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LA PRINCESA CHUMBILLALLA

Ica. Hallada envuelta en finos telares de la cultura local Suniche,


allá por 1993, y a la fecha la hermosa princesa Chumbillalla se
encuentra olvidada en el deteriorado museo provisional del colegio
Ricardo Palma.
Su hallazgo no ha generado la atención, como cuando conquistó
con su beldad al Inca Pachacútec, cuando este llegó a tierras
iqueñas en 1412, con el objetivo de unificar el Imperio Incaico.
El artesanal museo arqueológico "Pachacútec" alberga a la
princesa que cautivó a Pachacútec y este por amor mandó
construir en diez días la acequia de La Achirana que hasta ahora
riega los campos de la tierra de su amada tateña.
La princesa conserva los cabellos, miembros superiores e inferiores, dientes
intactos y la caja toráxica; a excepción del cráneo que, al extraer el cuerpo
momificado, sufrió un golpe y se quebró.
El profesor Rufino Oncevay López dice que también tenía las uñas "bien largas"
y que los estudiantes del colegio las cortaron.
Junto al resto embalsamado, también se encontraron un buen número de
cráneos que al parecer correspondían a los "guerreros" de la comarca tateña y
que le sirvió de acompañante en el camino a la otra vida.
Algunos de los cráneos aún tienen los cabellos intactos. La tumba de la princesa
de Chumbillalla, se encuentra en el sector de Lujaraja y el lugar donde se
descubrió a la mujer ha desaparecido.
Los pobladores dicen que el cuerpo hallado por unos escolares del colegio
Ricardo Palma, corresponde al de la princesa Chumbillalla. El Instituto Nacional
de Cultura (INC), según la línea del tiempo, resto momificado sería de la mujer
que le "flechó" y le hirió el corazón al Inca.
historia. También se encontraron retazos de telares e hilos con los que iban a
tejer los mantos. Asimismo, hondas que eran utilizadas para cazar animales y en
las peleas con las tribus vecinas.
Según el relato de Ricardo Palma, en "Tradiciones Peruanas", el vanidoso Inca
Pachacútec pensó muy fácil conquistar a la princesa.
Ella, sin embargo, amaba a un joven de la comarca. Fue sincera y se lo dijo al
Inca, rechazando sus palabras galantes y toda insinuación.
Él tomó entre sus manos las de la joven princesa y le dijo: "Quédate en paz
paloma de este valle y que nunca la niebla del dolor tienda su velo sobre el cielo
de tu alma. Pídeme alguna merced que, a ti y a los tuyos, haga recordar siempre
el amor que me inspiraste".
Fue entonces que la princesa Chumbillalla, poniéndose de rodillas le dijo: "para
ti no hay imposibles" si te satisface la gratitud de mi pueblo, ruego que des agua
a esta comarca".
Según aquel relato: "Durante 10 días cuarenta mil hombres del ejército incaico
se ocuparon en abrir el cauce que empieza en el distrito de Los Molinos y termina
en Tate, donde habitaba la hermosa joven".
Si supiera Pachacútec que su princesa está olvidada.

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