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Se puede decir que la radioinmunoterapia como tal es una combinación entre la radioterapia

y la inmunoterapia, en donde la primera consiste en la utilización de altas dosis de radiación


con el fin de destruir células cancerosas y así poder reducir tumores, en la inmunoterapia se
parte en el desarrollo de un anticuerpo monoclonal, el cual es capaz de reconocer y unirse a
la superficie de células cancerosas. Estos anticuerpos monoclonales actúan imitando a los
anticuerpos naturales del sistema inmune, los cuales atacan a toda sustancia extraña que
ingresan al organismo como por ejemplo virus o bacterias.[1]

El mecanismo mediante el cual actúa la radioinmunoterapia consiste básicamente en que a


un anticuerpo monoclonal se le acopla un material radioactivo (radionúclido) formando asi
lo conocido como radiofármaco. este es introducido al cuerpo inyectandolo por vía
intravenosa directamente en el tumor o de manera compartimental en una cavidad corporal
como el peritoneo, la pleura o el espacio intratecal, viajando dentro del torrente sanguíneo
hasta llegar al sitio de unión a antígeno en células tumorales en donde libera una alta dosis
de radiación directamente sobre el tumor que se desea eliminar.[1][2]

Para garantizar efecto terapéutico deseado, la selección adecuada del antígeno de superficie
celular y el anticuerpo de direccionamiento es fundamental. Se podría considerar un
antígeno ideal para esta terapia, macromoléculas que se expresen a una densidad alta y
uniforme en la superficie de todas las células tumorales, que se han fácilmente accesibles
desde la sangre y el líquido extracelular, y además que no se exprese en las células
normales.
Clínicamente, el RIT se aplica más ampliamente a los tumores más radiosensibles, a saber,
leucemias y linfomas. Los tumores sólidos son más radiorresistentes y requieren
aproximadamente 5 a 10 veces las dosis de radiación depositadas para una respuesta
objetiva del tumor. La radiosensibilidad o radiorresistencia relativa es una propiedad
intrínseca de la célula cancerosa y se correlaciona mejor con la célula de origen del
tumor. El tejido normal más radiosensible, como el sistema hematológico, da lugar a
tumores que tienden a ser considerablemente más radiosensibles; por el contrario, los
tejidos más resistentes a la radiación, como el cerebro o el epitelio bronquial, dan lugar a
tumores más resistentes a la radio. Los factores adicionales que aumentan la resistencia a la
radiación incluyen la hipoxia y la capacidad de reparar rápidamente el daño inducido por la
radiación
Los tumores radiosensibles, como el linfoma, pueden tener respuestas completas con dosis
de radiación en el rango de 1.500 a 2.000 cGy, mientras que los tumores sólidos suelen
requerir de 3.500 a 10.000 cGy para una respuesta significativa Absorbida por radiación
(rad) o centigray (cGy)
Este tipo de terapia se utiliza para el tratamiento de tumores radiosensibles como leucemia y
linfomas, principalmente para el linfoma de células B no-Hodgking (LNH), el cual se puede
decir que son neoplasias hematológicas que se originan en las células linfoides,[3] sin
embargo también se puede utilizar para tratar tumores radioresistentes pero para los cuales
se necesita de una dosis 5 a 10 veces mayor para obtener una respuesta óptima.[2]
Este tratamiento suele ser un procedimiento ambulatorio, en el que el paciente recibe una
infusión por vía intravenosa del anticuerpo monoclonal sin el material radioactivo, la cual
suele durar aproximadamente de 4 a 5 horas, con el fin de que unan a las células no malignas
para protegerlas del anticuerpo radioactivo que se administra posteriormente. A la semana
próxima de la primera infusión, se vuelve a administrar el anticuerpo no radiactivo y luego
si se realiza la infusión del anticuerpo monoclonal con la parte radiactiva, para completar el
tratamiento.

Históricamente, en noviembre de 1997 la U.S. Food and Drug Administration (FDA)


aprueba el primer anticuerpo monoclonal, el rituximab (Mabthera® , Rituxan® ), para el
uso clínico en el tratamiento de cáncer. Éste es un anticuerpo quimérico dirigido al antígeno
CD20 presente en las células B (Fig. 3). Su indicación es para tratar pacientes con LNH de
bajo grado foliculares refractarios o en recaída.
Coincidentemente, la misma FDA aprueba en febrero de 2002, el primer radiofármaco que
combina 90Y, un radionucleido emisor de radiación ß puro, con el anticuerpo monoclonal
padre del rituximab, denominado ibritumomab. Éste es una inmunoglobulina murina G1
(IgG1) kappa, dirigido al mismo epítopo del antígeno CD20. Ambos componentes,
radionucleido y anticuerpo monoclonal, se unen mediante una molécula de tiuxetan (MX-
DTPA) que actúa como un potente quelante. Este producto, 90Y-Ibritumomab-Tiuxetan, se
encuentra disponible en el mercado norteamericano y europeo bajo el nombre comercial de
Zevalin® . Su efecto terapéutico se basa en la alta dosis de radiación entregada a nivel
celular proveniente de la radiación ß del 90Y dirigida por el anticuerpo contra el antígeno
CD20 de la superficie
El ibritumomab tiuxetan marcado con itrio-90 (90Y) se une específicamente a los linfocitos
B que expresan el antígeno CD20, incluídas las células malignas. El isótopo itrio-90 es un
emisor β puro con un alcance medio de 5 mm aproximadamente. Esto le otorga su
capacidad de destruir las células diana y las células vecinas.

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