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HIJOS, MAS QUE UN LAZO CARNAL

Actualmente nos damos cuenta que los padres hemos adoptado un


comportamiento en el que tomamos nuestros hijos como si fuesen una
propiedad, o como si fuera una extensión de nuestras vidas, Genesis 2:24 “Por
tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán
una sola carne”, este versículo nos da a entender que nuestros hijos no están
destinados a permanecer a nuestro lado, sino que son engendrados con un
propósito, y con un camino que solo ellos pueden caminar; pero, los criamos de
tal forma que cumplan los requisitos que nosotros creemos son los necesarios
para tener una vida normal, pero no nos damos cuenta que estamos formando
nuestros hijos con la intención que no cometan nuestros mismos errores, o les
inculcamos los pasos que deben seguir para lograr lo que nosotros no pudimos
lograr, y de esta forma estamos intento hacer que nuestros hijos sean una copia
mejorada de lo que nosotros somos, y esto lo único que hace es reprimir la
identidad única que tiene cada persona.

 EXHORTACIÓN DE NUESTROS HIJOS:

Proverbios 29:17 Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu


alma.

Proverbios 19:18 Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se


apresure tu alma para destruirlo.

Ambos versículos nos hablan de que debe haber una corrección, o una
exhortación, (Exhortar: Incitar [una persona con autoridad o derecho] a otra a
hacer una cosa o a actuar de cierta forma, mediante razones o ruegos.)

Aquí quiero hacer un paréntesis, y quiero preguntar, ¿será que estos proverbios,
solo se pueden aplicar a los hijos, o también pueden ser aplicados a nuestros
hermanos en Cristo? Claramente el concepto de los dos proverbios se puede
aplicar no solo a nuestros hijos, sino a nuestros hermanos en Cristo, a nuestros
discípulos, a nuestros hijos espirituales, a cualquier persona que deseamos
encaminar en los caminos de Jesús.
Es necesario que a la hora de exhortar a nuestros hijos tengamos un
temperamento calmado, y un actuar razonable. Es normal que los errores de
nuestros hijos nos causen enojo, por eso es necesario que antes de exhortar a
esa persona nos deshagamos de ese enojo, pues como dice el proverbio, no se
apresure tu arma en destruir a tu hijo; pues en un estado de enojo no medimos
nuestras palabras.

Salmo 37:8 Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna


a hacer lo malo.

Proverbios 15:1 La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera


hace subir el furor.

Proverbios 19:11 La cordura del hombre detiene su furor, Y su honra es


pasar por alto la ofensa.

2 Timoteo 2:23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo


que engendran contiendas.

EFESIOS 6
2 honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con
promesa;
3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.
4 y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en
disciplina y amonestación del Señor

Hemos escuchado miles de veces los dos versículos, honra a padre y madre,
para que te vaya bien, y viva mucho; pero al parecer se olvidan del cuarto
versículo del sexto capitulo de Efesios.

Normalmente muchos padres hemos usado esos dos versículos, con el fin de
casi manipular a los hijos para que hagan lo que queremos, sin importar de como
se sienta. Lo mismo pasa con nuestros hermanos y discípulos, intentamos
edificarlos de una manera forzada, que los terminamos asfixiando, porque nos
sentimos con el derecho/autoridad o porque tenemos la razón; pero aun teniendo
la razón, dice 1 Corintios 16:14 “Todas vuestras cosas sean hechas con
amor”. Pues de nada nos sirve tener conocimiento y enseñarlo a la fuerza.
Debemos tener en mente que la persona a la que vamos a exhortar no nos vea
como un enemigo, o como una persona que solo habla mal de ella, es necesario
llegar a tener una relación ligera con las personas, en la cual conozcamos a la
persona, su personalidad, como podemos acercarnos a esa persona, como
podemos hablarle a esa persona.

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