Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción
I. Los antecedentes...................................................................1
II. Del incesto y el incesto padre/hija.......................................12
III. El síndrome del acomodo del abuso sexual y Modelos de
tratamiento...........................................................................15
?? Modelo dirigido a víctimas de incesto y abuso sexual......19
?? Terapia Género sensitiva para hombres abusivos............33
IV. De los/as terapeutas............................................................34
Conclusión
Resumen
El incesto... después de quince años. Tratamiento de
víctimas y perpetradores
Gioconda Batres M.
Costa Rica
Directora
Programa Regional de Capacitación Contra la Violencia Doméstica
ILANUD
?? Introducción
I. Los antecedentes
En 1997 inicié un curso de posgrado, denominado pasantía, que desarrollamos una vez
al año. Terapeutas que se beneficiaron, se interesan por la terapia sensible al género y
2
la aplican con éxito. Esta pasantía está disponible para América Latina y ha sido
desarrollada en Nicaragua, Honduras, Guatemala y Paraguay. En setiermbre de 1999, se
forma la asociación Latinoamericana y del Caribe de terapéutas género-sensitivas.
Desde sus inicios mi trabajo tomó como marco teórico la terapia genero – sensitiva, y la
propuesta para tratamiento de los traumas, de larga data. En mi libro: Del Ultraje a la
Esperanza. Tratamiento de las secuelas del incesto, aparece el primer reporte de
esta propuesta, que es la que utilizo con gran éxito hasta la actualidad. He elaborado un
manual de tratamiento, que guía a la o el terapeuta, sesión por sesión en el trabajo de
elaboración terapéutica, con cuestionarios, tareas y técnicas dirigido esto a facilitar el
trabajo.
En Costa Rica y como producto de una pasantía desarrollada con el Ministerio de Justicia
y Gracia en 1992, comenzó el Programa para Ofensores Sexuales, dentro del sistema
penitenciario, del que mañana les hablará una funcionaria de dicho Ministerio. Otros
esfuerzos posteriores son los ejecutados por el Hospital Nacional de Niños/as y otras
organizaciones que participan en la mesa redonda.
Si la palabra incesto les asusta, escuchemos lo que significa para una sobreviviente:
3
“El incesto y el abuso sexual es la peor consecuencia de haber nacido. Es nacer para
tener una experiencia fatídica de desde entonces reclamarle a la vida; ya no por lo
ocurrido, sino también por la otra cara del mundo.
Es sentirse casi muerta como sobre un campo donde están las tumbas. Para volver a
nacer, alguien nos tiene que convencer de que ese poder destructor tiene en algún
lugar del mundo un oponente, el poder del amor y la esperanza. Las pequeñas dosis de
vida son insuficientes, si alguien no nos ayuda a acumularlas en sacos de protección y
fuerza. Iniciar el proceso de reconstrucción personal, es un acto de osadía y un desafío
a la muerte y por muy triste que resulte de esa muerte que deja el incesto no se sale
sin ayuda, sin gritos, sin convocar a algún otro ser a vestir tu luto”.
Por incesto yo entiendo: “Toda agresión de índole sexual, indirecta o directa entre una
niña o niño y un adulto o adulta, que mantenga con la niña o el niño lazos
caracterizados por la amistad, confianza, afecto, parentesco o autoridad. Si estos lazos
tienen que ver con el cuidado, protección y guía de la niña y niño los considero de
características similares a los consanguíneos”. Esto incluye profesionales, amigos(as) de
la familia, personas relacionadas con la educación y orientación de niñas(os) y con sus
cuidados físicos y afectivos, y que por su rango representan para la niña o niño una
autoridad.
?? El incesto padre/hija
El padre, el padrastro, hermano, tío, abuelo, maestro, médico y otros, son, sin duda,
patriarcas con poder inmenso frente a la pequeña víctima. El incesto padre/hija
representa el paradigma de la victimización sexual femenina. Este gran poder del padre,
4
del padre adoptivo, del padrastro produce impotencia y terror, ya que es el adulto más
poderoso de la vida de la niña.
Las teorías que culpan a las niñas y/o a las madres aún están vigentes. Se enseñan en
nuestras universidades como única alternativa teórica. El patriarcado y sus defensores,
sus apologistas, suelen burlarse de nuestras demandas, cuestionamientos y teorías. No
hay evidencia clínica que los convenza. Usaron sus importantes experiencias clínicas
para apoyar toda clase de teorías y mitos y ahora, muy convenientemente, no nos creen
la nuestra y hasta inventan un síndrome, “el de la memoria inducida” para acusarnos de
manipuladoras de cerebros y memorias.
El abuso, por lo contrario, congela a la víctima en un estado precario del yo, en donde la
posibilidad entre la vida y la muerte es una constante. Sus síntomas son los gritos
disfrazadas de los secretos jamás contados, los secretos que fueron tan terribles que no
pueden ser dichos con palabras. Sus síntomas hablan de estos horrores.
El abusador con sus palabras, coloniza su lenguaje, el lenguaje del amor y del desamor,
convirtiéndolo en el cotidiano. Ella habla con metáforas como una forma de inventar una
manera de comunicarse que el ofensor no haya mancillado.
Debe creer en la justicia cuando para ella no llega, en la humanidad aunque nadie la
escucha. Aceptar que frecuentemente no existe reparación que los ofensores, sus
padres, son insensibles, indiferentes a sus reclamos, que crecieron en soledad y peligro.
Reconocer que la impunidad protege a los ofensores, que la justicia es una gran
cómplice y que la comunidad de patriarcas en complicidad, se mantiene silente ante las
atrocidades, aunque todos/as sepan cuál es la verdad. No surgirán de los privilegiados
las acciones por el cambio, el movimiento de mujeres debe encargarse de estas tareas,
y solo cuando tenga independencia gubernamental será contestatario.
Como las víctimas de incesto y abuso sexual tienen diversas conductas y reacciones al
trauma, que resultan inexplicables ante los ojos, muchos(as) autores(as) han estudiado
estas respuestas y han descrito un síndrome, es decir, un conjunto de manifestaciones
físicas y emocionales, que explica las respuestas que las víctimas desarrollan.
El secreto es muy importante para el ofensor, así podrá seguir abusando sin ser
descubierto. Por lo tanto, él usará todas sus artimañas: la manipulación, amenazas,
violencia, aislamiento de la víctima, la culpabilización, o el amor que la niña le tiene a un
padre, por ejemplo; para que este se mantenga oculto. Además recordemos que no hay
testigos, es la palabra de la niña contra la del ofensor.
Las niñas y los niños son dependientes de las personas adultas y nadie les prepara para
el hecho que serán víctimas de abuso por parte de alguien en quien confían. Entonces
quien define lo bueno y lo malo, lo que se debe decir, es la persona adulta, el abusador,
que les dice también falsos conceptos para que se silencien.
En el incesto una persona omnipotente impone su voluntad a una niña, que es
impotente y débil por razones de edad, nivel de desarrollo, la niña abusada debe
enfrentarse a su vulnerabilidad y su necesidad emocional que es usada contra ella. El
acceso absoluto del abusador elimina su sentido de poder. Aprende que no posee un Yo
7
Las(os) niñas(os) sienten que cuando un secreto se guarda así, debe haber algo
terrorífico y peligroso. El ofensor le dice que estará segura(o) si se calla y ella o él
depende de esta persona. Aunque la niña(o) no sepa que eso es malo por el hecho de
ser sexual, si sabe que es algo horrible que le está pasando, por lo malo y peligroso de
“ese secreto”.
Ella o él sabe que no le creerán, que les castigarán y más. Las personas adultas deben
cambiar, respetar la palabra de las(os) niñas(os), reconocer que el hogar no es seguro,
hablar con ellas y ellos. De otra manera las(os) niñas(os) seguirán callando sus
angustias.
Muchas veces por esa ignorancia e irrespeto, las personas adultas consideran que si
las(os) niñas(os) no hablaron es porque querían la situación. Esto desconoce la realidad
infantil de subordinación de las niñas y los niños respecto de las personas adultas.
Aveces nisiquiera un(a) adolescente tiene poder para decirle a un padre abusivo que no
desea alguna situación.
¿Por qué cuando las niñas o los niños revelan su secreto, lo hacen tiempo después y
parecen poco convincentes?
Los interventores tienen como labor obtener información para elaborar los informes,
evaluar situación, dar tratamiento; su testimonio es importante como parte de la
investigación de los delitos. Entonces deben conocerse todas las alteraciones que sufre
la memoria, los sentimientos y la conducta de la niña(o) abusada(o), y que son
elementos que deben tomarse en cuenta en el interrogatorio.
8
Generalmente cuando el abuso se descubre, han pasado años, a veces inclusive no se
dice nunca. Las personas tienden a pensar que la situación descrita no es verdad, que
quien sufre abuso debió haberlo revelado antes. Muchas personas no creen porque
quizá algunas(os) de estas(os) niñas(os), se han visto como modelos “normales” y se
tiende a pensar que por eso no les hizo daño el abuso.
¿Por qué las(os) niñas(os), antes de que el abuso se conozca, actúan como si nada les
sucediera?
Por todas las razones que ya he mencionado: se sienten culpables y están bajo
amenaza, la sociedad y la familia no les creen, temen por su madre, sus hermanas(os),
la reacción de su familia o simplemente temen a su padre. Se enfrentan a un gran
dilema, que frecuentemente se resuelve “acomodándose” a la situación. Además el
padre les dice que esta relación es normal. La madre con sus miedos y ambivalencias, le
creerá con frecuencia al padre.
Con frecuencia las niñas y los niños que han tenido la valentía de denunciar el abuso se
retractan. Muchas son las razones. Una es que deben proteger a la familia. Ellas(os)
después de la revelación constatan que el miedo, el caos, la coerción, son
consecuencias en la familia. Su madre no les cree o se pone incómoda. Las instituciones
les sacan del hogar y fragmentan la familia. El padre irá a prisión. Se les interroga y
obliga a probar todos los detalles del abuso, mientras papi queda en casa. Otra vez
tienen la horrible obligación de sostener a la familia.
9
Psicoterapias breves con perspectiva de género.
Creo pertinente revisar algunos conceptos sobre las terapias con perspectiva de género
dado que la matriz terapéutica del tratamiento tiene elementos en común. Estas
psicoterapias breves se orientan fundamentalmente a la comprensión de las
determinantes actuales de la crisis. Sin omitir las consideraciones históricas, aluden a la
constelación de vínculos actuales, condiciones de clase, cultura, mitos, sexismo y
género. Aunque incluye la comprensión psicodinámica, propone que en los trastornos
psicológicos y/o su aparición influyen las estructuras sociales, el género y la
discriminación de las mujeres. Critica la tendencia del pensamiento psicodinámico de
catalogar toda conducta intelectual en términos de defensa contra impulsos
inconscientes, reduciendo todo lo cognitivo a racionalización que no moviliza
sentimientos
Incluyen generalmente:
Propone a veces que el lenguaje común psicoterapéutico cada vez dice menos y se usa
“para no pensar”. Por lo tanto toma la posibilidad de usar otros planos de comunicación,
como con el cuerpo, que faciliten el contacto consigo misma(o), y encontrar palabras
que logren acción, que abran enigmas. Se replantea las bases ideológicas y de la
psicoterapia, los conceptos sobre salud y enfermedad, sobre mujer y hombre.
?? Modelos de tratamiento
10
Esquema planteado por BATRES, basado en el trabajo de Herman.
El tratamiento de las sobrevivientes exige que las(os) terapeutas modifiquen sus marcos
teóricos, una nueva guía para leer las teorías psicológicas tradicionales y los métodos de
investigación que acompañan a estas teorías. Este abordaje constituye un reto que es el
entender como el contexto social, el rango que ocupa la mujer en la sociedad,
contribuyen al origen y a la persistencia de los problemas de estas.
Hacer terapia es un arte que se aprende. Es una práctica científica que supone muchas
actitudes. Hacer terapia para sobrevivientes de incesto con éxito, requiere de una
experiencia clínica prolongada y de un entrenamiento especializado. En la terapia con
sobrevivientes de incesto nuestro papel es de facilitadoras(es) pero también de testigos.
Exige asumir actitudes más fraternales, menos interpretativas, más contingencia en los
sentimientos intensos, positivos y negativos que nos deposita la paciente.
Por muchos años he puesto en práctica el modelo terapéutico, que hoy validado
compartiré con ustedes, después de estos años el éxito del mismo ha sido admirado por
las(os) terapeutas de los distintos países donde se ha llevado a cabo, incluyendo el
nuestro.
La función autonutriente se enfatiza en este período por medio de tareas que fijen la
atención en ellas mismas, en sus deseos, necesidades y placeres. Este tipo de técnicas
deben reutilizarse durante todo el proceso terapéutico. Para esto, como procedimiento
ideal, las participantes deben llevar un cuaderno para registrar sus actividades y
respuestas, lo cual sirve como memoria sustituta, dado que las sobrevivientes al estar
sumidas en grandes desesperaciones y dolores suelen olvidar muchos aspectos de su
terapia y tienen dificultades para observar sus progresos, además que disocian muy a
menudo los contenidos y sentimientos de la terapia.
12
(el) terapeuta y entre las integrantes si es un grupo. Desde mi experiencia consolidar
estos vínculos, requiere, aproximadamente, un año.
En la segunda etapa, la sobreviviente relata la historia del trauma. La alianza entre ella
y la (el) terapeuta debe estar fortalecida, es el tiempo durante el cual se escucharán los
horrores del pasado, que la paciente quiera narrar. Este período, debe tener la velocidad
e intensidad que la sobreviviente tolere y no ha de iniciarse si se están dando otras
crisis que le demanden a la cliente, mucha energía.
En esta segunda fase la clienta empieza a verbalizar lo que permanecía hasta este
momento en imágenes, sueños, recuerdos intrusivos y sensaciones corporales.
Comienza a hablar de lo que nunca había dicho, de los secretos mejor guardados, las
vergüenzas, las acciones y los detalles del abuso y otros aspectos que nunca compartió
con nadie.
Es un momento de exigencias tanto para las clientas como para la (el) terapeuta. Un
tiempo en donde el recuerdo y el sentimiento son tan abrumadores, que la fuerza del
grupo y de la (el) terapeuta, deben constituirse como un soporte monolítico de apoyo,
dados los quebrantos emocionales que pueden presentarse.
La forma de reconstruir la historia del trauma puede ser verbal o escrita, pero esta
verdad escrita, debe ser leída después por la clienta en voz alta frente a la (él)
13
terapeuta o al grupo, para no permitir que los sentimientos sean de nuevo disociados.
La narración puede ser revelada a través de dibujos.
Algunas clientas, sienten el dolor, la impotencia y el terror con tal intensidad, que no se
sienten capaces de poder continuar. Si esto sucede, es necesario, a veces, bajar el tono,
ir “pianísimo”, hasta que la clienta pueda sentir seguridad en el momento y establecer la
conexión con el presente y con el grupo y/o terapeuta, para proseguir.
Narrar los dolores, no es de por sí curativo, es una fase indispensable por la cual hay
que atravesar, pero no la única. Los síntomas no desaparecerán por arte de magia.
Además, el hecho de abandonar los viejos mecanismos puede ser una pérdida para la
sobreviviente, quien inconscientemente obstaculiza su desaparición. Considerando y
respetando que esta ha sido la forma en que ha podido sobrevivir.
Las clientas que han estado sometidas a abusos crónicos, desarrollan una gran cantidad
de síntomas somáticos, y en este período pueden exacerbarse. Me refiero al insomnio,
cefaleas, problemas gastrointestinales y más. La medicación puede ser útil en este
14
momento pero en forma transitoria. Los ansiolíticos y antidepresivos son los
mecanismos de elección. Esta fase suele transcurrir lentamente porque enfrentarse a
tanto dolor y recuerdos, fragmentados y olvidados, crea una gran resistencia. Además
aceptar el daño, les puede profundizar a las sobrevivientes, la sensación de humillación,
porque aún no pueden visualizar que sus vidas están llenas de valentía y de honor.
Los deseos de venganza y la ira, son emociones frecuentes en esta etapa, junto con el
deseo de ser recompensadas por los ofensores. Este tipo de necesidad de
compensación, de justicia, de que se les pida perdón, para sentirse así libres de culpa y
vergüenza, es totalmente válido. Pero por desventura casi nunca ocurre en la realidad.
Otras veces la sobreviviente intenta sustituir el enojo por el perdón. Esta es una fantasía
para exorcizar el trauma y adquirir poder. Pero esto no es posible a través del odio o del
amor. Y el perdón total nunca podrá ser dado si los perpetradores no lo han solicitado, o
han intentado restituir lo dañado y aceptado la totalidad de la responsabilidad.
Con estas conductas no lograrán obtener esa justa compensación y ese triunfo.
Paradójicamente el mismo se dará, cuando ella acepte el daño, el dolor y cuando no
necesite reparación alguna de sus perpetradores. Mientras exista esta fantasía de
victoria, el trauma seguirá ganando terreno.
Las tres etapas por las que transitan las sobrevivientes de incesto y abuso sexual en su
terapia, no se cumplen con rigidez esquemática en el proceso terapéutico. Se cruzan,
reaparecen y desaparecen procesos durante las tres fases, los énfasis en cada una de
ellas son diferentes. En la tercera etapa, el foco de la terapia es “el desarrollo de deseo
y la iniciativa”, el cambio de valores, el resurgimiento de la alegría, el fortalecimiento de
los vínculos y la reconexión con las demás personas.
Las sobrevivientes han revelado sus traumas y revivido sus dolores. El testimonio les
permite a ellas y al grupo, sentir la gran valentía que poseen por haber sobrevivido a las
torturas. Ahora la sobreviviente empieza a perder la culpa y la vergüenza y a valorar sus
fortalezas. Asume con más claridad que la responsabilidad del abuso fue totalmente de
los adultos que la abusaron y empieza a apreciar las nuevas relaciones sobre todo, las
hechas en el grupo de acompañantes solidarias de su doloroso proceso.
15
En este momento cuestiona los valores distorsionados enseñados por sus abusadores y
encuentra un sistema de valores personal, basado no en el odio, sino en la sabiduría
que implica el procesar el sufrimiento. Este es el punto para reconocer sus fuerzas. El
pasado ha quedado atrás, no sin dejar profundas huellas y sentimientos de dolor. Pero
ya no es el presente eterno. Es el tiempo de planes, cambios y nuevos programas de
vida. Es un período en donde un número importante de sobrevivientes desean romper
las reglas del silencio fuera del grupo o de la terapia individual. Necesitan confrontar a
sus abusadores, si lo hacen, porque lo necesitan para legitimar su dignidad o fortaleza,
deben estar preparadas para no esperar ninguna reacción positiva de la familia o los
ofensores. Sus familias se caracterizan por grandes disfunciones, negaciones masivas y
sus ofensores “han perdido la memoria”.
Estoy clara que no existe modo de compensar una atrocidad, pero sí de trascenderla
convirtiéndola en un regalo para otras(os).
La finalización de la terapia requiere de nuevos duelos, ahora manejados con una nueva
visión de la vida que los hace mucho menos dramáticos, no es un proceso fácil. La
terapia ha sido quizás, el sitio más seguro que hayan conocido. Donde aprendieron a
confiar, se develaron, aceptaron las pérdidas, reconocieron las injusticias. Pero también
el lugar que les permitió sentir que el afecto y la solidaridad son posibles. La (el)
terapeuta “fue como la madre que no tuve” dijo una integrante y las compañeras de
grupo “las hermanas, las amigas, el primer mundo con el que me conecté”.
16
La vivencia de tantas atrocidades, no permite a nadie la felicidad completa, lo cual es
además una idealización del ser víctima. Ser sobreviviente significa entonces aprender a
vivir sin sucumbir en este mundo de injusticias, permitirse el valor de un poco de paz,
de la alegría de relaciones sanas. Asumir el presente y un futuro, soltar una buena
carcajada, apreciar el bien, pues han conocido lo que significa el mal.
El uso del modelo del desorden de estrés postraumático proporciona un “mapa de ruta”
tanto para la clienta como para la o el terapeuta. La clienta está usualmente
experimentando miedo intenso, aflicción y enojo en el proceso de encontrar los
recuerdos reprimidos y necesita mucho de guías que le permitan visualizar el propósito
de la terapia y mantener una esperanza. Muchas de las etiquetas tradicionales que
calzan con el comportamiento de muchas sobrevivientes de incesto (limítrofe,
masoquista, narcisista, manipuladora, histérica, histriónica, y así sucesivamente), son
estigmatizadoras y no pueden ser compartidas con la clienta sin un riesgo considerable
de quebrantar la relación terapeútica. Estas etiquetas también son interpretadas por las
clientas como castigos por los trastornos relacionados con el incesto sin hacer nada por
explicar cómo el trastorno se originó. En contraste, las clientas aceptan usualmente la
analogía entre su situación, y una neurosis de guerra, ya que esto es relativamente no
estigmatizador y les da un marco conceptual para comprender los síntomas que hasta
este punto habían entendido como el ser “mala” o “loca”.
18
La o el terapeuta debe ser predecible y confiable. El construir la confianza y el afecto
requeridos en la relación terapeútica para permitir el trabajo eventual sobre el material
sumamente amenazante será difícil, sino es que imposible, con un(a) terapeuta que
tiene un estilo inconstante. La clienta debe ser capaz de contar con un horario regular
de citas, ocasionalmente interrumpidas por las vacaciones y otras obligaciones
profesionales y personales. Se le debe a la clienta una explicación por ausencia o
cambio de horario, ya que su miedo de abandono puede ser agudizado. Ella también
necesita saber cómo hacer contacto entre las sesiones. Aunque ningún(a) terapeuta
puede garantizar estar disponible todo el tiempo, muchos(as) pueden dar su teléfono y
devolver llamadas. La predictibilidad es mucho más importante que pretender estar
instantáneamente disponible.
La o el terapeuta debe reconocer los aspectos del poder en la relación. Ya que el mal
uso del poder es una parte integral del abuso incestuoso, la clienta puede entrar en la
situación terapeútica con miedos asentados de ser lastimada por una figura de
autoridad o de ser emocionalmente atrapada en una forma que recapitule la posición de
la niña en la familia incestuosa. Mientras que un cierto tipo de autoridad es inherente en
el rol de la o el terapeuta, la clienta debe ser estimulada a mantener el control de su
terapia. La o el terapeuta puede sugerir interpretaciones de sus sentimientos, acciones,
y materiales de fantasía pero debe abiertamente reconocer que la clienta tiene la
libertad de aceptar o refutar las interpretaciones sin incurrir en el castigo, tal como ser
etiquetada como “resistente”. Aunque puedan surgir situaciones en las cuales se
requiera una firme y parental o maternal actitud, como en las crisis notables de suicidio,
en general la o el terapeuta debe respetar las decisiones de la clienta y jugar el rol de
guía en el lugar del de doctor(a), señalando alternativas de acción o formas de construir
eventos pero sin atentar coercionar a la clienta a llevar a cabo decisiones en torno a la
relación terapeútica; todavía necesitamos reconocer que un cambio tan profundamente
amenazante como la reintegración de la personalidad no es dado a ocurrir si la o el
terapeuta permanece como un(a) consulto(ra) técnico(a) distante.
Unificando los elementos de estas cuatro escuelas tradicionales que son percibidas
como benéficas para las sobrevivientes de incesto en terapia, podemos proponer las
siguientes recomendaciones:
3. La o el terapeuta debe reconocer honestamente los errores, para así poder servir
como un modelo de cómo una persona madura puede aceptar responsabilidad sin
caer en un debilitamiento auto castigador.
20
5. La o el terapeuta deberá reconocer el derecho de la clienta de marcharse y de
regresar. Dada las tempranas experiencias de traición por parte de los padres o
madres de quienes ella se sentía dependiente, el nivel de dependencia que se
instaura en ella puede convertirse en intensamente amenazante. La ansiedad puede
también incrementar en tanto que la terapia se aproxime a una etapa en la cual el
material reprimido amenace a atentar a la consciencia. Ya que la o el terapeuta se
puede sentir frustrada(o) por la partida de la clienta, es mejor que ella tiene el
derecho de hacerlo y de que puede regresar a terapia sin un sentimiento de
humillación a rechazo. Las tácticas de presión, tales como amenazar a la clienta de
cortar para siempre si ella se va, constituyen una experiencia de revictimización para
una persona que está ostentablemente tratando de aprender a insistir en sus
derechos personales.
Más comúnmente, una sobreviviente que entra a terapia es guiada a buscar ayuda por
problemas que ella no asocia con su abuso infantil, aún cuando la memoria del incesto
está accesible. Un fallo es apuntar su usual preocupación pondrá en riesgo la pérdida de
la clienta antes de que la empatía terapeútica pueda ser establecida; la resolución
exitosa de lo mismo también puede resultar en que la clienta deje la terapia sin trabajar
en el asunto del incesto directamente, pero al menos algún nivel de confianza habrá
sido establecido, de tal forma que ella pueda retornar si los problemas recurren. La
clienta puede entonces considerar la hipótesis de que sus dificultades están conectadas
a las tempranas experiencias de victimización.
El aceptar la agenda de la clienta no significa, sin embargo, que una evada del todo la
mención de los antecedentes del incesto. Para lograr esto se debe reforzar el patrón de
auto evitación de la clienta o hasta ser cubiertamente interpretada como evidencia de
que la o el terapeuta “no puede manejar” más revelaciones sobre el incesto. Lo que se
necesita es la ocasional reintroducción del tema del incesto en formas que eviten pero
que no coercionen a la clienta a descubrir las posibles conexiones entre el incesto y sus
problemas actuales. Aún si la clienta rehusa estas invitaciones, ella estará conformando
21
un concepto de la o el terapeuta como una persona que ha creído en su confesión del
incesto y que confortablemente puede escuchar más al respecto en el futuro.
En cada nueva área problemática que la clienta presente, su terapeuta introduce “las
soluciones simples” primero y luego la ayuda a analizar sus resistencias en tanto que
van emergiendo. En este proceso, una(o) puede introducir varias técnicas que pueden
ser útiles en el descubrimiento de motivos irreconocibles y necesitar del análisis de la
libre asociación de los sueños. El trabajo Gestalt, y la relajación con imágenes guiadas
son algunas de las técnicas que pueden ser consideradas, dependiendo de las áreas de
competencia y entrenamiento de la o el terapeuta. La o el terapeuta que este
aferrada(o) a cualquiera de estos métodos puede estar en desventaja, sin embargo, por
el hecho de que la sobreviviente de incesto puede reaccionar con desconfianza y
desapego, se necesita cierta flexibilidad por parte de la o el terapeuta.
Cuando numerosas áreas de problema han sido trabajadas de esta forma, puede haber
algunas veces un sentimiento de que se ha alcanzado una meseta. Algunos problemas
de la superficie han sido mejorados, y la relación terapeuta – clienta ha madurado, pero
la clienta aún experimenta afectos e ideas persistentes que simplemente no son
explicables en términos de la historia de vida que ella ha descrito. La clienta puede
entonces sugerir finalizar, y su terapeuta debe de responder a esta petición resumiendo
su progreso más las razones del porqué ella o él cree que pueda haber más
descubrimientos en el futuro. El derecho de la clienta de tomar “una vacación de la
terapia” debe ser apoyado en esta coyuntura. Paradójicamente, el permiso para partir
puede hacer más fácil el hecho de que la clienta se quede en terapia o de regresar en
caso de que se halla ido. Se debe tener cuidado al asegurar a la clienta del interés
ininterrumpido y preocupación de su terapeuta por sus problemas restantes, ya que su
oferta para dejar la terapia puede ser una prueba del interés de la o el terapeuta en
continuar su lento y difícil trabajo a través de los asuntos relacionados con el incesto.
22
Principio 3: Los recuerdos reprimidos y los afectos son gradualmente accesados y
reintegrados.
El hacer consciente también puede ser estimulado por una amplia gama de eventos en
la vida de la clienta que no tienen conexión con el progreso de su terapia. Los eventos
que recapitulan aspectos de la situación traumática (por ejemplo, traición por una figura
de autoridad) o el pasar por ciertos pasajes de la vida, tales como una hija que alcance
la edad en la cual la clienta fue traumatizada, pueden precipitar la formación de
síntomas que es algunas veces acompañada del retorno de los recuerdos. Este proceso
puede ser acelerado por técnicas tales como la hipnosis o el psicodrama, pero la meta
de la o el terapeuta debe ser ayudar a la clienta a recobrar los recuerdos a una
velocidad lenta y manejable que le permita sentirse en control tanto como se pueda, “La
esencia del tratamiento debe ser ayudar a la víctima, en una forma controlada y segura,
para revocar el abuso y sus afectos originales y restaurar los exactos significados
adheridos al abuso: esto es, recontextualizar el trauma”.
Así como es de difícil esta etapa tanto para la clienta como para la o el terapeuta, las
experiencias atemorizantes están ocurriendo con un propósito. La sobreviviente está en
el proceso de recobrar las partes estranguladas de sí misma, aprendiendo a aceptar y
entender que pasó en el pasado, y haciendo calzar las piezas desmembradas de afecto
y memoria en un todo comprensible. Ella está moviéndose de una identidad basada en
estar sin precaución y de estar constantemente defendiéndose contra la erupción de
23
pensamientos y sentimientos inaceptables a una que comprenda todos los aspectos de
su experiencia pasada - una reintegración de sí misma.
En tanto que la clienta obtiene la habilidad de formar relaciones en las cuales encuentre
sus necesidades, su necesidad de terapia gradualmente se desvanecerá, y ella puede
solicitar una “vacación” o una reducción en el horario de las citas. Su deseo de ser
independiente de su terapeuta debe ser estimulado y apoyado, pero la o el terapeuta
también debe enfatizar que el regreso no significaría que ella ha fracasado y que deberá
iniciar su tratamiento terapeútico de nuevo desde el inicio. La seguridad de tener un
“hogar base” donde ella pueda regresar sin un sentimiento de fallo puede ayudar a la
sobreviviente de incesto a continuar tomando los riesgos psicológicos que son siempre
necesarios cuando una persona crece.
Algunos programas de adultos utilizan este ciclo con modificaciones. Sin embargo, creo
al igual que otros(as) autores(as), que dar énfasis a los sentimientos de vulnerabilidad y
a los antecedentes históricos como factores etiológicos (abuso infantil) puede servir a
los ofensores adultos para justificar sus comportamientos abusivos.
G. Ryan y S. Lane (1997) proponen que la situación de los jóvenes ofensores es otra,
distinta a la de los ofensores adultos, dado que muchos de ellos son preadolescentes y
aún niños, en donde sí es importante confrontar experiencias de la infancia, exploración
que además nos ayuda en la prevención del abuso infantil. Las autoras han encontrado
que un modelo de tratamiento más holístico, que toma en cuenta el desarrollo de los
jóvenes, su contexto social, los patrones de funcionamiento, el desarrollo de las
conductas sexuales ofensivas y el análisis de otras perturbaciones concurrentes, puede
proporcionar a los y las terapeutas las mejores herramientas para identificar los riesgos
y trabajar hacia metas precisas. Personalmente creo que la inclusión de un análisis de
género aporta más claridad y nuevos elementos que explican la conducta ofensiva
contra las mujeres, las(os) niñas(os) y cómo los niños varones están también en la
misma categoría inferiorizada.
El tratamiento puede ser grupal o individual, pero siempre debe incluir un módulo que
establezca la empatía del(a) terapeuta con las víctimas, sus derechos como seres
humanos(as) y el respeto por la igualdad entre hombres y mujeres. Es decir, un modelo
sensible a la víctima., algunos conceptos fundamentales por tomar en cuenta en todo
modelo de tratamiento con ofensores sexuales son los siguientes:
25
Las víctimas:
Existe además un problema de fondo. Con las sobrevivientes debemos romper todos
nuestros valores seguros, poblarnos de ofensores sádicos, mirar a nuestros padres y a
nuestros compañeros, investigarnos como víctimas, reconocernos en nuestra
subordinación. Más que un problema de Contratransferencia es un miedo a la ruptura
con el patriarcado y los patriarcas.
Aquellas terapeutas que pudimos hacerlo, y aún así seguimos con contradicciones,
tenemos grandes satisfacciones. Ser terapeuta de sobrevivientes nos inspira, ellas nos
entregan su espíritu y valor. Aprender de quienes decidieron denunciar la barbarie y
asumir el valor por la vida con inmenso coraje, en medio del silencio sepulcral del
patriarcado y sus patriarcas es un privilegio y un honor.
2. Hacer terapia con hombres abusivos es hacer terapia por las víctimas
directas o indirectas.
La teoría del género suele ser tan ajena a los(as) psicólogos(as) y psiquiatras que
recibieron formación tradicional, como lo es la Protagonia para mí.
El trabajo con ofensores corre la misma suerte. A pesar de que las leyes sobre Violencia
doméstica de la región ordenan al Estado trabajar en la rehabilitación de las ofensas,
ninguna reglamenta quién lo va a ejecutar, a excepción de Hardom. De tal manera que
esta población sólo está recibiendo atención en Costa Rica, sin que sea esta aún
suficiente.
Los retos que conocí al inicio de mi trabajo siguen aún vigentes; solamente que ahora
somos más enfrentándolos.
CONCLUSIÓN
En la voz de una sobreviviente quiero compartir lo que para ella significa su proceso de
recuperación:
Nunca imaginé que yo podría conocer el otro poder: el poder de la luz. El poder moral
que da saberse creída en su historia y que permite que regresemos al mundo a ayudar
o otras y otros, la capacidad de volver a llorar por otra tragedia de incesto aunque esta
fuera la número mil, escuchar y a la vez enardecerse contra el mundo que lleva y carga
consigo ofensores y complicidad me regaló un poco de su propio poder. El de saberme
portadora de sentimientos legítimos válidos y justos. Me regaló a la vez la posibilidad de
saberme yo misma historia: niña, adulta, mujer...
Gracias por darme vida, gracias por darme corazón, escudos, razones, motivos y nuevas
maneras de caminar en este mundo con el que aún no comulgo, pero que hoy lo habito
con consciencia, voluntad y poder propio”.
RESUMEN
En este documento se ofrecen las definiciones sobre abuso sexual e incesto, junto a
algunas estadísticas que apoyan la ocurrencia de éstos. Estas cifras demuestran que es
el padre el victimario más frecuente y el lugar la propia casa familiar; denunciando así el
incesto padre–hija como el de mayor ocurrencia.
Siguiendo el hilo de lo anterior, nos hace referencia a las secuelas que se presentan en
las sobrevivientes de estos abusos, que se pueden agrupar en el síndrome de estrés
post–traumático, pero esta categoría no es suficiente. Así nos propone una teoría y una
explicación sobre la respuesta que las sobrevivientes desarrollan, describiendo el
síndrome del acomodo del abuso sexual infantil, compuesto por las siguientes
categorías:
29
?? El secreto
?? La impotencia
?? Atrapamiento y acomodo
?? Divulgación retrasada conflictiva y no convincente
?? Retractación
Desde los inicios de su trabajo con su primer grupo de sobrevivientes en 1986 y hasta la
actualidad, la perspectiva terapéutica con la cual se ha abordado el tema ha sido la de
género–sensitiva, la que se analiza en la ponencia. Desde esta, la autora nos propone
un modelo terapéutico, donde revalora la relación terapeuta – pacienta/e y términos
psicoterapeúticos como la trasferencia y contratransferencia, entre otras cosas.
30
Este libro fue distribuido por cortesía de:
Comparte este libro con todos y cada uno de tus amigos de forma automática,
mediante la selección de cualquiera de las opciones de abajo:
Free-eBooks.net respeta la propiedad intelectual de otros. Cuando los propietarios de los derechos de un libro envían su trabajo a Free-eBooks.net, nos están dando permiso para distribuir dicho
material. A menos que se indique lo contrario en este libro, este permiso no se transmite a los demás. Por lo tanto, la redistribución de este libro sín el permiso del propietario de los derechos, puede
constituir una infracción a las leyes de propiedad intelectual. Si usted cree que su trabajo se ha utilizado de una manera que constituya una violación a los derechos de autor, por favor, siga nuestras
Recomendaciones y Procedimiento de Reclamos de Violación a Derechos de Autor como se ve en nuestras Condiciones de Servicio aquí:
http://espanol.free-ebooks.net/tos.html