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Racionalidad en MaxWeber
Francisco Pamplona
Resumen
Los que conciben al diablo como partidario del mal y al ángel como
combatiente del bien, aceptan la demagogia de los ángeles. La cuestión es
evidentemente más compleja. Los ángeles no son partidarios del bien sino
de la creación divina. El diablo es, por el contrario, aquel que le niega al
mundo toda significación racional. La dominación del mundo, como se sabe,
es compartida por los ángeles y diablos. Sin embargo, el bien del mundo no
requiere que los ángeles lleven ventajas sobre los diablos (como creía yo de
niño), sino de que los poderes de ambos estén equilibrados. Si hay en el
mundo demasiado sentido indiscutible (el gobierno de los ángeles), el
hombre sucumbe bajo su peso. Si el mundo pierde completamente su sentido
(el gobierno de los diablos) tampoco se puede vivir en él.
Nota Preliminar
' Jürgen Habermas, "Concepciones de la modernidad. Una mirada retrospectiva a dos tradiciones", en La
constelación posnacional, Ensayos políticos, Paidós, Barcelona, 2000, pp. 169· 198.
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Sí, hoy tal vez no necesitamos un lenguaje nuevo (quién sabe), pero
después de la segunda guerra mundial y el optimismo hipócrita que caracterizó
esos años, el lenguaje revolucionario de Marcuse era tal vez, imprescindible.
5
Max Weber, Economía y sociedad, FCE, 1981, p. 696.
' Max Weber, op cit, p. 699.
7
Escribe Reinhard Bendix: "Weber advirtió, sin embargo, entre múltiples fuentes de poder, la existencia de
dos tipos antagónicos, que ofrecen particular interés para el estudioso de la sociedad: el poder que deriva de
una constelación de intereses surgida en un mercado formalmente libre, y el poder que deriva de autoridad
constituida, encargada de asignar el derecho de mando y el deber de obediencia. (... ) Por consiguiente, Weber
propuso reservar el término «dominación» y «poder autoritario de mando»", ver Max Weber, Amorrortu, 1979,
p. 278.
' Max Weber op cit, p. 699.
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12
ldem, p. 251. Weber da una serie de delimitaciones sobre el consenso bastante confusas.
13
ldem, p. 27.
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" Anthony Giddens, El capitalismo y la moderna teoría social, Labor, 1977, cap. XI, pp. 243-276; Raymond
Aaron, Las etapas del pensamiento sociológico, Tomo 2, Siglo XX, 1980, pp. 285-309; Reinhard Bendix op cit, pp.
273-427; Julien Freund, Sociología de Max Weber, Lotus Mare, 1977, Cap. VII, pp. 195-218.
15 Wolfgang Mommsen, "Acerca del concepto de «democracia plebiscitaria del líder»", en Max Weber: sociedad,
Cuadro 1
Tipo de Dominación, según Referentes Empíricos
Tipo de dominación Referentes empíricos
16
Max Weber op cit, 172.
17
Jürgen Habermas ha admitido que cualesquier discusión actual sobre la legitimidad se inscribe «bajo la
estela de Weber». Habermas propone, sin embargo, una reconstrucción del concepto de legitimidad (no se
discute aquí la distinción -fundamental- que hace sobre la ratio normativa de la validez): "Por legitimidad
entiendo el hecho de que un orden político es merecedor de reconocimiento. La pretensión de legitimidad hace
referencia a la garantía -en el plano de la integración social- de una identidad social determinada por vías
normativas. Las legitimaciones sirven para hacer efectiva esa pretensión, esto es: para mostrar cómo y por
qué las instituciones existentes (o las recomendadas) son adecuadas para emplear el poder político en forma
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tal que lleguen a realizar los valores constitutivos de la identidad de la sociedad. El que las legitimaciones sean
convincentes o que la gente crea en ellas es algo que depende, a todas luces, de motivos empíricos; ahora
bien: estos motivos no se forman con independencia de la fuerza justificativa de las legitimaciones, que se ha
de analizar formalmente, o lo que es igual: con independencia del potencial de legitimación o de las razones que
se pueden movilizar. Lo que se acepta con razón y disfruta de la fuerza generadora de consenso, y, por tanto,
motivadora, depende del nivel de justificación exigido respectivamente". "Problemas de legitimación en el
Estado Moderno", en La reconstrucción del materialismo histórico, Taurus, 1983, p. 249. Para una crítica formal
a Weber, ver: Problemas de legitimación en el capitalismo tardío, Amorrortu, 1975, pp. 119-124.
18 Reinhard Bendix apunta: "En sociología del derecho, Weber observaba que el concepto de derecho natural
había caído en profundo «descrédito», a raíz de conflictos sociales e ideológicos. Esos conflictos arrancaban
de la idea misma de derecho natural, que era compatible con objetivos políticos divergentes", op cit, p. 403. La
argumentación de Bendix es muy sugerente, pues insiste en la necesidad de vincular las ideas weberianas con
Hegel. Massimo Cacciari encuentra que en Hegel queda perfectamente establecida la antinomia entre la
necesidad del Estado a intervenir en la economía a través de la Política/ economyy el derecho estatuido: "Esa
intención de 'salvar' el propio derecho y el propio sistema de producción en una comprensión normativo-
racional, y al mismo tiempo la pretensión de subordinar el Estado a los procesos de la Political economy analiza,
esta doble dirección de la 'alma burguesa' expresa una lógica incurablemente contradictoria". "Transformaciones
del estado y proyecto político", en: Teoría marxista de la política, Pasado y presente No. 89, 1981, p. 246.
Giddens ha señalado con agudeza que Marx no hizo más que invertir el concepto de Hegel de la burocracia como
una manifestación de los intereses sectoriales de la clase dominante. Weber, por supuesto, "hegelianiza" su
posición frente a la sociedad y el Estado moderno al avizorar el crecimiento ineludible de ta Burocracia. Anthony
Giddens, La estructura de clases en las sociedades avanzadas, Alianza Universidad, No. 236, 1979, p. 57.
" Jürgen Habermas. Problemas... op cit, p. 120.
"' Reinhard Bendix op. cit, p. 403.
196 Economía y Sociedad. Año v; No. B. Septiembre 2000 - Febrero 2001
Cuadro 2
Dominación Legal
Fundamento de validez Categorías (orden impersonal)
l. Todo derecho se estatuye racionalmente V. Funcionalidad máxima sujeta a ley.
(sobre la base de fines o a valores). VI. Competencia al cargo.
11. Todo derecho es un "cosmos" de reglas VII. Jerarquía administrativa.
abstractas. VIII.Reglas de procedimientos sobre la base de técnicas o
111. El "jefe" ordena y manda, pero él obedece normas.
a un orden impersonal. IX. Separación entre el cuadro administrativo de los
IV. Se obedece sólo al derecho. medios de administración y producción.
X. Inexistencia de la apropiación del cargo.
XI. Esto es igual en la burocracia pública que en la
privada.
XII. Dominio del cuadro administrativo.
11
Para Herbert Marcuse21 la obra de Max Weber expresa con gran profundidad las
tendencias dominantes del desarrollo de la civilización occidental y la sociedad
21
Herbert Marcuse, "Industrialización y ... ", op cit.
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22
El excelente artículo ya citado de Mommsen, parece acercarse a la posición de Marcuse cuando escribe:
"Hay que señalar aquí expresamente que en Weber, en este caso, no se trata sólo de un problema que
pertenezca a la esfera teórica, «neutra a los juicios de valor» de una construcción ideal-típica. La oposición
marcada y nítida entre el funcionario que actúa siguiendo directivas y el político que actúa con su propia
convicción jugaba un papel fundamental en el pensamiento político de Weber. .. " op cit, pp. 57-58. Herman Lübe
en un escrito por lo demás cínico, cree poder fundamentar la necesidad de un "decisionismo" político a través
de una legitimación basada en la "verdad" de la decisión (p. 54), atribuyéndole una "garantía" de tolerancia
frente a concepciones subjetivas de la verdad (!). "Decisionismo, una teoría política comprometida", en
Filosofía, práctica y teoría de la historia, Alfa, 1983. Una crítica interesante al "decisionismo" está en el artículo
ya citado de Cacciari, pp. 239.
LEGITIMIDAD, DOMINACIÓN Y RACIONALIDAD EN MAX WEBER 199
eran imaginables. Me refiero, en este punto a la crítica que hace Jürgen Habermas
a Marcuse en su celebre texto de homenaje "Ciencia y técnica como ideología"23 ,
ya que merece algo más que una reflexión de paso.
La época en que Habermas escribió su artículo (fines de los años 60), las
tendencias observadas por Marcuse eran más que inesperadas: la ciencia y los
logros técnicos alcanzaban su clímax, y su aparente neutralidad valorativa hizo
correr mucha tinta. A mi juicio, Habermas adelanta una posición ante evidencias
estrictamente europeas, las cuales no jalonaban necesariamente la reflexión de
Marcuse (aunque hubiera escrito sus posiciones desde Frankfurt) ya que tenía
la experiencia del descontento norteamericano y tenía noticia de los movimientos
sociales latinoamericanos y conocimiento sobre la implantación de dictaduras
"carismáticas", plenamente caudillistas. De hecho, Habermas pretende desarrollar
''filosóficamente" lo que él considera las dificultades de la concepción marcusiana
de la racionalidad capitalista, luego de haber citado abundantemente diversos
textos, además del reseñado por este ensayo, incluyendo "El hombre
unidimensional"; su crítica alcanza a sus maestros Horkheimer, Adorno, a
Shelling, a E. Bloch, a Marx y Benjamín ... , es decir, enfoca sus baterías contra
la tradición de la "mística judía y protestante", en la que quiere entrever una
especie de "optimismo" emancipador en el papel de la ciencia y la técnica.
23 "Ciencia y técnica como ideología", en Ciencia y técnica como ideología, Técnos, Madrid, 1984, Pp. 53-112
200 Economía y Sociedad. Año V, No. B. Septiembre 2000 - Febrero 2001
A Manera de Conclusión
24
Jürgen Habermas, "Los diferentes ritmos .. ," op cit, p. 204. Por cierto que Habermas dice que este juicio
suyo tiene "evidentemente un inmerecido acento malicioso, ya que no es justo con el contenido de verdad que
también se encuentra en el análisis de Marcuse".
25 Véase la nota número 4.