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Cuento divertido chino: El espejo

Wang tenía fama de ser un hombre muy torpe y con poca inteligencia. Un día, su esposa quiso
encargarle un recado muy sencillo, que comprara un peine de madera pero, temiendo que lo
olvidara, le señaló la luna en el cielo y le dijo:
- Cómprame un peine de madera que tenga la forma de la luna que ves en el cielo.
Unos días más tarde, al ver la luna brillar en el cielo, Wang recordó lo que su mujer le había dicho y
pensó que tenía que comprar algo tan circular como lo que estaba viendo. Fue a la tienda, compró
un espejo redondo y lo llevó a su casa.
Al ver aquello, su esposa lo arrojó al suelo y llorando, se marchó a casa de sus padres.
- Madre, mi marido ha tomado otra esposa, hoy la he visto, acompáñame y te la mostraré.
La mujer, llegó con su hija hasta su casa, se miró al espejo y dijo:
- ¡No puede ser! Si al menos hubiese elegido una mujer joven, ¿cómo se habrá desposado con esa
horrible vieja bruja?
Más adelante, llevaron el caso ante el juez del pueblo y le llevaron el espejo, al mirarse el juez
exclamó,
- ¿Cómo os atrevéis a vestiros como yo cuando venis a mi corte?
El juez indignado, sacó a todos de su sala y no les atendió.
Moraleja: de los hombres ignorantes, no puedes esperar acciones inteligentes

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