Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Es lugar común decir que en nuestra sociedad se han “perdido” los valores o que vivimos una crisis
de valores. Con ironía y con cierto realismo algunos afirman que “sólo se pierde lo que se tiene” y
que, en nuestro caso, más que pérdida lo que ha habido es ausencia de valores. Es decir, predomina
un modo de proceder tanto en las instituciones como en las personas donde es más o menos habitual
el desacato a las leyes y a las normas; la negación de los derechos fundamentales de los ciudadanos;
la impunidad frente al irrespeto de los valores; las deficiencias o incoherencias en las autoridades
responsables de la transmisión de valores; la falta de equilibrio entre derechos y responsabilidades;
el predominio de intereses individuales y sectoriales sobre el bien común, entre otros.
A esos modos de proceder se suman algunas creencias también habituales en gran parte de la
mentalidad ciudadana. No es raro, por ejemplo, encontrar personas que creen que “la contaminación
no es su responsabilidad”, que “las normas se hicieron para violarlas”, que “con el dinero se resuelve
todo”, que “si te saltas las reglas y no sucede nada, es que eres listo, que “pagar impuestos no sirve
para nada”, etc. Lo grave de este tipo de creencias es que terminan siendo modos de actuar,
contrarios a los fines de una sociedad basada en la ética y en el derecho.
De ahí, que un reto del presente y del futuro para nuestro país, es la necesidad de impulsar un
comportamiento ético que nos encamine a formas de vida personal e institucional más acordes con
una sociedad democrática, solidaria e incluyente. En este sentido se habla de la ética de la
responsabilidad, entendida como la capacidad de dar respuestas eficaces a los problemas que nos
llegan de la propia realidad. Responsabilidad con respecto al ejercicio de los derechos humanos, la
protección de los recursos naturales y la vida de las generaciones futuras.
La responsabilidad revela el carácter ético de cada persona, es un acto enteramente voluntario que
nos lleva, por un lado, a más respeto, más transparencia y más cordialidad hacia los demás; y por
otro parte, a dar respuesta a las necesidades de otro ser humano.
La ética de la responsabilidad, surge cuando somos conscientes de las consecuencias de nuestros
actos sobre otros y sobre la naturaleza. Nos invita a contrastar los medios y consecuencias de una
acción, y a responsabilizarnos de las decisiones que tomemos.
Una persona se caracteriza por su responsabilidad porque tiene la virtud no sólo de tomar una serie
de decisiones de manera consciente, sino también de asumir las consecuencias que tengan las
citadas decisiones y de responder de las mismas ante quien corresponda en cada momento.
Historia
Hipócrates se hizo fama como el "padre de la medicina" al convertir la entonces primitiva y arcaica práctica de la medicina
en una ciencia noble basada en el estudio y la observación. Él se educó con su padre, y fundó su propia escuela de
medicina en su isla natal de Cos. El Juramento Hipocrático se le atribuye, aunque puede haber tenido distintos autores. A
medida que pasó el tiempo, las ideas del juramento fueron comúnmente aceptadas por todos los médicos.
Con los siglos el juramento evolucionó, como así también lo hizo la práctica de la medicina. El juramento original hace jurar
lealtad a las deidades griegas como Apolo, Asclepio, Higia y Panaceia, mientras que las interpretaciones más modernas del
juramento lo limitan al fuero personal. Aunque el documento original hace jurar una lealtad absoluta hacia los maestros y
mentores, el texto moderno simplemente reconoce los logros académicos de los antepasados, y destaca la voluntad de
compartir el conocimiento con los demás.
Aborto y eutanasia
El texto antiguo también hace jurar al médico no practicar abortos ni eutanasia, estableciendo "Jamás le daré una droga
letal a alguien que me lo solicite, ni sugeriré nada a tal efecto. Tampoco daré a una mujer una medicina abortiva. Que
mi vida y mi arte se mantengan puras y sagradas". El juramento moderno no hace tal promesa, sino que versa "Si puedo
salvar una vida, lo haré. Pero puede que también esté en mi poder quitar una vida: esta es una responsabilidad enorme que
debe enfrentarse con gran humildad y conciencia de mi propia fragilidad. Por sobre todas las cosas, no debo jugar a ser
Dios". Esta traducción vaga se adapta a los cambios de los tiempos modernos, donde la legalidad de las prácticas que en
otros tiempos estuvieron prohibidas hacen que los juramentos de esta naturaleza sean un asunto de la conciencia personal.
Estándar moral
El texto moderno del Juramento Hipocrático está menos atado a cuestiones prácticas, pero es más empático respecto del
propósito moral de la profesión médica. Se enfoca en tratar al ser humano enfermo en lugar de tratar una enfermedad, y en
participar responsablemente como parte de una comunidad humana mayor. Es una promesa solemne de brindar cuidado y
curación, prevenir las enfermedades en la medida de lo posible y tratar a las personas con respeto y compasión.
Principalmente, sin embargo, se usa como un barómetro en lugar de como una regulación estricta. Aunque es una parte
común de la ceremonia de graduación en la escuela de medicina, no es un requisito. Es un símbolo de ética general en
oposición a las reglas estrictas. La excepción a esto es si el médico rompe el juramento, y si es culpable de un crimen,
como mala praxis o negligencia.