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Deudas propias de los cónyuges

Son los bienes que pertenecen a cada uno de los cónyuges y que no son compartidos por
el otro en cuanto al patrimonio se refiere. Son, entre otros: Los bienes de propiedad de
cada cónyuge antes de casarse, Los que adquieren por herencia, legado o donación
durante el matrimonio, Las ropas y los objetos de uso personal de cada cónyuge, el
derecho a la jubilación o pensión y el derecho a alimentos, la propiedad intelectual,
artística o industrial.
Las obligaciones contraídas por cada cónyuge son de su exclusiva responsabilidad, las
asume él solo. El acreedor no puede perseguir el patrimonio privativo del otro cónyuge.
Estas deudas son personales, por lo que queda obligado quien las contrajo y queda sujeto
a ellas en caso de realización de acto ilícito; asimismo, por ellas son ejecutables (479)
todos sus bienes sin distinción, de acuerdo a los principios generales en materia de
obligaciones y responsabilidad patrimonial. El único y exclusivo patrimonio a afectarse
es el del cónyuge deudor, lo que implica que no exista posibilidad de afectar el patrimonio
del otro. Presumiblemente todas las deudas en el régimen de separación de patrimonios
deberían ser de este tipo, salvo acreditarse haber sido contraídas en aras del interés
familiar en uso del poder doméstico del cónyuge deudor. (Varsi, 2012, p.269)
Los cónyuges responden con sus bienes propios por las deudas contraídas a título personal
y en interés privado no correspondiendo ser asumidas por la sociedad. Sin embargo, el
patrimonio social e incluso el patrimonio privado del cónyuge no deudor pueden
subsidiariamente respaldar el cumplimiento de las deudas personales si es que se acredita
el interés familiar con el que fueron asumidas.
“Los bienes adquiridos dentro de la sociedad conyugal no pueden responder por la deuda
adquirida solo por el marido, pues los bienes que integran la sociedad de gananciales
pertenecen a la sociedad conyugal que es distinta a los cónyuges que la integran y es
titular de un patrimonio que tiene la naturaleza de autónomo”. Exp. Nº 1145 - 1994. En:
Código Civil Comentado. Tomo II, 2ª edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2007, p. 199.

1. Deudas contraídas antes o después del matrimonio

De las deudas privativas, contraídas antes o después del matrimonio, responderá el


cónyuge deudor. Pero debemos preguntarnos si, por estas deudas, responden también los
bienes gananciales.

Las sentencias han sido contradictorias ya que algunas han admitido que los bienes
gananciales no responden de las deudas contraídas antes o después del matrimonio,
permitiendo que, el cónyuge no deudor, interponga una tercera de dominio para que el
embargo quede sin efecto, alegando que se trata de una deuda privativa a la que no puede
afectarse los bienes gananciales. Sin embargo, otras sentencias han admitido la
posibilidad de ese embargo.

La solución más razonable parece estar en que si la sociedad de gananciales ha sido


liquidada ( repartido los bienes a los cónyuges), estos bienes, ya repartidos al cónyuge no
deudor, no responden de las deudas privadas del otro cónyuge, pero si no se ha dado esa
liquidación ( se ha disuelto pero sin reparto), y uno de los cónyuges contrae deudas
posteriormente, los acreedores podrán embargar, no solo los bienes privativos, sino
también la porción de bienes gananciales que le pueda corresponder en el futuro a ese
cónyuge deudor
2. Deudas contraídas durante el matrimonio:
Son las deudas personales contraídas después de la celebración del matrimonio y
hasta antes que se disuelva. Son cuatro tipos:
a) Deudas contraídas en beneficio del hogar
b) Deudas personales contraídas en beneficio propio
c) Deudas contraídas en beneficio de otros parientes
d) Deudas personales contraídas en beneficio de terceros.

3. Responsabilidad extracontractual de un cónyuge:


Provienen de deudas que derivan de actos ilícitos que cometió el cónyuge
infractor. La responsabilidad afecta a sus bienes propios y a la parte de la sociedad
que le corresponderían en liquidación. El acreedor verá cobrada su acreencia con
los bienes propios del deudor, pero si estos fueran insuficientes solo podrán
embargarse los bienes gananciales, sin que se pueda rematarse hasta que fenezca
y se liquide las sociedades de gananciales

4. Deudas del cónyuge comerciante:


Son comerciantes los que teniendo capacidad para ejercer el comercio se dedican
a él habitualmente:
a) Deudas personales contraídas en un negocio con el asentimiento expreso
o tácito del otro.
b) Deudas personales contraídas en un negocio sin el asentimiento expreso o
tácito del otro.
c) Deudas autorizadas por el juez, si lo justifica el interés de la familia.

Si uno de los cónyuges contrae una deuda proveniente de negocio, profesión o


industria con el asentimiento expreso o tácito del otro autorizado por el juez, se
entiende que responderán con los bienes sociales; en cambio sí se contrajo una
deuda proveniente de negocio sin el asentimiento del otro o sin autorización
judicial, se comprende que es una deuda privativa que debe responderse con
bienes propios.

CONCLUSIÓN

 De las deudas gananciales, responden los bienes gananciales


 De las deudas privadas, contraídas antes o después del matrimonio, responden
los bienes privados de cada cónyuge, pero los acreedores pueden pedir el
embargo del porcentaje de bienes gananciales que le pudiera corresponder al
cónyuge deudor en una futura liquidación y reparto
 En todo caso, aunque la deuda haya sido contraída por uno de los cónyuges, si
es para necesidades ordinarias de la familia, responde, de manera subsidiaria,
los bienes privados del otro cónyuge no deudor.

BIBLIOGRAFÍA

 BORDA, Guillermo. "Manual de Derecho de Familia", 12 a edición


actualizada, Editorial Lexis Nexis, Buenos Aires, 2002.
 CORNEJO CHAVEZ, Héctor. Derecho Familiar Peruano, Décima
edición actualizada, Gaceta jurídica 1999.
 DIAZ VALDIVIA, Héctor. Derecho de Familia, Décima Edición 1998
Arequipa.

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