Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN:
El mundo que emergió tras 1945 consolidó en sus más rígidos modelos políticos aquellas
anhelaciones ideológicas de la burguesía y posteriormente del proletariado que caracterizaron
en buena parte los conflictos sociales del largo siglo XIX. El contexto de la guerra fría rompió los
limites geo-históricos de occidente y durante casi 40 años el mundo estuvo mantenido en una
tensa disyuntiva bipolar entre el capitalismo y el comunismo, cada uno con sus respectivos
estados representantes como símbolo de poder: los Estados Unidos defensores de la
democracia burguesa y del mercado por un lado y la Unión Soviética como baluarte de la
revolución socialista acaecida en 1917. Fueron estos bloques quienes durante décadas
ejercieron una serie de presiones y vinculaciones con el resto de los países a través de las
relaciones internacionales como mecanismo de fortalecimiento de sus hegemonías del mismo
modo que competían por el dominio político, económico, tecnológico e ideológico.
Sin embargo este contexto que parecía ser eterno y próximo a empeorar por el desastre nuclear
si habláramos desde la percepción de un ciudadano estadounidense, latinoamericano u alguien
del bloque oriental pero entre la crisis de los años 70 y el proyecto de la perestroika ese mundo
empezó a desgastarse casi imperceptiblemente para que luego entrar en una acelerada crisis
que se concretó con la disolución de la unión soviética afianzando así al capitalismo y a los
Estados Unidos como la mayor potencia del mundo.
Con el último día de diciembre de 1991 no solo se cerró el año, sino también una etapa histórica
muy particular debido a que el orden del mundo bipolar había explotado en mil pedazos tras la
disolución del símbolo del socialismo real y a su vez harta protagonista de la guerra fría. El día
dejó de existir la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) emergía a partir de entonces
un nuevo ciclo político y económico del mundo cuya manifestación simbólica más importante
había sucedido dos años antes cuando el 9 de noviembre de 1989 el muro de Berlín que hasta
entonces dividía en dos a Alemania se cayó a pedazos. A partir de aquí se suscitaba lo que Josef
Fontana caracteriza como la última reafirmación de la política estadounidense a salvaguardar el
imperio, imperios que abrazaba a los valores occidentales pero tras esta oportunidad se
arrojaban la legitimidad de dominio global cuyo más próximo ejemplo fue el inicio de la Guerra
del Golfo o en contextos más latinoamericanos, la invasión de Panamá.
¿Empero como cuales fueron las causales del triunfo estadounidense? Por un lado el mismo
desgaste que el capitalismo de estado simulado en fundamento de revolución comunista llego
a un serio punto de contradicciones internas que rebelaron la crisis económica, las luchas
políticas y el atraso social lo que las que llevo a la crisis final de la URSS. Desde este momento
fue que asentaron en el terreno político las intencionalidades reformistas de por aquel entonces
presidente soviético Mijail Gorbachov como la glasnost y la perestroika, pero lo que llevo a su
vez a renunciar la polarizada disputa geopolítica. Clara manifestación de ello fueron el tratado
de desarme pactado con los Estados Unidos de Ronald Reagan en 1987 y la retirada soviética de
Afganistán en 1989. El repliegue del ejército soviético dio lugar a procesos políticos que
precipitaron el final de los regímenes comunistas en Europa central y oriental, y allanaron el
camino para la reunificación de Alemania en 1990. Muchos historiadores consideran que el
fracaso de Gorbachov estuvo dado por la imposibilidad de revertir la crisis económica de la
Unión Soviética introduciendo la libertad de empresa y el libre mercado. El capitalismo triunfaba
finalmente sobre la ideología. Para complicar el panorama oriental europeo los presuntos
beneficios no aparecieron de manera inmediata y lejos de adaptarse el sistema productivo
existente se tornó caótico y se agravó el empobrecimiento de gran parte de la población,
aumentando las tensiones sociales durante muchos años aplacadas por un lado y
profundizándose los enfrentamientos políticos y económicos por otro.
Entre otras aristas del mundo cultural, el fenómeno tecnológico, frente al triunfo del mercado,
encontró una nueva serie de posibilidades de transformación ya que los distintos avances en
materia de comunicaciones e informática facilitó la expansión de las economías, la
diversificación de las culturas y crecimiento del control político. Aunque seria innegable
cuestionar la expansión instantánea que transmite de un lugar a otro por medio de la tecnología
y como progresivamente se ha ido permitiendo la ampliación del conocimiento y una agilización
de las practicas humanas, la globalización tecnológica está vinculada con la globalización política
y económica cosa de por más perceptible en las implicancias que significan actualmente las
empresas transnacionales.
Justamente la globalización fue el estilo tanto simbólico como estructural del triunfo que
vigorosamente el capitalismo impuso como reglas de juego durante los años noventa: la época
del neoliberalismo. La ultima década del siglo XX represento la segregación del mundo en dos
espacios tanto económicos como sociales que con el paso de los días se volvían más claramente
definidos, es decir las zonas que son capaces de producir y concentrar fuerzas de capital e
innovación mientras que en contraparte existían amplios territorios que perdian a sus
ciudadanos mejor formados, inestabilidad y altos índices de desigualdad. Asimismo la
tecnología tambien modificó el mapa empresarial y las dinámicas del mercado como se señala
en la aparición de las nuevas modalidades de crédito y financiamiento, trabajo y compañías de
entretenimiento o servicios tales como Mircrosoft, Google o Facebook.
La globalización y el neoliberalismo parecen hasta este punto ser lo mismo, sin embargo, un
análisis más cuidadoso permite reconocerlos como fenómenos esencialmente distintos:
mientras que la globalización resulta ser un fenómeno histórico consustancial a la modalidad del
tardío sistema capitalista, el neoliberalismo resultaría ser como una suerte de proyecto
geopolítico impulsado desde los sectores conservadores para materializar en la realidad una
idea de renovación espiritual del capitalismo. Aunque sociopolítica e históricamente diversos
estos dos planos que caracterizaron la época de transición entre el siglo XX y el XXI tenían una
funcionalidad determinada en la hegemonía económica del mercado.
Del mismo modo Alain Touraine (1999) explicaría que la afirmación de estados unidos tras la
disolución del mundo bipolar se renovó la disyuntiva ideológica del liberalismo como elemento
civilizador basado en la razón, el progreso y la occidentalización, la cual parecía haber entrado a
una nueva fase de irrefutable universalidad. Esta cuasi victoria histórica del neoliberalismo
cosechó una importantísima victoria en el terreno de la cultura y la ideología cuando justamente
sus teóricos penetraron a través de los organismos internacionales, los menguados estados
nacionales, las renovadas elites económicas globalizadas e incluso a los territorios a los que hacia
décadas formaban parte del socialismo real, y aun más tarde a amplios sectores de la sociedad
de que no exisitia algún tipo de alternativa política, económica o cultural que se opusiera al
capitalismo en general y, en particular, a su vigorosa modalidad neoliberal.
En septiembre de 2001 el entusiasmo producido por la caída de la URSS marchaba hacia una
justificación a corto plazo algo plausible pero que en un giro trágico por la muerte de 3016
personas y más de 6000 heridos a la vez que se produjo la destrucción del complejo de edificios
del Word Trade Center. El atentado a la Torres Gemelas inició un ciclo sociohistórico que se
caracterizara por la vehemente apertura de conflictos internacionales y tensiones políticas que
cuajaron ese sueño de la pax americana que se había iniciado en la década anterior. Lo que
parecía ser un futuro halagüeño que se alargaría durante años adquirió perfiles mucho más
sombríos inmediatamente al inicio del nuevo milenio
Aunque no es interés de este ensayo reflexionar sobre los conflictos bélicos contemporáneos
mas si su relación con la disputa hegemónica. El nuevo orden mundial estaría subordinado a las
necesidades de la economía de Estados Unidos y tan sujeto como fuera posible al control político
de este país y sus allegadas instituciones internacionales (FMI, OTAN, ONU, etc) cuya
reafirmación se vivió de Reagan a Bush (hijo) fue con este ultimo que su proyecto de hegemonía
se golpeó con una dura realidad: una crisis de dominación.
Tanto Noam Chomsky como Alberto Lettieri señalan estas complicaciones del embate
hegemónico tras el 2001 y el agravamiento más convulso del mundo, el cual actualmente
persiste. Sería correcto decir que el capitalismo tardío se encuentra en pleno desgaste mientras
el escenario geopolítico muta diariamente con un sinfín de variables en su ecuación y pese a los
intentos que el liderazgo estadounidense como potencia ha realizado como potencia para el
dominio del mundo a través del diseño de un sistema político-económico en paralelo con un
aparato cultural que le permitiera el desarrollo de este mismo sistema mediante un consenso
inter-elites a gran escala y uno que otro uso de la fuerza en casos concretos, arrastró la
configuración de un mundo unipolar en el que paradójicamente la desaparición de la alternativa
socialista procreo paralelismos hegemónicos.
Las complicaciones de la hegemonía estadounidense han venido acompañadas de una serie de
ofensivas políticas que le permitieran la supervivencia del modelo unipolar. Por un lado, la
ofensiva política renovaría un vieja cuestión para la región latinoamericana: no perder el patio
trasero, hecho harto notable cuando una vieja OEA se presentaba ante los países de América
Latina y el Caribe con la sorprendente noticia del reinicio de negociaciones de relaciones con
Cuba y nuevos proyectos de integración regional algo sesgada eh decir debido a la omisión de
los núcleos bolivarianos y la interdicción a los gigantes latinoamericanos como Argentina y sobre
todo Brasil debido a su interna renovación conservadora. Mientras que por otro lado en el grado
de relaciones económicas se aprecia una intrínseca necesidad de contener a los polos
económicos emergentes mediante tratados de libre comercio entre los países del norte
continental, ampliar su influencia en la zona asiático-pacifica para menguar el desarrollo de India
y frenar la creciente presencia de China; asimismo que se intenta retraer la pérdida de
competitividad empresarial, sujetar los desequilibrios macroeconómicos del comercio exterior
y estabilizar el gasto publico el cual cada vez es más grande al igual que la deuda pública que
asoma el 100% de su PIB ¿será por esto que paulatinamente el dólar, antigua moneda
internacional, parece estar en una suerte de declive frente al yuan o el rublo, sin mencionar las
nuevas monedas virtuales como el bitcoin?
En este lúgubre panorama en el cual se encuentra el gigante del norte no sería casual la terrible
invención de conflictos bélicos, cuya productividad -ignorando el valor humano- pareciese ser
un emprendimiento lo suficientemente fuerte para legitimar, por el momento a los Estados
Unidos tanto en su liderazgo político como en el mantenimiento de su económica de guerra.
Empero la lógica estratégica cambió. Si se hablase de un enfrentamiento al nivel de lo sucedido
en los años cuarenta en la actualidad y por la evolución de las alianzas geopolíticas, el poderío
americano ya no carece de posibilidades de control territorial. Justamente la guerra contra el
terror se convirtió en una aventura multifacética que limito el poderío militar como cuando en
en Siria, donde obviamente se contaba con los medios, la financiación y la inteligencia para
provocar una violenta guerra civil, nunca se pudo controlar a los grupos rebeldes que terminaron
convirtiéndose en el Estado Islámico.
Las implicancias de la transición hegemónica que se habría configurado tras el fin de la guerra
fría abrió, frente al ya vaticinado desgaste de su protagonista más emblemático, la posibilidad
de un mundo multipolar en el que uno de los posibles escenarios delimitados en las ofensivas
por la supervivencia que proyectó Estados Unidos entre el 2001 y la actualidad hace posible
pensar que la cuestión de un orden multipolar sea una realidad cada vez mas cercana.
Algunas reflexiones sobre la multipolaridad
Muchas gracias.
Edgar Nicolas cuevas.
Recursos Bibliográficos:
Fontana, J. (2017) Por el bien del imperio. Una historia del mundo desde 1945 (versión e-pub)
Paredes, J. (1999) Historia Universal Contemporánea II (1 ed.) Buenos Aires: Ariel Editorial.
Polito, A. (2000) entrevista con Eric Hobsbawm: Pequeño mundo global. Mexico:
Revista Memoria, N° 134, pp. 5/11. Recuperado de:
https://portalacademico.cch.unam.mx/repositorio-de-sitios/historico-social/historia-universal-
2/HUMCII/Polito.doc
VV. AA. (2001) El mundo contemporáneo. Historia y problemas II (1 ed.) Buenos Aires: Editorial
Biblos.