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Nos cuentan que el grupo de jóvenes de Acción Católica que iba modelando
el Cursillo, gustaba de reunirse en un café. En aquel tiempo estaba de
moda una canción popular que siempre que acudían al café la hacían tocar
y la cantaban, tanto que el grupo fue siendo identificado por los "de
colores". La letra fue cambiada y adquirió nuevos matices y otro sentido.
Tanto, que "estar de colores" significó y significa estar llenos de la Gracia
de Dios, vivir con Él, comprometemos con Cristo y con el hermano y se
transformó en una especie de himno dc Cursillos, que ahora se canta en
todos los países en los que existe el Movimiento y anima todos los cursillos
que se realizan. Estar de colores es estar con el Señor.
Poco a poco los propios cursillistas fueron dándole el sentido que ahora tiene,
porque se saludaban y se despedían con un "De Colores". El propio monseñor
Hervás pidió que el verso "por esto las chicas bonitas de muchos colores me
gustan a mí", fuese cambiado "por eso los bravos amores que son de colores
me gustan a mí". En los testimonios se oía: "Vine de corbata negra y ahora
salgo de colores" y otras expresiones parecidas. Así, poco a poco, se fue
modelando también la letra y el sentido que hoy, en todo el mundo donde
existen Cursillos, tiene el "De Colores". Baste mencionar que en la III Ultreya
Mundial, de Roma del 2000, los cursillistas de diferentes partes del mundo,
de diferentes idiomas, se saludaban en las calles y transportes con un
vibrante "De Colores" y la respuesta sonriente y alegre era siempre "De
Colores".
Quizá la frase de Fray Luis de Granada explica bien lo que todos los
cursillistas sentimos con el "De Colores": "La Gracia es aquella vestidura de
muchos colores, porque de la gracia proceden los colores de todas las
virtudes".