aproximadamente a unos cinco kilometros encontramos dos desvíos uno que se dirige hacia el valle de San Rafael y el otro desvío con dirección al Sur hacia la ciudad de Lima, en el primer desvío encontramos un rosario de pueblos; como: Cantina, E l Castillo, Calaveras y Nivín, cada uno de ellos con características diferentes como sus costumbres, folklor, tradiciones y especialmente un nombre propio. Este conjunto de pueblos formaron y forman el hermoso valle de San Rafael, un valle que bajo un titilante sol y entre el verdor de los arbustos se yergue orgullosa y dentro de ella un pueblo peculiar cuyo nombre es Choloque, que se caracteriza por tener muchas leyendas. En este lugar vivía Don Manuel y su señora esposa, quiénes tuvieron tres hijos y que por los azares del destino han tenido que abandonar este maravilloso paraje, pero a medida que pasaron los años cada uno de ellos formaron su hogar muy unidos y que siempre acostumbraban reunirse todos los domingos e incluso la de llevar amigos ajenos al domicilio de Don Manuel, mi persona tuvo la suerte de visitar a este personaje tan singular de corazon tan bondadoso y amable para todos quiénes llegaban a su dulce hogar. La señora Julia , esposa de don Manuel al sentirse rodeado de visitantes, inmediatamente se ponía el mandil y a cocinar se ha dicho, los hijos e invitados mientras tanto esperamos el suculento almuerzo. Pero lo curioso es que la boca se nos hacía agua por el fragancioso olor que emitía la comida, pero para disimular lo apetitoso del almuerzo hacíamos tiempo bebiendo sendos vasos con la riquísima y espumante cerveza y la reunión se hacía más amena, van y vienen los tertulios de los presentes y en una de esas sale la chispa humorística de don Manuel. Quién nos contó su anécdota muy interesante por cierto y nos manifiestaba que hace muchos años tenía un zopenco que él, acostumbraba cabalgar todas las mañanas al pollino para dirigirse al campo y desarrollar las labores agricolas una vez concluida la faena del medio día, retornaba a su casa para degustar el riquísimo almuerzo. Ya era característico la de ir y venir de los campos después de la faena; pero un buen día bajo el rayar de la aurora, y el cántico de los pajarillos en símbolo de alabanza por el nuevo amanecer y el susurrar de los árboles don Manuel, sacó al jumento de su corral para cabalgar y dirigirse al lugar de la faena. Pero en una de esas cuando ya había cabalgado al burro y además había avanzado unos cuantos pasos de su domicilio por arte magia justo pasaba una zopenca cuyo dueño iba arrastrando al animal, el jumento al ver a la zopenca por primera vez en el largo trajinar de su historia de ir y venir del campo había perdido el control. Dio grandes relinchos y coces a la vez empezó a perseguir, el animal en su desesperación se metió a corral ajeno y el jumento también llegó a ingresar al lugar donde se encontraba la zopenca, llegando a lograr su instinto animalesco y don Manuel seguía sobre el jumento y en uno de esas cae y al caer se fractura uno de sus brazos. Esto le llenó de ira pues cogió un garrote le propinó veinte garrotazos y con el lomo entre llagas el zopenco cumplió con su objetivo tan deseado; de inmediato don Manuel ayudado por los vecinos logro conducir al pollino a su querencia, allí lleno de furor e irritación gritó desesperado don Manuel !Julia,Juliaa, Julia!, no escuchas; tras el portón está la soga alcánzame por favor de inmediato.Julia resupo ¿Qué pasó manuelito? y manuel respondió con mucha ira he dicho que me alcances la soga y punto. Entonces no había más remedio que cumplir con la orden, le alcanzó la soga y Manuel de inmediato ató con la soga al cuello del animal y empezó ahorcarlo sobre una de las ramas de un árbol y con el peso del animal se rompió la rama del árbol y el pollino cayó al suelo y se salvó. Amigos lectores que creen que pasó, simplemente nada porque el pobre animal solo vio la puerta de la muerte y don Manuel vez de tener cólera se rió de lo ocurrido, finalmente tuvo pena de matar al animal y optó por venderlo y solo así pudo deshacerse del animal que por muchos años le sirvió.