Está en la página 1de 6

Cría de patos criollos, una

producción alternativa para el


mercado chino local
La cría de pato criollo también es una alternativa viable para los pequeños
productores. Es apreciada por pequeños productores, porque son rústicos, sus
huevos tienen alta fertilidad y tienen buena procreación.
Por
Luciano Venini
-
25 septiembre, 2019

En la Argentina, muchos productores eligen la cría de patos criollos. En


muchos países, la cría de patos para carne es considerada una actividad
con perspectivas interesantes y mucho futuro.
Las ventajas de la cría de patos para carne se tornan muy visibles cuando
se tiene en cuenta que estas aves tienen la capacidad de vivir en
condiciones ambientales desfavorables, resistir enfermedades y parásitos y
producir una carne de excelente calidad.

Por lo tanto, la cría intensiva de determinados tipos de patos para


producción de carne se incrementó en diversas regiones del mundo, porque
desde hace siglos, europeos y asiáticos saben que es una de las aves
domésticas más útiles y versátiles.

Con la intensificación de la actividad, la carne de pato podría integrar la


dieta de la familia rural y, con el remanente, generar ingresos con la venta
de carne y huevo, ya que si bien la producción no es muy difundida en
Latinoamérica y menos aún en Argentina, sí lo es en países asiáticos como
China, cuya comunidad se encuentra diseminada por todo el mundo,
encontrando mercado también en nuestro país.

Por eso es importante incentivar esta actividad alternativa como un ingreso


adicional para las familias y emprendedores rurales.

Cría de patos criollos: opción para pequeños productores

La elección de una buena raza para la cría de patos para producción de


carne es un elemento básico, y en este caso el pato Pekín se destaca entre
las más aconsejables, por su mayor calidad y su buena capacidad de
alcanzar su mayor tamaño en poco tiempo.

Pero la cría de patos criollos también es una alternativa viable para


los pequeños productores.

Conocido también como “pato mudo” o pato Muskovy, es una especie


originaria de América tropical, cuya área de distribución abarca desde
México hasta el centro de Argentina y Uruguay, en zonas de clima tropical y
subtropical y entre altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1.000
msnm.

Existen dos subespecies, la silvestre o pato real (Cairina moschata


sylvestris) y la domesticada desde la época prehispánica, pato
criollo (Cairina moschata domestica), criada en todo Latinoamérica.

La cría de patos criollos es apreciada por pequeños productores, porque son


rústicos, sus huevos tienen alta fertilidad y tienen buena procreación.
Su explotación se hace bajo dos sistemas de cría: el industrial y el rústico.
El primero requiere una infraestructura muy compleja, con alimentación y
sistema sanitario integral, lo que muchas veces está fuera del alcance del
pequeño productor.

Pequeño criadero en el partido de Pergamino


El sistema rústico, en cambio, no requiere de mucha infraestructura, solo
un pequeño refugio, y al requerir un manejo sencillo y una alimentación de
bajo costo, es ideal para pequeños productores y explotaciones familiares.

El sistema rústico para la cría del pato criollo, no


requiere de mucha infraestructura.
Por eso, un productor agropecuario del partido de Pergamino, en el norte
de la provincia de Buenos Aires, desde hace tres años incorporó la cría de
patos criollos a su pequeño establecimiento productivo de 90 hectáreas.

Para conocer las características de esta actividad poco conocida en la


zona, Nuevo ABC Rural visitó las sencillas instalaciones de ese
establecimiento.

Especie rústica y fértil, muy sencilla y económica de criar


“Vimos que se trataba de una especie de pato que tiene buen mercado, ya
que lo consume mucho la comunidad china que vive en la ciudad de Buenos
Aires, y es muy rústico y fácil de criar”, contó el productor de Pergamino.

“Además, en nuestro caso es una actividad que se mantiene a muy bajo


costo, ya que es un animal que aprovecha y limpia los desperdicios de los
silos, consumiendo lo que va quedando de maíz”, destacó, en relación a
una alimentación sencilla y balanceada que se completa con algo de
pastoreo y consumo de insectos para cubrir los requerimientos alimenticios.

Asimismo, si bien los patos prefieren permanecer la mayor parte del tiempo
a la intemperie y en climas templados como el de Pergamino, puede criarse
sin refugios artificiales, el entrevistado, explicó que “las instalaciones que
se necesitan son muy sencillas, tipo gallinero, con techo de chapa y
alambrado alrededor, porque solo hay que cuidar que no se mojen y que
las hembras pongan huevos para que no estén diseminados por el campo, y
se le agrega una cortina por si alguna noche hace mucho frío.

Todo se puede hacer con elementos comunes que siempre hay en las
chacras”.
De todas maneras, destacó que “igualmente el refugio es más para los
patitos BB, y para que no pasen frío, apenas nacen se les colocan lámparas
infrarrojas, y una vez que empluman pueden salir del refugio, porque
cuando ya tienen el lomo cubierto por las plumas no les afecta más la
lluvia”.

Muy baja inversión inicial


Sobre el manejo de la cría, el productor contó que comenzó con unos pocos
patos adquiridos en algunas chacras cercanas. “Nos dejamos las hembras y
algunos machos para hacer el plantel, y a la feria tratamos de llevar solo
machos grandes, que es lo que más buscan y mejor pagan los
compradores”, señaló.

En cuanto a los nacimientos, explicó que probó poner los huevos en


incubadora, “pero no nacen bien ya que necesitan mucha humedad
ambiente al momento de nacer, porque si no se pegan al huevo, se secan y
mueren, ya que es imposible darles casi 90% de humedad, así que lo mejor
es dejar que sequen de forma natural, aunque al ser una especie más
rústica tiene poca mortandad”.

Dijo que una vez que nacen los patitos, “se los sacamos a la hembra y los
ponemos en un lugar techado con lámparas infrarrojas, por el frío, y
alimento para pollitos BB y cuando logran tamaño, los cambiamos de lugar
sin lámparas y los dejamos bajo techo hasta que empluman bien”.

En tanto, los patos pueden criarse perfectamente sin un estanque de nado,


ya que la existencia de lagunas de agua estancada puede generar
problemas sanitarios. “Sin embargo, es necesario contar con buena sombra
y el abastecimiento constante de agua limpia para beber y lavarse el pico”,
advirtió el productor.

En 120 días, 4 kilos de pato vivo


Una vez que nacen, los patitos pasan a las etapas de recría, terminación y
faena, donde la alimentación no es tan demandante; los insumos son
básicamente maíz, expeller de soja y núcleos concentrados, entre otros.

“A los BB se les ofrece un producto balanceado iniciador, luego el


terminador de pollo parrillero y por último se los deja libres para que anden
por el campo y coman los desperdicios que encuentren en los silos de maíz
y algunos insectos”, explicó el entrevistado.

“En 120 días el pato alcanza los 4 kilos de peso, momento en que se
encuentran listos para la venta y posterior faena, pero si lo dejás que se
pongan más grandes de edad, te lo pagan más, por lo que se puede dejar
dos años, ya que al rebuscársela para comer lo que encuentran en el
campo, no generan gasto”, detalló.

En cuanto a sanidad, afirmó que “como son una especie muy rústica se
realiza solo como prevención, agregándole esporádicamente algún producto
desparasitario en la comida, ya que no existen vacunas, tratando siempre
que el pato tenga sombra, que no se moje el BB hasta que esté emplumado
y evitando las temperaturas extremas”.

Como resultado, el productor, destacó que “se obtiene como producto final
una carne de color oscuro, que si bien es de menor calidad que la del pato
Pekín, es muy apreciada por la comunidad china”.

Buena rentabilidad y sustentabilidad productiva


En cuanto a la comercialización, el entrevistado informó que durante 2018
el pato se vendió en la feria que se realiza en la localidad de Carmen de
Areco, Buenos Aires, a un promedio de 500 pesos vivo cada uno, ya que los
ejemplares nuevos se venden a 400 pesos y los más viejos superan los 500
pesos.

Esto permite obtener una buena rentabilidad y sustentabilidad productiva,


incluso mayor que con los pollos parrilleros, porque no solo se pagan más,
si no que tienen menos gasto de alimento y de estructura.

También podría gustarte