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Preparando Tu Testimonio

¿QUÉ es un testimonio?

Un testimonio es una manifestación pública de lo Jesucristo hizo en ti. “Dar tu


testimonio” significa contar la historia del encuentro con Jesús que transformó tu vida.

Hay diferentes tipos de testimonios y todos son válidos e importantes. Sin embargo, en
ONTHEREDBOX, te animamos a contar el testimonio de conversión. Es el momento en
el que pasaste de muerte a vida, de estar lejos de Dios a formar parte de su familia, de
tener una conciencia sucia a tener una conciencia limpia, de ser esclavo del pecado a
ser libre para servir a Dios, y de ser condenado a ser perdonado.

Nos referimos al cambio que experimentamos cuando depositamos nuestra fe en la


obra de Cristo en la cruz. Podríamos decir que hubo un antes y un después.

Como el testimonio es una experiencia personal, no hay otro igual, por eso es especial.
Cada historia con Dios es única y maravillosa. Cristo dio su vida por ti, escuchó tu
oración y te salvó, ¡tu testimonio no podría ser más espectacular!

¿QUIÉN tiene un testimonio?

Todos los que nos hemos arrepentido y que seguimos a Jesucristo tenemos un
testimonio. Muchos creyentes piensan que no tienen un testimonio si no han tenido un
pasado horrible y una conversión dramática, pero eso no es verdad. Si te has
arrepentido y le has entregado tu vida a Cristo, tienes una historia que contar.

Para ayudarte a pensar en ese encuentro transformador con Jesús, quisiera hacerte
algunas preguntas. Te invito a que le pidas al Espíritu Santo que te ayude a
contestarlas.

¿Cuándo te diste cuenta de que necesitabas ser perdonado?

¿De qué pecado(s) sentías la convicción del Espíritu Santo?

¿Qué hiciste al respecto?


¿Cómo te cambió Cristo?

Puede que haya sido un momento puntual en el que Dios te cambió o que haya sido
un proceso. Pero en algún momento, tenemos que tomar una decisión de dejar al
pecado y seguir a Cristo. Y no podemos tener un encuentro con Cristo sin ser
cambiados de alguna forma.

La historia del hombre gadareno es un gran ejemplo de un testimonio de conversión.


Jesús encuentra a un hombre endemoniado que vivía entre sepulcros y nadie lo podía
dominar. Jesús echa fuera el espíritu inmundo y libera al hombre. Vestido y en su pleno
juicio, Jesús le manda “Vete a tu casa y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha
hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti” (Marcos 5:19).

¿Qué ha hecho el Señor contigo? ¿Cómo ha tenido misericordia de ti? ¿De qué te ha
perdonado?

Para personas que siempre han estado en la iglesia y siempre han amado a Dios, a
veces es difícil hablar de un momento en particular en el que experimentaron un
cambio. No obstante, cuando damos la espalda al pecado y depositamos nuestra fe en
Jesús para el perdón de pecados, se produce un cambio en nosotros. El pecado que
antes disfrutamos, ahora nos da asco.

Si no lo has experimentado, ¿por qué no aprovechas este momento y le pides a Jesús


que te transforme ahora?

¿POR QUÉ debes contar tu testimonio?

Tu historia es poderosa para dar esperanza a otros acerca de lo que Cristo puede hacer
en sus vidas. Siempre hay alguien que se puede identificar con tu historia. Casi todos
los días lo vemos en el evangelismo. Recuerdo un vez que estaba hablando con un
joven judío, y hablamos un buen rato. Hablamos de Jesucristo, de la cruz y de la
resurrección. Al final le conté mi testimonio, cómo un día clamé a Dios y Cristo me
contestó. Le hablé del increíble cambio que experimenté y de las cosas que Jesús hizo
en mí. El chico se quedó con la boca abierta, no podría creer que era posible que eso
pasara. El testimonio animó a ese judío a buscar a Jesús.

Vemos algo parecido con la mujer samaritana. Dice la Biblia que “muchos de los
samaritanos creyeron en [Jesús] por el testimonio de ella” (Juan 4:39). Una mujer
sencilla contó lo que Jesús había hecho por ella. Estaba en una situación terrible, sin
salida, sin dignidad y Jesús la restauró, la perdonó y le dio vida. En consecuencia, todo
un pueblo vino a Cristo a causa de su testimonio.
Nadie puede negar lo que Cristo hizo en tu vida. La gente puede debatir tus doctrinas
y creencias, pero no pueden negar tu encuentro con Cristo. Cristo marcó tu vida; tú
recuerdas lo que sentiste y lo que viviste.

No tenemos que ser expertos en teología para contar nuestra historia, simplemente
hablamos de lo que pasó. Es parecido a un testigo que se presenta delante de un juez,
nadie le exigiría una justificación de lo que pasó, ni el uso correcto de términos
jurídicos. Sencillamente se espera que cuente fielmente lo que vio y que dé un informe
de los hechos; esa es nuestra tarea.

Encontramos un excelente ejemplo de un testigo en Juan 9. Los fariseos cuestionan el


poder de Jesús y quieren discutir con el hombre que fue sanado si Jesús venía de Dios
o no, pero el hombre no entra en discusiones teológicas. Comparte su historia,
refiriéndoles las palabras de Jesús y lo que hizo. Al final confiesa: “si es pecador, no lo
sé. Una cosa sé: fui ciego y ahora veo” (Juan 9:25).

No menosprecies lo que Cristo ha hecho en tu vida. Habla de lo que viviste porque


otros necesitan escucharlo.

¿CÓMO puedes contar tu testimonio?

A la gente le encanta escuchar historias, especialmente historias verídicas. Tu


testimonio es la historia de tu encuentro con Cristo. El encuentro más impactante de tu
vida, fue seguramente cuando te arrepentiste y te entregaste a Cristo.

Aun así, la versión de un testimonio de ONTHEREDBOX dura sólo 2 minutos. Para los
que hablan poco, eso puede parecer toda una eternidad, para otros, es un límite que
permite contar sólo lo esencial. En la calle nadie tiene la obligación de escucharnos,
¿por qué no ir al grano y honrar a la gente que nos regala dos minutos de su vida?
¿Para qué aburrir a la gente si queremos llegar a ellos? Al omitir detalles que no tienen
transcendencia, llegamos a más personas. Los que son curiosos y quieren saber más,
siempre te van a buscar después para hacerte preguntas.

Por lo tanto, céntrate en lo más importante de tu encuentro con Cristo y omite los
detalles que sobran.

ESTRUCTURA

En ONTHEREDBOX dividimos el testimonio en tres partes: la introducción, el cuerpo y


la conclusión.
Introducción

La introducción consiste en una declaración, una pregunta o la primera frase de tu


historia. La idea es captar la atención en los primeros cinco segundos que estás encima
de la caja. No hace falta que vuelvas a presentarte o que les digas que te sientes muy
honrado de hablar con ellos, aprovecha los primeros momentos para empezar fuerte,
llamar la atención de los que pasan por delante y darles la oportunidad de identificarse
contigo. Aquí tienes unos ejemplos:

“Violencia, abuso y miedo fueron la historia de mi niñez”.


“Yo crecí pensando que era una buena persona”.
“¿Alguna vez te has sentido atrapado?”

Cuerpo

El cuerpo es la parte más importante de tu testimonio. La idea principal es transmitir


cómo era tu vida antes de conocer a Jesús, cómo fue tu encuentro con él y que
cambió después de ese momento.

ANTES del encuentro

Si eres salvo es porque te has arrepentido de algo. Te animamos a mencionar un


PECADO específico en tu vida. Obviamente no debes entrar en mucho detalle porque
puede distraer. Mira los Diez Mandamientos y pregúntate, ¿cuál de ellos caracterizaba
mi vida? Quizás nunca robaste un bolso, pero no declarabas tus ingresos a Hacienda. A
lo mejor te llevabas libros de la biblioteca o te bajabas música y programas de internet
sin pagar por ellos. Quizás guardabas odio y rencor contra los que te habían ofendido
y buscabas formas de vengarte.

Nos ayuda escuchar ejemplos prácticos de cómo quebrantamos los mandamientos. A


menudo nos sirve para darnos cuenta de que no somos tan buenos como pensamos.

¿Cómo te diste cuenta de que te tenías que arrepentirte?

Queremos evitar hablar del vacío que sentíamos sin hablar de la raíz del problema que
era el pecado que nos separaba de Dios. El vacío o falta de alegría no eran nuestro
problema principal; el problema principal siempre es el PECADO.
Cuando abres tu corazón y confiesas esta parte vergonzosa de tu vida, pasarán varias
cosas. La gente será atraída por tu sinceridad y tu humildad, verán que no les estás
condenando a ellos, y el Espíritu Santo traerá convicción sobre los oyentes, también.

DURANTE el encuentro:

Esta es la parte más importante de tu testimonio. En un país religioso es muy común


que las personas crean que hay que ir a un lugar concreto para hablar con Dios, o que
hay que usar palabras especiales, incluso mágicas, para que nos escuche. Cuando
hablas del encuentro con Dios, sería bueno que explicaras dónde estabas, qué le
dijiste y cómo Él te contestó. Parafrasea tu oración porque mucha gente no sabe cómo
orar.

¿Cómo fue que te arrepentiste y confiaste en Cristo?

DESPUÉS del encuentro

Ha llegado el momento de explicar cómo cambió Jesús tu vida. Ya hablaste de lo que


hiciste tú, ahora es el momento de hablar de lo que hizo él. Seguramente podrías
resaltar muchas cosas que Jesús hizo en ti, aun así, sería bueno retomar las cosas que
comentaste en la parte ANTES del encuentro para marcar el cambio. Contrasta cómo
eras antes y habla de la transformación que experimentaste. Por ejemplo, si sentías
odio, explica cómo Cristo te ayudó a perdonar.

Conclusión

La conclusión representa un desafío al final del testimonio; es la oportunidad que


tienes para invitarlos a hacer lo que tú hiciste; es el llamado para retarlos a buscar a
Dios. También puedes aprovechar para hacerles ver la urgencia que existe. Nuestros
días están contados pero hoy tenemos la oportunidad de buscar a Jesús y hablar con
Dios.

Aquí hay unos ejemplos de frases que podrían serte útiles:


Lo que Cristo hizo en mi vida, lo puede hacer en la tuya también.


Sólo en Jesucristo hay perdón; ven a él.
Busca a Dios mientras puede ser hallado.
LENGUAJE

Siempre debemos recordar que estamos en la calle hablando con personas que quizás
nunca hayan entrado en una iglesia evangélica y nunca hayan escuchado el evangelio.
Es fundamental que hablemos de tal forma que nos puedan entender y que
eliminemos toda jerga evangélica. Lamentablemente nos acostumbramos con mucha
facilidad a un lenguaje que sólo los “redimidos” entendemos. Por ejemplo: “hemos
sido lavados con la sangre del Cordero”, “el hombre de Galilea murió en la cruz del
Calvario para salvarnos”, “desde que aceptamos a Jesús, ya no vivimos en pecado”.
La gente en la calle no entiende estas frases, así que es importante explicar las cosas
de una manera sencilla. Usa palabras comunes y transmite el concepto bíblico de tal
forma que un niño te pueda comprender. Si no estás seguro de si se entiende una
frase que estás usando, pregunta a alguien en la calle.

Te recomendamos que definas los conceptos claves que estás usando en tu


testimonio. Los conceptos principales de nuestro testimonio deberían ser PECADO,
ARREPENTIMIENTO y FE.

El concepto de “PECADO” se podría explicar como “hacer cosas que no agradan a


Dios” o “desobedecer los mandamientos, como mentir, robar o codiciar”. En algunos
casos incluso podríamos ser más específicos y dar algún ejemplo. En resumen,
queremos ayudarlos a entender qué es pecado y cómo fue parte de nuestras vidas, sin
distraer al público y sin glorificar lo malo que hemos hecho.

El “ARREPENTIMIENTO” implica un cambio de mente y de dirección. Es un cambio de


estilo de vida. Al dar la espalda a las cosas que no agradan a Dios, le pedimos que él
nos transforme. Queremos cambiar y dejar atrás el pecado.

La “FE” que salva no es intelectual, sino del corazón. Muchas personas “creen” en
Dios y en Jesús, pero no son salvos porque no han tomado la decisión de arrepentirse
y entregar sus vidas a Cristo. Esta fe significa rendir el control de tu vida a Cristo; dejar
de confiar en tus propias obras y poner tu confianza en lo que Jesucristo hizo por ti en
la cruz. Por eso podemos hablar de entregar tu vida a Cristo o rendirse a Él.

Hay muchos nombres para Dios en la Biblia. Para evitar confusión, en vez de
mencionar a Dios, el Señor o Jehová, recomendamos hablar de JESUCRISTO o
CRISTO. Dioses puede haber muchos y muchas personas asocian la palabras “dios”
con diferentes ideas. Sin embargo, sólo hay un Jesucristo. La Biblia lo dice claramente:
“No hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos” (Hechos 4:12). Usemos este nombre que es sobre todo nombre para atribuir a
él la salvación que experimentamos en nuestras vidas.
PRESENTACIÓN

Al subirnos a la caja para dar el testimonio, es oportuno tener en mente los siguientes
consejos prácticos que nos ayuden a conectar con las personas que nos estén
escuchando y transmitir nuestra historia con mayor eficacia y claridad:

1. Proyectar la voz sin gritar. Es desagradable escuchar los gritos de una persona, no
es necesario gritar para que la gente nos escuche. Te recomendamos que uses tu
diafragma en vez de tu garganta para subir el volumen de tu presentación y que
intentes hablar con tonos graves. Si lo encuentras difícil, ¿por qué no bajas el
volumen para sentirte cómodo e invitas a tu público a acercarse para que te oigan
bien? Lo más importante acerca del volumen es que sea agradable para los oyentes
y que conectes con ellos.

2. Usar gestos de una forma natural. Con los nervios, a veces usamos gestos que
distraen del mensaje sin darnos cuenta. Evita meter las manos en los bolsillos,
cruzar los brazos, o señalar con el dedo.

3. Mantener contacto visual con tus oyentes. Las personas que te escuchan quieren
ver tus ojos. Evita cerrarlos, mirar hacia un lado o mirar al suelo. Somos conscientes
de que te puede intimidar mirar a los ojos del público, si ese es tu caso, mira por
encima de sus cabezas, para ti será más agradable y tus oyentes pensarán que les
estás mirando directamente.

4. Sonreír. Cuando cuentas cómo transformó tu vida Jesucristo, expresa tu alegría. Tu


sonrisa respaldará tus palabras y verificará que de verdad estás agradecido de que
Jesucristo te transformara.

5. Ser apasionado y sincero. Si no estás entusiasmado acerca de la obra de Dios en tu


vida, ¿cómo esperas que otros vayan a desear lo que tú tienes? En una ocasión, un
evangelista compartió su testimonio con mucha pasión, al bajar, un joven español
se acercó a él con urgencia diciéndole: “¡Dime cómo ha cambiado tu vida Cristo!
¡Dime cómo!”. Pedro le compartió su testimonio en más detalle y el joven se
arrepintió sollozando y entregó su vida a Cristo.

6. Calmar los nervios. Lo más probable es que siempre estés nervioso antes de dar tu
testimonio en público, es lo normal. Te recomendamos que:

a. ORES. Confía en que Dios va a tomar tu testimonio y usarlo para penetrar el
corazón de los que te escuchan. 


b. PRACTIQUES . Muchas veces estamos nerviosos porque no tenemos ni idea


de lo que vamos a decir; prepara una frase final: “así que busca a Dios
mientras puedas encontrarlo”. Así sabrás cómo terminar, y si te quedas con
la mente en blanco, siempre tendrás una salida.


b. RESPIRES Y TE RELAJES: inhala, aguanta el aire, exhala.

7. Compartir tu historia sin predicar. Recuerda que se trata de un testimonio de dos


minutos. En el testimonio buscamos que cuentes la historia de cómo transformó tu
vida Jesús, y no una predicación. Reserva la explicación de por qué Jesús murió en
la cruz para el mensaje ilustrado.

¿CUÁNDO puedes contar tu testimonio?

Puedes contar tu historia en cualquier momento, en cualquier lugar, con cualquier


persona. Puede ser encima de la caja roja, en una conversación de evangelismo en la
calle, con amigos, familiares, colegas del colegio o del trabajo. Sólo hace falta decir:
¿quieres escuchar mi historia?, la gran mayoría dirá que sí.

También es útil en una conversación difícil, especialmente cuando la otra persona


habla mucho y no te deja llevar la conversación. Muchas veces he preguntado si
querían oír mi historia y se han callado para escuchar atentamente.

Así que toma tiempo para preparar tu testimonio, busca oportunidades para
compartirlo con otros y ¡Dios te usará para bendecir muchas vidas!

“Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia


ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro
3:15).

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