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UNIVERSIDAD DE LA CUENCA DEL PLATA

FACULTAD DE PSICOLOGÍA, EDUCACIÓN Y RELACIONES


HUMANAS

CARRERA: Licenciatura en Psicología

CÁTEDRA: Estrategias de intervención psicológica y psicoterapias

PROFESOR: Hilce Darío De Jesús

 
“SEGUNDO TRABAJO PRÁCTICO: EQUIPO REFLEXIVO” 
 

COMISIÓN: “A”

ALUMNOS:
- Cabrera Godoy, Ariel
- Silva, Jacqueline María

AÑO: 2019

FECHA DE ENTREGA:​ Jueves 19 de Septiembre


EQUIPO REFLEXIVO

"Escuchen lo que ellos, los consultantes, dicen

realmente, y no lo que ustedes creen que ellos realmente

quieren decir"

Tom Andersen

Antecedentes

​Tom Andersen fue el principal representante de esta nueva forma de trabajo. Él posee

formación médica y posteriormente se especializó en psiquiatría. Para crear esta nueva visión

y forma de dar terapia tomó como base los modelos de pensamiento y de trabajo de Bateson,

Bülow Hansen, Jay Haley, Salvador Minuchin, Paul Watzlawick, Ackermann, Boscolo,

Cecchin, Seligman, Cade, Penn, Anderson, Goolishan, Hoffman, Maturana, Varela, y otros

teóricos del modelo sistémico.

Noruega es el lugar que dio origen y desarrollo a la nueva forma de pensar llamada

Equipo Reflexivo. En 1970, la salud y los servicios estaban organizados de acuerdo con la

estructura de la sociedad noruega: las comunas, los condados y el Estado. En la comuna se

dan los cuidados primarios, es decir, los servicios de los médicos clínicos, los trabajadores

sociales y las enfermeras. El Estado provee un apoyo económico considerable a este nivel.

Cuando la “primera línea” considera que su servicio es insuficiente se recurre a la “segunda

línea” que, está compuesta por los especialistas. Estos servicios son brindados por los

condados, los servicios sociales de la segunda línea nos hablan de personal especializado, tal

como psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras psiquiátricas, asistentes de

salud mental, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas. La ley noruega menciona que los
psiquiatras desempeñan un papel muy importante en la regulación de la manera en que la

sociedad puede retener personas con desviaciones de conducta.

El año de 1974 fue la fecha que Tom Andersen indica como punto de partida para el inicio

de su forma de pensar. Durante esa fecha comenzaron a reunirse, organizando modos de

lectura; leían a Jay Haley, Salvador Minuchin y Paul Watzlawick. Para el desarrollo de dicha

teoría se basa en la cibernética de segundo orden, y plantea que el problema no es algo por sí

mismo y aislado de la persona sino que es parte de ella y asu vez está relacionado con un

contexto cambiante.

El terapeuta se encargará de trabajar con la representación que el paciente tiene de su

problema, no con el problema en si, dicho problema es una versión de las múltiples versiones

que puedan llegar a existir, es así que se desarrollara un cambio personal del paciente desde

adentro y el terapeuta no sabrá cómo ni cuándo se dará

En 1978 a Andersen le ofrecen trabajar en la Universidad de Tromso como profesor de

psiquiatría social, lo cual lo ayuda a desarrollar dos actividades de suma importancia. El

primer fue poder organizar un grupo de siete profesionales que tenían por objetivo trabajar en

la primera línea de asistencia en Tromso para así poder llegar a impedir la internación de

pacientes psiquiátricos, el segundo hecho fue que el mismo grupo de profesionales pudieran

participar en un programa educacional de dos años en “Terapia Familiar de Orientación

Sistémica” organizado por la sociedad de psiquiatras de Noruega.

Nacimiento de la Teoría

De Bateson tomamos el hecho de no ver las cosas por sí mismo, de diferenciarlas del

entorno lo que se conoce como “establecer una diferencia” ya que hay varias por lo que

cambia a cada rato, es por esto que hay siempre más que ver que lo que uno ve. Es así que

dicho autor da dos significados al término de diferencia, primero como algo distinto al ser
diferente de su entorno, y segundo un cambio es una diferencia a lo largo del tiempo causada

por una diferencia; es así que este concepto es importante para la práctica clínica ya que así se

pueden ver diferentes situaciones alrededor de un problema.

En 1985 un médico habló con una familia que tenían grandes problemas de sufrimiento.

Andersen y su equipo lo llamaron a su oficina para sugerirle algunas ideas, el médico regresó

nuevamente con la familia, ésta lo seguía arrastrando sin ningún éxito. El equipo decidió ir a

tocar la sala de entrevistas y preguntarles si querían escuchar algunas ideas que tenían. La

oficina que compartían como equipo de trabajo tenía un micrófono conectado con

altoparlantes en la habitación donde se entrevistaba a la familia y esto permitía oscurecer la

sala de entrevistas e iluminar su oficina. Es decir, la familia podía observarlos y escucharlos,

pero el equipo de trabajo, no. Finalmente la familia aceptó y parecían entusiasmados por

saber lo que dirían ellos. Poco a poco, el equipo de trabajo fue sugiriendo ideas. En el

momento que se habrían de intercambiar las luces y el sonido, el equipo de trabajo esperaba

encontrar a gente furiosa y aferrada a que lo que habían comentado era falso. Ocurrió todo lo

contrario, en la sala de entrevistas se encontraban personas silenciosas y pensativas que

después de una corta pausa comenzaron a entablar comunicación entre ellos. Intercambiar la

luz y el sonido brindaba libertad y contacto entre el equipo y la familia, “esta nueva forma es

lo que llamo Equipo Reflexivo”. Para él la palabra reflexión en francés tiene el mismo

significado que la noruega “refleksjon”, es decir: algo es oído, aprehendido y pensado antes

de dar una respuesta.

Para Andersen una variación de la diferencia que hace una diferencia surgió a partir de

que existen tres tipos de diferencias pero sólo una de ellas causa una diferencia. Para cambiar

la palabra diferencia se utilizó la palabra “inusual”. Si la gente se ve expuesta a lo usual, lo

inusual podría inducir un cambio, si se enfrentan con algo nuevo que es demasiado inusual,
se cierran para no inspirarse. Por tanto como terapeutas deberíamos tratar de brindarles algo

inusual, pero no tanto, en las conversaciones de las que tomamos parte. Por ende los temas o

cuestiones que se tratan, y la forma de la conversación son importantes.

Son estos signos los que se deben de tener en cuenta durante la conversación, ya que al

usar algo demasiado inusual la persona optará por aislarse, por ello debemos respetar la

integridad de la persona y ser lo suficientemente observacionales ante los signos que nos está

dando. Hay que recordar que las personas son seres sociables como ya se había mencionado,

y al ser sociables buscamos la forma de conservar nuestra integridad. Lo que diga o haga va a

determinar que se abra o se cierre una conversación. Es importante saber que ambos estamos

en posición de observadores, pues la otra persona está observando lo que hago y digo para

poder contestar o no contestar mis demandas, así mismo yo hago lo mismo. Una persona es,

en realidad, muchas personas, se convierte en una persona en una circunstancia y en otra, en

otra circunstancia. Dentro de la conversación la palabra tiene un significado, pero este

significado no será el mismo para mí que para ti, y esto se debe a las diferentes experiencias,

cultura, lugar, tiempo y entendimiento que se tenga de esa palabra. Por ende debo ser

responsable de las descripciones y significados que les doy a esas palabras. Cada que una

persona describe a otra es parte de un sistema de observación. En otras palabras, lo que puede

describirse y la descripción de un momento a otro está determinada por el sistema de

observación. Se debe seleccionar algo para enfocar la atención, esto es establecer una

diferencia. El establecer diferencias es un acto del que describe y tiene que ver con los

intereses del que describe. En cada acto de descripción se deja fuera muchas otras posibles.

Por ello la forma principal de hacer descripciones durante un diálogo es por medio de

preguntas.
Andersen introduce la palabra sentir que cubre tres pasos: sentir, conocer y actuar. Con

esto se cumplen dos requisitos:

1) La conservación de la organización e integridad de la persona y;

2) Participación en la interrelación con lo que la rodea.

Cualquier descripción o explicación dependerá del observador y de cada persona que

describa la misma situación. Ninguna descripción será mejor que las demás; todas son

igualmente válidas. Esto se debe a que cada persona tiene una percepción construida de la

situación a la que ella pertenece. Esta percepción es la “realidad” de la persona. “Realidad”

existe sólo como la “realidad” del que la percibe. La misma situación externa puede resultar

en muchas realidades.

El establecimiento de relaciones comprende el sentir, el conocer y el actuar. Éste es un

proceso continuo, y se considera como ciclo. El proceso interno sirve para conservar la

integridad de la persona pero también sirve como base para la expansión de los actos de

sentir, conocer y actuar. La condición necesaria para esta expansión es la conexión de este

proceso interno con un proceso externo continuo de intercambios que ocurre cuando uno

toma parte en relaciones con otros. La conversación interna parece servir a dos propósitos:

tratar de las ideas que se intercambiaron y tratar de la participación de la persona en la

conversación externa. Para Andersen la conversación es una fuente de importante de

intercambio de descripciones y explicaciones, definiciones y significados diferentes, pues es

a partir de estos intercambios con los cuales se trabajará para generar nuevas perspectivas

ante una situación que el usuario ve como problema. Dentro del proceso terapéutico se deben

de tomar en cuenta las pausas, ya que estas ayudarán tanto al usuario como al terapeuta

evaluar lo que está diciendo, sintiendo y actuando.


¿Qué es el Equipo Reflexivo?

​Este tipo de intervención pone énfasis en procedimientos tales como el empleo de

conversaciones reflexivas “fuente importante para el intercambio de descripciones y

explicaciones, definiciones y significados diferentes...”... Que permiten “ver bajo una nueva

luz viejas descripciones y explicaciones e incluso podrían llevar a que emergieran otras

nuevas...”. El Equipo Reflexivo consiste en un grupo de personas que observan y escuchan

atentamente un diálogo de otro grupo de personas, llamado también “Sistema Participante”,

cuyo actuar y decir de un determinado tema es el foco de atención. Permanece presente a lo

largo de toda la sesión y sus diálogos posteriores son compartidos. Una de las ideas es

proponer que el diálogo entre interventores o terapeutas y el equipo se ha observado por los

consultantes desde fuera aunque estando presentes. Esto no se consigue con facilidad ya que

estos tienden a intervenir en cuanto oyen palabras ajenas sobre sus propias vidas y problemas.

En ningún caso se prohíbe o impide su intervención; pero quizá se pierde algo del valor

terapéutico que puede aportar ver la propia vida como relatada por otros. Así, estamos

pensando en formular el diálogo interventores o terapeutas-equipo como un juego con sus

propias reglas. En cualquier caso la función del equipo reflexivo se define como una forma de

cooperar multiplicando y diversificando las voces en un contexto cómodo, de igualdad,

afable, conversacional. ​El equipo tiene una doble función: ofrecer ideas adicionales al

consultante y sugerencias al sistema terapéutico.

​Dentro del Equipo Reflexivo existe un grupo observador, el cual opera con un activador

que está presente en la conversación con todos los miembros del grupo observado. En una 1ª

fase, el grupo observado y el activador generan una conversación respecto a un tema

particular de discusión. El activador intenta mantener la dirección y el fluir de la

conversación. El equipo observador cuenta con 2 o 3 miembros observadores que no


participan en el grupo de conversación sino que actúan como meta observadores de la

conversación. En la 2ª fase, el Sistema Participante hace una pausa para escuchar a quienes

anteriormente observaban y escuchaban. El grupo observador hace comentarios

(observaciones, ideas y preguntas) en primera persona, referidas a lo observado y escuchado

en el sistema participante, sin hacer interpretaciones y cuidando de ser respetuoso con

quienes escuchan, retroalimentando así a cada uno de los miembros del grupo observado. En

una 3ª fase, el sistema participante tiene la oportunidad de comunicar e intercambiar sus

reflexiones en torno a lo dicho por el grupo observador, admitiendo o no las reflexiones

escuchadas, dándoles sentido a unas y no a otras, integrándolas a sus propios relatos de vida o

desechándolas totalmente. Este modo de trabajo facilita que surja un abanico de visiones en

las personas del grupo observado. No decimos a nadie lo que tiene que hacer. Dentro de esta

no directividad y naturalidad de las conversaciones, el equipo reflexivo pone énfasis en la

relación, en lo generado, creado, accionado o derivado durante la conversación; nunca en un

insight cuyo significado desconoce y nunca llegará a alcanzar. Podemos potenciar como

diálogo relacional, productivo y generativo, entendiendo que este discurso forma parte

intrínseca de la relación y el proceso generativo, no de su “yo interior”. Si esta narración es

importante para el consultante, es importante. Si es verdadero para él, es verdad. Si le es útil

para calmar sus procesos de ira o ansiedad, lo potenciamos hasta que aparecen esos

momentos inesperados a que ya hemos aludido o los eventos generativos y poéticos de que

nos ocupamos en breve. Este discurso es menos dañino para su organismo y para su mente.

Luego proceden a realizar preguntas reflexivas que son consideradas guías, las cuales

permitirán que haya un andamiaje, pueden ser organizadas de diferentes maneras y son

transitorias. Dentro de ese marco, básicamente se habla de diferentes conversaciones que se

han tenido lugar alrededor del problema y se discute qué otras conversaciones puede ser
útiles en el futuro, con qué personas, sobre qué tema, de qué forma, en qué momento. Desde

el inicio de la sesión tanto el entrevistador como el resto del equipo tienen ya preguntas

especiales en mente: ¿Por qué los presentes están interesados en esta reunión? ¿De quién fue

la idea de hacer esta reunión? ¿Con quién habló antes esa persona sobre esa idea? ¿Cuál fue

la segunda persona con la que habló? ¿A quién se lo informó a continuación? ¿A quién le

gustó la idea? ¿Quién tuvo reservas? ¿Hubo alguien en contra? ¿A quién de entre los

presentes le gustó más la idea? ¿Quién tuvo más dudas? Si la persona que hizo la sugerencia

de la reunión no la hubiera hecho, ¿alguien más lo hubiera hecho? ¿Quién?

Las personas que piden los espacios terapéuticos saben para qué quieren esa reunión. Las

primeras cosas que dicen contienen información muy importante. El entrevistador espera una

pausa en el flujo de conversación del sistema para hacer su pregunta y, mientras espera,

escucha cuidadosamente lo que dice. Algo de lo que se dice va a ser particularmente

significativo.

Modo de aplicación

La estructura del equipo reflexivo ofrece a aquellos que deciden tomar consulta, la

posibilidad de que a medida que escuchan al equipo se hagan nuevas preguntas, estableciendo

al mismo tiempo distinciones nuevas. Una parte importante dentro del contexto de la sesión,

es la presentación de la familia o la pareja. El entrevistador hará pasar a los miembros del

sistema que estarán en sesión. Es importante que se les explique a los casos la forma de

trabajo, describiendo el espacio físico y sus funciones generales y se explicará las

condiciones del tratamiento. Así mismo se les entregará una hoja de consentimiento

informado, esta será firmada y en ella se explicarán los lineamientos de la terapia (también

mencionados verbalmente), con esto evitaremos que haya malentendidos y evitar una

demanda legal. Después en una sala tiene lugar la entrevista en ella los clientes y el terapeuta
(o terapeutas). En otra sala contigua el grupo de observadores sigue con atención y en

silencio el acontecer de la entrevista a través de un espejo bidireccional. Son el Equipo

Reflexivo. Un sistema de micrófonos y altavoces garantiza la recepción de las conversaciones

del sistema fijo. La sala donde trabaja el sistema fijo permanece convenientemente iluminada.

La del Equipo Reflexivo se mantiene en penumbra, de modo que los miembros de equipo no

son visibles para el sistema de entrevista. Es importante que cuando el equipo reflexivo haga

su intervención lo pueda hacer de forma no intrusiva, ya que Andersen hacía hincapié en la

formulación de la petición desde un "ofrecimiento" y sin ser nada "intrusivos".

El sistema de entrevista se considera un sistema autónomo el cual define por sí mismo de

qué y cómo se habla. El equipo Reflexivo escucha, sin dar instrucciones sobre lo que el

equipo de entrevista va a decir o cómo sus miembros deben de hablar. Recordemos que el

Equipo Reflexivo tiene sus raíces del construccionismo, por tanto es la persona la generadora

de nuevas perspectivas y así mismo la conocedora real de la situación que considera

problemática. “Cada miembro del equipo reflexivo escucha en silencio la conversación. Los

miembros que están dentro no se hablan sino que cada uno de ellos se habla a sí mismo

haciéndose preguntas”. Después de haber escuchado la situación problemática del caso, los

miembros del equipo presentan sus ideas, si es que el sistema de entrevistas se las pide. El

terapeuta que coordina el trabajo del sistema fijo, pregunta a los clientes: "¿qué les parece si

oímos a los miembros del equipo?", o cualquier otra frase que denote la entrada del Equipo

Reflexivo en escena. Queda también abierta la posibilidad de que sea el sistema fijo quién

reclame la presencia del Equipo Reflexivo, pues desea conocer la opinión del equipo en un

momento concreto de la sesión .


BIBLIOGRAFÍA

● Andersen, T. (1994). El equipo reflexivo. Diálogos y diálogos sobre los diálogos.

Editorial Gedisa. España.

● Pagina web:

http://www.institutoderelacioneshumanasvitoriagasteiz.com/images/textos/dimensionf

ormal er.pdf (Recuperado 15/09/19)

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