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Historias de vida e historia oral: Santamarina

Plantearse las dimensiones de las historias de vida, de las diversas formas de la historia
oral y las fuentes documentales que las acompañan, implica tener en cuenta las
dimensiones del trabajo de investigación, el contexto histórico concreto, y las formas de
discurso que son vigentes en éste. Exige analizar las modalidades de la comunicación en
la sociedad de masas, para poder situar en ellos lo particular de la transmisión oral.
Además, promueve una reflexión sobre la intervención sociológica en su totalidad.

Las historias de vida están formadas por relatos que se producen con la intención de
elaborar y transmitir una memoria, personal o colectiva, que hace referencia a las formas
de vida de una comunidad en un período histórico determinado. Surgen a petición de un
investigador. Esto las diferencia de otros materiales o repertorios como por ejemplo las
autobiografías, tradiciones orales, entre otros, que se difunden en el interior de un grupo,
o en el espacio de una subcultura. Las historias de vida no existen antes que el proceso
de investigación, sino que se producen en él, aunque las formas del contexto oral
(historia oral) vengan refiriendo aspectos y relatos que luego se articulan en las historias
que recogemos. Se van haciendo a medida que la investigación avanza, según sus
objetivos, hallazgos y límites. Los referentes no son precisos, pero tampoco significa que
sean falsos. Están dirigidas a orientar la vida y acción de quienes las narran.

La historia de vida se centra en un sujeto individual, y tiene como elemento medular


el análisis de la narración que este sujeto realiza sobre sus experiencias vitales.
(Mallimaci y Giménez Beliveau: 2006)

La historia de vida es el método de investigación cualitativa para reunir información


sobre la esencia subjetiva de la vida entera de una persona, remarcando los
aspectos más importantes. (Atkinson: 1998)

Denzin propone distinguir entre life story (relato de vida) y life history (historia de
vida). El primero se refiere a la historia de una vida tal como la cuenta la persona
que la ha vivido, el segundo a los estudios de casos sobre una persona dada, que
comprenden no solo su propio, relato si no otros tipos de documentos

La historia oral tiene que abordar el acontecimiento social no cosificándolo, sino tratando
de abrirlo a sus planos discursivos. El valor subjetivo de los relatos es precisamente el
valor más original, el fenómeno social que la historia de vida permite que exista y circule,
por entre los sentidos de una colectividad y una época. La vía de la subjetividad es la que
permite reconstruir el alcance objetivo de una conciencia de grupo y de época. “Se trata
de un tipo de investigación que se nutre de la reflexión individual sobre eventos
específicos de la historia de una sociedad analizando sus múltiples causas,
consecuencias y efectos sobre la vida individual/familiar de los participantes y de
otros actores sociales” (Mallimaci y Giménez Beliveau: 2006)
“La historia oral es una estrategia de investigación social contemporánea utilizada
en especial, pero no exclusivamente, por la historia. Y su propósito es la
comprensión de procesos y situaciones sociales a partir de la creación de fuentes
testimoniales.” Galeano Marín, E (2004)

Las historias de vida tienen un alcance ético y político ya que apuestan por la capacidad
de recuperar la memoria y de narrarla desde los propios actores sociales. Esta capacidad
atribuida a las fuentes orales acompaña la intención de capturar los sentidos de la vida
social que no son fácilmente detectables desde los limitados filtros del investigador. La
historia oral se atreve a recoger los relatos de la gente tal y como estos surgen.

Cuando uno trabaja con alguien para que cuente episodios de su vida, corre el riesgo de
que lo que uno ya sabe (etapa histórica en la que se encuentra esa persona o grupo)
adquiere para aquella o aquel otro sentido. Tiene que ver con los relatos y la cultura
propia.

El síntoma biográfico: hay un fenómeno que afecta la misma teoría de la sociedad, el


cual conforma el síntoma biográfico. Las historias particulares son las que intentan llenar
de contenido a un tipo de historias universales que han resultado, las más de las veces,
dominadoras que explicativas y emancipadoras.

Las historias de vida son los escenarios de los discursos particulares que surgen a pesar
de los discursos de los medios de comunicación o de formación de masas. Porque los
discursos, las historias particulares, son historias de experiencias, de saberes prácticos
que los medios de comunicación de masas no hacen circular salvo convertidas en
espectáculo-mercancía. Las historias de vida por el mismo contexto en el que surgen no
son estrictamente individuales. La aplicación de la historia de vida requiere la atención al
contexto concreto: cómo son las formas de intercambio y circulación de la memoria y de
las experiencias en el interior de la cultura mediática, del espectáculo o de la dominación.
Por eso cada trabajo concreto de historia oral implica considerar la forma concreta de la
tensión entre las historias particulares y la Historia entendida de forma universal.

La historia de vida como historia particular es fundamentalmente la comunicación de una


sabiduría práctica, de un saber de vida y de experiencia. Los relatos particulares de
experiencia van a quedar progresivamente subordinados a una forma de relato social que
es el modelo de información en el que no caben las experiencias, ni mucho menos, las
particulares.

Esta atención al contexto, nos sitúa ante el modo de tratar las historias de vida sabiendo
todo lo que ella implica. No hay que olvidarnos su contexto de época ni que se trata de
elementos de producción de sentido que tienen una dimensión inmediatamente social.

Dimensiones del síntoma biográfico:

- Universo sincrónico de los espacios.


- Universo diacrónico de las formas de narrar los acontecimientos.
Rescatar el testimonio de formas de vida que tienden a desaparecer, comunitaristas o de
la sociedad urbana en el capitalismo industrial avanzado, de consumo, implica un
compromiso ético y político. Porque es rescatar las historias de los márgenes: de los
márgenes por abajo. Recuperar la memoria, la historia de las identidades rotas y
recompuestas, ofrece otra perspectiva: la subjetiva, es decir, formadora de sujetos.

Etapas y modalidades de la historia oral e historia de vida:

1. Antropologismo conservacionista: principios de siglo XX hasta los años ’30. Acá las
historias de vida están dirigidas por la práctica antropológica. Se trata de rescatar y
poner en circulación, en la sociedad que se va industrializando, otras formas de vida. La
tarea en esta etapa se basa fundamentalmente en el estudio de casos. La biografía de
cada individuo se entiende desde la perspectiva psicológica. La tarea tiene como objetivo
fundamental las biografías de sujetos destacados de las sociedades preindustriales, que
coexisten con el desarrollo de la industrialización, y con vidas que se construyen en el
ámbito comunitario. Objeto propio de las historias de vida: los cambios en los procesos
de identidad entre lo comunitario y lo societario. Las transformaciones no sólo
estructurales, sino biográficas son producidas por los flujos migratorios inter e
intranacionales. Las migraciones no sólo harán cambiar las estructuras, los lugares de
producción, sino también las formas de identidad. Esta combina relatos y documentos,
para recoger formas de identidades cambiantes determinadas por la migración y la
complejificación de la sociedad, lleva a plantear dos sentidos del término historia oral: la
historia oral incluye no solamente el discurso hablado de la gente, sino cartas,
documentos en el sentido más amplio, indicios, materiales que transmiten información de
cómo ese grupo elabora su historia; mientras que el relato oral supone la narración, el
proceso mismo de la identidad contada.

2. Estudios de la marginación: período de entreguerras (’30) a los ’60. El principal


fundamento de todo tipo de aplicaciones de la historia oral tiene que ver con los estudios
de las poblaciones marginadas y de la desviación. Se comienzan a preocupar por cuáles
son los procesos en los que la marginación se vive no sólo como una marca
macrosociológica, sino como estructuradora de las biografías y consiguientes
comportamientos sociales de las poblaciones emigradas. Estudiar mediante las historias
de vida los procesos de reconstrucción de las formas de identidad.

3. Estudio de las sociedades complejas: década de los ’70 – actualidad. La aplicación de


las historias de vida está dirigida hacia grupos o poblaciones dentro de los segmentos
medios. Aquí comienza una verdadera reflexión metodológica y epistemológica que sale
del campo de la historia oral para reformular muchos elementos centrales de la teoría
sociológica. El significado y la perspectiva del actor. Las representaciones.
Conflictos dentro de las estructuras productivas.

Dimensiones: en las historias de vida es posible discriminar una dimensión


socioestructural (posiciones) y una dimensión sociosimbólica (representaciones). Decir
que las historias de vida tienen estas dos dimensiones implica que hay programas de
historias de vida que trabajan más bien con el mundo de las representaciones, frente a
otros que persiguen los conflictos de las posiciones en la estructura productiva.

¿Cómo se entiende el proceso de producción?: hay tres visiones:

a. visión positivista documental: conservación de las historias, las cuales se toman como
indicio de un momento, de un sistema o de una formación social. Se toman como
documento positivo. Predomina el valor literal, incluso la fetichización del documento
frente a la reconstrucción del proceso de producción de ese documento. Se abstrae la
enunciación.

b. perspectiva interaccionista: de la historia de vida interesa la construcción dual de


situaciones. Así ve el interaccionismo el proceso de producción de relatos.

c. dialéctica: las historias de vida se entienden como historias en un sistema. Es decir, se


entienden como las historias de un sujeto, individuo o grupo, que se construye en las
determinaciones del sistema social.

El proceso de interpretación: este proceso en la investigación cualitativa implica que las


hipótesis se ponen al final. Por ende la interpretación se pone en marcha desde el
principio. Esto quiere decir que en la observación de un problema ya se inicia el proceso
de interpretación. Las hipótesis interpretativas se entienden como una dirección de
explotación, no como una relación supuesta entre variables estáticas. Hay 3 modalidades
de interpretación:

a. estructuralista: interpretación con el análisis y saturación de un modelo. La razón


principal es que opera fundamentalmente con un tipo de recogida de relatos que es más
bien extensivo. Extensivo hasta el logro de saturación del modelo. Recorre una pluralidad
de situaciones de informantes e informadores, que proporcionan el mapa de todos y sólo
los elementos pertinentes para esa investigación. Todo elemento que se salga de ese
campo no interesa.

b. hermenéutico: tiene que ver con el análisis en profundidad de un texto. La


hermenéutica supone que el texto ya está dado, que el circuito de la producción ha
concluido y que lo que uno hace es descubrir sentidos ocultos en ese texto. Lo que hace
el intérprete es tratar de ver en los enunciados ya producidos qué sentidos había de los
que no nos habíamos dado cuenta. La historia se reduce al texto entendido como
productor de sucesivos sentidos. Este modelo tiene que ver con la forma de acotación de
lo particular. Ya que se prefiere pocas historias pero analizadas muy en detalle y
profundidad, viendo los sentidos ocultos y analizándolos, es decir, se hace una
comprensión intensiva.

c. comprensión escénica: los textos aquí no tienen un sentido originario, ni tienen la


profundidad que en la hermenéutica, sino que se construye el origen todos los días, y
todos los días se hace el sentido profundo de los textos. La pretensión de interpretar
responde más al resultado de una tarea de invención y de traducción: producimos otra
historia que se contrasta con las versiones recogidas. Sentido y origen son cosa que hace
uno, no que se encuentran ya formadas.

Cuatro dimensiones centrales en la producción-interpretación de una historia de


vida:

La historia de vida ocupa un lugar central dentro de las prácticas de la historia oral.
Forman parte de esta última: canciones, refranes, leyendas, ritos, etc., que organizan la
vida de las diferentes comunidades.

La historia de vida es la forma de máxima implicación entre quien entrevista y la persona


entrevistada. La posibilidad de eficacia de esto, dependerá de dicha relación. Recoger los
relatos o las historias de vida no es recoger objetos o conductas diferentes, sino más bien
asistir y participar en la elaboración de una memoria que quiere transmitirse a partir de la
demanda de uno, del investigador. Por eso, la historia de vida no es sólo una transmisión
sino una construcción en la que participa el propio investigador.

1. El problema de la escucha y la producción discursiva: todo relato tiene en cuenta,


mediante la escucha, lo que dice el destinatario. A partir de eso realiza una
representación del sujeto a partir de ese mismo sujeto que se desdoble entre el
enunciador y el enunciado (son la misma persona), el yo que habla se representa
en el relato como un yo en otras circunstancias en otro tiempo y espacio diferente.
La escucha en la experiencia de la historia de vida ha de ser la de quien se sabe
receptor y depositario de lo imperfecto irrepetible. La escucha ha de estar presente
tanto en lo expresivo de quien la ejerce como también en su debido análisis y
contextualización o recontextualización de lo narrado.
2. La recuperación del pasado: cuando el sujeto narra su pasado accede a su propia
historia bajo condiciones marcadas por todo el proceso de transformaciones de
ésta y que de una u otra manera estarán presentes en su reconstrucción. El
presente es el contexto de su narración y el que organiza las posibilidades de
recuperación en un texto narrativo es el texto de su discurso. Recuperación del
pasado para devolver protagonismo a los propios actores de la historia y participar
en la recreación de un pasado desde formas narrativas particulares, subjetivas e
irrepetibles. El sujeto que miramos no es el sujeto del pasado, sino el que lo
reconstruye, es el sujeto que mira buscando una memoria.
En esta tarea de recoger historias de vida e interactuar con la gente está presente
la subjetividad, la cual está preñada de condicionantes como por ejemplo el
género, clase social.
3. El problema de la identidad: en el relato hay una organización y representación del
mundo, aun cuando esta sea incompleta, contradictoria. Pero nunca es una
historia de uno sólo o de una sola, siempre hay otros que están invocados y
presentes en esa historia. Tres grandes dimensiones de los conflictos de identidad
de nuestro siglo: la cultura del linaje, la del logro o actividad y las subculturas de
referencia vinculadas a la cultura del ocio. Pero estos bloques de identidad
deberán ser atravesados por otros como: edad, género, tipo de hábitat que se
ocupa y clase social a la que se pertenece.
El tema de la edad es el parámetro más constante dentro de la historia de vida. El
tiempo está desde un primer momento presente en el relato. Es uno de los ejes de
la narración. Desde el tiempo se articulan los recuerdos y los olvidos, la
importancia de lo acontecido, lo que surge como experiencia de cambio y lo que
se diluye en la inconsciente.
El género en las historias de vida se va definiendo de acuerdo a las
consideraciones que sobré él existan en diferentes momentos de la historia. Es
constante su presencia, pero las modalidades que adopta son diferentes.
También hay que tener en cuenta el hábitat en el cual se habla y del que se habla.
Ambos articulan conflictos de identidad en la historia de vida. En este podemos
mencionar dos dimensiones: el espacio como referente de identidad (nadie que
siga viviendo en el lugar donde ha nacido se percibe como que es de tal lugar. Los
seres humanos se reconocen como pertenecientes a un lugar cuando se enfrentan
lejos de ese lugar, al mundo en su diversidad y en su complejidad); y la mirada
sobre el lugar de los orígenes es diferente si se realiza sin la perspectiva que
organiza la distancia.
El status social como articulador de la mirada sobre el pasado y el presente.
4. El problema de la memoria individual y colectiva: entre los procesos de la memoria
colectiva y la memoria particular, es decir, entre el imaginario reproductor de lo
social y el imaginario creador del sujeto, hay una relación dialéctica. Lo colectivo
está irremediablemente presente en cada individuo. En la historia de vida el
conflicto entre memoria individual y memoria colectiva es el mismo que existe en
cualquier otro ámbito de la realidad entre sujeto y sociedad, ya que ambos
conceptos no son antagónicos pero tampoco afines. Por el contrario, deben ser
tomados como fuerzas en tensión y en constante proceso de relación dialéctica. El
investigador no puede domesticarlos, sino que debe incorporarlos con su
conflictividad constante.

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