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Kenorlandia: Este supercontinente se formó hace unos 2.500 Ma, a finales del Eón Arcaico
(ver Los eones, los reyes del tiempo), cuando pasamos de la tectónica primitva al modelo
de tectónica actual. Kenorlandia es para muchos el primer supercontinente del que tenemos
evidencias claras, si bien algunos autores hablan de otro anterior que han denominado
como Ur. La forma de Kenorlandia todavía es bastante debatida, pero sí que parece que su
formación coincide con el inicio de la acumulación de oxígeno atmosférico que acabó por
desencadenar la Gran Oxigenación. También de este momento datan los primeros registros
de una glaciación global, la llamada Glaciación Huroniana, lo que nos recuerda lo
relacionado que está todo en el planeta.
Nuna o Columbia: Hace unos 1.800 ma, durante las orogenias Hudsoniana y Karélida (y
seguramente otras), se formó el que consideramos en esta entrada como el segundo
supercontinente del planeta. Nuna, también llamado como Columbia, surge a finales del
Paleoproterozoico, en un momento de la historia en el que ya son abundantes los primeros
arrecifes de estromatolitos y la atmósfera es ya oxidante, aunque no tenemos constancia
clara de que hubiera una nueva glaciación.
Rodinia: El tercer supercontinente es posiblemente uno de los más conocidos, pero a la vez
uno de los más controvertidos en cuanto a su forma. Rodinia se formó hace unos 1.100 Ma
años, muy probablemente por un ensamblaje extrovertido, aunque hay quien cree que pudo
haber sido todo lo contrario. En cualquier caso parece que la orogenia principal que marca
la formación de Rodinia es la Orogenia Grenville, y coincidiendo en el tiempo con esa
formación tenemos el pico de mayor abundancia de estromatolitos en el planeta. Este
supercontinente pudo tener una posición más o menos tropical, sin embargo eso no impidió
que se desarrollase una gran glaciación global de tal magnitud que algunos autores han
propuesto la Teoría de la Tierra en Bola de Nieve. Es decir, que todo el planeta estuvo
cubierto de hielo.
Vendia o Panotia: Ya en el límite del Neoproterozoico con el Fanerozoico, haceunos 600
Mma, tenemos el último de los supercontinentes precámbricos. Vendia, también llamada
como Pannotia, fue un supercontinente con forma de “V” que se formó como consecuencia
de una serie de eventos orogénicos y siguiendo un modelo de ensamblaje claramente
introvertido. Asociado con este supercontinente tenemos la aparición de los primeros
organismos pluricelulares de la fauna ediacarense, pero también el final de la gran
glaciación del Criogénico. Los orógenos de éste supercontinente incluyen el cinturón de
Borborema, en Brasil, y los cinturones Transahariano y de Mozambique, en el norte y este
de Africa. Se caracterizan por conservar litosferoclastos procedentes de océanos que se
cerraron para formar Pannotia. Debido a que el anterior supercontinente, Rodinia, se
fragmentó hace unos 760 millones de años, la edad de los terranes originados en el océano
interior no debería superar los 760 millones de años, mientras que la de gran parte de los
derivados del océano exterior debería hallarse entre los 760 y los 1100 millones de años,
la vida aproximada de Rodinia.
Pangea: El último y más conocido de todos los supercontinentes del planeta es Pangea.
Este supercontinente se formó en el Paleozoico, (hace unos 300 Ma) a partir de una serie
de colisiones continentales relacionadas con el cierre de algunos de los océanos interores,
lo que ya nos indica que se trató de un ensamblaje introvertido. Pangea se formó durante
la Orogenia Varisca, en el Carbonífero, y en su formación la Península Ibérica acabó por
situarse en el núcleo mismo del continente. Los Apalaches en Norteamérica, el Cinturón
Caledoniano del Atlántico norte, el Cinturón Varisco de Europa meridional y los montes
Urales en Rusia constituyen los principales orógenos de colisión asociados al ensamblaje
de Pangea. La disgregación del supercontinente que le precedió, Pannotia, se inició hace
550 millones de años; ello nos permite definir dos envolventes, una para cada tipo de
océano, interior y exterior. Trazando la ascendencia de las rocas oceánicas desde dichos
cinturones montañosos hasta el momento en que abandonaron el manto empobrecido, se
obtienen líneas de crecimiento que, al coincidir con una de las envolventes, permiten
distinguir con claridad si Pangea se ensambló por introversión o extraversión.
Referencias Bibliográficas
J. Brendan Murphy y R. Damian Nance (2004): “La formación de los supercontinentes”.
Investigación y Ciencia, pp. 14-24.
R. Damian Nance, Thomas R. Worsley y Judith B. Moody (1988): “El ciclo del
supercontinente”. Investigación y Ciencia, pp. 36-43.
Hernández, D. (2019, 11 julio). El ciclo de los supercontinentes. Recuperado 17 octubre,
2019, de https://geologicalmanblog.wordpress.com/2018/04/24/ciclo-de-los-
supercontinentes/amp/