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ESCUELA NORMAL SUPERIOR DE BUCARAMANGA

JUAN SEBASTIAN RIOS MAYORGA


10-9

ENSAYO SOBRE EL FRACKING

En la actualidad, el fracking ha dado mucho de qué hablar abriendo paso a gran


cantidad de debates alrededor del mundo. Es por eso que la filosofía como ciencia
de la relación de todo conocimiento (según Immanuel Kant) que encuentra sus
problemas en los avances de la ciencia y en los fenómenos culturales (Según Karl
Popper) se ha encargado de debatir sobre este tema desde distintas
complejidades: éticas, políticas, jurídicas y ecológicas.
En los últimos años, se han creado alternativas tecnológicas que permiten la
obtención de energía. Una de ellas es la “Fracturación Hidráulica”. El fracking
consiste en fracturar rocas a más de dos mil metros de profundidad con agua a
altísima presión, liberando así el gas que contienen. Sin embargo, a pesar de ser
la opción más económica tiene grandes impactos sobre el medio ambiente.
“La fractura hidráulica de alto volumen – fracking, en tanto actividad industrial,
responde a los cuatro criterios del desarrollo sostenible: ¿es ambientalmente
correcta, socialmente justa, económicamente viable y socialmente participativa?”

Empezare con la primera pregunta: ¿Es ambientalmente correcta?


Cerca de un 3% del gas se escapa a la atmósfera. Este es un gas de efecto
invernadero 20 veces más perjudicial que el CO2. Además, el agua inyectada no
se puede volver a recuperar, por lo tanto, se almacena y sella el agua ya que a
pesar de que se pueda recuperar, esto no es recomendable por su mezcla con
sustancias químicas peligrosas. Pues, el agua contiene químicos especiales que
se acaban quedando atrapados en la roca, que, de hecho, existen sospechas de
que aquellos químicos pueda afectar a acuíferos y a la salud de las personas. Así
que la respuesta es no. No es ambientalmente correcta.
Continuamos con la segunda pregunta: ¿Es socialmente justa?
En el aire de las zonas donde se está desarrollando el fracking se han detectado
niveles extremadamente altos de compuestos orgánicos volátiles tóxicos y
carcinógenos. Según la legislación estadounidense, a pesar de la toxicidad de los
compuestos, las compañías no están obligadas a informar de la composición del
fluido utilizado, por lo que, a pesar de las evidencias, no resulta fácil relacionar
enfermedad y fracturación. El caso más estudiado sobre esta relación es Dish, un
pueblo de Texas rodeado de pozos. En esta localidad, el 61% de las
enfermedades registradas estaban asociadas a los contaminantes empleados.
Con esto podemos concluir en que esta alternativa no es socialmente justa, pues,
daña la salud de las personas.
Ahora con la tercera pregunta: ¿Es económicamente viable?
Los gobiernos actuales toman a Estados Unidos como el claro ejemplo del éxito
de la industria del fracking. El “éxito” es haber reposicionado a Estados Unidos
como uno de los más grandes productores de petróleo y gas. Haber reducido las
facturas de luz y generado millones de fuentes de empleo en los demás Estados.
Además de que las operaciones de la industria están bajo vigilancia normativa de
EPA (Environmental Protection Agency), reduciendo posibilidades de distorsiones
en la producción y de impactos ambientales. Así que la respuesta es sí. El fracking
es económicamente viable, sin embargo, su impacto en el medio ambiente hace
que no sirva para nada esta tecnología “innovadora”.
Finalmente, con la cuarta pregunta: ¿Es socialmente participativa?
Estados Unidos ha sido pionero y es el mayor desarrollador del 'fracking', pero
China, Canadá y Argentina también están usando esta técnica para aprovechar
sus recursos. Canadá destaca por ser el único que produce gas y petróleo al igual
Estados Unidos. Mientras que China sólo produce gas y Argentina sólo está
extrayendo petróleo. Aunque por ahora sólo estos cuatro países están
comercializando los recursos no convencionales, Argelia, Australia, Colombia,
México y Rusia son algunos delos países que están poniendo en marcha
exploraciones y estudios para ver la sostenibilidad y rentabilidad de abrir proyectos
de este tipo en su suelo. Así que la respuesta es sí. Si es socialmente
participativa.
Para concluir, pienso que no se debe dar prioridad al dinero sobre la vida. Se debe
hallar otra forma de planear el cómo satisfacer la demanda energética optando por
la transición a energías sustentables mediante su optimización y la inversión en la
investigación.
Aunque los riesgos ambientales no se han conocido del todo, podemos intentar
predecir los riesgos potenciales en el ambiente y la salud para generar acciones
de carácter preventivo. Y es por eso que Colombia en su nuevo gobierno, debe
optar por poner como prioridad el bien del país y de la población en lugar de los
intereses de unos pocos. Pues todo daño es reversible con el tiempo.

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