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Quizás estamos acostumbrados a hablar del corrimiento al rojo. Pero, ¿qué significa? Se
puede explicar recurriendo a un fenómeno físico bien conocido: el efecto Doppler. Cuando un
objeto que emite una onda (luminosa, sonora o de otro tipo) se mueve con respecto a un
observador, éste mide que las características de la onda emitida son diferentes a sus valores en
reposo. El ejemplo más claro es el del tren que se acerca a nosotros: a principio lo oímos con un
tono más agudo, que pasa a ser grave al alejarse. Lo mismo ocurre con la luz: si un objeto que
emite ondas luminosas se acerca, vemos que esta luz se hace más azul, mientras que si se aleja
se la luz se enrojece. Lo que observamos en el Universo es algo similar al efecto Doppler: al
expandirse el espacio, la distancia entre las galaxias se ensancha, por lo que percibimos que la
luz que nos llega de ellas es más roja y que se alejan de nosotros.
Diagrama explicativo del efecto Doppler. Si un objeto se acerca al observador, las ondas que aquél emite
Ejemplo de la Ley de Hubble, obtenido mediante los programas CLEA de prácticas de astrofísica.
La unidad que se usa para la velocidad de recesión de las galaxias es el km/s, mientras
que la distancia se mide en megaparsecs, Mpc (un Mpc son 3.27 millones de años-luz). Por este
motivo, las unidades de H0 son los km / s / Mpc. Uno de los mayores objetivos en la Cosmología
actual es concretar el valor de la constante de Hubble. Precisamente, el Telescopio Espacial
Hubble tenía como uno de sus objetivos principales el determinar H0 (por eso el satélite recibió
este nombre). A mitad de la década pasada se estimó que H0 estaba en torno a los 70 km/s/Mpc.
Esto significa que a una distancia de 1 Mpc una galaxia se alejaría a 70 km/s, mientras que a una
distancia de 200 Mpc se alejaría a 200 70 = 1 400 km/s.
Isagogé, 2 (2005) 11
1.210
39,300
61.200
Debido a la expansión del Universo, las líneas espectrales de galaxias más alejadas se desplazan más
hacia el rojo, por lo que su velocidad de recesión es mayor. Ésta es la esencia de la Ley de Hubble.
Pero aún hay más. Podríamos simplificar las unidades de H0 puesto que estamos
multiplicando por kilómetros y dividiendo por megaparsecs, ambas unidades de distancia. Con
los cambios apropiados, tenemos que la constante de Hubble es la inversa del tiempo. Este
tiempo se conoce como tiempo de Hubble y... cosas de la Física... es la edad del Universo, salvo
por un factorcillo que depende de la geometría del espacio-tiempo. Así se ha podido determinar
que la edad del Universo es de 13.700 millones de años o, escrito como lo suelen hacer los
cosmólogos, 13,7 Giga-años.
El destino del Universo
Ya hemos hablado de los primeros momentos del Universo. Preguntémonos ahora qué
pasará en el futuro. Esquematizando el problema, nos podemos cuestionar cómo cambia el
factor de escala al avanzar el tiempo. Esto es, el Universo puede continuar expandiéndose
indefinidamente o frenarse y comenzar a comprimirse. Que suceda una cosa u otra depende de
la cantidad de materia que exista en nuestro Cosmos. Volvemos a un problema básico de
Física: dos fuerzas que se oponen tienden a equilibrarse. Por un lado, la expansión del Universo,
que aumenta indefinidamente el tamaño del mismo. Por el otro, la fuerza gravitatoria, que tiende
a atraer los cuerpos materiales entre sí. Si la fuerza gravitatoria es suficiente como para frenar la
expansión, el Universo se irá encogiendo en un futuro. En el caso contrario, se expandirá para
siempre.
¿De qué depende la fuerza gravitatoria? De la cantidad de materia que exista. Los
cosmólogos hablan de densidades de materia (masa dividido por volumen). Existe un caso
límite entre un Universo en expansión indefinida y otro que se colapsa: es aquél en el que la
expansión se detiene en un tiempo infinito. La densidad de materia en este tipo de universo
recibe el nombre de densidad crítica. Por lo tanto, otro de los problemas de los cosmólogos es
precisar el valor de la densidad de nuestro Universo (designada con la letra griega ): si es
mayor que la crítica, se comprimirá (universo cerrado) mientras que si es menor se expandirá
continuamente (universo abierto). La geometría del espacio-tiempo también variaría
dependiendo de este parámetro: mientras un universo abierto tendría una geometría con un
espacio hiperbólico (con la forma de una silla de montar), la de un universo cerrado sería una
geometría esférica.
12 Isagogé, 2 (2005)
Un curioso extraterrestre se sorprende al comprobar cómo se mueve la luz según la geometría del universo:
espacio plano (izquierda), abierto (una silla de montar, centro) y cerrado (una esfera, derecha).
En el caso en que el Universo llegue a frenarse y se comprima, se llegaría a una
singularidad equivalente al Big Bang, que recibe el nombre de Big Crunch (Gran Crujido en
inglés). En este punto, algunos autores opinan que este fin del Universo puede dar lugar a un
rebote en otro Big Bang y comenzar todo el ciclo otra vez. Esta posibilidad no deja de ser
atractiva y conlleva más preguntas filosóficas: ¿podría haber sido nuestro Big Bang
consecuencia del colapso de un anterior ciclo? ¿Y ese ciclo podría haber venido de otros?
¿Cuántos ciclos anteriores han habido y cuántos posteriores habrá?
Las teorías cosmológicas con las que se trabaja actualmente, apoyadas por las teorías de
supersimetrías y cuerdas, indican que la densidad del Universo es realmente la crítica (el
Universo tendría una geometría plana). Contemos, pues, la materia que vemos en el Universo.
Esto se lleva haciendo ya años: vemos la luz que nos llega de las galaxias, estimamos cuántas
estrellas son necesarias para producir esa cantidad de luz y sumamos. Encontramos que el valor
de es de sólo el 4% de la densidad crítica, CRÍTICA. Parece así que el Universo estaría
condenado a expandirse eternamente.
La materia que no vemos
¿Hemos contado bien? ¿Y si hay materia que no vemos? Existen otras formas de
estimar las masas de las galaxias: tomamos un espectro de una galaxia y medimos mediante
efecto Doppler cómo gira (la zona que se acerca a nosotros estará desplazada al azul mientras
que la que se aleja se mueve al rojo). Aplicando dinámica clásica obtenemos una nueva
estimación de la masa... que resulta no coincidir con el cálculo anterior. ¡Ahora hay más masa!
¡Realmente hay materia que no vemos! Es el problema de la materia oscura.
¿Qué es la materia oscura? ¿Cuánta hay? Podemos dar una respuesta más correcta a la
segunda pregunta que a la primera: es la que nos sobra al restar de la masa estimada mediante
dinámica la masa derivada mediante la luz. Este número es mayor en los cúmulos de galaxias,
por lo que a mayor escala la proporción entre materia oscura sobre materia ordinaria es mucho
mayor. Pero no sabemos en qué consiste. Podrían ser objetos fríos, como enanas marrones o
planetas. Incluso agujeros negros supermasivos. Pero harían falta muchos de estos cuerpos para
explicar el exceso de masa. Además, los modelos de nucleosíntesis en el Big Bang no predicen
tanta materia ordinaria. Sabemos que la materia oscura interacciona muy débilmente con la
materia común, solo pudiendo apreciar sus efectos cuando saltamos al reino de las galaxias y los
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cúmulos de galaxias. Actualmente se tienen dos ideas sobre su naturaleza. Por un lado, la masa
perdida podría ser la correspondiente a la de los esquivos neutrinos, las partículas usadas para
explicar las desintegraciones radiactivas. Su masa es muy pequeña (los protones son unos 100
millones de veces más pesados) pero al existir tan enorme cantidad de ellos podrían ser la clave.
Los neutrinos formarían la materia oscura caliente porque, al ser tan poco masivos, serían
partículas relativistas (calientes) cuando dejan de interaccionar con el resto de la materia
durante el primer segundo del Universo. Por otro lado, la materia oscura podría estar constituida
por todas aquellas partículas raras y masivas que predicen las teorías de supersimetrías. Como
estas partículas no fueron relativistas cuando se desacoplaron de la materia ordinaria se las
conoce como materia oscura fría.
Materia normal, materia oscura, radiación y ... ¿energía del vacío?
Aún así, considerando la materia oscura (sea del tipo que fuere), se encuentra que la
densidad de materia del Universo es del 27% del valor crítico. ¿Nos falta algo más de materia?
Revisemos nuestros razonamientos. Sabemos que vivimos en un Universo en expansión que
puede explicarse conociendo el valor de la constante de Hubble, H0, y la densidad de materia,
M. Clásicamente, la fuerza gravitatoria creada por la materia siempre es atractiva. Cuando
Einstein desarrolló la Teoría General de la Relatividad encontró que predecía un Cosmos
dinámico, al contrario de la visión estática que se tenía entonces del Universo, por lo que añadió
a sus ecuaciones un término que provocaba repulsión gravitatoria. Cuando Hubble descubrió la
expansión del espacio, Einstein despreció este factor, que se conoce como constante
cosmológica, llegando incluso a afirmar que fue uno de los mayores errores de su vida. La
constante cosmológica se ha asociado a la idea de que el vacío tiene una energía que se opone a
la fuerza gravitatoria, provocando una aceleración de la expansión cósmica. Dicho con otras
palabras, es como si existiesen masas negativas. Por lo tanto, debemos considerar el efecto de la
constante cosmológica en nuestro conteo de la materia total del Universo.
La energía del vacío (conocida alternativamente como energía oscura) también tiene
asociada una densidad de energía. Si nos creemos las teorías en las que el Universo es plano, la
densidad crítica deberá ser igual a la suma de la densidad de materia, M, donde contamos tanto
la materia ordinaria como la oscura, más la densidad de energía del vacío, .
¿Pero cuánto vale la constante cosmológica?
De nuevo estamos en la ignorancia. Intentémoslo buscando algo que podamos medir
observacionalmente. Por ejemplo, podemos preguntarnos qué efecto tendría la densidad de
energía del vacío en la edad del Universo. Si la densidad de materia fuera cero (¡algo imposible
porque estamos aquí!) su edad sería sencillamente el tiempo de Hubble. Ya hemos insistido en
cómo la materia frena la expansión, en este caso la edad será menor que el tiempo de Hubble.
Pero en el caso de existir una densidad de energía del vacío ocurriría todo lo contrario:
viviríamos en un universo mucho más viejo de lo que hemos estado considerando hasta ahora.
El Universo no se estaría frenando: la expansión se acelera.
14 Isagogé, 2 (2005)