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CASSINI
La sonda Cassini se ha desintegrado hoy en la atmósfera de Saturno poniendo fin a una misión de
20 años en la que ha contribuido a desvelar los secretos del sexto planeta del Sistema Solar como
ninguna otra nave ha hecho.
La nave ha ardido poco después de entrar en las capas más externas de la espesa envoltura de
gases que rodea al planeta. La nave ha utilizado el poco combustible que le quedaba en sus
propulsores para mantener la antena orientada hacia la Tierra y transmitir datos hasta el último
momento antes de perder el control y desintegrarse por completo por el rozamiento con el aire.
La NASA ha planeado cuidadosamente esta maniobra para evitar contaminar las lunas del planeta,
que pueden albergar vida.
Los ingenieros de vuelo han seguido la maniobra desde el Centro de Propulsión a Chorro en
Pasadena. La última señal de la nave ha sido recibida en el centro de control alrededor de las
13:55 hora peninsular española.
"Este es el final de la misión", ha dicho Earl Maize, jefe del Programa Cassini. "Espero que todos
estéis orgullosos de este increíble éxito", ha añadido antes de fundirse en un abrazo con uno de
sus compañeros.
Our spacecraft has entered Saturn's atmosphere, and we have received its final transmission.
En 2005, el módulo Huygens se convirtió en el primer artefacto espacial en posarse sobre una luna
de otro planeta, Titán, donde la misión descubrió montañas, lagos y océanos llenos de metano
líquido. Su compañera, la sonda Cassini, se lanzó hacia Encélado, otro de los más de 60 satélites
del planeta, para sobrevolar el polo sur y atravesar las fumarolas que brotan de sus géiseres. El
análisis de los gases captados por sus instrumentos apuntan a que proceden de chimeneas
hidrotermales en el fondo de un océano de agua líquida sobre el que existe una capa de hielo de
varios kilómetros de espesor. Estas observaciones han convertiodo a Encélado en uno de los dos
cuerpos del Sistema Solar con más probabilidades de albergar seres vivos, según la NASA.
Sonda Cassini
Una de las imágenes más espectaculares de los anillos de Saturno, tomada por 'Cassini' en febrero
de 2017. AP
La sonda Cassini también ha retratado como nunca el espectacular sistema de anillos que abarca
300.000 kilómetros con apenas 10 metros de espesor y que se asemeja a un joven sistema solar.
Durante sus últimos meses de vida, la sonda ha estado pasando por el hueco entre los anillos y el
planeta, una zona totalmente inexplorada. Con los datos obtenidos intentará resolver algunos de
los misterios que le quedan por abordar, como establecer la masa de los anillos y conocer la
duración de un día en Saturno. A diferencia de los planetas rocosos como la Tierra, en los que es
posible tomar como referencia un punto geográfico para saber cuándo se ha completado una
órbita, la atmósfera gaseosa del planeta gigante requiere otros métodos. Un instrumento de la
sonda Cassini permite medir los movimientos del campo magnético de Saturno y sus emisiones de
radio. Así, se sabe que un día allí dura entre 10,6 y 10,8 horas, pero los últimos días de servicio de
la sonda pueden resolver la incógnita con exactitud. Otra gran pregunta a responder es si el
planeta tiene un núcleo rocoso totalmente oculto bajo su tormentosa atmósfera.
La nave entró en las capas más superficiales de la atmósfera saturnina a una altitud de unos 1.915
metros por encima de las primeras nubes que cubren el planeta, donde la presión es similar a la de
la Tierra al nivel del mar. Se esperaba que emitiese su última señal a unos 1.500 kilómetros sobre
las nubes.
Debido a la distancia entre Saturno y la Tierra, el último adiós de la sonda Cassini llegó 86 minutos
después de que la nave la emitiese. En las horas previas a su final la nave tomó sus últimas
imágenes del sistema de anillos y de Encélado y Titán. Al filo de la medianoche de ayer la sonda
envió todos los datos que tenía almacenados y sus últimas imágenes antes de cambiar su
configuración para transmitir en tiempo real, poco antes de su suicidio controlado.
https://elpais.com/elpais/2017/09/15/ciencia/1505457033_564233.html
Cassini despegó de la Tierra en una madrugada nubosa en Cabo Cañaveral (Estados Unidos), el 15
de octubre de 1997. Fue el año en el que se anunció la clonación de la oveja Dolly y en el que
murió Lady Di; también en el que se firmó el Protocolo de Kioto, y en el que se estrenó la película
La vida es bella.
Cassini partió en la oscuridad de la noche, alejándose de la Tierra a miles de kilómetros por hora.
Pero la fuerza de los cohetes no fue suficiente para propulsarla hasta el remoto Saturno. Cassini,
que nació de la colaboración de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial
Italiana, es la segunda nave más pesada lanzada al espacio, después de las Phobos que la Unión
Soviética envió a Marte. Por eso, antes de dirigirse a los confines del Sistema Solar, tuvo que
tomar un desvío de dos años, calculado al milímetro.
Su primera meta fue Venus. Entre 1998 y 1999 realizó una serie de maniobras alrededor del
planeta para aprovecharse de su gravedad y ganar velocidad, preservando al máximo su preciado
combustible de plutonio. A continuación, regresó de nuevo a la Tierra, para conseguir aún más
impulso. En agosto de 1999 pasó a 377.000 kilómetros de la Luna, y se despidió para siempre de
nuestro planeta.
A finales de ese año llegó al cinturón de asteroides, que consiguió atravesar sin problemas. Sus
instrumentos aprovecharon su paso para recoger y analizar polvo de la región; los científicos han
exprimido al máximo a Cassini de principio a fin.
En el 2000, llegó a Júpiter, superada ya la mitad de su viaje. Allí tomó la mejor fotografía jamás
captada hasta la fecha del gigante gaseoso, en la que los científicos hallaron detalles de sus
turbulencias que nadie había podido observar. Pronto lo dejó atrás, moviéndose a más de 11
kilómetros por segundo, según datos publicados por el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL)
de la NASA.
Fotografía que Cassini captó al pasar por Júpiter en su viaje a Saturno (NASA/JPL/Space Science
Institute)
A pesar de esa velocidad, aún tardaría cuatro años más en llegar a su destino final. No obstante,
en 2002 la monotonía de su trayecto en solitario se vio truncada con su primera fotografía de
Saturno, una prueba de la cámara que produjo una pequeña imagen pixelada del planeta. Cassini
ya veía su meta, pero todavía le quedaban 20 meses hasta alcanzarla.
Al fin, en 2004, y tras 7 años surcando el espacio, Cassini llegó al que se convertiría su hogar en los
próximos 13 años: el sistema de Saturno. El primero de sus numerosos logros fue descubrir dos
nuevas lunas: las diminutas Metone y Palene, que habían permanecido invisibles a los ojos de los
astrónomos. A lo largo de su misión, Cassini ha descubierto otras cinco lunas de las más de 60 que
se le conocen a Saturno.
Fotografía de la pequeña luna Dafne, entre los anillos de Saturno, captada por Cassini
Fotografía de la pequeña luna Dafne, entre los anillos de Saturno, captada por Cassini
(NASA/JPL/Space Science Institute)
Una vez ubicada con éxito en la órbita de Saturno, una maniobra crítica, Cassini se dirigió a la
estrella de la misión: Titán. El primero de sus muchos encuentros con la luna más grande de
Saturno tuvo lugar en octubre de 2004, cuatro meses después de la inserción en órbita.
Cassini no viajaba del todo sola. A cuestas llevaba a la sonda Huygens, sumida en un profundo
letargo desde que partió de la Tierra. Huygens despertó a finales de 2004; su objetivo era
separarse de Cassini y aterrizar en la superficie de Titán. Lo consiguió en enero de 2005. En su
descenso analizó la turbia atmósfera de la luna, para acabar cayendo en el lecho seco de uno de
los ríos o lagos que horadan la superficie de Titán. Durante su efímera vigilia en la luna –sobrevivió
72 minutos sobre el terreno– logró tomar una fotografía del paisaje que la rodeaba. Titán resultó
ser mucho más oscura y brumosa de lo que los científicos habían imaginado, según los resultados
que presentó la ESA.
Fotografía que tomó la sonda Huygens tras aterrizar sobre la superficie de Titán
Fotografía que tomó la sonda Huygens tras aterrizar sobre la superficie de Titán
(NASA/JPL/ESA/University of Arizona)
El esfuerzo conjunto de Huygens y Cassini, que al final de su viaje habrá sobrevolado Titán 127
veces, ha revelado un mundo helado, pero con océanos líquidos en su superficie, con un clima y
una geografía no muy distintos a la Tierra. Los 180 grados centígrados bajo cero de Titán no
permiten que haya agua líquida; su lugar lo ocupan el metano y el etano. El polvoriento suelo está
formado por moléculas orgánicas en lugar de piedra, y por eso es blando. Por debajo de éste,
podría esconderse un océano de agua líquida, aunque los científicos no han detectado pruebas
directas de su existencia.
Sin embargo, la gran sorpresa del viaje de Cassini fue Encélado, otra de las lunas saturninas. En
2005, después del aterrizaje suicida de Huygens, Cassini detectó que algo no cuadraba en este
satélite. Su magnetómetro percibió una perturbación del campo magnético de Saturno alrededor
del polo sur de Encélado. Poco después, descubrió que la culpa la tenían unas plumas que
expulsaban aire al espacio grandes cantidades de vapor de agua. Los científicos concluyeron que
bajo la corteza helada de Encélado se esconde un océano planetario de agua líquida.
Los géiseres del polo Sur de Encélado, en una imagen obtenida por la sonda Cassini en noviembre
de 2009
Los géiseres del polo Sur de Encélado, en una imagen obtenida por la sonda Cassini en noviembre
de 2009 (NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute)
Desde entonces, las pruebas aportadas por Cassini no han hecho sino aumentar las esperanzas de
que Encélado sea un mundo habitable y, quizá, habitado.
Pero los hallazgos de Cassini no se limitan a las lunas de Saturno. La nave ha descubierto también
nuevos anillos alrededor del gigante, y al observarlos desde la cara oscura del planeta ha hallado
también estructuras que hasta entonces habían sido invisibles.
En 2010 fue testigo en primera fila del nacimiento de la Gran Mancha Blanca, una tormenta
colosal en el hemisferio norte de Saturno, más grande que la Tierra. La Gran Mancha Blanca se
genera una vez cada 30 años aproximadamente, al inicio del verano del hemisferio norte del
planeta, cuando el Sol vuelve a irradiarlo con fuerza. Cassini pudo observar cómo la titánica
tormenta se prolongó a lo largo del hemisferio norte en las siguientes semanas, propulsada por los
fuertes vientos de Saturno.
En 2013, durante unos instantes la protagonista de la misión pasó a ser la Tierra. La NASA tomó
una selfie interplanetaria de nuestro mundo, visto en la lejanía como un punto azul diminuto.
Cassini fotografió la Tierra desde Saturno en 2013; en la imagen se puede ver como un pequeño
punto azul bajo los anillos
Cassini fotografió la Tierra desde Saturno en 2013; en la imagen se puede ver como un pequeño
punto azul bajo los anillos (NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute)
Según el proyecto inicial, la misión de Cassini debería haber terminado en 2008. Sin embargo, el
buen estado de la nave, junto al interés que habían generado sus descubrimientos, animaron a los
científicos y a los responsables de su financiamiento a prolongar no una sino dos veces el
proyecto. El tiempo de exploración de Saturno pasó de 4 a 13 años. Eso ha permitido a Cassini
seguir a Saturno durante prácticamente la mitad de uno de sus años –el equivalente a 29 años
terrestres–, desde el invierno hasta el verano de su hemisferio norte, pasando por la primavera.
Las casi dos décadas de viaje de Cassini terminan mañana. La nave se autodestruirá finalmente en
la atmósfera de Saturno, para evitar que se contaminen con partículas terrestres las lunas
saturninas que podrían albergar vida. Cassini seguirá recopilando datos y transmitiéndolos a la
Tierra hasta el final. Se prevé que su último adiós llegue a la Tierra a las 13:54, hora española.
https://www.lavanguardia.com/ciencia/fisica-espacio/20170914/431281285359/cassini-historia-
viaje-espacial-saturno.html