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Qué es la psicología inversa

La psicología inversa es una técnica descrita por Viktor Frankl, psiquiatra y escritor, que solía
preguntar a sus pacientes más inestables o con más problemas: “¿Por qué no se suicida usted?”.
En ese momento las personas imaginaban el suceso y encontraban un motivo para no hacerlo, a
partir del cual empezaba a trabajar Frankl para sujetar a sus pacientes a ese motivo que les
aferraba a la vida.

Se trata de una técnica conductista sutil que trata de conseguir un efecto en otra persona
haciéndole creer que quieres que haga algo que en realidad no quieres. El éxito radica en lo que se
llama resistencia psicológica, que es la dificultad que ponemos a hacer algo que nos es impuesto,
que nos mandan o que nos piden cuando sentimos que hacerlo afecta a nuestra libertad o
autonomía.

Gracias a esta resistencia las personas tienden a hacer lo contrario a lo que se les dice,
simplemente para demostrar que son libres para elegir, autónomos en la decisión y capaces de
tomar su propio camino.

No funciona siempre y en el fondo es más o menos criticable por tratarse de una técnica de
manipulación, pero hay mucha gente que la utiliza con niños y adultos y creo que puede ser útil y
curioso conocer algunos ejemplos para saber cómo funciona.

Un ejemplo de cómo funciona la psicología inversa con los adultos en el trabajo

En mi empresa dan mucho valor a la formación y ofrecen 35 horas al año para todo aquel que
quiera hacer cursos, acudir a congresos, etc. Como los trabajadores no suelen gastarlas y parecen
no aprovecharlas, la empresa decide pasar una circular en la que explica a todos los trabajadores
que “por motivos económicos se ha decidido eliminar las horas de formación”.

Los trabajadores, ante tal injusticia, se quejan, deciden reunirse y empiezan a planear qué hacer
para reclamar sus 35 horas (“tanto que decían que la formación es importante y ahora resulta que
la quitan”). La empresa y los trabajadores negocian de manera más o menos intensa, es decir, la
empresa se niega, insiste en que la economía está muy mal, decide proponer 10 horas de
formación anuales sólo para unos trabajadores determinados, etc. Al final la empresa cede y
decide que ante la presión de los trabajadores y viendo que es tan importante para ellos, vuelve a
proporcionar 35 horas para todos.

La situación es la misma que antes de hacer pública la circular, pero ahora los trabajadores valoran
mucho más las 35 horas de formación y por inercia empiezan a apuntarse a cursos: “ahora que
hemos conseguido lo que queríamos, nuestras 35 horas, tenemos que aprovecharlas”.

Un ejemplo de cómo funciona la psicología inversa con los niños

Ahora vamos a centrarnos en los protagonistas del blog, los niños, para que veáis cómo utilizamos
la psicología inversa con los niños (o cómo podemos utilizarla).

Hay padres y madres que suelen ofrecer recompensas a los niños para que hagan ciertas cosas: “si
lees dos páginas de un libro, te dejo ver la televisión durante una hora”. Los niños entienden de
esta manera que ver la televisión es algo bueno, algo a lo que aspiran, algo divertido y en
definitiva algo que deben conseguir. Además entienden que leer un libro es aburrido, porque
debemos premiarlo para que lo hagan (“uff, si me tienen que dar un premio para que lo haga es
porque es un rollo”) y además esos padres suelen reforzar estos mensajes día a día, al repetir el
premio o al condicionar la lectura a un premio posterior.

De esto se desprende que si lo que queremos es que los niños lean y vean menos televisión,
debemos aplicar la psicología inversa, haciéndoles creer que lo divertido es leer y que lo aburrido
es ver la televisión: “si ves la televisión al menos una hora podrás leer dos páginas de este libro”.
De esta manera, sólo le permitirás leer dos páginas de un cuento o libro si (y sólo si) está una hora
delante de la televisión. El primer día pasará la hora y probablemente ni se acuerde del libro.
Entonces vas y le dices “ya ha pasado la hora, ¡muy bien!, ya puedes leer dos páginas del libro…
¡pero sólo dos!”. El niño las leerá extrañado y, cuando las haya leído coges el libro y te lo llevas:
“mañana, si ves una hora la televisión, podrás leer dos páginas más”.
A medida que pasen los días, el niño estará más atento al tiempo que pasa que a lo que ponen en
la televisión y estará ansioso por coger el libro tan especial que tiene mamá, del que sólo puede
leer dos páginas por día.

Como no se trata de torturar a los niños, se puede negociar con ellos para que la hora disminuya
(“vale, venga, treinta minutos es suficiente”) y aumentando el número de páginas (“venga, hoy
puedes leer cinco”), hasta que veamos que el niño valora la lectura sin tretas de por medio: “Hoy
haz lo que quieras, cariño. Te he comprado un libro nuevo y te iba a dejar leer solo un poco si veías
la televisión, pero he pensado que lo mejor es que hagas lo que prefieras. Si quieres mirar la
televisión hazlo, y si quieres leer el libro nuevo, hazlo también”. Lo más probable es que el niño se
tire de cabeza a por el libro.

Esto sucede porque los niños ven que leer el libro se limita, que queremos que vea la televisión
mucho rato (o que no nos importa que lo haga), pero que lea muy poco tiempo, porque es algo
muy bueno a lo que deben aspirar. Ellos ven que leer un libro es algo excluyente, algo al alcance
de muy pocos durante poco tiempo y entonces empiezan a desearlo. Por eso en las casas donde
nadie limita la televisión o el juego con las consolas los niños acaban viendo la televisión o jugando
con ellas sin obsesiones (nadie les ha hecho sentir que sean especiales o diferentes al resto de
juguetes).

Esto es un ejemplo de cómo utilizar una técnica para lograr un objetivo. Lo que habría que debatir
quizás es hasta qué punto ejercer dicha manipulación hacia los niños es más o menos correcto o
más o menos deseable.

En mi casa, por ejemplo, utilizamos estas técnicas muy poco (ahora os pondré un ejemplo) y en lo
comentado acerca de los libros y la televisión optamos, simplemente, por no hacer nada: nadie le
da más importancia a nada. El que quiere ver la tele, la ve, el que quiere leer, lee, el que quiere
jugar a la consola, lo hace y el que quiere jugar con los juguetes, juega.

No existen límites claros en este sentido y al no limitarse nada, nada recibe más importancia que
el resto de opciones. Por eso mis hijos ven la tele un rato cuando les apetece, normalmente unos
minutos hasta que deciden hacer otra cosa, por eso mis hijos juegan a la consola de manera
obsesiva cuando tienen un juego nuevo, hasta que lo exprimen y la consola queda en el olvido
durante semanas y por eso mis hijos pasan horas y horas jugando a los juguetes, pasando de unos
a otros según les parezca más divertido.
Ahora bien, cuando alguien ya ha creado unas preferencias determinadas porque ha empezado a
limitar algo, puede ser buena idea aplicar el método comentado, para tratar de que aprecien
también el contrario (que era el que se pretendía conseguir).

Con respecto a nuestra técnica (libertad), seguro que os asaltará una duda: “pero si les dejo
libertad, se tiran a la tele y de ahí no salen”. Claro, yo explico la película como sucede en mi casa y
con mis hijos y quizás otros niños ya hayan creado sus preferencias. En tal caso, la solución puede
pasar por una ligera psicología inversa (no tan exagerada como la del ejemplo) o por currárselo un
poco y hacer de las alternativas algo divertido. Sería algo así como ofrecerles una actividad en
compañía vuestra si están viendo la televisión solos: “¿Venís a jugar conmigo a algo?”. Como
normalmente (al menos cuando son pequeños), valoran nuestra presencia más que nada, no suele
fallar.

Un ejemplo personal de hace unos días

Las 08:40 de la mañana. Nos vamos todos a llevar a Jon al colegio pero ese día no quiere ir. Decirle
que el cole es muy chulo, que se lo va a pasar muy bien, ya no cuela (“cuanto más me intentéis
convencer, más me transmitís que realmente es un rollo”), así que aprovechando que tengo al
hermano pequeño ya vestido, feliz y contento como todas las mañanas le digo a Jon: “vale, pues
hoy tú no vayas al colegio. Hoy irá Aran”. Jon se queda escuchándome pensativo y yo sigo: “Aran,
¿a que a ti si te gusta el cole? – trampa, porque el pobre no contesta y yo lo sé – pues hoy vas tú.
Vamos a hablar con la profesora para que te dejen sentar en el sitio de Jon… yo creo que sí podrás
ir a pasártelo bien, como Jon no quiere ir, seguro que tú sí quieres”.

“¡No!¡Voy yo!¡Que sí que quiero ir al cole!¡Que quiero ir al cole!”. A todo esto mi mujer y yo
alucinamos porque es una frase que pocas veces hemos escuchado. “Bueno, valeeee… pues hoy
vas tú, Jon”. Entonces me dirijo a Aran: “lo siento Aran, pero Jon sí que quiere ir al cole. Tendrás
que esperar hasta el día en que te toque ir”.

Lo que sí existen desde hace muchos años son técnicas que se aplican en Psicología como lo que se
denomina “intención paradójica“, y en el mundo de las ventas también existe la llamada técnica
de la “antiventa“; éstas podrían parecerse a lo que en los Simpsons le llamaron la “psicología
inversa”.

Un ejemplo de la intención paradójica lo podéis encontrar en este texto extraído del link

“Si una persona quisiera usar esta técnica para vencer la ansiedad de hablar en público, puede
decirse a sí mismo antes de hablar: “Me voy a poner lo más nervioso posible, voy a sudar frío, voy
a tener mucho miedo, voy a hacer el ridículo, me voy a sonrojar delante de la gente, mi ropa se va
a empapar en sudor”. Esto tendrá un efecto contrario y nos sentiremos más calmados. Es por eso
que a esta técnica se le llama intención paradójica.

En cuanto a la técnica de la “antiventa”, un ejemplo: un vendedor le dice a su futuro cliente…

- Este producto es quizás demasiado caro para usted, no sé si se lo va a poder permitir.

El cliente se diría para sus adentros: ¡Dice que no puedo permitírmelo! ¡Éste se va a enterar!
¡Quién se ha pensado que soy! ¿Un pobre hombre acaso?

Lo que se trata es de ordenar al otro que haga, justo lo contrario, de lo que quieres que haga,
tocándole el “ego”. Como a nadie le gusta que le manden, ni que lo dejen en mal lugar, hay
probabilidades de que haga justo lo contrario, es decir, lo que realmente quieres que éste haga.
Además, ya sabéis que todo lo que nos prohíben llama más nuestra atención.

¿Funciona la “psicología inversa” para seducir? No hay estudios formales que confirmen que SÍ o
que NO. Yo puedo decirte que yo, cuando lo uso, lo hago mezclándolo con humor; con ello
provoco un juego divertido, con lo cuál SÍ consigo un buen ambiente para seducir, algo que es
fundamental.

1- Introducción

La intención paradójica es uno de los métodos más rápidos, más poderosos y menos
comprendidos para cambiar la conducta. Mediante una serie de instrucciones que llamamos
“paradójicas” se han conseguido éxitos significativos en trastornos concretos como pueden ser la
dificultad para dormir, el morderse las uñas y el tartamudeo (disfemia) entre otros.

Los principios teóricos se basan originalmente en las técnicas de la Terapia Breve del psiquiatra
Milton H. Erickson y la logoterapia de Victor Frankl.

La denominación de “paradójica” no es gratuita sino que delata la auténtica naturaleza del


sistema. Se trata de pedirle al paciente que haga precisamente lo que es objeto de malestar
psicológico. Si una persona no puede dormir le pediremos que deje de hacerlo durante un tiempo
o unas horas determinadas. Si un niño se muerde las uñas le exigiremos que lo haga durante más
tiempo o durante intervalos más largos. Si un joven tartamudea y eso le crea gran ansiedad, le
obligaremos a que tartamudee con mayor frecuencia y durante más tiempo de forma voluntaria.

Son procedimientos construidos para sorprender. Son contrarios a las expectativas de los
pacientes sobre su visión de la naturaleza de la función de la terapia.
La técnica parece de entrada irresponsable y contraria al sentido común. No se entiende como
potenciando lo que se intenta erradicar se va a solucionar el problema. Esta es la gran paradoja de
la técnica que a continuación exponemos.

2- ¿Cómo funciona?

La eficacia de la Intención Paradójica se basa en el principio fundamental de que los pacientes


intenten llevar a cabo la conducta que están evitando. De esta manera, el proceso circular, que se
mantiene a sí mismo, se rompe, puesto que el intentar realizar la conducta no deseada es
incompatible con la ansiedad anticipatoria y, por tanto, la neutraliza.

Imaginemos una persona que sufre insomnio. Se acuesta puntualmente pero no logra conciliar el
sueño hasta una determinada hora de la madrugada. Ello le comporta problemas para despertarse
por la mañana. Además, cada día, al acercarse la hora de ir a dormir, manifiesta mucha ansiedad
ya que anticipa su fracaso en el intento de dormir. Pues bien, la técnica consiste precisamente en
pedirle, como parte del tratamiento, que no trate de dormirse hasta más tarde de lo que lo hace
(las horas deben concretarse según las circunstancias). ¿Qué conseguimos con ello? De entrada
situamos el origen del problema en una causa externa al paciente (ahora ya no duerme debido a
que no logra conciliar el sueño, sino porque así se le ha exigido). El primer efecto es disipar la
ansiedad de anticipación con lo cual es muy probable que el resultado sea la aparición del sueño
antes de lo esperado.

En el caso de las disfemias (tartamudeos) al permitir e incitar a que el niño tartamudee


voluntariamente, durante un tiempo controlado, puede tener también unas consecuencias
reductoras de la ansiedad y producirse una mejora.

Otro ámbito de aplicación puede ser en el de la cama mojada (enuresis). ¿Qué sucedería si le
diéramos permiso o le pidiéramos a un niño que se hiciera pipi cada día durante un tiempo?
Probablemente si ese problema va asociado a unos altos niveles de ansiedad por parte del niño, el
sentirse liberado del mismo podría significar una mejora.

No estamos afirmando que esta sea una técnica milagrosa sino que tiene una gran capacidad
terapéutica si se sabe utilizar con creatividad y en combinación con otras técnicas mas usuales.
Evidentemente tiene sus límites. El principal es que su mayor eficacia está condicionada a que
junto con el problema que queremos tratar se de un cierto nivel de ansiedad en la persona o niño.
Como se ha expuesto la técnica incide directamente sobre las propias cogniciones al invertir los
roles.

Otra limitación importante es que debe utilizarse con preferencia en aquellos casos en que las
técnicas convencionales han resultado inútiles. Por ejemplo, en un caso de insomnio, donde se ha
podido utilizar un entrenamiento en relajación con mal resultado, podría ser un buen candidato a
la intención paradójica. Ahora no hablaríamos de intentar dormirse relajándose progresivamente
sino preparar la habitación con la intención de mantenerse el máximo tiempo despierto posible.
En concreto, los máximos beneficios se lograrán en aquel tipo de paciente que experimente
“esfuerzos para dormir” y que padecen una ansiedad considerable sobre las consecuencias
negativas de la perdida de sueño.

En general, pues, podemos afirmar que la técnica funcionará mejor con personas con
preponderancia de síntomas cognitivos que no con aquellos en los que predominen los
conductuales.

3- Su utilización en población infantil y juvenil

No está muy documentada su utilización en niños por lo que debemos ser muy prudentes al
respecto.

Se han apuntado ya intervenciones concretas en el caso de las disfemias, enuresis, morderse las
uñas, etc. En el caso de niños mayores hay alguna referencia a tratamientos de fobias específicas
en donde los principios de intervención coinciden o se complementan con las denominadas
técnicas de inundación.

Sabemos de las peculiaridades y limitaciones de la intervención psicológica con población infantil y


juvenil. Las técnicas paradójicas, dentro de este contexto, pueden aportarnos en casos y
momentos concretos soluciones ingeniosas para problemas puntuales. No se trata tanto de una
aplicación estándar de la técnica sino de aprovechar sus principios como una herramienta más
dentro del cajón de sastre que constituyen todas las técnicas de intervención, en especial, cuando
las habituales resultan ineficaces.
Con frecuencia nos encontramos con conductas disruptivas de menores que obedecen a la
necesidad de comunicar algo o efectuar una demanda. A veces es la costumbre que ha impuesto
un repetido quehacer diario que aunque desadaptado y no deseado se mantiene en un circulo
vicioso difícil de romper. En otras ocasiones la situación o el contexto no nos permite actuar de la
forma convencional y necesitamos de la creatividad. Es en todos estos casos cuando la
intervención paradójica adaptada puede aportarnos alguna salida.

A continuación se exponen algunos casos en los que se podría valorar la inclusión de estas
técnicas. Sin embargo, se insiste en la necesidad de entenderlas como un instrumento
complementario y dentro de un marco terapéutico más amplio (vamos a tratar básicamente
síntomas). Por lo tanto, en población infantil, lo entenderemos como intervenciones puntuales
cuando las necesidades de la situación lo requieran y técnicas más convencionales no acaban de
funcionar.

Además deberá valorarse la edad del niño, su nivel cognitivo y las posibles consecuencias
negativas de su aplicación a la que más adelante nos referiremos.

4- Ejemplos prácticos

Veamos algunos ejemplos prácticos susceptibles de la aplicación de la técnica :

Ejemplo 1:

Supongamos que J. es un niño de 9 años con buen nivel intelectual pero con muchas limitaciones
en su funcionamiento social debido a que presenta obsesiones recurrentes acerca de lo bien o mal
que realiza sus actividades. De forma repetitiva necesita de la aprobación constante del adulto y si
no la obtiene o considera que ésta no ha sido suficientemente clara le crea un gran desasosiego y
ansiedad. Aquí la intervención iría encaminada a pedirle al niño que ejecute mal deliberadamente
alguna actividad, a que deje de ser por un momento perfeccionista. En definitiva, a que se
enfrentara con sus temores de una forma controlada y que aprendiera que no se producen las
temidas consecuencias catastróficas.

Ejemplo 2:
P. es una niña con 7 años de edad. Su nivel intelectual es normal pero ha aceptado muy mal la
separación de sus padres. Su rendimiento escolar ha bajado mucho hasta el punto que su
profesora está muy preocupada. Han aparecido ciertos comportamientos disruptivos y autolesivos
que antes no estaban presentes en el repertorio de la niña. Actualmente sigue un tratamiento
cognitivo-conductual, pero una de las conductas que más preocupa a sus padres, es la de
morderse los dedos o uñas de la mano hasta el punto de provocarse erosiones. Es evidente que la
intervención psicológica se está produciendo a diferentes niveles, sin embargo, en la conducta
concreta de morderse las uñas (si no hay avances) podemos intentar una solución drástica con la
intención paradójica.

En una situación controlada, vamos a pedirle que no deje de morderse los dedos (siempre
vigilando la intensidad de la misma y en el caso de que no haya contraindicación médica o lesiones
en la zona afectada) durante períodos cada vez más largos. Se le recriminará si deja de hacerlo
antes del tiempo previsto. El acto deja de convertirse en voluntario, pierde su capacidad de llamar
la atención y se vuelve desagradable. Es posible que su frecuencia disminuya después del
tratamiento si se han seguido los tiempos y las formas adecuadas.

Ejemplo 3:

F. Es un niño de 8 años. Presenta enuresis primaria y no parece haber factores orgánicos o


ambientales que justifiquen el mantenimiento del problema. El niño es muy responsable y lo vive
con mucha angustia. Teme especialmente que sus compañeros se enteren y se rían de él. Además
las colonias están cerca y su nivel de ansiedad ha aumentado anticipando las posibles
consecuencias. El tratamiento habitual no está resultando eficaz y dado el alto componente de
ansiedad asociado parece un buen candidato a la intención paradójica. Como parte del
tratamiento vamos a darle permiso para que se haga pipi en la cama durante un tiempo (los
padres deberán tomar las precauciones pertinentes). Es más, vamos a insistirle que creemos que
para poder ayudarle seria importante que se le escapara alguna noche. De lo que se trata no es de
que voluntariamente lo haga en la cama (en caso que se despertara con la necesidad de ir al
servicio así debería hacerlo) sino que si se le escapa no tan sólo no pasa nada sino que es un señal
que estamos avanzando en la solución.

En la base de esta paradoja está la intención de descargar emocionalmente al niño de la


culpabilidad de hacerse pipi en la cama. La ansiedad anticipatoria en esos días no tiene razón de
existir. En estas circunstancias es muy posible que el niño disminuya los episodios de cama mojada
y que afronte con mayor éxito posteriormente el tratamiento convencional.
5- Conclusiones y limitaciones de la técnica

1- La técnica está orientada principalmente a atenuar síntomas. Debe, pues, utilizarse básicamente
como una herramienta complementaria dentro del marco general del tratamiento.

2- Es especialmente útil cuando hay un componente de ansiedad anticipatoria asociado ya que la


ataca directamente. En niños debe utilizarse con prudencia ya que mal empleada podría
comportar un aumento de las conductas no deseadas al fomentar directamente la que queremos
eliminar.

3- Debe valorarse a fondo las peculiaridades de cada niño antes de utilizarlas.

4- Su uso está más justificado cuando las técnicas convencionales no acaban de funcionar.

5- No tenemos actualmente estudios rigurosos que nos orienten en cuanto a su eficacia, ámbito
de aplicación y otros aspectos sobre las diferentes variantes de su uso en niños.

6- A pesar de estas limitaciones, creo que la intención paradójica resulta especialmente


interesante, dado que el niño lo vive de forma novedosa, contrario a sus expectativas, pero a la
vez puede motivarle mucho hacia la solución de problema.

7- Estas técnicas sólo pueden ser utilizadas bajo la supervisión de profesionales especializados.
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Psicología del color


Colores. Significados psicológicos. Test piramidal del color. Prueba de Lüscher. Formas geométricas
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Psicología

Psicología del color



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El objetivo primordial de la psicología de los colores es la " determinación de relaciones lo más


claras posibles entre los colores como manifestaciones y los acontecimientos psíquicos
asociados a ellos. " La psicología de los colores intenta ir más allá de la simple inclinación
para llegar a experiencias generales, preguntando a personas de experimentación por sus
colores preferidos, y comparando los resultados con el carácter psíquico y la situación de la
personalidad que ha sido interrogada. A continuación se reproducirá fundamentalmente la
evaluación de los significados de los colores en dos de estos tests: El primero se denomina
Test Piradimal del Color (FPT) y fue creado por Heiss y Halder. Con él lo que hay que hacer
es formar una pirámide del color según criterios estéticos. El segundo test clínico del color se
denomina Test Lüscher en honor a su creador. En él se pide colocar algunos colores en una
jerarquía de acuerdo a la simpatía con respecto a un color particular.
Amarillo
Según Lüscher lo más característico del color amarillo es " la claridad que refleja la luz y de
ese modo la irradia a todos lados, la reluciente serenidad". El ama-rillo se corresponde con la
libre disten-sión, con la disolución. "En psicología el amarillo significa un alivio de lo fatigoso,
de lo agobiante y de lo inhibidor." "El amarillo siempre empuja hacia delante, hacia lo nuevo, lo
moderno, hacia el futuro." Halder dice: "Junto a otras tonalidades de color, el amarillo se
adjudicó a una especie de síndrome impulsivo, ya que su relación con la motivación para el
rendimiento y con la atención externa guíada por un objetivo final, pero no obstante emotiva,
es evidente".
Azul
Al azul oscuro utilizado en su test Lüscher le atribuye una tranquilidad sin excitaciones. El
pulso, la presión sanguínea, la frecuencia respiratoria y las funciones del estado de vigilia se
reducen y se regulan. Correspondiéndose el azul oscuro en lo que respecta al cuerpo con la
calma, psicológicamente con un estado de paz y satisfacción. El test piramidal de colores
distingue dos tonalidades de azul, el azul oscuro de Prusia y un azul turquesa claro. Según
Halder al comienzo de la investigación con el test piramidal de colores el azul oscuro era el
color de la intro-versión, de la dedicación al interior propio, al mundo de las vivencias
individual, al repliegue hacia la propia persona. "Esta forma de introversión conduce a un
gobierno de las emociones." En cambio el azul no se percibe como "rebajado", como es el
caso de otros colores. Así que parece acertado contemplar al azul "como indicador de una
función de gobierno y control adaptada, que sólo habría que interpretar en casos extremos
como una reducción de la capacidad vivencial." Con referencia al azul claro del test piramidal
de colores dice Halder: "Si se mantiene el contenido interpretativo básico del azul oscuro,
entonces parece poder modificarse el significado del azul claro, de modo que el gobierno no
es que se estreche, sino que se hace más elástico, quizás incluso más quebradizo. Así que
podemos suponer que el azul claro al igual que el verde está en condiciones de hacerse cargo
de una función compensatoria."
Blanco
El color blanco no aparece en el Test de Lüscher. En el test piramidal de los colores es el
blanco el color indicador de la falta de control y de regulación. En los análisis del test piramidal
de colores aparece con preferencia en protocolos de esquizofrenia y en otros grupos clínicos,
apareciendo allí como representante de un "arrastre de excitación", que puede exteriorizarse
en agresiones directas o en una desinhibición del decurso de las ideas. Frente a ésto el blanco
se percibe sorprendentemente como un color reductor, de manera que Halder supone que en
este color se encierra el intento de una reducción que no puede mantenerse firme ante la
excitación.
Gris
Según dice Lüscher el gris es el color de la neutralidad. No sería ni colorido, ni claro, ni
oscuro, ni tenso, ni aliviador, y así estaría completamente libre de cualquier tendencia
psíquica. De manera que el gris no representaría ningún territorio susceptible de ser
reavivado, sino que sería la frontera, frontera de un país de nadie, contorno o división. Siendo
también el color de la abstracción, que divide los antagonismos: "el gris es toda la teoría".
"Aquel que elige el gris, la frontera, en primer lugar en el test, no desea darse a conocer y
quiere protegerse de toda influencia, para mantenerse libre de excitaciones." De esta forma el
gris es preferido con frecuencia por ejemplo cuando se sufre un gran cansancio y en las
situaciones de exámen. Aquel que rechaza el gris, es que lo encuentra aburrido y carente de
vida y prefiere los otros colores cargados de emociones. Según Halder el gris puede indicar
retraimiento, una diestra conducta evasiva, la evitación de un compromiso emocional, pero
también rasgos de embotamiento. El gris es el color clasificado como menos excitante, y de
todos los colores del test piramidal de colores el considerado más desagradable. A modo de
complemento se añaden aquí las opiniones de Halder, que sostiene que el gris en sus
tonalidades oscuras tiene el carácter de una función neutralizadora, debilitadora de estímulos
y reducto-ra. Podría bautizarse como el color de la "represión". El gris caracteriza a personas
que evitan las dificultades, ignoran-dolas o yendo por otro camino para no encontrárselas,
pero también puede ser un indicador de cualidades diplomáticas.
Verde
La tonalidad verde intensa del test piramidal de los colores la describe Halder como "momento
de estabilidad y conseguida regulación de las fuerzas". De esta manera el verde puede ser
interpretado como una señal de integración, como signo de sensibilidad madura y de la
compensación entre el mundo exterior y el interior. Si hay alguien que es reincidente eligiendo
el verde, ésto quiere decir que existe un característica contraria que lleva hacia el
neuroticismo, la inestabilidad y las alteraciones en las relaciones. Para Lüscher el verde
azulado elegido para su test es la expresión de la defensiva ante los cambios, los signos de
estabilidad y autoconfirmación, de la tensión de voluntad con el propósito de la perseverancia.
La aparente contradicción entre estos dos enunciados se disipa cuando se tiene en cuenta
que el test piramidal de los colores escoge un verde medio fuerte, y Lüscher elige un verde
azulado más frío. El efecto positivo de estabilidad del verde en Halder parece con Lüscher
desplazado hacia un significado con una perseverancia demasiado acentuada.
Marrón
De acuerdo con Lüscher el marrón es un rojo amarillento oscurecido, y por consi-guiente la
fuerza vital del rojo queda aquí rebajada. La vitalidad sigue permaneciendo, pero ya no tiene
un efecto activo, sino una sensación pasiva. El marrón representa la sensación vital, sensual,
de manera que la posición de este color en el test de Lüscher daría información sobre la
actitud ante la sensación corporal vital. Si al marrón se le da una posición preferente en la
serie de colores del test, esto da muestras de un aumento de las necesidades de relajación
mediante la comodidad y la satisfacción sensual. Según Halder el marrón se consideró en el
test piramidal de los colores como "representante de una fuerza de resistencia psíquica". Su
importancia se deriva de que puede obtenerse de la mezcla del naranja con el negro. En el
test piramidal de colores el naranja tiene el significado de la orientabilidad pasiva de
necesidades. En el caso del marrón también se añade la acentuación reductora, que hace que
la postura ante las pretensiones sea más bien perseverante y tenaz. Pero el marrón
representa al mismo tiempo también la energía vital positiva
Negro
El negro, como el gris, es considerado por Halder como el tener la tendencia a bloquear y
rechazar los sentimientos afectivos. Como un color completo, el negro es considerado como
más potente y enfático que el gris, y es así el color con el más enfático y diminutivo efecto
activo, pero también es considerado como un color no placentero. Según Lüscher el negro
significa una parada final, un limite absoluto, el punto donde cesa la vida. El negro expresa la
idea de la nada, rechazo tanto como oposición a la acepta-ción que, en el blanco alcanza su
apogeo en absoluta liber-tad y sin defectos. El negro también significa elegancia, tragedia y
luto.
Rojo
Según Max Lüscher el rojo es la expresión de la fuerza vital y del culmen de la excitación
vegetativa. "El rojo eleva el pulso, la presión sanguínea y la frecuencia respiratoria.(...) Con lo
cual tiene el significado del anhelo y todas las formas del apetito. El rojo es el impulso para
causar efectos, para conquistar el éxito y para codiciar con ansias lo que brindan la intensidad
y la abundancia de vivencias. El rojo es el impulso, la voluntad vital de conquista y la potencia,
desde la fuerza instintiva sexual hasta la transformación revolucionaria". Según Halder el rojo
representa "la capacidad de reacción general a los estímulos externos, indica la medida de la
excitabilidad emocional". Si una persona de las sometidas al experimento no escoge el color
rojo en la pirámide del color, ésto alude a una inhibición o a un retraimiento de los
acontecimientos de su entorno. "El rojo también puede integrarse posiblemente como
contraindicador para las tendencias neuróticas".
Violeta
Según Halder el violeta es un color mezcla que presenta dos caras, ya que en este color
conviven tanto elementos inhibidores como elementos estimulantes. De esta forma el violeta
representa una intranquilidad interna y una inestabilidad, que puede ser tanto un signo de
alteraciones como un indicador de tendencias evolutivas y de desarrollo. Diferenciando aquí el
test piramidal de los colores entre dos tonalidades de violeta, de las cuales a la más oscura se
la considera más negativa, porque además sería reductora y así no podría dejar fluir el
desasosiego. Así que este violeta es a menudo elegido especialmente por grupos con altera-
ciones psíquicas. También Lüscher ve en el violeta en primer término la mezcla entre el rojo y
el azul. Los significados del rojo como conquistador impulsivo y del azul como entregado
cariñoso se funden en una unidad, que se convierte en signo identificativo. "Este signo
identificativo es una "partizipation mystique", una compenetración suprasensible, que se con-
vierte en un sentimiento de unidad, de modo que todo lo que yo pienso y quiero, se tiene que
corresponder con la realidad. Este poder se llama encantamiento, magia, y jus-tamente ese es
el significado del violeta. Aquel que opte por el violeta, es que querrá entrar en un proceso
mágico". De acuerdo con Lüscher el violeta puede significar la unidad como fusión erótica,
pero también puede ser la indiferencia y la indecisión vacilante
Púrpura
Lamentablemente al púrpura no se le presta atención ni en el test piramidal de los colores ni
en el test de Lüscher. De acuerdo con lo que dice Ingrid Riedel este color encarna la dignidad
y la autoridad. Aquí se incluye el atuendo de soberano de Júpiter así como el de los
emperadores bizantinos. Del atuendo del emperador bizantino y de su color se derivaría el
manto de Cristo representado en los mosaicos bizantinos, que lo representan más como
soberano del mundo que como Cristo doliente. El púrpura de los cardenales también se
encuadraría dentro de esta tradición.

Forma es un término amplio que encierra diversos significados. Puede referirse a una
apariencia externa reconocible como seria la de una silla o la del cuerpo huma-no que en ella
se sienta. También cabe que aluda a un estado particular en el que algo actúa o se revela por
sí mismo, como por ejemplo, al hablar del agua cuando es hielo o vapor. En arte.
La forma sugiere la referencia a la estructura interna, al contorno exterior y al principio.
Frecuentemente, la forma incluye un sentido de masa o de volumen tridimensional, mientras
que el contorno apunta más en concreto al aspecto esencial que gobierna a la apariencia
formal, es decir, la configuración o disposición relativas de líneas perfiles que delimitan una
figura o forma.
La psicología de la Gestlat afirma que la mente simplifica el entorno visual a fin de
comprenderlo. Ante una composición cualquiera de formas tendemos a reducir el motivo que
abarque nuestro campo de visión a los contornos más elementales y regulares que sea
posible
El circulo
Es una figura centrada e introspectiva, generalmente estable y auto centrada en su entorno.
El triangulo
Significa estabilidad; es una figura extraordinariamente estable cuando descansa sobre uno de
sus lados. No obstante, cuando se inclina hasta sostenerse sobre uno de sus vértices puede
que dar en un estado de precario equilibrio o ser inestable.
El cuadrado
Representa lo puro y lo racional. Es una figura estática y neutra, carece de una dirección
concreta
Los cubos, Los cilindros, Las esfera y Las pirámides
Son las formas que la luz pone de manifiesto con más relevancia; su imagen es diferenciable y
tangible y son las que tienen las formas más bellas.

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