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Despertar a la No-Dualidad

Curso online
Lama Rinchen Gyaltsen
Transcripció n del curso online “Despertar a la No-Dualidad” impartido por Lama Rinchen
Gyaltsen.
Versió n 1.0 - Marzo 2022

© Paramita Editorial (Fundació n Sakya)


Pedreguer (Alicante, Españ a)
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Este trabajo se proporciona bajo la protecció n de Creative Commons CC BY-NC-ND (Reconocimiento -


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detalles, consulte la licencia Creative Commons.

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Despertar a la No-Dualidad
Lección 1: El estanque de lotos

Bienvenidos al curso Despertar a la no-dualidad o Meditación en la no-dualidad . Es un curso


donde vamos a explorar los siete principios, aspectos o fases má s importantes del desarrollo
espiritual. Y lo vamos a hacer dentro o desde la perspectiva de la no-dualidad.

La tradició n tibetana nos dice que lo má s importante del desarrollo espiritual es la verdad.
Las prá cticas, los yogas, las meditaciones sirven, son bene iciosas en la medida en que nos
acercan a experimentar esa verdad. La verdad es lo que nos transforma, la verdad es lo que
nos libera, lo que nos sana y lo que nos ilumina. Por lo tanto, es muy ventajoso empezar ya el
camino espiritual con el apoyo de esa verdad, ya con el respaldo, con la protecció n, con la
inspiració n de la verdad. Y una manera de tener acceso a esa verdad tan profunda y tan sutil
es a travé s del marco –podemos decir– de la no-dualidad. Ası́ que vamos a ver las siete fases
má s importantes del camino espiritual dentro del contexto de la no-dualidad. A ver si tiene
sentido para vosotros.

Veremos temas muy importantes. Las dos primeras lecciones tendrá n la perspectiva de la
base, lo que preexiste antes de introducirnos conscientemente en el camino. Y las ú ltimas
cinco lecciones estará n directamente enfocadas en la prá ctica, en el desarrollo espiritual.

Y como hacemos en todas las lecciones, hay una lecció n, hay una charla, una parte teó rica, y
despué s hacemos una meditació n juntos. Y os animo el resto de la semana, todos los dı́as, a
continuar en vuestro hogar desarrollando esa meditació n que introducimos todos los
mié rcoles.

Creo que todos tené is un guion –vamos a ir repartiendo un guion todas las sesiones– y he
hecho un esfuerzo para tratar de comunicar estas verdades o fases con lenguaje muy simple,
muy accesible, en vez de utilizar sá nscrito, tibetano o terminologı́a má s abstracta.

Y hoy vamos a empezar con la lecció n El estanque de lotos . Podemos utilizar muchas palabras
–como el lago de lotos , piscina de lotos –, pero utilizamos estanque porque tiene esa
connotació n de estar estancados. Estamos describiendo la realidad actual, la existencia
cı́clica, samsara, donde estamos atrapados o estancados en un cı́rculo vicioso. Y tambié n
estanque tiene esta connotació n de barro, de lodo, de putrefacció n y demá s –que es muy
interesante para la lecció n de hoy–.

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1. El estanque

Vamos a empezar con el nú mero uno hablando del estanque, de la realidad, de este mundo,
de nuestra vida.

1.1. Nos sentimos estancados en la rutina, en la mediocridad

Nos sentimos, hoy en dı́a, estancados en la rutina, en la mediocridad –me atrevo a decir, me
atrevo a decir–. Pero muchas veces estamos tan acostumbrados a esta forma de vida que nos
conformamos. Seguimos a la tribu, seguimos al rebañ o; bajamos la cabeza y simplemente
toleramos la vida. Pero, si estamos aquı́, quiere decir que parte de nosotros está inconforme
con nuestra vida, con nuestro estado; y quiere hacer algo para mejorar, cree que es posible
hacer algo para mejorar nuestro estado.

1.1.1. Penas que nos sorprenden y castigan

Y lo que predomina son las penas. Si las cuanti icamos no es lo que predomina, pero nos
impactan tanto, se quedan tan grabadas en nuestros recuerdos que, muchas veces, cuando
estamos solos, en silencio, lo que recordamos son los momentos malos, las crı́ticas, los
engañ os, las traiciones y demá s.

1.1.2. Festejos que nos distraen, pero no satisfacen

Y, por otro lado, vemos que en la vida hay penas, hay tragedias, pero tambié n hay festejos
que nos distraen, que nos maravillan, pero no nos satisfacen. Siempre hay este sabor a poco,
a estar insatisfecho, no completamente saciado.

1.1.3. Sin control, somos víctimas de las circunstancias

Por tanto, nos encontramos en una situació n donde no tenemos control y somos vı́ctimas de
las circunstancias. ¿Qué quiere decir? Que lo que pasa fuera normalmente dicta có mo nos
sentimos dentro. Y no podemos controlar todo lo que sucede en nuestro barrio, en nuestro
pueblo, en nuestro paı́s, en nuestra salud, en nuestros amigos y familiares… pero sı́
tendrı́amos que tener voz y voto en có mo lo vivimos, có mo nos relacionamos con esos
sucesos; y no tener simplemente que padecer, ciegamente reaccionar.

Hoy en dı́a, la primera dualidad, a simple vista, es que ahı́ fuera en el mundo hay eventos
buenos que me hacen feliz y eventos malos que me [ponen] triste. Y esa es la primera
dualidad que tenemos que superar si queremos ser un practicante espiritual.

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1.2. La vida es dura y no es noticia

Y, como dije recientemente, no es noticia; el tango nos enseñ a que la vida es dura y triste, el
lamenco nos enseñ a que la vida es dura, el blues nos enseñ a que la vida es dura… Es decir,
de alguna manera, todos sabemos que la vida conlleva sufrimiento y malestar. Pero esta
primera lı́nea tiene un mensaje muy profundo sobre el que quiero que re lexioné is hoy. Es
muy profundo, muy difı́cil de captar, tiene una ló gica un tanto extrañ a.

1.2.1. El hecho de reconocer lo malo como malo indica que somos buenos

El hecho de percibir sufrimiento en el mundo y tener la sensació n de que ese evento merece,
necesita esa etiqueta quiere decir que parte de nosotros considera que otra realidad es
buena, que otra realidad es posible. Es una ló gica muy profunda; la expresa el Buddha y
muchos de sus discı́pulos y muchos maestros contemporá neos.

El hecho, otra manera de decir lo mismo, el hecho de anhelar la felicidad quiere decir que tu
naturaleza es felicidad, que tu naturaleza es gozo. Si no, no tendrı́amos esa inquietud, no
buscarı́amos felicidad. Y eso es lo que compartimos. Todos nosotros estamos en la misma
bú squeda. Todos queremos felicidad; empleamos diferentes estrategias, pero todos
queremos lo mismo.

1.2.2. Intuimos que las cosas no deben ser así

Cuando vemos que alguien hiere a alguien, que alguien estafa, que alguien [saca] ventaja,
que alguien causa dañ o a un animalito, por ejemplo… hay algo de nosotros que se
compadece, hay algo de nosotros que no lo tolera, que no le gusta. Aparte de nosotros,
aparte del conocimiento y condicionamiento, una parte muy profunda de nosotros no está a
gusto. Y eso es buena señ al.

Sakya Pandita –uno de los grandes maestros del antiguo Tı́bet– dijo: “Si un horno desprende
calor, quiere decir que dentro hay fuego. Y si una persona anhela la felicidad, quiere decir
que dentro, su naturaleza primaria, es gozo y gracia”. Eso es muy importante para lo que
vamos a ver.

2. La semilla del loto oculta en el lodo

El segundo punto nos ayuda a comprender la situació n en la que nos encontramos. La


semilla del loto oculta en el lodo.

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2.1. El estado prístino de la mente

Primero hay un estado prı́stino de la mente, un estado primario, má s allá de las ideas, má s
allá de los conceptos… hay una parte, un aspecto muy sutil, sublime, muy primario de la
mente que es absolutamente prı́stino, pura lucidez, sin la má s mı́nima distorsió n o mal.

2.1.1. Gozo, paz y éxtasis

2.2. Los cuatro velos que obstruyen el estado prístino

Y aquı́ tenemos un grá ico para ayudarnos a comprender. El punto blanco en el centro
representa esa mente primaria, esa mente prı́stina; y vemos que está envuelta. Esto es como
si fuera una cebolla cortada por la mitad. Está envuelta en esferas concé ntricas que
envuelven este aspecto má s puro, má s sutil de la mente. Y ese aspecto blanco –vamos a
utilizar el color blanco que representa la pureza para nosotros hoy en dı́a– es gozo, paz y
é xtasis.

Gozo –bienestar–, paz –tranquilidad, satisfacció n– y é xtasis –algo de energı́a, excitació n–. Ese
es nuestro estado base, nuestro estado primario, sin hacer nada, sin experimentar nada.

Y cuando este estado primario se ve envuelto por estos velos… aquı́ tenemos cuatro velos: el
ego –el falso yo–, el egocentrismo –la obsesió n con uno mismo que crea el ego–, los estados
a lictivos y emociones negativas que surgen del egocentrismo, y los patrones conductuales…
esos cuatro velos obstruyen, bloquean esa conciencia primaria. La bloquean, la obstruyen.

Pero percibimos algo de esa conciencia primaria, a lo mejor, no a nivel conceptual o


consciente, pero intuimos ese gozo, esa paz y ese é xtasis; y queremos, nos urge regresar a
ese estado natural. Pero lo ú nico que tenemos en nuestras manos son cosas tangibles,
palpables ahı́ fuera en el mundo. Por lo que tratamos de reproducir ese gozo, esa paz, ese
é xtasis consumiendo experiencias, consumiendo tartas de chocolate, consumiendo mú sica,
consumiendo paisajes, teniendo relaciones con personas, viajes al Caribe, etc. Queremos
tener experiencias ‘pico’ que nos llenen de adrenalina o que nos llenen de placer o que nos
llenen de tranquilidad para, por lo menos, saborear lo que es nuestro estado base. Que ya
está ahı́, ya lo tenemos, gratis, pero hoy es inaccesible porque está envuelto como si fuera en
cuatro cofres, con candados muy grandes… cuatro velos conceptuales, emocionales y
conductuales.

Y desde la perspectiva del tercer giro del Dharma –de la ú ltima presentació n del Buddha–,
todos los seres tienen este gotra, esta conciencia prı́stina, esta naturaleza bú dica que se ve

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envuelta, bloqueada, censurada, tapada por velos: el ego –la ignorancia, la confusió n de no
saber quié nes somos, el falso yo–, el egocentrismo –que es el miedo que produce el ego, la
obsesió n de que todo tiene que ver con nosotros, la necesidad de lograr esta paz, este gozo–.
Y despué s, ese nerviosismo, esa reactividad… lo reactivos que nos hace el egocentrismo
produce emociones: si hay algo inquietante produce aversió n, rechazo, ira, enfado; y si hay
algo maravilloso produce deseo, pasió n, aferramiento y demá s. Y de esas dos respuestas
primarias desembocan todas las otras emociones tó xicas. Y una vez que se apodera de
nosotros la ira, no vamos a poder sino expresarla –es un modismo americano–, una vez que
se apodera de nosotros una emoció n, manda en nosotros y la vamos a expresar a travé s del
cuerpo, del habla y demá s. Y eso produce patrones de conducta, karma negativo, acciones
tó xicas. Y eso nos lleva a sufrir.

En la forma en que estemos distorsionados, alejados de la naturaleza, del modo que


actuemos en contra de la naturaleza, vamos a tener que experimentar esas consecuencias. Si
actuamos de una manera torpe, ignorante, tó xica y dañ ina vamos a vivir esas consecuencias
de malestar fı́sico, social, mental y demá s.

Muy bien. Esa es nuestra situació n. Ahora pasamos a la pró xima pá gina donde vamos a ver la
importancia de descubrir esta situació n. El simple hecho de iluminar nuestro estado actual
con nuestra conciencia logra el primer resultado, el primer logro espiritual en el camino, que
vamos a llamar renuncia .

3. La semilla libre: el despertar comienza al distinguir entre la felicidad mundana y la


genuina

Si nos preguntamos cuá l es el comienzo del camino espiritual, pues todo empieza cuando
uno puede distinguir, descubrir qué es lo que realmente me hace feliz, y qué es lo que huele
a felicidad, pero causa má s problemas a largo plazo. Eso es indispensable.

Y a este descubrimiento en el budismo le llamamos renuncia . Es un estado espiritual que


quiere decir que ahora desarrollamos cierta madurez de espı́ritu, que podemos postergar el
premio; no estamos obsesionados con la grati icació n inmediata, sino que podemos invertir
en nuestra felicidad genuina a largo plazo, no estamos desesperados por saborear algo
inmediatamente.

3.1. Renuncia: el primer logro espiritual al superar la dualidad de la felicidad

Vamos a hablar un poquito de lo que signi ica.

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3.1.1. Aspecto objetivo: la felicidad genuina no viene de fuera

3.1.2. Aspecto subjetivo: la felicidad genuina no busca satisfacer al ego

Y aquı́ lo dividı́ en dos aspectos. El aspecto objetivo es pensar que la felicidad genuina viene
de afuera; y el aspecto subjetivo es pensar que la felicidad genuina satisface al ego.

Por tanto, renuncia es descubrir que la felicidad genuina no viene de fuera, no viene de
estimulació n, no viene de conquistas, no viene de acaparar má s cosas. Y tambié n es
descubrir que la felicidad genuina no nace de satisfacer al ego. Si estamos satisfaciendo al
ego no es genuina, estamos tirando algo por un tubo; no es un cuenco, es algo que no tiene
fondo, no importa lo que le pongas, se pierde, se va, no se aprovecha, no se retiene.

Vamos a explicar esto, no es fá cil de captar inmediatamente.

3.2. Primer nivel de renuncia: descubrir la futilidad de las ocho estrategias del ego
para ser feliz

¿Qué signi ica renuncia ? Pues el primer nivel –el má s accesible– es comprender que logros,
conquistas ahı́ fuera en el mundo no nos satisfacen, no logran lo que prometen.

3.2.1. Placer y dolor

3.2.2. Fama y anonimato

3.2.3. Ganancia y pérdida

3.2.4. Alabanza y crítica

Y aquı́ tenemos cuatro ejemplos, cuatro pares –un total de ocho ejemplos– que vienen a ser
las estrategias que emplea el ego para lograr la felicidad. Y descubrir la futilidad de ese
intento es el primer nivel de renuncia, descubrir lo fú til que es satisfacer al ego conquistando
cosas fuera de ti.

Y, como veis aquı́, creo que es muy intuitivo. Estamos hablando de buscar placer y evitar la
incomodidad; buscar fama y evitar el anonimato; buscar ganancias y evitar la pé rdida;
buscar alabanzas y evitar la crı́tica. Ahora bien, desde un principio tengo que aclarar que lo
malo no está en las cosas, lo malo no está en el mundo, el ú nico problema surge en có mo
nos relacionamos con las cosas y con las personas. Por tanto, aquı́, cuando hablamos de las
ocho estrategias, no estamos hablando de cosas, estamos hablando de estrategias.

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El ejemplo má s obvio que utilizamos una y otra vez es el dinero. El dinero en sı́ no es malo,
pero si pensamos, si tenemos la expectativa, la estrategia de que mi felicidad está garantizada
teniendo, conquistando dinero, esa estrategia nos va a defraudar. Si tenemos la estrategia de
que, consumiendo alcohol, por ejemplo, eso me va a dar la felicidad, esa estrategia me va a
defraudar. El problema no lo tiene la botella de whisky, la botella de Albariñ o, el problema
está en la relació n, donde esperamos, pedimos algo que no nos puede dar.

Y tambié n con las personas. Si nos relacionamos con una persona con la expectativa de que
esa persona te va a hacer feliz, esa estrategia, esa expectativa te va a defraudar. Las otras
personas no está n allı́ para hacerte feliz, ese no es el propó sito de su existencia. Si le pides, si
le exiges a alguien ‘hazme feliz’, ‘dame garantı́as’, tarde o temprano, va a fallar.

Si queremos vivir en el mundo, tenemos que tener salud, tenemos que tener recursos,
tenemos que tener todo tipo de amigos, tenemos que tener buena reputació n. No hay nada
malo en ello, pero si se convierte en un in en sı́ mismo, se convierte en un castigo, en una
trampa, en una prisió n donde solo vamos a encontrar sufrimiento. Es pedirle a algo que te
dé la felicidad que no te puede dar. Y la prueba má s grande la tenemos hoy en dı́a con los
multimillonarios, los billonarios –aunque en Españ a se dice ‘mil millones’, ‘los que tienen mil
millones’ de euros o dó lares– no está n satisfechos, quieren má s. No hay nada en el mundo
material que nos satisfaga porque nuestra esencia –esta conciencia primaria– es in inita, y
nada inito puede satisfacer una realidad in inita. Todo va a ser poco, aunque seamos dueñ os
de un continente entero, el emperador Bonaparte –Napoleó n–, igualmente vamos a estar
insatisfechos, tenemos que invadir Rusia, queremos má s.

Ese es el primer descubrimiento. Tenemos que tener una vida plena, disfrutar de todo lo que
nos ofrece, pero sin dependencias, sin exigencias exageradas, sin pedir a cosas y a otros que
te hagan feliz. Tú eres responsable de tu propia felicidad. Antes de tener pareja, tú tienes que
ser feliz y a esa pareja llevarle la felicidad; antes de viajar a otro paı́s de vacaciones, ya tienes
que ser feliz… las vacaciones no te tienen que dar felicidad, tú ya tienes que ir feliz a esas
vacaciones, a ese nuevo sitio.

Y el segundo nivel es un poquito má s difı́cil de comprender intelectualmente.

3.3. Segundo nivel de renuncia: desapegarse de la existencia cíclica, del samsara

El segundo nivel de la renuncia es desapegarse de la existencia cı́clica. Vamos a ver lo que


eso signi ica.

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3.3.1. Superar la trampa de la esperanza y el miedo

Signi ica superar la trampa de la esperanza y el miedo. La idea de que no soy su iciente, la
idea de que no estoy bien, algo tiene que pasar para que esté completo, para que sea
su iciente. El miedo y la esperanza son dos caras de una misma moneda que se proyecta al
futuro, que espera a ser feliz. La esperanza espera a ser feliz, espera a que algo pase, a que
alguien te mande un mensaje de WhatsApp y te invite a una iesta, espera a que alguien te
regale lo que pediste. Suena muy raro decirlo porque, hoy en dı́a, este mundo funciona de
esa manera: todo es esperanza. Y estamos en una situació n tan precaria que la esperanza es
algo positivo. Estamos en una situació n tan ‘depre’, tan amargada, estamos tratando de dar
esperanza a otras personas; tan té trica, tan horrible es nuestra situació n hoy en dı́a.

Si es ası́, si hay una persona en un estado de depresió n clı́nica hay que darle esperanza,
tenemos que enfocarnos en todo lo positivo que tiene, que puede ofrecer la vida. Pero para
personas que ya tienen cierto nivel de equilibrio, la esperanza es demasiado tó xica porque
produce miedo. La esperanza produce miedo, la expectativa de que cuando algo pase tú vas
a ser feliz, crea la ansiedad de que si no pasa vas a ser infeliz o que alguien lo consiga antes
que tú , que alguien logre ese puesto de trabajo, que alguien conquiste a tu enamorado o que
alguien ta, ta, ta, ta… siempre hay riesgo. Y si estamos esperando a que pase algo para ser
feliz, siempre puede llegar alguien antes o pueden cambiar las leyes o cambiar los planes.
Por tanto, la esperanza, proyectarnos al futuro, tener esa expectativa, crea el miedo.

Ahora bien, igual que antes, igual que cuando hablamos de las ocho estrategias del ego, aquı́
no estamos hablando de cosas, no estamos hablando de metas, de planes, ese no es el
problema. El problema no está en las expectativas, en los planes o en las metas, o en querer
mejorar el mundo y mejorar tu vida, y lograr cosas bellı́simas, ese no es el problema. El
problema, de nuevo, está en la relació n, en có mo nos relacionamos con las expectativas, con
las metas y con los planes.

Y cuando la relació n es tó xica le llamamos apego y aferramiento , que quiere decir que ese
resultado tiene valor agregado, tiene carga emocional; si pasa esto, no es un plus. Nos
relacionamos de una manera tó xica y pensamos que ‘solo si pasa esto, me siento bien’; esta
meta es exclusiva, necesaria, absoluta para yo estar bien.

Y si analizamos este ú ltimo mes los planes, las expectativas que hemos hecho, vas a
descubrir lo fá cil que es entablar una relació n tó xica con el futuro. Algo tan simple como
venir aquı́ hoy. Todos venimos aquı́ con ciertas expectativas. ¡Y es necesario! Si no tienes

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expectativas, no puedes transportar estos setenta kilos para llegar hasta aquı́, necesitas ese
combustible. Pero si esa carga, esa energı́a tiene peso adicional, si la expectativa está
cosi icada, cristalizada ‘espero que sea de esta manera y que hagan esto y que el Lama diga
esto y que la prá ctica sea de esto y ta, ta, ta, ta’… cuantas má s exigencias le pongamos a ese
plan, a ese futuro, a esa meta, má s problemas nos estamos causando. Porque cuanto má s
particular, concreto, de inido hacemos el futuro, má s probable es que no coincida con la
realidad.

Y si haces un plan para viajar a Marruecos o a Italia y te informas demasiado, ves vı́deos en
YouTube, ves los reportajes, ves un documental y tienes una idea muy especı́ ica de dó nde
vas a ir, a quié n vas a conocer, lo que te va a… eso casi arruina tu viaje porque es muy difı́cil
que se concrete de esa manera, que todo coincida con tus sueñ os, con tu pelı́cula.

Estoy tratando de hacerlo fá cil de entender, pero no es tan fá cil; es un poquito má s
complicado. Ahora voy a complicar la situació n un poquito. Porque del modo que lo describı́
hasta este punto es ‘complejidad crea complicaciones y sufrimientos’, pero no es
necesariamente cierto, es simplemente una pista. El problema tampoco es la complejidad. El
problema es –de nuevo– lo probable que es que nosotros cristalicemos algo cuando tiene
muchos detalles; y lo improbable que cristalicemos algo cuando es ambiguo. Pero
ambigü edad o particularidad no es el problema, el problema es cristalizació n, aferramiento.
Y os doy un ejemplo que compartı́ el añ o pasado.

En Nepal, viviendo en un monasterio, en la colina de al lado iban a construir un monasterio y


un arquitecto alemá n se prestó para hacer los planos gratuitamente. Y estaba tan
comprometido con ese proyecto que, cuando llegó el momento de la obra, viajó de Berlı́n a
Nepal, a Katmandú , para acompañ ar, dirigir el inicio de esa obra con el constructor allı́ en
Nepal. Y ¡claro!, una cosa es el plano en el ordenador, en Berlı́n; y otra cosa es la
construcció n in situ. El monasterio tenı́a un muro externo de, má s o menos, dos metros, muy
recto, muy alemá n. Pero cuando empezaron a construir ese muro habı́a un á rbol bellı́simo
–de estos á rboles que tienen siglos y siglos y siglos, que dan sombra a todo un pueblo–. Y la
constructora nepalı́, sin problemas, iba a talar el á rbol, pero el arquitecto decidió parar
porque no era necesario [derribar] el á rbol. “Vamos a mover el muro”. Y cuando llegaron
cerca del á rbol hicieron una “u” alrededor y lo esquivaron.

Ası́ que un plano de arquitectura alemana es buen ejemplo de un plano muy especı́ ico
–donde todo se mide al centı́metro, al milı́metro–. Pero puedes tener un plano muy
especı́ ico, al milı́metro, y tener igualmente la apertura para ajustarte en el momento a cosas
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impredecibles. Y para que eso ocurra, el arquitecto no tiene que tener mucho orgullo y, en
segundo lugar, no tiene que tener mucho apego, aferramiento al dibujo, a la obra artı́stica.

Y si hay apego subjetivo –orgullo– o si hay apego objetivo –al plan–, hay sufrimiento,
tragedia, peleas… y muere el pobre á rbol. Esto tené is que re lexionarlo para captar la
esencia de lo que es aferramiento, la mala relació n, la relació n tó xica con metas, proyectos y
planes. Deberemos planear, poner lo mejor de nuestra parte para emprender un proyecto
con mucho cuidado, pero al mismo tiempo sin aferramiento y sin apego, sin obsesiones, sin
cristalizarlo… que siempre esté vivo. Es decir, hacer una taza de arcilla, pero sin hornear, que
siempre se pueda reconstruir.

3.3.2. Superar la insatisfacción y las actividades interminables

3.3.3. Apego al premio y el resultado

4. Las lores de loto de plástico representan el materialismo espiritual

Un ejemplo, un aspecto de los ocho dharmas mundanos –estas ocho estrategias– es el


materialismo espiritual, que en palabras muy simples quiere decir cuando las estrategias del
ego operan dentro de un contexto espiritual. Simplemente eso.

Materialismo espiritual –es un té rmino que acuñ ó Chogyam Trungpa en los añ os 70– no
signi ica necesariamente lucrarse de actividades espirituales o tratar de vender algo
profundo por algo [que no lo es]… eso es muy obvio, eso ya lo sabemos. Aquı́ estamos
hablando de algo un poco má s delicado. Es alguien que hace las cosas bien, hace la
meditació n correcta, los estudios correctos, la conducta, la é tica, la disciplina correcta, pero
la motivació n es uno de los ocho dharmas mundanos. Se comporta bien, se comporta bien
para quedar bien, es decir, para aparentar, para que otros piensen bien de esa persona, le
quieran bien, le alaben.

Una persona que practica su conducta, su disciplina, su é tica… con materialismo espiritual es
muy [proclive] a dos caras, una cara pú blica, un comportamiento pú blico y otro privado. O
puede ser completamente pura, transparente, igual fuera que dentro, pero pensar que es
mejor que los demá s, ‘ya que yo me comporto bien y todos son unos bá rbaros, unos
cavernı́colas, entonces, yo soy mejor que los demá s’. Es decir, puede producir orgullo. Eso es
delicado.

Una manera de entenderlo es có mo nos relacionamos con tres tipos de personas: los que
está n a nuestra par, los que son superiores a nosotros y los que son inferiores, en todos los

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sentidos: econó mico, clase, apariencia, fuerza… Aquı́ estamos hablando en el contexto
espiritual. Por ejemplo, si hay alguien que ha meditado má s que tú o tiene mejor meditació n
que tú , vas a tener envidia; si hay materialismo espiritual, vas a tener envidia. Si está a
nuestra par, vamos a competir. Veo muchas veces cuando recitamos mantras, todo el mundo
empieza a recitar mantras muy lento, “om mani padme hum… om mani padme hum… om
mani padme hum”, y alguien empieza a recitar un poquito má s rá pido, “om mani padme hum,
om mani padme hum”, y el otro empieza “om mani padme hum, om mani padme hum, om
mani padme hum, om mani padme hum” [el Lama acelera el ritmo de la voz] y, al inal, se
convierte en una carrera, a ver quié n llega al inal má s rá pido,
“ommanipadmehumommanipadmehum”. Por tanto, es muy fá cil, si está a nuestro nivel se
convierte en competitividad. Y si está debajo de nuestro nivel, ‘¡ay pobrecito principiante que
no sabe nada!’, desarrolla orgullo, desprecio hacia esa persona y orgullo hacia uno mismo.

Por tanto, una de las señ ales del materialismo espiritual –si se ha in iltrado en nuestra
prá ctica– es si despreciamos a los que vemos por debajo de nosotros, si competimos con los
que está n a nuestra par y si tenemos envidia o criticamos a los que está n por encima de
nosotros.

Lo he dicho de esta manera, ‘si se ha iltrado’… pero es má s conveniente pensar ‘de qué
manera ya se ha iltrado’ porque si hay ego y egocentrismo, no es cuá ndo, es có mo, ¿có mo
ha pasado?, ‘¿de qué manera el ego y el egocentrismo me está n manipulando hoy en dı́a,
está n limitando mi meditació n, mi estudio, mi conducta y demá s?’. ¡Es muy importante! Si
queremos ser un practicante genuino es importante descubrir de qué manera el ego nos
está manipulando dentro del camino espiritual.

Y aquı́ tenemos tres categorı́as: los falsos caminos de desarrollo espiritual, los falsos
maestros y los falsos practicantes.

4.1. Los falsos caminos

Hay algunos caminos que son obviamente falsos. Hoy en dı́a, por ejemplo, en Estados Unidos
hay yoga, hatha-yoga con cerveza. Y hacen las asanas con una botella de cristal y, despué s de
cada asana, toman un sorbito y hacen otra asana. Y en Texas hay yoga con armas de fuego; y
cada uno tiene una escopeta, un ri le, y hace las posturas y la va moviendo. Obviamente eso
no tiene el propó sito intencionado, no nos eleva el espı́ritu, no nos libera; tiene otra misió n.
Que algunas veces puede tener su funció n: hay francotiradores que practican mindfulness,
hay grandes ejecutivos que practican mindfulness para lidiar con el estré s a nivel

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terapé utico. Ahora se está enseñ ando mindfulness en todos los á mbitos. Y, desde una
perspectiva, es bueno y positivo –como voy a explicar en la pró xima lecció n–, es una de las
mejores maneras de despertar conciencia, pero al mismo tiempo puedes ser rehé n de una
de las ocho estrategias del ego: buscar ganancia, buscar alabanza, buscar placer…

Hay muchas personas que simplemente meditan para sentirse mejor. Por ejemplo, las
personas que son introvertidas tienden a buscar paz y alivio; y las personas que son
extrovertidas tienden a buscar gozo. Y si logras cierto nivel de shamatha, de equilibrio, vas a
lograr paz o vas a lograr gozo; y algunos se estancan ahı́, por varios añ os o dé cadas. Por
tanto, el propó sito de la meditació n no es sentirse bien, eso viene por añ adidura, pero no es
una meta en sı́ misma, no es la meta ú ltima.

4.2. Los falsos maestros

Y falsos maestros –como sabé is, hay muchos hoy en dı́a–, hay muchos en todo momento de
la historia. Cada vez que leo la biografı́a de algú n santo, siempre está reclamando los malos
tiempos en el que vivı́, que ahora no hay maestros genuinos. Todos tenemos una idea
romá ntica del pasado, que siempre fue mejor en otros siglos, en otros tiempos, pero no,
siempre hay charlatanes, siempre hay personas que tratan de aprovecharse, algunas veces
conscientemente, manipulando a otros, y otras veces, de una manera inocente, simplemente
van por mal camino y contagian a los demá s. Por tanto, hay que tener mucho cuidado con a
quié n escuchamos.

Hoy hay una Torre de Babel, especialmente en internet hay acceso a todo tipo de
informació n. Y hay que tener mucho cuidado con el origen –la fuente– de esa informació n y
si es veraz, si es de iar. Por ejemplo, hay aquı́ –en Españ a– una persona que ha inventado
todo un sistema de yoga tibetano y se lo ha inventado desde cero; es decir, no hay nada
legı́timo detrá s de esas posturas, no tiene ningú n maestro. Y no solo enseñ a yoga tibetano,
sino que tiene cursos de formació n para formar a otros instructores de yoga tibetano. En
este caso, es alguien que lo está haciendo conscientemente, a propó sito, porque sabe que si
tiene ‘tibetano’ vende má s. Pero, hay otras personas que no lo hacen a propó sito,
simplemente está n equivocadas.

4.3. Los falsos practicantes

4.3.1. Conducta material

4.3.2. Estudio material

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4.3.3. Meditación material

Y despué s practicantes falsos, que es lo que má s nos debe interesar a nosotros. Podemos
verlo en el contexto de la conducta –como el ejemplo que di hace unos minutos–, en el
contexto del estudio o en el contexto de la meditació n.

Si criticamos o tenemos envidia de alguien má s educado, instruido que nosotros, eso quiere
decir que no somos un practicante genuino, que se está iltrando el materialismo espiritual.
Si despreciamos a las personas que saben menos que nosotros, quiere decir que ahı́ se ha
iltrado el materialismo espiritual.

Y en meditació n lo mismo: si competimos con los que está n a nuestra par, si despreciamos a
los que está n por encima o despreciamos a los que está n debajo.

Vamos a acabar con una nota positiva, dejar un buen sabor en vuestra boca.

5. Las lores de loto inmaculadas representan al bodhisattva

Por tanto, la situació n no es tan precaria como aparenta ser a simple vista. Realmente, si lo
encaramos bien, nos encontramos en la mejor de todas las posibles condiciones o
situaciones porque estamos en un lugar muy fé rtil; el barro es muy fé rtil, el lodo es muy
fé rtil.

Y la analogı́a de una lor de loto es bellı́sima porque nace del fango –del barro–, se nutre de
la tierra, de lo tó xico, de lo negativo, y crece por encima de ello y abre sus pé talos
completamente inmaculados. Y esa es la analogı́a para un bodhisattva, un guerrero espiritual
que vive en el mundo, aprovecha todo lo que le ofrece la vida y utiliza todo como
combustible para su desarrollo espiritual.

Y ese es el propó sito de este curso, empoderarnos con los recursos para poder hacer esos
cambios y aprovechar la situació n en la que nos encontramos para madurar y crecer en el
camino.

5.1. Del lodo nacen, pero están libres de tacha

Y aunque nos encontramos en el mundo material, aunque nos encontramos en una situació n
hostil muchas veces, viviendo una realidad dual donde tú está s incorporado y te sientes
ajeno, diferente a los demá s, y percibimos el mundo objetivo como si fuera distante,
independiente de nosotros… esa es la mejor de todas las situaciones para trascender, para
superar.

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5.2. Del lodo se nutren, aunque es tóxico

Y el segundo es ‘del lodo se nutre’. Y aquı́ tenemos el ejemplo de un pavo real –no sé si lo
habé is oı́do alguna vez–. El pavo real es una analogı́a que se utiliza mucho en el budismo
para representar a un ave que puede comer, consumir plantas venenosas; plantas venenosas
que muchas veces matan a otros animales, a otras aves… el pavo real no solo no se dañ a,
sino que se nutre de lo que normalmente causa dañ o a los demá s.

Y desde esa visió n del pavo real nace todo un gé nero de literatura budista que se llama
Lojong , Adiestramiento Mental , donde transmutamos lo negativo en positivo; todo lo que
normalmente es fracaso, todo lo que normalmente deberı́a producir malestar y sufrimiento,
aquı́ le damos la vuelta a la tortilla y lo aprovechamos como un desarrollo espiritual. Al
principio es aprovechamiento ‒té cnicamente en el Dharma se dice ‘introducir en el camino’,
‘aprender su lecció n’‒, pero despué s se convierte en transmutació n, lo negativo se convierte
realmente en bendició n, en una bendició n.

Ası́ pues, os animo a re lexionar sobre todo lo que hemos visto hoy y a hacer todos los dı́as,
aunque sean veinte o veinticinco minutos, la meditació n que vamos a hacer a continuació n.

La meditació n de hoy va a ser “amor bondadoso hacia nosotros mismos”. La explico en dos o
tres minutos y despué s la hacemos juntos, os voy guiando. La primera vez, algunas veces, es
bueno hacer la meditació n en grupo, ser guiado, pero a largo plazo es bueno que cada uno
se pueda autogestionar las meditaciones. Ahı́ está el arte.

La meditació n es simple o, por lo menos, el objetivo es simple: queremos querernos bien…


que no es tan fá cil, no nos queremos demasiado bien. Algunas veces no nos creemos que
merecemos felicidad, que merecemos é xito, que merecemos salud, que merecemos
abundancia; cargamos tantas sombras, nos sentimos tan autocrı́ticos que muchas veces
llegamos al extremo de que parte de nosotros autosabotea nuestro é xito y nuestra felicidad.

En la tradició n budista –en todas ellas, empezando por los theravadas– dicen que el
desarrollo del altruismo, de la compasió n y el amor, debe empezar con amor hacia uno
mism; y el amor hacia uno mismo simplemente quiere decir desearnos bien. Lo ú nico es que
hoy estamos mejor informados de có mo desearnos ese bien. No queremos distracciones, no
son su iciente; no queremos los ocho dharmas mundanos, no son su iciente. Queremos que
nuestro futuro yo, ese ser tan distante, tenga los recursos para hacer dos cosas. 1) La
primera es liberarse de los velos, de los patrones conductuales, las emociones negativas, el
miedo del egocentrismo, la confusió n del ego… ¡Queremos libertad! 2) Y queremos que ese
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futuro yo tenga los recursos para poder adueñ arse de la felicidad natural que es fundirse
con esa conciencia primaria para recuperar las tres cualidades de esa conciencia: paz, gozo y
satisfacció n. ¿Por qué los grandes yoguis de todas las tradiciones, cuando hablan de la
felicidad, utilizan esas palabras: éxtasis, paz, gozo ? No utilizan placer . Placer es una reacció n
ante un estı́mulo, no es nuestro estado natural, no es sostenible.

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