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“UNIVERSIDAD NACIONAL DE BARRANCA”

FACULTAD DE DERECHO Y CC.PP.

ESCUELA PROFESIONAL
DERECHO

Psicología criminal

CURSO : Criminología

DOCENTE :

CICLO : III

INTEGRANTES :

* Zorrilla Ollague ,Dylan Italo.

BARRANCA – PERU

2019
Dedicatoria

Dedicamos el presente
trabajo a Dios por
otorgarnos el don de la vida
y a nuestros padres,
generosos consejeros a
través del tiempo y las
circunstancias.
Agradecimiento

A Dios. Al docente de criminología quien me permitió el desarrollo y elaboración de esta


monografía.
Índice

Dedicatoria .............................................................................................................................................. 2
Agradecimiento ....................................................................................................................................... 3
Presentación ............................................................................................................................................ 5
Abstract ................................................................................................................................................... 6
Introducción ............................................................................................................................................ 7
CAPÍTULO I: GENERALIDADES ....................................................................................................... 9
1.1. Objetivo general .................................................................................................................... 9
1.2. Objetivos específicos ............................................................................................................. 9
CAPÍTULO II: LA PSICOLOGÍA CRIMINAL .................................................................................. 10
2.1. Definición de psicología criminal ....................................................................................... 10
2.2. Historia de la Psicología criminal ...................................................................................... 13
2.2.1. Aspectos generales....................................................................................................... 17
2.3. El comportamiento criminal .............................................................................................. 18
2.3.1. Funciones. .................................................................................................................... 19
2.4. Factores que inciden en el comportamiento criminal ...................................................... 19
2.4.1. Variables genéticas ...................................................................................................... 20
2.4.2. Factores ambientales y sociales .................................................................................. 20
2.5. Explicaciones al comportamiento criminal....................................................................... 21
2.5.1. Personalidad y delito................................................................................................... 21
2.5.2. Teoría de Hans Eysenck ............................................................................................. 25
Pc= Pg. E ........................................................................................... Error! Bookmark not defined.
2.5.3. Teorías Psicoanalíticos ................................................................................................ 28
2.5.4. Condicionamiento operante y delito .......................................................................... 31
2.6. Psicopatología asociada la criminalidad ........................................................................... 35
2.6.1. Diferencias entre trastorno antisocial de la personalidad y trastorno de la
conducta 36
2.7. Diagnóstico y tratamiento .................................................................................................. 37
CONCLUSIONES ................................................................................................................................ 39
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS .................................................................................................. 40
Presentación

En la presente monografía titulada “psicología criminal”, se dará a conocer los objetivos,

historia, definición e importancia de esta disciplina, y su relación al comportamiento, el

pensamiento y el sistema de creencias del delincuente, así como también investigar las

motivaciones del crimen.

El propósito de esta monografía es incentivar y contribuir al aumento de conocimiento de los

puntos importantes de la psicología criminal, concibiéndola como una rama importantísima en

la criminología.
Abstract

In the present monograph entitled "criminal psychology", the objectives, history, definition and

importance of this discipline, and its relation to the behavior, thought and belief system of the

offender will be made known, as well as investigate the motivations of the crime.

The purpose of this monograph is to encourage and contribute to the increase of knowledge

towards the fundamental part of criminal psychology, conceiving it as a very important branch

in criminology.
Introducción

La psicología criminal es aquella disciplina que estudia y también pretende

describir el comportamiento criminal y la conducta antisocial que obedece a

factores:

 Psicológicos

 Psiquiátrico

 Psicoanalítico

Es importante resaltar el papel preventivo de la psicología criminal, pues no

se conforma con solo describir o explicar el fenómeno criminal por ello que la

criminología al igual que la psicología criminal, son ciencias y disciplinas

aplicadas, respectivamente.

Su actuación se realiza en el mundo forense (prisiones, policía, tribunales) y

en la propia comunidad, cuando trata de prevenir la delincuencia o elaborar

intervenciones en instituciones de la sociedad.

El trabajo monográfico se divide en las siguientes partes:

En el Capítulo I: Generalidades; donde está presente los objetivos

generales y los objetivos específicos de esta monografía.

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En el Capítulo II: Esta la definición de psicología crimina y su historial; la

importancia de esta disciplina; el comportamiento criminal; factores que inciden

en el comportamiento criminal; explicaciones al comportamiento criminal ;

Diferencias entre trastorno antisocial de la personalidad y trastorno y trastorno de

la conducta (disocial)

En el Capítulo III:Conclusiones; y por último,

Referencias Bibliográficas

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CAPÍTULO I: GENERALIDADES

1.1. Objetivo general

Señalar aspectos importantes relacionados a la psicología criminal.

1.2. Objetivos específicos

Definir y explicar los puntos importantes relacionados a la psicología criminal.

Detallar las funciones de las Instituciones reguladoras del Medio Ambiente.

Señalar la misión, visión, objetivo de cada organismo.

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CAPÍTULO II: LA PSICOLOGÍA CRIMINAL
2.1. Definición de psicología criminal

El problema del crimen y otras formas de conducta desviada son objeto de

diversas disciplinas, entre ellas de la Psicología, ciencia que, integrada a un

enfoque criminológico, apunta hacia el conocimiento y comprensión de la división

psicológica del delito, así como del comportamiento desviado no delictivo. Este

aporte psicológico al campo criminológico no es reciente, ya se aprecian ideas

sobre el particular desde fines del siglo XIX, cuando empezaba a configurarse la

psicología como ciencia autónoma. Sin embargo, también en erados anteriores

hubo preocupación por la dimensión Psicológica del hombre y de su conducta

criminal; al respecto, según la opinión de Bonger, posiblemente uno de los

precursores más lejanos de esta vertiente, fue, F.G Pitaval (1673-1743), jurista

francés, que fue “el primero en recoger material de psicología criminal,

especialmente en su obra Causes Celebres et Interesantes (1734)”. “como ciencia

práctica experimental”, fue el médico francés Prosper Despine (1812- 1892).

Desde nuestro punto de vista los primeros aportes claros datan de fines del

siglo XIX e inicios del silo XX, con el surgir de la Psicología como ciencia, en la

que empezamos a encontrar visiones más orgánicas relativas a la

Psicocriminología, hasta desarrollos sistemáticos y más coherentes

posteriormente.

Sin embargo, podemos anotar que por mucho tiempo en el campo de la

Psicología criminal y de la Psicocriminología en particular, impero una visión

unilateral, por el predominio de la perspectiva Psicoanalítica, que desde nuestro

punto de vista y de otros autores es precisamente la tendencia menos sólida y

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menos científica de la Psicología. Posteriormente y en menor escala se

desarrollaron algunas concepciones caracterológicas (Kretschmer, Shelldom); la

concepción psicopatológica del crimen; las teorías conductistas del delito, entre

otras.

Si reparamos en el panorama actual de la Psicología observamos que existen

diversas teorías que explican el comportamiento humano desde perspectivas muy

variadas hasta contradictorias, pero con un mayor desarrollo de los enfoques

científicos. Sin embargo, no podemos soslayar que la Psicología como ciencia en

general y como Psicología criminal o delincuencial en particular, abarca una

temática amplia que rebasa el enfoque criminológico, ingresando hasta terrenos

penales, penitenciarios y criminalísticos. En los últimos lustros ocurre también

una mayor participación del conocimiento psicológico en diversos ámbitos del

Derecho.

La perspectiva criminológica disciplinaria, tal como lo hemos señalado, para

penetrar en forma integral en la problemática que constituye un objeto de estudio,

recurre a indignaciones de carácter social, Psicológico, como biológico. De esto

se comprende que uno de los capítulos importantes de la Criminología lo

constituye el enfoque psicocriminológico para comprende el fenómeno delictivo

y antisocial.

Como se podrá deducir de los criterios señalados, esta concepción

psicológico-criminal aborda ciertos aspectos extra jurídicos del fenómeno

delictivo, como el hecho psicosocial que apareja tal evento, así como los aspectos

estrictamente psicológicos

subyacentes en los actores de tales hechos, lo que constituye un capítulo importante de


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la criminología al que denominamos PSICOCRIMINOLOGÍA.

De esta breve visión del papel de la Psicología frente al delito, el delincuente y la

conducta antisocial, en sus diversos momentos y correlaciones, nos interesa concentrarnos

en cuanto constituye el capítulo de la Criminología, o sea como Psicocriminología,

orientado al análisis de todo lo relativo a la explicación del delito y el comportamiento

criminal y antisocial desde el punto de vista Psicológico. Esta afirmación, sin embargo, no

debe llevarnos a postular o creer en una explicación del crimen puramente psicologiota, mas

bien nuestro punto de vista criminológico nos inclina a una propuesta Socio-Psico-

Biológica. Por ello entendemos a la Psicocriminología como un capítulo de la

Psicocriminología criminal, que aporta desde esta vertiente especializada sus conocimientos

para la explicación de los fenómenos delictivos y antisociales, abordando también el estudio

Psicológico de los autores de tales fenómenos.

No obstante, debemos señalar también que desde la vertiente de la criminología crítica,

se cuestiona el papel y la existencia de una psicología criminal. Teresa Miralles dice al

respecto que la Psicología criminal es una instancia de control social, afirmando a su vez

según el cuestionamiento desarrollado por Basaglia, que “la definición y etiquetaje de la

enfermedad mental encierra un significado político por que mantiene intacto los valores de

las normas que el individuo marginado discute, no puede o no quiere aceptar”. También

afirma que la Psicología criminal sigue una tendencia positivista que centra el problema del

delito en el autor, en sus condiciones psíquicas, pasando a ser el delincuente un enemigo

del orden social. Esta crítica nos lleva a una especie anti Psicología criminal, en la que el

“delincuente” vendría a ser la sociedad y la persona que ejecuta el acto delictivo “víctima”.

Al respecto creemos necesario acotar que el enfoque psicológico criminal científico de

nuestros días, no pretende hallar un Psiquismo diferente de carácter delincuencial, si no que

así como cualquier ser humano tiene determinadas condiciones psicológicas que guardan
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diversa relación con su conducta, las personas que delinquen, al margen de su rotulación

igualmente tienen una dimensión psicológica que es importante conocer. Así mismo, toda

la variedad de aportes psico criminológicos, podemos comprenderlas en tres grandes grupos

o tendencias:

Una que abarca a las teorías psicológicas más o menos sistemáticas, explicativas del

crimen y de la conducta desviada en general, como el psicoanálisis, el condicionamiento

operante, la teoría de imitaciones o aprendizaje social, la concepción de H. Eysenck, la tesis

de la frustración- agresión, entre las más importantes;

Otra que incluye a los diversos factores psicológicos que tienen mayor o menor

correlación con la criminalidad y comportamiento antisocial; y,

Finalmente, el enfoque de la Psicopatología criminológica que abarca la explicación del

crimen correlacionada con determinados trastornos mentales, desde síndromes psicóticos

como la esquizofrenia y la Psicosis afectiva; hasta trastornos de la personalidad

(psicopatías), así como los diversos problemas de la dependencia de drogas (fármaco

dependencia), hasta la neurosis y el retardo mental entre los más significativos.

2.2. Historia de la Psicología criminal

PSICOLOGÍA CRIMINAL: ORÍGENES E HISTORIA I (Finales s.XIX - 1970)

La psicología criminal se ocupa, según el autor Blackburn, "de ayudar a explicar el

delito y a aportar medidas para su control", es decir, se ocupa de estudiarlo y aplicar su

análisis al tratamiento y a la prevención del mismo.

Entrando en detalle de los campos que son estudiados por la psicología criminal,

podríamos diferenciar tres grandes áreas según Vicente Garrido:


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La psicología criminal (propiamente dicha): se centra en los actos delictivos en sí

mismos los estudia y aplica lo aprendido a la prevención de los mismos.

La psicología legal: se ocupa de los aspectos relacionados con la psicología en términos

de Justicia. Es decir, interviene en la creación de leyes y en el estudio de la reacción social

a dichas leyes.

La psicología forense: tiene como foco el estudio psicológico de los actores de un

crimen, sobre todo de los victimarios o delincuentes, pero también de las víctimas y de los

testigos.

Tras esta aclaración, pasaré a describir brevemente la aparición y evolución de la

psicología criminal.

Francis Galton

Podría decirse que uno de los padres de la psicología criminal fue el científico Francis

Galton , primo y seguidor de Darwing, lo cual explicaría el enfoque altamente biológico

con el que se estrenó esta disciplina. Galton se centró en el estudio de la degeneración y de

la desviación humanas, anormalidades que, para él, eran hereditarias.

Más adelante, con la aparición de los estudios del famoso psiquiatra Sigmund Freud el

carácter biológico de la psicología criminal dio paso a un enfoque que busca explicar los

actos delictivos a través de los trastornos neuróticos de los delincuentes. Es decir, para esta

nueva corriente, cuyos máximos exponentes fueron autores como Aichorn, F. Alexander o

K. Friedlander, “la comisión del delito se debe a una expresión de una angustia traumática,

muy reprimida por un super-yo irreductible." Se busca explicación en las relaciones

paterno-filiales que se generan por medio de sistemas de socialización infeficaces, roces

entre los diferentes sistemas de la psique. (V.Garrido, 2008) Es decir, debido a una neurosis

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(trauma) o a una educación ineficaz, los sujetos no son capaces de inhibir satisfactoriamente

sus impulsos primitivos, no llegan a estar correctamente civilizados.

A partir de este momento, es la Sociología la que gana terreno en la explicación del

delito y en el período que transcurre entre la década de los años 20 y la de los 70 del s. XX,

encontramos una clara predominancia de las teorías sociológicas en el terreno de la

explicación de la génesis criminal.

Sin embargo, se dan algunos hitos dentro de la psicología criminal que son dignos de

mención tales como los estudios del matrimonio Glueck (Sheldon y Eleanor) que, en 1950,

compararon el perfil de 500 criminales con el de otras 500 personas que no habían

delinquido nunca. Aportaron con este estudio una importante perspectiva, la de la

integración, ya que pudieron observar que la explicación del acto criminal no podía

centrarse en un sólo punto, y abogaron por una explicación ecléctica del delito, es decir, no

reduccionista, integrando distintas discicplinas (biológica, psicológica, sociológica,

económica, etc.) De forma pionera, proponen el estudio del delito basándose en la relación

existente entre las funciones biológicas y cognitivas del delincuente y de éstas con el medio.

(V. Garrido 2008)

También cabe destacar en este período, las aportaciones del eminente psicólogo alemán

Hans Eysenck. En 1964, en su libro "Crime and personality" (Crimen y personalidad), el

autor propone el estudio del sistema nervioso como base para la explicación del acto

delictivo.

H. Eysenck

Dice que la explicación se encuentra en el propio proceso de adquisición de la

conciencia moral, la cual se realiza en la niñez mediante condicionamiento clásico (refuerzo

positivo y negativo). Mediante el refuerzo negativo conseguimos que el niño, tras ser
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amonestado por una mala acción, experimente sentimientos negativos (miedo, ansiedad,

etc.) Dichos sentimientos se reproducirán en lo sucesivo con la sola intención de realizar un

acto reforzado negativamente por lo que, para poder evitar esas sensaciones negativas, el

niño no volverá a realizar dichos actos, ni siquiera volverá a pensar en realizarlos.

Siendo así, Eysenck apunta que el problema se encuentra en la propia "capacidad de

condicionabilidad" que será más alta en las personas que no delinquen (el condicionamiento

ha dado sus frutos) y más baja o casi nula en las personas que terminan desarrollando una

personalidad delictiva. Estos niveles de "condicionabilidad" Eysenck los explica en

términos biológicos, ya que asegura que dependen de la activación cortical, que es más baja

en los futuros delincuentes. Además, describe a los delincuentes como sujetos con

personalidad extrovertida, neurótica y con pinceladas psicóticas (en términos de crueldad y

falta de empatía con el sufrimiento ajeno)

Por último, se debe mencionar el trabajo que realizó R. Ackers en 1966 junto a R.

Burguess al adaptar la teoría sociológica de Sutherland, "Teoría de la asociación

diferencial" (1939 y sucesivas) que defiende la criminalización como un proceso de

aprendizaje cultural.

Dichos autores, puntualizan que dicho aprendizaje no se da de forma macro social, es

decir, no proviene de grandes entornos del individuo, sino que se realiza dentro de grupos

personales íntimos. Es decir, defienden una aculturación en el mundo del delito menos

social y ambiental que la que defendía Sutherland.

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2.2.1. Aspectos generales.

La psicología criminal es una disciplina que estudia los fenómenos psicológicos

implicados en la criminalidad. Así, un psicólogo criminal puede desarrollar diferentes

tareas, tales como: colaborar en una investigación criminal realizando perfiles psicológicos;

elaborando y difundiendo técnicas de persuasión y comunicación con las que analizar

testimonios; definir programas de rehabilitación para criminales; y/o realizar

investigaciones empíricas sobre la conducta, motivación y personalidad del delincuente,

que ayuden a una evaluación científica del criminal. En definitiva, la psicología criminal

intenta ofrecer una serie de respuestas sobre todos aquellos actores y agencias implicados

en la criminalidad a un nivel clínico, experimental, estadístico y de asesoramiento.

Por tanto, un criminólogo debe conocer cuál es el trabajo que se desarrolla desde la

psicología criminal, ya que la interacción entre ambos será esencial para el correcto

desarrollo de aquellas estrategias que de forma conjunta propongan para el estudio y

explicación de los fenómenos criminales.

En la asignatura de Psicología criminal, se estudiarán aquellos conceptos que delimitan

el estatus de la psicología criminal, la relación que existe entre el derecho y la psicología,

así como la aportación de esta última en el proceso judicial. También el estudio de los

actores principales implicados en la criminalidad como son la víctima y el delincuente son

temas que se tratan en la psicología criminal. Sin olvidar la importancia de la evaluación

empírica de aquellas variables psicológicas que permitan conocer aquellos rasgos de

personalidad y grados psicopatológicos que son capaces de alterar aquel comportamiento

denominado "normal". Por último, la psicología penitenciaria que estudia la evaluación y

tratamientos que se ofrecen a aquellos individuos que permanecen encerrados en

instituciones penitenciarias también es un campo en el que la psicología criminal ofrece

análisis y resultados.
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2.3. El comportamiento criminal

Acabamos de explicar cuál es el trabajo del psicólogo de ámbito criminal, así como las

diferencias entre un profesional de la Psicología criminal y otro de la Psicología forense.

Sin embargo, cabe preguntarse ahora cómo es el comportamiento de un delincuente y

analizar qué lo hace distinto al de una persona que cumple los criterios de la normalidad.

Un delincuente no ha de ser un individuo con un trastorno, ya sea de personalidad o no,

sino que si lo miramos desde el punto de vista cognitivo-conductual puede haber estímulos

antecedentes (comportamientos y cogniciones) que lo conducen a cometer un acto criminal

o delito.

Pongámonos en el ejemplo de una persona sin historia de trastornos mentales, con un

CI normal y con una personalidad no patológica que es despedida del trabajo y desahuciada

de su casa. No quiere decir que esté justificado hurtar en estas circunstancias, pero este caso

resulta la ejemplificación de una persona psicológicamente normal y sin recursos que se ve

«obligada» a sobrevivir cometiendo actos penales.

No obstante, hay verdaderos casos de delincuentes que cometen delitos mayores

(asesinatos, homicidios, agresiones sexuales) que están fuera de todo criterio de normalidad

y de los que hablaremos en los siguientes párrafos.

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2.3.1. Funciones.

2.4. Factores que inciden en el comportamiento criminal

Antes que nada, hay que aclarar que ningún factor o conjunto de ellos conllevan

inexorablemente a que una persona delinca. Sin embargo, y como es lógico pensar, un grupo

de factores de riesgo aumentan la probabilidad (o predisponen más) de que alguien tenga

tendencia a la criminalidad.

Tradicionalmente, y sobre todo en Ciencias Sociales, se tienen en cuenta dos tipos de

variables a la hora de explicar el comportamiento: por un lado, la genética o la biología; por

otro, los factores ambientales.

Hoy, además del bagaje genético (rasgos temperamentales, predisposición a ciertas

enfermedades, etc.) y ambiental (estimulación temprana, entorno de crianza, educación y

desarrollo, etc.) se tiene en cuenta, como variable aislada, el comportamiento social o las

interacciones sociales.

Este factor social se hace aún más relevante a la hora de acudir a las modernas

explicaciones sobre conducta criminal. Por ejemplo, la teoría de E. Sutherland promulga

que el delincuente actúa como tal porque elige rodearse de un grupo de iguales que fomenta

los actos delictivos o violentos.

Pasemos ahora a enumerar qué cuestionen, tanto genéticas como ambientales/sociales,

favorecen la predisposición al acto delictivo:

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2.4.1. Variables genéticas

 Temperamento agresivo

 Historial de enfermedades mentales en la familia, tales como la esquizofrenia.

No obstante, hay que ser cautelosos en este aspecto debido a que los estudios

muestran resultados contradictorios en cuanto al porcentaje de heredabilidad de

los trastornos psicóticos, por ejemplo. Sin embargo, sí se sabe que la

componente genética está presente, en mayor o menor medida, en la presencia

de enfermedad mental.

2.4.2. Factores ambientales y sociales

 Status socioeconómico bajo.

 Problemas financieros como, por ejemplo, una deuda.

 Falta de apoyo por parte de las Instituciones o de Servicios Sociales.

 Haber crecido en una familia cuyos progenitores o hermanos tengan

antecedentes penales.

 Tener amistad con grupos que promuevan las conductas agresivas o delictivas y

el uso de la violencia para lograr fines.

 Oportunidades laborales inexistentes o reducidas.

 Ausencia de contención emocional.

 Jerarquías familiares de carácter predominantemente patriarcal.

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Como ya hemos dejado entrever, no existe el predictor por antonomasia del

comportamiento criminal, aunque lo que acabamos de enumerar conforman precursores o

«gatillos» que pueden desencadenar actos delictivos.

Hoy en día, tanto psicólogos como criminólogos estamos de acuerdo en que el

mecanismo que conduce a una persona a delinquir es demasiado complejo como para que

pueda ser vaticinado y controlado con una fiabilidad del 100%, aunque por supuesto

podemos tomar medidas para evaluarlo y, posteriormente, prevenirlo.

2.5. Explicaciones al comportamiento criminal

2.5.1. Personalidad y delito

Personalidad y delito: En primer lugar, debemos precisar que no creemos en la

existencia de una “personalidad criminal” típica, porque los datos de diversos estudios sobre

el particular no avalan ello, aunque existen puntos de vista que presentan gran

atención a posibles factores genéticos, como lo veremos más adelante, pero no como

únicas condiciones determinantes en segundo lugar, la personalidad no es una realidad

puramente psicológica y aislada que condicionan el comportamiento humano, si no que ella

no se puede comprender separada de su entorno social, parecer que siguen otros estudiosos

y sobre todo de su contexto situacional que es muy cambiante.

Para Cattell “la personalidad puede definirse como aquello que nos dice lo que una

persona hará cuando se encuentre en una situación determinada” y en “un estado de ánimo

definido”. Guilford por su parte afirma que “la personalidad de un individuo es una

constelación específica de rasgos”. Si bien no existe acuerdo entre los psicólogos respecto

a la noción de personalidad, podemos considerar que la idea de Charles Morris, más afín a

la corriente de los rasgos, presenta una noción integral, concibiéndola como un “Patrón

único de los pensamientos,

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sentimientos y conducta del individuo, que persisten con el tiempo y en diversas

situaciones”. Actualmente apreciamos que la personalidad no es considerada un sello

hereditario y fatal, sino que se configura a lo largo de la experiencia vital de cada individuo,

sobre todo en sus primeros años, de acuerdo a sus condiciones internas o base biológica

subyacente. Por eso es de importancia sustantiva la primera infancia, en la que se configuran

los primeros basamentos de nuestra personalidad, peo que posteriormente, en función de

diversas influencias, puede reajustarse en alguna medida. Por ello afirman algunos autores,

que parece razonable considera que una gran parte de la formación básica de la personalidad

tiene lugar antes de los seis o siete años de edad, pero que el aprendizaje de ciertos aspectos

de esta dimensión humana puede continuar a lo largo de la vida. Es también necesario decir

que en la base de la personalidad está sobre todo esa estructura anatomo-fisiológica del

sistema nervioso, que responde “temperamentalmente”, de un modo singular e integrado

ante las experiencias y estímulos que inciden en el sujeto.

El desarrollo ulterior de la topología holandesa de Aminas-Wiersma, por los franceses

Le Sume y Gastón Berger, llego a establecer ocho tipos caracterológicos, considerando las

combinaciones de tres propiedades fundamentales, polarizadas cada una en dos extremos:

Emotividad no emotividad, actividad, no actividad, primariedad y no secundariedad. Tales

tipos son:

 Nervioso ( emotivo-inactivo-primario)

 Sentimental ( emotivo-inactivo-secundario)

 Colérico ( emotivo-activo-primario)

 Apasionado ( emotivo-activo-secundario)

 Sanguíneo ( no emotivo-activo-primario)

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 Flemático ( no emotivo-activo-secundario)

 Amorfo ( no emotivo-inactivo-primario)

 Apático ( no emotivo-inactivo-secundario)

Respecto a la incidencia criminológica de estos tipos, Oscar Blarduni expresaba que “el

más criminógeno de todos es el nervioso. Después vienen el amorfo, el apático, el colérico,

etc. Esto no quiere decir que los flemáticos, por ejemplo, no cometan nunca crímenes. En

principio es más raro que lo hagan, pero cuando lo hacen el delito ofrecerá características

peculiares”

Según esta tipología,

El Nervioso (E noA P),es bastante emotivo, siente de manera muy viva los estímulos

del mundo externo, por ser de sensibilidad hiperestésica; en función de su inactividad sus

energías o impulsos no se descargan por una acción continua, sino más bien por reacciones

de tipo agresivo en momentos determinados; y, además como es primario, su reacción es

inmediata sin meditar previamente las consecuencias de su acto, condiciones que son

favorables para incidir con mayor probabilidad en un comportamiento antisocial o criminal.

El Amorfo (noE noA P), por sus notas peculiares de carácter, puede también estar

propenso a reacciones que pueden ser de tipo delictivo o antisocial, además porque es una

persona más inclinada a dejarse llevar por las malas compañías, por faltarle aptitudes para

resistir a la sugestión del grupo o de un líder.

El Apático (noE noA S), tiene falla en la esfera moral y volitiva, y a veces también es

mal dotado intelectualmente, por lo que en mayor proporción carecen de escolaridad

adecuada. Estos rasgos posibilitan una mayor incidencia delictiva, ya sea contra la

propiedad o de carácter sexual.


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El Colérico (E A P), es bastante activo y de reacciones primarias o inmediatas, además

de ser muy emotivos, por lo que también es otro de los tipos psicológicos con alta

predisposición a caer en un comportamiento delincuencial o antisocial, debido precisamente

a su agresividad y combatividad, por lo que puede incidir en actos de violencia contra las

personas.

El Sanguíneo (no E A P), es propenso a la buena vida, el placer material, actuar primero

sin meditar y ser predominante activo, por lo que como señala Blarduni, interviene poco en

los delitos contra la propiedad, pero si tiene mayor participación en los crímenes sexuales

y los delitos de violencia contra las personas.

El Pasional (E A S), debido a sus rasgos predominantes, es de escasa incidencia en la

criminalidad.

El Sentimental (E noA S), es un tipo caracterológico aún de menor frecuencias delictiva

entre los adultos, aunque en niños y adolescentes, tiene algún grado de mayor significación

que en el pasional.

El Flemático (no E A S), es el tipo de mínima incidencia criminológica, tanto en

menores como en adultos, lo que guarda correlación con sus rasgos de no emotividad y

secundariedad, que propician una reacción meditada antes de toda acción.

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2.5.2. Teoría de Hans Eysenck

El psicólogo inglés Hans Eysenck (N. 1916) de origen alemán, planteó que existen

correlaciones entre personalidad y delincuencia (1964). Su concepción al respecto la

escuadramos como de orden psicobiológica, aunque Yates la cataloga como teoría general

de la socialización. El afirma que en cada persona existen las dimensiones de introversión-

extraversión y la de estabilidad neuroticismo, con fundamentos biológicos o genéticos, y

que conjuntamente con el condicionamiento determinan la personalidad comportamental.

De los experimentos hechos por el autor y otros científicos, detuvo a la hipótesis de que hay

una fuerte predisposición hereditaria subyacente al comportamiento extravertido o

introvertido, así como para la estabilidad- neuroticismo. Para llegar a tal afirmación

consideró los estudios de los gemelos univitelinos, utilizando una variedad de estímulos en

situaciones diversas y otras investigaciones adicionales.

Las fuentes de la emotividad (estabilidad- neuroticismo) están en el sistema nervioso

autónomo, las que dan lugar a reacciones específicas en cada persona. Las paces de los

fenómenos de excitación e inhibición (introversión-extraversión) tienen relación con las

neuronas del cortéx, tesis derivada de los estudios de Iván Pavlov. Además, Eysenck afirma

que especialmente los extravertidos desarrollan rápidamente la inhibición, muestran

asimismo alto grado de inhibición y le elimina lentamente. Por su parte en los introvertidos

en cambio desarrollan la iniciación más despacio y en menor grado y la eliminan con mayor

rapidez. En cuanto a la excitación, los introvertidos la desarrollan con mayor rapidez e

intensidad, mientras que los extravertidos con más lentitud y debilidad. Eysenck agrega

también que la lesión cerebral incrementa la inhibición total que afecta al cortéx, y deduce

de ello que los niños y adultos con lesión cerebral se comportan de forma más extrovertida

que los normales, lo que también se manifestaría en los lobotamizados.

25
Estos fundamentos biológicos, en base a los estudios que he efectuado, sirven a Eysenck

para decir que los extravertidos que acumulan alto potencial de inhibición durante el

proceso de condicionamiento, resultarán más difíciles de socializar y se condicionarán con

menor intensidad que los introvertidos, que en principio acumulan relativamente poca

inhibición. De lo que se desprende también que los introvertidos se condicionarán mucho

mejor que los extravertidos. Sin embargo anota que nada de cuanto hasta ahora hemos dicho

puede inducir a pensar que el entorno no ejerce ninguna influencia como causa del delito.

Ninguno de los autores mencionados hasta ahora suscribiría una afirmación semejante. La

noción misma de delincuencia o de delito sería absurda sin un contexto de aprendizaje, de

experiencia social y, genéricamente, de interacción entre los hombres. Lo que demuestran

las cifras es que la herencia es un fuerte factor de predisposición en la realización o

ejecución del delito. En suma, lo que plantea es que la personalidad corporamental (PC), la

personalidad fenotípica que observamos en la vida cotidiana, es la resultante del genotipo

(herencia) y del entorno ambiente:

La dimensión excitación- inhibición es de orden fenotípica, que en el proceso de

condicionamiento y frente a determinadas influencias ambientales (e), va a dar el

comportamiento de tipo extravertido o introvertido. Eysenck sugiere que simplemente la

formación reticular ascendente es la sede fisiológica donde radica el soporte de tal

dimensión. Proceso similar se perdía para la emotividad (estabilidad-neuroticismo), que,

junto con la anterior, pueden dar lugar a diversas combinaciones.

En base a lo anterior plantea que precisamente los psicópatas y ciertos delincuentes, se

caracterizan por el predominio de las dimensiones extraversión-emotividad (neuroticismo)

extremas, y en los que debido al predominio de la inhibición el proceso de condicionamiento

social es más difícil. Asimismo, entre otras consideraciones afirma en Eysenck, que los

psicópatas y otras personas, de acuerdo con su hipótesis, son precisamente aquéllas en las
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que no se ha producido un condicionamiento de las respuestas sociales. Disponemos de

pruebas suficientes para sugerir que las respuestas autónomas, condicionadas de acuerdo

con el sistema ordinario de Pavlov, constituyen la base de lo que normalmente llamamos

conciencia. La conciencia es, efectivamente un reflejo condicionado.

En otro acápite agrega que, en cuanto a factor disuasivo del delito, la reacción autónoma,

la conciencia condicionada del delincuente en potencia, tiene mucho más poderosa que las

fuerzas de la ley y el orden establecidos. De ello afirma que la conciencia es principalmente,

el factor fundamental que nos hace comportarnos de una manera moral y socialmente

aceptable. La delincuencia se explicaría entonces, tomando en cuenta las siguientes

consideraciones lúcidas de todo lo anterior.

Es de esperar, que los experimentos de condicionamiento revelen, que los psicópatas y

los extravertidos manifiesten generalmente menos condicionalidad que los neuróticos y los

normales.

Las personas que cometen delitos y otros actos antisociales serán más extravertidos que

las que se abstienen de realizar esos actos. Según Eysenck, en ese segundo enunciado existe

mayor número de pruebas confirmatorias.

Los patrones de conducta relacionados con la introversión-extraversión y con

estabilidad-neuroticismo, tienen unas bases sustancialmente hereditarias.

Según Yates, en la teoría de la socialización son importantes las diferencias individuales

en el que hay que considerar tres factores:

+ Las diferencias de personalidad.

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+ La cantidad y clase de entrenamiento.

+ Las diferentes definiciones culturales de lo que constituye el comportamiento

antisocial.

G. Trasler (1962), que también sigue este modelo, a diferencia de Eysenck, ha prestado

mayor atención a las diferencias de clase social en relación al proceso de socialización en

su contacto con influencias delictivas.

2.5.3. Teorías Psicoanalíticos

La Concepción de Sigmund Freud: Aproximadamente en 1915 Freud publicó su ensayo

El Delincuente por Sentimiento de Culpabilidad, dando origen a lo que se llamó luego el

Psicoanálisis Criminal que ha tenido tantas expresiones e interpretaciones de índole

criminológica. Sin embargo, ya antes en Tótem y Tabú (1912), había planteado

determinadas interpretaciones, desarrolladas luego por T. Reik, que algunos penalistas

acogieron yo una sed como explicación de la pena.

Siguiendo los argumentos de su ensayo de 1915, Freud creía que una forma de

criminalidad se explicaba en base a los fuertes sentimientos de culpabilidad que sufría la

persona, debido a que no había podido superar su complejo Edipo, ya que decía haber

observado sujetos que sufrían un penoso sentimiento de culpabilidad de origen

desconocido, y una vez cometida una falta concreta, sentían mitigada la presión del mismo,

y esto significaba que el sentimiento de culpabilidad existía antes del delito. También

consideraba que había otro grupo de delincuentes, no condicionados por el sentimiento de

culpabilidad, es decir de aquellos que no han desarrollado inhibiciones morales o creen

justificada su conducta contra la sociedad.

28
En base a esta versión se dedujeron otras tesis analíticas, con variantes explicativas que

llegan muchas veces al absurdo. En la mayoría de ellas juega papel importante la visión

pansexulista y su desarrollo en el individuo, que pasaría por las etapas: oral, anal, fálica y

etapa de latencia, así como el famoso complejo de Edipo, que según los psicoanalistas se

caracteriza por la atracción erótica que siente el menor por el progenitor del sexo opuesto,

y a su vez rechazo u hostilidad hacia el del

29
propio sexo. Otros de los conceptos clave son: la tesis del subconsciente en la estructura

del aparato psíquico integrado por el que Ello o Id, el Yo o Ego, y el Súper Yo o Súper Ego,

con predominio fundamental de los procesos inconscientes.

Frente al argumento freudiano del delito sobre supuestos sentimientos de culpabilidad,

por un complejo de Edipo no superado, consideramos que, no existiendo pruebas científicas

de tal complejo, sino más bien argumentos sociales, culturales e históricos que lo

desmientan, tal teoría carece de validez. Sin embargo, es obvio que los psicoanalistas que

aún existen, confían en la realidad de tal complejo. Albert Ellis, un psicólogo que luego de

ser psicoanalista abandonó dicha corriente, plantea conjuntamente con Gullo, a las críticas

siguientes a la teoría freudiana en general.

Existen pocas pruebas, como insiste Jons y como explica M. Klein, que los niños

normales estén preocupados por celos, odios e impulsivos agresivos gran parte del tiempo.

No hay razón para creer que los niños demanden invariablemente la atención exclusiva

de sus madres y que, por ende, odien a sus padres de manera inevitable. Es obvio que

muchos niños admiran más a sus padres que sus madres, y sienten cierto resentimiento hacia

las madres por qué los alejan del afecto paterno.

Cuando hay problemas de amor en los que alientan el hecho de que los niños resientan

a uno o ambos padres, no hay evidencias claramente bien definidas, como lo indica Freud,

ante el conflicto en cuestión se base en fundamentos de tipo sexual.

El sistema del Id, Ego y el Súper Ego es en gran parte ficticio y consiste en un manejo

real y poco científico de las partes de la personalidad, que en realidad no posee ninguna
30
existencia independiente, no están abrumadas de energía instintiva y no impulsan al

individuo a realizar nada.

2.5.4. Condicionamiento operante y delito

B.F. Skinner (1904-1990), siguiendo el modelo conductista y tomando como

antecedente la <<Ley del efecto >> de Thorndike, desarrolló un modelo explicativo del

comportamiento que denominó Condicionamiento Operante, teoría que sirve para explicar

una gran variedad de conductas humanas, así como para desarrollar consecuentemente

diversas técnicas para su modificación y modelamiento. El condicionamiento El

condicionamiento clásico maneja el refuerzo antes de la emisión de la conducta esperada,

de tal manera que asociando previamente un estímulo neutro al refuerzo incondicionado

que estimula la emisión de la conducta, de tal manera que asociando previamente un

estímulo neutro al refuerzo incondicionado que estimula la emisión de esa conducta, se llega

a producir tal comportamiento con la sola presencia del estímulo neutro que se convierte en

estímulo condicionado, llamándose a la respuestas así producida, reflejo o reacción

condicionada.

B. F. Skinner, al desarrollar el condicionamiento operante (1938, 1953, 1959), explica

el aprendizaje según otro esquema. En este caso lo que ocurre primero es la emisión de la

conducta, y si seguida de ella se da un evento reforzante para el sujeto, es probable que

dicho comportamiento se repita y se haga estable o perfeccione, según las contingencias

que sigan a la emisión de la conducta. En base a este modelo se explicarían gran parte de

los actos humanos. Antes de ver al aspecto del modelamiento de la conducta criminal o

antisocial, debemos aclarar otros puntos previos importantes, como la noción de operante,

refuerzo y sus variantes, que son elementos claves que entran en la tesis de este tipo de

31
condicionamiento:

La conducta operante: es toda aquella que opera sobre el medio externo, que lo cambia

o afecta. En otros términos, una operante es una variedad de respuesta (conducta) que surge

espontáneamente en ausencia de cualquier estimulación con la que pueda ser

específicamente relacionada. A su vez el comportamiento operante está determinado por las

consecuencias que le siguen inmediatamente. Las consecuencias de una conducta operante,

que aumentan la probabilidad que se repita se llaman reforzadores o refuerzos.

Condicionamiento operante: según algunos psicólogos se entiende que el

condicionamiento operante es un proceso de ejercer control sobre la conducta de un

organismo, por medio de la presentación del refuerzo, inmediatamente que haya ocurrido

la emisión de la conducta operante que se desea condicionar, diferenciándose del

condicionamiento respondiente llamado también “clásico”, porque el refuerzo se presenta

antes que ocurra el comportamiento.

El refuerzo: puede ser algo comestible, una sonrisa, una palabra de elogio, una palmada

amistosa o cualquier otro evento que aumente la probabilidad que la conducta operante sea

emitida nuevamente. Los reforzadores pueden ser primarios o secundarios. Los primarios

son estímulos que poseen propiedades reforzantes, porque tienen importancia biológica o

satisfacen una necesidad fisiológica, como el agua, alimento, sexo, etc. Los Secundarios o

condicionados, son estímulos que adquieren la propiedad reforzante por asociación con

refuerzos primarios, y son muy numerosos. Los estímulos que adquieren propiedad de

refuerzo secundario, están vinculados con la historia de la vida de una personal.

Los refuerzos se pueden diferenciar también desde otro punto de vista en positivos y

negativos. Un refuerzo POSITIVO es descrito como una variedad de estímulo gratificante,

que ocasiona satisfacción o agrado y el deseo de repetir la conducta emitida; mientras que

32
el refuerzo NEGATIVO se define como un estímulo desagradable, cuya supresión o retiro

después de la emisión de una conducta, aumenta o intensifica la repetición de dicho

comportamiento.

Según la frecuencia de presentación se distingue entre refuerzo continuo y refuerzo

intermitente. Asimismo, en todo caso un reforzador debe presentarse inmediatamente

después de emitida la conducta operante, en caso contrario no tendrá efecto reforzante.

Delito y condicionamiento operante: Si bien es cierto que Skinner no efectuó un estudio

de la delincuencia en base al modelo del condicionamiento operante, sin embargo, realizó

algunos trabajos experimentales sobre el comportamiento agresivo en animales, cuya

generalización al campo humano, con las limitaciones respectivas, sirven para explicar en

parte la conducta criminal y antisocial. Ello se puede deducir de otros estudios sobre la

agresión, así como de las experiencias sobre el tratamiento de conductas delictivas,

siguiendo el paradigma de la conducta operante y algunas otras variantes. Al respecto,

Emilio Ribes Iñesta dice que existen “casos de condicionamiento respondiente de la

agresión, en que estímulos previamente neutrales han adquirido la capacidad funcional de

evocar el tipo de comportamiento. Pero los aspectos experimentales más interesantes de la

agresión son los que resultan, de los procedimientos de condicionamiento operante”.

Roger Ulrico plantea también que, en términos generales, bajo el modelo operante se

puede explicar la conducta agresiva. Afirma al respecto: “Mi propio enfoque es el del

análisis conductual. Conceptuó la agresión principalmente en función de los estímulos que

controlan su tasa de ocurrencia”, y que las instituciones sociales refuerzan de muchas

maneras la agresión. Pone el ejemplo, que si una máquina vendedora de dulces no da el

dulce luego de ponerse la moneda, la persona puede ensayar pateando a la máquina, y si por

alguna razón, obtiene así el dulce o la moneda, la próxima vez que una máquina le “engañe”,

33
probablemente tratará de patearla. Esto también es una muestra de cómo los seres humanos

aprenden a agredir. J.D. Keehn considera que el “análisis experimental de la agresión ha

comenzado a aislar las condiciones ambientales responsables del establecimiento y

manutención tanto de la agresión especificada por programa como de la inducida por éste,

y la larga servirá para someter estas conductas al control social benigno”

Emilio Ribes, glosando el punto de vista de Harold Cohen, considera que la conducta

delictuosa está determinada por un doble juego de elementos, ambiental-social.

El primero consiste en el reforzamiento intermitente que recibe la conducta delictuosa,

al ser afortunado en la mayoría de casos que se comete un hecho punible, por lo que la

proporción de refuerzos respecto a no refuerzos del acto criminal es muy alto, lo que

explicaría el mantenimiento prolongado de la conducta antisocial.

El segundo se refiere al hecho de que la comunidad establece consecuencias aversivas

demoradas sobre la conducta delictuosa, que no llegan a tener eficacia y que provocan

conductas de evitación por parte del delincuente de las formas de gratificación social.

34
De ellos se deduce que la génesis directa de la conducta delictuosa se halla

entonces en la incapacidad de la sociedad para procurar contingencias adecuadas

que promuevan el desarrollo de repertorios pertinentes en todos los miembros de

la comunidad.

En base a tales puntos de vista, considera que los Ambientes Prostéticos o

instituciones donde se manejan contingencias positivas para el desarrollo de

conductas socializadas, que, si bien pueden implementarse en cárceles y centros

de reeducación, pero si no se hace nada por la ampliación de sus objetivos al medio

natural de los delincuentes, podrían convertir al programa en un simple proyecto

de demostración y no de rehabilitación. Lo importante es también lograr una

generalización a circunstancias distintas. Plantea asimismo que otro

procedimiento para enfrentar el problema delictivo sería de carácter preventivo,

buscando la reestructuración o cambio radical del medio social que genera la

conducta criminal, lo que es difícil por la resistencia al respecto de los organismos

oficiales.

2.6. Psicopatología asociada la criminalidad

Aunque el hecho de ser diagnosticado con un trastorno mental no significa

que una persona tiene todas las de ser un delincuente, sí es cierto que

estadísticamente existe un gran número de casos en los que el crimen ha sido

cometido por personas con alguna enfermedad o condición especial como, por

ejemplo, la psicopatía o el trastorno antisocial.

Hablando de esto surgen dudas que a menudo lleva a los profesionales a

confusión ¿es lo mismo un sociópata que un psicópata? ¿qué los diferencia? la

respuesta la veremos a continuación.


Aludiendo a las grandes nosologías (La CIE-10, de la Organización Mundial

de la Salud, y el DSM-V, de la American Psychiatric Association), éstas no

contemplan la distinción entre sociópatas y psicópatas, sino que se refiere a sus

características como trastorno de la conducta (antes trastorno disocial) y trastorno

antisocial, respectivamente.

Sin embargo, Robert Hare, experto en Psicopatología criminal, sigue

empleando el término psicopatía a la hora de realizar un diagnóstico. Veamos en

qué puntos se diferencian estos conceptos.

2.6.1. Diferencias entre trastorno antisocial de la personalidad y trastorno

de la conducta

En cuanto al trastorno antisocial de la personalidad (TAP), hablamos de

personas extravertidas e inestables emocionalmente y caracterizadas por la

hostilidad, la rebeldía y la ausencia de miedo ante el castigo y situaciones

arriesgadas, así como por una baja tolerancia a frustración.

Suelen tener largos historiales de violación de los derechos de los demás, sin

sentirse culpables por ello. Mentir y engañar forma parte de su conducta.

Acerca del trastorno de conducta, anteriormente denominado en el DSM-IV-

TR trastorno disocial, suele ser diagnosticado en la infancia o en la adolescencia

y los niños con esta condición suelen unirse a bandas juveniles.

Estas personas tienen una limitación en la actividad prosocial (de altruismo,

por ejemplo), falta de remordimientos o culpabilidad, insensibilidad, carencia

de empatía o afectos superficiales. Es muy común, asimismo, el maltrato animal

a edades tempranas.

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Existen también características que nos indican una alta probabilidad de que

un niño desarrollo comportamientos antisociales graves en su etapa adulta. Esto

queda reflejado en la denominada tríada homicida de R. Ressler, quién dedicó

gran parte de su vida a perfilar la psique criminal.

Según Ressler, si un niño maltrataba reiteradamente animales, padecía

de enuresis nocturna tardía (carencia de control de esfínter de la orina en la cama

en los últimos años de la infancia) y piromanía, es probable que esa persona

delinca en el futuro y que presente TAP.

Efectivamente, no todas las personas diagnosticadas con TAP o todos los

niños o adolescentes con trastorno de conducta son delincuentes. Algunos

muestran conductas de riesgo, frustración o, al ser personas normalmente muy

inteligentes, pueden presentar facilidad para los negocios y otras habilidades de

tipo intelectual.

2.7. Diagnóstico y tratamiento

La tarea en el ámbito penitenciario o criminológico siempre implica abordar

esencialmente dos aspectos: Diagnóstico y tratamiento.

El diagnóstico tiene como objetivo conocer quien es el individuo que llega a una

institución penitenciaria, y conocer las características de su personalidad.

El diagnóstico puede ser:

37
Individual. Es el conocimiento de los múltiples y complejos aspectos de la

personalidad del delincuente (Personalidad Psicopática).

Grupal. A veces es necesario conocer las características de un grupo especial

dentro del penal, por ejemplo, las personas que están alojadas en un dormitorio,

o un grupo de detenidos que llega.

Institucional. Se refiere a conocer las características psicológicas que presenta la

institución o la organización.

Tratamiento. La base de un adecuado tratamiento es indudablemente un correcto

psicodiagnóstico. El tratamiento penitenciario intenta modificar, atenuar la

agresividad del individuo antisocial (Sociópata), hacer conscientes aspectos

inconscientes en cuanto a sus conductas patológicas, sensibilizarlo en cuanto a

su afectividad, favorecer relaciones interpersonales estables, lograr que puede

canalizar sus impulsos y verbalizar su problemática.

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CONCLUSIONES
Primera: A modo de conclusión, diremos que no existe el predictor universal para

pronosticar un comportamiento antisocial, un delito o una trayectoria

criminal de una persona, ya sea en su etapa infantil, adolescente o adulta.

Como psicólogos, sí podemos hacer una estimación o una aproximación a los rasgos

conductuales que pueden de alguna forma potenciar el desarrollo de estos

comportamientos indeseados y prestar especial atención a aquellos que

consideremos más peligrosos.

En resumen, un factor de riesgo de forma aislada no significa el comienzo de una

carrera delictiva, si bien por cada factor de riesgo que identifiquemos la

probabilidad de que se den estas conductas aumentará.

Es por ellos que los profesionales dedicados a este campo han de amortiguar con

factores de protección, que sensibilicen, eduquen y refuercen

comportamientos prosociales y productivos para las personas que más

potencial tienen para presentar en el futuro un TAP, por ejemplo.

Segunda: Tanto para el Ministerio del Ambiente, como las demás instituciones que

están adscritas a él, tienen como finalidad supervisar, fiscalizar el

cumplimiento de las disposiciones legales y técnicas de las actividades que

desarrollan el sector público y privado en el medio ambiente

salvaguardando así su protección y conservación.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Referencias

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