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MODELANDO EL COSMOS (II)

Ángel R. López Sánchez


Expansión del Espacio-Tiempo
¿Cómo podemos medir la expansión del espacio-tiempo? Los cosmólogos usan el
factor de escala, que no es otra cosa que una medida del tamaño del Universo en una época
determinada con respecto al tamaño actual. Por ejemplo, si el factor de escala es 0,5, estamos
hablando de una época en la que el Universo era la mitad de lo que es ahora. Existe una relación
directa entre el corrimiento al rojo (redshift, como se dice en inglés), consecuencia de la
velocidad con que se alejan las galaxias entre sí, y el factor de escala.

En la expansión del Universo las galaxias se


alejan entre sí de forma proporcional a la
distancia que las separa. El factor de escala
indica la relación entre el tamaño del
Universo en un momento determinado con
respecto a su tamaño actual.

Quizás estamos acostumbrados a hablar del corrimiento al rojo. Pero, ¿qué significa? Se
puede explicar recurriendo a un fenómeno físico bien conocido: el efecto Doppler. Cuando un
objeto que emite una onda (luminosa, sonora o de otro tipo) se mueve con respecto a un
observador, éste mide que las características de la onda emitida son diferentes a sus valores en
reposo. El ejemplo más claro es el del tren que se acerca a nosotros: a principio lo oímos con un
tono más agudo, que pasa a ser grave al alejarse. Lo mismo ocurre con la luz: si un objeto que
emite ondas luminosas se acerca, vemos que esta luz se hace más azul, mientras que si se aleja
se la luz se enrojece. Lo que observamos en el Universo es algo similar al efecto Doppler: al
expandirse el espacio, la distancia entre las galaxias se ensancha, por lo que percibimos que la
luz que nos llega de ellas es más roja y que se alejan de nosotros.

Diagrama explicativo del efecto Doppler. Si un objeto se acerca al observador, las ondas que aquél emite

se desplazan al azul. Si el objeto se aleja, al rojo.

Además, conforme más distante se encuentra una galaxia, a mayor velocidad la


observamos alejarse. Éste fue el vital descubrimiento que llevó a cabo Edwin Hubble a
principios de los años treinta del siglo pasado, enunciando la ley que lleva su nombre.
La proporción entre distancia y velocidad es la constante de Hubble.
La Ley de Hubble
Aunque no es el objetivo de este artículo de divulgación introducir ecuaciones
matemáticas, el lector me va a permitir dos excepciones sencillas que ayudan a afianzar
conceptos y comprobar que algunas fórmulas tienen verdaderamente sentido físico.
Primero, veamos la relación entre factor de escala, R, y redshift, z:
aOBSERVADO 1
R 
aACTUAL 1 z

aOBSERVADO = Tamaño del Universo observado en un momento dado.


aACTUAL = Tamaño actual del Universo.
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Para z = 0 (en el momento actual), R vale 1, algo completamente lógico (el tamaño del
Universo observado ahora es igual que el tamaño del Universo actual). Al aumentar el redshift,
el factor de escala disminuye. En el inicio del Cosmos, R sería cero y z infinito. Esta expresión
significa que al medir el desplazamiento hacia el rojo de una galaxia o de un cuásar sabemos de
inmediato su R correspondiente en el momento en el que fue emitida su luz. Por ejemplo, la luz
de una galaxia con z = 1 fue emitida cuando el valor del factor de escala del Universo era la
mitad de su valor actual, es decir, cuando la distancia media entre las galaxias era la mitad que
ahora. Los cuásares con z = 4 emitieron la luz que vemos cuando el factor de escala R era una
quinta parte de su valor actual.
La otra ecuación que me permito recoger a continuación es la más sencilla de la Física:
la del movimiento rectilíneo uniforme. No hace falta saber Física para conocerla, todos la hemos
usado en muchas ocasiones: la velocidad a la que se mueve un cuerpo se puede calcular
dividiendo la distancia que recorre entre el tiempo empleado. De forma matemática se puede
formular así: v  H0  d
¿Cómo? ¿Dónde está la división? Si la miramos detenidamente, vemos que
efectivamente en el primer término tenemos la velocidad, v, y en el segundo la distancia, d. Por
lo tanto, esa H0 debe tener algo que ver con una división entre el tiempo. Escrita así, esta
ecuación no es otra que la Ley de Hubble: a mayor distancia, más rápido se alejan las galaxias.
Precisamente, la constante de proporcionalidad entre la distancia y la velocidad es la constante
de Hubble, H0. Si representamos gráficamente una frente a la otra, para varios cúmulos de
galaxias, vemos claramente la relación lineal.

Ejemplo de la Ley de Hubble, obtenido mediante los programas CLEA de prácticas de astrofísica.

El análisis de los datos del programa daba un valor de H 0= 72  2 km/s/Mpc.

La unidad que se usa para la velocidad de recesión de las galaxias es el km/s, mientras
que la distancia se mide en megaparsecs, Mpc (un Mpc son 3.27 millones de años-luz). Por este
motivo, las unidades de H0 son los km / s / Mpc. Uno de los mayores objetivos en la Cosmología
actual es concretar el valor de la constante de Hubble. Precisamente, el Telescopio Espacial
Hubble tenía como uno de sus objetivos principales el determinar H0 (por eso el satélite recibió
este nombre). A mitad de la década pasada se estimó que H0 estaba en torno a los 70 km/s/Mpc.
Esto significa que a una distancia de 1 Mpc una galaxia se alejaría a 70 km/s, mientras que a una
distancia de 200 Mpc se alejaría a 200  70 = 1 400 km/s.
Isagogé, 2 (2005) 11
1.210

39,300

61.200
Debido a la expansión del Universo, las líneas espectrales de galaxias más alejadas se desplazan más
hacia el rojo, por lo que su velocidad de recesión es mayor. Ésta es la esencia de la Ley de Hubble.
Pero aún hay más. Podríamos simplificar las unidades de H0 puesto que estamos
multiplicando por kilómetros y dividiendo por megaparsecs, ambas unidades de distancia. Con
los cambios apropiados, tenemos que la constante de Hubble es la inversa del tiempo. Este
tiempo se conoce como tiempo de Hubble y... cosas de la Física... es la edad del Universo, salvo
por un factorcillo que depende de la geometría del espacio-tiempo. Así se ha podido determinar
que la edad del Universo es de 13.700 millones de años o, escrito como lo suelen hacer los
cosmólogos, 13,7 Giga-años.
El destino del Universo
Ya hemos hablado de los primeros momentos del Universo. Preguntémonos ahora qué
pasará en el futuro. Esquematizando el problema, nos podemos cuestionar cómo cambia el
factor de escala al avanzar el tiempo. Esto es, el Universo puede continuar expandiéndose
indefinidamente o frenarse y comenzar a comprimirse. Que suceda una cosa u otra depende de
la cantidad de materia que exista en nuestro Cosmos. Volvemos a un problema básico de
Física: dos fuerzas que se oponen tienden a equilibrarse. Por un lado, la expansión del Universo,
que aumenta indefinidamente el tamaño del mismo. Por el otro, la fuerza gravitatoria, que tiende
a atraer los cuerpos materiales entre sí. Si la fuerza gravitatoria es suficiente como para frenar la
expansión, el Universo se irá encogiendo en un futuro. En el caso contrario, se expandirá para
siempre.
¿De qué depende la fuerza gravitatoria? De la cantidad de materia que exista. Los
cosmólogos hablan de densidades de materia (masa dividido por volumen). Existe un caso
límite entre un Universo en expansión indefinida y otro que se colapsa: es aquél en el que la
expansión se detiene en un tiempo infinito. La densidad de materia en este tipo de universo
recibe el nombre de densidad crítica. Por lo tanto, otro de los problemas de los cosmólogos es
precisar el valor de la densidad de nuestro Universo (designada con la letra griega ): si es
mayor que la crítica, se comprimirá (universo cerrado) mientras que si es menor se expandirá
continuamente (universo abierto). La geometría del espacio-tiempo también variaría
dependiendo de este parámetro: mientras un universo abierto tendría una geometría con un
espacio hiperbólico (con la forma de una silla de montar), la de un universo cerrado sería una
geometría esférica.

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Un curioso extraterrestre se sorprende al comprobar cómo se mueve la luz según la geometría del universo:
espacio plano (izquierda), abierto (una silla de montar, centro) y cerrado (una esfera, derecha).
En el caso en que el Universo llegue a frenarse y se comprima, se llegaría a una
singularidad equivalente al Big Bang, que recibe el nombre de Big Crunch (Gran Crujido en
inglés). En este punto, algunos autores opinan que este fin del Universo puede dar lugar a un
rebote en otro Big Bang y comenzar todo el ciclo otra vez. Esta posibilidad no deja de ser
atractiva y conlleva más preguntas filosóficas: ¿podría haber sido nuestro Big Bang
consecuencia del colapso de un anterior ciclo? ¿Y ese ciclo podría haber venido de otros?
¿Cuántos ciclos anteriores han habido y cuántos posteriores habrá?

Posibles futuros del Universo,


en función de su densidad.
Se representa el tamaño del
Universo frente al tiempo
transcurrido desde la Gran
Explosión. El destino final
dependerá de la densidad
total del Universo.

Las teorías cosmológicas con las que se trabaja actualmente, apoyadas por las teorías de
supersimetrías y cuerdas, indican que la densidad del Universo es realmente la crítica (el
Universo tendría una geometría plana). Contemos, pues, la materia que vemos en el Universo.
Esto se lleva haciendo ya años: vemos la luz que nos llega de las galaxias, estimamos cuántas
estrellas son necesarias para producir esa cantidad de luz y sumamos. Encontramos que el valor
de  es de sólo el 4% de la densidad crítica, CRÍTICA. Parece así que el Universo estaría
condenado a expandirse eternamente.
La materia que no vemos
¿Hemos contado bien? ¿Y si hay materia que no vemos? Existen otras formas de
estimar las masas de las galaxias: tomamos un espectro de una galaxia y medimos mediante
efecto Doppler cómo gira (la zona que se acerca a nosotros estará desplazada al azul mientras
que la que se aleja se mueve al rojo). Aplicando dinámica clásica obtenemos una nueva
estimación de la masa... que resulta no coincidir con el cálculo anterior. ¡Ahora hay más masa!
¡Realmente hay materia que no vemos! Es el problema de la materia oscura.
¿Qué es la materia oscura? ¿Cuánta hay? Podemos dar una respuesta más correcta a la
segunda pregunta que a la primera: es la que nos sobra al restar de la masa estimada mediante
dinámica la masa derivada mediante la luz. Este número es mayor en los cúmulos de galaxias,
por lo que a mayor escala la proporción entre materia oscura sobre materia ordinaria es mucho
mayor. Pero no sabemos en qué consiste. Podrían ser objetos fríos, como enanas marrones o
planetas. Incluso agujeros negros supermasivos. Pero harían falta muchos de estos cuerpos para
explicar el exceso de masa. Además, los modelos de nucleosíntesis en el Big Bang no predicen
tanta materia ordinaria. Sabemos que la materia oscura interacciona muy débilmente con la
materia común, solo pudiendo apreciar sus efectos cuando saltamos al reino de las galaxias y los
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cúmulos de galaxias. Actualmente se tienen dos ideas sobre su naturaleza. Por un lado, la masa
perdida podría ser la correspondiente a la de los esquivos neutrinos, las partículas usadas para
explicar las desintegraciones radiactivas. Su masa es muy pequeña (los protones son unos 100
millones de veces más pesados) pero al existir tan enorme cantidad de ellos podrían ser la clave.
Los neutrinos formarían la materia oscura caliente porque, al ser tan poco masivos, serían
partículas relativistas (calientes) cuando dejan de interaccionar con el resto de la materia
durante el primer segundo del Universo. Por otro lado, la materia oscura podría estar constituida
por todas aquellas partículas raras y masivas que predicen las teorías de supersimetrías. Como
estas partículas no fueron relativistas cuando se desacoplaron de la materia ordinaria se las
conoce como materia oscura fría.
Materia normal, materia oscura, radiación y ... ¿energía del vacío?
Aún así, considerando la materia oscura (sea del tipo que fuere), se encuentra que la
densidad de materia del Universo es del 27% del valor crítico. ¿Nos falta algo más de materia?
Revisemos nuestros razonamientos. Sabemos que vivimos en un Universo en expansión que
puede explicarse conociendo el valor de la constante de Hubble, H0, y la densidad de materia,
M. Clásicamente, la fuerza gravitatoria creada por la materia siempre es atractiva. Cuando
Einstein desarrolló la Teoría General de la Relatividad encontró que predecía un Cosmos
dinámico, al contrario de la visión estática que se tenía entonces del Universo, por lo que añadió
a sus ecuaciones un término que provocaba repulsión gravitatoria. Cuando Hubble descubrió la
expansión del espacio, Einstein despreció este factor, que se conoce como constante
cosmológica, llegando incluso a afirmar que fue uno de los mayores errores de su vida. La
constante cosmológica se ha asociado a la idea de que el vacío tiene una energía que se opone a
la fuerza gravitatoria, provocando una aceleración de la expansión cósmica. Dicho con otras
palabras, es como si existiesen masas negativas. Por lo tanto, debemos considerar el efecto de la
constante cosmológica en nuestro conteo de la materia total del Universo.
La energía del vacío (conocida alternativamente como energía oscura) también tiene
asociada una densidad de energía. Si nos creemos las teorías en las que el Universo es plano, la
densidad crítica deberá ser igual a la suma de la densidad de materia, M, donde contamos tanto
la materia ordinaria como la oscura, más la densidad de energía del vacío, .
¿Pero cuánto vale la constante cosmológica?
De nuevo estamos en la ignorancia. Intentémoslo buscando algo que podamos medir
observacionalmente. Por ejemplo, podemos preguntarnos qué efecto tendría la densidad de
energía del vacío en la edad del Universo. Si la densidad de materia fuera cero (¡algo imposible
porque estamos aquí!) su edad sería sencillamente el tiempo de Hubble. Ya hemos insistido en
cómo la materia frena la expansión, en este caso la edad será menor que el tiempo de Hubble.
Pero en el caso de existir una densidad de energía del vacío ocurriría todo lo contrario:
viviríamos en un universo mucho más viejo de lo que hemos estado considerando hasta ahora.
El Universo no se estaría frenando: la expansión se acelera.

Gráfico que representa la edad del Universo

en función de la densidad de materia, M

y densidad de energía del vacío, .

Pueden enviar sus preguntas y sugerencias a: angelrls@ll.iac.es

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