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“LA NUEVA CRISTIANDAD DE LAS INDIAS” O LA

IMAGEN DE IGLESIA EN TIEMPOS DE SANTO


TORIBIO MOGROVEJO (1580-1606)
Publicado en 2007 Revista Teológica Limense, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Vol.XLI, nº
1, 65-90l.
En internet 27 MAYO, 2016HTTP://REVISTAEPISTEME.COM/2016/05/LA-NUEVA-CRISTIANDAD-DE-LAS-INDIAS-O-LA-IMAGEN-DE-
IGLESIA-EN-TIEMPOS-DE-SANTO-TORIBIO-MOGROVEJO-1580-1606/

Por José Antonio Benito

RESUMEN

El objetivo del presente estudio es analizar el término y el concepto de Iglesia forjado en Perú al calor de las reformas
propuestas por los concilios y sínodos limenses, como fruto del decisivo Concilio de Trento. A través de los cánones
conciliares, las cartas personales, las primeras biografías y los testimonios del proceso de beatificación de Santo
Toribio, puede pergeñarse la idea predominante de Iglesia, la que el propio Mogrovejo calificó -consciente de la
novedad y trascendencia de su contenido- como “nueva cristiandad de las Indias”.

ABSTRACT

The main purpose of this essay is the analysis of the word and idea of Church which was created in Peru in the context
of the reforms proposed by the councils and synods of Lima, as fruits of the important Council of Trento. Through the
norms of these councils , the personal letters, the first biographies, and the testimonies on the process of the
beatification of St. Toribio Mogrovejo it is possible to find me main idea of Church that was pointed out even by
Mogrovejo -awared of the novelty and trascendence of its meaning- as “new christendom of Indias”.

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Aunque a primera vista pudiese parecer un asunto trillado, no he encontrado apenas estudios que se acerquen al tema,
por lo que simplemente ofrezco una primera exploración basada en textos del mismo protagonista así como de sus
colaboradores más directos como el P. Acosta o testigos que declararon en el proceso de su beatificación.
A pesar de tener la suerte de haber consultado en su totalidad el Libro de las Visitas no he encontrado ninguna
definición implícita ni explícita del concepto de iglesia. El término, que invariablemente, aparece en cada página, se
refiere al templo físico o bien a la institución eclesial. Les ofrezco algunos ejemplos:

 En la visita del año 1599. “En Pisco, en el pueblo de los indios 90. En este dicho pueblo, en la iglesia de los
españoles 34. En esta dicha iglesia otros 80. En el dicho pueblo de Pisco, en la iglesia de los indios otros 26. En el
este dicho pueblo en la iglesia de españoles otros 15. En el pueblo de Chincha otros 91. En el convento de Chincha
otros 48. En la estancia y chácara de Arroyo otros 28. En el pueblo de Santiago de Lunaguaná 126. En el pueblo de
Pacama 25. En el pueblo de Picamará 22. En el pueblo de Pacarán otros 17. En el pueblo de Cañete 4. En el dicho
pueblo otros 54. En el pueblo de Coaillo 66. Total 1222” .
 Para la misma fecha, en Huaylas, estancia de Pan Palomas. “Asiste en ella un mayordomo español. Esta doctrina
visitó Su Señoría y dormía en ella un noche donde se leyó el edicto a los indios e indias que allí se hallaron.
Súpose a lo que se pudo entender que importaba de renta cada año a su dueño 700 pesos o patacones. De él se paga el
gasto y costas de la escuela…Tiene la iglesia de este pueblo 319 cabezas de ganado ovejuno de Castilla, chicas y
grandes, machos y hembras de que se pagó seminario.

Tienen los indios pobres de los pueblos 328 cabezas de ganado. No paga seminario. La dicha iglesia tiene en el dicho
pueblo dos pares de casas en el dicho pueblo que las tiene? arrendadas Juan Rubio y las otras Juan de Ortavia. Tiene
más la dicha iglesia una tienda en el dicho pueblo que la tiene arrendada don Juan de Zamora? y los arrendamientos de
estas casas y tiendas están en poder del mayordomo de la dicha iglesia” .
– “En 7 días del mes de julio de 1593, el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Toribio Alfonso Mogrovejo de los
Reyes, del Consejo del Rey Nuestro Señor, salió de la ciudad de los Reyes, en prosecución de la visita de su
Arzobispado y visitó el pueblo de Carabayllo, que está cuatro leguas de la dicha ciudad, en el cual es cura el P. Fr.
Diego de Haro, de la Orden de Nuestra Señora de las Mercedes, buen lenguaraz, y halló haber los indios y ánimos
siguientes:

Halló que hay, según dijeron los curacas y el dicho Padre, después de las viruelas 70 indios tributarios, y 8 reservados
y 200 de confesión y 245 ánimas chicas y grandes. Tiene de sínodo esta doctrina 190 p ensayados. Hay en la iglesia de
este pueblo una cofradía del Rosario que tiene concedidos tres jubileos y no tiene renta ninguna. Confirmó Su Señoría
en Carabayllo 43.
Ante mí

Almansa, público notario.

En ocho de julio de 93, visitó su Señoría el Pueblo de Aucayama, que está seis leguas de Carabayllo, de que es cura el
Padre Fray Gerónimo de Valenzuela de la Orden de Santo Domingo y sabe bien la lengua de los indios, en la cual
doctrina halló haber las personas siguientes: halláronse 80 indios tributarios y 7 reservados y 350 personas de
confesión y 400 ánimas. Tiene de sínodo el sacerdote 400 pesos ensayados. Hay una cofradía en la iglesia de este
pueblo de Nuestra Señora del Rosario; no tiene renta ninguna. Confirmó Su Señoría en Aucayama 72. Ante mí
Almansa, público notario secretario”.

El excelente documento, del que hemos extractado fragmentos representativos, ofrece datos demográficos,
sociológicos y económicos de gran valor, sin embargo, no nos informa del imaginario eclesiológico. El resto de
documentos consultados, los textos que nos dan pistas acerca del concepto de iglesia, nos proporcionan información
en relación a la vida de Iglesia ejemplar conforme al Evangelio, comparaciones con la Iglesia Primitiva como
paradigma de la Reforma Católica, una Iglesia en comunión, protagonismo del obispo como Padre de la Iglesia de
América, la consideración como nueva cristiandad de las Indias, su fidelidad en la misión de conversión de almas y
ejemplaridad en los oficios; por último, se encuentran algunas figuras de la Iglesia tales como Madre, congregación,
viña, gremio, grey y plantación.

Una de las primeras menciones de la Iglesia nos la muestra el P. Fray Pedro de Córdoba en su Doctrina cristiana para
instrucción de los indios, 1544, 1548:

“Debéis saber que, así como los miembros hacen un cuerpo ayuntados unos con otros, y atados a la cabeza con las
venas y nervios, así también muchas personas allegadas debajo de un señor hacen ayuntamiento que se llama cuerpo.
Pues de esta manera todos los cristianos hacen un cuerpo, que es un ayuntamiento de fieles cristianos que se llama
Cuerpo Místico. Estamos todos atados unos con otros con amor y caridad, que nos hemos de amar y socorrer unos con
otros, si todos estamos atados a nuestro principio que es nuestra cabeza. Conviene a saber, a Nuestro Señor Jesucristo,
con una fe y unos mandamientos, con un bautismo y con una ley y con unos artículos de la fe. Y este ayuntamiento se
llama Iglesia. Esta Iglesia es gobernada por su cabeza, que es Jesucristo, y por el Espíritu Santo.
Debéis también saber que esta Iglesia es viva, compuesta y ayuntada de maderos y piedras vivas, que somos nosotros
todos los cristianos…Pues cuando decís que creéis en la Santa Iglesia, entiéndese que creéis en el ayuntamiento de
todos los cristianos que es la Iglesia, y que es gobernada por el Espíritu Santo y por Jesucristo, que es cabeza de toda
la Iglesia, que son todos los cristianos” (Cap. Otras verdades cristianas, p.248).

En la edición de 1548 se incluye un sermón dedicado a la “unidad de la Iglesia católica” en la que renueva la idea de
cuerpo e incide en la universalidad:

“Y este ayuntamiento se llama Iglesia, la cual está por todo el universo mundo. Y a esta santa Iglesia que aquí al
presente os declaro, da vida, rige y gobierna y ampara el Espíritu Santo. La cual no está muerta, mas antes está viva…
Y cuando el nuestro dulce y amoroso Redentor se partió de este mundo y subió allá al cielo…dejó en este mundo al
glorioso San Pedro apóstol en su lugar y en su nombre… Y cuando el bienaventurado San Pedro murió, se
congregaron y juntáronse los grandes sacerdotes y escogieron y levantaron otro en lugar de! bienaventurado San
Pedro… Y este Sumo Pontífice, que de esta manera es elegido y puesto, rige y gobierna, y dispone toda la santa
Iglesia que está por todo el universo mundo y no hay más que uno solo en todo el mundo que es el nuestro muy Santo
Padre, que se llama Sumo Pontífice”… Y el que no le obedece…no es verdadero cristiano mas hereje”.
El célebre cronista mestizo Felipe Guamán Poma de Ayala , al hablar de la quinta edad del mundo desde el nacimiento
de Nuestro Seño Jesucristo, dirá que “es buena para enmienda de vida para los cristianos e infieles y para confesarse
los dichos indios…y es bueno de la visita general de la Santa Madre Iglesia”. Al hablar de las autoridades dirá “Muy
Santo Padre Papa…y nos humillamos a vuestra santa iglesia católica” . Señalará como objetivo de su obra el que sirva
“para ejemplo y conservación de la santa fe católica y para la enmienda de las erronías” . Nos transmite una bella
práctica “y el día lunes (se celebraba Misa) por la conversión de los infieles, de los que persiguen a la Santa Madre
Iglesia, nuestra cristiandad” . El mismo autor en el dibujo número 34 pone esta leyenda: “Quinta edad del mundo.
Pontifical de Roma. Del primer gobierno del catedral y silla principal del gobierno de la Santa Madre Iglesia de Roma,
del Papa, Sumo Pontífice de la Cristiandad” y en el número 38, “trabajos y peligros de la Santa Madre iglesia de
Roma…y así se entabla la cristiandad en más, y la fe se guarda, y hase de guardar en el mundo”.

Por su parte, el teólogo, antropólogo y misionero, José de Acosta dirá: “Sin Cristo, la Iglesia ni puede existir, ni aun
siquiera concebirse. Llámala Iglesia o Ley cristiana o comunidad de los fieles: si el indio no conoce a Cristo, no puede
conocer el misterio de la Iglesia” .

En un relevador reglamento para los maestros de escuela de fines de siglo XVI se nos ofrece el concepto de Iglesia
como “gremio”, recogiendo el sentir de la sociedad de entonces cuando en su artículo 12 se insta a enseñarles las
prácticas elementales de vida cristiana y a proyectarse en la sociedad, guardando los Mandamientos y pidiendo por la
jerarquía eclesial: “y por todo el pueblo cristiano para que todos sirvan a Dios guardando su ley y por la reducción de
los herejes a la Iglesia Romana y por la conversión de todos los infieles del gremio de ella y de esta manera se salven
pues fuera de ella ninguno puede agradar a Dios ni salvarse. El artículo 16 prescribe que “todos recen cada día el
rosario de Nuestra Señora y sean muy devotos de ella”. Por su parte en el número 28 se exhorta que “antes de
acostarse cada uno se hincare de rodillas y rezara las cuatro oraciones y la confesión general y acabado diga yo creo y
tengo todo lo que cree y tiene la Santa Madre Iglesia Romana y protesto de vivir en esta santa fe católica”. En el 16 se
concluye que “todos los recen cada día el Rosario de Nuestra Señora y sean muy devotos e ella y de los demás santos.

1. LA REFERENCIA DEL CONCILIO DE TRENTO

“La noción y la imagen de Iglesia que prevalecieron en la evangelización fundante del Perú, están íntimamente
vinculadas a las de Europa… en consecuencia, podemos qftrmar que la autocomprensión de Iglesia que tuvieron los
primeros evangelizadores estuvo influenciada fundamentalmente por tres aspectos vigentes en la Cristiandad española
de la primera mitad del siglo XVI: el método apologético de la escolástica renovada, los contenidos eclesiológicos de
los catecismos pretridentinos; la imagen de Iglesia delineada por el Concilio de Trento y por la renovación teológica y
espiritual que se dio en la Península Ibérica en los siglos XV y XVI” .

Tanto el primero, como el segundo y el tercer Concilio limense mandaron que se enseñase a los indios que para
alcanzar la salvación debían ser incorporados a la Iglesia a través del bautismo, estar en gracia de Dios, recibir los
sacramentos correspondientes y guardar los mandamientos . Sin embargo, en la doctrina prescrita en las constituciones
de los dos primeros Concilios no se dio definición de iglesia ni se mencionaron para nada los vínculos de pertenencia
a ella. Por el contrario, los documentos pastorales emanados del III Concilio de Lima, eco de los emanados del
Concilio de Trento- definieron la Iglesia como “congregación de todos los fieles cristianos que tienen la verdadera fe y
doctrina, cuya cabeza es Jesucristo y su Vicario en la tierra el Sumo Pontífice” .

En el desarrollo de la doctrina eclesiológica, estos documentos siguieron la célebre triple fórmula de San Roberto
Belarmino: unidad de fe, de sacramentos y de régimen. A través de los contenidos catequéticos de los instrumentos
pastorales limenses -catecismos, sermonarios, confesonarios-, no se pretendió presentar teológicamente la esencia de
la Iglesia sino los vínculos de pertenencia a ésta, porque era lo que más se resaltaba en las circunstancias históricas en
las que se dio la evangelización fundante. Los autores del Tercer Concilio Limense estuvieron principalmente
interesados en establecer con claridad quiénes forman parte de la única y verdadera Iglesia de Cristo. Al incluir en la
definición de Iglesia la unidad de régimen o estructura orgánica, quedó expresamente rechazada la idea de dos iglesias
postulada por los protestantes: una visible y otra invisible. De este modo, se trató de precaver cualquier posible brote
herético en las comunidades cristianas que comenzaban a nacer en el Perú virreinal. El método usado en las catequesis
para los indios, predominantemente apologético, responde al puesto que se le dio a la eclesiología a partir de la
Contrarreforma.

La doctrina transmitida a los indígenas define a la Iglesia como congregación o conjunto de creyentes y, en fidelidad a
la conocida enseñanza del apóstol san Pablo de considerar la Iglesia como un organismo vivo, “cuerpo de Cristo”, la
vincula a Cristo como Cabeza, y al resto de los fieles como miembros. Tal conexión o vínculo con Cristo se manifiesta
de modo externo y visible mediante la obediencia a su Vicario o representante actual en la Tierra, el Sumo Pontífice,
que ha recibido de El toda la potestad en la tierra. La permanencia en la Iglesia -por tanto- requiere la perseverancia en
la unidad de fe, de sacramentos y de régimen.

Merece la pena notar destacar la escrupulosa conciencia del Santo por conocer, vivir y aplicar hasta la nimiedad la
normativa de la Iglesia. No es de extrañar, por tanto, que un licenciado en derecho civil y canónico, estuviese
particularmente familiarizado con el Concilio de Trento. De ahí que la idea de Iglesia forjada por Mogrovejo y los
prelados americanos sea deudora de la de Trento.

Así lo destaca el Maestro Fr. Gabriel de Zárate, provincial dominico, calificador del Santo Oficio, quien testificará en
1631 que el Prelado “tenía gran celo del bien de las almas y por su persona enseñaba las oraciones y doctrina cristiana
a los niños los domingos por la tarde en su iglesia y este testigo fue uno de ellos de que le ha quedado siempre
memoria, edificándose mucho todas las veces que se acuerda que un tan gran príncipe se pusiese con tanta llaneza y
humildad a platicar y razonar con un niño todo en orden a enseñarle el camino del cielo y no solo con palabras
enseñaba esto sino con obras y ejemplos… era varón docto en el derecho canónico y en el mayor cuidado de su
gobierno. No perdía hora de su estudio y revolver de libros los cuales tenía margenados y glosados y en especial el
Concilio de Trento que no le dejaba de las manos y así lo sabía casi todo de memoria”.

2. VIDA EJEMPLAR CONFORME AL EVANGELIO

La autocomprensión de los protagonistas de la evangelización fundante -Toribio entre ellos- abarcaba la conciencia de
que como cristianos cabales debían vivir acordes con el Evangelio, recurrir a los sacramentos, practicar la devoción
mariana, peregrinar a los santuarios, encomendarse a los santos y ejercitar la caridad. Así lo manifiesta el Bachiller
José de Armas y San Martín, presbítero, que declara en 1658, al ser demandado por el Tribunal del Proceso de
Beatificación que “todos los años ha confesado y comulgado cuando lo manda la Santa Madre Iglesia. Lo ponen de
manifiesto los testigos del proceso de beatificación de Santo Toribio. Así Diego Morales declara que “siempre andaba
cuidando de la honra de Dios y que en nada fuese ofendido, y sentía sumamente cuando oía jurar a alguna persona y le
reprendía y decía no juréis, vuestra palabra sea sí sí, no no, no ofendáis a tan gran Señor, y muy ordinariamente decía:
reventar y no hacer un pecado venial; y así este testigo nunca jamás le vio ni oyó pecado mortal ni venial, ni
imperfección chica ni grande, todo era dado a Dios y embebido en él” (I, 167v). Su sobrina Mariana de Guzmán
Quiñones: “Muchas veces le oyó decir esta testigo al dicho siervo de Dios “reventar y no hacer un pecado venial” (II,
523). Lo compendió el cuestionario formado para los declarantes; por ejemplo la número 4. La sinceridad y candidez
de su ánima fue tanta que en alma tan limpia nunca cupo mala sospecha de nadie ni creía mal que le dijesen de otro,
antes volvía por todos y les defendía con modo santo y discreto”.

D. Alonso de Carrión, secretario del Cabildo y Regimiento de Lima, 66 a [folio 595]

“vio y conoció al Señor Don Toribio Alfonso Mogrovejo desde el año de 84 hasta que murió y le trató y comunicó en
esta ciudad y en el valle de Jauja en este arzobispado y anduvo en su compañía algunos días visitando aquel valle y en
la provincia de Tarcama …En lo segundo que él andaba en las visitas era lo que Dios mandaba y lo que estaba a su
cargo para enseñar y atraer a la fe cristiana a los bárbaros e idólatras bautizándolos y confirmándolos y reduciéndolos
a que se confesasen y que aunque se ponía en tan graves peligros de mudanzas de temples, de odio de enemigos, de
caminos que son los más peligrosos de todo el mundo por ser tierra doblada y de muy grandes ríos y se sujetó a
despeñaderos como muchas veces estuvo en peligro de muerte y esto hacía por Dios y por cumplir con su obligación y
para dar ejemplo que se debe dar a los prelados que tienen [folio 619] a su cargo almas y que allá no sabían la
distancia que había en este arzobispado por tener más de 200 leguas y muchos millones de indios que entonces había y
parece que Dios ha sido servido que después que les faltó este pastor y pasto espiritual han ido en tanta disminución
que ya no hay la cuarta parte; entró en los indios de guerra e infieles con peligro notable de la vida por ser belicosos
los indios y por los temples rigurosísimos e iba con tanto ánimo que otrosí daba a entender le ayudaba el Espíritu
Santo a pasar peligros y caminos donde nunca jamás había pasado nadie.

En lo tercero de las órdenes, él no hacía otra cosa más que de guardar el Santo Concilio de Trento [folio 619v] Dice
que los que se quejaban no era por su falta de voluntad y lugar de trabajo de haberles sino porque no hallaba en ellos
lo que esta dispuesto por los cánones y concilios y así lo escribió este testigo a los referidos consejeros con que
quedaron satisfechos y bien enterados de su santidad. Era hombre tan casto que es ciertísima cosa lo fue en el Colegio,
Granada y este Reino, que fue virgen y virgen murió; era abstinentísimo y ayunador y este testigo comía muy de
ordinario con él en esta ciudad porque le tenía mandado y ordenado que en saliendo de la ciudad se fuese a su casa,
asía para hablar algunas casas como para comer con él y era tan limitada su comida y [sic] que tenía que pareciéndole
que este testigo no la podría llevar hacía traer un extraordinario sólo por este testigo y este testigo con el amistad que
le tiene y en forma de reprensión dijo que mirase lo que hacía porque no disminuya su salud y sustento y le respondió
que ya tenía la naturaleza habituada a ello y que fue persona que sino es con enfermedad y por algunos despachos de
evitar alguna murmuración no dormía en cama a lo que la tenía siempre formada [f.620v] con la autoridad que se
requería y luego que venía la hora de recostarse enviaba la gente y se encerraba y se acostaba en la tarima que es un
estradillo de madera delante de la cama y este testigo como tan suyo algunas mañanas entraba sin llamar y le hallaba
en la forma dicha de que también le reprendía y le decía que no hiciese cosa de ello pues los apóstoles y santos habían
hecho mayores penitencias y tratado con más rigor los cuerpos”.

Por su parte, el Contador Alonso del Pulgar: “Y que al presente se acuerda que siendo niño asistía de continuo este
testigo en la casa del dicho siervo de Dios por causa de que sus abuelos fueron de la ciudad de Granada donde le
conocieron y comunicaron siendo Inquisidor de aquélla ciudad y por esta ocasión tenía la dicha entrada y vio un día
que estando de visita con el dicho siervo de Dios, el Arcediano y dos canónigos de esta santa iglesia, de cuyos
nombres ahora no se acuerda, pasó un ratoncillo por un lado de la sala donde estaban y le tiró el bonete el santo
arzobispo con grande sencillez y este testigo, hallándose presente se le levantó, limpio y entregó, y aunque esto parece
sinceridad, se verifica con ello su bondad, siendo tan fuerte defensor de su iglesia y sus inmunidades que ocasionaba
con esto ser llamado a los acuerdos de justicia y en particular para leerle una cédula de nuestro Rey y Señor, en que se
daba por sentido de sus acciones, según los informes que habían hecho de su entereza y en lugar de mostrar
sentimiento, se reía, diciendo que su Rey era mal informado y estaba enojado… con lo cual calificó este testigo su
bondad, paz, capacidad y estabilidad en su obrar y esto en tanto grado que, sucediendo un caso muy arduo sobre
haberle sacado de la iglesia un delincuente y justiciándolo tuvo excomulgados a los señores de la Real Audiencia, sin
quererlos absolver, habiendo preso a don Francisco de Quiñones, su cuñado, amenazándole que le habían de desterrar
si no los absolvía, pareciéndole que por lo mucho que quería y estimaba a Doña Grimanesa, su hermana, mujer del
dicho don Francisco les habría de absolver, y sin embargo no lo hizo por entonces hasta que convino el hacerla,
porque era gran celador de su iglesia y severo árbitro en hacer justicia. [Libro VII, ff. 70-71v].

3. LA IGLESIA PRIMITIVA COMO PARADIGMA DE REFORMA CATÓLICA

A la hora de diseñar el modelo de Iglesia que se quería implantar en Perú para ejecutar la Reforma, se acude
continuamente a la imagen del primitivo cristiano, señalando en Mogrovejo un modelo de obispo al estilo de “la
Primitiva Iglesia”. Los testimonios acerca de su persona destacan su santidad de vida y la fortaleza con que defendió
la jurisdicción eclesiástica sin temer la oposición de los poderes civiles.

Así lo subraya el cuestionario elaborado para recoger declaraciones en el proceso de beatificación:

“El Deán y Cabildo de esta Sancta Iglesia metropolitana de Los Reyes, en aquella vía y forma que más haya lugar de
derecho, decimos que habiendo tenido por prelado al Ilmo. Sr. Don Toribio Alfonso Mogrovejo más tiempo de 24
años, se experimentó en su vida y costumbres un verdadero ejemplo de santidad y un dechado de Prelados de la
Primitiva Iglesia” .

Lo explicita el dominico limeño P. Fray Antonio Rodríguez de Lima, quien le conoció desde que entró en 1581 hasta
que partió para la última visita, donde le trató y comunicó “llevando papeles de su padre que fue José Rodríguez,
limosnero del dicho Sr. Arzobispo y por este camino juzgo que era uno de los más reformados prelados que había en
la iglesia, estampa viva de los de la primitiva porque lo primero conoció en él una valor y pecho apostólico con que se
opuso a todos superiores jueces de este reino en defensa de la jurisdicción eclesiástica y pobres indios sin temer ni
deber en llegando a este punto como se vio en los sucesos que le pasaron con el virrey Marqués de Cañete y Audiencia
Real y que aquí hubo de verse su santidad grande”.

El Licenciado Diego de Ávila, beneficiado y vicario de la villa de Arnedo, y que le conoce por el trato y comunicación
de 20 años “sabe este testigo que fue muy gran defensor de la iglesia y que se mostró en algunas ocasiones de gran
valor sin reparar en respectos humanos ni potestades seculares por hacer guardar las inmunidades de la iglesia como
vio que lo hizo con Juan Ortiz de Zárate, corregidor del Cercado y “persona de estimación en la ciudad de los Reyes y
amparado del Marqués de Cañete”, subraya la fina aplicación del derecho canónico del prelado “pues habiéndole
descomulgado sobre haber ahorcado a un mancebo a quien había la iglesia y sacó de ella llegó hasta poner cesacio a
divinis y con todo valor llevó tan por sus fines la cosa que valiéndose de las armas de la iglesia y sentenciado a los
culpados de la dicha sentencia apelaron a Roma de lo sentenciado y por Su Santidad no solamente vino confirmado lo
hecho por el dicho señor arzobispo sino agravadas las penas en mucho más de lo que el dicho señor arzobispo había
sentenciado a los dichos culpados” .(I,840).
El Maestro Fr. Antonio de la Calancha OSA, definidor dos veces, y rector del colegio de san Ildefonso de Lima, prior
del convento, de Trujillo, y de esta dicha ciudad, impreso en Barcelona 1638, Chronica moralizada del Orden de San
Agustín Libro 2, c.3, n.8, f.328: libro 3, capítulo 39, nº3, folio 740, columna primera: “Pues ¿qué diremos de aquel
Santo varón DTAM, arzobispo de Lima o Arzobispo de la primitiva iglesia, cuya santidad y vida apostólica alabará
este Perú, llorando su memoria y cantando sus virtudes?. Entró en Lima el año de 1581 por marzo y gobernó 25 años
este inculpable varón” .

4. UNA IGLESIA EN COMUNIÓN

Que la Iglesia sea “Una” constituye la primera nota de las cuatro asignadas a la Iglesia católica, junto a “santa”,
“católica” y “apostólica”. Como fruto de la caridad hace posible la unión entre sí de los diversos miembros que, a
pesar de la diferencia de raza, lengua y ofrecen al mundo una única familia en medio de un mundo dividido.

La comunión se expresó en la unión permanente con Roma por parte de los obispos, quienes cumplen con exquisita
fidelidad la normativa vaticana. Celebración de sínodos y concilios, ejecución de la visita pastoral, fundación de
seminarios, correspondencia con la Santa Sede…

Tanto el Segundo Concilio Limense como el Tercero se iniciaron con la aceptación de los decretos del concilio de
Trento. La distancia geográfica no fue obstáculo para la comunión. Un detalle bien práctico que expresa la comunión
con Roma fue la contribución a la Bula de la Santa Cruzada. Santo Toribio la favoreció en varias ocasiones. Además,
defendió la obligación de que los bautizados pagasen los diezmos como deber de fe puesto que “la comunión de
bienes materiales es un aspecto de la comunión de los santos”.

De la idea que se tenía de la jerarquía aparecen menciones de la Iglesia, señalando su escalonamiento. Así, el sevillano
Juan Sánchez de la Madrid, presbítero capellán del monasterio de Santa Clara, desde el 14 de febrero de 1659 “que ha
entendido que la causa de haberlo trasladado de la iglesia de la ciudad de Saña a esta Santa Iglesia metropolitana de
Lima fue por traerlo a su propia iglesia más principal y que el haberlo mudado de la primera sepultura que aquí tuvo a
la capilla de San Bartolomé fue mientras se acababa la bóveda grande del altar mayor donde hoy está y esto último lo
sabe porque así lo vio”.

5. SANTO PADRE DE LA IGLESIA DE AMÉRICA

Son varios los sermones y los testimonios que le otorgan este calificativo.
Lo único que le faltó fue, lógicamente, la antigüedad de vida, ya que tan sólo se otorga este título a los nacidos antes
del S. VII San Isidoro de Sevilla o San Juan Nepomuceno, considerados como últimos santos padres de Occidente y
Oriente respectivamente. Fue Bartolomé de Benavides, maestreescuela y arcediano, comisario general de la SC en
estos reinos, catedrático de nona de Teología en esta Real Universidad y últimamente obispo de Oaxaca, quien lo
ponderó “en un sermón que predicó en esta santa iglesia a las honras de la Sra. Da. Grimanesa Mogrovejo, hermana
del dicho siervo de Dios”, en 1635 y que dedicó a Pedro de Villagómez, en aquel entonces obispo de Arequipa y
visitador de la Audiencia de Lima: “Esto dio aliento a mi corto caudal, en tan alto asunto, como predicar en las honras
que VSI hizo en esta catedral a su santa tía y señora nuestra y hermana de aquel nuevo Crisóstomo y Español
Ambrosio, el Ilustrísimo y santo señor Don Toribio Mogrovejo[19v] […]día vendrá que esperamos sea breve cuando
esta iglesia su esposa no en túmulos y obeliscos sino en tronos y tabernáculos colocará sus reliquias cuando como
esperamos nos permita la Santa Sede Apostólica celebremos su beatificación y en este sitio y sea en Lima el Santo
DTM como los Eugenios, Ildefonsos de Toledo, los Leandros e Isidoro de Sevilla, los Braulios de Zaragoza, los
Ambrosios de Milán, los Chrisóstomos de Constantinopla[…]Lo mismo puede decir nuestro santo Prelado a los del
Occidente donde fue nombrado de aquel santo y prudente Rey Don Felipe II a poner en estado el eclesiástico y dar
forma como lo ha hecho en los concilios que celebró a las cosas de las iglesias, ¿qué le faltó de lo que tienen aquellos
grandes padres Chrisóstomo, Ambrosio? Antigüedad, señor, no ser en su tiempo de ellos, lo que dice Niseno le faltó a
su hermano San Basilio para no ser igual a San Pablo… Pues lo que dijo Niseno entre Basilio y Paulo digo yo sin
parecer atrevido entre Basilio y Toribio .

6. NUEVA CRISTIANDAD DE LAS INDIAS

Hay una conciencia clara de que la Iglesia del Perú es una realidad nueva y peculiar. He aquí la parte del texto del
decreto del Tercer Concilio Limense que subraya la necesidad misionera: “Es cosa muy clara y cierta que ninguna
Iglesia ni provincia tiene tanta necesidad de este saludable remedio como esta nueva Iglesia de las Indias en la que es
menester criar con gran miramiento nuevas plantas del Evangelio para que se pueda extender y propagar la fe de
Cristo” . Así lo manifiesta su sobrino y arzobispo de Lima, Pedro de Villagómez Carta pastoral de exhortación e
instrucción contra la idolatría de los indios del Arzobispado Capítulo 40, folio 4v).

“En el cual fueron los primeros y más principales obreros los señores arzobispos Don Fray Jerónimo de Loaysa y Don
TAM de sancta memoria que con la gracia de Dios y con el auxilio que les dieron los gloriosos progenitores del Rey
Nuestro Señor (que Dios guarde) yen su nombre los señores virreyes de aquellos tiempos y esta Real Audiencia de
Lima, nos dejaron plantada la fe en esta nueva iglesia y asentada la forma de su gobierno espiritual con tan santas y
convenientes leyes como las que hicieron y pusieron en plática”.

Es la idea expresada también por el dominico arequipeño Fr. Juan de Figueroa, visitador general de las provincias de
Parinacocha y Condesuyos del Cuzco, así como de los conventos y doctrinas de la ciudad de Arequipa, quien el 5 de
mayo de 1659, declara: “Sabe que la fama, estimación y reputación del dicho siervo de Dios don Toribio fue de santo
y de amigo suyo y que era tenido comúnmente por un prelado de la primitiva iglesia y comprada a san Hilario y a san
Martín … Y que procuró que la iglesia nueva de los indios se fundase con toda firmeza conforme a la verdadera y
santa iglesia romana [II, 17v]”.

El Licenciado Gregorio Montero, presbítero sacristán mayor de la parroquia de Señora Santa Ana, de la villa de Arajal
del arzobispado de Sevilla, 77 años, escuchó en 1605 de Don Pedro Muñiz, deán, y los sacerdotes Cristóbal Sánchez
de Ranedo y Juan de Robles que “muchas veces puso a riesgo su vida por la salud de sus ovejas principalmente en las
visitas de su arzobispado, el cual andaba de continuo sin descansar ni estar jamás de asiento en un lugar procurando
principalmente en que la iglesia nueva de los indios se fundase firmemente conforme a la verdadera y santa iglesia
romana y que se formase la disciplina eclesiástica y que asimismo recibía con agasajo y benignidad a los hijos
pequeños de los indios y los enseñaba la cartilla de la fe cristiana” .

7. FIDELIDAD A LA MISIÓN DE LA IGLESIA: CONVERSIÓN DE ALMAS Y EJEMPLARIDAD EN LOS


OFICIOS

Se comprueba con las preguntas propuestas a los testigos que declararían más parte en el proceso de beatificación:

“De la caridad y amor a Dios pues no se le conoció culpa mortal ni imperfección grave y siempre tuvo celo de la honra
de Dios y culto divino y conversión de las almas, siendo acérrimo de su Iglesia en los oficios que tuvo de Inquisidor
apostólico y arzobispo” . Sigue el artículo 25: “Que en la Inquisición de Granada se mostró acérrimo defensor de la Fe
que profesa la Santa Iglesia Romana y de la jurisdicción eclesiástica y de la autoridad apostólica, enseñando al
descubierto y públicamente los preceptos de la Doctrina cristiana y cuidando continuamente con todas sus obras su
enseñanza y guarda y desarraigando los contrarios vicios de las herejías y las supersticiones condenadas, sin dejar
jamás sus acostumbradas obras de caridad con el prójimo n.80 Fue acérrimo defensor de la Fe siendo Inquisidor”.

“Si saben o han oído decir que el dicho siervo de Dios guardó puntualmente los Mandamientos de la ley Divina y
preceptos de la Iglesia, fue celador de la salud de las almas y de la gloria de Dios” .

Tal es el testimonio que dio el Dr. Fernando de Guzmán, quien fue rector del Seminario y tres veces rector de San
Marcos:

“siempre tuvo gran celo de la honra de Dios y culto divino procurando siempre la conversión de las almas, siendo
siempre acérrimo defensor de su iglesia, no faltando a ella los días que se hallaba en esta ciudad de fiestas y domingos
de cuaresma y días que el Santo Concilio de Trento dispone procurando siempre que el culto divino y ceremonias de
la misa se guardase inviolablemente con gran puntualidad con lo cual daba grande ejemplo a los ministros de la iglesia
y acudían a su obligación sin [32] haber falta en nada y los domingos y fiestas por la mañana, sin faltar ninguno
hallándose en esta ciudad, predicaba en la puerta de la iglesia a los indios en su lengua y a los españoles [sic] que se
llegaban en las [sic] edificación y devoción de los que le oían, procurando siempre la mayor honra y gloria de Dios y
dando ejemplo como tan santo dado a todos”.

Por su parte, Mariana de Guzmán y Quiñones, sobrina del santo, hija de Francisco de Quiñones y Grimanesa Lazo de
Mogrovejo, y viuda del señor Don Juan de Loaysa y Calderón, oidor de Lima, declaró: “Y en especial sus hermanos le
persuadieron a que lo aceptase, y le reconvenían diciendo que si deseaba ser mártir (que así siempre lo decía)…
aquélla era buena ocasión de sedo; y que así aceptas e el dicho oficio. Con que por este fin aceptó… y por echar de ver
que convenía para exaltación de la Iglesia y conversión de los indios infieles de este Reino y para la salud de las almas
de ellos”. (II 417-519).

8. FIGURAS DE LA IGLESIA: MADRE, CONGREGACIÓN, VIÑA, GREMIO, PLANTACIÓN

a. Madre

Bastaría con citar los testamentos de la época para comprender que el cristiano tiene un sentimiento filial hacia la
Iglesia a la que considera como Madre. Me viene a la mente la expresión de Santa Teresa de Jesús cuando al morir
dirá: “Al fin, muero hija de la Iglesia”. Lo podemos constatar en una plática contenida en el Tercer Concilio Limense
en la que refiere cómo por el bautismo el hombre se hace hijo de la Iglesia..

“Plática breve en que se contiene lo que ha de saber el que se hace cristiano y la ley de Dios es muy santa y muy justa
y lo que toda ella enseña es que honres y ames a Dios sobre todas las cosas y hagas con tu prójimo lo que tú querrías
que hiciesen otros contigo. Todo esto y otras muchas cosas maravillosas enseñó Dios por su palabra la congregación
de los cristianos y que se llama santa Iglesia cuyo hijo te haces por el bautismo y así has de estar firme y determinado
de creer y obedecer todo lo que la santa iglesia de parte de Dios te enseñare y mandare” .

El Dr. Javier del Río Alba rescata dos significados de la figura “Madre”: el nuevo nacimiento realizado por el
bautismo le lleva a participar de la vida divina; en este sentido la Iglesia engendra a los hombres en Cristos mediante
la Biblia y los sacramentos. El segundo significado tiene que ver con la “Jerusalén de arriba” y la “Mujer” del
Apocalipsis, en que se manifiesta también la unión de Cristo con la Iglesia comprada con la unión conyugal.

b. Viña y plantación

Para el P. Las Casas los naturales de Indias serían los viñadores de la última hora anunciados en el Evangelio . La
misión de los evangelizadores será procurar la conversión de los indios para introducirlos en la viña y de este modo
participar con ellos en la última cosecha.

En una carta del jesuita Bartolomé Hernández, confesor del virrey Toledo, a D. Juan de Ovando, Presidente del
Consejo de India, desde Lima, el 19 de abril de 1572, se exponen las cualidades de los jerarcas de la iglesia indiana:
“Los que hubieren de venir por Obispos y por canónigos y dignidades de las Iglesias catedrales importa sumamente
que sean gente aventajada y celosa de las almas y de letras suficientes y los Obispos que sean hombres de gobierno y
de quien se crea que han de ser trabajadores en la viña del Señor”.

El Tercer Concilio Limense, refiriéndose al cuidado que debe tener la Iglesia en la predicación del Evangelio, afirman:

pero más especialmente corre esta obligación en estas partes donde ha sido Dios Nuestro Señor servido de plantar en
su iglesia estas tiernas plantas de los indios. Los cuales así por ser del todo menos en nuestra fe, como por tener el
entendimiento más corto y menos ejercitado en cosas espirituales, tienen suma necesidad de ser cuanto sea posible
ayudados con el buen modo y traza de los que les enseñan, de suerte que la diligencia y destreza del maestro supla la
rudeza y cortedad del discípulo” .

y continúa el mismo concilio: “No hay cosa que en estas provincias de las indias deban los Prelados y demás
ministros, así eclesiásticos como seglares, tener por más encargada y encomendada por Cristo… que el tener y mostrar
un paternal afecto y cuidado al bien y remedio de estas nuevas y tiernas plantas de la Iglesia”. Y después de señalar
ciertas calidades nativas del indio, como la “mansedumbre de esta gente… y su obediencia y sujección natural” dice:
son “hombres libres y vasallos de la Majestad Real a cuyo cargo los ha puesto Dios y su Iglesia” .

El P. José de Acosta usa la misma figura bíblica, en De procuranda indorum salute: «mientras no veamos a los obreros
sudar fuerte por Cristo, no podemos acusar a la tierra de estéril… no es el que siembra y otro el que siega (…) es bien
posible que sea ahora el tiempo de sembrar la semilla y algún día en el futuro el de recoger la cosecha». El teólogo
limense termina recordando: «De Dios es cultivar el campo, de Dios es edificar; y ni el que planta significa nada ni el
que riega tampoco; cuenta el que hace crecer, o sea, Dios” (I, 17, 4).
Los cristianos no son puros obreros que trabajan en la viña sino son protagonistas de la misma viña; y, aún más, son
parte de la viña misma, creación y obra del mismo Dios. La incorporación a Cristo pro medio del bautismo hace de
todos los cristianos una sola plantación con Cristo y, al mismo tiempo, trabajadores de la viña a favor de los hombres.

Tal figura la emplea el P. Fr. Rodriga de Anaya, 15.IX.1631, de Saña, mercedario, que fue confirmó por Mogrovejo:
“Fue muy abstinente varón y muy penitente y no cuidaba de regalos ni comodidades y parecía que milagrosamente se
sustentaba según trabajaba con la viña del Señor y era pública y notoria la fama que había que no dormía jamás en
cama sino que la noche toda la pasaba en oración y dormía muy poco y nunca se le oyó palabra descompuesta ni de
enojo con nadie porque era muy manso de corazón y muy humilde y paciente en sufrir trabajos de los cuales salía muy
contento y sosegado y asimismo sabe que fue varón humildísimo y con serlo tanto fue gravísimo en representar su
autoridad y dignidad y defendía las inmunidades de la iglesia y sus fueron y la jurisdicción eclesiástica con grandes
veras sin atender a respetos humanos sino solo al descargo de la conciencia [287].

c. Gremio

En ocasiones se vincula la santidad de vida, con el celo de almas, tendente únicamente a “traer al gremio de la
Iglesia”. Es la bella expresión ofrecida por el Capitán Juan de Reinoso, natural de la ciudad de Valladolid, de los
reinos de España, 65 años, vecino de Lima. (283) [284], sobrino del arzobispo de México Diego Romano, y a quien
visitó a la cárcel de Lima salvándole de una inminente condena: “Era celosísimo de la salvación de las almas, pues por
una se ponía a riesgo de la vida, como se vio en muchas ocasiones visitando su arzobispado y caminando por caminos
los más ásperos y rigurosos que entiende que hay en lo descubierto, careciendo de comida y de regalo, andando a pie,
por caminos y laderas de pantanos y sierras yaguas y ríos que sino era con favor de cielo no se podía andar y entro en
parajes tan remotos o que confinaban con indios de guerras con harto riesgo de su persona los cuales caminos ha visto
este testigo que son malísimos por sólo por convertir almas y traerles al gremio de la iglesia y diciéndole que se
guardase de aquellos indios de guerra en la provincia de Moyobamba, decía que no le harían [284v] nada, que por
Dios mas que aquello se había de pasar y deseaba dar la vida por Dios y ser mártir y este testigo siendo corregidor de
la ciudad de Chachapoyas pasó por los parajes y lugares por donde este dicho Sr. Arzobispo anduvo confirmando y
predicando y convirtiendo indios a la fe y que no oía otra fama más de que era un santo y varón apostólico y le
veneraban como tal por todas aquellas provincias y que caminaba por temples rigurosísimos y no le apellidaban sino
el santo” .

Será el doctor Pedro Pedro Muñiz, Deán de la Catedral, en octubre 1594:


“él ha sido el primero, que ha entrado en muchas montañas y lugares, donde ni se ha esperado ni esperará ver
prelados, caminando en muchas partes a pie, por ser imposible hacerla a caballo, yendo como buen pastor a los
desiertos y despoblados a buscar los indios escondidos para bautizarlos y reducidos al gremio de la santa madre
Iglesia, y confirmando hasta hoy más de quinientas mil personas” .

d. Grey

El término “grey”, “rebaño”, “pastores” será usado para aplicar a la Iglesia y a los obispos, sucesores de los apóstoles,
quienes apacientan el redil del Señor que es la iglesia. Su misión será la de buscar a las ovejas que no son del redil y
conducir a todos para lograr “un solo rebaño y un solo pastor”.

El P. Acosta usa la imagen al referirse al Papa: “Porque a él fue confiado en la persona de Pedro el redil del Señor y a
él fue encomendada toda la grey cristiana. Le pertenece, por tanto, no sólo apacentar a las ovejas ya reunidas, sino
también a las dispersas y descarriadas, y aun buscar a las que todavía no son ovejas” . Los padres conciliares
denominan en el “Proemio” de los catecismos del Tercer Concilio Limense que los obispos “pastores que son de esta
grey de Jesucristo” .

9. CONCLUSIÓN:

El teólogo Javier del Río Alba concluye su tesis doctoral sobre el autoconcepto de la Iglesia en Perú durante el siglo
XVI, afirmando que la noción de Iglesia predominante es la heredada de la Edad Media pero con los rasgos propios de
una tendencia apologética derivada del siglo XVI . En los documentos analizados se percibe una imagen de la iglesia
“penetrada por la acción del Dios Uno y Trino, en quien la Iglesia tiene su origen y hacia quien se dirige como meta
final”; la iglesia es familia, casa, viña, plantel, gremio, grey… pero siempre “nueva”. Por su parte, Angel Gómez
enfatizará “su dedicación por impulsar la Iglesia Suramericana al servicio de una evangelización “inculturada” del
indio, de los pobres. Es decir, una Iglesia que defienda al Indio, que respete y haga respetar su dignidad de hijos de
Dios; y que valore su cultura y su lengua, con la finalidad de comunicar Cristo Salvador, hasta los confines de su
inmensa Arquidiócesis. Esto lo realizará, especialmente, a través de sus Sínodos Diocesanos y Concilios Provinciales”
.

APÉNDICE

Extracto de la Relación y memorial que se envía á S u Santidad [Clemente VIII} por el arzobispo de Los Reyes de las
provincias del Perú, don Toribio Alfonso Mogrovqo, en conformidad del motu proprio, de la santidad de Sixto Quinto
de feliz recordación, en que se encarga y ordena, que los prelados den cuenta y razón á. los romanos pontífices, de
todo el oficio pastoral y de todas las cosas que en manera alguna, pertenecieren al estado de sus iglesias, para la
disciplina del clero y pueblo, y salud de las almas, que les está encargadas (GARCÍA IRIGOYEN, C. Santo Toribio
Lima 1904, II, pp. 238254).

1. Después que vine á este Arzobispado de los Reyes de España, por el año de ochenta y uno, he visitado, por mi
propia persona, y estando legítimamente impedido, por mis visitadores, muchas y diversas veces, el distrito,
conociendo y apacentando mis ovejas, corrigiendo y remediando, lo que ha parecido convenir, y predicando los
domingos y fiestas á los indios españoles, á cada uno en su lengua, y confirmando mucho número de gente, que han
sido más de seiscientas mil ánimas á lo que entiendo y ha parecido, y andado y caminado más de cinco mil doscientas
leguas, muchas veces á pie, por caminos muy fragosos y ríos, rompiendo por todas las dificultades, y careciendo
algunas veces yo y la familia, de cama y comida, entrando á partes remotas de indios cristianos, que de ordinario traen
guerra con los infieles, adonde ningún Prelado ni visitador había entrado.

2. He ejercitado el Pontifical, ordenando muchas y diversas veces, á las personas que ha parecido convenir, y
consagrando Obispos y gran cantidad de aras, dejando proveídas de ellas á las iglesias por donde pasaba, y asimismo,
cálices, y bendecido muchos ornamentos, y consagrado los santos óleos cada año, como está ordenado, y otras muchas
cosas concernientes al dicho oficio.

3. He celebrado dos Concilios Provinciales. El uno el año de ochenta y tres, en el cual se hicieron muchos decretos, y
un catecismo mayor y menor, confesionario y sermonario, hecho todo en tres lenguas, la una española, y las dos de
indios, para diferentes obispados y tierras donde corren; y una instrucción de Visitadores y Arancel Eclesiástico, y
forma de las censuras generales el cual Concilio, fue a probado por la Santidad de de Sixto quinto, y mandado guardar
y ejecutar por el Rey Don Felipe.

4. El otro Concilio el año de 91, el cual despaché á España, para que se aprobase por Vuestra Santidad con cartas mías
y hasta ahora no he tenido aviso del recibo, y tengo convocado para otro.

5. He hecho, asimismo, otros Sínodos Diocesanos, los años de 82, 84, 85 Y 86, Y los años de 88, 90, 92, 94 Y 96, Y
convocado para otro de dos en dos años, usando de la gracia v privilegio, que la Santidad de Gregario XIII, me
concedió por el tiempo que yo viviese, haciendo Concilios Provinciales, de siete en siete años, y los Sinodales de dos
en dos.

6. Tengo muchos ministros para que lo pongan todo y lleven á debida ejecución, el Provisor de esta ciudad, y Vicarios
de otras provincias, y dado comisión á los curas de las doctrinas, señalándoles y ordenándoles, las penas que han de
imponer á los transgresores, dándoles comisión para ello, acudiendo en esta parte á lo proveído por el Santo Concilio
Provincial, celebrado en esta ciudad de los Reyes, el año de 67, en que está mandado así se haga y cumpla, que los
Obispos den comisión á los curas de indios, en la forma que está referida.

8. Tiene este arzobispado diez Obispos sufragáneos, que son el del Cuzco, el de las Charcas, el de Quito, el de
Panamá, el de Tucumán, el del Paraguay, el de La Imperial, el de Santiago de Chile, el de Nicaragua y el de Popayán.

9. Hay en está ciudad una Universidad general, donde se leen Cánones y Leyes, Teología y Artes, y la lengua de los
indios, para lo cual está señalado un catedrático en ella, y otro doctor asimismo, que la lee en esta Iglesia Catedral

10. Hay tres colegios, uno llamado Santo Toribio, donde está el Seminario […] Otro, en la Universidad, llamado el
Colegio Real, […] y otro en la Compañía de Jesús …

15. Hay tres parroquias en esta ciudad, la una de San Sebastián, […] otra de Santa Ana, […] otra de San Marcelo.
16. Hay tres monasterios de monjas, la Encarnación […] Otro de la Concepción de la Orden de Santa Clara. Otro de la
Santísima Trinidad […] Todos los cuales monasterios están sujetos al Ordinario.

17. Hay cinco villas en el Arzobispado, la una llaman lea […] La otra se llama Cañete […] Otra llamada Chancay […]
Otra llamada Santa […] Otra llamada Zaña.

18. Hay cuatro ciudades, la una llamada Trujillo […] Otra ciudad de Huánuco, […] Otra ciudad de Chachapoyas, […]
Otra ciudad de Moyabamba.

25. Hay muchas doctrinas que tienen los frailes, que son ciento veintidós, poco más ó menos. Hay de clérigos ciento
dieciocho, poco más ó menos, y con sus hospitales.

El salario para la doctrina de los clérigos y frailes, se saca de los tributos que dan los indios á sus encomenderos, y
asimismo á fábrica que se dan á las iglesias.

Para los hospitales contribuyen los indios tributarios con un tomín que es real y medio.

En estas doctrinas de frailes hay tres monasterios, de frailes de San Francisco, y otros cinco de agustinos y dominicos
que están fuera de las dichas villas y lugares.

26. Hay un puerto junto á esta ciudad, que se dice el Callao, que tiene un cura y Vicario de españoles é indios, tiene
tres monasterio de San Francisco, Santo Domingo y San Agustín, y una casa de la Compañía de Jesús, con su iglesia,
y hay capellanías y cofradías.

27. Cerca de los frailes que están en estas doctrinas recibí años há la declaración de los cardenales intérpretes del
Santo Concilio de Trento, entre otras en que se resuelve que los frailes que están en las el doctrinas, se dice vivir extra
claustra, y poder ser corregidos y castigados en conformidad de lo proveído por el Santo Concilio de Trento, por los
Ordinarios; y asimismo, recibí un despacho ó breve ejecutorial de cierto juez apostólico, que con mucho rigor
mandaba se cumpliese y ejecutase lo ordenado y declarado por la dicha congregación de los cardenales cerca de lo
susodicho, y otras cosas de que asimismo tuve declaración, ordenando que si alguna persona se sintiese agraviado
pareciese dentro de un año en Roma ante dicho juez, o quien le sucediese, con apercibimiento de, que pareciendo ó no
pareciendo, se procedería á hacer Justicia, y habiéndose notificado, el dicho ejecutorial á los Prelados de las órdenes
que tenía frailes en las doctrinas, apelaron y suplicaron del dicho ejecutorial y se envió todo á esa Corte Romana, por
orden mía, al juez que lo despachó, para que visto todo, proveyese lo que conviniese en cumplimiento de lo que la
congregación de los cardenales y de lo que el juez había proveído, y hasta ahora no he tenido acuse ni respuesta de lo
que se ha hecho, haciendo más de cuatro años que lo despaché, poco más ó menos y la copia de lo que yo consulté con
la dicha congregación y la respuesta suya, y carta que se me escribió acerca de esto, y envío en este pliego á que me
remito.

Será de mucho momento llevar á debida ejecución la dicha declaración y ejecutorial para el bien y utilidad de los
naturales, porque no pudiendo proceder contra los frailes que están en doctrinas y saliendo con lo que pretenden, será
ocasión de no saber el Prelado cómo viven y cómo acuden á lo que están obligados, teniendo tratos y contratos, y
compeler á los indios á ofrecer por fuerza y á tener sementeras y otras granjerías, ocupando á los indios en ellas contra
su voluntad y que hacer castigos indebidos á los dichos indios y de no tener los Concilios provinciales y sinodales de
este arzobispado, ni catecismo, ni sermonario, ni confesionario, hecho por el Concilio Provincial que está ordenado se
tenga por los curas, y de hacer ausencias de sus doctrinas y de no administrar los santos sacramentos y otras muchas
cosas que pueden ocurrir, y ofrecerse aunque no se haya de presumir tal cosa de ellos, por tener como tengo á los
religiosos en buena opinión y es razón tenerse por todos.

U.S. será servido poner la mano en ello, mandando se cumpla y guarde con mucho rigor la declaración de la
congregación de los cardenales y ejecutorial, de manera que los frailes que estuviesen en las doctrinas, puedan ser
visitados, corregidos y castigados por los Ordinarios, en cuanto al oficio de curas y administración de los santos
sacramentos, asimismo de moribus et vita, pues se dice, vivir extra claustra, conforme á la dicha declaración; para que
de esta manera se allanen y reconozcan á los Ordinarios y se les descargue la conciencia, y Dios Nuestro Señor se
sirva y se haga el fruto que se pretende y cesen las dichas ocasiones; y asimismo importaría mucho que U.S mandase
por su breve, no pudiesen administrar los santos sacramentos los frailes de las doctrinas ni de las otras partes, sin
licencia y consentimiento del Ordinario, guardándose en esta parte lo proveído por el Santo Concilio de Trento, sin
embargo de los privilegios que tuvieren en contrario.

28 Hay en esta ciudad noventa y cinco sacerdotes, fuera de los curas, y treinta de Evangelio, y otros treinta de
Epístola, fuera de otros muchos de menores órdenes, que padecen de mucha necesidad por no haber doctrinas que
darles, en razón de estar ocupadas por frailes, muchas de ellas, como está dicho atrás, que ha de ser causa de ir con
mucho tiento en hacer órdenes, como lo he hecho hasta ahora, por que no se vean en necesidad ni anden mendigando.

Dr. J osé Antonio Benito Rodríguez


Profesor de la Facultad de Teología
Pontificia y Civil de Lima
y de la Universidad Católica
Sedes Sapientiae.

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