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en el arte tnesoatnericano
Estllo y región
en el arte mesoamericano
l. Arte indígena-- México. 2. Arte indígena -- América Central. l. Alvarez lcaza Longoria, María Isabel,
editor. H. Escalante, Pablo, 1963- , editor
FI219.3.A7.E87 2017
LIBRUNAM 1960826
Este libro fue financiado por DGAPA·PAPIIT, proyecto IN4020 12: "Estilo y región en los códices Laud, Co-
lombino y Vindobonensis. Un estudio de la unidad y variación cultural en d Posdásico mesoamericano~
Diseño de portada: Judirh Meléndrez y Tania lxchel Pérez
Imágenes de la portada, de izquierda a derecha: Escultura Ameca-Etzaclán,Jalisco (Foroteca IIE).
Reprografía: Townsend,I998, p. 129; Pintura mural de Tepanticla, Teotihuacan. (Foto: María Isabel Alva-
rez lcaza L, 2004); Yugo del centro de Veracruz (Foroteca IIE); Pintura mural Cacaxcla (Fototeca IIE);
Relieve en piedra con el antropónimo de Ahuízocl, MNA (Fototeca IIE); Vasija Polícroma de Zaachila,
MNA (Foro teca IIE); Escultura en barro de Colima, (Fototeca IIE); Códiu Laud, lámina 17 (detalle). Bod-
lcian Library, Oxford (Foto: María Isabel Alvarez lcaza L. 2009).
ISBN 978-607-02-9611 -6
E
l estudio estilístico del arte ha desempeñado un papel primo rdial en el conoci-
miento de la cultura de las tumbas de tiro, en principio, sirvió para descubrir un
desarrollo particular en M esoamérica; posterio rmente, confo rme se ha pro fundi-
zado en su análisis, ha revelado la importancia de las identidades comunitarias y la riqueza
de la diversidad en la unidad ; asimismo, ha contenido o dado la pauta para las indagacio-
nes iconográficas.
En la cultura de las tumbas de tiro se advierte una sociedad plural que habitó a
lo largo de casi un milenio gran parte del O ccidente m esoamericano. Se ubica del 300
antes de C risto al 600 de nuestra era en Colima, Jalisco, la mitad meridio nal de N ayarit,
el sur de Z acatecas y zonas colindantes de Michoacán. La deno minació n refiere sólo una
de sus expresiones artísticas más distintivas: la arquitectura subterránea funeraria 1 uno de
los elementos unificado res, junto con los guachimo nto nes o complejos arquitectó nicos
de planta circular y concéntrica, las esculturas y vasijas cerámicas. 2
1
Una mmba de tiro consiste en un pozo o tiro vertical de protundidad variable guc en su base se abren una
o más cámaras; usualmeme están cavadas en un -es traro de suelo de consistencia compacta llamado tepetatc.
Este tipo de recimo es distimivo del Occideme de Mesoamérica, sobre ro do. de: la culwra gue aguí se trata.
2
Vcrónica Hernández Díaz. "Muerte yvida en la cultura de tumbas de tiro: en Mimdfi.S renowldfi.S al Occirlente
indígm<~ de lvléxico, Angel Aedo et al (México: UNAM-IIE/ INAH/ Cemca, 20 13), 78- 132.
136 VERÓNICA HERNÁNDEZ DíAZ
El estilo, especialmente respecto a las obras escultóricas por ser las manifestaciones más
conocidas, 3 aportó evidencias para que se eliminara la atribución tarasca o puré pecha que
hasta la mitad de la década de 1940 se aplicó a los materiales de la cultura de las tumbas
de tiro, y en lo general, a los vestigios antiguos detectados en la regió n occidental. bajo un
presupuesto antihistérico de continuidad directa entre el pasado prehispánico y la situa-
ción indígena posterior, donde la etnia purépecha era la más distinguida, con anteceden-
tes inmediatos del Posclásico Tardío, y una alfarería destacada.4
La diferenciación mencionada se dio en un marco de restringidas labores arqueo-
lógicas y acciones institucionales de protección del patrimonio, así como de intensos
saqueos, comercialización y coleccionismo de dicha escultura cerámica. Un evento re-
levante fue la exposición celebrada en la primavera de 1946 en el Palacio de Bellas Artes,
en la Ciudad de México, que mayormente exhibió la colección del artista Diego Rivera;
en el catálogo conjunto titulado Arte precolombino del Occidente de México , Salvador
Toscano y Paul Kirchhoff comenzaron, en sus respectivos ensayos, a distinguir por sus
rasgos estilísticos la cerámica de varias partes de la región e hicieron alusión a una "cultura
nayarita" y otra "cultura Colima·: a la que también le atribuyeron obras de Jalisco. 5
3 La identificación de las artes pertenecientes a la cultura de las tumbas de tiro no se ha producido de modo
sitmJráneo. El mayor rezago se asocia con la arguirecrurade composición circular, cuyo reconocimiento pleno
inició desde los primeros años de 1970. En co ntraste. la escultura cerámica fue dada a conocer ampliamente
a través de publicaciones desde principios del siglo XX, y de modo paralelo a través del coleccionismo. Sobre
las tumbas de tiro se generó información más puntual a partir de la década de 1930, mientras gue de las vasijas
se presentaron algunos daros desde los años sesentas de ese mismo siglo.
4
Verónica Hcrnández Díaz, "El arre del antiguo Occidente de México. Una visión histori ográfica en los
tiempos de cambio': en El arte m los tiempos de cambio. 181O1 191O1201 O. coords. Hugo Arciniega. Louise
Noelle y Fausto Ramírez, (México: UNA M -II E. 201 2). 100-165.
5
Salvador Toscano. Paul Kirchhoff y Daniel Rubín de la Borbolla, Arte precolombino del Occidente de México
(México: SE P, 1946); el capítulo de Toscano se titula "El arre y la historia del Occidente en México': 9-33;
d de Kirchhoff"La cultura del Occidente a través de su arre·: 49-69; el catálogo cuenta con un tercer capí-
tulo de Daniel Rubín de la Borbolla dedicado a los rarascos.
9· EL ESTILO AMECA-ET Z ATLÁN DEL ARTE DE LA CULTURA DE LAS TUMBAS DE TIRO 137
6
La memoria de este co ngre o se publicó en 1948, véanse las páginas 55 a 71.
7
Apareció publicada hasta 1989: Isabel Kclly, "An archacological rcconnaissancc of rhc Wcsr coasr: ayarir
mMichoacan~en Homenaje ti Isabel Kel(y (México: 1 AH . 1989). 7 1-73.
8
Paras u reconocimiento he tomado como sustento las contribuciones de Isabel Kclly. Hasso von Winning.
Sranlcy V. Long. Michacl Kan. Edward W Gifford, Carolyn Baus.Jacky Gallaghcr. Salvador Toscano. Orto
Schondubc. Beatriz de la Fuente, Richard F. Townscnd y mis propios análisis.
138 VERÓNICA HERNÁNDEZ DfAZ
gran estilo de las artes de la cultura de las twnbas de tiro, y debido a que se observa tanto
en esculturas como en vasijas (flgs. 9.1a y 9.1b)9
Es oportuno precisar la manera radical como entiendo el estilo dentro del contexto
de esta cultura. A mi juicio, está íntimamente ligado con la identidad, las funciones reli-
giosas y sociales de las o bras de arte. En este orden de ideas, propongo que la multiplici-
dad de estilos cerámicos pudo responder a una sociedad que estableció rasgos culturales
generales para definir al grupo de pertenencia, pero que fueron reapropiados por cada
comunidad para producir en conjunto una amplia gama de m odalidades con un fuerte
sentido de identidad local. al igual que lo hicieron con la arquitectura ceremonial. De tal
manera, considero que cada una de las variantes estil ísticas zonales correspo nde a iden-
tidades comunitarias particulares. Éstas se ligan directamente con el ámbito funerario,
puesto que las esculturas y las vasijas acom pañaron a los difuntos en las twnbas de tiro y
cámara. M i visión del estilo, siguiendo los trabajos de Meyer Schapiro y Erwin Panofsky, 10
abarca nociones que integran materialidad, técnica, desde luego las form as y su composi-
ción, los temas y conceptos plasmados y la cosmovisión de una sociedad.
9
Su impronta también puede notarse en objetos ornamentales hechos en barro o con otros materiales.
10
Mcyer Schapiro, Estilo. trad. Marha Scheinker (Buenos Aires: Ediciones 3. 1962 [ 1953]); Erwin Panofsky,
Sobre el estilo. Tres ensayos inéditos, cd. lrving Lavin (Barcelona: Paidós. 2000).
11
Kcl ly. "Ceramic Provinccs ofNorthwcst Mcxico':en El Occidente deMéxico. Cuarta Reunión deMesa Redonda
de la Sociedad Mexicana de Antropología (México: SMA. 1948), 58·6 1.
9· El ESTILO AMECA-ETZATLÁN DEL ARTE DE LA CULTURA DE LAS TUMBAS DE TIRO 139
de modo que se refirió a él como "Ameca gris"; 12 en años recientes Richard F. Townsend.
abocado sólo a las esculturas. le asignó el topónimo Ameca-Etzatlán por las dos munici-
palidades principales donde se ubica.13
Las obras se localizan en los valles lacustres en torno al volcán de Tequila, 14 aquí
sobresale el sitio Los Guachimontones, en Teuchitlán; también se ubican en el próximo
valle de Atemajac. asiento de la mancha metropolitana de Guadalajara; 15 y hacia el sur su
presencia continúa en la zona próxima a las lagunas de Atotonilco. San Marcos y Sayula. 16
Organizo en cinco apartados los rasgos que el estilo Ameca-Etzatlán comparte con
el gran estilo figurativo y abstracto del conjunto de las modalidades estilísticas cerámicas.
1) La elección del barro como materia primaria y la técnica de la cocción para conver-
tirla en cerámica. A mi parecer, tal elección es elemental en la concepción estilísti-
ca. puesto que los artistas pudieron trabajar con otros materiales y no ocurrió así;
como evidencia encuentro que los objetos escultóricos pétreos registrados en las
tumbas de tiro se hicieron en lapidaria y como ornamentos corporales; los de ma-
yor formato y de otro tipo de piedra son escasos, entre ellos hay metates y braseros
simples o con algunos rasgos figurativos.
12
Scanlcy V. Long. "Archacology of che municipio ofEczaclan,Jalisco" (Tesis doctoral. Universicy of Cali·
fornia. 1966).
13
Richard F Townsend. "Catalogue of che cxhibicion. Notes coche reader·: en Ancie~JI West Mexico. Art and
Archaeology oj'the Unknown PaJt. ed. Richard F Townsend (Chicago: lhe Art lnstitute of Chicago. 1998).
283-290. véase p. 283.
14
Kelly. "Ceramic Provinces': 58-61; Long. "Archaeology of the municipio"; Chriscopher Beekman y Phil C.
Weigand,La cerámica arqueológica de la tradición Teuchitlán.jalisco. TipologÍil. análisispenvgrájicoy cronologia (Zamora:
Colmich-Secrecaría de Cultura de Jalisco, 2000); Phil C. Wcigand, "La tradición Teuchiclán del Occidente de
México·: en 7indiciones arqueológicas, ed. Efi-aín Cárdenas García (Zamora: Colmich. Gobierno del Estado de
Michoacán. 2004). 217-241; para esta afirmación igualmente considero los registros de piezas o colecciones
que he realizado en muscos de varias localidades de la zona.
15
Luis Javier Galván,Las tumbaJ rle tiro del t•alle de Atemajac.}alisco (México: INAH, 1991 ).
16
Kdly."Ceramic Provinces·: 60-61 ;José Corona Núñez. Estudios de amropología ehistoria (Morelia: UMSNH,
1952); Francisco Valdez, "La cultura material': en Arqueología de la menearle Sayula. coords. Francisco Valdez.
Occo Schondube yJean Pierrc Emphoux (Guadalajara: UDG-CUCSH-Cusur/ lnstirut de Recherche pour
le Oéveloppmenr, 2005 ). 145-209.
140 VERÓNICA HERNÁNOEZ DíAZ
17
Un aspecto en el estudio de esrc arre es la oposició n realismo-realidad Veró ni ca H crnández D íaz. "Las
imágenes de la realidad en la cultura de rumbas de ri ro. Enrrc lo mo rral , la perpetuidad y las idcnridades
comunirarias~ en Los estal/tlos de la imagen. creación-manifestación-percepción, XXXVI Coloquio fntemacional de
Hi.rtoria del Arte. cds. Linda Báez y Emilie Carrcó n (M éxico: U AM-II E. 20 14).445-474.
9· EL ESTILO AMECA-ETZATLÁN DEL ARTE DE LA CULTURA DE LAS TUMBAS DE TIRO 141
18
En algunas esculruras huecas de mayores dimensiones se advicrrc el uso de moldes para consrruir parres
dd cuerpo. el acabado se hacía por medio del modelado.
14 2 VERÓ NI CA HE RNÁNDEZ D íAZ
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Los rasgos que permiten agrupar en el estilo A meca-Etzadán vasijas y esculturas que
muestran respectivamente imágenes abstractas y realistas (figs. 9.1a y 9. 1b), son: la pasta
de grano fi no, compacto y de colo r gris claro que con frecuencia otorga una tonalidad
grisácea al engobe crema o blanquecino que le fue aplicado ; sobre éste se pintaron en
rojo. rojo y negro o café ciertas secciones; el negro o café aparece como pintura positiva,
negativa y fugitiva; las piezas fueron pulidas y brui'iidas; la calidad de la pasta y su lograda
cocción dieron origen a objetos sumamente macizos.
9· EL ESTILO AMECA-ETZATLÁN DEL ARTE DE LA CULTURA DE LAS TUMBAS DE TIRO 143
En la producción escultórica hay figuras huecas grandes y medianas, así como pe-
queñas y sólidas, cuyos formatos oscilan aproximadamente entre los 6 y 60 cm; predo-
minan las imágenes individuales de mujeres y hombres jóvenes maduros, algunos son
ancianos; a veces forman parejas unidas o las mujeres se acompañan de infantes. Como
parte del repertorio temático se hallan en cantidades mínimas los animales -cuyas espe-
cies además son muy limitadas e incluyen perros (fig. 9.4), trompetas de caracol marino y
venados-, las escenas de grupos de figuras humanas y las maquetas o formas arquitectóni-
cas que en el caso de este estilo carecen de habitantes.
Las variadas recreaciones de los humanos dan la pauta para asentar cómo los de-
memos característicos del estilo resaltan incluso en las obras que más se distancian de los
modelos anatómicos o presentan una manufactura menos detallada, quizás un formato
pequeño o de menor calidad técnica (figs. 9.Sa y 9.Sb). 19 Lo más distintivo son las cabezas
alargadas y rectangulares, invariablemente con deformación tabular erecta; la mayoría tie-
ne el cabello muy corto parecido a un gorro, a veces pintado de negro o con líneas incisas
que marcan cabellos y permiten inferir que los "gorros" plasman la cabellera como una
cubierta lisa; también se les ven mechones largos de cabello, tocados con bandas horizon-
tales o cruzadas, salientes con forma de abanico y cascos campaniformes. En los rostros
de las piezas huecas de mayor tamaño se modelaron en sutil relieve los arcos superciliares,
los ojos con párpados superior e inferior y los globos oculares; en las esculturas sólidas
sólo se resaltan los párpados con una ranura horizontal en medio. Cabe subrayar que en
las obras grandes y pequeñas la nariz es larga y delgada, vista de perfil es prominente, el
aplanamiento posterior de la cabeza acentúa su gran tamaño; los labios fueron hechos
con especial cuidado como formas relevadas y la mandíbula es sobresaliente. Los cuerpos
son robustos y con volúmenes sintetizados, es usual que en las figuras femeninas sentadas
sobre las piernas dobladas hacia atrás sólo esté sugerida la sección inferior de las piernas;
de otra parte, en las piezas con mayor detalle la indicación de los dedos y las uñas de ma-
nos ypies resulta diagnóstica de este estilo. Las que están paradas se ven firmemente apo-
yadas en plantas planas o con el arco levantado.
19
Con el propósiro de comparación se muestran dos esculcuras de parejas; la 9.5a se halla en una colección
privadayparece corresponder a una pieza de camaño mediano que supera los 30 cm de altura; mientras que
la 9.Sb mide alrededor de 1Ocm de altura.
144 VERÓNICA HERNÁNDEZ DfAZ
Los géneros se marcan con pocos atributos corpo rales: senos en el caso de las mu-
jeres y su ausencia o meno r abultamiento en los ho mbres, ambos pueden tener pezones;
si acaso se modelaron genitales masculinos y poco notorios. Si llevan indumentaria, las
mujeres visten falda y los ho mbres un pantalo ncillo corto; lo fem enino y lo masculino
también se dife rencian, como ya se anotó, po r las posicio nes del cuerpo, las actividades
que aparentan realizar, la mayoría de los o bjetos asociados y los ademanes.
Un o bj eto que comparten son las vasijas; po r lo general las muj eres colocan pe-
queños cuencos sobre un ho mbro o el abdo men y los ho mbres pueden tener grandes
recipientes entre las piernas y los toman con ambas manos. Las mujeres son las que más
se asocian con vasijas y en ellas un adem án distintivo consiste en tocarse un seno (fig.
9.1a). En cuanto a las actividades, lo bélico y tocar instrumentos musicales son exclusi-
vos de los ho mbres.
En el estilo Ameca-Etzadán es muy no table que las figuras masculinas y femeninas
compartan tipos de peinados, tocados, o rnamentos y las pequeñas pro tuberancias redon-
deadas en los ho mbros que interpreto como escarificacio nes que replican la corteza del
árbol pocho te.Z 0 Si muestran o rejeras es muy probable que se trate de pastillas circulares;
en ocasio nes hay collares con pendientes y bandas en brazos y piernas. La falda y el pan-
talo ncillo, o la mitad inferio r de los cuerpos, se pintaron de rojo; en las piezas de mayor
altura y huecas, las prendas se marcan además en relieve. El atuendo de los guerreros es re-
lativam ente más elabo rado: se agrega chaleco o armadura tubular y casco campanifo rme
con saliente perpendicular de abanico (fig. 9.6); en el tocado o sobre el "gorro" o cabello
de las mujeres predo mina la proyecció n de abanico transversal. D estaca que la o rnamen-
tació n o los detalles pintados o en pastillaje 21 son sobrios, incluso en las cabezas o figuras
grandes. Con frecuencia se ha perdido la pintura roja y en especial la negra; el negro se
usó para pintar las pupilas, sobre los labios y para trazar pintura facial -como un antifaz- y
corpo ral, tales como espirales en los senos femeninos (figs. 9.l a y 9.Sa). Cabe resaltar q ue
la paleta cro mática es limitada.
20
Esras protuberancias circulares en los ho mbros se ven rambién en las pi ezas de orros esrilos zonales. en
algunos se plasmaron com o formas planas pinradas. acorde con sus convencio nes parriculares. lgualmenrc
aparecen en csculruras humanas de orras culruras del Occidcnrc.
21
Esra récnica consisre en la sobreposició n de pequel'tas po rciones de pasra para formar derall es.
9· EL ESTILO AMECA-ETZATLÁN DEL ARTE DE LA CULTURA DE LAS TUMBAS DE TIRO 145
Como en los estilos Lagunillas, Ixdán del Río y San Sebastián, en el Ameca-Etza-
clán se distingue una variante con más apego a lo natural y otra con rasgos caricaturescos.
Desde mi perspectiva, entre los valores estilísticos y expresivos del arte escultórico de la
cultura de las tumbas de tiro resalta un énfasis en lo comunitario o la colectividad: las
obras pequeñas y grandes, las realistas o caricaturescas y sus variaciones intermedias co-
munican los mismos mensajes sustanciales, determinados conceptos que trascienden los
elementos que podrían señalar la jerarquía socioeconómica de los individuos figurados.
Dirijamos ahora la atención a las vasijas decoradas. Las del estilo Ameca-Etzadán
se caracterizan por la esbeltez de las paredes; los bordes de algunas, incluso de tamaño
considerable, llegan a tener apenas 2 o 3 mm de grosor; su consistencia dura produce a ve-
ces un sonido metálico cuando se golpean.22 Destacan los cuencos y cajetes, hay también
tecomates, bules o recipientes acinturados, cajas cuadradas con tapa. ollas y palanganas;
los cuerpos son lisos, suden carecer de soportes y de rebordes en las aberturas.
En cuanto a la decoración, los esquemas de las composiciones y la mayoría de los
motivos, anotados en el inciso 5 del apartado anterior, se miran también en otras variantes
estilísticas; en ese orden de ideas, los rasgos que otorgan peculiaridad a este estilo radican
en que la decoración siempre se ve pintada -no hay formas incisas ni esgrafiadas-, sobre
rodo se aplicó en el exterior y son muy distintivos los colores rojo sobre una base crema
o blanca.23 Algunos motivos son de este color claro y predominantemente se pintaron
~negativo, es decir, sobre la base crema o blanca el artista trazó con rojo su contorno, de
modo que lo no pintado es el diseño ; a veces ciertos motivos en negro o café alcanzan a
percibirse en negativo o fugitivo. Igualmente resaltan las imágenes lineales y configuradas
apartir de una cruz griega en recipientes semiesféricos, de éstas veremos algunas. No so-
bra decir que al igual que las esculturas, cada pieza es única debido al sello individual del
~farero ypintor en las múltiples etapas del proceso de creación.
22
Muchas de las características que anoto no corresponden con las piezas de carácter doméstico encontradas
enlas tumbas de ti ro y descritas por Galván, Las tumbas de tiro del wzlle, cap. IV. Para abundar en aspectos
materiales y técnicos, y en los tipos de las vasijas de este estilo, véase el estudio de Beekman y Weigand, La
urámictl arqueológica. .
23
Guarda parecido con el estilo Arenal. propio de la misma zona central de Jalisco; el color amarillento
dcla base lo distingue en particular del Ameca-Etzadán, además. éste muestra un bruñido más sobrio y.
comparativamente, menor finura en los trazos pictóricos.
146 VERÓNIC A H ERNÁNDEZ DíAZ
Para avanzar en su defini ció n estilística es necesario abo rdar lo iconográfico o temas
y conceptos expresados. A mi juicio, las imágenes en las vasijas materializan una realidad
abstracta, hacen tangible la idea que este pueblo m esoamericano tenía de la estructura
vertical y ho rizontal del universo. El po tencial plástico de las vasijas sirvió para expresar
la o rganizació n de un cosm os esférico?4 El cajete que se ilustra en la figura 9.1b es em-
blemático del estilo Ameca-Etzadán: más allá de la asociació n fís ica entre el recipiente
y la decoració n, en su significació n resulta imprescindible la unió n intrínseca de ambas
formas, la pictó rica y la tridimensio nal : un cuadrado enfat iza el centro, de sus vértices se
proyectan cuatro líneas que se curvan hacia la derecha y evocan el dinamismo del espacio
en una rotació n permanente, dado que la composició n se inscribe dentro de un orden
ci rcular determinado po r la vasija.
En ésta, como en o tras o bras, el nivel terrestre protagoniza la composició n: en el
reperto rio de mo tivos que lo simbolizan en el estilo Ameca-Etzadán se hallan la cruz grie-
ga. los diseños cuatripartitos, el tablero de ajedrez, el círculo con puntos en el interior y un
reptil bicéfalo con patas serpentinas que identifico como la renombrada entidad mítica
conocida como "m o nstruo de la tierra" (fi g. 9.31)25 Como se sabe, en el arte de M esoamé-
rica el quincunce es una convenció n típica para plasmar la o rganizació n ho rizontal del
nivel medio del universo, con su centro y los o tros cuatro puntos cardinales.Z 6 El diseño de
cruz dinámica recién descrito se ubica en esta categoría, así como o tros cajetes y cuencos
decorados con distintos grados de elabo ració n (figs. 9.6a-9.6e).
24
Veró ni ca H ernández Díaz. "La imagen del cosmos en la configuració n del paisaje en la culrura de las
rumbas de ti ro·: en Estética del paisaje m las Américas, XXXVII Coloquio lntemacioual de Historia del Arte, eds.
Lo uise Nocllcy David Wood (M éx ico: UNA M-II E.20 15). 14 1-165.
25
Sobre este animal fantásti co. así co mo la gran serpiente bicéfala. el batracio y ajo lote, entre otros animales.
véase: Veró ni ca H ernándcz Díaz, "La fauna y los em atos del cosm os en el arte de la culrura de las rumbas de
tiro del Occidente mcsoam ericano·: en Auimalística, XXXI/l// Coloquio lutemacioual rle Historia del Arte, eds.
Pablo Amado r y M aría Elena Ruiz (M éxico: U AM-ll E. en prensa).
26
Alfredo López Austin, lamoanchan y Tlalocau (M éxico: FCE, 1994). 189. Qyincunce es un término de
o rigen latín (guincunx) aplicado a una figura compuesta de cuatro puntos gue fo rman un cuadrilátero. más
otro punto en el ccmro.
9· EL ESTILO AMECA-ETZATLÁN DEL ARTE DE LA CULTURA DE LAS TUMBAS DE TIRO 147
El más simple consiste en dos líneas cruzadas (iíg. 9.7a); otra cruz está formada por
líneas paralelas que en su cruce enfatizan el centro (iíg. 9.7b); una vasija más muestra en
cada cuarto una sucesión de líneas curvas en un arreglo concéntrico que sugiere movi-
miento (iíg. 9.7c); y sin duda sobresale el cuenco en el que la cruz griega exhibe el diseño
del tablero de ajedrez (iíg. 9.7d). El cuadriculado remite a la piel rugosa de un reptil o
del monstruo terrestre; wu cruz integrada por cinco rombos en cada uno de los cuatro
segmentos de la vasija reitera la imagen quincuncial de la tierra geometrizada y ordenada;
una imagen más del espacio organizado es el círculo de puntos con otro en el interior que
se repite disperso y en pequeño formato, cabe llamarlo motivo "guachimontón':Z7 dada su
semejanza con la planta de los complejos arquitectónicos de planta circular y concéntrica.
En este cuenco igualmente se pintó el nivel inferior acuático: la composición está circun-
dada por una línea ondulada y enseguida, cerca del borde. hay una banda con una sucesión
del motivo zoomorfo que denomino "ajolote" ( iíg. 9.7 e): se pintó al negativo, tiene cabeza
triangular grande, cuerpo alargado con líneas corras a los lados como extremidades y una
ancha cola larga.
En otras vasijas el inframundo es el tema principal; a mi juicio, la entidad fantástica
que en este imaginario se asocia con las cualidades marinas de este ámbito es la serpiente
con una cabeza en cada extremo (iíg. 9.3i); el ámbito limítrofe con la tierra sude indicar-
se con animales con cualidades duales terrestres y acuáticas: los sapos o ranas y ajolotes
(figs. 9.3j. 9.3k). Las imágenes del inframundo marino pueden interpretarse también
como cielo nocturno, de acuerdo con la iígura de espejo que funciona entre los estratos
del cosmos. por ejemplo, la tierra como reflejo del cielo y a la inversa. En este simbolismo
paralelo son determinantes las formas semiesféricas y la movilidad de las vasijas: según se
acomoden, boca arriba o boca abajo. pueden constituir la bóveda celeste o el nivel infe-
rior del universo. Por tanto, detecto como un rasgo estilístico fundamental la profunda
integración conceptual entre las superiÍcies tridimensionales pintadas y las mismas imá-
genes pictóricas.
27
Coincido en ello, entre otros autores. co n Francisco Valdez. "La cultura material': 170.
28
E111mlosy molllmiassagradas:a1queo/ogía en El Cajón, Nayarit, exposición temporal en d Museo del Templo
Mayor, ciudad de México, octubre de 2006 a enero de 2007. El proyecto de salvamento fue dirigido por
Raúl Barrera.
148 VERÓNICA HERNÁNDEZ DfAZ
Con seguridad el estilo A meca-Etzatlán gozó de gran prestigio fuera del centro jaliscien-
se. La escasa informació n de materiales hallados in situ y excavados científi camente impi-
de tener abundantes datos al respecto, no obstante los casos que presento debieron repli-
carse. De un lado, fue llevado al actual sureste de N ayarit: pude identificar varios cuencos
manufac turados en la zona central de Jalisco en una exposició n de materiales excavados
en el proyecto de salvamento arqueológico de la presa El Cajón;28 son al menos cuatro
cuencos con el exterior pintado en rojo sobre crema o blanco, y composiciones similares
a las descritas, que estaban integrados en ofrendas funerarias en las que abundan las escul-
turas y vasijas cerámicas de los estilos locales Ixtlán del Río y San Sebastián.
De otra parte, hacia el sur, el estilo Ameca-Etzatlán fue copiado: dos esculturas del
estilo Comala, del valle de Colima, demuestran que los virtuosos ceramistas de aquella
zona tuvieron dificultades para plasmar m odelos distintos a los habituales y que prevale-
cieron ciertas convencio nes del estilo colimense.
Se trata de una imagen femenina, una figuració n que además es atípica en el estilo
Comala (fig. 9.8a). D e éste, algunos rasgos característicos son la superficie en rojo o con
apariencia de mo nocrom ía al combinar el rojo con tonos parecidos, las superficies bri-
llantes por medio de un fino bruñido y la acentuada síntesis de los volúmenes; en conse-
cuencia los cuerpos suelen ser lisos y se minimiza el relieve y pastillaje. Además del tema, la
fig uración femenina del estilo A meca-Etzatlán, la pieza muestra la cabeza con apariencia
calva, las orejas rectangulares ado rnadas con pastillas redo ndeadas, el torso desnudo, los
senos abultados - notablemente fallidos-, la falda, el remarcado contraste de color entre
el rojo del cuerpo y el blanco de la indumentaria y el ado rno, y la indicación de los de-
dos de las manos y los pies. Los aplanados y asimétri cos senos evidencian el m odelado
infructuoso de fo rmas que resultaban ajenas en la escuela Comala, aún así, los pezones
responden al afán de reproducir el estilo emblemático de Jalisco.
La segunda escultura es una copia más fiel : es un hombre sentado en una posición
masculina recurrente en el estilo Ameca-Etzatlán ; entre los rasgos que le son propios so-
bresalen los dedos con uñas en manos y pies, en relieve el pantaloncillo corto y el tocado
con bandas cruzadas y saliente de abanico, los pezones y labios, así como los arcos super-
ciliares y los ojos con párpados inferiores y superiores y globos oculares (fig. 9.8b). Si bien,
el modelado se percibe rígido y la coloración rojiza revela el estilo Comala.
9· EL ESTILO AMEC A-ETZATLÁN DEL ARTE DE lA CUl1'URA DE lAS TUMIIAS DE T IRO 149
Siglas y abreviaturas
FIGURAS 9.8A Y 9.8B. Obras procedentes del valle de Colima que imitan
el estilo Ameca-Etzaclán, cultura de las tumbas de tiro.