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El término poesía moderna, en sentido estricto, se aplica a la corriente poética que nace

con autores como Charles Baudelaire o Walt Whitman, se encarna en


el simbolismo francés y su variante hispánica (modernismo) y culmina en las
llamadas vanguardias históricas (futurismo, ultraísmo, etc). En un sentido más extenso,
que es el que usa Octavio Paz en sus ensayos, el término puede abarcar desde el pre-
romanticismo germánico. Sin embargo, uno sólo puede definir al moderno desde la
perspectiva de la innovación y la ruptura que empieza en Baudelaire y Whitman, por una
razón historiográfica.
Es importante decir que el término modernismo es usado en varios países para referirse a
estilos y periodos muy distintos.
Los primeros poetas modernos defendieron la poesía innovadora, rompiendo con el clásico
o cambiándolo y persiguieron la belleza en el original a comparación de lo que pasaba
antes del final del siglo XIX, cuando la poesía era mas rebuscada y tenía reglas fijas. Por
esto, Octavio Paz también dice que hay una tradición de ruptura en la cual el moderno se
introduce, y con esta tradición podremos definir la poesía moderna, incluyendo en ella la
poesía neomodernista que viene después de los comienzos del siglo XX hasta hoy, bien
como algunos precursores del moderno, las vanguardias y los modernismos de varios
países.

Innovación es un cambio que introduce novedades,1y que se refiere a modificar


elementos ya existentes con el fin de mejorarlos o renovarlos. Este término proviene del
latín "innovatio" que significa "Crear algo nuevo", y está formada por el prefijo "in-" (que
significa "estar en") y por el concepto "novus" (que significa "nuevo"). Además, en el uso
coloquial y general, el concepto se utiliza de manera específica en el sentido de nuevas
propuestas, nuevos inventos y sus implementaciones económico-sociales.
En el sentido estricto, en cambio, se dice que de las ideas solo pueden resultar
innovaciones luego de que ellas se implementan como nuevos productos, servicios, o
procedimientos, que realmente encuentran una aplicación exitosa, imponiéndose en el
mercado a través de la difusión.2
Hay una forma de innovación consistente en la mejora de la gestión empresarial con
nuevos procedimientos, utilización de una tecnología, automatización, mejorando la
calidad, definiendo nuevas formas de satisfacer al cliente, son sólo algunas ideas de lo que
puede ser y conseguir la innovación y ayuda a las empresas a crecer y ser más
competitivas. 3
En economía, Joseph Schumpeter fue quien introdujo este concepto en su «teoría de las
innovaciones»,4en la que lo define como el establecimiento de una nueva función de
producción. La economía y la sociedad cambian cuando los factores de producción se
combinan de una manera novedosa. Sugiere que invenciones e innovaciones son la clave
del crecimiento económico, y quienes implementan ese cambio de manera práctica en
los emprendedores.
También se utiliza el concepto de innovación en las ciencias humanas y en la cultura. La
búsqueda a través de la investigación de nuevos conocimientos, las soluciones o vías de
solución, suponen curiosidad y placer por la renovación. Los conceptos
de vanguardia y creatividad se hacen relevantes en este contexto.
La innovación, según el Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española,
es la «creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado.»5
La innovación es un factor clave para el desarrollo empresarial y el crecimiento
económico de los países, siendo aquellos que más invierten en investigación e innovación
los que más riqueza alcanzan.
los recursos literarios son herramientas que utilizan los autores
de literatura para generar ciertos efectos de estilo en sus textos.
Puede decirse que se trata usos especiales o poco habituales del lenguaje,
diferentes de los usos cotidianos.

Es posible nombrar los recursos literarios como figuras


literarias o figuras retóricas. Son formas no frecuentes de emplear
las palabras: a partir de ciertas características semánticas, gramaticales
o de otro tipo, los términos se distancian de su uso más corriente.
El objetivo de llevar a cabo el uso de los recursos literarios y de, por tanto,
alterar claramente y con absoluta intención las palabras, los tiempos
verbales o incluso el significado de aquellas no es otro que conseguir
“llamar la atención del lector” y que el texto que tiene delante le sea
mucho más expresivo.

Los recursos literarios pueden ser figuras de omisión, de amplificación, de


repetición o de otra clase. Estas clasificaciones se vinculan al mecanismo
empleado por el recurso para causar su efecto.
Un ejemplo de recurso literario es la aliteración, que consiste en repetir
sonidos similares al comienzo de las palabras: “Ana analizaba la traba
tras romper la roca que la ocultaba”.
El recurso literario conocido como anáfora, por su parte, implica
la repetición de uno o más términos al comienzo de cada
enunciado: “Me gustan los días soleados / Me gustan las tartas de ricota
/ Me gustan los otoños coloridos / Me gustan tus botas”.
Además de todos los recursos expuestos, no podemos olvidarnos de otros
igualmente importantes, tales como estos:
-Paralelismo, que consiste en llevar a cabo la repetición de estructuras
sintácticas similares en distintas frases o versos.
-Elipsis, que se caracteriza porque se trata de eliminar, concretamente de
omitir, ciertas palabras con el claro fin de poder darle mayor rapidez al
texto.
-Hipérbaton. Este otro recursos literario consiste en proceder a alterar el
orden habitual y lógico de las palabras que dan forma a una frase para así
hacer que una parte de la misma adquiera mayor relevancia.
-Antítesis. Bajo este nombre se encuentra otro recurso que se lleva a cabo
por un autor cuando hace que coexistan dos palabras que son totalmente
opuestas entre sí o bien enunciados que resultan contrarios.
-Hipérbole. Uno de los recursos literarios más empleados por los
escritores es este, que consiste en exagerar de manera palpable y
desmesurada lo que es la realidad con el claro fin de poder darle
“protagonismo” a un hecho, objeto o persona concreta.
-Paradoja. Este consiste, por otro lado, en proceder a realizar una
afirmación que, en un primer momento, puede resultar totalmente
ridícula y absurda pero que, al analizarse, tiene su lógica.

En ocasiones, se incluyen dentro de los recursos literarios a los tropos,


que son figuras que reemplazan una frase o una palabra por otra que
significa lo mismo pero en sentido figurado. La metonimia y
la metáfora, por lo tanto, podrían incluirse entre los recursos literarios.
“Sus ojos son dos carbones” es un ejemplo de metáfora. A través de este
recurso literario, se sugiere que el color de ojos de alguien es negro, ya
que ese es el color del carbón.

Símil o comparación
Se emplea para establecer relaciones entre términos semejantes

publicado por cbit_josefa_camejo en 6:07 p. m. 4 comentarios:

Recursos Literarios
Son aquellos que se utilizan con el propósito de darle diversidad expresiva al
lenguaje que empleamos, entre ellos tenemos: símil comparación, exageración o
hipérbole, humanización, onomatopeya y metafora, entre otros.

publicado por cbit_josefa_camejo en 6:00 p. m. 12 comentarios:

Metafora
Se emplea para hacer comparaciones abreviadas, las cuales no tienen mucho
enlace. Le otorgan belleza al bocabulario.

Se parece al símil o comparación, ya que consiste en comparar dos elementos, en


este caso, uno real y otro figurado, pero no existen nexos que unan los elementos
comparados

publicado por cbit_josefa_camejo en 5:54 p. m. 11 comentarios:

lunes, 25 de febrero de 2008

Eaxageración o Hiperbole
Es un recurso expresivo que se emplea para destacar las cualdades de un ser o sus
defectos, deformando sus características

publicado por cbit_josefa_camejo en 7:08 p. m. 4 comentarios:

Humanización
Se emplea para darle a los animales o cosas cualidades que son propias de los
seres humanos

publicado por cbit_josefa_camejo en 7:07 p. m. 13 comentarios:

Onomatopeya
Son aquellas palabras que se utilizan con el propósito de imitar los sonidos de los
animales

Un acercamiento a la poesía como forma de


expresión.
La literatura es la ciencia que estudia las creaciones artísticas del
hombre por medio del lenguaje. Estas creaciones pueden ser
habladas y trasmitidas oralmente de generación en generación, o
escritas.
El mundo de la poesía, por muchas contradicciones y conflictos sin
salida que revele a través del poeta, siempre está iluminado,
sumergido en la inagotable riqueza de su naturaleza virgen. La poesía
es siempre un misterioso diálogo con la realidad; ella quiere llegar al
conocimiento, al develamiento del ser y nos dice las otras maneras
posibles de acceder al centro de la realidad porque nos comunica
otras expresiones del ser único. Una de las grandes lecciones de la
poesía de cualquier época y latitud es la de integrarnos al cosmos
pues el poeta ilumina las diversas zonas de la realidad en las que se
detiene y en las que penetra con su palabra.
Es la poesía lo que nos ha permitido enfrentarnos a nuestro propio
destino porque nos lo ha revelado, a través de nuestra condición
histórica, la angustia por el desamparo ante la muerte, la búsqueda
del destino desde el pasado, la percepción de la inmensidad y la
belleza del paisaje, la entrega por amor, la desilusión por el hallazgo
de la nada, todo, en fin, lo que constituye nuestra existencia en
sus múltiples posibilidades e imposibilidades, reaparece una y otra
vez en la poesía porque sólo desde ella podremos alcanzar la
verdadera certidumbre.
En Cuba, la poesía es el género literario mejor y más ampliamente
representado pues en su desarrollo cualitativo muestra una energía
constante y una variedad de estilos y poéticas que hacen posible su
riqueza creciente, pues desde el siglo XIX encontramos una poesía
civil, tras el período bélico de 1895 a 1898, la primera Intervención
Norteamericana y la instauración de la República mediatizada en
1902, impulsados por la ilusión patriótica del mundo y cultivando
una obra lírica con abundantes referencias románticas.
Luego de este período, una honda desilusión cae sobre estos
hombres y se transparenta en muchos de sus versos. De ahí brota la
poesía de Bonifacio Byrne, que sintetizaba un sentimiento colectivo y
resumía el clamor de los cubanos que veían cortado su porvenir y
frustradas sus ansias de emancipación.

Hacia 1910 aparece una nueva generación en el campo de las


letras. Está compuesta en su mayor parte por escritores que han
llegado a su madurez en los primeros años de la República. Parece
abrir sus puertas un período que hará renacer la poesía cubana.
Será demasiado corto, los avatares del tiempo cerrarán sus
impulsos con la Primera Guerra Mundial, gran crujido de un mundo
tambaleante; estos jóvenes reconocerán sus anhelos por crearse una
gran cultura, conjuntamente con un cuidado en la forma literaria,
porque en ellos habrá una expresión sobria, escueta, dolorosamente
gris, angustiosa, en su afán por colocar la poesía cubana al unísono
con las del continente americano. Son expresión de ello, Max
Henríquez Ureña, Emilio Roig de Leuchsenring, José María Chacón,
Enrique José Varona, entre otros.
El cambio producido en el arte y la literatura por efecto de esta primera
posguerra tuvo sus consecuencias, aunque de forma indirecta, en
la producción literaria cubana. Surge de inmediato una etapa de
transición que es anuncio de futuras transformaciones en la poesía.
En este período un grupo de jóvenes comienza a publicar en revistas
y periódicos poemas que no pueden estimarse dentro de las pautas de
la poesía anterior. Ellos testifican un momento crucial en nuestras
letras, representado por Rubén Martínez Villena, José Zacarías
Tallet, Emilio Ballagas, entre otros.
Luego de la muerte de Martí y Casal y antes de la culminación de la
guerra del 95´, la actividad literaria cae en una postración que no
logran erradicar los esfuerzos de algunos intelectuales, animados por
un ideal de belleza teñido de evasión como Regino E. Boti y José
Manuel Poveda. Este movimiento contó con poetas como Nicolás
Guillén, Manuel Navarro Luna, Regino Pedroso y muchos más que
aunque no se reunieron para publicar manifiestos y su impulso
renovador no era coherente pues nacía como respuesta a una
situación política y literaria, su poesía es definida por Roberto
Fernández Retamar como “un esfuerzo por la libertad expresiva, la
novedad y el movimiento”. (24)(1978:76)
Por los años 1925 a 1930 irrumpe con cierto retraso pero con enorme
fuerza, la llamada poesía “pura”, que en aquella época constituyó un
anhelo de perfección para la obra lírica.

En ella se busca la serenidad a través de un alejamiento de la


realidad. Representa un cernidor de los temas sentimentales, se
aparta de los temas extraliterarios, de anécdotas “humanas”. De los
poetas que en Cuba cultivan la poesía “pura”, sólo Mariano Brull
ceñirá su obra dentro de esta tendencia.
Con el deseo de denunciar la explotación y la dura vida de los obreros
y campesinos, con un claro sentido político, nace la poesía social.
Aunque ella emplea ciertos intentos formales que provienen del
vanguardismo, se vincula estrechamente con la poesía negrista o
mulata. El incremento y auge de la poesía social es a partir de
1927 y ocurre en consonancia con la situación política, económica y
social del país frente a la crisis económica.
Después de la caída del dictador en 1933, la poesía cubana persistió
en los módulos representativos de la segunda generación de la
República. Los poetas siguen las tendencias en la etapa anterior:
poesía pura, negrista y poesía social. En esta etapa se vincula
estrechamente con rasgos de intimismo una primera tendencia de
carácter social. Esta poesía canaliza el aliento de protesta y denuncia
social apoyado y enlazado con una expresión del mundo interior, entre
los poetas que se encuentran en esta línea podemos citar a Ángel
Augier y Mirtha Aguirre.
Varias promociones de poetas contemporáneos se integran decidida y
jubilosamente a la Revolución desde su triunfo. Comenzando con los
más viejos en edad, como Tallet, Navarro Luna, Pedroso y Guillén,
hasta aquellos que comenzaron a publicar sus poemas en los inicios
de la década del 50’. Ya en los primeros años de la Revolución se
inició una tendencia coloquialista caracterizada por un decidido huir de
la metáfora, el ritmo, la rima y lo que alguno de ellos “llamó lenguaje
muerto de la poesía precedente”. (25) (1978:139)
La confluencia de varios modos expresivos, provocada por la
existencia de escritores de diferentes edades, escuelas y estilos, junto
a la evolución estilística de los más viejos en edad, han logrado crear
una variada riqueza expresiva. Esta coexistencia de estilos, lejos de
perjudicar, engrandece la producción poética en la Cuba de hoy.
Resultando que la mejor poesía cubana se una por la plena
identificación revolucionaria y tenga absoluta conciencia de que
gracias a la Revolución no sólo

han comenzado a existir verdaderamente como hombres, sino


también como trabajadores de la palabra, para un público lector cada
día mejor y mayor.
El género poético, esencia y fundamento de la cultura cubana ha
ocupado y ocupa un lugar cimero en la identidad nacional y
especialmente en la de los tuneros, pues desde el siglo XIX, junto al
ajetreo de las tropas españolas y la conspiración rebelde y silenciosa
de hombres y mujeres que colaboraban con la causa revolucionaria,
resultaba sorprendente encontrar que dentro de esa atmósfera se
reunían habitantes para realizar lecturas de poesía y representar
pequeñas obras de teatro. En este período se destacaron
personalidades de nuestras letras tan importantes como: Juan
Cristóbal Nápoles Fajardo,”El Cucalambé” (1829-1861), su hermano
Manuel Nápoles Fajardo, “Sanlope”, (1836-1871), su prima hermana
Tomasa Varona González, el poeta y General Francisco Muñoz
Rubalcava y otros no menos significativos.
Del mismo modo, dentro de la provincia, precisamente en Puerto
Padre, la Villa Azul de los Molinos también brillaron otras figuras,
aunque en el siglo XIX hay pocos elementos que evidencian una labor
seria sobre la poesía en esa localidad, pues sólo se han encontrado
algunas composiciones, décimas fundamentalmente, en su
mayoría anónimas pues la historia poética puertopadrense surge con
los albores del siglo XX. Dentro de las figuras más representativas de
este período se encuentra el precursor de la poesía y el periodismo en
Puerto Padre, Fernando García Grave de Peralta, además de Luis
Álvarez Pastor, Manuel Martínez de las Casas, Alberto Arce Villaverde
y José Chacón Bermúdez, todos de diversos oficios, desde
periodistas hasta abogados, pero amantes de la poesía y con
características propias de esta primera generación.
Aunque algunos de ellos no nacieron en Puerto Padre, sino que se
radicaron allí desde muy pequeños y por diversas razones, sus obras,
aunque dispersas, fueron publicadas en los periódicos y revistas
locales de la época.
Los temas utilizados en la poesía de este período son múltiples,
tanteados desde diversos matices, recurren en ella con más fuerza los
elegíacos, nostálgicos, siempre a través del estilo personal y vigoroso
de cada poeta y de la utilización de varias composiciones estróficas
como sonetos, cuartetos decasílabos, serventesios y décimas.
De manera general esta poesía de la primera generación puede

Catalogarse de postromántica y en ocasiones alcanza momentos de


gran lirismo. A pesar de que algunas de estas producciones no
parecen muy abundantes, en ellas se destaca la utilización de un
lenguaje más moderno aún cuando predominan el metro y la rima.
Estos poetas constituyen las figuras más importantes de los primeros

30 años del siglo XX.


Concurre con esta lírica un segundo grupo, que posee elementos que
lo diferencian del anterior, sobre todo por la aparición de una poesía
de contenido social, de denuncia ante las injusticias y los males que
vivía el país.
Las figuras más destacadas de esta “segunda generación” que se
enmarca en la década del treinta son Paula Morera, Livino Prieto,
Helio Casadevall, Ángel Domínguez, Manuel Hernández, Ricardo
Carrascosa y Arturo García Solórzano. De procedencias obreras,
algunos de formación autodidacta y radicados en diversas zonas de
Puerto Padre o nacidos allí, publican sus obras, fundamentalmente en
periódicos locales como “El Noticiero” y “El Localista", entre otras.
Influenciados por poetas románticos, se evidencia en sus poesías una
resignada aceptación de la realidad, reflejo de una angustia existencial
y un pesimismo muy a tono con la corriente literaria citada. Vigorosos
poemas de denuncia social, influidos por los acontecimientos
internacionales de los años 30´ y por las propias vivencias nacionales,
estos poetas escribieron versos donde expresaban su inconformidad y
dolor por aquel estado de cosas, al mismo tiempo que poesía
sentimental y amorosa. Además plantean el problema de la tierra, la
injusticia de su posesión por unos pocos y la terrible situación del
campesino.
A pesar de que algunos emigraron de la Villa Azul, no les abandonó la
nostalgia por su pueblo, es el caso de Livino Prieto Peña que escribió
“A Puerto Padre”, bello poema en versos de arte mayor que hizo llegar
a sus amigos. Aunque el poeta utiliza elementos de carácter
romántico, el poema vale por su absoluta sinceridad.
El Triunfo de la Revolución abre perspectivas insospechadas
para la creación artística y literaria. Se inicia una época de
optimismo en que los poetas cantarán a la hazaña de todo el pueblo
que transforma la vida de todos los cubanos.
En 1967 se crea en Puerto Padre el Grupo Literario, primera
organización de ese tipo en el municipio. Sus fundadores, Miguel
Bruzón, Renael González y David Lobera forman parte de este grupo
inicial, que tomará posteriormente el nombre de Taller Literario “Carlos
Enríquez”.
Entre las figuras que ya se destacan dentro de este período, junto a
los mencionados anteriormente, se encuentra Gilberto Domínguez
Serrano, Ceferino Herrera Hidalgo, María Liliana Celorrio, entre otros.
De este modo se puede evidenciar que la poesía ha sido un
importante recurso cultural en Puerto Padre, posibilitando que los
escritores se integren activamente en las transformaciones
socioculturales de su municipio. Permitiendo que desde diversos
lugares cubanos como esta ciudad tunera, se nutran y despunten
figuras representativas que enaltecen las letras cubanas, lo que
demuestra el prestigio de nuestra literatura en todo el mundo.

LA POESÍA COMO EJERCICIO ESPIRITUAL

“Estaba yo con Dios desde el principio. /

Él puso en mi corazón imposibles imágenes / y una gran libertad desconocida.”

Jaime Sabines

A la memoria de mi querido maestro

Ricardo Avilés Espejel

En el contexto de los tiempos presentes, tiempos de caos, desorganización social y


desorden en la constitución de la consciencia, se nos hace urgente el replantearnos el
enigma de la búsqueda poética a la luz de la necesidad de un orden creativo que
afecte no sólo a la página en blanco ni a las publicaciones expresas de los agentes
poéticos, sino también a modo que este enigma afecta al ser humano que ejerce la
actividad poética de su escritura, a aquél que ejerce su lectura y al que realiza su
consecución en el horizonte de vida personal y comunitaria.
La idea fundamental en las presentes consideraciones, es la de investigar
reflexivamente el fenómeno poético en sus más evidentes símbolos de realidad
experimentada: la poesía, el poema, y el poeta. De este modo podremos lograr una
sinfonía común que enlace estos tres elementos armónicamente para los fines del
título de este escrito: la poesía como ejercicio de una cualidad espiritual.

Dado el contexto en que originalmente fue presentado el presente artículo (una


charla en la Universidad Iberoamericana sobre la relación de la poesía con
los Ejercicios Espirituales de Sn. Ignacio de Loyola), sigue siendo necesaria la
invitación a reflexionar sobre esta relación de la poesía con los E. E. de San Ignacio.
Veremos si los datos obtenidos, si nuestras reflexiones finales sobre la poesía, nos
permiten hacer una clara conexión con el carisma de discernimiento de este santo
fundador de La Compañía de Jesús.
Probablemente encontraremos una ruta de indagación en los diagnósticos y terapias
a que invita la espiritualidad ignaciana, y el modo en cómo la poesía puede llegar a
ser mediación espiritual de ese diagnóstico e invitación a la curación por el Ser.

I. LA POESÍA

Podemos decir que la Poesía se nos hace presente en tres dimensiones


interrelacionadas que dan cuenta de su origen. Es decir, a la pregunta que rastrea el
origen y la significación de la Poesía con mayúsculas, se puede responder con lo
siguiente:

1.- Tenemos el ámbito general de la POESÍA en distintas manifestaciones del arte.


Tal es descrita por muchos como un pneuma, Espíritu Santo ó Nous poétikos, es
decir: la poesía como presencia universal es un soplo sagrado.

2.– Al preguntarnos sobre el origen de ese nous poétikos, de esa in-spiración,


tenemos que es un Misterio: existe una oscuridad santa que encubre a la poesía.
Como tal, la poesía es el des-cubrimiento del misterio de lo real como SER que se
hace Palabra. El origen de la poesía es un misterio porque es el símbolo ejercitado y
ejercitante de un Misterio Mayor, el misterio del SER dicho de muchas maneras.

3.– La poesía en su existencia interpersonal, social e histórica es un acto humano de


significación existencial. Es PALABRA, tal palabra es dada por / y en el Misterio.
Esta palabra no es sólo un juego de significaciones, no se agota en su estructura
retórica ni es un conjunto de signos que la semiótica pueda re-establecer en una
super-estructura metalingüística de análisis. Como muchos filósofos lo han ya
explicado (Ricoeur, Camozzi, Gevaert, Jesús, San Pablo), la Palabra es la
encarnación interpersonal de nuestra existencia en su dimensión de significación
última, esto es en su dimensión espiritual.
En síntesis, la Poesía es Palabra dada por el Misterio, o en términos más filosóficos,
es la luminosidad del misterio que a través de la consciencia humana, se hace
palabra. Espíritu encarnado, aquello que significa la poesía en su último rastro de
asombro silencioso, se nos escapa. La poesía como misterio de la Letra que encarna
al Espíritu, es un ejercicio de la espiritualidad, un rastro de lo divino luminoso
oscurecido en su humanidad, o, inversamente y en palabras de Jean Guitton[1], una
luminosidad plena de lo numinoso, luz de la consciencia humana transida de
oscuridad sagrada.

*Intermisión

Dado que estamos entrando ya en el terreno de lo espiritual en la poesía, en el


sentido de su realidad y posibilidad, creemos necesario agregar una nota aclaratoria
sobre el sentido que en la presente reflexión se da a lo espiritual. Designamos el
vocablo simbólico espiritual de muchas maneras, he aquí algunas que se harán
presentes de manera subyacente o explícita a lo largo de este ensayo:

Teológicamente, lo espiritual es esa apertura de la consciencia humana al misterio


de lo divino, y la auto-trascendencia (METANOIA-CONVERSIÓN) a que dicha
apertura conlleva.

Antropológicamente: lo espiritual es la capacidad del ser humano para captar


totalidades integrales de sentido, de significación última. Tales totalidades de
sentido trascienden su condición corporal (corporeidad), psíquica (mente-emoción),
y cultural (ideología como Weltanschauung, heredad cultural). Esto sin
abandonarlas del todo pero llevándolas a un nuevo nivel de experiencia de
significado y valor.[2]

Filosóficamente: hay una apertura ontológica hacia el SER de las cosas, a través de
su estar-siendo, hacia los fundamentos últimos de todo, hacia la verdad, entonces,
decimos que el ser humano posee vocación ontológica[3] e intencionalidad
espiritual.[4]

II. EL POEMA

El poema, como sabemos después de El arco y la Lira[5], es el símbolo sobre el cuál


descansa la experiencia estética de su creador y la red de significados que le dieron
origen. Hay en lo que Bernard Lonergan llama el patrón dramático de la
experiencia[6], un lugar para la significación artística que desata el nudo de la
practicalidad del sentido común, convirtiendo la experiencia cotidiana en fuente de
belleza mediada poéticamente. El poema parte de la experiencia tangible de su
creador pero la sublima a un nivel más allá de lo sensorial, lo mental, y lo cultural.
Por otro lado, María Zambrano en su libro Filosofía y Poesía establece que, a
diferencia del filósofo, el poeta se arroja al devenir: no busca la unidad conceptual y
fundamental del filósofo y su mundo de ideas, el poeta es el corazón del mundo, y su
dispersión es la dispersión de las cosas nombradas y creadas. “Atónito y disperso es
el corazón del poeta”[7], argumenta la filósofa española, y para fundamentarlo cita
un verso de Antonio Machado que dice: Mi corazón latía, atónito y disperso.[8] El
poeta se involucra en el asombro de la multiplicidad. Pero he aquí que a pesar de ese
abandono a las cosas del universo, una vez que el poeta ejecuta su canto, la
pretendida dispersión de su corazón alcanza una suerte de unidad, no la unidad
conceptual del filósofo, sino una unidad encarnada.
El poema es un ejercicio del espíritu creador que capta el misterio del ser. El poema
como esfuerzo integrador en la Palabra-Dabar[9], es la integración de los afectos del
poeta, sus representaciones y sus multiplicidades. El poema como ejercicio
espiritual, es un ordenamiento de los afectos y las operaciones imaginativas,
racionales y emocionales del poeta, y quién sabe si también del lector que lo recibe.
Tenemos en el ejemplo de Machado citado por María Zambrano, una multiplicidad,
un asombro y una dispersión, pero mentada, cantada por el poeta en pasado: mi
corazón latía. Es significativo que Machado no diga: “mi corazón late atónito y
disperso”. Decimos entonces que el poema, al hacer uso de una técnica retórica, de
una organización creadora de las representaciones estéticas, y de un ordenamiento
de los afectos y las operaciones de consciencia, es un ejercicio espiritual. ¡¡¡Tal es lo
que propone Sn. Ignacio en sus “Ejercicios”!!!!
Sin ordenamiento de afectos, operaciones de consciencia y representaciones de la
experiencia dramática, es muy difícil que exista el poema como testimonio de la
poesía vivida. El poema, como experiencia experienciante de la poesía, como
ejercicio ejercitante y ejercitado de lo poético, es, reafirmamos, un ejercicio
espiritual.

III. EL POETA

Dado y fundamentado lo anterior en cuanto al carácter espiritual del ejercicio


poético en su misterio, enigma y representación, cabe preguntarse qué es o qué
debería ser el poeta: ¿Qué compromiso se exige del ser creador de poesía, del
mediador de ese misterio-palabra que es el poema? ¿Qué implica y qué exige el estar
siendo-se poeta? Como somos incapaces de responder tal cosa, y ante el estupor que
los tiempos presentes de la poesía de ambientes y arrabales literarios causa en
nosotros, hacemos remembranza de algunas definiciones dadas por poetas
“canónicos” de nuestra elección:

+ Thomas Merton nos dice que los poetas son los ministros del
silencio, confederados para defender la inocencia. Derviches cargados de amor
terapéutico.[10]
+ Jaime Sabines[11] propone que el poeta es un aspirante a santo desnudo. El
polinizador de los escombros.
+ Arthur Rimbaud[12] cree que el poeta es el vidente. Habría que preguntarle a
Rimbaud: ¿de qué? ¿Por qué?
+ Antonio Machado a su vez escribe que: el alma del poeta/ se orienta hacia el
misterio.[13]
Con el testimonio de los poetas arriba mencionados, creemos que queda más claro
que la poesía es palabra encarnada del misterio, y que como tal, el poema es una
forma de ejercicio espiritual. Sin embargo, como este escrito tiene tintes filosóficos,
no nos parece excesivo terminar la presente sección sobre el poeta, con muchas más
preguntas que en lo personal nos siguen acuciando al atestiguar el atolladero en que
vive lo que llamamos la representación social del sujeto poético, en términos llanos,
su ambiente literario.
Preguntamos:

 ¿Es el poeta un ejercitante de la espiritualidad? Si, por qué. No, por qué.
 ¿Es común esta preparación y ejercicio entre los poetas actuales?
 ¿Es el ámbito cultural literario poético actual, un ámbito en ejercicio de la
consciencia espiritual?
 ¿Es necesario un cambio de consciencia, una metanoia, un despertar, una
conversión espiritual, para realizar -con temor y temblor- más plenamente la
vida poética?

IV. CONCLUSIONES

La poesía es crucial en el cultivo de una auténtica, humana, encarnada e impura


espiritualidad[14], puesto que involucra e intensifica la experiencia sensorial del
sujeto dramático – nuestra experiencia de todos los días- al tiempo que la re-
significa en un nivel de profundidad y completud simbólicas.[15] Como tal, es una
invitación a un esfuerzo por integrar creativamente el desorden, la multiplicidad y la
contrariedad de afectos y operaciones de consciencia, para que se conviertan en un
testimonio artístico de vida que intenta humanizarse.
La poesía conlleva un ejercicio espiritual de consciencia creativa, y en este sentido
puede llegar a ser una forma de terapia social, interpersonal y comunitaria. El poeta
diagnostica su propia enfermedad y la convierte en poesía; la de sus contemporáneos
y la convierte en denuncia; la del espíritu de los tiempos y la convierte en guía para
la noche oscura del alma y de los acontecimientos.

El poeta, si es consciente de su compromiso, será, progresiva, paulatina y


contradictoriamente, un ser terapéutico: en su escritura, en su trato interpersonal, en
su actuar social y en la intimidad de su corazón, sediento de silencio y misterio
absoluto.
Según Ricardo Avilés Espejel -en su última conferencia y testamento “Educar hacia
cosmópolis”- , el esfuerzo espiritual de poetas, teólogos, místicos y filósofos, nos
deja un legado de diagnósticos y terapias para el ciclo de decadencia cultural,
enajenación interpersonal y desorden psíquico que se vive en todo tiempo. Sn.
Ignacio nos dice que debemos aborrecer el desorden de las operaciones,
proponiendo un continuo ejercitamiento espiritual, para ordenar nuestro espíritu,
y no ser sordos al llamado interior del Misterio Amoroso y Divino.

Vivimos una decadencia socio-histórica que es ya un absurdo social. Nuestro deber


es aborrecer y resistir al desorden establecido, restaurando nuestra sintonía con
nuestro fundamento trascendente, resistiendo a la no-verdad de la existencia
deformada.

Tanto la poesía, como los ejercicios espirituales de Sn Ignacio de Loyola -además


de sus más obvias similitudes- , buscan ordenar los afectos creativamente,
transformar el espíritu en fuego venidero, y es verdad que así como el poeta es el
que defiende su silencio para compartir la verdad de su soledad en conexión con el
misterio poético, también, como la oración del ejercitante ignaciano, el poema es
promesa de Resurrección Encarnada.

La poesía es el horizonte escatológico que sopla en el tiempo de la historia, con el


Padre (Misterio Absoluto), el Hijo (Palabra Encarnada), y la Espíritu Santo (Poesía).

¿Qué más que la poesía como esfuerzo y ejercicio espiritual, en los presentes
tiempos de decadencia, amando y sirviendo según la santa voluntad del misterio en
la PALABRA?

La poesía es uno de los principales géneros literarios existentes y quizá el más


emblemático de ellos en cuanto a las libertades, potencias significativas y
cualidades estéticas se refiere.

Sus producciones reciben el nombre de poemas y están compuestos de versos,


por lo general de una línea de duración, o simplemente en prosa. Estos versos
pueden o no componer estrofas, equivalentes al párrafo del texto ordinario, y
pueden o no alterar las formas usuales de la sintaxis e incluso de la ortografía.

Los cultores de este género se llaman poetas y suele atribuírseles una sensibilidad
particular. Sin embargo, no es cierto que la poesía deba exclusivamente versar
sobre sentimientos, emociones, cantos de amor o de alegría o de tristeza:
cualquier tema posible y cualquier recurso posible es digno de las atenciones del
poeta.

Antiguamente el ejercicio poético respondía a normativas de métrica y ritmo


muy específicos, ya sea a partir de la coincidencia sonora de las últimas sílabas
(rima), el conteo de las sílabas totales (métrica) u otras formas técnicas de usar el
lenguaje, pero en la actualidad se considera el verso libre y sin rima la medida
absoluta de poesía, permitiendo que cada quien se exprese a partir de las
consideraciones formales, temáticas y sonoras que prefiera.
Aun así, la poesía se distingue a grandes rasgos de sus géneros hermanos, la
narrativa, el ensayo y el teatro, más por sus diferencias que por lo acotado de sus
intereses: la poesía no cuenta un relato (como la narrativa), no discurre sobre un
tema (como el ensayo), ni reproduce una situación que acontece (como la
dramaturgia). Se trata, en ese sentido, de una suerte de descripción subjetiva, más
o menos metafórica y más o menos hermética de un contexto humano posible, ya
sea histórico, sentimental, político o de cualquier naturaleza. He allí la razón de que
a menudo se presten a múltiples interpretaciones posibles.

Ejemplos de poesía
1. “Las seis cuerdas” de Federico García Lorca

La guitarra
hace llorar a los sueños.
El sollozo de las almas
perdidas
se escapa por su boca
redonda.
Y como la tarántula,
teje una gran estrella
para cazar suspiros,
que flotan en su negro
aljibe de madera.

2. “Botella al mar” de Mario Benedetti

Pongo estos seis versos en mi botella al mar


con el secreto designio de que algún día
llegue a una playa casi desierta
y un niño la encuentre y la destape
y en lugar de versos extraiga piedritas
y socorros y alertas y caracoles.

3. “Lo fatal” de Rubén Darío

Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,


y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.

Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,


y el temor de haber sido y un futuro terror…
Y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por

lo que no conocemos y apenas sospechamos,


y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos!…

4. “Aspecto” de Alfonsina Storni

Vivo dentro de cuatro paredes matemáticas


alineadas a metro. Me rodean apáticas
almillas que no saben ni un ápice siquiera
de esta fiebre azulada que nutre mi quimera.

Uso una piel postiza que me la rayo en gris.


Cuervo que bajo el ala guarda una flor de lis.
Me causa cierta risa mi pico fiero y torvo
que yo misma me creo pura farsa y estorbo.

5. “La luna” de Jorge Luis Borges

Hay tanta soledad en ese oro.


La luna de las noches no es la luna
que vio el primer Adán. Los largos siglos
de la vigilia humana la han colmado
de antiguo llanto. Mírala. Es tu espejo.

6. “Zapatos” de Charles Bukowski

cuando eres joven


un par
de zapatos
femeninos
de tacón alto
inmóviles
solitarios
en el ropero
pueden encender
tus huesos;
cuando estás viejo
son sólo
un par de zapatos
sin
nadie
en ellos
y
también.

7. “A la estrella nocturna” de William Blake

¡Tú, ángel rubio de la noche,


ahora, mientras el sol descansa en las montañas, enciende
tu brillante tea de amor! ¡Ponte la radiante corona
y sonríe a nuestro lecho nocturno!
Sonríe a nuestros amores y, mientras corres los
azules cortinajes del cielo, siembra tu rocío plateado
sobre todas las flores que cierran sus dulces ojos
al oportuno sueño. Que tu viento occidental duerma en
el lago. Di el silencio con el fulgor de tus ojos
y lava el polvo con plata. Presto, prestísimo,
te retiras; y entonces ladra, rabioso, por doquier el lobo
y el león echa fuego por los ojos en la oscura selva.
La lana de nuestras majadas se cubre con
tu sacro rocío; protégelas con tu favor.

8. “La última inocencia” de Alejandra Pizarnik

Partir
en cuerpo y alma
partir.

Partir
deshacerse de las miradas
piedras opresoras
que duermen en la garganta.

He de partir
no más inercia bajo el sol
no más sangre anonadada
no más fila para morir.

He de partir

Pero arremete ¡viajera!

9. “El juego en que andamos” de Juan Gelman

Si me dieran a elegir, yo elegiría


esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.

10. “Mirar” de Rafael Cadenas

Veo otra ruta, la ruta del instante, la ruta de la atención, despierta, incisiva,
¡sagitaria! Pico de víscera, diamante extremo, halcón, ruta relámpago, ruta de mil
ojos, ruta de magnificencia, ruta de línea que va al sol, reflejo del rayo vigilancia,
del rayo ahora, del rayo esto, ruta real con su legión de frutos vivos cuyo remate
es ese lugar en todas partes y ninguna.

11. “Frente al mar” de Octavio Paz

¿La ola no tiene forma?


En un instante se esculpe
y en otro se desmorona
en la que emerge, redonda.
Su movimiento es su forma.

2
Las olas se retiran
¿ancas, espaldas, nucas?
pero vuelven las olas
¿pechos, bocas, espumas?

3
Muere de sed el mar.
Se retuerce, sin nadie,
en su lecho de rocas.
Muere de sed de aire.

12. “La poesía” de Eugenio Montejo

La poesía cruza la tierra sola,


apoya su voz en el dolor del mundo
y nada pide
ni siquiera palabras.

Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;


tiene la llave de la puerta.
Al entrar siempre se detiene a mirarnos.
Después abre su mano y nos entrega
una flor o un guijarro, algo secreto,
pero tan intenso que el corazón palpita
demasiado veloz. Y despertamos.

13. “A veces me parece…” de Roberto Juarroz

A veces me parece
que estamos en el centro
de la fiesta
sin embargo
en el centro de la fiesta
no hay nadie
En el centro de la fiesta
está el vacío
Pero en el centro del vacío
hay otra fiesta.

14. “Silencio” de Pablo Neruda

Yo que crecí dentro de un árbol


tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja.

15. “Cartas a una desconocida” de Nicanor Parra

Cuando pasen los años, cuando pasen


los años y el aire haya cavado un foso
entre tu alma y la mía; cuando pasen los años
y yo sólo sea un hombre que amó,
un ser que se detuvo un instante frente a tus labios,
un pobre hombre cansado de andar por los jardines,
¿dónde estarás tú? ¡Dónde
estarás, oh hija de mis besos!

16. “Después de la guerra” de Jotamario Arbeláez

un día
después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
te tomaré en mis brazos
un día después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra tengo brazos
y te haré con amor el amor
un día después de la guerra
si hay guerra
si después de la guerra hay un día
si después de la guerra hay amor
y si hay con qué hacer el amor

17. “Cuerpo desnudo” de José Lezama Lima

Cuerpo desnudo en la barca.


Pez duerme junto al desnudo
que huido del cuerpo vierte
un nuevo punto plateado.

Entre el boscaje y el punto


estática barca exhala.
Tiembla en mi cuello la brisa
y el ave se evaporaba.

El imán entre las hojas


teje una doble corona.
Sólo una rama caída

ilesa la barca escoge


el árbol que rememora
sueño de sierpe a la sombra.

18. “La isla en peso” (fragmento) de Virgilio Piñera

La maldita circunstancia del agua por todas partes


me obliga a sentarme en la mesa del café.
Si no pensara que el agua me rodea como un cáncer
hubiera podido dormir a pierna suelta.
Mientras los muchachos se despojaban de sus ropas para nadar
doce personas morían en un cuarto por compresión.
Cuando a la madrugada la pordiosera resbala en el agua
en el preciso momento en que se lava uno de sus pezones,
me acostumbro al hedor del puerto,
me acostumbro a la misma mujer que invariablemente masturba,
noche a noche, al soldado de guardia en medio del sueño de los peces.
Una taza de café no puede alejar mi idea fija,
en otro tiempo yo vivía adánicamente.
¿Qué trajo la metamorfosis?

19. “Sentado sobre los muertos” (Fragmento) de Miguel Hernández

Sentado sobre los muertos


que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo mantiene.

Que mi voz suba a los montes


y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.

20. “Te desnudas igual…” de Jaime Sabinas


Te desnudas igual que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido


y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y como nos queremos entonces en la risa


de hallarnos solos en el amor prohibido!
(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)

Fuente: https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-poesia/#ixzz5e7xUdvRW

Fuente: https://www.ejemplos.co/20-ejemplos-de-poesia/#ixzz5e7xNQ58B

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