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ASPECTOS SOCIALES
DEL ANCIANO.
Profesora:
Nyree Morgado
Integrantes:
Amry Bolívar CI: 23498368
Víctor Contreras CI: 24153149
Carmen Flores CI: 22727014
Geraldine Grateron CI: 21.301.963
Franceska Mendoza CI: 25976689
Mario Meregote CI: 24.594.509
4to "7"
Octubre, 2019.
INTRODUCCIÓN
Las actividades de la vida diaria son elementos claves para medir la calidad
de vida y el estatus funcional en los adultos mayores. Las actividades de la vida
diaria varían sobre un conjunto de tareas cotidianas comunes que se requieren
para el auto cuidado personal y una vida independiente.
Existe una gran diferencia sobre como los ve la sociedad y como se ven ellos;
creen que son grandes desconocidos para el resto y que la imagen estereotipada
que tienen de ellos como colectivo social no les hace justicia. Mientras que la
sociedad los mira como personas que ya han cumplido su papel y no tienen una
razón específica para pertenecer allí, más que para ralentizar el crecimiento.
Los abuelos tienen la capacidad de continuar con una sus vidas y adaptarse
a los requerimientos que su cotidianidad del exige en el siglo xxi, y aunque son
conscientes de sus cambios físicos y mentales, aún tienen bastante que ofrecer.
A pesar de estas perspectivas de resiliencia características del abuelo, este se
sumerge ante el imaginario social que hace que todas estas capacidades sean
olvidadas, y con ellas su rol social.
El abuelo es, sin duda, una persona muy importante para toda la familia;
brinda un invaluable apoyo en el cuidado y la crianza de sus nietos. Sobre todo
en estos tiempos en que ambos padres trabajan; son los abuelos quienes
colaboran con sus hijos de forma significativa en la educación de sus nietos.
Por otra parte, si los abuelos son capaces de tomar una postura que equilibre
a las dos partes, pueden ser una fuente de solución de problemas muy
conveniente para todos. Por un lado, el papel de los abuelos en la familia en
conflicto puede ser el de facilitadores de la comunicación, pero no solo eso,
también pueden aportar calma y perspectiva al problema. Además de poder
ofrecer distintas alternativas de solución y asegurarse de que tanto padres como
hijos ponen en marcha efectivamente el acuerdo al que finalmente lleguen. De
alguna manera pueden actuar como garantía de este tipo de pactos.
Hoy en día las personas quieren casarse a más tardía edad o simplemente no
casarse, ya no se ve inadecuado o raro el ser soltera, a comparación de antes
que a las solteras se les veía mal como que no cumplían su función como mujer,
al casarse y atender a su familia.
Matrimonio:
El matrimonio de mayores no tiene los antecedentes de convivencia de
decenas de años que generó no solo amor sino un máximo entendimiento y
mutua dependencia. Deben, los mayores que desean contraer matrimonio,
meditarlo mucho y estar preparados para máxima tolerancia entre ellos, pero
también predispuestos para el cambio porque son dos personas con carácter
formado, idiosincrasia formada que es muy difícil o imposible de cambiar, solo
compatibilizar y aceptar diferencias.
A todo esto hay que agregar y tener muy presente las diferencias de salud que
ambos puedan padecer y los familiares directos (hijos) que puedan integrar el
hogar. Superado lo anterior, algo bastante difícil, faltas la armonía matrimonial.
Personas mayores, casi siempre con experiencias de matrimonio anteriores,
responsables de sus actos habrán considerado todo lo anterior. Aquí sí es muy
importante el periodo de "novios" que debe ser más de inteligencia que de pasión
amorosa. Todos los detalles deben ser tenidos en cuenta. La gama de detalles es
infinita.
Por ello jubilarse y envejecer no justifica que nos retiremos de la vida social
sino que por el contrario, implica una forma diferente de participación,
indispensable para nuestro propio crecimiento y el de nuestros hijos. El miedo a
la vejez tiene que ver con la idea instalada en el imaginario social: declinación de
todas las funciones, deterioro físico y psíquico, y la temible falta de autonomía
que lleva implícita la dependencia. Los fantasmas del envejecer están
relacionados con los prejuicios de nuestra sociedad, que se ciernen sobre ellos
signándoles a tener conductas acordes a lo determinado por dicho imaginario.
Sexualidad en el anciano
Nuestra colaboración como cuidadores será tanto más efectiva cuanto más
recordemos algo que a todos nos afecta: a ninguno nos gusta ser dependiente.
Esto es así de claro cuando la dependencia es fortuita, así que imaginemos si se
convierte en habitual. Una persona mayor que tiene problemas para caminar, ver,
escuchar, comer, asearse o cualquiera otra función vital y cotidiana, puede tener
la sensación de que 'da la lata'. Y esto no le viene bien a ella, pero tampoco a
quien la cuida. La ración extra de mimos, nuevamente, es un buen remedio
contra sensaciones extremas.