Está en la página 1de 7

bioetica

Las investigaciones sobre el genoma humano se convierten en el mayor reto científico a finales de este siglo; siglo
de extraordinarios logros de la ciencia, pero también de enormes tragedias humanas.
Un rango particular le otorgó a este proyecto la organización internacional Human Genome Organization (HUGO)
convocada en 1998. Un proyecto de investigación de tanto peso provoca un debate científico y cada vez un mayor
interés social. Vale la pena poner atención a los aspectos psicológicos y antropológicos que resultan del proyecto
de la clonación humana.
El término "genoma" surgió de la unión de las palabras gen y cromosoma, y significa la combinación completa de
los cromosomas y genes contenidos en ella.
El proyecto del conocimiento del genoma humano es una iniciativa de investigación internacional que tiene como
propósito la creación de mapas exactos de cada uno de los 24 cromosomas, así como el establecimiento de las
secuencias de los 3 billones de nucleótidos, que forman el genoma.
El proyecto esta previsto para 15 años y cuenta con un presupuesto de 3 billones de dólares, por consiguiente por
cada uno de los 3 billones de nucleótidos el gobierno estadounidense paga un dólar. La finalización de los trabajos
está prevista para los años 2003-2005.
La estructura interna del genoma humano es tan compleja, que el diagrama gráfico de la secuencia de los
nucleótidos que lo forman, ocuparía 14 Enciclopedias Británicas completas (alrededor de un millón de páginas).
¡Será el libro más caro del mundo!
Cada célula de nuestro organismo tiene dos libros idénticos, dos copias de cada cromosoma, que determinan cada
particularidad mínima heredada de nuestro cuerpo, así como de nuestra psique con la inteligencia, carácter,
emociones, habilidades, etc.
Sabemos ya que el genoma humano y el del chimpancé son idénticos en más del 90%, por lo tanto, sería importante
establecer las diferencias genéticas. Vale la pena también recordar que solamente el 0,1% de la secuencia de los
cromosomas determina las diferencias entre individuos particulares.
La identidad genética de cada uno de nosotros está determinada únicamente por una milésima del código genético
en el genoma. Sorprendentemente somos idénticos genéticamente, aunque tan diferenciados racial, cultural y
psicológicamente.
La Medicina espera, ante todo, ayuda en el establecimiento del trasfondo genético de muchas enfermedades:
somáticas y psíquicas. Se refiere, principalmente, a las enfermedades neoplásicas.
Conocemos ya alrededor de 2000 enfermedades hereditarias de origen genético, la mayoría muy raras. Existen
suposiciones justificadas, de que enfermedades tan diseminadas como la enfermedad de Alzheimer, el alcoholismo,
la hipertensión arterial y la esquizofrenia tienen un componente esencial genético. Este componente es, sin
embargo, de etiología múltiple e involucra muchos genes, lo que dificulta el establecimiento de la dependencia
causa-efecto.
La Medicina práctica espera ayuda no sólo en el diagnóstico y el conocimiento de las enfermedades genéticas, sino
también en su tratamiento y en lo que es más importante- en su prevención. De aquí sólo un paso hacia la terapia
genética y a la ingeniería genética, lo cual implica importantes consecuencias éticas. Al margen de las esperanzas
terapéuticas el conocimiento del genoma permite también la identificación de las personas en base a sus células
procedentes- por ejemplo- de los cabellos, gotas de sangre y del esperma (como sucedió recientemente con el caso
de Bill Clinton y Mónica Lewinski).
Por eso, y por otra parte, uno de los aspectos importantes de tales investigaciones es la necesidad de la
conservación del secreto sobre las características científicas de los individuos particulares, ante la tentación de
aprovechar la información en contra de los intereses y derechos de los interesados (The National...,1996). Esto
justifica la necesidad de una discusión más amplia de los filósofos, expertos en el ámbito de la ética y la moral, así
como de la Teología y del Derecho.
Aspectos bioéticos de la clonación
La clonación consiste en la reproducción asexual y agamética, tiende a la producción de individuos biológicamente
idénticos al individuo adulto, del cual provienen las células con el material genéticamente codificado.
En el caso de la clonación el proceso de la fecundación es sustituido por una fusión, es decir por la unión del núcleo
tomado de la célula somática del individuo clonado con el óvulo carente de núcleo, es decir sin el genoma de
procedencia materna. El nuevo individuo adquiere, por lo tanto, la identidad genética del donador del núcleo
celular, es por lo tanto una réplica del donador.
Todavía hasta hace poco se protestaba en contra de la fertilización artificial considerada contraria a la moral. Hoy
son procedimientos practicados ampliamente en el mundo. Los juristas se ocupan de su regulación legal, y no de su
prohibición. ¿Serán también de esa manera juzgada las pruebas de la clonación de animales? Y ¿Si se puede estar
seguro de que a pesar de las prohibiciones no se encontrará un osado que se atreva al experimento de la clonación
de un ser humano? Existen temores justificados de que esto ocurrirá antes de lo que suponemos. O ¿Quizá ya
ocurrió?
Así en Corea del Sur los científicos por primera vez oficialmente reconocieron, que clonaron a un embrión humano
de la célula de una persona adulta. Aseguraron, sin embargo, que no lo implantaron en órganos reproductores de
una mujer. El desarrollo del embrión fue detenido al nivel de blastocito tetracelular. De la información disponible
resulta que el experimento fue suspendido debido a la ausencia de regulación legal, de la resistencia social y de las
dudas morales en esta cuestión.
"Un verdadero horror, una decisión completamente perversa, que nada la justifica", le llamó el cardenal Fiorenzo
Angelini al experimento coreano de la clonación de células humanas. Elio Sgreccia de la Pontificia Academia Por La
Vida definió la hazaña coreana como "un fenómeno horrendo, el cual debe ser detenido inmediatamente" (ver
Nowakowska 1999).
La oposición justificada a las pruebas de la clonación humana no debe desacreditar totalmente la clonación del
DNA y sus múltiples aplicaciones médicas y farmacéuticas. Se ha aceptado difusamente la clonación de plantas y
animales con propósitos utilitarios. La clonación en la agricultura no provoca mayores objeciones de la naturaleza
ética, al igual que la producción genética controlada de animales de laboratorio, que sirven a las investigaciones
biomédicas.
Aprovechando el conocimiento actual es posible la clonación de animales para la producción de carne, para el uso
médico o alimenticio., para la reproducción de las especies de animales en peligro de extinción, así como la
aplicación de las modificaciones genéticas con el objetivo de conseguir órganos para los trasplantes humanos.
Realizamos a una escala amplia los experimentos en la cría de los llamados animales transgénicos, es decir los que
contienen genes humanos, despiertan muchas controversias. Al parecer en esto no habrá retorno. La posibilidad de
la sintetización de medicamentos, enzimas, o la cría de animales con las características deseadas, constituye una
tentación para los investigadores apoyados por consideraciones utilitarias y financieras.
Experimentos sorprendentes
Con intranquilidad nos enteramos de cada vez más novedosos y sorprendentes experimentos, principalmente en el
caso de la infertilidad femenina. Por ejemplo, el médico neoyorquino James Grifo en el Congreso de la Asociación
Americana de la Medicina Reproductiva de San Francisco, presentó una prueba de crear a un embrión, en el que su
dotación genética proceda de dos mujeres. Significa esto que el niño nacido de este cigoto tendrá dos madres.
Debido a que una de las mujeres provee significativamente más genes, será la madre "dominante".
En este mismo Congreso se informó que en el año pasado se rejuveneció el óvulo de una mujer de edad avanzada.
De esta manera ya se llegó a dos nacimientos.
A pesar de estas resistencias y críticas, experimentos parecidos son llevados a cabo en diferentes centros.
Frecuentemente son realizados a solicitud de las personas interesadas y financiados por ellas. Esto demuestra que
el límite entre las posibilidades de la técnica experimental y clínica, y la manipulación genética éticamente
cuestionada se diluye cada vez más.
De la idea -documentada histológicamente- del profesor Juan de Dios Vial Correa (1998) -resulta que el embrión
humano es un organismo de la especie humana y que este estatus lo logra en el momento de la fecundación. "Tal
organismo es uno de nosotros". El embrión humano muestra, pues, la característica básica de un organismo vivo,
con la que de antemano está determinando, una vía permanente de desarrollo.
El embrión es, entonces, un ser racional que empieza su camino individual en la vida y que tiende a un objetivo
singular. No es un organismo potencial como lo consideran algunos. Es de hecho un organismo existente; estamos
aquí, indiscutiblemente ante la presencia de un ser humano.
La aparición de un embrión -ser humano- cambia el mundo existente. Somos responsables de él y responsables
ante él. Únicamente se puede ser responsable ante el prójimo, así como también ante Dios.
Descendientes sin padre
El artículo de Wilmuth y col. (1997) publicado en Nature sobre la clonación de la oveja Dolly despertó una
discusión no sólo sobre las posibilidades de clonación del ser humano, sino ante todo sobre los mecanismos del
proceso de envejecimiento y de la muerte.
El psiquiatra chileno César Ojeda (1997) relacionó el experimento de los autores británicos con las leyes y mitos
antiguos vinculados con el eterno deseo a la inmortalidad. De acuerdo con Ojeda el dar el nombre de Dolly a la
oveja clonada es el reflejo de la cultura en la cual la glándula mamaria (el seno de la mujer) se convirtió en el
símbolo de las fantasías eróticas pregenitales. Esto significa la exclusión "de un tercero", esto es el padre y la
reproducción únicamente a través de la participación de la madre y del hijo. Esto es precisamente Dolly: la hija da
dos madres, de las cuales una aportó la estructura citoplasmática, y la otra el material genético contenido en el
núcleo celular. Esto sería la realización de la fantasía en la cual la clonación humana puede llevar a tener
descendientes sin la participación de los hombres, por lo tanto ¡Sin la necesidad de la participación del padre! Es
suficiente para este propósito un óvulo y una célula somática. De esta manera se realizaría la leyenda de la
amazonas, las cuales se reproducían de un modo misterioso sin la participación de los hombres.
La sola idea que se puede vencer a la muerte a través de la reproducción continua de un descendiente idéntico-un
clon- es atractiva y atenúa el miedo ante la muerte.
Por otra parte se sabe que los gemelos monocigóticos, es decir los clones naturales, viven su propia vida, no son
una, sino dos personas, además muy diferenciados, principalmente en lo psíquico. Las expectativas de que las
personas clonadas serían idénticas en lo psíquico son injustificadas. Los psiquiatras- según Ojeda (1997)- saben
muy bien que la realización de estas fantasías omnipotentes constituiría uno de los más tenebrosos aspectos de la
existencia humana.
La clonación humana
Una mayor inquietud despierta la conciencia de que las dificultades técnicas de la clonación humana serán
vencidas en el futuro cercano. Se puede suponer que existen centros así como personas preparadas para tomar
cada riesgo biológico, psicológico y ético relacionado con la clonación humana. No hay dudas que el objetivo de la
clonación humana no es sólo la reproducción de individuos idénticos con características elegidas con antelación,
sino el aprovechamiento de este método para otros fines, difíciles de prever.
En un comentario de la Pontificia Academia "Pro Vita" (1997) se afirmó que la idea de la clonación de seres
humanos surgió de las fantasías inspiradas por el deseo de omnipotencia: se dice que el copiado de genios o
personas de una belleza extraordinaria, la reproducción de copias fieles de las personas fallecidas, la selección de
personas idealmente sanas, de la posibilidad de elección del sexo, de la producción de embriones para la
implantación posterior al útero y su aprovechamiento como una reserva de órganos, etc.
Una inquietud adicional despierta la posibilidad de la clonación de una persona fallecida, utilizando su material
celular, así como la posibilidad de la clonación de una persona sin su conocimiento, por ejemplo aprovechando una
prueba de sangre o de otro tejido ( ver. Henderson, 1998).
Según Hans Jonas (1997) la clonación es la forma más despótica de manipulación genética, considerando su
método; y al mismo tiempo la más opresiva, considerando su fin. Su propósito no es, pues, la modificación arbitral
del material genético, sino más bien su permanencia arbitral. Esto es contrario a la estrategia dominante en la
naturaleza.
En el caso de la clonación humana se llegaría a la instrumentalización de la mujer: ella "presta" sus óvulos y útero.
De aquí solamente un paso a la creación de úteros artificiales y a la producción de seres humanos en el laboratorio.
Se debe asimismo prestar atención al aspecto psicológico y social de la clonación humana: aquí se trastornan las
relaciones familiares y sociales básicas. Dejan de existir las relaciones padres- hijos, parentescos, etc. Una mujer
puede convertirse en la gemela de su madre, no tener padre biológico y ser por ejemplo la hija de su abuelo.
Incluso es difícil imaginarse la dirección y el espectro que las deformaciones y degeneraciones sociales y
psicológicas a las que llevaría la clonación humana.
La Clonación y la ética
Las cuestiones éticas básicas relacionadas con el Proyecto del Genoma Humano se refieren a:
1. La protección de las personas participantes en el programa
2. La posibilidad de reducir los individuos participantes en experimentos a la imagen de su genoma así como a la
dimensión de su libertad y responsabilidad
3. La discriminación e incluso a la estigmatización de las personas, o de razas y grupos sociales completos, y como
consecuencia al aprovechamiento inadecuado de los resultados sobre el genoma, así como
4. La patentibilidad y comercialización de los descubrimientos (Colombo, 1998).
Así las cuestiones éticas del proyecto del genoma se relacionan con la posesión y el uso de los datos genéticos, así
las implicaciones antropológicas relacionadas con los problemas del reduccionismo y del determinismo
neurogenético.
En el mundo científico no hay dudas que el conocimiento sobre el genoma humano tendrá una influencia favorable
sobre otras esferas del conocimiento del ser humano, incluyendo en esto los aspectos psicológicos, sociales,
filosóficos y espirituales, así como los psicopatológicos. La psiquiatría y la psicología, así como el Derecho, la
Filosofía y la Teología deberían de aprovechar los resultados de las investigaciones genéticas, principalmente en el
área del conocimiento cognoscitivo, conductista y neuropsiquiátrico (Ryn, 1998).
Vale la pena reflexionar también sobre el problema de la libertad. La libertad humana no es una libertad absoluta,
está ella siempre condicionada. El ser humano es el único ser, que se decidió (se atrevió) a descubrir las leyes de la
herencia y a descifrar el código genético. Esto es posible no solo gracias a la inteligencia y posibilidades técnicas,
sino también gracias a la decisión que tomó. "No es así - como dice el Prof. Colombo (1998)- que los genes deciden
convertirse en objetos de investigación, sino que una persona libre toma la decisión de la investigación de los
genes".
La libertad en esta acepción no es solo la posibilidad de la elección. Es ante todo la responsabilidad en la actitud
hacia la bondad de la persona humana. En este sentido la investigación del genoma humano es moralmente
permitida porque el objeto esta vinculado con la persona humana y el bien común- de los hoy vivientes así como de
las próximas generaciones.
La investigación del genoma, su desciframiento y su intervención, conciernen asimismo a la dignidad de la persona
humana. Por eso el deber de los expertos y médicos es hacer todo para que el conocimiento genético sea obtenido
con un pleno respeto a la dignidad humana y a la libertad, así como su aprovechamiento únicamente con el
propósito de limitar el sufrimiento humano.
En el juicio moral sobre la clonación vale la pena considerar la perspectiva del tiempo. Recordemos cómo fueron
juzgadas las ideas de Copérnico, Galileo, Darwin y Einstein. Es conveniente la opinión expresada por Czajkowska-
Majewska (1999) del Instituto Nacional de Salud, en Washington: "¿Que es la inmoralidad de los expertos, que
realizan investigaciones en las células humanas, en comparación con la moral de las sociedades, que toleran el
genocidio, la miseria y la guerra?".
Surgen cada vez voces más vigorosas en favor de permitir la clonación humana. Así en el verano de 1997 fue
publicada "La Declaración de la Protección de la Clonación y de la Soberanía de las Investigaciones Científicas",
firmada por 31 personalidades del mundo científico y cultural. Los firmantes escribieron, entre otros: "Las ventajas
potenciales pueden ser tan considerables que sería una tragedia si los eternos escrúpulos teológicos llevaran al
rechazo lúdico de la clonación" (ver Nowakowska, 1999).
En un espíritu parecido María Szyszkowska, profesora de Derecho manifestó: "Por la limitación de la libertad en las
investigaciones científicas siempre estuvieron algunos consideraciones políticas, ideológicas o religiosas y siempre
esto acabó mal. No a los expertos les corresponde ver las manos, de los que gracias a la posesión del conocimiento
pueden aprovechar la ciencia en contra y no a favor de quien sea" (ver Nowakowska, 1999).
Por lo tanto, después de la revolución nuclear somos testigos de la revolución genética. Los genéticos
contemporáneos - se puede tener esta impresión - aspiran, pues, por los atributos creadores, hasta ahora
reservados únicamente a Dios. Esto provoca la pregunta sobre los límites de la ciencia así como de la
responsabilidad de los expertos. Se crea una suspicacia ante la ciencia, e incluso una crisis de confianza.
La perspectiva antropológica.
¿CUÁLES SON LAS CUESTIONES ÉTICAS RELATIVAS A LA CLONACIÓN HUMANA? La posibilidad de la clonación
humana ha estimulado desde antiguo la imaginación popular, incluso en el mundo del espectáculo. Así por ejemplo,
una novela de suspense, Los niños del Brasil, ulteriormente adaptada al cine por Hollywood en 1978, describía a un
criminal de guerra nazi que organizaba una colonia de jóvenes “clones” de Hitler. Para muchos otros, la clonación
contiene sugerencias de inmortalidad o de eugenesia de cadena de montaje. Fraudes, afirmaciones disparatadas y
conjeturas de los medios de comunicación se han inmiscuido en el debate sobre la clonación, a veces con más
fundamento en la pura ciencia ficción que en experimentos científicos reales. Dolly añadió ímpetu a las
conversaciones -y a la preocupación- acerca de la clonación humana. En este debate participan científicos,
legisladores, dirigentes religiosos, filósofos y organizaciones internacionales, pero no siempre de manera
armoniosa. Por lo que respecta a la clonación “reproductiva” -con el propósito de obtener un bebé que sea una
copia genética-, se ha llegado al acuerdo general, aunque sin unanimidad absoluta, de que no es ética. Wilmut en
persona explicó al Congreso de los Estados Unidos que la clonación de un mamífero implicaba una tasa muy
elevada de fracasos, dado que de sus 277 embriones “reconstruidos”, sólo 29 se implantaron en ovejas y sólo uno
se desarrolló con éxito. “Experimentos similares con seres humanos serían por completo inaceptables”, concluyó
Wilmut. Las tasas elevadas de fracasos (más del 90 por ciento) y la alta morbilidad de la clonación animal indican
de manera convincente que no es aplicable a los seres humanos. Por añadidura, los animales clonados presentan, al
parecer, tasas elevadas de deformidad y discapacidad. La misma Dolly fue finalmente sacrificada en 2003, a la edad
de seis años y medio, si bien muchas ovejas llegan a vivir más de 10. Dolly había contraído una enfermedad
pulmonar progresiva, que de ordinario se presenta en ovejas de más edad, así como artritis prematura. Algunos
expertos en clonación han emitido en consecuencia la hipótesis de que los seres humanos clonados necesitarían
operaciones para reemplazarles las caderas ya en la adolescencia y podrían estar aquejados de senilidad hacia los
20 años. Las ramificaciones éticas de la clonación, sobre todo en lo que respecta a los seres humanos, no parecen
facilitar el establecimiento de unos límites claros. Incluso aunque con el tiempo se resuelvan los problemas
técnicos de la clonación, muchas preguntas siguen sin respuesta. ¿Qué razones hay para permitir o prohibir la
reproducción de niños mediante clonación? ¿Debe utilizarse la clonación en el caso de parejas estériles o de
parejas de homosexuales que deseen tener descendencia biológica? ¿Qué percepción de la vida tendrá un niño
nacido por reproducción asexual?, ¿La de individuo único o, por el contrario, la de un “prisionero” genético? Un
niño clonado, ¿es sencillamente un gemelo de su donante genético, con interposición de cierto lapso temporal?
¿Deben escoger los LA CLONACIÓN HUMANA 11 progenitores las características de un hijo futuro, como es posible
mediante la clonación? Ésas y otras cuestiones similares preocupan ahora a científicos y a expertos en bioética que
temen que los procedimientos de clonación puedan poner en peligro la identidad humana (Recuadro 1). La
comunidad mundial dio una respuesta cuando, en el artículo 11 de la Declaración Universal sobre el Genoma
Humano y los Derechos Humanos (1997), elaborada por la UNESCO, declaró que la clonación humana es contraria
a la dignidad humana. En la sección C de la Declaración, “Investigaciones sobre el genoma humano”, se afirma “No
deben permitirse las prácticas que sean contrarias a la dignidad humana, como la clonación con fines de
reproducción de seres humanos...” Después de cuidadosas consideraciones, varios países han aprobado
recomendaciones y normas legales sobre la clonación humana con fines de reproducción. En Francia, el Comité
consultivo nacional de ética para las ciencias de la vida y de la salud (CCNE - Comité consultatif national d'éthique
pour les sciences de la vie et de la santé) se ocupó de dilemas fundamentales cuando en 1997 rechazó la clonación
humana con fines de reproducción: “La idea de que la perfecta semejanza genética lleve por sí sola a una perfecta
semejanza psíquica está desprovista de todo fundamento científico”, afirmó el Comité, añadiendo que la clonación
humana con fines de reproducción provocaría “una tremenda perturbación de las relaciones entre identidad
genética e identidad personal en sus dimensiones biológica y cultural” (Opinión N° 54, “Respuesta al Presidente de
la República Francesa sobre el tema de la clonación con fines de reproducción”, abril de 1997). Otras naciones
manifestaron su acuerdo, y se citaron los riesgos evidentes que implicaban las operaciones de clonación, sobre
todo para madres y bebés. El Consejo japonés para la Ciencia y la Tecnología manifestó que la clonación humana
carecía de utilidad que recomendara su práctica, y añadió que las aplicaciones médicas que utilizaran células
humanas obtenidas mediante la clonación “podían llevar a la reproducción de seres humanos y a la violación de los
derechos humanos” (Informe final para solicitar la reglamentación jurídica de la producción de seres humanos
mediante la tecnología de clonación, noviembre de 1999). Además, el comité japonés de expertos concluyó que la
reproducción asexual mediante clonación destruiría el concepto de familia en su sociedad. En los Estados Unidos,
el estudio realizado en 2002, “Clonación humana y dignidad humana”, del Consejo Asesor de Bioética del
Presidente, señaló que los intentos de clonar un ser humano no serían éticos “en este momento” debido a “razones
de seguridad y a la posibilidad de acarrear daños a los participantes”. Según el Informe, otros muchos motivos
podrían excluir tal vez de modo definitivo la aceptabilidad de la clonación humana: “La idea de la clonación plantea
problemas sobre identidad e individualidad, sobre el significado de tener hijos, sobre las diferencias entre
procreación y manufactura, y sobre la relación entre generaciones”. Estas conclusiones parecen pronosticar que el
debate acerca de la moralidad de las ciencias biológicas y de la clonación se prolongará durante muchos años en el
futuro. En Túnez, el Comité nacional de Ética Médica examinó en 1997, a petición del Ministro de Sanidad, la
cuestión de la clonación con fines de reproducción y concluyó que se debería prohibir toda tecnología de clonación
humana. El Comité consideró esa práctica como debilitadora del concepto de reproducción humana y de la
dignidad de los seres humanos, además de una puerta abierta a toda clase de abusos. Alrededor de 30 países, entre
los que figuran Alemania, Australia, Colombia, Costa Rica, Dinamarca, España, Georgia, Japón, Letonia, Noruega,
Perú y Reino Unido han promulgado ya diversas leyes que prohíben la clonación con fines de reproducción.

Qué papel juega la bioética? ¿Qué hacer frente a los avances científicos? La bioética tiene hoy en día un papel
preponderante en la sociedad, es una disciplina que debe enseñarse en los colegios y universidades, que debe
proponerse ayudar a que la sociedad adquiera conciencia de los riesgos que se ciernen sobre la sociedad si los adelantos
biotecnológicos no se utilizan responsablemente. “¿Qué queremos proteger de los futuros avances de la biotecnología?
-se pregunta Fukuyama, y responde-: La respuesta es que queremos proteger el conjunto integro de nuestras
naturalezas, complejas y evolucionadas, contra cualquier intento de auto modificación. No deseamos que se alteren la
unidad o la continuidad de la naturaleza humana y, por lo tanto, los derechos que se basan en ella”(26). Indudablemente
los avances científicos continúan, su crecimiento es grande y rápido y nadie lo va a detener, pero si se pueden y deben
orientar. Es necesario tener una adecuada valoración de los adelantos científicos frente al ser humano, es necesaria una
escala de valores correcta. La ciencia debe estar al servicio de la persona y no la persona al servicio de la ciencia o del
más fuerte. La bioética juega un papel importante en la actualidad, me refiero a la bioética respetuosa de la persona
humana, que sabe compaginar los desarrollos tecnológicos y los avances científicos con el respeto por la vida. Todos
añoramos una cultura de respeto de unos por otros, en la que prime la persona sobre los intereses personales
económicos o de dominio. La ciencia, el conocimiento es poder, pero no debe ser usado como instrumento de los
fuertes contra los débiles. La ciencia no puede ser neutra porque sus descubrimientos se aplican de alguna forma y en
esa aplicación se puede estar haciendo algo bueno o algo mal. La energía nuclear no es neutra, será buena si se aplica
para curar el cáncer por ejemplo y será mala si se utiliza en la guerra. Fukuyama escribe “La ciencia no puede, por si
misma, establecer los fines a cuya consecución se consagra. Puede descubrir vacunas y curas para las enfermedades,
pero también puede crear agentes infecciosos; puede revelar la física de los semiconductores, pero también la física de
la bomba de hidrogeno. A la ciencia, en cuanto ciencia, no le importa si la información se obtiene de acuerdo con una
normas que protejan escrupulosamente los intereses de los humanos objeto del estudio. La información, al fin y al cabo,
es información, y la mejor información a menudo puede conseguirse quebrantando las normas o prescindiendo de ellas
por completo. Muchos médicos nazis que inyectaron agentes infecciosos a las víctimas de los campos de concentración,
o que las congelaron o abrasaron hasta matarlas, eran de hecho científicos legítimos que recabaron información real
que potencialmente podía utilizarse para el bien” (27). La situación es única, es delicada, ¿qué va a pasar?, no lo
sabemos, pero tenemos que hacer algo,

INTRODUCCIÓN
La posibilidad de transferir genes de una especie a otra y patentar organismos vivos genéticamente modificados
con utilidad industrial ha posibilitado el crecimiento enorme de la biotecnología y generado intereses
comerciales con un amplio poder de empresas biotecnológicas. Se define un organismo genéticamente
modificado o transgénico (OGM) como un organismo cuyo material genético ha sido modificado de una manera
que no se produce naturalmente en el apareamiento ni en la recombinación naturala. Si por una parte las patentes
de organismos genéticamente modificados constituyen un incentivo para la investigación e innovación de
formas de vida con propiedades nuevas, por otra genera el que se busque fundamentalmente intereses
comerciales, sin darle la debida importancia a temas de sostenibilidad en agricultura y ganadería. En la reflexión
bioética existe una considerable controversia en cuanto al valor de los transgénicos y en lo que pueden afectar al
equilibrio ecológico y a la biodiversidad. También se cuestiona el que el valor intrínseco que tiene un ser vivo
puede quedar afectado al ser sujeto de modificación genética. La aplicación de los principios bioéticos puede
ayudar a tomar medidas sobre la racionalidad del uso de transgénicos y la necesidad de regulaciones que
controlen su producción en los países.

Go to:

REFLEXIÓN BIOÉTICA
La bioética tiene el papel de clarificar temas complejos sobre las consecuencias sociales que se derivan de
avances tecnológicos con ayuda de la ciencia y fomentando la libre información para un análisis desde la
argumentación ética. Los argumentos a favor y en contra del uso de organismos genéticamente modificados se
basan en visiones de la nueva tecnología desde perspectivas éticas ampliamente diferentes, involucrando
científicos, filósofos, el comercio, políticos, periodistas, religiones, grupos de presión y el ciudadano corriente.
Estos argumentos involucran valores y las controversias tienden a polarizar la sociedad entre proponentes y
oponentes. La reflexión bioética tiene la ventaja de que permite el intercambio de opiniones entre expertos y no
expertos de una manera horizontal. Se favorece el diálogo en la medida en que el lego se instruya en los temas
genómicos y las implicaciones sociales, particularmente en el conocimiento de los beneficios y riesgos reales de
los alimentos transgénicos y la diferencia entre natural y artificial, teniendo en cuenta que algunos medios
clasifican lo artificial como malo y esto influye en la opinión ciudadana.

Para algunos la modificación genética es inmoral en si misma por afectar al valor intrínseco de los seres vivos.
En la polémica intervienen creencias, temas de cuestionamiento como el papel de Dios y la sacralidad de la
Naturaleza; dándose también luchas de poder, tal como limitar el inmenso poder de las empresas
biotecnológicas y el poder ser propietario de formas de vida mediante patentes. Las preocupaciones morales y
éticas son factores importantes que influyen en la aversión de las personas a posibles riesgos ocasionados por la
producción de alimentos transgénicos1,2,3,4. Un tema muy discutido es el efecto que provoca el consumo de
transgénicos en las relaciones de orden socioeconómico. Los transgénicos se diseñaron desde un modelo de
producción industrial que tiende a la monopolización del mercado agrícola y ganadero, lo que va a contribuir a
que se sigan manteniendo, si no aumentando, las diferencias sociales.

Desde la bioética se necesita reflexionar sobre la relación entre artificial y natural. En la producción de
alimentos transgénicos se da una transferencia genética que no es espontánea. Existe una intervención directa,
intencional de la tecnología de la ingeniería genética, lo que los convierte en productos tecnológicos. Por otro
lado, la agricultura por siglos ha sido algo natural. Los conocimientos agrícolas nunca se privatizaron, si no que
se transmitían como patrimonio común y las culturas tradicionales desarrollaron técnicas propias de
mejoramiento sin necesitar de actividad técnica sofisticada. Las semillas no pertenecían a empresas privadas.
Nos encontramos ante un posible cambio de paradigma en la evolución de las especies por la intervención del
ser humano. Los mecanismos de selección natural y de supervivencia del más apto por los que se ha regido la
evolución por milenios, pueden ser transformados por un mecanismo de selección artificial mediante la técnica
de ADN recombinante en que se eliminan las barreras entre especies en la medida en que se generalice la
producción de transgénicos. Además, los cambios pueden realizarse a una velocidad sin precedentes en la
historia de la evolución. Se añade el problema de que la fuerza motivadora de modificación se encuentra en el
afán de lucro y los agricultores y granjeros además se hayan excluidos en las decisiones de mejoramiento de
variedades, se convierten en meros instrumentos para poner en marcha los cultivos. Cuando son los agricultores
y granjeros tradicionales los que conocen mejor lo que puede afectar a sus campos al tener una relación mucho
más vital.

Aunque durante milenios se ha intervenido en especies para adaptarlas a la agricultura y ganadería, hasta el
advenimiento de la ingeniería genética no se disponía de una tecnología que permite rediseñar organismos
adaptados de forma rápida y controlada. La biotecnología es capaz de superar las restricciones que existen entre
especies rompiendo límites que se suponían infranqueables al operarse directamente en el genoma, por lo que se
puede hablar de una tecnificación del ser vivo.

En lo que sigue se analizan los temas que surgen en torno al uso de organismos genéticamente modificados
desde los principios de la bioética.
Trabajo practico parte 2 sistemas de control

1. Indiquen cinco sistemas (productos, procesos o instalaciones) en los que se registre lazos de control de lazo
abierto y control de lazo cerrado. Fundamenten su respuesta.
2. Un horno de microondas dispone para su funcionamiento, ¿de un sistema de control de lazo cerrado o de lazo
abierto? Justifiquen su respuesta.
3. Proponga un sistema de regulación que de forma automática encienda y apague el alumbrado público en función
de la iluminación existente. Dibujar el diagrama de bloques del sistema explicando la función de los elementos que
lo constituyen.
4Explicar si se trata de un control en lazo abierto o cerrado.
5. Indiquen si el cierre y la apertura de puertas en un ómnibus de transporte de pasajeros, se controla en forma
manual o automática. Justifiquen su respuesta.
6 Indiquen si el encendido y el apagado del alumbrado público es una instalación controlada en forma manual o
automática. Justifiquen su respuesta.
7. Observen las siguientes situaciones y deduce si en ellas existe un sistema de control en lazo abierto o en lazo
cerrado.

8. Realicen el diagrama funcional en bloques, con los flujos de energía, materia e información involucrados en un
lavarropas automático.
9-Enumera los sistemas automáticos que puedes encontrar en un centro comercial
10-Indica si los sistemas enumerados son en lazo abierto o lazo cerrado y explica por qué.
11.¿Qué flujo se regula en los sistemas de control presentes en los siguientes artefactos?
En una instalación de agua domiciliaria
En una plancha
En una heladera
En un lavarropas
Un sistema de control automático se compone fundamentalmente de tres tipos de elementos: los sensores, los
controladores y los actuadores.
Sensores: son dispositivos que se usan para tomar datos de la realidad o del proceso que se pretende controlar.
Reemplazan las operaciones humanas de observación y toma de datos efectuadas por nuestros sentidos. Ejemplo
de sensores son los flotantes y los termostatos.
Controladores: son dispositivos que almacenan y ejecutan una serie de instrucciones (el programa de control),
activando o desactivando válvulas, de acuerdo con los datos que brindan los sensores. Por ejemplo tambores de
levas y distintos tipos de circuitos.
Actuadores: son dispositivos que se utilizan para generar los efectos buscados en un sistema de control, es decir,
los actuadores generan movimientos, aporte de energía calórica, luminosa, sonora, etc. En definitiva, convierten en
acciones las órdenes que reciben de los controladores. Por ejemplo: las válvulas, los motores eléctricos y los
cilindros neumáticos.
Si comparamos los elementos anteriores con el control manual, concluiríamos en que :

los sensores equivalen a los 5 sentidos (vista, tacto, olfato, oído, gusto) que usamos para controlar algo,
"son los que sienten",

los controladores equivalen a nuestro cerebro, son los que saben, tienen el conocimiento de cómo hacer las
cosas o cómo llevar a cabo el proceso,

los actuadores son como nuestras manos, piernas, son los que actúan, algo deben aportar o hacer para
poder controlar.

También podría gustarte