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VICTOR BROSSA

COMO REPROGRAMAR TU VIDA


Basado en el Método Syneidesis de creación consciente

APRENDE A TRANSFORMAR TU REALIDAD


EN LO QUE DESEA TU CORAZÓN

www.galerialalinea.com
Como reprogramar tu vida

Autor: Víctor Brossa

Cubierta creada por


Ilustraciones del libro: Víctor Brossa
© del texto, 2016, Víctor Brossa
© de esta edición: Víctor Brossa

Primera edición: Junio del 2016

Queda rigurosamente prohibido, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo


los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta
obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el
tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra
sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright.
NOTA DEL AUTOR
Este libro es la edición revisada y ampliada del que en su día publiqué con el
título EL CAMINO DE LA CREACIÓN CONSCIENTE. Siento que con el nuevo
material añadido, esta guía para la reprogramación esencial es mucho más completa
y dinámica, ya que ahora contiene información referente a la aplicación práctica del
arte ritual, los marcos de protección, los mapas iniciáticos y la gestión emocional
ritualizada, siempre desde la pro-puesta holística e integrativa que sugiere el Método
Syneidesis de creación consciente que yo mismo he creado. Además, en esta edición
he apoyado el libro imágenes fuerza basadas en simboligía y geometría sagrada, con
la intención de que al leerlo vayas recibiendo la doble información. Los Q’ eros,
último vestigio de la raza inca, dicen que la transmisión del conocimiento se da en un
33,3% a través de la palabra, otro 33,3% a través de la geometría y el tercer 33,3%
lo aprendemos a través de la experiencia. Bien, este libro te ofrece las dos primeras.
La tercera de-pende únicamente de ti y de tu voluntad a la hora de aplicar en tu vida
cotidiana lo que comparto en estas páginas.

Más allá de un listado de instrucciones precisas, deseo que este libro sea una
fuente de inspiración para ti, convirtiéndose en una propuesta liberadora que te
ayude a recordar que eres lo más importante de tu vida. Un manual que de verdad te
impulse a crear y a aprender a gestionar la realidad que mereces vivir. Para ello,
solamente necesitas comprender los mecanismos de creación y las dinámicas que
intervienen en los procesos en los que vives sumergido. Reconocer que lo que
piensas, sientes y deseas se convierte en la realidad que respiras cada día y sobre-
todo, que muchas veces, las verdaderas creencias, esas que con-forman nuestra
forma de ver y sentir la vida, viven ocultas de nosotros mismos en lo más profundo
de nuestra propia inconsciencia.

Lo que si necesito aclarar, antes de que empieces a leer este libro, es que no
deseo que creas a pies juntillas todo lo que comprarto a lo largo de sus páginas. Más
bién tengo la esperanza de que absorbas solamente aquella información que resuene
contigo más allá de la verdad que ahora mismo manifiesto. Al fin y al cabo, se trata
de mi propia verdad, tan válida como cualquier otra. De hecho, podría estar
totalmente equivocado e incluso cambiar de parecer mañana mismo y eso sería lo de
menos. No importa entonces la información en sí misma, sino aquello que recojas
más allá de mis palabras. Me refiero a la huella que deje en tu corazón mi más
sincero y profundo deseo de que recuperes, por ti mismo, el sentido sagrado de tu
propia existencia.

Si tu vida no es lo que tu corazón te pide, transfórmala aquí y ahora en aquello que


para ti tenga un sentido. Lo que pierdas en el camino solo será lo que te impedía ser
feliz. El secreto entonces está en empezar por ti, por tu transformación interna. Al fin
y al cabo, tú creaste todo aquello que en tu vida te genera conflicto y hastío. Nadie
más que tú es responsable de lo que te ocurre. Eres siempre tú el que permite que las
creencias que te habitan y los conflictos que te generas alimenten la realidad que
respiras cada día. Por tanto, profundizar y resolver en ti mismo aquello que te separa
de lo más grande es la clave. Aprende a reconocer y equilibrar tus fuerzas, a elegir
las creencias que te conviene asimilar y reprográmate tú mismo haciendo honor a ese
dios o diosa que eres. Puedes hacerlo. Ahí empieza el camino de todo mago, de todo
artista consciente.

Todo aquello que expresas en tu vida, de la forma que sea, es arte, porque
cualquier cosa que sale de ti contribuye a crear tu experiencia vital, una realidad de
la que también te nutres día tras día. Eres lo que creas y creas lo que crees. Tu norte
es tu corazón y solo él conoce la verdadera razón que te impulsó a decidir encarnar y
vivir esta experiencia vital que ahora transitas. En forma de deseos esenciales, tu
corazón tiene las respuestas que siempre has buscado y solo atendiéndolo podrás
abrazar la coherencia que te lleve a crear una vida saludable para ti. Una vida que te
permita resolver esa sombra que te pone a prueba constantemente, conflicto tras
conflicto, obstáculo a obstáculo, pues la oscuridad se hace luz en la escena, así como
la luz se oscurece más allá de nuestra propia conciencia. No tiene sentido pues
luchar contra uno mismo. Basta asumir nuestros conflictos internos hasta lograr
transformar aquello que nos impide avanzar en el poderoso aliado que nos impulse a
crecer. Al fin y al cabo, no hay mayor oscuridad que nuestra propia inconsciencia.

Respirar la presencia de tu corazón es amarte tanto como para comprender que la


única misión que traes en esta vida es la de ser tú mismo, es decir, un fiel
representante de todo aquello que tu corazón desea encarnar en la Tierra. Esa es la
experiencia que has venido a transitar y lo más maravilloso es que puedes hacerla
realidad sin grandes esfuerzos. Solo debes convertirte en el auténtico artista
consciente de tu vida y disfrutar de la experiencia de aceptar vivir lo que viniste a
ser. Así de simple. Te aseguro que tienes todas las herramientas para lograrlo. Si hay
coherencia entre lo que te pide el corazón y lo que piensas, sientes y haces, el
universo entero conspirará para que puedas realizarte. Bienvenido pues al camino de
la creación consciente.
Víctor Brossa
Jesús llamó a la multitud y dijo:
Escuchad y entended. Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca sino lo que sale de
ella.
Mateo 15
INDICE

EL MÉTODO SYNEIDESIS
INTRODUCCIÓN

I – PUEDES ENCARNAR TU CIELO EN LA TIERRA


Eres la causa de tu vida y puedes transformarla en un paraíso
II – NECESITAS CREAR UN PROPÓSITO DE VIDA
La misión de tu vida es ser tú mismo
III – LO MÁS IMPORTANTE ERES TÚ
Del amor hacia ti mismo nace tu brillo, lo único que puedes dar
IV – ERES UN FRACTAL DE LA DIVINIDAD
Ser un artista consciente es elegir ser el dios de tu universo
V – ESTÁS REPRESENTANDO UN PAPEL: DISFRÚTALO
Representa a tu personaje sin dejarte poseer por él
VI – HAZ SAGRADA TU VIDA
Eres sagrado y nada puede salir de ti que no lo sea
VII – TRANSFORMA TU SOMBRA EN UN ALIADO
En el inconsciente está la sombra que proyectas fuera
VIII – REPROGRAMA TU VIDA
Tienes el poder para de elegir quién eres y lo que deseas vivir
IX – CONOCE LA RECETA PARA CREAR LO QUE DESEAS
Conviértete en el artista consciente de tu vida

EL KIBALIÓN CREATIVO
MENTE, EMOCIONES, VÍSCERAS Y CUERPO
LOS MARCOS DE PROTECCIÓN
CASOS PRÁCTICOS DE GESTIÓN CON ARTE RITUAL
EL MÉTODO SYNEIDESIS
<<El arte es la consecuencia de todo aquello que expresamos y esa misma expresión, puede ser saludable
o insana. Cuando el arte favorece el equilibrio de nuestra salud mental, espiritual y material hablamos de
arte sagrado>>
Víctor Brossa

El arte es aquella parte de nosotros que nos permite crear realidad, encarnando lo
que pensamos, sentimos y deseamos al mismo tiempo que lo experimentamos.
Incluso cuando dormimos, seguimos creando posibilidades que activamos a través
de la imaginación. Realidades paralelas en las que también vivimos y
experimentamos. Un sueño es en definitiva una obra de arte considerada en algunas
culturas, algo tan o más real que lo que llamamos nuestra realidad cotidiana. Pero si
somos tan poderosos, ¿por qué no logramos tener la vida y el mundo que creemos
desear? La respuesta es muy sencilla: alguien o algo crea por ti. Por eso en lugar de
sujeto, te ves convertido en objeto de tu propia escena. Tu falta de presencia es la
clave, porque cuando estás ausente, cuandio no eres consciente, tus creencias
deciden por ti.
Muchos mitos afirman que, en diferentes momentos del pasado terrestre, existieron
otras civilizaciones que sabían utilizar los sonidos, las vibraciones y la
representación como herramientas para producir o alterar la realidad. Hubo un
tiempo en el que el arte era la herramienta sagrada para encarnar el poder divino en
la Tierra y generar, afectar o gestionar lo que llamamos vida. Me refiero a un tiempo
donde la palabra arte todavía simbolizaba lo mismo que palabras como magia,
alquimia o chamanismo. Eso fue antes de que se redujera el arte a simples
disciplinas relacionadas con acciones y profesiones concretas, siendo desvinculado
de la vida cotidiana. Se ocultó su valor y se lo separó de lo mágico, de lo sutil, de lo
alquímico y lo iniciático. En realidad, este es el origen de nuestro rompimiento
interno, donde lo masculino aprendió a someter a lo femenino, cuando nuestro
hemisferio izquierdo se puso por encima de un infravalorado hemisferio derecho.
Precisamente el arte es una herramienta de unión, pues además de ser el lenguaje
de lo inconsciente, no entiende de separación. Eso es debido a que está en contacto
con el hemisferio derecho. Es por eso que se hace sagrado ante su uso sagrado, ante
la voluntad creadora de la conciencia que lo genera, proyecta y gestiona. Es
importante aclarar entonces, volviendo al tema de la importancia de estar presentes
en nuestras vidas, que no es el arte como herramienta en sí misma la que tiene la
voluntad y la responsabilidad, sino más bién el estado de presencia del que la usa,
algo que si hacían los primeros artistas, cuidando hasta el extremo su estado de
presencia para usar el arte en favor de la vida, para crear la realidad que necesitaba
el colectivo. Creaban arte sano y por eso todavía hoy hablamos de artesanía cuando
nos referimos a la aplicación artística más tradicional.
En los orígenes, el arte fue usado para detonar los estados cerebrales, corporales
o vivenciales que generaran una transformación dirigida al crecimiento interior.
Como si de una planta de poder se tratara, se usaba el arte para generar el acceso a
estados de conciencia amplificados desde los cuales podían resolver lo que desde su
estado habitual no era posible. El arte era un medio para la reprogramación
cotidiana. Hubo un tiempo en el que se crearon edificios basados en la proporción
áurea, música que armonizaba el flujo interno o imágenes que nos recordaban nuestra
unión al mundo espiritual. Culturas herederas de todo este conocimiento, todavía hoy
programan de colores y símbolos sagrados paredes, ropas y objetos de uso
cotidiano. Esa es su forma de hablarle al cuerpo, de reprogramar a la mente
subconsciente. El chamán es a la vez curandero y artista, ya que interactúa con los
mundos inconscientes para generar lo aparentemente imposible. Generalmente los
artistas del nivel de los chamanes comprenden el arte de forma integral y lo usan a
través del ritual cotidiano ejerciendo una acción terapéutica sobre su comunidad en
beneficio de todos.
Absorbidos y educados por el poder de las iglesias, reyes y emperadores, los
artistas pasaron a ser mercenarios al servicio de sus señores. Lejos de la
responsabilidad del chamán, el artista ya no era libre y generaba un arte que
programaba el subconsciente de la población en beneficio de los más poderosos. El
arte era usado, al igual que se hace hoy en día a través de la publicidad y los medios
de comunicación, para sugestionar y programar las necesidades, impulsos, creencias
y deseos del grueso de la población. A pesar de todo ello, artistas rebeldes al
sometimiento como en el caso de Leonardo da Vinci, dejaron en sus pinturas y
creaciones mensajes que traspasaban, velados gracias a su sublime belleza, la
influencia y conocimiento de sus señores. Un arte capaz de transmitir al inconsciente
del espectador la verdad de la naturaleza sagrada del ser humano más allá de toda
manipulación.
La llegada del siglo XX dio paso a una tecnología cada vez más abrumadora,
permitiendo que por un lado los artistas pasaran a crear un arte cada vez más
dirigido hacia ellos mismos, mientras el sistema absorbía el verdadero poder del
arte para establecer una auténtica ingeniería social. Primero fueron los nazis y tras la
guerra, las agencias de inteligencia y de forma oficial, la publicidad, las que
normalizaron la aceptación del engaño como parte de nuestra realidad. Me refiero a
un sistema de venta y propaganda capaz de inducir y llegar a convencer a nuestro
subconsciente de cualquier cosa, pasando por encima de nuestra propia elección
personal. Ese es el poder del arte. Un poder que podemos usar en nuestro beneficio
si comprendemos la forma en la que actúa sobre nuestras emociones y pensamientos.
Gran parte de lo que transmite este libro está inspirado en las bases del Método
Syneidesis de creación consciente que yo mismo he creado, a través del cual se
investiga la forma de usar el arte desde su vertiente más sagrada para ayudar al ser
humano a proyectarse de forma saludable y equilibrada. La clave está en comprender
que para el Método Syneidesis, el concepto de arte es algo mucho más grande de lo
que la ortodoxia oficial reconoce. Me refierio a lo que nos desvela la propia
etimología de la palabra, que define el arte como la herramienta o pilar para crear
realidad. Por tanto, el Método Syneidesis es una vía hacia el estudio de la aplicación
práctica del arte desde su vertiente más iniciática, cuyo propósito es acompañar al
ser humano a transformarse en un canal consciente, capaz de gestionar, integrar y
reciclar la información que se maneja a través de los procesos alquímicos vitales de
creación, así como a desarrollar la capacidad para desvelar lo oculto y aprender a
proyectar y dirigir la realidad en función de sus deseos más esenciales.
Para nuestra mente subconsciente no existe diferencia entre una experiencia real y
una ficción representada de forma metafórica, simbólica o ritual. Se trata pues de
abrazar la experiencia artística como una poderosa herramienta que nos impulse a
pintar y transformar nuestra vida desde lo psíquico hasta lo corporal, desde lo
emocional hasta lo visceral, planteando nuestra propia vida como una partida
metafórica, donde nuestra capacidad creativa nos permita, no solo gestionar y crear
la experiencia vital que nos satisfaga, sino también disolver las creencias que,
transformadas en leyes aparentemente inamovibles dentro de nosotros, condicionan
nuestra percepción del mundo.
Sin lugar a dudas, mis investigaciones, respaldadas por la forma en las que las
culturas iniciáticas de todo el planeta usaron el arte, evidencian que es a través de la
experiencia artística como podemos conocer, drenar, traspasar y transformar lo que
desde el subconsciente nos impide ser nosotros mismos, además de aprender a
proyectarnos de una forma saludable en nuestras vidas. El arte no es solamente el
acto de crear, sino también el resultado de todo aquello que expresamos de la forma
que sea. El simple hecho de respirar ya afecta nuestro universo interno y externo. El
arte es entonces mucho más que un lenguaje. Es la esencia de toda forma de creación
y comunicación, capaz de traspasar cualquier límite o programa establecido.
Al margen de si se trata de un arte sano o insano para nosotros, esa capacidad de
traspasar límites es la que convierte al arte en una poderosa herramienta de
transformación, que nos permite la posibilidad entre otras muchas cosas, de
reprogramar nuestro propio sistema de creencias si sabemos usarlo adecuadamente.
Cientos de pensamientos y acciones inconscientes determinan por nosotros cada día
quienes somos y la forma en la que percibimos el mundo. Programas heredados o
adquiridos a largo de nuestra experiencia vital, muchas veces generadores de
conflictos internos y poderosos bloqueos que nos impiden ser aquello que nuestro
corazón anhela. A través de la experiencia artística, tomando el arte de forma
sagrada, podemos aprender a autosugestionarnos, a reinventarnos provocando en
nosotros profundas transformaciones hasta donde nos atrevamos a soñar. Como
podrás comprobar, la forma en la que aquí trataremos el arte tal vez sea totalmente
nueva para ti. Por eso necesito que abras tu mente a muchas cosas que tal vez el
mundo oficial todavía hoy no reconoce. Aspectos relacionados con el verdadero
poder del ser humano y su capacidad creativa. Aunque en realidad, me basta con que
abras tu corazón.
Víctor Brossa
INTRODUCCIÓN
<<El auténtico aprendizaje no es computar información para adecuarla a nuestros conceptos, sino
descubrir con todo el riesgo que conlleva, nuestra propia capacidad, nuestro potencial y nuestro
apoyo>>.
Francisco Peñarrubia
(Terapia Gestalt, la vía del vacío fértil, 1998)

Ser conscientes del acto de crear empieza por hacernos conscientes de nuestra
propia respiración, porque en cierto modo, mientras respiramos la vida, la estamos
creando, aunque muchas veces lo hagamos de forma totalmente inconsciente. Claro
está que para muchos, la vida es algo que ocurre a pesar de ellos, por lo que
directamente considerarán una locura plantear que somos los creadores de nuestra
propia experiencia vital.

La física más avanzada está demostrando ya que vivimos en un universo lleno de


energía flotando en el vacío. Un universo mental capaz de crear escenarios
holográficos de experiencia tan perfectos como lo es el nuestro. En definitiva, lo que
trato de decir es que la física cuántica descubrió hace tiempo que los electrones,
generan la realidad condicionados por el ojo del observador, que por el simple
hecho de estar presente, afecta de forma directa en el proceso de creación.
El hecho de ser los protagonistas de nuestra experiencia vital nos convierte
también en sus observadores directos y por tanto, en sus creadores, como se pudo
comprobar en laboratorio, cuando se estudió la forma en la que los electrones se
comportaban en función de quién estaba presente en la escena. Lo que pensamos, ya
sea de forma consciente o inconsciente, afecta a nuestra realidad de manera directa.
El cerebro procesa cualquier información que recibimos, interpretándola a través
de nuestro sistema de creencias. Todo aquello que creemos, condiciona nuestra vida
en una dirección u otra y está directamente relacionado con los programas que
llevamos instalados en el disco duro de nuestra mente. Programas heredados y
adquiridos a través de nuestra propia experiencia en la vida.
Sin duda, lo que vivimos día a día es la consecuencia de nuestros propios
pensamientos y creencias expresados y proyectados, ya sea de forma consciente o
inconsciente, ordenando a los electrones que creen para nosotros aquello que
creemos merecer, que creemos ser. Así creamos nuestra realidad, desde nuestros
deseos más ocultos. Así somos de poderosos, cumpliendo a la perfección aquello de
que somos imagen y semejanza de Dios. En este caso, podría decirse que somos
dioses dormidos, o una parte de esa fuerza que llamamos Dios que todavía duerme
dentro del sueño.
Para convertirte en el artista consciente de tu vida solo tienes que ungirte como el
dios de tu universo, creértelo y actuar como tal, eligiendo crear despierto una
realidad a imagen y semejanza de tu ser esencial, ese que vive en tu corazón y que
sabe perfectamente lo que lo vino a encarnar. Se trata de que te atrevas a brillar, a
manifestar tu propio esplendor y a responsabilizarte de todo lo que forma parte de tu
escenario vital, de todo lo que expresas y manifiestas. Si deseas ser el artista de tu
vida debes conocer cómo crear realidad propia de forma coherente y reprogramar, a
tu imagen y semejanza, aquello que hasta ahora formó parte de tu realidad cotidiana.
El arte permite hacerlo. Es cuestión de saber cómo y persistir hasta lograrlo. Si
abrazas el camino de la creación consciente, lo primero que transformarás es a tu
propio personaje, ese que representas y con el que tanto te has ido identificando a lo
largo de los años. Te darás cuenta de que solo es una creencia más que manifiestas
para poder moverte dentro de este escenario que todos compartimos y que llamamos
nuestra vida.
Comprendo que para algunos pueda resultar difícil asimilar el hecho de que
seamos los creadores de nuestra realidad. Plantearnos al menos que lo que hacemos
es cocrearla puede resultar más asimilable. Es en el inconsciente donde están los
bloqueos, las emociones mal digeridas y los programas que nos impulsan a
proyectarnos de una forma destructiva ante las circunstancias que nos presenta la
vida. Aprender a usar el arte para generarse una experiencia positiva no es un
despropósito. El arte tiene la capacidad de comunicarse con el inconsciente y así
como puede manipularlo, también puede reprogramarlo.

Para el inconsciente, la experiencia artística es totalmente real. Es por eso que en


publicidad se usa el arte desde una manipulación totalmente legalizada para inducir a
nuestro inconsciente a que compre un producto o abrace una idea. La buena noticia
es que podemos sugestionarnos de la misma manera en nuestro propio beneficio.
Está demostrado que imaginar algo genera las mismas conexiones neuronales que
cuando lo vivimos realmente. Es por eso que podemos usar el arte para traspasar
bloqueos y generarnos nuevas y maravillosas oportunidades, y cuando hablo de arte
no me refiero únicamente a la plástica, la escritura, la palabra, la danza o la
escenografía. Me refiero a cualquier forma de expresión usada de manera consciente,
empezando por la respiración y la intención que ponemos en ella. Todo vibra y la
vibración también crea.
El vértigo a la responsabilidad que representa aceptar que somos los creadores de
la realidad que vivimos es muy grande. Pocos están dispuestos a erigirse en los
dioses de su propio universo y prefieren ceder el poder fuera, a un dios separado de
ellos. En la actualidad, la representación de ese poder externo está focalizada en los
cuatro paradigmas imperantes que según muchas profecías van a derrumbarse: La
religión, la ciencia, la economía y la política.
Ceder nuestro poder personal es pasar a ser objeto de otros, creando en función de
condicionantes externos que determinan por nosotros lo que es y lo que no es real, lo
que podemos y no podemos hacer, a pesar de que nuestro corazón diga lo contrario.
Apagar la voz del corazón es abandonar un estado de presencia desde el que
creamos en coherencia, desde la armonía de lo que sentimos, pensamos y actuamos,
al margen de lo que diga el mundo exterior.
Cedemos nuestro poder personal cuando dejamos de hacer lo que sentimos porque
es considerado incorrecto desde el sistema de creencias imperante, o porque no es
posible según el punto de vista científico, o porque no tenemos el suficiente dinero y
todo el mundo repite que hay crisis desde el paradigma económico, o directamente,
porque el entorno nos dice que es una locura aquello que soñamos y sentimos,
convenciéndonos de que no estamos capacitados para ello.
Ciertamente hay unas leyes que nos conviene respetar. Cuando nos alineamos con
la esencia de lo que de verdad somos eso ocurre de forma natural. Me refiero a las
leyes o principios universales que nombra el Kibalión, leyes que veremos al final de
este libro y que forman parte de lo esencial, más allá de las leyes impuestas por los
paradigmas que pretenden limitar nuestra autenticidad dentro de un escenario que
estamos cocreando todos juntos. Ser el artista de tu vida es convertirte en un
auténtico mago.
En iniciación, al mago se lo conoce también como al artista. Esto es así porque el
artista consciente usa la magia en su día a día. La magia solo es la ciencia que sabe
como interactuar con el inconsciente para generar realidad propia y el arte es el
idioma para hacerlo. En estas páginas te incito a que te atrevas a ser el artista, el
mago , el dios y el rey de tu universo, porque solo tu vas a determinar lo que es y lo
que no es real para ti a partir de ahora, respetando únicamente lo que tu corazón te
pida, para bien tuyo y de los demás. Si no estás dispuesto a amarte tanto como para
que tu corazón sea lo primero, no sigas leyendo porque este libro no es para ti y lo
que te propondré te parecerá poco humilde y pretencioso. Ser el creador de tu vida
merece un reconocimiento y eso no significa que debas hinchar tu ego creyendo que
eres superior a los demás. Todo lo contrario. Si te eriges como el dios que
esencialmente ya eres, verás que todo lo que te rodea también es parte de ti y de la
divinidad que todo lo abarca. Comprenderás que todo es sagrado porque no existe la
separación, solo espejos en los que te reflejas. El mayor antídoto a la falta de
humildad es reconocerse uno mismo de forma interna. Si comprendemos lo grandes
que somos, no necesitaremos competir o compararnos. Nadie puede ser mejor que tú
siendo tú mismo. Cuando vemos a alguien que parece creerse superior al resto, en
realidad está manifestando una falta de valoración personal aunque nos parezca lo
contrario.
Ser uno mismo es abrir una nueva vía de experiencia jamás experimentada por el
programa colectivo. Entonces todo es posible. Solo tú puedes realizar lo que viniste
a vivir y no podrás hacerlo si ahogas tus sueños más esenciales por falta de fe en ti
mismo. Tengo la fortuna de ser amigo de Víctor Truviano, un chico maravilloso que
no come ni bebe desde hace más de siete años. Ha sido estudiado por especialistas
de la NASA, que lo único que pudieron decir de él fue que no entendían cómo hacía
para ser consciente de su respiración todo el tiempo. Mi amigo Víctor siempre es
feliz, incluso cuando algo le duele y te aseguro que no es una postura. Es como un
hermano y puedo garantizar que su estado de felicidad se debe a su estado de
presencia. Lo de menos para mí es el hecho de que no coma o no beba.
Mi intención al hablarte de Víctor Truviano no es convencerte para que dejes de
beber y comer, sino para mostrarte cómo lo imposible puede hacerse posible si
activamos el programa que vibra con la misión que cada uno de nosotros traemos al
nacer, a eso me refiero cuando hablo de la autenticidad de tu corazón. Para la ciencia
oficial, lo que le sucede a Víctor es imposible, pero está sucediendo porque para el
corazón de Víctor sí fue posible y él se permitió escucharlo. Todos tenemos una
misión en la vida y va siempre íntimamente ligada al elegir ser, por encima de todo,
nosotros mismos. El brillo que desprendemos al expresarnos desde ese estado de
amor es lo que realmente podemos regalar al mundo. Nada más y nada menos,
porque si te desprendes de lo que esencialmente necesitas para ser tú mismo estás
atentando contra la vida, aunque desde la herencia judeocristiana te hayan
programado para que creas lo contrario. La necesidad, al igual que el
desprendimiento, nunca es un problema cuando se transforma en elección, pero solo
puedes elegir realmente si estás presente, si estás en ti. Demonizar la necesidad o el
deseo es ir en contra de lo que estás eligiendo ahora, o no estarías vivo. Recuerda
que tu experiencia vital nació de tu propio deseo por vivirla y experimentarla.
Si dejas de entregar el poder a los paradigmas externos para atender la voz de tu
propio corazón y confiar en tu capacidad creadora, podrás hacer posible lo
imposible como mi amigo Víctor. Te animo a desenterrar todos los sueños que un día
desestimaste porque parecían imposibles en su realización y te invito a unirte a mí y
a otros que decidieron y deciden cada día abrazar la posibilidad de verlos
realizados abriendo una vía para lograrlo. Si Víctor hubiera atendido al paradigma
científico y médico que le decía que se moriría si seguía sin comer y beber,
probablemente estaría muerto. En lugar de eso confió en lo que su cuerpo le pedía y
desde lo esencial activó el programa que hizo posible lo aparentemente irrealizable.
Ahora su alopecia se ha curado, su miopía ha desaparecido y su cuerpo se regenera
de forma sorprendente. Incluso le ha nacido una tercera dentición.
Víctor Truviano me dijo una vez que alguien le había contado que los delfines
están siempre felices, precisamente porque necesitan estar conscientes de su
respiración todo el tiempo. Si no lo hicieran morirían. No sé si eso es cierto, pero
resuena conmigo y con mi convencimiento de que la felicidad está directamente
relacionada con el estado de presencia, con el vivir el aquí y el ahora. Obviamente,
cuando hablo aquí de felicidad no me refiero a la emoción en sí misma, sino a un
estado interno relacionado con la calma, con la certeza de que lo que ocurre es lo
que necesitamos que se manifieste. Solo desde ese estado de presencia podemos
crear de forma consciente.
Cuando sintonizo con algo y mi corazón me dice que aquello es real para él,
automáticamente pasa a serlo para mí, a pesar de que el resto del mundo crea o
demuestre lo contrario. Hubo un tiempo en el que eso no era así, un tiempo en el que
escuchaba más al exterior que a mi propio corazón, que confundía con cientos de
otras voces que creía mías porque así lo determinaban los programas que, desde el
disco duro de mi mente, decidían por mí quién era yo y cuál debía de ser mi vida. Al
no estar presente, esos programas creaban por mí en el día a día a través de cientos
de actos y pensamientos automáticos que llenaban mi cotidianidad inconsciente. No
es de extrañar que mi vida no me gustara, que me sintiera desafortunado y
desgraciado al creer que lo que me ocurría en la vida no dependía en absoluto de mí.
No es que hoy en día sea capaz de estar siempre en ese estado ideal de presencia,
pero al menos lo sé reconocer y trato de volver a él siempre que detecto que algo me
ha tomado como objeto. Puedo hacerlo porque un día decidí existir por mí mismo,
eligiendo quién quería ser y cómo deseaba que fuera mi vida dentro de este
escenario que todos compartimos durante un tiempo. Puedo dar fe de que ya no tengo
mucho que ver con el tipo negativo, melancólico, frustrado y amargado que era
cuando con veintisiete años me planteé el suicidio. Traspasé el miedo a la muerte y
abracé el amor a la vida para elegir vivir de otra manera. Dieciocho años después,
puedo decir que yo mismo y la vida que disfruto y sigo proyectando, son el resultado
d e l éxito de mi propio experimento y la prueba principal de que la creación
consciente funciona.
Descubrir que yo era el creador de mi propio infierno me llevó a tomar la
responsabilidad sobre todo lo que pensaba, sentía y hacía. Decidí experimentar con
el arte y aprendí a reprogramar mi vida hasta convertirme en el verdadero artista
consciente de mi experiencia vital, la obra de arte más grande que cada uno de
nosotros puede crear y recrear cada día, porque está viva y nos permite respirarla,
sumergirnos en ella e incluso alimentarnos de todo aquello que genera. No se trata de
ser un triunfador fuera, sino de ser uno mismo dentro y manifestarlo fuera. Ese es el
verdadero camino del éxito. Lo único que de verdad te puede llenar ya lo llevas
contigo.
I
PUEDES ENCARNAR TU CIELO EN LA
TIERRA
ERES LA CAUSA DE TU VIDA Y PUEDES TRANSFORMARLA EN UN
PARAÍSO

La creación es un acto de engendrar cuyo proceso es similar en todas las áreas.


Crear una pintura, una silla, un cocido, una empresa, un bebé e incluso una vida
totalmente diferente a la que tienes ahora precisa de unos pasos muy similares. La
buena noticia es que todos sabemos hacerlo. La no tan buena es que la mayoría de
esos procesos los generamos desde el inconsciente. Por eso hablamos aquí de
creación consciente. Solo responsabilizandonos de lo que creamos desde nuestra
sombra y haciéndonos conscientes de la forma en la que lo hacemos podremos
proyectar una vida realmente elegida. La creación consciente exige entonces un
profundo conocimiento de la verdad de lo que ocurre bajo la apariencia y del
proceso creativo desde sus orígenes en el plano psíquico. Tanto para generar algo
concreto como para reprogramar cualquier cosa en nuestras vidas, necesitamos
conocer antes cómo interactuar con el inconsciente, de forma que todo lo que desde
allí expresemos cree siempre a nuestro favor y no en nuestra contra, que es lo que
acostumbra a ocurrir muy a nuestro pesar cada vez que nos proyectamos de forma
automática o rutinaria. Durante el día generamos cientos de pensamientos y actos
vestidos de cotidianidad que responden a reacciones emocionales muchas veces
ancladas en el pasado. Órdenes instaladas en el disco duro de nuestra mente en
forma de programaciones que nos limitan y sabotean constantemente.
No me cansaré de repetirlo a lo largo de estas páginas. Si deseamos abrazar el
camino de la creación consciente, lo primero que debemos saber es que todo creador
es responsable de su obra, y tu vida es tu obra de arte por excelencia, porque respira
a través de ti mientras la vas recreando cada día aunque no seas consciente de ello.
Mientras lo haces, ella te brinda la posibilidad de experimentarla como escenario, te
pe r mi te observarla mientras te observa, respirarla mientras te respira y
fundamentalmente, alimentarte de ella. Nada de lo que pasa en tu vida es fruto de la
casualidad. Algo de ti está eligiendo siempre, incluso cuando lo hace a través de la
memoria biológica que se expresa en forma de enfermedad.
HACERTE CONSCIENTE

Para saber la forma en la que creas desde el inconsciente, solo tienes que
observar cómo su sombra se refleja en tu vida y en tu propio cuerpo. Ellos te
mostrarán siempre lo que de verdad está ocurriendo en ti, para que al desocultar lo
oculto sepas desde dónde estás creando realmente. Un punto de partida que te
permitirá la posibilidad de transformarte a ti mismo eligiendo un nuevo lugar desde
donde proyectarte de una forma favorable. Transformarse dentro es el principio
fundamental de toda verdadera reprogramación. Solo entonces lo externo reflejará el
cambio, y lo hará en tu vida y en tu cuerpo. Si no deseas ver tu sombra, si no la
aceptas para integrarla y transformarte en alguien nuevo, seguirás atrapado en el
mismo lugar de siempre a pesar de creer que tus condiciones externas han cambiado.
Estar conscientes y presentes nos permite reconocer tanto nuestra luz como nuestra
oscuridad. Darle espacio a todo aquello que se oculta en la sombra para que se
exprese es darle amor y eso frenará su crecimiento bajo las profundidades de nuestra
mente inconsciente. Como una olla exprés que va dejando escapar el aire para evitar
explotar, regular la salida que produce la presión emocional es fundamental para
entender que el arte es una vía esencial de sanación. Expresarnos de forma
constructiva es necesario y muy saludable, porque además de evitar la acumulación
de presión interna nos permite elegir la forma en la que proyectarnos en la vida.
Conociendo que todo lo que expresamos está cocreando nuestra experiencia vital,
podemos dirigir nuestros pensamientos y acciones de una forma beneficiosa para
nosotros. Esa es precisamente la base de investigación del Método Syneidesis de
creación consciente.
Ser conscientes implica haber despertado de la amnesia que nos hizo olvidar
nuestro interés por experimentar la vida. Un interés que vive del deseo de la
experiencia y el conocimiento. Ser conscientes es recordar que mientras
experimentamos la vida como actores, la creamos a su vez como dioses, encarnando
el cielo que llevamos en nuestros corazones. Una posibilidad que perdemos cuando
estamos ausentes, cuando no estamos conscientes. Ser consciente es elegir
materializar el sueño de ser nosotros mismos desde la autenticidad más esencial. Ser
lo que deseemos ser, lo que sintamos que necesitamos y hemos venido a manifestar,
y que todo lo que nazca de nosotros nos represente en cualquier área de nuestra vida.
Esa coherencia es el camino de la sanación y tiene que ver con ser uno mismo sin
dejar de ser la Totalidad que nos envuelve. Cuando eres tú mismo, desaparece el
conflicto.

MAGIA Y CREATIVIDAD

La creación consciente responde a leyes superiores que es importante conocer.


Mientras el hombre común depende de algo externo para poder llegar a materializar
sus creaciones, el artista consciente depende de sí mismo porque es un mago capaz
de centrar su energía en aquello que desea, generando la magia necesaria para que
las aparentes casualidades lo guíen hasta lograrlo. Una vez más, esto es aplicable a
todas las áreas de creación. Se trata de respirar y lanzar la flecha confiando en que
llegue al lugar elegido, o lo que es lo mismo, centrar el objetivo y generar la
posibilidad, dirigiendo nuestra energía hasta conectar con el estado creativo capaz
de abrir una vía aparentemente imposible. Así ocurre cuando pinto un cuadro. Puedo
pintar tratando de controlar el resultado mediante un proceso puramente técnico o
dejarme llevar permitiendo que la casualidad me sorprenda. La creatividad es la
clave, porque nos conecta con la sabiduría, la fluidez, la espontaneidad y lo más
esencial de nosotros mismos, que una vez más, es lo que trata de alimentar el artista
consciente en cualquier área de su vida.
En el terreno empresarial por ejemplo, podemos crear una empresa en función del
mercado, la competencia, el cálculo de los factores de riesgo, estudios de mercado,
etc., o por el contrario, podemos simplemente respirarnos y escuchar cuál es la
empresa que nuestro corazón nos pide generar, la que siente que vino a crear. El
secreto es confiar entonces en los estados creativos que nuestro conocimiento interno
genere, para ir desplegando y activando las circunstancias adecuadas que nos lleven
a que las cosas sucedan por sí mismas, sin esfuerzo y sincrónicamente. Eso no
significará que no tengamos en cuenta los factores externos, pero jamás nos
dejaremos dirigir por ellos. Observará el lector que en este libro propongo siempre
una forma de proyección que tenga en cuenta el deseo interno de cada uno y no el
capricho de un ego competitivo o temeroso, porque sin un camino con corazón el
trayecto que se recorre es el de la enfermedad y la muerte, algo que no deseo abonar.
Para mí, el tema no está en crear lo que mi capricho desee sino más bien lo que mi
corazón me pide. Claro está que se puede generar realidad desde otros estados. Lo
hacemos cada día sin darnos cuenta, pero el sentido de este libro, así como el del
Método Syneidesis es, una vez más, el de la creación consciente, saludable,
favorable a lo más esencial de cada ser humano. Esta es al menos mi elección de
vida y lo que deseo alimentar y transmitir.

LA FORMA PARA LOGRARLO ES COSA DEL UNIVERSO

Siguiendo con la creación consciente, señalar que lo último que debemos


preguntarnos a la hora de crear cualquier cosa en nuestra vida es sobre la forma en la
que lo lograremos. Centrar nuestra atención en buscar el mejor medio para llegar a
nuestro fin o tratar de controlar la forma de lograrlo es condicionar la magia que
generamos cuando confiamos y nos focalizamos en sentir internamente el estado
esencial de lo que pretendemos. Solo existe el aquí y el ahora. El arte nos permite
experimentar cualquier deseo, activando las emociones a través de nuestra
capacidad de imaginar. El camino para atraer y materializar lo que deseamos
empieza cuando jugamos a sentirlo como algo vivo dentro de nosotros. Ya sabemos
que nuestro inconsciente no distingue entre la realidad y un acto artístico o
imaginado, así que jugamos a experimentarlo dentro proyectando la posibilidad en
nuestra vida. Cuando vas a comprar lechugas, no te preocupas en cómo harás para
sembrarlas. Es evidente que si las compras es porque alguien las cultiva por ti. El
Universo hace lo mismo, cultiva para ti tus deseos y si aportas la energía necesaria,
te las entrega.

DEFINIR PARA EVITAR LA DISPERSIÓN

Cuando creamos cualquier cosa, generalmente debemos definir antes lo esencial


de la idea que deseamos encarnar para evitar la dispersión. Muy poca gente sabe
realmente lo que quiere incluso creyendo saberlo y eso genera caos a la hora de
crear. Una cosa es entregarse a los procesos creativos y otra muy distinta es olvidar
que antes de hacerlo, debemos definir el objetivo y enfocarnos en él para no
perdernos en el camino. Cuando escribo una canción, deseo moverme dentro de unos
marcos de armonía, ritmo y estilo que definen el camino hacia el cual focalizar mi
creatividad, al igual que cuando pinto un cuadro, hago una escultura o deseo encarnar
una situación concreta en mi vida. Si no definimos lo que deseamos vivir a través de
la concreción de un marco, lo que manifestaremos en nuestra experiencia vital será
la suma del total de todos nuestros pensamientos contradictorios.
La mejor forma de concretar es el lenguaje. Poner un título a una obra es definirla.
El lenguaje invoca porque determina en palabras lo que deseamos encarnar en
nuestra vida, algo fundamental para no perderse en el caos de la idea, como bien
comparte el psicoanalista argentino Jose Luis Parise en sus once pasos de la magia,
de gran influencia en mi camino. Si invocamos lo que deseamos y logramos sentirlo
real dentro de nosotros, tenemos la mitad del recorrido ganado. Abiertos a la magia
q u e provoca cualquier estado creativo, el Universo hará el resto de forma
sorprendente, un universo que representa la esencia de lo que llamamos Dios o
Conciencia primigenia si lo prefieres, una conciencia de la que todos formamos
parte indisoluble.

LOS OBSTÁCULOS LOS CREAS TÚ MISMO

El dilema a partir de aquí está en cómo salvar los obstáculos que nosotros mismos
crearemos y proyectaremos desde dentro de forma inconsciente para impedir lograr
lo que nos proponemos. Siempre que una parte de nosotros desea algo, otra frena el
deseo. Así se crean las dialécticas internas que nos mantienen atrapados en eternos
enfrentamientos y temerosas dudas. La actitud aquí es la del guerrero que se mantiene
firme y no pierde jamás el foco de su atención, traspasando cualquier impedimento al
disolverlo dentro de sí. El obstáculo reflejado fuera es solo eso, un reflejo de lo que
nos ocurre dentro. El poder, una vez más, siempre es nuestro.
Si dudamos aunque solo sea un momento y cedemos el poder a lo externo, sin
comprender que todo lo que vemos es el fruto de un bloqueo personal que solo puede
arreglarse dentro de nosotros, entonces el obstáculo nos someterá. El ejemplo más
claro lo tenemos en los casos donde, ante la falta de dinero, renunciamos a nuestro
sueño por creerlo imposible, por ejemplo, el sueño de vivir en una casa en el campo.
También puede ocurrir que nos resistamos y luchemos, lo que alimentará el poder
del obstáculo. Siguiendo con el ejemplo anterior, al ver que no tenemos dinero,
luchamos contra el sistema capitalista y los bancos, algo que no nos dará el dinero
para conseguir la casa de nuestros sueños y sí desviará nuestra atención y energía
alimentando el poder de lo que percibo como un gran enemigo. Cuando ponemos la
atención en algo, ese algo se hace más fuerte. El artista consciente jamás se somete o
lucha, simplemente crea una vía alternativa en la que hace compatible lo
incompatible, transformando al obstáculo en el trampolín que lo impulsará hacia su
destino elegido. Para terminar con nuestro ejemplo, imagínate que decides tomar al
obstáculo, es decir, el dinero o la falta de dinero y buscas qué pasa contigo dentro
respecto a la abundancia y el merecimiento hasta disolver el conflicto. Entonces y de
forma mágica, aparece el dinero o la vía para ganarlo, si lo que ocurre no es
directamente algo totalmente inaudito que desde nuestra rigidez y ausencia de
creatividad no podíamos ver. En el ejemplo, podría ser que en lugar de comprar la
casa, nos ofrecieran alquilarla a un precio totalmente asumible. Conozco un caso en
el que una casa preciosa estaba en venta. Todos deseaban vivir en ella pero nadie
tenía la cantidad de dinero que pedían. Entonces a alguien se le ocurrió proponer al
dueño el pagarle un alquiler. A los dos meses vivía allí. A nadie se le había ocurrido
que desearan alquilarla. Seguramente los dueños tampoco lo deseaban. Solo hacía
falta crear la posibilidad desde esa tercera vía, desde lo interno. De eso va la
creación consciente. Cosas más grandes he visto y se ven cada día, aunque los
medios se encarguen de no mostrarlo al mundo. Recuerda a mi amigo Víctor
Truviano.

VIVIR JUGANDO

Mi taller de pintura es un banco de pruebas. Allí puedo dejarme llevar respetando


un marco inicial, centrando mi atención en la respiración mientras dejo que mi
cuerpo y los pinceles se expresen desde el fluir, dirigidos por una fuerza ideal desde
la que empiezo a explorar. El obstáculo que puedo encontrar por el camino es la
autoexigencia que me impide seguir fluyendo al desear controlar el resultado. La
resolución es seguir confiando en lugar de tirar la toalla o de luchar contra mi propio
control. Al fluir, traspaso el bloqueo y acepto la manifestación de lo esencial sin
juicio. El resultado aparente es lo de menos, porque lo importante es el resultado
interno, es decir, el estado que obténgo al jugar a crear lo que deseo. En el caso de
mi propia vida, al final no importa tanto si logro o no encarnar un sueño tal y como
lo imaginaba, sino más bien si consigo conectar con el estado emocional que
buscaba al perseguirlo. Me refiero a la felicidad de sentir que transito un camino con
corazón. Un camino en el que elijo caminar de forma totalmente consciente, jugando,
experimentando. Ese es el proceso de creación saludable. Eso es jugar y abrazar la
vida, como hace cualquier niño, como hacen los delfines o nosotros mismos cuando
nos sentimos felices y realizados.

HEMISFERIO IZQUIERDO Y HEMISFERIO DERECHO

La mente analítica es muy útil para muchas tareas, aunque otras veces se convierte
en nuestro principal obstáculo, porque busca siempre recrear el camino que ya
conoce y no cree en lo que no puede ver ante sí. Por eso, cuando actuamos desde ella
sin tener en cuenta el hemisferio derecho, lo que ocurre es que nos encontramos con
los mismos obstáculos e impedimentos de siempre, esos que el mundo exterior tan
bien conoce y de los que nos advierte una y otra vez cuando nos decidimos a hacer
algo fuera de lo común. La mente analítica sirve al hemisferio izquierdo del cerebro
y está absolutamente programada, ya sea para bien nuestro o para mal. Mucha gente
de la nueva era lo ve como a un enemigo, algo tan absurdo como que un informático
vea la parte protocolaria para programar un ordenador como un obstáculo. Todo lo
contrario. Para el informático es esencial conocer el mecanismo de programación
porque le da la posibilidad de insertar en el ordenador personal todo lo que desea.
El problema no está en el hemisferio izquierdo, sino en negar el poder del hemisferio
derecho y su posibilidad de ayudarnos a reprogramar nuestro sistema de creencias.
Lo mismo sucedería al revés. Todo desequilibrio genera caos.
No sirve de nada soñar y sentir toda nuestra infinitud si no insertamos la
posibilidad deseada dentro del disco duro que nos conecta a nuestro programa de
vida. Lo que permite encarnar un ideal es la interacción entre ambos hemisferios. El
problema del hemisferio izquierdo nace cuando no tiene registrada la posibilidad
que deseamos generar. Hemos sido programados desde la barriga de nuestras
madres. Tenemos instalados programas personales, familiares, sociales e incluso
programas heredados. Me refiero a eso de que no tenemos suficiente dinero por
ejemplo, o al clásico sentimiento de culpabilidad o de inmerecimiento. Esos son los
obstáculos que nos mantienen atrapados a los paradigmas imperantes de los que ya
he hablado en la introducción y a los que damos el poder de nuestras decisiones. En
lugar de conectar con el programador que vive dentro de cada uno de nosotros y
tratar de encarnar nuestro deseo desde la creatividad y la posibilidad de abrir
nuevas vías, nos regimos a través de un programa limitante que, aunque a duras
penas nos ayuda a sobrevivir, nos marca una cantidad indecible de obstáculos y
condiciones como única vía para llegar a nuestro destino. Esa es la fuerza de los
programas que llevamos dentro y también la clave de nuestra propia liberación.

EL SECRETO DE NUESTRA CAPACIDAD DE IMAGINAR

Imaginar es poner imagen a un ideal para reconocerlo, para definirlo. Al hacerlo,


podemos empezar a experimentarlo dentro sintonizándonos emocionalmente.
Imaginar es una herramienta fundamental que, en muchas culturas ancestrales del
planeta, sirve para acceder a estados alterados de conciencia donde uno puede saber
y conocer más sobre sí mismo. Hoy en día, nos han acostumbrado a imaginar para
huir de una realidad que no nos agrada. Desde la publicidad, el cine y los medios,
permitimos que imaginen por nosotros el mundo en el que debemos vivir, la vida que
debemos hacer, el coche que nos conviene conducir o incluso el futuro al que nos
estamos dirigiendo. A través de catálogos y ofertas, nos ofrecen posibilidades entre
las que elegir. Pocas veces imaginamos antes lo que necesitamos realmente. Pocas
veces decidimos crear conscientemente.
Imaginar por nosotros mismos es conectar con nuestro deseo y generarlo sin
depender de causas externas. Si lo que deseamos es decorar nuestra casa, lo primero
que haremos es imaginarla, para “ver” cómo quedará tras realizar todos los cambios.
Al “verla” en nuestra mente o simplemente, al hacer un dibujo o un boceto, podremos
saber si la idea nos agrada y modificar lo que sea necesario hasta concretarla
definitivamente. También podemos contratar a un profesional que nos ayude a
hacerlo. Un decorador en este caso. Cuando tenemos claro lo que queremos, cuando
l a emoción del primer impulso nos ha ido acompañando y creciendo con nosotros
hasta generar la energía sufíciente para lograrlo, simplemente vamos a comprarlo. En
la tienda, le decimos al vendedor lo que necesitamos, es decir, invocamos lo que
precisamos, ya sea un sofá rojo, unas cortinas verdes, una mesa de madera de pino,
etc. Lo hacemos para generar un intercambio mediante nuestro dinero, es decir, la
energía materializada que hemos generado para tal fin. Sin energía no existe la vida,
debes tenerlo claro. El dinero solo es un medio. Hay muchos otros. El problema que
tenemos con el dinero está dentro, no fuera. Ni en los bancos ni en un sistema que
todos alimentamos. En todo caso, es desde cada uno de nosotros y nuestra conflictiva
relación con la abundancia y la responsabilidad, desde donde proyectamos todos
esos demonios.
CREER, CREAR Y CONFIAR EN LAS “CASUALIDADES”

Volviendo a la creación consciente, el problema del deseo es no creer en la


propia capacidad para generarlo. En el caso de nuestro ejemplo anterior, si en la
tienda no encontramos el sofá rojo, podemos acabar comprando lo que el vendedor
desee, conformándonos con un sofá verde, que es el que les quedaba, a pesar de
detestar el verde, por ejemplo. Si olvido la importancia de mi objetivo inicial o no
confío en la posibilidad de generar lo que necesito, puedo acabar tirando la toalla y
sometiéndome a los condicionantes externos, en lugar de seguir proyectándome hacia
lo que deseo hasta hacerlo realidad. A veces, no caemos en la cuenta de que existen
vías alternativas que pueden presentarse de forma casual tras confiar en la fluidez
generada por nuestros estados creativos. Tal vez al volver a casa sin sofá, feliz ante
la certeza de que lo acabaré atrayendo a mi vida tarde o temprano porque es lo que
de verdad deseo, varío mi ruta habitual y paso por delante de una tienda de la que no
tenía conocimiento, encontrando el objeto de mi deseo expuesto en el escaparate al
precio que puedo pagar.
No invento nada extraordinario. Algo parecido me ha ocurrido numerosas veces.
Así creamos mi mujer Ariadna y yo cada día. Es algo que hemos aprendido. Lo
puede hacer todo el mundo. Solo debes sintonizar con el artista que vive en tu
corazón, ese que se atreve a jugar y a soñar. Si lo haces, incluso puede que un amigo
te llame esa misma noche preguntándote si quieres un sofá de las características que
buscas porque ha decidido cambiar el mobiliario de su casa. Esta es la magia
generando continuas “casualidades” para el que abraza el camino de la creación
consciente. A mí me han aparecido cosas increíbles junto al contenedor de casa.
Justo las que necesitaba. Todo es posible cuando me abro a la magia de ser yo
mismo y confío en mi poder interno y en la sabiduría y conexión que todos tenemos
con el Universo. Por desgracia, es habitual terminar conformándonos con algo que no
deseamos, por creer que lo que de verdad queremos no existe o no está a la altura de
nuestras posibilidades, que es lo mismo que decir que no nos creemos lo
suficientemente capaces de crearlo para nosotros.
Es importante creer en uno mismo y confiar. En este libro repetiré muchas veces la
importancia del estado de presencia. Olvidar lo esencial, aunque solo sea un
instante, puede llevarnos a la dispersión. Entonces es cuando lo externo puede tomar
el control sobre nosotros y podemos acabar comprando cualquier cosa: ideas,
creencias, productos. Es interesante empezar a poner atención a lo que nombramos.
Si no resuena con lo que deseas crear, no lo nombres. Tienes mucho poder, el poder
de encarnar tu propio cielo en la Tierra o de convertir tu vida en un infierno, no lo
dudes.

LOS IDEALES

Un ideal vive en un espacio diferente al nuestro. No podemos encarnarlo desde


donde lo idealizamos. Esa es la razón por la que muchos idealistas jamás viven
felices en el universo material. No comprenden que en cualquier acto de creación
existe una línea de expectativa que debe ser cruzada. Un ideal genera grandes
expectativas si no comprendemos que para insertarlo en un terreno concreto,
necesitaremos modificarlo y readaptarlo antes en algo que lo represente dentro de
nuestro escenario limitado. Eso mismo ocurre con nuestro cuerpo, adaptado como un
avatar para representarnos dentro del juego que llamamos “nuestra vida”. Para
aterrizar una idea debemos darle límites, forma y concreción. Para eso sirve
también, una vez más, la imaginación. Ponerle imagen a un ideal es definirlo. Eso
evita la dispersión.
A mucha gente le cuesta creer que genera su realidad. Asimilar que estamos
enfermos porque lo elegimos, o que tenemos malas experiencias porque las
generamos de forma inconsciente es algo que cuesta de procesar. Podemos construir
de nuevo una metáfora a partir de la creación de una pintura, en este caso, una
metáfora de la vida. Imagina que pintas un cuadro y al día siguiente no recuerdas
haberlo hecho. Te encuentras delante de la pintura, experimentando tu obra de arte
sin conciencia alguna de que tu eres el que la has creado. Esa amnesia te lleva a
creer que no puedes cambiar aquello que permanece ante ti, así que solo puedes
mirarlo o apartar la vista. No crees saber pintar. No recuerdas que tienes el poder de
tomar los pinceles y transformar lo que desees. Miras hacia dentro, donde viven tus
ideales y los buscas en el cuadro sin encontrarlos porque no recuerdas que fueron
maquillados ante la ilusión de tu propio reflejo. Si supieras que ese cuadro salió de
ti y que el juicio con el que lo miras es el mismo que no te permite estar en paz
contigo mismo, tal vez comprenderías que todo lo que reflejas es la transmutación
del ideal hecho materia. Solo así tiene sentido reprogramar la tela, pintando encima
una nueva experiencia visual y vital que simplemente te acerque a experimentar de
una nueva manera, ni mejor ni peor, cada una de tus ideas.
Cuando pinto un cuadro, el miedo a la tela en blanco es el miedo a la vida, el
miedo al error que me permite el aprendizaje, el miedo al juicio sobre las
expectativas creadas ante la posibilidad de lo que voy a crear. Asusta encarnar un
ideal. Cuando me enfrento a una tela me enfrento a mi miedo al vacío y mientras lo
traspaso sobre la tela, algo de mí aprende a traspasarlo en mi vida. Tener miedo y
atreverme a respirarlo me hace más valiente. Ser consciente de que yo creo mi
realidad y decidir responsabilizarme de cada pensamiento o acción que genero me
hace estar más presente.
II
NECESITAS CREAR UN PROPÓSITO DE
VIDA
LA MISIÓN DE TU VIDA ES SER TÚ MISMO

Cuando estamos ante un bebé, encontramos en la transparencia de su mirada


ausencia total de juicio o culpa. Es un ser tan poco corrompido todavía, que la
pureza de su presencia capta automáticamente toda nuestra atención. Ante un bebé,
nada de nosotros se atreve a poner en duda su autenticidad y a nadie en su sano
juicio se le ocurriría juzgar de egoístas sus actos, a pesar de que ese pequeño ser
recién encarnado solo está ocupado en una cosa: cubrir exclusivamente sus
necesidades básicas desde el presente en el que vive y se manifiesta.

RECUPERA TU AUTENTICIDAD ORIGINAL

Un bebé no se preocupa en contentarnos, en darnos lo que no tiene o lo que


necesita. No le interesa ser bueno o hacer algo para no ser malo. No le importa tu
opinión ni la mía. Solo se ocupa de él, de ser exclusivamente él mismo y para ello,
pide lo que desea llorando hasta la saciedad porque sabe que ese es su derecho
natural de abundancia y el foco principal de su supervivencia. Un bebé llora también
para descargar tensión, algo que deberíamos aprender a recordar y practicar para
vivir más centrados. Somos eléctricos y necesitamos descargar a tierra toda la
tensión que acumulamos durante el día si deseamos tener un buen descanso.
Un bebé todavía no ha aprendido a fingir y siempre que se expresa, lo hace
mostrando abierta y efusivamente todas sus emociones. No se guarda nada dentro,
porque su instinto sabe que eso enferma. Un bebé es un artista de lo más auténtico,
aunque su expresión y fluidez nos incomode algunas veces y prefiramos ahogar su
llanto en lugar de aprender a sostenernos ante el. Un bebé solo es el espejo de lo que
un día fuimos, cuando todavía nada nos condicionaba.
A estos maravillosos seres jamás se les ocurre despreciar aquello que los hace
genuinos y mucho menos, renunciar a lo que necesitan para repartirlo entre los más
necesitados. Eso no significa que no sean generosos. Lo que comparten con los
demás es precisamente el brillo resultado de estar saciados, de estar llenos de todo
lo que les permite ser pura vida en acción. Cuando un bebé está lleno de alimento,
amor y descanso, la luz que irradia su felicidad es tan intensa que nos parece
suficiente.
Un bebé se ama tanto a sí mismo que se ocupa de expresar lo que necesita sin
vergüenza alguna, atendiendo siempre a su propio interés. Para estos maestros de la
autenticidad y el amor incondicional, lo políticamente correcto no significa nada. Si
un adulto actúa de ese modo, automáticamente es tildado de egoísta e interesado y se
le supone carente de amor, pero del amor se habla mucho y se conoce poco.

ÁMATE A TI MISMO PARA PODER AMAR A LOS DEMÁS

En la Grecia antigua había varios tipos de amor y estaban bien diferenciados.


Antes de hablar de ellos, deseo clarificar algo con respecto al interés. En nuestra
sociedad, el interés está mal visto. Al interesado se lo relaciona con alguien falso y
sin escrúpulos, carente de corazón. A pesar de eso, en el terreno laboral o incluso
dentro de cualquier tipo de formación o estudio, se espera siempre del individuo que
ponga todo su interés en lo que hace. Esta es la incoherencia en la que nos hemos
criado y desarrollado, donde el interés solo es valorado dentro de marcos
específicos y nunca cuando se trata de algo esencialmente propio.
A pesar de que muchos crean estar desligados de las religiónes, vivimos
marcados por la oscuridad de su herencia. No me refiero, claro está, a la parte
amable de estas, sino a la oscura influencia de todos los programas limitantes que
actúan todavía hoy sobre nuestra voluntad a través de pensamientos y actos
inconscientes. Algo de nosotros vive entre el juicio y la culpa, tratando de
reproducir modelos de bondad que representan el desprendimiento de lo material y
la ausencia de interés en uno mismo, sin comprender que vinimos a la vida
justamente a prendernos de ella, a ser nosotros mismos a través de cada aliento
encarnado, aunque sea solo por un corto espacio de tiempo. No tiene sentido separar
espíritu de materia dignificando al primero y condenando a la segunda. Todo lo que
existe forma parte de nosotros y por tanto, es absolutamente sagrado.
Un bebé mira siempre por su interés y no conoce la indignidad o el sentido de
sufrir por los demás. Reconoce en sí mismo la manifestación de lo divino y le basta
con ser, desde donde se sabe merecedor de todas las atenciones. Cada vez que nos
mira y nos regala su limpia sonrisa, una mueca de asombro o su estado de presencia,
en realidad nos está reconociendo también como a seres divinos. Esa es la razón por
la que un bebé nunca nos mirará con superioridad o deprecio. Observarlo nos
conecta con nuestra autenticidad esencial, esa que hemos ido perdiendo al dejarnos
absorber y condicionar por un sistema educativo que se ha ocupado más en
programarnos en la docilidad que en reconocernos, potenciarnos y enseñarnos a
gestionar emociones.
Si el interés es algo mal visto a nivel social, el sufrir por los demás es algo muy
valorado. Nos identificamos con el esfuerzo y la dificultad porque, en cierto modo,
llevamos programas de servilismo asimilados desde nuestra memoria celular. El
esclavo debe ganarse el pan, debe ganarse la dignidad ante su amo, que es el único
que merece disfrutar del placer y la dicha de forma incondicional. Una prueba de
ello es que la base de nuestra sociedad se sustenta en el trabajo y la familia, palabras
ambas etimológicamente conectadas a la esclavitud, al igual que la palabra servir,
que viene de servus, el esclavo de la casa de Roma.
PROGRAMAS DE SUFRIMIENTO, ESFUERZO Y DIFICULTAD

Estamos convencidos de que, al sufrir por los demás como hizo el Cristo que nos
han vendido, accedemos a la bondad y al merecimiento que nuestro inconsciente
tanto anhela, en lugar de comprender que no necesitamos ganarnos algo que por ser
nosotros mismos ya tenemos. Sufriendo por los demás interpretamos el rol de
salvador que nos ha conectado durante años a una forma de amor totalmente
neurótica. En realidad, a través de esa forma de amor solo hacemos que generar
deuda, además de afianzar las cadenas que inevitablemente pasaremos a nuestros
hijos si no las rompemos antes en un acto de amor hacia nosotros mismos.
Un bebé no se preocupa en salvar a otros porque respeta la vida por encima de
todo. Sabe que solo puede ser quien ha venido a ser y trata de crecer desde esa
misión interna. Un bebé tiene claro que ha venido a expresarse desde su autenticidad.
En ella radica su valor. Por eso nunca lo verás ahogando su espontaneidad y
sencillez como hacemos los adultos o incluso los niños que ya fueron programados
para dejar de ser ellos mismos. El único interés que parece tener un bebé es el de
desarrollarse desde la manifestación de su individualidad esencial a través de los
dones innatos que trae integrados en su memoria interna. En cambio, cuando nos
hacemos mayores, lo último que valoramos es lo que esencialmente ya somos. Nos
pasamos la vida tratando de ser lo que los demás esperan, lo que los modelos de
bondad que nos han vendido proponen, en lugar de brillar desde lo que surge de
nosotros reconociéndonos sagrados al hacerlo.
Nuestra expresión natural tiene un gran valor y nace siempre sin esfuerzo porque
va unida a estados creativos esenciales. Hemos aprendido a despreciar lo que nos
sale fácil sin saber que eso es lo más valioso que poseemos. Curiosamente, no hay
nada más sencillo que ser uno mismo, pero nos asusta tanta sencillez y autenticidad.
Preferimos complicarnos la vida convirtiéndonos en alguien que construimos desde
la carencia y el miedo, un personaje que lo último que atiende es al canto de nuestro
corazón. Tememos el juicio externo sin saber que solo es un reflejo de nuestro
propio juicio interno. Somos demasiado duros con nosotros mismos.
Así estamos todos, repitiendo patrones generados en base a programas de
sufrimiento, carencia y falta de merecimiento. Entenderás que es lógico que, por
mucho que creas desear prosperidad en tu vida, no la tengas si a niveles
inconscientes tus células creen que eso es algo indigno para ti. Así funcionan las
cosas. Tu mente inconsciente crea por ti, a pesar de que te cueste creerlo. Lo primero
que te pido entonces es que te vuelvas un interesado de por vida. Un interesado en ti
y en la obra de arte que es tu vida. Eso hace un artista consciente. Entonces, solo
tienes que tratar de valorar lo que ya eres y lo que sale de ti de forma natural y
sencilla. Esa es la forma de empezar a ser uno mismo y esa es tu única verdadera
misión de vida.

MUESTRA TU INTERÉS

El problema del interés no es tenerlo, sino ocultarlo mostrando un interés


completamente falso disfrazado de desinterés. El interés debe ser puesto en todo lo
que alimente la misión de ser tú mismo. Cuando yo muestro mi interés, me estoy
mostrando tal y como soy. Al moverme con un interés claro, lo que hago es poner
atención a lo que nutre mi necesidad interna de ser yo mismo. En el mundo de la
creación consciente debemos evitar todo desinterés. Si algo no te interesa, no lo
hagas o transfórmalo en interesante. Cualquier acto es sagrado y no merece tu
desinterés. Crear con desinterés es crear sin alma. Una vez más, tu máximo interés en
la vida debe ser el de convertirte en lo que tu corazón te pide, es decir, dejar ir todo
lo que no es propio de ti para descubrir lo que esencialmente ya eres. Manifestarte
desde allí es tu sanación. Ese es el regalo más grande que puedes darte y a su vez
compartir.
Con el pasar de los años hemos ido ahogando a ese bebé que un día fuimos. Lo
hacemos desde cada gesto aprendido, desde cada obligación adquirida, desde
nuestra rigidez domesticada. Todo eso nos aparta del amor hacia nosotros mismos.
Crecimos en la indignidad y la falta de merecimiento, herencia judeocristiana de la
culpa y el pecado, donde dar a los demás es identificado como un acto de amor
mientras que darse a uno mismo está directamente relacionado con el egoísmo. Es
importante que repita algunos conceptos para que los asimile tu inconsciente. Es tan
grande la programación celular que llevamos dentro, que ante la demanda externa y
el miedo a volvernos egocéntricos, elegimos anular nuestro propio brillo y vivir a
medias. Nuestro verdadero enemigo está dentro. Es nuestro propio juicio. Somos
nosotros mismos los que sin saberlo, nos condenamos a la indignidad y a la pobreza.
Nos educaron para alimentarnos de las migajas, tras ganarlas con gran esfuerzo,
olvidando que por el simple hecho de ser hijos de la Creación ya somos
merecedores de todo aquello que deseemos.
Mientras vivimos desvalorizando nuestra propia grandeza, en la sombra, ese niño
brillante, ese maestro que un día llegó al mundo para encarnar el cielo que llevaba
en su corazón, vive olvidado y anulado. Este es el fruto real de la enfermedad y la
destrucción del ser humano que hoy camina sobre el planeta Tierra. Seres humanos
que temen ser ellos mismos mientras, desde sus entrañas inconscientes, alimentan la
frustración y el odio. Todas esas emociones ahogadas son las que proyectamos cada
día sin saberlo sobre nuestro mundo, en forma de todo aquello que percibimos como
el mal que tanto creemos combatir.

EROS, FILIA Y ÁGAPE


En la Grecia antigua se conocía tres tipos de amor: el eros o amor sexual, el filia
o amor relacionado con la amistad y el ágape, que representa el amor incondicional
que tan bien se define a través de la frase “amad a los demás como a vosotros
mismos”. La forma de compartir de un bebé es precisamente esta última. Primero se
llena de vida, de alimento, de descanso, y desde la felicidad de sentirse pleno,
irradia, brilla, se comparte a través de su presencia, de una simple e inesperada
sonrisa que devuelve la vida a quien tiene la fortuna de ponerse delante y disfrutarla.
Esa es la auténtica, la genuina forma de compartir, de amar sin esperar que lo
externo nos llene de lo que nos sentímos ausentes, de lo que no somos capaces de
darnos, porque para amar a otros, antes debemos haber podido amarnos a nosotros
mismos, esa es la esencia que reside en la conocida frase de Jesús. “Amad a los
demás como a vosotros mismos” es un principio tan usado como confundido,
obviando la segunda parte como condición esencial para poder cumplir la primera.
No podemos dar si antes no estamos llenos, lo mismo que una estufa no puede
calentar si antes no pusimos y prendimos la leña.
Nos han enseñado que para ser “buenos” debemos desatendernos en favor de los
demás, reprimir nuestra necesidad vital mientras una parte de nosotros, oculta en la
sombra, no puede evitar desear nutrirla. Así se genera la guerra interna representada
en forma de dialéctica ante el enfrentamiento de deseos contrapuestos. Todo
enfrentamiento interno nos divide y se alimenta del juicio y la culpa que
inconscientemente proyectamos en nuestra realidad cotidiana como un intento
desesperado por sanarnos. Solo desde nuestra autenticidad podemos detener
cualquier lucha interna, desde la integración que vive en nuestro corazón. Allí nos
atendemos a nosotros mismos y al hacerlo, indirectamente estamos atendiendo a los
demás. En ese estado de amor traspasamos la ilusión de la separación. Mereces todo
lo que tu corazón desea y al atenderlo, estás regalando al mundo y a los demás lo
mejor que puedes dar, no lo dudes nunca más.
Ahora recuerda de nuevo: la misión de tu vida es ser tú mismo y encarnar tu
propio cielo interno, así que te recomiendo que aprendas a respirar y a escuchar la
voz de tu corazón, distinguiéndola de las diferentes voces que tratarán siempre de
confundirte. El mejor camino para conocer lo que vive en tu corazón es volver a
jugar y recuperar la ilusión de ese niño que un día fuiste. Hacerlo desde el adulto
que hoy eres, desde el reconocerte como creador y único responsable de tu
experiencia vital. Es importante esto que te digo. A través de los juegos podemos
descubrir nuestras verdades más esenciales, así como las sombras y bloqueos que
nos generamos. Solo tenemos que dejarnos absorber emocionalmente por lo que
estamos representando y como en la vida, jugar.
LA MISIÓN DE TU VIDA

A pesar de que muchas veces crees que eliges vivir, lo que elige por ti es el
reflejo inconsciente de lo que dirige tu vida. Un montón de ideas y órdenes internas
que te llevan a ser quién crees ser, un personaje que lejos de representar lo más
esencial de ti, representa las creencias de tu madre, de tu padre, de tu entorno, etc.
Eres lo que otros desearon que fueras porque jamás decidiste elegir existir por ti
mismo. Me refiero a elegir representar lo más esencial de ti a través del personaje
que te sirve como avatar para experimentar la vida dentro de esta gran película que
entre todos creamos e interpretamos. Hablo de decidir quién deseas ser dentro de la
obra, asegurándote de que tu personaje sea digno portavoz de lo más esencial de ti,
imagen y semejanza de lo que de verdad importa a tu corazón. Si lo haces, tendrás
una misión que te servirá de norte. Esa misión debes sentirla y traducirla luego a un
propósito. El propósito es lo que le da forma a ese ser tu mismo, forma en las 3D
para que todo lo que hagas, lo que crees en cualquier área de tu vida, sea una
extensión de tu misión, una manifestación totalmente coherente de lo que
esencialmente eres.
Ahora ya sabes que es fundamental que te construyas tu propio propósito a partir
de esa misión interna, esto es, amándote tanto como para ser únicamente tú mismo y
reflejar esa autenticidad en cada pensamiento y acción, a través de cada proyecto
que emprendas. Ir en contra de tu esencia es ir en contra de la vida que viniste a
proyectar. No se trata entonces de lograr cosas o de aprender a crear lo que a tu
capricho le plazca, sino de recordar cómo generar tu propia realidad desde tu estado
más absoluto de presencia, para que aquello que viniste a encarnar forme parte de
este mundo para contribuir a la riqueza de todos. La pregunta es saber cómo llegar a
la esencia de nuestra autenticidad traspasando las múltiples máscaras con las que
nos hemos ido identificando, hasta creer que únicamente somos el efecto limitado de
lo que sueña un dios, en lugar de comprender que al mismo tiempo, somos también el
dios creador del sueño que interpretamos.
Tener una misión en la vida no es suficiente. Me refiero a esa sensación espiritual
que pocas veces sabemos bajar a Tierra. Tal vez por eso existe tanta gente perdida
ante una vida aparentemente opuesta a eso que sueña y desearía vivir. El propósito
es entonces aquello que debe concretar lo esencial de nuestra misión. Te invito a
crearlo ahora mismo. Construir eso que de sentido a tu existencia diaria, que encarne
lo que tu corazón te pide vivir. Un propósito relacionado con tu cotidianidad como
ser humano consciente que se enamora, tiene hijos, necesita cosas, tiene inquietudes,
sueños, deseos. No hay nada malo en eso. Por mucho que te cuanten sobre el
desapego, verás más adelante, a medida que leas el libro, cómo te confundieron para
que no tomaras lo que es tuyo, para que no vivieras tu vida.
¿Cómo creo entonces mi propósito de vida? La respuesta es muy sencilla:
necesitamos usar ambos hemisferios cerebrales. Nos sintonizaremos con el
hemisferio derecho para sentir esa misión, para respirar lo que nos cuenta el
corazón. El hemisferio izquierdo lo usaremos despues para concretar como bajar la
información a Tierra. Es quizá donde habitualmente tenemos mayor dificultad, en
comprender que un ideal se encierra en lo limitado para bajar al mundo denso. Es
algo que nos cuesta comprender porque emitimos un juicio limitante ante la
manifestación de lo material. Nunca es tan grande, tan maravilloso o tan perfecto
como el ideal imaginado. Este tema lo tocaremos en capítulos posteriores. El caso es
que el hemisferio izquierdo se encargará de ayudarnos a elegir los límites más
adecuados para disfrazar nuestros ideales. Me refiero a codificarlos para que puedan
encajar dentro de la realidad cotidiana en 3D. Para crear un propósito necesitaremos
diseñar un cáliz que pueda contener eso tan amplio y maravilloso que sentimos que
hemos venido a realizar como misión en la vida. Solo me queda puntualizar algo
fundamental, quizá lo más importante: la clave para diferenciar una misión de un
propósito de vida está en que al bajar el ideal a Tierra, su disfraz debará ser tejido
desde la dualidad. Me refiero a que la fusión diferencial entre luz y oscuridad es las
que da forma al volumen, al relieve que permite que cada ideal tome presencia. Así,
para crear tu propósito solo debes descubrir la sombra que tu misión no tiene, esa
que se manifestará en tu realidad cotidiana. Voy a poner un sencillo ejemplo para
facilitar la comprensión:
Imagina que respiras tratando de descubrir tu misión de vida, y conectas con tu
corazón, sintiendo que has venido a fluir y ser feliz. Es muy bonito pero no dice
nada. Son muy subjetivas la felicidad y la fluidez. Además, es algo que tratas de
hacer sin éxito todo el tiempo porque el mundo externo parece impedirlo. Así,
observas cual es la sombra que se manifiesta en tu vida, esa que se esconde tras tus
problemas en todas las áreas de tu vida. Te das cuenta entonces de que anhelas la
fluidez porque tu vida carece de ella, porque tienes un patrón de control que te
rigidiza, porque todo en tu vida te contiene: un jefe dictatorial, un trabajo que
detestas, unos padres rígidos y severos, etc. Gracias a darte cuenta de esto, puedes
elegir entonces fluir para resolver esa falta, lo que te facilitará, sin ninguna duda, la
felicidad interna que no tienes. No es que debas hacer algo extra para ser feliz, sino
que al ser feliz vas a fluir, pues en definitiva, lo que manifiesta tu misión es la
relación entre felicidad y fluidez. Si eres feliz podrás fluir. Aquí tenemos la clave
del propósito. Sin sombra que resolver, sin ausencia que sanar, sin conflicto que
armonizar, no hay propósito que tenga sentido. El alma y el corazón anhelan aquello
que no tienen, porque precisamente lo que falta es lo que les recuerda aquello que
vinieron a realizar. Esa es la clave. Construir un propósito es unir luz y oscuridad en
nosotros, es dar sentido a su danza en lugar de enfrentarlos, en lugar de permitir que
uno someta al otro.
Un propósito en base al ejemplo visto anteriormente podría ser: “MI propósito es
rsolver con fluidez conflictos de rigidez”. Entonces la rigidez será mi aliada, pues
me permitirá poner a prueba lo que vine a realizar. Así es como la sombra da sentido
a la luz. Cada problema permite resolver internamente en base a lo que venimos a
realizar. La comprensión de la misión y la creación del propósito solamente son
formas de creativas de facilitarlo. Para eso sirve el arte aplicado.
Solo una última cosa para aquellos que, al tratar de sentir su misión, duden de su
corazón. A pesar de meditar y probar diferentes formas para sintonizarse con esa
parte más esencial, a veces no tenemos claro si lo que sentimos es la consecuencia
de alguna creencia que nos pueda estar condicionando. No importa. Si ese es tu caso,
no tiene sentido que te fuerces. Recuerda que si tienes dificultad en escuchar lo que
es importante para ti, lo más esencial de ti, solo tienes que detenerte a observar la
sombra que desde siempre, se cierne sobre tu vida. Los problemas en los que te
atrapas, los roles que interpretas para escapar de aquello que más temes, eso que te
angustia por encima de cualquier otra cosa. Si eres paciente, descubrirás que se trata
siempre de la misma historia, esa que precisamente tu corazón viene a resolver. Si
deseamos crear un propósito que sintonice con nuestra misión de vida, debemos
observar que es lo que necesita nuestra herida más profunda para ser sanada. Una
vez más, esta es la luz de la oscuridad aunque nos pese. Atendiendo esa herida nos
unificamos y de esa reunión entre luz y oscuridad crecemos. Aún sin llegar a algún
lugar. Un norte sirve para saber dónde fijar la mirada. Llegar es lo de menos cuando
el camino proporciona las riquezas. La misión es la información para construir ese
norte que nos permita marcar un rumbo y dar sentido a nuestra existencia. La fuerza
de la vida se encarga del resto.

SÉ TÚ MISMO

Observando a un bebé la respuesta parece clara: solo a través del reconocimiento


hacia lo que de verdad vive en lo más genuino de nosotros podemos llegar a
realizarnos. Un amor integrador desde el que abrazar toda nuestra luz y nuestra
sombra, un amor ausente de juicio y culpa capaz de generar en nosotros el brillo que
irradia cualquier cuerpo que antes no tuvo reparo en nutrir toda apariencia de
necesidad. Un amor que no conoce la pobreza o la limitación, totalmente distinto al
que nos han vendido como modelo de bondad desde religiones e ideologías
preestablecidas. Un amor que comienza dentro para expandirse luego fuera, aunque
más que usar la palabra amor, debería hablar de coherencia, pues las palabras que
usamos habitualmente, pocas veces significan aquello que creemos. Este podría ser
e l caso de la palabra amor. Teniendo en cuenta que éste es un libro de
reprogramación esencial, debería ser muy cauto al usar el lenguaje, consciente de
que las palabras crean y nos programan. De todas formas, siento importante utilizar
el lenguaje ordinario para no complicar la comprensión del mensaje que deseo
transmitir. Espero comprendas mis prioridades en este momento específico en el que
el libro saldrá publicado.
Continuaremos entonces con el amor tal cual lo usamos habitualmente. Hablaba de
amarse a uno mismo. Solo añadir que no tiene sentido hacer lo contrario. Es un
atentado hacia la vida. Por eso, no temas ser tildado de egocéntrico por amarte a ti
mismo, porque lo que estás haciendo es reconocer tu divinidad. Un egocéntrico no
tiene en cuenta a los demás, en cambio, alguien que reconoce su divinidad se
considera uno con los otros. Un egocéntrico nunca se sacia. Por el contrario, alguien
que reconoce su divinidad está lleno de lo que ya es y por eso puede elegir lo que
desea compartir. Un egocéntrico espera que los demás hagan lo que el desea.
Alguien que se reconoce divino no espera nada porque lo que necesita lo crea. Si
admites tu divinidad te vuelves capaz de generar realidad propia. Eso hace el bebé
cuando genera a una madre que lo nutre siempre que lo necesita.
Al atenderte y reconocerte, podrás atender a los demás de la misma forma sin
esperar compensar nada y sobretodo, sin creer que eres algo superior o inferior al
resto. Aunque parezca contradictorio, la única forma de amar a los demás es hacerlo
antes hacia uno mismo. Ese es uno de los principios fundamentales de la creación
consciente. Si no creas desde ti, tu inconsciente lo hará por ti.
III
LO MÁS IMPORTANTE ERES TÚ
DEL AMOR HACIA TI MISMO NACE TU BRILLO, LO ÚNICO QUE PUEDES
DAR

La palabra «cristo» viene del griego khristos, que significa «el ungido». En
realidad, el psicoanalista José Luis Parise profundiza un poco más en el significado
etimológico de la palabra al desvelar, a raíz de su profunda investigación sobre la
vida oculta de Cristo, que khristos podría querer decir esencialmente «el que se
unge a sí mismo», algo que avalaría poderosamente lo que trato de transmitirte desde
este libro. Recuerda que la realidad que vivimos es fruto de los pensamientos
inconscientes que duermen anclados en nuestra memoria colectiva, donde el idioma y
el significado esencial de lo que nombramos, más allá de lo que representa dentro de
nuestra realidad social y lengua actual, tiene una poderosa influencia en la forma en
la que nos proyectamos. Lo mismo ocurre con la simbología judeocristiana y todo
aquello que de una u otra manera, forma parte de nuestra propia herencia
inconsciente desde la que inevitablemente creamos y construimos día a día.
ERES EL REY DE TU UNIVERSO

La necesidad de ungirse uno mismo representa la necesidad del


autoreconocimiento que nos permite elegir abrazar el camino de la existencia. De
otro modo, solo somos el objeto de otros que toman nuestra vida aprovechando
nuestra propia ausencia. Sin esa conciencia interna de reconocimiento a nuestra
propia divinidad, a nuestro estado de presencia, solo generamos relaciones de
dependencia. Si dependemos de que otros nos reconozcan, entonces el poder siempre
lo delegaremos fuera, como niños incapaces de tomar decisiones, mientras que si
dependemos de nuestro propio reconocimiento, el poder siempre forma parte de
nosotros. Ese es el auto reconocimiento que debe abrazar el creador consciente.
Dejar de recrearse en su vida como alguien dependiente de lo externo para erigirse
como el creador de su propia realidad, capaz de transformarla en lo que su corazón
desee.
RECONÓCETE ANTE TI

No puedes ser grande si no te reconoces grande a ti mismo, no puedes ser sabio si


esperas que otros reconozcan desde fuera lo que antes no puedes sentir tú mismo.
Eres lo que crees y creas lo que crees. La palabra Khristos es a su vez una
traducción de la palabra hebrea mesias, que significa «ungido para ser rey». Un rey
es el que determina lo que es real. Un rey decide y es soberano de su vida y de su
creación, a pesar de que en nuestro mundo la esencia de lo real se haya corrompido.
Tú eres el rey de tu vida, el sol que alumbra tus creaciones. Precisamente el sol es
un modelo crístico muy antiguo, pese a que muchos confundieron al modelo y lo
adoraron en lugar de usarlo como se usa un arquetipo, recordando a través de él
cualidades y potenciales de expresión y experiencia que nos muestran un camino de
autoconocimiento.
En realidad, el sol ya fue un modelo para nuestros ancestros, porque sabían que se
trataba de un ser consciente muy poderoso, un bello espejo en el que reflejarse. A
pesar de ello, también muchos lo adoraron como adoramos hoy a dioses y maestros,
a la ciencia, a la medicina, a sistemas económicos o bancarios, a estrellas de pop y
de rock, a futbolistas… Nos encanta adorar lo externo, lo que creemos que está por
encima de nosotros. Necesitamos adorar a lo superior porque está en nuestro
programa ser inferiores, nos guste o no. Me refiero al programa heredado, no al
esencial, que es pura sabiduría. El sol respresenta al padre sano y que nos muestra
como relacionarnos con el mundo exterior más allá de la fusión con la madre. Nos
ayuda a ser nosotros mismos. Nos recuerda nuestro valor personal.

EL SOL COMO MODELO


El sol brilla igual para todos, pero no todos obtienen el mismo beneficio ante su
presencia. Si te alejas demasiado, te enfrías, y si te acercas más de la cuenta,
inevitablemente te quemarás. Por tanto, como el padre, nos enseña la importancia de
los límites y su gestión, algo que no aprendemos con la madre, que nos nutre a través
del contacto piel con piel. Eso es lo que representa la Tierra para muchas culturas.
Es la madre que germina semillas, que abraza a sus hijos. Cuando el hijo crece busca
al padre para que apoye su proceso de individualización. Un padre que, como el sol,
es muy grande.
Gestionar lo que nos ocurre ante la grandeza de este arquetipo es responsabilidad
nuestra. Su sola presencia nos enseña a ocuparnos de nosotros mismos, algo que
necesitamos aprender en cuanto nos diferenciamos de la madre. La Tierra nos nutre
como la madre nutre a sus hijos. Esa es su función. El sol en canvio nos muestra,
como un padre sano, que al dejar de ser infantes no necesitamos la nutrición externo,
la teta, ya que nos podemos alimentar desde nosotros mismos. El sol se ocupa de sí
mismo. Se ama tanto que se llena de todo lo que necesita. Una vez pleno, irradia lo
que le sobra hacia afuera, repartiendo su brillo.
«Ama a los demás como a ti mismo» es una de las frases más grandes jamás
pronunciadas, porque representa la unión de la función madre y padre en su vertiente
más saludable. Eso simboliza la unión de la Tierra y el sol. Nosotros somos sus
hijos que, como grandes árboles, crecemos extendiendo nuestras ramas hacia el
cielo, mientras hundimos profundas raíces en la Tierra. El problema del «Ama a los
demás como a ti mismo» es que solemos atender solamente a la primera parte de la
misma, relacionada con la madre, mientras descuidamos la enseñanza paterna, algo
fundamental para nuestro equilibrio como seres autosostenibles. Quien no se ama y
se da a sí mismo todo lo que necesita, jamás podrá amar fuera, pues está ocupado en
buscar lo que llene su vacío. Por el contrario y como ocurre con el sol, nuestra
felicidad irradiará hacia afuera si estamos llenos.
El sol es un modelo de amor que está por encima de juicios y culpas, con el
corazón abierto, manifestando su grandeza. Ese es el verdadero mensaje de este
arquetipo solar y lo que simbólicamente hizo Jesús cuando se transformó en Cristo.
Debemos recordar que si brillamos desde todo nuestro potencial, traspasaremos
cualquier barrera y descubriremos en cada uno de nosotros a un mago capaz de
convertirse en un verdadero cristo solar. Somos lo que creemos porque justamente
eso es lo que consciente o inconscientemente creamos… ¿Qué decides creer tú?
EL AMOR INCONDICIONAL

El ágape es el amor incondicional, pero no debes confundirlo con amar lo externo


descuidándote a ti. Si el amor es incondicional, también lo es hacia dentro. Dejar de
atenderte es dejar de amarte. En el Eneagrama transmitido principalmente por
Claudio Naranjo, descubrimos las nueve caras del amor neurótico como forma de
relacionarse desde la carencia que uno mismo siente dentro. La sanación está
siempre en la conciencia de comprender y en la voluntad de transformación.
Debemos traspasar viejos programas y observar a nuestro alrededor cómo actúan los
modelos naturales principales. En el caso del sol, este no podría ofrecernos su brillo
si estuviera vacío de energía. Sin sus rayos, nada sobre la faz de la Tierra viviría.
Solo atendiendose y generando para sí, puede luego dar vida a su alrededor. Lo
mismo ocurre con los árboles. Si no tienen sol y agua mueren y con ellos toda la vida
que su plenitud sostiene el simple hecho de ser árboles, sin mayor esfuerzo o
complicación. Tu atención debe estar puesta en nutrir tu necesidad vital y ser lo que
viniste a ser. Desde ese estado podrás dar amor de verdad, sea de la forma que sea,
siempre como consecuencia de ser tú mismo.
Cuando decides reconocerte como el artista de tu vida, te eriges en el responsable
de cualquier cosa que en ella sucede y abrazas tu capacidad de transformar lo que no
esté en sintonía con tus verdaderos deseos internos. También aprendes a aceptar y
valorar tus dones, los que ya tienes esencialmente integrados en ti sin necesidad de
duros aprendizajes o grandes sacrificios. Transformar tu vida es simplemente
transformar la forma en la que percibes y te afectan las cosas, es reconstruir tu
sistema de creencias, tus programas internos. Solo puedes hacerlo si primero te
reconoces como el generador de tu experiencia vital. Ahí empieza el acto de amor
más grande, que nace desde ti y se expande hacia los demás. Al amarte a ti mismo
puedes reconocerte y sintonizar con tu poder. Tu plenitud es lo que irradiarás, lo que
entregarás al mundo. Un artista consciente procura estar lleno de amor hacia sí
mismo y completamente presente en aquello que vive o hace. Desde ese estado de
presencia se compartirá con el mundo y lo que entregará siempre será lo mejor que
podrá dar: su propio brillo.

TU ELECCIÓN ESTÁ ESCRITA EN LAS ESTRELLAS

Tu alma eligió venir en el instante perfecto para experimentar todo aquello que
deseaba conocer y la impronta de su deseo quedó grabada en las estrellas. El
programa de tu vida ya está escrito en el firmamento, pero un mapa jamás es la
realidad del terreno que marca y nos sirve solamente como referente, como guía para
no perdernos en el camino. Tus padres, tu entorno, las dificultades, las ventajas, los
talentos, las ataduras, tu suerte. Todo ello aparece reflejado en tu carta astrológica y
solo marca el mapa de todo aquello que decidiste traspasar. El destino lo escribes tú
mismo a partir de todos esos condicionantes que aceptaste para ti.
Si tienes como norte a tu corazón, cualquier cosa que implique manifestar lo que
viniste a ser se abrirá para ti. No tiene sentido intentar ser otra cosa. Aprender a
escuchar al corazón y aceptar la frustración del ego al descubrir el verdadero sentido
de tu vida, es proporcional a la satisfacción que sentirás al recordar la grandeza de
tu alma, donde el cuerpo es el vehículo que te permite estar aquí y ahora integrando
lo sutil en lo denso. Crear tu realidad conscientemente no es transformar tu vida a tu
capricho, sino aceptar y comprender el valor de lo que ya eres, y proyectarte
apartando lo que te impide manifestarlo, creando desde la coherencia de tu
autenticidad más esencial. No es necesario matar al ego. Se trata de hacerlo nuestro
aliado. Al fin y al cabo nos salvó la vida. El ego es una coraza que creamos en los
primeros años de vida, cuando sentimos el dolor que produjo en nuestra sensibilidad
extrema el contacto con lo denso. Es una armadura con la que nos hemos
identificado.

AMOR A TU ALMA, AMOR A TU CUERPO

Tu alma está aquí para conocerse a sí misma un poco mejor. Para ello necesita de
este escenario que conforma tu realidad. También necesita un cuerpo para sentir,
para expresarse y navegar en el océano de las tres dimensiones. Recuerda que todo
lo material es a su vez espiritual porque todo nace del espíritu. No reniegues de tu
vida, porque ella solo manifiesta lo que eres, lo que estás creando. No reniegues de
tu cuerpo como si este fuera el que te impide llegar a la iluminación, porque tu
cuerpo es un enlazador de mundos. El cuerpo te permite jugar dentro del juego,
representarte dentro del escenario vital. Gracias al cuerpo, tienes la posibilidad de
encarnar el cielo. Sin ficha no podemos jugar dentro del tablero.
No estás aquí por casualidad. Iluminarte no tiene nada que ver con alcanzar el día
negando la oscuridad de la noche. Iluminarse es integrarse y vivir la luz y la sombra
de nuestros sueños encarnados. Iluminarse es estar siempre presente, aquí y ahora,
existiendo y viviendo con agradecimiento. Recuerda que eres muy importante.
Mucho más que cualquier opinión externa. Amar tu cuerpo no significa exponerlo a
juicios estéticos o al sometimiento de nuestra propia rigidez. Amarlo es dejarlo fluir,
expresarse desde su necesidad y liberarse de lo que somatiza. Amarlo es atenderlo y
cuidarlo como atiendes y cuidas tu alma.
En la alquimia simbólica el cuerpo es un grial, un contenedor para que el agua
sagrada que representa el alma pueda ser contenida. En los mundos densos, el grial
da forma al alma. Solo con una forma podemos actuar dentro del juego. Por tanto, lo
más esencial de nosotros se une a lo más denso para generar una comunión sagrada,
es decir, una común unión en la que lo que estaba separado se une de nuevo. Somos
fruto de la fusión, de una alquimia sagrada resultado vivo de la densificación de
nuestro ser esencial. El cuerpo representa la posibilidad para el alma de actuar
dentro de un marco limitado. En el árbol de la vida de la cabala podemos dibujar,
uniendo los puntos superiores y los inferiores, una copa que desvela la escena en la
que alma y cuerpo se unifican. La parte esencial es simbolizada por el círculo que
contiene el total de la información del universo. En la imagen está bajando a lo
denso para introducirse dentro del grial que representa, una vez más, nuestro cuerpo
material. Se trata de una clara evidencia desde la que comprendemos que, para la
mayoría de las culturas iniciáticas, es el deseo del alma lo que hace posible la
manifestación física de un vehículo que pueda contenerla. Tu cuerpo sagrado, es
perfecto para lo que viniste a vivir. Es el diseño que permite que todo aquello que
vienes a ser pueda manifestarse. El cuerpo es tu aliado, te cuenta como estás si lo
escuchas, como te sientes, cuales son tus conflictos, tus memorias, tu recorrido y
aquello que vienes a experimentar.
IV
ERES UN FRACTAL DE LA DIVINIDAD
SER UN ARTISTA CONSCIENTE ES ELEGIR SER EL DIOS DE TU UNIVERSO

<<Toda la materia tiene su origen y existe en virtud de una fuerza. Debemos presuponer la existencia de
una Mente inteligente y consciente tras esa fuerza. Esa Mente es la matriz de toda la materia.

Con estas palabras, Max Planck, el padre de la teoría cuántica, descubrió en 1944 el campo universal de
energía que conecta todo lo que existe: la Matriz Divina.

La Matriz Divina es nuestro mundo y también todo lo que existe en nuestro mundo. La Matriz Divina somos
nosotros y todo lo que amamos, odiamos, creamos y experimentamos.

Al vivir en la Matriz Divina, somos como artistas expresando nuestras pasiones, miedos, sueños y deseos
más íntimos por medio de la esencia de un misterioso lienzo cuántico. Pero nosotros somos ese lienzo, así
como también somos las imágenes que aparecen en él. Somos la pintura, así como también somos los
pinceles.

En la Matriz Divina, somos el recipiente en el que existen todas las cosas, el puente entre las creaciones de
nuestro mundo interior y nuestro mundo exterior, y el espejo que nos muestra lo que hemos creado>>
Gregg Braden, de su libro La Matriz Divina.

CONTIENES TODO EL POTENCIAL


Muchos lo llaman Dios. Otros dicen que el Absoluto es innombrable. A mí me
gusta imaginar que esa presencia que todo lo abarca llenando incluso el vacío, sueña
y se proyecta a través de miles de millones de escenarios en los que elige existir a
través de cada sueño, de cada forma, de cada idea, de cada expresión. Me gusta
abrazar la posibilidad de que Dios sea esencialmente la energía del arte en acción
imaginándonos a todos como personajes creados e interpretados para nutrir su deseo
de existencia y experiencia. Miles de millones de personajes dentro de miles de
millones de sueños en un abanico fractal y eterno de posibilidades.
Lo que nace del ser es parte del ser. Toda separación es una ilusión. Dios es
creador y Dios es creación hasta su última expresión, por tanto, todos somos
esencialmente Dios si deseamos creerlo, si deseamos fundarnos desde el
reconocimiento de nuestra grandeza en lugar de seguir eligiendo observarnos como
algo separado, como un simple efecto de lo que el soñador proyectó dentro del
sueño. Ese es el significado de diablo, es decir, lo que vive separado de la fuente.
Por eso, lo primero que se le presenta al iniciado es la posibilidad de elegir existir
por sí mismo, ocupándose de recuperar el estado de conciencia desde el cual
recuerda ser Dios soñando la Creación. Eso significa etimológicamente religión.
Volver a unir al hombre con Dios, esto es, recordarte desde donde eres uno con la
Fuente. No necesitamos intermediarios para eso. Nos basta con ir al corazón y
desear abrazar el proceso de volver a casa, es decir, al estado de conciencia donde
la ilusión de la separación es traspasada. Eso significa etimológicamente recordar:
volver al corazón. Allí nos reconocemos como el artista divino que sueña y a la vez
encarna el cielo en la Tierra. Desde allí ya somos conciencia infinita expresándose
dentro de un escenario de límites. Un marco material que permite jugar a explorar
emocionalmente la vida en toda su riqueza. Necesitamos recordarnos como el dios y
la diosa que somos, así como la gota de agua necesita recordar que, más allá de las
apariencias, es el mismísimo océano disfrazado, pués contiene la totalidad de sus
memorias.
ELIGE MANIFESTAR LO QUE EN VERDAD ERES

El que decide existir por sí mismo dejando atrás toda ausencia de sí, recuerda ser
el soñador consciente de su propio sueño dentro del sueño. Elige estar sobre el
escenario totalmente presente, proyectando a través del recuerdo que lo une de nuevo
a la Fuente, a la Conciencia Universal. El escenario de tu vida cobrará una
dimensión totalmente diferente si permites que la apariencia de separación no impida
que lo que realmente eres se manifieste a través de los límites, a través de ti, de tu
cuerpo, abrazando estados creativos conscientes. Desde ese estado de presencia
podrás traspasar los límites del propio juego, convirtiéndote en el programador y el
mago capaz de transformar el sueño desde dentro. Ya lo haces muchas veces, cuando
juegas, cuando eres feliz.
El camino hacia la existencia, hacia el deseo de volver a ser aquello que
llamamos Dios es el del amor, y cuando nombro al amor no me refiero a la trampa
sentimental que nos atrapa al deber, al miedo, a la dependencia, al juicio y a la
culpa. Para volver a ser Dios solo queda elegirlo y creerlo posible, valorando y
manifestando desde nuestro propio brillo todo aquello que esencialmente ya somos,
incluidas las sombras que proyectamos. Al fin y al cabo, si la divinidad es el Todo,
la oscuridad forma parte de esa Totalidad que, de forma infantil, hemos identificado
con un padre severo y justo.
Ya se ha descubierto que vivimos en un universo holográfico, donde cada pequeña
parte contiene todo el potencial. Que todos seamos Dios significa que somos
divisiones fractales perfectas de la Fuente con toda su inteligencia y potencial y por
tanto, que tenemos el poder de crear realidad propia. Si decides creerte que eres el
dios de tu propio universo empezarás a usar tu poder creador para generar las
transformaciones necesarias que conviertan tu vida en el paraíso que siempre
deseaste experimentar, un paraíso que vive dentro de ti y que puedes sentir si
escuchas lo que hay más allá de los latidos de tu corazón.

ESTADOS CREATIVOS

Cuando me enfrento a la tela en blanco reconociéndome como el creador de mi


obra, debo asumir mi poder y mi capacidad para crear. No hacerlo me convertiría en
dependiente de otros, a los que necesitaría para guiarme en cada nueva e insegura
pincelada. Esos otros están simbolizados por las múltiples voces de la mente, esas
que generan la duda. El conocimiento está dentro y los estados creativos nos
permiten acceder a él desde un fluir natural que surge de nuestra espontaneidad, de
nuestra autenticidad única e irrepetible. Cuando decido ser el artista de mi obra
asumo también el riesgo y la responsabilidad a la hora de generar algo que
repercutirá en mi vida y que me nutrirá de vuelta. Si decido vomitar mi rabia en la
tela, seré consciente de que se trata de un acto de vaciarse que permite la limpieza
psicológica y la posibilidad de observar desde fuera lo que vive escondido dentro
de mis entrañas.

VACÍATE DE LO QUE NO ERES

La forma saludable de obrar ante el acto terapéutico de vaciarse es la de observar


sin juicio e integrar desde el amor y la aceptación aquella parte de nosotros que ha
crecido repudiada. Al hacerlo, transmutamos su energía y la integramos de forma
sana a nuestro camino de experiencia. Observar la parte nutritiva de la desgracia nos
sana. Comprender la utilidad de la sombra nos relaja. Si no actuamos de forma
integradora generaremos lucha o sometimiento. Luchar contra una enfermedad es
darle más poder a esta y someterse a una enfermedad es aceptar la muerte como
ú ni c a resolución. La única forma saludable de afrontar la enfermedad es
comprenderla, es aceptarla y conocer desde dónde y para qué la estamos creando.
El valor del artista radica en la total aceptación de su poder dentro de la obra de
arte. Es la única manera de reprogramarla y traspasarla. Mucha gente vive de forma
autodestructiva porque al vaciarse se alimenta de su dolor en lugar de comprenderlo,
se alimenta de su miedo en lugar de abrazarlo primero. Reprogramar una vida es
comprenderla, es saber desde donde la estamos creando. Solo así podremos
recrearla de una forma nueva, mejorada respecto a la experiencia adquirida. El
conocimiento se basa en el error como la forma de comprender cuál es el camino que
se ajusta mejor a lo que buscamos experimentar. Para los niños que empiezan a
caminar, el error de no lograr mantenerse de pie y caer no es una tragedia sino un
aprendizaje. Cuanto más caen más aprenden y tarde o temprano lograrán permanecer
derechos y empezar a caminar. Solo nosotros tomamos el error como un fracaso,
decidiendo ante un tropiezo no volver a intentarlo jamás.
El artista consciente explora y prueba, experimenta la vida pincelada a pincelada,
traspasando el miedo a la exigencia, a cualquier expectativa. Sabiendo que siempre
se puede pintar encima, si uno espera el tiempo suficiente para que lo que hay debajo
se seque. Si no esperamos y la pintura está todavía tierna, entonces al desear taparla
l a mezclaremos. Eso ocurre en la vida. Tratamos de tapar lo que nos duele sin
asimilarlo antes, sin comprenderlo e integrarlo. Cuando todavía está húmedo, cuando
aún nos hiere emocionalmente, es cuando tratamos de ponerle otro color encima. Así
generamos el caos emocional que se va mezclando en nosotros como una gruesa capa
de diferentes pinturas que van emborronando el cuadro que forma nuestra vida.

SOMOS UNO

Todos estamos unidos, aunque a veces no lo parezca. Cuando un niño llora o ríe
en la otra punta del mundo, algo de ti también está llorando o riendo. Todo nos afecta
de una forma u otra porque la información y las memorias que compartimos son parte
de nuestra historia, donde cada nueva creación se adhiere a la anterior.
Imagínate ahora nuestra vida colectiva, aquí en el planeta, como un gran lienzo que
primero pintaron nuestros antepasados, generación tras generación hasta llegar a
nuestros días. Imagina capas y capas de pintura hasta llegar a ti. Aunque la pintura
esté seca por el pasar de los años y a pesar de que se ha ido pintando encima una y
otra vez, desde la primera pincelada hasta la última nos afectan y forman parte de
nosotros, aunque todas esas capas estén ahora sepultadas por el paso del tiempo.
Todo lo que ayudó a que nosotros existamos ahora forma parte de nuestra memoria
y de nuestro aprendizaje. Ir en contra de nuestros orígenes es ir en nuestra propia
contra. Debemos estar en paz con nuestros padres y hermanos, con todos nuestros
ancestros. Debemos agradecerles su existencia y experiencia, sea cual sea, porque
gracias a ella nosotros estamos aquí. Eso no significa que nos sometamos a su
voluntad o a su capricho. Simplemente se trata de respetarlos, de reconocer su valor
en nosotros y aprovechar su experiencia con agradecimiento. No existe algo más
sanador para tu mente subconsciente que reconocer el valor de tus padres. Al fin y al
cabo, son los que te dieron la vida. Sin su sangre, tu biología no existiría. Por tanto,
ya te lo dieron todo. Es un acto de humildad agradecerles la vida.

EL ESPÍRITU EN LA MATERIA

En cualquier acto de creación, siempre que expresamos algo, podemos


reprogramarlo automáticamente si nos hacernos conscientes de que lo que estamos
invocando, no es coherente con lo que deseamos. Me refiero a que siempre podemos
darle un sentido nuevo a todo lo que sale de nosotros, corrigiéndolo para que no
sabotee nuestra vida. Al reprogramar algo que nos perjudicaba, esa sombra que fue
expresada debe ser aceptada e integrada, pero jamás ahogada. Cuando
reprogramamos algo turbio, debemos agradecer a nuestro lado oscuro la posibilidad
de verlo y reconocerlo como parte integral de nuestra experiencia vital. Toda
sombra nos recuerda siempre que también somos todo aquello que un día juzgamos
indigno y odioso, indigerible y asqueroso, tortuoso y diabólico. Si se me permite el
juego de palabras: eso también es Dios, desde donde todavía no recuerda su unión al
corazón.
La vida espiritual hace posible la material. La separación es una ilusión, ya lo
sabes. Todo lo que ves, incluso lo que más desprecias, forma parte de ti y es
generado desde el deseo del espíritu por experimentar los límites de la materia
densa. La vida material permite al espíritu explorar la aplicación de su infinitud
dentro de un marco finito y denso. Lo que posibilita hacerlo son las emociones. Ellas
conectan la mente con el cuerpo. Esta vida material es una creación que tu alma elige
generar para explorarse y conocerse, un escenario holográfico creado desde lo más
espiritual que vive en ti. Algo que jamás te abandona. Por eso, a pesar de la ilusión
d e separación, tu vida material también forma parte de lo espiritual. Todas tus
experiencias dentro de los límites de la materia son espirituales. Tanto lo que se
manifiesta en tu día a día como lo que sale y entra de ti es sagrado y digno de tu
admiración y agradecimiento. Un reflejo de tu deseo espíritual de experiencia. Lo
material no te aparta nunca de lo espiritual porque el espíritu lo habita todo. Lo
único que te aleja de lo espiritual es la inconsciencia de serlo.
V
ESTÁS REPRESENTANDO UN PAPEL:
DISFRÚTALO
REPRESENTA A TU PERSONAJE SIN DEJARTE POSEER POR ÉL

La palabra persona viene del griego y significa máscara. Identificarnos con ella es
una de las cosas que acostumbramos a hacer cuando olvidamos quiénes somos más
allá de lo que representamos dentro de la obra de arte que es nuestra vida.
Estuve mucho tiempo convencido de que mi personalidad era el reflejo de mi
propia autenticidad. Una personalidad a la que me agarré con fuerza durante años,
que me ayudaba a justificar una vida alimentada por los NO PUEDO, NO TENGO,
NO SÉ y NO DEBO. Una vida bañada por la culpa y el juicio de tres personajes que
convivían conmigo en las entrañas de mi lado oscuro: una víctima, un verdugo y un
juez interno que castigaba a ambos.
VÍCTIMA, AGRESOR Y JUEZ

Cuando dejaba salir a la víctima, era sometido. Cuando permitía expresarse al


agresor que representa el verdugo, entraba en guerra. En ambos casos el juez interno
me cargaba de culpa y la acumulación de esta la somatizaba mi cuerpo a través de la
enfermedad. Jugar a la víctima y al agresor en diferentes momentos de mi
cotidianidad me distraía de mí, me convertía en objeto de otros y me daba la
posibilidad de justificar cualquier acción o reacción, pero sobre todo, me permitía
escapar de la responsabilidad respecto de lo que yo mismo generaba desde mi
universo interno.
Hoy en día se alimenta mucho a la víctima que todos llevamos dentro. Esto es
debido a que ser una víctima nos da poder. La víctima es amada, es atendida, es
justificada. La víctima no necesita responsabilizarse de algo. Por eso es víctima. El
hecho de serlo le da derechos. Cada vez que alimentamos a una víctima, generamos
agresores, pues toda víictima necesita uno para poder seguir siendo víctima, para
poder seguir tomando cierto poder en la sombra. El papel del verdugo es diferente.
De hecho, toda víctima se convierte en verdugo cuanto tiene oportunidad. El verdugo
es el otro polo, es el que somete. Muchas veces el verdugo y la víctima están
confundidos, disfrazados. Hay muchas formas de agresión y sometimiento, no
solamente la física. Por último, el juez interno es esa parte de nosotros que media,
que culpa y castiga, que permite y reprime. Nuestro mundo interior es rico en luz y
sombra, rico en neurosis y coherencia. Un universo que necesitamos ordenar,
equilibrar y del que nos podemos responsabilizar para que no se proyecte fuera, en
nuestro día a día, todo aquello que no resolvemos dentro.

PODER, TENER, SABER Y DEBER

Ahora sé que creamos nuestra realidad desde lo que creemos, desde lo que
sentimos y pensamos. Cada ser humano en la Tierra es un artista de poder ilimitado y
la capacidad de crear es lo que nos conecta a cada uno de nosotros a nuestra propia
divinidad. Somos almas de artistas cósmicos y todo lo que sale de nosotros, seamos
conscientes de ello o no, crea el sueño de nuestra propia experiencia vital dentro del
programa que ahora compartimos. Un sueño tan real como cualquier sueño que
decidamos habitar como escenario de experiencia. Graba esto en tu memoria interna:
TU PUEDES: puedes ser tú mismo y puedes encarnar en tu vida todos aquellos
sueños que nacen desde la esencia de tu corazón.
TU TIENES: tienes todo lo que necesitas para ser lo que eliges ser. La abundancia
del universo está a tu disposición. No pidas como hace el que no tiene, simplemente
ordena tu caos y lo que precises para efectuar tu misión de vida se te concederá.
TU SABES: toda la sabiduría vive en ti. Lo que ves fuera es solo el resultado de
lo que tú has creado. Solo tú sabes lo que viniste a hacer y eso es lo que debes hacer
y puedes hacer.
TU DEBES: debes realizar lo que te trajo aquí, a este juego mágico que es la vida.
Debes ser fiel a tu corazón y ningún deber o exigencia puede estar por encima del
placer por ser tu mismo.

LO QUE SALE DE TI ES SAGRADO


Lo primero que deseo es recordarte que concentres tu energía cada día en
devolver el arte a su lugar sagrado, es decir, que decidas consagrarte tú a ti mismo
como artista de tu experiencia vital, aceptando tu potencial divino y manifestándolo
desde cada acto y expresión que generes en tu día a día, creando desde un estado de
presencia que nutra tu cotidianidad del recuerdo de quién era realmente.
Es vital que entiendas que, hacer sagrado el arte que sale de ti, es hacerte sagrado
a ti mismo, pues todo lo que sale de ti te transforma en lo que eres y manifiestas. Eso
es esencialmente ser tú mismo, elegir quién deseas ser y simplemente manifestarlo,
brillar como un sol. Transformar el mundo en un paraíso es transformarte tú en
aquello que necesitas ser y expresar para ser feliz y consciente dentro de este sueño
mágico que comprartimos. Un paraíso que ya existe aquí y ahora para el que así lo
elige.

EL CAMBIO EMPIEZA EN TI

Ya he señalado y lo seguiré haciendo en próximos capítulos, que tu mundo


exterior es solo un reflejo de lo que crea tu propio estado interno. Me interesa que
con el simple hecho de leer este libro, queden grabados en ti conceptos que te
ayuden a reprogramarte. Es por eso que repetioré algunas cosas de diferente forma.
Es totalmente intencionado. Si no transformas tus creencias, no podrás transformar tu
vida. Para cambiar el mundo, antes debes cambiar tú mismo desde dentro.
Sumergirte hasta el disco duro de tu mente y usar el arte para desprogramarlo de las
ideas que, germinadas en ti, están creando desde la sombra todo aquello que
repudias de ti mismo, todo aquello que tu mente crea como algo separado de ti
proyectándolo en tu vida. Desprogramarlo con arte no es solamente transformarlo en
otra cosa, como si el mal hubiera que erradicarlo. Todo lo que consideras dañino,
limitante o negativo tiene su origen en ti. Traspasarlo pasa por integrarlo, algo que
permite la experiencia artística consciente.

ABRAZAR LA SOMBRA

Para integrar la sombra primero debemos abrazarla, dejar de verla desde el


juicio. Respirar el odio hasta aprender a amarlo. Bajar a las alcantarillas de nuestras
creaciones mentales repudiadas, esas totalmente insoportables, y reconocerlas como
nuestras hijas e hijos sin despertar un resquicio de culpa. Entregarles el espacio que
necesiten para que puedan expresarse y sentirse amadas hasta ser integradas a
nuestro corazón de nuevo. Eso es abrazar nuestra oscuridad y casi siempre es una
acción totalmente necesaria a la hora de reprogramar de verdad y no solo en la
superficie de la apariencia.
Muchas veces no basta con hacerse consciente de algo. Necesitamos del proceso
que nos permita traspasar los estados emocionales que nos ayuden a comprender y
asimilar celularmente toda la oscuridad generada por nuestros conflictos internos.
Todo proceso de vida y de crecimiento necesita del arte para recrearse, para
explorarse y traspasarse. Es por eso que en las culturas primitivas se usa el ritual,
los cantos, las escenografías, las danzas sagradas, los rezos, las imágenes, los
símbolos, las fuerzas de la naturaleza…
Reconocernos como la conciencia que crea es transformarnos en el ser que elige
estar presente amando y responsabilizándose de cada una de sus creaciones. Hacerlo
nos permite transmutar y recrear el rumbo de nuestra pintura, de nuestra vida y sus
escenarios, todo lo contrario de cuando estamos ausentes, donde somos poseídos por
ideas, pensamientos y emociones que se confunden con nuestra propia obra hasta
hacernos creer que no existimos más allá de los límites de la escena.
PERDIDOS DENTRO DE UN SUEÑO

Al alimentarse emocionalmente de su obra, el artista se va convirtiendo en ella. Si


no es consciente, si no está presente al crear, se irá embriagado ante la fascinación
de su creación, sumergiéndose poco a poco dentro de la ilusión de su propio sueño
de experiencia hasta olvidar quién es. A pesar de su estado de ausencia, con cada
idea, creencia o cosa que consciente o inconscientemente manifiesta, el artista sigue
generando mundos reales para él, escenarios de experiencia que lo afectan dentro de
su propia inexistencia. Al no estar presente, al no recordar que es el creador de su
obra, el artista inconsciente se vuelve incapaz de ordenar el caos y este se va
reflejando en su obra hasta poseerlo. Eso hacemos cada día, cuando no estamos
presentes, cuando no somos conscientes, dentro de la obra de arte que representa
nuestra vida cotidiana.
Hubo un tiempo en el que un universo caótico se reflejaba en mi propio escenario
vital plagado de todo aquello que temía y ocultaba de mí mismo. Un mundo gris en el
que dormía creyendo estar despierto, en el que muerto jugaba a estar vivo.
Completamente identificado con la máscara que me representaba como el que yo
creía ser, mi personaje era parasitado por entidades e ideas que se alimentaban de la
energía que producía cada estado anímico por el que yo navegaba… incluso el de la
vanidad de creerme un modelo de bondad para otros.
Hubo un tiempo en el que creí que la luz y la oscuridad estaban separadas y
luchaban entre ellas… hasta que me di cuenta de que el bien y el mal eran una
quimera que vivía en mí y se reflejaba en cada lugar al que miraba. Abracé la
alquimia de la transformación y comencé a amar todo lo que detestaba de mí,
honrándome por ser el artista divino de mi propia existencia vital. A medida que la
satisfacción por estar lleno de gozo y realización crecía, el brillo que irradiaba hacia
fuera comenzaba a transformar mi mundo en el paraíso que siempre había soñado
vivir. Un paraíso aquí en la Tierra, visible solamente para el que decide creer en él.
EL PERSONAJE Y SUS MÁSCARAS

Somos conciencia pura experimentando la vida a través de un personaje con el


que nos hemos identificado tanto que al final hemos confundido con nosotros
mismos. Me refiero al que crees ser ahora mismo. Como le ocurriera a Bela Lugosi,
que murió creyendo ser Drácula tras toda una vida interpretando aquel papel, o
Johnny Weissmüller, que murió creyendo ser Tarzán, nos hemos creído que somos el
personaje en lugar de comprender que este es solo un medio creado por nosotros
mismos para explorarnos dentro del escenario que llamamos nuestra vida. Un avatar
que nos permite experimentar un papel que tendrá mucho que ver con las
limitaciones y características del personaje. Por eso muchos interpretan perdedores,
desgraciados, esclavos, sobrevivientes… Estamos generando la vida que
corresponde al personaje que hemos elegido en base a lo que nos han hecho creer.
Si decides escuchar lo que tu corazón te pide y pones en marcha al personaje que
necesitas ser para que los sueños que nacen de ti se cumplan, entonces andarás un
camino con corazón, atendiendo a tu misión en la vida, que es ser tú mismo desde lo
más esencial de ti. Entonces tu vida se transformará en lo que el nuevo personaje que
decidas interpretar necesite. Tu corazón no es un perdedor, en él no falta la
prosperidad, la alegría, la paz y la sabiduría. El arte te permite recrearte en lo que
desees ser, partiendo de lo que hasta ahora has creído que eras. Solo debes recordar
que es lo que de verdad te llena, lo que te hace feliz. Me refiero a los sueños que
sientes que son importantes para ti. Entonces, simplemente actúa como esa parte de ti
que sabe que los merece. Representa a ese nuevo personaje, vive como crees que
viviría, respira y siente como crees que el sentiría, haz las cosas que crees que el
haría y te convertirás en aquel que tu corazón vino a encarnar. Tu vida entonces será
la que tu nuevo y saneado personaje represente. Una vida sintonizada con la verdad
de tu corazón.
Asegúrate siempre de que todo aquello que generas desde tu personaje es para
bien tuyo y para bien de los demás. Observa siempre si lo que generas nace
realmente de los deseos limpios de tu propio corazón. Todo lo que nace de ti vuelve
a ti, es un acto de amor hacia ti mismo el asegurarte que no creas algo que te destruya
de vuelta. Si creas así, todo el que te rodee se beneficiará de tu experiencia y
crecimiento, a pesar de que aparentemente, muchas veces el hecho de ser tú mismo
genere desacuerdo o enfado en los que desean que permanezcas estático,
alimentando antiguas creaciones de las que ellos se han hecho parasitarios. En una
obra de teatro, el personaje sirve al actor para comprender su punto de vista, pero
nunca para olvidarse de sí. Un actor termina la obra y vuelve a casa, como tú y como
yo volveremos algún día a casa, a nuestro estado esencial, donde somos conciencia
pura formando parte de todo aquello que muchos llaman Dios y que algunos
chamanes herederos de las culturas mesoamericanas conocen todavía hoy como la
Totalidad.
VI
HAZ SAGRADA TU VIDA
ERES SAGRADO Y NADA PUEDE SALIR DE TI QUE NO LO SEA

Nací y crecí en Barcelona. Desde muy pequeño me sentí mágicamente atraído por
el arte, por la pintura. Mi madre me amaba tanto que para protegerme, castró toda
inclinación creativa que naciera de mi corazón. Actuaba dejándose llevar por una
programación inconsciente que le susurraba al oído que ser artista era algo peligroso
para la felicidad de cualquiera. Así lo creía ella y en base a su sentir veló por mi
futura felicidad. Hay amores que matan. A mí todo aquello me fue matando por
dentro, poco a poco, de forma inconsciente. Aprendí desde mi mirada de niño, que
todo lo que yo era y sentía no valía, no contaba. Mis verdaderas necesidades eran
solo un obstáculo que me separaba del amor de mi madre, que a pesar de amarme
mucho, solo parecía hacerlo cuando yo era lo que ella deseaba.

El mundo que empezaba a experimentar a mi alrededor y que respondía a mi


realidad, era un reflejo de todo aquello que yo creía, que yo sentía desde una
programación que respondía a mi propio patrón energético primero, y a la
información recibida y asimilada después, a través de un sinfín de programas que fui
absorbiendo con el contacto con mis seres queridos, la escuela, la cultura a la que
pertenecía, las tradiciones, la religión, el pensamiento ortodoxo y todo cuanto yo
aprendía a abrazar como propio y a defender ante otros con uñas y dientes. Mis
padres se encargaron, desde la mejor de sus intenciones, de transmitirme la herencia
de sus propias programaciones… con virus incluidos. Ellos no lo sabían, pero su
inconsciencia me convertía poco a poco en un ser programado para manifestar todo
lo contrario de lo que mi alma deseaba.

EL NACIMIENTO Y LOS OTROS MUNDOS

Mi nacimiento fue un impacto. Algo de mí temía vivir. Ya desde la barriga de mi


madre oía y sentía muchas cosas que me atemorizaban. Aquella densidad me parecía
insoportable. Decidí nacer solamente porque en ese instante aún era capaz de
recordar el motivo esencial por el cual encarnaba, ese que nos llevó a encarnar a
todos a la Tierra en un momento tan especial. Sabía que habíamos venido a traer el
Cielo a la Tierra. Además, durante toda la gestación, pude sentir el amor que
emanaba del corazón de mi madre, algo que me impulsó a no tirar la toalla. A pesar
de todo, aquel amor era algo tremendamente bello. Al nacer, como ocurre con todos
los recién nacidos, yo aún recordaba muchas cosas que fui olvidando con el paso de
los meses, de los años.

Me di cuenta enseguida de que la mayoría de los adultos no parecían tener


conciencia de sí mismos. Desde alguna extraña forma de magia, habían caído en el
más absoluto de los olvidos. Yo en cambio, aunque todavía no sabía gatear, aún
recordaba quién era y cuál era mi misión. Conocía mi capacidad de crear realidad
propia, era consciente de mi respiración y de mi herencia divina, y además de eso,
era capaz de ver mucho más de lo que mis padres y otros veían.

Recuerdo cuando, delante mismo de mi cuna, se abría la pared de mi habitación. A


través de aquella abertura entraban divertídos amigos de otros planos de existencia
que se paseaban delante de mí, jugando y haciéndome reír. Un día, se coló por
aquella abertura un ser oscuro y sombrío que, escondido en una esquina de mi
habitación, se dedicó a observarme fijamente, como si me estuviera estudiando. Me
asustó tanto su presencia, que deseé en aquel mismo instante dejar de ver cualquier
cosa que no pudieran ver los mayores. Necesitaba su amparo, pero ellos no podían
protegerme de algo que para sus ojos no existía. Dejé entonces que la influencia del
mundo que me sustentaba decidiera por mí lo que era y lo que no era real. El miedo
me apartó de mi capacidad de ver.

Me fui dejando atrapar poco a poco por las paredes ilusorias del programa
informático que forma “nuestra realidad”. Una realidad que se iba haciendo cada día
más densa, hasta que una extraña forma de amnesia empezó a invadirme a mí
también. Olvidé entonces que era yo mismo el que estaba escogiendo y creando día a
día mi propia experiencia de vida, y como ocurre con la mayoría de los niños del
planeta, al desear formar parte del mundo que me envolvía, me fui confundiendo
entre todas sus voces para terminar creyéndome que yo era otro, alguien formado a
partir de las opiniones y pensamientos de los que me influenciaban.

EL AMOR DESDE EL MIEDO A NO COMPLACER

Mi madre me amaba mucho, y ese mucho se convirtió en lo que llenaba su propio


vacío. Aprendí a complacerla, a hacerla feliz mientras me alejaba de la conciencia
de mí, escondido del mundo exterior que fui juzgando como algo agresivo,
complicado, injusto, peligroso y lleno de frialdad respecto al calor de mis
emociones. En seguida me di cuenta de que no era conveniente ser diferente, ser
sincero, ser honesto y decepcionarla. Me asustaba la posibilidad de perder su amor.
El mundo exterior parecía funcionar de la misma manera, así que para sobrevivir,
decidí mostrar solo lo que los demás esperaban de mí, ocultando de los ojos de los
otros todo aquello que no fuera digno según mi interpretación.

Observé que parecía existir un bien y un mal que socialmente decidía lo que
debíamos ser y hacer, a pesar de que luego todo aquello no fuera realmente
practicado de forma coherente desde la sombra que todos proyectamos. No había
espacio para el error. Ser uno mismo era ser despedazado. Equivocarse no estaba
bien visto y te condenaba para siempre. Recuerdo cuando un niño de mi escuela se
cagó en los pantalones porque tenía miedo. Ya nunca se libró de las burlas de los
demás. Le apodaron “el cagón”. Yo era el primero que me unía al grupo para gritarle
¡cagón! ¡cagón! para pasar así desapercibido y no levantar sospechas. Nadie debía
descubrir que yo tenía miedo también, que yo tenía pensamientos y emociones
diferentes. Nadie debía conocer lo que ocultaba dentro de mí, mis inquietudes, mis
anhelos, mis verdaderos deseos. Era demasiado peligroso. Así fue como, poco a
poco, terminé por olvidarme de mí.

LA NEGACIÓN

Juicios y culpas navegan en nuestro mundo inconsciente como losas que nos
anclan a una prisión mental y emocional construida por nuestra falta de amor hacia
nosotros mismos, pero yo entonces no lo sabía. No sabía que ser lo que los demás
necesitaban no tenía nada que ver con el amor. Me desatendía, me detestaba, me
infravaloraba y eso me mataba por dentro. El amor no va en contra de la vida y yo
iba en contra de mi propia vida. A pesar de que ahora sepa que se trataba de un
reflejo de mis propios juicios y temores internos, el juicio externo que yo recibía de
los otros era demasiado insoportable para mí, por lo que aprendí a estar más
pendiente de lo que pensaban y decían los demás que de lo que yo mismo sentía.

Como con mi madre y con mi padre, aprendí a mostrar solo lo que los demás
esperaban ver, a satisfacer las expectativas que los que me rodeaban ponían sobre
mí, mientras ahogaba mis verdaderas necesidades vitales. Aprendí a ser falso,
hipócrita y mentiroso, participando de todo aquello que me alejaba de mi propia
integración. Jugué a no mostrarme desde donde no era aceptado y a ocultar y olvidar
en la sombra todo aquello que me hacía un ser apestado e indigno. Aprendí a
odiarme por no ser perfecto, a condenarme desde el inframundo, desde la
inconsciencia.
LUCHA NTERIOR

Desde los mundos inconscientes, fueron mis creencias las que generaron dos
bandos claramente diferenciados dentro de mí, provocando una guerra interior entre
luz y oscuridad que yo proyectaba hacia afuera sin saberlo, desde cada expresión
consciente e inconsciente reflejada en la obra de arte que es nuestra vida. La lucha
entre bien y mal me llevó a crecer entre la frustración y la culpa, y el reflejo de todo
aquello se manifestó en forma de enfermedad.

No hay mayor incoherencia que odiar lo que uno es, desde donde sea. Mientras yo
renunciaba a una parte de mí condenándola, también renunciaba a una parte de mi
poder y a todos aquellos sueños que tenían que ver con lo que el mundo exterior no
aceptaba de mí. A pesar de ser ya un adulto, la mirada de mi madre y su aprobación
estaban presentes en cada situación de vida que se presentaba ante mis ojos. Me
había quedado atrapado en el niño y reproducía inconscientemente aquel patrón del
pasado.

LA REBELDÍA DE LA ADOLESCENCIA

De ser el buen chico que todos querían y esperaban, abracé la rebeldía de la


adolescencia, desde donde sentí la imperiosa necesidad de ir en contra de todo. Pasé
de la sumisión infantil donde solo podía llorar y tragar para ser feliz, al
enfrentamiento adolescente, donde uno aún no siente que tenga el poder para cambiar
nada, pero se despierta la fuerza para destruir, para ir en contra de lo que oprime,
para tocar las narices a cualquier costa. Me permití entonces cabrearme todo lo que
quise con el mundo. Algo de aquel adolescente siempre se quedó también conmigo.
S e refleja en mi vida cada vez que uso la queja o la ironía en lugar de escoger
afrontar cada situación desde la magia, desde la convicción de que puedo tomar el
poder y transformar mi realidad en otra cosa.

Cambiar algo es transformar la forma en la que nos posicionamos ante ese algo,
pura y simplemente. Es más sencillo gritar fuera que ir adentro a observar desde
donde renunciamos a ser nosotros mismos para decidir ser otra cosa, algo que vive
en nosotros, pero que no somos realmente nosotros. Hay quien le llama “el otro” o
“la voz del mundo”, un ruido que se apodera de nuestra voluntad, decidiendo por
nosotros, poseyéndonos como lo hace un virus, hasta confundirse con su víctima.
LA CONCIENCIA DE VACIARSE

Vaciarse de lo que no somos, es la primera cosa que nos permite dejar de impedir
que lo que deseamos se manifieste en nuestras vidas. Saberlo es una cosa, lograrlo…
otra muy distinta. Por mucho que pasen los años y vaya traspasando capas y procesos
de autoconocimiento, cuando estoy descentrado todavía acostumbro a irme al niño
mamón que un día fui y proyecto en los demás la exigencia a nutrirme, así como
proyecto mi rabia contra el mundo y hacia mí mismo cuando represento al
adolescente que desde la rebeldía cree que no puede generar cambios en su
insatisfactoria vida.

ENFRENTAMIENTO Y SOMETIMIENTO

Tras la adolescencia, me vi capaz de enfrentarme al poder que la influencia de mi


madre ejercía sobre mí. Tal vez por eso, al pasar los años me hice artista, pintor y
escultor. Entonces no lo sabía, pero ser artista era ir en contra de mi madre, era
abrazar aquello que representaba lo que ella temía y odiaba de mi padre y de mi
abuela, la madre de este. Era abrazar mi creatividad apostando por lo que ella
siempre había despreciado de mí, pero sobre todas las cosas, aquello representaba
aliarme con mi padre con todas sus consecuencias.

Mi padre había sido pianista y compositor, pero lo había dejado tras casarse con
mi madre, frente a la insistencia de ella en desarrollar un patrón de vida más
adecuado para un padre de familia. Para mí simbolizaba la figura del perdedor que
había sucumbido al poder de mi madre, el mismo poder del que yo trataba de
escapar ahora. No deseaba reproducir aquel patrón y sin saberlo, lo estaba haciendo
cuando, de forma inconsciente, me aliaba con el perdedor de mi propia historia
familiar, al que mi inconsciente relacionaba directamente con la debilidad. Así
funciona la mente reactiva o biológica. Relaciona aspectos de forma totalmente
diferente a como lo hace la mente analítica. Si mi padre era sensible y artista y yo lo
juzgaba a través de los ojos de mi madre como al débil, automáticamente, para mi
programa inconsciente, ser sensible y ser artista eran sinónimos de debilidad. Ese
era el programa que yo abrazaba al decidir ser artista como mi padre. Dejar de ser el
hombre fuerte para mi madre para convertirme en un artista con el peso de la
debilidad y el fracaso económico a mis espaldas. Solo con el paso de los años y
mucho aprendizaje a través de procesos personales, pude reprogramarme para poder
abrazar mi fuerza sin renunciar a la sensibilidad, para poder atraer abundancia, éxito
y equilibrio a mi vida de artista. Curiosamente, todo eso se culminó cuando decidí
dejar de ser artista a secas, para convertirme en un verdadero artista consciente, algo
que esencialmente pedía mi corazón desde que era niño, a pesar de haberlo olvidado
durante todos aquellos años de nutritiva oscuridad.

REPRODUCIENDO PATRONES

Con el tiempo descubrí que mi obsesión por ser un pintor reconocido, tenía mucho
que ver con la necesidad vital de que mi madre, representada por la mirada de los
demás, me aceptara y valorara desde donde ella nunca me reconoció. Al mismo
tiempo, estaba tratando de sanar el patrón de mi padre, transformándolo en ganador.
Si el mundo me aceptaba como artista, mi madre tendría que aceptarme también,
comprendiendo que el arte era realmente importante en la vida.

Pero mi lucha diaria por demostrar al mundo mi valía representó un gasto de


energía agotador. Logré exposiciones, algo de reconocimiento, pero la frustración
crecía al sentirme preso de un mundo al que debía convencer y derrotar para ser yo
mismo. Estaba repitiendo patrones de comportamiento, estaba generando desde la
sombra una realidad que algo de mí tenía la necesidad de revivir una y otra vez
como si de un castigo se tratara. Ese era el fruto inconsciente de los enganches que
llevaba conmigo desde mi niño interno. Fuertes enganches emocionales y energéticos
que generaban en mi vida la atracción de situaciones vitales que tenían tendencia a
repetirse de forma periódica.

LA HUIDA

Romper con círculos de amistades varias veces en mi vida, alejarme de la familia


de la forma más cruel e insensible, huir hacia un nuevo mundo donde poder
reconstruirme de nuevo, protegiéndome de todo aquello que sentía que podía
conmigo y me desestabilizaba, o ser radical hasta donde creí necesitar para asegurar
mi propia burbuja emocional, no solucionaron nada realmente. Solo logré calmar las
aguas en la superficie, desconociendo que era en las profundidades de mis océanos
donde aquella guerra se estaba desarrollando de forma despiadada. No escucharla
no me libró de ella, pero sí la hizo crecer en la sombra para seguir proyectándose
afuera, en nuestro mundo en tres dimensiones.

SANACIÓN EMOCIONAL

Sané mi relación con mis padres cuando acepté su influencia sobre mí, la
influencia de ambos, aceptando los papeles que sus almas habían elegido
representar. Cuando dejé de ir en contra del programa familiar sin someterme a él,
pude empezar a reprogramarlo y a aprovecharlo en mi propio beneficio para bien de
todos. Gracias al conocimiento de las constelaciones familiares y de otras muchas
formas de interactuar con el inconsciente, aprendí a sanar mis propias heridas y a
valorar y descubrir lo que se ocultaba bajo la superficie. Investigué con el arte y
bebí de diversas fuentes relacionadas con el chamanismo y la psicoterapia hasta que
me encontré ante un largo recorrido de experiencias internas.

Nadie vive lo que no desea vivir. Todo aquello que nos ocurre, lo estamos
escogiendo. El tema está más bien en descubrir desde donde creamos nuestro propio
infierno. Años antes de sanar mi relación familiar, decidí dejarlo todo para irme a
Berlín, donde pasaría casi siete años de mi vida. Estaba convencido que desde la
capital germana lograría el reconocimiento que mi obra pictórica necesitaba.
Pretendía que el mundo me aceptara desde mi autenticidad, pero de alguna forma
inconsciente, lo que realmente me estaba moviendo era la necesidad de buscar la
aprobación de otros, de un sistema oficial del que yo dependía para triunfar, como
me sucedía con mamá.

MIEDO AL FRACASO

Tenía miedo al fracaso, sobre todo si me mostraba desde mi autenticidad. Miedo


de no ser visto por los que deciden como son las cosas. Entregaba mi poder sin
saberlo cada vez que pintaba para que los galeristas y el mercado supieran lo que yo
valía. Cada vez que me escondía del mundo para salir más tarde a ganarme su
aprobación. Fracasar era no tener oportunidad de formar parte de aquel mundo que
yo creía necesitar. La sombra de mis primeros años de vida seguía afectando mi
caminar y aquellos patrones de comportamiento esclavizaban mi libertad de ser lo
que yo decidiera ser a pesar del mundo. Me hice pintor para superar la dependencia
con mi madre y había convertido a las galerías de arte y al sistema oficial en la
madre a la que ahora debía satisfacer.

REPROGRAMACIÓN ESENCIAL

Al final comprendí que todo pasaba por ir adentro. Fue entonces cuando comencé
a sanar y reprogramar mi relación con el mundo mostrándome tal y como yo era, tal y
como yo sentía que era. No importaba que las galerías no lo comprendieran, o mi
madre, o el mundo entero. Decidí apostar por ser directamente yo con todas las
consecuencias. Lo primero que hice fue escuchar a mi corazón y reconstruirme desde
allí. Entonces tomé el compromiso de que todo lo que me moviera y generara,
nacería en coherencia con lo que yo era, a pesar del temor al juicio y el miedo a la
burla o la falta de aceptación. Entonces empecé a ser realmente feliz. Mi obra de arte
ya no eran tan solo pinturas, esculturas o cualquier otra manifestación medible y
clasificable dentro de un sistema de compraventa. Mi obra de arte sería a partir de
entonces mi propia vida creada de forma cada vez más consciente.

Me coroné rey de mi universo y decidí valorar lo que yo ya era al margen del


exterior. Ahí sigo todavía, recordando lo importantes que somos todos,
recordándomelo en cada acción, en cada pensamiento, para no olvidarlo de nuevo.
Todos somos artistas por ser quienes somos. Nuestra expresión es el arte que forma
nuestro día a día, en cualquier cosa que hagamos, sintamos o pensemos. Nuestros
potenciales son los colores que descansan en nuestra paleta y el lienzo es nuestra
propia vida. Somos seres de un poder inmenso, capaces de cualquier cosa que nos
propongamos. Todos y cada uno de nosotros contenemos el poder del Universo en
cada célula, en cada latido, en cada posibilidad que podamos imaginar. Contenemos
dones únicos que podemos desarrollar para ser lo más maravilloso a lo que
podemos aspirar, lo más valioso, lo más inmenso. Me refiero a ser algo tan simple
como nosotros mismos y escoger desde allí generar la obra de arte que nuestro
corazón desee experimentar abiertamente, conscientemente. Podemos hacer que
nuestras vidas sean los sueños que siempre deseamos vivir, aquí y ahora, en esta
realidad en tres dimensiones.

PROGRAMADORES DE REALIDAD

Somos magos, pero crecimos sin creer en la magia. Por eso la generamos
dormidos, desde el inconsciente, usando nuestro poder creador para crear una
realidad proyectada desde nuestro caos interno. Incapaces de ordenar la
incoherencia y la dispersión, permitimos que otros nos dirijan sobre lo que debemos
imaginar y creer que es real y lo que no lo es. Vivimos de espaldas a nuestra
grandeza, mientras abrazamos una vida de esclavos, creyendo que nada de lo que
ocurre a nuestro alrededor depende de nosotros mismos, de nuestra voluntad.
Soñamos para escapar de una realidad que no nos agrada abrazando la imaginación
como una fantasía irrealizable, en lugar de imaginar lo que deseamos que los
electrones creen para nosotros. Los estados creativos son precisamente los que nos
abren nuevas posibilidades de experiencia. Son formas naturales de meditación
activa implícitas en el potencial humano consciente, que nos llevan al recuerdo de
nosotros mismos desde donde no impedimos que la magia suceda.

Al igual que el informático inserta en un ordenador un nuevo programa, aprendí a


abrir posibilidades de vida cada vez que soñaba aquello que deseaba vivir, desde el
convencimiento de que imaginarlo con emoción era la forma de atraer el recuerdo,
generando la concentración de energía suficiente como para que se convirtiera en
algo real en mi nuestro mundo material. Aprendí a transformar mi realidad como si
de una pintura se tratara. Empecé entonces a materializar mis sueños.

LA VERDADERA FELICIDAD

Más allá de risas y llantos, de placeres o dolores, ahora era capaz de ser feliz por
el simple hecho de estar vivo aquí y ahora. Ser artista ya no era cosa de disciplinas o
del talento de unos pocos. No se trataba de algo seccionado y catalogado. Ser Artista
tenía ahora un sentido mayor, porque nos incluía a todos como cocreadores de la
realidad que respiramos cada día, juntos. Empecé a hacerme responsable de mis
creaciones en lugar de quejarme ante ellas y aprendí a vivir y saborear mi obra,
nuestra obra, respirándola y transformándola como si de un gran lienzo interactivo se
tratara. Deseé filtrar como el agua la magia de mis deseos dentro del programa
común, fabricando posibilidades que nos unieran de nuevo al recuerdo de nuestra
coherencia como seres humanos conscientes. Me atreví a alimentarme desde todo
aquello que mis potenciales pudieran crear para encarnar mi propio cielo.

ESTAR EN TI ES VOLVER A TU LUGAR SAGRADO

Sigo en el intento y en cada caída, ante cada nuevo tropiezo, aprendo a levantarme
y a no culparme. Cada vez aprendo a juzgar menos afuera y a juzgarme menos dentro,
dándome cuenta con mayor rapidez de cuando no estoy en estado de presencia.
Tengo toda una vida para seguir intentándolo. Intentar algo para algunos chamanes es
estar lográndolo ya. En el camino está la riqueza de lo que vinimos a buscar, sobre
todo si tu camino lo guía tu propio corazón. Tú eres sagrado y lo que expresas
también lo es, es ARTE puro naciendo de ti para volver a ti. Un ARTE que merece
estar en el lugar del que nunca debimos relegarlo. Devolver el ARTE a su lugar
sagrado es devolverte a ti mismo al trono que te hace heredero del poder creador de
lo divino en ti. Eres sagrado y nada de lo que sale de ti puede dejar de serlo.
VII
TRANSFORMA TU SOMBRA EN UN ALIADO
EN EL INCONSCIENTE ESTÁ LA SOMBRA QUE PROYECTAS FUERA

Es importante conocer de qué forma afecta el inconsciente a nuestras vidas, es


decir, de qué manera se manifiesta, porque es allí donde está el disco duro desde el
que miles de órdenes y programas eligen por nosotros lo que somos y vivimos.
Evidentemente, al suceder a niveles inconscientes no podemos saberlo, a no ser que
aprendamos a leer en lo oculto, pues como ya sabes, todo lo que nos afecta desde el
inconsciente se refleja en nuestro mundo físico, tanto en nuestro escenario de vida
como en nuestro propio cuerpo, que somatiza cualquier cosa que esté afectándonos
desde lo psíquico, lo energético y lo emocional. También esto nos da una pista de
cómo liberarlo además de reprogramarlo.

LA COTIDIANIDAD

La manifestación de esos programas que nos impiden ser lo que deseamos ser está
impregnada en nuestro día a día, en lo que detestamos y admiramos en los demás o
en nuestras relaciones familiares y sociales. En realidad, se trata de programas que
configuran y determinan tu propio sistema de creencias, el mismo a través del cual tu
mente procesa la información que recibe y el mismo que construirá tu percepción, tu
personalidad y tu vida en base a sus propios esquemas. Por eso te interesa
comprender cómo puedes utilizar la expresión del arte para aprender a reconocer lo
que navega en lo más profundo de ti y al mismo tiempo entender que es el idioma del
arte el que puede interactuar con el inconsciente para reprogramarlo. No te pido que
dejes de lado tu lógica, sino que abraces el equilibrio de tu hemisferio derecho e
izquierdo, desde la armonía entre ambos para beneficiarte.
El arte siempre estuvo en manos de reyes, emperadores y papas porque ellos
decidían lo que los artistas debían pintar, escribir y representar para el pueblo.
Sabían que el arte programa el inconsciente. Hoy en día, con las tecnologías, esa
labor se hace a través del cine, la radio, la televisión, la publicidad, las campañas,
etc. Es importante que comprendas que puedes usar estas técnicas para tu propio
beneficio.
LOS SUEÑOS Y LA MEDITACIÓN

Para conocer lo que se esconde en las profundidades de nuestro inconsciente,


también tenemos la ayuda de los sueños, tomando nuestra propia vida como un sueño
más. Así lo consideran algunos chamanes que he conocido en México, de manera que
podemos usar el psicoanálisis y la simbología para analizar y desgranar nuestra
propia vida. Es algo en lo que José Luis Parise se ha especializado uniendo
psicoanálisis y ocultismo de forma magistral, alertando de que la forma de leer en lo
oculto se inicia distinguiendo siempre lo diferente en lo común o lo común de lo
diferente. Se trata de comprender también que en un sueño todos los elementos son a
su vez espejos de nosotros mismos.
Además de los sueños, existe otra forma muy eficaz de atraer información del
inconsciente que tiene que ver con estados meditativos. La meditación permite
acceder a estados conscientes muy próximos al sueño que nos brindan la posibilidad
de recibir información, al igual que ocurre con los estados creativos y la
visualización. Lo interesante de todo esto es la auto observación sin juicio, donde el
corazón se erige como nuestro guía y anti virus personal, pensando lo que está bien
para nosotros y lo que es perjudicial más allá de nuestro propio y limitante sistema
de creencias.

EL CUERPO

A su vez, hay numerosas técnicas corporales para averiguar qué ocurre bajo la
apariencia. Técnicas que usan la danza y el movimiento del cuerpo para descubrir y
liberar la sombra a través de la expresión, abriendo así la posibilidad de generar el
espacio para traspasar lo antiguo y abrazar lo nuevo. Si sabemos confiar, el cuerpo
nos puede mostrar lo que ocurre más allá del velo y cómo liberarlo a partir del
movimiento espontáneo. También hay disciplinas, algunas de ellas milenarias, que a
través del mismo cuerpo tratan de reprogramarnos, como lo son el yoga, el Chi kung
o el Tai Chi por ejemplo. Es bien conocido que el simple hecho de reprogramarse a
partir de rutinas concretas, genera al mismo tiempo una verdadera y poderosa
liberación en el sujeto que se transforma.
Es importante entender que ver lo que hay en la sombra no significa liberarlo. Una
vez más, para hacerlo debemos darle espacio, dejar que se manifieste de forma
constructiva. Al expresar, podremos explorar la forma biológica en la que el
pensamiento inicial se ha desarrollado y transformado. El cuerpo somatiza cualquier
conflicto emocional. A veces se necesitan años o toda una vida para llegar a las
verdaderas profundidades, pero obtener algo de información mientras vamos
liberando y reconociendo lo más esencial de nosotros es suficiente para poder elegir
crear de otra manera.
Continuando un poco más con el cuerpo, este nos muestra muchas cosas de
nosotros mismos en la forma de caminar, sentarnos, los gestos que hacemos ante
diferentes situaciones, nuestro aspecto, nuestra rigidez. Nuestra estructura corporal
nos habla. Como todo lo que nos rodea, el cuerpo nos da valiosa información sobre
la verdad que se esconde tras la máscara del ego. El problema es que eso es lo
último que deseamos ver. Duele demasiado, porque está asociado a nuestra herida
de base, la causante de todos nuestros problemas, que en realidad se resume en un
único problema enfocado de formas distintas, vestido con múltiples disfraces
actuando en las diferentes áreas de nuestra vida.
EL ARTE COMO HERRAMIENTA TERAPÉUTICA

Hay numerosas aplicaciones artísticas para leer en lo oculto. En el arte terapia se


engloban muchas de ellas. Expresarse dentro de un marco pactado, permitiendo que
la mente deje el control para adentrarnos en lo que nuestra espontaneidad nos puede
mostrar es una forma increíble para descubrir lo que se oculta y drenarlo.
Muchas veces, es aconsejable tener la ayuda de un terapeuta, entendido el proceso
terapéutico como un acompañamiento respetuoso que nos guíe hacia donde deseamos
dirigirnos. El peligro de ir por libre está en el autoengaño. El arte es una herramienta
de doble filo. Puede ayudarte a sanar o a enfermar. Depende de su uso. Existen
muchos casos de artistas que usaron su expresión de forma neurótica, amplificando
así su propia neurosis hasta autodestruirse. Es algo que además, de alguna forma se
h a promovido como modelo en la historia reciente del arte contemporáneo. La
imagen autodestructiva del artista desesperado vende, como ocurre en los casos de
Van Gogh o Modigliani.
Desde mi punto de vista y tras años de experiencia, dos de las formas de arte
representativo o escénico más interesantes para descubrir lo que escondemos en los
mundos inconscientes son el psicodrama y las constelaciones familiares. El
psicodrama es una forma de psicoterapia ideada por Jacob Levy Moreno e inspirada
en el teatro de improvisación. Las constelaciones familiares en cambio, fueron
impulsadas por Bert Hellinger, filósofo, pedagogo y antropólogo alemán, al
reconocer que existe una transmisión de conflictos, preocupaciones familiares y
comportamientos a través de las generaciones, que determinan parte de los
problemas psicológicos actuales.

MAPAS Y VÍAS DE TRANSICIÓN

También el tarot, muy utilizado por Alejandro Jodorowski para poder hacer sus
diagnósticos de psicomagia, puede resultar tremendamente revelador. Por otro lado,
Georges Colleuil, escritor francés especializado en simbología y arquetipos,
propone un trabajo fascinante con el Tarot. En ambos casos, debemos abrazar este
preciado arte de forma seria y constructiva y no como una forma vulgar de simple
adivinación. Su manera de interactuar con lo arquetípico conecta directamente con la
información más esencial que guarda el universo inconsciente y es un gran debelador
de misterios, al igual que ocurre con el I Ching, tal vez más introspectivo y sutil.
Es interesante aprender a distinguir las ciencias que nos presentan el mapa de
nuestra situación, de las formas de expresión que nos permiten transformarnos,
aunque muchas veces ambos aspectos vengan de la mano. Me refiero a la astrología,
la numerología, la lectura de las líneas de las manos, la iridología y un largo
etcétera, que permiten comprender la manera en la que hemos elegido manifestarnos
dentro de esta gran obra de arte que es nuestra vida, pero que nada más muestran el
lugar en el que estamos situados. Para caminar necesitamos expresarnos, movernos,
respirar y vivir. La toma de conciencia es importante, pero solo es el primer paso y
muchas veces no es suficiente.
Tenemos vías de observación e interacción muy nutritivas para autoconocernos y
para comprender cómo están afectándonos nuestras emociones. Hay muchas, pero
con la fascinante nueva medicina germánica del Dr. Hamer o la Biodescodificación
creada por Christian Fleche, tenemos ejemplos bien claros y contemporáneos de
cómo aprender a interpretar la enfermedad para sanarnos. También existen
poderosas psicoterapias como la Gestalt o el Eneagrama, que abrazan la experiencia
misma de la vida como el terreno donde aplicar el crecimiento interno más allá de
simples teorías.
Por otro lado, tenemos los mapas puramente iniciáticos que podemos encontrar en
culturas de todo el mundo, como el caso del diagrama de cuatro que tan bien
desarrolló Peirce desde la lógica contemporánea a través de su conocido diagrama.
De hecho, el diagrama de cuatro cuadrantes es uno de los más comunes. Culturas
como la tibetana o la inca siguen utilizándolo hoy en día. Los usos son variados y no
por ello difieren de su objetivo común, esto es, desvelar donde nos encierra esa
parte de nosotros que no quiere crecer, esa a la que llamamos ego. Es interesante
conocer que, aunque no hayan estado aparentemente conectadas entre sí, todas esas
culturas han trabajado el diagrama de cuatro de formas similares.
Todas reconocen que ese pequeño yo teme cualquier movimiento interno que
represente salir de su zona de confort. Saben que construye cuatro cárceles para
atraparnos en el caso de que nuestra parte más esencial nos impulse a crecer. Son
conscientes de que dentro de nosotros se da una lucha interna que necesitamos
resolver. Es como en el caso del Dr. Jekyll y Mr, Hyde, solo que esa división interna
no se soluciona acabando con una de las dos manifestaciones. Más bien se trata de
integrarlas, de hacerlas trabajar en equipo. Los mapas iniciáticos son para eso, para
desvelar donde intenta atraparnos el ego cuando vamos a crecer y resolverlo.
Muchas veces, esto se refleja en nuestra vida cotidiana a través de obstáculos que
tratan de limitarnos, me refiero a eso que llamamos problemas. La clave está
siempre en reconocer la jugada y usar al ego en nuestro beneficio, algo que refleja a
las mil maravillas la carta del mundo en el Tarot de Marsella. En ella, la esencia
aparece en el centro simbolizada como una mujer que dirige a los cuatro egos: el
mental, el emocional, el sexual y el corporal. Recordemos que, para algunas
corrientes iniciáticas o esotéricas, nuestro ego se subdivide en esas cuatro
manifestaciones, algo en lo que ya profundizaremos en capítulos posteriores.
Me parece importante hacer un inciso para recordar a todos aquellos que creen
que la solución a todos sus males es matar al ego o agredir al cuerpo, que ambos son
nuestros aliados si sabemos cómo tratarlos. De hecho, no podemos crear nada sólido
sin ellos, al menos en esta realidad en 3D. El ego es la coraza que creó el niño, el
bebé, el feto que un día fuimos. Lo creó para proteger su sensibilidad ante las
agresiones insoportables de lo denso. Imagina un bebé con un escudo, aterrado ante
la vida y la densidad. Una coraza que amortigua su dolor con la que se ha ido
identificando. Una armadura construida para ser amado y no morir en el intento.
El niño es emocional y tiene un vínculo con lo inconsciente. Por eso un niño se
entera de todo, aunque se le oculte. Es como una esponja que absorbe e intuye. En el
mejor de los casos y por muy maravillosas que parecieran las cosas, cuando vinimos
al mundo, mamá y papá tenían conflictos. También en nuestra sangre los había,
procedentes de lo que nuestros antepasados no habían logrado resolver. No
podíamos gestionar todo eso. Ahora sí. En realidad, lo que necesita ese ego es
atención. Que través suyo podamos intuir al niño asustado que fuimos y podamos,
poco a poco, acercarnos a él, con paciencia, con dulzura. Hablo de acunar al niño o
a la niña interior. Eso es todo. Al mismo tiempo, puedo aprender a reconocer la
forma en la que ese ego, temeroso de crecer, trata de encierrarme en una de esas
cuatro cárceles para que no avance. No lo hace porque es malo, sino por el pánico
ante el crecimiento, por los recuerdos de dolor que sintió en un pasado que vuelve al
presente. Si logro poner al ego de mi lado, entenderé que es el aliado que me permite
superarme día a día. Cada vez que detecto sus trampas y las resuelvo, me vuelvo más
fuerte, más mago, más consciente.
Aunque el diagrama de Peirce y la forma iniciática de trabajar con él es compleja,
trataré al menos de explicar cada una de esas cuatro cárceles para que el lector tenga
una idea de lo que se pone en juego cada vez que lo más esencial de nosotros se abre
al crecimiento:
A) CUADRANTE DE LO POSIBLE
Aquí el ego se asegura de que jamás nos salgamos de la zona de confort más
segura y primordial, esa que representa la teta de la madre para el bebé, al que el
mundo exterior le resulta inaccesible por sí mismo. De hecho, el bebé no existe sin
la madre. Ella es todo su universo. Es uno con ella. Esa es la idea. Sin lo conocido,
sin lo seguro, voy a morir.
Reconocemos cuando el ego nos ha atrapado a este primer cuadrante porque
permanecemos en actitud de espera, justificación o combate hacia fuera. Lo que sea
para no salir de la zona segura. Pondré un ejemplo para que se entienda mejor:
Imaginemos que un chico desea ser escritor y en su familia de clase humilde existe
la creencia de que sus miembros solo pueden trabajar para subsistir, sobre todo
cuando nadie tiene estudios. El chico sin estudios trata de escribir su libro pero no lo
logra debido a la falta de tiempo, porque tiene que trabajar (justificación), o debido
a que no es el mejor momento, ya que sus padres le necesitan. Pospone entonces la
escritura del mismo para cuando la situación cambie (espera). Debido a su condición
familiar, vive enfadado con el mundo y con sus padres, algo que tampoco usa como
motivación extra para escribir el libro sino todo lo contrario. Vive entonces
peleando contra todo y eso lo desvía de su deseo de escribir el libro.
La frase clave aquí es “cesa de escribirse” porque jamás se termina aquello que
se desea hacer. Se empieza pero se detiene, ya sea un proyecto, una empresa, un
cambio. En realidad, somos nosotros los que nos detenemos, por miedo a lo
desconocido, a lo que no forma parte de lo posible para nuestro programa vital, a
cualquier cosa que nos saque de la zona de confort.
B) CUADRANTE DE LO IMPOSIBLE
Aquí el ego se da cuenta de que logramos salir del área de confort. Por eso, para
frenarnos, nos hace evidente que nos equivocamos al salir de lo conocido, de lo
seguro, de lo posible y se hace justamente imposible toda progresión. Es el
cuadrante que nos demuestra que todos los que nos advirtieron del peligro respecto a
nuestro crecimiento tenían razón y que no es para nosotros. Entonces volvemos a lo
posible o nos quedamos atrapados en la cárcel que jamás permitirá que logremos
aquello que nos dirigía a crecer. Es por eso que este cuadrante se simboliza con las
heces, haciendo honor al dicho popular: “parece que ha pisado mierda”.
Deducimos que nuestro ego nos ha atrapado a este segundo cuadrante porque no
somos capaces de reconocer que el motor que crea nuestra desgracia está en
nosotros. Normalmente, hay otro que nos lo advierte, aparentemente el menos
acreditado ante nuestros ojos, por eso es más difícil aceptarlo. Otra opción es que
aceptemos nuestra responsabilidad en el hecho pero la minimicemos. También puede
ocurrir que nos convenzamos de que ya le hemos puesto remedio, a pesar de seguir
atrapados. La última opción es que culpemos a las circunstancias externas de nuestra
mala suerte, convencidos de que nunca hicimos algo para provocar tal situación ¿Le
suena al lector toda esa gente que no asume su poder y responsabilidad a la hora de
crear su propia desdicha? Es más fácil culpar a otros, a la crisis, a lo externo, que
asumir que dentro de nosotros hay un otro que impide el avance. Una parte de
nosotros que detiene el crecimiento por miedo a morir. Este es el cuadrante de lo
imposible, porque aquello que deseo se hace imposible, irrealizable para mí.
Siguiendo con el ejemplo anterior del aspirante a escritor, imaginemos que en un
acto de valentía, deja a la familia y se va a la ciudad a ser escritor. Tras un tiempo
intentándolo, se confirma lo peor. Para sobrevivir y poder pagar su alquiler y
comida, solo encuentra un trabajo por horas muy mal pagado en una cadena de
montaje que le obliga a hacer 10 horas diarias. Al llegar a casa se siente cansado y
desmotivado. Argumenta entonces que no le queda tiempo para escribir. Para seguir
con el ejemplo y dar mayor comprensión sobre este cuadrante, imaginemos que, a
pesar de todo, nuestro hombtr va escribiendo su libro a ratos y logra terminarlo, pero
entonces nadie se lo quiere editar. Aquí es cuando culpa al mundo de su mala suerte
y se va hundiendo en su frustración en lugar de atender al desde donde está creando
su realidad para que suceda lo peor.
La frase clave aquí es “no cesa de no escribirse” porque no deja de reproducirse
la ausencia del logro.

C) CUADRANTE DE LO NECESARIO
Aquí el ego trata de hacernos creer que dependemos de otros para ser nosotros
mismos, para lograr lo que deseamos, de manera que nos lleva a renunciar al
crecimiento interior en detrimento de un aparente crecimiento externo que se
esfumaría si el sujeto u objeto del que creemos depender desaparece. Este cuadrante
lo simboliza la mirada porque estamos pendientes del juicio externo.
Reconocemos cuando el ego nos ha atrapado a este tercer cuadrante porque nos
supeditamos a otros ignorando o tapando sus faltas. Incluso si hiciera falta, nos
volvemos como ellos con tal de no perder el trato de favor, esto es, la mirada del
que nos crea la dependencia. Pondré un ejemplo para que se entienda mejor:
Muchos actores, actrices y cantantes de pop desearon ser estrellas. Aparentemente
lo lograron traspasando lo imposible, pero si en algún caso lo hicieron traicionando
el alma que los impulsaba al principio, han caído en el casillero de lo necesario.
Aparentemente y a los ojos de los demás han crecido, pero internamente se
vendieron por el lugar que ocupan y ahora dependen de una industria que hace con
ellos lo que quiere. Eso es estar en el cuadrante de lo necesario. Atrapados por la
mirada.
La frase clave aquí es “no cesa de escribirse”, en alusión a que, depender solo de
lo externo para ser nosotros mismos, jamás nos permite ser libres y de hecho, de esa
forma jamás seremos nosotros mismos. No cesa de escribirse la necesidad. Sin mi
coche no soy nadie, sin mi casa, sin una mujer al lado o un hombre, sin dinero, sin un
socio…

D) CUADRANTE DE LO CONTINGENTE
Este es un cuadrante de crecimiento. Aquí ya hemos logrado crecer y el ego lanza
sus últimos y desesperados ataques para confundirnos y encerrarnos, tratando que
abandonemos el crecimiento o al menos lo detengamos.
Reconocemos cuando el ego nos ha atrapado en este tercer cuadrante porque
suceden cuatro cosas muy características de los momentos de crecimiento: alguien se
va, alguien se enfada, alguien menosprecia el crecimiento o alguien no se da por
enterado del crecimiento y hace como si nada.
El ejemplo clásico es la llegada de un niño al mundo. Hasta entonces la pareja
tenía una realidad que ya conocía y tras los nueve meses de rigor, se encuentra un
niño en casa que demanda teta, cambio de pañales, atención, etc. Entonces el hombre
se ausenta escondiéndose en el trabajo, la mujer se enfada porque no puede con todo,
los padres de ella menosprecian el crecimiento al transmitirle a su hija que no hay
para tanto. Por último, cuando los visita su mejor amigo actúa como si no hubiera
niño, como si nada hubiera cambiado. Bieb, esta es solo una escena que puede tener
cientos de variantes y que expresa que es lo que ocurre ante el crecimiento. He visto
empresarios enfadarse porque al crecer su empresa tienen más trabajo que nunca, o
personas desapareciendo ante el crecimiento, convencidos de que su vida se ha
vuelto un infierno. También estamos acostumbrados a presenciar escenas de gente a
nuestro alrededor que menosprecian nuestro propio crecimiento quitándole valor.
Por último, están las personas indiferentes ante cualquier signo de crecimiento, como
el dueño de una gran superficie de venta de electrodomésticos, que desea seguir
actuando igual que antes de la ampliación de su negocio, cuando solo tenía una
prqueña tienda. Los argumentos del ego para no darse por enterado son muchos y
todos ellos llevan al mismo lugar. Detienen el crecimiento.
La frase clave aquí es “cesa de no escribirse”, esto es, el crecimiento se detiene
en seco y el símbolo que representa este cuadrante es la voz.
Cada vez que tenemos un problema o bloqueo, necesitamos reconocer en qué
cuadrante nos hemos quedado atrapados para saber cómo actuar en nuestro mayor
beneficio. Una vez aprendemos a detectar el cuadrante en el que el ego frena nuestro
crecimiento, solo tenemos que cruzar en diagonal, donde en lugar de una cárcel
encontraremos, mágicamente, la resolución al conflicto interno. Un movimiento que
nos equilibrará, que disolverá la lucha interna que representábamos. Añadir que la
clave de todo esto la tenemos en el cruce en diagonal. Por eso nombré la magia. Al
cruzar en diagonal, inevitablemente pasaremos siempre por el punto de cruce entre
las líneas, justo en el centro del mapa. Ese punto representa el vacío, esto es, el lugar
donde todo se crea de nuevo.
Un ejemplo práctico para comprender el trabajo con este tipo de mapa de cuatro
cuadrantes, más concretamente el basado en el diagrama de Peirce, sería darnos
cuenta de que, deseando tener nuestro propio negocio, jamás damos el paso para
lograrlo. Al consultar el mapa, confirmaríamos que hemos quedado atrapados a lo
posible, pues estamos a la espera de un mejor momento ante la enfermedad de
nuestro padre, que demanda nuestra presencia en la empresa familiar. Entonces, el
diagrama nos aconseja cruzar para liberarnos, para tomar el poder y abrazar la
resolución que nos permitirá hacerlo. El error sería dirigirse al cuadrante de lo
imposible o al de lo contingente, porque solo el cruce en diagonal nos permite
atravesar el vacío, esto es, el punto del centro.
Así, la sabiduría del diagrama recomienda cruzar de lo posible a lo necesario, en
este caso, centrar toda nuestra atención en la mirada, en aquello que deseamos
realizar. Eso nos dará la fuerza extra. Incluso podemos buscar aliados para lograrlo.
Una vez más, las cuatro cárceles se convierten a su vez en espacios de liberación
cuando cruzamos, como lo es una casa en un pequeño pueblo perdido en las
montañas para alguien que necesita dejar atrás la densidad de la ciudad y sus
preocupaciones laborales. Al mismo tiempo, puede ocurrir que, de forma inversa,
para algunos habitantes de ese pueblo perdido, el enclave sea una cárcel de la que
anhelan huir soñando con viajar a una gran ciudad. Cada cuadrante es también el
trampolín hacia el crecimiento como lo es la esfinge ante el iniciado que resuelve su
misterio.
Más allá de mapas y las diferentes formas de trabajar con ellos (aquí solo hemos
visto una), existen otras muchas vías para manejarse desde la luz y la sombra, desde
la unión de hemisferios, desde el trabajo conjunto que puede lograrse unificando el
ego y la esencia. La clave empieza en saber leer lo que se oculta en lo inconsciente
para tener una lectura real respecto a lo que ocurre en la escena visible. Para eso
existen herramientas que nos permiten detectar por qué parecemos querer una cosa y
nos sucede otra. Herramientas que solo tienen sentido en manos de aquellos que se
reconocen creadores de su realidad. Al final, inevitablemente necesitamos ir adentro
a reconocer y a responsabilizarnos respecto al desde donde estamos creando la
realidad que vivimos.
Hay disciplinas en todo el planeta encargadas de proteger el programa esencial
del ser humano y su equilibrio. Me refiero al feng shui, el chi kung o el yoga, por
nombrar solo algunas de ellas. Dichas disciplinas proponen siempre
transformaciones internas que llevan a la reprogramación del sujeto que las abraza,
sobre todo si existe verdadera implicación a todos los niveles. Es importante
recalcar que aunque suene extraño, además de la toma de conciencia, es en la rutina
cotidiana donde debe focalizarse toda reprogramación, puesto que es en la acción
donde llevamos a cabo la manifestación de lo que pensamos y sentímos.

MÁS ALLÁ DE LA APARIENCIA

Como hemos visto ya en el capítulo V, reconocer las múltiples caras que nuestro
personaje inicial representa y la energía que nos posee al hacerlo, es un propósito
que cada uno debe hacerse. Es una responsabilidad muy grande aprender a distinguir
entre nuestra propia voz interna y todas aquellas voces que hablan por nosotros a
nuestro pesar, esas que crean todo aquello que no representa la esencia de lo que
deseamos manifestar. Sería muy extenso analizar y nombrar todas las vías. De todas
formas, recomiendo a todo el que lea este libro que explore y busque la forma en la
que más cómodo se sienta.
Lo importante aquí es aprender a conocerse más allá de las apariencias, y una vez
más, hacerlo sin juicio para poder dar espacio a todas nuestras creaciones internas
mientras las observamos, comprendemos y transformamos en lo que nosotros
deseamos. En la liberación de la opresión está la luz y el acceso a la memoria
interna. Somos opresores de una parte de nosotros que creamos desde una sombra
que detestamos. Somos responsables de lo que generamos y evitar ver lo que
también somos más allá del velo es el principal camino hacia la enfermedad en todos
los niveles.

LA ESCUCHA

En cuanto a la escucha, es cierto que podemos descubrir lo que ocurre en lo oculto


si aprendemos a escuchar lo que nombramos o lo que es nombrado ante nuestra
presencia. No olvidemos que el arte de la palabra es la forma de expresión e
invocación que sintetiza la idea. Debemos comprender que los sonidos tienen un
poder y cada sonido representa una forma específica de vibración. Cuando unimos
sonidos para crear palabras, producimos vibraciones que generan un efecto
específico sobre la energía y la materia. Los mantras no existen por casualidad,
aunque son mucho más valiosos ante la intención consciente del que los recita.
Como ya hemos visto en capítulos anteriores, una palabra tiene siempre una
etimología y como en las constelaciones familiares, ese recorrido y transformación
histórica es parte de su manifestación. Cualquier palabra contiene la fuerza de lo que
en su origen nombraba, a pesar de que en algunos casos las palabras hayan sido
reprogramadas con el pasar del tiempo. Deberíamos saber hasta qué punto el
programa actual tiene más fuerza que el original. De todas formas y para los que
cantan repetidamente canciones en idiomas que no comprenden, recordar que
nombrar algo es invocarlo, aunque no seamos conscientes de lo que estamos
diciendo. Es importante entender que, conocer la etimología de las palabras, nos
lleva al conocimiento de lo que de verdad estamos invocando en nuestro día a día.
Además de tenerlo muy en cuenta, deberíamos aprender a nombrar solamente aquello
que refuerce nuestra expresión interna. Si nos pasamos el día cantando barbaridades
que atentan contra nuestra integridad esencial o nombrando y generando un sinfín de
pensamientos contradictorios, nos estaremos programando de la misma forma y el
resultado será la realidad caótica que muchos ya encuentran y enfrentan cada mañana
al levantarse.
Si escuchamos atentamente lo que nombramos, sabremos detectar desde dónde
creamos. Si escuchamos lo que se nombra en nuestra presencia, comprenderemos
qué mensajes se están manifestando para nosotros. Si solo cantamos o decimos lo
que nos ensalza, saldremos siempre beneficiados. Es importante entender que a
veces creemos nombrar una cosa y estamos nombrando otra. La simbología actúa
también sobre las palabras y la construcción de las frases. Muchas canciones están
construidas de forma aparentemente pacífica mientras que sus construcciones
esenciales guardan destructivos mensajes subliminales. Una vez más, todo esto
puede aplicarse también para reprogramarnos de forma saludable si damos con las
frases fuerza que pueden potenciar nuestros logros.

EL CAMINO DE LA SANACIÓN

Para terminar, deseo volver a lo que es esencialmente mi campo, en el que me


muevo más cómodamente y donde llevo más años de investigación. Me refiero a la
plástica. A través de la pintura principalmente, podemos descubrir muchas cosas de
nosotros mismos, además de traspasarlas y liberarlas para luego proyectarnos en la
forma que deseemos, como veremos en el capítulo siguiente. En el Método
Syneidesis de creación consciente investigo el poder transformador del arte
aplicado. Aunque creas no saber pintar o te hayan dicho siempre que no sirves para
eso, te ruego que recuerdes cuando eras niño. Entonces te dieron lápices de colores y
papeles y te atreviste a hacer lo que ahora te pediré, así que deja de lado a ese juez
que te repite que tú no sirves y atrévete a experimentar algo nuevo guiado por mi
propia experiencia. Esto que te pido lo puede hacer cualquier niño porque ellos
todavía no juzgan el resultado de sus actos. No importa si a tu madre la representas
como una pelota o como un simple garabato, lo importante es que te atrevas a jugar
sobre la tela o el papel para descubrirte dentro de un marco donde no sientas
peligro, donde te sientas protegido y libre.
Te recomiendo que compres el material más barato que encuentres, porque si es
muy bueno y caro sentirás más presión a la hora de expresarte y eso ahora no nos
interesa. Cuando lleves cientos de papeles pintados e improvisados, tal vez te
apetezca probar sobre una tela o sobre un papel determinado. Lo que deseo es que
busques un espacio tranquilo y respires tres veces profundamente con los ojos
cerrados, tomando el aire por la nariz y reteniéndolo unos segundos hasta soltarlo
por la boca. Siente que tienes todo el tiempo del mundo, aunque te hayas marcado tan
solo media hora diaria para hacer este ejercicio. Abre los ojos, mira la tela en
blanco y trata de no pensar. Llénala de lo que desees. Pinta, dibuja e incluso escribe
lo que te salga si quieres. Puedes empezar con lápices de colores, rotuladores o
directamente con pintura al agua, que es lo más sencillo. También puedes probar con
el collage, recortando lo que te llame la atención de alguna revista. Se trata de que
conectes con el niño que disfruta explorando lo que desde el inconsciente desea
expresarse.
Una vez más, no juzgues, no interpretes, trata de evitar el control de tus
pensamientos. Deseo que cada día pintes una obra durante media hora. Eso al menos
el primer mes. Tómatelo como un ejercicio meditativo. No importa si la obra diaria
no queda terminada desde tu exigencia. Apila los papeles y cuando pasen treinta
días, míralos uno detrás del otro y descubre que ves de ti, que te cuenta tu
espontaneidad. A partir de entonces, puedes jugar a crear obras durante más días y a
abrirte a la posibilidad de reprogramar todo aquello que ves de ti y que no te permite
ser lo que deseas. Recuerda que aunque el arte ocupa un papel de ocio y
entretenimiento cultural en nuestro mundo contemporáneol, en verdad es una
herramienta poderosa, usada por las culturas ancestrales de todo el planeta para
reprogramar su realidad. No olvides que para el inconsciente, la experiencia
artística es tan real como la vida misma, así que mientras pintas como te propongo,
estás viviendo y generando un proceso personal de auto conocimiento y crecimiento
en el que te reconoces, te exploras, te enfrentas, traspasas, eliges, sueñas, aprendes,
te recreas…
Intenta comprender desde todo tu cuerpo que lo que haces sobre el papel lo
puedes aplicar a tu vida cotidiana. Transfórmate mientras te pintas a ti mismo,
mientras pintas o pegas encima de tus desdichas aquello que las repara. Trata de
plantearte este ejercicio como un entrenamiento diario para tu día a día. Incluso si lo
deseas, puedes representar todo eso como una obra de teatro, o como una danza.
Todo lo que crezcas desde el juego, lo creces en la vida. Solo debes comprender que
existe una conexión directa entre ambas cosas. Desde ese instante, la vida empezará
a transformarse también en un juego, un juego divertido en el que sentirás que de
alguna manera, tú mismo has elegido participar. Un juego que realmente puedes
transformar si recuerdas cómo hacerlo. Esa es la razón por la que desde hace tiempo,
a mi experiencia vital la llamo EL JUEGO MÁGICO DE LA VIDA.
VIII
REPROGRAMA TU VIDA
TIENES EL PODER PARA DE ELEGIR QUIÉN ERES Y LO QUE DESEAS VIVIR

Hay muchas formas de reprogramación. El ejercicio del final del capítulo anterior
es una de ellas. Reprogramar tu vida depende de diferentes factores y aquí solo
compartiré parte de lo que mi propia investigación y aplicación me ha demostrado
que funciona. Generalmente, es en mis talleres o en consulta privada como mejor
puedo aplicar el método, porque me permite acompañar y desvelar cada caso
concreto, puesto que estandarizar una forma de acción siempre tiene sus riesgos. De
todas formas, cuando enseño en mis formaciones, lo primero que aclaro es la
importancia de que cada uno se responsabilice de su propio proceso de
reprogramación. No creo en eso de reprogramar a otros. Se que es posible, pero no
me interesa.
Alimentar al que espera ser salvado por otro es, a mi modo de ver, generar desde
la carencia y la dependencia. Es lo que se ha hecho siempre desde la mayoría de
estamentos de poder, donde en lugar de enseñar a la gente a empoderarse, se la
enseña a ser rebaño. Es por eso que hablo de procesos de reprogramación esencial.
En ellos, es uno mismo el que dirige su proceso, aunque en ocasiones o durante un
tiempo, reciba asesoramiento de algún experto que lo acompañe. Eso es un terapeuta,
un acompañante respetuoso que trata de ayudar a que el paciente recupere su salud,
esto es, su poder. Si uno no se responsabiliza de su propio proceso se vuelve un
objeto. Los objetos son usados y manipulados por sujetos. Tal vez nos interesa
entonces elegir ser sujetos de la escena, sujetos determinantes capaces de elegir que
queremos vivir y que necesitamos transformar en nosotros y en nuestras vidas.
EL PROCESO PERSONAL

Así pues, para reprogramar tu vida desde la responsabilidad, debes abrazar tu


propio proceso de autoconocimiento con todas las consecuencias. Atreverte a ver lo
que escondes de ti mismo y estar dispuesto a traspasarlo. Para eso puedes pedir
ayuda terapéutica, procurando siempre que la ayuda llegue en forma de un respetuoso
acompañamiento y no desde un poder externo que te dicte lo que debes hacer sin
implicarte verdaderamente. Es muy tentador tomar atajos para evitarte el encuentro
con tu propia sombra. Yo me dedico a ayudar a muchas personas a proyectarse y
reprogramarse en los diferentes ámbitos de su vida a través del arte, el juego y la
introspección, y puedo asegurar que, escarbar en la sombra para conocer desde
dónde se está creando realmente y poder así reprogramar con eficacia, es la parte
menos agradable para mí. Que para muchos sea difícil, no implica que la experiencia
no sea nutritiva.
Cada vez que navego en la sombra de alguien, recuerdo mi propia oscuridad y el
valor de aceptar transitar un camino con corazón con todas sus consecuencias. Si no
remueves el vaso de agua, la parte estancada en la zona más profunda jamás sale a la
superficie. Hacerla visible es hacerse consciente de ella. Una vez empezamos a
reconocer aquello que nos mueve realmente, lo que somos y creamos, podemos
intentar reprogramarnos con cierta certeza. Porque hacerlo sin conocer lo que nos
impulsa verdaderamente, es perder el tiempo y la energía, como ocurre con el que se
la pasa generando rituales para atraer dinero a su vida sin lograrlo, desconociendo
que en sus células tiene insertada una o varias creencias que determinan el dinero
como algo indigno. Muchos caen en el error de reprogramar desde lo externo sin
saber que solo en el disco duro de nuestra mente subconsciente podremos cambiar
unos programas por otros.

EL CUERPO SE HA CONVERTIDO EN LA MENTE INCONSCIENTE

El cuerpo se ha terminado convirtiendo en la mente inconsciente, no solo


somatizando todo lo que no hemos digerido correctamente, sino también generando
los químicos y conexiones neuronales que faciliten seguir creando y percibiendo
como percibimos. Eso significa que, solo cambiando nosotros desde dentro,
podremos transformar lo que se refleja fuera, en nuestro mundo, o al menos la
percepción que tenemos de él. Hablamos del subconsciente y muchas veces nos
cuesta ubicarlo. Es más comprensible llamarle mente biológica o, como la llamaron
en los años cincuenta al descubrirla, mente reactiva. Al final estamos hablando de la
mente de emergencia que sostiene nuestra biología, una mente que actúa para que
todo en nuestro organismo funcione mientras apenas recordamos que todo eso está
sucediendo.
Nuestro cuerpo es como un poderosísimo ordenador personal que puede
programarse. La mente biológica tiene un potentísimo disco duro lleno de creencias
que ha ido integrando según su forma de percibir y procesar la vida, creencias que
cada célula ha ido asimilando como propias. El caso es que esta mente percibe
desde lo emocional y está muy ligada al hemisferio derecho, por lo que un juego o
una metáfora los interpreta como reales. Por eso la única forma de reprogramar
creencias es acceder a ese disco duro y convencer emocionalmente al cuerpo de que
lo que nos enfrenta interiormente se resuelve. Para eso se usa el arte, algo que hace
la publicidad a la hora de vendernos un producto. El arte es el idioma de lo
inconsciente, por lo que solo necesitamos vendernos a nosotros mismos, de forma
metafórica, aquello que deseamos que nuestra mente biológica nos “compre” como
creencia.
Eso nos da una pista. No tiene sentido reprogramar algo externo si antes no nos
reprogramamos nosotros mismos. La primera propuesta es que atendamos entonces a
nuestro personaje, ese que representamos cada día, producto de los deseos de
nuestros padres y de los que nos rodean. Es importante que comprendamos para qué
lo hemos creado como es. Dibujarlo, aunque sea de forma esquemática y anotar sus
virtudes y defectos desde el juicio que emitimos sobre él. Ver su relación familiar y
social, personal y laboral. Comprender para qué se manifiesta de la forma en que lo
hace y conectar con nuestro corazón para dibujar en otra hoja al personaje que
nuestra esencia nos pide representar. Probablemente será muy parecido física y
esencialmente al que ya somos, porque estamos diseñados para cumplir a la
perfección con la misión que todos traemos, pero variarán algunos matices que nos
convertirán en triunfadores de esa misión interna.
Me parece importante señalar que cuando uno escarba en la verdad de su corazón
con la idea de reprogramar su vida, puede encontrarse con la sorpresa de que
aquello que desea transformar es parte de lo que el alma desea experimentar. Aquí
es importante el ejercicio de aceptación. Me refiero, por ejemplo, a cuando alguien
que padece una enfermedad descubre que es su propio ser esencial el que vino a
vivir aquella experiencia sin intención alguna de generar una sanación. Conozco
casos de gente que al tomar consciencia sobre el origen de una enfermedad se han
curado. Otros han necesitado traspasarla hasta sanarse, pero algunos simplemente
descubren que es la forma en la que su alma elige vivir. No tiene sentido ir en contra
d e nuestra esencia y es muy necesario comprenderla para abrazar la verdadera
felicidad. Cada caso es diferente y cada vida es un campo único de experiencia.

RECREARNOS A TRAVÉS DEL JUEGO

Volvamos a la transformación del personaje. Nuestro nuevo personaje debe partir


entonces del que ya interpretamos actualmente, pero ha de representar la posibilidad
de alguien capaz de realizar todos nuestros sueños, y no me refiero a los sueños
egocéntricos que alimentan nuestra neurosis, sino a los sueños internos, los que dan
vida a tu corazón y sin los cuales tu misión en la vida no tiene sentido y te sientes
vacío. Es muy importante comprender esto. Te pido que visualices cada día al
personaje que creíste ser hasta ahora, ese con el que te identificaste tantos años, y
también deseo que imagines cómo es el que eliges ser a partir de ahora. Necesito que
cada día hagas el ejercicio de verlos a ambos hasta que comprendas que los dos
están en ti y que solo puedes ser el segundo si antes comprendes que el primero te
llevó hasta esta posibilidad. Debes honrarlo, amarlo y agradecerle el regalo de
haberte traído hasta dónde estás ahora y poco a poco, imaginar que te transformas en
ese nuevo ser que vibra tanto con cada uno de tus latidos. Ese es un verdadero acto
de reprogramación, que ganará en profundidad en función de lo que elijas jugarlo.
El antropólogo Juan Núñez del Prado cuenta que en Perú, los Q’ eros suben a la
montaña sagrada a pedir a sus dioses que se cumplan sus deseos. Una vez lo hacen,
dan las gracias y permanecen tres días allí, jugando con piedras, con ramas, con todo
lo que encuentran, interpretando la realización de su deseo. Experimentan a través
del juego, cómo sería vivir el deseo ya realizado, conectando con la alegría y la
emoción para sentir si realmente es aquello lo que su alma quiere manifestar, para
vivir dentro de ellos lo que después se manifestará fuera. Hoy en día he tenido la
fortuna de recibir parte del conocimiento sobre la cosmovisión andina que los
sacerdotes Q’ eros están comprartiendo en la actualidad. La amistad con algunos de
ellos y el haber sido iniciado como sacerdote Pampa Missayuq me ha permitido
profundizar y confirmar que las culturas iniciáticas del planeta que no han sido
maleadas, todavía entienden la dualidad como dos aspectos de algo unido. Culturas
que usan el arte desde lo más sagrado para, de forma simbólica, reprogramar su
cuerpo, su mente biológica, de acuerdo a lo que su alma desea. La clave está en lo
ritual y lo más gracioso es que, si observamos nuestro día a día, éste está plagado de
ellos. La otra gran clave es la repetición. Nuestra mente biológica se abre ante el
ritual emocional y ante lo que integra como habitual, lo que normaliza gracias a la
repetición constante.
SIMBOLOGÍA Y POSIBILIDADES DE REPROGRAMACIÓN

La reprogramación tiene otras muchas vías. Podemos usar la simbología para


reprogramar actos diarios. Por ejemplo, el agua es un elemento emocional que
limpia, por lo que si cada vez que nos duchamos, nos lavamos o bebemos agua,
imaginamos que nuestras emociones estancadas y toda negatividad que hayamos
absorbido fluye y se limpia, es fácil que con el pasar de los días esa nueva orden
quede memorizada por nuestra mente inconsciente, que se programa fácilmente
mediante la repetición. En numerosas culturas se habla de los 21 o los 40 días, como
el tiempo que necesita el subconsciente para aceptar una nueva creencia a través del
hábito. Además de los pequeños rituales diarios a los que podemos dar un nuevo
significado, podemos jugar a reprogramarnos a través de frases o imágenes fuerza.
Podemos repetir frases con emoción o crear pinturas o un collage sobre aquello que
deseamos transformar. En las imágenes debe aparecer manifestado aquello que
deseamos, para que al verlo, la mente biológica crea que es real, que lo hemos
logrado o al menos, lo estamos haciendo. Las imágenes y frases fuerza deben
ayudarnos a definir y ordenar nuestras ideas para podernos proyectar con mayor
claridad.
También existen imágenes que reprograman a través de los patrones que
representan. Mirar cada día una Flor de la vida puede ser el mejor acto de
reprogramación que existe. Hay muchas imágenes, provenientes de la geometría
sagrada o de la simbología, que por sí mismas recuerdan a nuestro ser esencial
muchas cosas. Lo importante es saber qué nos beneficia en nuestro estado actual y
que nos perjudica. No todos somos iguales ni estamos pasando la misma experiencia
de vida. Durante unos años, meditaba con los ojos abiertos ante una Flor de la vida.
La miraba fijamente tratando de abrirme a toda la información que contiene. Obtuve
resultados maravillosos difíciles de explicar en unas líneas. Recomiendo decorar la
casa con alguna imagen de este tipo, para que su presencia vaya empapando nuestro
día a día. El inconsciente se queda con todo, a pesar de que nosotros no tengamos
conciencia de ello.
Imagen de la Flor de la vida

FRASES FUERZA

Una frase fuerza es una forma poderosa de invocación. Debemos creer en lo que
nombramos, ponerle verdadera emoción, o no funcionará. Tampoco se trata de
repetirla cada día cien veces. Cuando repito cien veces a alguien que haga algo, es
porque no confío en que lo hará. Nuestro ordenador personal se apaga cada noche al
dormir y se enciende cuando despertamos, por lo que puedes repetir tu frase una o
dos veces al día. Los mejores momentos son siempre cuando te despiertas o cuando
vas a dormir. Al construir una frase fuerza, debes procurar evitar el nombrar en
negativo y definir muy bien lo que estás ordenando para no llevarte sorpresas
desagradables. Si dices que necesitas trabajo, estás pidiendo esclavitud a cambio de
dinero. Si manifiestas que tienes todo lo que precisas para vivir como deseas, atraes
directamente lo que te hace feliz de la forma que sea. Es solo un pequeño ejemplo
que pude tener muchos matices, pero creo que la idea de lo que trato de transmitirte
queda bastante clara.
Cuando se hace incapié en que las frases sean en positivo, no es poque lo negativo
sea malo. Lo que ocurre es que estamos acostumbrados a nombrar lo que no
deseamos en lugar de lo que sí. Frases como “no quiero pobreza” no nos ayudan. Por
un lado, porque focalizamos la atención en lo que no deseamos y la atención es lo
que crea. Por otro lado, porque el NO activa al igual que el SI. Prueba de cerrar los
ojos y no pensar en un gato negro. No podrás evitarlo. Observa a un niño de dos
años y dile que no toque algo. Comprobarás que la mano va de forma automática a
ese algo.
Otra cosa importante para las frases fuerza es decirlas en presente “gozo de una
salud perfecta” e incluso, en algún caso, personalizarlas como “yo soy prosperidad
económica”. Por último, la frase debe definir a la perfección aquello que deseamos,
porque a veces dice todo lo contrario. Me refiero a la mujer que desea encontrar a un
hombre y dice “deseo encontrar pareja”, atrayendo a dos personas en lugar de una, o
cuando alquien desea prosperidad y no especifica más. Entonces, si en ese momento
su cuerpo vibraba miedo a la pobreza, atrae prosperidad en esa dirección. Está lleno
de gente prosperando en su desgracia o su infortunio. Lo fundamental aquí es lo que
se nombra y el estado vibratorio en el que estamos al hacerlo, algo directamente
relacionado con nuestro estado emocional.
Para terminar con las frases fuerza, recordemos que lo que crea es el sonido, la
vibración al invocar. Aunque suene a fantasía, la energía y la materia se movilizan y
transforman con el sonido, algo que resaltan los mitos de numerosas tradiciones
ancestrales del planeta. Además, es conveniente recordar que las lenguas actuales no
vibran lo que nombran, un hecho que nos dificulta crear. Si lo pensamos por un
momento, no tenemos idea de lo que vibran nuestras palabras más allá de lo que
creemos que definen. Es por eso que la mayoría de rituales poderosos en el campo
de las ciencias esotéricas se acostumbran a realizar invocando en lenguas antiguas.
Ocurre algo parecido con los mantras, que se cantan en sánscrito o gurmukhi. Cada
cultura invoca en su lengua y la mayoría de ellas han protegido sus tradiciones. Me
refiero a las culturas que han logrado sobrevivir a la globalización, esas que todavía
guardan el verdadero significado y sentido de lo que hacen y nombran. Culturas
como los Q’ eros invocan en quechua y yo me pregunto por qué los españoles no lo
hacemos en euskera, la lengua más antigua de Europa y la misma que un día fue
probablemente el íbero. Lo que si propongo, es empezar a integrar palabras y
mantras de culturas antiguas que resuenen con nosotros a nuestro vocabulario
cotidiano, sobretodo aquellas que vibren y nombren justamente lo que nos conviene
para crear nuestra realidad desde el corazón.
PENSAMIENTO POSITIVO

El doctor Escudero ha operado durante años en quirófano sin anestesia química,


solo apoyándose en el poder de la mente, induciendo a sus pacientes para enseñarles
a traspasar los programas de dolor. Tuve la suerte de compartir con él un fin de
semana y darme cuenta de la fe que tiene este brillante cirujano y mentalista en sí
mismo. La BBC hizo en su momento varios reportajes sobre su forma de operar, bajo
examen de un equipo formado por cuatro médicos ingleses que pudieron corroborar
dentro del mismo quirófano, que allí no había truco alguno. El doctor Escudero me
dijo en una entrevista privada que era fundamental evitar hablar en negativo, algo
que ya conocía, pero que jamás había oído de alguien capaz de aplicar la metafísica
a la vida cotidiana de forma tan contundente y oficial. Ver los vídeos de sus
pacientes riendo en el quirófano mientras su bisturí hurgaba en el estómago abierto
de una mujer o en la rodilla de un paciente fue algo sobrecogedor.
Es importante para mí, rescatar lo expuesto anteriormente, cuando he hablado en
el apartado de las frases fuerza sobre la negación. Recordarás que allí decíamos
aquello de que, si yo te pido que no pienses en un gato negro, indudablemente tu
mente no podrá evitar hacerlo. Si yo digo que a partir de ahora no soy desgraciado,
la mente no registra el no, tan solo lo procesa como una señal de alerta. El mensaje
para ella entonces será: A partir de ahora soy desgraciado. Es por eso que aprendí
de este eminente valenciano, a buscar la forma positiva de nombrar cualquier
negación. Me di cuenta de que los animales y los bebés expresan su dolor, su
sufrimiento, su tristeza o drenan su tensión mediante el sonido, mediante el llanto, lo
que les permite admitir lo que ocurre y drenarlo sin crear alguna forma proyectiva a
través del pensamiento. En cambio, los adultos expresamos verbalmente lo que nos
pasa, normalmente de forma negativa, dando poder absoluto a lo que estamos
manifestando. Creemos que la causa de nuestro sufrimiento llegó antes de ser
expresado por nosotros, sin saber que debimos ordenar de alguna forma inconsciente
y en algún momento del pasado la manifestación de lo que ahora recibimos. Al
sufrirlo lo confirmamos con nuestra palabra, dándole poder e insertándolo en nuestro
programa interno.
El doctor Escudero está convencido de que el dolor es un programa heredado y
que los animales lo gestionan de otra manera, a pesar de que proyectemos sobre
ellos nuestra especial forma de padecerlo. Incluso ha llegado a operar sin anestesia a
un perro, abriéndole el vientre sin que este se quejara en ningún momento. Esto está
documentado. Es importante tratar de evitar reforzar con nuestras afirmaciones la
contundencia de lo que nos agrede. Así pues, cuando me duele la pierna no digo que
me duele la pierna. Tampoco cometo el típico error de muchas de las corrientes new
age, que niegan la sombra tratando de no manifestarla. Si digo que mi pierna está
perfecta mientras siento el dolor punzante en ella, la frase genera en mí una
contradicción evidente. Eso fue lo que me llevó a cuestionar la metafísica que tantos
años estudié. Repetir frases como un loro no me servía de mucho. Fue mas tarde, con
el paso de los años, cuando comprendí que realmente, sentir la frase significaba
mucho más que algo emocional. La información de la frase debía llegar a todas las
células y rincones del cuerpo.
Es muy típico, en la sociedad actual, manifestar que todo está bien ante la mirada
del otro. Nos hemos acostumbrado tanto a fingir, a esconder nuestras emociones por
miedo al juicio externo, que hemos terminado por mentirnos a nosotros mismos. A
veces tenemos tanto miedo a algo, que creemos que con negarlo diciendo que no
pasa nada, todo se resuelve. Lo interesante entonces es observar al cuerpo. Ante el
miedo a un problema, nuestro cuerpo refleja a través de su postura nuestro temor y
nerviosismo, por mucho que nuestra mente trate de creer lo contrario. Eso es parte
del autoengaño que debemos evitar. Simplemente, cuando me duele la pierna debo
admitirlo y en lugar de quejarme nombrando algo que me impida resolver el
conflicto a mi favor, lo que hago es gritar, patalear, expresar y como mucho, nombrar
q u e necesito que mi pierna refleje salud y bienestar. Nombro mi necesidad.
Simplemente eso, pero siempre la nombro en positivo.

EL AUTOENGAÑO

Otro tema con la reprogramación es el de caer en la trampa de la sugestión mental.


La sugestión funciona muy bien pero debemos asegurarnos de su efectividad real.
Muchas veces creemos algo mentalmente, algo que no trasladamos al corazón y a
cada una de nuestras células. Hasta que todo el cuerpo no crea en lo que
manifestamos, la reprogramación no será válida. A veces, ese acto de fe es más fácil
depositarlo fuera, en un poderoso gurú, médico o experto, con el consiguiente
problema de que volvemos a ceder el poder de nuestras propias transformaciones.
Recuerda: que lo haga otro por mí en lugar de acompañarme en mi proceso genera
dependencias. Un truco interesante para estar alerta ante esa construcción y que a mí
me ha funcionado bien, es imaginar que todo aquel que me ayuda en mi camino es
también una creación mía, a partir de la cual yo me sano desde afuera. Se trata
entonces de generar desde uno mismo señales, consejeros y sabios acompañantes.
Tras cada encuentro, lo primero que hago es consultar a mi corazón antes de decidir
algo. Así el poder de mi vida siempre es mío, agradeciendo siempre con profunda
admiración todo lo que externamente me acompaña y ayuda.
Es cierto que teóricamente todo puede reprogramarse, remitiéndome a la frase de
Jesús que encontramos al principio de este libro. Me refiero a la que dice aquello de
que lo que te envenena no es lo que entra por tu boca sino lo que sale de ella. De
todas formas, una cosa es la teoría y otra muy distinta lo que realmente somos
capaces de hacer en el aquí y el ahora. Recuerda que lo que entra por tu boca, salió
antes de ella, pues todo lo que recibes nació antes desde ti al ser expresado. Muchos
están aprendiendo a aplicar su imaginación para reprogramar sus vidas sin atender a
la sombra que esconden. Me he encontrado casos de personas manejando cierto
poder, creyendo que están reprogramado en sus vidas aspectos que ante mí se
reflejan poco claros. El problema de no ver la sombra es el posible autoengaño.
Muchas veces creemos en algo de forma mental pero no lo asimilamos de forma
emocional y sobre todo, no lo asimilan nuestras células. Acuérdate sobre aquello de
que el cuerpo se ha convertido en tu mente inconsciente. Es interesante observar
siempre si lo que creemos estar creando se refleja de forma coherente sobre nuestros
cuerpos y en nuestras vidas. Esa es la prueba que jamás engaña. Si yo digo que
comer comida procesada no me afecta, y encima lo digo en negativo, pero mi cuerpo
refleja síntomas de colapso y enfermedad, algo me está avisando que de la idea a la
manifestación hay un vacío. Lo mismo pasa cuando digo que soy delgado y no dejo
de engordar. Algo sucede a niveles internos que no manifiestan lo que creo
manifestar.
Eso ocurre también con cualquier sistema de creencias, sobre todo con los más
novedosos, que deben luchar contra órdenes milenarias heredadas tras siglos y siglos
de oscurantismo. Ordenes y programas profundamente anclados en nuestra memoria
colectiva. Solo la fe es capaz de mover montañas tan grandes, pero debe ser fe real y
no solo superficial. Me parece interesante nombrar el curioso caso del conocido
Curso de Milagros, un libro canalizado en el que se usa el idioma religioso que tanto
nos ha limitado, en este caso para generarnos expansión, salud y abundancia. Es un
hábil caso de reprogramación que genera el favor de antiguas construcciones
mentales ancladas en nuestra memoria colectiva, reprogramando su significado
original con gran resultado, siempre y cuando uno no vuelva a caer en absurdos
fanatismos.
Propongo pues, jugar a reprogramarnos procurando no perder de vista a esa parte
inconsciente que siempre estará reflejando la verdad de lo que ocurre en nuestro
disco duro, que nos estará avisando a través de nuestro cuerpo y nuestra vida si
realmente estamos siendo reprogramados como creemos. He visto cosas asombrosas
al respecto en ambas direcciones. Tener poder no significa lograrlo siempre.
Trataron de confundirnos mucho con eso de infravalorar al que necesita creer para
ver. En realidad es importante verlo. Todo iniciado hace eso, tratar de ver lo que se
manifiesta. Saber leerlo más allá de la apariencia de la escena. El hecho de no verlo,
de no poder leerlo, puede confundirnos mucho. A veces la mente no quiere ver, el
ego no desea reconocer aquello que la evidencia muestra. Si lo hiciera debería bajar
a tierra, caer del pedestal y volver de nuevo al mundo humano. Tenemos un gran
potencial pero no basta con soñarlo. Con visualizarlo en otras dimensiones.
Necesitamos manifestarlo en el día a día. Allí es donde ocurre nuestra vida ahora.

IMÁGENES FUERZA

Para apoyar cualquier intento de reprogramación es muy útil también usar


imágenes fuerza, es decir, pinturas, collages o fotos que resuman la esencia de lo que
deseamos que sea nuestra vida. Es una forma de definirnos, de evitar la dispersión.
Recuerda, cuando deseo una mesa de madera y lo tengo claro, voy y la compro. Si no
la encuentro, sigo buscando hasta que la hallo. El problema está en no estar seguros
de lo que deseamos. Entonces podemos volver de la tienda con cien mil cosas menos
con esa mesa de madera que deseamos. En la vida ocurre lo mismo. No podemos
reprogramarnos si no tenemos claro y definido lo que deseamos manifestar y les
aseguro que esa es una de las partes aparentemente más difíciles porque poca gente
sabe realmente lo que quiere. Es más fácil conocer lo que no queremos.
Bajo muchos deseos hay también mucha sombra. En consulta privada, trato de que
mis clientes definan lo que desean que sea su vida para sentirse felices y pocos lo
logran la primera vez. Cuando lo consiguen, es fácil desgranar si eso es realmente lo
que desean o solo una reacción a lo que les oprime. Por ejemplo, una mujer creía
desear un trabajo que le pudiera dar el dinero suficiente para viajar, sin saber que lo
q u e deseaba era sentirse libre por un tema familiar. Buscando la libertad
representada en un viaje que la apartaba de sus problemas de forma temporal, se
atrapaba a los condicionantes de un trabajo en forma de esclavitud, dependiendo de
un dinero que le permitiera ser libre. Al conectar con la necesidad real, la solución
que encontramos fue generar una vida desde ese espacio de libertad, viajara o no,
tuviera trabajo o no, generara dinero o no. El camino de la creación consciente tiene
muchas trampas porque es un camino de autoconocimiento poderoso, compatible con
cualquier forma de crecimiento personal. Todas esas trampas hacen más
emocionante el juego, porque crear es jugar y quien juega solo puede divertirse.
Jugar etimológicamente significa hacer algo con alegría.
Se pueden reprogramar muchas cosas en la vida, pero lo fundamental para mí es
hacerlo con la conciencia de lograr ser cada vez más auténticos, más libres, más
autosuficientes e independientes. Este es el camino, una vez más, de la creación
consciente y las imágenes fuerza pueden ayudarnos. Yo tengo en casa un altar con
mis dos o tres imágenes, esas que miro antes de acostarme o al levantarme. Al
hacerlo veo realizado aquello que deseo vivir. Pocas veces ha dejado de cumplirse.
Pondré unos ejemplos:

a) Imagen de la casa que deseas:


Recuerdo que deseaba vivir en una casa ideal. La imaginé y logré representarla
mediante un collage, uniendo imágenes de diferentes casas, interiores y exteriores,
que fui encontrando en revistas de decoración. Colgué la imagen fuerza en mi altar.
Es algo que recomiendo. Tener un altar en casa que nos represente es muy poderoso.
Allí se pueden dejar las imágenes de poder y uno mismo se va reprogramando. En
este caso, miraba cada día y cada noche, antes de ir a dormir, la imagen ideal de la
casa de mis sueños. Con los años conseguí vivir en una casa que tenía todo aquello
que representé. Algo similar me ocurrió con los diferentes talleres en los que he
pintado, ya sea en Barcelona como en Berlín. Recuerdo una vez en la que mi mujer y
yo nos pusimos a diseñar el plano interior de la casa que deseábamos para una nueva
etapa. Unos días después, apareció de la nada una casa en alquiler a través de un
conocido. Cuando fuimos a visitarla nos dimos cuenta que tenía la misma
disposición que reflejaba nuestro dibujo.

b) Imagen de mi divinidad encarnada:


Aconsejo a mucha gente que pide mi ayuda, que represente una imagen fuerza de
ellos mismos como el dios o diosa que son en la Tierra. Me refiero a una imagen
simbólica que les devuelva todo el poder que ellos no creen tener, todo el valor. Se
trata de una imagen que una el Cielo, la Tierra y el linaje de sangre con nosotros
mismos. Que todo lo representado sume a nuestro favor y no en nuestra contra. Lo
primero que necesitamos es una imagen divina de nosotros mismos, pero no flotando
en otra dimensión sino con los piés sobre la Tierra. Deben salir profundas raíces de
nuestros pies, raíces rojas formadas por la sangre de nuestros ancestros. Esto es muy
importante. Arriba, a derecha e izquierda, representar a nuestros padres y la sangre
que nos da la vida biológica cayendo sobre nosotros como un néctar divino. Encima
de ellos todos los ancestros de los que nos llega la sangre que nos permite estar
vivos. Más arriba, el sol y el universo con todas sus bendiciones.
Lo interesante es que la imagen que nos representa lo pone todo a nuestro favor, la
Tierra nos sostiene firmes, lo divino nos inspira y el linaje nos acompaña a
realizarnos como dioses o diosas sobre la Tierra. El subconsciente comprende que
no hay padre, madre, ancestro, creencia, divinidad o profundidad que nos impida
expresar nuestra divinidad sobre el planeta. De hecho, todas esas fuerzas lo hacen
posible, son una con nosotros. Es una de las imágenes más potentes que he creado
para mí. Me acompaña siempre. Esta nunca se quita del altar. A lo sumo, se va
modificando con el pasar de los años. Te recomiendo que pruebes a ver como te
sientes. Puedes usar un collage e incluso poner tu cara a un dios griego si lo deseas.
A las mujeres les recomiendo que la sangre salga de su sexo hasta llegar a formar
sus raíces, ya que ellas pueden dar a luz y están muy unidad a la Tierra a través del
útero sagrado que les permite dar vida.

c) Imágenes en las que creemos:


A veces alguien puede ser devoto de un santo, una virgen o de Cristo y desea
poner su imagen en el altar o llevarla encima para que lo proteja o lo ayude. Yo soy
de aprovechar aquello en lo que el cliente cree, porque si cree en ello tiene mucha
fuerza en su psiquismo. El problema de algunas de estas imágenes o arquetipos es
que contienen una carga negativa que podemos absorver si no la reprogramamos. Me
refiero a que las vírgenes son diosas castradas por la Iglesia, por lo que si es un
modelo para ti y eres mujer, te recomiendo desnudarla con todo el respeto. Al fin y
al cabo, no existe pecado que te impida hacer sagrado todo tu cuerpo, empezando
por el lugar que te permite dar y criar vida.
En el caso de Cristo, por ejemplo, recuerdo que tuve un cliente que se llamaba
Jesús. Adoraba a Cristo y llevaba una fotografía suya en la cartera. Era un Cristo
crucificado y su vida parecía una verdadera crucifixión simbólica. No lograba tener
mujer o hijos, su vida esa un contínuo sufrimiento y encima, trataba de ser bueno y
jamás ponía límites ante el abuso y la agresión de los demás. Tras una profunda toma
de conciencia, le receté algunos rituales relacionados con reparar lo que nos mostró
su sombra. Además le propuse cambiar la imagen por la de un Cristo del corazón. Al
mes y medio empezó a cambiar su vida y su percepción de la misma. Parece algo
superficial pero te garantizo que funciona. Puedes incluso reprogramar tu partida de
nacimiento, tu documento nacional de identidad o ese certificado médico que dice
que eres inútil o que tienes tal efermedad.

d) Imágenes que reprograman algo ya creado


Aprovechando lo que he nombrado al final del apartado c, te voy a contar que hice
con un certificado médico que me hicieron de niño donde decía que yo no valía para
no se cuantas cosas, algo que me marcó para siempre. Lo tomé hace unos años y
escribí encima lo que me dio la gana. Luego lo colgué en el altar unos meses. Toda
mi percepción de ese hecho traumático cambió. Para mi subconsciente, ese era el
documento real pero ahora ponía lo que me convenía a mí. Se podría haber hecho
con una fotocopia a color. Al fin y al cabo, el subconsciente ve la firma del doctor.
Eso basta.

e) Imágenes de refuerzo para traspasar traumas:


Esto es algo que requiere mucha conciencia porque puede actuar como arma de
doble filo. Podemos crear imágenes para sustituir recuerdos de un hecho traumático.
Lo que ocurre es que recomiendo hacer esto solamente si se ha trabajado la parte
emocional del hecho acontecido. En ese caso, puede servirnos crear una imagen que
nos ayude a traspasar el recuerdo. Es obvio que por mucho que yo trabaje mis
emociones en terapia, la imagen de aquel hecho llevará a mi subconsciente a
revivirlo de nuevo sin fin. Es para eso que creamos la imagen, una imagen amable de
lo que ocurrió, como si pudiéramos ver la luz de ese hecho en lugar de la sombría
realidad que recibimos. Se puede empezar visualizando y pasarla a papel. Como
digo, se trata de reforzar la gestión terapéutica y jamás de generar un autoengaño. Al
que si engañaremos es al subconsciente, con el fin de que deje de reproducir el
trauma en nuestra mente.

f) Imágenes múltiples de reprogramación vital:


Puedes representar tu vida como un comic, fotograma a fotograma. Puede ser un
resumen por etapas. Cuando llegues a la actualidad, sigues representando lo que
deseas que pase, también en viñetas, como si fuera una película de toda tu vida. De
hecho, lo será si así lo deseas. Cuando tu subconsciente vea la imagen, entenderá
que, si todo lo que aparece hasta lo que es tu presente fue real, no tiene por que no
serlo todo lo que continua. Para su lógica, todo es uno. Te recomiendo que dejes el
final bien abierto, no vaya a ser que tu subconsciente entienda que cuando se termina
es cuando debes morir. Por lo demás, es este un poderosísimo trabajo de imagen
fuerza múltiple. He dado talleres solo de esto. Cuando pintamos o dibujamos,
estamos poniendo toda nuestra atención y energía desde ambos hemisferios. El tema
de las imágenes fuerza da para mucho. Deseo que lo intentes y te beneficies de todo
ello.

ARTE RITUAL

Sabemos que nuestras enfermedades proceden de nuestros conflictos emocionales,


pero esa es la punta del iceberg. En realidad es el cuerpo el que somatiza el
conflicto cuando lo siente, por eso son las emociones las que informan al organismo
de que hay algo que lucha en nuestro interior y que debe ser sanado. Esa es la cara
oculta de la enfermedad. Ahora bien, hay otros centros actuando, el mental por
ejemplo, o el visceral. Existen muchos posibles focos de conflicto y cuando bajan al
cuerpo podemos descubrirlos. De todas formas, el cuerpo es el que recibe las
consecuencias de lo que nuestra parte mental, emocional y visceral están generando
entre ellas, algo que veremos en profundidad en el penúltimo capítulo de este libro.
Muchas veces, nuestra mente piensa una cosa mientras sentímos otra y deseamos
otra. Esa es la mejor forma de vivir siempre en conflicto. Así no hay quien se
armonice. Además, hemos heredado en nuestro psiquismo esa absurda lucha dual
entre el bien y el mal, fruto de un juicio neurótico alimentado por creencias que se
encargan de separar lo que debería actuar unido y diferenciado, como en el caso de
la polaridad masculina y femenina o de los hemisferios cerebrales. Todo ese
enfrentamiento nos genera conflicto interno, evidentemente. A todo esto, debemos
sumar otro foco de tensión en nuestra existencia, nuestro miedo al vacío, por no
hablar del conflicto de individualización y pertenencia. Por último, tenemos un tira y
afloja, siempre interno, por supuesto, entre la parte de nosotros que desea crecer y la
que no. Me refiero a lo que ya vimos en capítulos posteriores respecto a los mapas
iniciáticos. Hay una parte de nosotros que no desea avanzar y lucha contra la que si
desea expandirse. En psicoterapia se las llama ego y esencia. Sea como fuere, somos
una fuente de conflictos internos que el cuerpo acaba manifestando.
La única forma de llegar al disco duro de la mente biológica para reprogramar el
caos que nos enfrenta dentro de nosotros es el arte. La razón ya la hemos mencionado
en este libro: el arte es el lenguaje de lo inconsciente y el de los universos
emocionales. Los que manejan la publicidad reprograman nuestras creencias de esta
manera. Logran inculcarnos creencias favorables a sus intereses gracias a la
construcción artística. Lo hacen provocando en nosotros una abertura emocional que
permita digerir un mensaje metafórico determinado.so es y hace un anuncio. Por eso
el ritual es la base mágica de todas las culturas ancestrales del planeta. No es
folclore, no son unos salvajes ignorantes con plumas haciendo el ganso, todo lo
contrario, son culturas que todavía reconocen nuestro hemisferio derecho y la forma
en la que nos reprogramamos.
Si escarbamos en el conocimiento iniciático de las culturas primigenias de todo el
planeta, encontramos que en todas ellas, la forma en la que llegan al inconsciente
para desprogramarlo o convencerlo de lo que les interesa es a través del uso del arte
aplicado a través del ritual. Lo hacen generando una vivencia ilusoria que transforme
la percepción de su realidad para provocar un cambio en la vida del que participa
del acto. Desde lo ritual se unen ambos hemisferios, de manera que lo mágico se
mueva en beneficio de un fin concreto. Actos metafóricos que tratan de impactar a la
mente, al mismo tiempo que procuran impresionar a nuestra parte emocional, activar
el deseo y el poder de nuestras vísceras y generar sobre el cuerpo, la experiencia
que lo convenza de que todo aquello que está ocurriendo es real, que algo ha
cambiado. Recordemos que para la mente biológica, si lo siente, si lo vive, es tan
real un acto metafórico como cualquier escena de la vida cotidiana.
Muchas veces se usa la repetición mientras suenan los cantos, mientras se danza
toda la noche alrededor del fuego buscando la catarsis para generar la abertura que
permita transformar la creencia. Están presentes los colores, las voces, ruidos
misteriosos e invocaciones, músicas, tambores, máscaras y escenificaciones, velas y
elementos simbólicos, esculturas, pinturas, la presencia de los cuatro elementos, etc.
Lo importante es que la parte inconsciente del sujeto sea convencida de lo
representado, que sienta que resuelve aquello que le genera conflicto, algo que
transformará la creencia que lo esté destruyendo en otra que lo beneficie. Debe
sentirlo como algo real, experimentarlo con el cuerpo, ese gran denostado por
numerosas corrientes de corte espiritual que creen que nuestro cuerpo es el enemigo
de la evolución. Una visión separada de la realidad que ha generado la creencia de
que el cuerpo nos aparta de lo espiritual, de ser nosotros mismos. Ya hemos visto en
este libro que, precisamente es el cuerpo, símbolo alquímico del grial, el que nos lo
permite en el universo material. Es por eso que se impresiona al cuerpo a través de
los sentidos y una vez más, es a través del uso sagrado del arte como logramos
reprogramar al cuerpo con el fin de transformarlo en el vehículo que necesita nuestra
esencia para bajar su propio cielo a la Tierra.
Recordar una vez más que ya vivimos desde lo ritual sin tener conciencia de ello.
Participamos en rituales sociales y religiosos todo el tiempo, rituales cotidianos que
van desde la forma en la que nos lavamos los dientes hasta la manera que tenemos de
hacer las pequeñas cosas que visten nuestro día a día. Representamos personajes,
arquetipos heredados de mitos y cuentos que nos llevan a crear una realidad muy
alejada de lo que nuestro corazón anhela vivir. Somos tan poco conscientes de ello,
que creemos en la mala suerte, en que los demás nos hacen la vida imposible, en que
n o podemos cambiar lo que nos impide ser felices o en que nos debemos a lo
superior, como si fueramos los meros servidores de un gran plan en el que pintamos
bien poco. Y es aquí donde la herencia sagrada del ritual entra en escena para
devolverte el poder, porque solo tienes que aprender a ritualizar para resolver en ti
aquello que te impide ser tú mismo, tu misma. El simple hecho de hacerlo te llevará
a tomar tu condición de sacerdote o sacerdotisa, de dios o diosa. No necesitas
intermediarios entre lo divino y tú porque eres parte de lo divino.
En definitiva, el ritual habla a nuestro inconsciente, le cuenta cosas, le da
mensajes, le proporciona vivencias que nos transforman por dentro. Es exactamente
igual a lo que nos ocurre ante un sueño racionalmente inconexo e incomprensible.
Solo podemos comprender el ritual desde lo simbólico, puesto que va dirigido a
nuestro hemisferio derecho, allí desde donde la mente inconsciente comprende como
posible lo imposible. Allí donde todo está unido y donde podemos reunir y alinear
en nosotros lo divino, lo sistémico y la Tierra que nos sustenta. Tal vez aquí, en la
realidad, creas ser poca cosa, pero en los mundos mágicos puedes ser lo que desees.
En lugar de separar ambos mundos, te propongo unirlos para que lo que allí elijas
ser, lo creas y crees aquí. Este es el poder de la imaginación. Si no la usas desde esa
conciencia, te quedas atrapado a la fantasía.
Para el chamán, los rituales son formas de aplicación artística generadas para
reprogramar nuestro psiquismo. Para ello precisa de la apertura emocional, lo que
permitirá que la herramienta artística pueda ser focalizada en la vivencia de una
experiencia que los sentidos asimilarán como real. Esto es lo que abrirá la
posibilidad de desinstalar o anclar programas específicos al cuerpo y bajarlos a
Tierra, haciéndolos realidad en nuestra vida cotidiana. Una vez más, este era el
verdadero sentido sagrado del arte en la antigüedad, una herramienta para generar
realidad propia, para alterar el rumbo de lo que parecía inevitable, para afectar
sobre el sueño que para la mayoría de los chamanes, sacerdotes o brujos, llámenles
como deseen, representa nuestra realidad cotidiana.
Me parece tan importante el arte ritual y la forma de auto gestionarse a partir de su
práctica, que dedico los últimos capítulos de este libro a los marcos de protección y
a la gestión con arte ritual en la práctica cotidiana. Esa es una de las grandes
aportaciones del Método Syneidesis, ir más allá del chamanismo sin dejar de lado su
herencia mágica y abordar lo ritual como un arte para el uso cotidiano, enfocado no
solamente para el sacerdote o chamán, sino también para todo el mundo. Para el
Método Syneidesis todos somos artistas. Dioses y diosas encarnados en la Tierra. Es
hora de empezar a reconocernos y a usar nuestro poder interno para reunir, sin
intermediarios, lo que está separado de nosotros mismos, así como aprender a
gestionar y reparar aquellas luchas internas que se reflejan luego en el escenario de
nuestras vidas cotidianas. Por eso creé el término de arte ritual. El arte unifica. Aquí
no entran magias que pelean entre ellas, no tiene sentido una guerra entre luz y
oscuridad. Solo interesan la integración y la reparación para el bien común.
He creado la posibilidad de participar activamente de la crianza de mi hija y he
podido comprobar, de forma diaria y totalmente práctica, la forma en la que el
subconsciente de los niños se programa o desprograma. También he constatado el
efecto que ejerce en ellos el ritual. Un niño, sobretodo antes de los siete años, es
emoción y hemisferio derecho, por tanto, es la viva manifestación del subconsciente
en el día a día. Todos tenemos un niño o niña interior. No deberíamos olvidarlo
nunca. El ritual es lenguaje, es creación y resolución. Si no sabes cómo resolver algo
en tu vida, si crees que nada puedes hacer: haz un ritual desde la conciencia de lo
que en ti reparas y, te lo garantizo, acelerarás tu crecimiento.

EL VERDADERO ORIGEN DE LOS RITUALES

El fin original de todo ritual, de toda magia e incluso de toda religión, era el de
mantenernos unidos a lo esencial, a lo sagrado, un estado en el que no existe algo por
encima o por debajo, donde la idea de enfrentamiento jamás ha sido alimentada,
donde incluso lo que se manifiesta separado reconoce formar parte de la totalidad
que lo proyecta. Recordar (recordari, recordis ) es volver al corazón. Crear y estar
en el corazón fue siempre el fin del arte sagrado, y cuando digo que el ritual mágico
une el hemisferio derecho con el izquierdo, es para que el lector comprenda que la
representación artística es dirigida a encarnar un fin concreto. Por eso es tan
efectiva. Es curioso descubrir que, esa función de reunir lo separado de la parte más
genuína del ritual, es la misma que la de los símbolos. Expertos en simbología como
George Colleuil han llegado a la conclusión que esa es precisamente la función de
todo símbolo. De ahí la fuerza de la espiral, la Flor de la Vida o el símbolo oriental
del YIN y el YANG por poner unos ejemplos.
Cualquier acto ritual, por pequeño que parezca, está dotado de un gran poder de
transformación y anclaje. Como ya hemos reflejado anteriormente, esto es debido a
que actúa directamente en el subconsciente y conecta con el psiquismo, allí donde se
gesta nuestra base interna. El arte ritual nos da la posibilidad de transformar la
visión que tenemos de la vida y nuestra relación con los mundos arquetípicos. El
ritual es magia aplicada, por desgracia usada muchas veces de forma no respetuosa,
no sagrada por los que manejan el poder o por personas inconscientes de su
divinidad. Por eso me inventé lo del arte ritual, para diferenciarlo. Nuestro día a día
transcurre en un escenario plagado de rituales limitantes que podemos reprogramar
sin necesidad de apartarnos del mundo. Podemos ir a un banco sin que por ello
cedamos el poder, podemos participar de la vida social, siempre atentos y presentes
para no perder nuestro centro. Es un juego que nos fortalece porque nos impulsa a
ser conscientes, a estar presentes para no ser engañados o manipulados. Esa es al
menos la actitud que siempre nos mantendrá a flote, en crecimiento, porque de lo
contrario podríamos decepcionarnos de la vida, algo que sucede a la mayor parte de
la gente que descubre que el mundo no es lo que nos han contado
LA OTRA CARA DE LA MANIPULACIÓN RITUAL

Documentos de identidad en nuestros bolsillos, partidas de nacimiento que


registran nuestra existencia como producto, cada contrato que firmamos en el que
aceptamos pertenecer a otros sin saberlo, nuestra posicionamiento ante el tiempo y la
forma en la que nos supeditamos a los relojes, nuestra participación en fiestas
paganas o religiosas cuyo origen e intención real desconocemos, la forma de hablar
que adoptamos, la de movernos, vestirnos y relacionarnos, las normas que aceptamos
o contra las que luchamos. Todo ello es ritual o se desarrolla alimentado por rituales
que generan algo sobre nosotros. También nuestras identificaciones condicionan el
desde donde vamos a ser manipulados.
Se trata de arte dirigido a lograr que la programación sobre nuestra forma de
percibir la vida sea una u otra. Arte generado desde la desconexión, desde el
desconocimiento de su sentido sagrado. Un arte negro alimentado gracias a la
eficacia de los medios de comunicación y ocio, escenificando cada día un gran teatro
emocional sobre lo mal que está el mundo y lo terrible que es el ser humano.
Mostrando y alimentando a nuestro subconsciente, desde telediarios, series y
películas comerciales, la visión de una realidad de miedos, competencia, violencia,
carencia y supervivencia que representa la nuestra, la que respiramos cada día, la
que al creerla, creamos.
A través de la repetición nos vamos amansando, aceptando la cárcel de cristal que
nos han construido mientras nos convencen sobre lo que es y lo que no es real. Sobre
los límites que no debemos traspasar jamás. La repetición es importante porque se
convierte en norma, en ley para el cuerpo. Como puede comprobar el lector, la
magia es al final el conocimiento que permite reprogramar el psiquismo y bajarlo a
lo físico, una ciencia como cualquier otra que permite tomar el poder sobre uno
mismo o sobre otros dependiendo de su uso. Si el poder la usa para manipularnos,
¿qué nos impide tomar el poder sobre nuestras vidas y utilizar el ritual de forma
respetuosa para reprogramarla, para estar presentes allí donde deseamos estar?
Recuerde el lector lo tratado en capítulos anteriores. Si dejamos atrás la trampa
de la dualidad, un ritual no es bueno ni malo, así como lo muy oscuro no es malo
respecto a lo muy luminoso, simplemente son polos de una misma pila y nuestra
percepción sobre éstos siempre dependerá de nuestro posicionamiento. Si vamos al
centro, encontraremos el equilibrio. En realidad, un ritual más bien es o no es
sagrado dependiendo del marco desde el cual actúa. Si está determinado desde la
percepción separada del mundo, dentro del marco o escenario estará presente la
guerra. Si en cambio el marco ha sido creado desde la visión integrativa de la vida,
l o sagrado guiará cualquier movimiento que desde allí sea generado. Por eso
dedicaremos un capítulo completo a la importancia de la creación de un marco desde
el cual nos moveremos a la hora de ritualizar cualquier cosa. Un marco de
protección.
IX
CONOCE LA RECETA PARA CREAR LO QUE
DESEAS
CONVIÉRTETE EN EL ARTISTA CONSCIENTE DE TU VIDA

Esto que aquí compartiré no lo he inventado yo. En realidad es un resumen


práctico de lo que he aprendido durante años de libros, maestros, métodos y
experiencias varias sobre la forma de generar realidad propia. Yo solo he adaptado
a la creación consciente los conocimientos que ya existen en diferentes culturas,
tendencias y círculos de sabiduría iniciática. Conocimientos que he ido integrando y
aplicando a mi vida diaria y ahora en mis cursos y consulta privada con excelentes
resultados. De entre todas las influencias que he recibido, deseo destacar
especialmente la de Jose Luis Parise y sus once pasos de la magia, que tan bien
resumen el proceso esencial de creación. También quiero agradecer los Q’ eros el
conocimiento adquirido, así como citar la influencia del arte terapia, el método Silva
de control mental y la sabiduría de maestros, científicos, divulgadores, artistas y
chamanes a los que no cito personalmente y que han puesto su grano de arena en lo
que es la base de esta receta práctica que a continuación te entrego. Personas a las
que no es necesario nombrar para reconocer su labor, teniendo en cuenta que el
conocimiento es de todos y a todos interesa que circule para el bien general.
También deseo reconocer el valor que ha aportado a mi vida el best seller “Piense y
hágase rico”, no tanto por el hecho de haber perseguido enriquecerme con lo que en
él se cuenta, sino por considerarlo un gran ejemplo de metafísica pura aplicada a la
vida cotidiana. Quién desee recordar y abrazar su poder interno solo tiene que
respirarse y decidir jugar ahora de otra manera a este juego mágico que es nuestra
vida. El poder está en ti, ya lo sabes.

SOBRE ESTA RECETA

Esta es en realidad una especie de receta casera para generar realidad propia de
forma consciente. Seguramente hay otras, pero esta es la mía, la que yo he ido
creando en base a mi propia experiencia. Espero que disfrutes tanto del camino de
creación como del resultado final, sea el que sea. Recuerda que para que un guiso
salga bien, es importante preparar y juntar los ingredientes con amor y de la forma
más adecuada. Si lo único que te interesa es el resultado, te pierdes la esencia de tu
vida. Si cocinas a desgana y con prisas, el guiso recibirá toda esa energía que
inevitablemente estará influenciando en tu forma de untrirte. No hay mejor forma de
crear que hacerlo con interés y agradecimiento, desde un estado de amor y felicidad
que nos acompañe hasta la culminación en forma de un resultado. Acuérdate también
que después de disfrutar de una buena comida, lavamos los platos y dejamos el
espacio de tiempo necesario para la digestión hasta tener hambre de nuevo. Es
entonces cuando volvemos a empezar el ciclo.

Te aconsejo que trates de vivir respetando y aprendiendo de cada ciclo, dejando


de lado la exigencia que te lleva a querer cumplir objetivos concretos a costa de tu
salud y una aparente felicidad que depende únicamente del resultado. No tiene
sentido generar presión y tensión a tu vida. Es importante abrirse a los estados
creativos que nos sintonizan con el fluir desde la cotidianidad de cada acto en el que
participemos. Si comprendes que la vida se manifiesta en forma de ciclos, sabrás
que puedes disfrutar de todos ellos y no solo de las etapas de culminación o plenitud.
Comprenderás que en invierno algo de ti muere para que puedas renacer de nuevo,
que en primavera es tiempo de crecimiento, que en verano se da la máxima
culminación y que en otoño es etapa de recogimiento y reflexión. Así pues, te deseo
feliz creación.

RECETA PARA GENERAR REALIDAD PROPIA

Ingredientes que precisamos:


500 gramos de coherencia, un kilo de deseo, un litro de poder, un cazo vacío, una
pizca de fe, 200 gramos de seguridad, una cucharada sopera de energía, un kilo de
conocimiento del inconsciente, un paquete de capacidad de jugar y 300 gramos de
una buena gestión del miedo.
Suena divertido y te aseguro que crear lo es. Descubrirás que más allá de lo que
representa ponerle sentido del humor a tu vida, esta receta funciona a las mil
maravillas. No pierdes nada por intentarlo.

1 – LA COHERENCIA: ¿Quién soy?


Frase fuerza:
Necesito conocerme y recrearme de acuerdo con mi misión interna. Necesito
respirarme.

Necesitamos coherencia entre lo que estamos pensando, sintiendo y haciendo.


Necesitamos actuar sintonizados con el corazón. Nombrarlo parece sencillo, pero
recuerda que creas desde una parte inconsciente que no conoces, así que lo primero
que te propongo es observar tu vida y tu cuerpo para que descubras quién crees ser y
qué personaje crees que en función de eso interpretas. Solo así podrás elegir
recrearte de nuevo de acuerdo a lo que de verdad eres, y eso lo encontrarás
atendiendo a lo más esencial de ti, a eso que vive en tu corazón. Si estás aquí es que
ya has leído este libro y sabes a lo que me refiero. Es importante que recrees tu
personaje dentro de la obra de manera que este manifieste exactamente todo lo que
sientes que tu corazón vino a encarnar, porque esa será tu misión interna, es decir,
ser tu mismo y brillar desde todo lo que manifiestes. Esa es la coherencia que te
interesa. Es importante aprender a respirar desde aquí.
Cuando relaciono al corazón con la coherencia, estoy hablando obviamente de
integración. Es importante buscar siempre la alineación de fuerzas y evitar ir en
contra de los sistemas a los que pertenecemos por el simple hecho de estar vivos. Un
ejemplo que refleja lo que trato de transmitir es nuestro sistema familiar, al que
siempre deberíamos honrar. No digo con eso que hagamos lo que el sistema familiar
nos imponga, sino que simplemente evitemos ir en su contra. Lo mismo ocurre con la
tierra en la que nacemos, el país, etc. Crear en conflicto interno es crear el conflicto
fuera, en nuestra realidad. Crear en paz en cambio es crear a favor de la vida. Para
eso debemos aprender a honrar cualquier cosa que forme parte de nosotros, de
nuestro mundo. La misma humanidad es un sistema al que también pertenecemos por
el simple hecho de ser humanos. Para el que desee profundizar en el tema
recomiendo leer sobre constelaciones familiares.
Deseo añadir algo importante. Cuando elegimos crear algo necesitamos el
silencio. Hacia dentro nos permite oír los pensamientos que nos poseen, que nos
ayudan a detector quién o qué crea por nosotros. El silencio hacia fuera porque así
podremos escuchar lo que nos cuenta la escena cotidiana, eso que ocurre en lo más
profundo y que se vislumbra cuando uno se detiene a escuchar de verdad. Entonces
podremos elegir aquello que nos conviene nombrar lo que deseamos crear en nuestra
realidad.
Esto que acabo de nombrar es vital en iniciación porque desvela nuestra
incoherencia. Además, hay otra cosa que deseo puntualizar porque me parece
primordial. Aconsejo no comprartir con otros aquello que empezamos a gestar.
Como bien indica la naturaleza, cuando el tercer mes la barriga de la futura madre se
hace evidente, es porque la gestación está lo suficientemente afianzada para que la
psique de otros pueda influenciar excesivamente. Así ocurre con cualquier cosa.
Incluso hay dichos populares que advierten sobre esto. La explicación es lógica si
me permiten. Cuando creamos algo y está todavía construyéndose en nosotros es muy
frágil. Si buscamos apoyos externos debemos asegurarnos de que están a favor de lo
que estamos gestando. Si no, su envidia oculta actuará sobre nuestra creación, pues
al abrir nuestro marco a otros los hacemos partícipes de lo que estamos creando.
Muchas veces los más cercanos son los menos interesados en que progresemos.
Supongo que con un ejemplo quedará más claro: Imagina a un chico que tiene buena
relación con sus padres y ha cumplido los 18 años. Desea encontrar trabajo para
independizarse y lo comparte ilusionado con ellos. El cree que sus progenitores lo
impulsarán y aunque lo parezca, en realidad no sienten que sea el momento, lo ven
todavía como su niño y aunque moverán cielo y tierra para apoyarlo, desde lo
inconsciente posiblemente crearán impedimentos.
Este que he puesto es un caso típico. No es que el chico no tenga poder para crear
lo que desea. Lo que ocurre es que lo ha cedido sin saberlo, entregando parte de la
energía creadora de su Proyecto a los que menos desean que se independice. No
acostumbra a salir bien. Por eso es más conveniente callar y una vez gestado,
mostrarlo a los demás, sobre todo a los que tienen más interés en perjudicar nuestro
crecimiento porque, al formar parte de nuestras vidas, no desean que nos movamos
del lugar que ocupamos respecto a ellos. Recomiendo entonces aliarse solo con el
que tenga un interés común, algo que solo sabremos si sabemos leer lo inconsciente a
través de la apariencia que lo cotidiano nos refleja.

2 – EL DESEO: ¿Qué debo creer?


Frase fuerza:
Necesito ordenar el caos de la idea en coherencia con mi misión interna. La
imaginación y la palabra son mis aliados.

Vamos a repasar: Ya sabes que tu misión en la vida es ser tú mismo y eso depende
de lo que tú elijas ser y vivir dentro de este escenario en el que todos participamos.
Tu norte debe ser siempre tu corazón y este jamás te engañará. Me refiero a lo que
esencialmente vive en él, a ese cachito único de cielo que trajiste contigo para
encarnar en la Tierra. Algo que solo tú puedes hacer.
Una vez sabemos quiénes somos y cuál es nuestra misión en la vida, que no es
poco, llega el momento de cuidar que todos nuestros deseos sean coherentes con eso.
Lo primero con lo que topamos entonces, es con un inconsciente programado para
crear obstáculos en nuestro camino. Ese inconsciente somos nosotros mismos sin
saberlo, imaginando y proyectando miedos y catástrofes, así como placenteras
formas de escape. También somos nosotros los que pasamos el día nombrando
barbaridades que atentan contra nuestro sentido esencial, como si todas esas frases
hechas no tuvieran poder al salir de nuestras sagradas bocas. Somos dioses
creadores y es imprescindible tomar la responsabilidad de lo que generamos.
Debemos poner atención a lo que imaginamos y nombramos, además de procurar
imaginar únicamente para concretar, definir y proyectar lo que nos interesa ser y
generar en nuestra vida. Debemos aprender a ordenar el caos de la idea a través de
la imagen y sobre todo, a través de la palabra, que es la que invoca, la que inserta en
el programa, la que ordena la materialización.
Es muy importante definir y nutrir nuestros deseos internos. Poca es la gente que
sabe realmente lo que desea en la vida, me refiero a lo que desea de corazón y no
por reacción. A veces deseamos cosas que se contradicen y que responden a nuestra
necesidad de huida y a nuestras frustraciones, más que a nuestra realización interna.
Todo deseo debe estar a la altura del personaje que hemos elegido interpretar y
viceversa. Si somos el auténtico, el que representa nuestra verdad esencial,
estaremos siempre a la altura de lo que precisemos. Si por el contrario, estamos
interpretando sin saberlo un personaje totalmente alejado de nuestra esencia,
nuestros deseos provocarán un enfrentamiento interno que puede llevarnos a la
enfermedad.
También puede ocurrir que en algún momento perdamos momentáneamente el
norte y nos identifiquemos con algún programa limitante de carencia, algún programa
heredado o asimilado en algún momento de nuestras vidas. Si eso ocurre, sin darnos
cuenta pasaremos a interpretar a un personaje relacionado con la pobreza, por lo que
jamás podremos materializar deseo alguno de abundancia. Por eso es importante no
perder el norte y estar en estado de presencia, para que todas esas construcciones
mentales no nos atrapen y nos transformen en lo que no elegimos ser. El estado de
presencia se genera en cada instante, cuando respiras de forma consciente. Eso te une
d e nuevo al corazón. Es fundamental este aspecto, porque si no creemos que lo
merecemos, jamás lo recibiremos.
Es importante ser claros a la hora de definir nuestros deseos y aprender a
focalizar nuestra energía y atención en todo lo que los alimente. Si no es así, desde
nuestras proyecciones inconscientes atraeremos dispersión y enfrentamiento. Si no
creemos internamente merecer aquello que deseamos, generaremos constantes
obstáculos en el camino, obstáculos que no creerémos estar capacitados para
traspasar. Si en cambio aprendemos a respirarnos y a confiar en lo que nuestro
corazón nos cuenta, cada uno de nuestros deseos será un tesoro coherente protegido
por toda la energía del universo. Eso sí, no olvides nombrar lo que deseas, con
convicción, con la seguridad de que ya está hecho.
Nadie nos ha enseñado a gestionar el deseo. Venimos de una herencia donde
desear está prohibido. Nos han inculcado un código moral respecto al deseo, una
idea clara sobre lo que está bien desear y lo que no. Juzgar un acto espontáneo
relacionado con lo que expresa nuestro cuerpo es lo más absurdo que podemos hacer
en la vida. La creación desea o el universo no existiría, por tanto, no es bueno ni
malo desear. Se trata más bién de una expresión sexual que manifiesta lo que algo de
nosotros está interesado en calentar, en gestar. Me refiero programas que por alguna
razón despiertan calor en nuestro centro sexual.
Necesitamos aprender a vivir con nuestros deseos sin juzgarlos y en todo caso,
saber como gestionarlos para no alimentar aquellos deseos que no nos interese
gestar. Podemos abrirnos al deseo y no por eso alimentarlo si no nos conviene.
Incluso podemos elegir lo que queremos desear. Un maestro me dijo una vez que el
ser humano era capaz de elegir lo que pensar, sentir y desear. Es cuestión de
atención, gestión y elección. Lo que no nos interesa jamás es reprimir un deseo.
Como también ocurre con el tema de las emociones, si nos reprimimos nos haremos
daño y acabaremos alimentando ese mismo deseo desde la sombra. De ahí nacen las
perversiones. Es un doble juego que no nos interesa abonar. Es más honesto con
nosotros mismos admitir aquello que nuestro cuerpo esta deseando en cada instante.
Respirarlo, integrarlo y si no nos interesa alimentarlo para que crezca en nosotros,
podemos soltarlo con agradecimiento dándole un espacio, un sentido constructivo
que nos aporte riqueza.
Los ejemplos te ayudarán a entender lo que te estoy comprartiendo: Es como
cuando te descubres babeando ante una tienda de helados. Admitir que tu cuerpo
desea un helado no es bueno o malo para ti, es algo que te está sucediendo. Puedes
entonces elegir si comes helado o no. Si lo haces, te recomiendo que disfrutes la
experiencia con gozo y no te culpes al terminar. Si decides no hacerlo, permítete
observar que es lo que movía el impulso, sin juicio, desde una mirada inocente como
cuando eras niño o niña. Aprende de tu deseo para que tenga un sentido el haber
decidido no vivir la experiencia y usa la energía generada para llenar aquello que en
ti esté vacío.
Para que comprendas mejor esto último, pondré otro ejemplo: Imagina que vives
en pareja y eliges ser fiel. De repente y sin parecer escogerlo, experimentas deseo
hacia otra persona. En el caso de que elijas seguir siendo fiel a tu relación de
compromiso, es importante que admitas lo que te ocurre y admires eso que tanto te
atrae de esa otra persona, eso que ha encendido tu deseo. Una vez más, no te culpes
por desearlo. Es algo natural que se manifiesta. Más bien se trata de descubrir qué es
aquello que te falta. Aquello que por creer que no está en ti buscas fuera. Una vez
comprendas qué es lo que calentó tu vientre, créalo en ti y en la persona que te
conviene amar, esa con la que has escogido la opción de la fidelidad.
No me refiero, obviamente, a que conviertas a una persona en la otra, sino que
llenes tu vacío desde ti. Al fin y al cabo, deseamos lo que no tenemos creyendo que
vive fuera de nosotros. El deseo te recuerda lo que echas en falta, por tanto, puedes
crearlo allí donde quieras. Puedes usar tu deseo para alimentar aquello que te
conviene gestar: proyectos, empresas, etc. El deseo genera energía sexual, algo que
veremos próximamente. En el caso de nuestro ejemplo, lo que hacemos es usar la
evidencia de que algo nos falta para construirlo allí donde nos interesa hacerlo, que
es en la relación de pareja basada en la fidelidad. Más allá de ejemplos, lo
importante es no generarnos conflicto interno y esta es una propuesta de gestión del
deseo que enseño a través del Método Suneidesis y que aplico en mi vida y en el
acompañamiento a terceros con mucho éxito. El deseo nos conecta con la vida, no
debemos olvidarlo nunca.

3 – LOS TRES PODERES: ¿Cuáles son mis capacidades?


Frase fuerza:
Necesito reconocer en mí al guerrero, al sacerdote y al mercader. Todo el poder
del universo está en mí y soy capaz de manifestarlo para mi bien y el de los demás.

Para crear realidad propia de forma consciente, debemos abrazar en nosotros tres
poderes, representados en las figuras del guerrero, el sacerdote y el mercader. El
artista consciente es un guerrero porque decide abrazar un camino con corazón.
También es un sacerdote porque sabe que puede crear realidad propia usando la
magia que representa la unión de hemisferios. El mercader representa en cambio al
que sabe interactuar con el exterior desde lo interno para negociar, velando para que
el deseo llegue a buen puerto. La habilidad del guerrero es la de avanzar firme en el
camino, la del sacerdote es la de invocar y crear, y la función del mercader es la de
saber interpretar las señales y traspasar los obstáculos, encontrando la forma de
cruzar las puertas que permiten encarnar cada deseo.
Los tres son atributos fundamentales del mago, esto es, del alquimista o del artista
consciente, pues todos ellos designan en iniciación a la misma figura unificada de
poder. De los tres, el mercader es el menos comprendido. Saber interpretar señales
es una de las claves para conocer si estamos creando con coherencia o nos estamos
engañando. Eso significa escuchar y observar en nuestra vida lo que realmente está
sucediendo más allá de la pura apariencia. Esa es la forma de saber a dónde nos
dirigimos y cuándo nos desviamos de nuestro objetivo. Una vez el guerrero y el
mago han actuado, aparece el mercader, un negociador nato. Tiene la capacidad de
ver y escuchar, reconociendo las señales y las vías que el universo le presenta para
encarnar cada deseo. Entonces, es capaz de nombrar lo que los demás quieren oír
p a r a lograr traspasar cualquier obstáculo. Lo logra sin necesidad de mentir,
generando las alianzas más convenientes para todos, con el único fin de alimentar la
misión que trae en el corazón, una misión en forma de brillantes deseos. Aunque
pueda parecer lo contrario, el mercader jamás se vende, porque lo que esencialmente
es importante para su corazón es lo único innegociable.
Cuando tenemos un deseo y nace de nuestra parte esencial, el guerrero que vive en
cada uno de nosotros abraza su corazón reconociendo en este su misión interna, es
entonces cuando el sacerdote genera la posibilidad para que el mercader negocie por
su manifestación en el mundo físico. Desde el camino de la coherencia, se darán
siempre casualidades que te impulsarán hacia la realización de tus verdaderos
sueños. Podrás comprobar que la casualidad es solo una señal, una reacción a lo que
tú mismo has ordenado, consciente o inconscientemente, desde los mundos más
sutiles.

4 – EL VACÍO FÉRTIL: ¿Cómo crece mi creación?


Frase fuerza:
Necesito comprender que solo si me vacío me puedo llenar de nuevo. Necesito
confiar en los ritmos y el fluir de mi creación.

Solo si te vacías de lo que crees, puedes recrearte de nuevo generando una nueva
vida. Esa es en realidad la esencia de la reprogramación consciente. Debes aprender
entonces a confiar en lo que generas desde donde lo estás escogiendo. El vacío
puede ser muy oscuro de transitar, pero es desde donde renacemos a la luz como lo
hace el sol cada mañana. Dejar atrás es necesario, si lo que deseamos es ser
nosotros mismos. Eso nos recuerda el invierno. Morimos y renacemos cada día.
Debemos comprender y confiar en que a pesar de las apariencias, todo sigue su ritmo
natural. Este es un mundo donde Yin y Yang viven fundidos en nosotros y en todas
las cosas y seres. Debemos comprender que no hay día sin noche y que es nuestra
propia gestión y posicionamiento ante la vida lo que nos ayudará a respetar y confiar
en la naturaleza cíclica del universo, a pesar de que proyectemos en la oscuridad de
la noche todo aquello que manifiesta en nosotros temor y tristeza.
En un mundo de prisas y resultados, parece complicado comprender esto, pero
todo cocido precisa de un tiempo de cocción y ese tiempo pasa por diferentes fases.
Una vez mezclados los ingredientes, solo debemos vigilar que no se apague el fuego
y que no sea demasiado fuerte, para que no se pegue la comida a la cazuela. Eso es
todo. Es importante comprender que así funciona también la vida. Si generaste tu
deseo de forma coherente con lo que reconstruiste en ti en base a la necesidad de tu
corazón y lo alimentas con tu fuego lento pero constante, solo te queda observar
cómo se va formando y confiar, sabiendo intuir por dónde se abre la puerta y no
tomar la que no corresponde a lo que tu deseo expresa. No sabemos estar en el
vacío. Nos da tanto miedo que creamos respuestas y mucho ruido ante la
imposibilidad de sostenermos allí. El vacío es el lugar donde actúa la magia, no lo
olvides. Si sales del vacío antes de tiempo, no escooges tú sino tu miedo a eso que
no supiste sostener.
El problema está en que tomamos la primera puerta que se abre, incluso sabiendo
que no es la nuestra. Es como si, esperando nuestra maleta en el aeropuerto,
tomáramos otra desconfiando que la nuestra aparezca. Normalmente, si deseamos un
coche y nos quieren vender una moto, pasamos de largo porque tenemos claro que no
es eso lo que deseamos, así que esperamos hasta encontrar el coche que buscamos.
En cambio, cuando tenemos un deseo en la vida, un deseo profundo, nos
decepcionamos si ante nosotros no se manifiesta en el tiempo que nuestra expectativa
ha creado. Peor aún si aparece lo contrario, hundiéndonos en la frustración o
tomando el hecho como una señal inequívoca de nuestra inutilidad y fracaso.
Acostumbramos entonces a encerrarnos en nosotros o a luchar tratando de generar el
deseo a costa de lo que sea, manipulando el exterior sin saber que es dentro donde se
gesta. Eso es lo mismo que tocar el yeso cuando se está fraguando. El resultado es
desastroso.
Es interesante conocer que en todo proceso de creación se da el arranque bifásico,
donde siempre se manifiesta la energía del deseo y a su vez, la energía contrapuesta
perteneciente a la sombra que este proyecta. Si esa sombra aparece antes y no nos
deja ver la luz, creeremos que hemos fracasado. Si esperamos pacientes y
confiamos, la noche dará paso al día y nuestro deseo comenzará a tomar consistencia
física. Debemos confiar en lo que proyectamos. Dudar de nosotros mismos nos quita
valor y sin valor no tenemos crédito para crear. Deberíamos nombrar solo aquello
que cumpliremos. Eso ayuda a recuperar valor.

5 – LA FE: ¿Creo en mí?


Frase fuerza:
Necesito creer en el poder que contengo y en mi propia misión de vida.

He comprobado que todo proceso creativo se basa en la confianza del que crea,
LA FE en su capacidad, en su disfrute a la hora de jugar, algo que debe sentirse
desde cada una de las células del cuerpo. No me refiero a una confianza técnica sino
a la fluidez que tiene el que se siente proyectando desde las necesidades vitales de
su corazón. Ya se que a muchos les resultará difícil hablar de necesidad cuando se
nos ha vendido que la necesidad nos separa de lo espiritual, pero si la Creación no
necesitara expresarse, no existiría. La vida se manifiesta todo el tiempo, crea y
necesita seguir creando vida. No seamos tan dogmáticos. No hay un camino
espiritual sino tantos como personas y posibilidades. Cada uno encuentra el suyo. Al
final, el camino espiritual es el que te devuelve la conciencia de que somos espíritu
a pesar de la apariencia, por tanto, todo lo que nos rodea es parte de ese mismo
espíritu. Al menos, así me gusta expresarlo para darle forma y no caer en absurdos
fanatismos. No me cansaré de repetirlo. Estamos eligiendo siempre. Eso es lo
importante. Y la elección que nos interesa abonar es la que nace de nuestro corazón.
Ir en contra de eso es morir poco a poco, por muchas cosas que seas capaz de crear.
Cuando hablo del corazón, ya sabes que no me refiero al amor Romántico, sino a
algo mucho más profundo. Me refiero a lo que vino a encarnar el Ser que
esencialmente eres. Por eso es tan importante reconstruirse a imagen y semejanza de
esa misión interna que todos llevamos grabada en nuestro ser esencial como un
tatuaje indestructible.
Todos tenemos dones y debemos descubrir cuáles son, valorarnos en lugar de
tratar de ser otros. Entender que el esfuerzo y la lucha no tienen más mérito que la
facilidad y la aceptación, y no me refiero al conformismo. Todo lo contrario. Ser tu
mismo es lo más grande que has venido a ser. Si has leído este libro ya lo sabes. Por
tanto, es imprescindible tener fe, y que mejor fe que la fe en nuestro propio corazón.
Ese es nuestro crédito, exactamente lo que esencialmente significa tener fe,
contrariamente a lo que nos han contado respecto a confiar ciegamente en lo que no
conocemos.
Cuando la fe se fusiona con la vibración del pensamiento, el inconsciente capta al
instante la vibración y la transforma en su equivalente espiritual, transmitiéndosela a
esa matriz divina o Conciencia Infinita que llamamos Dios. Ciertamente, la fe mueve
montañas. Por eso nos manipulan mediante sistemas de creencias en los que
depositamos nuestra fe. La FE es un estado mental que se puede inducir o crear,
dictando instrucciones precisas al inconsciente asegurándose de que lleguen y se
instalen en el disco duro. Podemos entonces elegir creer en nosotros en lugar de
ceder el poder a lo externo. La forma de hacerlo es mediante el principio de la
autosugestión.

LA AUTOSUGESTIÓN

La fe es un estado mental que se desarrolla a voluntad y se puede inducir mediante


autosugestión, se puede crear fe donde antes no existía. La fe hace que los impulsos
del pensamiento cobren vida y se transformen en acciones. La fe es la base de todo
milagro o misterio y el único antídoto para el fracaso, porque nos pone en
comunicación directa con esa Conciencia Esencial de la que todos formamos parte.
La fe transforma la vibración original del pensamiento, hasta que nuestro
inconsciente acaba aceptando y actuando en base a cualquier impulso provocado por
los pensamientos que se le transmiten una y otra vez. El inconsciente pasa a traducir
dicho impulso en un equivalente físico de la forma más práctica posible.
Todos los pensamientos que se convierten en emociones (sensaciones) se mezclan
con la fe y acaban por traducirse en sus homólogos o equivalentes físicos (la
creación empieza en lo sutil). Todo esto es aplicable tanto en positivo como en
negativo. Es por esta razón que mucha gente parece atraer la mala suerte, fruto de los
programas inconscientes que les llevan a pensar y sentir la vida de una forma
destructiva y limitada. Conociendo cómo funciona la creación, podemos
autosugestionarnos para tener fe en nosotros mismos y en nuestra capacidad de crear
la experiencia vital que deseemos. El resultado ante la acción de nuestro
inconsciente la determinarán la fe y las creencias que nuestro cuerpo ha memorizado
ya como parte de su programa.

LA INTERPRETACIÓN

No dejaré de poner énfasis en esto. En nuestro caso, la fe que debemos alimentar


es la fe en nosotros mismos, en nuestra propia capacidad de convertirnos en lo que
vinimos a ser aquí desde nuestra esencia, al margen de lo que hasta ahora nos hemos
creído. Se trata de proyectar la fe en nuestro poder y no en un poder externo que nos
haga dependientes. Los guías y maestros, los dioses y ángeles pueden ser consejeros
maravillosos si crees en ellos, pero el que decide en última instancia eres tú si lo
que deseas es ser fiel a tu esencia y a tus responsabilidades y potenciales.
Cuando ordenes el deseo y pongas toda tu fe en este, es fundamental que lo
interpretes. Esa es parte de la receta para avivar la fe. Se trata de comportarte como
lo harías si el deseo ya se hubiera cumplido. El inconsciente hace realidad toda
orden dictada por la fe o la creencia. Para creerlo debes vivirlo en ti desde el primer
instante. Gozarlo conectando con la emoción de sentirlo dentro de ti. Puedes
visualizar, puedes dibujar, pintar o bailar. Al decirte esto no pretendo que te
engañes. Evidentemente, tú ya sabes que el deseo todavía no está materializado, pero
si lo sientes tu cuerpo generará los mismos químicos que si la experiencia fuera real.
Eso es precisamente lo que materializa más deprisa. Una mente dominada por
emociones positivas es un hogar adecuado para la fe. Puede darle instrucciones al
inconsciente que este aceptará de inmediato.

6 – LA SEGURIDAD: ¿Mi camino tiene corazón?


Frase fuerza:
Necesito confiar en lo que creo y persistir una y otra vez a pesar del resultado. El
error es parte necesaria del éxito si estoy sintonizado con mi corazón.

PEDIR U ORDENAR

Cuando quieras encarnar un deseo, no es necesario que lo pidas como si


dependiera de otros el concederte el favor de recibirlo. Por el contrario, te ruego
que te atrevas a ordenar tu deseo al Universo dando las gracias por anticipado.
Recuerda que el que ordena sus ideas, logra encontrar lo esencial y puede
provocarlo gracias a las fueras que se alinean con él. Si lo que hacemos es pedir,
estamos alimentando un personaje dependiente del poder externo. Es cierto que
también funciona, pero aquí no buscamos solamente el resultado.
Tal vez todo esto te sonará extraño, porque llevas programas de dependencia y
esclavitud de muchos años. No te pido que ignores el poder de lo divino, sino que te
posiciones de una forma nueva ante este. Cuando te comportas como un niño ante un
padre, generas que la figura paterna asuma responsabilidades sobre tu vida. Cuando
le demuestras que eres adulto y puedes gestionarte, el padre te trata a la altura,
generándose una relación de igualdad que te permite caminar de otra forma en tu
propia vida. Te propongo dejar de ser un niño dependiente. Las frases que nos
incitan a volver a ser niños son un arma de doble filo. Ese es el poder de las frases
fuerza. Una cosa es recuperar y sanar a nuestros niños internos e integrarlos a nuestra
vida de adultos, y otra muy distinta es volvernos niños de nuevo, si lo que queremos
es actuar desde la responsabilidad del adulto consciente. Debes estar atento a lo que
nombras y a lo que aceptas de forma inconsciente. Ya sabes que ell poder subliminal
del lenguaje es muy sutil.

EL CORAZÓN

El problema de muchos deseos es la dificultad que sentimos a la hora de creernos


capaces de materializarlos. El principal problema es que no tenemos ni idea del
lugar en el que nacen. Tal vez esta sea la idea más repetida, entre otras, de este libro,
indudablemente porque es la que podría resumir lo que impulsa al creador
consciente a vivir su vida de forma totalmente coherente. Se que lo repito mucho
porque es importante que lo oigas hasta integrarlo en ti. Me refiero al hecho de que
es fundamental que cada deseo sea un fiel representante de la voz de tu corazón. Eso
te dará siempre un norte en la vida. Recuerda que tu misión es ser tú mismo, y eso
tiene directamente que ver con representar lo que vive en tu corazón. Cuando te
asegures de que tus deseos nacen de lo más esencial de ti, estarás siendo coherente y
lo que piensas, sientes y haces estará alineado.
Debes observar los programas que activas de forma inconsciente, esos que
sabotean tu voz interior rompiendo tu coherencia. Si el deseo nace de tu parte más
esencial y no lo saboteas, este tendrá una fuerza excepcional y cada acto será un
brillante representante de la misión que representa ser tú mismo. Cuando escribo un
libro, pinto un cuadro, genero una empresa, hago un vídeo, creo un programa de
radio o voy a comprar comida, siempre trato de ser coherente con mi misión interna.
CONFIANZA Y PERSISTENCIA

Cuando confío en mí, me siento seguro de lo que genero. Cuando confío en lo que
siento y deseo, jamás abandono. Por eso cuando mi corazón me pide encarnar algo,
lo visualizo cada día, al menos dos veces, una al levantarme y otra al acostarme.
Trato así de alimentarme de aquello, de sentirlo real dentro de mí, explorándolo,
jugándolo. Uso mi capacidad de imaginar para ir atrayéndolo a mi vida, en lugar de
utilizarla para generar miles de pensamientos que me digan lo imposible que es
lograrlo o incluso lo poco que merezco aquello en lo que pienso. No hay deseo
interno nacido realmente de lo más esencial de ti que no puedas materializar. En
lugar de tirar la toalla o justificarte de mil maneras, confía en ti y no dejes de
persistir de forma serena, respirando, sintiendo la posibilidad ya encarnada dentro
de ti.

7 – LA ENERGÍA SEXUAL: ¿Me amo y amo todas mis creaciones?


Frase fuerza:
Necesito amarme y amar mi vida desde todos sus aspectos

La energía es fundamental para crear y para vivir. Sin energía enfermamos.


Sorprendentemente para muchos que buscan acumular riqueza, también se enferma
cuando se tiene un exceso de energía estancada. Debemos darle siempre una salida.
Ese es el flujo que permite a su vez la entrada y la libre circulación de lo que genera
la vida. Esa es la razón por la que el sol irradia lo que le sobra ¿recuerdas el
capítulo III? Eso mismo ocurre con la energía sexual, directamente relacionada con
los procesos de creación. Cuando hablo de la energía sexual no me refiero
puramente al acto físico, sino al lugar desde el que la energía se activa. Las
emociones relacionadas con el sexo nos llevan a un estado mental. Por ignorancia,
este estado mental se relaciona solamente con lo físico, cuando en realidad, el deseo
sexual es el más potente de los deseos humanos. Si se canaliza y se aprovecha
conduciéndolo de la manera adecuada, esta fuerza motivadora conserva todos sus
atributos y se puede emplear como una potente fuerza creativa en cualquier campo.
Un hijo es una consecuencia de esa energía y mira lo que es capaz de hacer un
hombre o una mujer por sus hijos, así como por la persona amada cuando estamos
enamorados. El amor tiene mucho que ver con esta energía, puesto que es la forma
vital en la que el amor a la vida se manifiesta en lo físico. Nosotros somos fruto de
ese amor y podemos usarlo en nuestro beneficio. Cuando te propongo que seas
coherente con tu corazón, te pido que tu energía esté al servicio de ti mismo. Si
tienes hijos o amas a alguien, intenta que se beneficien de lo que deseas y entonces el
poder para encarnar tu deseo se multiplicará mil veces mil.
Para terminar este epígrafe sobre la sexualidad, recordar que muchas culturas
antiguas todavía simbolizan en sus rituales la sexualización de aquello que eligen
crear en sus vidas. En el caso de los Q’ eros por ejemplo, lo hacen uniendo hojas de
coca frescas tras untarlas con grasa. La parte masculina está representada por tres
hojas y acostumbra a ser sujetada por la mano derecha. La femenina por dos hojas
unidas y sujetadas por la mano izquierda. En un momento determinado del ritual, la
masculina penetra la femenina mientras la abraza con sus dos hojas exteriores. La
femenina representa un útero que recibe con dulzura el fruto del crecimiento. Es la
única manera de que nuestras creaciones crezcan y lo hagan de forma equilibrada. En
la naturaleza está todo. Los ciclos, los elementos y la sexualidad para crear vida. En
todas las culturas ancestrales existían diosas de la fertilidad a las que se las
transformó en vírgenes y dioses con grandes falos, esto es, penes erectos
representantes de la energía creadora. No podemos crear nada en la vida sin esta
energía, aunque creamos que los procesos biológicos están completamente separados
de todo lo demás.

8 – EL INCONSCIENTE: ¿Quién crea por mí cuando yo no estoy


presente?
Frase fuerza:
Necesito permanecer en estado de presencia para que el inconsciente sea siempre
mi aliado. Necesito integrar mi luz y mi sombra.

Como ya hemos visto especialmente en el capítulo VII, el inconsciente es


fundamental en los procesos creativos, porque es desde allí desde donde lo
proyectamos todo. El inconsciente nunca descansa y puede ser un aliado o una fuente
de desgracias, si como el coche que conducimos, lo hacemos girar en una pendiente.
Si no consigues organizar tus deseos dentro de tu inconsciente, este se alimentará de
los pensamientos provenientes de tu falta de atención y diligencia. Te recomiendo
que estimules tu inconsciente con emociones positivas que lo vayan reprogramando.
No te propongo que repitas frases como un loro, sino que trates de centrarte en las
emociones positivas que ya tengas en tu vida, dándoles el máximo espacio mental y
vivencial. Si tienes un deseo de corazón, puedes visualizarte todo el tiempo
disfrutándolo. Si amas a alguien en concreto, trata de tenerlo muy presente durante
tus rutinas diarias. Observa que ocurre cuando te enamoras. Esa alegría llena todos
tus momentos. No puedes dejar de pensar en la persona que amas y suspiras todo el
tiempo. Estar en ese estado, sobre todo cuando el amor es correspondido, te hace
muy feliz y todo lo que ocurre en tu vida va a mejor. Dedica tu tiempo a pensar en lo
que te hace feliz, en lo que te da esperanza, en lugar de alimentar lo que temes o te
destruye. Haz una lista de todo lo que ya tienes en lugar de centrarte en lo que te
falta. Aprende de cada experiencia.
Cuidar el cuerpo y la mente es importante. Todo vibra y nos programa. El cerebro
es el encargado de procesar la información. Como si fueran emisoras de radio, todos
los cerebros humanos son capaces de captar las vibraciones de los pensamientos que
emanan de otros cerebros. Cuando la mente se estimula con una cantidad elevada de
vibraciones, se vuelve más receptiva a los pensamientos que llegan desde las fuentes
exteriores. Este proceso se da tanto para las emociones positivas como para las
negativas. Así se las llama, aunque se trata de emociones desde las que nos beneficia
crear y otras desde las que no. En realidad, se trata de sentir lo que sea que nos
ocurra y no reprimir nada. Lo que ocurre es que a la hora de crear, nos interesa solo
hacerlo desde las positivas. Es por eso que al final de este libro aprenderemos algo
de emociones y también de como gestionarlas a través del arte ritual.
Las vibraciones del pensamiento se pueden aumentar mediante las emociones.
Cuando el cerebro vibra a mayor velocidad, no solo atrae los pensamientos y las
ideas, sino que también proporciona a nuestros propios pensamientos una
sensibilidad esencial que permite a nuestro inconsciente poder captarlos y
utilizarlos. Debes evitar alimentar las emociones negativas principales que jamás te
benefician: el miedo, los celos, el odio, la venganza, la avaricia, la superstición, la
ira. No alimentarlas es reconocerlas y darles salida, expresarlas de forma liberadora
y constructiva. Ocultarte de ellas como hace el avestruz cuando llegan los leones, no
te liberará de su influencia y solo crecerá el peligro de que te acaben devorando.
Negar algo es darle todo el poder, no lo olvides.

9 – EL JUEGO: ¿Encarno lo que deseo?


Frase fuerza:
Necesito vivir la vida como un juego y comprender que mi fin último es encarnar
mi propio cielo.

Hablo siempre de escuchar a tu corazón, pero no basta con simples propósitos. Es


importante que entiendas ahora, que también debes abonar el terreno para que tu vida
proyecte todo eso que tu corazón desea. Una vez más, te recuerdo que seas
coherente. Si deseas vivir en el campo, en principio no tiene sentido que proyectes
comprar un piso en la ciudad de Barcelona. Lo mismo valdría si lo que haces es
imaginarte viviendo en un escenario concreto de la película que estás visionando en
el cine a partir de tu identificación con un personaje. Recuerda el poder de la
imaginación y de tu pensamiento.

LA ESENCIA DE MI NECESIDAD

Muchas veces olvidamos la esencia de lo que nos lleva a desear algo,


interpretando que lo que deseamos es algo concreto que tal vez nos esté limitando.
Creo que esto es mejor exponerlo con un ejemplo. Imagínate que deseas ser médico y
no puedes estudiar medicina por edad o porque no pudiste acceder a la universidad
por nota. Puedes frustrarte de por vida o rastrear qué ocurre dentro de ti para haber
creado una situación como esa. Se trata de sintonizarte con la esencia del deseo. Ser
médico es una profesión relativamente moderna, al menos como la conocemos hoy en
día. Antiguamente los que curaban eran los chamanes. Tal vez lo que deseas es
ayudar a curarse a la gente y encuentras otras vías. Abrir la mente y su campo de
visión es empezar a romper programas para comprender que quizá tu camino no es
tan rígido como tu mente exigía. Conozco un caso parecido que ahora se dedica a la
medicina natural con excelentes resultados.

LA VIDA COMO JUEGO

Es interesante que empecemos a jugar en la vida. Me refiero a hacerlo de forma


saludable. El juego permite experimentar y disfrutar de cada momento. La exigencia
no es una buena consejera. Solo tienes que observar a los niños para entender que un
adulto puede recuperar el espíritu del juego sin caer en la renuncia a su condición
consciente y responsable. Se trata de que no te lo tomes todo tan en serio, ni los
éxitos ni los fracasos. Estás en un lugar de experiencia y todo te aporta si respiras y
te guías por lo que tu necesidad vital alimenta.

TOMA DE TIERRA

La creación consciente debe tener en cuenta el mundo material como el campo de


pruebas por excelencia, un lugar sagrado de experiencia que nos permite explorar la
vida desde los límites y las emociones más intensas. Vivir más allá que acá no nos
beneficia. Alimentar la evasión no es algo que nos favorezca. Toda la información
que buscamos fuera está dentro de nosotros y solo nos sirve si nos ayuda a encarnar
ese cielo que traemos como misión personal e intransferible, cada uno su propio
cielo, claro está. Esa es la verdadera aportación a la riqueza del juego colectivo.
Eres como el árbol que se alimenta de la luz del sol y las estrellas para traspasarla a
la Tierra a través de sus raíces.
Recomiendo a todo el mundo un ejercicio que aprendí de mi mujer Ariadna,
psicoterapeuta, canalizadora y una de las mujeres más sabias que he conocido. Algo
que a día de hoy he integrado de forma asombrosa a mi día a día cotidiano. Cada vez
que me siento poco encarnado, poco aterrizado, así como cuando bajo del tren
llegando del pueblo a la ciudad, o cuando siento densidad y me cuesta estar
`presente, lo que hago es enraizarme visualizando unas raíces que salen de mis pies y
me anclan a la madre Tierra, a la Pacha, como dirían algunos de mis amigos
sacerdotes y chamanes. Es una poderosa visualización de unos segundos que, si se
acompaña de una profunda respiración, genera un efecto espectacular en nuestro
subconsciente y por ende, sobre nuestro cuerpo. No acostumbra a fallar nunca. Al fin
y al cabo, necesitamos recordar de quienes somos hijos. La Tierra nos sustenta y su
magnetismo nos da cordura. Recordemos que les ocurre a los astronautas que se
alejan de la Tierra. El Cielo y la Tierra deben alimentar nuestro equilibrio.

IMPECABILIDAD

Cuando nuestra realidad comienza a representar la extensión de nuestro ser


esencial y nosotros nos transformamos en el personaje ideal para manifestarlo,
podemos experimentar tal gozo y poder que nos lleve a descuidar precisamente todo
aquello que nos llevó hasta allí. Creer que somos superiores al resto de formas o
manifestaciones de la creación o relajarnos en nuestra impecabilidad a la hora de
generar o procurar generar coherencia puede llevarnos al otro extremo de la cuerda.
Es importante cuidar desde el día a día el estado de presencia, la respiración, la
verdadera humildad, la receptividad, la auto escucha, nuestras rutinas diarias que
tanto dicen de nosotros mismos. Debemos hacerlo sin rigidez, sin esfuerzo y solo
porque es parte de nosotros mismos. Si no es así, ser impecables se volverá una
tortura y tarde o temprano, la sombra generada por la auto exigencia y la presión
harán mella en nosotros. Por eso es importante ser permisivos con todo lo que en
nosotros desee expresarse y dejar de lado el juicio y la culpa. Recuerda que puedes
crear marcos artísticos de experiencia desde los que drenar de forma constructiva
toda esa sombra que precisa salir.
Un factor que debemos procurar detener es nuestro juicio interno y externo.
Recomiendo que cada vez que juzgues a alguien a través de tu pensamiento o palabra
y te des cuenta, dejes automáticamente de hacerlo. Simplemente dejarlo sin más. Sin
culpabilizarte, sin procurar transformar nada. El simple hecho de darse cuenta es
demoledor para el ego. También es importante que aprendas cada vez más a confiar
en tu sexto sentido. El sexto sentido nunca funciona si en nuestra mente hay algún
rastro de indecisión, duda y miedo.
10 – GESTIÓN DEL MIEDO: ¿Tengo miedo al fracaso de mi misión?
Frase fuerza:
Necesito tener siempre mi antivirus activado.

Esto que comparto en este apartado lo aprendí hace muchos años del libro “Piense
y hágase rico” de Napoleon Hill y creo que es muy importante tenerlo en cuenta. Lo
compartiré un poco a mi manera. Según este best seller, existen seis miedos básicos
que actúan sobre nosotros en nuestra vida cotidiana. Supongo que podríamos hacer
una lista más o menos ámplia pero he comprobado que en estos seis miedos está
realmente todo lo que acostumbra a temer el ser humano de a pié si entendemos que
miedo a la muerte engloba el miedo a todo lo que no es de este mundo, o al menos, lo
que nuestra mente cree que no lo es. Los seis miedos básicos son:
Miedo a la pobreza, miedo a las críticas, miedo a los problemas de salud, miedo a
perder el amor, miedo a la vejez y miedo a la muerte.
Para abordar el tema sin preámbilos, empezaremos diciendo que el objetivo de
este libro jamás será el de pretender que venzas tus miedos. Tampoco deseo que te
escapes de ellos así como de ocultarlos como si no existieran. Tener miedo nos hace
más valientes, me dijo un chamán al que admiro profundamente. Lo hacía mientras
me ayudaba a liberar mis miedos en una poderosa sesión con el cuerpo de más de
cuatro horas. El miedo es una emoción. El problema son nuestras proyecciones
mentales y la mala gestión que hacemos de nuestros miedos. Es importante mirar al
miedo a la cara, observarlo con diferentes ojos, drenarlo corporalmente y
traspasarlo a través del juego o la expresión artística. Lo que debemos evitar es
alimentarlo. Por eso te recomiendo dejar de ver y oír noticias en televisión y radio, o
leer periódicos. Te recomiendo aprender a anular mentalmente cualquier mensaje
negativo o de miedo que recibas de quien sea. Puedes informarte de vez en cuando
de lo que dicen que pasa por el mundo de forma superficial, pero no permitas que
cada día te programen diciéndole a tu inconsciente lo mal que está el todo.

ANTIVIRUS

Además de los seis miedos básicos, en el libro de Napoleón Hill nos se puntualiza
que hay un mal que hace sufrir especialmente a la gente: se trata de la susceptibilidad
a las influencias negativas, de la que nos advierte, debemos protegernos como
hacemos con los antivirus en nuestros ordenadores personales. Piensa y actúa por ti
mismo, señala el libro. Tiene toda la razón. Nosotros somos los que tenemos el
control absoluto sobre nuestra mente y podemos usarla como el medio a través del
cual dirigir nuestro destino. Para ello necesitamos usar la fuerza de voluntad. O
controlas el poder de tu pensamiento y tu mente o te controlará a ti, y la forma más
práctica de hacerlo es acostumbrarse a mantener a la mente ocupada con un
propósito firme respaldado por un plan definido. Visualizar va bien para eso. Si has
leído y aplicado lo que dice este libro lo tienes más fácil. Ocupa tu mente
alimentando tu propia misión interna. Trata de estar presente en todo lo que hagas,
siempre con el máximo interés. Respírate y siente. Vive y fluye. Así es difícil que el
miedo tenga poder sobre ti.

EXCUSAS DEL MIEDO AL FRACASO

La persona que no tiene éxito en la proyección de su vida y sus propios sueños


tiene un rasgo común: conoce todas las razones del fracaso y cree tener la excusa
perfecta para explicar y justificar la ausencia de resultados, apoltronándose en la
postura de la víctima en lugar de tomar de una vez las riendas de su vida, usando el
poder de su pensamiento, de su corazón latiendo con ganas de vivir, de su capacidad
de imaginar y soñar para encarnar el cielo que lleva dentro. Es más fácil querer que
el mundo cambie, esperando abrazar un ideal que jamás será lo suficientemente
perfecto, sin conocer que somos nosotros mismos los que debemos construir una
versión terrenal de ese mismo ideal que perseguimos, dejando de quejarnos por todo
y de juzgar a los que tratan de hacer algo, lo que sea. Las justificaciones son
incontables:
“Si no tuviera mujer e hijos”, “Si tuviera dinero”, “Si no hubiera corrupción”, “Si
no nos robaran los bancos”, “Si no hubiera tenido el pasado que arrastro”, “Si no
fueran tiempos tan duros”, “Si fuera más joven”, “Si tuviera más suerte”, “Si
conociera a la gente adecuada”, “Si este mundo fuera justo”, “Si no estuviera tan
gordo o gorda”, “Si no triunfaran solo los mediocres”…
Nos pasamos el tiempo creando excusas para justificar nuestro fracaso y
envidiamos al que creemos que tiene más suerte sin darnos cuenta que estamos
creando nuestra experiencia vital desde lo que pensamos y sentimos. Las excusas son
fruto de la misma imaginación que nos permitiría crear lo que deseáramos. La vida
es un juego que hemos venido a experimentar. No estamos aquí para salvar al planeta
sino para ser nosotros mismos. Lo logramos cuando encarnamos esa parte más
esencial en nuestro día a día, ya lo sabes. Si cada día aplicamos a nuestra
cotidianidad todo lo que nuestro corazón ha venido a vivir y nuestra alma a encarnar,
ya estaremos transformando el mundo en el cielo que siempre deseamos manifestar.
Eso es ser el artista consciente de tu propia vida.
EL KIBALIÓN CREATIVO
<<Ahora has encontrado las condiciones en las que el deseo de tu corazón puede convertirse en la
realidad de tu ser. Quédate aquí hasta desarrollar una fuerza en ti que nada pueda destruir>>.
El maestro de Gurdjieff en Encuentros con hombres notables

Sé que es un terreno básicamente esotérico, más concretamente perteneciente a la


filosofía hermética del antiguo Egipto, pero teniendo en cuenta lo que la física más
avanzada está demostrando actualmente, creo fundamental conocer al menos una
pincelada sobre estas leyes universales que al fin y al cabo, son una pista de cómo
funciona realmente el Universo y nuestro propio corazón. Si abrazas el camino de la
creación consciente pueden ser de gran ayuda. Es importante que navegues siempre
con el viento a favor. Voy a tratar de resumir los siete principios dando de ellos una
versión completamente creativa.

1. Principio del mentalismo


TODO ES MENTE
Cuando creas cualquier cosa en tu vida, debes comprender que existe una mente
que todo lo conecta, me refiero a eso que muchos llaman Dios. Tu mente es solo un
reflejo fractal de esa conciencia universal con la que puedes sintonizar si creas
desde el corazón. Desde allí nada está separado y desde ese estado de conciencia
todo es posible. Por tanto, cuando se dice que todo es mente, no se está hablando de
la pequeña mente analítica sino del engranaje creador de todo lo que existe y del que
tu también formas parte. Esa es la mente a la que puedes abrirte si lo deseas.

2. Principio de correspondencia
COMO ARRIBA ES ABAJO, COMO ABAJO ES ARRIBA
Todo lo que puedas crear sobre un papel, a través de una pintura, un escrito, o a
partir de una representación. Todo lo que puedas traspasar a través de la expresión
artística, a través de la danza, la plástica, la voz, el canto o la imaginación, puedes
traspasarlo también dentro de tu vida cotidiana de la misma manera. Lo pequeño es
igual a o grande y viceversa.

3. Principio de vibración
TODO SE MUEVE, TODO VIBRA
Una palabra, una nota musical, un color, una mirada, un poema, un gesto, una
danza… todo lo que crea vibra y todo lo que vibra crea. Lo primero que crea es la
vibración de tu propia respiración, de tu cuerpo sagrado.
4. Principio de polaridad
TODO ES DOBLE Y TIENE DOS POLOS
Como el día y la noche, cualquier cosa que creemos en nuestra vida creará a su
vez su polo opuesto. Cuando crece un bebé, crece su sombra representada por la
placenta, cuando crece una luz, trae consigo una oscuridad. Solo aceptando, amando
e integrando ambas partes tendremos salud y equilibrio. Los contrarios
aparentemente irreconciliables, son en realidad la misma cosa cuando se los
armoniza.

5. Principio de ritmo
TODO FLUYE Y SE MANIFIESTA EN CICLOS
En cualquier proceso creativo es importante contemplar la ley del péndulo y
aceptar la expresión cíclica de la creación. En oriente siempre se observa la vida
desde sus ciclos vitales. Desde el nacimiento hasta la muerte, pasamos por un
proceso de crecimiento, plenitud y maduración o recogimiento. La muerte y
nacimiento coinciden con el invierno, el crecimiento con la primavera, la plenitud
con el verano y la maduración con el otoño. Todo proceso creativo responde a estos
ciclos. Respetarlos es sacar el máximo partido a la vida. Así se manifiesta la
sabiduría. La muerte es solo una transformación, un dejar ir para renacer de nuevo.
Si no sabemos crecer en primavera, disfrutar de la plenitud en verano, aprender de la
maduración en otoño o morir en invierno, toda nuestra vida se transformará en un
simple reflejo de nuestra falta de sabiduría.
El mundo está lleno de personas adultas que actúan como niños o adolescentes.
Pocos saben estar presentes en cada momento de su vida. Pocos ancianos abrazan la
muerte mirándola fijamente a los ojos. Una sociedad que no sabe morir tampoco
sabe renacer. Una sociedad que no sabe dejar ir se convierte en dependiente. Cuando
decidas crear cualquier cosa, un hijo, una pintura, una empresa o un cocido,
comprende que primero germinarás la idea, luego la verás crecer hasta la plenitud y
cuando empieces a sentir que aprendiste todo sobre ella, debes poder dejarla partir
para volver a ser libre, para no destrozar el amor con la dependencia y poder
renacer de nuevo como creador. Solo así podrás volver a crear en un estado puro de
libertad.
6 – Principio de causa y efecto
TODA CAUSA TIENE SU EFECTO
Si creas cualquier cosa o situación, la consecuencia directa de hacerlo tendrá una
reacción, un efecto proporcional al que tu generas al decidir crear algo nuevo. Crear
implica siempre transformar y conlleva una gran responsabilidad.

7 – Principio de generación
TODO TIENE SUS PRINCIPIOS MASCULINO Y FEMENINO
No puedes crear en equilibrio si no lo haces desde ambos principios. Como
enseña la filosofía china, tú representas y te manifiestas en base a uno de los dos
principios, pero contienes dentro de ti la esencia del complementario. El cerebro
representa muy bien esta necesidad de equilibrio. El hemisferio izquierdo representa
el masculino y el derecho el femenino. El izquierdo nos permite comprender y
razonar, ordenar y proyectar. El derecho nos ayuda a sentir, a expresar, a traspasar
cualquier límite. Toda creación precisa del amor entre ambos principios. Lo
masculino representa la luz, el pensamiento, la información. Lo femenino es el agua,
la emoción. Cuando pensamiento y emoción se encuentran, cuando luz y agua se
abrazan, se genera el fuego que da pie a la vida. Una vida que solo precisa de un
marco, de un escenario, de una Tierra para poder germinar. Sin ambos principios no
se genera la vida y la creación deja de tener sentido. La lucha entre ambos principios
o el sometimiento de un hemisferio sobre el otro representa la muerte de la esencia
creativa.
MENTE, EMOCIONES, VÍSCERAS Y CUERPO
<< La vida es una fuente de salud, pero esa energía surge sólo donde concentramos nuestra atención.
Esta atención no sólo debe ser mental sino también emocional, sexual y corporal. El poder no reside ni en
el pasado ni en el futuro, sedes de la enfermedad. La salud se encuentra aquí, ahora>>.
Alejandro Jodorowsky

Tanto a través de la filosofía del Eneagrama, herencia iniciática de Gurdjieff y el


sufismo, como estudiando el Tarot de Marsella o la Metagenealogía de Alejandro
Jodorowsky, descubrimos que existen cuatro centros o identificaciones egóicas que
actúan en nosotros muchas veces de forma totalmente independiente. Vamos a verlas
una a una para comprender hasta que punto actuamos desde una división interna que
nos destruye e impide que logremos crear lo que deseamos o, sin ir más lejos, la paz
interior que tantas filosofías han buscado.

1. EL YO INTELECTUAL: produce ideas, todo lo que es puramente mental.


Está identificado en la cabeza

2. EL YO EMOCIONAL: produce sentimientos, todo lo que es puramente


emocional. Está identificado en la zona del pericardio y la parte del
estómago, donde tenemos un cerebro que además de digerir comida, digiere
emociones.

3. EL YO VISCERAL O SEXUAL: produce deseos, es la fuerza de la


líbido. La fuerza creativa. Está ubicado en el bajo vientre y los genitales.

4. EL YO CORPORAL: es nuestro cuerpo con sus necesidades básicas y la


vida material, el que recibe el impacto de la falta de alineación entre los
otros tres.

Para entender de lo que estamos hablando, necesitamos poner algunos ejemplos.


El más sencillo es ese que presupone que somos personas alineadas, esto es, que
respecto a algo concreto, pensamos, sentimos y deseamos lo mismo. Eso sería lo
ideal. Por ejemplo, pensar que nos interesa dedicarnos a la medicina, sentir que
siempre lo hemos anhelado y encender nuestro deseo con el fin de hacerlo realidad.
En este caso el cuerpo está alineado y todo fluye. No hay dispersión o lucha interna.
Pero ¿qué pasa habitualmente?, pues todo lo contrario: Uno piensa que debería ser
médico, siente que ama la música y desea irse a un monasterio perdido al otro lado
del mundo para dejar atrás una vida que no le satisface. Entonces el cuerpo recibe el
impacto del conflicto. Por eso se habla de conflictos emocionales, porque es cuando
la información llega a la emoción cuando el cuerpo la identifica y experimenta como
real. Vamos a conocer entonces un poco mejor cada uno de estos centros respecto a
la forma en la que se aíslan en lo que yo llamo burbujas egóicas. Estas burbujas son
alimentadas por un solo tipo de energía que al carecer de la compensación y
equilibrio de las demás, termina siendo destructiva para el sujeto:

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA POR UN EXCESO DE ENERGÍA


INTELECTUAL
La persona que vive en su cabeza, es el perfecto ejemplo de una persona situada
en su ego intelectual Esa que puede acabar sus días recluido en su mente, quedando
desconectado de su cuerpo, de sus emociones y su creatividad. Una persona que
considera que todo el universo es algo racional y teme aquello que no puede explicar
intelectualmente.

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA POR UN EXCESO DE ENERGÍA


EMOCIONAL
Un ejemplo de este ego emocional podrían ser los seguidores extremistas de un
equipo de futbol, una religión o lo que sea. Todos comparten emociones similares
conectadas a una determinada manera de entender la vida, sentimiento a través del
cual podrían llegar a justificar la violencia.

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA POR UN EXCESO DE ENERGÍA


VISCERAL O SEXUAL
Representado por el deseo, se trata de alguien que sólo vive para seducir o ser
seducido. La persona que vive sólo para el sexo y olvida incluso sus capacidades
creativas. Solo sigue a sus vísceras, su instinto primario.

LA BURBUJA EGÓICA GENERADA POR UN EXCESO DE ENERGÍA


CORPORAL
Un claro ejemplo de este ego es el culturista que vive en un gimnasio, obsesionado
por la dieta y por la comida con pocas calorías. También la clásica persona que no
acepta envejecer y vive supeditada a constantes operaciones de estética. Es un ego
que no desea desaparecer.

Cuando uno de estos cuatro centros se desarrolla en exceso, los otros tres se
desarrollan ahogados, inmaduros o reprimidos. Una vez más, la clave está en el
equilibrio que representa la carta del Mundo, arcano mayor del tarot de Marsella. En
la carta veintiuno de este fascinante diccionario simbólico y arquetípico, la esencia
es representada por una mujer que desde el mismo centro de la imagen, dirige los
cuatro egos simbolizando la máxima realización del ser humano. Lo que necesitamos
comprender es que estos cuatro centros no se comunican entre sí. Hablan lenguajes
totalmente distintos. De hecho, la función de la esencia es armonizarlos,
interconectarlos para que se vuelvan compatibles entre sí. La parte esencial actuaría
entonces como el director de orquesta que los dirige a un fin común. La clave para
lograrlo es poner atención en cada centro:

LO QUE QUIERE CADA CENTRO


El intelecto quiere ser
El corazón quiere amor
El sexo quiere crear
El cuerpo quiere actuar

LO QUE LE DEBEMOS ENSEÑAR


Al intelecto debemos enseñarle a no ser
Al corazón debemos proporcionarle la paz
Al sexo debemos enseñarle a morir
Al cuerpo debemos enseñarle a meditar

Nuestra mano tiene una disposición que nos permite comprender los cuatro egos,
así como esa parte esencial. El dedo índice representa el ego intelectual, a su lado
tenemos el dedo corazón representando al ego emocional, a continuación el anular se
conecta con el ego sexual y el meñique representa el material o corporal. El pulgar
está separado del resto y representa nuestra quinta esencia. Curiosamente, en los
mudras, el pulgar es el dedo que refuerza las cualidades de los demás dedos.
LOS MARCOS DE PROTECCIÓN
<< Todas las culturas iniciáticas se protegen antes de cualquier ritual. Como el hombre contemporáneo no
cree en la magia, se lanza a navegar por la vida sin protección, sin antivirus, El marco de protección que
invocamos cuando deseamos actuar de forma ritual es solo una construcción metafísica, una toma de
conciencia y presencia que nos protege de nosotros mismos, de nuestra propia inconsciencia>>.
Víctor Brossa

Cuando actuamos desde lo ritual con la intención de reprogramar algo en nuestro


subconsciente, esto es, en el disco duro de nuestra mente biológica, nuestra acción
repercute de forma inevitable sobre el resto de conciencias que conviven con la
nuestra y sobre nuestro entorno. No olvidemos que el psiquismo es colectivo y
tenemos mucho poder. Eso significa que a pesar de cuales sean nuestras intenciones,
necesitamos aprender a generar marcos de protección respetuosos antes de movilizar
cualquier fuerza. Hacerlo garantizará que el impacto de todo aquello que actúa en la
escena y que muchas veces desconocemos por estar en lo inconsciente, no pueda
afectar a nuestra psique de forma destructiva, así como ha ocurrido a terapeutas que
por desconocimiento de la existencia de lo mágico, jamás han protegido sus acciones
con marcos sagrados que incluyan todo aquello que puede asegurar una acción de
respeto y reparación sin consecuencias destructivas para ellos y para el entorno.
Algunos, desde la mejor de las intenciones, como ocurre en el caso de las
constelaciones familiares u otros ámbitos y disciplinas, se han atrevido a entrar y
ordenar linajes sin conocer la repercusión de tal acción, algo que si conocen
sacerdotes, brujos y chamanes de todo el mundo, razón por la cual, antes de
cualquier acción sanadora, abren un marco de protección.
Necesito puntualizar algo importante: no se trata de crear desde el miedo sino
desde la responsabilidad, lo mismo que hacemos cuando, antes de navegar por
internet, nos aseguramos de tener activado el antivirus para que ninguna información
agresiva pueda tomar el control de nuestro ordenador personal. Invocar un marco
desde donde yo propongo es invocar la memoria de lo más grande en nosotros, es
ordenar todas las fuerzas que actúan en la escena en nuestro beneficio porque no son
algo externo. Recuerda que en tu universo, todo nace de ti.
Existen numerosos marcos. Cada cultura tiene alguno e incluso muchas disciplinas
relacionadas con la espiritualidad o la sanación, como en el caso del Reiki, han
creado sus propios marcos. En este libro propondré uno, el que normalmente uso
como comodín para todo. Reconozco la influencia de los Q’eros en la disposición y
el espíritu integrador y respetuoso de este marco. Lo creé a conciencia. La idea es la
de incluir todo aquello que necesito recordar que soy, que forma parte de mí. Es un
marco que actúa de forma unificadora, porque al nombrarlo reunimos todas nuestras
par tes desde el máximo poder. Es importante invocar recitando con cierta
solemnidad, sintiendo que la gota de agua invoca la memoria del océano en ella para
poder lograr aquello que como simple gota no puede. Algo para actuar presentes y
con respeto hacia la vida, para bien de todos. Esa es la idea y nunca la de afectar a
otros o interferir en su libre albedrío.

MARCO SAGRADO PARA TODAS LAS SITUACIONES

En el momento de crear el marco, necesitamos invocar con seguridad, firmeza,


emoción y solemnidad, a la altura de lo que decimos y ordenamos. Ordenar al fin y
al cabo lo hemos asociado a recibir órdenes porque durante mucho tiempo hemos
sido objeto de otros. En realidad, ordenar es aquello que haces cuando pones orden
en tu agenda o en tu habitación, esto es, disponerlo todo en su lugar, en el que tú
eliges. Yo recomiendo empezar por decir quién eres y desde donde invocas. Al
hacerlo debes reconocerte como dios o diosa (dependiendo de si eres hombre o
mujer), como un ser sagrado.
Una vez manifestado esto, invocamos desde tres niveles:

a) Por un lado tenemos todo lo divino, es decir, lo que en una representación


sencilla sería situado por encima de nosotros, en el Cielo.

b) Luego está el linaje, es decir, nuestros ancestros de sangre relacionados


con el cuerpo, con la posibilidad de estar vivos biológicamente.
Recordemos que gracias a la sangre que recibimos de nuestros padres se
formó nuestro cuerpo. Debemos entonces tenerlos presentes e invocar
también su sabiduría y su luz en nosotros, así como la de todo nuestro linaje
consanguíneo.

c) Ya tenemos lo de arriba y lo de en medio. Nuestro cuerpo es un portal


simbólico que une Cielo y Tierra. Nos falta por tanto la Tierra, el lugar en el
que tenemos nuestras raíces como la cometa que vuela y siempre permanece
anclada para no perderse. Es por eso que invocamos a la Tierra y al Sol
como representantes de nuestro cuerpo físico y energético, este último
también conocido como el espíritu o nuestro doble.

Según la cultura Q’ ero, nuestro cuerpo físico está formado por un 70% de
agua y un 30% de minerales (tierra) y nuestro cuerpo energético está
formado por un 70% de fuego y otro 30% de aire. Así pues, invocamos
también a los cuatro elementos, tierra, agua, fuego y aire. Por último,
invocamos a los cuatro puntos cardinales a los que saludaremos: Norte, Sur,
Este y Oeste.

Ya tenemos unido a nosotros lo de arriba, lo de en medio y lo de abajo. Ahora nos


alineamos con las fuerzas y desde esa presencia creamos guía, protección y ayuda,
declarando nuestro marco un marco sagrado de medicina y sanación donde solo
puede entrar lo que esté en coherencia con nosotros. Damos las gracias y empezamos
nuestro ritual.

EJEMPLO PRÁCTICO DEL MARCO

A continuación dejo un posible marco basado en lo citado anteriormente. Uno


puede empezar leyéndolo hasta que se lo aprende de memoria. Puedes transformar lo
que quieras para hacerlo más tuyo. Este es el que yo uso. En las zonas punteadas
debemos decir primero nuestro nombre y después el lugar desde el que estamos
haciendo el marco (esta habitación de mi casa en Barcelona, etc).

<<Yo soy…….…………………………(Debes decir tu nombre), soy sagrado (a) y


me reconozco como dios (diosa) encarnado (a) en la Tierra.
Desde aquí,…………………………………….. (Decir el lugar en el que estamos: tu
casa, tu ciudad, lo que sea), Yo invoco al Creador y a la Creación, a los ángeles, a
mis maestros y guías y a todos los seres y conciencias que estén en coherencia con
mi corazón y con mi misión de vida.
Yo invoco también a mi linaje, al que honro y reconozco y a toda su luz y su
sabiduría.
Invoco también a la Tierra (la Pacha), a la que reconozco como mi madre e
Invoco al sol, al que reconozco como mi padre. Invoco a los cuatro elementos:
Tierra, agua, fuego y aire y a los cuatro puntos cardinales: Invoco a las fuerzas
del norte. Yo os saludo. Invoco a las fuerzas del sur. Yo os saludo. Invoco a las
fuerzas del este. Yo os saludo. Invoco a las fuerzas del oeste. Yo os saludo
Me alineo con todas las fuerzas y desde la presencia que Yo Soy, creo
protección, guía y ayuda para que este acto reparador que voy realizar aquí y
ahora, sea para mi bien y el de todo el mundo, desde el respeto y el
agradecimiento a toda vida.
Así sea, así es, hecho está>>.
Los altos sacerdotes de la cultura Q’ ero se aseguran al final de toda invocación,
que dentro del espacio sagrado o marco que abren solo pueda entrar lo afín a ellos
mismos, protegiéndose de toda cuestión inconsciente fuera de su control. Dicen algo
así:
<<Decreto que este marco es un espacio sagrado de medicina y sanación donde
solo puede entrar lo afín a mí>>.
Doy las gracias y empiezo el ritual. Al finalizarlo vuelvo a dar las gracias.

EL CIERRE DE LOS MARCOS EN LOS RITUALES

Aunque en principio se acostumbra a simbolizar un cierre del marco cuando se ha


invocado fuerzas, en este caso es suficiente con dar las gracias. Esto es debido a que
no invocamos algo externo a nosotros. No nos movemos desde la separación como lo
harían las magias esotéricas tradicionales, que acuan desde dos bandos en lucha (el
bien o el mal). Además, en los marcos esotéricos normalmente se invocan fuerzas
superiores al mago, fuerzas que éste no considera parte de sí mismo. Es por eso que
debe despedirlas.
Nosotros partimos aquí desde otro punto, por eso en los caminos iniciçaticos es
tan importante el desde donde. Nuestro desde donde parte de una cosmovisión
donde, al invocar el marco, lo que hacemos es invocar nuestra presencia. Me refiero
a la reunión en nosotros de las memorias que nos recuerdan que somos uno con
Todo. Una vez más, es como si la gota invocara la memoria del océano en ella. Así
de simple. Desde ahí no hay peligro, siempre y cuando respetemos el marco en
nuestras acciones e intenciones. Recordemos que se trata de reparar lo que está roto
en nuestro foro interno, de armonizar esas dos partes enfrentadas dentro de nosotros
que se reflejan fuera en forma de conflicto, problema o desgracia infranqueable.
Este tipo de marco es entonces una forma de crear presencia en nuestra vida, de
estar presentes con todo lo que somos, disponiendo que las fuerzas que se
manifiestan son aquellas que nos devuelven todos nuestros potenciales. De hecho,
nos conviene que sigan con nosotros, o lo que es lo mismo, que esa memoria que
invocamos nos acompañe el máximo tiempo posible. A pesar de que poco a poco
tendremos tendencia a perderla, esta memoria irá reprogramando nuestra mente
biológica a medida que hagamos más y más marcos en cada nuevo ritual que
creemos.
Habrá un momento en el que comprobaremos que nuestro poder personal aumenta
de forma permanente, a la vez que sentiremos que somos uno con toda la Creación.
Es parte de un proceso que tiene mucho que ver con la reprogramación esencial que
propongo desde el Método Syneidesis, donde a base de jugar a reparar nuestra
propia fragmentación interna, nuestras células, nuestros órganos, nuestros electrones,
irán comprendiendo quienes somos en realidad, quienes elegimos ser.
Debido a las memorias de la herencia judeocristiana que todavía actúan en
nosotros, es posible sentir miedo a caer en el orgullo o la soberbia cuando
nombramos lo que somos desde lo que propongo en este libro. Estamos
acostumbrados a relacionarnos con lo más grande como algo separado, como algo a
lo que nos sometemos en lugar de recordar que también somos nosotros, a pesar de
nuestra identificación con lo más pequeño. Recordemos lo visto en capítulos
anteriores, donde veíamos que reconocernos desde toda nuestra magnitud es dejar de
negar que todos somos uno, algo que todas las culturas ancestrales han sabido y
compartido.
Manifestar entonces nuestra grandeza no tiene nada que ver con tener falta de
humildad, más bien es un acto sagrado de agradecimiento y reconocimiento a todo,
porque si somos sagrados y nada está separado, también lo son los demás seres y
todas las cosas que existen. Ese es el camino de la reunión, de la integración. Debe
ocurrir en nosotros para que ocurra fuera. No es algo muy distinto de lo que propone
el yoga (del sánscrito yogah), que al fin y al cabo significa unión.
Así pues, recomiendo usar el marco todas las veces en las que conscientemente
realicemos un ritual hacia nosotros mismos, sin necesidad de efectuar otro cierre que
el de dar las gracias. De todas formas, quien sienta que prefiere despedir las fuerzas,
solo tiene que hacerlo al terminar el ritual. Como ya he señalado anteriormente, en el
caso de esta cosmovisión que comparto, con dar las gracias y celebrar para mí es
suficiente, ya que a mi no me interesa despedir a mi presencia. Que cada cual sienta
y elija desde su sabiduría.
Lo importante es estar tranquilos y seguros de lo que hacemos, comprendiendo y
sentiendo aquello que resuena con nosotros, siendo respetuosos. No somos niños o
niñas perpetuando su infantilismo, proyectando padres y madres fuera. O si lo
hacemos, tratamos de traspasar al menos esos programas de dependencia para crecer
desde nuestra libre elección. Esa es la propuesta e invocar desde este marco ayuda a
sembrar en esa dirección. Ya no tiene sentido jugar más a eso de que me lo tienen
que decir todo. Aquí la verdad la encarnamos cada uno, aquí la elección es personal
y conlleva una responsabilidad exenta de juicio y culpa. Responsabilidad y
capacidad de reparación, empatía y perdón. Necesitamos recuperar el espíritu del
niño que fuimos desde el adulto que somos.
CASOS PRÁCTICOS DE GESTIÓN CON ARTE
RITUAL
<<La imaginación crea la realidad… El hombre es todo imaginación>>.
Neville (1905 – 1972) Visionario y místico

Necesitamos imaginar lo que deseamos crear para encarnarlo en nuestro día a día,
para hacerlo verdad en nosotros y en consecuencia, en nuestro mundo físico. Este es
el juego, al menos el que desde aquí propongo. Ya que estás en este mundo, juega a
realizar lo que tu corazón te pide recordando que la metáfora y el juego son reales
para tu mente biológica. Eso es ser tú mismo, tu misma. Las excusas que surgirán por
el camino para no hacerlo serán muchas, incluidas esas que te recuerdan lo poca
cosa que eres, alguien al que todos pueden manipular. Tú decides a quién elijes dar
el poder. Recuerda que es lo que ocurre cuando pones la atención en algo o en
alguien.
Es en nuestra vida cotidiana donde realmente necesitamos aplicar todo el
conocimiento iniciático y espiritual. No sirve de mucho tener sabiduría si no la
encarnamos. Soñar en lo espiritual sin bajarlo a Tierra es perder una preciosa
oportunidad. No tiene sentido esperar a la muerte para recuperar nuestro valor
sagrado. Podemos hacerlo hoy, aquí, en nuestra cotidianidad, porque aquí y ahora es
donde estamos ahora focalizados. Recuperarlo es volver a creer en ello, es dejar de
poner la atención en juzgar cualquier cosa material como el impedimento hacia
nuestra iluminación.
Ante un joven musulmán que recriminaba a un sabio sufí por comer durante el día
en el Ramadán, el sabio respondió sonríendo: Por algo será que Alá dispuso esta
mesa llena de alimentos sagrados para la libre elección de sus hijos . Quiero decir
que está muy bien la teoría y las herramientas que aprendemos en el camino, pero
solo son ricas si producen riqueza, esto es, si se les da un sentido, si las ponemos en
práctica para adquirir experiencia. Más allá de hacerlo un rato en un curso o una
clase de yoga o aplicarlas de forma extrema, como normas de comportamien—to
estandarizadas, las herramientas están para que cada uno trate de usarlas un poco a
su manera, sobretodo cuando tenemos conocimiento de causa.
La vida diaria es el verdadero campo de pruebas, el lugar al que hemos venido a
desarrollar aquello que desde lo espiritual bajamos a Tierra, empezando por
nosotros mismos. Ese es al menos el punto de vista que he ido marcando desde el
inicio del libro. Con un poco de suerte, acabarás tan harto de leerlo que cuando
termines de leerlo, dejarás a un lado el libro y te dedicarás a jugar, probar y errar
una y otra vez, levantándote y volviendo a caer. Cuestionando, sontiendo,
traspasando, experimentando por ti mismo más allá de creencias y verdades de otros.
Porque está muy bien leer libros como este y encender un incienso para repetir
mantras un rato, y al mismo tiempo, sería maravilloso poder llevar los beneficios de
esas prácticas a los momentos cotidianos en los que no estas para nada centrado, en
los cientos de instantes diarios en los que te sientes arrastrado por la fuerza
contradictoria de tus egos y sus circunstancias.
Descubrir la luz de tu sombra, precisamente allí donde más se manifiesta, es más
interesante para ti que tapar aquello de tu persona que juzgas reprochable. Descubrir
tu oscuridad y darle luz para traspasarla es crecimiento, tal vez el mayor de ellos.
Para eso sirven los rituales. Pero resolver bo es cortar o aniquilar sino gestionar y
reparar, no lo olvides. Aprenderás ahora como usar el ritual para gestionar tu vida
en el mismo momento en el que sucede aquello que te bloquea o enfurece, eso que te
desestabiliza o te llena de tristeza, terror, euforia o vacío.
Sé que los lectores y lectoras que estén todavía en el paradigma del juicio dual
podrán sentir rechazo ante mis argumentos. Me he encontrado gente que dice estar en
la luz y no tener aspectos sombríos. Dicen no sentir nunca rabia o miedo. Lo respeto
pero no lo creo. Conociendo cuales son las emociones primarias y su
funcionamiento, reconozco en sus rostros la máscara que encierra sus propios juicios
y el terror a reconocer su humanidad más densa. Muchos desean estar iluminados
siguiendo un camino estandarizado como si no supieran que todos los caminos llevan
a la luz, al conocimiento interno.
Algunas personas parecen tener prisa por trascender el mundo material al que han
venido a aprender. Lo desprecian en lugar de honrarlo, creyendo que lo que buscan
está más allá, lejos de su presente y de su propio cuerpo. Es común descubrir que,
como en la mayoría de religiones, se trata de separar todo aquello que se juzga como
oscuro. Pocos se dan cuenta de que si la divinidad lo es todo, al separarla de lo
oscuro la negamos en toda su magnificencia. Si lo más oscuro forma parte de ella
¿por qué entonces esa obsesión por transformar la noche en día?

GESTIÓN COMO VÍA DE RESOLUCIÓN

Mucha gente busca fórmulas mágicas para resolver sus vidas, creyendo que
acabarán todos sus problemas y podrán vivir una vida que idealizan, al igual que el
náufrago piensa que estar en un barco lo libraría de las tempestades. Pero el océano
está para todos y la diferencia entre unos y otros tiene que ver con el
posicionamiento, con la elección de dejar de ser un objeto a la deriva para pasar a
ser sujeto y tomar un barco. Aprender a navegar como capitanes de nuestro propio
destino para dirigirnos a donde nos pide nuestro corazón.
En esta metáfora, el océano es como la vida, se mueve, sube y baja, se manifiesta
en todas sus formas. Se trata entonces de gestión, esa es la palabra clave, gestión
ante la tempestad, gestión ante la calma, gestión ante aquello que por estar vivos
ocurre dentro y fuera de nosotros. Porque resolver un problema no nos librará de la
fuerza electromagnética de la vida, pero si nos dará mayor experiencia y riqueza, nos
permitirá aprender a movernos en la escena cada vez con mayor soltura. Resolver no
es entonces apartar de nosotros las vicisitudes de la vida, sino más bien aprender a
enfrentarlas desde nuestra capacidad de gestión.
De nuestros conflictos internos ante la vida creamos lo que llamamos problemas,
o lo que es lo mismo, problematizamos la vida en lugar de aprender a gestionarla
leyendo en cada conflicto una posible fuente de crecimiento. Los llamamos
problemas porque mueven los cimientos de nuestra zona de confort.
Problematizamos la vida para excusarnos ante ella, para ausentarnos de aquello que
nos pide resolución y crecimiento. Nadie nos ha enseñado a gestionarnos desde ahí,
desde las emociones, desde las vísceras, desde la alineación de todo aquello que
dentro de nosotros se enfrenta y nos confronta. Eso propone el Método Syneidesis
mediante la gestión con arte ritual.
Lo más importante a la hora de gestionar desde lo ritual es tomar conciencia de lo
que ponía en juego líneas más arriba en la metáfora del náufrago. Cuando en la vida
no estamos alineados y en presencia, nos comportamos como náufragos a la deriva.
Por eso lo primero que haremos ante cualquier conflicto, por pequeño que parezca,
es recitar nuestro marco de protección. Cuando la mar está calmada todo parece más
llevadero para el náufrago, pero cuando llega un temporal, la impotencia ante las
grandes olas y los poderosos vientos lo llevarán a la deriva por mucho que se aferre
a cualquier tabla. El marco nos da presencia, nos transforma en capitanes de nuestro
propio barco. Entonces somos capaces de responsabilizarnos de lo que nos ocurre,
encargarnos de nosotros mismos. Las emociones son las que nos permiten saber que
pasa en nuestro cuerpo, ese que recibe el impacto de nuestros conflictos internos
hasta somatizarlos en forma de patologías o enfermedades.
LAS CUATRO EMOCIONES PRIMARIAS

Necesitamos conocer qué son las emociones, como funcionan y de qué manera nos
afectan. Lo primero que debemos comprender es que las emociones son como el
agua que bebemos. Pasan a través nuestro y afectan nuestro cuerpo pero no somos
ellas. Sentimos tristeza pero no somos esa tristeza, por tanto, no estamos tristes
(recuerde el lector que ser y estar en inglés es la misma cosa. Ocurre lo mismo para
nuestro subconsciente). El problema es que, o negamos las emociones o nos
identificamos con ellas. De hecho, eso de la identificación lo llevamos hasta el
extremo de proyectarlo a los animales y a las demás personas. Proyectamos en ellos
nuestra forma de sentir.
En realidad, las emociones anclan pensamientos que fabrican realidad
precisamente porque generan una alquimia en nosotros. El problema es cuando nos
poseen emociones o pensamientos nocivos, pero para eso sirve la gestión emocional
que desarrollaremos en un rato. Antes me interesa seguir desgranando lo que ocurre
con las emociones, porque no negaremos que muchas de las emociones que pasan
por nosotros son estados cuya manifestación incomoda socialmente. Por eso se las
contiene, se las reprime o se las disimula. Si no somos muy conscientes, incluso al
educar a nuestros hijos, tratamos sin darnos cuenta de que solo sientan o reconozcan
sentir lo que nos agrada. Si no es así, lo relativizamos todo con frases como: ya está,
no fue nada, ya pasó .
Recuerdo una mujer que justificaba sonriendo los abusos sexuales que sufrió de
niña hasta que logré llevarla al estado desde el que pudo romper a llorar. Vivimos
en una sociedad que trata de controlarlo todo y una emoción no se puede controlar
sin afectar al organismo del sujeto. Las emociones necesitan ser expresadas. Es por
eso que debemos reconocerlas y darles una salida constructiva. Las emociones nos
permiten reconocer como estamos a pesar de lo que elija creer la pequeña mente. La
gestión emocional trata de generar un marco sano donde esas emociones puedan ser
expresadas sin hacer daño al que las expresa o a los que podrían recibir su impacto
desde el exterior. Algunas terapias somo la Gestalt se dedican a eso desde hace años
c o n muy buenos resultados, el único inconveniente por mi parte es que no
contemplan los marcos de protección. Para mí es vital hacerlo, ya que la ira liberada
contra alguien llega a esa persona externa si no hemos creado el marco. Es algo que
ya he comentado en el libro. No construir marcos tiene que ver con despreciar la
parte mágica que tanto afecta nuestra vida cotidiana, es pasar por alto que existe un
inconsciente que actúa en la escena.
Para mí, la liberación emocional propuesta por todas estas terapias es muy válida
siempre que introduzcamos el marco de protección que nos permita soltar lo que
contenemos sin generar un efecto boomerang del que acabemos recibiendo el
impacto. Es entonces cuando podemos abrazar la posibilidad de expresar y
representar aquello que nos permitimos liberar. Podemos hacerlo mediante la dana,
o el teatro como en las constelaciones familiares. También podemos pintarlo,
gritarlo, escribirlo y sobretodo, usar los cuatro elementos para traspasarlo.
Recordemos que la metáfora es real para el subconsciente. Pondremos un ejemplo de
gestión ritual: Tras realizar un marco de protección, puedo sacar la ira hacia alguien
que me ha hablado sin respeto, algo que detesto porque me recuerda aquello que
hacía conmigo mi madre cuando era niño. Libero esa ira que me quema por dentro
para evitar que la somatice mi hígado. Lo hago mientras golpeo un cojín o destrozo
un melón. Luego, cuando la intensidad ya es más baja, la pinto en un papel mientras
trato de respirar con consciencia y finalmente la quemo. Mientras el papel se
convierte en cenizas miro el humo y siento que simbólicamente devuelvo mi ira al
universo con agradecimiento por lo aprendido. Eso, sin ir más lejos, es liberación
emocional ritual.

FELICIDAD, TRISTEZA, MIEDO E IRA

Existen cuatro emociones básicas, la felicidad, la tristeza, el miedo y la ira.


Cuando no estamos en alguna de ellas es porque permanecemos en calma, en paz
interior, eso que buscan el Zen y otras propuestas meditativas. Esto ha confundido a
mucha gente. He conocido algunos seguidores de estas tendencias que creen que
contener emociones es estar en calma, cuando lo que se propone es dejar que pasen
sin que puedan afectarnos. Es un estado de calma que impide que lo externo nos
lleve. Eso es presencia al fin y al cabo. Por tanto, decubrimos que la presencia y la
calma están relacionadas con la esencia, mientras que las cuatro emociones
representan, seguramente para tu sorpresa, a alguno de nuestros cuatro egos. El
mental es aire, el emocional es agua, el sexual es fuego y el corporal es tierra. Ya lo
ves. En realidad siempre se trata de mantener el equilibrio y quién debe hacer esa
función es tu ñarte más esencial.
La felicidad es una emoción que se permite y que nos permitimos habitualmente
porque está bien vista y no molesta a casi nadie, salvo cuando estamos en un
velatorio o ante alguien que sufre. Entonces no está bien reir o estar feliz. Esto es
debido a que hay normas sociales que indican cuando debemos sentir algo y cuando
no. No es de extrañar que estemos tan desajustados. Me llevo las manos a la cabeza
cada vez que paso por una guardería y veo las máximas que se les dice a los niños,
porque se los programa para que corten sus emociones.
El miedo, la ira y la tristeza son emociones incómodas. La tristeza es un estado,
pero socialmente nos conecta con el arquetipo de la víctima. Nos encanta
convertirnos en salvadores de los que lloran e ir corriendo a cortarles la emoción sin
tener en cuenta su necesidad. Si alguien llora vamos a consolarlo y la forma de
hacerlo es sacarlo de lo que siente, animarlo decimos. Nadie nos ha enseñado a
sostenernos ante las emociones. Las mujeres saben un poco más que los hombres,
pero hoy en día, es de lo que más carece esta sociedad desconestada y
desnaturalizada.

Las cuatro emociones primarias

Si un hombre tiene miedo es mejor que no lo diga o será juzgado de débil y


cobarde. Una mujer en canvio sí puede sentir miedo, aunque se la llamará miedosa.
La ira es también una emoción muy contenida, que solo se justifica ante hechos
graves o masivos, viscerales, como si enfadarse fuera algo negativo en sí mismo. Las
emociones tratan de contarnos sobre nuestro estado interno, sobre lo que realmente
ocurre en lo más profundo de nuestro ser mientras tratábamos de hacer ver que no
pasa nada. Las emociones generan conflicto en nosotros porque cuando sentimos
algo que involucra a otros, estos otros se sienten incómodos o culpables.

LAS EMOCIONES VAN EN PAREJA

Poca gente sabe esto, pero las emociones van siempre de dos en dos. No estamos
solamente tristes o alegres, enojados o con miedo. En realidad ocurre que la
dualidad se da incluso en nuestros estados emocionales. Pondré un ejemplo para
facilitar la comprensión, porque normalmente un estado emocional tapa al otro, lo
que no significa que no esté manifestándose:
Por ejemplo, imagina que te acaba de tocar la lotería. Lo celebras por todo lo alto
y sientes una inmensa alegría, y al mismo tiempo está el miedo a los posibles
cambios y a cómo vas a gestionar tu dinero. Otro ejemplo puede ser aquella persona
que siente alegría porque va a ir de viaje a la selva africana, justamente el lugar que
deseaba conocer, y al mismo tiempo siente el miedo de enfrentarse al reto que
representa ese viaje plagado de incertidumbres. Un último ejemplo sería el de una
persona que está muy enfadada con su madre, mientras que en realidad debajo del
enfado se esconde la tristeza porque ella jamás lo tiene en cuenta.
Ya ves que las emociones van en pareja y, aunque se manifiestan en tu piel y en tu
parte más externa, están afectando tus profundidades. Las emociones son agua y
como agua debemos tratarlas. Para limpiar agua estancada lo que hacemos es
vaciarla. Muchas veces necesitaremos también agua limpia. Veremos a continuación
mediante casos prácticos la forma mediante la cual yo gestiono emociones usando el
arte ritual en base al Método Syneidesis de creación consciente.

CASOS PRÁCTICOS DE GESTIÓN EMOCIONAL RITUAL

Este no es un libro exclusivo sobre arte ritual, algo que me reservo para un futuro
próximo, y aunque el uso del ritual para gestionar emociones es más acotado, creo
que enseñar al menos la base práctica de lo que representa la gestión emocional
ritual, puede suponer una ayuda para que puedas integrar esto a tu vida cotidiana. Al
menos, trata de divertirte detectando cual es la emoción que acompaña siempre a la
que se manifiesta abiertamente, eso te ayudará a comprenderte y a elegir la forma en
la que deseas gestionar lo que te está ocurriendo.
Te dejaré cuatro casos prácticos, uno por cada una de las emociones primarias. En
cada caso, primero te plantearé el asunto sin gestión emocional ritual y luego te daré
la información del mismo caso desde la resolución que aplica lo que te propongo.
Obviamente, la resolución me la invento yo y seguro habrá otras formas o
posibilidades. Lo que deseo que entiendas es que el espacio para la creatividad es
muy amplio. Mi intención es que lo veas tan sencillo que decidas usarlo a partir de
hoy e inventar para ti tus propios rituales de gestión emocional.

a) EL HOMBRE EUFÓRICO (LA FELICIDAD)


Recordando que las emociones van de dos en dos, este era un hombre muy feliz
debido a que acababa de tocarle la lotería. Estaba tan feliz que se olvidó de la
emoción de miedo que afloraba desde la sombra, relacionada con el temor de ser
estafado. El miedo no es bueno para construir pero nos ayuda a ser prudentes cuando
la euforia es desmedida. El problema del miedo es que nos posea y dirija nuestras
vidas. En este caso, a este señor lo poseyó la alegría. Se sentía tan feliz que confió
en todos los que se le acercaban e incluso apostó casi todo su dinero a la ruleta,
sintiendo que estaba en racha y que nada malo le podía pasar. Unas semanas más
tarde estaba totalmente arruinado.
Gestión emocional ritual de este caso:
Si el hombre se detiene ante su euforia justo en el momento de recibir la noticia, y
antes de dejarse arrastrar crea un marco de protección y respira tres veces
enraizándose a la tierra, automáticamente toma su poder. Entonces observa la sombra
de toda esa luz maravillosa que lo ofusca y descubre el miedo. Lo explora y lo
abraza escenificando que tiembla y que ocurre todo aquello que teme. Lo escribe en
una lista y lo lee. Al estar en su miedo la euforia baja y el hombre siente equilibrio.
Atender su miedo lo ha compensado. Cuando lee sus miedos en voz alta los va
reconociendo y agradeciendo por todo lo que le han enseñado. Luego los devuelve al
universo quemando la hoja. Más tranquilo, decide lo que va a hacer con el dinero
mientras visualiza unos minutos, desde la calma, lo que de verdad su corazón le
pide.

b) EL ANCIANO SARCÁSTICO (LA IRA)


Un anciano esta rabioso porque los hijos de sus vecinos ponen la música muy
fuerte. Su educación le impide manifestar abiertamente su enfado, así que
simplemente se queja para sus adentros sin hacer nada con su emoción de ira. Cuado
encuantra a sus vecinos por la calle, les pone buena cara aunque los detesta. Piensa
que los niños son unos maleducados y los padres unos irresponsables. El problema
es que en ningún momento manifiesta su desagrado. Incluso sonríe como si todo
estuviera bien. Lo que ocurre es que tiene miedo al conflicto, a la reacción que
pudieran tener ellos si abiertamente les manifiesta el enfado. Por eso lo saca en
forma de ironía o sarcasmo apriovechando la cordial conversación: Vaya, que niños
más majos, que maravilla de juventud, se nota que hoy en día lo tienen todo muy fácil
. En sus palabras dse adivina una crítica disfrazada. Lo tinen todo muy fácil, por eso
son maleducados. El problema es que el anciano sufre de malas digestiones y tiene
problemas en el hígado.
Gestión emocional ritual de este caso:
Es evidente que este señor tiene ira contenida. No se atreve a sacarla por miedo.
Ahí tenemos la segunda emoción escondida. Tiene miedo a crear conflicto, a que los
vecinos se enfaden con él. Entonces saca su enfado en forma de ironía. Es algo que
ocurre de forma inconsciente. La ironía o el sarcasmo son como un puñal traicionero.
El problema es que el anciano sufre de malas digestiones y tiene mal el hígado, que
es el órgano que acumula la ira no expresada. Lo ideal es que el anciano hiciera un
marco de protección y sacara la rabia de la forma más salvaje, golpeando un cojín,
estrellando naranjas contra la pared, gritando, insultando a los niños, apretando el
puño o pataleando sobre el suelo hasta desahogarse del todo.
Es posible que al terminar, lo que haya debajo es un asunto de su infancia
referente a sus padres o a su educación, donde se tuvo que tragar sus emociones.
Seguramente debajo de la rabia haya tristeza. A veces las emociones vienen también
de tres en tres. Si el anciano hiciera esto cada vez que siente rabia, siempre
protegido por un marco sagrado, es posible que al final lograra reprogramar su
propia estructura educativa liberándose de los problemas de hígado y de sus malas
digestiones. Es más que seguro que con el tiempo podría sentirse más honesto y
menos irónico. Al fin y al cabo, ser honesto no significa ser maleducado. Se pueden
decir las cosas con amos y respeto, sobretodo cuando la ira no está actuando dentro
de uno.

c) EL ADOLESCENTE QUE TEME HACERSE ADULTO (EL MIEDO)


Este es el caso de un adolescente que aparenta desear ser adulto para hacer lo que
le de la gana, aunque en realidad tiene terror a tomar responsabilidades. Pretende
hacer ver que es adulto para lograr independencia, mientras sigue viviendo de los
padres. En realidad tiene miedo a crecer y se escuda en una rebeldía desde la que
parece no interesarle el mundo. Se la pasa cuestionando lo que hacen sus padres sin
aportar nada. En realidad está enfadado con el mundo adulto, con el sistema, porque
no se ve capaz de actuar en él. Por eso espera que los demás lo hagan. La ira que
manifiesta su rebeldía es mostrada en forma de enfado, emoción que tapa el miedo a
ser adulto y asumir responsabilidades. Es muy posible que detrás de todo ese miedo
a crecer esté la tristeza de la impotencia, del dejar atrás la seguridad de la infancia.
Gestión emocional ritual de este caso:
Lo ideal es que el adolescente supiera hacer marcos de protección para que su
rabia y frustración no llegaran a sus seres queridos. Al mismo tiempo, evitaría
alimentar su mente con todos esos pensamientos destructivos que siempre recibirá de
vuelta. Una vez hecho el marco, el adolescente debería expresar todo aquello que
siente, como hacen algunos cantantes de rap, sacarlo todo mediante cantos, textos,
dibujos, patadas, danzas o gritos. Golpear tambores, gritar, etc. Al terminar, lo
interesante sería tomar todo lo expresado y sintetizarlo en un papel para luego
reconocer ese enfado e impotencia y poder quemarlo, devolviéndolo con
agradecimiento al universo.
Después, el adolescente debería sentarse sereno y visualizar el mundo que
desearía tener, la vida adulta que desearía crear. Pintarla, escribirla y si fuera
posible, leer o mirar esas imágenes durante 21 o 40 días, antes de ir a dormir o al
levantarse. Además, al menos una vez, debería representar con barro al adulto en el
que se está convirtiendo e ir a entregárselo a la madre Tierra. Pedir permiso a la
naturaleza, hacer un agujero, hablar con la Tierra como se habla con una madre
dulce, entregarle la estatuilla con una ofrenda de flores, un poco de miel o algo dulce
y decirle algo así:
Madre, esta figura representa al adulto en el que me estoy convirtiendo. Ayúdame
a que crezca sano y consciente. A cambio te ofrezco estas flores y estos dulces. Te
amo.
Luego se cubre el agujero de tierra y se debe generar algún tipo de celebración.
Los Q’ eros entierran también algo de grasa animal. Dicen que eso ayuda a que el
deseo se ancle en la Tierra. Yo lo hago con aceite de oliva porque no como
animales. Al final, se trata de crear una metáfora en la que intercambiamos con la
madre. Le damos flores y dulzura a cambio de que nos ayude en nuestro crecimiento.
Es como sembrar. Por eso a veces, al dar las gracias, yo riego la superficie con agua
bendita o agua puesta al sol. Cada uno que pruebe a su manera.

d) LA MUJER ABANDONADA (LA TRISTEZA)


Esta es una mujer muy triste porque su marido ha muerto tras 20 años de
matrimonio. Como cuando era niña y murió su padre, siente que la han dejado sola
de nuevo. Lo racionaliza y trata de vivir con ello honrando a su difunto marido y
tratando de contener una ira oculta relacionada con el enfado hacia su marido por
abandonarla.
Gestión emocional ritual de este caso:
En este caso ocurre que la mujer no se permite vivir el enfado. Se queda anclada a
la tristeza y evita abrir su rabia porque respeta la memoria de su marido. En
realidad, expresarla abiertamente sería lo más saludable para ella. Lo mejor sería
hacer un marco de protección y llorar sin contención o juicio moral, ante una
fotografía de su marido difunto. Permitir que fuera saliendo toda la tristeza hasta
conectar con el enfado. Expresar la ira hasta el final, sin juicio, sin culpa. Una vez
traspasada, yo generaría un bello acto metafórico de despedida. Un acto bello para
liberarlo y liberarse de cualquier atadura o tema pendiente entre ambos. Eso siempre
va bien para poder empezar de nuevo. Dejar morir para volver a renacer, siempre
respetando los prcesos de cada uno.
Pues he aquí que el reino de los cielos
está en medio de vosotros
Lucas 17, 21
Deseé creer en mi voz interior por encima de la “voz del mundo”. Creer que lo
que siento es real, que lo que imagino es real, que lo que me hace latir es tan real
como cualquier cosa que pueda tocar con mis manos…
… y quise entonces materializar mis sueños en vez de huir hacia ellos cada vez
que me sentía atrapado o limitado entre las paredes de esta matriz que llamamos
“nuestra realidad”.
Decidí que ya era tiempo de abrazar mi propio poder, mi responsabilidad y mi
libertad, creando una realidad propia de forma elegida y consciente, materializando
mis sueños más esenciales, esos que viven en el corazón de todo ser humano y que
representan la misión que cada uno de nosotros ha venido a encarnar.
Mi anhelo era vivir en el Paraíso y comprendí que este no estaba en otro lugar que
dentro de mí. Me di cuenta de que para dejarlo salir, era necesario acabar con todo
conflicto interno que me impidiera proyectarlo fuera, en mi momento presente. Así
fue como empecé a hacer las paces con todo lo que yo creía algo separado de mí.
Reuní los aspectos de mí que estaban en conflicto y decidí aceptarme en todas mis
formas, traspasando mis juicios, mis dudas y todo lastre que me impidiera estar en el
corazón.
Aprendí a amar por igual mi luz y mi sombra… y desde la más preciosa de las
armonías empecé a integrar.
Entonces ocurrió que algo de mí empezó a ver, a saber y a comprender más allá de
toda razón. La coherencia se hizo presencia y se descubrió ante mi mirada para
recordarme que yo era al mismo tiempo creador y creación, y que la Totalidad y la
expresión única de lo singular se manifestaban a la vez en mí y en cada uno de los
seres que poblaban este maravilloso planeta azul que llamamos la Tierra.
Estaba eligiendo imaginarme a imagen y semejanza de lo que mi corazón había
venido a encarnar. Estaba aceptando existir como su fiel representante en la Tierra.
Estaba cumpliendo mi verdadero destino. Cesó entonces todo fuego, toda queja y
cualquier juicio o culpa, y supe que transitaba un camino con corazón, desde el que
poder empezar a encarnar, aquí y ahora, mi propio Cielo en la Tierra.
Víctor Brossa
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