Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El gurú de los negocios Peter Drucker describió la gestión como "la innovación
más importante del siglo XX". Era un elogio justificado. Las técnicas para dirigir
grandes empresas, promovidas por ejecutivos como Alfred Sloan de General
Motors y perfeccionadas en las mejores universidades, alimentaron un siglo de
prosperidad global sin precedentes.
¿Pero puede esta gran innovación del siglo XX sobrevivir en el siglo XXI? La
evidencia sugiere que probablemente no. El concepto de gestión "moderna" está
próximo a una crisis existencial.
Las empresas, cuyos líderes se presentan como los promotores del libre mercado,
fueron creadas en realidad para sortear ese mercado. Fueron una respuesta al
desafío que suponía organizar a miles de personas en diferentes lugares y con
diferentes talentos para llevar a cabo tareas grandes y complejas, como fabricar
automóviles o proveer servicio telefónico a un país entero.
Durante los 100 años siguientes, la empresa cumplió bien con su misión. Desde
Henry Ford a Harold Geneen, los grandes administradores de empresas del siglo
XX hicieron posible el surgimiento de una gigantesca clase media global, al llevar
a las masas medios financieros, bienes y servicios.
Sin embargo, en los últimos años, muchas de las grandes historias sobre gestión
no han sido triunfos de la empresa, sino sobre la empresa. Puede que Jack Welch,
de General Electric, haya sido el último de los grandes constructores
empresariales. Pero incluso Welch era conocido por declararle la guerra a la
burocracia. Otros íconos de la gestión de las últimas décadas se ganaron sus
reputaciones atacando las culturas corporativas establecidas, saltándose las
jerarquías y desafiando las estructuras de las empresas. En cierto modo, es como
si los mejores gerentes se hubieran convertido en enemigos de la empresa.
Las razones que explican esto son claras. Las corporaciones son burocracias y los
gerentes son burócratas. Su tendencia natural es hacia la autoperpetuidad. Son,
casi por definición, reacios al cambio. Sin embargo, en el mundo de hoy, las
fuerzas huracanadas del mercado (globalización rápida, innovación creciente y
competencia implacable) han intensificado lo que el economista Joseph
Schumpeter denominó las fuerzas de la "destrucción creativa".
Eso ha llevado a algunos utópicos, como Don Tapscott y Anthony Williams, autor
del libro Wikinomics, a augurar el surgimiento de la "colaboración en masa" como
una nueva forma de organización económica. Estos teóricos creen que las
jerarquías corporativas desaparecerán, a medida que las personas cuentan con
más herramientas para trabajar juntas en la creación de una "nueva era, tal vez
dorada, al mismo nivel que el Renacimiento italiano o el despertar de la
democracia ateniense".
Esto puede ser un poco exagerado. Pero hasta al mayor y más inocente de los
tecno-entusiastas le costaría imaginarse un Boeing 787 construido mediante la
"colaboración en masa". Aun así, la tendencia es importante e imposible de negar.
Los costos de transacción están reduciéndose rápidamente y como resultado, todo
lo que aprendimos sobre gestión en los últimos 100 años necesita ser revisado
urgentemente. Tenemos tanto la necesidad como la oportunidad de inventar una
nueva forma de organización económica y una nueva ciencia de la administración
que puedan lidiar con las realidades cambiantes del sglo XXI.
La visión moderna
Esto es lo que hasta ahora está claro: el nuevo modelo estará más ligado a las
fuerzas del mercado y se verá menos como una empresa del pasado. Tendrá que
ser flexible, ágil, capaz de ajustarse rápidamente a condiciones cambiantes e
implacable a la hora de redistribuir recursos a nuevas oportunidades.
La distribución de recursos será uno de los grandes retos. "La razón principal por
la que las compañías fracasan es porque invierten en exceso en lo que ya son, en
vez de en lo que podrían ser", apunta Hamel. Para evitar este problema, los
ejecutivos que controlan grandes fondos de capital necesitan actuar más como
inversionistas de riesgo y menos como el departamento de finanzas de la
empresa. Las empresas que fracasan no lo hacen porque no vieron venir las
innovaciones, sino porque no invirtieron adecuadamente en esas innovaciones.
—Adaptado de The Wall Street Journal Essential Guide to Management ("La guía
esencial de la gestión de The Wall Street Journal") por Alan Murray.