Está en la página 1de 5

INSTITUTO SUPERIOR DEL PROFESORADO PROVINCIAL N° 1

Profesorado en Historia para la Educación Secundaria

“Gobernar es Poblar: Inmigración y Políticas Inmigratorias durante la presidencia de Avellaneda”

Edgar Nicolás Cuevas

Historia Argentina II

Profesora Sara Stancampiano

3er. Año “A” – Turno Mañana

2018

INTRODUCCIÓN

Según los requisitos formulados desde la catedra que consisten en explorar los distintos aspectos
históricos de las llamadas Presidencias Fundacionales en Argentina que abarcan los años 1862 y 1880,
este trabajo particularmente se dedicará a indagar y describir la importancia de la inmigración.

La inmigración, si bien tiene raíces de mayor duración, a partir de la legislación sancionada durante el
gobierno de Nicolas Avellaneda (1874-1880) abriría a la región a una nueva etapa de agitados procesos
sociales en el recientemente conformado nuevo país. Sin embargo, como dije, un factor clave de la
apertura a la inmigración y todo el entramado social, cultural e ideológico que ella arrastraría y
desataría en las décadas siguientes se ligaba a los distintos intereses que dirigían la vida política
nacional.

Entonces la mirada critica sobre la historia será sumamente importante a lo largo de este trabajo para
así lograr entender a qué tipo de intereses y necesidades estaba ligada la sanción de la ley de
inmigración y de colonización sancionada en 1876, como así también los límites que el convulsionado
proceso social tendría sobre estos.
DESARROLLO

Primero que todo me gustaría iniciar este apartado contextualizando la transformación de los sistemas
políticos en la región que se generaron a raíz de 1862, momento en el cual se suceden
ininterrumpidamente una serie de gobiernos civiles conocidos como “presidencias fundacionales”,
denominadas así debido a que desde sus pretensiones políticas e ideológicas inaugurarían y afianzarían
el proceso de estructuración del estado nacional moderno. La construcción del estado tiene su matriz
original con el pensamiento liberal, algo que en primera instancia Bartolomé Mitre aplicaría a la política
y a la guerra, ambas unidas en contra de la confederación y espíritu caudillista que residía en el interior,
obteniendo cierta estabilidad y que estimuló a su vez la mecánica autoritaria e institucional,
instrumentos de legitimación y garantía de lo que sería el orden liberal. Sin embargo, la configuración
estatal adquiriría con Sarmiento un nuevo estilo debido al degaste de la etapa anterior, degaste de
guerra, por lo que el sanjuanino dedico su gobierno a articular la organización institucional propias de
una republica federal, una tarea que terminaría de estabilizar Avellaneda.

Hilda Sábato parece subdividir el proceso de la centralización estatal en tres momentos coetáneos a
las diferentes presidencias a los cuales denomina como En Guerras (la afirmación política basada en
coerción militar encabezada por Mitre), El Proyecto Reformista (originado a raíz de la ruptura entre
Mitre y Sarmiento, y destinado a fijar las bases de las instituciones) y finalmente El Proyecto
Centralizador (que termino por estabilizar Avellaneda y que prefiguraría el orden conservador). Aquí
entra mi interés sobre el gobierno de Avellaneda, concreción de ideas pasadas y prefiguración de
tiempos futuros.

Durante el gobierno de avellaneda se concretan esos tres objetivos que la organización nacional había
planteado: un orden liberal burgués orientado a la economía mundo capitalista, la creación de un
sistema de representación político legítimo y unificado que garantizaría por la constitución y la
autonomía de un estado centralizado que monopolice la violencia, la administración de recursos como
así también el ejercicio de la justicia. Lo dicho anteriormente habilitaría al Estado a cumplir los
requisitos de territorio, poder, gobierno y población; aspectos que pueden coincidir con las políticas
publicas llevadas a cabo por Avellaneda. En torno al territorio se desencadeno la toma de las fronteras
mediante la conquista del desierto en los territorios patagónicos y el envió de fuerzas expedicionarias
para la pacificación del Territorio Nacional del Gran Chaco, con respecto al ejercicio del poder y del
gobierno estableció la denominada “política conciliadora” y la sanción de una ley de aduanas para
otorgar estabilidad al estado con las distintas vicisitudes políticas y económicas que atravesó su
gobierno, y finalmente en torno a la población abrió la inmigración.
La trama de la inmigración.

Cuando el Congreso de la Nación sancionó el 6 de octubre de 1876 la ley Nº 817 denominada ley de
“Inmigración y Colonización” se cumplía un viejo precepto de ideas alberdianas que se expresaban en
el mismo preámbulo de la constitución en contra de la tradición cultural y productiva anterior. Así el
lema de “asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos
los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino” tomaba una garantía legal
formalizada manifestando el objetivo prioritario de poblar para así asegurar la correcta explotación
productiva de los territorios nacionales, en su mayoría vírgenes.

La directriz ideológica y económica del joven orden burgués se difundió a nivel internacional puesto
que Argentina publicitaba y costeaba el traslado de poblaciones del viejo mundo a las ricas tierras
pampeanas mediante acciones que el Departamento de General de Inmigración coordinaba con
distintos gobiernos y compañías navieras. El complejo entramado de relaciones económicas, sociales
y culturales generó en el litoral un modelo productivo capitalista sobre el que se edificó el universo
material y simbólico pampeano. La voluntad “civilizatoria” tomaba forma en el espíritu de las nuevas
colonias. (Bonaudo, 2000, p. 14)

Como podemos observar la política inmigratoria decretada por Avellaneda significo un acontecimiento
trascendental y de relativo peso para el devenir del país a ayudar a complementar los distintos
objetivos que los intelectuales del estado-nación se habían propuesto tiempo atrás. Un verdadero
éxito. Aun así, al mismo tiempo que la productividad rendía frutos, como polizones de los grandes
barcos y en las más recónditas habitaciones del Hotel de Inmigrantes comenzarían a aparecer nuevos
personajes con ideas destinadas a arremeter contra el orden liberal.

Sobre el nuevo clima social.

El impresionante movimiento transoceánico de personas que llegaron a Argentina en las ultimas


décadas del siglo XIX deben buscarse en las marcadas diferencias socioeconómicas que asolaban a la
densamente poblada Europa a raíz de los cambios generados por la Revolución Industrial y la
imposición de relaciones sociales capitalistas desiguales impuestas por las Revoluciones Burguesas,
razón que, según muchos historiadores, llevo a los pobres y perseguidos italianos, españoles, eslavos
y alemanes a emigrar a tierras americanas. Si bien las posibilidades de superación económica y social
que garantizaba el estado con el reparto de tierras publicas para el trabajo colectivo era una idea
bastante atractiva, algunas veces las falsas promesas o las mismas desigualdades presentes en el país,
fomento la divulgación masiva de ideas socialistas, comunistas y anarquistas; que fin de siglo crearían
un denso clima ideológico.

La modernización critica de la prensa, la creación de numerosos periódicos y asociaciones políticas,


movilizaciones sociales, los discursos de clase y las denuncias por la marginalidad que crecía en las
ciudades lentamente se hicieron rutinarias y los inmigrantes bajo sus particulares formas de expresión
se fueron integrando a la vida cívica del país, aunque no de la manera que Sarmiento o Alberdi las
hubiesen deseado. También aconteció a las transformaciones ideológicas una serie de
transformaciones sociales y culturales que se manifestarían en la nueva composición demográfica, las
nuevas variantes del lenguaje, las diversas actividades culturales como así también las alteraciones en
los espacios urbanos.

En un poco mas de 20 años después de la sanción de la ley de Avellaneda, que respondía al utilitarismo
liberal, sus efectos se volverían en contra los preceptos que la habían creado. Para las postrimerías del
XIX, a los liberales les saldría el tiro por la culata.

CONCLUSIONES

La coyuntura política que significo el gobierno de Alberdi marco el rumbo el posterior de la vida civica,
social y económica de lo que sería la Argentina Oligárquica desde 1880 hasta 1916 y aunque me agrado
mucho ampliar mis ideas básicas sobre las presidencias fundacionales y redescubrir a este presidente
en el proceso de organización nacional quedaría pendiente mi interés fundante sobre las sociabilidades
e ideas que tendrían los primeros grupos humanos en cruzar el atlántico y como seria su asentamiento
en el país, tarea en la que podría profundizar al haber despejado las ideas generales de esta época.

Aun así, mucho quedaría por hablar sobre la inmigración en el periodo posterior y mas un sobre el
desenvolvimiento social e ideológico que se manifestaría en el primer centenario de la independencia.
Primero ideológico por el afloramiento de ideas vanguardistas que se convertirían en una verdadera
amenaza para el orden liberal y luego sociales, que en el marco de una nueva configuración étnica,
lingüística, artística y cultural, irían a perdurar mucho más y darían una imagen de Argentina, imagen
que como dice el dicho, nació en los barcos.

Muchas Gracias.
BIBLIOGRAFIA:

Fernández A. (2017) La ley argentina de inmigración de 1876 y su contexto histórico. Buenos Aires:
Universidad Nacional de Luján Buenos Aires. Disponible en: http://www.scielo.br/pdf/alm/n17/2236-
4633-alm-17-51.pdf

Bonaudo M. (2000) Colección Nueva Historia Argentina: Liberalismo, Estado y Orden Burgués (1852-
1880) (1° ed.) Buenos Aires: Editorial Sudamericana.

Sabato, H. (2009) Historia de la Argentina. 1852-1880. (1° ed.) Buenos Aires: Siglo XXI Editoriales

También podría gustarte