raúl Prada Alcoreza (2010), para transformar la estructura del poder
no se necesitan desarrollismos ni políticas de industrialización, sino alterar los órdenes
hegemónicos. Ir más allá de la lógica mercantil, del consumo desmedido y el aumento
desmedido de la producción y su consabida explotación de mano de obra. Hace falta abrir las

37
valoraciones hacia otras racionalidades, formas económicas e imaginarios colectivos. Dice
Aníbal Quijano: ―En estas condiciones, hoy, Bien Vivir sólo puede tener sentido como una
experiencia social alternativa, como una Des/Colonialidad del Poder‖ (Quijano, 2011, p.78)
Y Guillermo Castro avanza un tanto más con estas reflexiones:

Aquí, la correlación entre lo teóricamente avanzado, lo políticamente efectivo y lo ideológicamente

legítimo incide de manera a menudo decisiva en la capacidad de la cultura popular para expresarse en

prácticas sociales correspondientes a sus propios fines. Por lo mismo, la mejor garantía cierta de que

esa cultura llegue a desarrollarse como un sistema de opciones abierto a una interpretación

políticamente eficaz de las transformaciones que la lucha de clases va imponiendo a la sociedad entera

radica en que ella se organice en torno a la posición ideológica más avanzada de entre las que luchan

por la hegemonía en el seno del pueblo. De este modo, si lo logra, además de alcanzar el máximo

grado de posibilidad transformadora en una circunstancia histórica determinada, la cultura popular

podrá crear las premisas necesarias para la continuidad de su desarrollo en condiciones

cualitativamente distintas de las que le dieron origen, preservando su capacidad para conseguir que la

historia así entendida sirva como instrumento para influir en el curso de la historia así ejercida. (Castro,

2008, p.58)

Para finalizar, insistir que a partir de las concepciones sobre el vínculo de las sociedades con
las naturalezas, se sustentan ideologías cuyas propuestas pretenden orientar la aplicación de
estrategias productivas, sociales, culturales y medioambientales; durante las últimas tres
décadas, en los territorios rurales de Nuestramérica y en la academia han emergido
pensamientos identitarios que disputan los modos de conocer y disponer otras convivencias
posibles.

38
DOS/. ACCIONES COLECTIVAS Y OTRAS CONVIVENCIAS POSIBLES

2.1 Sobre movimientos sociales y acciones colectivas


El estudio de movimientos sociales, como categoría enunciada en Europa de fines del S. XIX,
asoma persistente en las ciencias sociales y humanas desde el momento en que diversos
grupos sociales emergen con fuerza dando cuenta de sus organizaciones y voces propias. En la
segunda mitad del siglo XX, será principalmente la emergencia de los jóvenes, las mujeres, los
ecologistas y pacifistas la que marcará el nuevo destino de las investigaciones al respecto.
Desde entonces, es particularmente relevante acercarse a conocer por qué ciertos grupos
logran confluir en acciones colectivas que tienen un sentido definido, cuáles son las
oportunidades que llevan a que esto sea posible, cómo mantienen cierta coherencia interna, a
quiénes se enfrentan, qué estrategias de lucha utilizan, cómo se manifiestan, etc.; éstas y
tantas otras preguntas irán marcando los lindes desde los cuales numerosos estudiosos han ido
ampliando, afinando y desenvolviendo el estudio de las acciones colectivas.
En su primer momento, los estudios sobre movimientos sociales destacaron la comprensión de
estas prácticas desde una perspectiva de clases, de matriz marxista, donde los trabajadores
constituyen el sujeto histórico por excelencia que se organiza políticamente para combatir las
injusticias sociales, reivindicar sus derechos humanos y laborales, así como enarbolar
alternativas que permitan la transformación hacia sociedades más equitativas e incluyentes. A
partir de los 70, pero con mayor claridad desde los 80, se empieza a hablar de ―nuevos
movimientos sociales‖ bajo la urgencia de incorporar nuevos elementos que caractericen y den
cuenta de las organizaciones sociales que se enfrentan en el terreno de ―lo político‖ bajo la más
amplia diversidad de propósitos y escenarios, cuyas cualidades fundamentales tiene relación
con reivindicar elementos de corte cultural e identitario, complementando las relaciones de
producción y los enfrentamientos de clases. Para el análisis de estos movimientos sociales que
incorporan nuevas categorías, luchas, resistencias y propuestas emancipatorias, será necesario
dar un giro en la conceptualización. Así pues, el surgimiento de teorías y metodologías, formas
de acercarse a describir y comprender el problema de investigación, tiene relación, por un lado,
como destaca María Luisa Tarrés B. (2014), por la insuficiencia que las teorías anteriores tenían
en cuanto a capacidad explicativa de los fenómenos sociales en cuestión; mientras, por otro, la
emergencia de nuevos actores colectivos, demanda el reconocimiento, validación y diálogo con
otras formas de ser, hacer y conocer el mundo.
Por supuesto, a lo largo de la tradición eidética que se ha ocupado de este problema de estudio,
las perspectivas y enfoques han sido múltiples; los que también están definidos según el lugar
de enunciación del conocimiento, pues no es lo mismo hablar de movimientos sociales desde
los países del norte que desde los países del sur. Al respecto, José Santos Herceg (2010),
manifiesta la relevancia de evidenciar los sujetos y los lugares de enunciación desde donde se
construyen cuerpos eidéticos, considerando que tanto las nociones espacio-temporales, como

39
los contextos políticos y culturales son centrales ―para efectos de su constitución‖ (Santos,
2010, p. 133). Señalar, entonces, que la principal batería conceptual de los estudios sobre
movimientos sociales y acciones colectivas proviene de Estados Unidos y Europa; aun cuando
en Nuestramérica se han gestado prolíficas reflexiones y numerosos estudios al respecto.
De acuerdo a una sistematización hecha por un grupo de sociólogos norteamericanos,
compuesto por Doug Mc Adam, John D. McCarthey y Mayer N. Zald, en el texto ―Comparative
Perspectives on Social Movements: political opportunities, movilizing structures and cultural
framings‖ (1996) los estudios sobre (nuevos) movimientos sociales se pueden clasificar según
tres grandes factores: las oportunidades políticas (Tilly, Tarrow, Mc Adam), las estructuras de
movilización (McCarthy, Zald, Tilly, Mc Adam) y los procesos enmarcadores (Snow, Melucci).
En primer lugar, las oportunidades políticas refieren fundamentalmente a la influencia que tiene
el sistema político institucional sobre la extensión y formas que podrían adoptar los movimientos
sociales en un momento histórico para una sociedad dada. Es decir, su énfasis está puesto en
la relación entre la estructura institucional y los movimientos sociales; lo que ha permitido
realizar estudios comparados entre distintas estructuras políticas y la emergencia de
movimientos sociales. En segundo lugar, las estructuras de movilización hacen referencia
principalmente a dos tipos de estudios: por una parte, destacan las investigaciones sobre
movilización de recursos que hace referencia fundamentalmente a las estructuras organizativas
de los movimientos en sí; y, por otra parte, los estudios sobre los procesos políticos a través de
los cuales las personas logran aglutinarse en acciones colectivas que llegan a adquirir forma de
movimientos sociales. Finalmente, los procesos enmarcadores (―cultural framings‖) refieren a
los significados que los actores otorgan a su movilización colectiva, el sentido construido
socialmente.
Existe cierto consenso de que todo estudio sobre movimientos sociales orienta su
problematización fundamentalmente a partir de estos énfasis y sus relaciones; así como
también resulta adecuado destacar que los estudios sobre movimientos sociales plantean,
dentro de sus preguntas predominantes, la cuestión sobre el origen de estas experiencias
colectivas: cómo y por qué surgen los movimientos sociales. A partir de este problema,
encontramos también miradas de matriz marxista que, combinadas con análisis culturales, se
preguntan por la construcción de identidades colectivas (Touraine, Mouffe). En los estudios
sobre identidades colectivas, sin ser marxista, un autor fundamental ha sido Alberto Melucci, a
pesar de su breve trayectoria.
Otra pregunta relevante para las investigaciones sobre movimientos sociales, refiere a los
modos ―de hacer‖ de las acciones colectivas, cómo se desarrollan, de qué manera se
manifiestan, cuáles son las formas en que participan del espacio de ―lo político‖. En este ámbito
fue importante el aporte de Charles Tilly al hablar de ―repertorios de acción colectiva‖.
Por su parte, una tercera pregunta que siempre ronda, de carácter más teórica, refiere a qué se
entiende por movimiento social, es decir, qué fenómenos pueden ser denominamos bajo esta

40
categoría. Si bien las respuestas al respecto han ido cambiando en el tiempo, y según los
lugares; partiendo de la propuesta tentativa de Mario Garcés (2012) que señala:

. . . los movimientos sociales son diversas formas de acción colectiva, que surgen de la sociedad civil

–el verdadero hogar de la historia, como la definió Carlos Marx- y que dan cuenta tanto de

contradicciones fundamentales de una sociedad, normalmente de las oposiciones de clase, pero más

ampliamente de una diversidad de tensiones estructurales, relativas a la desigualdad, la

discriminación sociocultural, el consumo, las relaciones de género, al medio ambiente, etc., y que dan

lugar a diferentes iniciativas y proyectos de cambio social con un sentido emancipatorio. (Garcés,

2012, p.45)

Convenimos con que todo movimiento social actual hace alusión a un entramado de acciones
colectivas que emergen socialmente a través de conflictos que enfrentan a sistemas de poder y
estructuras opresoras, al tiempo que plantean proyectos emancipatorios de fuerte contenido
cultural.
Nuestra perspectiva, siguiendo a Melucci, reconoce la existencia de innumerables acciones
colectivas que se desenvuelven a nivel de relaciones cotidianas, sin lograr generar la
emergencia de un movimiento social como tal. Es en estos sustratos de comunidades invisibles
donde la realización de ciertas prácticas y saberes colectivos pueden llegar a mostrar nuevas
alternativas de organización política, pues en los procesos de creación de identidades
colectivas se van desarrollando otras convivencias posibles.
Melucci plantea que los fenómenos colectivos son fruto de procesos sociales compuestos por
distintas combinaciones de orientaciones de acción, elementos estructurales y aspectos
motivacionales. Para este autor, el proceso de construcción de una identidad colectiva implica
una pluralidad de orientaciones individuales hacia la acción que se elaboran y negocian
mediante la interacción producida entre actores y entre éstos y el ambiente que los rodea, a
partir de una conjugación de expectativas, oportunidades, constricciones y cálculos sobre los
costos de sus acciones, además de la inversión emocional y la capacidad de crear significados
en torno a la identidad compartida. Así, la acción colectiva y los movimientos sociales se
producen a través de una red de relaciones sociales sumergidas, probablemente no visibles,
más significativa por la creación cultural y simbólica que despliegan, pero también por la
identificación de los procesos ―mediante los cuales los individuos evalúan y reconocen lo que
tienen en común y deciden actuar conjuntamente‖ (Melucci, 1999, p.61).
Es la consideración de las influencias recíprocas y las interacciones de individuos a través de
redes donde se generan las estructuras motivacionales que, a través de la negociación, abren
la posibilidad de definirse como actores colectivos. En efecto, en la interacción de las relaciones

41
cotidianas se definen las oportunidades y los límites de la acción, así como la construcción de
su sentido, considerando las oportunidades y constricciones presentes. Cuando un movimiento
aparece públicamente, enfrentándose con el sistema político a partir de una situación coyuntural
que lo hace emerger, ―lo hacen en nombre de los nuevos códigos culturales creados en un
plano de acción oculta‖ (Melucci, 1999, p. 110)
Agrega Melucci que los conflictos sociales desafían los códigos culturales con los cuales se
organiza la información que circula definiendo los modos de organización social y sus
significados. En nuestros tiempos, señala el autor, dicha aspiración de reorganización social se
desarrolla a escala planetaria, quedando caducos los Estados nacionales en virtud de una
reconfiguración de las interdependencias políticas y económicas transnacionales, pero también
a partir del surgimiento de múltiples grupos autónomos que demandan tener capacidad de
decisión en su devenir existencial. Es, entonces, cuando las dimensiones decisionales y
14
negociadoras se tornan fundamentales y revelan la naturaleza contractual de la vida social .
Más aún al considerar que los movimientos sociales contemporáneos levantan demandas
globales desde localizaciones sociales particulares e identidades colectivas singulares,
cuestionando la lectura dominante de la realidad a través de la resignificación de la acción
social, individual y colectiva.

Actúan como nuevos medios de comunicación, es decir, alumbran a lo que todo el sistema oculta de

sí mismo, el grado de silencio, violencia e irracionalidad siempre velado en los códigos dominantes

(…) El medio es el mensaje, y la acción devuelve al sistema sus propias paradojas. (Melucci, 1999,

p.103).

Los movimientos sociales reflejan conflictos antagonistas en las sociedades complejas


contemporáneas cuando buscan alterar los códigos culturales, cuando se enfrentan a los
sistemas políticos invirtiendo los símbolos de las relaciones de poder existentes, creando
nuevas pautas de comportamiento y nuevas formas de organización. Se presentan como
agentes de innovación política que renuevan las enunciaciones y prácticas políticas desde un
nuevo horizonte simbólico.
Es fundamental también mostrar la coexistencia de múltiples acciones colectivas de distintos
alcances y pretensiones, porque la idea sobre la construcción de un movimiento social unificado
que obedezca a intereses unívocos, por ahora, sólo ha contribuido a ampliar las
desesperanzas, a fortalecer el desencanto y olvidar las posibilidades materiales de
transformación presentes. Por tanto, la búsqueda no va dirigida hacia ―EL sujeto histórico‖ que

14
La naturaleza contractual de las sociedades contemporáneas, según Melucci, implica reconocer: la
existencia de diferencias de intereses y conflictos, la necesidad de establecer límites a través de la
negociación, la necesidad de hacer visible el poder, reconocer el carácter abierto y temporal de cada
proceso de decisiones, lo que implica reconocer el riesgo del devenir humano.

42
permitirá la transformación de la sociedad, sino más bien hacia el reconocimiento, realce y
fortalecimiento de plurales experiencias comunitarias que desde sus territorios y en relación a
las luchas políticas que definan prioritarias, provoquen la transformación que parece ser la más
relevante por ahora, pues será la que permita avanzar en todas las otras posibles
transformaciones a que las distintas comunidades aspiren, ésta es: la apertura de la política
institucional, del aparto del Estado, al reconocimiento, respeto y protección de los diferentes
modos de ser, estar y conocer el mundo.
Partiendo de esta base, los propios sistemas democráticos se verán fortalecidos; pero será
necesario acordar también, siguiendo a Chantal Mouffe, la dimensión antagonista de ―lo
político‖, es decir, el reconocimiento del conflicto como elemento constitutivo de las relaciones
sociales.
Mouffe declara que es posible reconocer los conflictos como expresiones legítimas de luchas
pasionales –no racionales- que pueden encontrarse en la arena política sin llegar a establecer
relaciones antagónicas, definidas a partir de Carl Schmidt como relaciones amigo/enemigo, sino
más bien la posibilidad de configurar un nuevo modo de relación social denominada ―agonista‖
que, según la autora, sería una forma de generar una sociedad reconciliada entre adversarios.
El vínculo común que hace posible la relación agonista entre adversarios políticos es la
pertenencia a una misma asociación política que constituya el espacio simbólico común
denominado ―consenso conflictual‖ que establece los valores ético políticos (libertad e igualdad)
propios del debate democrático como confrontación real y legítima y cuyo objetivo es la
transformación de las relaciones de poder existentes, evitando con ello llegar a la imposición de
una solución autoritaria de los antagonismos.
Es importante la búsqueda de soluciones alternativas al respecto, ya que –según Mouffe- los
principios del liberalismo (pretensión de racionalidad, neutralidad del Estado, indecibilidad y
unanimidad) desconocen y producen un ―borramiento‖ de los antagonismos propios de los
pluralismos culturales, quedando asumida una determinada ―moral común mínima‖ como
aquella aceptable por todos, aun cuando reconozcan la existencia de diferencias en los ideales
de vida. Aparece un consenso «racional» de ideas sobre el ―bien común‖ que repliega la
pluralidad a la esfera privada y niega la dimensión del poder.
Además, al no reconocer el conflicto, el liberalismo paradójicamente genera la exacerbación de
los antagonismos, los que -más allá de cualquier racionalidad posible- terminan por presentarse
en registros morales, donde las categorías de bueno/malo vienen a reemplazar nociones
propiamente políticas, desvirtuando el debate democrático y potenciando enfrentamientos
odiosos bajo el ocultamiento de relaciones de poder que sostienen un orden hegemónico
altamente exclusivo y castigador de las diferencias.
Se impone así el mundo unipolar donde la civilización occidental aparece como el gran modelo
a implementar a nivel mundial, tanto como su concepción sobre la valoración universal de los

43
15
derechos humanos. Frente a este mundo unipolar concebido como orden cosmopolita , la
autora plantea la necesidad de implementar un mundo multipolar, caracterizado por la
existencia de polos regionales e identidades culturales que permitan la lucha política entre una
pluralidad de poderes hegemónicos, es decir, es necesario encontrar un modo de distinción
nosotros/ellos que sea compatible con el reconocimiento del pluralismo; eso es posible con la
implementación de prácticas e instituciones democráticas agonistas.

La verdadera tarea, a mi modo de entender, es promover la lealtad a nuestras instituciones

democráticas y el mejor modo de hacerlo no es demostrando que ellas serían elegidas por actores

racionales «bajo el velo de la ignorancia» o en un «diálogo neutral», sino creando fuertes formas de

«identificación» con ellas. Esto debería ser llevado a cabo desarrollando y multiplicando los discursos,

las prácticas, los «juegos de lenguaje» que constituyen «posiciones subjetivas» democráticas, en

tantas relaciones sociales como sea posible. El objetivo es establecer la hegemonía de los valores y

prácticas democráticas.

Ésta debe ser considerada como una empresa «ético-política» (interesada en los valores específicos

que pueden ser realizados en el reino de la política mediante la acción colectiva) que no desconoce el

rol constitutivo del conflicto y del antagonismo, ni el hecho de que la división sea irreductible. (…)

Necesitamos hacer sitio al pluralismo de culturas, a las formas colectivas de vida y a los regímenes,

así como al pluralismo de sujetos, de elecciones individuales y de concepciones del bien. Esto tiene

consecuencias muy importantes para la política.‖ (Mouffe, 1999, p.205).

Para abrir espacio a un pluralismo democrático es necesario partir por visibilizar y valorizar las
diferentes formas de organización comunitarias existentes al interior de cada país. Es justo
observar y aprender de las experiencias colectivas que cotidianamente se desenvuelven en
territorios acotados, configurando diversos modos de identificación de personas individuales en
comunidad con ciertas formas de organización, modos de conocer, ver y representar el mundo.

15
Chantal Mouffe a partir de una distinción hecha por Nadia Urbinati, resalta dos grandes vertientes de las
concepciones que defienden el orden cosmopolita: en primer lugar, la versión neoliberal y, luego, la
versión democrática que a su vez se diferencia internamente entre aquellos que abogan por la sociedad
civil como el lugar prioritario de ejercicio democrático (Richard Falk y Andrew Strauss con su
―transnacionalismo democrático‖) y aquellos que ponen énfasis en la extensión del ejercicio de la
ciudadanía en la esfera política a nivel global (Daniele Archibugi y David Held con su ―democracia
cosmopolítica‖). Incorpora además a Nadia Urbinati con su concepción de ―gobernación‖ a nivel global, así
como a Michael Hardt y Antonio Negri con ―Imperio‖ Frente a estas concepciones la autora critica, por una
parte, la negación de lo nacional como espacio político de conflicto legítimo y, por otra parte, la idea
implícita de imposición de un único orden a nivel mundial que respondería a la hegemonía occidental
sobre el resto de las regiones y las peligrosas consecuencias de la exacerbación de antagonismos que
ello pueda implicar. Ambas críticas se basan en la constatación de la negación de la dimensión de lo
político.

44
En este sentido, es preciso recalcar la importancia de lo que Martín Retamozo señala bajo la
denominación de subjetividad colectiva:

Concebimos a la subjetividad colectiva en una definición acotada como proceso de articulación de

significados que se vincula con las formas de dar sentido y desarrollar acciones. (…) Entender la

subjetividad como una configuración permite concebirla como un proceso móvil que articula

elementos (códigos) heterogéneos (cognitivos, emotivos, éticos, estéticos, etc.) para revestir de

significado a situaciones particulares. Asimismo, supone concebir que en los campos subjetivos

podemos encontrar significados diferentes y hasta aparentemente contradictorios que pueden generar

condiciones de factibilidad para acciones radicalmente distintas. De esta manera se puede entender el

―dar sentido‖ como un proceso dinámico de movilización de códigos de significación para conformar

una configuración particular. (…) Con esto es posible pensar, avanzando en la discusión, en la

reproducción del orden social mediante configuraciones que den lugar a prácticas que perpetúan las

relaciones sociales o en la generación de otras configuraciones que conduzcan a praxis

transformadoras. (Retamozo, 2009, p 104 -105)

Será a través de aquellos elementos analíticos que ayudan a comprender la configuración de


sentidos compartidos involucrados en la creación de identidades colectivas, donde se sitúa
nuestra búsqueda investigativa; referida a prácticas y saberes que den cuenta de otras
convivencias posibles en territorios rurales nuestramericanos, bajo la consideración de una
memoria histórica significativa, tanto como los contextos socioeconómico, político-administrativo
y jurídico común.
Ahora bien, frente a la pregunta ¿cómo se constituyen las identidades colectivas? existe una
referencia general a la afirmación de una alteridad que, al ser colectiva, se torna en un
nosotros/ellos; pero esa configuración de distinción respecto a otros también implica una
relación con los otras, pues tal como señala Jean Luc Nancy (2006) –filósofo francés-, en su
texto ―Ser singular plural‖, la creación -y su origen- se encuentran en un movimiento plural de
singulares en la coexistencia. La pluralidad de singulares que se comunican, enlazan, revela la
existencia de evidentes diferencias, siendo la más básica la distancia. Los cuerpos para ser-con
requieren de una distancia inespecífica e irregular: el espacio-tiempo necesario para tocarse y
dar origen a la siempre transformante e impredecible existencia relacional entre lo vivo y lo
creado en el mundo. La distancia entre cuerpos, la posibilidad de sentir al otro como algo fuera
de mí, abre la conciencia sobre la diferencia entre. El ser-con es un sentido práctico, no es una
finalidad (un fin último); el sentido se comparte porque surge en la participación cómplice de una
creación heterogénea, permanente, incierta, plural y singular cada vez, en cada momento. Al

45
poner el cuerpo en escena, al mostrar su diferencia, se presenta la ruptura con la unidad que
pretende homogeneizar la existencia desde el momento en que se instala un logos que exige el
sacrificio de lo plural. (Nancy, 2006)
Frente a los consensos incuestionables basados en la razón y prácticas democráticas de larga
data, cuyo sustento es el bien común a pesar de amplias brechas sociales y fuertes cargas
simbólicas afirmadas sobre cuerpos diversos; se levanta una oleada de reflexiones que busca
destrabar estas nebulosas de acuerdos razonables, al preguntar por los pluralismos y las
formas de encontrar nuevos contratos sociales que sean capaces no sólo de reconocer las
diferencias, sino de encontrar caminos que den espacio a modos de desarrollo distintos
conviviendo bajo una misma constitución política que represente a la sociedad y no tan sólo los
intereses de quienes gobiernan, a nombre de las transnacionales.
En esta búsqueda por una mejor coexistencia entre diversidades plurales, situado a mediados
de los 50, René Zavaleta propone una lectura de la sociedad boliviana bajo la noción de
―sociedad abigarrada‖, haciendo referencia al reconocimiento de la inacabable unidad bajo la
persistente heterogeneidad. Una sociedad abigarrada es una conformación desarticulada entre
diversos modos de organización social, correspondientes a distintos tiempos, con mundos
simbólicos y estructuras de autoridad diferentes. Esta categoría ha inspirado a muchos y
muchas pensadoras bolivianas; así, por ejemplo, Silvia Rivera Cusicanqui, asocia la noción
aymara de ch‘ixi a la de ―sociedad abigarrada‖ de Zavaleta. Lo ch‘ixi expresa una yuxtaposición
de colores opuestos que muestran otro, cuya composición no homogeneiza la diversidad de
colores que confluyen. En lo ch‘ixi se consigue una indiferenciada combinación de opuestos,
una coexistencia que no aspira a una amalgama, planteando ―la coexistencia en paralelo de
múltiples diferencias culturales que no se funden, sino que antagonizan o se complementan.
Cada una se reproduce a sí misma desde la profundidad del pasado y se relaciona con las otras
de forma contenciosa‖. (Rivera, 2010b, p.70)
Otro autor cuya filosofía se encaminan a este mismo propósito, es Raúl Fornet-Betancourt,
quien plantea la necesidad de reflexionar sobre organizaciones societales que consideren la
interculturalidad como principio ético primordial. Plantea lo intercultural como una cualidad
posible en cada ser humano y en cualquier cultura que se deje ―<afectar>, <tocar>,
<impresionar> por el otro‖ (Fornet-Betancourt: 2002, p.126) en el trato diario de nuestra vida
cotidiana. Instala, por tanto, la interculturalidad como un problema que se despliega en la diaria
convivencia con otros, tomando carácter de saber práctico que se desarrolla en la inevitabilidad
de compartir una historia. Es en el espacio cotidiano donde el problema intercultural
desenvuelve dos latencias posibles: por una parte, como lugar de colonización de los ―otros‖
modos de vida (por la cultura hegemónica) o, por otra parte, como lugar de intercambio
relativamente equitativo y recíproco. Propone, entonces, una ―dialéctica del reconocimiento‖ que
considere el contexto conflictual en que se desarrollan las relaciones sociales, pues a través de
la experiencia intersubjetiva de relaciones cotidianas se establecen jerarquías culturales, no

46
sólo entre culturas ajenas, sino también intraculturales que, en el marco de una estructura de
dominación colonial, destaca el conflicto y la violencia con que han sido oprimidas, calladas,
olvidadas las culturas indígenas y africanas.
Por tanto, un auténtico reconocimiento del otro comprende una intención democrática de
articular distintas formas sociales bajo un mismo Estado, asumiendo la complejidad de crear las
condiciones jurídico-administrativas que permitan la convivencia de diferentes formas de ser,
hacer y conocer el mundo en un país.
Ahora bien, esta es una investigación sobre acciones colectivas, cuyo énfasis se sitúa más en el
16
cómo y menos en el porqué de la configuración colectiva ; y cuya metodología privilegiada es
de corte cualitativa pues el propósito responde a la búsqueda de representaciones colectivas de
mundo que, a través de la elaboración de desafíos simbólicos, colaboran a la creación de otras
convivencias posibles.

2.2 Movimientos sociales contemporáneos en Nuestramérica rural


Como bien señala Mario Garcés en su libro ―El despertar de la sociedad: los movimientos
sociales en América Latina y Chile‖ (2012) las ideas anteriormente derramadas:

. . . pueden resultar completamente abstractas si no se las pone en terreno firme, que no es otro que

el de la experiencia histórica concreta de los grupos sociales en movimiento‖ (Garcés, 2012, p.45);

pues como también advierte: ―nuestra historia política no es sólo, ni mucho menos, la historia de los

Estados, sino que la historia de las resistencias y las alternativas de cambio que emergen una y otra

vez desde la sociedad civil. (Garcés, 2012, p.46)

Las distintas historias escritas sobre movimientos sociales nuestramericanos, destacan una
importante preponderancia en los 60-70 de los estudios sobre movimientos obreros y
campesinos. A la vez, hay cierto acuerdo respecto a que en Nuestramérica los movimientos de
carácter rural han cumplido un rol relevante de la conformación histórica significativa; no
obstante, también estas movilizaciones sociales estuvieron enmarcadas en lecturas
predominantemente marxistas, quedando muchas veces cubiertos por el manto del ―movimiento
trabajador‖ dejando por subentendidos componentes culturales de importante consideración,
como pueden ser las identidades étnicas, las relaciones de género y otras.
Generalmente los movimientos campesinos estuvieron asociados a la lucha por la tierra y la
obtención de derechos laborales y civiles. Pero, desde los 90 -en su fase visible-, los

16
La distinción señalada entre el por qué y el cómo de los movimientos sociales hace alusión a que la
búsqueda investigativa, en esta ocasión, está situada en los procesos de construcción de identidades
colectivas y desafíos simbólicos, más no en las causas o disposiciones que explican la acción colectiva
como tal.

47
movimientos rurales dieron un giro en sus propuestas epistemológicas y han instalado, a nivel
internacional, la importancia de la lucha por los territorios. El EZLN en México, los movimientos
indígenas andinos de Bolivia y Ecuador, el MST de Brasil; todos hacen referencia a la
importancia de reconfigurar la distribución territorial, entendiendo el territorio como un espacio
geográfico que contiene dimensiones simbólicas, modos de habitar y ser en el mundo, afectos y
conflictos, estéticas y éticas, además de condiciones productivas y jurídicas.
La política se desplaza hacia las relaciones sumergidas, en resistencia activa. Se asientan los
proyectos de transformación social en lógicas organizativas autonómicas, que se instalan desde
la constatación de diversas formas en que los grupos sociales resuelven su autosustentabilidad
(individual/colectiva), material y simbólicamente.
Sin duda, lo más relevante respecto a estos planteamientos ha sido la ruptura de vínculos con
los sistemas de partidos oficiales y con las instituciones del Estado. Los movimientos sociales
rurales que afirman sus estrategias políticas en conceptos como la autonomía, apelan más bien
al reconocimiento por parte de las instituciones, de otras formas de gestionar recursos y
habilidades en localidades específicas, bajo sentidos culturales propios; se produce un clivaje,
una ruptura, frente a los tradicionales y persistentes vínculos clientelares que los Estados y los
partidos políticos han mantenido con las organizaciones de base, hoy en día, territoriales.
Aunque también se da la permanencia de organizaciones campesinas e indígenas, sobre todo
sindicatos, que cultivan y agradecen las relaciones que establece, en primer término, con algún
partido político, pero también con organismos del Estado.
Boaventura do Sousa Santos (2001) en un artículo denominado ―Nuevos Movimientos Sociales‖
(NMS) donde hace un análisis sobre las relaciones regulación/emancipación y
subjetividad/ciudadanía en NMS, plantea que además de haber una transformación que se da
en el ámbito de lo cotidiano; los nuevos movimientos sociales de desenvuelven en el marco de
la sociedad civil y mantienen una ―distancia calculada‖ respecto al Estado. Luego agrega:

La distancia de los NMSs con el Estado es más aparente que real, pues las reivindicaciones globales-

locales siempre acaban por traducirse en una exigencia hecha al Estado y en los términos en que el

Estado se sienta ante la contingencia política de tener que darle respuesta. Además, la prueba de eso

mismo es que no es raro que los NMSs jueguen el juego de la democracia representativa, aunque sea

por el lobbying y por la vía extraparlamentaria; y entran en alianzas más o menos oficiales con

sindicatos y partidos, cuando ellos mismos no se transforman en partidos. (Do Sousa, 2001, p.180)

No obstante la permanencia de estas relaciones de dependencia entre movimientos sociales,


partidos y Estado; la búsqueda de autonomía, bajo diversas lógicas, será uno de los elementos

48
centrales de distinción de los movimientos sociales rurales en Nuestramérica del cambio de
siglo.
Otra característica, bien diagnosticada en un breve texto de Raúl Zibecci (2003), que también
está relacionada con la búsqueda de autonomías comunitarias, es la creación de ideas y
pensadores propios.

Los movimientos están tomando en sus manos la educación y la formación de sus dirigentes, con

criterios pedagógicos propios a menudo inspirados en la educación popular. En este punto, llevan la

delantera los indígenas ecuatorianos que han puesto en pie la Universidad Intercultural de los Pueblos

y Nacionalidades indígenas –que recoge la experiencia de la educación intercultural bilingüe en las

casi tres mil escuelas dirigidas por indios–, y los Sin Tierra de Brasil, que dirigen 1.500 escuelas en

sus asentamientos, y múltiples espacios de formación de docentes, profesionales y militantes

(Dávalos, 2002; Caldart, 2000). Poco a poco, otros movimientos, como los piqueteros, se plantean la

necesidad de tomar la educación en sus manos, ya que los estados nacionales tienden a

desentenderse de la formación. En todo caso, quedó atrás el tiempo en el que intelectuales ajenos al

movimiento hablaban en su nombre. (Zibecci, 2003, p.186)

Ahora bien, el más importante movimiento rural de campesinos e indígenas, a escala global, es
Vía Campesina, organización que ―comprende en torno a 164 organizaciones locales y
nacionales en 73 países de África, Asia, Europa y América. En total, representa a alrededor de
200 millones de campesinos y campesinas. Es un movimiento autónomo, pluralista y
multicultural, sin ninguna afiliación política, económica o de cualquier otro tipo‖.
(https://viacampesina.org)
La importancia que tienen los campesinos y campesinas para satisfacer las necesidades
alimentarias del mundo, considerando la extensión de las políticas neoliberales que, desde los
80, han intervenido fuertemente en las formas de organizar los territorios rurales y la producción
asociada, fue un impulso significativo para la creación de este movimiento internacional que
surge a inicios de los 90.
Resalta Maristella Svampa (s.f.) que, desde fines de los 80, el territorio se ha configurado como
espacio privilegiado de disputa y añade respecto a los movimientos sociales latinoamericanos
contemporáneos:

Esta dimensión material y simbólica, muchas veces comprendida como autoorganización comunitaria,

aparece como uno de los rasgos constitutivos de los movimientos sociales en América Latina, tanto de

los movimientos campesinos, muchos de ellos de corte étnico, como de los movimientos urbanos, que

49
asocian su lucha a la defensa de la tierra y/o a la satisfacción de las necesidades básicas‖ (Svampa,

s.f., p.4)

Aun cuando estas luchas no sean exclusivas de territorios rurales (o urbanos), sí encuentran su
lugar de enunciación desde sujetos, epistemologías y cosmovisiones que han habitado
ancestralmente en relación estrecha con su entorno natural.
Entonces, ¿quiénes hablan en Nuestramérica rural?
La principal voz en territorios rurales, tanto por su incidencia política como por la creación de
ideas y símbolos propios, es la indígena. Si bien los movimientos indígenas y campesinos en
muchos países nuestramericanos van ligados el uno con el otro, la voz que dirige con fuerza las
luchas desde los 90 es la emergencia indígena, con sus propuestas fundamentalmente
territoriales, enarbolando proyectos que versan sobre autonomías, protección de los entornos
naturales y el respeto de las diversidades culturales, apelando también al establecimiento de
procesos descolonizadores que permitan el reconocimiento de lenguas, saberes,
epistemologías y cosmovisiones sin esencializar -ni retrotraer en el tiempo- el camino recorrido
por estos grupos sociales. Chiapas será el movimiento indígena emblemático que abrirá nuevas
perspectivas en tanto contenidos con los que se emprende el enfrentamiento, como también
respecto a las estrategias y recursos que movilizaron para lograr el alcance global que
obtuvieron, permaneciendo asentados en su territorialidad y bajo el anonimato de sus capuchas
negras. También está Bolivia con la sucesión de importantes marchas indígenas y campesinas,
a principios de los 90, siendo primera la Marcha por el Territorio y la Dignidad; posteriormente,
la movilización por la defensa del agua en Cochabamba el 2000 y una seguidilla de fuertes
manifestaciones y enfrentamientos, siendo una de las últimas más emblemáticas aquella por la
defensa del territorio indígena TIPNIS, 2011-2012, que iba a ser atravesado por una carretera.
En este siglo XXI que vivimos, ha habido importantes movilizaciones indígenas no sólo en
Bolivia y México, también en Brasil, Ecuador, Perú, Chile, Colombia, Guatemala, El Salvador,
Honduras; siempre acompañadas por matanzas de sus dirigentes, como la muerte de Berta
Cáceres, líder Lenca asesinada en marzo del 2016.
Junto a la fuerza y consistencia con que emerge el movimiento indígena; en territorios rurales
también están presentes otras formas de organización colectiva con distintos alcances, algunos
relevantes, pues su trayectoria y presencia tiene un peso distintivo en la combinatoria
nuestramericana. Así, hay países como Perú, donde a pesar de existir conflictos indígenas;
según dice Aníbal Quijano (2005), los movimientos sociales hace tiempo se identífican con lo
cholo, lo mestizo, habiendo un proceso de des-indianización. Mientras en países como Chile y
Brasil, es posible distinguir fácilmente entre movimiento campesino y movimiento indígena.
Por lo general, los movimientos campesinos están asociados a estructuras organizativas
sindicales, bajo la forma de confederaciones y federaciones, vinculadas generalmente a un

50
partido político. Estas formas de organización sindical, además de estar vigentes, en algunos
países llegan a participar en el sistema de poder central, como Bolivia. Pero también los
movimientos campesinos adquieren fisonomías no puramente sindicales, como es el caso del
Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, cuyo origen está inspirado en la teología de la liberación
que corría por los 70 a través de los campos brasileños y que encuentra su sujeto colectivo en
grupos de campesinos desplazados de sus territorios, tanto por comunidades indígenas que se
encontraban en la lucha por recuperar territorios ancestrales, como por industrias alimentarias
que fueron tomando el control de amplias superficies rurales. El MST plantea el conflicto sobre
la propiedad de la tierra desde una mirada productiva, pero fundamentalmente acompañada de
importantes propuestas simbólicas como combatir el hambre, mejorar la educación de niños y
niñas, generar asociaciones colectivas productivas que compitan con las transnacionales, bajo
la consideración de nuevas formas sociales de realización y reivindicación política en territorios
rurales. Se ocuparon haciendas privadas y terrenos estatales, formando asentamientos de
variadas dimensiones y destinos. Su larga historia y significativa experiencia de resistencia y
transformación social en territorios rurales, mantiene una huella relevante en los movimientos
sociales contemporáneos.
También es importante destacar la emergencia de las mujeres como actrices significativas y
definidas dentro de las luchas rurales. Las mujeres rurales e indígenas y los jóvenes han
instalado sus propios programas, sus agendas y sus mecanismos de lucha, se identifican con
ciertos saberes y prácticas desde donde emprenden su ofensiva buscando instalar condiciones
más igualitarias respecto a derechos fundamentales, pero también proponen nuevas formas de
comprender relaciones sociales desiguales, buscando mecanismos para entretejer
reciprocidades, por sobre las violencias domésticas y coacciones públicas. La presencia de
mujeres y jóvenes, sin duda, también constituye un elemento que distingue a los movimientos
rurales actuales de sus predecesores.
Hay otros singulares actores que han emergido con fuerza de los 80-90 para acá en
Nuestramérica, son organizaciones no gubernamentales que trabajan directamente con
comunidades indígenas y sindicatos campesinos, enarbolando proyectos que a veces potencian
la autonomías de las organizaciones territoriales, aunque otras veces cooperan hacia el
clientelismo del Estado y los partidos políticos. Estas organizaciones muchas veces cumplen
exclusivamente un rol en el ámbito de las ideas, creando y ejecutando estudios económicos,
sociales, jurídicos, medioambientales, etc.; más, ciertas veces, resulta difuso discernir el rol
―intelectual‖ de su rol político -legítimo y legitimado- como un actor más en los movimientos
sociales con los que se vincula.
Ahora bien, ¿Qué nos dicen estos movimientos rurales? ¿Cuáles son los mensajes que
realzan? ¿Qué desafíos nos plantean?

51
Como ha sido señalado, la lucha por el territorio es una de las más significativas y simbólicas de
los movimientos sociales rurales en Nuestramérica, en torno a la cual además existe una
importante memoria colectiva depositada y reivindicada.
En este mismo marco, a partir de las matrices indígena y negra, se instala con gran potencia en
Nuestramérica el discurso subalterno asiático y el discurso descolonizador caribeño y africano,
que tiene su versión norteamericana bajo la nominación ―decolonialidad‖.
La constatación ineludible del horizonte colonial de dominación, como lo denomina Silvia Rivera
Cusicanqui, es parte de la solución a ciertos problemas; pues a partir del reconocimiento de
diferentes saberes y prácticas, con voz propia, mecanismos de participación política-
administrativa y de resolución de conflictos; que aunque no muy parecidos a lo instituido en el
Estado nacional, se da pie a la posibilidad de que puedan desarrollarse estos modos en
convivencia con los otros mecanismos formales del sistema democrático que cada país define
para sí.
No obstante, como ha sido señalado anteriormente, la consolidación y apertura del sistema
democrático es condición de posibilidad para el despliegue de plurales diferencias, que a través
de encuentros conflictivos, irán encontrando distintas formas de resolver la coexistencia.
Aunque siempre habrán mayorías que seguirán adormecidas por el sobre consumo y su stress
asociado, pues prefieren mantener el miedo a la alteridad, la contingencia y las posibilidades
materiales de transformación; anhelando un mundo ordenado por un conjunto de códigos
jurídicos y el establecimiento de jerarquías culturales múltiples.
Se ha elaborado un discurso ecológico de gran consistencia, pero también se han construido
bastantes propuestas y desafíos políticos de magnitud considerable, como por ejemplo, la
creación de universidades o programas pedagógicos interculturales y ecológicos.
Otra elaboración de fundamento emancipatorio, es la búsqueda por engendrar las más diversas
versiones de estrategias de organización autónoma en territorios acotados, como también
respecto a las relaciones que establecen con el sistema de partidos y la estructura política-
administrativa nacional.
Estos desafíos, propuestas, alternativas son enarbolados ante la constatación de ampliados
procesos de extranjerización de tierras, acompañados de una fuerte tendencia hacia la
concentración y privatización de recursos naturales, con la oligopolización de los negocios
alimentarios y piscisilvoagropecuarios transnacionales, amparadas en el discurso internacional
de la lucha contra el hambre y la baja productividad que nunca se acaban. Revoluciones
―verdes‖, plaguicidas, transgénicos, obtentores vegetales, sustentan la producción
piscilsilvoagropecuaria de los países del sur en actividades extractivas o de producción
industrial primaria. Al igual que en la época colonial, en países nuestramericanos el comercio
exterior e interior está definido por políticas externas que son fluctuantes, porque se gestan en
base a ―especulaciones‖ financieras de gran inestabilidad, en contexto de permanente crisis de
capitales cada vez más concentrados y desterritorializados, a diferencia de los movimientos

52
sociales donde se multiplican las diferencias y se territorializan las acciones colectivas, a pesar
de (y con) los intensos movimientos migratorios que por diversas causas se producen más
intensamente durante los últimos treinta años.
En este contexto, una de las principales banderas de luchas de los movimientos campesinos e
indígenas organizados en la red internacional La Vía Campesina, ha sido la propuesta de
Soberanía Alimentaria, como respuesta alternativa al problema del hambre. Definiéndola
básicamente como: ―El derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente
adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a poder
decidir su propio sistema alimentario y productivo‖. A poco andar e impulsados también por la
ampliación de la propiedad privada a distintas esferas, se dan cuenta que no hay soberanía
alimentaria posible si los pueblos pierden los derechos a tener sus semillas, intercambiarlas,
mejorarlas, guardarlas, como lo han hecho siempre en territorios rurales.
Por lo simbólico y sustantivo de su imaginario, siendo también generoso material de
reproducción, pero también porque hay que defender ciertos márgenes mínimos de soberanía
social, la lucha por las semillas será el conflicto rural a partir del cual esta investigación se
propone indagar en las formas de configurar acciones colectivas y pensamientos identitarios en
territorios rurales de Bolivia y Chile.

2.3. El conflicto de las semillas.


El año 2015, la población rural en el mundo alcanza a 3.367.497.000 personas, según cifras de
FAOSTAT; encontrando su mayor concentración en el continente asiático (alrededor de dos
tercios). En el continente americano son 193.590.000 personas las que componen la población
rural, lo que representa cerca del 20% de la población total de este continente.
Según Adalberto J. Kopp,

Muchos estudios coinciden en que este elevado número de agricultores parcelarios, pescadores

artesanales, pastores nómadas, producen al menos el 70% de los alimentos consumidos

mundialmente; en tanto que la agroindustria, en particular la de los países desarrollados, aporta con

aproximadamente el 30% al consumo de los alimentos. (Kopp, 2011, p.59)

De ser así, las agroindustrias no sólo no reducen el hambre en el mundo, sino que tampoco han
aumentado la productividad tan asociada discursivamente a la utilización de fertilizantes,
fungicidas, plaguicidas, etc. y al milagro que los transgénicos aún no producen a pesar de haber
sido introducidos en los 70s, cuando se emprende la denominada ―segunda revolución verde‖
cuyo propósito declarado era ayudar a aumentar la producción de alimentos para combatir el
hambre mundial. Dicha revolución significó la entrada masiva de los transgénicos y packs
agroquímicos asociados, cuyos efectos en la biodiversidad y en la salud de las personas son

53
cuestionados permanentemente, razón por la que se insta a los países a utilizar el ―principio de
precaución‖ frente a la producción y consumo de este tipo de alimentos a partir de la
Declaración de Río de Janeiro en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente
y Desarrollo de 1992. No obstante, hasta ahora, firmar una Convención Internacional no ha
implicado límite alguno a estos negocios transnacionales.
Con el propósito de establecer agendas internacionales enfocadas a enfrentar el padecimiento
del hambre en el mundo, en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1974 se define la
noción inicial de seguridad alimentaria, la que ha sido reformulada hasta llegar a la versión de
1996, en que FAO declara:

Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento acceso físico y

económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y
17
sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.

A partir de esta categoría se empiezan a enarbolar acuerdos y convenios buscando que


distintos países se comprometan con la disponibilidad y satisfacción básica de las necesidades
alimentarias de sus pueblos, bajo el entendido de una cooperación internacional enfocada a
apoyar a aquellos países que tienen mayores dificultades para poder alcanzar tales propósitos.
Por su parte, en virtud a tales consideraciones, importantes grupos empresariales
transnacionales vinculados con la producción de semillas y alimentos han visto la trascendencia
que logran tener sus negocios sustentados en el hambre y la pobreza mundial. Una de las
estrategias más relevantes para consolidar su predominio en la producción alimentaria es lograr
que los países adhieran a los convenios internacionales sobre propiedad de especies vegetales
18
(UPOV) .
El Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales fue adoptado por
primera vez en París, en 1961, estableciendo junto a ello una ―organización intergubernamental
19
independiente con personalidad jurídica‖ , con sede en Ginebra.
El Convenio UPOV, en sus modificaciones implementadas en las Actas correspondientes a los
años 1972, 1978 y la última versión emitida en 1991, ha ido ampliando la diversidad de
mecanismos de apropiación y control por parte de quienes gozan de estos derechos, lo cual ha
contribuido a la cada vez mayor concentración y control de especies vegetales en manos de
grandes empresas transnacionales. Para dimensionar la complejidad del entramado, baste
considerar que el secretario general de la Unión Internacional para la Protección de las

17
Ver: ftp://ftp.fao.org/es/ESA/policybriefs/pb_02_es.pdf
18
UPOV: Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales.
19
www.upov.int

54
Obtenciones Vegetales (UPOV) es, simultáneamente, director general de Organización Mundial
de Protección Intelectual (OMPI).
Ahora bien, según el listado de miembros presentado por la organización de obtentores
vegetales, al 15 de abril de 2016, habría 74 países del mundo que han establecido el convenio
en alguna de sus versiones.
El Convenio UPOV 91 promueve no sólo la patentización de semillas, plantas, partes de
plantas, genes y sus condiciones de obtención, sino que también prohíbe prácticas ancestrales
indígenas y campesinas como son el intercambio de semillas o la conservación de las mejores
semillas del año para la siembra del año siguiente. Además, el convenio UPOV 91 establece la
legitimidad de grandes empresas propietarias de semillas y especies vegetales (Monsanto,
Bayer, Syngenta, Cargill, Dupont/Pioneer) para fiscalizar la propagación y el uso de semillas
que tengan registradas, liberando al Estado del rol de garante de tal condición y, por lo tanto,
abriendo espacio para la creación de cuerpos policiales privados ya existentes en otros países
como EE.UU. A raíz de la implementación del UPOV 91 en distintos países se han ejecutado
penas como la privación de libertad, quema de cosechas o usurpación de productos a aquellos
productores que quebrantan, muchas veces sin saber, las leyes asociadas a estos convenios
internacionales.
Respecto a este punto, la organización intergubernamental UPOV declara la existencia de tres
o cuatro excepciones a la penalización sobre el uso de las patentes vegetales, considerando
dentro de ellas la posibilidad de reconocer la ―agricultura de subsistencia‖ como una situación
donde la producción agrícola se enfoca al consumo familiar y no al comercio de productos
provenientes de las semillas patentadas, no obstante, dicha concesión depende de la particular
y libre voluntad del propietario (obtentor vegetal); por tanto, no existe obligatoriedad legal que
proteja la agricultura de subsistencia frente a la apropiación de los recursos vegetales.
Frente a tal situación de vulnerabilidad crítica para los campesinos e indígenas del mundo, los
movimientos internacionales y las organizaciones nacionales y locales han elaborado un
sinnúmero de campañas públicas enfocadas a visibilizar la irracionalidad de estas medidas, aún
más si se considera el contexto de crisis alimentaria y medioambiental mundial. Dentro de las
principales acciones, además de intentar detener la implementación legislativa de estos
convenios en los países en que se ha instalado la discusión respectiva, se han realizado
amplias marchas en distintos lugares del mundo, se han efectuado protestas, también se
organizan ferias campesinas e indígenas donde se intercambian abiertamente semillas entre los
propios productores, a su vez se realizan campañas de difusión de información por medio de
diversos canales, siendo las redes virtuales uno de los mecanismos más efectivos.
En octubre del año 2011, al cumplirse 50 años del primer UPOV, varias organizaciones
miembros de Vía Campesina se presentaron en el edificio institucional que congrega al UPOV
en Ginebra para protestar y ejercer su derecho legítimo de intercambio y resembrar libremente
sus semillas.

55
Se plantó un árbol delante de la institución para simbolizar el estatus de observadores que tienen en la

actualidad los campesinos (…) También se distribuyeron bolsitas de semillas "ilegales" que se

sembraron en los alrededores con el fin de ilustrar las causas de la lucha campesina.
20
(www.viacampesina.org) .

Como es de esperar, las organizaciones campesinas e indígenas del mundo han visto tanto en
este instrumento jurídico de propiedad intelectual como en la expansión de los transgénicos y
agrotóxicos en territorios rurales, una importante amenaza no sólo a sus capacidades
productivas, sino también a sus modos de vida, a la realización de prácticas ancestrales y a la
diversidad cultural cultivada y consumida en los alimentos, entre otros. Por ello, han levantado
con fuerza el concepto de soberanía alimentaria que si bien instala su discusión bajo la
consideración del derecho a un bienestar alimentario como un derecho humano universal
básico; su particular concepción despliega una pluralidad de alternativas económicas,
socioculturales y medioambientales a defender como posibilidades políticas legítimas de modos
de existencia y convivencia, en un enfrentamiento directo a la instalación de la lógica neoliberal
en la comprensión del desarrollo rural, así como en las políticas que institucionalizan esta
perspectiva. Estos actores colectivos, a través de sus estrategias políticas, acciones
comunicativas y relaciones socioculturales desafían los códigos dominantes, encumbrando
nuevos proyectos sociales cuyo marco político institucional tiene que ser, sin duda, un sistema
democrático, pero que considere nuevas ascendencias.
En Nuestramérica, los movimientos sociales que se encuentran vinculados directamente a la
defensa, protección y propagación de semillas son, en primer lugar, todas las organizaciones
campesinas e indígenas que se encuentran dentro de la red del movimiento internacional La Vía
Campesina (LVC), adhiriendo todas a la propuesta de soberanía alimentaria como epicentro
argumental de esta lucha. Pero en general toda organización campesina e indígena tiene una
postura y una propuesta respecto al conflicto de privatización y transgenetización de las
semillas.
También estos temas se han desarrollado en otras redes latinoamericanas, adquiriendo
relevancia la ―Red de Semillas Libres de América‖, formada en agosto de 2012 en
Ollantaytambo, Perú, pero cuya extensión alcanza a organizaciones presentes también en
Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Venezuela, Costa Rica, México y Chile. Es una
organización horizontal que establece principios y directrices comunes que se despliegan en
cada territorio de acuerdo a sus condiciones, generando un encuentro internacional una vez al

20
http://viacampesina.org/sp/index.php?option=com_content&view=article&id=1279:la-upov-cumple-50-
anos-los-campesinos-protestan-contra-una-institucion-al-servicio-de-la-industria-
semillera&catid=22:biodiversidad-y-recursos-gencos&Itemid=37

56
año aproximadamente. Sus compromisos más importantes tienen relación con la soberanía
alimentaria y la producción agroecológica, así como también se conciben guardianes y
multiplicadores de semillas nativas, fomentando el intercambio abierto y la educación respecto
al cultivo, reproducción y propagación de semillas. Se oponen a cualquier forma de privatización
sobre las semillas, así como también a las intervenciones genéticas de las semillas y la
utilización de agroquímicos para la obtención de alimentos. Plantean la creación de una
economía solidaria y sustentable que fortalezca las autonomías individuales y comunitarias en
territorios rurales.
En paralelo a esta red organizada, hay numerosos grupos e individuos activistas que se
identifican como defensores, protectores, conservadores y multiplicadores de semillas en
distintos países de nuestro ―sur-continente‖ cuyos propósitos fundamentales se encuentran
alineados con aquellos ya descritos, más no integran las redes señaladas.
A su vez, existen algunas organizaciones no gubernamentales de carácter medioambiental que
han puesto interés en temas como los transgénicos y la privatización de especias vegetales
como fuentes de reivindicaciones de derechos sociales y culturales por parte de las
comunidades campesinas e indígenas. Dentro de ellas, una organización que tiene gran
relevancia a pesar de su reducida composición es GRAIN, organización internacional que surge
en la década de los 80 producto de la preocupación por la pérdida de diversidad agrícola, cuyo
objetivo es generar investigaciones y análisis independientes, acompañando y fortaleciendo el
quehacer de organizaciones campesinas principalmente en África, Asia y América Latina.
Mas también existen numerosas ONGs locales que trabajan estos temas dentro de cada país,
las semillas se trabajan prioritariamente desde enfoques que combaten los transgénicos y
agrotóxicos, como también en organizaciones preocupadas por la defensa y protección de la
diversidades ecoculturales en los territorios en que realizan su quehacer.
A grandes rasgos estos son los principales actores colectivos que han elaborado saberes y
prácticas respecto al conflicto de las semillas en Nuestramérica, será dentro de estos márgenes
donde concentramos la mirada para reflexionar sobre procesos de formación de identidades
colectivas y otras convivencias posibles, en Bolivia y Chile.

57
MEMORIAS E IDEOLOGÍAS EN TERRITORIOS RURALES DE BOLIVIA Y
CHILE.

TRES. / INCIDENCIA DE LAS REFORMAS AGRARIAS EN LA CONFIGURACIÓN RURAL


CONTEMPORÁNEA

Durante el siglo pasado numerosos países de Nuestramérica experimentaron procesos de


reforma agraria, siendo la Revolución Mexicana el ejemplo iniciático en las luchas por la
redistribución de tierras. Los modos en que se llevaron a cabo estos procesos difieren mucho
entre países y las épocas en que se realizaron; esta multiplicidad ha hecho que exista mucho
debate respecto a cómo se conciben estos fenómenos y la importancia atribuida a su
comprensión.
Mirando retrospectivamente varios autores han realizado análisis y descripciones como una
forma de comprender estos procesos en sus momentos históricos, con la distancia del tiempo;
pero también hay quienes los analizan como momentos de transformación que colaboran a la
comprensión de sucesos posteriores. Dentro de los autores que estudian estos procesos en su
momento histórico particular; destaca, Cristóbal Kay (1999), quien señala como elemento
primordial las transformaciones políticas producidas ―desde arriba‖, donde las estructuras
productivas agrarias estaban asociadas a altos niveles de ineficiencia, atraso, servidumbre, etc.,
por lo que aparece necesario impulsar procesos modernizadores enfocados a potenciar el
crecimiento económico y generar divisas. También hay quienes enfatizan los contextos
sociopolíticos en que se insertaron estas transformaciones; así, Jaques Chonchol (2003) señala
el ambiente de fuertes cambios políticos y presiones sociales que anteceden y acompañan a
estos procesos. Por otra parte, hay autores consideran las reformas agrarias como fenómenos
significativos para la configuración de ruralidades contemporáneas. Por ejemplo, Plinio Arruda
destaca ―a derrota da luta pela terra‖ (Arruda, 2012, p.40) como lugar para reflexionar sobre
lecciones que permitan avanzar en procesos de democratización en la sociedad brasileña. Por
su parte, Sergio Gómez (1992) marca el efecto traumático que tuvo la aplicación de la reforma
agraria en Chile como elemento para comprender los sucesos posteriores. Mientras, Víctor
Bretón, en el contexto de las transformaciones neoliberales, en Ecuador, señalaba: ―la
importancia de releer la reforma agraria (…) en toda su complejidad histórica como una
herramienta de comprensión de la realidad; y releerla también como parte de un camino de
búsqueda de alternativas para los pequeños productores rurales glocalizados‖ (Bretón, 2006,
p.60)
El presente capítulo propone una lectura de las reformas agrarias, en Bolivia y Chile, como
momentos que dejaron importantes rastros: por tanto, procura dilucidar ¿qué transformaciones
implementadas a partir de estas reformas agrarias colaboran a delinear la configuración rural
contemporánea?

58
3.1 Reformas Agrarias en Bolivia

El Origen (1953-1964)
La reforma agraria de Bolivia se desarrolla, inicialmente, en el marco más amplio de la
Revolución de 1952; siendo el segundo país de Nuestramérica –después de México- donde una
vasta revolución social origina el proceso de redistribución de tierras; luego vendrá Cuba y,
después Nicaragua.
En el caso boliviano, las fuerzas que empujan las necesarias transformaciones sobre la
tenencia de la tierra, van tomando cuerpo a través de tenaces rebeliones indígenas y
campesinas; las que, posteriormente, en conjunto con organizaciones de trabajadores urbanos,
bajo la configuración de un movimiento social pluricultural y pluriclasista, llegan al poder a
través del Movimiento Nacional Revolucionario (MNR).
El proyecto político que encarna este movimiento social tuvo una clara impronta nacionalista
donde el Estado constituía la figura fundamental respecto a la configuración de una identidad
homogénea, pero también en relación a un proyecto de modernización del país. Desde esta
mirada, la reforma agraria, el programa de educación rural, la promoción del voto universal y la
nacionalización de las minas constituyen las estrategias privilegiadas para alcanzar tales
propósitos.
La reforma agraria de 1953 pretendía, por una parte, eliminar las formas de concentración y
abuso de poder que se desarrollaban en territorios rurales desde épocas coloniales; mientras,
por otra, buscaba transformar la estructura agraria en factor de crecimiento económico y
capacidad de sustentabilidad alimentaria interna.
Los objetivos fundamentales del decreto de ley de Reforma Agraria (DL.3464) eran: abolir la
servidumbre, eliminar el latifundio, distribuir las tierras a partir del lema ―la tierra para el que la
trabaja‖, restituir tierras usurpadas a comunidades indígenas, apoyar la tecnificación de las
actividades productivas agrarias, crear vías de comunicación despejadas entre occidente y
oriente, promover ―colonizaciones‖ hacia el oriente y, finalmente, conservar los recursos
naturales.
Para observar los modos en que estos objetivos finalmente se llevaron a cabo, es requisito
inicial distinguir entre territorios del altiplano y valles occidentales de aquellos de los llanos
orientales. La geografía, los entornos ecológicos, las culturas que conviven, los modos de
organización política y administrativa, definen los trazos para poder comprender el devenir
diferenciado de las tierras de Occidente y Oriente en este país.
Así, en Occidente, la eliminación del latifundio significó una importante parcelación de los
territorios altiplánicos cuyo objetivo fundamental era abolir los sistemas hacendales de
estructuración social y política, enfocada a una producción intensiva bajo la idea de colaborar
con la subsistencia de familias campesinas, mas donde la consideración de las comunidades
indígenas quedó muy pormenorizada. ―La Ley de Reforma Agraria de 1953 fue ambigua con los

59
ayllus y "comunidades" originarias. Esta falta de claridad no permitió brindar mejoras a los
comunarios, aunque se toleró su reproducción como sistema socio-económico y político local‖
(Ticona, 2003, p.6). No obstante la invisibilización general del tema indígena, cabe reconocer
que la reforma agraria en Occidente, logró aunque con ciertas limitaciones, la abolición de la
servidumbre y formas de trabajo servil como el ―pongueaje‖, tan características de las
relaciones rurales del período anterior.
Mientras, en Oriente, la reforma planteó la eliminación del dominio latifundista tradicional a partir
de un proyecto modernizador que, más que modificar los patrones de concentración y
distribución de la tierra, promovió el desarrollo de empresas agrícolas y la configuración de
neolatifundios, al tiempo que se implementan políticas de migración (principalmente interna) que
promovían la colonización de vastos territorios poco explotados ubicados en las zonas
tropicales o sub-tropicales, principalmente de los departamentos de Beni, Pando, Tarija y Santa
Cruz.
―La marcha hacia el Oriente‖ fue un proceso promovido en base a la desigual distribución de
habitantes en los territorios bolivianos (alrededor del 80% de la población habitaba la zona
altiplánica y de valles), así como también en la búsqueda por buscar nuevos modos de
asentamientos de familias campesinas que se encontraban en condiciones de empobrecimiento
ampliado. Fueron principalmente tres las modalidades en que se llevaron a cabo estos
procesos: la primera, a través de la dirección del Estado donde el organismo público establece
zonas, tierras y servicios básicos a conceder a ciertos grupos humanos; luego, existe una forma
que es semi-dirigida por el Estado, donde éste sólo se encarga de establecer las zonas a
ocupar concediendo algunos servicios básicos; y, finalmente, la migración espontánea que
responde a familias que migran de mutuo propio ante posibilidades de alcanzar mejores niveles
de existencia. A diciembre de 1974 el número de habitantes asentados en zonas de
colonización se estimaba en 299.796, equivalentes a 57.249 familias, beneficiados con la
dotación de 1.048.217 hectáreas; donde se consideraba que cerca del 80% eran asentamientos
espontáneos. (OEA, IICA, CIRA, FAO, 1976, p.29-30)
Como resulta evidente, la reforma agraria tuvo diversos efectos en Occidente que en Oriente.
Respecto a la ―eliminación del latifundio‖ se establece que, en Oriente, la reforma planteó la
eliminación del dominio latifundista tradicional a partir de un proyecto modernizador que, más
que modificar los patrones de concentración y distribución de la tierra, promovió el desarrollo de
empresas agrícolas y la configuración de neolatifundios. Señala Carlos Romero Bonifaz:

En general, en las tierras bajas del país no se afectaron los latifundios, no se revirtieron tierras, por el

contrario, se consolidó la hacienda tradicional y fue convertida en empresa agrícola y ganadera

moderna, además de haberse ampliado significativamente la entrega gratuita de tierras a través de

dotaciones individuales. (Romero, 2003, p.99)

60
Desde una mirada distinta, Luis Antezana (2011) plantea que los cambios más importantes en
cuanto a tenencia de tierra se produjeron en Oriente ya que un porcentaje muy importante de
las tierras de esta zona que eran de propiedad fiscal y correspondían a tierras baldías fueron
redistribuidas de acuerdo a los criterios prioritarios establecidos por la reforma agraria. Mientras
en Occidente, plantea el autor; por un lado, las tierras de comunidades indígenas se
mantuvieron casi en su totalidad bajo la misma condición; a su vez que, por otro lado, las
haciendas feudales de propiedad privada en la que sobrevivían los sistemas de servidumbre
colonial, fueron intervenidas bajo la forma de otorgar a las familias campesinas el derecho a la
propiedad de la tierra en que vivían (dentro de la extensión feudal), mientras los patronos fueron
retribuidos con la propiedad del resto de los territorios que se encontraban bajo su poder. No
obstante, recalca el autor, hubo excepciones en que algunas haciendas fueron del todo
parceladas, mientras también se dio el caso de haciendas en que, después de dar los derechos
de tierra a campesinos que habitaban los territorios, el resto de la tierra fue entregada como
propiedad colectiva de los campesinos. Luis Antezana plantea: ―En efecto, en casi la totalidad
de la zona de haciendas no hubo, en lo sustancial, cambio de la distribución de la propiedad de
la tierra. El antiguo orden se mantuvo casi sin variación‖, (Antezana, 2011, p.26-27).
Sobre la reconfiguración de los territorios en Occidente, Miguel Urioste agrega:

En el altiplano y los valles existe una alta fragmentación de la propiedad de la tierra. Pocos reconocen

que esta fragmentación es previa a la Reforma Agraria de 1953 y que estuvo determinada por

condicionantes medio ambientales, especialmente en el altiplano. (Urioste, 2003, p.32)

Desde la perspectiva del sistema productivo, Carlos Romero Bonifaz (2008), plantea que la
reforma agraria de 1953 ―…combinó la vía farmer en occidente, consistente en transformar la
comunidad originaria tradicional en pequeña propiedad con mayor articulación al mercado
capitalista, con la vía junker en el oriente, consistente en convertir la hacienda tradicional en
empresa capitalista‖ (Romero, 2008, p.112)
Pareciera, en este ámbito, que las transformaciones emanadas de la implementación de la
reforma agraria adquieren su lectura de acuerdo a cómo se conceptualiza la ―distribución de la
tierra‖; según si se asocia a una idea de necesaria reorganización de los territorios en términos
productivos bajo una concepción modernizante o si se concibe la distribución de la tierra bajo el
énfasis de cómo se organizan las diferentes formas de ser, estar y conocer en territorios rurales.
Pues finalmente, ¿qué se distribuye en una reforma agraria? ¿se distribuye sólo la tierra como
recurso? o, en otras palabras, ¿es la realización del paradigma productivo lo que define
prioritariamente a la reforma agraria?
Sin duda, los modos de concebir las reformas agrarias tiene relación con proyectos políticos
que empujan hacia una rearticulación de los grupos sociales con el territorio que los cobija,

61
integrando en ello la necesidad de hacer transformaciones productivas y tecnológicas que se
enfoquen hacia el mejoramiento de las condiciones de producción y la apertura de
oportunidades comerciales; mas también tiene relación con cómo se conciben las convivencias
socioculturales que en estos territorios se desarrollan, aun cuando en general éstas terminen
constituyendo el marco de las consecuencias inesperadas de estos procesos.
De esta manera, y no obstante las amplias diferencias en que este proceso se lleva a cabo
según los territorios, hay un elemento transversal a la implementación de la reforma agraria en
Occidente y Oriente: en ambos casos, el componente indígena quedó oculto bajo el manto del
campesino organizado, a pesar de la composición étnica del país.

En el censo de 1950, un 63% de la población censada fue clasificada como indígena y el 37% restante

como ―no indígena‖, ello sin tomar en cuenta a una población estimada de 87.000 personas (2.9% del

total) correspondiente a diversos grupos étnicos de las selvas y llanuras orientales. (Rivera, 1986,

p.74).

A partir de la Revolución de 1952, se produce un proceso de identificación de clases en los


sectores rurales con lo que se empiezan a desfigurar los conflictos interétnicos que
prevalecieron por largos períodos históricos. La lucha se reorganiza a partir de una ampliada
sindicalización y organización de milicias rurales que terminarán por convertir a los indígenas
parcialmente en campesinos. Se instala una nueva forma de vincularse con el Estado, los
partidos y las organizaciones sociales, desde una demanda revolucionaria a partir de una
perspectiva de clases. Por lo mismo, por la ausencia transversal del reconocimiento indígena,
es que los objetivos no resueltos por la reforma agraria de 1953 tienen que ver con la
conservación de los recursos naturales y la restitución de tierras usurpadas a comunidades
indígenas.
En términos generales, la reforma agraria implementada en Bolivia a partir de 1953 consiguió
cumplir con algunos propósitos fundamentales como la eliminación de relaciones serviles y la
construcción de vías terrestres que hicieran posible la comunicación entre occidente y oriente;
no obstante, los logros fueron parciales respecto a otros objetivos como la distribución de
tierras a partir del lema ―la tierra para el que la trabaja‖, la eliminación del latifundio y el apoyo a
la tecnificación de actividades productivas; mientras no se tocaron aquellos objetivos sobre
recursos naturales y comunidades indígenas. Serán procesos reformatorios posteriores los que
irán integrando en su elaboración los aspectos abandonados o aquellos cuyos impulsos fueron
transfigurados por las composiciones que la estructura de poder establece según el momento
histórico correspondiente.

62
Dictaduras, narconegocios y el frágil retorno a la democracia (1964-1996)
Varios textos que trabajan el tema de reforma agraria en Bolivia recalcan la idea de que la
reforma en el Oriente no produjo una diferencia relevante en los modos de distribución y
ocupación de los territorios; señalando, al mismo tiempo, que la estrategia implementada en
estos territorios adquirió especial carácter discrecional, sobre todo durante los regímenes
militares que se sucedieron en el país desde 1964. Oscar Bazoberri acota que si bien la reforma
agraria de 1953 no produjo cambios significativos en los modos de ocupar los espacios ni los
sistemas productivos de territorios orientales, ―en cambio, sí consolidó la influencia política
como mecanismo de titulación y adquisición de tierras‖. (Bazoberri, 2003, p.152)
Por su parte, Carlos Romero Bonifaz (2008) muestra datos concretos sobre los porcentajes que
corresponden a los períodos en que se realizan las mayores dotaciones de tierras:

….en el gobierno del Gral René Barrientos (1964-1968), se repartió el 5,4% del total y del Cnel. Hugo

Banzer (1974-1978) que entregó el 30,4% del total. En la gestión de Jaime Paz Zamora (1989-1993) se

distribuyó el 23,7% de los predios. Tres gobiernos (dos militares y uno civil) repartieron el 60% de la

superficie distribuida por el Estado. (Romero, 2008, p.117)

Luis Antezana, a pesar de tener una visión distinta respecto a los efectos que tuvo la reforma
agraria en tierras orientales, reconoce que a partir de 1964 se instaura un proceso
contrarreformatorio a nivel nacional que estará marcado por irregularidades ―…y hasta
aberraciones en la distribución de tierras en oriente, en especial a partir de los años 1971 y
1980‖ (Antezana, 2011, p.113)
Parte de las aberraciones planteadas por Antezana tiene relación con las imbricaciones que se
dieron entre los poderes político y económico con redes de narcotráfico, las que bajo regímenes
autoritarios adquieren gran libertad de acción. Baste mostrar que en 1980, bajo la dictadura de
Luis García Meza se desarrollan matanzas obreras y sociales de gran magnitud, quién además
estaba íntimamente ligado a redes de narcotráfico y establece relaciones con la dictadura
argentina, así como con Klaus Barbie (alto oficial nazi). Durante el año y poco más que alcanzó
a encumbrarse en el poder, se considera que hubo alrededor de 500 personas asesinadas o
desaparecidas.
En el contexto de gran represión y niveles elevados de nepotismo, el 17 de septiembre de 1982
se produce una huelga general organizada por la Central Obrera Boliviana (COB) que obliga a
la dimisión del Gral. Guido Vildoso Calderón –uno de los ocho militares que ocuparon la figura
presidencial entre 1978 y 1982- y que definirá la vuelta al frágil camino democrático con la
llegada al poder de Hernán Siles Suazo.
Bajo el gobierno de Siles Suazo, en 1984, la Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB) presentó un anteproyecto de ley de reforma agraria: la Ley

63
Agraria Fundamental (LAF). ―La LAF tuvo una orientación marcadamente –―andina-
comunitarista‖, buscaba dar mayor fuerza a la participación indígena-campesina en dirección
del autogobierno comunal‖. (Urioste, 2003, p.22)
Respecto a la reforma agraria de 1953, la LAF plantea como uno de sus ejes centrales el
cambio del lema ―la tierra para el que la trabaja‖ por ―la tierra para quien la trabaja
personalmente‖ en la búsqueda por aportar una reformulación de la distribución de tierras –
sobre todo respecto a la configuración neolatifundista de Oriente- así como también bajo la
concepción de reducir formas abusivas de trabajo; proponiendo, al mismo tiempo, modos de
trabajo colectivo y asociativo como figura primordial para al acceso a los derechos sobre la
tierra, buscando con ello el reconocimiento de unidades productivas de carácter familiar,
comunitarias y asociativas; a la vez, que busca contrarrestar la individualización de la
producción y la excesiva parcelación de tierras que se llevó a cabo en Occidente.
La LAF constituyó una iniciativa campesina e indígena que propuso un cambio en la orientación
del devenir de la reforma agraria en el país y que significó durante mucho tiempo uno de los
principales planteamientos de los movimientos campesinos e indígenas en Bolivia. No obstante
la importancia de estos planteamientos, hay que señalar que estas reflexiones aún comportan
un cariz en que el elemento ―campesino‖ desfigura el componente ―indígena‖ de las luchas que
por entonces se estaban enarbolando. No será hasta la década de los 90 cuando el
componente indígena adquiera cuerpo y fuerza en la exigencia de nuevos derechos, como
también en la formulación del ―territorio‖ como nuevo eje de disputa en el mundo rural boliviano.

Ley INRA o Segunda Reforma Agraria (1996-2006)


La década de los 90 se abre con fuertes movilizaciones indígenas de las tierras bajas que
exigen el reconocimiento de sus territorios. En 1990 se lleva a cabo la I Marcha indígena ―Por el
territorio y la dignidad‖; luego, en 1996, se convoca a la II Marcha Indígena y Campesina ―Por el
territorio, la tierra, los derechos políticos y el desarrollo‖ organizada por la CIDOB
21
(Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente de Bolivia ). A este escenario se suman
grandes debates a nivel nacional que se desarrollan entre protestas empresariales, ciudadanas,
campesinas e indígenas. Como consecuencia del desarrollo de estos procesos de emergencia
social resulta la promulgación de la ley 1715, más conocida como ley INRA o segunda reforma
agraria, bajo el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
La ley INRA tiene como objeto declarado en su artículo N°1:

21
La CIDOB nace en 1982 como una confederación de pueblos indígenas de tierras bajas, es decir, de las
tierras orientales de Bolivia; no obstante, a medida que adquiere fuerza va incorporando la representación
de pueblos originarios de otras zonas del país, por lo que actualmente se consigna la traducción de su
sigla simplemente como Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia.

64
Establecer la estructura orgánica y atribuciones del Servicio Nacional de Reforma Agraria (SNRA) y el

régimen de distribución de tierras; garantizar el derecho propietario sobre la tierra; crear la

Superintendencia Agraria, la Judicatura Agraria y su procedimiento, así como generar el saneamiento

de la tenencia de la tierra‖ (Ley n° 1715, 16 de octubre de 1996)

La reconfiguración orgánica institucional que establece esta ley busca abrir instancias de
participación social que, a su vez, colaboren en reducir el manejo discrecional de la distribución
de tierras por parte de prácticas autoritarias y de nepotismo generalizadas. Así, por ejemplo, la
22
conformación de la Comisión Agraria Nacional (CAN) incorpora la representación de otros
actores, tales como: La Confederación Sindical única de Trabajadores de Bolivia (CSUTCB), la
Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB), la Confederación de Pueblos
Indígenas de Bolivia (CIDOB) y la Confederación Agropecuaria Nacional (CONFEAGRO). Estas
figuras buscan generar instancias de control social sobre los procesos de distribución de tierras
a partir de esta ley.
Además de crear un marco institucional que buscaba garantizar una mayor transparencia en el
proceso reformatorio agrario, dentro de los principios básicos que establece la ley INRA están la
necesidad de garantizar el acceso con equidad al recurso tierra, otorgar seguridad jurídica a los
poseedores de la misma y promover el uso sostenible del recurso.
Para la consecución de tales propósitos, lo primero fue precisar las distinciones entre tipos de
propiedad, reconociéndose los siguientes: el solar campesino, la pequeña propiedad, la
mediana propiedad, la empresa agropecuaria, las tierras comunitarias de origen (TCO) y las
propiedades comunarias. El solar campesino y la pequeña propiedad tienen carácter de
indivisibles e inembargables, destacando ser lugar de residencia y sustento familiar para
quienes habitan en dicho espacio. En estos casos la propiedad es individual, está libre de
impuestos y puede ser vendida.
En la mediana propiedad y la empresa agropecuaria se asume una propiedad individual
concedida a una persona natural o jurídica; que utiliza mano de obra asalariada y aplica
tecnologías. Pueden ser transferidas, pignoradas o hipotecadas. Son propiedades que pagan
impuestos y que pueden ser vendidas.
Mientras, las TCOs son espacios geográficos que constituyen el hábitat de los pueblos y
comunidades indígenas originarias, a los cuales han tenido tradicionalmente acceso y donde
mantienen y desarrollan sus propias formas de organización económica, social y cultural, de
modo que aseguran su sobrevivencia y desarrollo. (Art. 41, p. 13)

22
Art. 10. (Comisión Agraria Nacional). La Comisión Agraria Nacional (C.A.N) es el órgano responsable de
proyectar y proponer políticas de distribución, reagrupamiento, redistribución de tierras, cualquiera sea su
condición y uso, para elevarlas a consideración de la autoridad máxima del Servicio Nacional de la
Reforma Agraria. (Ley 1715: pág. 4)

65
Por su parte, las propiedades comunarias son titulaciones colectivas a comunidades
campesinas y ex haciendas. Ambas figuras de propiedad (TCOs y comunarias) tienen carácter
de inalienables, indivisibles, irreversibles, colectivas, inembargables e imprescriptibles; además,
no pagan impuestos.
La denominación de TCO integra el concepto de territorio indígena enarbolado por el Convenio
169 de la OIT. A ojos de múltiples analistas, la incorporación de estas formas colectivas de
propiedad de la tierra, junto a sus características, han constituido un importante avance para las
comunidades indígenas, sobre todo para aquéllas de tierras bajas, que son principalmente
quienes tuvieron acceso a la titulación de sus tierras por medio del proceso de saneamiento que
establece esta nueva ley.
En cambio, en el altiplano, el hecho de que la ley INRA dispusiera dos figuras de propiedad
diferenciadas y excluyentes, individual o colectiva, generó graves conflictos; pues, en base a la
reforma agraria inicial (1952), se dieron situaciones en que un mismo sujeto contaba
simultáneamente con distintos tipos de derechos sobre espacios de tierra; a saber, contaba con
títulos de propiedad individual sobre un espacio acotado, mientras, al mismo tiempo, contaba
con derechos de tierras proindiviso (figura que daba cuenta de la titulación de tierras ―a favor de
todos o una parte de los comunarios vinculados a la hacienda‖ (Colque, 2009, p.40). Además
existía la figura de propiedad colectiva para comunidades originarias que podía sumarse a la
compleja figura de propiedad antes descrita. Esto se desarrolla principalmente en tierras
altiplánicas pues ahí es donde efectivamente conviven realidades que hicieron factible la
titulación múltiple de tierras.
Mientras en Oriente, se produjo un fenómeno distinto ya que las comunidades originarias
habitaban fundamentalmente territorios poco explorados y escasamente conectados. De hecho,
es fundamentalmente a partir del proceso de colonización interna, promovida por la reforma
agraria de 1952, cuando se empieza a notar la existencia de estos grupos aislados, al tiempo
que comienza a despertar el deseo por sus tierras como recursos y hábitat. No obstante, en
general, a partir de la ley INRA, aquellas comunidades originarias que habitaban territorios
orientales fuera del alcance de los negocios agroexportadores, han logrado lentamente obtener
los títulos de sus territorios a pesar de los conflictos que se presentan cuando se superponen
las TCOs con reservas naturales o con territorios que adquieren gran interés por su
concentración de minerales, bosques y otros recursos. En los casos de titulación de TOCs
obtenidas en este proceso esta situación de conflicto se ha resuelto principalmente a través de
23
la dotación de tierras fiscales .

23
Existen dos modalidades de distribución de tierras fiscales: la dotación y la adjudicación. La dotación es
gratuita y se desarrolla en favor de las comunidades campesinas, pueblos y comunidades indígenas y
originarias (ver Art. 42) Esta figura de titulación colectiva tiene prioridad por sobre la adjudicación, que
corresponde a una forma de distribución vía mercado, a título oneroso, y que se define por concurso
público.

66
En cambio, en Occidente, la parcelación excesiva de los territorios, las titulaciones múltiples y,
en definitiva, la configuración territorial que se ha ido desarrollando en esta zona, han dificultado
las posibilidades de distribución y titulación de tierras. Al respecto, Miguel Urioste plantea:

Con un pie en la economía de mercado y otro pie en las relaciones de reciprocidad, algunas veces

pisando más fuerte con uno de ellos, los campesinos e indígenas se organizan y acceden a la

propiedad de la tierra-territorio en una compleja combinación de un derecho propietario que mezcla casi

siempre la propiedad privada familiar con la propiedad comunitaria. Esto ocurre especialmente en las

comunidades originarias o de ex hacienda, y mucho menos en las comunidades nuevas en las que las

relaciones mercantiles son dominantes, donde existe tendencia al monocultivo y la propiedad es

únicamente privada. Es conveniente construir fórmulas jurídicas válidas que permitan la titulación mixta

al mismo sujeto. (Urioste, 2003, p.45-46)

A partir de la ley INRA, se establece un plazo de diez años para llevar a cabo el proceso de
titulación de tierras a través del ―saneamiento de tierras‖. El saneamiento de tierras implica la
titulación de tierras, y la solución de conflictos al respecto, a partir de la verificación del
24
cumplimiento de la Función Social y la Función Económica Social de los predios. Más, como
señalan Colque, Tinta y Sanjinés:

El proceso de ―saneamiento‖ carecía de una clara y directa relación con la facultad del Estado, a través

del INRA, de implementar una política de reforma agraria expresamente dirigida a revertir y expropiar

tierras de la gran propiedad (Urioste 2009; Lavadenz 1995). Sin lugar a dudas, esta falta de conexión

entre el procedimiento técnico-jurídico y el poder jurídico-político del Estado de recuperar el control

sobre las tierras de gran extensión obstaculizó el proceso de distribución y redistribución de tierras.

(Colque, Tinta y Sanjínes, 2016, p. 19)

La experiencia constata que, en general, el proceso de saneamiento ha sido mucho más lento y
engorroso de lo que se planteó inicialmente. La principal razón de ello estaría en la falta de
recursos con que los organismos del Estado llevan a cabo estas reformas; siendo la principal

24
La ley establece que ―se entenderá que el Solar Campesino, la Pequeña Propiedad, las Propiedades
Comunitarias y las Tierras Comunitarias de Origen, cumplen la función social, cuando sus propietarios o
poseedores, demuestran residencia en el lugar, uso o aprovechamiento tradicional de la tierra y sus
recursos naturales destinados a lograr el bienestar o desarrollo familiar o comunitario, según sea el caso,
en términos económicos, sociales o culturales‖. Por su parte, la FES hace alusión al ―empleo sostenible de
la tierra en el desarrollo de actividades agropecuarias, forestales y otras de carácter productivo, así como
las de conservación y protección de la biodiversidad, investigación y ecoturismo, conforme a su capacidad
de uso mayor, en beneficio de la sociedad, el interés colectivo y el de su propietario‖. (Art 2).

67
fuente de financiamiento la cooperación internacional, teniendo como correlato esperable que
los recursos son entregados para la consecución de ciertos propósitos prioritarios; de ello,
entonces también, el resultado de un mayor avance en la titulación de tierras - principalmente
TCOs- en los llanos orientales. Pero también existen dificultades para romper con estrategias
clientelares, abusos de poder, corrupción.
Para John D. Vargas, el proceso de saneamiento de la ley INRA no ha sido capaz de resolver
los problemas de tenencia de la tierra y señala que además: ―no existe la transparencia y
consistencia necesarias en la aplicación de esta Ley‖. (Vargas, 2003, p.15).

Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria (2006 en adelante)


La ley 3545 de reconducción comunitaria surge de las dificultades encontradas en la ejecución
del proceso de saneamiento de las tierras emprendida a partir de la ley INRA; tanto así, que su
objetivo primordial es modificar e incorporar nuevas disposiciones a la ley 1715 (Art. 1. Ley
3545).
El 18 de octubre de 2006 caducaban los plazos establecidos por la ley INRA para el
cumplimiento de los objetivos de saneamiento y titulación de tierras; a raíz de ello, el 19 de
octubre de ese mismo año, se promulga la ley 3501 que amplía en 7 años el plazo para la
ejecución de dicho proceso. Luego, el 28 de noviembre de 2006 se promulga la ley 3545 con
carácter de transitoria, pues se encontraba en marcha el proceso de Asamblea Constituyente.
Finalmente, en febrero de 2007, se presenta el Plan Estratégico Nacional de Saneamiento y
Titulación de Tierras 2007-2013 (PENSAT) que, en base a la ley 3545, propone líneas
estratégicas que buscan resolver el problema de la persistente desigualdad en la distribución de
tierras, considerando la restricción en el acceso a la que se ven enfrentados principalmente
comunidades originarias e indígenas, así como grupos campesinos. Se establece en este plan
estratégico:

. . . se pretende poner en marcha un proceso de saneamiento eficiente y transparente, que forme parte

de una verdadera Reforma Agraria capaz de responder, concreta y duraderamente a los graves

problemas económicos y sociales del sector agrario. El compromiso de asegurar el acceso a las tierras

no debe ser más que una primera parte del proceso. (PENSAT, 2007, p.8)

Este plan que propone fortalecer la transparencia, a partir de la participación directa de las
organizaciones sociales y de productores, también pretende agilizar y flexibilizar algunos
procedimientos, pues los resultados del saneamiento a la fecha eran desafortunados:

68
. . . de las 106,75 millones de hectáreas bajo objeto de saneamiento, sólo se saneó un 28,33%

(titulado 10,66% y por titular 17,67%); está en proceso de saneamiento un 14,91% y quedó sin sanear

el 56,76%. Además, en éste proceso el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) gastó 88,36

millones de dólares americanos (74,5% recursos de la cooperación internacional y 25,5% recursos

nacionales). (Nuñez, 2007)

En general, para asegurar la posibilidad de modificar la estructura de tenencia de la tierra, se


delinea una estrategia que plantea la necesidad de fortalecer y transparentar las instituciones y
sus procedimientos; al tiempo que considera fundamental desarrollar mecanismos confiables de
levantamiento, registro y administración de la información; como también establecer estrategias
de gestión económica y financiera que sean eficaces.
La reconducción comunitaria de la reforma agraria requiere de un Estado más activo e
interventor. En esta dirección, la ley 3545 otorga atribuciones especiales al Poder Ejecutivo para
controlar el cumplimiento de la Función Económico Social de los predios. En caso de
incumplimiento con este principio básico, el Estado puede revertir los títulos y proceder a la
posterior redistribución; priorizando el beneficio de las naciones, pueblos y comunidades
indígenas originarias campesinas sin tierra o con poca tierra.
Además, incorpora el mecanismo de ―saneamiento interno‖ que constituye una propuesta
enarbolada -durante la aplicación de la ley INRA- por las propias comunidades, tanto de
aquellas que habitan zonas altiplánicas y de valles, como aquellas que se organizan bajo la
figura de la Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB) que agrupa a
comunidades aymaras, quechuas y otros pueblos originarios que migraron a zonas tropicales o
subtropicales en búsqueda de mejores condiciones de existencia. El saneamiento interno se
planteó como una estrategia de resolución de conflictos sobre límites, derechos propietarios,
sucesiones hereditarias y titulaciones que se realiza entre los mismos comuneros a través del
25
diálogo y la búsqueda de acuerdos por medio de aprobación en asambleas .
El objetivo es recuperar y revalorizar usos y costumbres para lograr una modalidad apropiada
de saneamiento de tierras, sistematizar el SAN-INT como una nueva forma para el acceso y la
distribución de tierras y catastración, con derecho igualitario de la mujer para el acceso a la

25
La estrategia de ―saneamiento interno‖ se dio inicialmente a partir del Decreto Supremo 26559, en el
año 2002, donde se resuelve: ―Reconocer el denominado "saneamiento interno", como instrumento de
conciliación y resolución de conflictos aplicable al interior de colonias y comunidades campesinas,
indígenas y originarias, a fin de reconocer los acuerdos internos a los que arriben sus miembros con la
participación de sus autoridades naturales y originarias, aplicando normas propias, usos y costumbres,
siempre que no vulneren la normativa vigente y no afecten derechos legítimos de terceros.(Art. 1°. DS
26559). Aun cuando, paradójicamente, dicho decreto establece en su artículo 6 lo siguiente: ―Quedan
excluidas del ámbito de aplicación del presente Decreto Supremo las comunidades indígenas afiliadas a la
Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia – CIDOB‖

69
tierra. En esta nueva ley, asoma la equidad de género como lineamiento imprescindible en el
proceso de saneamiento y acceso a la tierra:

Se garantiza y prioriza la participación de la mujer en los procesos de saneamiento y distribución de

tierras. En caso de matrimonios y uniones conyugales libres o de hecho, los títulos ejecutoriales serán

emitidos a favor de ambos cónyuges o convivientes que se encuentren trabajando la tierra,

consignando el nombre de la mujer en primer lugar. Igual tratamiento se otorgará en los demás casos

de copropietarios mujeres y hombres que se encuentren trabajando la tierra, independientemente de su

estado civil. (Disposición final octava Ley 3545)

A diciembre del 2012, se consolidaron los derechos sobre propiedad de la tierra para mujeres
en un 46%, mientras que para hombres un 53%. La participación de las mujeres en la titulación
de tierras ha aumentado considerablemente; no obstante se ha visto que acceden a
proporciones menores de tierra que sus pares masculinos; así también, a pesar de contar con
los respaldos jurídicos a nivel constitucional, existen un sinnúmero de factores que dificultan el
ejercicio concreto de estos derechos como pueden ser las normas consuetudinarias y los
patrones culturales de ciertos pueblos y comunidades indígenas campesinos originarios.
Como es posible advertir, son varios los énfasis culturales y sociales que encuentran su
enunciación e incorporación en la ley 3545; temas como: comunidades originarias e indígenas,
mujeres, participación de movimientos sociales, resguardo ecológico de ciertos territorios,
aparecen componiendo el nuevo panorama de reordenamiento territorial en Bolivia.
Todos estos temas adquirirán aún mayor fuerza a partir de la Nueva Constitución Política del
Estado (CPE), emanada del proceso de Asamblea Constituyente realizado durante el 6 de
26
agosto de 2006 y el 10 de diciembre de 2007 . Es más, la Nueva Constitución se hace cargo
del problema presente principalmente en territorios altiplánicos y de los valles, donde conviven
diversas formas de propiedad sobre la tierra, situación que condujo a titulaciones múltiples lo
que trajo, a su vez, graves consecuencias al momento de aplicar los procesos de saneamiento
y titulación de tierras implementados a partir de la ley INRA. La Nueva CPE ―introduce la
complementariedad entre derechos colectivos e individuales, permitiendo -por primera vez- la
titulación mixta de la propiedad, de acuerdo a las dinámicas que existen en las comunidades
campesinas e indígenas, especialmente las de valles y altiplano‖ (Chumacero, 2010, p.14).
Los distintos análisis que se hacen en relación a la aplicación de la ley 3545, en general,
coinciden en visualizar una transformación en la estructura en la tenencia de la tierra en Bolivia.
De acuerdo a los datos del INRA, elaborados por CIPCA, en el período que va de 1953 a 1992

26
No obstante la Nueva CPE entra en vigencia el 7 de febrero de 2009, pues hubo de pasar por un
referéndum constitucional realizado en enero de 2009.

70
la proporción de hectáreas tituladas en manos de empresas y medianos propietarios se
encumbraba en el 68%, quedando en manos de pequeños propietarios y de propiedades
comunarias aproximadamente el 30% (hay un 2% de casos sin información); mientras, durante
el período que recorre desde la puesta en marcha hasta el año 2012, las proporciones varían
significativamente, obteniendo las Tierras Comunitarias de Origen un 35% de las hectáreas
tituladas, un 20% corresponden a tierras fiscales y tan sólo un 7% para empresas y medianas
propiedades, el restante 22% son titulaciones que corresponden a la figura de pequeños
propietarios y propiedades comunarias.

Los resultados de la aplicación de la Ley 1715 y 3545,…, muestran que en 16 años de aplicación de

dichas Leyes, entre 1996 y 2012, el sector indígena originario campesino ha logrado consolidar 36,55

millones de hectáreas; es decir, duplicar la superficie lograda a 1992. Entonces,…, preliminarmente se

puede sostener que hay cambios sustanciales en la estructura de la tenencia de la tierra en el país, con

mayor acceso de indígena originario campesinos a este recurso en comparación a lo que sucedía hace

dos décadas. (Soliz y Nuñez, 2013, p.15)

Considerando que, a fines de octubre del año 2013, se dictó la ley 429 cuyo fin es establecer
una nueva ampliación de los plazos -esta vez por cuatro años- para realizar el proceso de
saneamiento de tierras, ciertamente aún quedan varios problemas por resolver, siendo quizás
uno de los más importantes la necesaria redistribución de aquellas tierras de los llanos
orientales que se encuentran todavía en manos de latifundistas que han ido dilatando los plazos
27
respecto a la comprobación de la FES en sus predios , entrabando los procesos, movilizando
recursos económicos y políticos de manera de obstaculizar la reconversión de tierras para su
posterior redistribución. Otro tema pendiente tiene relación con las tierras fiscales que aún
quedan por distribuir, pues en muchos casos estas tierras estarían siendo ocupadas ilegalmente
por diversos grupos rurales. Finalmente, una deuda histórica característica de estos procesos
es la falta de apoyo técnico y financiero para que las tierras distribuidas puedan cumplir
óptimamente con la función social establecida, así como también puedan colaborar en un
desarrollo productivo que potencie la seguridad y soberanía alimentarias del país.

27
A partir de la Cumbre Agropecuaria realizada en agosto 2015 se amplió el plazo para la comprobación
de la FES en territorios orientales.

71
3.2. Reforma Agraria en Chile

El origen (1959-1964)
Los inicios de la reforma agraria chilena se entreveran en la discusión internacional, comandada
por EE.UU y su propuesta de Alianza para el Progreso, que formulaba la idea de avanzar en
procesos paulatinos –moderados- de redistribución de tierras; previniendo el efecto de la
Revolución Cubana en la política latinoamericana. En el contexto de guerra fría, la preocupación
norteamericana busca incidir en políticas sociales que se empiezan a plantear desde los
pueblos al sur; a cambio, entrega recursos por tiempos definidos.
En Chile será la impronta modernizante, enfocada en la estructura productiva, con fuerte énfasis
técnico-tecnológico la que configura parte significativa de la estrategia para la implementación
del proceso de reforma agraria en suelos rurales. Se hace hincapié en la necesidad productiva
generada por la creación de una demanda interna de alimentos mucho mayor de la capacidad
tecnológica instalada.
Muestra de este énfasis se puede encontrar en las palabras emitidas, en octubre de 1959, por
Jorge Saelzer Balder, Ministro de Agricultura durante el gobierno de Jorge Alessandri
Rodríguez, quien declara:

Junto a este planteamiento básico, en que se le da prioridad absoluta a la creación de la mayor

estabilidad del mercado interno y de una base económica real a la agricultura, está el esfuerzo por

llevar, a través del Ministerio y otras entidades, la adecuada ayuda técnica a los campos.‖ Y luego

señala: ―…la verdadera reforma agraria constructiva, paulatina, transformadora y procuradora de un

mayor bienestar a través de una mayor producción. (Garrido, 1988, p.85-86)

En agosto de 1962 se elabora la primera ley de reforma agraria (Ley 15.020) y, con ella, la
creación de tres organismos orientados al desarrollo rural: Corporación de la Reforma Agraria
(CORA), Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP) y Consejo Superior de
Fomento Agropecuario (CONSFA).
El gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez, más que una transformación en la estructura de la
propiedad de la tierra bajo el propósito de integrar amplias capas sociales que estaban al
margen; se proponía, más bien, distribuir tierras fiscales a familias campesinas y la formación
de cooperativas, con ello descomprimir un tanto el malestar social de la ―cuestión campesina‖.
Como no hay intención de trastocar el orden latifundario existente, la estrategia se concentra en
intentar aumentar la producción agraria a partir de la subdivisión de tierras fiscales, la formación
de cooperativas campesinas, así como el compromiso del Estado de entregar asesorías
técnicas a campesinos ―empresarizables‖ y generar investigación académica.

72
En el acostumbrado mensaje presidencial de los 21 de mayo, aquél correspondiente al año
1960, el Presidente Jorge Alessandri expresa:

Toda verdadera reforma agraria debe empezar, a juicio del Gobierno, por incorporar al dominio privado

esta valiosa extensión de nuestro suelo (tierras pertenecientes al Estado y a las diversas instituciones

del sector público), que no siempre están trabajadas de manera conveniente y cuya incorporación al

dominio privado habrá de traer positivos beneficios, pues, es evidente que el propietario particular,

contando con la debida asistencia técnica, sabrá explotarla de manera más útil para nuestra

desenvolvimiento económico. (Garrido, Guerrero, y Valdés, 1988, p.85)

En el ámbito de la discusión precedente a la promulgación de la ley, Clodomiro Almeyda se


refiere al proyecto de ley como un ―gran fraude político‖; pues plantea que aunque el proyecto
manifiesta discursivamente resolver un problema grave presente en la realidad social y
económica del país; en realidad lo que busca es, por un lado, establecer una imagen al interior
y al exterior del país de compromiso con cierta responsabilidad social; mientras, por otro lado,
está el interés de satisfacer las demandas de organismos internacionales comandados por
Estados Unidos y, finalmente, colaborar en la mantención de la estructura de clases vigente.
En julio de 1962, un mes antes de la promulgación de la ley, dice Almeyda:

. . . entonces, ocurre y toca la casualidad, por lo demás sugestiva, que cuando se formuló en Estados

Unidos la política de la ‗Alianza para el Progreso‘, como resultado del ascenso del señor Kennedy al

poder, entonces se comienza aquí en Chile a hablar de reforma agraria. Y, otra cosa más curiosa, aún,

no solo en Chile se empieza a reconocer su necesidad, sino que también en toda la América Latina.

(….) ¿Qué significa esto? Significa que no estamos en presencia de una iniciativa destinada a hacer

una reforma agraria auténtica. Porque, algo es auténtico cuando expresa en forma natural una

exigencia, en forma espontánea, como nacida de adentro. Aquí no. (…) En consecuencia, ese proyecto

de reforma agraria es algo inauténtico y, a la vez, fraudulento, porque el propósito que en el fondo se

persigue es algo muy distinto de aquello que se quiere aparentar‖ (Almeyda, 1962, p.7)

Este período originario de la reforma agraria chilena pasó a la historia como ―la reforma de los
maceteros‖ por el escaso alcance que tuvo en sus propósitos. Es destacable de este primer
eslabón de la reforma agraria, la instalación política e institucional de este fenómeno; pues,
posteriormente, dio pie a un proceso de transformación profundo y concreto en el mundo rural,
en cuanto a tenencia y distribución de tierras se refiere.

73
Reforma Agraria Social Cristiana (1964-1970)
Ya en tiempos de Alessandri Rodríguez algunos sectores de la Iglesia Católica habían
levantado la problemática rural y el tema de división de tierras como una cuestión urgente de
resolver. De hecho en 1961, un grupo de párrocos de la provincia de Aconcagua escribe una
misiva al presidente en que señalan:

Entendemos que en una Reforma Agraria debe realizarse la distribución de la tierra de manera que

también la posean los que verdaderamente la trabajan. El ideal hubiera sido una evolución lenta, en

que las cosas hubieran ido madurando de a poco y en que todo podría haberse hecho en forma más

técnica y ponderada; pero a estas alturas nos parece que la Reforma Agraria debe hacerse cuanto

antes, aunque no resulte todo lo técnicamente perfecta que fuere de desear…‖ (Garrido, Guerrero, y

Valdés, 1988, p.90)

La respuesta del entonces presidente fue tajante; aun así, algunos obispos y arzobispos
emprendieron procesos reformistas en terrenos que pertenecían a la iglesia; siendo ejemplo
original el Obispo de Talca, Manuel Larraín Errázuriz, formando una cooperativa campesina el
26 de junio de 1962, a partir de una distribución de tierras de la iglesia a campesinos; mientras
el Arzobispo de Santiago, Cardenal Raúl Silva Henríquez, anunció proyectos similares en dos
fundos de propiedad de su diócesis. A partir de estas experiencias, con el financiamiento de
MISEREOR (organización de obispos alemanes de cooperación para el desarrollo), en 1963
surge el Instituto de Promoción Agraria (INPROA) conformado por un equipo técnico laico
compuesto primordialmente por militantes demócrata-cristianos.
En alguna medida la aparición de INPROA también tiene relación con la necesidad, sobre todo
de la Democracia Cristiana, por levantar una plataforma de ideas y experiencias sobre los
modos de llevar a cabo el proceso reformatorio, desde una perspectiva distinta a la planteada
por el Frente de Acción Popular (FRAP), asociación de partidos de izquierda que también
contaba con fuerte presencia en zonas rurales.
En noviembre de 1964, el candidato demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva gana las
elecciones. Durante su gobierno se dictan dos leyes de particular trascendencia para el devenir
rural chileno: la segunda ley de reforma agraria (Ley 16.640) y la ley de sindicalización
campesina (Ley 16.625); ambas dictadas el año 1967, siendo la ley de sindicalización
campesina anterior por unos meses a la nueva ley de reforma agraria. A partir de entonces,
después de numerosos intentos que habían existido por avanzar en la sindicalización
campesina, los trabajadores rurales lograron organizarse en sindicatos, federaciones
provinciales y confederaciones nacionales.

74
1967 1968 1969 1970
Sindicato socios Sindicato socios Sindicato socios Sindicato socios
Confederación Libertad 59 15.411 62 17.421 73 23.024 79 29.131
Confederación Triunfo
107 26.827 158 39.288 187 47.610 224 64.003
Campesino
Confederación Ranquil 50 10.961 83 18.253 126 30.912 163 43.867
Fuente: Fondo de Educación y Extensión Sindical (Santana, 2006, p.238)

Además de los altos niveles de sindicalización alcanzados durante estos años, se desarrolla
importantemente formas organizativas de carácter cooperativo. Señala José Bengoa (1983) que
se llegaron a formar ―alrededor de 200 cooperativas de campesinos y más de 2.100 comités de
pequeños productores‖. A su vez, señala que ―El Estado fomenta por medio del Instituto de
Desarrollo Agropecuario (INDAP) y del Instituto de Capacitación e Investigación en Reforma
Agraria (ICIRA) la organización de estos sectores, los apoya y les entrega capacitación‖.
(Bengoa, 1983, p.33)
La idea del cooperativismo era fundamentalmente lograr que los campesinos, a través de su
organización, consiguieran potenciar y hacer más eficiente la gestión de los recursos
disponibles, incluida su fuerza de trabajo, de manera de aumentar la producción agraria,
incidiendo con ello en el bienestar social de sus familias, pero también en el desarrollo
económico del país. Todo lo anterior a partir de una experiencia donde las obligaciones y
beneficios son colectivos; es decir, corresponde a un fenómeno de carácter comunitario que
exige la coordinación y compromiso de cada uno de sus integrantes para acceder a un
provecho común en que se asume, por tanto, es más probable obtener beneficios bajo una
situación colaborativa.
A su vez, desde distintas miradas, se plantea que el cooperativismo debía estar acompañado, y
quizás de alguna manera cautelado, por el saber técnico de expertos junto a la participación de
organismos del Estado, de manera de potenciar sus óptimas posibilidades de desarrollo.
El proyecto de reforma agraria formulado a partir de la ley 16.640 tenía como objetivos básicos:
en primer término, aumentar la producción agraria nacional; luego, distribuir y otorgar titulación
de tierras a miles de campesinos que trabajan la tierra; para, finalmente, mejorar de las
condiciones de vida y laborales de los habitantes rurales.
De acuerdo al análisis realizado por Jaques Chonchol (2006), se desprende que fue esta
segunda ley de reforma agraria la que en definitiva permitió emprender las acciones
conducentes a las expropiaciones territoriales. Se define un procedimiento donde CORA
resuelve las causales de expropiación de predios a partir de los siguientes criterios: contar con
una superficie mayor a 80 HRB, tener un predio abandonado y/o tener un predio mal

75
28
explotado . También se establece una suerte de expropiación voluntaria. Según el estudio
realizado por José Bengoa, ―El 46% de los predios expropiados lo fue por la causal de
abandono o mala explotación, el 30% fue ofrecido a CORA por sus dueños, y un 13% fue
expropiado por exceder las 80 HRB‖ (Bengoa, 1983, p.35)
Es importante considerar en este proceso que el artículo 16° de la ley 16.640 establecía la
posibilidad de conservar un máximo de 80 hectáreas para aquellos productores agrícolas que
son eficientes en su producción. Este artículo será decisivo para la conservación de tierras más
productivas por parte de terratenientes y sectores de la emergente «burguesía agrícola».
Además, el art. 16° da cuenta de lo que Heidi Tinsman (2009) llama ―la dualidad de la propuesta
demócrata cristiana‖, señalando que esta propuesta era muestra de las divisiones internas del
partido, al tiempo que:

. . . era reflejo de la convicción, compartida por las tendencias del partido, de que el capitalismo podía

ser simultáneamente más eficiente y más democrático, sin desatar un conflicto de clases. Desde su

perspectiva los campesinos podían organizarse, recibir tierras y gozar de un mejor nivel de vida, sin

poner en peligro la producción agrícola o castigar a aquellos latifundistas que producían en forma

eficiente (Tinsman, 2009, p. 100).

También muestra Heidi Tinsman cómo, tanto para demócratacristianos como para dirigentes de
izquierda, eran los inquilinos quienes representaban la figura oprimida del campesinado ―ello
pese a que hacia los años sesenta, los inquilinos comprendían solo una minoría de los
trabajadores de las haciendas, y en general estaban menos empobrecidos que los minifundistas
y los trabajadores temporeros‖ Para luego agregar: ―La centralidad de los inquilinos hizo de los
sindicatos un asunto eminentemente masculino. . . ., los hombres constituyeron el 94% de la
membresía sindical‖. (Tinsman, 2009, p.103).
Muestra la autora cómo mujeres, temporeros y minifundistas no fueron considerados grupos a
incorporar dentro de los lineamientos de justicia social que por entonces se erigían. Por lo que
las mujeres que se vieron beneficiadas por el proceso reformatorio, lo hicieron en virtud de su
participación en un grupo familiar como esposas o hijas, donde el varón era quien recibía la
propiedad de la tierra. No obstante esta fórmula, señala Tinsman, la mayoría de ellas apoyaba
el proceso de reforma agraria.
Justamente respecto al destino de las tierras expropiadas y su distribución, se establecen los
asentamientos campesinos como mecanismo básico de asignación de tierras, que buscaba dos

28
Se entiende por predio abandonado ―aquel que no es objeto de hechos positivos de explotación
económica como cultivos agrícolas, empastadas, crianza de ganado, cuidado y conservación de los
bosques naturales o artificiales, u otros de análoga significación económica‖. Y predio mal explotado es
aquel cuya explotación se realiza en condiciones económicas, técnicas o sociales inadecuadas. (Ley
16640. Art. 1°)

76
propósitos: ―. . . preparar a los campesinos para la gestión externa y explotación interna de las
futuras explotaciones definitivas. Darse un plazo de cinco años para las inversiones
29
complementarias necesarias (viviendas, caminos, bodegas, etc)‖ (Chonchol, 2006)
Hay que destacar algunos puntos que son prioritarios para entender el desenvolvimiento de
este proceso durante el período que estamos trabajando. Lo primero es señalar que en el
período que va entre 1960 y 1965 se produce un gran movimiento de división de tierras; las
grandes haciendas se ―hijuelan‖ en predios menores repartidos entre familiares cercanos. Tan
fuerte resultó ser el fenómeno de subdivisión de tierras que, en 1965, se dicta una ley (Ley
N°16465) donde se establece la prohibición de hacer subdivisiones de tierras sin previa
autorización de CORA. A pesar de que las estadísticas de la época son ampliamente criticadas,
varios autores muestran cómo entre 1955 y 1965 -años en que se realizaron censos
agropecuarios- el número de explotaciones crece exponencialmente, pasando de ser 151.000
en 1955 a ser 250.000 en 1965.
Junto a esta estrategia de retención de privilegios por algunas familias oligarcas, se da una
situación de contrastes regionales respecto a la distribución de tierras. José Bengoa destaca
que en la zona norte se beneficiaron a un número mucho mayor de campesinos que en la zona
sur, pues en las provincias de Valdivia, Osorno y Llanquihue, el peso de los grandes
propietarios era más significativo, mientras en la zona de Coquimbo existía una organización
campesina importante (Bengoa, 1983, p.36).
A estos elementos hay que agregar la presión por la tierra que empiezan a ejercer directamente
los campesinos, organizados bajo el alero de los partidos de izquierda, con las toma de fundos.
La primera toma exitosa será realizada a fines de 1965 en el fundo ―Los Cristales‖ en las
cercanías de Curicó. Este será ejemplo a seguir durante los años posteriores, adquiriendo
mayor fuerza a partir de 1968 como paso inicial que empuja la necesidad de continuar con los
procesos expropiatorios.
Por otra parte, en la Araucanía, se va consolidando un fuerte movimiento mapuche cuyo
propósito es recuperar tierras usurpadas y ampliar sus territorios de acuerdo a los Títulos de
Merced que habían sido persistentemente transgredidos por grandes latifundistas bajo la
anuencia del Estado chileno. Las ―tomas de fundos‖ y las ―corridas de cerco‖ por comunidades
30
mapuche y sus aliados políticos , fueron las principales estrategias utilizadas por estos actores
para reivindicar la restitución de sus territorios, pues ―los mapuche no fueron considerados en

29
Chonchol, Jacques: Reforma y contrareforma agraria en Chile, Consulta de Expertos en Reforma
Agraria en América Latina, FAO, Santiago, diciembre 2006.
Disponible en www.rlc.fao.org/es/desarrollo/tenencia/pdf/02doc.pdf
30
La corrida de cercos fue una acción política impulsada por el Movimiento Campesino Revolucionario
(MCR), que correspondía a la facción campesina del MIR, a partir de 1969 en comunidades mapuche. El
método consistía en trasladar, durante las noches generalmente, los cercos de territorios colindantes hacia
los límites explicitados por los títulos de Merced. Por su parte, las ―tomas u ocupaciones de fundos‖, para
el caso de acciones políticas mapuche, ya no decía relación con restablecer los deslindes consignados en
títulos de Merced, sino a la recuperación de tierras ancestrales que han sido usurpadas y no están
reconocidas en los títulos mencionados.

77
su especificidad en la ley 16.640‖ (Correa, Molina y Yáñez, 2005, p.105). Tal como lo plantean
los autores, la ley de reforma agraria tenía carácter general y nacional, mientras la demanda
mapuche estaba situada localmente, con contenidos culturales y comunitarios que la ley no
contemplaba. Así pues, durante el gobierno de Frei Montalva, el denominado ―problema
mapuche‖ se mantuvo al margen de la ley de reforma agraria y se intentó resolver algunos
elementos de su consideración a través de la ley indígena 14.511, dando apoyo técnico y
crediticio.

Sin embargo, el espíritu de la legislación de Reforma agraria y el clima político que circundó su

aplicación favoreció a que sea el propio movimiento indígena, mediante las corridas de cerco y tomas

de predio, el que promoviera su propia reforma agraria y exigiera que la Ley 16.640 les sirviera de justo

marco normativo. (Correa et. al. 2005, p.107)

De cualquier forma, muestran los autores, las expropiaciones a favor de las demandas
mapuche fueron exiguas (4,69% de los predios expropiados durante el gobierno de Frei
Montalva), siendo la principal forma de acceso a tierras a través de la incorporación individual –
no comunitaria- en los asentamientos que consideraba la ley.
A fines del gobierno demócrata-cristiano se presenciaban elevados niveles de conflictividad que
se expresaron en la radicalización de las organizaciones, perdiendo terreno la Democracia
Cristina en la representación de sus intereses y adquiriendo mayor presencia partidos y
movimientos de izquierda.

Reforma Agraria Popular (1970-1973)


Con la Unidad Popular en el gobierno hubo un mayor empuje a las expropiaciones iniciadas
durante el período anterior. En 1973 el latifundio era prácticamente una experiencia del pasado.
Entre 1970 y 1973 se ejecutaron más del 60% del total de expropiaciones realizadas durante la
reforma agraria chilena. ―Además, este rápido y masivo cambio de tenencia de la tierra fue
hecho casi sin violencia y sin disminuir el área sembrada ni la producción agropecuaria global,
caso único en reformas agrarias de esta envergadura‖, dirán Barraclough y Affonso en el
informe realizado por FAO/PNUD sobre el proceso de reforma agraria en Chile.
A mediados de 1972 quedaban sólo 200 latifundios (predios mayores de 80 HRB) con el control
31
de un 3% de las tierras productivas . La vasta reducción de tierras latifundistas se explica, por
supuesto, por la redistribución de tierras (35% de superficie productiva), pero también por el
importante proceso de subdivisión e hijuelación de latifundios.

31
En 1965 había alrededor de 4.876 latifundios que controlaban cerca del 55% de la tierra productiva del
país.

78
Con el gobierno de la Unidad Popular, las estrategias consideraban necesaria una participación
más activa de los habitantes rurales a través de sus organizaciones. Así, el 21 de diciembre de
1970, se establece el decreto N°481 a partir del cual se crea el Consejo Nacional Campesino
con la intención de otorgar una intervención más directa a los trabajadores en la organización
productiva rural. Se pensó como una instancia de coordinación entre el gobierno y las
organizaciones campesinas respecto al proceso de reforma agraria y sus complejidades
prácticas. En su primer mensaje presidencial, Allende declama:

. . . el Gobierno no termina su política de Reforma Agraria en las expropiaciones, sino que impulsa

activamente la participación responsable y ejecutiva de los trabajadores en el manejo de los predios

expropiados, liquidando de esta manera la política paternalista de la CORA, que simplemente

reemplaza el patrón por un funcionario. A través de planes racionales de explotación que cuenten con

la participación y compromiso responsable de los trabajadores, el Gobierno espera convertir al sector

reformado en un pilar básico de la producción agraria‖‘ (Garrido et. al., 1988, p.138-139)

Por su parte, los asentamientos se organizaban a partir de una combinación de tierras


colectivas y tierras individuales, donde cada asentado contaba con una porción de tierras
destinada a la subsistencia familiar, al tiempo que debía trabajar de manera colectiva en las
tierras comunitarias cuyo propósito era aportar a la producción nacional. Los asentamientos
redundaron en un gran avance en la calidad de vida de quienes pudieron acceder a esta forma
de dotación de tierras; pero ―incluían sólo entre el 10 y a un 15 por ciento de los trabajadores
agrícolas varones del Valle del Aconcagua y de todo Chile‖ (Tinsman, 2009, p. 193). Los
asentamientos se organizaban a través de asambleas y consejos campesinos, se sentían
partícipes de sus vidas y del gobierno. No obstante, los asentamientos también provocaron
conflictos, sobre todo en relación a un amplio número trabajadores agrícolas que aspiraban
formar parte de algún asentamiento y tener acceso a los derechos y privilegios que en estos
territorios se extendían. También estaban los minifundistas y empleados de exhaciendas, que
no fueron considerados dentro de las prioridades de la reforma agraria; los primeros, mantenían
precarios niveles de subsistencia y, los otros, mantenían fuertes lazos de dependencia material
y simbólica con sus empleadores antiguos. Frente a estos problemas se crearon los Centros de
Reforma Agraria (CERA) que buscaban corregir algunas de las dificultades que los
asentamientos marcaban entre asentados y no asentados, teniendo como propósito integrar a
quienes se encontraban al margen de la organización de la producción agraria nacional. Dirá
Heidi Tinsman que los CERA también fueron un intento por integrar a las mujeres a la
producción agraria. No obstante, ―la mayoría de los CERA fracasó en generar más empleo para
las mujeres y en elevar los niveles de participación femenina en la administración‖. Agrega

79
luego: ―… la mayoría de las mujeres campesinas encontraron, durante el proceso de vía al
socialismo, nuevas oportunidades de trabajo en los fundos privados‖ (Tinsman, 2009, p.254-
255). Atribuyendo la causa de ello principalmente a la resistencia masculina a la participación
de la mujer en estos espacios.
Mientras, los niveles de organización campesina, mayoritariamente masculina, se
incrementaban:

. . . había una movilización campesina impresionante, como se puso en evidencia por el aumento del 70

por ciento en el número de campesinos sindicalizados, de 140.293 que eran a fines de 1970 a 253.531

en abril de 1972. Durante 1971 se formaron 186 Consejos Comunales Campesinos. Durante este

período hubo también un gran aumento en el número de huelgas campesinas y de tomas de fundos

(1.758 huelgas y 1272 tomas en 1971), pero en su inmensa mayoría fueron de corta duración y sin

violencia o daños a la propiedad‖. (Barraclough, S., Affonso, A., Hernández, S., Zemelman, H., Gómez,

S. y Bengoa, J., 1973).

Ahora bien, respecto a las formas de incorporar a las comunidades mapuche al proceso
reformatorio en curso; a partir de 1971, se pone en marcha un acuerdo de restitución de tierras
a comunidades mapuche conocido como ―El Cautinazo‖, el que se pone en marcha a partir de la
constitución de la ―Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas‖, trasladando en enero de
1971, por un período de dos meses, al Ministro de Agricultura –Jaques Chonchol- y otros
emisarios de gobierno a Temuco, provincia de Cautín, para realizar los estudios pertinentes de
los títulos de Merced que dieran pie al proceso expropiatorio a favor de reivindicaciones
mapuche de usurpación de tierras.
Según Berdichewsky –citado por Correa et. al- hubo varios elementos que complicaron la
realización de este proceso reformatorio para comunidades mapuche, dentro de las cuales
destaca la existencia de un número importante de reivindicaciones mapuche sobre predio
menores de 80 hás, muchas veces en manos de pequeños campesinos, lo que impedía la
aplicación de la ley de reforma agraria; pero también aconteció que demandas mapuche se
superponían al propio proceso reformatorio emprendido, reivindicando territorios donde el
Estado había configurado asentamientos campesinos, lo que dificultaba las posibilidades de
negociación y alcance de acuerdos. No obstante estas dificultades, el gobierno persiste en su
intento por apoyar las reivindicaciones mapuche, buscando fórmulas legales que permitan
avanzar en este propósito; en esta senda, en 1972, es aprobada por el Senado –con múltiples
observaciones y modificaciones- la nueva Ley Indígena elaborada por organizaciones mapuche
y donde ―será la primera vez que un cuerpo legal incorpore un criterio que define la calidad de
indígena, integrando la dimensión étnica‖ (Correa et. al, 2005, p.193)

80
A pesar de la disposición del gobierno a colaborar con las demandas del pueblo mapuche, el
proceso de restitución de tierras a comunidades mapuche estuvo acompañado por importantes
movilizaciones de tomas de fundos y corridas de cerco, sobre todo durante el primer año de la
Unidad Popular; pues después, estas formas reivindicativas de tierras empezaron a ser
resistidas por grupos paramilitares que se organizaron al alero de organizaciones de extrema
derecha, denominados ―Comités de Retoma‖; pues el Estado privilegió estrategias de diálogo
con las comunidades en conflicto, denegando el ejercicio de la fuerza pública para el desalojo
de los ocupantes, al tiempo que se buscaban estrategias legales para dar curso a las
reivindicaciones en disputa. Pues bien, la acción de los ―Comités de Retoma‖ redujeron
importantemente las recuperaciones de tierras por parte de comunidades mapuche a través de
la violencia directa de parte de estos grupos patronales, los que –según muestran Correa et. al-
estaban amparados por la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), el Consorcio Agrícola del
Sur (CAS) y la Federación Provincial de Sindicatos de Empleadores Agrícolas de Malleco y
Cautín.
De esta manera, los conflictos se agudizaban por distintos frentes. La Democracia Cristiana se
había aliado con el Partido Nacional formando parte de la oposición a la Unidad Popular, varias
organizaciones campesinas querían sentar las bases de su autonomía de los aparatos
institucionales y partidarios, los partidos luchaban entre sí por la preeminencia en el campo, la
propiedad comunitaria basada en los asentamientos era ampliamente cuestionada por algunos
sectores, así como también lo fueron los territorios de reserva de los grandes propietarios.
Existían fuertes disputas entre campesinos y asalariados agrícolas temporales y, por otro lado,
se agrupaban intereses de trabajadores rurales con trabajadores urbanos en el contexto de
agudización de la lucha de clases propia del período.

Dictadura y muerte de la Reforma Agraria (1973-1989)


Con el golpe militar lo único que sobrevivió del proceso de reforma agraria conquistado hasta
entonces, fue la eliminación del latifundio como figura dominante en el paisaje rural.
Durante sus primeros años en el control del aparato estatal, las autoridades dictatoriales se
dedicaron, a ―regularizar‖ y ―parcelar‖ los terrenos expropiados entregados a trabajadores
campesinos. ―(…) lo que significó que más del 60% de las tierras expropiadas no llegaron a
poder de los campesinos.‖(Chonchol, 2006)
De acuerdo a lo planteado por Bengoa, las principales estrategias de regularización de tierras
fueron: por una parte, la devolución completa de predios a sus antiguos dueños a partir de la
revocación de decretos de expropiación y, por otra parte, la restitución de la reserva de tierras
de las 80 HRB consideradas en la legislación agraria. A esto hay que agregar el proceso de
transferencias de tierras que fueron predios ―traspasados por CORA a otras instituciones con
diversos objetivos‖ (Garrido et. al., 1988, p.182).

81
Desde entonces, además de no contar con las tierras concedidas anteriormente por el Estado,
los campesinos fueron brutalmente perseguidos, asesinados y desaparecidos. Se disolvieron
los asentamientos y los centros de reforma agraria. Bengoa, especifica:

La población que vivía en los asentamientos era aproximadamente de 70 mil familias, más un número

cercano a los 18 mil socios solteros. Los primeros en salir del sistema de asentamiento fueron los

solteros (…). De los 90 mil activos que vivían en los asentamientos se repartieron no más de 38 mil

parcelas, quedando por tanto unos 50 mil activos sin tierras. (Bengoa, 1983, p.44)

En 1975, a partir del decreto de ley N° 1107, se crean las Sociedades de Cooperación Agraria
(SOCA), figura que transforma los asentamientos campesinos en varias unidades agrícolas
familiares (UAF), de propiedad individual y en donde las instalaciones, maquinarias, etc. son de
uso común.
Además, bajo el contexto de regularización de predios expropiados, a partir del decreto de ley
2247 (junio de 1978), se establece que los campesinos asentados tendrán derecho a comprar el
predio en que viven y desarollan sus actividades productivas ―cuando hayan adquirido la
capacidad económica y empresarial suficiente para explotarlos en condiciones normales de
eficiencia y sin dependencia del Estado, o en caso contrario, atender sus necesidades de
trabajo, subsistencia y capacitación‖ (Considerando N° 3 DL 2247). Además, serían ofrecidos
aquellos terrenos que CORA no asigne como unidades agrícolas familiares por ser terrenos de
secano (carecen de riego) o con serias limitaciones (de cultivo ocasional). En caso de que los
asentados no adquieran el predio donde habitan y trabajan, el adquiriente de dichos terrenos
tiene la obligación de hacer contrato indefinido a los asentados no propietarios y el Estado debe
asumir su capacitación. Aquéllos que no quieran ser contratados y tampoco sean propietarios,
podrían tener acceso a un seguro de cesantía o a un crédito para obtener un predio.
Además de quedar en esta situación desventajosa, entre tierras improductivas y formas de
trabajo precarias; se suspendieron todas las formas de organización de trabajadores
(sindicatos, federaciones, etc) que tanto había costado conseguir por estos actores sociales.
En el transcurso del primer lustro dictatorial, el sector agropecuario volvió a su invisibilidad
habitual frente a las políticas públicas y el quehacer institucional. Tan sólo hubo avances y
acciones significativas referidas al proceso de repartición de tierras que preparará el nuevo
escenario previsto para el mundo rural en la economía nacional.
La tierra pasó a ser un bien más de transacción en el libre mercado característico del nuevo
modelo que se impulsó desde la alianza militar-empresarial en Chile. Así también, el agua se
escinde de su significado ancestral de bien común, transformándose en propiedad de algunos
privilegiados que están en condiciones de adquirir los llamados ―derechos de agua‖ en el
mercado.

82
A partir de 1977, una vez que el modelo neoliberal había adquirido cierta solidez en otros
sectores de la economía, las decisiones frente al sector agropecuario nacional se orientaron, en
primer lugar, a transferir el manejo de precios de productos básicos a la fluctuación de los
mercados. Luego, se desliga el antiguo poder de compra del Estado y se privatizan los
mecanismos de comercialización y distribución de los productos. Finalmente,

. . . disminuye el presupuesto para la investigación, disminuye absolutamente la asistencia técnica a los

pequeños agricultores, disminuye al mínimo el crédito para los pequeños agricultores, desaparecen

instituciones estatales creadas para la promoción de la agricultura. . . . el Estado se limita a su rol

subsidiario en la economía, abandonando todas las actividades productivas, por lo que tanto las

empresas agroindustriales estatales se privatizan, como aquellas que eran de las cooperativas fueron

muy presionados para ser entregadas a empresas particulares privadas. (Gómez, M., 2006)

La tendencia predominante será la consolidación de grupos económicos especializados en


determinadas producciones agrarias según la zona de la que se trate. En esta nueva lógica
productiva el principal motor de negocios es la exportación, siendo primordial el estrecho
vínculo con capitales transnacionales y las alianzas con el sector financiero.
Se reorganizan los usos de los suelos emergiendo el sector forestal como un gran nicho de
mercado. Numerosas extensiones consideradas poco productivas para fines agrícolas son
destinadas a la producción forestal, estimulando la creación de grandes empresas concentradas
en unos pocos grupos económicos, nacionales y extranjeros.

Uno de los efectos perversos que se generaron durante el gobierno militar es que sólo cuatro o cinco

empresas fueron las que aprovecharon más del 70% del subsidio forestal, lo cual hizo que esas

empresas presionaran a la venta de tierras de pequeños productores que fueron desplazados. (Gómez,

M., 2006)

La explotación forestal será uno de los sellos distintivos del modelo de desarrollo rural de la
dictadura. Junto con la reorganización de la producción agropecuaria y forestal, se desplegó un
nuevo proceso de pauperización del campesinado, muchas veces acompañado de corrientes
migratorias hacia las urbes, por entonces también con altas tasas de cesantía. Frente a tal
problema, desde el Estado autoritario se emprendió la construcción de villas rurales para
aglomerar a la población campesina desplazada de la tierra y también como alternativa de
asentamiento a amplias capas marginales de las urbes más importantes.

83
Democracia concertada y concentración de la tierra (1989 en adelante)
En la serie de gobiernos que se han sucedido desde el pacto de transición democrática
convenido entre representantes de la dictadura y los partidos socialdemócratas, hasta el actual
gobierno de Michelle Bachelet, no se ha planteado en el país la necesidad de una distribución
de tierras que considere la inclusión social y política de amplias capas marginadas, habitantes
de territorios rurales en Chile. Más bien, se ha hecho hincapié en la perspectiva productiva,
siendo característico el especial énfasis que, desde comienzos de este siglo, adquiere la
creación de condiciones que permitan el encumbramiento del país a la categoría de ―potencia
32
alimentaria mundial‖ .
Durante este extenso período de más de 25 años, la reestructuración de la producción
agropecuaria y forestal siguió el curso delineado bajo la dictadura y, aún más, se agregan el
sector pesquero y las semillas como nuevas fuentes de crecimiento económico a costa de los
recursos naturales. Hay una continuación de aquellas estrategias cuyo acento sea fortalecer el
sector exportador, potenciando una impronta modernizadora de la producción que hace
33
hincapié en la inversión en I+D+i , mientras exige flexibilización laboral y amplias garantías
jurídicas respecto a la propiedad privada. Se firman numerosos tratados de libre comercio con
más de 50 países, quedando la economía chilena como una de las más abiertas (expuestas)
del mundo.
Como hemos visto, el desarrollo rural será concebido a partir de la capacidad de generar
34
sinergias que potencien el crecimiento de las exportaciones del sector piscisilvoagropecuario ,
será este paradigma el que fundamente las decisiones de organización y distribución de tierras
en el país. Para visualizar un panorama sobre la estructura de tenencia de la tierra en Chile,
revisamos los datos sobre las explotaciones silvoagropecuarias y la superficie de tierra con que
cuentan, presentados en el último Censo Nacional Agropecuario y Forestal (2007): en el país
existen 221.171 explotaciones correspondientes a micro o pequeñas explotaciones (73,4%),
35
57.283 explotaciones medianas (19%) y 22.922 grandes explotaciones (7,6%) . Estas últimas
(grandes explotaciones) concentran alrededor del 90% de la tierra en Chile, mientras las micro y
pequeñas explotaciones acceden al escaso 3,2%. Si incorporamos el factor étnico sobre la

32
Convertirse en potencia alimentaria significa estar dentro de los diez primeros lugares del ranking
mundial de principales países exportadores de alimentos. Esta meta-país fue asumida por primera vez
durante el gobierno de Ricardo Lagos, aunque su operacionalización se realizó durante el primer gobierno
de Michelle Bachelet.
33
I + D + i es una expresión que resume la combinación Investigación + Desarrollo + innovación,
asumiendo la posibilidad de crear vínculos virtuosos entre la creación de conocimiento y la incorporación
de tecnologías orientadas al crecimiento económico de un país.
34
Concepto acuñado en el informe del PNUD sobre Desarrollo Humano en Chile Rural (2008) que hace
referencia a la integración de todas las actividades productivas (pesca-forestal-agrícola-pecuaria)
predominantes en territorios rurales, los que además son considerados en su imbricación con las ciudades
cercanas por las complejas redes de intercambio y comunicación cada vez más densas que existen.
35
Micro explotación es aquella que cuenta con menos de una hectárea. Pequeña es aquélla que va entre
1 y 20 hectáreas. Mediana entre 21 y menos de 100 hectáreas. Grande es la que cuenta con más de 100
hectáreas.

84
tenencia de la tierra, tenemos que cerca del 18% de los agricultores en Chile pertenece a algún
pueblo originario y cuentan con alrededor del 2% de la superficie. Es decir, la estructura de
36
tenencia de la tierra alcanza elevadísimos niveles de concentración .
Nos encontramos, entonces, con una figura donde existen muchísimos predios pequeños en los
que no sólo la tierra es escasa, sino también acceder al agua para riego y tecnologías para
mejorar las expectativas productivas, sin considerar el acceso a educación (y su calidad) de los
pequeños agricultores, donde en promedio el 60% sólo tiene educación básica y alrededor del
37
10% no han tenido acceso a ningún tipo de educación .
Justamente, es la misma estructura de tenencia de la tierra una de las mayores dificultades
para alcanzar el carácter de potencia alimentaria mundial, por ello se han enarbolado un
sinnúmero de políticas públicas que bajo la denominación de inclusión social plantean la
integración precaria de los pequeños productores a los encadenamientos que potencian las
exportaciones, cuyos negocios muchas veces están en manos de capitales transnacionales.
El carácter social que debe comportar toda reflexión sobre la conveniencia para nuestros
pueblos, en este caso para habitantes rurales y comunidades indígenas, está totalmente fuera
de los planteamientos de la política nacional. El énfasis está puesto en las cifras
macroeconómicas y en los aspectos técnicos; no existe en Chile actual una preocupación por
generar políticas de distribución de tierras que busquen la ecuanimidad y el bienestar social.

36
Como señalan Correa, Molina y Yáñez. (2005) ―En 1955 casi un 80% de la superficie agrícola de Chile
se encontraba en manos de los grandes terratenientes. (Correa et al., 2005, p.71)
37
En las explotaciones de subsistencia, el 65% de los agricultores tiene educación básica y un 13% no ha
tenido ningún tipo de educación, mientras en las pequeñas explotaciones, el 57% tiene educación básica y
el 10%no tiene ningún tipo de educación.

85
Primera Conversación.

Los procesos de Reformas Agrarias en Bolivia y Chile son disímiles. Prueba de ello es que
inician en distintos momentos de la historia latinoamericana, bajo distintos propósitos iniciales,
con distintas composiciones socioeconómicas y culturales, mostrando también diferentes
formas de vinculación entre Estado y relaciones comunitarias. No obstante, en ambos países
encontramos la experiencia y la memoria de reformas agrarias en que la distribución de la tierra
tuvo o tiene como propósito primordial generar importantes transformaciones sociales,
culturales y productivas.
Ambos países encuentran en su origen una propuesta modernizante que busca generar
sinergias para una mayor y mejor producción alimentaria; no obstante, los proyectos políticos
que empujan inicialmente ambos procesos son muy diferentes. En Bolivia, ―(…) la ―reforma
agraria‖ nació asociada a las históricas luchas campesinas para la abolición de haciendas y
restitución de las tierras usurpadas‖ (Colque, et. al., 2016, p.29); mientras en Chile obedece al
cumplimiento de directrices políticas internacionales, cuyos contenidos iniciales estuvieron
marcados por un signo técnico y donde las estrategias se enfocan al ámbito productivo, más
que a una necesidad de reforma social. No obstante, luego del gobierno de Jorge Alessandri,
los propósitos de la Reforma Agraria incorporan las demandas que los movimientos campesinos
e indígenas habían estado enunciando desde larga data, dando curso a un importante –aunque
breve- proceso de transformación social.
Por tanto, al poco andar, ambos países –cada uno en su propio tiempo histórico- se
encontraban implementando estrategias de redistribución de tierras que consideraban el lema
―la tierra para el que la trabaja‖ como consigna directriz. Mas el desarrollo social enarbolado
bajo dicha consigna, ocultaba bajo su manto un sinnúmero de conflictos que se desenvolvían
entre grupos culturalmente diversos. De esta manera, en Chile, las luchas emprendidas por el
movimiento mapuche en la búsqueda por alcanzar la recuperación de tierras usurpadas y la
ampliación de sus territorios, tuvo que buscar estrategias novedosas –―tomas de fundos‖ y
―corridas de cercos‖- para poder instalar sus demandas, ya que éstas se encontraban fuera de
los propósitos que la reforma agraria había consignado. En Bolivia, en cambio, a pesar de que
se reconoce desde el principio la propiedad comunitaria como figura predial en Occidente, se
buscaba sobre todo dar pie a un proyecto emancipatorio de gran contenido social que, sin
embargo, adeudaba la incorporación del componente indígena tan significativo en los territorios
rurales de este país. No obstante, una vez que los movimientos sociales llegan nuevamente a
controlar el poder del Estado, esta vez bajo la representación de Evo Morales, los saberes y
prácticas indígenas llenan de contenido el nuevo proyecto social emprendido en Bolivia.
Muestra de ello es la instalación de la idea de territorio como lugar desde donde la enunciación
de propuestas distributivas de tierras, concibe a las comunidades indígenas como principal
actor de esta nueva etapa reivindicativa.

86
Ha sido visto que Chile actual, se acerca mucho más a una comprensión técnica y productiva
de la organización de sus territorios, bajo un modelo neoliberal dominante, que durante el último
tiempo ha ido incorporando cuestiones medioambientales; pero cuyas cifras y normativas dan
cuenta de un modelo con privilegios que potencia una relación clientelar entre el Estado y las
comunidades campesinas e indígenas, donde no hay reconocimiento a las diferencias culturales
en tanto prácticas y/o saberes capaces de aportar al desarrollo; sino más bien un
reconocimiento de la diversidad como distinción que ayuda a caracterizar los productos de
exportación. Mientras en Bolivia actual, el modelo de desarrollo rural predominante se afirma en
una diversidad de actores colectivos que logran disputar las formas de definir prioridades para
el establecimiento de matrices productivas en territorios rurales, aun cuando la fuerza de las
agroindustrias transnacionales sea de dimensiones considerables y logre muchas veces
imponer sus privilegios, en alianza con las autoridades políticas, por sobre los derechos
establecidos en la Constitución política del Estado Plurinacional de Bolivia.
Frente a estos disímiles panoramas, nos preguntamos ¿Cuáles son los rastrojos que estos
procesos reformatorios delegan a las ruralidades contemporáneas? ¿En qué medida la
organización de la tenencia de la tierra –junto a las posibilidades que ello abriga- define los
contornos de los conflictos presentes?
En principio, advertimos que la eliminación de la estructura hacendal definió una disposición de
tierras que facilitó el ingreso próspero de los negocios agroexportadores en ambos países. En
Bolivia, a partir de la reforma agraria de 1953, se genera una estructuración de la distribución de
la tierra que posteriormente facilitará la instalación agroindutrias asociadas a la exportación de
commodities, en Santa Cruz y sus alrededores. En cambio, en Chile, la reforma agraria que va
de 1965 a 1973, junto al propósito de quebrar un sistema de dominación territorial -material y
cultural- a partir de la creación de un área de propiedad social, crea también las condiciones
para la instalación de una nueva «burguesía empresarial rural»: técnica-transnacional-
neoliberal, quienes junto a grandes negocios alimentarios transnacionales, son los actores que
han fijado las prioridades productivas que definen la organización de los territorios en este país.
A su vez, como segundo rastro, las formas de organización de la distribución y tenencia de
tierras, que acentúan el poder de negocios transnacionales, tiene sin lugar a dudas una
estrecha relación con el despliegue de gran parte de los conflictos rurales que hoy en día se
presentan; pues la especialización de territorios en producciones específicas, así como la
utilización de agrotóxicos y transgénicos, tanto como el acaparamiento de tierras y la
concentración de recursos productivos en pocas manos, dan cuenta del conjunto de relaciones
que definen los marcos materiales y simbólicos en que se desenvuelven las luchas que los
movimientos sociales rurales contemporáneos levantan en nuestros días.
Así como otrora los movimientos campesinos estuvieron asociados a la lucha por la tierra y la
obtención de derechos laborales y civiles; desde los 90, los movimientos rurales muestran un
giro epistemológico en sus propuestas y han instalado, a nivel internacional, la importancia de la

87
lucha por los territorios. El EZLN en México, los movimientos indígenas andinos de Bolivia y
Ecuador, el MST de Brasil; todos hacen referencia a la importancia de entender los territorios
como espacios geográficos que contiene dimensiones simbólicas, modos de habitar y ser en el
mundo, afectos y conflictos, estéticas y éticas, además de condiciones productivas y jurídicas.
Producto de las experiencias de reformas agrarias, asoma la emergencia de ciertos grupos
sociales constatando cómo la consolidación y legitimación de ciertos actores junto a sus
demandas logran traspasar las barreras de la dominación hegemónica –colonial, clasista y
patriarcal-, instalando nuevas categorías (soberanía alimentaria, autonomías comunitarias,
producción agroecológica y otras) que, desde los contornos de las luchas por la tierra, dan
muestra de otras formas posibles de construir convivencias culturales, según cada país.
En América Latina, Bolivia ha sido ejemplo emblemático –junto a Ecuador- en mostrar
alternativas al respecto, pues son movimientos sociales de gran relevancia los que instalan
lógicas socio-comunitarias indígenas en distintas formas de organización, llegando a
reconfigurar los marcos constitucionales sobre premisas epistemológicas distintas a las
tradicionales democracias liberales occidentales. No obstante estos avances, son muchas las
dificultades y reversos para aplicar efectivamente estos ―nuevos contratos sociales‖; cuyo mayor
valor hasta ahora, por tanto, es lograr establecer grandes acuerdos sobre nuevos fundamentos
plurales.
Finalmente, los alcances que tienen los distintos momentos de transformación en la distribución
de tierras en un país, va a depender de que, junto con la capacidad para transformar la figura
física, jurídica y simbólica de la distribución de la tierra; se generen las disposiciones básicas
para la creación de nuevas formas de habitar estos territorios, pues como dice Bauman:

Mientras que el derecho a la diferencia se concede a otros, el derecho a la indiferencia (léase:

abstenerse de emitir juicio y actuar en consecuencia) es en general usurpado por las mismas personas

que conceden el anterior derecho a los demás. Cuando la tolerancia mutua se combina con la

indiferencia mutua, las comunidades culturales pueden vivir en estrecha proximidad, pero rara vez se

hablarán entre ellas. (Bauman, 2013, p.55)

88
CUATRO/. MODELOS DE DESARROLLO RURAL

Se entiende por modelos de desarrollo a aquéllos esquemas teóricos cuyas propuestas


pretenden orientar la aplicación de estrategias productivas, sociales, culturales y
medioambientales; debiendo considerar lo particular de los territorios, las poblaciones y los
gobiernos donde buscan ser implementados.
A partir de las teorías desarrollistas, propias de mitad del siglo XX, se ha establecido una suerte
de equivalencia entre las nociones de desarrollo y crecimiento económico, idea que a partir de
los 90 empieza a ser fuertemente criticada desde paradigmas ecológicos, pero también desde
la necesidad de considerar el desarrollo desde una perspectiva humana. Será principalmente
Amartya Sen quien destaque la importancia de reflexionar el desarrollo vinculado al bienestar, la
libertad y las capacidades de las personas.

El desarrollo humano, como enfoque, gira alrededor de lo que considero la idea fundamental del

desarrollo, a saber: la promoción de la riqueza de la vida humana entera, antes que la de la economía

en la que los seres humanos viven, que es sólo una parte de aquélla. Este es, creo, el eje central del

enfoque del desarrollo humano. (Sen, 2009, p.314)

Desde la elaboración del índice de Desarrollo Humano (IDH) se ha puesto especial atención a
la promoción del desarrollo bajo una perspectiva en que el crecimiento económico debe ser
complementado con otros aspectos: humanos, sociales, culturales y ecológicos, permitiendo
con ello reflexionar y diseñar estrategias enfocadas a mejorar el bienestar de las sociedades.

Modelos de desarrollo que conviven en territorios rurales


Los modelos no son experiencias ―puras‖ ni esquemas que puedan aplicarse de modo
axiomático, pues las realidades sociales, y sus territorios culturales, aportan con sus propios
sustratos a la ejecución de tales teorías. Por tanto, lo primero es reconocer la co-existencia de
los siguientes modelos de desarrollo en la ruralidad nuestramericana:
1. Modelo de desarrollo modernizador:
En tiempos de hegemonía del neoliberalismo, el modelo de modernización implementado en
territorios rurales nuestramericanos pone especial énfasis en el desarrollo de agroindustrias
enfocadas a la exportación de commodities lo que, por una parte, ha generado grandes
negocios en torno a los alimentos y productos asociados; pero, por otra parte, también
comporta una alta vulnerabilidad al flujo financiero, al tiempo que establece una especialización
de la producción según territorios, con una alta flexibilización del trabajo, cuyas características
singulares son la temporalización y feminización del mismo, así como una precarización de las
condiciones laborales básicas; donde, a su vez, se da una fuerte concentración y

89
extranjerización de los recursos productivos (tierra, agua, semillas y tecnología), con una fuerte
incorporación de material transgénico y agrotóxicos bajo la premisa de aumentar la
productividad y junto a ello colaborar a mitigar la crisis alimentaria mundial. En el marco de este
esquema de desarrollo rural la diversidad cultural es un elemento escasamente considerado,
pues se establece la búsqueda de crecimiento basado en las exportaciones de materias primas
como patrón homogéneo de aplicación.
2. Modelo de desarrollo humano:
El enfoque de desarrollo humano es una perspectiva que surge fundamentalmente de las
reflexiones de los economistas Mahbub ul-Haq y Amartya Sen; donde se propone un giro desde
el tener hacia el ser, donde el ser además ya no responde tan sólo a principios individuales sino
también a un ser social; aun cuando la medición concreta del desarrollo considera individuos y
no comunidades o relaciones.
Por su parte, Xavier Albó y Fernando Galindo (2012) señalan que en el marco de lo que ellos
llaman el ―paradigma humanista del desarrollo‖ se destaca una perspectiva donde:

. . . los bienes materiales medidos en términos del producto interno bruto (PIB) de un país, no son
sinónimo de desarrollo. Menos aún la renta o ingreso ―per cápita‖, (…). Al contrario, el desarrollo debe
medirse incluyendo indicadores como bienestar humano en salud, educación y acceso y goce de
derechos humanos. (Albó y Galindo, 2012, p.21)

3. Modelo de desarrollo sustentable:


Este esquema establece la necesidad de poner atención a los entornos ecológicos, producto de
las catástrofes que se despliegan en distintas partes del planeta y las consecuencias directas
que ello pueda tener en la producción alimentaria a escala global. Por tanto, desde esta
perspectiva, todo modelo de desarrollo rural debe considerar la ―sustentabilidad‖ de los
procesos productivos agrarios y sus efectos a largo plazo; requieren atención, por ejemplo, la
erosión de los territorios, la deforestación exacerbada de reservas naturales mundiales -como
es la Amazonía-, la contaminación de las aguas, la reducción de biodiversidad, etc.
En este modelo de desarrollo rural se establece la necesidad de poner ciertos límites al
crecimiento económico en pos de un desarrollo humano que considere el bienestar de las
futuras generaciones. Dentro de los énfasis particularmente rurales de este modelo, se
encuentran las múltiples experiencias de producción agroecológica que promueven un
quehacer agrario libre de agrotóxicos y transgénicos, así como la orientación productiva hacia
escalas de menor tamaño, poniendo en relevancia la producción agraria de orden familiar,
comunitaria y local.
4. Modelo de desarrollo intercultural:
Hace referencia a un esquema de desarrollo que considera la convivencia entre culturas
diversas y las relaciones con la naturaleza, como factores clave a la hora de planificar e

90
implementar estrategias de producción agraria. Son elementos culturales como modos de
habitar los territorios, formas de establecer relaciones con la naturaleza, mecanismos de
organización política y administrativa de corte comunitarias, etc.; los que urge integrar al
momento de elaborar propuestas de desarrollo rural.
Se define este esquema de desarrollo como ―intercultural‖, por la presencia en Nuestramérica
de dos experiencias concretas que buscan encaminarse hacia modelos de este tipo: Bolivia y
Ecuador; ambos países consideran las diversidades ecoculturales como fundamentos desde los
cuales establecer las bases de ―nuevos contratos sociales‖.

Partiendo de este panorama, o combinaciones de escenarios posibles, proponemos realizar el


análisis de los modelos de desarrollo rurales presentes en Bolivia y Chile contemporáneos,
orientados prioritariamente de la preocupación por comprender ¿En qué medida estos
esquemas teóricos estratégicos generan marcos para organizar las prioridades de producción
material y simbólica en territorios rurales? ¿Cuáles son los actores que están asociados a la
implementación de uno u otro modelo de desarrollo en cada país?
Antes sí, resulta imprescindible señalar muy sintéticamente que ambos países, desde la
colonización pero también gran parte de su vida republicana, mantenían esquemas de
desarrollo rural hacendal, en cuya estructura los pueblos indígenas y las poblaciones
campesinas eran pilar fundamental de la producción alimentaria que sustentaba la creación de
urbes cada vez más promisorias, aunque se encontraban ampliamente desprotegidos en cuanto
a sus derechos humanos y culturales. A partir de la implementación del ―modelo de sustitución
de importaciones‖ y la consideración de una necesaria modernización e industrialización de los
países latinoamericanos que permitiera reducir los vínculos de dependencia históricos que se
establecen con los países del norte desde la época colonial, se comienzan a desenvolver
movimientos sociales desde abajo y políticas de Estado desde arriba, que encaminarán la
promoción de estrategias de desarrollo rural que rompen con el esquema tradicional hacendal y
abren paso a la implementación de nuevas alternativas. Gran importancia tuvieron al respecto
los procesos de reforma agraria, analizados en el capítulo anterior; desde entonces, la tenencia
de la tierra adquirió nuevas formas y significó la emergencia de nuevos actores sociales, que
hasta entonces eran traslúcidos, animalizados o infantilizados: campesinos, indígenas, mujeres.
Durante las últimas tres décadas, las estrategias de desarrollo rural se han visto fuertemente
permeadas por la difusión del neoliberalismo y la penetración de su lógica de mercado a las
más diversas esferas del quehacer social. No obstante, persisten en los territorios rurales
esquemas de desarrollo que ―compiten‖ con aquél hegemónico y dependerá de las
correlaciones de fuerza en cada país, lo que defina la potencia posible de estas visiones
alternativas.

91
4.1. Modelos de desarrollo en Bolivia actual
Tal como hemos visto, en Bolivia, a partir de la reforma agraria de 1953 se genera una
estructuración de la distribución de la tierra que ―dispone enormes extensiones de tierras de la
llanura amazónica-chaqueña para la oligarquía circunstancialmente desplazada del gobierno,
promoviendo así la formación de un nuevo tipo de latifundio y bloque de poder en el oriente
boliviano‖. (Lizárraga y Vacaflores, 2014, p. 17-18). Será esta figura territorial la que
posteriormente facilitará la instalación de empresas agroindutriales centradas en la exportación
de commodities en la zona Oriente del país, principalmente en Santa Cruz y sus alrededores.
De esta manera, mientras en Oriente se desenvuelve ampliamente un modelo de desarrollo
modernizante de corte neoliberal, en Occidente se instala un modelo de desarrollo
complementario cuyo fundamento principal será, inicialmente, el abastecimiento alimentario
destinado al mercado interno. No obstante, esta configuración se verá modificada a partir del
auge irrestricto de la impronta exportadora que promueve y promete mejorar las condiciones de
subsistencia de miles de familias campesinas e indígenas en caso de incorporarse a los
encadenamientos productivos enfocados a la exportación de productos agrarios; ejemplo
emblemático al respecto en las zonas altiplánicas es la producción de quínoa.
Así, desde mediados de los 80, pero con mayor fuerza en los 90 y el primer lustro del presente
siglo, se desarrollan estrategias de organización productiva agraria que enfatizan los
monocultivos orientados a las exportaciones, al tiempo que se liberalizan las fronteras
comerciales y se levantan las restricciones arancelarias promoviendo la importación de
productos alimentarios básicos para el consumo interno, se reduce el rol del Estado y se amplía
la participación del mercado en la definición del devenir rural. La consecución de esta senda
significó también la ampliación de la frontera agrícola para el desarrollo de negocios forestales y
la consecuente eliminación de diversidad ecológica, sobre todo en las zonas tropicales y sub
tropicales del país.
No obstante, a partir de la asunción de Evo Morales como representante, en ese entonces, de
amplios movimientos indígenas campesinos organizados, bajo la figura política del MAS-IPSP,
los lineamientos del modelo de desarrollo nacional -en general- y rural -en particular- cambiarán
su orientación.
Lo primero a recalcar en este giro es la distinción entre modelo y patrón de desarrollo que el
mismo plan de desarrollo enarbolado para el período 2006- 2011 establece:

La nueva política propone el concepto de ―patrón de desarrollo‖ en oposición al ―modelo de desarrollo‖

porque no sigue ni utiliza un prototipo probado y validado, sino que plantea construir un nuevo patrón

de desarrollo en sustitución del primario exportador. Parte de la convicción de que en un país diverso,

multicultural y plurilingüe, el desarrollo sólo puede ser un proceso plural, conjunto, colectivo, atento a la

diversidad y pronunciado en distintas lenguas y concepciones del mundo. Este proceso es la sucesión y

92
el medio para dignificar la vida, contrario a la sumisión, sometimiento y a las formas políticas de

absolutismo y dictadura.

El patrón de desarrollo se define como una estructura fundamental que va más allá de la acumulación

económica y está relacionada esencialmente con la libertad cultural para decidir, el respeto a la

diversidad, la diferencia, la heterogeneidad social y con la forma en que se organiza la vida, la sociedad

y el Estado. (PND, 2007, p.12)

Bajo esta distinción básica se establece el carácter que el desarrollo debe tener, disponiendo
que el nuevo patrón se orienta hacia la consecución de una Bolivia DIGNA, SOBERANA,
PRODUCTIVA y DEMOCRÁTICA para VIVIR BIEN.
Como resulta evidente, el desarrollo rural está comprendido en el marco de esta organización
nacional por lo que su configuración es componente de esta matriz más amplia. Así, la
planificación del desarrollo para territorios rurales es planteada desde la nominación
―Revolución Rural, Agraria y Forestal‖ que plantea básicamente la transformación productiva en
territorios rurales a partir de la dinamización integral de capacidades productivas que
reconozcan la diversidad de culturas y saberes que en ellos se desenvuelven. Al 2007 se
presentan como principales objetivos para poder ejecutar la Revolución Rural, en primer
término, la seguridad y soberanía alimentaria cuyo logro fundamental sería ―garantizar el
acceso, disponibilidad y el aprovechamiento biológico de los alimentos para el conjunto de la
población boliviana‖ (PND, 2007, p.137) a través de la aplicación de políticas de redistribución
38
de tierras que generen una nueva estructura de tenencia , así como también mediante la
transformación de patrones productivos y alimentarios, tanto como asegurar el acceso al agua
para la producción alimentaria y forestal. En segundo lugar, se propone como objetivo ampliar la
contribución que la producción agraria y forestal haga al desarrollo del país, en términos de
potenciar la investigación científica, la industrialización y la comercialización de recursos
naturales renovables, más siempre bajo la consideración de pluralidad de saberes y
capacidades que se despliegan en estos territorios:

. . . la mayoría de la población rural se autoidentifica como indígena y originaria, por lo mismo es

necesario garantizar que las actividades que estimulan el desarrollo productivo territorial tienen que

implementarse en el marco de las propias visiones culturales de las poblaciones locales, a través de

procesos de Gestión Territorial Indígena. (PND, 2007, p.142)

38
Ver Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria, capítulo tres, pág. 68

93
Estos procesos están orientados a recuperar y sistematizar los modos de gestión de recursos
territoriales por las comunidades a lo largo de los tiempos, con el fin de luego poder ampliar la
aplicación de dichas estrategias a una escala mayor. Finalmente, como tercer objetivo, la
Revolución Rural, Agraria y Forestal plantea impulsar la gestión sustentable de los recursos
naturales.
Al analizar el patrón de desarrollo planteado durante la última década en Bolivia, bajo el
enfoque que proyecta con y hacia los territorios rurales, se desglosa que dicha propuesta de
desarrollo se sustenta en los siguientes cimientos:
1. Vivir Bien: a partir del reconocimiento pluriétnico del país, se establece la noción de ―vivir
bien‖ (suma qamaña en aymara) como el sustento valórico desde el cual comenzar a entretejer
la pluralidad de culturas que conviven bajo un mismo Estado en Bolivia. ―En un país multiétnico
y pluricultural el desarrollo debe edificarse desde una lógica plurinacional de convivencia
civilizatoria. La convivencia articula las diversas maneras de percibir, asumir, interpretar la vida,
la sociedad, la naturaleza, la economía y el Estado‖ (PND, 2007, p.8)
En términos generales, configura un conjunto de saberes -individuales y colectivos- que
constituyen las bases sobre las cuales se podrían establecer nuevas formas de relacionarse
entre seres humanos y con la Naturaleza. Así, por ejemplo, en el plan de desarrollo 2016-2020
se establece un listado de saberes (ser y crecer; aprender y pensar; relacionarse; alimentarse;
trabajar; danzar, reír, alegrarse y descansar; amar y ser amado; soñar; comunicarse y
escuchar) que asociados con ámbitos funcionales (saber bien, hacer bien, estar bien y sentir
bien) junto al reconocimiento de valores ancestrales comunes (no ser ladrón, no ser mentiroso y
no ser flojo) configuran los cimientos para la consolidación del ―Vivir bien‖ como horizonte
civilizatorio con identidad.
En palabras de Raúl Prada Alcorza:

¿Qué es el vivir bien? Decimos que es un proyecto civilizatorio y cultural alternativo al capitalismo y a la

modernidad, que se basa en las matrices civilizatorias indígenas, que recoge la cosmovisión del suma

qamaña, del suma kawsay, del teko kavi, del ñandereko, del ivimarei, del qhapaj ñan, que sobre esta

base incorpora las concepciones alternativas de las resistencias al capitalismo y a la modernidad, que

integra utopías y proyectos sociales en armonía con la naturaleza y la comunidad, articulando formas

de consumo, de comportamiento y de conductas no degradantes, asumiendo formas de espiritualidad

que responden a relación ética con la vida y desplazando tejidos sociales solidarios y complementarios,

armaduras culturales y ámbitos simbólicos, imaginarios y significaciones cohesivas de lo colectivo, de

los saberes y el intelecto general. (Prada, 2010, p. 282)

94
2. Socialismo Comunitario: propuesta frente al capitalismo que erige relaciones sociales de
base comunitaria como alternativa para configurar nuevas formas de propiedad y de gestionar
los recursos. En los planes de desarrollo enarbolados en Bolivia desde 2006, hasta la Agenda
Patriótica 2025, se establece el socialismo comunitario como una ruptura con el modelo de
mercado, consumista e individualista; promoviendo, por su parte, la complementariedad, el
respeto y la solidaridad entre sus habitantes y con la Madre Tierra. Así también, impulsa
ampliados procesos de democratización bajo la perspectiva de que las comunidades tengan
injerencia en las decisiones económicas y políticas de Estado, pues como señala García Linera
(2014): ―Lo comunitario es la antítesis de todo Estado. Lo que un Estado revolucionario,
socialista, puede hacer es ayudar a que lo comunitario que brota por acción propia de la
sociedad, se expanda, se fortalezca, pueda superar obstáculos más rápidamente‖. (García
Linera, 2014, p.70)
Algunos autores y autoras bolivianas que han escrito respecto al denominado socialismo
comunitario plantean la situación del país como una transición, una sociedad que está en
tránsito desde una situación colonial, imperial, capitalista a una situación comunitaria,
caracterizada por el auto-gobierno dada por la necesidad de una amplia participación de los
movimientos sociales en la toma de decisiones sobre el devenir común. No obstante, cada
uno/a desde sus propios argumentos y énfasis, advierten sobre las dificultades y peligros que
este trayecto comporta. En general, se hace hincapié en fortalecer los entramados sociales
colectivos de largo alcance de manera de lograr reducir o controlar la cuota de poder de los
cargos políticos. Desde este desafío, por ejemplo, Jorge Viaña llama la atención sobre la
tendencia a centralizar y monopolizar las decisiones políticas en un grupo reducido de
funcionarios políticos que, por muy revolucionarias sean sus intenciones, pueden minimizar y
subordinar a las amplias capas de las cuales emana su posibilidad de decisión. Desde la
perspectiva de este autor, el desafío de Bolivia es transitar hacia formas comunitarias de
organización donde lo social supere a lo político, pues este último ámbito tenderá a la sumisión
del primero. Así, ―Lo social encierra una potencia emancipativa que ningún grupo, individuo o
político pude tener, pero lo vemos invertido, en esto en parte también consiste este callejón sin
salida de lo político como única herramienta de emancipación‖. (Viaña, 2010, p.372). Por su
parte, Sylvia de Alarcón (2010) incluso habla de los pasos indispensables para alcanzar la
destrucción del Estado, en cuanto lo considera posible a partir de la consecución del
fortalecimiento de organizaciones comunitarias que logren reapropiarse de su capacidad de
tomar decisiones, así como también constituyan las formas emancipatorias por excelencia.

3. Economía Plural: modelo de estructura económica cuya fuente es el reconocimiento de la


pluralidad de economías que conviven efectivamente en territorios bolivianos, más cuyo
elemento particular de distinción es la incorporación de la economía comunitaria en la
elaboración de estrategias productivas específicas.

95
La economía plural está compuesta por: economía estatal, economía comunitaria, economía
privada y economía mixta. Al respecto, el plan de desarrollo 2006-2011 declara:

El objetivo es lograr la convivencia equilibrada y la complementariedad con equidad de la Economía

Estatal, la Economía Comunitaria –que se asienta en procesos productivos, impulsados por

organizaciones sociales, comunitarias, y micro y pequeños empresarios, artesanos, organizaciones

económicas campesinas, organizaciones productivas, comunidades, y asociaciones urbanas y rurales–,

la Economía Mixta y la Economía Privada. (PND, 2007, p. vii)

En el plan de desarrollo 2016-2020 se reconoce que, a pesar de cumplir una década


promoviendo la economía plural, han sido escasos los avances respecto al fortalecimiento de la
economía comunitaria; planteando como desafíos la necesidad de diversificar la matriz
productiva aumentando valor agregado a los productos, al tiempo que urge impulsar
―economías del conocimiento, creativas y sustentables más allá del aprovechamiento y
transformación de los recursos naturales‖ (PND, 2016-2020, p.103), así como también sustituir
en el mercado interno productos importados por productos nacionales mientras se elaboran
productos para la exportación.
Hay que señalar que la consideración de una ―economía plural‖ responde al proceso de
discusión constituyente que se desarrolló en Bolivia cuyo horizonte es más profundo que el
reconocimiento de la diversidad de formas de organización productiva en la economía. Al
respecto Jiovanny Samanamud Ávila (2010) plantea:

La asamblea constituyente había empezado señalando la propuesta de una economía social y

comunitaria y, luego de su necesario tratamiento con el subsecuente consenso, se decidió colocar

como parte de esa meta a la economía plural; diríamos que el pluralismo económico no es un fin, más

bien es un medio para llegar en principio a la economía social y comunitaria‖ (Samanamud, 2010, p.

220)

Por su parte, Prada hace la siguiente distinción: ―Se trata descriptivamente de una economía
plural y se comprende que el contenido, el sentido, la direccionalidad de esta formación
económica es la economía social y comunitaria‖ (Prada, 2010, p. 299), para luego agregar:

No nos olvidemos que en el nuevo Estado plurinacional, el Estado se convierte en instrumento de la

sociedad, la sociedad es recuperada, reivindicada como acontecimiento histórico y cultural. La

perspectiva social de la economía implica el objetivo de la satisfacción de las necesidades, la seguridad

96
alimentaria, pero también las otras necesidades básicas y culturales. Todo esto significa la

reapropiación social del excedente, replanteando en forma plural, las formas de propiedad. La

perspectiva social de la economía convierte a la economía en instrumento de la sociedad, la sociedad

deja de ser un rehén en la economía. (Prada, 2010, p. 300)

4. Seguridad con Soberanía Alimentaria: El Plan Nacional de Desarrollo plantea que la


seguridad con soberanía alimentaria debe ser entendida como:

. . . el derecho de nuestro país a definir sus propias políticas y estrategias de producción, consumo e

importación de alimentos básicos, conservando y rescatando la diversidad productiva y cultural de

nuestro territorio. Garantizando el acceso oportuno en cantidad y calidad de alimentos sanos, nutritivos

y culturalmente apropiados a la población para Vivir Bien. (PND, 2007 p. 19)

A su vez, se plantea la necesidad de generar estas condiciones a partir de procesos productivos


sustentables que reconozcan saberes ancestrales, dando prioridad al abastecimiento del
mercado interno y la implementación de técnicas agroecológicas, fomentando por un lado las
formas comunitarias de asociación, mientras por otro el Estado potencia la investigación y
tecnificación del entramado productivo bajo la perspectiva de provocar sinergias sistémicas que
permitan pensar alcanzar los propósitos planteados en el marco de la alimentación como un
derecho básico que comporta matices culturales significativos.
Los principales mecanismos que han desarrollado en la búsqueda por alcanzar la seguridad
alimentaria con soberanía en Bolivia han sido gestionados a través de distintos programas de
apoyo a la producción de alimentos y productos agrícolas, donde se ha puesto especial énfasis
al acopio y subvención de alimentos, como también al manejo de precios y la regulación del
comercio interno y externo de alimentos. Entonces, las políticas conducentes a la generación de
la seguridad con soberanía alimentaria se centran en asegurar el abastecimiento del mercado
interno a través de la reserva de alimentos estratégicos, así como la prohibición de exportación
de granos y cualquier alimento que no esté siendo abastecido con seguridad para el mercado
interno. De otra parte, también se ha establecido una política de subsidio a la producción de los
pequeños y medianos productores e igualmente al consumo de ciertos productos alimentarios.
O como señala el Viceministro de Comercio Interno y Exportaciones, Luis Baudoin, ―…la
perspectiva del Ministerio de Desarrollo Productivo y Economía Plural sobre seguridad y
soberanía alimentaria, cuya política podemos sintetizar así: ―comer más, mejor y a precio
justo‖‖. (Fundación Tierra, 2014, p.93)
Ahora, las voces críticas a este modelo surgen principalmente desde la consideración de un
doble discurso en que las consecuencias prácticas son divergentes a lo señalado retóricamente.

97
Así pues, hay varios autores que señalan el peligro al que se enfrenta la soberanía alimentaria
al potenciar las empresas agroexportadoras y los monocultivos en vastas zonas del país,
cambiando las orientaciones productivas hacia commodities, perdiéndose en ello productos de
tradición cultural para el consumo interno. El compromiso que tiene el gobierno con los grandes
empresarios agroexportadores pondría en jaque las posibilidades de avanzar en este ámbito.
Así también, se cuestiona la política de importación de alimentos a bajo costo para el consumo
interno, como también la política cambiaria, la política de estabilización de precios y el control
de la inflación.

―La mercancía más barata en el país es el dólar. Gracias a ello se puede importar todo tipo de

alimentos, y eso genera seguridad alimentaria para buena parte de la población‖, plantea Toranzo, pero

añade que esto no es sostenible en la medida en que la seguridad alimentaria es financiada por los

precios extraordinarios, pero coyunturales, de las materias primas de exportación. Además —

complementa Urioste— las importaciones amenazan a la soberanía alimentaria porque, junto con el

subsidio al consumo, desincentivan especialmente la producción de alimentos provenientes de la

agricultura de base campesina‖ (Fundación Tierra, 2014, p.12)

5. Respeto y Protección a la Madre Tierra: al ser un aspecto bastante desconocido para la


mayoría de las culturas que configuran sus matrices jurídicas y contratos sociales básicos a
partir de sustratos etimológicos cuya procedencia fundamental es Europa occidental, vamos a
partir por la definición de Madre Tierra de acuerdo a lo establecido en la Ley 701 de Bolivia:

La Madre Tierra es el sistema viviente dinámico conformado por la comunidad indivisible de todos los

sistemas de vida y los seres vivos, interrelacionados, interdependientes y complementarios, que

comparten un destino común.

La Madre Tierra es considerada sagrada, desde las cosmovisiones de las naciones y pueblos indígena

originario campesinos‖ (Ley 701, Art. 3)

Para poder establecer los derechos relacionados con el respeto y la protección a la Madre
Tierra, la legislación boliviana configuró su figura como sujeto colectivo de interés público, cuyos
derechos fundamentales son: el derecho a la vida, a la diversidad de la vida, al agua, al aire
limpio, al equilibrio, a la restauración y a vivir libre de contaminación. Estos derechos, a su vez,
son ampliables a cada una de las bolivianas y bolivianos, tanto en su dimensión individual como
colectiva.

98
A su vez, los principios que rigen la relación con la Madre Tierra son: armonía, bien colectivo,
garantía de regeneración de la Madre Tierra, respeto y defensa de los derechos de la Madre
Tierra, no mercantilización e interculturalidad.
En este marco, el Estado boliviano –aún antes de la promulgación de la ley de derechos de la
Madre Tierra- reconoce como elemento significativo al nuevo patrón de desarrollo, la necesidad
de proteger y conservar la diversidad biológica, ambiental y cultural; junto a ello, propone como
indispensable el alcanzar la soberanía sobre sus recursos renovables y no renovables, así
como también el fomento de estrategias productivas orgánicas y ecológicas. En el plan de
desarrollo 2016-2020 aparece este elemento bajo la nominación de ―gestión de los sistemas de
vida‖ como enfoque alternativo a la ―economía verde‖, bajo el propósito de instaurar un modelo
productivo sustentable fundado en la pluralidad cultural.
Ahora bien, a pesar de que efectivamente en Bolivia se están impulsando sistemas productivos
agroecológicos, como también la generación de investigación pública al respecto, se denotan
fuertes contradicciones en este ámbito, pues en concreto el modelo de desarrollo nacional
privilegia los negocios extractivos en detrimento a la conservación y cuidado de la Madre Tierra.

. . . se pone en escena la reedición más intensa del desarrollismo extractivista y el despliegue de un

modelo primario exportador, basado en la explotación de gas y minerales, más un poco de soya. Todo

ello es radicalmente opuesto a un desarrollo con ideas de los pueblos originarios, que pondrían por

delante el respeto de la madre tierra y un desarrollo amigable con el medio ambiente. (Toranzo, 2014,

p.36).

En el espacio rural, se fortalece el monocultivo de soya en Oriente al tiempo que se permiten


otros cultivos transgénicos, el uso de agrotóxicos asociados y existen fuertes presiones por
aumentar la diversidad de transgénicos permitidos, mientras se amplían las fronteras agrícolas
con su emparentada deforestación de vastas extensiones de territorios tropicales o
subtropicales.

6. Complementariedad de Saberes: plantea como base la universalización del acceso al


conocimiento y las comunicaciones, de manera que los diversos agentes sociales no sólo
reciban información, sino también sean capaces de producirla, interpretarla y adaptarla.
Se estimula la investigación tecnológica y el fortalecimiento e incremento del saber científico
como formas de potenciar las transformaciones productivas propuestas. No obstante, se hace
hincapié en que ―no se trata de aplicar indiscriminadamente la tecnología, sino de combinar
adecuadamente los avances tecnológicos con los saberes y conocimientos ancestrales, locales
y populares en un contexto de equilibrio y respeto con el medio ambiente‖. (PND, 2007, p.106)

99
En el plan de desarrollo 2016-2020 se habla de un diálogo intercienítifico que sea capaz de
complementar los saberes ancestrales, populares y tradicionales con los conocimientos
científicos y tecnológicos; enfocado a la superación de la dependencia en estos ámbitos
(ciencia y tecnología) como vía para lograr el desarrollo de la economía plural y, en definitiva,
lograr cambiar el patrón de desarrollo primario exportador hasta ahora vigente. A este último
alcance, en la agenda patriótica 2025, se le denomina Pilar 4: ―Soberanía científica y
39
tecnológica con identidad propia‖ haciendo énfasis en la necesidad cierta de impulsar un
avance tecnológico y científico que fortalezca la economía, pero cuyo sustrato debe estar dado
por la identidad de las comunidades y pueblos indígenas originarios.
Baste considerar que la complementariedad corresponde a un valor establecido en la
perspectiva del ―vivir bien‖ y, por lo tanto, su aplicación se circunscribe a esta esfera simbólica -
de carácter colectiva- más amplia propuesta en términos abstractos, éticos, utópicos. No
obstante, su bajada pragmática se desarrolla a través del Sistema Boliviano de Innovación (SBI)
donde se realiza investigación pública de carácter científica de tradición occidental en
combinación con saberes tradicionales indígenas. La idea de fondo es generar capacidades
para desarrollar tecnologías con identidad propia, que sean eficaces culturalmente y
sustentables ecológicamente, valorando como cualidades sustantivas tanto la creatividad como
la solidaridad.

Método de configuración funcional para la aplicación de la “Revolución rural, agraria y


forestal”
Las estrategias prácticas que pretenden realizar la organización efectiva de estos cimientos del
patrón de desarrollo en el ámbito productivo rural, se sustentan en la implementación de
Complejos Productivos Integrales (CPI). Dentro de los CPI‘s se distinguen dos grandes tipos:
los complejos productivos industriales estratégicos y los complejos productivos territoriales. Los
primeros están asociados a recursos nacionales estratégicos como son el gas, el acero, el litio,
la industria metalúrgica y la actividad energética; son sectores de la economía que se identifican

39
La Agenda Patriótica 2025 plantea un total de trece pilares que constituyen los fundamentos para la
construcción del nuevo horizonte civilizatorio para el Vivir Bien:
1. Erradicación de la pobreza extrema;
2. Socialización y universalización de los servicios básicos con soberanía para Vivir Bien;
3. Salud, educación y deporte para la formación de un ser humano integral;
4. Soberanía científica y tecnológica con identidad propia;
5. Soberanía comunitaria financiera sin servilismo al capitalismo financiero;
6.Soberanía productiva con diversificación y desarrollo integral sin la dictadura del mercado capitalista;
7. Soberanía sobre nuestros recursos naturales con nacionalización, industrialización y comercialización
en armonía y equilibrio con la Madre Tierra;
8. Soberanía alimentaria a través de la construcción del saber alimentarse para Vivir Bien;
9. Soberanía ambiental con desarrollo integral, respetando los derechos de la Madre Tierra;
10. Integración complementaria de los pueblos con soberanía;
11. Soberanía y transparencia en la gestión pública bajo los principios de no robar, no mentir y no ser flojo;
12. Disfrute y felicidad plena de nuestras fiestas, nuestra música, nuestros ríos, nuestra selva, nuestras
montañas, nuestros nevados de nuestro aire limpio, de nuestros sueños;
13. Reencuentro soberano con nuestra alegría, felicidad, prosperidad y nuestro mar.

100
como generadores de excedentes. En los segundos se integran las actividades agropecuaria,
forestal, turismo, industria manufacturera y artesanía; estos sectores se identifican como
generadores de empleo e ingresos.
―Los CPI‘s se cimientan en la identificación de tres ejes: el actor como centro y objetivo de la
estrategia, el sector que determina las actividades productivas y el territorio como el espacio
geográfico donde se llevan a cabo los procesos productivos‖. (PND, 2007, p.111)
Los CPI‘s se plantean con cualidades sistémicas –por su composición interna y su interrelación
con otros complejos productivos-, integrales –consideran la diversidad cultural, el uso sostenible
de los recursos naturales y la realización plena del ser humano-, equitativos –se plantean la
reducción de desigualdades sociales y económicas-.
El modelo se realiza estableciendo sectores geográficos donde se desarrollan dos o más rubros
productivos que se complementan, compiten o potencian entre sí;

. . . cuyo objetivo es dinamizar el desarrollo económico y social sustentable, integral y diversificado en

el territorio nacional con una orientación al mercado interno y la inserción selectiva en el mercado

externo, afrontando así las desigualdades territoriales marcadas por la heterogeneidad productiva y la

incipiente articulación entre los actores y sectores económicos‖ (PND, 2016-2020, p.103-104)

El propósito, entonces, es lograr la articulación de una gran diversidad de actores que, bajo la
consideración de las distintas condiciones productivas en que desenvuelven sus actividades,
logren generar sinergias a partir de su coordinación a través de redes, en pos de la estimulación
de la economía nacional. Para lograr tal propósito se establecen ciertas condiciones básicas por
cumplir: fortalecer ciudades intermedias, generar infraestructura para la producción y configurar
núcleos articuladores que faciliten el encuentro entre actores y su accesibilidad a servicios
necesarios.
Al mismo tiempo, bajo este patrón de desarrollo, las economías comunitarias e informales
adquieren particular relevancia, pues constituyen formas primordiales de producción y
comercialización, a la vez que ponen en valor formas de organización económica más
solidarias.
Considerando que los propósitos declarados van encaminados hacia la consecución de este
entramado sociocomunitario a distintos niveles, los análisis de especialistas dedicados a la
problemática rural dan cuenta de la ocurrencia de fenómenos divergentes donde se destaca:

. . . lamentablemente, el país y nuestras autoridades han tomado una opción por el agronegocio y en la

expansión acelerada de la frontera agrícola. En este contexto, seguir pensando en una economía

familiar de base campesina fuerte y dinámica es cada vez más difícil, si no imposible. Afirmar que

101
Bolivia tiene un modelo diverso en el que conviven y se complementan la agricultura familiar y el

agronegocio, no es cierto‖ (Urioste, 2014, p.105)

Si bien la implementación de mecanismos que promuevan la complementariedad y reciprocidad


como cualidades sustantivas no ha sido un logro de este proceso, sí han sido muchas las
transformaciones que, para bien o para mal, se han desenvuelto en el ámbito de la
reestructuración agraria bajo la impronta global que fortalece los agronegocios y actividades
extractivas en países periféricos. Así, los traslados –totales o parciales- de poblaciones rurales
a la ciudad no sólo dan cuenta de las dificultades que tienen los pequeños agricultores o
familias campesinas e indígenas para desarrollar sus actividades productivas tradicionales,
incluso para la autosubsistencia, sino también evidencia la complejidad de interacciones que se
deben dar para su inserción en otras lógicas de intercambio, sin contar muchas veces con las
diferentes formas de capital necesarias para ello. En relación a este fenómeno en Bolivia,
Miguel Ángel Morales Sánchez destaca que los campesinos e indígenas que se integran a lo
lógica de mercado de las ciudades, en el ámbito de lo que se ha denominado ―informalidad‖,
constituyen formas económicas novedosas que,

. . . a pesar de sus limitaciones, y contrariamente a lo que afirma la teoría, (….) resulta que las nuevas

unidades son tremendamente competitivas gracias a que, a pesar de ser unidades familiares o

individuales, funcionan con lógicas comunitarias, basadas en sistemas de autoayuda, reciprocidad,

solidaridad tan propias del pensamiento indígena campesino‖. (Morales, 2013, p.5).

Hay prácticas y saberes, formas de comprender el mundo que trascienden los territorios y las
actividades productivas en que se materializan; no son estáticas, son flexibles, por lo mismo no
configuran cualidades esenciales sino más bien sustratos culturales móviles.
El reconocimiento de estas pluralidades culturales y sus manifestaciones prácticas en Bolivia,
suscita a varios autores a reflexionar sobre la posibilidad (o necesidad) de buscar formas de
generar sinergias e integraciones funcionales entre estos modos diversos de ―ser y estar‖ en
territorios rurales. Así, por ejemplo, Adalberto Kopp señala:

La agricultura campesina y la agroindustria son dos realidades vigentes en dos regiones del país que

se distinguen por aspectos socioculturales y ecológicos. Hay la tentación de confrontar estas dos

realidades en sentido de que la agroindustria acabaría con los agricultores familiares; y también

condenar en conjunto las tecnologías de la agricultura comercial. Es preciso superar estos

102
preconceptos y sustituir la confrontación con una mentalidad de complementariedad. (Kopp, 2014,

p.132).

Mientras, José Núñez (2014) plantea la posibilidad de generar una agroindustria diversificada,
que no sea monoproductora, al tiempo que esté inspirada en modelos agroecológicos y logre
articularse con comunidades indígenas y campesinas; para finalizar señalando: ―Un nuevo tipo
de agroindustria sí puede coadyuvar a superar el neolatifundismo y el minifundio‖ (Núñez, 2014,
p.44)

4.2. Modelos de desarrollo en Chile actual


En Chile la impronta modernizadora tuvo una expresión bastante intensiva, en el contexto
latinoamericano, pues tanto derecha como izquierda siempre han concordado en que el avance
tecnológico y su progreso moderno traerían desarrollo al país. Desde los 50 en adelante, ningún
ser sensato podría oponerse a la concepción más centralitaria de lo que se entiende por
desarrollo.
Con este telón de fondo, en la década de los 90, Alberto Montanari, empresario connotado del
sector alimentario nacional, basado en las estadísticas promisorias de comercio exterior, acuña
el concepto ―Potencia Alimentaria‖ el cual luego, durante el gobierno de Ricardo Lagos Escobar,
hará eco dentro de la planificación nacional. Será esta iniciativa privada la que devele a la
perspectiva pública una nueva alternativa de ―inclusión‖ del siempre olvidado mundo rural.
Al ingresar el proyecto ―Potencia Alimentaria‖ a la agenda pública, se amplía su alcance al
sector forestal convirtiéndose entonces en la meta país ―Chile Potencia Alimentaria y Forestal‖.
El llegar a ser ―potencia‖ implicaba ubicarse dentro de los diez principales países exportadores
de alimentos del mundo, tal era el propósito por entonces.
El 3 de Octubre del 2006 de acuerdo el Decreto n°95 del Ministerio de Agricultura y, por
mandato de la entonces presidenta de la República Michelle Bachelet Jeria, se plantea como
desafío conducir al país en materia de competitividad y desarrollo para consolidarlo como
―Potencia Alimentaria‖ a nivel mundial, por lo que es necesario crear e impulsar una estrategia
de carácter nacional e integradora de los sectores públicos y privados, con el fin de generar y
coordinar políticas de acción que sustenten, promuevan y desarrollen la industria
agroalimentaria en Chile.
Para tales fines se constituyó el Consejo Chile Potencia Alimentaria, entidad encargada de
elaborar la agenda estratégica al respecto. La nómina constitutiva del Consejo consideraba 29
integrantes, de los cuales 13 son representantes del sector público y 16 del ámbito privado.
Dentro del mundo privado, se considera la participación de dos representantes de
organizaciones campesinas (MUCECH y La Voz del Campo).

103
Lo que por entonces se llamó ―el nuevo paradigma rural‖ consideraba necesario un cambio de
40
perspectiva en la producción piscisilvoagropecuaria que, al privilegiar la producción para
exportación por sobre el consumo interno, debía desplazarse ―…desde una posición de
aprovechamiento de ventajas comparativas (estáticas y acotadas), basada en productos de
poco valor agregado (commodities agropecuarios), a un estadio de desarrollo de ventajas
competitivas (dinámica e ilimitada), basado en productos de alto valor (alimentos diferenciados
41
por calidad).‖
A partir de esta perspectiva se definieron tres grandes ejes que, en conjunto, permitirían la
eficacia del modelo. El primero tiene relación con cualidades necesarias de incorporar como
facultades distintivas de la producción alimentaria nacional, esto es, producir alimentos de
calidad, inocuos y medioambientalmente sustentables; siendo estas cualidades características
exigidas por los mercados internacionales y cada vez más por aquellos denominados
―consumidores conscientes‖.
Para dar consistencia a este eje, fue necesario efectuar las primeras transformaciones
institucionales y legislativas enfocadas mantener un elevado margen de sanidad en el sector, a
pesar de que las condiciones geográficas naturales del país colaboran mucho en ello. Se
42
crearon la Agencia Chilena para la Inocuidad Alimentaria (ACHIPIA) y la Política Nacional de
Inocuidad, presentada oficialmente en mayo del año 2009, cuyo objetivo principal declara ser
―resguardar la salud de las personas, los derechos de los consumidores y favorecer el
desarrollo competitivo y exportador de la industria de los alimentos‖. (Política Nacional de
43
Inocuidad, 2009, p. 6.) .
En el ámbito medioambiental, la creación del Ministerio del Medioambiente, el Servicio de
Evaluación Ambiental y la Superintendencia de Fiscalización plantean dentro de sus temas
prioritarios resolver la creación de un instrumento de ordenamiento territorial que permita, por
un lado, avanzar en la organización y distribución de la información ambiental hacia todos los
eslabones de los encadenamientos productivos, generando con ello sinergias de productividad
y competitividad; así como también facilitar el establecimiento de una metodología adecuada
para la cuantificación de los efectos del crecimiento económico en el medio ambiente.
Los tres temas que componen este primer eje del modelo están enfocados a crear una ―imagen-
país‖ que potencie la competitividad de los productos en el mercado global, que aumente la

40
Concepto acuñado en el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile Rural (2008), del PNUD.
41
Ver http://www.chilepotenciaalimentaria.cl/content/view/3034/CHILE-POTENCIA-ALIMENTARIA-
Compromiso-con-la-nutricion-y-la-salud-de-la-poblacion.html
También en: http://transparencia.minagri.gob.cl/descargas/participacion_ciudadana/agenda.pdf
42
ACHIPIA se creó mediante el Decreto Supremo Nº 83/2005, cuya publicación en el diario oficial se
efectuó en octubre del mismo año. Para ver el documento ir a:
http://www.achipia.cl/prontus_inocuidad/site/artic/20090921/pags/20090921120937.html
43
Para ver documento completo:
http://www.achipia.cl/prontus_inocuidad/site/artic/20090921/pags/20090921122318.html

104
rentabilidad de los negocios y que refuerce la idea de un país alineado bajo las directrices de
países desarrollados del hemisferio norte.
El segundo eje prioritario ha sido el fortalecimiento de la innovación y el desarrollo de
investigación para los sectores productivos involucrados. En noviembre del 2005, el Estado
44
constituyó por decreto el Consejo Nacional de la Innovación para la Competitividad (CNIC) ,
ente asesor encargado de formular las estrategias de innovación de mediano y largo plazo, y el
Fondo de Innovación para la Competitividad, cuyo objetivo es co-financiar y atraer recursos
privados hacia este tipo de iniciativas. En el ámbito propiamente silvoagropecuario, se
constituyó el Consejo de Innovación Agraria que cumple el mismo rol que su homólogo a nivel
nacional.
De acuerdo a la definición de innovación acordada por el CNIC, los propósitos fundamentales
son los siguientes: i) desarrollar capital humano especializado, ya que se percibe un déficit
importante de científicos, académicos y profesionales de alto nivel; ii) potenciar la inversión
privada en innovación; iii) generar alianzas estables entre el sector científico-académico y el
sector público-empresarial.
La inversión privada para la innovación es un punto deficitario dentro de la estrategia nacional.
45
El Estado es el principal inversor en investigación y desarrollo en el sector silvoagropecuario .
Respecto a la idea de generar fortalezas a partir de la alianza público-empresarial y el mundo
académico-científico, desde el 2004, bajo coordinación y subsidio estatal, se han constituido
Consorcios Tecnológicos Empresariales, los cuales se constituyen como sociedades anónimas
cuyos socios son empresas (nacionales e internacionales) y organizaciones de productores de
un rubro, en alianza con universidades e institutos tecnológicos. Todos los consorcios tienen
como objetivo fundamental aumentar la rentabilidad y competitividad de los productos
alimentarios de exportación. Los primeros en constituirse, el año 2006, fueron el Consorcio de la
fruta y el Consorcio de la leche.
Finalmente, el tercer eje del modelo es aquél asociado a la idea de inclusión y desde el cual se
difunde la idea de bienestar social para la población rural. La inclusión bajo este nuevo
paradigma se entiende como la incorporación de los pequeños y medianos productores
agrícolas a los encadenamientos productivos. Se establece principalmente la importancia de la
pequeña y mediana agricultura en su integración como proveedor primario, considerando las
46
dimensiones del mundo campesino , así como la diversidad que ello puede aportar a la noción

44
Innovación es ―Acción mediante la cual ciertos productos o procesos, desarrollados en base a nuevos
conocimientos o a la combinación novedosa de conocimientos preexistentes, son introducidos eficazmente
en los mercados‖.
Ver en: http://www.corecytbiobio.cl/files/eventos/Politica%20nacional%20de%20innovacion-
potencia%20alimentaria.%20Ministerio%20Agricultura.pdf
45
En el sector silvoagropecuario, más de dos tercios de los recursos orientados a inversión en I+D para la
innovación provienen del sector público.
46
De acuerdo al ―Estudio de caracterización de los hogares de las explotaciones silvoagropecuarias‖,
realizado por Quilitas Agroconsultas por encargo de ODEPA, a partir de la información contenida en el

105
de potencia alimentaria. Hernán Rojas Olavarría, director de INDAP durante el primer gobierno
de Michelle Bachelet, señalaba:

…la pequeña agricultura está en todo el territorio, en todos los rubros y es capaz de ofrecer nichos de

diferenciación importante como lo orgánico, la producción étnica o el comercio justo que son elementos
47
muy valorados en los mercados más informados y desarrollados

Además, agrega en el artículo ―Potencia Agroalimentaria y Forestal con adjetivos‖ que para ser

Potencia Agroalimentaria y Forestal no sólo había que producir más y mejor, sino que además

hay que: ―. . . aprovechar la diversidad y la riqueza cultural de quienes producen, su entorno

natural, la producción familiar, la manufactura artesanal y proyectarla como un nuevo factor de


48
competitividad y diferenciación‖ .

Para lograr alcanzar estas características de competitividad y diferenciación, aparece necesario

―empresarizar‖ a los campesinos, dotarlos de herramientas y competencias productivas que

permitan generar sinergias a lo largo de la cadena. En su momento, se analizó que uno de los

déficits importantes para alcanzar la meta-país era la formación de capital humano en sectores

rurales, por lo que la educación y el acceso a tecnologías de la información y la comunicación

(TICs) se transforman en elementos sustanciales. De ahí que, durante el último trimestre del

2008, la presidenta Michelle Bachelet oficializó un plan de conectividad rural el cual estuvo

expresamente dirigido a potenciar la competitividad y productividad del sector agropecuario y,

por supuesto, extender su alcance a los niños, niñas y jóvenes de zonas aisladas a través del

programa Enlaces.

Así también, se concluyó que para llegar a ser Potencia Alimentaria y Forestal era necesario
avanzar en la cobertura y ampliación ciertos derechos laborales y protecciones
medioambientales. En esta línea sea formaron la Comisión Nacional de Buenas Prácticas
Agrícolas y la creación de la Mesa Laboral Agrícola, cuyos propósitos fundamentales era
avanzar en establecer los marcos promotores de condiciones laborales dignas en cuanto a

Censo Agropecuario Nacional 2007; se obtiene que el 95% de las explotaciones silvoagropecuarias con
algún tipo de actividad al 2007 pertenecen a las categorías de agricultura de subsistencia y pequeña
agricultura.
47
Ver: http://www.chilepotenciaalimentaria.cl/content/view/497757/Chile-aumento-en-un-149-
exportaciones-de-alimentos-en-8-anos.html#content-top
48
Ver: http://www.indap.gob.cl/content/view/1556/488/

106
seguridad e higiene, jornadas de trabajo, negociación colectiva, remuneración, salas cunas,
sindicalización, entre otras, los que a su vez serían atributos diferenciadores que mejoran la
competitividad a nivel internacional.
El espacio de diálogo representado por la Mesa Agrícola reveló, por entonces, la vieja disputa
tradicional en el mundo rural donde los empresarios pretenden obviar la legislación internacional
sobre los derechos de los trabajadores bajo la focalización en la particular temporalidad que
tiene la producción agraria. La propuesta empresarial es crear un estatuto laboral específico
para los trabajadores/as agrícolas donde exista, por ejemplo, flexibilidad de horarios que se
traduce durante el período estival en jornadas extensas. Junto a lo anterior se busca la renuncia
de las trabajadoras rurales al derecho al cuidado infantil que se concreta con la existencia de
salas cunas en las faenas como lo estipula la Ley laboral. En este marco de conversaciones la
Mesa Agrícola fracasó pues fueron escasas las organizaciones campesinas que accedieron a
seguir participando de un encuentro donde sus voces eran veladas. No obstante, en diciembre
49
de 2009, se revitaliza la iniciativa a través de la formación de la Mesa Nacional Agrícola , ahora
de carácter bipartita (sólo gremios empresariales y algunas confederaciones de sindicatos
campesinos), cuyo principal propósito ha sido la elaboración del ―Estatuto del Trabajador
Agrícola‖, más ampliamente conocido como ―Estatuto del temporero‖, cuyo proyecto de ley
fuera entregado en octubre de 2011 al entonces presidente Sebastián Piñera Echenique. Desde
entonces el proyecto descansa en el Congreso, pues ha recibido fuerte rechazo de las
organizaciones campesinas que no participaron del diálogo bipartito y tampoco ha logrado
convencer a parlamentarios. De acuerdo a la información entregada en las entrevistas que
componen el sustrato sustantivo de la presente investigación, existe la intención de parte de
confederaciones y organizaciones campesinas que la discusión sobre el ―estatuto del
temporero‖ logre ser zanjada antes del próximo cambio de gobierno.
Por otra parte, es necesario considerar que a pesar que el gobierno de Sebastián Piñera adhirió
a la formulación ―Potencia Alimentaria y Forestal‖ para el sector piscisilvoagropecuario, cambió
el modo de concebir el mundo rural en base a los lineamientos entregados por la OCDE a partir
del texto ―The New Rural Paradigm: policies and governance‖.
Desde esta mirada, considerando las fuertes transformaciones desarrolladas en el mundo rural
que han sido adecuadamente consignadas bajo la concepción de ―nueva ruralidad‖, se enfatiza
la necesidad de potenciar el mundo rural no sólo desde una perspectiva de los sectores
productivos que lo componen, sino también poniendo en valor su entorno natural y los
patrimonios presentes en estos territorios. También se reconoce la necesidad de descentralizar
la toma de decisiones de manera de incorporar voces locales y regionales a la gestión de
proyectos empresariales que estén acompañadas, por cierto, de la gerencia gubernamental; a
esto le han denominado la adopción de un enfoque ―de abajo hacia arriba‖ el cual generaría la

49
También denominada Mesa de Diálogo Agrícola, Mesa Agrícola o Mesa Rural.

107
necesidad de generar coordinaciones tanto horizontales como verticales de mayor complejidad
que las existentes, así como profundos cambios en las formas de concebir y aplicar políticas
públicas en zonas rurales.
A partir de este ―nuevo paradigma‖ se establece, además, la necesidad de concebir las
geografías rurales considerando la noción de ―territorio‖, así como poner mayor énfasis en las
inversiones públicas y privadas por sobre las subvenciones. Esto es a lo que se ha denominado
un ―cambio de paradigma‖ para el mundo rural. La idea que sustenta este nuevo paradigma es
cambiar el enfoque desde la mitigación del declive del mundo rural hacia el ―aprovechamiento
de oportunidades‖ presentes en estos territorios cuya fuerza estaría dada por la ―valorización de
activos rurales (naturales y culturales)‖ (OCDE, 2006)
Teniendo como base estos lineamientos internacionales, se construye el 2014 la Política
Nacional de Desarrollo Rural donde se destaca:

Esta Política se construye sobre la base de una resignificación y revalorización de lo rural, como parte

relevante del desarrollo nacional, promoviendo el bienestar de la población a través del

aprovechamiento de las potencialidades sociales, económicas y ambientales de los espacios rurales

Por otro lado, la Política busca implementar un enfoque moderno de desarrollo rural asociado al nuevo

paradigma rural, lo cual implica necesariamente un cambio cultural e institucional, que propicie una

gobernabilidad transversal de múltiples niveles en el marco del proceso de descentralización del país.

(PNDR, 2014, p.4)

Son doce los principios que rigen la Política Nacional de Desarrollo Rural: bienestar social,
diversidad de oportunidades, equidad, integración territorial, identidad, descentralización,
sustentabilidad, eficiencia, participación, resiliencia, gradualidad e integralidad. Y son cinco los
ámbitos de su aplicación: 1) Bienestar social de la población en el medio rural: su enfoque
fundamental es consolidar la provisión de bienes y servicios sociales básicos a la población
rural. 2) Oportunidades económicas en el territorio rural: ―…implica potenciar y diversificar de
manera sustentable la base económica de los territorios y apoyar el desarrollo de habilidades
para el emprendimiento y empleabilidad a través del fortalecimiento del capital social‖. (PNDR,
2014, p. 14-15). 3) Sustentabilidad medioambiental en territorios rurales: tiene relación
principalmente con valorizar el potencial de los ecosistemas a partir de la gestión de activos y
pasivos naturales, promoviendo la investigación, identificación, caracterización y resguardo de
la biodiversidad. 4) Cultura e identidad rural: se preocupa fundamentalmente de apreciar,
recuperar y conservar patrimonios naturales y culturales de las distintas zonas geográficas del
país. Se incluyen en este eje el acceso a esparcimiento y deporte por parte de la población
rural. 5) Gobernabilidad de la política de desarrollo rural: se refiere a la búsqueda por

108
descentralizar los programas de desarrollo rural, así como la gestión de sus recursos;
promoviendo la participación de organizaciones sociales y gremiales en la generación e
implementación de planes de desarrollo locales.
En la base de esta política de desarrollo rural está la recategorización del concepto de ―territorio
rural‖ el cual será entendido como:

. . . aquel que se genera por la dinámica de las interrelaciones entre las personas, la actividad

económica y los recursos naturales, caracterizado principalmente por su poblamiento cuya densidad

poblacional es inferior a 150 (hab./km2), con una población máxima de 50.000 habitantes cuya unidad

básica de organización y de referencia es la comuna. (PNDR, 2014, p.29)

A su vez, se propone la distinción de tres clases de comunas: ―comunas predominantemente


rurales‖, ―comunas mixtas‖ y ―comunas predominantemente urbanas‖.
El enfoque del Plan Nacional de Desarrollo Rural ciertamente requería un cambio de
concepción de los sectores rurales, pues desde la lógica del capital, los territorios rurales
cuentan con una cantidad de recursos que no están siendo aprovechados a cabalidad. Se
incorporan entonces al modelo no sólo las actividades propiamente sectoriales (pesca, forestal
y agropecuaria) sino que se expande su ámbito de acción a los ecosistemas concebidos como
paisajes, recursos, activos naturales, patrimonios, etc. Desde allí se enuncia el bienestar social,
el rescate de las identidades y la participación local como nuevas formas de integrarse a este
modelo.
Aunque este plan rige hasta nuestros días, a partir del programa de gobierno de Michelle
Bachelet Jeria se establecen algunos matices en las concepciones respecto a cómo se
organizan las estrategias prioritarias para el desarrollo rural. De esta manera, se destaca la
necesidad de avanzar en el desarrollo de recursos humanos, innovación, ciencia y tecnología
pues se consideran como elementos que estarían en la base del estancamiento del crecimiento
económico nacional, al tiempo que aportarían a un desarrollo más inclusivo, sustentable y
sostenible.
Desde este acento científico y tecnológico se promueve retomar la política de clústeres
50
productivos instalado durante el primer gobierno de Michelle Bachelet J. y suspendido durante
el gobierno de Sebastián Piñera J. ―Repondremos la política y programas de desarrollo de
clústeres regionales y de sectores de alto potencial. Esto tiene una mirada consistente con las

50
El concepto de ―cluster‖ es ampliamente utilizado a partir del trabajo de Michael Porter, economista
norteamericano, quien establece que el fomento de la competitividad de las industrias se potencia al estar
insertas y articuladas en redes. Porter define un clúster de la siguiente manera: ―Un grupo
geográficamente próximo de compañías interconectadas e instituciones asociadas, en un campo
particular, vinculadas por características comunes y complementarias, incluyendo empresas de productos
finales o servicios, proveedores, instituciones financieras y empresas de industrias conexas.‖ (Porter,
1998).

109
políticas de descentralización, ya que existen regiones que por su identidad y vocación pueden
emprender iniciativas en materia de innovación‖. (Programa de Michelle Bachelet, 2014, p.53)
En Chile, a partir del año 2008, se estableció como estrategia de desarrollo productivo la
implementación de clúster a partir de la cooperación público-privada. Desde este enfoque, los
clústeres potencian los sectores que presentan perspectivas de éxito en todo el territorio
nacional, cuya característica es la concentración geográfica de la producción. Esta decisión
buscaba dar un gran salto en la productividad y competitividad.
Dada las particularidades de Chile en términos climáticos y su diversidad geográfica, de
acuerdo a las características regionales, a las producciones dominantes ya consolidadas y bajo
el objetivo de la exportación, se establecieron sectores productivos y clúster a desarrollar
privilegiadamente, basados en los potenciales y las oportunidades. Desde Arica-Parinacota a
Magallanes, se fijaron las prioridades regionales para el desarrollo de la meta país ―Potencia
Alimentaria y Forestal‖. Para el sector agropecuario inicialmente se determinaron tres clúster:
frutas, aves y cerdos y alimentos procesados, agregando luego el vino, las carnes rojas, ovinas
y bovinas, formando un solo megaclúster de los alimentos.
Ahora bien, además de retomar la política de clústeres productivos regionales, el programa
establece la necesidad de avanzar en la reducción de desigualdades por lo que plantea
indispensable promover la inclusión de la Agricultura Familiar Campesina. Siguiendo los
lineamientos del modelo, dicha inclusión hace referencia al acoplamiento de estos sujetos
agrarios a la estructura productiva enarbolada, por lo que el énfasis está puesto en implementar

. . . un programa de desarrollo competitivo para sus principales rubros, que permita que los productores

mejoren significativamente su productividad, competitividad y acceso a mercados. Se establecerán

estrategias para cada uno de los rubros priorizados, diferenciadas por territorio, identificando los

principales puntos críticos para mejorar su inserción competitiva. (Programa de Michelle Bachelet,

2014, p.64).

Simultáneamente se promueve la asociatividad del campesinado a través de la revitalización de


la figura de las cooperativas, pero esta vez desde una impronta empresarial; es decir,
desarrollar capacidades y habilidades de emprendimiento en las familias campesinas que hasta
ahora mantienen su quehacer a niveles de subsistencia o de comercio menor.
Por otra parte, el turismo también se vislumbra como actividad emergente dentro de los
espacios rurales a consolidar, connotando dichas actividades con cualidades de inclusión social
y reconocimiento cultural que fortalecerían la construcción de identidades territoriales,
aportando al desarrollo nacional y a la protección medioambiental.
En todos estos años en que se ha ido instaurando este modelo de desarrollo cuyo foco es el
encumbramiento de Chile a la categoría de Potencia Alimentaria y Forestal, se ha conseguido

110
instalar varios productos alimentarios en el exterior, siendo Chile uno de los principales
productores mundiales en varios productos, llegando el año 2015 a ocupar el primer lugar de
exportador mundial en: frutas frescas (uvas, arándanos, cerezas y ciruelas), frutos
deshidratados (manzanas y ciruelas) y productos del mar (mejillones y filetes de salmón
congelado), según cifras entregadas por Prochile.

4.3. Los modelos de desarrollo y las cifras económicas


En este mundo de capitalismo global (Furtado, 1999) donde el sistema financiero comanda al
resto de los sistemas humanos y en que los grandes negocios, asociados a formas exageradas
de consumo, ponen en riesgo tanto la sustentabilidad del planeta como su diversidad vital; la
disyuntiva sobre la aplicación de tal o cual modelo de desarrollo se encuentra particularmente
marcada por la relación que un país establezca con sus cifras económicas, por la forma en que
las interprete y los proyectos que a partir de ahí se enarbolen.
Si a ello agregamos que, en lo que llevamos de este siglo XXI, la producción
pisicisilvoagropecuaria y alimentaria se ha constituido en estrategia primordial para potenciar el
crecimiento económico de los países del sur, pues se ha instalado un gran entramado de
negocios que, si bien encuentra su origen en la revolución verde de los 60, en nuestros tiempos
es cuando la tierra, el agua y la semillas se erigen como fuentes primordiales para crear
―nuevos emprendimientos‖. En este contexto, asoma relevante observar e intentar comprender
las apuestas para el desarrollo de cada país junto a la información que entregan sus cifras;
considerando, ineludiblemente, que los sistemas de pesquisa y difusión de la información
difieren bastante entre uno y otro país.

51
Las cifras de Bolivia
En general el crecimiento o recesión económica de un país se mide a través de su Producto
Interno Bruto (PIB), cual pasa a ser un dato básico de cualquier análisis económico que quiera
realizarse. Además, es una cifra que ayuda a dimensionar lo relevante que puede resultar un
sector o actividad económica para la composición de la producción total de un país.
Como puede verse en el Gráfico 1, el PIB Silvoagropecuario de Bolivia se ha ido incrementando
casi permanentemente durante el período de estudio (2006-2015), excepto el 2010 que tuvo
una caída producto de condiciones climáticas adversas que afectaron fuertemente la producción
52
agropecuaria, particularmente la producción de semillas y habas de soya .

51
Todos los gráficos de esta presentación fueron hechos a partir de información disponible por el Instituto
Nacional de Estadísticas (INE) de Bolivia. En: www.ine.gob.bo
52
Para mayor información se puede revisar la página institucional de la Unidad de Análisis de Políticas
Económicas y Sociales (UDAPE): www.udape.gob.bo

111
La participación del PIB SIlvoagropecuario en el PIB Nacional se encuentra cercana al 10% en
promedio; no obstante, el crecimiento de este sector ha sido bastante importante (3 puntos
porcentuales anuales promedio), siendo aún mayor durante los últimos cinco años. La gran
excepción al respecto, como hemos visto, fue el año 2010 en que la producción
silvoagropecuaria cae en 1,2%, respecto al año anterior.
En cuanto a la composición de la producción, se puede ver que los grupos más dinámicos, en
este período, son los productos agrícolas no industriales y los productos pecuarios. Siendo los
que menos aportan aquellos asociados a actividades de silvicultura, caza y pesca. (Gráfico 2).

De acuerdo al último Censo Agropecuario, realizado el 2013 -cuyos datos fueron entregados a
mediados de 2016-, ―de los cultivos registrados en la campaña verano 2012-2013, los de mayor
superficie son: soya con 999.368,8 hectáreas, maíz con 390.667,9 hectáreas, arroz con cáscara
con 181.497,0 hectáreas, papa con 170.446,9 hectáreas, caña de azúcar con 150.537,7
hectáreas y quinua con 105.380,3 hectáreas‖. (INE, 2015, p.31) y ―De los cultivos registrados en

112
la campaña de invierno 2012, los de mayor superficie son: girasol con 285.504,8 hectáreas,
soya con 276.208,8 hectáreas y sorgo con 254.527,3 hectáreas‖. (INE, 2015, p.34).
En ambas estaciones, las cifras dan cuenta de las formas en que se van organizando los
territorios rurales para la producción silvoagropecuaria. Considerando los énfasis establecidos
como prioritarios en el patrón de desarrollo enarbolado, Bolivia evidencia fuertes
contradicciones; pues mientras plantean a nivel teórico un patrón de desarrollo con importantes
componentes de reconocimiento, respeto y propuestas sustantivas desde las prácticas y
saberes indígenas; luego de 6-7 años de gobierno, el Censo da cuenta que la amplia mayoría
de superficies siguen destinadas a cultivos asociados a la agroindustria y las exportaciones,
mucho más que hacia el consumo interno, la pequeña producción agrícola o la búsqueda por la
consecución de la soberanía alimentaria planteada a nivel constitucional. A medida que pasa el
tiempo, pareciera que las dificultades de aplicar un proceso de cambio decisivo han sido
sobrepasadas por la necesidad de llegar a acuerdos con los agronegocios, muchas veces
volviendo a las sombras a los otros viejos actores de siempre.
La morfología geográfica, en cuyos territorios se desarrolla esta historia, aporta un escenario de
características sustantivas para la comprensión de la organización pisicisilvoagropecuaria. Así,
enunciaciones como Occidente y Oriente; o valles, llanos y altiplanos; dicen mucho de lo posible
(o no) de proyectar. A los hábitats, se suman las luchas por la tierra y los territorios, que si bien
han estado siempre presentes, con las reformas agrarias conseguidas marcan un cambio
significativo en la distribución de la tenencia de la tierra, mas paradójicamente ese cambio –en
Bolivia (y más en Chile)- también abrió la posibilidad de que hoy estén los agronegocios
comandando las decisiones sobre qué se entiende por desarrollo rural.
Por estas consideraciones, resulta obvio para Bolivia que la mayoría de las superficies
cultivadas se encuentren en Santa Cruz; departamento donde, además de estar instaladas las
principales agroindustrias, hoy día hay una fuerte discusión respecto a la ampliación de la
frontera agrícola, que en sus efectos prácticos apunta a la tala de bosques y selvas tropicales
y/o subtropicales para la ampliación de superficies cultivables con estos granos, perdiéndose en
ello el perfil del patrón de desarrollo acordado con comunidades indígenas campesinas, a la vez
que mostrando las dificultades que este gobierno enfrenta permanentemente respecto a las
consecuencias de intentar alcanzar nuevos desafíos de configuración nacional con un alto
contenido identitario y la necesidad, por otro lado, de mantener ciertos equilibrios
macroeconómicos y políticos que permitan tanto gobernar como crecer en el plano económico.
Justamente en la búsqueda por generar las condiciones que permitan un mayor ingreso de
divisas, resulta relevante la comercialización externa de estos productos. Las cifras del sector
piscisilvoagropecuario muestran que son fundamentalmente exportaciones agropecuarias, pues
53
el aporte de los sectores pesca y silvícola es muy bajo e inestable.

53
Además para el sector pesca, el INE sólo tiene datos para los años 2006-2008.

113
Asimismo, llama la atención que las exportaciones de productos alimentarios y bebidas
industriales duplican y más las cifras de exportaciones piscisilvoagropecuarias, como puede
visualizarse en el gráfico 3.

Ello se debe principalmente al aporte de los alimentos manufacturados en base a soya, ésta
será la principal forma en que este grano contribuye al crecimiento económico.
Al ver las exportaciones totales del país (Gráfico 4), se destacan sin duda las exportaciones del
sector minas y canteras, seguido por las exportaciones de la industria alimentaria, por lo que no
es menor la importancia que este subsector tiene dentro del comercio exterior de Bolivia. En
tercer término se encuentran las exportaciones piscisilvoagropecuarias y, luego, el resto de los
productos destinados al comercio exterior.

Si se revisan las cifras que van desde que se inicia el gobierno del ―proceso de cambio‖ hasta el
2015, las variaciones proporcionales de las exportaciones piscisilvoagropecuarias y de
productos alimentarios elaborados respecto a las exportaciones totales no son significativas; es
decir, siguen pesando similar a como lo hacían 10 años atrás.

114
54
Sin embargo, si se observan las tasas de crecimiento , encontramos que las exportaciones
piscisilvoagropecuarias y de productos alimenticios y bebidas industriales han mantenido un
incremento casi permanente; con la excepción de los dos últimos años, 2014 y 2015, donde las
cifras son decrecientes para casi todos los sectores de este país. Fenómeno particular se
produjo el año 2012, cuando la tasa de crecimiento de las exportaciones piscisilvoagropecuarias
casi duplicó el incremento de las exportaciones totales, y al año siguiente, 2013, lo superó en
más de diez veces.

Los principales productos de exportación, según las actividades piscisilvoagropecuarias, al año


2015, son las castañas o nueces de Brasil, la quinua, la chía, bananas y, secundariamente, las
semillas y habas de soya (Gráfico 6).

54
Cuando hablamos de tasas de crecimiento aludimos a la variación porcentual entre cantidades (dólares
FOB) que van de un año a otro, por lo tanto no deben ser observadas como variaciones directas de los
valores de las exportaciones como tal.

115
Mientras la castaña, la chía y las bananas han tenido un incremento relativamente permanente
durante el período de estudio; en los casos de las semillas y habas de soya, así como en la
quinua, se ve un fuerte descenso en las exportaciones de los últimos años. En el caso de la
quinoa, la reducción de sus exportaciones tiene relación con el aumento de la producción en
Perú del mismo producto, pero también por la alta erosión de los suelos altiplánicos donde se
produce este alimento tan particular. La instalación de monocultivos, junto a los resultados de la
configuración de territorios en Bolivia Occidental emanada fundamentalmente del proceso de
Reforma Agraria del 52, al tiempo que agilizan el proceso de olvido de sistemas comunitarios de
rotación de tierras, contribuyen importantemente a la erosión actual de los suelos ―cultivables‖ y,
con ello, a fenómenos migratorios cuya relevancia -además de económica- es fuertemente
cultural.
En el caso de las semillas y habas de soya, destaca su alta variabilidad durante los últimos
años. La importante baja en las exportaciones de estos productos durante el año 2014, es
explicada en un comunicado de prensa elaborado por el INE de este país a partir del alza que
obtuvieron las exportaciones de Torta, Aceite y Harina de Soya, aduciendo que ello ―muestra
que se privilegia las exportaciones de este producto oleaginoso con mayor valor agregado‖
(INE, 2014, p.1). Pero este fenómeno estuvo asociado también a una fuerte baja en los precios
internacionales de esta oleaginosa (de 540 dólares la tonelada -05/2014- a 390 dólares la
tonelada -10/2014-).
De esta manera, las cifras de Bolivia; como en muchos otros países del sur global que
sustentan su crecimiento económico principalmente en base a una industria extractiva de
recursos naturales y productiva de materias primas; se encuentran fuertemente influenciadas
por el movimiento fluctuante de los valores internacionales de commodities, lo que muchas
veces muestra la dependencia de las decisiones de política económica nacional al vaivén de los
negocios financieros mundiales.
Ahora bien, los principales mercados a los que van destinados los productos silvoagropecuarios
bolivianos son principalmente Estados Unidos y Perú, aunque también tienen importancia Reino
Unido, Alemania y los Países Bajos. (Gráfico 7)

116
En cambio, los destinos de la soya y sus productos son fundamentalmente sudamericanos,
liderados por Colombia y Perú en los últimos años, así como se evidencia una fuerte baja en las
transacciones comerciales con Venezuela. (Gráfico 8)

55
El saldo de la balanza comercial para estas actividades es favorable en Bolivia ; pues como
hemos visto, parte de la apuesta productiva global, en hábitats-territorios rurales, es potenciar el
extractivismo y producciones primarias para exportación, con capitales transnacionales, que
dejan algunas divisas en los países dependientes.

Como la principal preocupación económica es el crecimiento, si fijamos la atención en las tasas


que marcan el movimiento de exportaciones e importaciones piscisilvoagropecuarias en Bolivia,

55
En cambio, la balanza comercial nacional después de doce años en superávit, el 2015 cerró con déficit;
principalmente por la incidencia que tiene en la economía las variaciones en los precios internacionales de
los hidrocarburos; recién en agosto del 2016) mostró un cambio de tendencia favorable.

117
encontramos que las importaciones tuvieron un fuerte descenso desde el inicio del período del
MAS-ISP en el gobierno hasta el 2009, año en que se logra la promulgación de la Constitución
del Estado Plurinacional de Bolivia. A partir de entonces, las importaciones tienen un
crecimiento bastante fuerte, llegando a un peak el 2011 al crecer un 80% respecto al año
anterior. Hay que recordar sí que el 2010 había sido un año deficitario en la producción
piscisilvoagropecuaria del país, por lo que es esperable que parte de esas importaciones hayan
estado destinadas a suplir la caída productiva para el consumo interno, pues luego (el 2012)
caen para recuperarse y volver a caer el 2015 en una proporción mayor a la caída de las
exportaciones.

Como es de esperar las principales importaciones del país son productos manufacturados en
general, lo que se replica en el sector que nos convoca. Durante el período de estudio, se
percibe un fuerte incremento de las importaciones provenientes de la industria alimentaria
(+240%), también de la industria forestal (+150%), mientras las piscisilvoagropecuarias han
bajado en un 8%. Los principales productos piscisilvoagropecuarios importados, de acuerdo a la
clase de actividad, son los que muestra el gráfico a continuación:

118
Ahora, respecto a los países de origen de estas importaciones se nota un cambio de
importancia donde Brasil baja considerablemente su participación, siendo desplazado por
Argentina quien se consolida desde el 2008 como el principal abastecedor de este tipo de
productos. Con excepción de los años 2013 y 2014, donde Estados Unidos tiene un incremento
tremendo en la dotación de ―cultivos de cereales y otros cultivos n.c.p.‖

Por su parte, Argentina destaca como proveedor de ―productos de molinería‖ y en ―cultivos de


cereales y otros cultivos n.c.p.‖, mientras Chile es el principal abastecedor de ―otros productos
alimenticios n.c.p‖ y Brasil sigue siendo el principal actor en el rubro de productos de ―pasta de
madera, papel y cartón‖
En términos generales, en base a las cifras del comercio exterior de Bolivia, vemos un país que
está enfocando su producción agropecuaria hacia mercados externos y productos que devienen
en commodities. No obstante, se constata también la existencia de una producción interna que
logra, en principio, sustentar una porción importante del consumo local, pues las importaciones
piscisilvoagropecuarias siguen siendo menores. Hay que señalar también que, desde que se
instala el gobierno actual, se han implementado una serie de políticas de fijación de precios
para los principales productos que se consumen en el país, así como también se ha establecido
una política cambiaria que establece un valor del dólar estable que favorece las importaciones;
ambas políticas se enfocan en favorecer el consumo interno.
Habiendo hecho un repaso sobre qué se produce, cómo se comercializa y a quiénes va dirigida
esa producción; nos falta revisar el escenario de ocupación del sector; sin embargo, las cifras
de Bolivia a este respecto son parciales y no existe recopilación de la misma información para
todos los años; por ejemplo, datos sobre ocupación por tipo de actividad económica sólo existe
para los años 2006-2009, de acuerdo a nuestro período de estudio.
Considerando esos datos, entregados por el INE, en promedio un 35% de la población de este
país trabaja en actividades agropecuarias (las actividades silvícolas y de pesca son muy

119
menores –no alcanzan al 1% entre ambas-). Es una actividad que ha ido mostrando un
permanente descenso en el transcurso de los años; no obstante es la actividad primordial de
ocupación en el país, seguida por las actividades manufactureras que alcanzaban un 12, 2%
promedio en esos años (2006-2009). Los hombres presentan, en general, cifras levemente
menores que las mujeres de ocupación en estas actividades. El año 2012, de acuerdo al Censo
de Población y Vivienda que se realizó, un 26,81% de las personas de siete años o más se
encontraban asociadas a alguna actividad piscisilvoagropecuaria. (Gráfico 13)

A partir de las cifras que arrojó el último Censo Agropecuario 2013, se estima que 2.057.341
personas mayores de 8 años, miembros de UPA, se dedican a actividades
pisicisilvoagropecuarias, de ese total cerca de un 45% se dedica también a otras actividades,
siendo las más importantes ―otros servicios‖ y ―construcción‖.
En las actividades exclusivamente agrícolas, el 47% de las personas trabajan de manera
permanente; mientras en las actividades asociadas a la ganadería, el 51% se dedica de manera
permanente.
Por tanto, puede verse también en Bolivia la presencia del fenómeno que se da por toda
Nuestramérica, y a nivel global, referido a la temporalización y a la diversificación de fuentes de
ingresos de las familias campesinas. Situaciones que, como bien señala el último informe de la
OIT respecto al panorama laboral rural en América Latina y el Caribe (2016), están marcadas
por la estacionalidad de la demanda del empleo agrícola. A su vez, el informe destaca el vínculo
preocupante que existe entre estacionalidad de la actividad agrícola, temporalidad del empleo y
pobreza, mostrando que la mayoría de pobres en zonas rurales son trabajadores que se
desempeñan en actividades agrícolas.
Por otra parte, volviendo a Bolivia, las cifras muestran que tan sólo 313.730 UPA (equivalentes
al 36% de UPA censadas) contratan personal remunerado en dinero o en especies. El personal
remunerado en actividades agrícolas alcanza a 2.387.572 personas, de las cuales sólo el 32%
son mujeres. El único departamento donde las mujeres alcanzan niveles similares a los

120
hombres en cuanto a la percepción de una remuneración –en dinero o especies- por su trabajo
es en La Paz (49%).
En las actividades ganaderas es aún menor el porcentaje promedio de mujeres que reciben
remuneración, pues los hombres representan el 73,5%; no obstante, cuando la información se
desagrega por departamentos, hay tres de ellos en los que la proporción de mujeres que
reciben remuneraciones por su trabajo supera a los hombres: Potosí (64%), Pando (56%),
Oruro (51%).
Llama la atención, a su vez, que en relación a los trabajadores no remunerados en actividades
agrícolas también los hombres llevan la delantera con un 57% respecto al total de la población
no remunerada en este tipo de actividades. Mientras, en las actividades ganaderas las mujeres
alcanzan un 63% promedio de mujeres que no perciben remuneración por su trabajo.
Respecto a la participación de las mujeres como productoras a cargo de una unidad productiva,
el Censo Agropecuario 2013 indica que tan sólo un 25% de las UPA están a cargo de mujeres;
siendo La Paz el departamento con mayor cantidad de UPA a cargo de una productora, con un
29%.
Es fácil visualizar que las condiciones laborales en las actividades agropecuarias en Bolivia son
bastante precarias, afectando con mayor fuerza a mujeres que a hombres. Pero igualmente
cierto es que Bolivia es un país donde la producción agropecuaria aún está fuertemente en
manos de familias campesinas y comunidades indígenas que trabajan por cuenta propia, de
manera comunitaria, colectiva o utilizando sistemas de trabajo como el minka o ayni que son
sistemas basados en la reciprocidad familiar. De las 871.927 UPA censadas, 294.831 (34%)
declararon usar sistemas de trabajo minka o ayni; mientras un 58% (502.281 UPA) declararon
usar sistemas de trabajo comunitarios, colectivo o familiar. O sea que la amplia mayoría de
unidades productivas agrarias en este país (92%) utilizan sistemas de trabajo basados en los
vínculos familiares y/o comunitarios en que se desenvuelven estas actividades. No obstante, las
condiciones en que estos trabajos se llevan a cabo, así como el papel que cumplen
históricamente las mujeres en estas dinámicas, siguen dando motivos para reflexionar sobre la
necesidad de avanzar en la incorporación de condiciones que permitan un desarrollo más digno
para todos y todas.

Las cifras de Chile


El PIB Silvoagropecuario en Chile, al igual que en Bolivia, ha mantenido un crecimiento
prácticamente constante durante todo el período de estudio. Se observan pequeñas
disminuciones los años 2009 y 2012. A pesar de su tendencia creciente, la contribución que
hace al PIB del país es menor, el 2015 el PIB Silvoagropecuario representó un 2,4% de la
producción nacional (el 2006 era un 3,9%)

121
Según los informes macroeconómicos elaborados por Alfonso Traub Ramos, de la Oficina de
Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), el 2009 la baja productiva está asociada a factores
climáticos como sequías; mientras, el año 2012 se presenta con escasa disponibilidad de mano
de obra, paros portuarios y algunos fenómenos meteorológicos como lluvias a destiempos.
Por su parte, la composición de la producción piscisilvoagropecuaria de este país, muestra la
relevancia que tiene principalmente la industria alimentaria al representar casi la mitad de la
producción del sector (un 46% promedio), seguido de la producción silvoagropecuaria y, luego,
la industria forestal; mientras, el sector pesca es menor, pero muestra un fuerte crecimiento
desde el 2013, a pesar de las recurrentes crisis por infecciones de animales y contaminación de
ecosistemas que han enfrentado por las malas prácticas con que desarrollan su quehacer.

Esta composición da cuenta de una configuración territorial que concentra su producción


agrícola en la zona centro-sur, tanto para la producción de cereales, leguminosas, y granos
industriales; como para la producción frutícola y de tubérculos. De acuerdo al último Censo
Agropecuario (2007), ―aproximadamente 90% de las explotaciones agropecuarias con tierra se
han concentrado en la zona centro y sur del país‖. (Censo Agropecuario, 2007, p.29). No

122
obstante, en la zona centro-norte, específicamente en la región de Coquimbo, hay también
bastante producción de fruta y tubérculos. Por su parte, las plantaciones forestales se
concentran en las regiones de Bío Bio, Araucanía y el Maule, respectivamente.
Es cierto que la morfología geográfica de los territorios, también en Chile, aporta mucho en la
estructura final de la ordenación de la producción piscisilvoagropecuaria; no obstante, son
decisiones de políticas públicas, como la formación de clústeres y la impronta de ejecutar una
meta país ambiciosa, las que coadyuvan a fortalecer ciertos sectores en desmedro de otros.
Así, por ejemplo, los cambios intercensales de 1997 a 2007, muestran cómo se ha ido dejando
de cultivar fuertemente cereales (-26%), leguminosas (-42%) y hortalizas (-15%), aumentando
importantemente los frutales (+39%) –especialmente las vides (+59%)- y los semilleros (+43%).
(INE, 2007, p.37). Hay que agregar al aumento de los semilleros, la relación con su baja
presencia anteriormente en la superficie nacional, pues éste constituye un negocio bastante
reciente en Chile y cuyas perspectivas eran mayores, pues hoy en día la superficie está
reducida a un tercio de lo que fuera hace 5 años; de acuerdo a lo declarado por Álvaro
Eyzaguirre, presidente de la Asociación de Productores de Semillas, el día 22 de agosto de
2016 para la Revista del Campo de El Mercurio. A pesar de la reducción en las hectáreas
sembradas, Chile sigue siendo el principal exportador de semillas del hemisferio sur y el quinto
a nivel mundial.
Justamente, respecto al comercio exterior de los productos psicisilvoagropecuarios del país,
vemos que una proporción importante de las exportaciones del sector son de la industria
alimentaria, pero también de la industria forestal y, luego, las piscisilvoagropecuarias.

Dentro de las exportaciones primarias del sector, destacan las agrícolas que están compuesta
casi exclusivamente por exportaciones de fruta, especialmente uva; luego, vienen las forestales
y, finalmente, las pecuarias que mantienen déficit en su balanza comercial desde el año 2010,
no se han recuperado.

123
Como puede observarse en el Gráfico 16, durante el período de estudio las exportaciones de
este sector mantienen en general una tendencia creciente, aunque tiene baches marcados los
años 2009 y 2012, al igual que la producción pero en el caso de las exportaciones la fuerte
reducción de 2009-2010 también tiene relación con la crisis financiera mundial iniciada el 2007
en EE.UU; así como la crisis alimentaria que se desencadenó durante el año 2008, generada
por el incremento en el precio de los alimentos a nivel mundial producto de la especulación
financiera en torno a los commodities agrícolas. Como puede verse, el 2015 también se
presenta una contracción de las exportaciones (-8,4%), sobre todo en las agroindustriales,
también asociadas a una nueva crisis financiera mundial. Los países que más redujeron su flujo
comercial con Chile fueron Japón y la Unión Europea.
A pesar de la caída que tuvieron las exportaciones del sector durante el último año (2015), al
analizar la proporción de su participación en las exportaciones totales del país, donde el cobre
por supuesto es el principal producto del comercio exterior chileno (54% promedio), se denota
un crecimiento de las exportaciones piscisilvagropecuarias (primarias e industriales) en 11
puntos porcentuales entre 2006 y 2015. Pasaron de representar un 23 de las exportaciones
totales del país, en 2006, a configurar el 34% durante el 2015.

Dentro de las actividades asociadas al sector, las exportaciones que muestran un mayor
crecimiento proporcional son los productos alimentarios manufacturados, seguidas por los
piscisilvoagropecuarios y, finalmente, la industria forestal.
Para el año 2015, los principales productos de exportación son las uvas, seguidas del vino con
denominación de origen; luego vienen las celulosas y, finalmente las manzanas. Todos estos
productos presentan tendencias crecientes en el período de estudio, a pesar de presentar las
marcas descendentes de los años 2009 y 2012. Como puede verse en el Gráfico 18, las
exportaciones de celulosa –sobre todo la conífera- presentan mayor inestabilidad que el resto;
justamente los años 2009 y 2012 son años en que los precios internacionales de la celulosa

124
bajaron en un -23% y -15% respectivamente (en relación al año anterior), para el año 2015
también registra un empeoramiento en los precios internacionales.

En el caso de las frutas, uvas y manzanas, el empeoramiento de las exportaciones a partir del
2013, se asocia a una menor producción debido a condiciones climáticas como heladas (2013)
o el fenómeno El Niño (2014-15).
Si ponemos atención al sector pesquero, nos encontramos con que el salmón es por lejos el
producto más exportado de todo el sector piscisilvoagropecuario (primario e industrial). Supera
con mucho a las uvas, con excepción del peor momento del declive 2008-2010 provocado por el
primer brote de virus ISA el 2007, que generó una crisis en términos productivos, pero sobre
todo tuvo efectos devastadores sociales y ecológicos.

Llama la atención que, tanto en Bolivia como Chile, el sector pesquero es el más difícil de
pesquisar. En el caso de Bolivia es un subsector insignificante para la economía y muchas
veces ni existen datos; en cambio en Chile, donde el sector es relevante dentro de la industria

125
alimentaria, siendo el salmón el segundo producto más exportado de la economía nacional
(después del cobre), sorprende la poca visibilización pública que tiene este subsector. Quizás
sea bueno recordar, también, que actualmente se resuelven en tribunales sentencias que
pretenden castigar actos irregulares realizados por miembros del Parlamento durante la
tramitación de la última ley de pesca en este país; cuya discusión, a su vez, estuvo
acompañada permanentemente de protestas y manifestaciones sociales en diversos territorios
del país, principalmente zonas portuarias.
Afortunadamente el Banco Central entrega cifras económicas confiables tanto de este subsector
como de toda la economía; no obstante, el organismo no arroja información sobre los destinos a
los que están orientadas estas exportaciones. De acuerdo a lo informado por SalmonChile,
Asociación Industrial de las principales empresas salmoneras, los principales destinos de las
exportaciones de salmón son EE.UU (33%), Japón (23%) y Brasil (14%).
Ahora, los principales destinos para las exportaciones silvoagropecuarias, según los datos de
ODEPA, siguen siendo EE.UU y la Unión Europea, aunque el incremento de China es notable;
también aumentan Japón y Corea del Sur.

Es decir, el comercio exterior se amplía importantemente a Asia y se produce un


desplazamiento de los países latinoamericanos como destinos deseables, siendo el más
importante México para los productos silvoagropecuarios y Brasil en el caso del salmón.
En Chile, al igual que en Bolivia, la balanza comercial del sector silvoagropecuario es favorable
del todo, lo que significa que es un sector que colabora al superávit comercial del país. (Gráfico
21).

126
En el gráfico anterior puede verse que el comportamiento de ambos fenómenos (exportaciones
e importaciones) son bastante similares; no obstante, al revisar las variaciones interanuales
(Gráfico 22), encontramos que entre 2006 y 2012 las tasas de crecimiento de las importaciones
piscisilvoagropecuarias son bastante superiores a las variaciones de las exportaciones,
exceptuando el año 2009 donde hay un fuerte decrecimiento en ambas, aún más fuerte para las
importaciones, pero se recupera rápidamente a una tasa bastante superior a las exportaciones.
Sin embargo, a partir del año 2013 se observa una reducción paulatina y constante de las
importaciones de productos piscisilvoagropecuarios que persiste hasta el 2015.

Sabido es que los cambios de uso de las superficies agrícolas desde siembras de productos
destinados al consumo del mercado interno (como son, por ejemplo, legumbres y hortalizas)
hacia productos orientados a los encadenamientos productivos de las industrias alimentarias,
conlleva la necesidad de importar aquellos productos que no se están produciendo y que
constituyen elementos básicos de la canasta alimentaria interna; considerando, por supuesto,
que los hábitos alimentarios se van modificando en el tiempo; muestra de ello son las altas
tasas de obesidad que existen hoy día en el país, razón por la cual se implementan un sinfín de
estrategias y campañas intentando provocar la consciencia sobre la importancia de tener una

127
alimentación saludable. En un estudio sobre evolución del consumo aparente, de ODEPA,
señalan que el consumo de leguminosas en el país es bastante bajo, aunque ha tenido
incrementos moderados durante los últimos cinco años, sobre todo garbanzos y lentejas.
(ODEPA, 2014)
Otro estudio de ODEPA, en base a cifras del INE, muestra que en la temporada 2014/2015 se
redujeron las ya deprimidas siembras de lentejas y garbanzos, agregando que casi la totalidad
del consumo interno de estos granos es abastecido por las importaciones. Y agregan: ―Cabe
mencionar también que, según estudios realizados hace algunos años, se ha detectado que su
cultivo se encuentra prácticamente circunscrito a áreas reducidas de pequeños agricultores del
secano de las localidades de Pumanque y Navidad, en la Región de O‘Higgins, y Curepto y
Licantén, en la Región del Maule‖ (ODEPA, 2015, p.7). Esos pequeños agricultores del secano
hoy terminan siendo guardadores y reproductores de semillas, ayudando a la preservación eco-
cultural. Pero estas dimensiones del saber, así como las resistencias colectivas, son
expresiones que históricamente han sido muy poco validadas en el discurso oficial de Chile.
Fugaces han sido los momentos en que la reflexión sobre la configuración nacional accede a
considerar la diversidad de formas culturales que conviven bajo el mismo Estado. Por lo
general, como bien señala Mario Garcés (2015): ―Asistimos en Chile, desde hace ya varios
años, al desfase o el distanciamiento que instaló la transición a la democracia entre la política y
la sociedad, que tomó forma en el elitismo de la política así como en la prolongación en el
tiempo de núcleos fundamentales de la institucionalidad y la ―legalidad‖ heredada de la
dictadura. Este desfase conlleva una suerte de monopolización de la política por parte de los
partidos políticos y el Estado y la despolitización del conjunto de la sociedad‖. Si además
agregamos las alianzas estratégicas entre grupos empresariales y el poder legislativo, vemos
que el modelo de desarrollo actual está enfocado fundamentalmente hacia un crecimiento
económico cuyos beneficios son privados y cada vez más concentrados. Bajo un patrón
neoliberal dominante, que durante el último tiempo ha ido incorporando cuestiones
medioambientales, tanto como lo hizo el siglo pasado respecto a cuestiones sociales; pero
cuyas cifras y normativas dan cuenta de un modelo con privilegios que potencia una relación
clientelar entre el Estado y las comunidades campesinas e indígenas, donde no hay
reconocimiento a las diferencias culturales en tanto prácticas y/o saberes capaces de aportar al
desarrollo; sino más bien un usufructo del origen y la cultura para potenciar ―emprendimientos
locales‖. Bajo este modelo, se reconoce la diversidad como una distinción que ayuda a
caracterizar los productos en los mercados.
Por su parte, el mercado chileno es abastecido de productos pisicislvoagropecuarios,
principalmente por Argentina, durante el período de estudio, ha sido por lejos el principal país
de origen de las importaciones pisicisilvoagropecuarias.

128
Se denota una tendencia creciente general de Estados Unidos durante todo el período de
estudio; mientras Brasil y Paraguay, si bien crecientes, experimentan incrementos más
importantes a partir de 2010.
A su vez, los principales productos importados, de acuerdo a información del Banco Central,
son en primer término, carne bovina deshuesada y productos manufacturados en base a soja.

La importancia que adquieren las importaciones de carne bovina da cuenta también de los
cambios alimentarios que pueden estar asociados también al menor consumo de proteínas
vegetales, como son las legumbres.
Los cambios realizados en la configuración productiva de los territorios rurales en Chile, como
hemos visto, van asociados a una idea de inclusión social que pretende generar extensos
encadenamientos productivos donde la pequeña agricultura sea abastecedora de las grandes
industrias alimentarias. Para lograr participar de esta asociación, los campesinos y campesinas
deben adecuar sus prácticas a los métodos y estrategias elaborados desde arriba de manera de

129
poder alcanzar las cualidades fitosanitarias y estéticas exigidas. Esto ha implicado la
segmentación entre campesinos ―emprezaribles‖ y aquellos que no lo son, comportando
grandes diferencias de acceso a fondos públicos, capacitación, etc; así como también ha
devenido en fuertes transformaciones del mundo laboral que, si bien se alinean con las
tendencias mundiales, adquieren sus propias formas de acuerdo a los pueblos y las culturas en
que se desenvuelven.
En Chile, los ciclos de ocupación laboral en el sector pisicisilvoagropecuario están muy
marcados por la estacionalidad de las labores y, por lo mismo, son empleos temporales para un
porcentaje importante de la población, sobre todo mujeres (y niños/as) quienes resultan ser un
buen contingente de reserva a la hora de emprender labores de cosecha que, además, muchas
veces requieren de manos más pequeñas y precisas, como en el caso de los berries.
Al revisar las cifras que entrega el INE sobre empleo del sector, cuyas series están disponibles
a partir del 2010 (por cambios en la metodología de medición), tal como se presenta en el
Gráfico 25, resulta evidente que durante las temporadas primavera-verano se desarrollan las
mayores tasas de empleo durante el año, siendo sustantivamente más alto el contingente de
hombres ocupados en el sector. Es más, el comportamiento de la ocupación de mujeres en el
sector es el que fija con mayor fuerza la variabilidad del empleo total; es decir, se denota
también que el empleo de las mujeres está asociado más directamente a labores temporales
que los hombres.

Según los datos del último Censo Agropecuario (2007), el empleo temporal en la época invernal
representaba cerca del 50% del total de empleo del sector, mientras en la temporada estival
alcanza casi el 70% de los empleos. A medida que el empleo temporal va adquiriendo mayor
peso, va creciendo también la participación femenina en el trabajo piscisilvoagropecuario.

130
Hay que señalar también que mientras en el país los hombres representan promedio un 60% de
la población ocupada; en las actividades piscisilvoagropecuarias se mueven en torno al 80%.
Según la definición del INE, persona ocupada es aquella que durante la semana de la encuesta,
ha trabajado una hora o más, trabaja para un familiar más de 15 horas semanales sin pago
monetario y/o tiene empleo o negocio. O sea, que las mujeres están dedicándose escasamente
a estas labores, ni siquiera en sus formas comunitarias de trabajo familiar; de hecho, dentro de
las mujeres ocupadas sólo un 5% promedio está en actividades piscisilvoagropecuarias. Las
mujeres, al 2015, se dedican prioritariamente al comercio (alrededor del 23%), la enseñanza
(14%), y al servicio doméstico (12%).
Además de la baja participación de mujeres, se ve una tendencia general decreciente en la
ocupación en actividades piscisilvoagropecuarias en Chile. Esta será una de las trabas
impensadas del modelo, la posible falta de mano de obra en época estival. Aquí se desenvuelve
un terreno de lucha aún no resuelto que tiene que ver con las normativas laborales que rijan las
condiciones y derechos de los trabajadores pisicislvoagropecuarios, que siempre han sido de
los grupos sociales más excluidos del sistema ―democrático‖.

131
Segunda Conversación.

Al revisar los esquemas teóricos que orientan las prioridades, énfasis y estrategias para la
producción material e inmaterial en territorios rurales de Bolivia y Chile, lo primero que salta a la
vista es la distinción del enfoque de base predominante entre uno y otro país. Si bien en ambos
se develan contradicciones y vicios retóricos en la configuración de sus argumentaciones en
relación a la ejecución práctica de sus propósitos, se establece una clara diferencia en cómo se
conciben, por una parte, el desarrollo y, por otra, los modos de organizar territorios rurales.
Así, mientras en Bolivia se afirma una mirada identitaria que privilegia un modelo de desarrollo
intercultural, en Chile se consolida una perspectiva centralitaria que establece prioritario el
modelo modernizador de nueva impronta. No son, por supuesto, expresiones puras del uno y el
otro, sino más bien acentos que dan cuenta de procesos sociales y políticos divergentes que
sustentan las posibilidades de concebir-se desde distintos lugares.
No será en vano, para Bolivia, la emergencia de fuertes movimientos indígenas y campesinos
que no sólo consiguen controlar el Estado, sino además logran cambiar los marcos normativos
fundamentales a partir de los cuales se rigen las disposiciones de convivencia entre las
diferencias culturales que en este país se desenvuelven. Si bien, en general, es más fácil
cambiar las legislaciones que las prácticas sociales, no deja de ser considerable el hecho de
que la existencia de un reconocimiento normativo a la pluralidad, lo comunitario, la Madre
Tierra, genera un sustrato de identificación y validación de sujetos, sus saberes y prácticas que
siempre estuvieron vedados. Esto mismo hace que las discusiones desplegadas alrededor del
modelo (o combinación de modelos) de desarrollo rural, tienen relación con la inconsistencia o
dificultad de ejecutar tal o cual término, sobre todo la economía plural y las posibles relaciones
devenidas entre economía comunitaria y economía de mercado; más no se pone en cuestión
los fundamentos de base que reconocen la diversidad cultural como fuente de enunciación que
oriente las relaciones económicas, políticas y culturales. En otras palabras, el modelo de
desarrollo rural predominante en Bolivia se afirma en una diversidad de actores colectivos que
logran disputar las formas de definir prioridades para el establecimiento de matrices productivas
en territorios rurales, aun cuando la fuerza de las agroindustrias transnacionales sea de
dimensiones considerables y logre muchas veces imponer sus privilegios, en alianza con las
autoridades políticas, por sobre los derechos establecidos en la Constitución política del Estado
Plurinacional de Bolivia.
En cambio, en Chile, los actores que sustentan el modelo de desarrollo rural son principalmente
las asociaciones gremiales ligadas a la industria alimentaria de exportación, quienes han
elaborado las bases conceptuales y la primacía de acentos en la elaboración de las estrategias
productivas para territorios rurales desde hace varias décadas. De esta manera, adquiere
particular importancia el avance científico, tecnológico y de capital humano enfocado a
potenciar ―ventajas competitivas‖ en mercados internacionales, así como también la

132
consideración de la biodiversidad y los ecosistemas desde la mirada que los valoriza en cuanto
recursos naturales o activos y pasivos naturales que se deben gestionar eficientemente de
manera que fortalezcan los emprendimientos rurales, desde escalas locales hasta dimensiones
transnacionales.
Lo anterior no significa desconocer que hay elementos del modelo ―Chile Potencia Alimentaria y
Forestal‖ que podrían ser bien utilizados por organizaciones campesinas para encumbrar luchas
orientadas al fortalecimiento de sus derechos laborales y a la ampliación en el reconocimiento
de actividades productivas agroecológicas y culturales; más el enfoque primordial del modelo
modernizador en este país sustenta sus fundamentos en las conquistas de nuevos mercados, la
obtención de ganancias y el fortalecimiento de una imagen-país que busca la solución a sus
desequilibrios planteando la alternativa de transformar a todos los productores agrarios en
empresarios, sin considerar la pluralidad de acervos comunitarios que en territorios rurales
conviven.
Para finalizar este acápite, destacar la multiplicidad de posibilidades que existen en los modos
de organizar las estrategias productivas dentro de las fronteras de un país y su relación con el
mundo. A ratos, pareciera que la impronta neoliberal no da espacio a la visualización de otras
maneras de imaginar caminos por andar, logrando fagocitar nuevas improntas que en principio
aparecen rebeldes y, luego, son transformadas en espacios de negocios posibles. Así ha
ocurrido con la agricultura, la alimentación, la ecología y las semillas de países del sur del
mundo. No obstante, aparece claro que son los sustratos comunitarios, los patrimonios
culturales inmateriales, así como los entramados sociales que se desenvuelven cotidianamente
en la esfera de ―lo político‖ (Arendt, 2005) desde donde pueden surgir propuestas alternativas
de comprensión, disposición y configuración respecto de otras convivencias posibles.

133
ACTORES, CONFLICTOS Y DESAFÍOS EN TERRITORIOS RURALES DE
BOLIVIA Y CHILE.

Luego de haber repasado los escenarios socio-históricos, jurídicos y económicos en que se


desenvuelven actualmente las acciones colectivas y los pensamientos identitarios en territorios
rurales de Bolivia y Chile, nos disponemos a presentar el análisis de los contenidos de las
entrevistas realizadas durante el trabajo de campo de esta investigación.
Al comienzo, se presenta un panorama general de los principales actores colectivos que
desarrollan reflexiones, propuestas y acciones respecto a los procesos de transgenetización,
registro y privatización de semillas en su país. Luego, se da cuenta del escenario político en que
estos actores se desenvuelven, pues la mirada de este entramado facilita la comprensión de las
perspectivas, énfasis, prioridades, alcances, a partir de los cuales los diferentes actores
enuncian sus principales propuestas, demandas, distinciones, conflictos, desafíos, etc.
Siguiendo el análisis, se presentan las principales motivaciones y orientaciones hacia la acción
colectiva, así como también las formas de participación política que los distintos actores
emprenden. Baste recordar al respecto, el principal punto de conducción de esta indagación se
sostiene en la teoría de Alberto Melucci y es esta línea argumentativa la que orienta la matriz de
organización de los contenidos de las entrevistas realizadas.
Luego del análisis sobre la configuración de identidades colectivas, considerando el caso de las
semillas como filtro muestral; en un segundo momento, se indaga sobre las principales disputas
y desafíos que los actores indígenas campesinos entrevistados señalan, a saber: tierra-
territorio, autonomías comunitarias, transgenetización, registro y privatización de las semillas,
diálogo de saberes, resguardo de semillas nativas-autóctonas-tradicionales-criollas, soberanía
alimentaria, agroecología y defensa de diversidades ecoculturales.
A través de los pensamientos y acciones que las distintas organizaciones formulan respecto al
conflicto de las semillas, se accede a la comprensión de mecanismos concretos, propuestas y
desafíos orientados a generar transformaciones en el escenario político, la estructura
económica, los marcos jurídicos y éticas sociales, donde se desenvuelven las relaciones
culturales que definen los contornos simbólicos de las luchas materiales que enfrentan estos
actores. Las semillas, por una parte, son un foco que alumbra desde las profundidades de la
grieta provocada a la matriz hegemónica; y, por otra parte, han sido fuente fructífera para el
desarrollo de creatividades colectivas que en torno a su defensa, junto a otras luchas, van
entretejiendo redes de autonomías comunitarias, intercambio de saberes y sabores, soberanías
populares.

134
CINCO/. ACCIONES COLECTIVAS Y PENSAMIENTOS IDENTITARIOS EN BOLIVIA: EL
CASO DE LAS SEMILLAS

5.1. Principales actores colectivos rurales.


Hemos visto que los movimientos indígenas campesinos han tenido gran relevancia en el
espacio político en Bolivia, estando presentes a lo largo de los distintos horizontes históricos
56
que componen la abigarrada configuración societal de este país . La construcción de este actor
colectivo rural tan significativo tiene relación con esa memoria común, de largo alcance,
compuesta por las emblemáticas rebeliones indígenas que desde el siglo XVI conmueven los
sistemas de jerarquía y poder en el país, abriendo el debate a plurales formas de convivir. No
obstante, será fundamentalmente a partir de los 60-70 cuando empieza el movimiento indígena
campesino a configurar articulaciones que adquieren importancia dentro de las distintas
organizaciones que aglutinan a grupos subalternos en este país, pues durante las décadas
anteriores el sujeto histórico por excelencia estaba configurado bajo el liderazgo de los
57
trabajadores proletarios de la minería . Ya en los 80, el movimiento indígena campesino
comporta un gran liderazgo al interior de las organizaciones sindicales, mostrando nuevas
formas de manifestarse como fueron los amplios bloqueos de caminos que muchas veces
terminaron en cruentas matanzas dada la política de ―represión preventiva‖ (Silvia Rivera
Cusicanqui, 2010a). Desde la matriz indígena, instalan demandas asociadas a la protección y
defensa de las diversidades ecoculturales; enarbolando proyectos de distribución de tierras
como fue la Ley Agraria Fundamental en su momento, emprendiendo grandes movilizaciones
que gestaron la ―Guerra del Agua‖ el 2000 en Cochabamba; activando una lucha antiimperialista
frente a la ofensiva norteamericana en la dirección de políticas económicas, como también una
lucha antinarcótica frente a estos negocios con fuerte presencia desde 1985 en el país; luego,
enfrentándose al modelo de desarrollo extractivista y al gran poderío de los capitales
transnacionales en la lucha del TIPNIS el 2012 que, bajo el gobierno de Evo Morales, ha sido
un hito cuyas repercusiones en el movimiento indígena campesino y su apoyo al MAS-IPS ha
implicado una fuerte fragmentación de las organizaciones que conformaban el Pacto de Unidad
y cuyas consecuencias aún están en proceso.
La configuración del movimiento indígena campesino en Bolivia destaca por una enrevesada
trama de momentos históricos, liderazgos políticos, alianzas ocasionales, fragmentaciones

56
Sobre la idea de ―sociedad abigarrada‖, ver capítulo dos: ―Acciones colectivas y otras convivencias
posibles‖, p. 46.
57
Un hito anterior donde la importancia del movimiento indígena campesino también es sustantivo, es el
levantamiento de Zárate Willka; sin embargo, dicho suceso acontecido a fines del S.XIX, está señalado por
autores como Silvia Rivera Cusicanqui y Hugo Moldiz como un acontecimiento que finalmente repliega a
las organizaciones indígenas a los márgenes de la configuración de un Estado liberal, donde indígenas
campesinos configurarán por décadas bases sociales importantes de los movimientos revolucionarios y
organizaciones sindicales, más no desde una impronta autónoma que reivindique sus demandas
comunitarias étnicas, sino más bien bajo el manto de un campesinado pobre que se subsume a la lucha
de clases y sus contradicciones.

135
internas, colonialismos latentes y un sinnúmero de procesos que dan cuenta de una sociedad
abigarrada en persistente e inalcanzable intento por fraguar socialmente. Para acercarse a
entender estos fenómenos, colabora bastante la mirada histórica propuesta por Silvia Rivera
Cusicanqui en Oprimidos pero no Vencidos (1984), donde muestra una historia en movimiento
espiral; dando cuenta, por un lado, de una memoria colectiva larga, donde hitos, figuras y
herencias simbólicas están marcados por la antigua y reiterada violencia colonial; mientras, por
otro lado, se configuran memorias colectivas cortas que se conectan, antagonizan y coexisten
con el horizonte colonial de la memoria larga. Entre estas contradicciones no coetáneas se van
configurando identidades colectivas, indígenas y campesinas de Bolivia, que afirman la
exigencia de ser considerados actores relevantes para la construcción de un país más
democrático y culturalmente diverso, desde una mirada sustentada en el reconocimiento de
pensamientos y prácticas ancestrales que se rebelan y resisten frente a densos sistemas de
colonización, pero que también actualizan sus saberes, relaciones y modos de hacer, al tiempo
que sintetizan demandas con lenguajes partidario, sindical, de clase y productivo.
A nuestro propósito, es relevante considerar la configuración de aquellos actores colectivos que
presentan reflexiones y propuestas respecto a los procesos globales de privatización y
transgenetización de las semillas. En este camino, un actor rural sobresaliente es la
Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), quienes se
articulan inicialmente en 1979 bajo el manto de la Central Obrera de Bolivia (COB), por
representantes de la Confederación Nacional de Campesinos ―Tupaq Katari‖ dirigida
58
por Genaro Flores y representantes del Bloque Independiente Campesino.
Durante la seguidilla de dictaduras que se dan en Bolivia entre 1964 y 1982, luego de la caída
de Paz Estenssoro (emblemático gobernante del MNR), principalmente durante la dictadura de
Barrientos, se implementa una política de choque frente al movimiento minero organizado,
subordinando a los sindicatos campesinos a través del Pacto Militar Campesino.

El Pacto Militar-Campesino fue diseñado como una estructura institucional de enlace entre el

sindicalismo para-estatal y el ejército, para sustituir a la articulación sindicato-partido-Estado vigente

durante el período del MNR. El tránsito entre ambas modalidades institucionales pudo realizarse sin

58
Genaro Flores, aymara del ayllu Antipampa Cuyana, provincia Aroma del departamento de La Paz,
quien tempranamente se interesa por la política, participando y creando organizaciones sindicales
campesinas bajo la importante influencia del katarismo-indianismo. Su liderazgo se entrevera con las
luchas campesinas de los 70-80 en que Bolivia se encuentra bajo dictaduras militares, llegando en 1971 a
ser elegido Secretario Ejecutivo de la Confederación Nacional de Trabajadores Campesinos de Bolivia
(CNTCB), la máxima organización campesina por entonces. Una década después, en 1981, quedará
paralítico luego que le disparan al dirigirse a una reunión de la directiva de la COB en clandestinidad. Al
tiempo que Genaro Flores es el máximo dirigente de la CSTUCB también participa de otras
organizaciones: funda el Movimiento Revolucionario Tupaq Katari (MRTK), del cual se sale en 1985 y
forma el Movimiento Revolucionario Tupaq Katari de Liberación (MRTKL) del cual se desprende en 1988 y
conforma el Frente Unido de Liberación Katarista (FULKA).

136
sobresaltos debido a la intensidad de las luchas faccionales a que había conducido la fragmentación

del MNR. (Rivera, 2010, p. 170)

Este pacto significó un amplio control de parte del gobierno militar sobre los sindicatos
campesinos que estaban organizados por amplias extensiones del país; no obstante, la
influencia militar no era pareja en todos los territorios y al pasar el tiempo se formaron
disidencias surgiendo el Bloque Independiente Campesino que se afilia a la COB, al tiempo que
surge el movimiento katarista en La Paz, cuyos principales dirigentes fueron Raimundo Tambo y
Genaro Flores. También será la época en que se forma en tierras orientales la Confederación
Nacional de Colonizadores de Bolivia, que también se afilia la COB. En 1977 hay un quiebre en
la CNTCB, desligándose varias organizaciones. A comienzos de 1978, en el IX Congreso de la
Federación de Trabajadores Campesinos de La Paz Tupaj Katari, se rechaza definitivamente el
―Pacto Militar Campesino‖ y, finalmente, al año siguiente se funda la CSTUCB.
Desde entonces la CTSUCB es una organización de importantes dimensiones que se organiza
a partir de federaciones departamentales, federaciones regionales, federaciones provinciales,
centrales agrarias, subcentrales y sindicatos agrarios, todo bajo la coordinación de un Comité
Ejecutivo Nacional. Es aún bajo la dirección de Genaro Flores que, en 1984, la CTSUCB
presenta el proyecto de Ley Agraria Fundamental. Luego, a fines de los 80, desarrollan
articulaciones con las federaciones especiales que surgen en el trópico de Cochabamba bajo el
propósito de enfrentar y defenderse de la ofensiva militarizada antinarcótica que instala Estados
Unidos en territorios bolivianos, frente a la cual sindicatos cocaleros logran aglutinar sus
59
intereses y desarrollar una identidad propia en torno a este cultivo ancestral . Recién iniciados
los 90 la CTSUCB adhiere, apoya y participa en las Marchas por el Territorio enarboladas por la
Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB). En 1992, plantean la Asamblea de
Unidad de las Naciones Originarias como una instancia que les permita reconocer su identidad
indígena, a través del fortalecimiento de la memoria de sus héroes y su historia común. A
mediados de los 90 son parte de dos marchas multitudinarias por la defensa de la hoja de coca
y las formas de vida de sus productores. Por entonces, empiezan a configurar junto a otras
organizaciones sindicales e indígenas lo que será denominado el ―instrumento político‖ que dice
relación con la búsqueda de una alternativa de representación distinta a los partidos políticos

59
Las Federaciones Especiales del Trópico de Cochabamba son seis: la Federación Especial de
Trabajadores Campesinos del Trópico, donde surge el liderazgo de Evo Morales; la Federación Especial
de Yungas del Chapare, la Federación Especial de Centrales Unidas, la Federación de Chimoré, la
Federación Especial del Carrasco y la Federación Especial de Mamoré. Estas federaciones son
comandadas por un Comité de Coordinación que es independiente a cualquier organización matriz. No
obstante, las federaciones se encuentran asociadas a Confederaciones mayores, así la Federación
Especial de Trabajadores Campesinos del Trópico, la Federación Especial de Centrales Unidas y la
Federación Especial de Mamoré están afiliadas a la CTSUCB, mientras las otras tres están afiliadas a la
Federación de Colonizadores FNTCB.

137
tradicionales que les permita a los movimientos sociales tener acceso a cuotas de participación
en instancias parlamentarias, alcaldías y otras.

Este instrumento político responde al movimiento campesino, las naciones originarias, el movimiento

obrero y el conjunto del pueblo explotado y oprimido, y parte de nuestra lucha contra la opresión de los

más de 500 años, de nuestras experiencias y las propuestas políticas, protestas y pliegos lanzados por

las organizaciones campesinas y originarios. (ctsucb.org).

En 1995, a través de la denominada Asamblea por la Soberanía de los Pueblos (ASP), logran
ganar varios puestos concejales y alcaldías en el departamento de Cochabamba. Este será sólo
el principio del fortalecimiento de un ―instrumento político‖ al servicio de un movimiento sindical
compuesto por una gran diversidad de actores organizados que reconocen una matriz cultural
común. En 1997, bajo la dirección de Evo Morales, el instrumento político que aglutina a la gran
diversidad de organizaciones sindicales e indígenas, cambia la sigla ASP hacia MAS-IPSP
60
(Movimiento al Socialismo-Instrumento Político para la Soberanía de los Pueblos) .
Mas, la CTSUCB ha sido -y es- lugar de numerosas contradicciones en que se entrelazan, por
una parte, demandas auténticas de una amplia red de sindicatos agrarios, cuyos miembros
pertenecen simultáneamente a diferentes asociaciones indígenas; al tiempo que, por otra parte,
provocan muchas veces la cooptación de líderes, quienes terminan por distanciarse de las
bases que configuran su fuerza política; de esta manera, se abren procesos donde cuesta
distinguir los compromisos reales y solidaridades implícitas en el quehacer de estos actores,
pues las palabras muchas veces encubren prácticas concretas. No obstante, como se ha visto,
la CTSUCB ha logrado aglutinar en su seno importantes desafíos que han puesto en jaque el
sistema de dominación colonizador imperante, logrando instalar a varios de sus líderes en
distintos cargos, desde alcaldes y parlamentarios hasta apoyar el encumbramiento de un
dirigente cocalero, Evo Morales, a alcanzar la presidencia bajo el Pacto de Unidad que
constituye el mayor logro político alcanzado por esta organización y sus pares. En dicho logro,
la participación de la CTSUCB fue uno más, junto a otros, en la configuración de un denso
entramado societal que hizo posible a los movimientos sociales no sólo acceder al gobierno,
sino también instalar en el discurso público otra forma de comprender el mundo y su devenir,

60
“La sigla MAS proviene originariamente de la Falange Socialista Boliviana (FSB), fundada por Unzaga
de la Vega en 1937 emulando a la fascista Falange Española. Unzaga y el falangismo boliviano
organizaban los cuadros de choque que atacaban sindicatos e izquierdistas, y durante la revolución de
1952 fueron la oposición contra-revolucionaria y expresaban a los terratenientes ―blancoides‖ racistas que
defendían sus propiedades contra los levantamientos indígenas. A fines de los años '80 el ala de la
falange liderada por Añez Pedrasa se fue moviendo a la izquierda y formó el MAS Unzaguista, que se
aliaría con grupos como el de Evo Morales para formar la Izquierda Unida. Luego Morales, buscando
inscribirse en el sistema electoral, acabó apropiándose de la sigla del MAS, eliminando al unzaguismo
como apellido e ideología, aunque manteniendo los mismos colores azules del falangismo‖ (Bigio, 2002,
citado en Stefanoni (2002), p.45)

138
llegando a amplios acuerdos sociales que quedaron plasmados en la creación de una
Constitución Política de nueva impronta, junto con el cambio desde la figura de ―República‖ a la
de ―Estado Plurinacional‖ de Bolivia.
61
El llamado Pacto de Unidad fue formado en septiembre del año 2004 por cinco organizaciones
nacionales: la CTSUCB, la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas
Originarias de Bolivia – ―Bartolina Sisa‖ (CNMCIOB-BS), la Confederación Sindical de
62
Colonizadores de Bolivia (CSCB) , la Confederación de Pueblos Indígenas del oriente
Boliviano (CIDOB) y el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ).
La Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia –
―Bartolina Sisa‖ (CNMCIOB-BS), más conocidas como ―las Bartolinas‖, fue fundada el 10 de
63
enero de 1980, inspirada en la figura heroica de Bartolina Sisa y potenciada por la importante
64
participación que tuvieron las mujeres en la lucha para destituir las dictaduras . Así, esta
organización de mujeres se levanta desde una perspectiva de género que apela a una
democratización y ampliación de sus derechos y sus posibilidades de decidir en los ámbitos
político, económico y social, más siempre desde la matriz cultural indígena que constituye su
fuente de conocimiento, dadora de sentido. En palabras de las mismas Bartolinas:

La ―doble discriminación‖ que sufrimos por ser mujeres y por ser campesinas e indígenas tanto en

nuestras familias, comunidades, organizaciones y la sociedad en su conjunto, nos han impulsado a la

lucha contra la violación de nuestros derechos fundamentales y la defensa de nuestra participación


65
plena y equitativa en la toma de decisiones .

Las reúne una lucha emancipadora que aspira a una visión donde mujeres y hombres
66
1construyan sus relaciones en el marco del ―chacha-warmi‖ . Según Mireya Sánchez (2015), la
recuperación que han hecho las Bartolinas de la noción chacha/warmi ha sido una estrategia

61
De acuerdo a información entregada en el Boletín Informativo N°7 del Ministerio de Trabajo, Empleo y
Previsión Social de Bolivia que puede encontrarse en:
http://www.mintrabajo.gob.bo/Upload/Lecturas/BOL/Bol_7.pdf
62
La Confederación de Colonizadores cambió su nombre a Confederación Sindical de Comunidades
Interculturales Originarios de Bolivia (CSCIOB).
63
Bartolina Sisa fue la esposa de Tupac Katari; ambos encabezaban las luchas indígenas de fines del
siglo XVIII en Bolivia frente a la aplicación de las políticas borbónicas que buscaban aumentar el control de
la Corona española sobre las sociedades coloniales y sus recursos. En septiembre de 1782, luego de un
año de apresamiento y de haber sido obligada a ver el descuartizamiento de su marido en noviembre de
1781, Bartolina Sisa es condenada a ser atada a la cola de un caballo y arrastrada hasta morir.
64
A fines de diciembre de 1977, Domitila Barrios Chungara junto a otras cuatro mujeres comienzan una
huelga de hambre para protestar en contra de la dictadura de Banzer, rápidamente muchas personas –
alrededor de 1.500- se plegaron a la huelga de hambre, logrando que el gobierno dictatorial llamara a
elecciones para comenzar el frágil camino hacia la constitución democrática del país.
65
Ver: http://www.apcbolivia.org/org/cnmciob-bs.aspx
66
En lengua aymara ―chacha‖ es hombre y ―warmi‖ es mujer; chacha-warmi hace referencia a un sistema
de relaciones equitativo, en que cada cual cumple ciertos roles que se asumen complementarios y no
jerárquicos.

139
política que les ha proporcionado la posibilidad de ―instaurar la complementariedad política en
una relación de horizontalidad paritaria, desde su propia discursividad signada por la
recuperación del mito y la tradición comunitaria‖. Y agrega Sánchez:

Esta conquista les permitió legítimamente por un lado, involucrarse de manera protagónica como

artífices del nuevo Estado, y por otro, lograr empoderarse en sus propias comunidades, en sus

sindicatos y en su partido político, debilitando en esta acción el innegable machismo indígena.

(Sánchez, 2015, p.24)

Partiendo de una perspectiva de género como elemento fundamental en la configuración de su


identidad colectiva, siempre considerando además la matriz cultural indígena, las Bartolinas se
articulan también a partir de una impronta sindical, por lo que su trabajo se encuentra
igualmente orientado por un enfoque de clases que buscar reducir las desigualdades
socioeconómicas persistentes en el país. Además, será ésta figura –sindicatos- la que define su
principal forma política de organización, pues son los acervos sindicalistas presentes en
territorios rurales desde la revolución del 52 los que alimentan también su carácter organizativo
actual.
67
Si bien al principio nacen como una federación afiliada a la CTSUCB , luego del proceso
constituyente que se inicia el 2006 y producto de importantes discusiones que mantendrán al
interior de la CTSUCB, el 2007 se escinden de esta matriz sindical y se constituyen como
Confederación.
A 2014, Las Bartolinas estimaban representar a cerca de 1, 7 millones de mujeres en todo el
territorio nacional, adquiriendo gran relevancia en los movimientos sociales del país. (Sánchez,
2015). Con el tiempo incorporaron también la representación de mujeres afro bolivianas; es
decir, representan a mujeres indígenas campesinas originarias y afro bolivianas; bajo una
organización política sindical que se instaura sobre principios como la confraternidad, la unidad,
la reciprocidad y la solidaridad entre mujeres, pero también con otras organizaciones
―hermanas‖ obreras y populares. Dentro de los objetivos que se plantean, proponen luchar
contra el analfabetismo rural, alcanzar la soberanía alimentaria, reafirmar la identidad indígena
y, por supuesto, defender los derechos de las mujeres y luchar por la equidad de género.
Las bartolinas son la única organización de mujeres que formó parte de la fundación del MAS-
IPSP, así como también del Pacto de Unidad. Sus lideresas han participado de distintos cargos
durante los consecutivos gobiernos de Evo Morales, encabezando Ministerios, como también
siendo electas como diputadas y senadoras.

67
Federación Sindical de Mujeres Campesinas de Bolivia ―Bartolina Sisa‖

140
Durante la trayectoria de Evo Morales en la presidencia, las Bartolinas han sido de las
organizaciones más leales al gobierno del MAS-IPSP, aun cuando en momentos coyunturales
han presentado disidencias internas respecto al estricto alineamiento con el gobierno, siempre
han logrado aglutinarse en torno a la consecución del ―proceso de cambio‖.
Por su parte, la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarios de Bolivia
(CSCIOB), anteriormente llamada Confederación Sindical de Colonizadores de Bolivia (CSCB),
nace producto del proceso de colonización surgido luego de la reforma agraria de 1953 en que
se promovió el asentamiento, en territorios subtropicales y tropicales, de grupos humanos que
vivían en zonas altiplánicas bajo condiciones muy laboriosas y con escaso acceso a tierra. Se
promovió un plan de colonización, donde varias personas de Occidente fueron trasladadas a
tierras que el Estado les concedió a través del proceso reformatorio, pero quedaron instaladas
en sus nuevos lugares de asentamiento sin apoyos técnicos ni productivos. Muchos fracasaron
en su intento de adaptarse a las nuevas condiciones ecosistémicas, más varios persistieron en
su propósito de construir un nuevo lugar de arraigo. Con el tiempo, estos colonizadores se
organizaron en sindicatos y federaciones principalmente con el objetivo de fortalecer las
posibilidades de alcanzar las titulaciones formales de tierras que les habían sido concedidas por
el Estado. Si bien en un primer momento se autodefinieron como ―colonizadores‖, a medida que
el proceso de identificación indígena fue ganando terreno y legitimación en su forma política,
social y cultural, esta organización empezó a cuestionar su nominación inicial, pues finalmente
son grupos humanos que provienen de comunidades indígenas, altiplánicas principalmente, que
son trasladadas a otro territorios, pero que se identifican como parte de los pueblos originarios
indígenas del país. En sus propias palabras señalan esta contradicción que les atañe: ―En
muchos casos, nosotros estábamos regresando a tierras que antes de la colonia formaban
parte de los pisos ecológicos de los aymaras y quechuas. Es una triste ironía, somos
68
extranjeros en nuestras propias tierras‖ .
Bajo el propósito de despejar estas dificultades que los posicionaban en un terreno poco grácil
en relación a las otras organizaciones indígenas y campesinas, fue que cambiaron su nombre
de ―colonizadores‖ a ―comunidades interculturales originarios‖. Dicen representar a más de un
millón colonos presentes en siete departamentos del país, bajo los principios de solidaridad,
independencia y autodeterminación. La CSCIOB es otra de las organizaciones dentro del Pacto
de Unidad que se ha mantenido apoyando el gobierno de Evo Morales de manera bastante
monolítica.
Por otra parte, en territorios orientales, se forma la Confederación de Pueblos Indígenas de
Bolivia (CIDOB) se forma el 3 de octubre de 1982 como una organización que aglutina a
pueblos y comunidades indígenas de Oriente: Chiquitanos, Ayoreos, Guarayos y Guaraníes. Se

68
Ver http://www.apcbolivia.org/org/cscib.aspx

141
articulan bajo el propósito de defender los derechos de los pueblos indígenas que representan,
así como también con la perspectiva de lograr incidir en decisiones políticas, económicas,
sociales y culturales del país; es decir, constituirse en actores colectivos con una incidencia
nacional, con voz propia, rescatando sus formas y lógicas organizativas ancestrales, al tiempo
que reivindican su importancia en la configuración nacional.
La CIDOB fue la principal figura en la organización de la lucha por los territorios enarboladas a
inicios de los 90 que devino en una importante reformulación de los mecanismos que se
implementaban en los procesos de distribución de tierras previos a la ley INRA, incorporando la
figura de Tierras Comunitarias de Origen (TCO) que tanto ha colaborado en incorporar una
visión cultural en las posteriores leyes de reformas agrarias sancionadas en este país y que ha
favorecido principalmente a los pueblos indígenas de tierras orientales.
Al ser una organización de base indígena y no sindical, su configuración está dirigida al
reconocimiento de la independencia de los pueblos indígenas, así como también el
fortalecimiento de la unidad y solidaridad entre diversas organizaciones indígenas y otras
afines. Por lo mismo, su conformación no es a través de federaciones y demás, sino a través de
Comisiones y Asambleas que respetan las normas y autoridades propias de cada pueblo
indígena; al tiempo que rescatan la importancia de la representación y participación política de
manera horizontal y democrática.
La CIDOB ha sido una de las organizaciones del Pacto de Unidad que ha debilitado su apoyo al
gobierno de Evo Morales, dando muestra de escisiones y opiniones divergentes en su interior
respecto a las políticas que el gobierno aplica en territorios rurales, pues finalmente su
solidaridad básica está enfocada en los distintos pueblos indígenas que lo conforman, más que
hacia un líder o instrumento político.
Finalmente, el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) se constituye
en marzo de 1997, luego de haber pasado por una experiencia de organización inicial entre las
principales autoridades de pueblos indígenas de tierras altas en lo que se denominó el Consejo
Impulsor de Ayllús de Bolivia, en noviembre de 1993. La organización de ―tierras altas‖
comprende territorios que componen hoy cinco departamentos: Oruro, La Paz, Cochabamba,
Chuquisaca y Potosí. Su misión es ―Reconstituir los ayllus, markas y suyus del Qullasuyu, para
lograr su libre determinación política, que garantice el ejercicio de los derechos colectivos en los
69
pueblos indígenas de Bolivia‖ . Hay una lucha por la autonomía y descolonización de los
pueblos indígenas que se expresa en una demanda por la libertad a la autodeterminación
política, jurídica- administrativa y productiva, que debe partir por la restitución de tierras
comunitarias y cuyo fundamento simbólico está en la matriz cultural indígena. Por esta misma
razón, esta organización ha sido una de las que se ha fragmentado internamente en este
proceso de cambio; pues una fracción se descolgó del gobierno y volvió a las comunidades.

69
Ver: http://www.apcbolivia.org/org/conamaq.aspx

142
Actualmente, en las organizaciones que forman el Pacto de Unidad, se ve un compromiso
férreo al gobierno, pues se sienten partícipes y dirigentes de un proceso de cambio, pero
también han sido acusados de acostumbrarse a pequeñas cuotas de poder y regalías que
terminan alejándolos de las bases sociales que dicen representar. Además, este fenómeno está
acompañado de un proceso de fragmentación de las organizaciones constituyentes, pues al
momento de empezar a reproducirse prácticas clientelares y coloniales, así como al tomarse
decisiones que se ven contrarias a los propósitos comunes planteados en un comienzo, se
escinden grupos que al subalternizarse empiezan a crear una vez más la resistencia cultural a
esa forma de hacer política.
Ahora bien, las organizaciones que están gobernando son movimientos indígenas y campesinos
de relevancia no sólo para Bolivia sino para todo el continente nuestramericano y otros
territorios rurales del mundo. La CTSUCB, la CNMCIOB-BS y la CSCIOB son miembros de la
Vía Campesina a nivel internacional y CLOC en América Latina. Las luchas que emprenden por
el territorio y por la restitución de tierras comunitarias, es también la lucha por la libertad de
crear y practicar sus formas políticas y administrativas, bajo lógicas comunitarias, lejanas a
visiones idealistas o esencialistas, más bien simplemente aluden a formas distintas de
comprender y convivir las diversidades ecoculturales, en territorios rurales.
Bolivia está atiborrada de acciones colectivas al margen del Estado que coexisten con las
instituciones y otras formas organizativas, pero que logran instalarse de manera autónoma en
cuanto la producción y reproducción de sus saberes y prácticas comunitarias; eso es algo que
acontece permanentemente, pues está incorporado en las formas de ser, saber y hacer de
estos pueblos; son prácticas extendidas, desplegadas, adscritas individual y colectivamente,
cuyo mito originario proviene de territorios rurales, pero cuya incidencia se traslada a las
ciudades junto con los grupos humanos que las portan.
Así, a partir de los 80, pero con mayor fuerza en los 90, es posible encontrar numerosos
intelectuales-activistas o dirigentes sociales que, a través de la figura de organizaciones no
gubernamentales, trabajan colaborativamente con comunidades organizadas con el objeto de
potenciar y apoyar proyectos de transformación social, y cuya fuente de financiamiento suele
provenir de organismos de cooperación internacional. A nuestro propósito investigativo, resulta
relevante incorporar a aquellas ONGs o Fundaciones que trabajan directamente con
comunidades indígenas campesinas y que tengan reflexiones y experiencia en torno a los
conflictos sobre la privatización y la transgenetización de las semillas en su país.

5.2. Escenario político.


En Bolivia, los movimientos indígenas campesinos pasan por una situación compleja, pues su
instalación como actores relevantes en el proceso constituyente y en el gobierno a partir de la
conquista del MAS-IPSP, ha devenido en una serie de escisiones y quiebres al interior de las
principales organizaciones que empujaban el denominado ―proceso de cambio‖; generándose

143
dos órdenes de agrupaciones: las ―oficiales‖ que aún apoyan al gobierno y siguen trabajando
alineados bajo la convicción de que los pasos que hoy están dando, a largo plazo, mejoren las
condiciones para todos; mientras están también las autodenominadas ―orgánicas‖ que son
facciones de las mismas organizaciones que se encuentran en el gobierno, pero que decidieron
volver a sus bases sociales y políticas pues critican el quehacer del gobierno respecto a puntos
que a su parecer son fundamentales para alcanzar consecuentemente los propósitos
planteados por los movimientos sociales involucrados en el Pacto de Unidad. Con el pasar del
70
tiempo, como señala Walter Limache, coordinador nacional del programa NINA :

. . . la propuesta que hace el movimiento campesino indígena a través del gran bloque social que se

llamó pacto de unidad, y que hoy es un nombre falso, es mi opinión, un nombre en función de los

intereses del gobierno, organizaciones cooptadas por el propio gobierno, que no es un verdadero pacto

de unidad. Porque en un pacto de unidad no hay pues organizaciones paralelas, no hay organizaciones

divididas, no hay organizaciones anuladas o cortadas. (W. Limache, comunicación personal, 19 de

noviembre 2015)

Al momento del trabajo de campo, el escenario político estaba compuesto de organizaciones


escindidas y discursos divergentes. Hay actores colectivos que confían en el proceso de cambio
instalado en Bolivia a partir de la asunción a la presidencia de Evo Morales, acompañado por
García Linera, se sienten actores partícipes del gobierno; mientras hay otros que creen han
dado la espalda a las transformaciones sociales inicialmente propuestas, preocupándose más
bien de mantenerse en el poder, utilizando estrategias de fragmentación de las organizaciones
principales, logrando despejar el camino de opiniones críticas al quehacer del gobierno, así
como reduciendo la emergencia de nuevos liderazgos políticos.
Este es el marco en el que emanan los propuestas, demandas y visiones sobre las semillas y
los conflictos asociados; de esta manera, no es indiferente a las reflexiones y modos de
manifestarse respecto a estos temas, si el entrevistado o entrevistada se encuentra en uno u

70
El programa NINA se dedica, hace más de 25 años, a acompañar y fortalecer la configuración política y
social de las comunidades indígenas originarias campesinas, con la perspectiva de llegar a incidir en
políticas públicas, desde las demandas que estos grupos exigen para poder desplegar otras formas de
ser, estar y conocer el mundo. Dicen sobre su quehacer: ―El programa NINA es un espacio de formación
política y social, de aprendizaje colectivo, en el ámbito alternativo y no formal, dirigido a hombres y
mujeres dirigentes y líderes de organizaciones Indígena Originaria Campesinas (IOC) de Bolivia‖. Luego
explican : ―El vocablo NINA es una palabra que en quechua y aymara significa FUEGO. Histórica y
culturalmente, los indígenas originarios campesinos (IOC) lo asumen como un símbolo presente y latente:
"EL FUEGO QUE NO SE APAGARÁ NUNCA"‖. Su horizonte es una sociedad democrática, más justa,
donde puedan participar mayor diversidad de culturas; la construcción de una sociedad abigarrada que se
ha soñado de largo tiempo y que, en alguna medida, consiguieron por un momento. Han sido actores
relevantes en el proceso de robustecimiento de los movimientos indígenas originarios campesinos en
Bolivia. Hoy, están reflexionando sobre cómo volver a generar fuerzas sociales bajo el nuevo panorama
político.
Ver: http://www.redunitas.org/nina/

144
otro espectro de la escena. Pues también sucede lo que plantea Heber Araujo, investigador de
71
CENDA :

El gran problema que tenemos en Bolivia en estos últimos años, es que no se pueden generar

procesos de interpelación hacia el Estado a través de las organizaciones matrices. Hay ese fuerte

vínculo de las organizaciones matrices de campesinos y algunos indígenas, que están incorporadas en

el Estado. Entonces, hacer una crítica a las políticas del gobierno muchas veces es visto como que

estamos en contra del gobierno, somos de la derecha. Muy difícil de poder generar esos procesos de

interpelación al Estado y el planteamiento de alternativas nacionales, a pesar de que sale de las

comunidades, de que tenemos que movilizarnos, no hay la fuerza, no hay la articulación, están muy

manejadas desde arriba las organizaciones, y por eso se plantean cosas más bien de resistencia desde

abajo, desde lo local, y también apegados a lineamientos, principios, que marcan la nueva Constitución

Política del Estado. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Acontece además que muchos dirigentes campesinos e indígenas, generalmente los líderes
más hábiles, al ocupar puestos en el gobierno terminan siendo cooptados, quedando en una
posición donde muchas veces no se permiten replicar a los planteamientos emanados de su
gobierno, pero tampoco logran levantar demandas desde los movimientos sociales que hicieron
posible su encumbramiento, aunque muchos de ellos sí se sienten representando un bien
colectivo; y, por otro lado, aquéllos que disienten son tratados como traidores, siendo
silenciados y muchas veces clandestinizados; hay temor en algunos dirigentes de hablar sobre
ciertos temas o expresar libremente sus opiniones.
En este contexto político, se hace evidente el debilitamiento de las organizaciones sociales que
han transferido sus mejores líderes al gobierno, aunque también hay dirigentes que han vuelto a
las comunidades y sus demandas; pero en general se ve una dificultad en las posibilidades de

71
El Centro de Comunicación y Desarrollo Andino –CENDA- es una organización no gubernamental
ubicada en Cochabamba que nace en 1985 con el propósito de aportar al reconocimiento de los saberes
de las comunidades rurales, cuestionando el modelo de desarrollo imperante por entonces y demostrando,
a través de la investigación acción, que el sistema productivo campesino andino es viable. Han estado
involucrados en procesos de organización política de las comunidades, tanto a través del vínculo con
organizaciones sindicales mayores, como también han participado acompañando los procesos de
movilización indígena de principios de este siglo, poniendo énfasis en la lucha por los territorios,
construyendo planes de gestión territorial indígena en conjunto con las comunidades con las que trabajan,
como también participaron y colaboraron con las organizaciones en el proceso constituyente. Una vez
instaladas las organizaciones sociales en el gobierno, CENDA vuelve a poner énfasis en validar los
sistemas productivos campesinos familiar-comunal, esta vez poniendo hincapié en generar estrategias de
manejo de riesgo climático y alimentario, así como la regeneración de semillas nativas andinas. La visión
de esta organización es la siguiente: ―CENDA se orienta al logro de una sociedad pluri-étnica,
democrática, con justicia social y en armonía con el medioambiente, que forja un desarrollo para la vida,
sustentado por un Estado plurinacional efectivo‖. (http://www.cenda.org/quienes-somos/vision)

145
crear agendas propias que corran paralelas a los planteamientos del gobierno, y en el caso de
tenerlas, no tienen la unidad y la fuerza necesarias.
Este escenario que se ha configurado, cuenta con dos etapas bastante marcadas: la primera,
se inicia con las luchas que se dan en Bolivia, desde el cambio de siglo, con los movimientos
indígenas comandando la discusión y la puesta en escena de las disputas políticas y culturales
del momento, llegando a su peak de consolidación, alcance e identidad con las elecciones de
2006 en que Evo Morales es nombrado presidente de la República de Bolivia. La segunda
comienza cuando estalla el conflicto por el TIPNIS (2011).
Sobre el primer momento, señala Walter Limache:

En ese primer período [del gobierno de Evo], las organizaciones se tragan sus demandas, las

postergan, porque ellos protestando, la derecha jodiendo, claro, ibas a generar un debilitamiento del

gobierno. No han dicho nada, carajo, vamos a defender el proceso y vamos a pelear contra éstos que

no quieren. Viene la reelección, 64%, o sea 10 puntos más que en su primera elección, entonces qué

mayor legitimidad, pero no por él, es mi lectura, es porque queríamos transformar este país. Entonces

ahí con el 64% obtiene los dos tercios, asamblea constituyente, o digo la asamblea plurinacional, dos

tercios en diputados, dos tercios en senadores. (…) entonces qué dijimos nosotros, qué bien!, porque

hemos trabajado para eso, para profundizar el proceso, para hacer que la participación en las

decisiones sea real, no sólo campesinos indígenas, sino de todos los estratos de este país, sobre todo

de los excluidos, que siempre han estado demandando cambiar este país y construir políticas públicas

incluyentes. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre 2015)

Poco a poco, esta fuerza y convicción se empieza a quebrar al ver que no hay avances en la
implementación de los planteamientos construidos colectivamente y consolidados en la
Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia; más el punto de inflexión en este
trayecto se da a partir de la lucha dada por la defensa del Territorio Indígena y Parque Nacional
Isidoro-Secure (TIPNIS), ubicado entre los departamentos de Cochabamba y Beni. Señala
72
Wilfredo Plata, investigador Fundación Tierra :

72
Fundación Tierra es una organización no gubernamental, creada a inicios de los 90, cuyos propósitos
fundamentales están orientados a colaborar en la creación de condiciones para un desarrollo rural
sustentable para las comunidades indígenas originarias campesinas del país. Proponen como método la
investigación-acción ―como una forma de trabajo para establecer una comunidad amplia de investigadores
agraristas y ruralistas, promotores del desarrollo rural, facilitadores comunitarios, activistas y líderes de las
comunidades. Construye capacidades de gestión, negociación y participación de las organizaciones
indígenas, originarias y campesinas‖. Sus temáticas de trabajo fundamentales han tenido que ver
fundamental con el tema ―tierra-territorio‖ y junto a ello han participado de las discusiones sobre reforma
agraria que se han llevado a cabo en el país, pero también han colaborado en temas como son las

146
. . . podemos marcar una especie de hito, que es el conflicto por el Tipnis en el 2011, . . . , ahí creo que

es la ruptura, todo el discurso, toda la construcción, andamiaje desde lo indígena como que se rompe.

Una especie de clivaje, le decimos los sociólogos, que es una ruptura, y que hasta ahora eso está ahí

no más. (W. Plata, comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

Al momento que el gobierno intentó trazar una carretera, concesionada a capitales brasileños,
cuyos propósitos dicen estar relacionados con negocios del narcotráfico, los movimientos
indígenas inmediatamente solidarizaron con las comunidades que encontraban su territorio en
riesgo. Hubo fuertes enfrentamientos, enjuiciamiento a líderes indígenas y masacres, a tal punto
que el gobierno decide retroceder por un tiempo frente a este punto, mientras sigue avanzando
sobre otros, como la ampliación de la frontera agrícola para producción agroindustrial y el guiño
a la posible diversificación de cultivos transgénicos.

5.3. Motivaciones y orientaciones hacia la acción colectiva


Dentro de las principales motivaciones y orientaciones que estimularon la organización y lucha
de los actores colectivos rurales en este país estaba el sentimiento de avasallamiento, la
necesidad de descolonizar las prácticas y saberes indígenas campesinos. Comenta Gualberto
Arizpe:

Entonces, todos aquellas arremetidas, aquellas humillaciones, torturas, eso fue un inicio, un inicio para

que el sector cocalero por lo menos se unificara. Y es por eso que ante cualquier ataque, ante cualquier

amedrentamiento desde entonces se levantaba (…) en defensa de la hoja sagrada de coca. Ya, así

sucesivamente los hermanos se han levantado para poder resistir aquellas humillaciones frente a

dominios del imperio, pues que nos hacían en el pasado los gobiernos que gobernaban el país. (G.

Arizpe, comunicación personal, 18 de noviembre de 2015)

Pero también emergen nuevas organizaciones en comunidades indígenas campesinas que se


sienten pasadas a llevar por el actual gobierno. Comenta Alex Silva, dirigente cocalero, sobre
las motivaciones para organizarse:

Esta organización nace, es por un motivo en el cual nos han despojado (…) Pasa esto, entra el

compañero Evo Morales Ayma, nos dan cero, o sea que nosotros no podemos plantar coca, estando

autonomías indígenas, seguridad alimentaria con soberanía, y la promoción de una mayor participación en
la toma de decisiones de parte de las comunidades indígenas campesinas originarias.
Para mayor información ver: http://www.ftierra.org/

147
dentro de la ley, ha vulnerado la ley 1008, claramente, hasta hoy por hoy dice que 12000 hectáreas de

producción de hojas de coca en Bolivia. Pero hoy por hoy, en parte de Tiraque, ni una hoja, planta, libre

de plantar siquiera, todas las plantas las están arrancando (…) de esa manera nace la organización,

por esa necesidad, nace esa Federación Tradicional de Yungas Vandiola, en el cual yo represento, de

los cinco municipios, estamos el Tiraque, Colomi, Pojo, Pocona y Cocapata (…) Es derecho que hay

que respetar, no pueden pisotear nuestros derechos, nosotros somos milenarios. (A. Silva,

comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

La defensa de derechos ancestrales, pero sobre todo el rescate y puesta en valor de las formas
propias de organizarse, sus saberes y culturas, es una de las motivaciones más importantes
desde la perspectiva de varios dirigentes. Señala Tata Gregorio Choque, de CONAMAQ oficial:

Los objetivos principales son dos, muy importantes: primero la reconstitución del territorio ancestral,

segundo la restitución de autoridades originarias, indígenas originarias. Entonces esto se trabajó desde

los ayllus, desde las comunidades, con participación de hombres, mujeres y jóvenes. De ese modo,

hemos visto que en Bolivia se necesita una nueva asamblea constituyente, pero con participación de

los pueblos indígenas, que es la mayoría en Bolivia. (…) Por eso hemos dicho nosotros, hay que primer

paso es descolonizar, segundo paso es ser comunitario, y ser productor, y luego ser intra e intercultural,

no podemos nosotros no más cerrarnos, hay que hermanar, hay que enseñar primero a Latinoamérica,

al mundo, hay que enseñar cómo se despiertan los pueblos indígenas. (…) Entonces de una vez hay

que ponerse poncho…. (G. Choque, comunicación personal, 18 mayo 2016)

Si hay algo que efectivamente consiguieron los movimientos indígenas campesinos y sus
aliados, es que las diversidades étnicas estuvieran presentes protagónicamente en el proceso
constituyente, levantando propuestas, instalando ideas y símbolos propios, colaborando con
otras formas de comprender el desarrollo y el camino por construir. Como destaca Walter
Limache, el gran logro fue:

. . . una constitución de avanzada que reconoce derechos individuales, colectivos, inclusivos, derechos

de diversidades, de opciones sexuales, de reconocimiento de estilos de economía, de reconocimiento

de las identidades,. . . . Pero a la hora de aplicar, empiezas a estructurar otro tipo de decisiones,

empiezan a mediatizar las representaciones de pueblos indígenas, empiezas a vulnerar sus propios

derechos que están constitucionalizados, empiezas a acusar al interior dentro de su propia

148
organización a voces críticas o autocríticas, a calificarlas como de derecha, antipatrióticas, antiproceso,

de traidores, entonces van eliminando voces. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre

2015)

Aun así y por lo mismo, para quienes se encuentran actualmente fuera del pacto de gobierno
los motiva seguir el camino trazado que sienten se ha ido desvirtuando. Señala Cristóbal:

La lucha es hacer respetar nuestra constitución política del Estado, no hay más allá, ir a otra cosa, es

respetar nuestra constitución política del Estado, donde están todos hablando del Estado plurinacional,

nuestros derechos. Y sí socializando a nuestros pueblos indígenas originarios cuál de las leyes está en

contra de nosotros y empezar por ahí a fortalecernos. (Cristóbal, comunicación personal, mayo de

2016)

Así como persisten sentimientos de despojo y humillación como importantes motivaciones y


orientaciones para la acción colectiva; también asoman otros motivos, como la búsqueda por
generar mejores condiciones de vida materiales e inmateriales para las comunidades rurales y
para la sociedad boliviana como un todo. Comenta Javier Reas:

. . . mirar el país, mi pueblo necesita salir de la pobreza, yo decía eso, porque realmente hay mucha

pobreza en algunas regiones, había antes, ahorita poco a poco ha reducido la pobreza, sigue habiendo

pobreza, pero eso necesita más tiempo, más trabajo. . . Mucha gente, del área rural no han estudiado,

ahora sí hay, ahora es una obligación la modificación a la Constitución te obliga que tienes que salir

bachiller y luego te metes al profesional viendo tus posibilidades,. . . pero así vamos a poder cambiar el

país, así vamos a poder cambiar la comunidad. (J. Reas, comunicación personal, 17 mayo de 2016)

Los dirigentes que se encuentran en el pacto de gobierno están convencidos de estar dando
pasos importantes, se sienten parte de un proyecto político y social que busca alcanzar
transformaciones significativas para la sociedad boliviana, llegando a veces incluso a minimizar
el grado de conflicto al interior de las organizaciones, como muestra el discurso de Gualberto
Arizpe: ―cuando hay una unidad en el país, cuando hay un líder como Evo que realmente es
respaldado por los actores sociales, no hay nada imposible‖. (G. Arizpe, comunicación personal,
18 de noviembre de 2015).
A pesar de estar alineados respaldando las políticas y estrategias del gobierno, frente a la
consulta sobre su centro de solidaridad como dirigentes, la respuesta de Javier es:

149
. . . a la comunidad, siempre a la comunidad, una cosa de manera legal es el partido pero la orgánica

sindical, la lucha siempre para mí profunda es la comunidad, porque la comunidad tiene una

colectividad donde puedes organizarte y puedes dar solución para salir de la pobreza, no solamente de

los servicios, como agua, luz, electrificación, comunicación, trasporte, educación, salud, entonces como

política es la parte legal que pide la Constitución, tribunales, plan electoral que pide, únicamente eso

es, pero la lucha de nosotros verdadero es la sindical orgánico y la comunidad. (J. Reas, comunicación

personal, 17 mayo de 2016)

En ello se refleja, a la vez, aquello señalado por Walter Limache sobre distintas formas de hacer
política instaladas a partir de la creación de este gran movimiento social, fundamentalmente
indígena campesino:

. . . creo que uno de los elementos que diferenciaban a gobiernos pasados fue este intento de querer

hacer nuevas formas de hacer política, y que debía caracterizar esta forma de hacer política no sólo en

el grado de representación que se le da a un individuo, a una organización política, sino en que esta

representación tenga que estar permanentemente nutrida de una relación con la organización a la que

representa. Porque además había un elemento, en un partido político tradicional, el elegido, el

representante tiene vínculo con la militancia y la militancia es amorfa, no es un conglomerado que

puedes identificar con facilidad. Entonces a quién hay que rendir cuentas? . . . no hay un control social

siquiera. Mientras que en la representación de la organización social quien está por detrás está

fácilmente identificable, fácilmente ubicable, además con quien puedes generar debate, discusión,

porque tú estás llevando las demandas, esa es la gran diferencia con una organización política

tradicional, porque éste es un movimiento. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre

2015)

No obstante, a noviembre 2015, comenta que este vínculo se ha roto, que los dirigentes han
utilizado sus organizaciones principalmente para catapultarse a puestos públicos y ya no
estarían necesariamente representando las demandas de la organización social.

150
Otra actriz política que también comparte como motivación colaborar al fortalecimiento de las
organizaciones que están en resistencia en los territorios, es María Lohman, coordinadora de la
73
Fundación Somos Sur :

Este es Somos Sur, es mi casa, aquí arriba hay dos-tres computadoras y una pequeña biblioteca, ahí

estamos trabajando . . . es otra manera de hacer la institución…. Pero es que esta inquietud,…, como

las personas militantes de la vida, se encaminan mucho mejor de esta manera, de apoyar ahí donde

hay gente coherente, temas necesarios de ser trabajados. (M. Lohman, comunicación personal, 19 de

mayo de 2016)

Mientras Donovan Osorio, biólogo y ecologista, señala sobre su activismo: ―yo sigo la lucha, yo
sigo guardando información, la voy guardar porque si no se pierde, es como oro, de la misma
que yo voy recopilando, de la misma de la que yo voy generando‖. En este caso, las estrategias
de acción están enfocadas desde una militancia más individual y familiar, partiendo por vivir lo
que se dice, manifestando la necesidad de transformación en la propia forma de ser y estar en
el mundo, teniendo huertos urbanos, rescatando semillas, viviendo ecológicamente, escribiendo
y difundiendo información.

5.4. Formas de participación política.


Mientras los activistas participan importantemente a través de la producción y difusión de
información; en el caso de María Lohman, otra forma prioritaria de participar es poniendo a
disposición sus recursos materiales y simbólicos para el fortalecimiento de tejidos sociales,
enfocada a una rearticulación en Bolivia; es decir, la construcción de una sociedad abigarrada
donde se reconozcan y respeten las diversidades culturales, así como se considere el respeto y
cuidado de la Madre Tierra. Mientras, Donovan Osorio y su familia, participan construyendo
vidas alternativas, con un fuerte contenido ecológico y antipatriarcal, rescatando especies
nativas, implementando formas productivas agroecológicas y reproduciendo formas alimentarias
propias.

73
Somos Sur es un espacio de comunicación y formación que busca fortalecer los cambios sociales en
Bolivia, cuyo trabajo se desarrolla desde 2005 en Cochabamba. Sus propósitos principales son: ―1)
Difundir información sobre temas estructurales del país, en forma accesible y popular al servicio de la
construcción de un país sostenible, soberano, democrático y con justicia social.
2) Apoyar/fortalecer iniciativas de edu-comunicacion y de investiga-acción -con carácter social- en
torno a campañas y luchas sociales populares. 3) Formar(nos) como seres creativos, responsables y
solidarios, militantes de un proyecto de desarrollo distinto al modelo globalizador, extractivista y
deshumanizador actual. 4) Construir un modelo institucional alternativo y autosostenible en base a la
solidaridad, participación y el intercambio horizontal de conocimientos sobre la realidad social‖.
Para mayor información ver: http://www.somossur.net

151
Por su parte, los representantes de organizaciones no gubernamentales participan e intervienen
en el espacio político de las siguientes maneras: en primer término, poniendo sus oficios y
expertiz a disposición de proyectos comunitarios; colaboran tanto en la elaboración de análisis
como en la creación de soportes materiales y simbólicos a las propuestas y demandas de los
movimientos sociales; pero también participan de las manifestaciones y las marchas. Hay una
identificación de varios representantes de organizaciones no gubernamentales con los procesos
de transformación social, como actores de los movimientos y en cierta medida se torna difusa
su distinción, pasan a ser parte del movimiento, no son sólo gestores o acompañantes del
proceso. Una muestra que expresa tal fenómeno la encontramos en este extracto de la
entrevista a Walter Limache:

. . . en realidad, si votamos desde el principio, votamos por el proyecto, por la posibilidad de transformar

este país, no por él ni por otro. Entonces gana las elecciones del 2005, el 18 de diciembre con un 54%,

fabuloso, lloramos de emoción, nos hemos abrazado, hemos celebrado, porque en esos primeros años

había una energía que realmente nos estaba mostrando que sí era posible transformar este país con

participación de la gente. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre de 2015)

Muchos representantes de organizaciones no gubernamentales que trabajan en estos temas,


logran articular redes entre distintos tipos de organizaciones de la sociedad civil para alcanzar
los propósitos que buscan; así, por ejemplo, relata Patricia Molina, vicepresidenta de
74
FOBOMADE , cómo fue la estrategia que utilizaron para detener el tema de los transgénicos
en la cumbre agropecuaria donde la participación social fue muy limitada:

. . . no se podía participar, era muy restringido pero sí hicimos un gran movimiento otra vez para que no

aprobaran ahí un acuerdo para aprobar transgénicos y ganamos. Por qué ahí activamos otra estrategia

que era desde los consumidores, . . . , porque los consumidores también aparecemos reconocidos en la

constitución, solo que se olvidaron, entonces para la cumbre activamos eso, se hizo una buena

movilización, y no se atrevieron a aprobarla. (P. Molina, comunicación personal, 18 mayo 2016).

74
El Foro Boliviano sobre Medioambiente y el Desarrollo –FOBOMADE- es un organización no
gubernamental que articula a otras organizaciones sociales, ecologistas, comunidades, activistas, etc.
Bajo el propósito fundamental de intervenir en las discusiones nacionales sobre conflictos ambientales,
pero también desde una perspectiva de derechos humanos y sociales, promoviendo “un desarrollo con
adecuada utilización de los recursos locales, orientado a satisfacer las necesidades de la población, a
promover la iniciativa local y la concertación con actores externos, a revalorizar las potencialidades
territoriales y a impulsar la descentralización y gestión efectivas en el marco de la Constitución Política del
Estado Plurinacional”.
Para mayor información ver: fobomade.org.bo

152
De este modo, representantes de organizaciones no gubernamentales muestran que hay varios
caminos por los cuales inciden en el escenario público respecto a los temas que los conmueven
y conectan con las comunidades. Otra forma bastante importante que adquiere el quehacer de
estos actores es a través de su relación recíproca con las comunidades, proponiendo y
escuchando, enseñando y aprendiendo en simultáneo, lo que desde un punto de vista como el
75
que sostiene AGRUCO , se enuncia de esta manera:

. . . hemos trabajado mucho para la generación de conocimiento que es desde la investigación

participativa, revalorizadora, que priorice el rescate de los saberes locales pero siempre en

complementación con los saberes académicos para la construcción de nuevos conocimientos. . . .

Nosotros trabajamos en la visión del diálogo de saberes, si bien por una parte el conocimiento

campesino de los pueblos indígenas, pero hay un conocimiento académico también y nosotros

plateamos la idea de poder conjuncionar, complementar estos dos saberes y eso lo llamamos el diálogo

de saberes o el diálogo intercientífico . . . es lo que Buenaventura sería una epistemología más del sur,

que es revolucionaria, contestataria contra el sistema, estamos en eso. (AGRUCO, comunicación

personal, 19 de mayo de 2016)

Además, varios representantes de organizaciones no gubernamentales afirman su identidad


como indígenas campesinos; es decir se superponen motivaciones profesionales y personales
en su quehacer, siendo quizás el más manifiesto Wilfredo Plata:

Yo también digamos soy campesino porque trabajo, estoy ahí, soy más moderno, no tan colectivo

digamos, pero también soy indígena porque tengo cultura, rasgos, lo aymara; entonces, sí es así, o sea

si tú eres indígena eres campesino, eso es así. En teoría son tres: campesino, indígena y originario;

entonces, ese es un anticucho inseparable, no puedes decir este es campesino y este es indígena. (W.

Plata, comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

75
AGRUCO es un centro de investigación y formación universitaria de pregrado y posgrado, que se
configura en 1985 a partir de un acuerdo bilateral entre los gobiernos de Suiza y Bolivia, en la Facultad de
Ciencias Agrícolas, Pecuarias, Forestales y Veterinarias de la Universidad Mayor de San Simón, en
Cochabamba; cuyos planteamientos fundamentales se dan en torno al rescate y valoración de los saberes
propios de las comunidades indígenas originarias campesinas de manera que, a partir de un ―diálogo de
saberes‖ con los conocimiento científicos occidentales, contribuir al desarrollo rural endógeno sustentable.
Declaran como objetivo principal: ―Contribuir al ―Vivir Bien‖ a través de la formación académica, la
investigación participativa revalorizadora y del desarrollo endógeno sustentable considerando el diálogo de
saberes entre la ciencia occidental moderna, los saberes locales y la sabiduría de los pueblos indígenas
originarios y la interrelación entre la vida espiritual, social y material, que incidan en las políticas públicas
del Estado Plurinacional de Bolivia y las reformas en la educación superior‖.
Para mayor información ver: http://www.agruco.org/agruco/

153
O sea, se es indígena, campesino e investigador que trabaja con las comunidades, buscando
ser un aporte a las demandas que los movimientos van instalando, así como haciendo
seguimiento y análisis a los procesos que se van dando; por tanto, la lealtad es hacia el
movimiento, pero también hacia uno mismo, su familia y sus ancestros. Por lo mismo, cuesta
distinguir a veces en los discursos de los entrevistados el lugar desde el cual están enunciando
sus dichos; más ello también da cuenta de una sociedad donde, a pesar del racismo, los
indígenas han logrado acceder a cada vez mayores niveles de educación formal, se han
instalado en organizaciones del Estado y no gubernamentales, utilizando esos espacios para
colaborar en la construcción no tanto de la identidad que bien portan, sino más bien en la
instalación de las condiciones simbólicas que permitan el despliegue y el entendimiento de los
problemas y desafíos que se abren al visualizar los conflictos que se generan por las
importantes desigualdades sociales y violencias culturales que mantuvieron marginados durante
siglos a los indígenas en este país.
En este sentido, sus planteamientos y propuestas van signadas de entendimientos otros, de
lenguajes mixturados y epistemologías diversas. Es difícil comprender cualquiera de los temas
tratados sin la necesaria apertura a escuchar voces cuyos contenidos difieren, aunque no se
oponen, al entendimiento racional europeo occidental habitual. Así, por ejemplo, los
investigadores entrevistados que trabajan con comunidades indígenas campesinas aplican en
su quehacer principios propios de las epistemologías andinas como la reciprocidad y la
complementariedad de saberes, pues no sólo reconocen el valor que esos saberes tienen para
la comunidad, sino la importancia que tienen para la conformación de una sociedad más justa e
intercultural.

5.5. Conflictos rurales contemporáneos


La lucha por la tierra-territorio
Considerando el escenario planteado, se entiende que aún hoy sigue estando en disputa la
instalación de la idea de territorio como forma comprensiva que oriente las posibilidades
prácticas de gestionar modelos de desarrollo con una mirada cultural, además de económica,
jurídica-administrativa y social.
La disputa por la tierra-territorio se presenta con fuerza en el discurso de los dirigentes sociales
entrevistados. Así, por ejemplo, Juan de la Cruz Villca, ex ejecutivo nacional de CTSUCB,
comenta:

. . . reivindicamos con el tema del tierra-territorio, de que el espacio, el suelo y subsuelo es de nuestros

antepasados, por lo tanto eso debe retornar ahora, eso se llama tierra-territorio, planteamiento. No

solamente deben ser los 30 cm. de raíz, sino de todo y el espacio. (J. de la Cruz, comunicación

personal, 18 de noviembre de 2015)

154
Pero también esta lucha asoma significativa para dirigentes de organizaciones no
gubernamentales comprometidas con el fortalecimiento del entretejido social y político de las
organizaciones indígenas en Bolivia.

Y claro, estas movilizaciones reclamaban al Estado el reconocimiento de tierra. Luego se dio un paso

cualitativo que es el reconocimiento de territorio, y el concepto de territorio es mucho más amplio, más

complejo que el concepto de tierra. El concepto de tierra está más vinculado al proceso productivo,

mientras que el proceso de territorio está vinculado más a una cosmovisión, a una forma de desarrollo,

una forma de vida, miradas más ontológicas si quieres. Entonces demandaba también el uso y

aprovechamiento de los recursos naturales existentes en los territorios. (W. Limache, comunicación

personal, 19 de noviembre de 2015).

Mientras, los dirigentes que están actualmente dentro de la coalición de gobierno, hablan de
―revolución agraria‖, porque dicen estar frente a un proceso de distribución de tierras sin
precedentes que ha logrado incorporar a otros actores hasta ahora marginados. Señala
Gualberto Arizpe, Presidente Nacional de las Juventudes del MAS-IPSP y Secretario de Actas y
Estadísticas de la CSTUCB:

. . . en nuestro país ha habido cambios muy radicales y profundos, en el caso de la distribución de

tierras, como nunca se está distribuyendo y en el pasado solamente podía obtener la tierra el varón,…,

y hoy en día creo que es más del 50% que está a nombre de las compañeras, de las mujeres. . . . Y

eso nosotros le llamamos la revolución, no solamente una reforma, sino más bien una revolución que

pueda digamos distribuirse a todos los que necesitan la tierra. (G. Arizpe, comunicación personal, 18 de

noviembre de 2015)

Además de la inclusión de las mujeres en el acceso a la propiedad de la tierra, declara que el


gobierno entregará apoyo técnico lo que permitiría dar mayor factibilidad a estos procesos:

El mismo Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, tendrá que dar su maquinaria o por lo menos su

pequeña herramienta para que pueda trabajar, su semilla, su techo, y con seguridad, el hermano que

está entrando, el campesino, el necesitado de la tierra que está entrando, va a poder quedarse ahí,

porque de lo contrario si uno la recibe la tierra, muchas veces retornan y no están en el lugar, pero con

155
esas políticas que nosotros estamos planteando, estoy seguro yo que se van a quedar y van a dar un

buen resultado. (G. Arizpe, comunicación personal, 18 de noviembre de 2015)

En relación a la distribución de tierras desarrollada a partir de la Ley de Reconducción


Comunitaria (2009) hay bastantes cuestionamientos, principalmente por distribuir tierras fiscales
y no avanzar en la fiscalización de la función social económica para los grandes propietarios de
Oriente. Señala Wilfredo Plata:

Hay denuncias también de que, si bien hay un avance para la titulación de tierras para los indígenas,

pequeños productores, pero no se ha tocado las tierras de los grandes latifundistas, que era el objetivo

desde las organizaciones campesinas indígenas, pero básicamente no se ha tocado. (W. Plata,

comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

Pero también se da una disputa por el proceso de extranjerización de tierras en oriente, sobre
todo en manos de capitales brasileños. Acota Herber Araujo:

. . . en realidad hay una prohibición muy fuerte, de que los extranjeros no pueden ser propietarios de

tierra, creo que a 50 kms. de la frontera, por una cuestión de soberanía y de control territorial nacional.

Y también hay muchas restricciones para que puedan tener tierras productivas dentro del territorio

nacional, porque los procesos de saneamiento, de titulación, priorizan a los bolivianos. Pero la

producción misma, a través de contratos de alquileres, a través de una serie de estrategias, está

controlada por extranjeros. . . . Fundamentalmente en Bolivia, son los brasileros, me parece que el

30% de la producción controlan. También algunos argentinos, rusos, menonitas. Entonces hay un

proceso de extranjerización de la tierra muy sutil, con muchas estrategias de control. (H. Araujo,

comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Existe entre las diferentes organizaciones un acuerdo amplio respecto a la necesidad de poner
freno a la extranjerización de la tierra, junto al planteamiento de ir poco a poco retornando al
poder del Estado los territorios bajo el control de capitales extranjeros, para posteriormente
distribuirlos entre campesinos e indígenas que los necesiten.
En cambio, no hay acuerdo respecto al tema de la ampliación de la frontera agrícola que fue
aprobada en la Cumbre Agropecuaria realizada en 2015 en Santa Cruz, donde se acordó la
deforestación de 8 millones de hectáreas de territorios tropicales y sub tropicales, durante un
período de 10 años. Hay dirigentes sociales oficiales que dicen esa ampliación va a favorecer

156
también a campesinos sin tierra, como declara Gualberto Arizpe: ―Y fruto de ello es que...
nosotros como pequeños productores... podemos desmontar 20 hectáreas, de 5 a 20 hectáreas;
pues que en el pasado no teníamos esa apertura para que nosotros podamos sembrar‖. (G.
Arizpe, comunicación personal, 18 de noviembre de 2015)
Por su parte, los dirigentes ―orgánicos‖ denuncian un acuerdo con negocios transnacionales,
principales beneficiarios de dicha iniciativa, y que se está pasando a llevar nuevamente la
Constitución.

Usted mismo debe darse cuenta de que la Constitución Política del Estado no se cumple. Por eso él

habla hacia afuera defendiendo la madre tierra. Lamentablemente en Bolivia, al hacer la ampliación de

la frontera agrícola en la cumbre agropecuaria, ya está violando a la madre tierra. Por otro lado habla

hacia afuera, pero aquí no está cumpliendo, varias cosas. Por ejemplo, los parques nacionales son

concesionados, las mineras, hay varias cosas, entonces no se está cumpliendo en sí. Hablando,

cuando voy a Colombia nos dicen, me dicen Bolivia es un Estado Plurinacional. En sí estaría nuestra

justicia, nuestra autonomía, lamentablemente no existe, por eso yo le digo al gobierno: no somos un

Estado Plurinacional, seguimos el gobierno republicano de comunistas que estamos ahí. Nada ha

cambiado, hay una Constitución que tenemos, pero lamentablemente no cumplen, violan nuestra

Constitución. (Cristóbal, comunicación personal, 17 mayo de 2016)

Desde la perspectiva de representantes de organizaciones no gubernamentales, la ampliación


de la frontera agrícola también es vista como una avenencia hacia el sector agroindustrial y una
amenaza para las comunidades indígenas. Señala Wilfredo Plata:

. . . y está directamente relacionado con el agronegocio, con la producción de granos para exportación,

(…) o el tema de biocombustibles, (…) que está ahora empujando más y más hacia los bosques de la

Chiquitanía, Guarayos, todos son TCOs, o sea son territorios indígenas, donde la agroempresa tiene

perspectivas de crecimiento. Es un poco el complejo el problema que se enfrenta en Bolivia. (W. Plata,

comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

Pero el problema de la ampliación de la frontera agrícola también se percibe como un perjuicio


a la biodiversidad.

. . . va a producir deforestación, muerte de la biodiversidad, pérdida de especies porque hay muchas

especies que viven en el bosque con el justificativo que necesitamos producir más alimentos. Pero otra

157
vez, en esa superficie que se va ampliar no se va a cultivar papa, trigo, se va a cultivar otra vez

productos comerciales, que otra vez van a ir para la exportación. (AGRUCO, comunicación personal, 19

de mayo de 2016)

Por tanto, en torno a la ampliación de la frontera agrícola se genera una tensión que se expresa
al interior de los movimientos indígenas campesinos, pero también en relación a los
movimientos ―interculturales‖ (colonizadores del primer proceso reformatorio), quienes han
desarrollado un discurso en que se presentan como una hermandad ―intercultural‖; ya son
décadas de convivencia entre comunidades indígenas y agrupaciones de colonizadores en
territorios rurales de Beni, Pando, Tarija y Santa Cruz; y así como alcanzaron unión al momento
de buscar conscientemente una transformación de la estructuras sociales y simbólicas para
construir una democracia plural; luego de la institucionalización de los movimientos sociales que
formaron el Pacto de Unidad, se hacen presente disputas que antes estaban opacadas por la
urgencia de aclarar definiciones más sustantivas.

El desafío de las autonomías


En la prolongada búsqueda de los movimientos indígenas campesinos por institucionalizar
mecanismos que respeten las diversidades culturales en Bolivia, se levantaron propuestas que
enarbolaban la noción de autonomía como alternativa posible. Durante el proceso constituyente
de tres años de debates y participación plural, se definieron los tipos de autonomía que
reconocería el Estado Plurinacional de Bolivia; pero como es de esperar, en la búsqueda de
formas para alcanzar dichos propósitos, se han topado con varios escollos. Prontamente se
encontraron con que la manera en que se institucionalizan las demandas sociales, el marco de
sus definiciones político-administrativas, topaba con los planteamientos que las propias
comunidades enarbolaban y, finalmente, con las posibilidades de implementar dichas
formulaciones; más aún, cuando las alianzas con los negocios transnacionales terminan siendo
prominentes en los distintos gobiernos de muchos países de Nuestramérica. Refiere Walter
Limache:

La constitución reconoce cuatro tipos de autonomías: la autonomía departamental (…), las autonomías

municipales, las autonomías indígenas y las autonomías regionales. Las autonomías indígenas no

aceptaron, en las negociaciones no se aceptó que pudiera construirse sobre la base territorial, es decir,

un espacio territorial donde está el pueblo guaraní (...) No aceptó porque un territorio indígena puede

estar en dos o más departamentos, puede estar en dos o más municipios, entonces eso implica una

nueva división política administrativa. Lo máximo que llegaron a aceptar es la reconversión de un

municipio a autonomía indígena, es decir, un municipio como el de Charagua que tenga mayoría de la

158
población indígena. Entonces ellos deberían expresar la voluntad de convertirse en autonomía, por eso

empieza con un referéndum si quiere convertirse. (…) 11 inician un proceso de construcción hacia la

autonomía indígena, pero son abandonados a la mano de dios, y solos, con sus propios recursos, con

apoyo de alguien, alguna institución, con alguna ONG pudieran avanzar y nosotros nos hemos metido
76
con Charagua‖ . (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre 2015)

Además de las dificultades administrativas y de recursos para poder conseguir las autonomías
indígenas, se da cuenta de cierto desfase entre la idea y la posibilidad concreta de
institucionalizar distintas formas administrativas bajo un mismo Estado.

La autonomía indígena es un intento, un proyecto estatal, de Estado que está en la Constitución, que

se intentó aplicar en Bolivia, pero se fracasó. (…) Lo indígena es, en Bolivia es un inEstado, como diría

alguien, tiene sus propias formas de administración (…) La autonomía indígena es convertir las

prácticas institucionales de los indígenas en política de Estado, eso es la autonomía en términos

constitucionales; pero hacer realidad ese concepto es dificilísimo. (W. Plata, comunicación personal, 17

de noviembre de 2015)

Asimismo, sucede que al tiempo que se reconocen institucionalmente las diversidades, se


sobrepasan las mismas identidades colectivas que se esperan afirmar; porque la propuesta era
tan engorrosa y entrabada que las comunidades indígenas no lograban alcanzar todos los
requisitos que los procedimientos jurídicos exigían para poder conseguir su reconocimiento a
nivel institucional; por lo que las denominadas ―autonomías indígenas‖ que en el momento del
debate constitucional fueron consideradas alternativas que abrían camino a soluciones
abigarradas de convivencia, terminaron no siendo tal. El ejemplo de la única autonomía
indígena conquistada hasta ahora es señal de ello. Agrega Wilfredo La Plata una experiencia
que tuvieron al respecto con Fundación Tierra:

Nosotros apoyamos a Jesús de Machaca que es un pueblo muy icónico, que está aquí a 100 kms, le

apoyamos la autonomía indígena, nos ha dado en el traste, nada que ver. Y ahora, que no hay

autonomía indígena, ni se menciona esa palabra, funciona como autonomía indígena en los hechos,

porque eligen sus autoridades según sus costumbres, están haciendo su propio desarrollo, pero ni una

palabra de autonomía indígena porque eso quedó proscrito digamos, mala palabra, pero funcionan

76
Baste señalar que Charagua, al momento de la investigación, es el único municipio de Bolivia que ha
alcanzado el reconocimiento institucional de autonomía indígena.

159
como quieren, con autonomía indígena en los hechos, es como para reírse no?‖. (W. Plata,

comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

Las comunidades, frente a las dificultades administrativas señaladas y bajo la histórica


desconfianza respecto a la imposición de realidades ajenas a sus modos de ser, hacer y
conocer en el mundo, terminan por replegarse frente a la institucionalización de sus prácticas;
es decir, siguen desplegando sus formas propias de organización –auténticamente autónomas-
al interior de sus comunidades y toman distancia respecto a los mecanismos socialmente
concebidos para conseguir el reconocimiento formal de dichas facultades.
Pero además de estas graves dificultades ante los intentos de institucionalización de las
autonomías indígenas, se encontraron con formas inesperadas de aplicar la idea de autonomía;
como fue, por ejemplo, la lucha autonómica que levantaron los departamentos orientales
respecto al Estado plurinacional que se enarbolaba; dando un carácter de separatismo a la
noción en cuestión. Fue tal la escalada de violencia atizada por las elites orientales
(encontrando su punto más alto con la matanza de campesinos en Pando) que el gobierno
concedió la modificación de varios artículos constitucionales, los que aún son desconocidos por
amplias capas de la sociedad; es decir, se acordó una negociación con la elites económicas del
oriente boliviano que aún no es transparentada a la sociedad como tal.
Al parecer la idea de autonomía, bajo la fórmula en que fue pensada o para lo cual fue pensada,
al menos en Bolivia, no resultó ser efectiva; aun cuando las comunidades indígenas
campesinas bolivianas han desplegado desde hace cientos de años sus formas de ser, estar y
conocer el mundo de manera bastante autonómica respecto a la institucionalidad estatal que
siempre los relegó a un plano de invisibilidad e indeseabilidad; cuerpos maltratados por su
origen étnico que sin embargo nutren muchas de las prácticas y saberes de una sociedad
abigarrada.
El racismo es un fenómeno persistente en Bolivia que asoma en cada conversación de una u
otra manera. De hecho, en las luchas anteriores a la instalación de Evo Morales como
presidente de la nación se levantaron liderazgos con gran adhesión, como la de Felipe Quispe
el Mallku, que planteaban la lucha armada contra blancos y mestizos para abrir paso a un
nuevo gobierno indígena, a la liberación del Qullasuyu. Dichos planteamientos se asocian al
movimiento indianista katarista que en algún momento dirigió la CSTUCB; por ello, Juan de la
Cruz Villca relata sobre posturas que se levantaron al momento de buscar unidad para lograr
acceder democráticamente al control del Estado:

Entonces por eso se pensó el planteamiento nuestro, no liquidar a los mestizos, no odiar nada, sino que

entiendan que lo haremos intercultural. Es decir, reconocer exactamente este es mestizo, de acuerdo,

pero está cultura de España te has traído, te respeto, pero respétame a mí también, entonces las dos

160
culturas conviviremos, o las tres culturas, intercultural, por eso está ahora en la nueva constitución lo

intercultural. (J. de la Cruz, comunicación personal, 18 de noviembre de 2015)

En general, los dirigentes sociales reconocen el proceso constitucional como un importante


avance al elaborar un documento donde se reconocen las distintas composiciones étnicas del
país: blancos, mestizos, indígenas y afrobolivianos.

. . . la constitución política del Estado está hecho de varios representantes, pensamientos, de las luchas

tanto de Oriente, Occidente, etnias, campesinos, originarios, afrobolivianos, clase mestiza, clase

obrera… o sea, todos han elaborado la Constitución, por eso que la Constitución es un nuevo modelo,

pero estamos aplicando la Constitución y nos falta harto, harto. (J. Reas, comunicación personal, 17

mayo de 2016).

Pero también, los dirigentes alineados con el gobierno, reconocen hay mucho por hacer aún y
que el andar ha sido lento, no logrando llevar aún a la práctica lo mucho que se avanzó a nivel
discursivo.

Vivir Bien bajo un modelo extractivo.


El discurso sobre el Vivir Bien y la Madre Tierra en Bolivia es fuerte porque es mucho más que
un par de categorías de moda que sirven para mejorar las relaciones internacionales y
embellecer los discursos oficiales; más bien constituyen elementos significativos de la matriz
cultural indígena compartida. Como señala Tata Gregorio Choque:

Son cuatro ejes fundamentales dentro de la Chakana, que eran: primero es el ajayu, segundo el saber,

tercero es el trabajar, y cuarto, llegar a ser gobierno. Donde también teníamos nuestros principios: no

ser flojo, no ser mentiroso, no ser ratero, no robar, y no matar. No solamente hablamos de no matar a la

persona, sino que a la Madre Tierra. Porque los seres humanos somos parte de la Madre Tierra,

nacemos con la Madre Tierra, nos alimentamos, comemos, vivimos bajo la Madre Tierra, y cuando

morimos también, nos vamos junto con la Madre Tierra, nos volvemos a ser abono. Entonces, esa es la

. . . principal, para eso se organiza. (G. Choque, comunicación personal, 18 de mayo 2016).

Tan fuerte es la presencia de estas disputas simbólicas en la participación política oficial que,
en octubre de 2015, se dicta la Ley Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir
Bien (Ley N°300), donde se la reconoce como sujeto de derecho. Pero aún más allá de

161
institucionalizar tales imaginarios culturales; dichos planteamientos hacen sentido a muchas
capas de la sociedad boliviana, lo portan, piensan y practican tanto en territorios rurales como
urbanos; no obstante, destacados representantes de organizaciones no gubernamentales y
otros intelectuales comprometidos con la política del país consideran han sido conceptos
manoseados, utilizados políticamente, creando finalmente un discurso ―pachamamístico‖ que
más bien ha desvirtuado las luchas que se han dado y no lleva a buen puerto. Desde este
horizonte señala Pedro Portugal Mollinedo:

En algunos países del continente, particularmente en Bolivia, los planes y programas de gobiernos se

asientan en una ideología difusa e incoherente que se ha venido a llamar pachamamismo (…). Este

pachamamismo se asienta en la interpretación panteísta de la Pachamama, la Madre Tierra. (…) es

simplemente una manera de dar sentido a un compromiso político en un contexto de caos ideológico.

(…) Ese discurso, generado por no indígenas, algunos de ellos en contexto académico, será

reproducido posteriormente -…- por algunos indígenas, cerrando así el círculo del quid pro quo

generador del pachamamismo. (Portugal, 2011, p.258-59).

Se denota una disputa entre, por una parte, una efectiva conveniencia de ciertos discursos por
apropiarse de estas categorías como una manera de ocultar los conflictos reales entre diversos
grupos sociales y étnicos; más, por otra parte, se distinguen también vestigios de un
pensamiento marxista que aún sostiene el materialismo histórico como pilar fundamental para el
análisis y comprensión de nuestras sociedades, desplegando desde allí esta idea de
perspectiva genérica anquilosada y mística sobre las visiones indígenas, sin dar cuenta que
muchos de los planteamientos sustentados en el reconocimiento de diversidades culturales
parten de la constatación de relaciones móviles, contemporáneas, no esencialistas.
La voz de los subalternos nunca será la misma de aquéllos que no ocupan su lugar –los otros-,
pero ambos entendimientos pueden confluir en la búsqueda por un devenir descolonizado
común. Aunque es justo señalar que la utilización de visiones y cosmovisiones ajenas suele
tener una cantidad de matices e interpretaciones desajustadas a lo que el grupo específico
comprende, pues pareciera haber tantas composiciones intraducibles como reconocimientos
incompletos; a pesar de lo cual se deben buscar reflexiones y métodos enfocados a mejorar las
condiciones de convivencia actuales en cada sociedad.
En este sentido en Bolivia, y en otros países nuestramericanos, se ha revelado la importancia -
tanto como la dificultad- que tiene la incorporación de elementos indígenas al momento de
pretender organizar jurídica-administrativa, política y económicamente una sociedad
democrática bajo nuevas bases interculturales. Refiere Walter Limache: ―. . . debíamos construir
un nuevo Estado incluyente, y por eso se llama Estado plurinacional, que reconoce las naciones

162
y pueblos indígenas, pero que debiera reconocerlas por su cualidad, no por su cantidad. (W.
Limache, comunicación personal, 19 de noviembre de 2015)
No obstante, en la práctica, el recorrido hacia la construcción de dicho Estado, así como las
estrategias que encaminan la creación de condiciones para echar a andar el patrón de
desarrollo concebido, ha mostrado la reiteración del viejo modelo de desarrollo extractivista y
exportador de materias primas. Comenta Wlifredo Plata:

. . . del Vivir Bien, la Madre Tierra... ese es digamos, exclusivamente sustentó, los inicios de este

gobierno, de este proceso de cambio. Pero con el tiempo eso se ha ido transformando. Si bien la

constitución es un reflejo de ese deseo de una sociedad distinta, de un paradigma basado en lo

indígena, rápidamente ha caído en desuso, en los hechos. El gobierno ha optado por una línea más

pragmática. De una economía, de un modelo de desarrollo más extractivista orientado hacia la

exportación, cómo siempre digamos, en nuestros países, en la mayoría. Por eso entra en contradicción

con el discurso de la Madre Tierra, el Vivir Bien, el respeto a la naturaleza, el paradigma indígena de

que supuestamente convive en armonía con la naturaleza, eso todo entra en contradicción. (…), y por

qué?, creo que el presidente es más pragmático, necesita gobernar, estar ahí, necesita recursos y esos

recursos los tienes que extraer de algún lado. En Bolivia no tenemos una industria desarrollada que

pueda suplir, digamos, así no más, entonces tenemos que recurrir al extractivismo de siempre,

minerales antes, hidrocarburos ahora, y productos de la tierra, bosque, el agronegocio, entonces eso es

lo que pasa. (W. Plata, comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

Estas decisiones pragmáticas a la hora de gobernar, junto a la necesidad de generar entrada de


divisas al país, también dan cuenta del conflicto de intereses entre la representación de las
bases sociales y las alianzas con grandes capitales, que terminan por producir un modelo de
desarrollo divergente al construido colectivamente. Relata Heber Araujo:

. . .hubo un fuerte reclamo de las organizaciones de productores, o de los agroexportadores,

agroindustriales, que se dieron contra la ley de la Madre Tierra, que no estaban de acuerdo, que iba

contra la productividad, que iba contra las políticas de exportación, etcétera. Y ya ahí se empieza a

notar cada vez con mayor claridad esta alianza que hay entre el gobierno y la agroindustria. (…) Y ya el

año pasado, desde antes del año pasado, frente a la crisis que se iba a venir frente a los precios de las

materias primas, porque Bolivia el 2015, y prácticamente todos los últimos 6 años, el 90% de las

exportaciones son petróleo, gas, minerales, y soya, básicamente. Entonces como estaban bajando los

precios de los minerales, se han desplomado, el petróleo, la misma soya que ha tenido unas

163
reducciones fuertes, el año pasado y este año, se plantea de que hay que renovar la matriz productiva

y hay que plantear otro escenario de desarrollo, y básicamente, por influencia de la agroindustria de

Santa Cruz, de los agroexportadores, se ve que la cuestión agrícola es el escenario perfecto. Entonces

plantea la ampliación de la frontera agrícola, planteaban la ley de perdonazo, se llama, a aquellos que

habían deforestado hectáreas y hectáreas, porque habían sanciones fuertes, entonces hay un perdón

para ellos; entonces revisar la función económica social, dar mayor plazo, para el cumplimiento de la

función económica social, un paquete de normativas que estaba posibilitando que el sector

agroindustrial se consolide, y entre ellos también, la posibilidad de la utilización de semillas

transgénicas, de tecnologías que promuevan los transgénicos. Eso ha generado un fuerte debate en la

sociedad civil. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Y en estas alianzas, acuerdos, concesiones entre el gobierno y los empresarios agroindustriales


–nacionales y extranjeros-, no sólo se deja de lado el patrón de desarrollo que dicen orienta el
proceso de cambio, sino también se pasan a llevar derechos de comunidades indígenas
campesinas, tal como señala Walter Limache:

. . . diríamos que es el modelo de desarrollo que se está implementando está sobre la base del

extractivismo (….) Y ¿qué implica esto? El petróleo, gas, minería, implica atentar contra los derechos

colectivos de los indígenas, originarios, campesinos, ¿Por qué? Porque para sacar el petróleo, éste

está en las TCO o está en las comunidades. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre de

2015)

Hay dirigentes sociales que también destacan un paulatino abandono del proyecto intercultural
en cuanto a la organización económica de los territorios rurales. Señala Juan de la Cruz Villca:

. . . en la Constitución están cuatro formas de economía: economía privada, economía cooperativizada,

economía del Estado, economía comunitaria, son cuatro. Entonces más o menos como mixta sería. En

ese cuatro, el posicionamiento del presidente no se ve, él debía decir como es nuestro, originario,

debiera posicionarse en el tema de economía comunitaria. No, más bien ha apoyado a la posición del

vicepresidente, que es García Linera, que es economía del Estado o economía capitalista de Estado,

capitalismo de Estado, ni siquiera es economía. (J. de la Cruz, comunicación personal, 18 de

noviembre de 2015)

164
El reconocimiento de distintas economías que coexisten con aquella propiamente neoliberal,
destaca la pervivencia de otras formas productivas características de territorios rurales de este
país, asociadas a prácticas y saberes culturales que se han ido reconceptualizando en
categorías que han permitido instalar estas epistemes y quehaceres como bienes/valores
globales; así sucede con la instalación de la agroecología como una demanda fuerte y
extendida por movimientos campesinos e indígenas del mundo. Al respecto comenta el
representante de AGRUCO:

En Bolivia, se reconocen tres sistemas de producción claramente definidos. Sistema comercial o

agroindustrial …en el oriente Boliviano, en Santa Cruz donde están los grandes empresarios, los que

producen transgénicos, …., los grandes empresarios que tienen un sistema de producción de alta

tecnología, de mercado de exportación, que utilizan insumos químicos, todo aquello. Por otra parte, hay

el sistema de producción que es campesino, sistema de producción familiar campesina, agricultores

muy pequeños (...); entonces ese sistema de producción todavía práctica sistema de producción

agroecológicos, o sea técnicas de producción agroecológico, a través de almacenamiento orgánico,

todavía manejan sus semillas local en caso de ser necesario compran semilla comercial, utilizan mano

de obra familiar y la producción que tienen es para la subsistencia familiar pero siempre con algunos

sobrantes que van al mercado, para generar ingresos y también alimentar a la gente que vivimos en

zonas urbanas. (...) Y como eso no puede quedar ahí, surge un tercer sistema de producción

agroecológico, contestatario al sistema de producción convencional del oriente Boliviano. Acá en Bolivia

hay una ley de la producción agrícola que apoya la producción agroecológica y varias instituciones

privadas y también públicas que están apoyando la producción agroecológica, hay un sistema de

producción ecológico bien implementado a través de las cooperativas AOP‖ (AGRUCO, comunicación

personal, 19 de mayo de 2016).

No obstante estos avances legislativos, hay varios dirigentes sociales y representantes de


ONGs que consideran ha sido insuficiente el apoyo a los productores familiares. El caso del
altiplano es particularmente problemático por la forma en que se realizó la reforma agraria inicial
en que se crearon muchas micro parcelaciones, cuya tierras están fuertemente erosionadas y
no permiten generar sistemas autosustentables familiares basados en la producción agraria.
Esta situación prolongada en el tiempo ha hecho que las personas emigren hacia otras
actividades, acercándose a las urbes, principalmente a través del comercio. Comenta Wilfredo
Plata ―(…) trabajar otra cosa, comerciante, y de paso tienes, no sé pues, tu parcelita para tu
consumo; yo entiendo que vivir de eso no conviene, no rinde. Son campesinos a medio tiempo‖;

165
más se recalca la necesidad de conservar estas formas productivas: ―Creo que la agricultura
familiar debería fomentar la preservación de esa cultura, de ese sistema de producción
diversificada, bueno es su patrimonio no?‖ (W. Plata, comunicación personal, 17 de noviembre
de 2015)
Mientras, desde la perspectiva de dirigentes oficiales, el gobierno ha ido extendiendo algunos
apoyos a los productores familiares y hay confianza que se está avanzando orientados por los
propósitos creados socialmente, como señala Gualberto Arizpe:

Este 2 de Agosto, antes llamado como día del Indio Boliviano, hoy se llama ese día, Día de la

Revolución Agraria Productiva Comunitaria, en el cual se indica de que los pequeños productores

puedan hacer la venta a las Alcaldías, a las Gobernaciones o al Estado sin pagar impuestos hasta un

monto de 50.000 Bolivianos. Creo que eso para nosotros es un avance bastante grande. Y en eso

estamos trabajando en el tema del desayuno escolar también. Ya nuestros sectores, nuestras

comunidades producen sus productos en el caso de trigo, hacen cereales para el desayuno escolar y

de esa manera estamos avanzando en parte. No será del todo, pero ya tenemos por lo menos una

directriz, unos lineamientos para poder enmarcarnos de acuerdo a eso (…) quizás no se ha conseguido

todo lo que quería el movimiento campesino, pero hay un avance. (G. Arizpe, comunicación personal,

18 de noviembre de 2015).

En cambio, en tierras cochabambinas, los cocaleros de la Federación Tradicional de Yungas


Vandiola, del Chapare están molestos porque les han limitado drásticamente su cuota de
producción de hojas de coca, cultivo ancestral de esas zonas: ―En Chapare, coca paceña se
vende. Entonces qué ha pasado?, ha habido un desorden, de quitarnos la coca y llevarla hasta
el sector trópico, en el cual la coca no es como para consumir, ese ha sido el error‖. (A. Silva,
comunicación personal, 19 de mayo de 2016).
Este desorden se debe a que los territorios del Chapare han sido denominados Reserva
Ecológica y, por tanto, se han limitado las actividades productivas; pero ellos alegan
ancestralidad y además arguyen que cuando son empresas transnacionales las que quieren
emprender proyectos productivos en territorios consignados reserva ecológica, el gobierno
muestra mayor avenencia; ejemplo de ello ha sido el TIPNIS. Ponen por delante su derecho a
producir en estos territorios con una propuesta agroecológica indígena. ―. . .nos hemos
apostado a trabajar en forma ancestral, sin pisotear las costumbres tradicionales que nuestros
padres nos han dejado. Es zanjeo, sin fumigar‖. (A. Silva, comunicación personal, 19 de mayo
de 2016).
Pero, además, ven el accionar del gobierno traspasado por intereses opacos, frente a los cuales
responden con sus verdades, experiencias, saberes:

166
Esa es la corrupción que está funcionando en los aparatos del Estado hoy. Si no fuera así, nosotros

llevaríamos una verdad de decir cómo se maneja la hoja de coca, de qué lugares es la rica hoja de

coca, evidentemente la coca se adapta,…, pero sin embargo, las mismas proteínas no las van a tener,

la misma calidad, ese mismo sabor, no ha de haber. Entonces el tiempo nos va a demostrar que ese

lugar no le sirve para cultivar la coca. Con eso ¿qué quiere decir?, que nuestros antepasados no se han

equivocado, que el lugar era plantación de la hoja de coca, que hoy por hoy nosotros hemos vulnerado.

(A. Silva, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Por su parte, los dirigentes que participan de las organizaciones oficiales plantean que están
trabajando para potenciar la producción campesina y por generar estrategias que contrapongan
el poderío de grandes capitales. Plantean una propuesta de desarrollo ―mixta‖ que ve una
posible convivencia entre la industria exportadora y el fortalecimiento de la producción de los
pequeños productores, sin dejar de aspirar alcanzar grandes propósitos. Javier señala:

El pedido para nosotros es exportar, tener ingreso, garantizar ese producto interno bruto, tener ese per

cápita que realmente pueda garantizar, y ser mejor en crecimiento económico, queremos ser mejor en

Sudamérica, en Latinoamérica, en el mundo, el mejor país en crecimiento económico, queremos salir

de la pobreza (…) pero lo que nos falta ahora en Bolivia es la tecnología y es importante para la

producción, para aumentar la producción…nosotros quisiéramos, nuestro objetivo, nuestro sueño es

garantizar el consumo interno y exportar, industrializadamente. (J. Reas, comunicación personal, 17

mayo de 2016).

Desde esta impronta, la visión de un indigenismo atrasado es contrarrestado con propuestas


sobre innovaciones tecnológicas e investigaciones agrarias que vayan acorde con el cuidado de
la naturaleza, pues la idea -a largo plazo- es generar producciones agroecológicas que
distingan la producción agraria boliviana en los mercados internacionales, al tiempo que les
permita abastecer las necesidades del consumo interno sin pasar a llevar sus saberes
ancestrales, pero incorporando métodos y conocimientos científicos.

. . . nosotros también estamos haciendo investigaciones orgánicas, desde las bases, pero del Gobierno

Central hay un inversión fuerte; ahoritas en Yungas, hay un centro de innovación, de investigación de

las enfermedades de los productos químicos que consume ahoritas el pueblo Boliviano, consume

mayoritariamente productos químicos para poder controlar las plagas, los agrotóxicos, los pesticidas,

167
insecticidas, pero nosotros queremos tener un producto orgánico que no dañe al ser humano pero sí

controlar las plagas y enfermedades, entonces es un producto orgánico que están haciendo

investigación y se demora tiempo, es tiempo, inversión y lógicamente interés del país. (J. Reas,

comunicación personal, 17 mayo de 2016).

Entre dirigentes oficiales, también hay otros discursos que plantean una suerte de coexistencia
entre dos formas de ser y hacer, cuya posible convivencia se da en la medida en que no se
interfiera u oponga la realización del otro. Como declara Tata Gregorio Choque:

A ver, nosotros no necesitamos comprar, consumir, esos transgénicos. Que produzcan para exportar

no más. Porque son bolivianos pues. Nosotros para nosotros, consumo del producto tenemos que

producir ecológico, y tener semillas ecológicas. Es fácil, si nos ponemos a prohibir nosotros producir, en

ese caso nos quejaríamos. Ahora, otra cosa es que nosotros no queremos que los químicos alteren.

Eso también en un tiempo pues, antes del Evo existía, pues echaba puro abono químico no más la

gente, ya se olvidó del abono natural, por eso es que hay que recuperar. (G. Choque, comunicación

personal, 18 mayo 2016).

Habría entonces, en algunos dirigentes, una aceptación de los negocios transnacionales bajo el
límite preciso de la propia autorrealización de los pueblos y sus diversidades ecoculturales.

5.6. Las semillas y sus disputas.


Transgénicos
Dentro de los temas relacionados con el conflicto de las semillas, aquél que tiene mayor
repercusión y alcance en Bolivia es el de los transgénicos. Por supuesto ello tiene relación con
la importancia que ha alcanzado la producción de soya en territorios orientales, pues la
expansión de estos cultivos, las repercusiones en la composición de la matriz productiva del
país como las políticas públicas que se generan, provoca el desenlace de disputas y desafíos
donde los transgénicos es un punto sensible para una amplia diversidad de actores que, en
torno a este tema, logran generar alianzas para manifestar sus reflexiones y propuestas al
respecto. Es más, luego de los acuerdos que el gobierno alcanzó con los grupos
agroindustriales de Oriente, donde se modificaron varios artículos establecidos en la
77
Constitución elaborada socialmente , el tema de los transgénicos fue un punto sobre el que no

77
Las modificaciones realizadas acabaron fomentando la ampliación de la frontera agrícola hacia
territorios tropicales y subtropicales, al tiempo que establecieron el ―perdonazo‖, es decir, no aplicar
sanciones a quienes habían deforestado vastas hectáreas sin autorización, como también se amplió el

168
se logró llegar a convenios precisos por la presión de los movimientos sociales. Diversas
organizaciones se encuentran articuladas bajo la convicción que es posible la pervivencia de la
producción agroecológica y la diversidad ecocultural, en la medida que la apertura a la
producción de transgénicos en territorios rurales del país tenga límites muy claros, así como
existan proyectos -a mediano y largo plazo- de reducción de las hectáreas dedicadas a estos
cultivos. Relata Heber Araujo:

Lo bueno es que en Bolivia ha sido rechazado este proceso, muy fuerte por las organizaciones de

productores, por las organizaciones de indígenas. (…) en todo el periodo constituyente también era uno

de los mandatos de las organizaciones, de que se vaya sustituyendo la producción de transgénicos, de

que Bolivia sea declarado un país, un territorio libre de transgénicos. La propuesta del Pacto de Unidad,

se llamaba,…, ahí se establecía con fuerza que está prohibido la comercialización e importación de

transgénicos. El primer texto constitucional que se aprueba el 2008 en Oruro, (…) ahí habían temas

muy fuertes en relación a la tierra, al latifundio, y también prohibía los transgénicos. Un año después,

en negociaciones en el Congreso, en el Parlamento de ese entonces, se logra cambiar que los

transgénicos, que la producción, importación, comercialización de transgénicos va a ser regulada por

ley. Entonces eso ya te da las posibilidades de que puede haber transgénicos. (H. Araujo,

comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Más enfático respecto a estas modificaciones constitucionales de último momento es Donovan


Osorio:

. . . es muy triste que exista discusión, por ejemplo, en el poder si el maíz es o no nativo para ver si se

va a meter transgénicos sólo por darle el gusto a aquellos que querían partir el país, muy poca gente

sabe que la realidad por la que casi se parte el país era por la soya transgénica, no sé si tu sabías que

en la Constitución política de Oruro decía 408 no a los transgénicos y después cuando hemos ido a

votar decía el 409 que sí podía hacerse por ley, entonces, la única discusión es por qué hemos

amanecido con una cuestión política con el 409, sabemos que ha habido un cambio de 100 artículos,

ha habido un escándalo por esto último del 21 de febrero, yo digo ¿por qué no hemos hecho un

referéndum para cambiar estos 100 artículos?, que todo el mundo sepa que vamos a cambiar el 408,

que decía NO a los transgénicos, por el actual 409 que lo permite por ley. (D. Osorio, comunicación

personal, 17 mayo de 2016)

plazo para la comprobación de la FES para los grandes territorios orientales, y dejó en un espacio de
ambigüedad en el tema de los transgénicos.

169
La ambigüedad de la Ley de Revolución Productiva Agraria y la modificación de los acuerdos
constitucionales iniciales donde se establecía la prohibición de los transgénicos en Bolivia, da
cuenta de una presión muy fuerte que empuja hacia la disputa por ampliar la cantidad de
cultivos transgénicos permitidos; fundamentalmente se está discutiendo la ampliación de
producción transgénica hacia el maíz y el arroz. A raíz de ello se ha instalado un álgido debate
en torno al artículo 409 de la Ley de Revolución Productiva Agraria que abriría el paso a la
producción transgénica. Comenta Patricia Molina, quien participó de la discusión en su
momento:

. . . aunque hay un artículo que parece contradictorio el punto es de que se prohíbe como principio, esa

es la interpretación, y la ley lo abre, o sea, cosa que es inconstitucional pero lo abre porque dice que sí,

se puede introducir siempre y cuando no sean nocivo para la salud, más o menos así… y lo que

nosotros logramos en ese lobby, (…), dice que quedan prohibidos aquellos desde los cuales somos

centro de origen y -nosotros le aumentamos- de diversidad; porque como eran abogados no se dieron

cuenta de lo que estaban haciendo, entonces queda prohibido el maíz (…), pero si no le poníamos eso

iban a estar discutiendo que el centro de origen era México, no sé qué... (P. Molina, comunicación

personal, 18 mayo 2016)

A partir de ahí, logran establecer las nociones de "centro de origen" y ―centro de diversidad‖
como categorías que intentan frenar la ampliación de algunas producciones transgénicas en el
país. Relata Heber Araujo:

. . . el 2010, sale la ley de revolución productiva comunitaria agropecuaria. Entonces ahí, es la ley que

está regulando la producción e importación de transgénicos, y ahí hay un artículo que indica que está

prohibida la producción e importación de transgénicos de aquellas especies que tienen como centro de

origen o diversidad el territorio nacional. Bueno, ahí un poco como que limita a la papa, incluso el maíz,

que tiene como centro de origen y de diversidad, claro que más seguramente México y la parte de

Centro América, pero también el Chaco y los valles de Bolivia son un centro de origen y limita algunos

productos. Pero da la posibilidad a los productos que son producidos más transgénicos, la soya

principalmente, el maíz, hay ese debate ahora, si sí o no… la palma africana, la caña de azúcar, que

pueden ser productos para biocombustible, entonces queda totalmente abierta. (H. Araujo,

comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

170
A pesar de lograr disponer tales resquicios que complejizan la liberación per se de los
transgénicos, existen espacios de ambigüedad, pero también frustración respecto a los
acuerdos sociales alcanzados que no han sido acatados, como deja verse en el relato del
representante de AGRUCO:

. . . se da el hecho de que en Bolivia el tema de los transgénicos está regulado en la Constitución

política del Estado pero en la práctica, el gobierno actual ha permitido, no sé cómo, el ingreso de

transgénicos y de manera ilegal, que seguramente son entrados del Paraguay y actualmente existe en

Bolivia 40 mil hectáreas de maíz transgénico que se están cultivando, entonces por algunas acciones

políticas, principalmente del ministro de agricultura hubo acuerdos con algunas de las organizaciones

que he mencionado en el Oriente y el gobierno no ha hecho nada para detener eso, es más los ha

apoyado y por tanto eso está en crecimiento, en Bolivia, casi igual que en Argentina aproximadamente

el 90% de soja es transgénica. (AGRUCO, comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Heber Araujo señala que en CENDA les ha sorprendido constatar que la mitad de la producción
agrícola en Bolivia es soya transgénica, así como también señala hay indicios de cultivos de
algodón transgénicos, así como maíz también en la zona del Chaco boliviano. Para CENDA el
avance de los transgénicos es muestra del aumento de control del capital transnacional en
territorios rurales en desmedro de los pequeños productores.

CENDA frente a ello, en una línea así bien consecuente con sus planteamientos, con su misión y su

visión, se pone al frente también de una campaña fuerte, de denuncia, sobre los efectos ambientales,

sociales, a la salud, pero sobretodo sobre los efectos para el control de la alimentación que se

promueve a través de los transgénicos. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

El rechazo a los transgénicos tiene muchas fuentes y lecturas, siendo de las más contundentes
aquellas asociadas a la defensa de las diversidades ecoculturales y la soberanía de los
pueblos.
Por su parte, los dirigentes sociales oficiales muestran haber incorporado en su discurso la idea
de eliminar los transgénicos en el país como uno de sus compromisos y propósitos al momento
de acceder a cuotas de poder. Señala Gualberto Arizpe:

Es por eso que el presidente Evo tomó esa medida de decir cero transgénicos, aunque costará

seguramente, pero vamos a apuntar a eso, vamos a apuntar. (…) En Bolivia nos sentamos tanto los

que tienen dinero quizás o los que tenemos menos y decimos de esta manera se va a hacer; costará,

171
pero estamos en ese camino como decía anteriormente. (G. Arizpe, comunicación personal, 18 de

noviembre de 2015).

Y ese camino del que hablan dirigentes oficiales se va construyendo paulatinamente, como
señala Javier Reas:

Nosotros estamos con ese proyecto de ley de cortar, como anteproyecto, cortar paulatinamente los

productos transgénicos, pero no podemos cortar de golpe porque necesitamos garantizar alimento en

Bolivia y si nosotros no estamos preparados ahorita para poder, recién estamos preparándonos para

garantizar la soberanía alimentaria en Bolivia y cuando tengamos garantizado todo el alimento en

Bolivia, lo cortamos el producto transgénico y quisiéramos ser el ojo de Sud América, de Latino

América, en el mundo, que Bolivia produce productos orgánicos ecológicos, eso queremos, pero para

eso es todo un proceso. (J. Reas, comunicación personal, 17 mayo de 2016).

El propósito de eliminar los transgénicos en Bolivia se encadena con varias otras nociones,
siendo una de las más amplias y difundidas aquella que asocia los transgénicos con problemas
de salud, enfermedades, etc. Existe la percepción de que las mutaciones genéticas aplicadas a
los alimentos son traspasadas a los seres humanos.

. . . tú sabes que la semilla transgénica, básicamente es una alteración genéticamente elaborado en un

laboratorio y lógicamente es resistente, las semillas transgénicas son resistentes a ciertas

enfermedades y que pueden incrementar el nivel de producción pero tiene efectos secundarios esta

semilla transgénico que con el tiempo produce alteración genética al ser humano al consumir,

claramente la población no se da cuenta, pero hay transformación genética. (J. Reas, comunicación

personal, 17 mayo de 2016).

Si bien dicho fenómeno aún no ha sido divulgado en lenguaje científico, no significa que estos
planteamientos no sean razonables. Relata Tata Gregorio Choque:

. . . entonces la semilla no necesita dar químico, ahí un poco chocamos con las manzanas chilenas, es

como una señorita, que se pinta su boquita, su carita, así pintadita, pero esa pintura tiene químico. (…)

Así mismo cuando comemos productos pintados, entonces nos está matando, nosotros mismos nos

estamos dañando, entonces mejor es comer manzanas naturales. (…) si usted se alimenta con

172
productos de la región, de la época, y que sean ecológicos, es hombre sano y fuerte. (G. Choque,

comunicación personal, 18 de mayo 2016).

Aunque la salud y las enfermedades es la sensibilidad más amplia frente a los transgénicos,
también se asocian estos cultivos a formas productivas que generan dependencia de los
pequeños productores hacia las grandes semilleras, poniendo en riesgo no sólo el sustento de
la pequeña agricultura familiar, sino también la conservación de diversidad ecocultural en los
territorios; por lo que la propuesta es generar investigación e innovación en el ámbito de la
producción orgánica (integrando saberes-prácticas indígenas), de manera de ir paulatinamente
reduciendo los transgénicos. Comenta Javier:

. . . la semilla transgénica monopoliza o sea llegas a depender de una industria, de un consorcio, una

empresa transnacional que sólo va a proveerte de semillas al campesino o al productor o al agrario

(…), pero si algún día falta alimento y el productor quiere sembrar no va haber semillas, entonces sí o

sí vas a depender de la semilla transnacional; entonces eso nosotros lo hemos analizado, en Bolivia

hay pocas semillas, lógicamente las hortalizas, pero los granos ya tienen alteraciones genéticas, pero si

aún nosotros conservamos; por eso también se ha planteado proporcionalmente, poco a poco, hemos

propuesto al Estado Boliviano que no hayan semillas transgénicas en Bolivia, pero también hemos visto

¿cómo vas a garantizar soberanía y consumo alimentaria en el país si lo cortamos el 100%?, ¿cómo

garantizamos el consumo a la sociedad?, entonces el presidente nos dijo eso. (J. Reas, comunicación

personal, 17 mayo de 2016).

Lo interesante de este planteamiento es que, por una parte, complementa saberes de distinta
fuente; mientras se enfoca, a largo plazo, en crear las condiciones –promover e investigar en
producciones orgánicas- para generar economías indígenas y campesinas emancipadas de los
insumos de las grandes industrias y, junto a ello, alcanzar la soberanía alimentaria para el país.
Pero el camino es largo y son varios los recovecos en el trayecto; de esta manera, como el
gobierno ha negociado asuntos importantes con las elites productoras de Santa Cruz y sus
cercanías; dirigentes sociales orgánicos además de lamentar la ambigüedad respecto a este
tema, plantean que ellos, como productores orgánicos, no pueden competir comercialmente con
la semilla transgénica; por lo que exigen –ya que no van a eliminar los transgénicos- se aplique
una distinción entre productos que contienen transgénicos y aquellos que no, así como que el
Estado genere incentivos a la producción orgánica comunitaria que pregona en la Constitución.

173
Como los pueblos indígenas no podemos combatir esas semillas a los agroindustriales, donde ellos

manejan semillas transgénicas, la producción en poco tiempo; nosotros producimos más tiempo para

nuestras comidas orgánicas que producimos. (…) También queremos al gobierno que diferencia la

parte orgánica y la parte transgénica, porque también así puede tener precio y así se puede combatir

también con las comidas orgánicas, los productos orgánicos donde nosotros evidentemente

producimos. (Cristóbal, comunicación personal, 17 mayo de 2016)

De esta manera, se perciben varios conflictos en torno al tema de los transgénicos, siendo
primordial la disputa por eliminar estas producciones en el país, lo que si bien está lejos de
instalarse, sí es un terreno de controversia en el cual se desarrollan bastantes debates. Por
ejemplo, se registran algunos interesantes respecto a la organización productiva-administrativa
de territorios rurales, como también sobre el proceso para transformar un escenario extractivista
en soberanía alimentaria.
A pesar que existe una coherencia común anti transgénicos por parte de una gran diversidad de
actores del escenario político; aun así, se presentan controversias al interior de los movimientos
que componen el Pacto de Unidad, ya que muchos de los afiliados a la CSCIOB (interculturales)
son pequeños productores de transgénicos para las agroindustrias, por lo que sus intereses se
encuentran engarzados a este tipo de producciones, configurando lo que suele ser denominado
un eslabón del encadenamiento productivo de la industria agroalimentaria en su país. Sobre
este conflicto y las discusiones respecto a los transgénicos, acota Heber Araujo:

Están los interculturales, que son los colonizadores anteriormente. Ahí hay un fuerte vínculo con la

agroindustria. Muchos pequeños productores son proveedores de los grandes productores. Incluso,

para las industrias de aceite, etcétera. Ellos tienen una organización que se llama CAPO, ella es la

Cámara Agropecuaria de Pequeños Productores de Oleaginosas. A la vez son afiliados a los

interculturales, entonces ellos planteaban directamente que tiene que haber no más la producción de

transgénico. Entonces como era mitad y mitad en la Cumbre Agropecuaria, mitad estaban por los

empresarios y mitad por las organizaciones campesinas, pero esta mitad, de las organizaciones

campesinas, está fraccionada porque los pequeños productores de oleaginosas también planteaban de

que haya transgénicos. Entonces era un escenario en el que se preveía de que iba a haber no más

transgénicos. Se ha aprobado todo lo que es la FES, el perdonazo para los desmontes, todas las

políticas, las medidas que habían sido planteadas desde el sector agroindustrial, excepto no ha

quedado en status quo, la cuestión de los transgénicos, porque ha sido el punto que ha tenido mayor

174
resonancia en muchas organizaciones, colectivos, como que el más visible e inmediato contra la

salud… (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

La asociación de los transgénicos como alimentos dañinos para la salud se conecta también
con la noción de que no forman parte de la identidad alimentaria de bolivianos y bolivianas;
dichas producciones no son para el consumo interno porque no responden a lo que las
personas en este país quieren para sí y los suyos; es decir, los transgénicos están fuertemente
situados en el ámbito de los negocios de exportación y escindidos sustancialmente de una
visión que podría promover estos productos como una forma de alcanzar la seguridad
78
alimentaria en el país . Wilfredo Plata señala:

Cosas que modifican lo natural, como los transgénicos, creo que no es parte de la cultura indígena. De

la cultura indígena lo propio es la diversidad, que tengamos 300 semillas de papa, no?, que

mantengamos eso, (…). Hoy en día el mundo tiende a ser monocolor, un solo pensamiento, una sola

forma de ganar dinero. En un indígena, pienso que todavía en sus entrañas pervive esa diversidad,

respeto y consenso, así. (W. Plata, comunicación personal, 17 de noviembre de 2015)

Este rechazo expandido por la sociedad, ha empujado sea Bolivia uno de los pocos países en
Nuestramérica que han legislado sobre el etiquetado de transgénicos en los alimentos; tanto
para productos nacionales como importados. El etiquetado general de alimentos en Bolivia
sigue una estrategia ―semáforo‖, donde los alimentos con etiqueta verde son saludables e
inocuos, aquellos con etiqueta amarilla son frente a los que el consumidor debe tener
precaución, y la etiqueta roja por supuesto dice relación con los alimentos más dañinos.
Siguiendo esta fórmula, el proceso de etiquetado de alimentos transgénicos establece que,
entre 2016 y 2018, debe estar instalado en el país la etiquetación de color amarillo para los
alimentos transgénicos o aquellos cuyos ingredientes los contengan. El gobierno ha optado por
una fórmula que reconoce la exigencia social de no querer incorporar este tipo de productos en
su alimentación, al tiempo que evita dar una mala señal a sus socios comerciales siendo, una
vez más, ambiguo respecto al tema, aunque dando pasos.
Finalmente, resaltar en torno a este tema, existe una importante y ampliada frustración que para
varios confirmaría el hecho de que hubo un cambió de rumbo, lo que además se asocia con el
debilitamiento y la censura de discursos de las organizaciones que disienten o critican lo que se
está haciendo.

78
Recordemos que ―Existe seguridad alimentaria cuando todas las personas tienen en todo momento
acceso físico y económico a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades
alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos a fin de llevar una vida activa y sana.‖ (Cumbre
Mundial sobre la Alimentación, 1996)

175
El silencio aquí, . . . no hay debate sobre el tema de las semillas, y cómo en el discurso aparece el

gobierno, el mismo Evo Morales diciendo: sí, yo también estoy en contra de los transgénicos, literal,

pero ahora con la crisis del petróleo y los bajos precios, yo necesito plata, entonces tiene que producir,

¿qué más quieren? dice Álvaro García Linera, ¿qué más quieren señores agroindustriales? ¿qué más

necesitan? Les estamos dando combustible barato, les estamos dando seguridad jurídica, etc.. (M.

Lohman, comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Dirigentes de organizaciones indígenas y campesinas orgánicas, representantes de


organizaciones no gubernamentales y activistas políticos, perciben una distancia entre el
discurso del país hacia el mundo, frente a las prácticas hacia adentro. Luego de haber pasado
por un proceso constitucional de gran magnitud, con amplia participación de diferentes grupos
sociales, aunque siendo comandado el proceso por la alianza engendrada entre distintas
organizaciones indígenas, estas inconsistencias entre lo acordado colectivamente y lo
ejecutado y orientado por el gobierno, con el pasar del tiempo y la perpetuación de los líderes
en el poder, ha generado molestia, resistencia y abierto importantes desafíos para los
movimientos indígenas campesinos, como los que plantea Walter Limache:

Se ha polarizado el país, ojalá que esta polarización ayude a reflexionar opciones de cómo recuperar.

(…) Entonces hay varios desafíos que hay que retomar en términos de democracia, en términos de

participación política, en términos de rol de sociedad civil, de impulsar procesos como las autonomías,

el fortalecimiento de las propias organizaciones sigue siendo un desafío para ayudar a recomponer sus

propias agendas de reivindicación. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre de 2015)

Movimientos indígenas originarios campesinos, organizaciones no gubernamentales y activistas


apuestan por modelos productivos característicos de la pequeña agricultura familiar en
comunidades, que han visto fuertemente reducida su participación en la economía nacional
desde la entrada de la mirada neoliberal a los campos bolivianos, que potencia la ampliación de
los agronegocios transgénicos de exportación y compensa la reducción de producción para el
mercado interno a través de la importación de productos alimentarios sustitutivos. Pero, como la
alimentación no es tan sólo un asunto productivo, sino fuertemente cultural ha habido grandes
procesos de resistencia al respecto, como sucede con los transgénicos, por ejemplo.

….el tema de transgénicos aquí está como bien pegado y bien rechazado por que siempre le hemos

trabajado como que nosotros tenemos muchas alternativas de consumo, para empezar nuestra propia

176
quínoa, caña de agua, amarantes todas esas cosas ¿no? y todos nuestros alimentos amazónicos y

todo eso, entonces que no tenemos ninguna necesidad de comer soya y… de hecho, mayormente se

usa el aceite, a veces tratan de meter un poco pero incluso los restaurantes vegetarianos empiezan a

exigir soya convencional o deja de consumir, o sea están usando garbanzos, lentejas y otras cosas,

entonces hay un rechazo…, durante el proceso constituyente lo que queríamos en sí era referéndum,

porque teníamos la seguridad que ganábamos, o sea la gente lo rechaza de manera natural, con

trabajo que se ha hecho, porque tiene la quínoa, por lo que quieras, pero lo rechaza. (P. Molina,

comunicación personal, 18 mayo 2016)

A pesar de las resistencias y las agencias, los transgénicos amplían y diversifican cada vez más
su presencia en territorios bolivianos.

Registro y privatización de las semillas


Mientras los transgénicos, las disputas sobre la organización de la matriz productiva por
territorios, la implementación de los enunciados de la Constitución, etc., son temas presentes en
todas las conversaciones y por distintos actores; el tema de la privatización de las semillas está
mucho más ausente. No se lo considera de mayor importancia para este momento de Bolivia,
aunque sí hay organizaciones que trabajan el tema especializadamente. La firma de Convenios
como UPOV91 y otras legislaciones relacionadas con propiedad intelectual sobre vegetales, no
se ven como una amenaza inmediata y hay poca información circulando al respecto. Aun así,
por ejemplo, Patricia Molina destaca:

. . . la ley de revolución productiva comunitaria (…) que fue antecesora del TIPNIS, ….y que si generó

una movilización fuerte anti transgénicos, sí se aprueban cosas interesantes en el tema de semillas,

prohibiciones y cosas que restringen mucho la privatización, entonces, por un lado, es mala porque si

apertura transgénicos pero, por el otro lado, más bien pone una serie de candados. (P. Molina,

comunicación personal, 18 mayo 2016)

Pero es Heber Araujo quien dota de mayor información, pues de hecho CENDA es la única
organización de las entrevistadas que tiene un trabajo específico al respecto. Comenta que a
fines de siglo, en el marco de las fuertes movilizaciones campesinas, también hubo una fuerte
presión por detener la firma de este tipo de convenios y se consigue, pero el gobierno de Hugo
Banzer opta por sacar reglamentaciones a nivel nacional.

177
El 2000, me parece, sale la norma general de especies vegetales, el cual prácticamente castiga,

sanciona a quienes producen, comercializan, intercambian semillas que no hayan pasado el proceso de

certificación. Entonces plantea que por cuestiones de sanidad, por cuestiones de mejorar rendimiento,

de mejorar la productividad de los cultivos en Bolivia, tiene que haber un sistema nacional de semillas,

y que este sistema nacional de semillas promueve el mejoramiento de las semillas. Para eso había

instituciones especializadas, también el Estado estaba vinculado, y un poco como que hace un lado a la

producción local de semillas. Inclusive, en esa norma del 2000, no tenía el denominativo de semillas; o

sea, todo material vegetal que sea utilizado para la reproducción no puede llamarse semilla si no haya

pasado por el proceso de certificación y de registro. Toda semilla que no haya pasado por el proceso

de certificación no puede ser comercializada como tal, como semillas. Si alguien transporta semillas,

no? habría sanciones pecuniarias. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Pero estas legislaciones de registro y certificación iban aliadas con otras normas que
establecían las condiciones técnicas para establecer la propiedad intelectual de los materiales
79
genéticos; es decir, las leyes sobre obtentores vegetales .

Entonces, para incorporar en el Registro Nacional de Semillas, primero tiene que haber pasado por

todo ese proceso de obtención de las semillas, y también, esto de los derechos de obtentores, les da

un plazo de 20 años para que puedan ser los obtentores y puedan requerir de permisos, los que

quieran producir esa semilla tienen que tener el consentimiento del descubridor de las semillas. Y

paralelamente, desde el Estado y desde muchas instituciones, también se va promoviendo que estas

semillas certificadas, mejoradas, vayan teniendo mayor uso en los campos. Una de las semillas fuertes

en Bolivia, y en la zona andina es la waycha, que ha pasado por ese proceso de certificación (…)

entonces gran parte de la superficie se está cultivando con esta variedad, pero no toda esta superficie

está de acuerdo a la norma, porque no está permitido intercambiar semillas, de que haya ese flujo de

semillas entre familias, entre comunidades, pero lo hacen, porque todavía en Bolivia, o por lo menos el

cultivo de la papa, no es muy fuerte el control. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de

2016).

79
Es justo recordar que la firma de las legislaciones internacionales sobre propiedad intelectual de
vegetales van asociadas a leyes de obtentores vegetales, están vinculadas al nivel que la una sin la otra
no es posible; es decir, los países no pueden adherir a UPOV91 sin tener una ley de obtentores vegetales.

178
Por tanto, a pesar que en la práctica se vislumbra que aún las familias y las comunidades
siguen realizando sus intercambios de semillas sin mayores restricciones, con bastante
ausencia de fiscalización por parte del Estado y sin presencia aún de policías privadas de las
80
industrias semilleras ; la legislación vigente en Bolivia permite y, aún más, exige el registro de
las semillas para poder ser utilizadas.
Para algunos dirigentes orgánicos, hay una preocupación instalada en sus organizaciones
respecto a los alcances que estas legislaciones sobre propiedad intelectual vegetal puedan
tener.

Están empezando a hacer uso de la ley, es una de las grandes preocupaciones de los pueblos

indígenas originarios. Exactamente el artículo no lo tengo, pero la normativa semilla que existe. No

simplemente pruebe que la semilla es registrada, el consumo igual poco a poco va a estar sometido a

esto. Varios de los agroindustriales han registrado nuestras semillas, en sí el registro de las semillas es

una de los grandes preocupaciones también, pero poco a poco han comenzado a registrarse diferentes

comunidades en sus municipios, ahí será de que podemos avanzar. Es una de las grandes

preocupaciones. (Cristóbal, comunicación personal, 17 mayo de 2016).

Más allá de la amenaza que significa la legalidad de recibir sanciones por utilizar semillas que
se intercambian en ferias campesinas y encuentros indígenas, lo que se está peleando es
salvaguardar las diversidades ecoculturales asociada a las semillas; por tanto, aparece
imposible permitir la apropiación privada de las semillas, frente a ello se levantan propuestas,
consignas y desafíos simbólicos. En este sentido, Heber Araujo señala:

. . . desde CENDA y con algunas organizaciones estamos trabajando también con las alternativas. Las

alternativas basadas en que la semilla, primero como un principio filosófico de que las semillas son

propiedad y patrimonio de los pueblos. Principio básico que trabajamos es que no pueden ser sujetos

de privatización, porque se estaría privatizando la vida misma. Y de que las comunidades locales, los

pueblos indígenas, los pequeños productores, han tenido y tienen la capacidad de generar esa inmensa

biodiversidad. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Mientras Javier Reas, señala que existe la moción de ―garantizar la propiedad intelectual de la
investigación y patentar los productos genéticos de la investigación,. . . y es por eso que se

80
Recordemos que EEUU legalizó, junto con la firma del UPOV91, la existencia de policías privadas que
fiscalizan los campos financiadas por empresas trasnacionales de semillas, teniendo atribuciones para
hacer efectivo el rigor de la ley: eliminar/quemar cultivos y sus cosechas, así como poner a disposición de
tribunales a campesinos que utilizan semillas registradas sin pagar impuesto por ellas.

179
organiza en Bolivia, usted sabe que en Bolivia no tenemos muchos científicos, pero queremos
tener científicos‖. (J. Reas, comunicación personal, 17 mayo 2016). Ciertamente aquí nos
enfrentamos a una concepción que busca instalar desde el Estado Plurinacional la investigación
científica a la producción agraria, como una estrategia que va enfocada a la productividad y a la
exportación, pero cuyo patrón de desarrollo reconoce saberes colectivos indígenas, al tiempo
que está pensando en proyectar una producción agroecológica que sea distintiva en los
mercados internacionales, permitiendo a través de esa línea una ampliación de los mercados y
un sello que distinga a la producción agraria del país. Por tanto, cuando este dirigente habla de
―garantizar la propiedad intelectual de la investigación‖ hace referencia a una investigación
pública que esté enfocada bajo los propósitos señalados.
Ahora bien, aunque el registro y la privatización de las semillas es un proceso impulsado por el
Estado hace casi dos décadas en Bolivia, recién hace poco empieza a ser preocupación y está
llamando la atención de organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y activistas.
Como es de esperar, las principales inquietudes se relacionan con el proceso de apropiación
transnacional de patrimonios intangibles de los pueblos y ecosistemas, bajo cuyo control
aparece posible su desaparición; pues se denota ya un importante avance en la erosión de
variedades de cultivos, formas de alimentarse, junto a los saberes asociados a dichas prácticas.

Un estudio que hicimos el 2010, 2011, en una central de la provincia de Ayopaya, queda en la parte alto

andina de Cochabamba, hemos identificado que en la zona se cultivaban alrededor de 145 variedades

de papas. De ellas, el 80% de la superficie estaba cubierta por esta variedad, como decía, la waycha.

Un 15% estaba cubierto por otras 2 variedades que son para la elaboración de chuño,…. Y solamente

5% las 142 variedades restantes, entonces, la superficie es muy reducida, muy poco salía a los

mercados, más para el consumo muy local, y con fuertes proceso de erosión, de desaparición. (H.

Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Agrega, por su parte, Donovan Osorio la preocupación por la pérdida de saberes culinarios y
diversidades de semillas, la erosión de las diversidades ecoculturales que las semillas
comportan, en su materialidad, pero sobre todo en sus usos y saberes asociados:

o sea, se ha perdido montón de formas de hacer comida, por lo tanto también el uso de muchas

semillas, de muchos porotos, muchos tipos de maíz, aunque tú vas a seguir viéndolos muy diversos,

imagino porque he estado afuera y sé que Bolivia igual con lo que le queda es muchísimo comparado

con otros que no tienen nada, digamos; pero se ha perdido un montón, nosotros tenemos libros de

cocina con mi esposa de recetas viejas y notamos ahí como diferentes tipos de maíz se han dejado de

180
usar, tipos de porotos que comían mucho antes ahora ya se come casi nada, las formas de prepararlos,

de guardarlos, todo eso se ha perdido muy rápido. (D. Osorio, comunicación personal, 17 mayo de

2016).

Otra inquietud que ronda entre los actores colectivos entrevistados es la penalización de
prácticas ancestrales, como el intercambio y la circulación libre de las semillas por los campos.

Ha sido como un golpe cuando sale la reglamentación de semillas para los pueblos indígenas

originarios, donde se nos prohíbe utilizar nuestras semillas nativas, como antes siempre se consumían,

los nativos nuestros intercambios hacíamos, incluso para la venta… decir pruebe… la venta al público

cuando no están registradas las semillas y los productos en sí, entonces es una de las grandes

preocupaciones, hoy estamos socializando sobre ese punto (Cristóbal, comunicación personal, 17 de

mayo de 2016).

Porque es a través de estas relaciones, memorias y reelaboraciones la manera en que


indígenas campesinos han ido creando la gran diversidad de especies que hoy aún ostentan,
como señala Heber Araujo:

Sólo en Bolivia tenemos más de 2000 variedades de papas, por ejemplo. De las 2000 alrededor de 30

estarán registradas en el sistema formal, pero el resto han sido manejadas, criadas, reproducidas,

mejoradas, a través del proceso de fito mejoramiento in situ, a través de conocimientos locales. (H.

Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Y agrega Donovan Osorio: ―. . . la agrobiodiversidad de Bolivia, su germo plasma, es


impresionante, (…) después estar fuera y volver y encontrar toda esta diversidad de
conocimientos, de ritos, es increíble, más bien, cómo se resiste a morir‖. Esta resistencia a la
desaparición sobre la que llama la atención este activista y biólogo, da cuenta de la aún escasa
incidencia de este tema en territorios y comunidades rurales; pues mientras, por una parte,
encontramos legislaciones que permiten y exigen el registro de semillas; por otra, en la práctica
eso ha sido poco frecuente. No obstante, aunque esta impronta privatizadora aún no extienda
con fuerza sus posibilidades, los modos de ser y hacer agrarios de las familias indígenas
campesinas sí se han visto afectados; en primer lugar, por la entrada masiva de cultivos
transgénicos, pero también por la sustitución de productos alimentarios para el consumo interno
a través de la importación de productos de otros países, como también por la desaparición de
diversidad de especies nativas. Y es en relación a este último punto donde se están

181
concentrando las estrategias respecto a los procesos de privatización de las semillas en Bolivia,
pues finalmente la propuesta es la defensa y salvaguarda de las diversidades ecoculturales.
Mientras en algunos discursos la conservación de semillas nativas aparece como algo
incorporado en las prácticas agrarias familiares, porque además se han hecho desde siempre,
hoy adquieren el cariz especial de tener que distinguir la producción nativa de los transgénicos.

Las semillas, por ejemplo, es conservar la semilla genética u orgánica, la semilla nativa de las

comunidades y no mezclar semillas con transgénico, (...) gran parte del sector agrario, sector

campesino, nosotros conservamos nuestra semillas, conservamos y cosechamos semillas y una parte,

las mejores semillas, se separan para la posterior producción, las semillas de orden nativas, del lugar,

en un silo es donde las conservamos para la próxima estación de siembra, lo sembramos. (J. Reas,

comunicación personal, 17 mayo de 2016).

En todos los dirigentes de movimientos indígenas y campesino aparece el tema de la


conservación y recuperación de semillas nativas, muchas veces asociado a la papa, como
también a la producción agroecológica, dice Gregorio Choque:

Entonces esa es cuestión de la semilla, la semilla acá primero, la papa luki*, que es la blanca, es un

poco amarga, no agusana, es dura y resistente para la helada, pero tiene más almidón, también tiene

proteína, es bueno para comer, como medicina. Entonces esto estamos recuperando nosotros. Para

recuperar qué hay que hacer. Hay que implementar con abonos naturales. (G. Choque, comunicación

personal, 18 mayo 2016).

¿Por qué podría haber esta particular preocupación por la papa? Se ha visto que Bolivia es
terreno fértil para gran variedad de papas, también se sabe que dentro de las pocas especies
vegetales patentadas hay algunos tipos de papas que han aumentado ostensiblemente su
presencia en la producción agrarios, lo que reducido importantemente el cultivos de otros tipos
de esta especie vegetal, como mostraba la investigación de CENDA en Cochabamba. Pues
bien, los distintos tipos de papas están asociados, según los territorios y las comunidades
indígenas que en ellos habiten, a distintos ciclos de la vida colectiva (invierno-verano, por
ejemplo) con sus respectivos rituales y modos de reproducción simbólica de estos grupos
sociales. Con la pérdida de diversidades no sólo se van perdiendo los productos como tal, sino
también se van perdiendo comidas, formas de alimentarse, ceremonias, etc. Es decir, se
empiezan a erosionar lo que hemos denominado diversidades ecoculturales.

182
Por otra parte, se ha aumentado mucho la importación de papas desde Perú y hasta de
Holanda, según los entrevistados estas papas serían transgénicas y al ser más baratas y
uniformes estarían siendo privilegiadas a las papas nativas. Javier comenta:

. . . , por ejemplo se está trayendo de Holanda papa, ¿qué es eso? o sea el productor de papa ahorita

son los Holandeses, genéticamente han mejorado bastante, ahora hay papas grandes y también ha

mejorado genéticamente que no tengan los ojos pero para la gente, la industria y la industria de comida

chatarra, que producen comida frita, prefieren consumir papa holandesa y que genéticamente es

alterada. (...) Nosotros tenemos papas andinas que son bastante diversos, entonces esos son detalles

que hemos estado trabajando en Bolivia pero no es suficiente, necesitamos más tiempo en inversión

económica, en inversión de investigación, de tecnología, cómo se estudia la investigación de saberes,

sociológicamente como antes trabajaban, entonces en eso estamos trabajando en Bolivia. (J. Reas,

comunicación personal, 17 de mayo de 2016)

Mientras desde discursos oficiales plantean la intención de avanzar en estos procesos de


defensa y rescate de especies nativas, desde organizaciones no gubernamentales se proponen
investigaciones que buscan fortalecer las autonomías de las comunidades al respecto:

Estamos planteando que se haga un registro comunitario de semillas, eso en el marco de algunos
derechos que establece la nueva Constitución de Bolivia (…) Pero, por ejemplo, el derecho de las
comunidades a los territorios, el derecho también a la propiedad de la biodiversidad por parte de los
pueblos, y hay varios derechos que la Constitución establece que todavía son muy grandes (…)
entonces, en el marco del ejercicio de las autonomías indígenas, en el marco del ejercicio de la
territorialidad de los pueblos indígenas, estamos promoviendo que las mismas comunidades, a través
de sus gobiernos locales, generen procesos de registro comunitario de semillas, pero siempre como un
primer punto de que ni siquiera es de ese territorio solamente la semilla, si no salvaguardando que es
un patrimonio de los pueblos, de la humanidad, y que no puede ser privatizado, y nosotros lo
resguardamos en nuestro territorio, lo hemos cultivado desde siempre, desde hace muchos, miles de
años probablemente, y lo estamos resguardando como pueblos indígenas, y nosotros, de acuerdo a
nuestra normativa, podríamos distribuirlas, manejarlas, donarlas, o como quieran, para que puedan
tener un respaldo también de esos territorios. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Lo que aparece irrenunciable es la pérdida de soberanía de los pueblos sobre sus semillas, sus
gustos, saberes y costumbres asociadas. Se expresa una necesidad imperiosa de resguardo y
protección, como también de avanzar en procesos investigativos que proyecten un quehacer
agrario que sea sustentable económica, ecológica y culturalmente.

183
Soberanía alimentaria
La preocupación por la soberanía alimentaria está consignada constitucionalmente y hoy lo que
se generan son inquietudes sobre la declarada búsqueda por alcanzar este propósito para el
país. Así, por ejemplo, señala Patricia Molina: "la política de soberanía alimentaria que todavía
creo está vigente es de lo más interesante, pero la política que se aplica no tiene nada que ver
con eso". Luego agrega:

. . . hay mucha, mucha contradicción es muy difícil pensar en alcanzar la soberanía alimentaria, hay

una importación creciente, y no hay esa valoración que en ciertos momentos vimos que se podría estar

dando a ciertos cultivos ¿no?; por el otro lado, sí hay un esfuerzo de hacer sistematización de lo que

son los recursos genéticos e incluso al parecer si se ha respetado por parte de las instituciones del

Estado de no meter, por ejemplo, maíz transgénico; (…) hay una visión de mercado de exportación y

hay una política pragmática de alianzas con sectores de poder como es el agro negocio (…) esas

alianzas impiden que haya una real política (…) que vaya a resolver algún problema referente a la

soberanía alimentaria‖. Más adelante señala: ―Y claro la tendencia es de que los alimentos nuestros

son cada vez más caros y lo que entra de chatarra es cada vez más barato, entonces es muy difícil…

digamos alcanzar una soberanía alimentaria cuando vez que la cosa está, o sea el platito diario se está

volviendo cada vez más importado de basura. (P. Molina, comunicación personal, 18 de mayo de

2016).

Respecto a esta contradicción entre el patrón de desarrollo nacional enfocado a alcanzar una
soberanía alimentaria versus el efectivo modelo de desarrollo que se está aplicando y
fortaleciendo, Walter Limache comenta:

Entonces el concepto de soberanía y seguridad alimentaria no tiene mucha fuerza porque las políticas

públicas del gobierno fomentan, pues, la introducción de productos de otros países, la libre importación

o exportación. Estamos inundados de papas peruanas, teniendo los bolivianos más de 600 variedades.

Estamos inundados con otro tipo de productos, arroz, cuando nosotros podríamos tener la mayor

capacidad de producción. Entonces en ese nivel, cuando uno dice soberanía alimentaria, seguridad

alimentaria, ¡Por favor! Porque además no hay del todo políticas que permitan o que apoyen a los

pequeños productores a generar todo un proceso de producción que permita satisfacer la demanda

interna. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre 2015).

184
Justamente en este sentido se orientan las palabras de Donovan Osorio, quien plantea: ―. . .,
estamos comiendo papa peruana, maíz peruano… estamos fomentando la diversidad de ellos
¿no?, estamos contra nuestras semillas, contra nuestra diversidad ecológica, biológica…‖.(D.
Osorio, comunicación personal, 17 mayo de 2016). Mientras María Lohman acota: ―. . . la
soberanía alimentaria está por las nubes o sea está definitivamente, ha bajado de 80-90% que
lo teníamos 20 años atrás, dicen que 30-40%‖. (M. Lohman, comunicación personal, 19 de
mayo de 2016).
Frente a este escenario, Heber Araujo explica:

. . . la soberanía alimentaria es una categoría política, que basa el control de la alimentación a la

disponibilidad, la cantidad, el acceso a los alimentos, está controlado por los pueblos. Entonces vemos

que en la cadena alimentaria, uno de los principales nudos es la semilla. Entonces, en ese marco de la

soberanía alimentaria, planteamos que las semillas deben ser propiedad y deben estar bajo el control

de los pueblos, y que no pueden ser sujeto de privatización, y de que haya alternativas locales de

producción. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo de 2016).

Habría, por tanto, un vínculo directo entre protección y defensa de las semillas nativas y la tan
ambicionada soberanía alimentaria, pues hay claridad que en la medida en que no se protejan
estos sustratos fundamentales, junto a los saberes colectivos locales que las reproducen, la
soberanía alimentaria es una meta inalcanzable.
No obstante ello, dirigentes oficiales señalan es una meta por alcanzar dentro del gobierno que
van construyendo: ―Es una de las metas que tenemos cómo sectores sociales. …. ratificamos
que estamos en ese camino para poder alcanzar lo que es la soberanía alimentaria‖. (G. Arizpe,
comunicación personal, 18 de noviembre de 2015). El camino señalado dice relación con
alcanzar la soberanía alimentaria para abastecerse internamente en primer lugar, para luego de
alcanzar dicho propósito, exportar a otros países.
Por su parte, Javier Reas asocia soberanía alimentaria con ideas de justicia social que, a su
vez, se encuentran íntimamente ligadas a la noción de Vivir Bien.

. . .nosotros, siempre el sector campesino, ha sido el subvencionador de áreas urbanas, siempre

nosotros hemos subvencionado … una arroba de papas, siempre ha vendido a un consumidor de

manera subvencionada, a un precio muy bajo, pero en cambio aquellas empresas transnacionales

en cambio ellos han industrializado genéticamente y ellos han lucrado más bien, no han

subvencionado, por eso es que ha sido esta lucha para tener soberanía, para ver cómo tener

nosotros soberanamente garantizar nuestra producción, que tú producto que valga un precio y

185
paralelamente el consumidor y el productor pueda tener esa soberanía de Vivir Bien. (…)

Lógicamente que se han unido varios sectores, expertos en nutrición, en alimentación, expertos en

genética, expertos en sociología, antropología y, a base de eso, se ha construido… por eso que las

organizaciones sociales hemos garantizado lo que es soberanía alimentaria, Vivir Bien,…,

lógicamente que no solamente para pueblos indígenas, también para los pueblos hermanos que

viven en el área urbana, periurbanas, que son consumidores, entonces se está trabajando en eso.

(J. Reas, comunicación personal, 17 mayo de 2016).

En los discursos de dirigentes oficiales se denota una fuerte confianza en el mandato social
como si éste recurso permitiese adelantar largo trecho en alcanzar tan ansiado propósito; no
obstante, también se vislumbra hay un trayecto por andar, que hay muchas trabas que resolver
y es necesario instaurar un nuevo esquema de organización de la producción alimentaria, su
comercialización y consumo en el país, para lo cual ellos declaran estar trabajando.
Pareciera que la soberanía alimentaria de alguna manera estuviese incorporada en lo que
dirigentes indígenas campesinos reconocen como sus formas ancestrales de ser, hacer y
conocer el mundo, como si tan sólo le hubiesen puesto una categoría a antiguas prácticas;
pero, junto a esas categorías, han instalado importantes desafíos - simbólicos y materiales. Así,
siguiendo esta huella, Tata Gregorio Choque comenta:

. . . la soberanía alimentaria es no vivir con las exportaciones, sino que nosotros mismos ser

sustentables, es la soberanía bajo nuestro territorio. Por ejemplo, los indígenas nunca somos

acaparadores, eso sí somos, compartir, compartimos. Entonces esa es la soberanía alimentaria, tener

cada casa, que no falte su alimento, pero que sea su producto, de su país, eso no va a tener mucho

costo… Pero eso sí, el gobierno tiene que apoyar, para mejorar los productos, o sea los productores. Y

los productores van a tener, y con eso van a vivir las ciudades. Al contrario no. (G. Choque,

comunicación personal, 18 de mayo de 2016).

De esta manera, para poder desplegar la soberanía alimentaria es necesario potenciar las
economías comunitarias, favorecer la diversidad productiva para el mercado local, generar las
condiciones de producción que permitan este tipo de soberanías populares.
Juan de la Cruz Villca, con mirada crítica, precisa respecto a este tema:

Siempre nos han manejado con ―seguridad alimentaria‖, eso significa para nosotros: hay que garantizar

el estómago del pueblo, que sea producción chilena, argentina o nacional, pero la cuestión es que esté

186
asegurada, eso sería seguridad alimentaria. Soberanía alimentaria implica que yo produzco aquí y

como mi producción. (…) y ahí no hay un plan, por eso en tema de economía comunitaria nada, casi

nada hemos avanzado. Si no avanzamos en eso entonces nos vamos a decepcionar y los enemigos de
81
este proceso de cambio nos van a decir: ustedes lo único que saben es robar . Por culpa de algunos

dirigentes, no todos, son muy pocos dirigentes. (J. de la Cruz, comunicación personal, 18 de noviembre

de 2015).

En las reflexiones que giran en torno a la soberanía alimentaria se vuelve a la incapacidad de


implementar el patrón de desarrollo enunciado y acordado socialmente, lo que también plantea
el conflicto entre la alianza gobierno-empresarios agroindustriales versus pequeña producción
agrícola. La soberanía alimentaria es no vivir de las exportaciones, sino con la producción
interna; por lo que habría que potenciar a los pequeños productores familiares y sus modos
productivos para poder alcanzarla; pues el principal problema para poder instalar sistemas
económicos comunitarios bajo el resguardo del Estado, es la primacía de las agroindustrias bajo
modelos que siguen siendo extractivistas y monoproductores, donde las economías indígenas
campesinas no pueden generar el sustento alimentario para sus pueblos a ritmo neoliberal.

. . . en eso ahí sí nos ganan las grandes empresas, no cierto?, las empresas grandes transnacionales

tienen productos transgénicos, tienen tecnología, tienen maquinaria mecanizados, grandes terrenos,

fertilizantes, ya bastante industrializadas, entonces en eso ellos han ganado, los grandes consorcios y

empresas transnacionales y nosotros queremos luchar de manera orgánica y ecológica, pero con

maquinaria tecnificada. (J. Reas, comunicación personal, 17 mayo de 2016).

A decir de Cristóbal: ―Como los pueblos indígenas no podemos combatir esas semillas a los
agroindustriales, donde ellos manejan semillas transgénicas, la producción en poco tiempo;
nosotros producimos más tiempo para nuestras comidas orgánicas que producimos‖. (Cristóbal,
comunicación personal, 17 mayo de 2016).
En estos discursos, además de la constatación de las disparidades productivas, financieras y
comerciales que ponen en riesgo alcanzar una meta ambiciosa como es soberanía alimentaria,
se denota también una asociación de las formas productivas indígenas ancestrales –hoy
consideradas orgánicas y ecológicas- como estrategia alternativa de desarrollo que permita
avanzar hacia una soberanía alimentaria sustentada en redes de autonomías comunitarias.

81
Al momento de la entrevista se había destapado una gran malversación de dineros de parte del Fondo Indígena y se
encontraba en proceso la Ministra de Justicia y Desarrollo Rural, Julia Ramos; de ahí que el tema de la corrupción en
los indígenas estaba fuerte, sobre todo porque ellos declaran tener principios éticos muy fuertes dentro de los cuales se
cuenta el ―no robar‖ y el ―no mentir‖.

187
Cuenta el representante de AGRUCO sobre las experiencias que tienen al respecto con
comunidades indígenas campesinas de territorios rurales cercanos a Cochabamba:

. . . y justamente hemos trabajado en eso, apoyando a las comunidades campesinas en que ellos

puedan mantener lo que conocen o en su caso, si no lo tienen, implementen sistemas de producción

agroecológicos y además que esos sistemas de producción agroecológicos tengan su propia

soberanía, con su propio acceso a las semillas, acceso a la tierra, acceso a los recursos productivos de

una manera autónoma y que no sean dependientes. (AGRUCO, comunicación personal, 19 de mayo de

2016).

Se podría decir, entonces, que al menos hay dos niveles de soberanía alimentaria: la soberanía
local y la soberanía país. La soberanía local es posible en tanto el Estado sea capaz de
reconocer y respetar las diversas formas de ser, hacer y conocer el mundo; ese es el espacio
necesario para que las autonomías locales se fortalezcan, coadyuvando así a ir creando la
soberanía país, desde las profundidades de los territorios (rurales y urbanos). Ello implica por
supuesto la reducción del espacio a negocios transnacionales, una nueva definición o, más bien
en Bolivia, hacer respetar los marcos jurídicos que regulan su actividad; sin proponer, en
general, la eliminación de las elites y sus privilegios, sino la obligación imperiosa de reflexionar
sobre nuevas formas de organizar sociedades abigarradas e interculturales.

5.7. Principales desafíos.


¿Cómo se generan las condiciones para que el Estado dialogue con lógicas y epistemes
distintas a las que lo han constituido? ¿Cómo un Estado puede abrigar estas diversidades y
potenciar sus posibilidades sin asfixiar otras? Pues, aunque son cuestiones sin soluciones a la
vista por ahora y más bien cargadas de cierta frustración en Bolivia, son parte de los desafíos
por reflexionar y construir, no sólo para Bolivia sino también para toda sociedad que se empeñe
en mejorar las convivencias interculturales que la habitan. Por ello, los desafíos son múltiples y
complejos. Para este momento en Bolivia, desde la mirada política de Walter Limache, los
principales desafíos que enfrentan tienen relación con volver a abrir o defender espacios de
participación y rearticulación de las organizaciones de la sociedad civil. Dice: ―. . . es un desafío
para nosotros como sociedad civil, la anulación desde el gobierno del rol de las propias
organizaciones sociales, civiles, no organizaciones campesinas, sino organizaciones sociales,
instituciones. El desafío de nosotros es pelear esos espacios de participación‖. Y agrega:

Entonces hay varios desafíos que hay que retomar en términos de democracia, en términos de

participación política, en términos de rol de sociedad civil, de impulsar procesos como las autonomías,

188
el fortalecimiento de las propias organizaciones sigue siendo un desafío para ayudar a recomponer sus

propias agendas de reivindicación. (W. Limache, comunicación personal, 19 de noviembre de 2015).

Las formas de avanzar hacia las conquistas sociales consignadas en la Nueva Constitución
están en disputa, al respecto analiza Juan de la Cruz Villca:

. . . la estabilidad, ese es el tema, yo creo que ahí se han metido. El gobierno que es inestable,

entonces es fácil de derrocarlo, entonces en eso está ahora el presidente. Para ser estable no importa

entregarse a la empresa privada, lo que sea, por eso ha ido a conversar... que haya capital privado que

entre, ofrece nuestros minerales. Pero sólo por motivo de estabilidad política, si es inestable

evidentemente parece tuviera razón. A cambio de estabilidad es lo mismo entonces que decían los

gobiernos capitalistas, para qué estamos ahí quemándonos nosotros. (J. de la Cruz, comunicación

personal, 18 de noviembre de 2015).

Entonces, el desafío es cómo hacer para que las negociaciones del gobierno con los grandes
empresarios no desvirtúen el camino trazado socialmente; lo que en términos de organización
productiva, para Juan de la Cruz Vilca, requiere el fortalecimiento de la economía comunitaria y
más trabajo para indígenas campesinos, pero también el reconocimiento del otro. ―En lo rural no
hay economía comunitaria… eso es una lucha, no nos entienden,. . ., si entiende también
ignora‖.
Ahora, una forma efectiva en que actualmente organizaciones indígenas campesinas defienden
otras economías posibles en territorios rurales, es a través de la producción orgánica y
ecológica. Incluso en las organizaciones oficiales se potencian como horizonte. Javier Reas
comenta que el desafío es lograr aumentar la inversión estatal en producción orgánica y
ecológica e ir desplazando lenta y progresivamente los cultivos transgénicos, pues: ―. . .sino
vamos a tener un problema, crisis alimentaria en Bolivia y sí o sí vamos a tener que importar
otros productos transgénicos; entonces de nuevo (risas), eso es la lucha con el poder
económico y estoy seguro que en otros países es igual‖. Pero en términos más técnicos y
concretos:

. . . el mayor problema ahorita que tiene el sector productor para garantizar la producción, es el suelo,

hay mucha alteración, hay mucha degradación, mucho desfertilizado, . . . y en eso nos falta porque no

se ha creado hasta ahora una dirección o un centro que realmente investigue los suelos degradados en

Bolivia. (J, Reas, comunicación personal, 17 de mayo de 2016)

189
Desde AGRUCO, con su articulación entre academia y comunidades indígenas campesinas que
busca incidir en la promulgación de políticas públicas, señalan:

O sea en los ámbitos académicos, es que los sectores campesino indígenas digamos se fortalezcan y

que se busque una igualdad social porque todavía a pesar que hay una ley de la discriminación y todo

eso todavía los campesinos son mal vistos, entonces que exista una igualdad de condiciones y que los

campesinos también puedan tomar decisiones en niveles altos, que exista una igualdad social. (…)

estamos viendo cómo nosotros podemos contribuir en eso, en que cambien las políticas, los modelos

educativos, implementando esto del diálogo de saberes, porque ahoritas digamos a nivel universitario

siempre se enseña lo que viene desde afuera, de Europa, de Estados Unidos, como lo mejor, y aquí

tenemos muchas experiencias propias que pueden contribuir al cambio social, entonces eso es un

desafío de que AGRUCO quiere incorporar, por una parte. Por otra parte, también incidir en las

políticas nacionales, entonces, (…) seguir incidiendo y generar principalmente espacio de coordinación

con algunas Instituciones donde se toman decisiones sin importar mucho el color político, no si son del

MAS, de Evo, nosotros en un principio hemos apoyado a esta postura del gobierno, pero con todo lo

que actualmente se está escuchando estamos un poco decepcionados (risas), pero bueno hay una

causa que es la transformación social. (AGRUCO, comunicación personal, 19 de mayo de 2016)

Esta transformación social -fundamentalmente cultural- que se sostiene con tanta convicción,
sigue siendo el principal motor y el primordial desafío para los actores colectivos investigados.
Ahora, en el ámbito de las semillas, los desafíos dicen relación con ser capaces de crear
sistemas comunitarios de resguardo y promoción de diversidades ecoculturales.

En el tema semillas, lo que nos estamos planteando muy seriamente, y tenemos resonancia es lo

bueno, con organizaciones, con colectivos, es esto de los registros comunitarios de semillas como una

alternativa práctica frente a esa política de privatización de semillas. Entonces, estamos empezando

con experiencias piloto, algunos territorios donde ya ha habido proceso de reflexión al respecto,

entonces están iniciando el proceso de registro comunitario. Estamos haciendo alianzas con otras

organizaciones, con otros colectivos, para que ese proceso un poco se vaya ampliando. (…) a mediano

plazo, ya generando una mayor articulación de comunidades, organizaciones, territorios, se pueda

plantear alguna normativa, una política que reconozca esas medidas locales, esas respuestas locales.

Ese es nuestro mayor reto a mediano plazo en el tema semillas. Y desde la parte técnica, (…) estamos

trabajando en recuperar prácticas locales de generación de vigosanidad de las semillas, en la que

190
también tenemos bastante éxito en el caso de la papa. (H. Araujo, comunicación personal, 19 de mayo

de 2016).

Se rescatan y defienden las diversidades ecoculturales, a través de la reproducción de saberes


comunitarios y prácticas productivas agroecológicas. Pero también están reflexionando sobre
cómo potenciar los entramados sociales, las fuerzas colectivas, de manera de poder realizar
efectivamente las transformaciones sociales levantadas y defendidas por amplias capas de la
sociedad boliviana.

191
SEIS/. ACCIONES COLECTIVAS Y PENSAMIENTOS IDENTITARIOS EN CHILE: EL CASO
DE LAS SEMILLAS.

6.1. Principales actores colectivos rurales.


En Chile, los movimientos indígenas y campesinos no constituyen necesariamente unidad
colectiva a lo largo de la historia social de este país; no obstante, en varios momentos han
sumado fuerzas por luchas comunes, aun cuando los contenidos movilizadores sean distintos.
Así, en principio, recalcar que los movimientos indígenas -particularmente el mapuche- portan
una larga historia de resistencia y enfrentamiento abierto a la dominación colonial hegemónica,
inicialmente monárquica, luego republicana. La denominada ―pacificación de la Araucanía‖ y la
―reducción de las comunidades‖ serán hitos marcados en la memoria larga de la lucha
mapuche; pues recién desde mediados del siglo XIX, comienza el proceso de creación del
esquema latifundista en los territorios al sur del Bío Bío, cuando el Estado chileno ocupó los
territorios mapuche y entregó la propiedad de sus tierras a privados, inmigrantes y nacionales.
Desde entonces, el movimiento mapuche emprende su lucha por la recuperación de territorios
ancestrales y, más recientemente, por la ampliación del reconocimiento jurídico de sus
derechos colectivos. Aún en dictadura, a fines de la década de los 70, el pueblo mapuche inicia
la configuración de una nueva forma organizativa, protegidos bajo el alero de la iglesia católica,
como una estrategia por defender sus derechos comunitarios frente a la impronta individualista
impulsada por el régimen militar a través de la denominada ―Ley Indígena‖, de ahí nacen los
Centros Culturales Mapuche. Será en torno a estos centros que, en los 80, se empiezan a
gestar nuevas discusiones que llevarán primero a la emergencia de Ad-Mapu, y, luego, se crea
Aukíñ Wallmapu Ngulam o Consejo de Todas las Tierras (CTT). Será a partir de esta última
figura política que el pueblo mapuche empieza a configurar su demanda por autodeterminación.
Dirá Fernando Pairicán: ―lo novedoso del CTT es que impulsó la reinterpretación de las
tradiciones y cultura Mapuche ya no como una actividad folclórica, sino como una afirmación
como pueblo y nación; la validación de las autoridades originarias y un proyecto político
autonómico‖ (Pairicán, 2012, p.17). A su vez, de esta organización, a fines de la década de los
90, emerge la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) cuya forma de participación política fue
bastante más intensa en el uso de violencia en relación a las otras, destacando la quema de
camiones y su enfrentamiento con las empresas forestales en tanto reivindicación de sus
territorios ancestrales, hoy en manos de estos grandes negocios de exportación que tienen un
elevadísimo nivel de concentración, pues se encuentran básicamente en manos de dos de las
familias más acaudaladas de este país: el grupo Matte y el grupo Angelini. Serán estos
enfrentamientos los que definan, hasta nuestros días, la decisión del Estado chileno de aplicar
la ―ley anti-terrorista‖ para castigar y reprimir al pueblo mapuche en sus reivindicaciones por la
recuperación de tierras. Desde entonces, sus principales dirigentes han sido fuertemente
perseguidos, apresados y clandestinizados. El último evento al respecto acaba de resolverse en

192
un juicio inédito que terminó exculpando a 11 comuneros mapuche, entre ellos la machi
Francisca Linconao, acusados de participar en un incendio donde falleció el matrimonio
Luchsinger-Mackay. Luego de más de tres años de presidio, finalmente fueron absueltos por no
contar con pruebas suficientes para su imputación.
Por su parte, la conformación de movimientos campesinos se produce frecuentemente por una
vía paralela a la experiencia organizativa mapuche. En primer término, es posible señalar son
actores que adquieren presencia y prestancia pública en el escenario político nacional recién a
fines de la década de los 50. No obstante, desde las movilizaciones propias de las primeras
décadas del siglo XX, existían intentos por configurar organizaciones campesinas que
permitieran enfrentar luchas específicas a las formas de trabajo y condiciones de vida presentes
en territorios rurales de la época.
La primera mitad del S.XX, dará muestra de importantes avances en la organización sindical y
82
configuración de un movimiento obrero articulado , lo que no se condice con un trayecto similar
en las organizaciones campesinas. La lucha sindical obrera, durante largo tiempo, no incorpora
en sus demandas las reivindicaciones de campesinos e indígenas. Estará bien avanzado el
siglo, cuando las organizaciones sindicales emergentes incorporan estos temas a sus agendas;
así, por ejemplo, la creación de la CUT en 1953 ya incorpora alusiones a los trabajadores del
campo y a la reivindicación de reforma agraria. No obstante, como señalan Garcés y Milos
(1988), esta central de trabajadores tuvo limitaciones para incorporar en su estructura
organizativa a representantes del mundo campesino y del mundo poblacional, también
emergente en los 60. Señalan: ―. . . la CUT, entre 1962 y 1970, mostró una composición interna
uniforme de cerca de un 60% de obreros (la gran mayoría obreros industriales) y un 40% de
empleados‖. (Garcés y Milos, 1988, p.114-115)
Al respecto, Sergio Gómez señala:

La organización campesina, (…), fue prácticamente inexistente hasta el comienzo de los 50 debido a la

represión legal y de hecho a la que fue sometida. En otras palabras, el país no contaba con una

tradición de movilizaciones campesinas (…) Además, el hecho de que el sistema político permitiera la

existencia del movimiento obrero y simultáneamente impidiera la organización campesina es el fruto de

un complejo sistema de alianzas en las cúpulas políticas. (Gómez, 1985, p.5)

82
En 1909 se crea la Federación de Obreros de Chile (FOCH), inicialmente bajo el acompañamiento de la
iglesia; más rápidamente, en 1919, decide cambiar su orientación y propósitos para convertirse en una
―organización sindical revolucionaria‖ (Garcés y Milos , 1988, p.22), tendencia que se verá potenciada con
la formación de varios partidos de izquierda que ampliaron el espectro de proyectos de sociedad en
discusión; luego, siendo La Confederación de Trabajadores de Chile (CTCH) junto a otros movimientos y
partidos, configuran el Frente Popular que gobernó durante un lustro. Finalmente, la CTCH deviene en la
Central Unitaria de Trabajadores (CUT), presente aún en el escenario político nacional.

193
Luego de acontecidas la Revolución del MNR en Bolivia y la Revolución Cubana, los
movimientos campesinos son considerados posibles actores significativos en el escenario
político de ese país; reciben apoyo de distintos partidos políticos, así como provocan un gran
interés en la sección más social de la iglesia católica. Estos ―socios‖ acompañan y apoyan la
formación de organización campesina desde los inicios, entregando herramientas educativas y
organizativas que cooperaron bastante a la formación de un entretejido social que logró
identificar objetivos comunes, al incorporar la necesidad de emprender un proceso de reforma
agraria de transformación social y estructural. Entre 1960 y 1965 se forman varias uniones y
83
federaciones campesinas , antes de aprobada la ley de sindicalización campesina. Desde
entonces, los organismos eclesiásticos y partidos políticos disputan cuotas de poder político y
simbólico en sus alianzas con los movimientos campesinos e indígenas, lo que favoreció
muchas veces la creación de relaciones clientelares y dependientes.
Durante el gobierno de Eduardo Frei, a partir de la promulgación de la ley de sindicalización, los
niveles de organización campesina se disparan. De acuerdo a las cifras entregadas por Roberto
Santana (2006), tanto la cantidad de sindicatos como el número de socios que incorporan se
multiplican exponencialmente entre 1967 y 1970, siendo mucho más fuerte esta tendencia para
la Confederación Indígena y Campesina Ranquil, que durante esos años más que triplica sus
sindicatos y cuadruplica sus socios. No obstante, la Confederación ―Triunfo Campesino‖ sigue
siendo la mayor confederación campesina del país, con 224 sindicatos y más de 64 mil socios a
1970.
Será durante los años del gobierno de Salvador Allende, momento en que los movimientos
campesinos e indígenas adquieren una mayor autonomía en la construcción de sus demandas
y estrategias sobre sus formas de ser y estar en el mundo; bajo el entendido de una
participación activa en la construcción del país popular que, estando mediada por partidos
políticos y la iglesia católica, en ese momento empieza a ser confrontada por organizaciones
gremiales y la emergencia de paramilitares de extrema derecha.
La dictadura y sus fórmulas genocidas debilitaron toda posibilidad de organización social,
eliminando aquellas formas que habían sido características del período anterior, es decir, los
asentamientos y los consejos campesinos desaparecen de la estructura social orgánica en
territorios rurales. El pueblo mapuche es maltratado brutalmente; esta vez, acompañado de una
política de Estado que pretende desarticular su base comunitaria de desenvolvimiento en el

83
Según señala Sergio Gómez (1985), en 1960 se formó la Unión de Campesinos Cristianos (UCC); en
1961 la Federación Nacional de Campesinos e Indígenas (FCI); en 1962 se constituyó la Asociación
Nacional de Organizaciones Campesinas (ANOC) y, posteriormente, aparece el Movimiento Campesino
Independiente (MCI), como también el Movimiento Nacional de Liberación Campesina (MONALICA),
asociado a la DC. De estas organizaciones base, posteriormente, a partir de la alianza entre la UCC y la
ANOC surge la Confederación Campesina Libertad –iglesia- y de la FCI surge la Confederación indígena y
campesina Ranquil –movimiento mapuche y partido comunista-, que se afilia a la CUT. Del movimiento
MONALICA, bajo el gobierno de Frei, se forma la Confederación Triunfo Campesina –DC-.

194
mundo; cediendo sus territorios a los nuevos negocios forestales que rápidamente ampliaron su
presencia en el sur del país, bajo subsidios estatales.
Y una vez más en la historia, la forma en que vuelven a articularse los movimientos campesinos
e indígenas, será bajo el apoyo y acompañamiento de sectores de la iglesia católica, esta vez
fundamentalmente a través de la Vicaría de la Solidaridad del Arzobispado de Santiago, con la
creación de un Departamento Campesino que luego deviene en la Comisión Nacional
Campesina (CNC).
A pesar de la persecución política, algunas cooperativas lograron mantener su vigencia, a
través de la Confederación Nacional de Cooperativas Campesinas (CAMPOCOOP). En este
marco, la re-creación de la CUT en 1988 será un espacio de cobijo y encuentro entre las
persistentes aunque endebles organizaciones campesinas de esos tiempos. De la dictadura se
sale con la esperanza de fortalecer las organizaciones sindicales tan pormenorizadas,
fragilizadas y debilitadas durante largos años.
Actualmente la CUT tiene en su estructura una secretaría de sectores campesinos, indígenas y
pueblos originarios, cuyos fundamentos se sustenten bajo una estructura sindical. La CUT, al
ser la central de trabajadores más importante del país, tiene afiliadas a las siguientes
Confederaciones campesinas e indígenas: Confederación Nacional Sindical Campesina, del
Agro y Pueblos Originarios ―Ranquil‖, Confederación Nacional Sindical Campesina e Indígena
de Chile ―Nehuén‖, Confederación Nacional Unidad Obrero Campesina de Chile (UOC).
La Confederación Nacional Sindical Campesina, del Agro y Pueblos Originarios ―Ranquil‖ si bien
nace en 1981 bajo el nombre de Confederación Campesina ―El Surco‖, su historia se remonta a
1968 cuando se crea la Confederación Campesina e Indígena Ranquil, identificados con la
irrupción del pueblo mapuche, pero también muy cercana al Partido Comunista. Es una
Confederación de gran importancia durante el gobierno de Salvador Allende y con fuerte
presencia desde fines de los 60 en territorios rurales; siendo uno de los movimientos
campesinos e indígenas vigentes con mayor trayectoria en este país.
Se autodefinen como:

. . . una organización social y sindical, de carácter pluralista y con objetivos amplios para la

representación, la defensa de intereses de los campesinos y asalariados agrícolas y para la búsqueda

del mejoramiento de la calidad de vida, en particular de todos los habitantes rurales y de quienes se

desempeñan en labores agrícolas y agro – industriales. (www.confederaciónranquil.cl)

Representan por tanto a un amplio espectro de trabajadores agrícolas: asalariados y


temporales, pequeños/as productores; todos quienes se organizan bajo una estructura sindical
tradicional, fundamentalmente masculina, aunque con cada vez mayor presencia de mujeres; al
tiempo que declaran una posición antagonista al neoliberalismo, donde adquiere prioridad la

195
noción de clase por sobre otras categorías de identificación, sin desconocer del todo cualidades
culturales que hoy en día son irrenunciables, tanto como las ecológicas.
Dentro de sus propósitos prioritarios, además de trabajar por fortalecer y promover la
organización sindical basada en la solidaridad entre trabajadores, está instalada con fuerza la
idea de entregar -a sus socios y familias- educación, capacitación, asistencia técnica en
distintos ámbitos y talleres enfocados a la construcción de liderazgos y organizaciones sociales.
Al mismo tiempo se defiende a los socios, con sus familias; se les defiende y trata de aglutinar
en las luchas por alcanzar respecto a derechos humanos y culturales para estos grupos
sociales.
La Confederación Ranquil declara contar con 6.000 afiliados y afiliadas. Si se considera un
estudio de la Dirección del Trabajo, a 2013 existían en el país 29.593 trabajadores afiliados a
sindicatos activos de las actividades económicas agrícolas, pecuarias y forestales; de los
cuales, 6.674 eran mujeres (Departamento de estudios de la Dirección del Trabajo, 2014, p.30).
Al comparar estas cifras con los 253.531 campesinos sindicalizados que había en abril de 1972,
se da muestra de manera contundente cómo se ha visto reducido el nivel de organización
sindical en territorios rurales, pero también cómo ha aumentado la participación de mujeres en
este tipo de organizaciones; siendo aun numéricamente bastante menos que los hombres, pero
también con participación en altos cargos hace poco estrictamente depositados en hombres; un
hito reciente, el 2012, es la elección de Bárbara Figueroa Sandoval como presidenta de la CUT.
Respecto a la importante reducción general en las cifras sindicalización campesina, son formas
colectivas que siguen cumpliendo un papel muy importante respecto a la promoción y defensa
de los asalariados y trabajadoras temporales agrícolas, pero también como voces que
reflexionan sobre modos campesinos e indígenas de organizar la producción, conservación,
circulación de diversidades ecoculturales.
Otra de las Confederaciones campesinas afiliadas a la CUT, es la Confederación Nacional
Sindical Campesina e Indígena de Chile ―Nehuén‖ que, a su vez, pertenece a una organización
mayor: el Movimiento Unitario Campesino y Etnias de Chile (MUCECH), donde se agrupan
también: la Confederación Nacional Campesina (C.N.C), la Confederación Nacional "EL
TRIUNFO CAMPESINO", la Federación Nacional de Sindicatos Agrícolas "SARGENTO
CANDELARIA PEREZ", la Federación Nacional de Comunidades Agrícolas del Norte, la
Asociación Nacional de Comunidades Agrícolas e Indígenas "LEFTRARU A.G", el Consejo
Nacional Indígena Quechua, la Confederación Nacional La Voz del Campo, y la Asociación
Gremial de Mujeres Indígenas y Campesinas We Kuyen. Dentro de los objetivos declarados por
este movimiento campesino e indígena, se establecen propósitos de orden político (―Profundizar
la democracia en Chile‖, ―Representar en forma pluralista los intereses, demandas y propuestas
campesinas e indígenas del país‖, ―Afianzar la soberanía nacional, territorial y alimentaria‖),
económicos (―Reivindicar y contribuir al desarrollo productivo, equitativo y sustentable del sector
campesino e indígena‖), y ecológicos (―Contribuir a la conservación de los recursos naturales,

196
especialmente de los recursos forestales, aguas y suelos campesinos‖). También se plantean
como una organización orientada a la promoción y defensa de los derechos de los pequeños
productores y trabajadores agrícolas; poniendo énfasis en la capacitación y asesoría técnica de
sus afiliados, para lo cual han creado una OTEC (Organismo Técnico de Capacitación), cuya
misión es:

Ser una empresa líder en el desarrollo de programas de capacitación, de pequeños productores de la

Agricultura Familiar Campesina e Indígena, en todas las regiones agrícolas del país aplicando

prácticas de calidad, cuya finalidad será contribuir al logro de los objetivos estratégicos de la empresa

mejorando su competitividad y sustentabilidad. (wwww.mucech.cl).

Destaca en MUCECH la presencia de orientaciones empresariales como forma privilegiada de


avanzar en la promoción y desarrollo de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena en el
país, combinada a la articulación de conceptos como pluralidad y soberanía, así como con una
preocupación por la difusión de la cultura campesina e indígena. Son actores relevantes en
cuanto participan de numerosas instancias de diálogo con el Estado y sus organismos,
sintiéndose protagonistas de acuerdos políticos para la promoción del desarrollo rural y los
pequeños productores. Han sido hábiles en gestionar fondos de organismos internacionales
para la ejecución de proyectos y participan de instancias supranacionales como COPROFAM
(Coordinadora de Organizaciones Campesinas Productores Familiares de Países del
MERCOSUR).
Por su parte, la Confederación Nacional Unidad Obrero Campesina de Chile (UOC) surge en
1971, momento de mayor auge de la organización campesina del país, asociado a la
perspectiva sindical como principal forma de articulación e identidad. Durante la dictadura
mantuvieron su accionar tratando de organizar a los trabajadores agrícolas, así como bajo el
propósito de recuperar la democracia. Declaran como misión: ―Promover un desarrollo
organizativo gremial que contribuya a elevar las capacidades y habilidades en la gestión
económica y social de los pequeños agricultores agrícolas y trabajadores asalariados del sector
rural‖ (uocchile.cl). Y señalan su horizonte simbólico dentro de marcos como la solidaridad, la
participación y la profundización de la democracia en un país donde perciben la concentración
de poder es muy grande, frente a lo cual proponen la articulación con organizaciones hermanas,
de carácter progresistas, apoyando además resueltamente la coalición de partidos que hoy en
día se aglutinan bajo la denominación de Nueva Mayoría; apoyan el gobierno de Michelle
Bachelet, aunque señalan y reconocen las debilidades y errores políticos de esta coalición para
llevar a cabo procesos de democratización social más profundos. Las luchas fundamentales
que esta organización emprende tiene relación con alcanzar mejores condiciones laborales y
respeto a derechos sustantivos para los trabajadores asalariados agrícolas, así como también

197
mayor capacitación, asesoría técnica y ampliación de espacios de comercialización para los
pequeños productores de la Agricultura Familiar Campesina. Al mismo tiempo, en su agenda
establecen prioritaria la lucha porque el agua sea reconocida como patrimonio de la humanidad,
en el único país del mundo donde el acceso y uso de este elemento no tiene carácter
consuetudinario.
Fuera del espacio de la Central Única de Trabajadores (CUT) encontramos otras
organizaciones campesinas e indígenas de gran relevancia en el escenario político. Una de las
organizaciones más influyentes y reconocidas es la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e
Indígenas (ANAMURI), originada en el año 1999. Es una asociación gestada por mujeres que
participaban en organizaciones sindicales dentro de las cuales no lograban instalar su propia
voz y reivindicaciones, siendo muchas veces pormenorizadas en sus roles políticos y de
dirigentas sociales, por lo que deciden formar una organización propia cuyo contenido
fundamental es la reivindicación de las mujeres, tanto desde sus potencialidades como también
la protección de sus derechos. No obstante, ANAMURI combina en su accionar reivindicaciones
sociales de distintas índole. Así, también instalan la lucha por el reconocimiento a la diversidad
cultural presente en territorios rurales. A su vez, reivindican el papel del mundo campesino en la
configuración nacional, impulsando su visibilización y elaborando propuestas enfocadas al
desarrollo rural, incluyendo la defensa y promoción de reivindicaciones para las trabajadoras
asalariadas y productoras agrícolas desde una perspectiva de clase. Cabe también dentro de
sus demandas primordiales la concientización sobre la lucha ecológica en base a la necesidad
de instaurar relaciones de respeto entre sociedad humana y naturaleza. A pesar de la variedad
de temas que abordan, cada una de sus líneas de acción se elabora en código de mujer.
Su horizonte simbólico, además de las relaciones de género, está construido en base a un
imaginario político de justicia social y redes de solidaridad sustentadas en el principio de
igualdad que atraviesa todas las temáticas promovidas por la organización; pero también
instalan, para sí y las organizaciones que con ellas se articulan, el principio de autonomía como
elemento fundamental. Autonomía entendida en referencia al Estado, los organismos públicos y
los partidos políticos. Lo anterior refiere, a su vez, a un modo de generación de redes y alianzas
basadas en la horizontalidad de los vínculos que se establecen entre pares locales y globales,
pues otra característica de esta organización es su vinculación y participación internacional. Al
respecto, son parte del movimiento internacional Vía Campesina, siendo miembros fundadoras
y protagonistas activas de su versión latinoamericana: la Coordinadora Latinoamericana de
Organizaciones del Campo (CLOC), donde instalaron la consigna ―sin feminismo no hay
socialismo‖ como un marco que permite comprender las reivindicaciones fundamentales de su
quehacer: género y clases sociales.
También desde sus inicios se plantean como una organización que se enfrenta al capitalismo
como forma de organización dominante, siendo importantes defensoras de la soberanía
alimentaria, la defensa y protección de las semillas, y la producción agroecológica. En este

198
último ámbito han creado el Instituto Nacional de Agroecología de las Mujeres del Campo
―Sembradoras de Esperanzas‖ (IALA-Chile). El propósito es capacitar mujeres sobre estas
técnicas productivas, desde un horizonte político orientado a alcanzar la soberanía alimentaria,
a través del fortalecimiento de estas actrices sociales en el devenir de sus comunidades,
territorios, el país.
Desde una impronta más gremial, la Confederación Nacional de Federaciones de Sindicatos
Campesinos y Trabajadores del Agro de Chile (CONAGRO), es también una organización
campesina que tampoco está comprendida dentro de la gran matriz CUT. Tal como plantea su
denominación también es una organización sindicalista cuyos principales ejes de acción tienen
relación con la defensa de mejores condiciones laborales para los trabajadores/as asalariadas y
temporales del campo, así como también ponen especial énfasis en fortalecer capacidades que
permitan a los pequeños productores hacer prosperar sus negocios, tornarlos más rentables y
eficientes, para mejorar sus condiciones de vida y alcanzar un mayor desarrollo social que sea
sostenible medioambientalmente. En términos políticos tienen un discurso de transformación
social profunda, donde plantean desde la necesidad de generar una Constitución democrática
hasta modificar el sistema de tenencia y distribución de la tierra y el agua, junto a ello la
necesidad de una mayor distribución social de las riquezas y una mayor capacitación y
tecnologización del quehacer de los pequeños productores y productores de subsistencia.
También han incorporado temas como juventudes y mujeres en su quehacer.
Bajo el propósito de colaborar en el fortalecimiento de las economías campesinas, el año 2012
crean la Sociedad CONAGRO que es una consultora de carácter multidisciplinar enfocada a
generar asesorías técnicas y gestionar proyectos cuya orientación principal es promover un
desarrollo rural sustentable que sea beneficioso para la agricultura familiar y de subsistencia, a
través del mejoramiento de capacidades técnicas, de comercialización y liderazgo en estos
actores sociales. En este ámbito desarrollan proyectos que cuentan con el financiamiento de
organismos públicos como INIA e INDAP. CONAGRO es una organización cuyos lineamientos
políticos son de carácter transformativo, enfocados a un desarrollo integral en territorios rurales,
combinado con una impronta de gestión, diseño y creación de negocios enfocado en la
pequeña agricultura y la agricultura de subsistencia.
Son estas las principales organizaciones de carácter sindical consideradas en este estudio para
comprender el conflicto por la privatización y la transgenetización de las semillas en Chile; pero
también se consideró la existencia de numerosas iniciativas colectivas que se despliegan al
margen, y a veces en complemento, de la figura sindical. Fueron incorporadas organizaciones
no gubernamentales, fundaciones y redes de la sociedad civil; bajo los criterios de ser
especializadas en ciertas temáticas, y haber participado de ciertas luchas sobre las semillas que
han sido relevantes en Chile. Tal como fue señalado para Bolivia, resultó relevante a nuestro
propósito incorporar organizaciones de la sociedad civil que trabajan colaborativamente con
comunidades campesinas e indígenas.

199
6.2. Escenario político.
Los actores colectivos campesinos e indígenas en Chile se desenvuelven en los estrechos
espacios definidos por la amplitud expansiva, conservada y bien aprovechada, de los negocios
transnacionales en territorios rurales; donde sigue siendo la minería la principal materia prima
de extracción así como de entrada de divisas al país. Pero también en espacios rurales, la
producción piscisilvoagropecuaria aparece como el otro gran nicho del crecimiento económico
nacional, asociado a desarrollo, sin revelar cómo circulan los capitales, en qué se invierten,
cuáles son los beneficios/perjuicios de estimular este tipo de organización en los territorios,
quiénes obtienen esos beneficios/perjuicios, etc.
Las organizaciones campesinas e indígenas chilenas gozan, en general, de una incidencia
política interna bastante constreñida, no sólo porque se enfrentan a un modelo tecnocrático
alineado eidéticamente bajo los principios del neoliberalismo; sino también por el debilitamiento
de las organizaciones campesinas post dictadura que se prolonga hasta nuestros días. A pesar
de la desaparición, eliminación, tortura, prisión de los principales líderes campesinos y el miedo
instalado en la mirada individualista, las organizaciones sindicales siguen siendo las de mayor
relevancia, aunque también se han desarrollado gran cantidad de organizaciones con otros
signos identitarios, siguiendo otras lógicas organizativas, cuya labor también está haciendo eco
en las profundidades de los campos chilenos.
Se distingue en este país una red subterránea de articulaciones prolíficas que, a pesar de un
incipiente robustecimiento pues se sostiene sobre pocas manos, va adquiriendo fuerza y unidad
hace un tiempo. Es decir, las organizaciones campesinas e indígenas chilenas pasan por un
momento de fortalecimiento de sus convicciones, creen en sus fortalezas y capacidades,
sobrepasan temores arrastrados, generan nuevos liderazgos y los complementan con antiguos,
van abriendo alternativas de organización política y sobre las maneras de percibir las formas de
ser, hacer y conocer el mundo. En ello adquieren importancia las organizaciones sindicales que
no han claudicado; al contrario más bien, se rearticulan, cada cual desde su horizonte
simbólico, buscando estrategias que permitan incidir en las decisiones atingentes a la defensa y
promoción de la agricultura familiar campesina (AFC), como también promover el resguardo de
las diversidades ecoculturales. En este proceso, también son actores relevantes las
organizaciones no gubernamentales que, enfocadas en temáticas prioritarias, se han aliado
colaborativamente con las comunidades en los territorios y las organizaciones campesinas e
indígenas establecidas, generando sinergias que potencian el trabajo para ambos lados. Lo
mismo podría plantearse de nuevas articulaciones que nacen en el nuevo siglo como son las
redes de individuos-familias, activistas, ecologistas, profesionales y comunidades que, a partir
de una estructura imprecisa y flexible, logran aglutinar cantidad de diversidades bajo
lineamientos generales y luchas comunes que se articulan en situaciones coyunturales, aunque
cada elemento haga su trabajo particular.

200
No obstante este diagnóstico que, en alguna medida, pareciese promisorio; el país pasa por un
crudo reflujo de la clase política ―concertada‖ que ha gobernado casi tres décadas y continuará,
ahora gobernando la derecha liberal de mercado y conservadora de derechos. Pero también es
cierto, se ha ido aglutinando una fuerza social alternativa a estos dos baluartes post dictadura,
que emerge en ―la política‖ bajo la aún forma laxa y controversial del Frente Amplio, pero que
aun así da muestra de una lenta consolidación de grupos sociales participando de ―lo político‖.
Los análisis que hacen los dirigentes sociales entregan un panorama alicaído en relación al
escenario nacional, Francisca Rodríguez de ANAMURI, considera:

. . . porque hoy día, hay una cosa tan fuerte, que se asienta en todos lados, contra la existencia de los

partidos y un cuestionamiento tan grande a los partidos políticos, que nos hemos quedado sin

vanguardia política y eso es parte de la estructura política que tiene el sistema para mantener a los

pueblos subordinados, entonces mira: por qué hablamos de autonomía política? porque nosotras no

permitimos que ningún partido maneje está organización, esta es una organización de las mujeres (…).

Pero nosotras planteamos que las mujeres (…) debiéramos participar activamente en la política, cuál

partido? esa es una decisión de cada una, y cuando no hay decisión de la gente de participar en los

partidos, es porque los partidos no están respondiendo a la necesidad y la demanda que tiene la lucha

política y social de los pueblos, y yo creo que es lo que está pasando en este minuto, si hubieran

partidos que estuvieran planteado, estuvieran reforzando, nuestro planteamiento fuera su discurso, yo

te digo: los partidos se llenarían de militantes, pero los partidos están en otra, incluido el mío. (F.

Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Este relato da cuenta de acciones colectivas que se marginan de la participación partidaria por
la deslegitimación en que ha caído la elite política y sus mecanismos, orientaciones y
distribuciones en la gestión del país.
Justamente frente a un escenario político deprimido, en que aún aparece recurrente la
referencia a la dictadura y los trazos que dejó en las capacidades para organizarse
colectivamente en territorios rurales, es que la participación en organizaciones internacionales
adquiere aún mayor relevancia.

yo creo que nosotros, y a lo mejor en todos los países latinoamericanos, si no fuera por la CLOC y Vía

Campesina, que nos retroalimentamos y hemos generado espacios de discusión y de debates, habría

sido muy difícil confrontar hoy día y empezar a plantear un nuevo sistema agrario…(O. Zúñiga,

comunicación personal, 14 de junio de 2016).

201
Mientras Francisca Rodríguez cuenta sobre lo importante que resultó la red internacional para
su consolidación como organización de mujeres, señalando que primero obtuvieron un
reconocimiento internacional, pues muchas veces los compañeros de sindicatos campesinos las
excluían y se oponían a su organización. Con el tiempo, además del reconocimiento
internacional, han ganado gran respeto por parte de las organizaciones pares del país.
Así como algunos dirigentes aducen el fortalecimiento de su trabajo gracias a las alianzas
internacionales que han forjado; en general, los dirigentes de distintas organizaciones sociales
señalan las dificultades que enfrentan al momento de plantearse generar organización en los
campos chilenos.

.. . .hacer organización es difícil, dentro de la gente que ya está organizada igual no existe…, yo creo

que después de lo que pasó en el golpe militar la organización social se vio muy debilitada y en general

la gente perdió el hábito de trabajar organizadamente y cada vez más es lo individual, de hecho a los

pequeños agricultores, muchos de ellos no quieren trabajar de manera asociativa, por ejemplo, porque

no confían en el vecino, no confían!, entonces ahí hay todo un trabajo que hay que hacer para recobrar

la confianza y que entiendan que realmente que tú solo no te la puedes. (F. Tiare, comunicación

personal, 7 de julio de 2016)

Oscar de la Fuente, arguye por su parte que el movimiento campesino se organiza desde
afuera, que no existe en ellos un comportamiento ―prerrevolucionario‖ y que las mujeres están
más motivadas por organizarse actualmente en el campo.
Hay frustración entre varios dirigentes sociales y activistas por la escasa participación y
motivación que ven a su alrededor; por lo general, sienten son muy pocos los que no detienen
su cometido transformador, reclaman una falta de compromiso de las personas para la
realización de propósitos colectivos que consideran de una mayor importancia.

. . . tengo un inconformismo brutal con la generación actuales, como con los que estamos ahora

habitando acá, (…), yo creo que quienes estamos dirigiendo los movimientos, estamos todos súper

agotados de la apatía y de la inercia y de la falta de compromiso social que existen en estos temas,

muy poco apoyo, muy poco compromiso, poca estabilidad y permanencia, como voy ahí cuando las

papas queman y después me retiro a mi cosa, y siempre hay cosas más importantes, millones de

justificaciones (…); y …yo trabajo así, yo trabajo porque creo que si no lo hacemos yo no podría vivir

tranquila ¿no?. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

202
84
Por su parte, Patricia ―dedos verdes‖ también da cuenta de las frustraciones que sienten ante
a las dificultades para organizar colectivos sociales:

es como que nosotros hemos dejado el espíritu, el alma, todo en el suelo, en la calle, sin recibir nada! y

estamos haciendo un trabajo para todos! y esa cuestión la otra vez nos cayó como la teja, o sea,

nosotros somos cuántos? cinco, seis que ponemos hasta el alma, que estamos súper observados, que

en cualquier minuto nos puede pasar cualquier cosa… y por todos, por todo este país hermoso y

finalmente ellos no despiertan, hay mucha gente que no tiene idea de nada, ponen me gusta y ese fue

todo su activismo. (P. ―dedos verdes‖, comunicación personal, 6 de septiembre de 2016).

Pero a esta falta de motivación, miedo, individualismo y otros signos asociados, agrega la
85
representante de GRAIN , con mirada latinoamericana:

lo que nosotros estamos viviendo en terreno, en la localidad, es que hay una agresión a las

organizaciones hoy día que es brutal, o sea, ya la cantidad de gente que está sometida a juicio, la

gente que han matado este año, la gente que la han amenazado, o sea, es brutal, hay un ataque, el

avance del narco, que ha sido como que los Estados cuando ya no tienen nada que hacer, dejan que el

narco se suelte, digamos, le cobran por un lado y le dan las gracias por el otro porque le mantienen a la

gente, entonces realmente la violencia, digamos, delictual está cumpliendo un papel contra insurgente

súper fuerte en muchos lados… lo otro que estamos viendo es, digamos pareciera contradictorio pero

no lo es, es que también hay una activación política bien fuerte en otros lados; o sea, movimientos que

no se veían surgir, que hoy día están surgiendo fuerte, por lo tanto hay también muchas posibilidades

de avanzar ahí, etc., pero cómo se va a avanzar no sabemos…. (GRAIN, comunicación personal, 16 de

agosto de 2016).

Se presenta entonces un mapa nuestramericano donde los movimientos sociales son


brutalmente acallados, perseguidos, violentados, al tiempo que emergen nuevas fuerzas
sociales, disputas, posibilidades de transformación social.

84
Patricia ―dedos verdes‖ es el seudónimo de la activista política Patricia Núñez, guardadora y
multiplicadora de semillas, quien junto a otras personas han armado una organización o colectivo
ecológico en acción llamado ―proyecto dedos verdes‖.
85
Organización internacional que acompaña con investigaciones y análisis a varias organizaciones de
campesinos e indígenas del sur global, pues fundamentalmente ―trabaja apoyando a campesinos y
agricultores en pequeña escala y a movimientos sociales en sus luchas por lograr sistemas alimentarios
basados en la biodiversidad y controlados comunitariamente‖. (pág grain/13 mayo)

203
6.3. Motivaciones y orientaciones hacia la acción colectiva
A pesar de este escenario, construido por distintas voces que evidencian las dificultades para
generar organizaciones mayores en Chile, se ha ido ampliando lentamente el entretejido social
en territorios rurales, han levantado experiencias locales que configuran ejemplos motivadores e
irradian otras formas de participar y construir propuestas de transformaciones sociales y
culturales necesarias para la creación de sociedades más autónomas respecto al poderío de los
capitales transnacionales, así como también respecto al clientelismo y la cooptación política tan
instalada en este país. Son muchos los contratiempos a enfrentar y, como se ha visto, la
articulación internacional ha sido un mecanismo que ha permitido fortalecer el quehacer de las
organizaciones al interior del país. Ahora bien, desde la mirada hacia adentro, aparece el tema
identitario como asunto sustantivo al momento de revisar las orientaciones y motivaciones
principales para la acción colectiva entre diferentes dirigentes de movimientos campesinos e
indígenas. Francisca Rodríguez es elocuente al respecto:

Primero, necesitamos defender la vida campesina, la existencia misma del campesinado, no podemos

quedar en una tarjeta postal, y que se muestren lindos programas en la televisión (…) si tú te das

cuenta uno de los grandes problemas que tenemos en el mundo campesino es la pérdida de identidad,

que está muy afirmada desde el punto de vista de las nuevas definiciones frente a las políticas públicas

para nuestro sector, o frente a los rótulos que te van poniendo los sistemas, los nuevos sistemas de

producción y los nuevos sistemas contractuales. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto

de 2016).

Pero para ANAMURI están también las motivaciones que hablan con voz de mujer sobre luchas
antipatriarcales; importante fueron tales orientaciones al principio, en la configuración de la
organización, porque las fundadoras ANAMURI son mujeres que se deprenden de las
federaciones sindicales de trabajadores campesinos para formar su propia organización, de
mujeres campesinas e indígenas. Esta lucha continúa presente para las dirigentas de esta
organización, pues intentan cambiar rasgos patriarcales de la cultura sindical que han sido
históricamente invisibilizados y pormenorizados. Dice Francisca Rodríguez:

….teníamos que tener una organización donde las mujeres nos diéramos el permiso a volar, a volarnos

digo yo, por eso dicen que somos medias locas, esta locura de… construir, de crear, de mostrar, de ser

fuerza, de visibilizarnos, y yo creo que ese ha sido un trabajo arduo de esta organización (…) nosotros

estamos cautelando nuestra participación en los espacios de toma de decisiones y contribuir desde

nuestra mirada, desde nuestra perspectiva, desde nuestra identidad de mujeres a este proceso que ha

204
hecho que la Vía Campesina también sea un ente importante a nivel del mundo. (F. Rodríguez,

comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Desde una perspectiva identitaria campesina-indígena y feminista, se enfrentan al capitalismo y


sus lógicas mercantiles: ―nosotros luchamos por nuestras propuestas que son de vida, porque
luchamos por la vida, no se conviertan en negocio, no sean propuestas de mercado‖ (F.
Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).
Para Eliana Catalán, guardadora de semillas y weichafe de la asociación indígena Weichafe
86
Domo , la principal motivación para la organización de acciones colectivas, es el rescate y
reconocimiento de la matriz indígena, sus luchas y saberes ancestrales, con carácter
autonómico.

…nosotras solas buscamos los caminos y cómo solucionar nuestros problemas. Es por eso que, como

le digo, no somos ONG, somos asociación indígena, y tenemos ese espíritu como indígena, mapuche,

(…), para nosotros esos son los conocimientos que tenemos y la herencia que tenemos también. (E.

Catalán, comunicación personal, 1 de septiembre de 2016)

Pero también hay entre los discursos de dirigentes campesinos, el rescate de la cultura sindical
y la identidad campesina como motivaciones significativas a la organización colectiva, como
señala Osvaldo Zúñiga ―lo que nosotros mantenemos es una idea‖, queriendo señalar que
durante la dictadura intentaron cambiar su identidad hacia una perspectiva gremial, donde se
promovía –y se promueven aún bajo democracia- la ―empresarialización‖ de los trabajadores
campesinos.

…, la RANQUIL insiste hoy día no!, nosotros somos antes que nada campesinos y como campesinos

nosotros tenemos el derecho de organizarnos en un sindicato (…) entonces, eso es lo que nosotros

también siempre tratamos de decir: no compañero, la RANQUIL no les va a traer yerba mate a su casa,

ni les va a traer más harina, ni más pan, pero sí va a luchar para que en algún momento los beneficios

que se otorguen, lleguen a todos. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).

86
La Asociación indígena Weichafe Domo nace a fines de la dictadura, pero adquiere aparición formal en
1998, mismo año en que se afilian a ANAMURI; también se identifican con la CLOC y La Vía Campesina.
Es una organización de 28 mujeres líderes y dirigentas indígenas de distintas comunas de Temuco, que se
han dedicado fundamentalmente a ser guardadoras de semillas, reproductoras de prácticas ancestrales y
consejeras indígenas, buscando incidir en la elaboración de políticas públicas respecto al conflicto
mapuche y la soberanía alimentaria.

205
Se enuncia una lucha contra las etiquetas impuestas desde arriba, así como contra el
asistencialismo de Estado, pero también por la configuración de identidades colectivas cuyas
motivaciones trasciendan los beneficios inmediatos, apostando por una perspectiva más política
y de transformación social. Al respecto, Francisca Rodríguez también comparte la experiencia
de ANAMURI:

. . . muchas compañeras llegaron pensando que esta era una ONG y qué dábamos?, entonces,

nosotras dijimos: lo que damos es que nos damos fuerza entre todas y que creamos entre todas, yo

creo que eso ha sido riquísimo, pero además nosotras pusimos algunos pilares que eran súper

importantes, aparte de decir que esta es una organización que no solamente lucha por los derechos de

las mujeres, también por los intereses de las mujeres, a los derechos les ponemos intereses

particulares nuestros, como género, y declaramos la autonomía, y la autonomía frente a los partidos

políticos, pero no contra los partidos. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

A partir de estas orientaciones a generar motivaciones que trasciendan el asistencialismo


característico en la asociación de las individualidades con sus organizaciones, y éstas con el
Estado; se instala la idea de autonomía como una cualidad necesaria.
Pero también entre los dirigentes de organizaciones campesinas entrevistadas, hay discursos
que se sitúan desde la identidad gremial, como nos cuenta Faride Tiara de CONAGRO: ―la
confederación es una organización de carácter gremial, entonces son los problemas que
afectan como gremio (…) como trabajadores…. independientes; y las temáticas que siempre
están presentes es tierra, aguas…, desarrolla una postura con respecto jóvenes, mujer,
desarrollo rural inclusivo…‖ (F. Tiara, comunicación personal, 7 de julio de 2016). Óscar de la
Fuente, por su parte, complementa en entrevista sin audio: ―Hay organizaciones que ponen
como primer punto el tema ideológico político, CONAGRO trabaja con la realidad. El trabajo de
formación de conciencia son procesos largos‖. A su vez, destaca que sus motivaciones se
orientan a fortalecer el sindicalismo campesino sobre bases democráticas que promuevan los
derechos humanos de los trabajadores y trabajadoras del campo.
87
Mientras, en la Red de Semillas Libres las motivaciones se afirman en visiones sustentadas
en una ecología profunda, pero también en reflexiones cuyas dimensiones espaciales son
planetarias, los horizontes temporales prolongados, aunque exigen una intervención inmediata
respecto a problemas que asoman urgentes como la ecología y el hambre, al tiempo que

87
Red latinoamericana especializada en la defensa y protección de las semillas, bajo el reconocimiento de saberes
ancestrales indígenas y campesinos, promoviendo una agricultura ecológica y medioambientalmente sustentable.
Responde a una articulación de diversos actores y organizaciones autónomas que se aglutinan bajo planteamientos
generales, encontrándose en momentos específicos, a nivel latinoamericano y local, como también bajo causas
políticas concretas formando alianzas con otros actores relevantes respecto a estos temas.

206
proponen otras formas de hacer política y participar en lo social, cambiar lógicas e insertar giros
epistemológicos, como muestran estos enunciados de Valentina Vives: ―. . . la naturaleza nos
enseña todo el tiempo que a través del compartir es que se genera mayor abundancia, …, o sea
de una semilla salen mil, es así como deberíamos comportarnos nosotros, no puede ser que
tengamos gente muriendo de hambre. . .‖. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de
2017).
Frente a la provocación de situar la solidaridad primordial, Valentina Vives Granella dice:

. . . te iba a decir a la humanidad completa, principalmente a los que ya vinieron y a los que todavía no

vienen, claro, y luego me quedé pensando un poco y dije: no, porque los que están ahora…, yo tengo

mucho enojo con los que están ahora. (…), yo trabajo porque creo que si no lo hacemos yo no podría

vivir tranquila ¿no?, entonces es una solidaridad propia si se quiere, no sé cómo se dice, y es una

solidaridad con todos los que trabajaron por nosotros antes, que permiten que tengamos este tesoro

hoy día que es la posibilidad de hacer agricultura con todas estas formas, colores, sabores, olores y

todo ese conocimiento heredado también, (...) y también pensando en los que vendrán, o sea, lo que

podemos hacer ahora y por qué sembrar y por qué cultivar y por qué seguir conversando con las ñañas

y las papai, porque son las abuelas, por los que vienen; o sea, como que no te sabría decir cómo lo

hago, por nuestra comunidad, lo hago por mi país Chile, lo hago por mi continente, por mi familia o por

mis amigos, es mucho más amplio que eso. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

La motivación fundamental es empujar cambios hacia otras formas de comprender, ser y estar
en el mundo; alternativos al neoliberalismo y sus lógicas. Desde esta perspectiva, el
reconocimiento, resguardo y promoción de las diversidades ecoculturales son fundamentales
para el desenvolvimiento de los pueblos y el bienestar planetario.
Mientras, desde la agencia de los activistas se potencia una motivación más individual,
desenvuelta en relaciones familiares y comunitarias, con conciencia ecológica y culturalmente
situados; pero son personas que no se identifican con una organización específica, sino más
bien participan de identidades colectivas inespecíficas, múltiples y singulares. Si bien se
identifican más con una organización que con otras, generalmente se mantienen en los
márgenes de su representación personal-familiar; no obstante, se activan para encuentros y
otras articulaciones coyunturales que requieren mayor coordinación, redes y fuerza para
alcanzar propósitos comunes entre diversas identidades colectivas entretejidas por territorios
rurales chilenos.
Aun así, en el escenario rural chileno, los sindicatos constituyen la forma por excelencia que las
organizaciones campesinas identifican como propias, adoptando un sentido de clase que

207
despierta motivaciones a la organización que lucha contra las desiguales condiciones bajo el
capitalismo neoliberal; pero también se ha ido ampliando el espectro desde donde se configuran
las identidades colectivas en territorios rurales; siendo la más relevante la indígena, pero
también importantes han sido las orientaciones ecológicas, feministas y autonómicas. La
combinación de motivaciones en la forma actual de configurarse las identidades colectivas
rurales en este país, da cuenta de la emergencia de otros actores, pero también de nuevas
formas de participar y crear lo político.
Siendo evidencia pesquisada de estos procesos, la figura política que han co-creado las
organizaciones que se encuentran articuladas por la Red de Semillas Libres, señala Valentina
Vives sobre la forma de organizarse colectivamente:

. . . trabajamos bastante espontáneamente, es que no tenemos una agenda muy clara, …y se va

construyendo y es la gracia de una red, que es muy flexible, (…)la red está conformada por una

diversidad de organizaciones que cada una tiene su estructura, su forma de trabajar; entonces a la red

se le deja como lo más espontáneo, que es bonito igual, es bonito y es muy importante porque se ha

logrado hacer una fuerza común en los momentos en que es necesario, por ejemplo para organizar los

encuentros, o por ejemplo, cuando ha tocado ir a presionar a los parlamentarios sobre la no votación de

la ley de obtentores vegetales, la no aprobación quería decir, ….porque esos son los momentos en

donde sí se necesita hacer fuerza más decididamente, y por eso está la red al final, entonces no le

ponemos mucho peso ni mucha ambición a la red, porque además es trabajo voluntario, y es alegal,

ese es otro elemento importante, la red no tiene una persona jurídica, ni va a tener, porque muchas

veces nos movemos en los ámbitos como fuera de la ley. (…) nuestro movimiento es global y tenemos

relación con gente de la India, con gente en África, en Europa. (V. Vives, comunicación personal, 13 de

febrero de 2017).

La Red de Semillas Libres, sin duda, es la figura política más novedosa de las proyectadas en
el escenario político rural chileno. No se quiere decir con esto que las otras organizaciones
campesinas e indígenas no utilicen estrategias de redes y articulaciones flexibles con
organizaciones hermanas, a nivel nacional y más aún a nivel internacional; sino más bien el
énfasis está puesto en cómo se gira el eje epistemológico desde el cuál construir fuerzas
políticas para la creación de relaciones ecoculturalmente diversas. Organizaciones campesinas
e indígenas como ANAMURI o Weichafe Domo también plantean este desafío de cambio de
paradigma, pero son identidades que se configuran desde un núcleo común bien delimitado,
contando a la vez con una estructura organizativa clara, funciones y roles definidos, etc;
elementos que son bastante confusos en la Red.

208
6.4. Formas de participación política.
Atendiendo a las diferentes orientaciones y perspectivas desde la cuales se van construyendo
acciones colectivas, es de esperar que las formas de participar también sean diferentes. De
88
esta manera, existen experiencias como la de ―Coloro‖ que ―roza varias organizaciones‖ y
asume una participación más espontánea, ―más natural‖, forma parte de una comunidad
ecológica y es co-fundador de la Red de Semillas Libres. Sobre su participación en la Red de
Semillas Libres, relata cómo fue concebida en Chile:

. . . y empecé a averiguar, cómo estructurar la Red, empecé a pensar la Red, y dije: ¡la Red!, es un

tejido, entonces llegué y fui donde las tejedoras,…y Chile es como una bufanda, (...). Y llegamos a una

estructura a través de las tejedoras, es una cuestión increíble. Y si uno piensa, en el tejido está todo,

está el principio, por eso es tan importante el telar en todas las culturas, y lo desvinculados que

estamos hoy en día de ese aspecto también de la vida. (…) y de ahí salió toda una red estructural del

país, y que hasta hoy en día funciona y es súper sólida. Y salió de un tejido, el tejido es lo segundo más

importante después del alimento, por ejemplo, de ahí viene todo lo demás. (Coloro, comunicación

personal, 25 de agosto de 2016).

Una vez más, aparecen discursos que articulan diversidades ecoculturales con elementos
simbólicos significativos que cuestionan las lógicas dominantes al crear formas alternativas de
ser, estar y conocer el mundo.
Otra experiencia de activismo político y, por tanto, con cercanía a organizaciones más no con
un involucramiento directo y permanente con alguna organización específica, es la de Patricia
―dedos verdes‖ quien se define como activista contra Monsanto y guardadora de semillas,
asume esta labor como un trabajo no remunerado cargado de peligros, porque la amenazan y
han atacado su hábitat, por lo que tuvo que migrar a la ciudad. Su principal forma de participar
es difundiendo información sobre las semillas, pero también sobre las amenazas actuales que
acechan su libre cultivo e intercambio. Al mismo tiempo, rescata, produce y pone a circular
diversidad de semillas que han estado en peligro de extinción. ―yo digo ―siembra o muerte‖, si yo
me muero voy a dejar de sembrar, antes de eso no, yo tengo un compromiso demasiado fuerte
y no se puede explicar‖. (P. ―dedos verdes‖, comunicación personal, 6 de septiembre de 2016).
Es un compromiso que se sabe singular, un destino propio, que se articula con símbolos
universales y luchas políticas concretas. La resistencia está situada en el cuerpo, se representa
a sí misma y su misión; agrega: ―. . . y hablo como por mí ¿me entiendes?, porque cuando uno
habla desde una organización es muy fuerte, porque uno pasa a llevar casi toda la estructura
que hay en la organización y es delicado‖.

88
―Coloro‖ es el nombre con que el entrevistado se identifica y lo identifican.

209
Mientras, entre las representantes de organizaciones no gubernamentales, hay quienes
participan principalmente elaborando propuestas de políticas públicas sobre temas específicos,
estando en el Congreso, haciendo lobby, exponiendo la versión de los movimientos sociales
sobre temas que se encuentran en proceso legislativo; pero también hay quienes están en los
territorios generando proyectos interculturales con las comunidades. Las mujeres entrevistadas,
representantes de organizaciones no gubernamentales, mayoritariamente se vinculan a través
de la investigación con el trabajo político de los movimientos sociales, comunidades
campesinas e indígenas; algunas están más inmersas en la lucha directa, otras más en los
márgenes, pero listas para activarse cuando sea el llamado. Relata la representante de GRAIN
que dentro de dicha organización trabajan temas que tienen relación con los pueblos
campesinos y originarios, sus formas de vida y agricultura; especifica: ―ahora, dentro de eso, yo
trabajo en forma muy fuerte toda la parte de semilla, biodiversidad, toda la parte de
agroecología y también la parte de tratados de libre comercio‖ (GRAIN, comunicación personal,
16 de agosto de 2016). A su vez, comenta que la principal forma de vincularse con las
organizaciones campesinas e indígenas es a través de la conversación, discusión y debate
sobre distintos temas, donde los movimientos sociales plantean sus interesas respecto a
aspectos a investigar de manera de nutrir una vez más las discusiones y debates respecto a las
estrategias, orientaciones y prácticas a desplegar, ―pero finalmente las decisiones son siempre
de las organizaciones, nosotros también tomamos decisiones pero que nos afecten a nosotros‖.
Hay una participación directa, un compromiso por colaborar en la creación de condiciones
necesarias para las transformaciones que los movimientos campesinos e indígenas empujan,
pero manteniendo la autonomía de cada organización.
Mientras, otras representantes asumen su labor como una alianza que fortalece la voz y acción
de las organizaciones campesinas e indígenas, desde una mayor distancia con las
89
comunidades, a través de un trabajo esporádico y coyuntural; como es el caso de TERRAM ,
nos cuenta Flavia Liberona cómo participan de lo político para el momento de las movilizaciones
que se proponían detener la ley de obtentores y UPOV91:

. . .en cambio aquí ya había una cosa más de política pública que nos parecía que era importante

levantar. (…) entre medio surgió todo este movimiento, que ésta es la ley Monsanto y que sé yo, y a mí

me parece fantástico y nosotros como que echamos un poquito hacia atrás, lo miramos (...) ellos

lograron hacer un movimiento ciudadano que paró la cuestión. (F. Liberona, comunicación personal, 9

de septiembre de 2016)

89
TERRAM es una organización fundamentalmente abocada a problemáticas medioambientales; pero han tenido una
importante participación, en alianza con otras organizaciones de la sociedad civil, en la propuesta de políticas públicas
enfocadas a la exigencia de un modelo de desarrollo para el país que considere las demandas de comunidades
campesinas e indígenas, como también habitantes urbanos, respecto a temas como transgénicos o el Convenio UPOV.

210
Hay un ellos y un nosotros bastante definido, pero al momento de tener que incidir en instancias
donde los movimientos no tienen mucho acceso, ni habilidades mayores, Flavia y su equipo
pone a disposición su capital político y humano a las necesidades de los actores colectivos.
90
Mientras, Lucía Sepúlveda nos comenta sobre las formas de participar de RAP-AL :

. . . ese ha sido el camino, o sea, informar sobre las consecuencias del modelo de agricultura

agroindustrial convencional, promover la agroecología, y entregar información sobre los plaguicidas

más peligrosos (…), nos conoce la gente, porque cada vez que hay un problema de algún tipo, somos

como un referente, nos llaman, a veces nos invitan, a veces cuando tenemos plata, vamos nosotros,

hacemos talleres. . . sobre plaguicidas, talleres sobre transgénicos, tenemos publicaciones… (L.

Sepúlveda, comunicación personal, 4 de octubre de 2016).

Aquí, si bien hay un vínculo más directo con comunidades, el rol primordial es informar sobre
temas específicos cuyo horizonte político por supuesto está alineado con las principales
propuestas de los movimientos campesinos e indígenas a nivel global y local. Pero también las
representantes de RAP-AL, están en la calle cuando hay que marchar y en el congreso cuando
es necesario aportar con análisis sobre los temas que ellas trabajan desde una perspectiva de
transformación social y ecológicamente sustentable.
Comenta la representante de GRAIN sobre los modos de participación practicados durante el
proceso de trabajo conjunto entre diversas organizaciones no gubernamentales y
organizaciones campesinas e indígenas, involucradas en la defensa de las semillas y las
diversidades ecoculturales:

La vez anterior, el eje central nuestro, fueron las organizaciones de base en todo Chile, (…) campesina

e indígena. De hecho, la novena región tuvo una importancia bien importante en esa pelea y significó

recorrer un montón las regiones, irse a las comunidades más chicas y hablar con la gente y decirles:

cuando venga el Senador… vayan, conversen con él, y que sé yo. Eso fue, digamos, un elemento

sumamente importante, y después lo que ocurrió es que hubo muchas organizaciones de tipo

ambientalistas, podríamos decir, muy descentralizadas; fue súper interesante, no fueron grandes

organizaciones, pero fueron así como organizaciones chiquititas en toda partes que se dedicaron a…,

90
La Red de Acción en Plaguicidas y sus alternativas para América Latina (RAP-AL) es una de las organizaciones que
más ha trabajado el tema de los transgénicos en Chile, dentro de sus planteamientos establece que ―fomenta
alternativas viables para el desarrollo de una agricultura socialmente justa, ecológicamente sustentable y
económicamente viable, que permita alcanzar la soberanía alimentaria de los pueblos. Asimismo objeta los cultivos
transgénicos porque atentan contra la salud y la diversidad biológica‖. (página rap-al/13 mayo).

211
usaron muy bien el internet, Facebook, correo electrónico. . . . (GRAIN, comunicación personal, 16 de

agosto de 2016).

GRAIN es la organización no gubernamental de este país donde más se evidencia una difusa
limitación entre el rol investigador/acompañante y el ser actor partícipe, pues está involucrada
en la construcción del movimiento como tal, aun cuando no participa directamente de la toma de
decisiones que a cada actor colectivo corresponde organizar entre sus integrantes.
Por su parte, entre los dirigentes de organizaciones campesinas e indígenas se evidencian
grandes diferencias también en las decisiones sobre formas de actuar políticamente y los
caminos que construyen para incidir en los cambios propuestos en sus agendas. Hay quienes
trabajan cercanamente con organismos públicos, apostando en esta alianza a acceder a
recursos del Estado para la implementación de proyectos consensuados, es decir, proyectos
enfocados hacia el desarrollo de las comunidades campesinas e indígenas desde una
perspectiva que reconoce los lineamientos gruesos del modelo implementado en territorios
rurales, que convive con esas formas, aun cuando pueda criticar aspectos de las mismas, pero
que más bien propone estrategias que no contradigan el quehacer establecido oficialmente. En
estos actores también hay una importante valoración del reconocimiento público como actores
legítimos, teniendo voz en espacios oficiales, siendo convocados a dialogar con los
empresarios, representando a Chile en instancias supranacionales, etc. Este reconocimiento
que se expresa en la posibilidad de llegar a acuerdos con los distintos gobiernos, de participar
de la cosa pública oficial y de proyectar el trabajo de las organizaciones económica y
políticamente, es un elemento de mayor importancia en la identidad de estos actores colectivos,
definiendo los márgenes también de las formas de participar y manifestarse que han cultivado.
No es que estas organizaciones sean de total avenencia al Estado, sus organismos y
gobiernos; sino más bien considera básica la alianza con los organismos públicos para
promover un mejor desenvolvimiento de la agricultura familiar campesina, al tiempo que es un
escenario donde quieren aportar con sus reflexiones, estar presentes, ser actores partícipes de
las discusiones que en este espacio se dan, acatando con ello los márgenes de lo posible de
discutir y movilizar en dichas instancias.
Mientras hay otras dirigencias que se afirman en ideas de autonomías, proyectan soberanías y
utilizan sabiamente sus redes nacionales e internacionales para instalar los desafíos simbólicos
que sus organizaciones proponen. Participan ampliamente de la ―cosa pública‖, como un
mecanismo para alcanzar los objetivos y proyectar la agenda de sus organizaciones. Cuenta
Eliana Catalán sobre su experiencia como dirigenta desde los 14 años:

Y así hemos ido caminando mucho, nuestras dirigentes, entre esos yo, hemos viajado a muchas

partes, y aquí en las regiones hemos participado en todo lo que son los proyectos de políticas públicas.

212
Estamos presentes en todas las políticas públicas, por decir salud, vivienda, educación, obras públicas.

Cuando vi lo de la primera consulta (…) para la creación del Ministerio Indígena, también fuimos

partícipes de todo el proceso de la consulta y en todas las comunas, (…) y concluyendo con un

encuentro nacional de consejeros indígenas para presentar el proyecto en Santiago, en San Esteban,

en enero del año 2015. Y ahora estamos participando a través de seminarios, de talleres, sobre todo lo

que es la cosmovisión mapuche, los derechos, la autonomía, las leyes que han pasado, en eso

estamos. (E. Catalán, comunicación personal, 1 de septiembre de 2016)

En la Ranquil y ANAMURI también asoman múltiples relatos de cómo van instalando disputas
simbólicas en distintos espacios; al interior del país, en alianza con otros movimientos
91
sociales , pero también participan en algunas instancias de diálogo con organismos públicos -
aunque siendo muy cautelosos de no ser utilizados para complacer los intereses dominantes-, y
elaboran propuestas a las leyes en disputa, proponen lineamientos de desarrollo rural, etc.;
hacia el mundo, participan en alianza con movimientos internacionales, presentan importantes
92
desafíos en organismos internacionales , realizan encuentros regionales y mundiales donde se
discuten y proyectan agendas comunes, tanto como se buscan soluciones posibles a los
problemas revelados por el diagnóstico actual de la ruralidad nuestramericana, africana,
asiática.
Ahora bien, todas las organizaciones campesinas e indígenas investigadas generan alianzas
con organismos públicos para la implementación de proyectos propios; por una parte, como una
forma de acceder a fondos que hagan posible la realización de los mismos; por otra, porque
entienden es la forma por excelencia de participar en la política tradicional, pero además porque
se identifican con algunos organismos de Estado; como señala Osvaldo Zúñiga:

. . . el INDAP nació con nosotros, nació para nosotros, para las organizaciones campesinas y lo

peleamos siempre, yo creo que ahí tenemos un punto de unidad, cada vez que se ha intentado echarle

el guante al INDAP nosotros nos unimos, porque es nuestra institución, es lo que tenemos; entonces

hoy día estamos sentados, nos reunimos todas la semanas en el MUCECH los días miércoles y

91
Caso emblemático del último tiempo, fue la alianza que generaron con el movimiento estudiantil, cuando
participaron en muchos foros de universidades, difundiendo información sobre la llamada ―Ley Monsanto‖,
lo que colaboró bastante en su momento para aglutinar fuerzas con el propósito de detener la aprobación
de la ley de obtentores. También, en ese entonces, se configuraron alianzas relevantes con
organizaciones ecológicas y se contó con la avenencia de algunos parlamentarios que estaban dispuestos
a escuchar las propuestas y conflictos planteados por los actores colectivos campesinos e indígenas y
ecologistas. Esta combinatoria hizo posible que la ley de obtentores quedara en suspenso en el
parlamento hasta nuestros días, momento en que los ojos están puesto sobre las decisiones que se tomen
respecto al TPP.
92
Como la campaña de la semilla efectuada por ANAMURI en la Cumbre de la Alimentación de la FAO en
2002.

213
tenemos un debate bastante bueno; el año pasado hicimos un encuentro nacional de 5 dirigentes por

cada organización, generamos un documento y hablamos cuestiones re bonitas (…) yo no había

escuchado todavía una agricultura con ética, se planteó ahí: dijimos agricultura sostenible, no

sustentable, (...), y una agricultura con ética; si nosotros tomamos esas dos definiciones y principios de

aquí en adelante para seguir discutiendo sobre eso (...) vamos a poder construir unidad y eso también

se genera una nueva relación con los partidos, (…); yo creo que podemos generar hoy día una cosa

diferente, distinta, una unidad política y una unidad que nos generen también transformación, cambios

en el Estado, en los servicios del Estado. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).

Asoma una percepción de mayor unidad del movimiento campesino e indígena, a pesar de las
innegables diferencias, perciben su coordinación como algo fundamental y posible para generar
las transformaciones que se requieren impulsar en territorios rurales.

6.5. Conflictos rurales contemporáneos.


Disputas y tensiones frente al modelo de desarrollo.
Como se vio en el capítulo cuatro, el modelo de desarrollo vigente en Chile destaca por su
orientación extractivista de minerales, industrias piscisilvoagropecuarias organizadas en
clústeres, cuya producción está dirigida a la exportación.
Frente a esta impronta, las principales organizaciones campesinas e indígenas levantan
propuestas enfocadas a mejorar las condiciones materiales de las familias y comunidades
rurales, así como a rescatar los saberes y prácticas propias de estos grupos sociales. No
obstante, se denotan tensiones y divergencias entre las distintas organizaciones en Chile.
En este ámbito, la Confederación Ranquil si bien sitúa su disputa primordial en custodiar el
bienestar y la identidad de la clase trabajadora campesina, abren su horizonte a nuevos
entendimientos, impulsando cantidad de desafíos orientados a:

. . . dar una lucha de ideas, de identidad, de construcción de sociedades colectivas; (…) que se vuelva

a mirar la agricultura como una necesidad de la humanidad, de los pueblos y que se recoja y se valore

el conocimiento ancestral para producir alimentos sanos y limpios. (O. Zúñiga, comunicación personal,

14 de junio de 2016).

La propuesta es generar un modelo de desarrollo basado en prácticas agroecológicas que


consideren saberes ancestrales y proyecten otros futuros posibles al servicio de los pueblos.
Pero además de ir instalando enunciaciones que disputan las maneras de organizar los
territorios rurales, sus modos productivos y la circulación de sus beneficios, la lucha primordial

214
se instala en torno a la defensa de diversidades ecoculturales, como señala Francisca
Rodríguez:

hay que luchar por defender la vida rural, la vida campesina,(…), por defender la tierra y los territorios, y

lo que está en la tierra y territorio que no solamente son nuestros bienes naturales. . . ; son las

comunidades, son el pueblo, somos nosotras; entonces, ese ha sido el quehacer de nuestra

organización, hemos ido tomando identidad, no hemos perdido identidad (…) porque el sector

campesino es un sector particular, tiene una forma de vivir que hoy día está trastocada, y no estamos

negadas, …, a sumarnos al desarrollo que facilita nuestra vida, pero estamos luchando contra un

desarrollo deshumanizado, que pone por encima el tema del comercio más que el desarrollo. . . , y por

eso que para nosotras es tan importante recuperar esa identidad. Tenemos una forma de vivir, una

forma de producir, que estamos sosteniéndola, defendiéndola con mucha fuerza. (F. Rodríguez,

comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Mas esta defensa de las identidades se encuentra asociada también a la amenaza percibida en

la capacidad del capital de transformar las propuestas de los movimientos sociales en una

estrategia de negocio. En este sentido se orientan también las reflexiones de Valentina Vives

sobre las posibilidades que en Chile se geste una fuerza capaz de contrarrestar los intereses

transnacionales en territorios rurales:

creo que sí, . . . , sin embargo también creo que la mayor amenaza que existe para que esto suceda es

la cooptación, la cooptación de conceptos, de ideales, de lógicas de trabajo, como es el

cooperativismo, por ejemplo, y bueno, todo lo que es el crecimiento verde, los servicios eco sistémicos,

es la misma lógica del capital neoliberal, que promueve la conservación a cambio de dinero o que

financia la conservación (…) y veo que en la medida que nos vamos organizando en el campo y vamos

haciendo un poco más de ruido inmediatamente llegan los grandes a hacer propuestas de negocio de

encadenamiento productivo, de que le vendamos a Almacenes Paris nuestra lana, que le vendamos al

Unimarc las lechugas… entonces, ese creo yo que es el mayor riesgo y también el gran desafío de

hacer educación rural. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

Cómo cercenar clientelismos, superar lógicas mercantiles, subsanar desconfianzas históricas y


memorias trágicas que permitan, a través del despliegue de creatividades expresadas en la

215
configuración de distintas identidades colectivas en territorios rurales, pensar en una producción
alimentaria saludable y adecuada a las necesidades culturales de los pueblos. Señalan varios
dirigentes que la agroecología y su producción han sido instaladas como alimentación de ―elite‖,
a un costo más elevado en el mercado; mientras la producción en base a semillas
genéticamente modificadas, que usa paquetes de agrotóxicos y fertilizantes químicos, se
orienta a satisfacer la demanda alimentaria del pueblo. En palabras de Orlando Contreras: ―. . .
quien se alimenta de lo orgánico?, que es un nicho de mercado, personas profesionales,
personas que tienen a lo menos estudios superiores, que ganan un buen sueldo y se dan
cuenta que tienen que alimentarse bien para vivir más‖ (O. Contreras, comunicación personal,
25 de julio de 2016). Francisca Rodríguez también destaca esta distancia entre la producción
orgánica y la alimentación del pueblo, estando presente también la idea de que es necesario
adquirir una conciencia que es necesario irradiar a toda la sociedad:

la producción, por ejemplo, agroecológica o la producción orgánica, adquiere un valor muy alto y no

está respondiendo a la necesidad del pueblo, sino que a una elite que tiene capacidad de adquirir y

conciencia por qué adquirir; nosotros necesitamos que esa conciencia se instale en el país, y por lo

tanto las políticas agrícolas vayan dirigidas en primer lugar a abastecer de alimento como corresponde

a este pueblo, y que haya por supuesto una agricultura que es la que está produciendo la exportación

que haya, no estamos contra eso, el país también requiere de eso, pero . . . necesitamos una mirada de

Chile y sus pueblos, …, y tenemos que cuidarnos nosotros de no caer en ese negocio. (F. Rodríguez,

comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Además de tener claros los horizontes hacia los cuales dirigen la construcción de identidades y
pensamientos colectivos, al tiempo que los riesgos del trayecto, las propuestas que enarbolan
destapan desigualdades productivas concretas con que se enfrentan las familias campesinas y
comunidades indígenas en territorios rurales. Ante ello asoma reiterada la percepción de que
Chile produce para fuera y que no existe una preocupación por un abastecimiento alimentario
adecuado para su población. Existe una suerte de uniformización de las producciones agrarias
que ha generado importantes cadenas de dependencias entre la agricultura familiar campesina,
los suministradores de insumos para la producción, los mediadores y las grandes empresas;
aquello que en lenguaje técnico denominan encadenamientos productivos como un círculo
virtuoso que beneficiaría a todos los estratos del proceso productivo agrario. Osvaldo Zúñiga
refiere respecto a los subsidios del Estado y las prioridades establecidas en la producción
agraria:

216
…hoy día Chile no produce alimento, produce postres, produce vinos y produce madera, en el campo,

en la tierra, y ahí yo creo que Chile tiene una capacidad enorme de producir alimento para su país, para

su pueblo; pero las tierras están destinadas a otra cosa, … y sostenida en subsidios, . . . yo creo que

tiene que haber una preocupación del Estado, pero dónde van esos recursos?, o sea yo creo que en

Chile se ha subsidiado a las grandes trasnacionales, se ha subsidiado a Del Monte, Quality, la Uni Agri,

a la misma Dole, . . . (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).

Además de las desigualdades persistentes en la distribución de todo tipos de capitales; se


muestra una dualidad en el quehacer campesino donde, por una parte, las agriculturas
familiares producen ciertos alimentos para el mercado que cumplan con las condiciones
exigidas por los mediadores, supermercados, etc; mientras, por otra parte, preservan semillas y
alimentos que tienen asociados a satisfacer necesidades propias, vinculadas a gustos, texturas,
rituales, creencias, que en la uniformidad del mercado no están presentes.

. . . varían entre un 50 a 80% del costo total de la producción de esa hortaliza el valor de la semilla,

porque mandan a viveros a hacer las plantas; entonces ellos saben que eso es algo que antes no

existía, que fue introducido, sin embargo si tú le preguntas a los productores, …, por lo general tienen

en sus huertas, pero de auto consumo, es como divertido, ellos comen una cosa y venden otra; pero

por qué sucede eso? es porque el entorno, entre comillas, los ha obligado a eso, . . . , porque cumplen

con otras condiciones de mercado esos productos. (F. Tiara, comunicación personal, 7 de julio de

2016)

Por su parte, Coloro agrega que la globalización ha sido un fenómeno nefasto en la expansión
de la uniformidad de los alimentos para su transporte global que, además de generar
importantes huellas de carbono, ha provocado la pérdida de diversidades ecoculturales; pues
junto al esfuerzo por generar productos alimentarios que sean resistentes a los viajes y tengan
buena forma, color, aroma, etc; para este activista, se han debilitado las semillas y los saberes
asociados a su manejo, requiriendo para la producción ampliada paquetes de agrotóxicos,
pesticidas, fertilizantes, que además instalan un negocio basado en las semillas que es avalado
por los Estados.
Se observa la disyuntiva reiterada entre quienes abogan por la conservación de lo propio, las
prácticas y saberes ancestrales, y quienes promueven la tecnificación de las prácticas agrarias
asociando esta idea a la noción de desarrollo. Orlando Contreras expresa de la siguiente
manera:

217
. . . hay una contradicción, nosotros teníamos algunos que decían… tenemos que volver a lo ancestral.

Está bien yo acepto eso, creo que es interesante, pero qué pasa con el desarrollo?, (….). Entonces, por

un lado, tenemos que ver el desarrollo y, por otro lado, no perder todo ese conocimiento ancestral de

las semillas. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

Hay una tensión evidente entre estas visiones que topan incluso al interior de un mismo
movimiento. Se denota en ello, por una parte, la creencia pretérita en el progreso, la técnica y
las tecnologías a partir de las cuales fue construida en gran parte el estado republicano en
Chile, impronta además bajo la cual fue enarbolada inicialmente la reforma agraria y en la que
muchas organizaciones confían. Sobre las ideas modernizadoras, analiza la representante de
GRAIN:

. . . todo el mundo pensaba que la modernización era fantástica…, y además la modernización entró de

manos de gente de sectores progresistas, sinceramente progresistas, . . . , y por lo tanto, si tú quieres

la posibilidad de sospechar de esa modernización prácticamente no existía, porque había gente muy

buena, muy militante, muy comprometida, muy interesada en el bienestar campesino. (GRAIN,

comunicación personal, 16 de agosto de 2016).

Pero esa forma de modernización también tiene un corte en la historia, con el golpe militar
desaparecen las organizaciones colectivas como también la asistencia técnica del Estado; la
asistencia se traspasa a los distribuidores de semillas, de fertilizantes y pesticidas. Además, han
sido varias generaciones educadas en escuelas rurales y liceos agrícolas bajo ese paradigma
productivo, que aplican y reproducen manuales técnicos orientados hacia la industrialización de
la agricultura en Chile. Como corolario de este proceso siempre en tensión en la historia rural de
este país, la erosión en la diversidad de semillas es profunda. Dice la representante de GRAIN:
―aquí la erosión genética yo te diría que es muy fuerte; de hecho, por ejemplo, mucha gente que
ha vuelto a conservar sus semillas, etc., tú te das cuenta que no conservan variedades
realmente antiguas‖. (GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de 2016).
El avance de la denominada revolución verde, instalada a partir de los 60 por los campos del
mundo, ha significado un proceso de erosión extremo de las condiciones necesarias para la
producción agraria; se han desertificado y erosionado los suelos como nunca antes, se han
erosionado, debilitado y desaparecido innumerable cantidad de semillas, se ha ido agotando el
agua y contaminado reservas del mismo elemento, etc.; todas estas modificaciones que pueden
asociarse al clima, están inevitablemente relacionadas con las formas de habitar y hacer
producir los territorios; si además consideramos la normalización del uso de agrotóxicos, la

218
expansión de los cultivos transgénicos y la pretensión cada vez mayor de los capitales por
controlar la propiedad sobre especies vegetales, ha significado un deterioro mayúsculo respecto
a las formas de ser, estar y conocer el mundo en territorios rurales, pero también ha tenido gran
impacto en la organización de comunidades campesinas e indígenas por defender lo propio, por
rescatar lo conservado, por reactivar prácticas y saberes que fueron abandonados en pos de
una tecnologización que prometía acabar con el hambre en el mundo y que hasta ahora sólo ha
causado mayor pauperización en territorios rurales, lo que a su vez trae aparejado procesos
migratorios importantes y la búsqueda de otras estrategias económicas que permitan a las
familias y sus comunidades sobrevivir. Como las señaladas por Osvaldo Zúñiga:

. . . la gente del sur, en estos últimos años, ha viajado mucho a trabajar a la minería, al norte, y los

sueldos son incomparables; o sea un cabro campesino de allá viaja al norte, el sueldo es malo porque

trabaja con subcontrato, pero es muy superior a un sueldo agrícola, entonces yo creo que ahí se ha

provocado una cuestión muy jodida para el campo; y lo otro la forestal, la forestal como industria,

también los sueldos son bastantes superiores. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de

2016).

Frente a estos importantes desafíos, las organizaciones campesinas e indígenas demandan a


distintas instituciones públicas (hospitales, escuelas, jardines infantiles, etc.) a que prioricen su
abastecimiento alimentario a partir de la producción campesina que se desenvuelve en sus
cercanías. Así, por ejemplo, Orlando Contreras señala: ―. . . hemos hablado con la JUNAEB,
que meta productos agrícolas, eso al agricultor le ayuda porque le compran más, y a mantener
un patrón de consumo y no perdamos lo tradicional‖ (O. Contreras, comunicación personal, 25
de julio de 2016). Se asocia el fortalecimiento de las economías campesinas con el resguardo a
diversidades culturales; al tiempo que se promueve un consumo alimentario culturalmente
adecuado, sostenido sobre la base de la producción de la agricultura familiar campesina.
Existen experiencias al respecto, siendo relevante la multiplicación de cooperativas productivas,
de servicios y financieras en territorios rurales. Según la ideología que oriente estas formas de
organizar la producción campesina e indígena, se comprende también la configuración de las
distintas cooperativas; así, desde una lógica neoliberal, asoman como estrategias alternativas
para acceder a cuotas de mercado para la comercialización de la producción alimentaria
campesina; pero desde una mirada comunitaria, son parte también de una estrategia
autonómica.
Todas las organizaciones campesinas e indígenas y organizaciones no gubernamentales
asociadas, señalan la demanda por fortalecer espacios productivos de carácter colectivo que
potencien la agricultura familiar campesina. Para eso hay que crear las condiciones que

219
permitan agrietar la hegemonía de la propiedad privada individual, sin pretender negar ni
eliminarla, más sí que también exista la posibilidad de fortalecer economías comunitarias-
solidarias-sociales. Para Osvaldo Zúñiga, el Estado debiera cambiar de perspectiva respecto a
este punto:

yo digo: nosotros lo más justo es que paguemos impuestos, eso es correcto, por lo que vendemos; pero

el Estado siempre nos acorrala, nos exige individual, y la economía social tiene que ponerse, en algún

momento tiene que llegar un gobierno que diga hasta aquí, la economía social hay que respaldarla, hay

que protegerla. Así como le ponen 13 millones de dólares para marketing, nosotros necesitamos esos

mismos 13 millones de dólares a lo mejor para la construcción de cooperativas, impulsar con fuerza la

economía social, la economía social tiene que reponerse de nuevo. (O. Zúñiga, comunicación personal,

14 de junio de 2016).

Por su parte, Valentina Vives relata que, en la Red de Semillas Libres, decidieron formar una
cooperativa para poder gestionar de mejor manera el quehacer productivo y político de la red. A
través de la ―Cooperativa de trabajo en servicios para la Red de Semillas Libres‖ realizan
talleres educativos en territorios rurales, vinculados al INDAP y a través de programas de
desarrollo como los PRODESAL o PDTI. Sobre los propósitos de la cooperativa, comenta:
―definimos que lo que queríamos como primera fuente de financiamiento era la autogestión de
recursos; es decir, comercializar productos y servicios, y principalmente servicios educativos,
entonces que todos los productos que comercializamos también te enseñamos a hacerlos‖ (V.
Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).
Hay evidencia, entonces, que se van desenvolviendo distintas formas de producir y
comercializar en territorios rurales, la mayoría en forma de cooperativismos de nueva impronta;
y así como hay cooperativismos de carácter más autonómicos, sobre temas específicos,
participando de estas redes flexibles; también hay un cooperativismo campesino más
―emprendedor‖.

. . . creo que nosotros tenemos que manejar sí o sí las semillas, vía cooperativas de semillas que

tenemos que crear nosotros mismos, porque las empresas internacionales tienen una estrategia

mundial de quedarse con el negocio, porque hasta ahora no se ha inventado ninguna otra cosa que

sustituya a los alimentos y, de hecho, el alimento tiene cargas genéticas y cargas culturales, el sabor, el

color, el aroma, son cosas que hay pueblos que les gusta preservar, sino hay que ver a los asiáticos;

por consecuencia, creo que a largo plazo tenemos que desarrollar nuestras propias empresas

220
campesinas que se queden a cargo de esto. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de

2016).

Aunque los enfoques son distintos, ambos cooperativismos resaltan la importancia de defender
y promover maneras propias de producir, resguardar y hacer circular las diversidades
ecoculturales.

Reconocimiento de saberes y Agroecología.


Hay una polémica instalada respecto a la posibilidad de que el conocimiento científico,
generado a partir de investigaciones con materiales fitogenéticos, sea provechoso
efectivamente para las comunidades campesinas e indígenas. Francisca Rodríguez plantea el
conflicto de la siguiente manera:

…no estamos desconociendo el conocimiento científico, nosotros creemos que nos aporta, siempre y

cuando el conocimiento científico también se embeba del conocimiento de los saberes campesinos, hoy

día las universidades forman profesionales no para el campo, no para producir alimento, para las

empresas, y hay un divorcio, hay una separación, hay un corte en este vínculo entre campo y ciudad.

(F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Mientras no se reconozcan los saberes de habitantes rurales como conocimientos válidos, que

han creado variedades de semillas, formas de producirlas, cocinarlas y consumirlas; la

investigación científica asoma miope a esos valores culturales, adquiriendo como finalidad

prioritaria el establecer negocios rentables en territorios rurales del país. Se pone en cuestión,

entonces, el carácter del conocimiento que se necesita para poder realizar las transformaciones

enarboladas, bajo el reconocimiento de las distintas formas de ser, estar y conocer el mundo.

Las comunidades campesinas e indígenas lo llevan incorporado y están intentando rescatarlo,

porque hace varias décadas que los técnicos representantes de organismos del Estado les han

enseñado que sus saberes no valen, que están equivocados, que deben seguir las

instrucciones que los especialistas llevan a los territorios, aplicar los insumos que les

recomiendan, para obtener la tan ansiada cosecha que puedan vender al mejor intermediario al

alcance. Analiza Osvaldo Zúñiga:

221
…porque el Estado no ha intervenido más, es que queda algo; pero el Estado en los gobiernos de la

concertación hizo una campaña muy fuerte que se llamó la reconversión agrícola, entonces los

campesinos, esa agricultura nuestra era retrasada, no servía para ser competitivo, para este eslogan

―Chile potencia agroalimentaria y forestal‖, y se hace una campaña muy fuerte de reconversión, (…),

pero también llega el no generar protección de la agricultura familiar campesina (…) y eso ha

provocado también alto despoblamiento, mucha gente parte a las faenas, como dicen ellos, y no se

quedan en el campo. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).

Así como, por una parte, la pérdida de saberes y diversidades en los campos chilenos es una
realidad concreta, también lo es hace unos años el rescate y validación de estos saberes por
parte de intelectualidades y otros actores colectivos que ven el resguardo de las diversidades
ecoculturales como una de las luchas primordiales de estos tiempos. Así, por ejemplo, para
GRAIN ya ni siquiera existe un problema de validación, dan por hecho el conocimiento
campesino, lo asumen como un dato, ―nosotros ya a esta altura ni siquiera validamos, nosotros
partimos del concepto de que ese saber campesino existe, es válido, está vivo, se mantiene a
pesar de todas las agresiones que hoy día está sufriendo‖ (GRAIN, comunicación personal, 16
de agosto de 2016). Desde esta perspectiva, la complejidad se encuentra en que muchas veces
desde los lenguajes técnicos y/o académicos no se entienden los saberes campesinos, hay un
tema de intercambio de conocimientos que problematiza a veces las comprensiones recíprocas,
pero se parte de la base que los saberes presentes y persistentes en comunidades campesinas
e indígenas, son válidos, concretos, dan cuenta de realidad.
Isolde Pérez aporta con su experiencia como investigadora en CETSUR: ―el conocimiento es de
todos, aquí nadie es dueño de un conocimiento, se ha compartido y se ha construido entre
mucha gente, entonces por eso el tema también del patrimonio‖. (I. Pérez, comunicación
personal, 27 de julio de 2017). El conocimiento no sólo no es unívoco ni unidireccional, sino que
es colectivo, es construido por las comunidades en sus territorios. Mientras, por su parte,
Valentina Vives plantea que desde la Red de Semillas Libres trabajan

. . . en relación a la conservación de la biodiversidad agrícola y las tradiciones culturales asociadas, el

conocimiento tradicional asociado a esa biodiversidad cultivada por cientos de miles de años, que es

una herencia de los pueblos originarios principalmente y también campesinos de todas partes del

mundo, que son quienes han ido diversificando, domesticando y diversificando las plantas que son

criadas. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

222
Por tanto, en la realización de su quehacer, estas organizaciones reconocen ex ante el valor de
los saberes que circulan por territorios rurales, entre comunidades, familias, personas y sus
entretejidas cotidianidades.
Cabe destacar que esta disputa entre conocimiento científico y saberes campesinos e indígenas
pasa más bien por una subvaloración de la academia y la ciencia frente a los conocimientos de
personas cuyas epistemes se fundan en bases diferentes, siendo otros los lugares de
enunciación y las formas de acceder a ellos. Desde la instalación de la revolución verde en los
años 60 se ha querido hacer creer a campesinos e indígenas que las tecnologías y los avances
de la ciencia van a mejorar las capacidades productivas alimentarias para combatir el hambre
del mundo; más bien se ha producido un desabastecimiento de los recursos básicos (tierra,
agua, semillas) a grandes capas de población rural, generando círculos viciosos de
dependencias de insumos (semillas, fertilizantes y agrotóxicos) provistos por grandes
empresas, acompañados de marcos jurídicos que asoman cada vez más restrictivos hacia las
prácticas y saberes ancestrales de los pueblos en sus territorios. Tal como señala Valentina
Vives: ―está siendo 2 o 3 generaciones de seres humanos en los cuales ya se ha visto más del
95% de la biodiversidad agrícola o cultivada perdida, y eso lo dice la FAO, . . . , son datos
duros‖. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).
Tanto las empresas como las universidades han colaborado en formar profesionales
especialistas en deslegitimar las memorias territoriales y sus portadores, colaborando en ello a
la pérdida de diversidades ecoculturales. Frente a este escenario, los movimientos campesinos
e indígenas instalan la soberanía alimentaria como su principal reto simbólico a los códigos
hegemónicos, y adoptan la agroecología como un método a través del cual generar otro modelo
de desarrollo agrario.
La defensa y el rescate de la agroecología es un planteamiento que aparece en casi todos los
discursos de dirigentes de organizaciones campesinas e indígenas, siendo ANAMURI quienes
más han avanzado al respecto, formando el Instituto de Agroecología IALA-Chile en la región
del Libertador Bernardo O´Higgins. El IALA ―Sembradoras de Esperanzas‖ es un espacio que
pretende rescatar, resguardar y hacer circular semillas nativas entre comunidades de mujeres
(sin exclusión de los hombres), recolectando además saberes que acompañan estos
quehaceres y potencian la creación de lazos comunitarios más autónomos. En una noticia
publicada por el diario ―La Hora‖, en julio de 2017, aparece el relato de Rosa Flores, ingeniera
agrónoma, colaboradora de ANAMURI:

Tenemos un laboratorio y una bodega donde guardamos las semillas en sacos, a temperatura

ambiente. Nuestra idea es conservar las prácticas tradicionales de los campesinos y reconocer el valor

de esta cultura. Todas las técnicas que usamos son aprendidas en las visitas que hacemos a predios

que están de Arica a Coyhaique. Son técnicas de bajo costo. (R. Flores, julio 2017)

223
Que las técnicas tengan bajo costo y sean conocidas por las campesinas son dos elementos
bien importantes para la implementación de estos desafíos. Señala la noticia que conservan
alrededor de 250 especies de semillas hasta ahora, y han rescatado algunos alimentos que
estaban perdidos como el ―poroto bombero‖ o el ―durazno betarraga‖. Han sido más de 150
mujeres campesinas e indígenas las que han aportado con sus semillas en esta iniciativa.
Respecto a las relaciones con organismos públicos para la promoción de este tipo de proyectos
en la configuración actual de los territorios, arguye Francisca Rodríguez:

. . . el hecho de que hoy día dentro de los programas de INDAP esté la agroecología nos parece que

hemos ganado un paso, y hemos ganado una batalla, chiquitita, porque lo que tenemos que lograr

entienda, desde el INDAP y desde el Ministerio de Agricultura, que queremos agroecología para el

pueblo, no queremos agroecología para la exportación, no es porque vamos a abrir nichos de alimentos

sanos para afuera, si no que los queremos para acá. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de

agosto de 2016).

Por tanto, asoman discursos sobre un mismo eje temático que se encuentran en tensión y son
los actores colectivos quienes se sienten responsables de resguardar los sentidos de estas
prácticas, pues no son sólo luchas materiales, sino también se desarrollan en el ámbito de lo
simbólico. Son visiones que integran culturas, biodiversidades y ecologías en planteamientos
que proponen el rescate y resguardo de distintas formas de ser, estar y conocer el mundo.
Sobre prácticas y saberes agroecológicos implementándose en territorios rurales de este país,
cuenta Eliana Catalán sobre la experiencia de su organización:

Y lo otro que nosotros también hemos implantado es la producción orgánica, a través de la

lombricultura, el abono orgánico, les enseñamos. Y lo otro es desechar las bolsas de nylon, nada de

bolsa de nylon. Nosotras hacemos bolsas de género, de pantalones viejos, de camisas que no se

usan, se hacen bolsitas a mano. Y hay mujeres que se han preocupado tanto que incluso bordan las

bolsitas, las bordan, les ponen unos adornos bonitos, con hilo de color. (E. Catalán, comunicación

personal, 1 de septiembre de 2016)

Hay una recuperación de técnicas productivas agrarias ancestrales que se van reproduciendo,
re-educando, asociando a nuevos problemas como la ecología, la contaminación, el cambio

224
climático; pero también otorgando otra valoración a los quehaceres al incorporar creatividades
singulares y colectivas.
Son varias las formas que los distintos actores usan para llegar a este propósito bastante
amplio y compartido, como es la defensa de modos agroecológicos. Óscar de la Fuente cuenta
cómo a partir de una alianza entre varias organizaciones campesinas con INDAP, se han
instalado las "Tiendas Mundo Rural", donde se comercializan productos frescos de manejo
agroecológico; indica también que CONAGRO están en un proceso de campaña territorial en
contra del uso de agrotóxicos. Para Lucía Sepúlveda la promoción de la agroecología tiene
relación con implementar métodos que no sean dañinos para el medio ambiente ni para quienes
trabajan la tierra. Finalmente, para gran parte de entrevistados-as, la implementación de
producciones agroecológicas dice relación con aplicar prácticas contra hegemónicas, enfocadas
a que las comunidades y sus territorios recuperen y defiendan algunos márgenes de soberanía
social. La representante de GRAIN señala al respecto:

. . . la opción por la agroecología es una opción que tiene como base decir esto: la agroecología es lo

que a nosotros nos permite ser soberanos, no depender de las empresas, (…), la agroecología es una

tecnología compatible con una mirada de alimentación diversa, sana, culturalmente adecuada etc.,

(…). Ahora, en el trabajo de las organizaciones aunque éste es un trabajo de resistencia, la idea es

que se implementen elementos de esa soberanía aunque sea una soberanía, digamos… local,…,

porque sabemos que esa construcción tiene que empezar de a poquito. (GRAIN, comunicación

personal, 16 de agosto de 2016).

6.6 Las semillas y sus disputas


La importancia de las semillas en las luchas rurales en Chile
Chile es un país donde el tema de las semillas está bastante instalado en las distintas
organizaciones, muchas tienen trabajos específicos y de larga data al respecto; siendo
ANAMURI, la organización que lanzó en el Foro Social Mundial de Porto Alegre (2002) la
primera campaña sobre estos temas: ―Por las semillas, la biodiversidad y el acceso a los
recursos” (Kopp, 2011).
Cuenta Francisca Rodríguez la primera vez que las ANAMURI instalaron el tema de la semilla
en la cumbre de la FAO (2002), hicieron su primera declaración:

. . .cuatro elementos son de vida: la tierra, el agua, la luz y el aire, y nosotras ahí en esa declaración le

incorporamos el quinto elemento, y el quinto elemento son nuestros pueblos organizados, para

defender este patrimonio que nosotros lo proclamamos patrimonio de la humanidad. Fue, te digo yo,

225
emocionante porque primero nos asaltaron el local y nos robaron las semillas, (…), y ahí nos dimos

cuenta que nosotros estábamos dando a lo mejor uno de los pasos más importantes, estábamos

atacando la raíz de donde emerge la alimentación, o sea, era una campaña profundamente contra las

empresas transnacionales, contra el poder de Monsanto, Syngenta, la Bayer y todos los demás. (F.

Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Además de acertar en un punto sensible de las luchas más importantes en territorios rurales. El
hecho que los movimientos sociales consigan ir instalando ideas en organismos internacionales,
trabajar por alcanzar una escucha interesada en resolver estos desafíos, es un proceso que
también tiene sus baches, pues cuando Vía Campesina y ANAMURI plantean en la segunda
cumbre de la alimentación ―las semillas como patrimonio de la humanidad‖, las empresas
transnacionales señalaron ser parte de la humanidad también y, por lo tanto, tener derechos
sobre ese patrimonio. Así, aquello que al principio fue alegría, emoción, realización; al instante,
se transformó en autosabotaje, sin lograr comprender por qué el neoliberalismo tiene esa
capacidad de fagocitar símbolos emancipatorios y traducirlos en mercado. Sobre ese mismo
traspié, las ANAMURI, luego de sobreponerse, definen en una reunión en Caaguazú, Paraguay,
abril de 2003, que las semillas nos son patrimonio de la humanidad, sino patrimonio de los
pueblos indígenas y campesinos, de las mujeres, y que son estos actores-actrices los que las
ponen al servicio de la humanidad, y aclara: ―las ponemos al servicio de la humanidad para que
cumplan su cometido y la creación de la semilla a través de la historia fue para alimentar a los
pueblos y eso es lo que tienen que seguir haciendo‖ (F. Rodríguez, comunicación personal, 29
de agosto de 2016). En esa campaña de Caaguazú, se afirmó además:

. . .las semillas son muchísimo más que un recurso productivo. Son simultáneamente fundamento y

producto de culturas y sociedades, a través de la historia. En las semillas se incorporan valores,

afectos, visiones, y formas de vida que las ligan al ámbito de lo sagrado. Sin ellas es imposible el

sustento (…) por tanto las semillas y el conocimiento asociado a ellas, son parte fundamental e

insustituible de la soberanía alimentaria de los pueblos. (…) Las semillas no pueden ser defendidas si

no se defiende las condiciones necesarias para la continuidad de las culturas que las mantienen y les

dieron origen. (…) La Campaña debe estar íntimamente ligada a la defensa de la tierra y los territorios y

a las culturas campesinas e indígenas. (Citado en Korol, C, 2016 p.163-64)

Las organizaciones campesinas e indígenas han encontrado en la semilla una síntesis material
y simbólica para dar cuenta, con múltiples matices, de la relación entre el resguardo y la
defensa de otras formas de ser, estar y conocer el mundo en territorios rurales de Chile. Para

226
Valentina Vives, por ejemplo, la semilla es un puente entre el mundo material y el simbólico; es
un encuentro entre información genética e información cultural. Mientras, para Orlando
Contreras la semilla es un ser vivo que evoluciona y que comporta motivaciones emocionales
para los campesinos:

. . . hay una conexión emocional, y de sobrevivencia con una variedad de semilla, la agricultura tiene

una relación emocional con su semilla, (…) entonces ellos inconscientemente asumían que es parte un

alimento que a él le gusta, que tiene un sabor especial, una característica especial, hay emoción, hay

recuerdo, por eso la cuida, pero qué pasa cuando él biológicamente desaparece, desaparece eso si no

hay otro que hace lo mismo, entonces creo que hoy día eso es peligroso.(…) el valor de la semilla es

más allá de tener los frutos físicos, tiene cargas culturales, emocionales, el entorno y eso hay que

sacarlo para afuera, para el resto de la sociedad. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de

2016).

La semilla entonces no es sólo un recurso o medio para obtener alimentos, representa un


símbolo significativo para los pueblos, pues a través de su cuidado, producción y circulación
mantienen activas sus culturas, sus formas de ser, estar y conocer el mundo. Comenta la
representante de GRAIN: ―…hay de todo en la semilla, es una obra… además que es una obra
en creación permanente (…) es una forma de vida, una forma de compartir, una forma de
cuidar, una forma de alimentarte, etc.‖ (GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de 2016).
Por su parte Lucía Sepúlveda señala que en RAP-AL han rescatado las reflexiones sobre las
semillas de la ―gente antigua‖ que las ven como expresión de vida, relacionada con el ciclo vital,
por lo que deja de ser vista como un recurso para ser situada simbólicamente, como un bien,
una motivación, pero también con la posibilidad de tener alimentos sanos y también con el
―derecho a alimentar bien a los que vienen después‖ (L. Sepúlveda, comunicación personal, 4
de octubre de 2016).
Semillas, culturas, alimentos y territorios aparecen también en el discurso de Coloro; asoma la
semilla en este discurso como reflejo de la identidad de los lugares y su gente; son semillas
situadas de las que habla este activista. Por su parte, Osvaldo Zúñiga agrega un matiz y un
reconocimiento:

creo que el mayor banco de semilla no es el de Vicuña, que hay en Chile, sino en la propia familia

campesina y principalmente las mujeres, yo ahí reconozco las que se esfuerzan y que siempre, a lo

mejor por cultura del pueblo mapuche y de los pueblos originarios, es que las mujeres se encargaban

de la huerta, de las semillas, entonces principalmente los que hoy día conservan semillas criollas son

227
las mujeres y están en la agricultura familiar campesina. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio

de 2016).

Las semillas han sido cultivadas y conservadas por las familias campesinas indígenas,
principalmente bajo la protección del trabajo de mujeres en sus huertas. El reconocimiento
internacional a esos oficios, formas y sentidos involucrados en el rescate, conservación y
reproducción de las semillas campesinas e indígenas, ha sido producto de un arduo trabajo de
varias organizaciones de mujeres campesinas e indígenas del mundo, por visibilizar, valorar,
despatriarcalizar la participación de las mujeres en el espacio político. Como el trayecto es
largo, han emergido liderezas importantes, se han consolidado identidades colectivas, y han
logrado instalar desafíos simbólicos importantes a nivel internacional. Para ANAMURI, por
ejemplo, las semillas son la base sobre la que se sostienen todas las propuestas de
transformación enfocadas hacia un desarrollo en que las mujeres campesinas e indígenas sean
valoradas, participen y decidan sobre las maneras de producir las semillas y la alimentación de
los pueblos.

Transgénicos
Chile ha firmado numerosos tratados de libre comercio que han ido empujando legislaciones
enfocadas hacia la privatización de recursos vegetales y a la prohibición de prácticas
ancestrales como son el intercambio y la guarda de semillas. Será esta condición de un país
abierto y expuesto al comercio exterior, sin resguardo de sus diversidades ecoculturales, el
escenario que permite comprender esta principal preocupación entre distintos dirigentes,
representantes y activistas.
Mas, ello no significa que el tema de los transgénicos esté ausente; al contrario, hay
organizaciones que se dedican especialmente a ello; como cuenta Lucía Sepúlveda de RAP-AL:
―nosotras también fuimos fundadoras de una campaña que se llama ―yo no quiero transgénicos
en Chile‖ (L. Sepúlveda, comunicación personal, 4 de octubre de 2016), de la cual también
participamos y somos animadoras‖. La emergencia de dicha campaña en 2011 dice relación
con una legislación de transgénicos que se estaba discutiendo en el parlamento que pretendía
flexibilizar el cultivo de estos alimentos en el país. No obstante, es un tema que está presente
desde hace bastante tiempo, como comenta Flavia Liberona, directora de TERRAM:

. . . en tres lugares se hablaba de transgénicos en el gobierno de Lagos, en ODEPA había una mesa de

trabajo para hacer una política de transgénicos; en el Ministerio, que era CONAMA en ese tiempo,

había uno de estos proyectos GEF financiados del fondo mundial para establecer la ratificación del

protocolo de Cartagena, de lo cual salió un libro; y en el Ministerio de Economía, con XXX, que estaba

228
como subsecretaria, había una mesa de bioseguridad, entonces todos tocaban el tema. (F. Liberona,

comunicación personal, 9 de septiembre de 2016)

Si bien son discusiones que llevan tiempo, teniendo momentos de mayor presencia, en general,
no se vislumbra en este momento como una amenaza importante para la organización de los
territorios rurales. Ello no significa que no tenga importancia, todos y todas las representantes
de organizaciones no gubernamentales y los dirigentes sociales y activistas tienen una postura
crítica al respecto, trabajo específico en su trayectoria y propuestas acorde a sus
planteamientos; no obstante, aparece Chile como un país poco presionado por las grandes
industrias de alimentos transgénicos por las condiciones de configuración geográfica y por la
legislación que aún constriñe las posibilidades de estos negocios en territorios nacionales;
siendo esta última la que mayor precaución genera en la organizaciones, y frente a la cual se
mantienen en un estado de alerta, atentos al momento en que legisladores en sus alianzas con
grandes negocios internacionales empiecen a presionar respecto a la flexibilización de estas
normas y la ampliación de estas producciones en el país. Baste recordar que el 2007, Chile se
posiciona como el quinto país exportador de semillas del mundo, ―de las cuales entre un 60% y
93
un 80% son organismos genéticamente modificados (OGM) ‖. (Ruiz, A., Becerra, A., 2011, p.
6). Por su parte, el CENSO agropecuario y forestal de 2007, constató que la superficie utilizada
para la producción de semillas había aumentado en 42% entre 1997 y 2007. No obstante la
importancia que han adquirido estos negocios, en Chile:

se permite importar material vegetal transgénico de propagación (semilla) para su multiplicación y

posterior exportación, pero no se autoriza la importación de material transgénico para su siembra

comercial y utilización del producto dentro del mercado interno. Tampoco pueden utilizarse en Chile las

semillas transgénicas desarrolladas en el país, salvo para su multiplicación. (Ruiz, A., Becerra, A.,

2011, p.37).

A pesar de ello sí está permitida la importación de productos transgénicos para consumo


humano y animal, siendo ésta la principal razón señalada como una contradicción por los
productores de semillas a la hora de discutir en el parlamento la necesidad de ampliar este tipo
de cultivos. Hay que recordar también, cuando se estaban discutiendo estos asuntos, existía
una legislación que impedía dar a conocer públicamente las ubicaciones en que se encontraban
estos cultivos, otorgando el Estado una protección inusual a este tipo de negocios. Será recién

93
Cifras entregadas por Felipe Sánchez, director de ANPROS, en el II Seminario y Diálogo Público:
―Cultivos transgénicos en Chile: consensos y desafíos para un marco regulatorio‖, 12 de Noviembre de
2009.

229
después de la promulgación de ley de transparencia, durante el primer gobierno de Michelle
Bachelet, y a partir de una importante presión de varias organizaciones campesinas y no
gubernamentales, que se logra acceder a información sobre los territorios en que se
encontraban estos semilleros (Syngenta, Monsanto, Cargill, Dupont), concentrándose
principalmente en las regiones centro-sur. Actualmente, si bien existe la posibilidad formal de
acceder a esta información, desde el gobierno de Sebastián Piñera, los mecanismos para
acceder a ella se han hecho cada vez más engorrosos y menos transparentes. Como se ve en
el relato de Osvaldo Zúñiga, presidente de la Confederación RANQUIL: ―es como bien difícil
saber sí, nosotros pedimos al SAG que diga y sea pública que hay un semillero, pero nos ha
costado, no ha sido posible…‖. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).
No obstante su inicio promisorio, el negocio de las semillas transgénicas ha decaído durante los
últimos años en el país; en ello ha incidido sin duda la imposibilidad de liberar la producción
transgénica, pero también por la cada vez mayor aversión en el mundo respecto a estas
producciones. Sin ir más lejos, el año 2013 Alemania devolvió una importante partida de maíz
94
chileno y bloqueó las importaciones por encontrar trazas de transgénicos . En palabras de
Lucía Sepúlveda:

. . . todavía tenemos la mayor parte del territorio libre de transgénicos, aquí hay… ni siquiera el 1% de

la tierra cultivable está con transgénicos, ni siquiera. La semilla de exportación está en ese 0,8% de

territorio por decirte algo, no llega al 1%, y ha ido bajando y ha ido bajando la cifra, por las fluctuaciones

de precio a nivel internacional, por las campañas nuestras también de denuncias, todo, todo aporta (...)

porque ya piensa que no es un negocio tan seguro; en el mundo… ya no se publicitan, ya hay una

sensación en los consumidores de que mejor me voy a los alimentos sanos y no a los transgénicos, la

tendencia mundial es por ese tipo de alimentación, por eso que tanto hablan de alimentos funcionales…

y por eso que se oponen al etiquetado de transgénicos, porque saben que si un alimento está como

transgénicos la gente va a preferir el otro. (L. Sepúlveda, comunicación personal, 4 de octubre de

2016).

Asumiendo esta situación general de tendencia al rechazo por parte de los consumidores,
Patricia dedos verdes cuenta sobre las intervenciones que van proyectando: ―ahora mandamos
a hacer los etiquetados negros, esos que dicen por los azucares y como nosotros no tenemos
ley de etiquetado, nosotros vamos a salir a etiquetar los transgénicos‖ (P. ―dedos verdes‖,
comunicación personal, 6 de septiembre de 2016).

94
Para revisar la noticia ver: http://radio.uchile.cl/2013/05/07/bloqueo-de-alemania-en-importaciones-de-
maiz-chileno-enciende-alarmas-por-presencia-de-transgenicos/

230
El tema del etiquetado de alimentos es una lucha internacional muy debatida, tiene mayor
aplicación en la UE, pero de manera bastante restringida en Estados Unidos porque en este
país hay una fuerte corriente fuerte que apoya los transgénicos, asociándolos a beneficios para
los países pobres, siendo sustento de las soluciones a las crisis alimentarias que han de venir,
con lo que su eliminación o limitación sería una grave falta; cuando en realidad, hemos visto
desde la primera Revolución Verde de los 60, los beneficios de los pesticidas y cultivos
transgénicos no han ido a favor de los pueblos campesinos e indígenas. Pues bien, en
Nuestramérica esta lucha del etiquetado ha sido bastante perdida, con las excepciones de los
últimos gobiernos de Ecuador y Bolivia. En Chile no existe aún ley de etiquetados de
transgénicos en los alimentos; nos cuenta Flavia Liberona: ―. . . Bachellet, siendo Ministra de
Salud, trató de etiquetar transgénicos, hay un decreto firmado que nunca vio la luz, digamos, en
el diario oficial‖ (F. Liberona, comunicación personal, 9 de septiembre de 2016); y agrega en
términos más generales respecto al escenario en que se dan las disputas sobre los
transgénicos:

primero, yo creo que es difícil que Chile regule transgénicos;; o sea, no lo ha hecho, no quiere etiquetar,

las presiones son muy fuertes, yo creo que el mantener un status quo de hacerse el leso es lo que les

conviene más, incluyendo no sacar la ley de obtentores, a no ser que venga una presión muy fuerte

(…). Lo segundo, evidentemente nosotros queremos regular transgénicos, o sea, hay una posición

política, no sólo nuestra, de hartas organizaciones, el tema es en qué momento de verdad nos

podemos sentar a discutir esto y lograr que haya una regulación y no una validación del tema

transgénicos, y eso, yo tengo la impresión, que ese momento político en Chile no existe. (F. Liberona,

comunicación personal, 9 de septiembre de 2016)

En los discursos de movimientos campesinos e indígenas las voces son críticas a estos
productos, por atentar contra la sanidad alimentaria de los pueblos, vistos como amenazas
cuyas consecuencias son difíciles de atender, como señala Faride Tiara: ―mi opinión personal,
lo de los transgénicos es jugar a ser Dioses y no sabes cómo va a resultar eso‖ (F. Tiara,
comunicación personal, 7 de julio de 2016). Esta visión que destaca la prepotencia del ser
humano para intervenir en su entorno sin medir los efectos de sus actos, se instalan en varios
discursos; pero también asoma la reflexión que considera que los transgénicos, no sólo no han
mostrado evidencia de ser alimentos inocuos, sino que además generan transformaciones que
trastocan la biodiversidad de los territorios y no consideran la voz de campesinos e indígenas,
habitantes de territorios rurales.

231
yo no quiero los transgénicos, quiero a Monsanto fuera de Chile, porque . . . no es que solamente traen

una semilla, traen un paquete tecnológico que hacen que las napas subterráneas se contaminen, hacen

que las abejas mueran, hacen que todo un sistema muera y a veces los campesinos que están al lado

no tiene idea de lo que se está produciendo al lado, las vallas que tiene el SAG son tan hipócritas, que

hacen ver como que: no! es que como tenemos 200 metros entre su cultivo y el otro no les va pasar

nada, y no es así, entonces la gente tiene tan poca información sobre esto, porque obviamente se ha

velado para que nadie sepa nada, por lo tanto lo encuentro terrible, encuentro terrible que se hagan

cosas a espaldas de todos, que no sepamos, que pasen por encima de todo, una falta de respeto, para

mí los transgénicos no acarrean nada bueno, mientras estuvieron en los laboratorios tal vez podría

haber sido, pero los laboratorios difieren mucho al campo. (P. ―dedos verdes‖, comunicación personal, 6

de septiembre de 2016).

Además, hay consciencia de que los cultivos transgénicos son parte de un negocio que instala
paquetes tecnológicos que van generando dependencias de las pequeñas economías
campesinas e indígenas, al tiempo que se van instalando formas productivas que los
campesinos empiezan a replicar e incorporar:

. . . cómo parten los transgénicos?, por qué hay que llegar a eso? (…), porque aquí la transgenia va

amarrada no solamente con la semilla transgénica, sino que con todo el paquete tecnológico que se

requiere, (…), a tal punto que llega un momento que ya no puedes pararla, porque pasa a ser una

demanda de los campesino, porque además te contaron el cuento (…), entonces las empresas en su

perversidad han ido apoderándose de nuestros territorios y lo que es peor de la conciencia de nuestra

gente. (…) tuvimos que empezar a explicarle a la gente los transgénicos, hoy día la gente sabe lo que

son los transgénicos, hoy día la gente identifica lo que es Monsanto, hacen años atrás no tenían ni

idea, y este es el trabajo que te permite identificarte y si nosotros, te digo, esto lo vamos multiplicando,

vamos conversando, donde quiera que estemos lo vamos a decir, la gente empieza a escuchar. (F.

Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Aparece evidente una forma de participar y manifestarse en el espacio de lo político: se van


reiterando los discursos, las ideas sustantivas, hasta que logran hacer eco en las identidades
colectivas que se van forjando y fortaleciendo pausadamente en territorios rurales. Así, los
transgénicos han sido un tema que los diversos actores colectivos van instalando en sus
marcos de incidencia, de manera de ir paralelamente generando una consciencia sobre el

232
rescate y la defensa de formas productivas más autónomas, orientadas finalmente a la
salvaguarda de las diversidades ecoculturales, como también a la creación de identidades
colectivas amplias en territorios rurales chilenos.

Registro y privatización de las semillas


La libertad de las semillas es un conflicto importante que está en juego actualmente en Chile. La
Red de Semillas Libres se denomina de tal manera porque se funda sobre tres libertades
principales: ―somos semillas libres de transgénicos o de OGM, semillas libres de agro tóxicos y
semillas libres de propiedades intelectuales, esas son las tres libertades…‖. (V. Vives,
comunicación personal, 13 de febrero de 2017). Si bien frente a estas libertades planteadas por
Valentina Vives, todos los actores colectivos entrevistados coinciden como cualidades
necesarias, la forma de entender la libertad de las semillas no es igual para todos, existen
matices que distinguen una organización de otra al respecto. Por ejemplo, para Francisca
Rodríguez, luego de la experiencia al momento de lanzar la campaña internacional de la
semilla, esgrime que las semillas no son libres:

. . . declaramos la semilla patrimonio de los pueblos al servicio de la humanidad y esa sigue siendo

nuestra campaña. Nos salieron al paso algunos, se formaron las redes de semillas libres y nosotros

saludamos todo lo que se constituya, pero tenemos que defender la concepción de por qué no son

libres, no son libres!, otra cosa diferente es que digamos semillas en libertad, porque queremos

semillas en libertad para que circulen por el mundo, pero no son libres para que se apropien las

empresas de ellas, esa es la diferencia que tenemos. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de

agosto de 2016).

Patricia dedos verdes también argumenta en esta línea: ―. . . yo siempre digo las semillas son
de todos, pero no de cualquiera‖. Por cierto, aunque los contenidos que están detrás de estas
reflexiones son disímiles, no se contradicen; lo que está en juego en estas discusiones es parte
de las disputas y conflictos por cómo se disponen las categorías para hacer más precisa la
lucha; pero todas comparten la lucha fundamental por la defensa de las semillas y las
diversidades ecoculturales que con ellas se despliegan.
Pues bien, una disputa política concreta entre las distintas organizaciones campesinas
indígenas se da en torno al tema de registro y privatización de las semillas, siendo ésta la
principal amenaza para la libertad de las semillas o ―semillas en libertad‖. En un país como
Chile, donde los tratados de libre comercio han establecidos amplios márgenes de acción para
las empresas que quieran invertir en sus territorios, así como se han acomodado las
legislaciones nacionales a las exigencias internacionales, éste es el mayor de los peligros que

233
los actores colectivos rurales vislumbran en su horizonte. En muchas de las entrevistas
realizadas, aparece el Acuerdo Trans Pacífico o TPP (por sus siglas en inglés), como la
principal amenaza a las luchas campesinas e indígenas instaladas en estos territorios.

hay que mirar la capacidad que tiene hoy día el capital, es muy fuerte en relación a la capacidad que

tenemos los pueblos y los gobiernos para rebelarnos, y ahora cuando venga el TTP… que este pueblo,

te digo, que no sabe a qué nos vamos a enfrentar, esto va a ser peor (…), o sea, todo lo que hemos

peleado, incluso contra la ley de obtentores vegetales, para que no se aplique el UPOV 91, imagínate el

parlamento aprobó el UPOV 91 sin saber lo que era, a lo mejor le pareció elegante, (…), porque de

verdad que tenemos un pueblo marginado, no solamente un pueblo, sino que incluso estadistas

marginados de una verdadera información frente a lo que es la acción del capital, por eso te digo

nuestra fortaleza radica en que nosotros no somos personas desinformadas, estamos absorbiendo todo

esto y buscando las fórmulas cómo decirlo de forma sencilla. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29

de agosto de 2016).

Bajo la consideración que el TPP lleva inserto en su extenso acápite de propiedad intelectual
las leyes de propiedad sobre especies vegetales, los distintos dirigentes han estado trabajando
al respecto, analizando los artículos de las leyes con colaboradores especialistas y haciendo
propuestas desde la mirada campesina e indígena, que han hecho llegar al Ministerio de
Agricultura, entablando conversaciones, pero sin llegar a acuerdos aún. Entre los dirigentes hay
una sensación frustrante de que los distintos gobiernos ocupan estrategias oblicuas para
alcanzar los objetivos que las grandes empresas solicitan para instalar sus negocios en el país,
pasando por alto las demandas sociales por tanto tiempo enunciadas y defendidas.
Por otra parte, también se vislumbra cierta dualidad al interior del propio Estado, habiendo
sectores que han abierto su mirada hacia la producción agroecológica y la promoción de los
productos campesinos, mientras otros organismos están fuertemente alineados con su función
fiscalizadora en la promoción de intereses privados. Dando cuenta de uno de estos frentes, la
representante de GRAIN señala:

. . .dentro de los organismos del Estado, el SAG es el más agresivo por esta cosa de la privatización,

tiene un equipo extraordinariamente agresivo para convencer, . . . , porque el SAG además sería el que

fiscalizaría. Entonces, en teoría la ley está parada, los empresarios están presionando muy fuerte

porque la discusión siga adelante, porque les conviene, porque prestarles atención a la ley y al TPP es

difícil para las organizaciones, . . . están muy .preocupados, y yo creo además que están preocupados

234
por el análisis que hicimos con ANAMURI de la ley, porque es un análisis súper detallado y como

innegable. (GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de 2016).

También Lucía Sepúlveda aporta datos respecto a estas contradicciones que se viven al interior
del Estado:

los dos últimos años el INDAP ha hecho algunos intentos de cambiar la política, que son contradictorios

porque son las dos almas del Ministerio de Agricultura, una que dice vamos a defender la agricultura

familiar, … la otra que está por la agroindustria, los transgénicos, la exportación; entonces se sabotean

entre sí; (…), pero hoy día como están hablando que queremos apoyar la pequeña agricultura, la

agricultura familiar campesina, entonces hay un espacio mayor para intentar demandas como:

establecer ferias locales de productos agroecológicos, establecer canales de comercialización, porque

ese es otro problema, (…) hay intentos, hay algunas experiencias, pero como te digo, todo saboteado,

porque en el fondo después le van a proponer a la gente que se una a los encadenamientos

productivos. (L. Sepúlveda, comunicación personal, 4 de octubre de 2016).

Conviven miradas distintas que se han organizado en torno a organismos particulares y así es
como, por ejemplo, para los campesinos el INDAP es su organización representante dentro del
Estado y, en eso, las organizaciones campesinas e indígenas han logrado instalar disputas al
interior de la interpretación hegemónica neoliberal de receta chilena.
Ahora bien, casi todas las voces escuchadas se oponen a las legislaciones que promueven la
privatización de especies vegetales. José Figueroa comenta:

Nosotros no estamos por la privatización… que se patenten la semillas, porque es pérdida de la

soberanía genética del país; prácticamente cualquier persona puede patentarla y ser el dueño de la

semilla, que es producto chileno, fundamentalmente de los pueblos originarios. Para decirlo en pocas

palabras es usurparles un derecho, una propiedad que tienen los pueblos originarios; para nosotros

esto es, … algo que le pertenece a la etnia, que le pertenecen a los trabajadores que han cultivado las

semillas, los productos para su alimentación y que hoy en día con la tal tecnología se pretenda

patentarlo cualquier empresas, cualquier privado, indudablemente que es arrebatarles… (J. Figueroa,

comunicación personal, 8 de junio de 2016).

235
Por su parte, Osvaldo Zúñiga hace una aclaración importante en este contexto de la discusión:
―El UPOV está aprobado, ya lo aprobó el parlamento, lo que tiene que hacer ahora es crearse la
normativa, una ley para que opere, entonces, lo que ha estado en juego en estos años ha sido
esa ley‖ (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016). La ley mencionada es la ley
de obtentores, también llamada Ley Monsanto. La mayoría de las organizaciones campesinas,
indígenas y ecologistas han estado presionando por detener dicha ley, así como también han
trabajado en levantar contrapropuestas a la promulgación de este instrumento que establece los
marcos sobre los que podrá operar el UPOV91. En las discusiones que se dieron al momento
que estaban ambos procesos legislativos en simultáneo, es decir UPOV91 y Ley de obtentores,
Flavia Liberona comenta haber sido parte de una red que discutía con parlamentarios sobre
estos temas y señala:

Nosotros hicimos un análisis del convenio UPOV y presentamos eso en la cámara de Diputados y lo

discutimos en ese momento con ODEPA, me parece que era, y con el Ministerio de Agricultura, con el

Fiscal del Ministerio de Agricultura, que no pudo dar respuesta a lo que le estábamos planteando. (…)

más bien, nos fuimos en todo el tema de la salvaguarda, de que Chile no tenía una ley orientada a

proteger a los campesinos y a las comunidades indígenas de los usos tradicionales, y que en realidad

lo que era importante ahí era establecer esa salvaguarda porque el convenio lo permite, cosa que Chile

no ha hecho hasta ahora. (F. Liberona, comunicación personal, 9 de septiembre de 2016)

En cambio, las organizaciones que pertenecen a MUCECH consideran necesario legislar


respecto a la propiedad intelectual sobre especies vegetales y las investigaciones posibles a
partir de ello, la principal preocupación al respecto sería el resguardo del patrimonio genético
nacional que debiera quedar bajo protección estatal, custodiando la invención de nuevas
variedades y los usufructos que de ello puedan emanar. Dice Orlando Contreras: ―. . . primero
que nada hay que legislar, porque Chile tiene un patrimonio genético más de cinco mil
variedades endémicas, solamente aquí en Chile, tiene uso medicinal, agrícola y eso hay que
protegerlo‖. Pero además agrega respecto a la ley de obtentores:

Nosotros sabemos que es una realidad, tenemos que sacarla y tenemos que ya avanzar a la segunda

etapa, donde tenemos que aliarnos con instituciones del Estado que nos ayuden a promocionar esto. A

decir: miren los productos, las semillas ancestrales, son más nutritivas, son mejores, compre, porque al

final del día, si a ti te compran, tú produces; lo otro es guardar por guardar la semilla, para tener para

tus gastos y eso hay que seguir preservándolo para siempre, pero si alguien quiere iniciar un negocio…

cómo la defiendo que yo la produzca?, que alguien me compra porque es así, yo creo que eso estamos

236
recién en forma larvaria viendo ese tema, estábamos muy arrinconados en la defensa con las

transnacionales y no vemos esta otra parte. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

En este discurso se entreveran dos asuntos de distinto orden: por una parte, el derecho a la
investigación sobre especies vegetales y el usufructo que dichas investigaciones pueden
proveer para desarrollar negocios agrícolas promisorios; y, por otra parte, la protección de las
especies vegetales autóctonas y/o criollas. Hay una confianza acérrima en el rol del Estado y
sus organismos, estimando que el Estado debe ser el guardador de semillas y patrimonio
genético por excelencia, así como también quien –en alianza con capitales privados- debe
promover las investigaciones de mejoramientos fitogenéticos. No obstante, asoma también una
real preocupación por la apropiación de este tipo de materiales de parte de privados
extranjeros, por eso asoma el organismo público como el garante de conservar estos
patrimonios para el país.
Esta lectura sobre la ley de propiedad intelectual vegetal es disímil a las de las otras
organizaciones entrevistadas, con excepción de CONAGRO que muestran una postura más
ambigua y dubitativa. Pero, por ejemplo, la representante de GRAIN señala: ―la posición de
GRAIN siempre ha sido no a la privatización de la semilla, ni con UPOV, ni con cualquier otro
sui generis que se haya querido inventar (…), o sea, nosotros tenemos una oposición frontal a
la propiedad intelectual‖ (GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de 2016).
Mientras Isolde Pérez aclara:

. . . hay distintos tipos de escala de intervención en las semillas, una es la privatización que se viene, de

que quieren que todas las semillas estén inscritas y esta organización dice ¡no! ¿Por qué? …, o sea,

esto es entregar nuestras semillas al control de unos pocos; entonces ahí está uno de los grandes

temas, decir ¡no!, queremos nuestras semillas y por eso muchas semillas no están en el mercado,

porque se mantienen así, dentro de los territorios que se usan, se comparten…. (I. Pérez, comunicación

personal, 27 de julio de 2017).

Así también, Lucía Sepúlveda enfatiza: ―nuestra propuesta es no adscribir al convenio UPOV
91, rechazar la ley Monsanto en su nueva formulación‖ (L. Sepúlveda, comunicación personal, 4
de octubre de 2016). Por su parte, Valentina Vives explica de qué se trata el UPOV, sus
alcances y consecuencias:

. . .hace unos 60, 70 años aproximadamente, debido a los derechos de propiedad intelectual, tanto

sobre los recursos fitogenéticos, que vendrían a ser las plantas, las semillas,. . ., y tanto el

237
conocimiento tradicional, existe legalmente y lo valida la ley, la posibilidad de apropiarse, de inscribir

derechos de propiedad sobre el conocimiento, como el vegetal, el recurso genético del vegetal y eso

está bien ligado a una cuestión que es la agricultura industrial moderna, que se utiliza esas técnicas de

selección moderna que priorizan algunas cualidades como es la productividad, el rendimiento, en

desmedro de otras cualidades y en desmedro de la diversidad por lo tanto. (V. Vives, comunicación

personal, 13 de febrero de 2017).

Por tanto, el tema de la propiedad intelectual sobre especies vegetales y patrimonios


fitogenéticos, además de mostrar un mayoritario rechazo entre dirigentes y representantes de
las organizaciones campesinas e indígenas, evidencia nexos con otras prioridades; en primer
lugar, con las posibilidades de resguardar diversidades ecoculturales sustantivas, pero también
con las posibilidades de construir autonomías comunitarias, de preservar los insumos que
permitan a las comunidades campesinas e indígenas no depender de las grandes empresas y
los encadenamientos productivos promovidos por el Estado como solución óptima para el
desarrollo rural en este país. Se denota un incipiente cambio de paradigma en territorios rurales
que estaría promoviendo un empoderamiento de las comunidades y familias de manera de
crear alternativas productivas y comerciales que vayan en beneficios de las propias
comunidades, pero también de sus entornos ecológicos, de los sustratos culturales que cultivan
en estas formas productivas y la sociedad en general, en cuanto proponen abastecer mercados
e instituciones locales.
Por su parte, los activistas consideran que el tema de la propiedad intelectual sobre las semillas
responde a la última de las estrategias del capital por apropiarse de la totalidad de la vida,
asoman visos de irracionalidad al respecto, como si fuese algo que está fuera de cualquier
entendimiento posible. En palabras de Coloro: ―. . . la semilla, que es la que contiene el poder y
la memoria ancestral, manejada por generaciones, es un legado, tú no puedes apropiarte de
eso,. . ., es una patudez del porte del universo, la gente no puede aceptar eso‖. (Coloro,
comunicación personal, 25 de agosto de 2016). Mientras Patricia dedos verdes señala: ―si nos
quitan las semillas nos van a quitar todo, ya no hay nada más, (...) quieren hacer la
diferenciación, los pobres no van a poder plantar si nosotros como ricos no les damos permiso,
cómo se te ocurre!‖ (P. ―dedos verdes‖, comunicación personal, 6 de septiembre de 2016).
Para la mayoría de los actores colectivos entrevistados, las leyes de propiedad intelectual sobre
las semillas y el material fitogenético son inaceptables; si llegasen a consagrarse a partir de la
firma del TPP, gran parte de las organizaciones llama a la rebeldía de los pueblos, mientras se
van construyendo autonomías comunitarias, flexible y desuniformadamente articuladas.
Esta pausada creación de experiencias autonómicas que se han ido desarrollando en territorios
rurales chilenos, se potencia y proyecta con el lento fortalecimiento de las organizaciones

238
políticas tradicionales de los movimientos campesinos, pero también con una nueva versión de
la irrupción mapuche y la emergencia de los pueblos indígenas en Nuestramérica, como
también con la tímida consolidación de otras convivencias posibles en territorios rurales.
Se va avanzando en la construcción de experiencias alternativas; para las cuales se requiere,
como mínimo, la posibilidad de ejercer otras formas de ser, estar y conocer el mundo en
territorios rurales; pues, tal como señala Valentina Vives:

. . . las amenazas legales no son un pelo de la cola, como que fijémonos más en lo constructivo, si es

que ya hay ferias locales o hay programas de extensión que vayan a trabajar el tema de agro

biodiversidad vamos, pero la verdad es que nada de eso sirve, ni los infinitos jardines que podamos

tener cultivando biodiversidad, si es que nos van a decir mañana que esto es ilegal. (V. Vives,

comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

Considerando que las leyes no llegan a constituir una cristalización necesaria en las formas que
devienen finalmente las relaciones sociales; es justo reconocer que sí definen los contornos de
lo legal y lo perseguido, lo permitido y promovido. He ahí el desafío de enfrentarse a la
promulgación de leyes, convenios y tratados orientados a profundizar los mecanismos de
propiedad intelectual, entre otros, sobre especies vegetales y material fitogenético. Las
organizaciones campesinas e indígenas mayoritariamente hacen un llamado a no aprobar tales
acuerdos comerciales entre gobiernos en alianza con capitales transnacionales, cuyo enfoque
promueve una organización neoliberal en territorios rurales. Francisca Rodríguez, reflexionando
sobre el escenario político latinoamericano actual:

La fortaleza que había surgido en América Latina nos duró muy poco, aunque te digo, muchas al

principio teníamos tanta desconfianza, nos costaba aceptar, porque los golpes militares también

marcan el continente pues; acuérdate, aquí hay que mirar para atrás la historia, como esto se ha venido

dando, nos han tenido durante los 30-40 años de crisis en crisis, crisis inventada y de cada crisis gana

el capital, yo te digo si uno empieza a mirar para atrás y dice la primera crisis tan grande cayó el

socialismo, …, segundo, cayó el socialismo por lo tanto entró en crisis el movimiento sindical, y quién

quiere estar en movimientos en crisis, y después la crisis de los partidos políticos, me arranco del

partido político, que vivan sus crisis y después viene todas las crisis más, la climática, la de la tierra, la

del agua, la de los alimentos y súmale crisis, y de cada crisis, emergen las falsas soluciones que son

las que les dan las grandes ganancias al capital; que es lo que ha pasado con el cambio climático,

entonces nos dicen: economicemos agua, ahorremos energía, que el cambio climático, oye si no somos

239
nosotros los causantes, esto lo hace el hombre, no! esto lo hace el capital, que ha llegado a una

perversidad tan… hoy día se están repartiendo el mundo y nosotros, los pueblos pagamos las

consecuencias. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Frente a esta impronta tan instalada y protegida en campos chilenos, varios actores colectivos
campesinos e indígenas en Chile promueven la proliferación de autonomías comunitarias,
articuladas a través de organizaciones políticas mayores de distinto orden: sindicatos,
asociaciones indígenas, cooperativas productivas, comerciales y de servicios (financieros y
educacionales fundamentalmente), organizaciones de mujeres indígenas y campesinas, etc;
conectadas en redes nacionales, pero además con movimientos campesinos e indígenas del
mundo y Nuestramérica. Estas alianzas amplían las posibilidades de afirmar soberanías
sociales que disputan comprensiones de mundo en territorios rurales.
Pero también hay discrepancias al interior de la amplia diversidad de actores colectivos en
Chile. Así, hay organizaciones que a pesar de estar alineadas con el propósito mayor descrito –
la defensa de diversidades ecoculturales-, consideran necesario legislar y promover el registro
de derechos privados sobre el uso de materiales fitogenéticos que sean producto de
investigaciones apoyadas por el Estado. Desde esta perspectiva, el primer paso es que el
Estado cree bancos de semillas a partir de la recolección de aquellas que se encuentran
dispersas en manos de campesinos, quienes deben donarlas como una forma de preservar la
mayor cantidad de variedades nacionales; no obstante, aún no se zanja el tema sobre quiénes
serán los que podrán hacer uso de esas semillas resguardadas. Desde la mirada de MUCECH,
hay una preocupación por incorporar tecnología a la producción agraria en una alianza pensada
entre organizaciones campesinas y organismos del Estado; pues se está proyectando que la
agricultura logre ser ―un negocio que se sustente a sí mismo, porque si no vamos a tener mucha
migración campo-ciudad‖. Pero también:

Demostrar que la agricultura es interesante, hoy día que la gente tiene más consciencia de la

alimentación, de lo sano. De hecho, estamos trabajando con INDAP, sacamos un sellos que se llama el

sello ―manos campesinas‖, donde habla de las ventajas de ser pequeño agricultor, que no se produce

con máquinas, que son personas de carne y hueso, que tienen vivencias, que tienen cultura, que tienen

pasión por lo que hacen. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

Desde esta perspectiva se está buscando dar cierto carácter a la producción campesina, donde
la alianza con el Estado es crucial pues sería a través de sus organismos la manera como se
piensa se lograría potenciar la producción familiar campesina, su distribución y

240
comercialización, de manera que haya nichos del mercado interno que sean cubiertos por el
trabajo de familias campesinas. Y concluye:

. . . hoy día llueve menos, más concentrado y tenemos más temperatura, hay variedades que no van a

sobrevivir. Entonces, eso tenemos dos opciones los pequeños agricultores: o estar dos años

investigando, porque es muy lento, de ir traspasando moles por acá, por allá, y la otra técnica es la

tecnología, entonces la pregunta es: ¿nosotros nos dedicamos a desarrollar variedades?, o con las que

tenemos, tampoco dan, variedades que son ancestrales pero que se van a ir perdiendo con el cambio

climático, tal vez ahí está la clave para otra variedad más resistente, pero alguien tiene que investigarlo,

creemos que el Estado es quien nos da garantías a todos, no una empresa privada porque es

netamente comercial y eso es lo que hacen en todo el mundo, eso es lo que queremos con respecto al

tema de la semilla. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

Hay un afán de modernización, confianza en las tecnologías que podrían entregar soluciones
posibles a problemas presentes y futuros, como el cambio climático. Está la confianza
depositada en esta concertación de fuerzas que promueva la investigación en producción
agraria, al tiempo que pone en valor la producción de las familias campesinas.

Soberanía alimentaria
Respecto a la soberanía alimentaria, los márgenes están definidos por la noción internacional
vigente que ha sido elaborada en los propios encuentros de movimientos y organizaciones que
participan de la Vía Campesina; pero también, las distintas organizaciones aportan matices
sobre las maneras de comprender y fortalecer la lucha por instalar la soberanía alimentaria
como horizonte simbólico. Así, por ejemplo, Osvaldo Zúñiga, plantea una mirada donde se
reconoce la soberanía alimentaria como una manera prioritaria para abastecer de alimentos
adecuados nutritiva y culturalmente a los pueblos del mundo, pero también como una
contribución para detener el calentamiento global; señala: ―. . . los que podemos enfriar el
planeta somos los campesinos, y para eso nosotros planteamos la soberanía alimentaria, o sea,
que no haya esta necesidad o falsa necesidad que crea el capital de trasladar alimento de un
continente a otro‖. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).
En general, la soberanía alimentaria se condice con la capacidad de campesinos e indígenas
para decidir qué alimentos producir y cómo hacerlo. Para Eliana Catalán, la soberanía
alimentaria es la principal lucha en este momento:

241
Nosotros lo que más anhelamos es la soberanía alimentaria, que es el derecho de los pueblos de

producir sus propios alimentos, de acuerdo a su necesidad, de acuerdo a lo que tienen como tierra (…)

Y la soberanía alimentaria nosotros decimos que está al rescate de los conocimientos ancestrales de

nuestros pueblos; tanto indígena como rurales, los campesinos rurales, porque en el fondo todos

estamos luchando por la misma causa. (E. Catalán, comunicación personal, 1 de septiembre de 2016)

Francisca Rodríguez, comenta que inicialmente en los organismos internacionales se instaló la


discusión asociándola a una necesidad de distribución y acceso a los alimentos, frente a lo cual,
plantean que el problema no está en cómo adquirir los alimentos, sino en la producción; señala:
―. . . ya la transnacionales se estaban apoderando de la alimentación en el mundo, entonces los
que se estaba abriendo puerta era para el comercio de los alimentos mediante las empresas
transnacionales, y la instalación de todas sus redes‖ (F. Rodríguez, comunicación personal, 29
de agosto de 2016). A partir de estas discusiones, se abren las reflexiones sobre la soberanía:

….¿cuán soberanos somos los pueblos para producir nuestros alimentos? (…) nosotros planteamos la

soberanía alimentaria definida así: como un derecho de los pueblos a mantener su agricultura, sus

sistemas alimentarios, los campesinos producir alimentos, pero en el andar nos fuimos dando cuenta y

fuimos discutiendo con muchas otras organizaciones, otras instancias, que éste no era un problema de

los campesinos, éste era un derecho de los pueblos, que está fundamentado en la carta universal de

los derechos humanos, que hay que garantizar la alimentación de los pueblos, y los gobiernos tienen

una responsabilidad, entonces históricamente nunca la alimentación ha sido un negocio, tú no puedes

negociar con lo vital de la vida para las personas, hoy día se negocia con todo, con el agua, con los

alimentos… (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Pero al comienzo del debate no tuvieron mayor adhesión; no obstante, a medida que se van
generando nuevos encuentros van afinando su propuesta, definiendo por ejemplo, en una
conferencia de la Vía Campesina en Brasil, que la soberanía alimentaria no era un concepto,
sino un principio: ―por qué razón? porque nosotros dijimos los principios se sostienen y se
defienden, esa fue la primera propuesta que sale de la asamblea de mujeres y se establece que
ya para nosotras deja de ser un concepto‖ A partir de entonces se empiezan agregar
características a este principio que resultará ser tan importante en las luchas que hoy se dan,
cuenta Francisca Rodríguez que a la conferencia siguiente, en Mozambique: “los compañeros
de Cuba incorporaron otro elemento a este principio: se sostienen, se defienden y no se

242
negocian; entonces para nosotras la soberanía alimentaria es un principio que hoy día sustenta
nuestras luchas‖. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).
Pero no es así para todos los dirigentes de organizaciones campesinas e indígenas en este
país, pues tal como señala Osvaldo Zúñiga es uno de los temas en discusión sobre los cuales
no hay acuerdo entre las distintas organizaciones. Por ejemplo, para Oscar de la Fuente ―es un
tema político ideológico alejado de las bases‖ (O. de la Fuente, comunicación personal, 7 de
julio de 2017). Desde otro lugar, Coloro lo ve como una categoría retórica, imposible de
alcanzar: ―…es un término muy manoseado que en realidad no se lleva a la práctica. (…) La
soberanía alimentaria es algo súper peligroso para el sistema y el Estado,…., jamás lo van a
apoyar‖. (Coloro, comunicación personal, 25 de agosto de 2016). Mientras, para Orlando
Contreras es un tema que se confunde a ratos con el concepto de seguridad alimentaria:

Nunca ha tenido problemas de alimentación en Chile. O sea, de repente cae una helada, suben los

tomates, todos se preocupan, o el zapallo; pero Chile nunca ha tenido, como otros países, hambruna.

Creo que, los técnicos dicen que hace más de 90 años que Chile no ha producido hambruna, por

consecuencia la soberanía alimentaria en Chile es un tema más de nutrición que de cantidad. (…) el

tema de la soberanía alimentaria pasa básicamente por el tema de recursos económicos, (...). Creo

que ahí, en el tema de la seguridad alimentaria, más el acceso, más el recurso para acceder a los

productos agrícolas es lo que falta, porque aquí el agricultor funciona en función de la demanda. Si la

gente consume más, produce más…. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

Aparece la soberanía alimentaria asociada fundamentalmente a un tema de acceso a los


alimentos y, sobre todo, al acceso de recursos por parte de los pequeños productores para
producir alimentos; no obstante, también hay una preocupación por la calidad de la alimentación
a la que acceden chilenos y chilenas, considerando elementos culturales para su adecuada
realización. Dice Orlando Contreras: ―(…) lo que nosotros lo que defendemos, no sé si cae en
eso, es que hay que mantener el patrón cultural de alimentos, (...) entonces el tema tiene que
ver mucho las señales que da el país cómo alimentar la población‖ (O. Contreras, comunicación
personal, 25 de julio de 2016).
Para Osvaldo Zúñiga el desafío de la soberanía alimentaria también aparece asociado a la
desigualdad que enfrentan los campesinos en el mercado:

Nosotros estamos en una cuestión muy desigual, o sea, en la agricultura familiar campesina que

planteamos la soberanía alimentaria, tenemos que trabajar con falta de crédito, sin subsidio, sin

acompañamiento técnico, con lo nuestro no más, con lo que hoy día tenemos; pero yo digo, puede ser

243
que a lo mejor esto tenga su beneficio, no para el beneficio directo para los campesinos, sino para el

futuro, yo creo que eso, la falta de intervención o la no intervención del Estado capitalista en la pequeña

agricultura es lo que permite hoy día tener semillas, si el Estado se hubiese metido mucho más al

campo, a las familias campesinas nos habrían desmantelado nuestra cultura, nuestras costumbres y la

semilla, porque la poca semilla que hay hoy día, que son pequeñas cantidades que van quedando, la

tienen los campesinos. (O. Zúñiga, comunicación personal, 14 de junio de 2016).

Asoma entonces la asociación entre soberanía alimentaria, cultura y semillas. En esta misma
línea reflexiona Francisca Rodríguez: ―(…) si no hay semilla no hay ni soberanía alimentaria, ni
reforma agraria, y en la segunda cumbre mundial de alimentación, nosotras dijimos: le pusimos
el corazón a la soberanía alimentaria y planteamos la campaña de la semilla‖. (F. Rodríguez,
comunicación personal, 29 de agosto de 2016). Además señala que la soberanía alimentaria les
ha devuelto la identidad a las mujeres, porque fueron capaces de demostrar que la alimentación
de las familias y pueblos estaba en manos de mujeres, en sus huertas, sus saberes, que han
permitido la conservación de muchas semillas que van pasando de generación en generación a
partir del trabajo de mujeres rurales.
Por lo tanto, hay discursos donde la soberanía alimentaria es una lucha necesaria, primordial y
posible, en tanto se plantea rescatar y resguardar las semillas campesinas e indígenas, como
también las diversidades culturales que acompañan la producción alimentaria y culinaria; para
ello, campesinos e indígenas juegan un rol fundamental, siendo las mujeres protagonistas de
estas memorias y su propagación. También alineados con esta perspectiva se encuentra
GRAIN, su representante comenta:

Nosotros hemos asumido también la mirada desde la soberanía alimentaria muy fuerte como GRAIN y

es como el gran telón detrás de todo lo que hacemos y sobre todo de nuestra relación con las

organizaciones de la Vía Campesina. Y a nosotros nos parece importante el concepto de soberanía

alimentaria porque creemos que toca un elemento central, porque cuando una empieza a mirar toda

esta políticas de acaparamiento de tierras, sistema agroindustrial, privatización de semillas,

privatización de los animales, modernización, mega proyectos, todo… al final lo que tú vez, es la

búsqueda de parte del capital de llegar a controlar todo el proceso alimentario, es decir, …, en algún

momento de las últimas décadas, los grandes capitales especialmente se dan cuenta que la riqueza

está en el campo, digamos la posibilidad de seguir haciendo negocio (…) y, en ese sentido, la mirada

desde la soberanía alimentaria es como apuntar al corazón del sistema, decir ―oye ¡no!‖, nosotros

vamos a seguir produciendo comida de manera independiente, autónoma, de acuerdo a nuestras

244
normas, etc., entonces desde ese punto de vista, de GRAIN, a nosotros nos parece un concepto muy

ordenador, muy de mantener las cosas justamente dirigidas a lo importante y no a lo accidental, por

decirlo así. (GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de 2016).

Valentina Vives muestra la configuración de sentido que la soberanía alimentaria tiene para la
Red de Semillas Libres, la que se encuentra también alineada con la propuesta de Vía
Campesina, pero además la vinculan con las autonomías:

. . . hablamos también de las autonomías como para explicar que la soberanía alimentaria está muy

ligada a la autonomía en el pensar, a la autonomía en la salud, a cortar el círculo de dependencia y el

círculo vicioso como de mono dependencia de un sistema que te provee sin dar tú a cambio, o sea,

solamente basado en el intercambio monetario (…) yo creo que el concepto de soberanía alimentaria

tiene muchas implicancias en todo lo que es desarrollo rural para empezar, o sea, agricultura, forestal,

agua, gestión de cuencas, bueno, sistemas de riego, ¿cierto?, y también el tema de salud, o sea,

trabajar con plantas, (…) pero se le hace la competencia a la farmacia, se le hace la competencia a la

agro industria, no es sencillo, porque esto está súper organizados y pagan sueldo, nosotros no

pagamos sueldos, a nadie. (….) la capacidad de decidir qué queremos comer, dónde, cuándo, cómo,

con quién etc., parte en la semilla; la semilla es la base de la economía, dicen, campesina, pero yo te

diría que es la base de la economía mundial. (V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

El desafío es mayor, pues se enfrentan a las lógicas que sustentan la organización capitalista
contemporánea, desde una mirada cultural. Si bien la desigualdad económica y la lucha de
clases son elementos partícipes, su propósito es la emancipación y realización de las
diversidades ecoculturales. Como refleja Isolde Pérez al conversar sobre su trabajo con mujeres
mapuche guardadoras de semillas, donde adhieren a la idea de soberanía alimentaria como un
planteamiento que venía enarbolando el movimiento campesino e indígena para enfrentar la
noción de seguridad alimentaria instalada por la FAO y adoptada por los gobiernos. A partir de
la adopción de esta lucha se abren reflexiones, desafíos e identidades:

¿por qué nos tienen que imponer lo que tenemos que comer?, …, entonces se plantea que las

organizaciones sociales sí tienen una autonomía en ese aspecto y, por lo tanto, y ése el paraguas, el

marco político de todo, de que el mundo campesino indígena y sobre todo el indígena, con la creación

de las plantas y semillas, cómo se cultivan, cómo se adaptan a los distintos ecosistemas, todo ese

conocimiento que se aporta, después es tomado por las organizaciones más del mundo científico y

245
vienen a hacer mejoramientos; …, entonces, desde ahí vienen las reivindicaciones y yo lo que hice fue

un poco levantar esa información, trabajarla con las lamgnen que ellas se den cuenta de la importancia

de su labor y de este trabajo y relevar un poco su labor. (I. Pérez, comunicación personal, 27 de julio de

2017).

Desde la mirada de Lucía Sepúlveda la disputa por la soberanía alimentaria está engarzada con
el rescate de las semillas tradicionales y la alimentación de los pueblos en base a decisiones
autónomas, no a partir de planes desarrollados desde el Estado o la empresa; para que las
personas puedan decidir lo que quieren comer, cómo cultivarlo, así como para poder rescatar
semillas tradicionales y promover sistemas productivos libres de agrotóxicos, se requiere que el
intercambio de semillas sea libre y no esté penalizado.
Las organizaciones que asumen la soberanía alimentaria como bandera de lucha, la instalan
como fundamento primordial de los desafíos que se van construyendo por generar
transformaciones sustantivas en los modos de organizar los territorios rurales y las
producciones piscisilvoagropecuarias. Es una contienda en que se engarzan muchos
elementos, siendo prioritarias cualidades culturales de los alimentos, sus producciones y formas
de alimentarse; como también las estrategias autonómicas que permitan desplegar la diversidad
de formas de ser, estar y conocer el mundo.

6.7. Principales desafíos.

En Chile, el principal desafío que asoma en los discursos de los distintas personas
entrevistadas es defender las semillas para los pueblos; en ese sentido, resulta relevante
detener las legislaciones y tratados de libre comercio que ponen en riesgo la facultad de las
comunidades campesinas e indígenas para disponer libremente de sus semillas e implementar
formas propias de cultivarlas y hacerlas circular, sin que existan amenazas de criminalización
de dichas prácticas.
Al mismo tiempo, muestran que el panorama general al que se enfrentan es un proceso de
erosión grave, donde se han perdido muchas variedades de semillas, por lo que asoma
imperiosa la recuperación de semillas ancestrales y criollas; o sea, la necesidad de identificar,
resguardar, reproducir y poner a circular semillas de diversas variedades vegetales. En este
ámbito, los distintos actores han puesto en práctica y/o plantean soluciones a este desafío.
Comenta, por ejemplo, Francisca Rodríguez que ANAMURI actualmente lleva a cabo un trabajo
de rescatar prácticas agroecológicas ancestrales, así como también se han concentrado en
recuperar semillas que estaban desapareciendo.
Pero las formulaciones sobre el rescate y resguardo de las semillas son disímiles entre distintos
actores; así, una organización como MUCECH plantea:

246
Lo primero es preservar este patrimonio genético, una parte guardada y lo otro mantenido ahí ex situ y

traspasar estos saberes o estos conocimientos a la sociedad urbana y política, que al final es la que

decide, donde se entienda el rol que tenemos. (…) La investigación se puede hacer en conjunto con el

Estado, pero que seamos dueños de esto. Dueños en el sentido no de quedarse, sino que dueños de

todo el sector, que sea amplio, que sea pluralista y que todos los puedan usar, pero que todos

entiendan que el segmento de la pequeña agricultura va a estar acá, porque Chile se sigue

desarrollando y la gran industria es fruta, vino, madera, es la agroindustria y no veo, no veo que

nosotros estemos en esa estrategia. La estrategia nuestra es la preservación, la alimentación….(O.

Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

En este discurso hay un reconocimiento a las diversidades ecoculturales, pero no hay una
confrontación directa con el modelo de desarrollo implementado en territorios rurales, sino más
bien una disputa por cuotas de mercado legítimamente campesinas; donde se establece que las
semillas tienen un valor estratégico que debe ser resguardado en lugares con tecnologías de
punta; aclarando: ―nosotros decimos que hay que avanzar a proteger más allá de la semilla, el
valor genético que tiene esa semilla para las futuras generaciones, eso creo que es para
nosotros más sustantivo‖. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016). Y
comenta al respecto, que las estrategias de su organización están orientadas a llegar un
acuerdo con el Estado, de manera de formar un banco de semillas ancestrales que deben ser
provistas por los pequeños agricultores para ser resguardadas. Desde esta postura hay que
avanzar en la tramitación de la ley de obtentores vegetales, creando un banco de semillas
estatal que resguarde las semillas ancestrales que están dispersas por campos chilenos, pero
donde aún no se define qué se va a hacer con esas semillas y quiénes tendrán acceso a ellas.
Justamente frente a estas ambigüedades y silencios de los procesos de negociación entre
organizaciones campesinas y organismos estatales, Valentina Vives comenta sobre otras
estrategias posibles para el resguardo de las semillas. En la Red de Semillas Libres se han
propuesto hacer una enciclopedia etnobotánica con el propósito de describir la diversidad
presente en distintas bioregiones, siendo esta descripción y registro una forma de resguardar:
―porque es la única forma de protección frente a la ley, en caso de aprobarse esta ley, que es lo
que va a suceder, de decir: ¿sabes qué?, perdona pero esto está de antes, tú no lo inventaste‖.
(V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017). Es decir, es una estrategia que se
adelanta a aprobación de la ley de obtentores, bajo la misión de resguardar las diversidades
ecoculturales a partir de los registros alcanzados para poder detener, obstaculizar, la posibilidad
de registro posterior en manos de privados.

247
En otras organizaciones se plantean proyectos de rescate de semillas y creación de relaciones
cooperativas, a partir de alianzas entre organizaciones campesinas con organismos del Estado,
como los relatados por Faride Tiara:

. . . otra medida es que estamos participando dentro de una iniciativa que es para realizar bancos de

ofertas de semillas tradicionales, pero estos bancos van a ser de campesinos porque qué es lo que

pasa?, la mayoría de las semillas tradicionales, bueno, están perdidas por los campos, en huertas,

principalmente de auto consumo y las otras están dentro de bancos de germoplasma que están ex situ,

o sea, no están en su territorio y las conservan ahí en esas cámaras y cuando uno hace una solicitud,

te dan pequeñas cantidades,(…), entonces la propuesta apunta a contribuir al rescate y a compartir con

otros pequeños agricultores las semillas, o sea, de multiplicar y compartir, con los pares. (F. Tiara,

comunicación personal, 7 de julio de 2016)

Las estrategias planeadas por CONAGRO, complementan las estrategias de resguardo en


bancos de semillas como las planteadas por MUCECH, al tiempo que van construyendo ideas
de solidaridad y cooperativismo entre sus socios.
Pero también surgen estrategias en las ciudades relacionadas con el resguardo y rescate de
semillas, como el proyecto que plantea Patricia dedos verdes de ir armando huertos
comunitarios pero dentro de las casas, donde en cada casa se instalan huertos comunes al
tiempo que: ―nosotros como guardadores pondremos en la casa que veamos con más
proyección también alguna semilla de custodio y esa semilla no se toca, y la persona va a saber
que tiene ella un tesoro‖. Es decir, se propone ir generando guardianes de semillas especiales
en casas comunes de barrios urbanos, generando entretejidos comunitarios y compromisos
sociales: ―que esa persona sepa que eso es particular y que nadie más lo tiene,. . . , va a decir:
yo soy importante, estoy guardando algo importante, un tesoro de esta tierra‖. (P. ―dedos
verdes‖, comunicación personal, 6 de septiembre de 2016).
Se combinan creatividades sociales con motivaciones personales y sentires comunes; se apela
a una necesidad de resguardo que debe ser ampliada, dispersada en diversas manos, por
distintos lugares y territorios; desde algunos discursos para evitar el control de las empresas
sobre las semillas, desde otros, para devolver grados de autonomías a los pueblos campesinos
e indígenas. Al respecto, Valentina Vives comenta: ―yo pienso que el Estado chileno debiera de
velar por el resguardo, o sea, por la conservación y también por el acceso de los bienes
comunes, entendiendo la semilla como un bien común‖; pero agrega además:

Nuestra estrategia no tiene que ver con hacer bancos de semillas con nombre y apellido y territorio,

sino que sean muchos en caso que llegue un incendio, ataca un gorgojo o la persona se arranca con

248
los tarros y dice esto es mío, hay muchos otros….; entonces esa es la mejor estrategia para resguardar

y producir semillas, que sea colectivo, que sea descentralizado y que se base en la confianza también.

(V. Vives, comunicación personal, 13 de febrero de 2017).

Por tanto, si bien la mayoría de actores considera que el Estado debe estar involucrado en el
resguardo de las semillas, la principal preocupación tiene relación con el acceso a ellas, con
instalar formas descentralizadas de conservación y acceso a las semillas, que los trabajadores
y trabajadoras del campo puedan tener libertad de conservar y acceder a semillas con las
cuales no cuentan.

95
. . . la propuesta alternativa tiene que ver justamente como de semilla patrimonio de los pueblos, en el

sentido que tú tienes libre acceso a la semilla, siempre y cuando la cuides y la compartas; o sea, no es

que todo el mundo agarra la semilla y hace lo que quiere, sino que un poco lo que han tenido los

sistemas de intercambio: la usa, la cuida, cuidarla significa mantenerla viva, la comparte, no la degrada.

(GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de 2016).

Todos los dirigentes de organizaciones campesinas e indígenas, los representantes de


organizaciones no gubernamentales y activistas, coinciden en la idea que las semillas deben
estar en uso, disponibles, para que tenga sentido su resguardo. Comenta Comenta Isolde
Pérez: ―. . . las semillas están y existen en la medida que se van usando, a diferencia de los
grandes centros de investigación que guardan las semillas y no importa para qué sea, si tú
pierdes el uso, perdiste la semilla‖. (I. Pérez, comunicación personal, 27 de julio de 2017).
Desde su enfoque Orlando Contreras señala:

Chile tiene creo que más de 5 mil variedades guardadas en un banco de semillas que está en Vicuña

del INIA, banco de germoplasma, pero eso son genes que se activan, son genes que hay que

mantenerlos, la semilla no es llegar y guardarla, yo tomo semilla y la guardo, no!, esa semilla hay que

sembrarla todos los años, porque la semilla va evolucionando con el tiempo, pequeños cambios

95
Es justo señalar que la representante de GRAIN al momento de hablar sobre una propuesta alternativa
aclara: ―Ahora, lo otro que nosotros hemos aprendido, y eso yo creo que también lo compartimos con la
Vía, es que toda persona, pueblo, organizaciones etc., tiene derecho a decir: ¡no!, sin necesidad de dar
una alternativa,…, porque el problema lo crearon ellos, o sea, cuál es la respuesta a la privatización? ¡no a
la privatización!, vivimos toda la historia de la humanidad sin privatización ¿por qué tenemos que darle una
alternativa? ellos crearon el problema, no lo queremos no más‖ (GRAIN, comunicación personal, 16 de
agosto de 2016)..

249
minúsculos se requieren décadas para hacer cambios sustantivos, ese es el proceso de la semilla. La

semilla muchos creen que es estática. (O. Contreras, comunicación personal, 25 de julio de 2016).

Por tanto, se sostiene ampliamente que la posibilidad de rescate, resguardo y reproducción de


semillas es bajo la utilización de sus potencialidades y no a través de su preservación ―en
suspenso‖ en bancos de germoplasma y demases. Así, por ejemplo, Coloro además de señalar
que la semilla debe estar reproduciéndose todas las temporadas, cultivándolas, asociadas a los
territorios, a los espacios geográficos, pero también una vez que se conservan y reproducen
semillas locales: “. . .y eso compartirlo, intercambiarlo con las comunidades de alrededores,….,
pero tiene que ser todo muy micro, un tejido, tiene que ser una red muy diversa‖. (Coloro,
comunicación personal, 25 de agosto de 2016).
Porque además, en el acto de sembrar, cosechar y utilizar semillas, se reproducen y
resguardan gran cantidad de diversidades culturales asociadas a su producción y reproducción;
que van conservando, actualizando y reproduciendo relaciones sociales.

… cómo van aprendiendo las personas que si hay una semilla que se está perdiendo, el sabor, las

preparaciones, ahí viene toda una reactivación también cultural y también de innovación, porque

muchas de estas semillas, hay algunas que no mantienen la tradición con la que se conoce

originalmente, fueron innovando con sabores, haciendo mezclas y ahí viene una serie de cambios y de

innovaciones, no tan solo mantener lo tradicional, (…) cómo se mantenía la diversidad, …., entonces no

todo es comercial, el tema está basado en el uso y hay otros temas de la solidaridad y que por eso se
96
reactivan los trafkintu . (I. Pérez, comunicación personal, 27 de julio de 2017).

Cuenta Eliana Catalán cómo se han ido rescatando estas prácticas con el tiempo, pues durante
la dictadura se habían perdido estas prácticas, como también los nguillatunes, y si se realizaban
eran de forma muy vigilada. Por tanto, para esta dirigenta, los trafkintu son prácticas ancestrales
que se han ido retomando a partir de los 90, hasta masificarse en nuestros días.

. . . nosotros volvimos con los trafkintu, las mujeres, porque son conocimientos ancestrales, el

intercambio de productos de la tierra, como por ejemplo todo lo que es la semilla de verdura,

leguminosas, tubérculos, y antiguamente, quizás tú has leído, que nosotros los pueblos indígenas, no

96
Sobre el trafkintu, escriben Vicente Painel y Gabriela Quezada: “(…) la modalidad de intercambio
secular fue el trafkintu, aun recordado –mercado mapuche- como ejemplo de Comercio Justo. En la
orientación de la indagación de Bernardo Colipan, el Trafkintu sintetiza su desarrollo en cinco
componentes primordiales, a saber: 1) Pentukun (Saludo de los loncos –dirigentes- y sus Lof –
comunidades-) 2)Yeyipún (ritualizacion del evento) 3)Misawun (Alimentación colectiva) 4)Trafkintu
(intercambio de productos) 5)Trafkimun (Intercambio de conocimiento)”. (Painel, V., Quezada, G, p.9).

250
solamente mapuche si no pueblos indígenas, hacíamos intercambio sin valor monetario, no hay un

valor en los trafkintu. Hacemos 2 veces al año trafkintu acá en la región, y en la comuna se hace todos

los años, nuestras mujeres hacen trafkintu, y nos invitan, y hay que llevar de todo, hay que llevar

plantas, semillas, plantas medicinales, plantas ornamentales, plantas nativas, y ahí se ve cómo la

gente se ha ido involucrando, no solamente los mapuche, los campesinos, sino también las

universidades, los estudiantes, servicio de salud, porque hemos metido todo al saco. (E. Catalán,

comunicación personal, 1 de septiembre de 2016)

Para Lucía Sepúlveda, el impulso que han adquirido los trafkintu y ferias de intercambio de
semillas da cuenta de la emergencia de organizaciones sociales que van levantando propuestas
sobre otras formas de administrar las convivencias ecoculturales:

…hemos tenido la alegría de ver cómo se ha masificado el intercambio de semillas, que era una

costumbre que estaba perdida, o ignorada; o sea, seguramente en localidades muy apartadas todavía

lo hacían, pero hoy día se hace hasta en las ciudades, y esto es todo producto de esta coyuntura, de

las movilizaciones, de que se han levantado, se levantó una organización que es Latinoamericana que

se llama la Red de Semillas Libres, hemos estado con compañeros de Ecuador, de Colombia que han

venido, que ellos tienen una experiencia muy rica de casas de semillas, eso es otra cuestión que

también queremos, que las comunidades tengan sus propias casas de semillas o su propio

resguardo,… (L. Sepúlveda, comunicación personal, 4 de octubre de 2016).

Aparecen relaciones cuyos despliegues siguen lógicas culturalmente distintas a los pilares
neoliberales, pues se ponen en juego otros valores y comportamientos sociales; son prácticas
regidas por otras cosmovisiones, por otros sistemas simbólicos sobre las formas de ser, estar y
conocer el mundo. Hace varios años ya que estas prácticas comerciales recíprocas no se
encuentran limitadas al pueblo mapuche; sino han extendido su presencia y flexibilizado las
formas de su realización, por parte de distintas comunidades mapuches y no mapuches que, en
alguna -o toda- medida, adhieren a los principios del kume mongen.
Añade Francisca Rodríguez que en ese intercambio se despliegan múltiples sabores y saberes
que se encuentran y circulan:

Nosotros hacemos ferias que son intercambio de saberes, intercambio de sabores, porque tenemos

que recuperar también el gusto por comer, recuperar nuestros sabores,…y ya no solamente es

intercambio de semilla, intercambio de plantas, intercambian su artesanías, porque te digo, la semilla

251
también está asociada a la artesanía, es como el arte de recrear la vida (…). Nosotros declaramos

cuatro actividades en el año que las mujeres están establecidas,…, y . . . recuperar el trafkintu fue una

tarea que partimos nosotros y hoy día las comunidades lo han recuperado para socializarlo y qué

bueno que vuelven a recuperar un acto tan espiritual y simbólico como el trafkintu, el trafkintu hermano,

la hermandad que queda en relación al tú me das y yo te doy, porque cuando entregamos una semilla

recogemos un saber, no es que yo te voy a dar la semilla que tú me vas a pedir, yo tengo que saber

para que tú la quieres, y ella te va a hablar de porque la tenía tanto tiempo y se me había perdido y tú

vas a preguntar cómo lo hacía y te va a contar cómo la cultivaba y la va a cultivar diferente a la tuya,

entonces es un intercambio de saberes. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto de 2016).

Señalar, entonces, que varios de los entrevistados y entrevistadas mencionan el trafkintu como
una práctica rescatada para el intercambio libre de semillas, pero sobre todo para el resguardo
de una soberanía básica para las comunidades sobre la reproducción de sus diversidades
ecoculturales; como una manera de rebeldía organizada, pacífica, alternativa, que se manifiesta
políticamente a través de varios pequeños actores colectivos, enredados entre sí por
articulaciones laxas y oportunas, frente a un sistema que pretende controlar las semillas y
prohibir estas prácticas.
Finalmente, son saberes antiguos de pueblos indígenas y comunidades campesinas que han
ido acompañando el permanente desenvolvimiento histórico en territorios rurales, bajo distintas
fórmulas y opresiones institucionales; manifestando hoy una preocupación especial por el
rescate, resguardo, producción y circulación de diversidades ecoculturales condensadas en el
cultivo de semillas. Señala la representante de GRAIN: ―para mí siempre el énfasis ha sido
justamente esta relación entre semillas y pueblo, tú no puedes tener semillas si no tienes
pueblos activos,…, no puedes tener diversidad si no hay pueblos que estén manteniendo y
viviendo esa diversidad‖. Y hace un llamado de atención:

…o sea, darse cuenta que la diversidad biológica es producto de los pueblos, no una cosa que salga

así porque sí no más, y que si tú eliminas la diversidad cultural o eliminas el control diversificado, como

se llama, homogenizas también la semilla (…). Los únicos entonces que pueden mantener esa

diversidad es justamente la gente en el campo, además gente del campo que sigue actuando de esa

manera, sin que venga un agrónomo y le diga tú tienes que hacerlo aquí, allá, sino a lo que ellos crean

que autónomamente necesitan, quieren, pueden,…. (GRAIN, comunicación personal, 16 de agosto de

2016).

252
Es la lucha por rescatar, reconocer y respetar diversos modos de ser, hacer y conocer de las
comunidades campesinas e indígenas en sus territorios. Desde los discursos de estos actores
colectivos, la salvaguarda de diversidades culturales (formas productivas, comerciales, de
intercambio, comidas, ritos, etc.) presentes en territorios rurales de Chile, se vislumbran
necesariamente asociadas a la defensa y el resguardo de las biodiversidades que las
acompañan, asoman como procesos complementarios e interdependientes.

253
Tercera Conversación.

Como puede observarse los escenarios políticos entre ambos países son disímiles. En Bolivia,
las organizaciones campesinas indígenas originarias enfrentan principalmente un escenario
marcado por la fragmentación y el debilitamiento de sus organizaciones de base, lo que
ciertamente dificulta por ahora la creación de fuerzas colectivas que permitan generar disputas
más efectivas respecto a las transformaciones que se consideran necesarias de impulsar para
la implementación de los acuerdos alcanzados y consignados durante el proceso constituyente.
Así también, los movimientos indígenas campesinos encaran la urgencia de lograr definir
nuevos horizontes por construir, buscar caminos alternativos que permitan desplegar la
potencia de una lucha antigua y persistente en esta sociedad, cuyas principales motivaciones y
orientaciones están dadas por el reconocimiento de la matriz cultural indígena, la reivindicación
de sus saberes, epistemologías y cosmovisiones, así como seguir la búsqueda de nuevas
formas de hacer política con una participación más directa de los propios movimientos sociales.
Mientras, en Chile, las organizaciones campesinas e indígenas pasan por un momento de
fortalecimiento interno y las alianzas que establecen, así como de los entretejidos comunitarios
sobre los que despliegan su quehacer; sin embargo, este proceso es aún exiguo pues los
márgenes de participación social siguen siendo reducidos, así como también resulta estrecho el
escenario político formal en el que estas organizaciones pueden desplegar sus demandas y
posiciones. En ambos países, tanto los dirigentes sociales y representantes de organizaciones
no gubernamentales como activistas, reclaman la necesidad de que las comunidades,
campesinos e indígenas que habitan territorios rurales, movilicen motivaciones para organizarse
colectivamente en pos de avanzar en las transformaciones que cada sociedad se ha propuesto
respecto a los modos de organizar la producción agraria, como también respecto a la defensa
de las diversidades ecoculturales.
Justamente respecto a las motivaciones para la acción colectiva, uno de los primeros hallazgos
llamativos de esta investigación fue visualizar que efectivamente las organizaciones y
movimientos campesinos e indígenas, tanto en Bolivia como en Chile, transitan desde una
filiación central de clase hacia la multiplicación de motivaciones para la creación de identidades
colectivas. Si bien la impronta sindical sigue siendo prominente en las formas de organizarse en
territorios rurales en los países investigados, se incorporan otras fuentes que complementan y
fortalecen las orientaciones para la acción entre los distintos actores.
Para Bolivia, estas otras fuentes de sentido han estado en permanente convivencia y rebeldía
frente al sistema tradicional de participación política, excluyente a priori de representantes de
comunidades indígenas en la gestión del Estado. Como fue visto, el movimiento indígena
campesino en Bolivia tiene una memoria larga de participación en la creación de una sociedad
abigarrada, que nunca llega a cuajar porque las epistemes, cosmovisiones, formas de

254
administrar y organizarse socialmente son divergentes; no obstante, lograron avanzar mucho en
cuanto a la reflexión y propuestas sobre nuevas formas de configurar países interculturales
donde quepan varias formas de ser, estar y conocer el mundo. La identidad indígena en Bolivia
es ampliamente dominante, más aún con la fuerte identificación social que aún existe respecto
al líder, Evo Morales.
La emergencia de los movimientos indígenas afirmados ahora sobre categorías que incorporan
una comprensión cultural de los fenómenos sobre los que se sustentan las desigualdades
sociales, ha colaborado a profundizar esta fuente de motivaciones y orientaciones para la
organización de un nosotros. La lucha por los territorios y la identidad étnica marcan el carácter
de los movimientos indígenas campesinos contemporáneos de este país. Tanto así, que incluso
dirigentes de movimientos sociales oficiales, declaran:

…, en la organización sindical campesina no hemos asumido a pié de letra la lucha sindical obrera. El

sindicato campesino es en primer lugar nuestro propio gobierno comunal (e inter - comunal). En el

sindicato nos organizamos nuestra vida productiva y social, manejamos las cosas de la comunidad,

regulamos las relaciones internas, resolvemos asuntos de tierras, y nos relacionamos con las

autoridades regionales. En ello llegamos incluso a administrar justicia según los códigos no escritos de

la tradición andina. En ese sentido, no existe un conflicto de fondo entre el sindicato campesino y la

organización tradicional del ayllu. En el sindicato, las autoridades comunitarias se turnan a partir de la

elección dentro de una asamblea de los afiliados al sindicato. En los lugares donde subsisten nuestras

autoridades tradicionales, el turno es más "obligatorio" y sigue el ciclo agrícola. (J. Reas, comunicación

personal, 17 mayo de 2016).

Es decir, la figura formal para poder participar del escenario político son los sindicatos, más la
forma de realizar la participación, articular las bases, organizar los territorios y comunidades, se
sigue haciendo a la usanza indígena y no hay conflicto mayor con la ―figura política‖. No
obstante, eso no significa que el análisis y la identidad de clase no sean relevantes en Bolivia,
sólo se quiere destacar que se reconocen otras entradas para la comprensión y creación de
alternativas de transformación social.
Ahora bien, esta perspectiva disiente en cierta medida de aquella afirmación de Stefanoni que
plantea: ―En Bolivia la superioridad del sindicato sobre el partido, irradiada desde el movimiento
obrero minero (y fortalecida por las políticas del Estado Nacionalista), ha marcado la lógica
organizativa del movimiento campesino, especialmente desde los años cuarenta‖. (Stefanoni,
2002, p.23). Si bien, puede resultar efectiva la idea que propone el sindicato como organización
que supera las capacidades partidarias de movilizar la organización de indígenas y campesinos

255
en este país; sostengo que la temprana y profunda sindicalización que se dio sobre todo en la
zona de las valles, fue posible gracias a una base de articulación colectiva dada por la matriz
comunitaria indígena. Son estos sustratos desplegados en relaciones cotidianas e invisibles,
experiencias auténticas de vida colectiva que se realiza con altos grados de autonomía de las
instituciones formales, con bastante flexibilidad para adaptarse, reaccionando efectivamente
ante exigencias coyunturales, y que han aprendido a utilizar la figura política de los sindicatos
en pos de alcanzar los propósitos que se han ido planteando, más cuya lógica de organización
interna sigue estando prioritariamente comandada por las formas políticas indígenas
comunitarias.
Por su parte, en Chile, los sindicatos componen la figura política por excelencia que las
organizaciones campesinas identifican como propias, adoptando un sentido de clase que
despierta motivaciones hacia la lucha contra las desiguales condiciones de desarrollo bajo el
capitalismo neoliberal; pero aun así, al propio interior de estas figuras, se van entrelazando
nuevos marcos de contenidos que han ampliado el espectro desde donde se configuran
identidades colectivas en territorios rurales; siendo la más relevante la indígena, pero también
importantes han sido las ecológicas, de género y autonómicas. La combinación y diversidad de
motivaciones para la acción colectiva, da cuenta de una situación que es tan incipiente como
subversiva si se considera la trayectoria de la configuración del movimiento campesino en Chile;
pues baste recordar que el movimiento campesino chileno -no así el mapuche- consigue definir
sus propósitos y alcances generalmente a partir de la mediación de otro ente -iglesia o partido-,
lo que implicó también la creación de lógicas clientelares presentes hasta nuestros días; es
decir, se sostiene que el clientelismo es parte de la cultura sindical de este país, sin ser el único
elemento, ni necesariamente el más importante, pero sí un rasgo de las formas en que estas
organizaciones dialogan con los organismos del Estado. A pesar de ello, también se sostiene
que la emergencia de otros actores y formas de participar en lo político, son elementos que
colaboran a ir superando poco a poco dicha cultura, bajo la impronta de crear organizaciones
más autónomas y creativas. Pues, como hemos visto, los actores colectivos pesquisados se
entrelazan en redes que se activan coyunturalmente, tienen esa capacidad de articulación
espontánea y momentánea, para luego replegarse a los territorios y sus identidades singulares.
Componen una suerte de tejido de micro identidades que comparten hilos subterráneos de
sentidos comunes, al tiempo que construyen desafíos simbólicos, mientras distinguen matices
en sus formas de ser, hacer y conocer el mundo. Hay un abigarramiento tácito que reconoce la
composición de un nosotros colmado de otros posibles. En esta posibilidad implícita de un
nosotros abigarrado; como se ha visto, los distintos dirigentes, representantes y activistas
siguen líneas de acción, formas de manifestarse y participar en el espacio de lo político y la
política que difieren entre unos otros, aun cuando logren unificar fuerzas y estrechar alianzas
para momentos coyunturales y temas globales.

256
Ahora bien, respecto a los conflictos rurales que explican las principales disputas en cada país,
en Bolivia permanece la importancia de la lucha por la tierra –hoy territorio- sobre todo porque la
diversidad de mecanismos que se han ido enarbolando hace varias décadas para generar una
distribución más ecuánime, no ha conseguido instalar una verdadera reforma agraria que logre
tener los alcances esperados, sobre todo en relación a la distribución de tierras orientales en
manos de grandes empresarios, hoy asociados a los agronegocios de exportación cuya
expansión territorial, además, ha sido aprobada a partir de la cumbre de 2015 celebrada en
Santa Cruz donde se acordó la ampliación de la frontera agrícola. En Chile en cambio el tema
tierra-territorio está ausente de las discusiones públicas, no así al interior de las propuestas de
algunas organizaciones campesinas que consideran la lucha por una reforma agraria ―integral‖
como un proceso primordial para poder fortalecer las economías campesinas y la soberanía de
los pueblos.

y cuando hablamos integral,…, son un cambio total en la estructuras agrarias que garantice

alimentación a los pueblos, …, que nuestras capacidades y nuestras ventajas productivas produzcan

también recursos para el país y para eso nosotros postulamos intercambios comerciales entre iguales,

horizontales, entre los países solidarios; entonces, después de eso, cuando hablamos de una reforma

agraria popular, es porque la lucha campesina por la existencia del campesinado no puede ser una

lucha de los campesinos, porque la alimentación es un derecho de los pueblos y mantener una

agricultura es parte de una soberanía nacional; o sea, pueblo que no tiene su agricultura no tiene

soberanía nacional. Nosotros ya somos un país dependiente del punto de vista alimentario, entonces

nuestro granero está convertido hoy día en un desierto verde, plantaciones forestales de granero de

Chile, y aparte de eso viene toda la invasión minera; a través de todo el territorio la industria

extractivista, ocupando los territorios que producían los alimentos, y hoy día no solamente está

produciendo si no que se están llevando todo eso que no retorna al país, y además traen a nuestros

campos un montón de problemas que son ajenos. (F. Rodríguez, comunicación personal, 29 de agosto

de 2016).

Al poner en vínculo la distribución de tierras con el derecho a alimentación y la soberanía de los


pueblos, se está señalando la necesidad de reformular el sistema de organización de las
producciones agrarias donde el rescate y reconocimiento de los saberes y prácticas
campesinas e indígenas constituyen epicentro sustantivo; por eso en Chile, la disputa por
instalar la agroecología como modelo productivo alternativo en territorios rurales es tan
importante. También lo es en Bolivia, sin embargo, el matiz distintivo en este país tiene relación

257
con la habilidad de denominar a partir de otras categorías -que tienen mayor impacto político- la
persistente reproducción de prácticas y saberes ancestrales en territorios rurales bolivianos. No
obstante, en ambos países, los movimientos campesinos e indígenas instalan las ideas de
agroecología y/o producción orgánica como códigos que permiten desafiar las comprensiones
hegemónicas sobre cómo deben organizarse las producciones agrarias en países
nuestramericanos.
Es necesario destacar que el énfasis en la defensa de las diversidades ecoculturales ha dado
una importante impronta, fuerza y congruencia a las luchas campesinas e indígenas del
presente siglo. Resulta notable cómo en Chile el vínculo de ideas sobre biodiversidad y culturas
es tan explícito. Quizás en este país el lenguaje ha debido adquirir un carácter más organizado
en su forma de hacerlo evidente, a diferencia de Bolivia que aparece algo más implícito, pues a
pesar de la gran extensión de tierras en manos de agronegocios, las comunidades indígenas y
campesinas siguen reproduciendo en general sus formas productivas que, como ha sido
señalado, hoy categorizan de ecológicas y orgánicas porque han encontrado en ello una
estrategia efectiva de defensa, validación y resguardo de estas formas de vida, producción,
consumo, intercambio y comercio.
Como los espacios geográficos, marcos jurídicos, estructuras económicas y escenarios políticos
divergen entre un país y otro, las prioridades desde las cuales se orientan las contiendas
específicas respecto al conflicto de las semillas también difieren. De esta manera, en Bolivia
hay mucho más trabajo de las organizaciones respecto a la ampliación y diversificación de los
cultivos transgénicos en el país, mientras en Chile las preocupaciones se dirigen más hacia la
privatización de las semillas y actualmente la firma del TPP, pues la amenaza y presión de las
transnacionales por ampliar la producción transgénica es menor en Chile que en otros países
nuestramericanos como Argentina, Brasil, México, Paraguay y Bolivia.
Como se ha visto, en Chile, los principales desafíos se orientan a defender el rescate,
resguardo y la libre circulación de semillas en territorios rurales. Aun siendo éste un reto de
mayor importancia para las organizaciones campesinas e indígenas de este país, no existe
acuerdo respecto a las estrategias sobre cómo debe enfrentarse la solución a dicha situación;
así, mientras para algunos la recuperación es conservar la información genética que contienen
la semillas y otros materiales vegetales en bancos especializados, tecnológicos, financiados y
resguardados por el Estado, bajo la administración de organizaciones campesinas; para otros,
tiene relación con la necesidad de recuperar identidades colectivas junto a las semillas,
multiplicar formas de producir, comercializar e intercambiar propias de los pueblos campesinos
e indígenas; proponiendo un modelo alternativo de desarrollo, aún bastante incipiente en
territorios rurales de Chile.
Mas los desafíos se engarzan a otro tipo de conflictos que tienen relación con los modelos de
desarrollo rural que cada país ha definido para sí, como también los marcos jurídicos que
establecen los márgenes de la legalidad o ilegalidad para realizar diferentes modos de ser,

258
hacer y conocer. Así, la Constitución de Bolivia constituye una base que posibilita (aunque no
se realice) un proceso de transformación social y cultural poderoso; mientras, por su parte, la
legalidad chilena podría poner en riesgo la posibilidad misma de generar lógicas distintas como
nuevas formas de intercambio y otras prácticas comunitarias. Esto hace que los desafíos, las
propuestas, demandas de los movimientos sociales y los actores colectivos organizados se
centren en distintos objetivos y tengan alcances distintos.
Bolivia avanzó en la enunciación de categorías, planteamientos de ideas, filosofías, prácticas
comunitarias y bases éticas que desafiaron los códigos hegemónicos colonizadores que
componían su antiguo contrato social; hoy se enfrentan al desafío de cómo hacer prevalecer los
acuerdos establecidos en la Constitución, cómo lograr materializar las conquistas simbólicas y
políticas.
En Chile, las fuerzas están en juego, aún los actores colectivos están bastante rezagados del
espacio público, pero comparten subterráneamente una gran batería de desafíos, experiencias
interculturales y prácticas autonómicas que van configurando un sustrato fructífero para la
reactivación y creación de otras formas de convivencia en este país.
Tanto en Bolivia como en Chile, se van instalando lentamente otros lenguajes, miradas e
interpretaciones de mundo en territorios rurales. Los habitantes, familias y comunidades del
campo poco a poco van identificando otras formas de sobrevivir, producir, alimentar, que son
mucho más cercanas a experiencias colectivas abrigadas en su historia invisible, marcada por
cruenta y prolongada opresión hasta la reforma agraria, para luego ser castigados, perseguidos,
desaparecidos y olvidados por las dictaduras y la expansión del neoliberalismo al nicho
alimentario.
¿Qué se siembra?, ¿qué se come?, ¿cómo?, ¿dónde?, ¿con quién?; entre esas preguntas se
mueven los márgenes en los que finalmente se encuentra la soberanía irreductible que los
movimientos indígenas y campesinos, junto a sus aliados, no están dispuestos a ceder a las
grandes empresas. La lucha por las semillas es una lucha sustantivamente antineoliberal –por
lo tanto también una lucha de clases- y profundamente cultural –entre formas de ser, hacer y
conocer el mundo-. El derecho a una alimentación nutricional y culturalmente adecuada que dé
cabida al rescate y creación de los propios saberes de los pueblos, es una de las luchas
primordiales de los movimientos campesinos e indígenas del mundo. La relación entre
diversidades cultivadas y pueblos soberanos es clave.

259
CONCLUSIONES.

La presente investigación se propuso resaltar saberes y prácticas que se desenvuelven en


territorios rurales, desde perspectivas comunitarias, en torno a la defensa de diversidades
ecoculturales; bajo la hipótesis principal que plantea que en medio de las transformaciones
estructurales experimentadas durante las últimas décadas (descritas amplia y rigurosamente
por los estudios sobre ―nueva ruralidad‖), se levantan propuestas sobre otras convivencias
posibles. En este marco, se delimitó el conflicto de las semillas como caso concreto para entrar
a la comprensión de relaciones y contenidos que dan sentido a la configuración contemporánea
de pensamientos identitarios y acciones colectivas rurales, en Bolivia y Chile.
Experiencia común a ambos países fue haber pasado por importantes, aunque disímiles,
procesos de reforma agraria; siendo éstos fundamentales para la construcción de una memoria
colectiva rural, pero también para la definición de las distribuciones territoriales que, a partir de
entonces, configuraron la base sobre la cual se asientan exitosamente los negocios
agroindustriales transnacionales. Respecto a la impronta de las reformas agrarias en tanto
memorias colectivas, puede verse en Bolivia como un proceso inacabado, en permanente
construcción, siendo las referencias a la reforma agraria inicial del 53 como un proceso, que
aunque significativo, fue realizado básicamente a partir de un sello nacionalista, donde los
pueblos indígenas fueron considerados desde la perspectiva de clases sociales y, por tanto, sus
cuerpos encubiertos de vestimentas campesinas a la hora de llevar a cabo las transformaciones
distributivas. No obstante, con el tiempo y el fortalecimiento una vez más de las reivindicaciones
indígenas, empieza a instalarse la lucha por una reforma agraria que considere elementos
culturales en las formas que adquiere la distribución de la tierra. El primer intento por llevar a
cabo un proyecto desde esta perspectiva es la propuesta de Ley Agraria Fundamental (LAF)
realizada por la CTSUCB a mediados de los 80, la que si bien no logra asentarse a nivel
institucional, abre el debate sobre la necesidad de considerar las matrices culturales de los
pueblos indígenas al momento de realizar transformaciones en la distribución de la tierra. Luego
vendrá la ley INRA y, finalmente, bajo el gobierno de Evo Morales, la Ley de Reconducción
Comunitaria; ambas incorporan mecanismos de distribución de tierras que consideran
especificidades exigidas por los pueblos indígenas, fundamentalmente a partir de la lucha por
los territorios que se instala en este país recién iniciada la década de los 90. Si bien, sobre todo
durante los primeros años del MAS-IPSP en el gobierno, se llevó a cabo un proceso de
redistribución de tierras enfocado principalmente hacia comunidades indígenas del Oriente, éste
fue realizado fundamentalmente a partir de la distribución de tierras fiscales y no de grandes
propiedades en manos agroindustriales; por lo que los propósitos y metas no han sido logrados
y durante los últimos años se ha visto el establecimiento de una impronta que fortalece más la
industria extractivista que las economías comunitarias. No obstante, los movimientos indígenas
originarios campesinos de este país lograron instalar importantes desafíos que traspasaron a la

260
sociedad en su conjunto, siendo sin duda uno de los más relevantes la idea de territorio, pero
aportando también con la creación de mecanismos para dirimir las distribuciones agrarias, las
formas de propiedad y las estrategias de gestión.
En Chile, en cambio, la reforma agraria hereda una memoria cargada de importantes sentidos
colectivos, mayormente signada por un gran trauma que ha dificultado mucho el proceso de
97
reconfiguración del entretejido comunitario ; pues así como la reforma agraria llenó de
esperanzas y fortaleció la reivindicación de sujetos tan largamente postergados y aminorados
en sus capacidades creativas, el golpe militar liquidó no sólo a los dirigentes más avezados,
sino también el frágil comienzo en la construcción de autonomías bajo sistemas comunitarios de
propiedad y producción. Hay que destacar también en este proceso, la escasa presencia que
tienen los factores culturales, siendo una reforma donde mujeres e indígenas fueron
invisibilizados como sujetos a considerar en los procesos de distribución de tierras. A pesar de
ello, actualmente son mujeres rurales e indígenas quienes han levantado principalmente la voz
por la necesidad de una nueva reforma agraria que denominan ―integral‖, aunque también hay
otros actores que reivindican esta lucha; más, todavía es una disputa que parece lejana, casi
innombrable, pues en torno a esta idea se movilizan muchas evocaciones dolorosas que hacen
pensar pueda ser un camino indeseable, además de inalcanzable.
Además, como bien muestra Sergio Gómez (1993), la reforma agraria también fue un trauma
para terratenientes y sus mundos simbólicos: el fundo, el campo, los huasos, caballos, paisajes,
sirvientes de mesa y cama, el vino, la cueca; era mucho más que sólo una gran extensión de
tierra; por lo mismo, afirmaron su derecho a propiedad privada individual, utilizando todas las
condiciones que gozaban hasta entonces: hubo resistencia armada, creación de grupos
paramilitares y también estrategias jurídicas como el proceso de hijuelación que resultó ser tan
extendido que, bajo el gobierno de Frei Montalva, sacan un decreto específico para reducir tales
prácticas. Con la reforma agraria se fractura la matriz terrateniente lo que produce una escisión
en la clase dominante, permitiendo la emergencia de una nueva burguesía agrícola de carácter
gremial, que son quienes saldrán favorecidos, finalmente, del cambio en la estructura de la
tenencia de la tierra, como es el caso de las industrias forestales en territorios mapuche.
En la medida que en Chile no se reconozcan las amplias y profundas violaciones a los derechos
humanos, así como el reconocimiento de la prolongación desmedida de violencias culturales, y
se pongan en marcha estrategias orientadas a recomponer las fracturas originadas a partir de
ello, será difícil llegue a plantearse la emergencia de un nuevo proceso de reforma agraria.

97
Sergio Gómez (1993) en su artículo, “El rol del sector agrario en la transición. Análisis del caso chileno”,
menciona dos traumas a partir de los cuales se configura la transición a la democracia en Chile, desde el
sector agrario; el primero de ellos sería la reforma agraria y la ruptura del 73, el segundo sería la reacción
de las organizaciones empresariales ante las políticas de ajuste estructural implementadas durante la
dictadura. La hipótesis de Gómez en este trabajo es que en el proceso de transición no se consideran los
traumas y se privilegia la búsqueda de consensos.

261
A pesar de ello, las organizaciones campesinas e indígenas contemporáneas han encontrado
en el fortalecimiento de alianzas internacionales una vía relevante para tonificar su quehacer, lo
que colabora en la amplitud de sus perspectivas, así como también en fortalecer los desafíos
que puedan proponer.
Es más, no obstante aquél horizonte simbólico de carácter trágico y traumático, hay un
escenario político donde las organizaciones campesinas e indígenas están en proceso de
robustecimiento, a pesar de la aún reducida participación que muestran. Hay evidencia de una
proliferación de experiencias comunitarias, sustentadas en creatividades colectivas, puestas a
disposición de la construcción de autonomías territorializadas, comunicadas a través de una red
flexible y cambiante de proyectos similares que, según las orientaciones y motivaciones que
puedan tener (o no) en común, entran en relaciones de complementariedad, reciprocidad y
reflexión intersubjetiva para la búsqueda de caminos orientados a la reproducción y resguardo
de otras formas de ser, hacer y conocer el mundo. Los sindicatos, siendo aún la principal figura
de organización política, han abierto sus perspectivas a otras motivaciones y formas de
participar políticamente, que acompañan las tradiciones y sentidos identitarios más fuertes
como es la cultura de la clase trabajadora. En territorios rurales chilenos, los sindicatos
campesinos e indígenas, la proliferación de organizaciones mapuche, y la emergencia de otras
autonomías comunitarias, han ido hilando conversaciones, compartiendo experiencias,
gestando proyectos políticos y productivos-comerciales; generando un movimiento subterráneo
que aún está en proceso de consolidación de identidades más amplias, no en cuanto a sus
contenidos -que han sido abundantes-, sino más bien respecto a la cantidad de personas
involucradas y el tejido social que desde ahí se pueda trenzar.
En Bolivia, en cambio, la participación social ampliada en el proceso constituyente, que terminó
por nominar al Estado ―Plurinacional‖, fue un fenómeno extraordinario en el que se debatieron,
consideraron y discutieron otras formas posibles de organizar sociedades abigarradas, cuyo
centro articulador han sido los acuerdos alcanzados entre distintas organizaciones indígenas; lo
que explica la importante influencia de cosmovisiones, epistemologías, experiencias y
pensamientos indígenas en la composición del horizonte propuesto, como el camino trazado
para alcanzarlo. Se instalan desafíos complejos a partir del intento concreto de crear un vínculo
entre la organización institucional del Estado y las formas comunitarias de organización social.
El camino ha estado lleno de baches y existen importantes discrepancias sobre cuáles son los
rumbos privilegiados. Quienes gobiernan y/o apoyan el proyecto MAS-IPSP, afirman ir rumbo
hacia el horizonte trazado socialmente; no obstante, se da cuenta en los últimos años de un
fortalecimiento de los sectores agroindustriales transnacionales y las industrias extractivas,
frente a un debilitamiento de las organizaciones sociales. Se quebró el Pacto de Unidad que
logró llevar a los movimientos sociales al control del Estado desde 2006, ahora hay
organizaciones oficiales y las mismas orgánicas, dirigentes clandestinos y unos pocos
corrompidos; no obstante aquello, en Bolivia, se proponen nuevos saberes, epistemologías y

262
cosmovisiones que exigen ser validados en complementariedad a la racionalidad técnica de
Europa Occidental o América del Norte, bajo el propósito de configurar una organización común
que reconozca la pluralidad de proyectos culturales en desarrollo bajo un mismo Estado.
En este sentido, en ambos países se evidencia que ha sido la emergencia de otras
motivaciones y orientaciones a la acción colectiva las que han permitido renovar las escenas
políticas particulares; el surgimiento de otros actores y formas de construir el espacio de lo
político ha nutrido este proceso de configuración de identidades colectivas; con gran presencia
en la política pública en Bolivia, con una presencia más reducida y subterránea en Chile. A
pesar de que los alcances y formas de organización que los distintos actores han adquirido
difieren entre estos dos países, se sostiene a modo conclusivo que el giro desde el paradigma
marxista hacia miradas que enfatizan las diversidades ecoculturales, a través del diagnóstico y
comprensión de conflictos que acompañan la lucha de clases, abren discusiones, instalan
desafíos y ponen en evidencia otras convivencias posibles entre diferentes grupos sociales en
territorios rurales, sus vínculos con las ciudades, el poder central del Estado, y sus alianzas
internacionales.
Desde este giro en la mirada, poniendo atención en luchas profundamente antineoliberales,
cuyos contenidos en propuestas, demandas y proyecciones se instalan desde desafíos
simbólicos, buscando quebrar la matriz de códigos hegemónicos que sustenta los modos
actuales de organizar la vida en territorios rurales de Nuestramérica, la defensa de las semillas
se levanta como una lucha tremendamente significativa, tanto por lo que representa para los
distintos pueblos del mundo, como por la idea que sostiene son la base de toda vida. Como
señala Vandana Shiva:

La semilla es la encarnación de la biodiversidad cultural. Contiene millones de años de evolución

biológica y cultural del pasado, además de todo el potencial de milenios de futuros desarrollos. Las

Semillas Libres son el derecho de nacimiento de toda forma de vida y la base para la protección de la

biodiversidad. Las Semillas Libres son los derechos de nacimiento de cada agricultor y productor d

comida. El derecho de los agricultores a guardar, intercambiar, evolucionar, generar, vender semillas es

el corazón de las Semillas Libres. Cuando se les quita esta libertad, los agricultores quedan atrapados

en la deuda, y en los casos más extremos llegan al suicidio. Las Semillas Libres son la base de la

Comida Libre, ya que la semilla es el primer eslabón de la cadena alimentaria. (Citada en Karol, 2016,

p.160).

Las semillas son un encuentro sincrético de diversidades ecoculturales cuyos potenciales son
múltiples en tanto exista la libertad para portarlas, usarlas, intercambiarlas, reproducirlas,
conservarlas. Ya son muchas las semillas que se han perdido y están en un agresivo proceso

263
de erosión producto de la cada vez mayor ampliación de la producción de monocultivos, en
base a transgénicos y semillas mejoradas en laboratorio. Los gobiernos de los distintos países
del hemisferio sur han sido cómplices de estos procesos al impulsar estas producciones,
subsidiando el ingreso de empresas transnacionales y capacitando a habitantes rurales en el
uso de semillas certificadas junto a los insumos y agrotóxicos que acompañan su producción.
Se ha inducido y educado a varias generaciones campesinas en el uso de estos sistemas,
perdiendo en ello no sólo diversidad de semillas, sino plurales saberes sobre otras formas de
producir, reproducir, intercambiar, consumir y cocinar diversos alimentos que aún siguen
asomando en memorias colectivas, hoy cargadas de nostalgia.
Estas cargas emotivas, junto a la amplia pauperización material de las comunidades
campesinas e indígenas del mundo, quedando reducidas a espacios cada vez más estrechos y
desmejorados por las sequías y el excesivo uso de agrotóxicos, ha impulsado a que estos
grupos sociales encuentren nuevas motivaciones para orientar la configuración de identidades y
acciones colectivas que surgen desde sus territorialidades locales, más se afirman y proyectan
en sus alianzas internacionales. Ha sido esta posibilidad construida de hacer confluir
pensamientos, estrategias políticas, voluntades individuales y colectivas, lo que ha permitido la
instalación a escala global de importantes desafíos simbólicos como ha sido la lucha por la
soberanía alimentaria, idea que la FAO ha tenido el gesto de debatir. Así, la soberanía
alimentaria representa ampliamente aquello que Melucci (1999) descifra como ―códigos
culturales‖ construidos colectivamente que desafían aquéllos hegemónicos. De esta manera,
poco a poco, empiezan a sonar irrefutables los argumentos enarbolados por estos movimientos
sociales que llaman a una rebeldía pacífica y fructífera ante la sordera de gobiernos y
omnipotencia de transnacionales.
Estas disputas –soberanía alimentaria, semillas patrimonio de los pueblos, etc.- abren las
discusiones sobre ¿qué tipos de convivencias se requiere construir?, ¿cómo se gestan y bajo
qué mecanismos se instituyen para que sean posibles?, ¿qué tipo de modificaciones
sustantivas se deben provocar para que las diversidades ecoculturales puedan hallar la
amplitud que requieren para su despliegue?. Frente a estas preguntas y otras muchas en este
sentido, aparece importante elaborar una agenda política que instale propuestas, caminos y
experiencias bajo el propósito de enfocar los próximos desafíos y alternativas de resolución.
Bajo esta impronta, numerosos intelectuales nuestramericanos han colaborado en pensar
colaborativamente sobre los mecanismos para organizar convivencias societales donde
―quepan otros mundos‖. Las vertientes eidéticas más fructíferas al respecto han sido aquellos
estudios que enfatizan la necesidad de revelar, hacer manifiesta, las múltiples colonialidades
que han invisibilizado a distintos grupos y sus matrices culturales. Ha habido un esfuerzo desde
la academia por escuchar nuevos discursos, ampliar las comprensiones de mundo a través de
la incorporación de otras epistemologías, reflexionando sobre ontologías, promoviendo otras
racionalidades y métodos, creando lenguajes mixturados y disciplinas permeables; no hacia la

264
construcción de una imprecisión total de espacios de conocimientos que distintos saberes
puedan ocupar, sino más bien hacia la comprensión de fenómenos que exigen un cambio de
perspectiva para la búsqueda de alternativas posibles. Al respecto, se arguye que los desafíos
simbólicos generados por los movimientos sociales indígenas, feministas, ecologistas y
campesinos, han nutrido la creación de conocimiento académico en Nuestramérica, aportando a
dar un giro epistemológico respecto al paradigma científico dominante y estimulando la
promulgación de nuevos problemas de investigación, lo que ha tenido como correlato un
fortalecimiento del pensamiento identitario ruralamericano.
Las discusiones sobre territorios y soberanías, diversidades culturales y biodiversidades,
autonomías comunitarias e individuales -incluidas las corporales-; son desafíos que los distintos
actores y movimientos sociales han enfrentado a los códigos hegemónicos que organizan las
formas de ser, estar y conocer el mundo. Pero también ha sucedido que la incorporación de
otros sujetos sociales a cada vez mayores niveles de educación formal, ha impulsado la
multiplicación de voces en la academia, centros de investigación, organizaciones no
gubernamentales y, a veces, organismos internacionales. Esta emergencia de nuevas
intelectualidades conlleva, a su vez, la proliferación de distintos lugares de enunciación del
saber. Las lógicas culturales que distintos cuerpos portan van ampliando las matrices de
referencia, las formas de acercarse a conocer el mundo, instalando énfasis novedosos y
exigiendo romper las clausuras que por siglos han existido frente a pensamientos indígenas, de
mujeres y afrodescendientes.
De esta manera, los desafíos simbólicos creados por distintos movimientos sociales y el giro
epistemológico en la configuración de pensamientos identitarios ruralamericanos han levantado
otras lógicas, configurado otras racionalidades, otros imaginarios y orientaciones colectivas,
cuyas propuestas más desafiantes para la organización de una sociedad versan sobre
autonomías comunitarias y soberanías populares.
Pues bien, las semillas representan la soberanía mínima que los pueblos no cederán a los
capitales transnacionales, aún bajo masacres, criminalizaciones y castigos; las comunidades
indígenas y campesinas se rebelan ante la obligatoriedad de usar semillas certificadas y aplicar
el set de agrotóxicos asociado. Esta resistencia activa se desenvuelve fundamentalmente en las
relaciones cotidianas en territorios rurales; mas, va acompañada de reflexiones sobre las
formas de organizar dicha rebeldía, cómo apuntar a un quiebre que sea relevante para la
transformación de las condiciones simbólicas y jurídica-administrativas que permitan realizar
otras formas de ser, hacer y conocer el mundo.
Para poder avanzar hacia convivencias interculturales en Nuestramérica, el primer paso es
establecer nuevos contratos sociales con una amplia participación social, como ha sucedido en
Ecuador y Bolivia; pero luego hay que conseguir cambiar el propósito del Estado, desde una
lógica de centralización del poder hacia otra comunitaria de administración de bienes y
servicios, con cargos rotativos; donde sea posible la defensa, el resguardo, la producción,

265
comercialización y circulación de las diversidades ecoculturales. Así como resulta absurdo
imaginar poner freno a negocios promisorios, que también sea absurda la ilegalidad de
intercambiar semillas entre grupos indígenas-campesinos y/o cualquier persona.
Un acercamiento posible a la necesidad de crear otras formas de organización política
democráticas y plurales, es la búsqueda por construir ―sociedades abigarradas‖, como una
siempre inconclusa composición, en movimiento, cambiante, que no llega al momento de
síntesis, está siempre en tensión y contradicción, más comparte un ethos común: aquél que
cada sociedad deberá definir para sí a través del proceso participativo de construcción de un
nuevo contrato social. Aun así, si se busca construir mejores convivencias posibles, deben
considerarse como mínimos comunes: el respeto a las diferencias culturales y corporales, el
resguardo de las diversidades ecoculturales y el cultivo de sistemas de gobierno democráticos
cada vez más plurales. Estos marcos dan espacio a la posibilidad de elaborar relaciones
comunitarias que configuren, a nivel eidético y material, alternativas de organización político
administrativa, en diálogo con el Estado, entendido como la estructura institucional político
administrativa necesaria tanto para la integración jurídica formal, como para la distribución de
bienes y servicios comunes, entre la población que habita un país.
Falta mucho para poder instalar lógicas comunitarias como estrategias de mayor alcance en la
organización de las sociedades; no obstante, hay evidencia de importantes avances en la
instalación de desafíos y elaboración de propuestas desde los movimientos sociales y las
intelectualidades identitarias de Nuestramérica.

266
Bibliografía

Abner, J. y Polit, E. (2011). Nuevos enfoques para Chile Potencia Alimentaria y Forestal. ODEPA,

Ministerio de Agricultura.

Acosta, A. (2009). La maldición de la abundancia. Quito:Abya-Yala

Albó, X. (2009). SUMA QAMAÑA = EL BUEN CONVIVIR. Revista Obets, (4), pp. 25-40.

---------. (2011).Suma Qamaña = convivir bien. ¿Cómo medirlo? En Farah, I, Vasapollo, L (Coord.). Vivir

bien: ¿paradigma no capitalista? (p.133-144). La Paz: CIDES-UMSA, Sapienza Università di

Roma y Oxfam.

Albó, X. y Galindo, F. (2012). Interculturalidad en el desarrollo rural sostenible. El caso de Bolivia: pistas

conceptuales y metodológicas. La Paz: Centro de Investigación y 1Promoción del Campesinado

(CIPCA).

Alonso, L. E. (1998) (2ª edición). La mirada cualitativa en Sociología. Madrid: Fundamentos.

Almeyda, C. (1962). Reforma Agraria. Santiago de Chile.

Antezana, L.( 2011). Latifundio y minifundio en Bolivia. La Paz: Plural.

Arruda Sampaio, P. (2012). Notas críticas sobre a atualidade e os desafios da quest o agraria‖.

Recuperado de:

http://www.albamovimientos.org/wp-content/uploads/2012/11/1209-QAufsc.pdf

Asamblea Constituyente de Bolivia. (2008). Nueva Constitución Política del Estado.

Bardin, L. (1996) (2a ed.). Análisis de contenido. Madrid: Akal.

Barraclough, S., Affonso, A., Hernández, S., Zemelman, H., Gómez, S. y Bengoa, J. (1973) Chile: Reforma

Agraria y Gobierno Popular. Buenos Aires: Periferia. Recuperado de:

http://www.blest.eu/biblio/barraclough/cap1.html

Bauman, Z. (2013). La cultura en el mundo de la modernidad líquida. México D.F: Fondo de Cultura

Económica.

Bengoa, J. (1983). El campesinado chileno después de la Reforma Agraria. Santiago: Sur. Colección

Estudios Sociales.

---------. (2003). 25 Años de estudios rurales. Revista Sociologías (Nº10), año 5, jul-dic, pp.36-98.

Recuperado de: http://www.scielo.br/pdf/soc/n10/18716.pdf

---------. (2009). La comunidad perdida. Identidad y cultura: desafíos de la modernización en Chile.

Santiago de Chile: Catalonia.

267
Berdegué, J. (s.f.). Dinámicas Territoriales Rurales: Claves para el desarrollo territorial. En Cliche, G.

(Editor). Territorios Rurales en Movimiento: Hacia un Desarrollo Rural inclusivo. Quito: Teseo,

RIMISP.

Boletín Informativo N°7 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Previsión Social de Bolivia que puede

encontrarse en: http://www.mintrabajo.gob.bo/Upload/Lecturas/BOL/Bol_7.pdf

Bretón, V. (2006). Glocalidad y reforma agraria ¿de nuevo el problema irresuelto de la tierra?. Íconos

Revista de Ciencias Sociales (N°24), pp. 59-69.

---------. (2007). La cuestión agraria y los límites del neoliberalismo en América Latina. Diálogo con

Cristóbal Kay. Iconos Revista de Ciencias Sociales. (Núm. 28), pp. 119-133.

Bruckmann, M. (2012). Recursos naturales y la geopolítica de la integración Sudamericana. Lima: Fondo

editorial José Carlos Mariátegui.

---------. (2016). La financierización de la naturaleza y sus consecuencias geopolíticas. Revista ALAI.

América Latina en Movimiento. (Núm. 517), septiembre, pp. 13-17.

Canales, M. (coordinador-editor) (2006). Metodologías de investigación social: introducción a los oficios.

Santiago: LOM.

Castro, G. (2002). Naturaleza, sociedad e historia en América Latina. En Alimonda, H. (Comp.), Ecología

política. Naturaleza, historia y utopía. (pp. 83-99). Buenos Aires: CLACSO.

---------. (2008). Nota para una historia del pensar de los latinoamericanos. En Ceceña, A.. (coord), De los

saberes de la emancipación y la dominación (pp. 53-69). Buenos Aires: CLACSO.

Chonchol, J. (2003). La Reforma Agraria en América Latina. En Vargas, J. (Comp.) Proceso agrario en

Bolivia y América Latina. La Paz: CIDES-UMSA, CIPCA, Fundación Tierra, CEJIS, G-DRU, Ayuda

en acción, AIPE, Secretariado rural Perú-Bolivia, DANIDA, DFID, Plural.

---------. (2006). Reforma y contrareforma agraria en Chile. Consulta de Expertos en Reforma Agraria en

América Latina. FAO: Santiago. Disponible en:

www.rlc.fao.org/es/desarrollo/tenencia/pdf/02doc.pdf

Choquehuanca, D. (2010). Hacia la reconstrucción del Vivir Bien. Revista ALAI. América Latina en

Movimiento. (Núm. 452), febrero, pp. 8-13.

Chumacero, J. (Coord.). (2010). Trece años de reforma agraria en Bolivia. Avances, dificultades y

perspectivas. En Fundación Tierra: Reconfigurando territorios: reforma agraria, control territorial y

gobiernos indígenas en Bolivia. (pp. 11-38). La Paz: Fundación Tierra.

268
Colque, G. (Coord.) (2015). Cumbre Agropecuaria ―Sembrando Bolivia‖. Apuntes críticos para la Agenda

agropecuaria. La Paz: Fundación Tierra.

Colque, G., Tinta, E., Sanjínes, E. (2016) (segunda edición). Segunda reforma agraria: una historia que

incomoda. La Paz: Fundación Tierra.

Corporación de la Reforma Agraria (CORA). (1970). La Reforma Agraria Chilena 1965-1970. Santiago.

Correa, M., Molina, R., Yáñez, N. (2005). La Reforma Agraria y las tierras mapuche. Chile 1962-1975.

Santiago: LOM.

Dávalos, P. (2008). El “Sumak Kawsay” (―Buen vivir‖) y las cesuras del desarrollo. América Latina en

movimiento (ALAI) on line. Recuperado de: https://www.alainet.org/es/active/23920

De Alarcón, S. (2010). Socialismo Comunitario. En Gosálvez, G. y Dulon, J. (Coord.). Descolonización en

Bolivia. Cuatro ejes para comprender el cambio. (pp. 425-452). Vicepresidencia del Estado

Plurinacional de Bolivia y Fundación Boliviana para la Democracia Multipartidaria.

Decreto de Ley 2247. 1978. Santiago.

Decreto de Ley 2405. 1978. Santiago.

De la Fuente, T. (2014). Una mirada a la industria semillera. Santiago: ODEPA, Ministerio de Agricultura.

Delgado, G. (Coord.). (2013). Ecología política del extractivismo en América Latina: casos de resistencia y

justicia medioambiental. Buenos Aires: CLACSO.

Del Rincón, D., Arnal, J., Latorre, A., Sans, A. (1995). Técnicas de Investigación en Ciencias Sociales.

Madrid: Dykinson.

Departamento de Estudios Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales. (2015) Informe

anual de Comercio Exterior 2014-2015. Ministerio de Relaciones Exteriores.

Departamento de estudios de la Dirección del Trabajo. (2014). Capítulo 1: Organizaciones sindicales. En

Compendio estadístico 2014. Disponible en: http://www.dt.gob.cl/documentacion/1612/articles-

62614_recurso_1.pdf

Devés, E. (2000, 2003, 2004) El pensamiento latinoamericano en el siglo XX. Entre la modernización y la

identidad. Tomo I, II, y III. Buenos Aires-Santiago: Biblos-DIBAM.

Do Sousa Santos, Boaventura. (2001). Nuevos Movimientos Sociales. Observatorio Social de América

Latina (OSAL), (N°21), pp.177-184.

Edwards, T. y Guerrero, A. (2016). Evolución de las exportaciones silvoagropecuarias en acuerdos:

período 2006-2015. Santiago: ODEPA, Ministerio de Agricultura.

269
Encinas, M. (2015). Informe sectorial: Bolivia, sector oleaginoso. Pacific Credit Rating. Recuperado de:

http://docplayer.es/42349338-Informe-sectorial-bolivia-sector-oleaginoso.html

Escobar, A. (2003). El lugar de la naturaleza y la naturaleza del lugar: ¿globalización o postdesarrollo?. En

Lander, E. (Comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas

latinoamericanas. (pp.68-87). Buenos Aires: CLACSO.

---------. (2011). Ecología Política de la globalidad y la diferencia. En Alimonda, H. (Coord.) La Naturaleza

colonizada. Ecología política y minería en América Latina (pp.61-92). Buenos Aires: CLACSO-

CICCUS.

---------. (2014). Sentipensar con la tierra. Nuevas lecturas sobre desarrollo, territorio y diferencia. Medellín:

UNAULA.

Escobar, G. y Schejtman, A. (s.f. /2005-2006). Conceptualización del Desarrollo Territorial a partir de

Identidades y Culturas locales. Santiago: Ministerio de Planificación y Cooperación. (MIDEPLAN).

Estado Plurinacional de Bolivia. (s.f.). Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020. En el marco del

desarrollo integral para Vivir Bien. Rumbo a la Agenda Patriótica 2025.

Faletto, E. (1982). Sociedad y Naturaleza en América Latina: incidencia de las ideologías. En Garretón,

M.A. (Comp.) Dimensiones políticas, sociales y culturales del desarrollo. Enzo Faletto, 1935-2003.

(pp.303-346). Buenos Aires: CLACSO.

Food and Agriculture Organization of the United Nations. (2017). El estado mundial de la agricultura y la

alimentación. Recuperado de: http://www.fao.org/3/a-I7658s.pdf

Fornet-Betancourt, R. (2002). Filosofía e Interculturalidad en América Latina: intento de introducción no

filosófica. En Gónzalez, G. (Coord.). El Discurso Intercultural Prolegómenos a una filosofía

intercultural. (pp. 123-138). España: Biblioteca Nueva.

Fundación Tierra. (2015). Memoria Seminario Recientes Transformaciones Agrarias en Bolivia. La Paz.

Furtado, C. (1999). El Capitalismo global. México: FCE.

Gaceta oficial de Bolivia. (2007). Plan Nacional de Desarrollo. Bolivia Digna, Soberana, Productiva y

Democrática para Vivir Bien. Lineamientos estratégicos 2006- 2011. La Paz.

Garcés, M. (2012). El despertar de la sociedad: los movimientos sociales en América Latina y Chile.

Santiago: LOM.

Garcés, M., Milos, P. (1988). FOCH, CTCH, CUT: Las Centrales Unitarias en la historia del sindicalismo

chileno. Santiago: ECO.

270
García Linera, A. (2015) (2ª edición). Socialismo comunitario. Un horizonte de época. La Paz:

Vicepresidencia del Estado, Presidencia de la Asamblea Legislativa Plurinacional.

Garrido, J. (Ed); Guerrero, C.; Valdés M. S. (1988). Historia de la Reforma Agraria en Chile. Santiago:

Universitaria.

Genetic Resources Action Iinternational (GRAIN). (2017). Revista Biodiversidad: sustento y culturas.

Semillas. (Núm. 93). Recuperado de: https://www.grain.org/article/entries/5765-descargue-la-

revista-completa-biodiversidad-93-2017.pdf

Giarraca, N. (Comp.) (2001). Una nueva ruralidad en América Latina?. Buenos Aires: CLACSO.

Gobierno de Chile. (2014). Política Nacional de Desarrollo Rural: mejor calidad de vida y más

oportunidades. 2014-2024. Santiago.

Gómez, M. (2006). El estado de la agricultura chilena y sus transformaciones y modernización.

Observatorio de la Economía Latinoamericana 62. En línea, disponible en:

www.eumed.net/cursecon/ecolat/cl/

Gómez, S. (1985). El movimiento campesino en Chile. Santiago de Chile: FLACSO.

---------. (1993). El rol del sector agrario en la transición. Análisis del caso chileno. Revista Agricultura y

Sociedad (N°68), pp. 81-108.

---------. (2001). ¿Nueva ruralidad? Un aporte al debate. Buenos Aires: CLACSO.

---------. (2007). Reforma agraria y desarrollo rural en Chile. Lima: CEPES. Recuperado de:

http://www.cepes.org.pe/cendoc/eventos/Libro-Foro-Reforma-Agraria-2007/04-%20gomez-chile.pdf

Gosálvez, G. y Dulon, J. (Coord.). Descolonización en Bolivia. Cuatro ejes para comprender el cambio.

Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y Fundación Boliviana para la Democracia

Multipartidaria.

Gudynas, E. (1995). Ecología, desarrollo y neoliberalismo. La Paz: Centro Boliviano de Estudios

Interdisciplinarios.

---------. (2010a) La senda biocéntrica: valores intrínsecos, derechos de la naturaleza y justicia ecológica.

Tabula Rasa, (No.13), julio-diciembre, pp. 45-71.

---------. (2010b). Si eres tan progresista ¿Por qué destruyes la naturaleza? Neoextractivismo, izquierda y

alternativas. Ecuador Debate. (N°79), pp.61-81.

Gudynas, E. y Acosta, A. (2011). La renovación de la crítica al desarrollo y el buen vivir como alternativa.

Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 16, (No. 53), pp. 71 – 83.

271
Guimar es, R. (1998). La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. En

Alimonda, H. (Comp.).Ecología política. Naturaleza, sociedad y utopía (pp. 53-82). Buenos Aires:

CLACSO.

Hernández, R. y Pezo, L. (editores) (2010). La ruralidad chilena actual: aproximaciones desde la

antropología. Santiago de Chile: CoLibris.

Hidalgo-Capitán, A.; Cubillo-Guevara, A. (2014). Seis debates abiertos sobre el sumak kawsay

Iconos. Revista de Ciencias Sociales, (Núm. 48), enero, pp. 25-40.

Hidalgo, F., Houtart, F. y Lizárraga, P. (2014). Agriculturas campesinas en Latinoamérica: propuestas y

desafíos. Quito: Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN).

Huanacuni, F. (2010). Buen Vivir / Vivir Bien. Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales

andinas. Lima: Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI). Recuperado de:

http://www.dhl.hegoa.ehu.es/ficheros/0000/0535/Vivir_Bien_1_.pdf

Instituto Nacional de Estadísticas de Bolivia (INE). (2013). Censo Agropecuario. La Paz: INE.

Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE). (2007). Censo Silvoagropecuario Nacional. Santiago de

Chile.

Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE). (s.f.). Cambios estructurales en la agricultura chilena.

Análisis intercensal 1976, 1997, 2007. Santiago: INE.

Jemio-Ergueta, Á. (1973). La Reforma Agraria de Bolivia. Revista Nueva Sociedad (N°7), pp. 19-37.

Kay, C. (1995). Desarrollo rural y cuestiones agrarias en la América Latina contemporánea. Agricultura y

Sociedad. (Núm.75), abril-junio, pp. 27-82.

---------. (1999). Mirando hacia atrás: el tiempo de las reformas agrarias. Revista Envío (N°208).

Recuperado de: http://www.envio.org.ni/articulo/952

---------. (2007). Algunas reflexiones sobre los estudios rurales en América Latina. Iconos Revista de

Ciencias Sociales. (Núm. 29), pp. 31-50.

---------. (2009). Estudios rurales en América Latina en el período de la globalización neoliberal: ¿una

nueva ruralidad?. Revista Mexicana de Sociología. Vol. 71 (Núm. 4), octubre-diciembre, pp. 607-

645.

Recuperado de: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=32113274001

Kopp, A. (2014). Organizaciones Indígena Campesinas y Soberanía Alimentaria. Contexto boliviano e

internacional. La Paz: CESA y Plural.

272
Korol, C. (2008). La subversión del sentido común y los saberes de la resistencia. En Ceceña, A. (Coord.).

De los saberes de la emancipación y de la dominación. Buenos Aires: CLACSO.

---------. (2016). Somos tierra, semilla, rebeldía: mujeres, tierra y territorios en América Latina. GRAIN,

Acción por la Bodiversidad y América Libre.

Leff, E. (2006a). Complejidad, racionalidad ambiental y diálogo de saberes. Ponencia presentada en el I

Congreso Internacional interdisciplinar de participación, animación e intervención socioeducativa.

Recuperado de:

http://www.mapama.gob.es/es/ceneam/articulos-de-opinion/2006_01eleff_tcm7-53048.pdf.

---------. (2006b). La ecología política en América Latina: un campo en construcción. En Alimonda, H.

(Comp.). Los Tormentos de la Materia. Aportes para una Ecología Política Latinoamericana

(pp.21-39). Buenos Aires: CLACSO.

---------. (2009). Pensamiento Ambiental Latinoamericano: Patrimonio de un Saber para la Sustentabilidad.

Revista Publicación Ocasional, No. 6. Sección Filosofía Ambiental Sudamericana

León, M. (2009). Cambiar la economía para cambiar la vida. Desafíos de una economía para la vida. En

Acosta, A. y Martínez, E. (Comp.). El Buen Vivir. Quito: Abya-Yala.

---------. (2014). Economía solidaria y Buen Vivir. Nuevos enfoques para una nueva economía. En

Sostenibilidad de la vida. Aportaciones desde la Economía Solidaria, Feminista y Ecológica (pp.

43-54). Bilbao: Reas Euskadi.

Ley N° 1715. 1996. Bolivia.

Ley N°16640. 1967. Chile.

Ley N°300. Ley Marco de la Madre Tierra. 2015. Bolivia.

Ley N°3545. 2006. Bolivia.

Lizarraga, P., Vacaflores. C. (2014). La descolonización del territorio: luchas y resistencias campesinas e

indígenas en Bolivia. En Almeyra, G., Concheiro, L., Mendes, J., Porto-Goncalves, C. (Coords).

Capitalismo: tierra y poder en América Latina (1982-2012). Volumen II, pp.17-63. Buenos Aires:

UAM, CLACSO, Continente.

Llambí, L., Pérez, E. (2007). Nuevas ruralidades y viejos campesinismos. Agenda para una nueva

sociología rural latinoamericana. Cuadernos Des. Rural, 4 (Núm. 59), julio-diciembre, pp. 37-61.

Macas, L. (2011). EL SUMAK KAWSAY. Recuperado de:

https://decrecimientoybuenvivir.files.wordpress.com/2011/01/sumak-kawsay-luis-macas.pdf

273
Mc Adam, D., McCarthey, J. y Zald, M. (1995). Comparative Perspectives on Social Movements: political

opportunities, movilizing structures and cultural framings. Cambridge: Cambridge University Press.

Disponible en:

https://books.google.cl/books?hl=es&lr=&id=8UamWMisjtkC&oi=fnd&pg=PR7&dq=Comparative+Pe

rspectives+on+Social+Movements:+political+opportunities,+movilizing+structures+and+cultural+fra

mings.&ots=DvOx01hrAb&sig=C3tBOa_soMAadGJF2EKEJt0yrWI&redir_esc=y#v=onepage&q=Co

mparative%20Perspectives%20on%20Social%20Movements%3A%20political%20opportunities%2

C%20movilizing%20structures%20and%20cultural%20framings.&f=false

Martín-Crespo, M. C. & Salamanca, A.B. El muestro en la investigación cualitativa. Revista Nure

Investigación, 27. 1 – 4. Disponible en:

http://www.nureinvestigacion.es/FICHEROS_ADMINISTRADOR/F_METODOLOGICA/FMetodologi

ca_27.pdf

MAS-IPSP (2009). Programa de Gobierno 2010-2015: Bolivia país líder.

Medina, J. (2011). Acerca del Suma Qamaña. En Farah, I, Vasapollo, L (Coord.). Vivir bien: ¿paradigma

no capitalista? (p.39-64). La Paz: CIDES-UMSA, Sapienza Università di Roma y Oxfam.

Melucci, A. (1999). Acción colectiva, vida cotidiana y democracia. México D.F: El Colegio de México.

Ministerio de Autonomías. (2013). Agenda Patriótica 2025. ¿Quién hace qué?.

Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras. (2010). Plan del Sector Desarrollo Agropecuario: ―Revolución

Rural y Agraria‖.

---------. (2013). Plan del Sector Desarrollo Agropecuario 2014-2018: ―Hacia el 2025‖. Dirección General de

Planificación.

Ministerios de Desarrollo Rural y Medio Ambiente; Viceministerio de Tierras; Instituto Nacional de Reforma

Agraria. (2007). Plan Estratégico Nacional de Saneamiento y Titulación de Tierras 2007-2013.

Moldiz, H. (2009). Bolivia en los tiempos de Evo. Claves para entender el proceso boliviano. México D.F:

Ocean Sur.

Morales, M-A. (2013). La globalización y la economía indígena campesina. Artículo publicado en “Le

Monde Diplomatique”, edición boliviana de diciembre de 2013. Disponible en:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179334

Mouffe, Ch. (1999) El retorno de lo político: comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical.

Barcelona: PAIDOS.

---------. (2007). En torno a lo político. Buenos Aires: FCE.

274
Nancy, J-L. (2006). Ser Singular Plural. Traducción de Antonio Tudela. Madrid: Arena Libros.

Nuñez, E. (2007). Reconducción comunitaria de la Reforma Agraria en Bolivia. CIPCA. Recuperado de:

http://www.cipca.org.bo/index.php/cipca-notas/cipca-notas-2007/444--sp-1848725135

Oficina de Estudios de Políticas Agrarias (ODEPA). (2013). Panorama de la agricultura chilena.

Organización de los Estados Americanos (OEA), Instituto Interamericano de Cooperación para la

Agricultura (IICA), CIRA, FAO (1976). Reforma agraria, colonización y formas asociativas en

Bolivia. Serie informe de conferencias, curso y reuniones n° 108. Disponible en:

https://books.google.cl/books?id=1iZkAAAAIAAJ&printsec=frontcover#v=onepage&q&f=false

Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD). (2006). The New Rural Paradigm:

policies and governance. París: OECD Publishing. Recuperado de:

http://www.oecd.org/cfe/regional-policy/thenewruralparadigmpoliciesandgovernance.htm

Organización Internacional del Trabajo (OIT). (2016). Construyendo diálogo social. La Mesa Nacional

Agrícola y su Estatuto para el Trabajador Agrícola. Santiago: OIT.

Painel, V., Quezada, G. (2013). La minka continental del Buen Vivir o Vivir Bien: re-conocer un paradigma

transancional. Inédito.

Pairicán, F. (2012). Sembrando ideología: el Aukiñin Wallmapu Ngulam en la transición de Aylwin (1990-

1994). Sudhistoria (N°4), enero-junio, pp. 12-42.

PNUD. 2004. Informe de Desarrollo Humano en Santa Cruz 2004. La Paz: Plural editores.

Porto-Gonҫalves, C. (2009). De Saberes y de Territorios: diversidad y emancipación a partir de la

experiencia latino-americana. Polis, Volumen 8 (Nº 22), pp.121-136.

---------. (2015). Geo grafías con Carlos Walter Porto-Gonҫalves. Revista del Departamento de Geografía.

Año 3. (Nº 4), primer semestre, pp. 230–263. Recuperado de:

http://revistas.unc.edu.ar/index.php/cardi/index

Portugal, P. (2011). Visión posmoderna y visión andina del desarrollo. En Wanderley, F. (Coord.), El

desarrollo en cuestión: reflexiones desde América Latina (pp. 253-282). La Paz: Plural,

CIDES/UMSA.

Prada, R. (2010). Más allá del capitalismo y la modernidad. En Descolonización en Bolivia. Cuatro ejes

para comprender el cambio. (pp.269-322). La Paz: Vicepresidencia del Estado Plurinacional de

Bolivia y Fundación boliviana para la democracia multipartidaria.

Programa de Gobierno Michelle Bachelet. (2013). Chile de Todos. 2014-2018.

275
Quijano, A. (2005). El ―movimiento indígena‖, la democracia y las cuestiones pendientes en América

Latina. Polis. (N°10), pp. 1-22.

---------. (2011). ―Bien Vivir‖. Entre el ―desarrollo‖ y la des/colonialidad del poder. Debate Ecuador.

(Núm.84), diciembre, pp. 77-88.

Red de Semillas de Libertad de las Américas. (2016). Memorias encuentro abierto. Xochimilco-México.

Revista Umbrales N°23. Noviembre 2012. Los desafíos de la agricultura y la Ley de Revolución Productiva

Comunitaria Agropecuaria. La Paz: CIDES-UMSA.

Retamozo, M. (2009). Orden social, subjetividad y acción colectiva. Notas para el estudio de los

movimientos sociales. Athenea digital. N°16, pp.95-123. Disponible en:

http://atheneadigital.net/article/view/n16-retamozo

Rivera Cusicanqui, S. (1986). Oprimidos pero no vencidos: Luchas del campesinado aymara y qhechwa de

Bolivia, 1900-1980. Ginebra: UNRISD.

---------. (2010a). Violencias (re)encubiertas en Bolivia. La Paz: La Mirada Salvaje.

---------. (2010b). Ch‘ixinakax Utxiwa. Reflexión sobre prácticas y discursos descolonizadores. Buenos

Aires: Tinta Limón.

Romero B, C. (2008). La tierra como fuente de poder: económico, político y cultural. Santa Cruz: IGWIA -

ISBOL.

Ruiz, A; Becerra, A. (2011). Chile Potencia Alimentaria y Forestal: la extensión del modelo exportador al

mundo rural y sus consecuencias sociales. Santiago de Chile: Fundación CENDA-Fundación

Heinrich Böll.

Salazar, G. y Pinto, J. (1999). Historia contemporánea de Chile. Tomos I y II. Editorial LOM: Santiago de

Chile.

Samanamud, J. (2010). Sobre las problemáticas del Pluralismo Económico. En Gosálvez, G. y Dulon, J.

(Coord.). Descolonización en Bolivia. Cuatro ejes para comprender el cambio. (pp. 217-236).

Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y Fundación Boliviana para la Democracia

Multipartidaria.

Sampieri, R., Fernández, C. y Baptista, P. (2003) (3ª edición). Metodología de la Investigación. D.F

México: McGraw-Hill Interamericana.

Sánchez, M. (2015). Ser ―Bartolina‖ en tiempos de cambio. Procesos de construcción identitaria de la

Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia ―Bartolina Sisa‖

en el Estado Plurinacional. CLACSO: Buenos Aires.

276
Santana U., R. (2006): Agricultura chilena en el siglo XX: contextos, actores y espacios agrícolas. Centro

de Estudios Regionales Universidad de Los Lagos y Centro de Investigaciones Diego Barros

Arana. DIBAM. Santiago de Chile.

Santos, J. (2010). De la Filosofía latinoamericana a la africana. Pistas para un diálogo filosófico

intercultural. Estudios avanzados. (N°13), pp. 131-149.

Scott, J. (2000). Los dominados y el arte de la resistencia. México: Era.

Sen, A. (2009). Desarrollo económico y libertad. Apuntes del CENES. Vol. 28. (N°48), pp. 311-328.

Soliz, L; Núñez, E. (2013). A 60 años de la Reforma Agraria en Bolivia: cambio y continuidad. Revista

Mundos Rurales (N°9), pp. 2-7.

Stefanoni, P. (2002). El nacionalismo índigena como identidad política: La emergencia del MAS-IPSP

(1995-2003). Informe final del concurso: Movimientos sociales y nuevos conflictos en América

Latina y el Caribe. Programa Regional de Becas CLACSO.

---------. (2012). ¿Y quién no querría vivir bien? Encrucijadas del proceso de cambio boliviano. En

Cuadernos del Pensamiento Crítico Latinoamericano Nº 53. CLACSO. Publicado en La Jornada de

México, Página 12 de Argentina y Le Monde Diplomatique de Bolivia, Chile y España.

Svampa, M. (2011). Modelo de desarrollo y cuestión ambiental en América Latina: categorías y escenarios

en disputa. En Wanderley, F. (Coord.), El desarrollo en cuestión: reflexiones desde América

Latina. (pp. 411-444). La Paz: Plural, CIDES/UMSA.

---------. (s.f.). Movimientos sociales, gobiernos y nuevos escenarios de conflicto en América Latina.

Disponible en: http://www.maristellasvampa.net/archivos/ensayo58.pdf

Tarrés, M.L. (coordinadora) (2001). Observar, escuchar y comprender: sobre la tradición cualitativa en la

investigación social. D.F México: FLACSO – El Colegio de México.

Tarrés, M.L; Montes de Oca, L.; Silva, D. (Coord.). (2014). Arenas de conflicto y experiencias colectivas.

Horizontes utópicos y dominación. México D.F: El Colegio de México.

Taylor, S. J. y Bogdan, R. (1986) Introducción a los métodos cualitativos: La búsqueda de significados.

Barcelona: Paidós.

Ticona, E. (2003). La Revolución Boliviana de 1952 y los Pueblos Indígenas. Revista Temas Sociales

(N°25), pp.1-14.

Tinsman, H. (2009). La tierra para el que la trabaja: géneros, sexualidad y movimientos campesinos en la

Reforma Agraria chilena. Santiago: LOM y Centro de Investigaciones Diego Barros Arana.

277
Toranzo, C. (2014). El agro en el modelo de desarrollo boliviano. En Memoria Seminario Recientes

Transformaciones Agrarias en Bolivia (pp. 31-40). La Paz: Fundación Tierra.

Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE). (2015). Diagnósticos sectoriales.

Agropecuario. Tomo 8. UDAPE.

Urioste, M. (2003). La Reforma Agraria abandonada: valles y altiplano. En Vargas, J. (Coord.). Proceso

agrario en Bolivia y América Latina (pp. 19-52). La Paz: Plural y CIDES-UMSA, Posgrado en

Ciencias del Desarrollo.

---------. (2009). La ―Revolución agraria‖ de Evo Morales: desafíos de un proceso complejo. Revista Nueva

Sociedad (No 223), septiembre-octubre, pp.113-127.

---------. (2015). La cuestión de quién suministra los alimentos en Bolivia. En Memoria Seminario Recientes

Transformaciones Agrarias en Bolivia (pp. 101-105). La Paz: Fundación Tierra.

Vargas, J. (2003). 50 años de Reforma Agraria en Bolivia. Balance y perspectivas. La Paz: CIDES-UMSA,

DANIDA, UMRPSFXCH, UAGRM, CIPCA, Fundación Tierra, CEJIS, ACLO, G-DRU, DFID, Plural.

---------. (Editor). (2004). La reforma agraria desde las regiones: tierra y territorio. La Paz: CIDES-UMSA,

CIPCA, Fundación Tierra, CEJIS, ACLO, G-DRU, UARPSFXCH, UAGRM, AIPE, Secretariado

Rural Perú Bolivia, DANIDA, DFID, Plural Editores.

Viaña, J. (2010). Construyendo fundamentos en la lucha por un Socialismo Comunitario. En Gosálvez, G.

y Dulon, J. (Coord.). Descolonización en Bolivia. Cuatro ejes para comprender el cambio. (pp. 333-

390). Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia y Fundación Boliviana para la Democracia

Multipartidaria.

Winner, L. (1986). La ballena y el reactor. Barcelona: Editorial Gedisa.

Zibecci, R. (2003). Los movimientos sociales latinoamericanos: tendencias y desafíos. OSAL, (N°21),

pp.185-188.

278
Páginas web más visitadas:

www.anamuri.cl

www.apcbolivia.org

wwww.ctsucb.org

www.ine.cl

www.ine.gob.bo

www.indap.gob.cl

www.fao.org

www.ftierra.org

www.grain.org

www.mintrabajo.gob.bo

www.odepa.gob.cl

www.udape.gob.bo

www.upov.int

https://viacampesina.org

Videos:

Solano, V. ―9.70‖. Documental Youtube. Youtube, 5 de agosto de 2013, Web, 15 de marzo de 2017.

Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=kZWAqS-El_g

279
Bitácora Metodológica

La investigación presentada ha sido realizada fundamentalmente en base a metodología


cualitativa, dado que se propuso indagar en las relaciones y significados que configuran
pensamientos identitarios y acciones colectivas, en torno a la conflicto de las semillas, en
territorios rurales de Bolivia y Chile. Se entiende lo cualitativo referido a la idea de una
investigación intensiva respecto a los significados construidos socialmente.
La técnica para el levantamiento de información fue la entrevista. Según Alonso (1998) la
entrevista es un proceso comunicativo en el que el investigador extrae información de un
informante a través de preguntas mediante las que se busca acceder a las representaciones
asociadas a los acontecimientos vividos por el/la entrevistado/a.
El estudio fue realizado en base a entrevistas no estructuradas. La pauta de estas entrevistas
se compone en torno a los temas relevantes para los objetivos de la investigación, presentando
una flexibilidad que facilita la adaptación a cada participante, sin perder como foco el intento de
que el significado de las preguntas sea comprendido de manera unívoca por cada uno de ellos.
(Del Rincon et al., 1995)
El tipo de muestreo utilizado fue de carácter teórico, no probabilístico, en tanto se fundamenta
en criterios de representatividad cualitativa de distintos actores y discursos, considerando
siempre el objetivo de la investigación. Así, no se pretende una representatividad estadística, si
no que quienes participen puedan aportar información significativa en torno al tema del estudio.
En el plan de muestreo proyectado, antes de realizar la pesquisa propiamente tal, se establecía
un tamaño muestral mínimo de dos entrevistas a informantes expertos más seis entrevistas a
dirigentes/representantes de organizaciones rurales que trabajen el tema de la semilla para
cada país. Durante el andar investigativo, se optó por eliminar las entrevistas a informantes
expertos pues el propósito era poner en relevancia saberes y prácticas desplegadas por actores
colectivos en torno al conflicto de las semillas. Por tanto, se decide abordar la tensión eidética
en los estudios sobre ruralidades posibles en Nuestramérica, en base a documentación de
fuentes secundarias. También se eliminó una hipótesis sostenida cuando esta investigación era
un proyecto, que plantea: ―En la comprensión contemporánea de la ruralidad nuestramericana
existe una tensión entre un tipo de pensamiento de corte estructural y otro pensamiento de
corte identitario; siendo el primer modo de pensar el que hasta ahora ha dominado la re-
significación de la ruralidad, luego de las transformaciones globales de los últimos 50 años‖.
Esta hipótesis fue descartada porque parecía más descriptiva que comprensiva; no obstante,
finalmente la investigación la situó, respondió y actualizó, al indagar en las configuraciones de
pensamientos identitarios desde distintos grupos de enunciación (actores
colectivos/movimientos sociales y academia/organismos internacionales).

280
También fue parte del proceso investigativo, la recopilación y elaboración propia de estadísticas
macroeconómicas en base a fuentes de datos públicas de cada país, para el período 2006-
2015.
Por otra parte, respecto al trabajo de campo, se diversifica la matriz de actores a entrevistar,
integrada ahora por: dirigentes de organizaciones campesinas e indígenas relevantes,
representantes de organizaciones no gubernamentales que trabajen cooperativamente con
comunidades campesinas e indígenas y activistas políticos; cuya distribución muestral final se
organiza en la siguiente tabla:

PAÍS CRITERIO DE SELECCIÓN CANTIDAD DE PARTICIPANTES


Bolivia Dirigente/a de organización social indígena y/o 7
campesina
Representantes de organizaciones no 5
gubernamentales que trabajen
cooperativamente con comunidades
campesinas y/o indígenas
Activistas políticos 2
Chile Dirigente/a de organización social indígena y/o 8
campesina
Representantes de organizaciones no 4
gubernamentales que trabajen
cooperativamente con comunidades
campesinas y/o indígenas
Activistas políticos 2
TOTAL 28 ENTREVISTAS

Además de definir tres grupos de entrevistados para cada país, el criterio fundamental bajo el
cual fueron seleccionadas las personas es que cuenten con trabajo colectivo y discurso sobre el
conflicto de las semillas, al menos en su país. Para el caso de organizaciones campesinas e
indígenas, se intentó contactar a la mayor diversidad de dirigentes posibles dentro de la matriz
de organizaciones rurales presentes en cada país.
Dentro de las dificultades enfrentadas, quizás el caso más importante a señalar sea la
imposibilidad de conseguir una entrevista con alguna dirigenta de la organización de mujeres
campesinas e indígenas Bartolina Sisa de Bolivia. A pesar de la persistencia por alcanzar tal
propósito, en distintos momentos, fue imposible –en el tiempo aquél- incorporar la voz de estas
actrices tan importantes del panorama campesino e indígena organizado de este país. En Chile,

281
en cambio, si bien hubieron entrevistas que no fueron posibles de realizar, sobre todo por temas
de agenda y coordinación de tiempos, el caso más relevante fue la efectiva realización de la
entrevista a un dirigente de una organización campesina del norte chico, que no pudo ser
utilizada finalmente en el análisis pues nunca se firmó el consentimiento informado de la
entrevista, por lo que se optó por no incorporar su discurso.
Al respecto es importante decir que todas las entrevistas incorporadas a la investigación
cuentan con su debido consentimiento informado firmado, de acuerdo a lo aprobado por el
Comité de Ética de la Universidad de Santiago de Chile. También es justo dar cuenta que las
entrevistas transcritas se les ha hecho llegar a entrevistados y entrevistadas.
Es importante señalar la búsqueda intencionada por representar diversidad de actores, pero
también de experiencias territoriales al estudio. En el caso de Bolivia, se realizaron tres viajes
para la realización del trabajo de campo: el primero a Santa Cruz que resultó ser un viaje de
acercamiento a la mirada local, con las problemáticas y reflexiones que desde los lugares se
realizan, aportando a la ubicación más afinada del problema de estudio proyectado. También
resultó ser significativo para contactar informantes claves que posteriormente colaboraron a
ampliar las redes en este país. El segundo viaje se realizó a La Paz; y el último y tercer viaje fue
realizado a La Paz y a Cochabamba, por lo que se encuentran representados los tres pisos
ecológicos tan característicos de Bolivia. Por su parte, en Chile, la gran mayoría de las
entrevistas se realizaron en Santiago en gran medida gracias a que los dirigentes entrevistados
muchas veces pasan por esta ciudad en virtud de reuniones, encuentros y otras actividades
propias de sus organizaciones. Más también se sostuvieron entrevistas en el sur, en la zona
central y al dirigente mencionado del norte chico; por tanto, también es bastante amplio el
espectro territorial abarcado.
En ambos países se obtuvo la saturación de información respecto al problema de investigación;
siendo el cumplimiento de este criterio, la directriz a partir del cual se decide la culminación de
búsqueda de entrevistados y entrevistadas a incorporar al estudio.
Una vez transcritas las entrevistas, se llevó a cabo el análisis de contenido de los distintos
discursos escuchados y registrados. Dicho análisis fue realizado en torno a ejes temáticos
relevantes para el objetivo general de la investigación, tomando en cuenta tanto las fuentes
secundarias como la propia información recogida en el trabajo de campo. Se elaboraron dos
matrices de categorías para el análisis: acciones colectivas y pensamientos identitarios.
Finalmente, las conclusiones del análisis de la información levantada en el trabajo de campo se
trianguló con las perspectivas teóricas y la investigación socio-histórica y económica realizada,
para determinar las conclusiones finales de la investigación.

282
MATRIZ DE ANÁLISIS ACCIÓN COLECTIVA

ACCIÓN COLECTIVA

ACTORES IDENTIDAD Y ACCIÓN


HORIZONTES
COLECTIVOS COLECTIVA

Sujeto colectivo Orientaciones, expectativas y Escenario político


motivaciones

Características de la Participación y manifestaciones Desafíos de la organización


Organización

Historia personal Redes y Alianzas

Solidaridad Estructura de poder

283
MATRIZ DE ANÁLISIS PENSAMIENTOS IDENTITARIOS

PENSAMIENTO
IDENTITARIO

MODELO DE
DISPUTAS DESAFÍOS
DESARROLLO

Ideas Fuerza Transgénicos Soberanía alimentaria

Registro y privatización de
Normativas Agroecología
semillas

Pequeños productores Saberes colectivos y diálogo de Diversidades Ecoculturales


saberes

Consumo y mercado
Protección, resguardo semillas
nativas

Tierra-Territorio

284

También podría gustarte