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3. Todo grupo social posee una conciencia de pertenencia, o sea que cada uno de sus
integrantes se defina a sí mismo como tal, y asume como obligatorias las expectativas
de comportamiento establecidas por el grupo, tanto para los demás miembros como
para sí (Merton). Aquel que se siente integrante del grupo, usa el “nosotros” para
narrar lo que el u otros hacen como miembros del grupo.
También es relevante que los miembros del grupo sean identificados como tales por
otras personas ajenas a él. Algunos grupos facilitan esta identificación de sus
integrantes a través del uso de distintivos como uniformes, escarapelas, modos de
hablar, de vestir…
A) Un conjunto de personas, por lo menos, dos. La cantidad de integrantes que tienen los
grupos es muy variada y depende de muchos factores, tales como el tipo de grupo,
sus fines, la forma de reclutamiento de sus miembros, etc. Sin embargo, el número de
los miembros de un grupo determina las posibilidades de interacción y su grado de
cohesión.
B) Un conjunto de normas y pautas que regule la interacción entre sus integrantes y que
señala tanto las expectativas de comportamiento como las recompensas y sanciones
sociales.
C) Un fin o propósito perseguido por los integrantes a través de su participación en el
grupo. Si bien a veces nunca es formulado como tal, como suele ocurrir en grupos
pequeños o informales, el fin siempre existe y las personas se guían por el en sus
relaciones con los demás miembros. Por eso, a veces, solemos invocar el fin para
señalar comportamientos que nos parecen inadecuados, como cuando decimos
“Estamos acá para divertirnos” o “bueno, pero al final ¿vamos a estudiar o no? Los
fines pueden ser muy diversos: recreativos, laborales, afectivos, económicos, etc. pero
siempre existe uno si se habla de un grupo social.
Clasificación de grupos
Hay muchas maneras de clasificar los grupos sociales, tomaremos algunas de ellas:
Un grupo es pequeño cuando todos sus integrantes pueden mantener relaciones entre
sí, y se considera que el número máximo para que esto sea posible, es de unas veinte
personas, más allá de lo cual tiende a dividirse en subgrupos menores. Cuantos
menos integrantes tenga el grupo más fuerte tendera a ser la relación entre los ellos.
Es por ello que los agentes de socialización más poderosos suelen ser grupos
pequeños, como la familia o el grupo de amigos.
Los grupos grandes, de más de veinte personas, pueden llegar a ser tan grandes
como la sociedad entera o un Estado, y presentan características bastante distintas de
las del grupo pequeño. Un club deportivo, un grupo liceal como el nuestro, o una
empresa pueden ser ejemplos de este tipo.
Los grupos grandes, por lo general:
1. Tienden a dividirse en subgrupos, dentro de los cuales los participantes suelen obtener
mayor satisfacción en la interacción.
2. Presentan una estructura de autoridad, que regula las relaciones entre los miembros y
dirige la actividad del grupo y que puede llegar a configurar una jerarquía
3. Tienen una estructura de roles mas diferenciada y especializada. En una pequeña
empresa, por ejemplo, un solo empleado puede desempeñar diferentes roles, mientras
que a medida que la empresa crece, cada una de las funciones es confiada a una o
más personas.
4. Necesita formas de coordinación y comunicación entre sus partes distintas a las del
grupo pequeño. Mientras que entre pocas personas aquellas se dan espontáneamente
en la interacción cotidiana, a medida que el grupo crece, se necesitan canales más
formales y estandarizados. En la empresa pequeña del ejemplo anterior, las órdenes
podrán ser verbales, pero si la empresa es más grande, serán necesarias
comunicaciones o circulares escritas.
5. Las relaciones tienden a ser secundarias, esto es: más superficiales e impersonales.
6. La organización tiende a volverse más formal.
Todos los grupos constan de normas, posiciones y papeles coordinados entre sí, y por
tanto organización, pero no todos los grupos están organizados formalmente. Las
empresas, por ejemplo, la iglesia o las fuerzas armadas, poseen ciertas características
que los convierte en organizaciones formales: presentan una clara división de
funciones, con posiciones y papeles bien definidos, con ciertas responsabilidades y
derechos. Otra característica de los grupos formales es la existencia de estatutos que
especifican claramente los derechos y obligaciones, a la vez que se establecen las
autoridades que lo conforman.
Por el contrario los grupos primarios (pequeños), por la misma espontaneidad y
expresividad de las relaciones sociales que le son propias, son informales. No es que
en ellos no haya normas, pero estas no son explicitas, las responsabilidades y
derechos son difusos.
LOS CUASIGRUPOS
Al inicio mencionamos dos ejemplos que no han sido consideradas grupos sociales:
los asistentes a la función de un cine; los participantes de una manifestación. ¿Por
qué? Estos conjuntos de personas, si bien constituían agrupamientos identificables en
determinado momento, carecían de organización, no presentaban una estructura de
roles y les faltaba la continuidad mínima necesaria para configurar un grupo social.
Pero sin embargo, todos sabemos que el comportamiento de la gente en este tipo de
situaciones, como ir al cine o al estadio o participar de una manifestación, no es
totalmente previsible y está sujeta a regularidades. No esperamos que la gente grite
en el medio de una película ni que se quede inmóvil y callada en medio de un partido
de futbol o un recital.
Estas formas de conducirse relativamente uniformizadas pero transitorias,
corresponden a lo que se denomina “comportamiento colectivo”, y constituyen un tipo
particular de agregados humanos denominados “cuasi grupos sociales”. Parecen
grupos, pero son de duración tan breve, que no hay posibilidad de que surjan normas,
ni organización, ni diferenciación de roles. Los cuasi grupos más estudiados por los
sociólogos son las multitudes y los públicos.
Las MULTITUDES
Una multitud es conformada por un gran grupo de personas que responden de una
manera altamente emotiva e impulsiva a algún estimulo y que de disgrega
rápidamente. Un ejemplo puede ser un grupo de hinchas que sale del estadio a
festejar el triunfo de su equipo.
Son componentes típicos de una multitud: una cierta polarización u orientación hacia
algo visto como fin (escapar, festejar, etc.) y la emotividad de la conducta. Esto nos
sirve para distinguir a las multitudes de un mero agregado de personas en un mismo
lugar, como en una calle congestionada, o en una parada de ómnibus, por un lado, y
del público, cuya conducta es menos emocional, por otro.
La intensidad emocional de las conductas de los individuos se relaciona con dos
fenómenos que se producen en las particulares condiciones que se dan cuando se
reúne una multitud:
El PÚBLICO
Cuando nos referimos a los asistentes a un cine o a un teatro, o cuando hablamos de
televidentes o escuchas de radio, usamos la palabra público. Esto se debe a que, a
diferencia de las multitudes, los públicos no necesariamente se encuentran localizados
en un mismo espacio físico, sino que, en nuestras grandes sociedades modernas, lo
más usual es que se mantengan dispersos. Mientras no presenten ningún tipo de
organización ni tengan una estructura de roles, no constituyen grupos sociales.
Lo característico del público es una orientación hacia algún tema o problema, que
constituye su interés y alrededor del cual se forma una determinada opinión. Es más
permanente y más racional que la multitud, y el individuo se siente más consciente de
sí mismo y de sus propios intereses. Son frecuentes la discusión y la controversia, las
que ayudan a formar lo que se denomina opinión pública, que es el conjunto de los
puntos de vista que las personas mantienen con respecto a un asunto. Los públicos
son más bien pasivos, algunas veces, para actuar en defensa de sus interese,
adquieren una organización y se transforman en grupos de presión.
Cuando un problema está siendo debatido, las partes interesadas suelen recurrir a la
propaganda para convencer a la gente de las ventajas de apoyar determinado punto
de vista, para lo cual, en nuestras sociedades, son usados los medios de
comunicación de masas. Debe distinguirse a la propaganda, que suele mostrarse a sí
misma como el único punto de vista valido sobre el problema, de la publicidad, que se
presenta como tal y admite su propósito de venta de un producto, sea un jabón, un
candidato o una gaseosa. La técnica de la propaganda se basa en la repetición de
mensajes breves, en la simplificación del problema y en la demonización o
ridiculización del adversario.
EL LIDERAZGO
A través del liderazgo, un miembro del grupo logra influir, de modo más o menos
continuado, en el comportamiento de los demás, en mucho mayor grado que aquel en
el cual su propio comportamiento es influido por el de los otros.
El líder es aquel individuo que aparece ante los demás como un modelo a imitar,
aquel cuyas opiniones son atendidas por ellos o cuyas órdenes son cumplidas con
frecuencia.
En cierto sentido, todo intento por parte de uno de los miembros de un grupo de influir
activamente en la conducta de los demás, es un intento de ejercer el liderazgo de ese
grupo. Pero correlativamente, es necesario un cierto grado de consentimiento de los
liderados, aunque sea mínimo, para que la influencia pueda tener lugar.
El grado en que los líderes influyen en la conducta de los demás es el poder, y varía
según el prestigio del dirigente, es decir, según el grado en que los demás consideren
que sus actos son significativos, pertinentes o importantes.
El termino liderazgo, tal como se usa en ciencias sociales, designa tres cosas
distintas: el atributo de una posición social, las características de una persona y un tipo
de conducta; y casi siempre que hablamos de un líder, nos estamos refiriendo a estos
tres aspectos simultáneamente: a un individuo con ciertas cualidades, que ocupa
determinada posición y se conduce de cierta manera. Para ello no necesariamente
debe ser así. A veces obedecemos a alguien simplemente porque ocupa una posición
superior a la nuestra en una organización, aunque sus cualidades no sean las que
desearíamos para nuestro líder.
Max Weber utilizó por primera vez la expresión “líder carismático” para referirse a una
de las tres posibles maneras de ejercer la dominación política. Mientras que las otras
dos maneras, la racional y la tradicional, se basan para Weber en lo cotidiano y
rutinario, solo muy excepcionalmente surge un líder carismático que se erige en
conductor de su nación y marca para ella nuevos rumbos. Pero para obtener
receptividad, en necesario que surjan en el momento propicio en que la gente siente la
necesidad de un conductor.
Se llama carisma al poder de provocar en las masas una entrega emocional hacia el
líder y una fuerte identificación con él. Lo característico de liderazgo carismático es
entonces, el carácter extra cotidiano o excepcional de su aparición y la fuerte
emotividad de la relación con el líder que lo dota de un contenido irracional. No importa
para la caracterización de este tipo de liderazgo su la orientación de la conducción
resulta positiva o negativa, no cabe duda que Hitler fue un líder carismático, pero
también lo fueron Gandhi, Artigas o Martín Luther King.
Todas las anteriores situaciones cotidianas que vivimos todos nosotros tienen algo en
común: estamos dependiendo de que el comportamiento de los demás se adecue a lo
que son las normas establecidas por la sociedad; no parece que hagamos nada para
que ello suceda, simplemente esperamos que la conducta conforme a normas renga
lugar espontáneamente. Y la mayor parte de las veces eso es lo que ocurre.
Podemos hablar de normas sociales siempre que estemos frente a un comportamiento
acostumbrado, que se repite frecuentemente, que es generalizado, porque es
realizado por un gran número de personas y que es lo suficientemente importante
como para que se establezca presión social para su cumplimiento.
EL CONTROL SOCIAL
Para que las normas sociales se mantengan en el tiempo es necesario que el grupo
social ejerza algún tipo de presión para que sean acatadas. Es muy probable que el
taxista del ejemplo anterior, se sienta tentado a pasar con la luz roja, pero la
perspectiva de recibir una multa puede resultar suficiente para evitarlo. La empleada
que quería hablar en otro idioma, tal vez se contuvo por miedo al ridículo.
La sociedad recurre a una serie de sanciones, tan graves como la muerte (no en el
caso de nuestro Estado) o el destierro, o tan simples como una mirada reprobatoria,
para evitar que sus integrantes se aparten de las normas.
Al conjunto de mecanismos que una sociedad emplea para forzar o inducir a sus
miembros al cumplimiento de las pautas sociales y evitar la desviación, se le llama
control social.
Debemos tener presente que el individuo mismo es uno más de los miembros del
grupo que ejerce presión social. El mismo contribuye a hacer cumplir las normas
sociales, de dos maneras distintas: presionando a otros, o cumpliendo el mismo con
las normas.
Rocher dice:
En toda colectividad, cada miembro es simultáneamente objeto de una coacción
ejercida por los demás, agente de la coacción que se ejerce sobre los demás y sujeto
de la coacción que se impone a si mismo”
CONFORMIDAD
ANOMIA
Las situaciones de anomia son frecuentes cuando los cambios que tienen lugar en una
sociedad son muy rápidos; las normas sociales difícilmente pueden acompasar el
cambio y los miembros del grupo quedan sin pautas de referencia para orientar su
conducta.
Merton distingue cinco tipos posibles de adaptación individual a las normas y valores
de la sociedad y los expone en el siguiente cuadro donde (+) significa aceptación, (-)
significa rechazo y (+/ -) significa rechazo de los valores vigentes y propuesta de otros
nuevos.
Modo de adaptación Metas culturales Medios institucionalizados
Conformidad + +
Innovación + -
Ritualismo - +
Retraimiento - -
Rebelión -/+ -/ +
Según Merton la anomia no es más que el resultado de un proceso que tiene lugar en
la estructura social. Cuando el comportamiento desviado tiene éxito y se generaliza, la
conducta de las personas se hace imprevisible y hablamos de Anomia social.
Bibliografía:
“Introducción a la Sociología” A. Marrero. 8º Edición. 2006 F.C.U
Sociología. R. J. Gelles. A Levine. 6º Edición Mc Graw Hill
Cuadernos de Sociología. R. Garrido, M. Bottero, K, Szollossyczar. 1ª Edición. 1997.
Ideas Ediciones.