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Bienvenidos a todos.

Estoy muy contento de empezar este nuevo ciclo, este nuevo curso de
meditación que creo que va a ser muy enriquecedor para todos nosotros, especialmente para mí.
Bienvenidos a El arte de la meditación, módulo 1, que tiene seis sesiones, si leéis una sesión por
semana cuarenta y dos días, porque también me gustaría que invirtiéramos un tiempo cada día en
meditar en nuestro hogar ya que esto no va a ser un curso completamente teórico. Cuando hablamos
de  meditación implica práctica y es muy importante que experimentéis, exploréis cada día y cada
semana, lo que vamos recomendando.
Este curso está diseñado para que sea una introducción a las fases de la meditación, para que te
capacite a desarrollar una práctica diaria. Ese es mi propósito, esa es mi misión: compartir con
vosotros estas herramientas para que podáis enriquecer vuestra vida. También es la misión de los
compañeros, del equipo, de los residentes que nos acompañan: ellos lo ven con mucho valor y
estamos todos aquí dedicados a compartir estas enseñanzas.
Cada sesión va a tener un tema, una meditación y una práctica. El contenido es clásico, proviene de
los grandes tratados, de los manuales de meditación tibetanos, que tienen sus raíces en el budismo
clásico de la India. Son técnicas que están comprobadas, corroboradas por los grandes yoguis una y
otra vez, pero la presentación va a ser moderna. La manera en que están organizados los temas, el
curso, es más para una audiencia moderna y para que podamos, de alguna manera, conectarnos con
la práctica, porque muchas veces es muy ajena a nuestra cultura. Os invito a aceptar este reto de
cuarenta y dos días para desarrollar una práctica diaria que puede ser como mínimo de diez minutos
al día; menos de diez es muy poco ¡hasta lavar los dientes toma algo de tiempo! Se recomienda
dedicar por lo menos diez minutos, o quince, o veinte; algunos que tenéis más experiencia a lo
mejor treinta minutos, o dos sesiones de veinte: podéis experimentar; lo tenéis que ver como un reto
para superaros.
Para empezar a introducir el tema he preparado un guión de los temas principales de cada sesión.
En primer lugar quiero decir que hay que tener en cuenta que todo lo que voy a compartir con
vosotros son pistas, claves, y cada uno de vosotros tiene la labor de ponerlas en práctica y descubrir
su significado dentro de vosotros. Es lo mejor que puede hacer un guía, un maestro de meditación o
lo que mejor puede facilitar un texto, un manual de meditación para nosotros. Son pistas, son un
dedo apuntando a la luna; es el ejemplo clásico, no tenemos que confundir eso: que la verdad la
tenemos que buscar dentro de cada uno. Vamos a usar un vocabulario común pero después de eso
hay que transformarlo en vocabulario personal y experimentarlo.
También hay que tener en cuenta que un manual de meditación no es ese librito de instrucciones
que viene con el mueble que se compra en IKEA donde dice: “Parte 1, pon los clavos, parte 2, pon
las tuercas, parte 3…”. O sea, no es un proceso mecánico o lineal. Creo que usaron el mismo
ejemplo Lama Pema y el Venerable Dhammadipa,  diciendo que la meditación es un proceso
orgánico que se debe desarrollar naturalmente en cada persona de una manera un poquito diferente.
Y eso en sí ya nos indica que tenemos que tener cierta flexibilidad en cómo aplicamos las
enseñanzas y la técnica en nuestra vida y en nuestra práctica meditativa.
Introducción a la meditación.
Hoy en día, momento especial.
Hoy en día, en realidad estamos viviendo en un momento muy especial en la historia de la
humanidad. Esta generación, y a lo mejor la siguiente, van a definir el resto de la historia de este
planeta, por lo menos de esta especie. Tenemos acceso a mucha información y tenemos cierta
libertad, cierto ocio, que es realmente un privilegio. Si uno contempla la evolución de la historia de
la humanidad, rara vez un pueblo, una sociedad, tuvo el lujo de explorar lo que es el arte y el
desarrollo espiritual de una manera consciente, como lo vamos a hacer.
A medida que viajo, ya que ahora me toca viajar mucho para dar cursos en diferentes ciudades y
países, comprendo y me alegra descubrir una nueva apertura de conciencia en todos los niveles de
la sociedad: a nivel económico, de edad… Hay un gran porcentaje de la población que está un poco
insatisfecha y quiere y se atreve a buscar más, a pedir más. Está surgiendo una curiosidad muy sana
por lo que es la espiritualidad, lo que es la meditación. Y esto me alegra mucho; rara vez ha existido
anteriormente, era un porcentaje muy mínimo de la población la que tenía el lujo de poder acercarse
a ello. La religión abunda, pero ese aspecto de la religión contemplativa en el que uno
conscientemente trata de crecer, transformarse, es algo muy raro de encontrar.

Hoy en día, como dijimos, vivimos como reyes pero seguimos


estando insatisfechos.
No sé si lo apreciamos, pero estamos viviendo en pleno lujo. Yo ahora  vengo de visitar a mis
abuelos en Galicia y ellos me han estado contando lo que era España antes de la Guerra Civil,
especialmente en estas aldeas gallegas: era otro siglo. Había que ir a buscar leña al monte, cargar el
agua en cubos… Hoy en día, aunque muchas veces tenemos una idea romántica de lo que era la
Edad Media, los reyes y la nobleza, nosotros vivimos en pleno lujo. Aunque tenemos que reconocer
el desarrollo tecnológico y material que hemos hecho y todas las ventajas que nos da, no estamos
satisfechos, hay una asignatura que queda pendiente. Hemos logrado cierta comodidad física,
bienestar, pero aún hay cierto vacío dentro. Por un lado, para estar tan enfocados en el desarrollo
externo, tecnológico, hemos descuidado lo que es la mente, lo que es el corazón, lo que es el
desarrollo espiritual, y ahora toca cultivar ese crecimiento interno.

Buscamos la felicidad donde no la podemos encontrar


Esta línea me fue muy difícil venderla en Galicia, porque en Galicia se vive muy bien, se come muy
bien y rara vez nos damos cuenta, especialmente si es una comida que tarda tres horas en hacerse,
de que realmente no nos satisface a nivel más profundo, de que siempre queda una ansiedad, hay
cierta sed que queda dentro.
Todos tratamos de llegar a la felicidad que, como dice Su Santidad el Dalai Lama, es la misión de
todo ser. Todo ser vivo busca ser feliz y se aleja del sufrimiento. Todos tenemos lo mismo en
común, pero tratamos de llegar a esa plenitud, felicidad y bienestar con lo que tenemos a mano, que
son los recursos materiales y la satisfacción inmediata a través de los sentidos. Y nunca quedamos
satisfechos completamente. Es más, si insistimos en algo que nos encanta, hasta nos puede crear
cierta repulsión, podemos llegar a cansarnos de eso que antes nos gustaba tanto.
Despertar de conciencia para tomar las riendas de nuestra
existencia.
Al descubrir que no podemos lograr estar completamente satisfechos a través de los sentidos -
saboreando, viendo, comiendo, paseando- ni a través del contacto con el mundo ahí afuera, tenemos
que concluir que nos queda un despertar de conciencia. El trabajo debe ser interno, tenemos que
buscar otro tipo de felicidad más allá del placer sensorial. Como indica el texto debemos vivir un:
“Despertar de conciencia para tomar las riendas de nuestra existencia”. En pocas palabras dice
mucho: tomar las riendas quiere decir que no las tenemos. Antiguamente fuimos esclavos de las
necesidades, vivíamos una época humana en que vivir era solo sobrevivir. Después hubo una era
muy bruta, en la que quien ganaba era a través del poder, de la fuerza. Después fuimos esclavos de
los reyes. Después fuimos esclavos también de las ideologías, de los dogmas. Y hoy en día nos
queda liberarnos de nuestra propia sombra. A lo mejor nos sentimos independientes, libres, en una
democracia, pero aún persiste una sombra o velo que está obstruyendo la luz que tenemos dentro.
Podemos decir que son conceptos forzados, traumas, emociones negativas. En el budismo lo
generalizamos, decimos que hay una serie de conceptos que bloquean la realidad, descubrir quiénes
somos,  la esencia de la mente y, por otro lado, están las emociones aflictivas que también tapan,
obstruyen, esa luz natural.

Desarrollo consciente sin la necesidad de golpes de la vida.


Persiste, antiguamente y hoy en día, la creencia de que el desarrollo espiritual necesariamente
conlleva dolor, sufrimiento, sacrificio, mortificación y autoflagelación. Pero lo cierto es que todo lo
que sea inconsistente con la verdad produce dolor. El dolor es la consecuencia de actuar física,
verbal y mentalmente en contra de la realidad objetiva o en contra de quienes somos; el dolor en sí
no es vehículo de la conciencia. El simple hecho de doler, de sufrir en la vida no necesariamente te
hace mejor persona. Hay un momento, una oportunidad de aprendizaje, pero no siempre lo
aprovechamos. Muchas veces cuando alguien es atacado ataca más, cuando es criticado, critica más,
cuando alguien es abusado, entonces ataca en previsión del ataque del otro. Sin embargo, sí que
podemos crecer, desarrollarnos conscientemente sin la necesidad de dolor. Anticipándonos en la
vida, no esperando a ser obligados a actuar, sino anticipándonos, creando un nuevo karma.
El título de la enseñanza de hoy es “Introducción a la meditación”. En la siguiente enseñanza
hablaremos de “La práctica de la meditación” y después será “El Arte de la Meditación”, “El Amor
en la Meditación”, “El Mapa de la Meditación” y “La Sabiduría de la Meditación”. Pero hoy nos
toca “vender” lo que es la meditación, o por lo menos desarrollar un poco de fe en cada uno de
nosotros para este reto de iniciarnos en la meditación durante 42 días. Hay una gran pregunta que
debemos hacernos: ¿por qué necesito meditar?

¿Por qué meditar?


Hay muchos yogas, yogas en su sentido más amplio, muchas disciplinas espirituales. Pero en todas
las tradiciones, para lograr una realización superior, tiene que haber necesariamente este elemento,
este aspecto de meditación. Y si queremos los logros superiores, las realizaciones más sutiles, eso
solo puede venir a través de la meditación. Es importante la conducta, las asanas, por ejemplo del
yoga físico, la sabiduría intelectual, pero la verdad más sublime es la que vamos a descubrir en la
esencia de la meditación, y eso solo se puede lograr meditando.

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