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A lo largo de los años se han escrito, felizmente, numerosos libros sobre este Rosario bíblico en algunas de sus oraciones y, orando unidas del
el Santo Rosario que nos ayudan a rezar más piadosamente a la Virgen modo como se nos propone aquí, se mantengan también cada vez más
María. unidas entre sí y con la Iglesia, a la que aprenderán a conocer mucho
más en estas reflexiones.
En este libro, que escribió el Pbro. Carlos Urrutigoity, se nos enseña a
meditar la vida portentosa de Jesús y de María, inspirándonos en la El camino hacia Jesús es un confiado trato con la Virgen María. Ruego
Sagrada Escritura y en la liturgia de la Iglesia. al Señor que este magnífico libro nos ayude –y ayude a muchos– a
recorrer ese itinerario al Dios altísimo.
Gracias a estas fuentes maravillosas y primarias de la genuina
espiritualidad cristiana, contemplaremos a Jesús con los ojos de María +Rogelio Livieres
y lo veremos tal cual es, con su grandeza infinita de Dios y con su Obispo de Ciudad del Este
debilidad –tan próxima a nosotros– de hombre, pero sin pecado. Paraguay
La renovación de la piedad hacia fines del siglo XIX y comienzos del Sin demoras, santo Domingo se dirigió a la catedral del lugar. Sonaron
XX facilitó que se volvieran a elaborar Rosarios con meditaciones o las campanas y la gente se reunió para escucharlo. Pero no pudo decir
citas bíblicas para cada oración. Ahora, siguiendo el consejo de la Carta mucho porque se desató una violenta tormenta que asustó al pueblo,
Apostólica Rosarium Virginis Mariæ de Juan Pablo II para inaugurar hasta que la imagen de la Virgen que estaba en la iglesia alzó tres veces
el Año del Rosario, del 16 de octubre de 2002, hemos preparado los brazos hacia el cielo, y con esa señal santo Domingo empezó a rezar
este Rosario bíblico y litúrgico que combina lo mejor de todas estas el «salterio» de la Virgen y la tormenta terminó. De esto fueron testigos
tradiciones para enriquecer la contemplación: una breve catequesis todos los presentes. Santo Domingo, que murió en 1221, se dedicó el
sobre el significado de cada misterio, un fruto especial a pedir, una resto de su vida a predicar y hacer popular la devoción del Rosario
cita bíblica y una imagen iconográfica para iluminar el rezo de cada para el sufragio de las almas del Purgatorio, para el triunfo sobre el
oración. mal y para la prosperidad de la santa Madre Iglesia. La gente comenzó
a rezarlo con devoción por todas partes, a vivir cristianamante y a
El rol de santo Domingo de Guzman
dejar atrás el pecado y sus engaños.
Hasta este momento, nos hemos concentrado en describir lo que nos
cuentan acerca del origen del Rosario los testimonios escritos de cada No hay documentos escritos contemporáneos que vinculen directamente
época. De ellos resulta claro que el Rosario fue surgiendo a partir del el Rosario con santo Domingo, sino que hay que esperar docientos
encuentro entre la liturgia y la devoción popular. años después de su muerte para encontrar las primeras referencias.
Pero esta relación es una tradición muy bien establecida y reconocida
Ahora debemos contar cómo santo Domingo de Guzmán, y la en la Iglesia y a la que han referido varios Papas. Podrías comparar el
Orden que él fundó, tuvieron un papel decisivo en el desarrollo y rol de santo Domingo en la devoción del Rosario al que le atribuye
popularización del Rosario, así como en su fundamentación teológica. la tradición a san Gregorio Magno en relación al canto gregoriano.
Ninguno de los dos «instituyó» lo que se les atribuye en el sentido de
A finales del siglo XII, santo Domingo, fundador de la Orden de que lo crearan de la nada, sino en el sentido de que consolidaron su
los Predicadores, sufría al ver que la gravedad de los pecados de la uso, sistematizaron sus formas y difundieron sus prácticas.
gente estaba impidiendo la conversión de muchos herejes que él quería
ayudar. Decidió ir al bosque a rezar. Allí estuvo tres días y tres noches Fue el Papa san Pío V, un dominico, quien promulgó en la Bula
haciendo oración y mortificándose hasta perder el sentido. Entonces se Consueverunt Romani Pontifices (1569) la definición esencial del
Rosario: «El Rosario o Salterio de la Santísima Virgen es un modo demonio y los estragos del error. También los Papas, sucesores de san
piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo Pedro Apóstol, han exhortado a los cristianos a rezar el Rosario para
el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro superar peligros inminentes. Sólo por dar dos ejemplos podemos citar a
entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto san Pío V y la decisiva victoria que ganó en Lepanto contra los turcos
en la vida de nuestro Señor». gracias a una cruzada de Rosarios. Y, más recientemente, Juan Pablo II
nos urgió a rezar el Rosario en defensa de la vida y de la familia contra
Un arma de guerra
los ataques incesantes de nuestros días.
Además de reconocer su relación con la liturgia, hay otro aspecto del
Rosario que es importante valorar: el carácter combativo y guerrero que El combate contra el mal no es algo del pasado. Estos son algunos de
encierra. Desde un comienzo, el Rosario fue un arma preferida para el los enemigos más peligrosos que el Rosario nos ayudará a confrontar
combate espiritual en la que cada cuenta de su cadena está hecha para en la vida cotidiana:
la batalla contra los enemigos de los hombres y de la Iglesia de Cristo.
– La esclavitud al pecado; especialmente las conductas adictivas
Dado que la gente podía ir menos a la ciudadela inexpugnable de la que nos deshumanizan, como el abuso de alcohol o drogas, el sexo
oración litúrgica, fue imperativo construir alrededor de la ciudad de desordenado, etc.
Dios una muralla externa de oraciones poderosas, pero más accesibles
a la mayoría, de modo que se pudiera defender a todos los hijos de – La ignorancia de la verdad de Dios que nos libra del mal.
la Iglesia contra los adversarios de la virtud y los asaltos a la gloriosa
libertad de los cristianos. – El debilitamiento de la familia y los ataques contra la vida humana.
Nadie debiera sorprenderse al descubrir que el Rosario de la dulcísima – La agresión del secularismo laicista que busca borrar de la vida
María es un arma temible. Ya la Biblia reconocía a nuestra Señora pública la presencia de Dios y de la Iglesia.
como la Mujer coronada de estrellas, revestida de sol y con la luna a
sus pies, aplastando con su Hijo la cabeza de la serpiente infernal. Y – La persecución contra los cristianos, violenta o por medio de
al hablar de su belleza, dice la Palabra de Dios que María es hermosa campañas de calumnias, en muchas partes del mundo.
como un ejército formado para dar batalla contra los enemigos de
Dios. – El materialismo que nos agota por medio de un consumismo egoísta
e irresponsable.
Fue nuestra Señora misma quien recomendó el Rosario a santo
Domingo de Guzmán como respuesta para detener los avances del – La pérdida de la esperanza y del sentido de nuestras existencias.
– La creciente inseguridad, debida a la corrupción moral y a la
destrucción de las familias.
La guerra de la misericordia
La cruzada espiritual del Rosario es, en último análisis, una cruzada de
misericordia para obtener de María, «Refugio de Pecadores», el perdón
y la conversión, el arrepentimiento y la curación de nuestras heridas.
Ella ayudó a ganar al pie de la Cruz de su Hijo la gran victoria sobre
el mal –y el buen ladrón fue la primicia.
Por medio de las humildes oraciones del Rosario, María nos vuelve a
poner en presencia de Jesús, haciendo que aprendamos a contemplar la
vida del Señor y a hacer «todo lo que Él dice» (Jn 2:5).
El Rosario Bíblico
La oracion sencilla de los hijos de Dios Corona de gozo: La Anunciación
La Infancia de Jesús La Visitación
Rezamos el santo Rosario para contemplar los acontecimientos más (lunes y sábados) La Navidad
importantes de la vida de Jesús. Queremos ver, a través de los ojos de La Presentación
María, «todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio, hasta el día El Hallazgo en el Templo
en que fue llevado al cielo» (Hch 1:1-2).
Corona de luz: El Bautismo
Es otro modo de cumplir lo que nos pidió el Señor cuando nos El Ministerio Público Las Bodas de Caná
dijo: «haced esto en memoria de Mí» (Lc 22:19). Y lo hacemos al ritmo (jueves) La Predicación del Reino
acompasado de oraciones sencillas y profundas, como las de un niño. La Transfiguración
Para contemplar cada acontecimiento, rezamos un «Padre nuestro», La Eucaristía
diez «Dios te salve, María» y un «Gloria». A esto le llamamos una
«década» (de la palabra «diez»). Corona de dolor: La Agonía
La Pasión del Señor La flagelación
A su vez, resumimos en cinco décadas, o misterios, un período de la (martes y viernes) La Coronación de Espinas
vida de Cristo. Y a esto le llamamos «corona» del Rosario. La primera La Vía Dolorosa
corona del Rosario son las cinco décadas o misterios «de gozo», que La Crucifixión
resumen su infancia. La segunda corona son los cinco misterios o
décadas «de luz», que resumen su ministerio público entre los hombres, Corona de gloria La Resurrección
y que fue agregada al Rosario por el Papa Juan Pablo II para quien lo La Vida Triunfante La Ascensión
desee. La tercera corona son los cinco misterios o décadas de «dolor», (domingos y miércoles) Pentecostés
que resumen la pasión del Señor. La cuarta y última corona son los La Asunción
cinco misterios de «gloria», que resumen la vida triunfante de Cristo. La Coronación
La Anunciación
El Arcángel Gabriel es enviado por Dios a una Virgen de la tribu de Judá,
llamada María, de la Casa de David, desposada con José, para anunciarle
que será la Madre del Mesías por obra y gracia del Espíritu Santo.
Cristo, para hacernos partícipes de la vida de Dios, vino a este mundo Adán, en cambio, es un ser espiritual que da la Vida» (Efe 1:10). En
«cuando llegó la plenitud de los tiempos» (Gál 4:4). Esta expresión quiere efecto, para crear a Adán, Dios sopló su Espíritu en el barro; en cambio,
decir que se había completado ya la preparación de Israel y de los al formar a Jesús, el Padre lo ungió con la plenitud de su Espíritu: «por
demás pueblos para su venida y, además, que su venida cumplía con eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1:35).
las promseas hechas a nuestros padres a lo largo de la historia de la
salvación. Ya que la desobediencia de la primera mujer había contribuído a la
muerte de todos, «el Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo»
En este misterio de gozo nos alegramos del encuentro con Aquel que es (2 Cor 1:3) quiso que la encarnación del Redentor tuviera lugar por la
«Dios con nosotros» y nos trae a esta tierra, de forma visible e histórica, obediencia en la fe de María (LG 56, 61), que es la nueva Eva. María
el esplendor de la Gloria de Yahvé. Ya el saludo del Ángel a María es, en verdad, «Eva», palabra que significa en hebreo «madre de los
anuncia este gozo: «¡Alégrate, María!» (Lc 1:28). Esta es una alegría vivientes» –pero no de los que nacen «de la sangre, ni del deseo de la
que nos llega a todos, pues el Padre «envió a su Hijo, nacido de una carne, ni del deseo del hombre, sino de Dios» (Jn 1:13).
mujer… para hacernos hijos adoptivos» (Gál 4:4) y «renovar todas las
cosas en Cristo» (Efe 1:10). El «sí» confiado de María a Dios, su obediencia en la fe, nos
compromete también a todos los que queremos ser sus hijos, de modo
El cuerpo de Jesús fue concebido de la carne de la Virgen María por que aceptemos, como ella, que se cumpla en nosotros la Palabra del
el poder del Espíritu Santo: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y Padre, su santa voluntad –que no es otra cosa que lo que el amor
el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra» (Lc 1:35). Por eso Jesús infinito de Dios quiere para nosotros.
es llamado «el Ungido» del Espíritu –que en griego se dice «Cristo» y,
en hebreo, «Mesías». San Pablo nos hace esta comparación: «El primer (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 144, 484-512; Juan Pablo II,
hombre, Adán, fue creado de la tierra como un ser con vida; el nuevo Rosarium Virginis Mariæ, §20; Homilía, 1-I-1988)
Fruto que pedimos en este misterio:
LA OBEDIENCIA EN LA FE
Jesucristo, aunque era Dios, se anonadó a sí mismo tomando la condición Dios pondrá enemistad entre la serpiente y la mujer,
de esclavo y haciéndose semejante a los hombres. Por obediencia, se y entre sus descendientes y el descendiente de ella.
humilló a sí mismo hasta aceptar la muerte, y muerte de cruz. Por eso, (Génesis 3:15)
Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que Dios te salve, María…
todos proclamen para gloria de Dios Padre: «¡Jesucristo es el Señor!»
(Filipenses 2:6-11) El niño será llamado Hijo del Altísimo;
Padre nuestro… y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre.
(Lucas 1:32)
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a la ciudad de Nazaret: Dios te salve, María…
a la virgen María, desposada con José, de la casa de David.
(Lucas 1:26-27) Dios ha jurado por su santidad al rey David:
Dios te salve, María… tu descendiente permanecerá para siempre en el trono.
(Salmo 89:35-37)
No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: Dios te salve, María…
pues Él resiste a los soberbios, pero da su gracia a los humildes.
(Lucas 1:30; Santiago 4:6) Al entrar en el mundo, Cristo, el descendiente de David, dijo a su Padre:
Dios te salve, María… «¡Yo he venido para hacer tu voluntad, oh mi Dios!»
(Hebreos 10:5, 7; Salmo 40:7-8)
¡Escucha, hija mía, y alégrate! El Rey de reyes se ha enamorado de tu belleza: Dios te salve, María…
concebirás y darás a luz un hijo, Jesus, que significa «Dios salva».
(Salmo 45:10-11; Lucas 1:31) Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros,
Dios te salve, María… y hemos visto su gloria, gloria del Hijo único del Padre.
(Juan 1:14)
sYo soy la esclava del Señor, mi Dios: Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
hágase en mí según tu palabra.
(Lucas 1:38)
Dios te salve, María…
La Visitación
Después que el Arcángel Gabriel le anunció que su prima, la anciana
Isabel, estaba embarazada de seis meses, María se apresuró a subir a las
montañas de Judá para ir a ayudarla.
Con sólo llegar a la casa de su prima, la misma voz de María le Acerca de san Juan Bautista, el hijo de Isabel y Zacarías, nos dicen las
revela a Isabel el gozo de que la Virgen trae en su seno al Mesías. Escrituras que él es el precursor inmediato de Jesús (cf. Hch 13:24) que
Para celebrar la presencia del Señor y alabarlo, el hijo de Isabel, san ha sido enviado para prepararle el camino (cf. Mt 3:3) y está «lleno del
Juan Bautista, «saltó de alegría» (Lc 1:41) en el seno de la anciana, del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre» (Lc 1:15, 41). Juan, «Profeta
mismo modo que el rey David había «saltado de alegría» (2 Sam 6:14-16) del Altísimo» (Lc 1:76), sobrepasa a todos los profetas (cf. Lc 7:26) y es, en
ante el Arca de la Alianza cuando la transportaba a las montañas de verdad, «Elías que debía venir» (Mt 17:10-13), porque precede a Jesús «con
Judá. Gracias a estos detalles, el Evangelio nos señala a María como el el espíritu y el poder de Elías» (Lc 1:17), ya que da fin al tiempo de los
Arca de la Nueva Alianza. Y, en efecto, del mismo modo que el Arca profetas (cf. Mt 11:13), que Elías había inaugurado, y abre el tiempo de la
atesoraba el maná con que Dios había alimentado a su pueblo en el Buena Nueva (cf. Hch 1:22; Lc 16:16), dando testimonio de Cristo mediante
desierto, la vara florecida del Sumo Sacerdote Aarón y las Tablas de la su predicación, su bautismo de conversión y, finalmente, su martirio (cf.
Ley, ahora la Virgen Madre lleva en su cuerpo a Jesús, el maná de la Mc 6:17-29). Juan encuentra toda su alegría en ser «el amigo del esposo»
Eucaristía, el Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, y el Legislador de (Jn 3:29).
la nueva Ley del Amor.
Nosotros debemos aprender en este misterio el poder del amor fraterno,
Con razón, pues, Isabel, movida por el Espíritu, la aclama como «la que descubre a Dios en el otro, y, al mismo tiempo, hacer nuestro el
Madre de mi Señor» (Lc 1:43), pues Aquel que María ha concebido por deseo de Juan: «es preciso que Él crezca y que yo disminuya» (Jn 3:30).
el Espíritu Santo como hombre es el Hijo eterno del Padre, la segunda
Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia, también, confiesa que (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 495, 522-524, 717-720, 2578; Juan
María es verdaderamente «la Madre de Dios», que en griego se dice Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ, §20)
«Theotokos» (cf. DS 251).
Fruto que pedimos en este misterio:
EL AMOR FRATERNO
Hagamos por los demás lo que queremos que los hombres hagan por Se abrió el Templo de Dios en el cielo y se mostró el Arca de su Alianza:
nosotros, porque Dios es amor y el que ama ha nacido de Dios y una Mujer embarazada, revestida del sol,
conoce a Dios. El amor es paciente y servicial; el amor no es envidioso, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas.
no hace alarde ni se envanece, no procede con bajeza ni busca su (Apocalipsis 11:19-12:1-2)
propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido, no se Dios te salve, María…
alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor
todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Todas las familias de la tierra
(Lucas 6:31; 1 Juan 4:7, 16; 1 Corintios 13:4-7) serán bendecidas por ti y tu descendencia.
(Génesis 28:14)
Padre nuestro…
Dios te salve, María…
Lo que Yo os mando es que os améis los unos a los otros:
que cada uno se revista de sentimientos de humildad para con los demás. Bendecid a Dios delante de todos los vivientes
(Juan 15:17; 1 Pedro 5:5) y proclamad los bienes que Él os ha concedido.
(Tobías 12:6)
Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá:
entró en la casa de Zacarías y saludó a su prima Isabel. Mi alma canta la grandeza del Señor,
(Lucas 1:39-40) y mi espíritu se goza en Dios, mi Salvador.
(Lucas 1:46-47)
Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Apenas oyó Isabel el saludo de María,
el Niño saltó de alegría en su seno. Porque miró con bondad la pequeñez de su esclava,
(Lucas 1:41) en adelante me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
(Lucas 1:48)
Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
El Arca de la Alianza fue llevada a la montaña de Judá:
y el rey David saltaba y danzaba con todas sus fuerzas delante del Señor. Dios cuida de nosotros y podemos confiarle todas nuestras preocupaciones:
(2 Samuel 6:14-16) por eso el Ángel explicó en sueños a José que recibiera a María, su esposa.
(1 Pedro 5:7; Mateo 1:24)
Dios te salve, María…
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Tercer Misterio de Gozo
El Nacimiento
Cumpliendo con el censo ordenado por el emperador romano César
Augusto, José y María, de la casa real de David, van a Belén para hacerse
empadronar, y allí, en un pobre pesebre, nace el Mesías.
El nacimiento de Jesús en Belén es una escena refulgente de gozo, en la estrella de David (cf. Núm 24:17; Apc 22:16), reconocen a Jesús como el
que los ángeles y los pastores nos anuncian «una gran alegría» (Lc 2:10). Rey de las naciones (cf. Núm 24:17-19) y Mesías de Israel, el Hijo de Dios
Es la «Buena Noticia» del nacimiento del Salvador del mundo: Dios se y Salvador del mundo, y le ofrecen regalos llenos de significado: oro,
ha hecho carne por nosotros: «¡Niño pequeño, Dios eterno!» (Kontakion porque es Rey; incienso, porque es Dios; y mirra, que se utilizaba para
de Romano el Melodista). embalsamar los cuerpos de los difuntos, para señalar que es un hombre
mortal. En la Epifanía, o «manifestación al mundo», también nosotros
Ocho días después de su nacimiento, el Niño es circuncidado por su nos incorporamos «a la familia de los patriarcas» (S. León Magno, serm.23)
padre adoptivo, José, según lo disponía la Ley de Moisés (cf. Lc 2:21). y adquirimos la «dignidad israelítica» (Misal Romano, Vigilia pascual).
El rito de la circuncisión incorpora públicamente a Jesús al pueblo de
la Alianza y lo compromete a obedecer su Ley (cf. Gal 4:4). Como todo Meditando este misterio del Rosario, Cristo Niño «toma forma» en
varón primogénito, Jesús queda consagrado para rendir culto al Dios nosotros (Gal 4:19), enseñándonos a ser humildes y a hacernos pequeños
de Israel. Él participará fielmente toda su vida de ese culto y lo llevará como niños en relación a Dios, que es la condición para entrar en el
a su perfección en el culto de la Nueva Alianza. Nosotros, también, Reino (cf. Mt 18:3-4) y transformarnos en verdaderos hijos del Padre:
formamos parte del pueblo de Dios y somos consagrados al culto de «¡Oh admirable intercambio! El Creador del género humano, tomando
la Iglesia como sacerdotes y reyes por el Bautismo, que es nuestra cuerpo y alma, nace de una virgen, y hecho hombre sin concurso de
«circuncisión en Cristo» (Col 2:11-13). varón, nos da parte en su divinidad» (Liturgia de las Horas, Antífona de la
Octava de la Navidad).
Tiempo después, llegan unos «magos» desde Oriente «para rendir
homenaje al rey de los judíos» (Mt 2:1-2). Estos sabios representan a (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 526; Juan Pablo II, Rosarium
las religiones paganas y son primicias de todos los pueblos que Dios Virginis Mariæ, §20)
ha preparado para acoger la «Buena Noticia». Guiados por la luz de
Fruto que pedimos en este misterio:
LA POBREZA DE ESPÍRITU
Ya conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo Le llegó a María el tiempo de ser madre y dio a luz a su Hijo:
que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre.
Bienaventurados los pobres de espíritu, (Lucas 2:6-7)
porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dios te salve, María…
(2 Corintios 8:8-9; Mateo 5:3)
Padre nuestro… El buey conoce a su amo y el asno, el pesebre de su dueño;
¡pero mi pueblo no me reconoce!
Subió José a Belén de Judea, la ciudad de David, (Isa 1:3)
por ser él de la casa y familia de David. Dios te salve, María…
(Lucas 2:4)
Dios te salve, María… Al llegar la plenitud de los tiempos,
Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer,
Suscitaré para David un Brote justo para que reine sobre Israel: para hacernos sus hijos adoptivos.
y se lo llamará con este nombre: el Señor es nuestra justicia. (Gálatas 4:4-5)
(Jeremías 23:5-6) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
María atesoraba todas estas cosas
Y tú, pequeña Belén Efratá, de ti me nacerá el Mesías: y las meditaba en su corazón.
sus orígenes se remontan a los tiempos antiguos, (Lucas 2:19)
desde los días de la eternidad. Dios te salve, María…
(Miqueas 5:1; Mateo 2:6)
Dios te salve, María… ¡ Gloria a Dios en las alturas,
y en la tierra, paz a los hombres amados por Él!
El cetro real no se apartará de la tribu de Judá (Lucas 2:14)
hasta que llegue Aquel a quien los pueblos deben obediencia. Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
(Génesis 49:10)
Dios te salve, María…
La Presentación
José y María presentan en el Templo de Jerusalén al Niño Jesús
cuarenta días después del nacimiento; y María cumple con los ritos de la
purificación después del parto, aunque había concebido y dado a luz a su
Hijo virginalmente, sin derramamentinto de sangre ni dolor.
Según la Ley de Moisés, en el libro del Éxodo (cf. Éxd 13:2, 12-13), la 13-18).
Este rey iniquo, queriendo exterminar al legítimo hijo de David
presentación del Niño en el Templo señala a Jesús como el varón anunciado por las profecías, hizo matar a los niños menores de dos
primogénito que pertenece por completo al Señor y que es consagrado años que había en Belén y en sus alrededores. Con este acto se pareció
a Yavhé como sacerdote, para observar con fidelidad y amor los ritos en crueldad al antiguo Faraón, que había ordenado la muerte de todos
sagrados del culto de Israel. los niños israelitas pero que, sin embargo, no pudo evitar el nacimiento
de Moisés, el futuro libertador de Israel.
Al llegar el Hijo de Dios al Templo como Mensajero del Señor, todo
Israel le sale al encuentro en las figuras del anciano Simeón y la profetisa Después de la muerte de Herodes, José y María llevaron al Niño Jesús
Ana, que lo reconocen como el Mesías prometido y tan esperado, «luz de regreso a la tierra de Israel, a la aldea de Nazaret de Galilea, adonde
de las naciones» y «gloria de Israel». vivió hasta la edad de treinta años. El regreso de Egipto (cf. Mt 2, 15) nos
recuerda una vez más la historia del Éxodo (cf. Ose 11:1), y nos presenta
Pero en medio de tanta alegría y gozo, se anticipan indicios de los a Jesús como el Libertador definitivo, el nuevo Moisés.
futuros dolores de la redención. Simeón señala al Niño como «signo
de contradicción» y, en seguida, anuncia a María que una espada de Comienza así a hacerse clara la oposición de las tinieblas a la luz:
dolor atravesará su corazón, haciendo referencia a la oblación, perfecta «Vino a su Casa, y los suyos no lo recibieron» (Jn 1:11). Toda la vida de
y única, de su Hijo en la Cruz, que obrará la salvación que Dios ha Cristo estará bajo el signo de la persecución. Y nosotros, si queremos
preparado «ante todos los pueblos». ser sus discípulos, compartiremos sin duda este signo con Él (cf. Jn 15:20).
Los dolores anunciados no tardan en comenzar. Sus padres, (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 529-530; Juan Pablo II, Rosarium
amonestados por un ángel, se apresuran a huir con el Niño a Egipto, Virginis Mariæ, §20)
pues el Salvador del mundo debe ser salvado del rey Herodes (cf. Mt 2,
Fruto que pedimos en este misterio:
EL AMOR A LA LEY DE DIOS
Señor, abre mis ojos para que contemple las maravillas de tu ley; Es demasiado poco que restaures a las tribus de Jacob:
enséñame a cumplir tu voluntad, porque Tú eres mi Dios. Entonces tu Yo te destino para ser también luz de las naciones
palabra será una lámpara para mis pasos y una luz en mi camino: mi y que mi salvación llegue hasta los confines de la tierra.
alegría estará en cumplir tus preceptos y no olvidaré tus palabras. (Isaías 49:6)
(Salmos 143:10; 119:1, 4, 15-16, 18) Dios te salve, María…
Padre nuestro…
Entonces Simeón tomó en sus brazos al Niño y alabó a Dios:
Cuando llegó el día fijado por la ley de Moisés para la purificación, «Mis ojos han visto tu salvación:
José y María llevaron al Niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. luz para iluminar a todas las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
(Lucas 2:22) (Lucas 2:28, 30, 32)
Dios te salve, María… Dios te salve, María…
Conságrame a todos los primogénitos entre los israelitas: ¿Pero quién podrá soportar el Día de su venida
porque hice morir a los de Egitpo para salvar a los tuyos y a todo tu pueblo. y permancer de pie cuando aparezca?
(Éxodo 13:2; 13-14) Porque Él es como el fuego del fundidor y como la lejía de los lavanderos.
Dios te salve, María… (Malaquías 3:2)
Dios te salve, María…
El Espíritu Santo había revelado a Simeón, hombre justo y piadoso,
que no moriría antes de ver al Mesías del Señor, el consuelo de Israel. Este niño será signo de contradicción,
(Lucas 2:25-26) caída y elevación para muchos en Israel;
Dios te salve, María… y a ti, María, una espada te atravesará el corazón.
(Lucas 2:34-35)
Dios te salve, María…
El Señor, a quien buscáis, vendrá enseguida a su Templo:
el Ángel de la alianza, a quien vosotros deseáis.
Él purificará a los sacerdotes, y los depurará como al oro y la plata:
(Malaquías 3:1b)
así presentarán santamente la ofrenda delante del Señor.
Dios te salve, María… (Malaquías 2:3)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
¡Levántate, resplandece, Jerusalén, porque llega tu luz,
y la gloria del Señor ya brilla sobre ti!
(Isaías 60:1)
Dios te salve, María…
Quinto Misterio de Gozo
El Hallazgo
Cuando el Niño Jesús tenía doce años subió con sus padres al Templo de
Jerusalén, como de costumbre, pero esta vez se quedó allí enseñando tres
días sin avisarles a sus padres, que lo buscaron con ansias hasta hallarlo.
Nada nos cuentan los Evangelios sobre los años de Jesús en la aldea El Evangelio, además, nos dice que Jesús acudía regularmente al Templo
de Nazaret, salvo cuando se quedó, sin permiso de José y María, en los días de las grandes solemnidades religiosas, que estaba «sometido» a
el Templo de Jerusalén interrogando y enseñando a los sacerdotes y sus padres y que, a medida que crecía en edad, daba mayores pruebas
doctores de la Ley. Al obrar de este modo el Niño nos muestra a de sabiduría y de santidad «ante Dios y los hombres» (Lc 2:51-52).
todos que es el Hijo siempre obediente de Dios, y que está totalmente
consagrado a cumplir con la misión que su Padre le ha confiado. Al contemplar este misterio de la vida sencilla de Nazaret podemos
Interrogado por José y María, que lo habían buscado con ansias por aprender cómo entrar en comunión con Jesús –y, a través suyo, con el
tres días, les responde: «¿No sabíais que me debo dedicar a los asuntos Padre– siguiendo los caminos más ordinarios de nuestra vida cotidiana:
de mi Padre?». el silencio, el recogimiento, la vida de familia y el trabajo, severo pero
redentor del hombre (cf. Pablo VI, discurso en Nazaret, 5 de enero, 1964).
Ellos –como tantas veces nos sucede a nosotros– «no comprendieron»
estas palabras de Jesús, pero, sin embargo, acogieron su misteriosa Además, cuando Jesús cumple perfectamente el cuarto mandamiento
respuesta a la luz de la fe. María, nos agrega el Evangelio, «conservaba de honrar padre y madre, nos enseña que nuestra obediencia filial es
cuidadosamente todas las cosas en su corazón», meditándolas, como una imagen terrena de la obediencia al Padre celestial con la que Él
nosotros hacemos al rezar cada misterio del santo Rosario. inició la obra de restauración de lo que la desobediencia de Adán había
destruído (cf. Rom 5:19).
El resto de la vida que Jesucristo llevó en la aldea de Nazaret fue
como la de la inmensa mayoría de los hombres: una vida de trabajo (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 531-534; Juan Pablo II, Rosarium
cotidiano y sencilla pobreza, aparentemene sin importancia alguna; Virginis Mariæ, §20; )
una vida religiosa judía sometida a la Ley de Dios (cf. Gal 4:4); una vida
alegre con los parientes, amigos y vecinos de la pequeña aldea.
Fruto que pedimos en este misterio:
EL DESEO DE DIOS
Una sola cosa he pedido al Señor, y ésto es lo que quiero: vivir en la Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley:
Casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la belleza y todos estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
del Señor y cuidar de su Templo. Que los pecadores purifiquen (Lucas 2:46-47)
sus manos; que se santifiquen los que tienen el corazón dividido. Dios te salve, María…
Transformáos interiormente renovando vuestro modo de pensar,
a fin de que podáis discernir cuál es la voluntad de Dios. Así vosotros sabréis que Yo, vuesto Dios, estoy en medio de Israel:
(Salmo 27:4; Santiago 4:8; Romanos 12:2) y después de esto derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres.
Padre nuestro… (Joel 2:27-3-1)
Dios te salve, María…
Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua:
y cuando el Niño cumplió doce años, subieron allí como de costumbre. ¡Venid, postrémonos para adorarlo!
(Lucas 2:41-42) Él es nuestro Dios y nosotros somos su pueblo.
Dios te salve, María… (Salmo 95:6)
Dios te salve, María…
Al acercarse el Niño Jesús, Jerusalén exclamó:
«¡La voz de mi amado! Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto?
Ahí viene, saltando por las montañas, brincando por las colinas». Tu padre y yo te buscábamos angustiados.
(Cantar de los Cantares 2:8) (Lucas 2:48)
Dios te salve, María… Dios te salve, María…
Acabada la fiesta, María y José regresaron, ¿ No sabíais que Yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?
pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Después regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos.
(Lucas 2:43) (Lucas 2:49, 51)
Dios te salve, María… Dios te salve, María…
Como no lo encontraron entre los parientes y conocidos, Ellos no comprendieron la respuesta que les dio Jesús:
volvieron a Jerusalén en busca de Él. pero su madre atesoraba en su corazón cada una de sus palabras.
(Lucas 2:44-45) (Lucas 2:50-51)
Dios te salve, María… Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Primer Misterio de luz
El Bautismo de Jesús
Jesucristo inicia el ministerio de salvación del Evangelio del Reino de Dios
aceptando el bautismo de penitencia en el río Jordán, de manos de san
Juan Bautista, cuando tenía treinta años.
Jesucristo inicia su ministerio entre los hombres recibiendo el bautismo santificadas por el descenso de la Palabra y el aleteo del Espíritu, lo
de penitencia, para mostrarnos que acepta ser contado como uno de que señala el comienzo de la Nueva Creación, la renovación de todas
nosotros, pecadores. A su vez, esto significa que asume libremente la las cosas en Cristo Jesús. Al salir del agua Jesús, el nuevo Adán, «se
misión que el Padre quiere que cumpla como Siervo sufriente de Yahvé abrieron los cielos» (Mt 3:16) que la desobediencia del primer Adán había
(cf. Is 53:12). Con razón Juan el Bautista proclama, al verlo venir, que Él es cerrado a toda la humanidad.
«el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo» (Jn 1:29) y que viene
a «cumplir toda justicia» (Mt 3:15), es decir, a someterse enteramente a la Imitando a Cristo, nosotros también nos comprometmos a morir en
voluntad de su Padre, aceptando por amor el «bautismo» de su muerte las aguas del Bautismo al hombre viejo y renunciar a las obras de la
sangrienta (cf. Mc 10:38; Lc 12:50) para la remisión de nuestros pecados (cf. carne, aceptando nuestro abajamiento, arrepentimiento y purificación.
Mt 26:39). Salir del agua bautismal, a su vez, significa «nacer del agua y del
Espíritu» (Jn 3:5) y convertirnos en hijos de Dios, para «vivir una vida
Para señalar la importancia de este acontecimiento, la Santísima nueva» (Rom 6:4) en el poder del Espíritu: «Fuimos, pues, sepultados con
Trinidad se hace presente visible y abiertamente por primera vez. Jesús Él por el Bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue
se muestra como el Mesías de Israel e Hijo fiel y obediente de Dios. resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así
El Padre responde a este amor filial reconociendo a Jesús como su también nosotros vivamos una vida nueva» (Rom 6:4; cf. Col 2:12; Efe 5:26).
Hijo muy amado, en quien tiene puesta toda su complacencia (cf. Lc
3:22; Is 42:1). Y el Espíritu Santo, que Jesús posee en plenitud desde su Después de su bautismo, Jesús se retiró al desierto por cuarenta días
concepción, se «posa» sobre Él de manera visible a los demás (Jn 1:32-33; para ayunar y preparar la llegada del Reino prometido (cf. Mt 1:12-13).
cf. Is 11:2), ungiéndolo para la misión que lo espera. Allí Satanás lo tentó tres veces en su obediencia filial a Dios, tal como
había hecho con Adán en el Paraíso y con Israel en el desierto, después
Las aguas del Jordán, como al principio de la Creación, fueron así que pasara por las aguas del Mar Rojo y antes de que pudiera entrar
en la Tierra prometida. Pero esta vez, con la Palabra de Dios, que es la El Espíritu del Señor Dios está sobre Mí:
me ha ungido para anunciar la Buena Nueva a los afligidos.
fuerza liberadora de la verdad, el Hombre nuevo derrotó al Tentador, (Isaías 61:1; Lucas 4:18)
al «hombre fuerte», despojándolo de lo que se había apropiado Dios te salve, María…
indebidamente por el pecado (Mc 3:27).
Entonces los cielos se abrieron y se oyó una voz que decía:
(cf. Catecismo de la Iglesia Católica 535-537; 628; Juan Pablo II, «Este es mi Hijo muy amado, en quien me complazco».
(Mateo 3:16-17)
Rosarium Virginis Mariæ § 21)
Dios te salve, María…
Fruto que pedimos en este misterio:
NACER DE NUEVO DEL ESPÍRITU Él no romperá la caña quebrada
ni apagará la mecha que arde débilmente.
Dios mío, crea en mí un corazón puro y renueva la firmeza de (Isaías 42:3)
mi espíritu, haciéndome renacer por el Bautismo y renovándome Dios te salve, María…
por el Espíritu Santo. Porque en Cristo, tu hijo amado, hay
una nueva creación; lo viejo pasó, todo es nuevo. Lo viejo ha pasado y ahora anuncio cosas nuevas:
(Salmo 51:10; Tito 3:5; 2 Corintios 5:17)
Yo, el Señor, te destiné a ser la Alianza del pueblo y la luz de las naciones.
Padre nuestro… (Isaías 42:9, 6)
Dios te salve, María…
Al bautizar a Jesús en el Jordán Juan proclamó:
«¡Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!» ¡Sacaréis agua con gozo de las fuentes de la salvación:
(Marcos 1:9; Juan 1:29)
porque es grande en medio de ti el Santo de Israel!
Dios te salve, María… (Isaías 12:3, 6)
Dios te salve, María…
Por el bautismo fuimos sepultados con Jesús en la muerte,
para que llevemos la vida nueva de la resurrección por la gloria del Padre. Aquellos que creen que Jesús es el Cristo, han nacido de Dios:
(Romanos 6:4)
Jesús ha hecho de ellos un Reino de sacerdotes para Dios, su Padre.
Dios te salve, María… (1 Juan 5:1; Apocalipsis 1:6)
Dios te salve, María…
El Espíritu descendió del cielo en forma de paloma y permaneció sobre Él:
Jesús es el Hijo de Dios que bautiza en el Espíritu Santo. Jesús fue después llevado por el Espíritu al desierto,
(Juan 1:32-34)
para ser tentado por el demonio.
Dios te salve, María… (Mateo 4:1)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Segundo Misterio de Luz
La Biblia comienza en el libro del Génesis con el relato de la creación el Bautismo, que nos incorpora al Pueblo de Dios, es como el baño de
de Adán y Eva, el primer matrimonio, y culmina en el libro del bodas (cf. Efe 5:26-27) que precede al banquete de bodas, la Eucaristía.
Apocalipsis con «las bodas del Cordero» (19:7, 9), es decir, el matrimonio
del nuevo Adán, Jesucristo, con la Iglesia. El matrimonio es una Jesucristo eligió, a pedido de su Madre, que el primer signo de su
realidad fundamental en la Biblia porque es el signo eficaz del amor misión entre los hombres tuviera lugar, significativamente, en las
indefectible con que Dios se une a nosotros (cf. Efe 5:31-32). El amor de bodas de Caná, poniendo de manifiesto que el Reino de Dios está
Dios por nosotros, en efecto, es un amor «fuerte como la muerte» y que presente en Él porque es el Mesías anunciado, que trae la salvación a
«las grandes aguas no pueden anegar» (Cnt 8:6-7). la humanidad, la esposa infiel (cf. Lc 7:18-23). María, la nueva Mujer y
Compañera fiel, pide a Jesús que convierta el agua en el mejor de los
El primer matrimonio, o alianza nupcial, que Dios selló con nosotros vinos. Esto prefigura la transubstanciación eucarística, cuando Cristo, a
fue con Adán y Eva, creados a imagen y semejanza de Dios (Gén 1:26), pedido de su Esposa, la Iglesia, convierte el pan y el vino en su Cuerpo
que es Amor (cf. 1 Jn 4:8, 16). Nuestros padres, sin embargo, fueron infieles y su Sangre, que son el vino nuevo (cf. Mc 14:25) que los fieles beben en
al amor de Dios, pecando por desobediencia y soberbia. A pesar de las bodas, en el Reino del Padre, y que es el precio del rescate que Él
esto, Dios permaneció fiel y renovó su Alianza, primero con la familia paga por la victoria de la Cruz para liberar a su amada del pecado. Es
de Noé y luego con Abraham y su tribu. Finalmente, lo hizo con la precisamente ese sacrificio, «su hora», lo que su Madre, personificación
familia de las tribus de Israel, por medio de Moisés y después con el de la Iglesia, le pide ahora en Caná. Pero María nos pide a nosotros,
reino de David, bajo la imagen de un amor conyudal exclusivo y fiel a su vez, que hagamos todo lo que Él nos dice, invitándonos a la
(cf. Ose 1-3; Isa 54, 62; Jer 2-3, 31; Ezq 16:62, 23). Estas alianzas no fueron sino obediencia y a la fidelidad.
una preparación para la Nueva y Eterna Alianza que su Hijo selló con
su sangre en «las bodas del Cordero» (cf. GS 22; Apc 19:7, 9). Toda nuestra (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 515, 547, 1335, 1602-1617; 2618;
vida está marcada por este amor esponsal de Cristo y de la Iglesia. Ya Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ § 21)
Fruto que pedimos en este misterio:
LA VIDA UNITIVA CON DIOS
Tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles Jesús dijo a los sirvientes: «llenad de agua estas tinajas»:
ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes y el encargado probó el agua transformada en el mejor de los vinos.
espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura (Juan 2:7, 9-10)
podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Dios te salve, María…
Jesús, nuestro Señor. Y este amor no consiste en que nosotros
hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó primero, y envió Estoy celoso por vosotros con el celo de Dios:
a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados. porque os he dado como virgen pura al único Esposo, Cristo.
(Romanos 8:37-39; 1 Juan 4:9-10) (2 Corintios 11:2)
Padre nuestro… Dios te salve, María…
El hombre dejará a su padre y a su madre Alegrémonos, regocijémonos y demos gloria a Dios por su Reino:
para unirse a su mujer en una sola carne: han llegado las bodas del Cordero y su esposa ya se ha preparado.
este es un gran misterio, que se refiere a Cristo y a la Iglesia. (Apocalipsis 19:7)
(Efesios 5:31-32) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Ven, te mostraré a la novia, a la Esposa del Cordero:
Tres días después, se celebraron unas bodas en Caná de Galilea y vi a la Ciudad Santa, Jerusalén, que descendía del cielo y venía de Dios.
y la madre de Jesús estaba allí. (Apocalipsis 21:9-10)
(Juan 2:1) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Tu esposa será como una vid fecunda en el seno de tu hogar:
La madre de Jesús le dijo: tus hijos, como retoños de olivo alrededor de tu mesa.
«no tienen vino». (Salmo 128:3)
(Juan 2:3) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Como la esposa es la alegría de su esposo,
Después su madre dijo a los sirvientes: así serás tú la alegría de tu Dios.
«haced todo lo que Él os diga». (Isaías 62:5)
(Juan 2:5) Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Dios te salve, María…
Tercer Misterio de Luz
Después de «que Juan fue preso, Jesús marchó a Galilea; y proclamaba Dios entre los hombres, y por el envío de sus discípulos a predicarnos
la Buena Nueva de Dios» (Mc 1:15). La Buena Nueva que Jesús predicaba la «Buena Nueva». Pero Él mismo realizará la venida de su Reino
es la noticia de que el Padre va a «elevar a los hombres a la participación por medio del gran Misterio de su Pascua, es decir, su Muerte en la
de la vida divina» (LG 2), aunándonos alrededor de su Hijo, Jesucristo, Cruz, la Resurrección y la Ascensión: «Cuando Yo sea levantado sobre
en «la familia de Dios». Esta familia es la Iglesia, «el germen y el la tierra, atraeré a todos hacia Mí» (Jn 12:32). Aunque este Reino es
comienzo de este Reino» sobre la tierra (LG 5), que Jesús fundó sobre sus anunciado primero a los hijos de Israel (cf. Mt 10:5-7), está destinado a
doce Apóstoles. Pedro, con sus sucesores, ocupa el primer lugar (cf. Mc acoger a los hombres de todas las naciones (cf. Mt 8:11; 28:19).
3:16, 9:2; Lc 24:34; 1 Cor 15:5) entre aquellos que Jesús eligió para enviarlos a
«proclamar el Reino de Dios y a curar» (Lc 9:2; cf. Mc 3:13): «Tú eres Pedro, El Reino es para los de corazón humilde, que son los pobres de espíritu
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no a quienes el Padre ha revelado estos misterios, que permanecen, sin
prevalecerán contra ella» (Mt 16:18). Pedro tiene la misión de custodiar embargo, ocultos a los sabios y prudentes según el mundo (cf. Mt 11:25).
la fe y de confirmar en ella a sus hermanos (cf. Lc 22:32). El poder de A nosotros, pecadores, nos muestra la misericorida sin límites del Padre
las llaves (cf. Mt 16:19) designa la autoridad que Jesús da a Pedro para (cf. Lc 15:11-32), cuya prueba suprema es su mismo sacrificio «para la
gobernar la Casa de Dios, mientras que el poder de «atar y desatar» remisión de los pecados» (Mt 26:28). A todos los que se le acercan con
significa la autoridad para absolver pecados, pronunciar sentencias fe y humildad, les perdona los pecados: «no he venido a llamar a
doctrinales y tomar decisiones disciplinares. Cristo, «el Buen Pastor» justos, sino a pecadores» (Mc 2:17; cf. 1 Tim 1:15), especialmente a través de
(Jn 10:11), confirmó este encargo a Pedro después de su resurrección, los sacramentos del Bautismo y de la Reconciliación, que confió a su
cuando le dijo, tres veces: «Apacienta mis ovejas» (Jn 21:15-17). Iglesia para que continúe su ministerio hasta el fin del mundo.
Jesús nos llama a formar parte del Reino por medio de su palabra, (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 541-553; Juan Pablo II, Rosarium
de sus «signos» o milagros, que manifiestan el poder del Reino de Virginis Mariæ § 21)
Fruto que pedimos en este misterio:
LA CONVERSIÓN
El sembrador salió a sembrar su semilla: «¡El que tenga oídos para oír, que El que me ama será fiel a mi palabra, y la verdad lo hará libre:
oiga! El Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. oirá mis palabras y las pondrá en práctica, edificando su casa sobre roca.
No te tardes en volver al Señor, no lo difieras de un día para otro». (Juan 14:23; 8:32; Mateo 7:24)
(Lucas 8:5, 8; Marcos 1:15; Eclesiástico 5:7) Dios te salve, María…
Padre nuestro…
Mi Padre lo amará; vendremos a Él y habitaremos en Él:
Yo suscitaré entre ellos un profeta como Moisés: y el Espíritu Santo le enseñará y le recordará todo lo que os he dicho.
pondré mis palabras en su boca, y Él dirá todo lo que le ordene. (Juan 14:23, 26)
(Deuteronomio 18:18) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Amad al Señor, vuestro Dios, y cumplid sus mandamientos:
Como un pastor, Él apacienta su rebaño: servirdle fielmente, con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma.
lo reúne con su brazo y lleva sobre su pecho a los corderitos. (Josué 22:5)
(Isaías 40:11) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Tus pecados te son perdonados:
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pies del mensajero de la paz!: tu fe te ha salvado, vete en paz.
del que trae la Buena Nueva y anuncia la felicidad. (Lucas 7:48, 50)
(Isaías 52:7; 2 Corintios 11:2) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Id por todo el mundo y anunciad la Buena Nueva a toda la creación:
Venid, subamos al monte del Señor, a la Casa del Dios de Jacob: * el que crea y se bautice, se salvará.
Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas. (Marcos 16:15-16)
(Isaías 2:3) Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Dios te salve, María…
La Transfiguración
Jesucristo sube al monte Tabor y delante de Pedro, Santiago y Juan se
transfigura, dejando que la luz de su divinidad irradie a través de su
cuerpo glorificado, mientras lo rodean la aparición de Moisés y de Elías.
El misterio de luz por excelencia es la Transfiguración de Jesús sobre inicio del misterio pascual, el Padre deja oír su voz para reconocer a su
«una montaña alta» ante Pedro, Santiago y Juan (cf. Mt 17:1-8 par.; 2 Pe Hijo, y el Espíritu Santo se hace visible en la nube luminosa.
1:16-18), y que prepara a los Apóstoles para pasar la tremenda prueba
de la subida al monte Calvario: «Tú te has transfigurado en la montaña El bautismo en el Jordán fue signo de nuestra primera regeneración, la del
y, en la medida en que ellos eran capaces, tus discípulos han contemplado alma, que produce nuestro Bautismo; mientras que la Transfiguración
tu Gloria, oh Cristo Dios, a fin de que cuando te vieran crucificado señala nuestra segunda regeneración, que es la del cuerpo, y que tendrá
comprendiesen que tu Pasión era voluntaria y anunciasen al mundo lugar en la resurrección (Santo Tomás, S. Th. 3:45, 4 ad 2). Los sacramentos,
que Tú eres verdaderamente la irradiación del Padre» (Liturgia bizantina, que contienen e irradian «la esperanza de la gloria» de su Cuerpo (Col
Kontakion de la Fiesta de la Transfiguración). 1:27; cf. S. León Magno, serm. 51:3), nos hacen participar de la anticipación
gloriosa de la Transfiguración y nos dan una visión de su gloriosa
El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz y venida, cuando Él «transfigurará este miserable cuerpo nuestro en
así, a través de su humanidad, se reveló la Gloria que le corresponde un cuerpo glorioso como el suyo» (Flp 3:21). A su vez, los sacramentos
porque es Dios. Al mismo tiempo, la Transfiguración nos mostró que nos recuerdan el otro aspecto de la Transfiguración, es decir, que «es
es necesario pasar por la Cruz si queremos «entrar en su gloria» (Lc necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el
24:26). Fue entonces que Moisés y Elías, que habían sido testigos de la Reino de Dios» (Hch 14:22): «La Vida desciende para hacerse matar; el
Gloria de Yahvé en la Montaña del Sinaí y, también, anunciado los Pan desciende para tener hambre; el Camino desciende para fatigarse
sufrimientos del Mesías (cf. Lc 24:27), se aparecieron como representantes andando; la Fuente desciende para sentir sed; y tú, ¿vas a negarte a
de la Ley y los Profetas y le «hablaban de su éxodo en Jerusalén» (Lc 9:31). sufrir?» (S. Agustín, serm. 78:6).
Así como la Trinidad se había hecho visible al comienzo de la (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 541-553 ; Juan Pablo II, Rosarium
predicación, en el bautismo del Jordán, del mismo modo, ahora, al Virginis Mariæ § 21)
Fruto que pedimos en este misterio:
LA IMITACIÓN DE CRISTO
Señor, ¿quién habitará en tu Tienda?, ¿quién morará en tu santa Una nube los cubrió con su sombra y se oyó una voz que decía:
Montaña? El que quiera venir detrás de Mí, que renuncie a sí mismo, que «Este es mi Hijo, el Elegido, escuchadle».
cargue con su cruz cada día y me siga. Si ahora vemos a Jesús coronado (Lucas 9:34-35)
de gloria y esplendor, es a causa de los sufrimientos que padeció. Dios te salve, María…
(Salmo 15:1; Lucas 9:23; Hebreos 2:9)
Padre nuestro… Cuando miren hacia Mí, contemplarán a Aquel a quien traspasaron:
se lamentarán por Mi como por un hijo único
Hablad con ternura al corazón de Jerusalén y me llorarán amargamente como al primogénito.
y decidle que su pecado ha sido perdonado: (Zacarías 12:10)
que la gloria del Señor se revelará y que todos los hombres la verán. Dios te salve, María…
(Isaías 40:2, 5)
Dios te salve, María… Este Hijo es el resplandor de la gloria del Padre, la impronta de su ser:
Él es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda la creación.
Ocho días después, (Hebreos 1:3; Colosenses 1:15)
Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. Dios te salve, María…
(Lucas 9:28)
Dios te salve, María… Jesucristo transformará nuestro pobre cuerpo mortal,
haciéndolo semejante a su cuerpo glorioso.
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto (Filipenses 3:21)
y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Dios te salve, María…
(Lucas 9:29)
Dios te salve, María… Y en aquel día la casa de David será como Dios,
como el Ángel del Señor al frente de ellos.
Dios quiso que en Él residiera toda la Plenitud, (Zacarías 12:8)
y reconciliar consigo por la sangre de su cruz todo lo que existe. Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
(Colosenses 1:19-20)
Dios te salve, María…
La Eucaristía
La víspera del Viernes Santo en que consumaría su sacrificio redentor,
Jesucristo instituyó durante la Última Cena el sacramento de la Eucaristía
y, para perpetuarla hasta el fin de los tiempos, el sacramento del Orden.
Aceptando el amor del Padre hacia nosotros, Jesus nos «amó hasta Cristo es «el Cordero de Dios» (Jn 1:29; cf. Jn 1:36), es decir, tanto el Siervo
el extremo» (Jn 13:1) y dio su vida por nosotros. En efecto, «nadie me sufriente de Yahvé que se deja llevar en silencio al matadero (Is 53:7; cf.
quita la vida; Yo la doy voluntariamente» (Jn 10:18). Para ello, «la noche Jer 11:19) y carga con el pecado del mundo (cf. Is 53:12); como el cordero
en que fue entregado» (1 Cor 11:23), Jesús transformó la antigua cena pascual, símbolo de la Redención de Israel antes del Éxodo (Éxd 12:3-14;
pascual judía en el memorial de su sacrificio por nosotros, instituyendo cf. Jn 19:36; 1 Cor 5:7). Consecuentemente, el altar cristiano representa los
así el sacrificio de la Eucaristía, que haría presente y actual, en cada dos aspectos del mismo misterio: es, a la vez, el altar del sacrificio de
altar, el misterio de su Cuerpo y de su Sangre, muerto, resucitado y la Víctima, ofrecida por nuestra reconciliación, y la mesa pascual del
ascendido a los cielos, a fin de que podamos conformar nuestra vida a Señor, en la que se nos da el alimento celestial.
estos misterios de su pascua.
La Eucaristía es la «fuente y cima de toda la vida cristiana» (LG 11)
Jesús incluye a los Apóstoles en su propia ofrenda y les manda porque contiene a Cristo mismo, nuestra Pascua (PO 5). Además, la
perpetuarla (cf. Lc 22:19), instituyéndolos sacerdotes de la Nueva Alianza: Eucaristía no sólo expresa la comunión de vida con Dios y la unidad
«Por ellos me consagro a mí mismo, para que ellos sean también del Pueblo de Dios, sino que las causa. Este sacramento, pues, es el
consagrados en la verdad» (Jn 17:19; cf. Cc Trento: DS 1752, 1764). Pero es culmen de la acción santificadora del mundo que Dios obra en Cristo
siempre Cristo mismo, Sumo y Eterno Sacerdote de la Nueva Alianza, y la cumbre del culto que los hombres damos al Padre por Cristo, en
quien, por el ministerio de los sacerdotes, ofrece el único sacrificio el Espíritu Santo (CdR inst. Eucharisticum mysterium, 6). En la celebración de
eucarístico. Y Cristo es también la ofrenda de ese sacrificio. Por lo tanto, la eucaristía nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida
los fieles, elevados al sacerdocio real por su Bautismo y configurados eterna, cuando Dios será todo en todos (cf. 1 Cor 15:28).
más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan
verdaderamente del sacrificio mismo del Señor con toda la Iglesia. (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 608-611; 1322-1327; Juan Pablo II,
Rosarium Virginis Mariæ § 21)
Fruto que pedimos en este misterio:
LA COMUNIÓN CON DIOS Y CON LA IGLESIA
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Melchisedec, rey de Jerusalén, era sacerdote de Dios, el Altísimo:
Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es acaso comunión con el y presentó pan y vino.
Cuerpo de Cristo? Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos (Hebreos 1:3)
muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único Dios te salve, María…
pan. Si caminamos en la luz, como Él mismo está en la luz, estamos en
comunión unos con otros, y la sangre de Cristo nos purifica de todo pecado. He deseado ardientemente comer esta Pascua
(1 Corintios 10:16-17; 1 Juan 1:7) con vosotros antes de mi Pasión:
Padre nuestro… porque el que come mi carne y bebe mi sangre permanece en Mí y Yo en él.
(Lucas 22:15; Juan 6:56)
Isaac preguntó a su padre dónde estaba el cordero para el holocausto, Dios te salve, María…
y Abraham le respondió: «Dios mismo proveerá el cordero en la montaña».
(Génesis 22:7-8, 14) No fue Moisés el que os dio el pan del cielo, sino mi Padre:
Dios te salve, María… Esto es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.
(Juan 6:32; Lucas 22:19)
Jesús, el Cordero de Dios, amó a los suyos hasta el extremo: Dios te salve, María…
tomando el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a los discípulos.
(Juan 1:29, 36; 13:1; Mateo 26:26) Yo entré en mi jardín, hermana mía, esposa mía:
Dios te salve, María… «¡comed, amigos míos, bebed, y embriagáos de amor!»
(Cantar de los Cantares 5:1)
La Sabiduría edificó su casa, mezcló su vino y preparó su mesa: Dios te salve, María…
«Venid, comed de mi pan y bebed del vino que Yo mezclé».
(Proverbios 9:1-2, 5) Abel ofreció al Señor las primicias y lo mejor de su rebaño:
Dios te salve, María… y el Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda.
(Génesis 4:4)
El Señor lo ha jurado y no se arrepentirá jamás: Dios te salve, María…
«Tú eres sacerdote para siempre, a la manera de Melchisedec».
(Salmo 110:4) La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios
Dios te salve, María… y la comunión del Espíritu Santo
permanezcan con todos vosotros.
(2 Corintios 13:13)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Primer Misterio de dolor
La Agonía
Jesús, acompañado por Pedro, Santiago y Juan entra en el Jardín de los
Olivos adonde va a esperar en oración la llegada de Judas y de aquellos
que vienen a aprisionarlo y llevarlo a un juicio iniquo.
Al enviar al mundo a su Hijo Jesús en la condición de hombre –que En su agonía en Getsemaní, el jardín de los Olivos (cf. Mt 26:42), Jesús
la Biblia llama la condición de esclavo (cf. Flp 2:7) porque el pecado de acepta de manos del Padre su Pasión, que Él llama «el cáliz de la
Adán y Eva nos sometió a todos al yugo del mal y de la muerte (cf. Nueva Alianza», cuyo ofrecimiento había anticipado al ofrecerse a Sí
Rom 5:12; 8:3; 1 Cor 15:56) – el Padre, «a quien no conoció pecado, le hizo mismo en la primera Eucaristía, la Última Cena (cf. Lc 22:20). Cristo
pecado por nosotros, para que viniésemos a ser justicia de Dios en Él» experimenta en el jardín la debilidad de la carne, inclinada a rebelarse
(2 Cor 5:21). El misterio de la Redención, por el cual Dios nos «compra frente a la voluntad del Padre: «Padre mío, si es posible, que pase
de nuevo», arrancándonos del poder del maligno, es, precisamente, de Mí este cáliz» (Mt 26:39). Pero elige en su voluntad humana que se
el misterio del Hijo de Dios, muerto en la cruz para rescatarnos y haga la voluntad del Padre (cf. Mt 26:42), haciéndose «obediente hasta la
resucitado para iniciarnos en la nueva vida de gloria que nos promete muerte» (Flp 2:8; cf. Hbr 5:7-8), para «llevar nuestras faltas en su Cuerpo
como a hijos de Dios. Este misterio pascual es el centro de la Buena sobre el madero» (1 Pe 2:24). Cristo, en el jardín, se enfrenta con todas
Nueva que la Iglesia, empezando por los Apóstoles, debe anunciar al las tentaciones de la humanidad y confronta a todos los pecados de los
mundo. hombres, para enseñarnos a ofrecer al Padre la respuesta del verdadero
amor filial: «no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22:42). De este
La muerte redentora de Jesucristo, pues, no fue un fruto desgraciado de modo, Cristo vence a todos nuestros miedos; y su «sí» al Padre en el
la mala suerte, sino el plan de salvación de Dios, que se cumplió «una jardín de los Olivos cambia el «no» de nuestros primeros padres en el
vez por todas» (Hbr 9:26). Jesús, «fue entregado según el determinado jardín del Edén.
designio y previo conocimiento de Dios» (Hch 2:23). Cristo mismo nos
presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 571, 599, 601-602, 609, 612; Juan
sufriente de Yahvé (cf. Mt 20:28); y después de su Resurrección, dio esta Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ §22)
interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24:25-27)
y luego a los propios Apóstoles (cf. Lc 24:44-45).
Fruto que pedimos en este misterio:
EL DOLOR POR NUESTROS PECADOS Y REBELDÍAS
Vosotros sabéis que fuisteis rescatados de la vana conducta heredada Hasta mi amigo íntimo, en quien Yo confiaba,
de vuestros padres, no con bienes corruptibles, como el oro y la plata, el que comió mi pan, se ha levantado contra Mí.
sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin (Salmo 41 [40]:9)
defecto. No te tardes, pues, en volver al Señor, ni lo difieras de un día Dios te salve, María…
para otro. Porque si no os arrepentís, todos pereceréis por igual.
(1 Pedro 1:18-19; Eclesiástico 5:7; Lucas 13:3) El traidor les había dado esta señal:
Padre nuestro… «es Aquel a quien voy a besar; arrestadlo y llevadlo bien custodiado».
(Marcos 14:44)
Jesús llegó al jardín con sus discípulos, y comenzando a angustiarse, oró: Dios te salve, María…
«Padre, aparta de Mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya».
(Marcos 14:32-36) María pasa la noche llorando y las lágrimas corren por sus mejillas;
Dios te salve, María… no hay quien la consuele entre todos los que ella ama.
(Lamentaciones 1:2)
Sin embargo, el Señor quiso quebrantarlo, sometiéndolo a sufrimientos, Dios te salve, María…
para que ofrezca su vida en sacrificio de reparación por los pecados.
(Isaías 53:10) Pedro recordó lo que Jesús le había dicho:
Dios te salve, María… «antes de que el gallo cante dos veces, tres veces me habrás negado».
(Marcos 14:72)
Por eso dijo Jesús a Pilatos: «Tú no tendrías sobre Mí ninguna autoridad, Dios te salve, María…
si no la hubieras recibido de lo alto».
(Juan 19:11) Velad y orad para no caer en tentación,
Dios te salve, María… porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.
(Marcos 14:38)
Después de tantos sufrimientos, Él verá la luz y quedará satisfecho: Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
mi siervo, el Justo, santificará a muchos y cargará con sus culpas.
(Isaías 53:11)
Dios te salve, María…
La Flagelación
Después de encontrar que Jesús es inocente, Pilato, queriendo complacer a
los líderes judíos y evitar la crucifixión de un hombre inocente, ordena que
se azote a Jesús, atado a una columna en el pretorio.
Todos los hombres somos seres compuestos de espíritu y cuerpo. Por lo cuánto le costó su obediencia filial a la voluntad del Padre, gracias a la
tanto, todos experimentamos una cierta tensión y lucha de tendencias cual Jesús repara nuestras faltas y satisface al Padre por nuestros pecados
entre el «espíritu» y la «carne». En realidad, esta lucha no es una (cf. Cc de Trento: DS 1529): «Como por la desobediencia de un solo hombre,
consecuencia de nuestra naturaleza compuesta, sino del pecado –y, al todos fueron constituídos pecadores, así también por la obediencia de
mismo, esta contradicción nos confirma su existencia. uno solo todos serán constituídos justos» (Rom 5:19).
El combate espiritual que nos exige disciplinar y mortificar los deseos Es preciamente el Cuerpo de Cristo, nacido de la Virgen María, y tan
del cuerpo no trata de discriminar o condenar al cuerpo, ya que, junto parecido a ella, «el más bello de los hijos de Adán» (Sal 45 [46]:3), el que
con el alma espiritual, constitutye la naturaleza del hombre. Se trata, es golpeado y desfigurado por el látigo. Jesús debe ahora adentrarse en
más bien, de combatir las obras malas o, mejor dicho, las disposiciones el misterio del sufrimiento y la mayor ignominia, mortificando la vida
estables moralmente malas, llamadas vicios, que son el fruto amargo de su cuerpo para enseñarnos a ganar, por medio de la obediencia a
de la resistencia a la razón y a la acción salvífica del Espíritu Santo. La Dios, la vida del hombre nuevo, que sólo puede venir del poder de la
carta a los Gálatas nos enseña la oposición que hay entre las obras de Palabra de Dios y de su Espíritu.
la carne y la voluntad del Padre: «Las obras de la carne son conocidas:
fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, Seremos contados entre los verdaderos cristianos, por lo tanto, en la
celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías medida en que seamos de aquellos que «han crucificado la carne con sus
y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que pasiones y sus concupiscencias» (Gal 5:24) y son guiados por el Espíritu y
quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios» (5:19-21; cf. Rom siguen sus deseos.
1:28-32; 1 Cor 6:9-10; Efe 5:3-5; Col 3:5-8; 1 Tim 1:9-10; 2 Tim 3:2-5).
(cf. Catecismo de la Iglesia Católica 613, 1852-1853, 2516, 2555; Juan
En la flagelación de Cristo, atado a la columna, vemos claramente Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ §22; Via Crucis 2004)
Fruto que pedimos en este misterio:
LA MORTIFICACIÓN DE LA CARNE
Hermanos, nosotros no somos deudores de la carne, para Él lava sus vestiduras en vino
vivir de una manera carnal. Si vosotros vivís según las deseos y su manto en la sangre de las uvas.
de la carne, moriréis. Al contrario, si hacéis morir las obras (Génesis 49:11b)
de la carne por medio del Espíritu, entonces viviréis. Dios te salve, María…
(Romanos 8:12-13)
Padre nuestro… Todos andábamos descarriados como ovejas,
siguiendo cada uno su propio camino: *
De madrugada, los judíos llevaron a Jesús al Pretorio: pero el Señor hizo recaer sobre Él las iniquidades de todos nosotros.
pero ellos no entraron para no contaminarse y poder así comer la Pascua. (Isaías 53:6)
(Juan 18:28) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Si no fuera un malhechor,
Aquí estoy: en el libro de la Ley está escrito acerca de Mí: no te lo hubiérmos entregado.
mi deseo es hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está en mi corazón. (Juan 18:30)
(Salmo 40 [39]:8-9) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
El castigo que nos da la paz recayó sobre Él,
¿Eres Tú el rey de los judíos? y por sus heridas fuimos sanados.
Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. (Isaías 53:5)
(Juan 18:35, 33) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Nadie puede rescatarse a sí mismo ni pagar a Dios
Yo soy rey: el enorme precio de su liberación:
para esto he nacido y venido al mundo. por la sangre de Cristo hemos sido redimidos
(Juan 18:37) y hemos recibido el perdón de los pecados.
Dios te salve, María… (Salmo 49 [48]:7-8; Efesios 1:7)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Yo no encuentro en Él ningún motivo para condenarlo
–Pilato, entonces, mandó azotar a Jesús.
(Juan 18:38; 19:1)
Dios te salve, María…
Tercer Misterio de dolor
La Coronación de Espinas
Los soldados romanos tejen una corona de espinas
y se la imponen a Cristo burlándose de su condición de rey
y exigiéndole que haga prodigios para impresionarlos.
La Vía Dolorosa
Condenado a muerte por Poncio Pilato a instigación de los líderes judíos,
Jesucristo sale de Jerusalén llevando sobre sus hombros la cruz hasta el
monte Calvario para ser crucificado.
El justo es injustamente condenado. El Padre justo permite esta condena Pero es en María, su Madre y Compañera siempre fiel, en quien Jesús
porque su Hijo, aceptando su voluntad, ha tomado sobre Sí todos encuentra la union más íntima a su sacrificio y sufrimiento por los
nuestros pecados, que nos merecían la muerte. Cristo muere, pues, por pecados de todos los hombres (cf. Lc 2:35).
nosotros. Y muere rechazado y despreciado: tiene que morir fuera–
fuera del campamento, fuera de la ciudad santa, fuera de la sociedad (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 618; Juan Pablo II, Via Crucis en el
humana. Jesús no ha puesto límites a su amor por nosotros: «habiendo Coliseo, 2004; Joseph Ratzinger, Via Crucis en el Coliseo, 2005)
amado a los suyos, los amó hasta el extremo» (Jn 13:1).
Jesús lleva con todas sus fuerzas la cruz. Va delante de nosotros para
mostrarnos cómo encontrar el camino estrecho que conduce a la Vida
eterna. Él, que llama a sus discípulos a «tomar su cruz y a seguirle»
(Mt 16:24), también «sufrió por nosotros, dejándonos ejemplo para que
sigamos sus huellas» (1 Pe 2:21). Jesucristo quiere que nosotros compartamos
con Él su sacrificio, del que somos los primeros beneficiados (cf. Mc 10:39;
Jn 21:18-19; Col 1:24).
Fruto que pedimos en este misterio: Angosta es la puerta y estrecho el camino que lleva a la Vida,
LA PERSEVERANCIA EN LAS TRIBULACIONES y son pocos los que lo encuentran.
(Mateo 7:14)
Hermanos, permaneced firmes e inconmovibles, progresando Dios te salve, María…
constantemente en la obra del Señor, con la certidumbre de que los
esfuerzos que realizáis por Él no serán vanos. Venid a Mí todos los ¡Venid vosotros, los que pasáis por el camino,
que estáis afligidos y agobiados, y Yo os aliviaré. Cargad mi yugo sobre fijáos bien y ved si hay dolor comparable a mi dolor!
vuestros hombros y aprended de Mí, porque soy paciente y humilde –el dolor con que el Señor me afligió en el día de su furor.
de corazón, y así encontraréis alivio para vuestras almas. Porque mi (Lamentaciones 1:12)
yugo es suave y mi carga liviana. No temáis por lo que tendréis que Dios te salve, María…
padecer. Sed fieles hasta la muerte y os daré la corona de la vida.
(1 Corintios 15:58; Mateo 11:28-29; Apocalipsis 2:10) Aunque Él soportaba nuestros sufrimientos
Padre nuestro… y cargaba con nuestras dolencias,
nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado.
Toma a tu hijo único, el que tanto amas, y ve a la región de Jerusalén: (Isaías 53:4)
ofrécelo allí en holocausto sobre la montaña. Dios te salve, María…
(Génesis 22:2)
Dios te salve, María… El que quiera venir detrás de Mí, que renuncie a sí mismo y cargue con su cruz:
entonces obligaron a Simón de Cirene para que llevara la cruz detrás de Jesús.
Abraham recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac: (Marcos 8:34; Lucas 23:26)
y Jesús, cargando con la cruz, salió de la ciudad hacia el monte Gólgota. Dios te salve, María…
(Génesis 22:6; Jn 19:17)
Dios te salve, María… María sale a su encuentro como una madre
y lo recibe como una esposa virgen:
El Señor sale como un héroe y se enardece como un guerrero: Él se apoya en ella y no vacila, se aferra a ella y no queda confundido.
todos oirán su clamor y vencerá a sus enemigos. (Eclesiástico 15:2, 4)
(Isaías 42:13) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Padre, Yo te he glorificado en la tierra,
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único llevando a cabo la obra que me encomendaste:
para que todo el que cree en Él no muera, sino que tenga Vida eterna. Ahora, Padre, glorifícame con la gloria que Yo tenía contigo
(Juan 3:16)
antes que el mundo exisitiera.
Dios te salve, María… (Juan 17:4-5)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Quinto Misterio de Dolor
La Crucifixión
Jesucristo, el Hijo de Dios, el Mesías y Rey de Israel, muere por nuestros
pecados sobre una cruz en el monte Calvario, rodeado de dos ladrones
y en compañía de María, san Juan y otras piadosas mujeres.
Los misterios de dolor nos ayudan a revivir la muerte de Jesús a través carácter único del sacrificio de Cristo como «causa de salvación eterna»
de los ojos de María, acercándonos incluso hasta el pie de la cruz, (Hbr 5:9). Por eso la Iglesia venera a la Cruz, cantando: «Salve, oh cruz,
adonde podemos, junto a ella, penetrar en la inmensidad del amor de única esperanza» (Himno Vexilla Regis).
Dios al hombre y sentir toda su fuerza regeneradora: amor de Dios
Padre, que entrega a su Hijo por nosotros; amor de Dios Hijo, que se La Pasión y Muerte de Cristo es, al mismo tiempo, tanto el sacrificio
ofrece para pagar nuestra deuda y abrirnos con su ejemplo el camino pascual que lleva a cabo la redención definitiva de los hombres (cf.
de la obediencia filial; amor del Espíritu Santo, bajo cuya sombra fue 1 Cor 5:7; Jn 8:34-36) por medio del «Cordero que quita el pecado del
concebida la Víctima que muere en la cruz y ungido el Sacerdote que mundo» (Jn 1:29; cf. 1 Pe 1:19), como el sacrificio de la Nueva Alianza (cf. 1
la ofrece e inmola. Cor 11:25) que devuelve al hombre a la comunión con Dios (cf. Éxd 24:8),
reconciliándole con Él por «la sangre derramada por muchos para
El «amor hasta el extremo» (Jn 13:1) es el que confiere al sacrificio de remisión de los pecados» (Mt 26:28; cf. Lvt 16:15-16).
Cristo su valor infinito de redención y de reparación, de expiación y
de satisfacción: Él nos ha conocido y amado a todos en el momento Cristo muere después de haber consumado su cáliz de amargura.
mismo de ofrecer su vida (cf. Gal 2:20; Efe 5:2, 25). Ningún otro hombre, Su última respiración se vuelve un grito de victoria. Cristo «único
aunque fuese el más santo, estaba en condiciones de tomar sobre sí mediador entre Dios y los hombres» (1 Tim 2:5), «reina desde el madero»
los pecados de todos los hombres y ofrecerse en sacrificio por todos. (Himno Vexila Regis), suspendido entre el cielo y la tierra.
La existencia en Cristo de la persona divina del Hijo, que sobrepasa
y abraza a todas las personas humanas, y que hace de Él la Cabeza (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 614-617; Juan Pablo II, Rosarium
de toda la humanidad, hace posible su sacrificio redentor por todos: Virginis Mariæ, §22; Via Crucis en el Coliseo 2004)
«Por su sacratísima pasión en el madero de la cruz nos mereció la
justificación», enseña el Concilio de Trento (DS 1529), subrayando el
Fruto que pedimos en este misterio: Por Ti, mi Dios, he soportado afrentas y la vergüenza cubrió mi rostro:
EL CELO POR LA SALVACIÓN DE LOS HOMBRES porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre Mí los ultrajes de los que te agravian.
Ahora me alegro de poder sufrir por vosotros, y completo en mi (Salmo 69 [68]:8, 10)
carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, para bien de Dios te salve, María…
su Cuerpo, que es la Iglesia. Por esta razón, me fatigo y lucho
con la fuerza de Cristo que obra en mí poderosamente. El Señor os ha dado el rey que habéis pedido y elegido:
(Colosenses 1:24, 29)
Pilato escribió entonces sobre la cruz el motivo de la condena:
Padre nuestro… Jesús, el Nazareno, Rey de los judíos.
(1 Samuel 12:13; Juan 19:19)
Abraham erigió un altar en la montaña que Dios le había señalado: Dios te salve, María…
ató a su hijo único, que tanto amaba, y lo puso sobre la leña del altar.
(Génesis 22:2, 9)
A la hora del crepúsculo,
Dios te salve, María… toda la asamblea de Israel inmolará el cordero pascual:
tomarán su sangre y al verla, Yo pasaré de largo,
Crucificaron a Jesús sobre la montaña junto con dos malhechores: y así os libraréis de la muerte.
«taladran mis manos y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte». (Éxodo 12:6, 13)
(Lucas 23:33; Salmo 22 [21]:16-17)
Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Jesús dijo a su Madre: «Mujer, aquí tienes a tu hijo»;
El Señor ofrecerá sobre esta montaña luego dijo al discípulo que Él amaba: «Aquí tienes a tu Madre».
el mejor de los banquetes a todos los pueblos: (Jn 19:26-27)
allí destruirá la Muerte para siempre Dios te salve, María…
y enjugará las lágrimas de todos los rostros.
(Isaías 25:6, 8)
Así como Yo vivo por el Padre,
Dios te salve, María… de la misma manera, el que come mi carne vivirá por Mí.
(Jn 6:57)
Mi Siervo, el Retoño de David, Dios te salve, María…
eliminará la iniquidad de este país en un solo día:
manarán sangre y agua de su costado herido: Cuando hayan matado al Ungido inocente,
una fuente abierta para lavar el pecado y la impureza. vendrá un pueblo invasor y destruirá Jerusalén y el Lugar santo.
(Zacarías 3:8-9; Juan 19:34; Zacarías 13:1) (Daniel 9:26)
Dios te salve, María… Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Primer Misterio de gloria
La Resurección
Jesucristo resucitó al tercer día de su muerte, según lo habían anunciado
las Escrituras, recibiendo como premio a su obediencia perfecta la
glorificación de su cuerpo sobre toda otra creatura.
Después de morir, Jesús se reúne en la morada de los muertos con los transmitida como hecho fundamental por la Tradición, establecida
que habían fallecido antes que Él e inicia la etapa final de su misión claramente en los documentos del Nuevo Testamento y predicada
mesiánica. Allí les proclamó la Buena Nueva (cf. 1 Pe 3:18-19), para «que por la Iglesia siempre como parte esencial del Misterio Pascual, junto
los muertos oigan la voz del Hijo de Dios y los que la oigan vivan» (Jn con la Crucifixión y la Ascensión a los cielos. La Resurrección fue
5:25). La morada de los muertos es llamada, en la Biblia, «infiernos», un acontecimiento históricamente atestiguado, pero es también, y al
«sheol», o «hades» (cf. Flp 2:10; Hch 2:24; Apc 1:18; Efe 4:9) porque todos, mismo tiempo, un misterio trascendente de la fe, porque la humanidad
buenos y malos, estaban castigados y privados por igual de la visión de Cristo sale de la historia y entra en la gloria de Dios. El cuerpo
de Dios (cf. Sal 6:6; 88 [87]:11-13). Sin embargo, el estado de los muertos, resucitado es el mismo que ha sido martirizado y crucificado (cf. Lc
según hayan sido justos o malos (cf. Sal 89:49; 1 Sam 28:19; Ezq 32:17-32), no 24:40; Jn 20:20, 27), pero es ahora un cuerpo glorioso (cf. Mt 28:9, 16-17; Lc 24:15,
era el mismo, de acuerdo a lo que nos enseña Jesús en la parábola del 36; Jn 20:14, 17, 19, 26; 21:4).
pobre Lázaro recibido en el «seno de Abraham» (cf. Lc 16:22-26). «Son
precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el Al contemplar la Resurrección de Cristo a través de los ojos de María,
seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los redescubrimos las razones de nuestra propia fe: podemos confiar en
infiernos» (Catech. Rom. 1, 6, 3; cf. Cc de Toledo IV en el año 625; DS 485; cf. también Dios absolutamente y sin miedo alguno, porque sabemos que aunque
Mt 27:52-53). En adelante, Cristo resucitado, «el Príncipe de la vida» (Hch la obediencia al Padre nos puede llevar incluso a la muerte del cuerpo,
3:15), «tiene las llaves de la muerte y del Hades» (Apc 1:18) para que «al seremos resucitados como Cristo. Ahora podemos ver el poder de
nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los Dios en acción y descubrimos el propósito que tiene al pedirnos que
abismos» (Flp 2:10). tomemos nuestra cruz y sigamos a Jesús. Dejémonos inundar por la
paz y la alegría que la gloria de Cristo nos transmite, paz y alegría
La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe, creída que nadie puede quitarnos (cf. Jn 16:22), y que compartimos con todos
y vivida como la verdad central por la primera comunidad cristiana, aquellos a los que Cristo se manifestó después de su resurrección, pero
(1 Corintios 15:22)
especialmente con María.
Dios te salve, María…
(cf. Catecismo de la Iglesia Católica 632-647; Juan Pablo II, Rosarium Señor, tus muertos revivirán y se levantarán sus cadáveres:
Virginis Mariæ § 23) «¡Despertad y dad gritos de júbilo, vosotros que yacéis en el polvo!»
(Isaías 26:19)
Fruto que pedimos en este misterio: Dios te salve, María…
LA VIRTUD DE LA FE
El justo vivirá por la fe, porque el que cree en el Hijo, tiene Vida Yo sé que mi Redentor vive,
eterna. Y a todos los que creen en su Nombre, les dio el poder de ser y que después de deshecha esta mi piel, en mi propia carne, yo veré a Dios.
(Job 19:25-26)
hechos hijos de Dios. A su vez, todo lo que es nacido de Dios vence al
mundo; y ésta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe, que Dios te salve, María…
es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que aún no se ve.
(Juan 3:36; Romanos 1:17; Hebreos 11:1; Juan 1:12-13; 1 Juan 5:4) Tomás, ahora crees porque me has visto:
Padre nuestro… ¡bienaventurados los que creen sin haber visto!
(Juan 20:29)
Al amanecer del primer día de la semana, dijo el Ángel a las mujeres: Dios te salve, María…
«No temáis. Jesús, el Crucificado, no está aquí
porque ha resucitado, como lo había dicho». Yo y el Padre somos uno: Yo-Soy antes que Abraham naciera;
(Mateo 28:1, 5-6) así como el Padre me ha enviado a Mí,
Dios te salve, María… Yo os envío a vosotros a toda creatura.
(Juan 10:30; 8:58; 20:21; Marcos 16:15)
La Ascensión
Cuarenta días después de su Resurrección, el Señor Jesús ascendió a los
cielos, el Santo de los Santos donde Dios habita, para sentarse a la derecha
de la gloria del Padre hasta su triunfo final en la Parusía.
La Ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad es el centro y el oficiante principal, tanto de la liturgia que honra
de Jesús en la Gloria celestial de Yahvé, simbolizada por la nube (cf. al Padre en los cielos, como la de la tierra. Allí está sentado a la
Hch 1:9; Lc 9:34-35; Éxd 13:22) y por el cielo (cf. Lc 24:51). Ahora Jesús está derecha del Padre, es decir, de «la gloria y el honor de la divinidad,
escondido a los ojos de los hombres, pero ha de volver «a juzgar a los donde el que existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos, Dios
vivos y a los muertos» (Símbolo de Nicea-Constantinopla), es decir, a tomar y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente después de que
plena posesión de su Reino «en los cielos nuevos y la tierra nueva» (cf. se encarnó y de que su carne fue glorificada» (San Juan Damasceno, f.o. 4,
Apc 21:1). El nuevo Adán, Cabeza del Cuerpo Místico de la Iglesia, nos 2; PG 94, 1104C), cumpliéndose así la visión del profeta Daniel: «a Él se
precede en el Reino glorioso del Padre «para que nosotros, miembros de le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas
su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino» le sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su
(Misal Romano, Prefacio de la Ascensión). Sólo de manera completamente reino no será destruido jamás» (7:14).
excepcional y única, se vuelve a mostrar a Pablo (1 Cor 15:8), en una
última aparición que constituye a éste en Apóstol (cf. 1 Cor 9:1; Gál 1:16). Nosotros, que vivimos entre los hombres de este mundo que ya está
pasando en espera de «los cielos nuevos y la tierra nueva», somos los
La entrada triunfal en los cielos completa la significación de los ritos de testigos y la vanguardia de ese «Reino que no tendrá fin» a ejemplo de
Israel. En efecto, como el verdadero y definitivo Cordero pascual, Jesús los Apóstoles (Sím. Nicea-Constantinopla).
se ofreció como Víctima de propiciación por los pecados del mundo.
Luego, en la Ascensión, como Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 659-682; Juan Pablo II, Rosarium
entra una vez y para siempre en el Santo de los Santos del Templo Virginis Mariæ § 23)
celestial, para presentar al Padre su Sangre reconciliadora. Desde el
cielo, Cristo sigue ejerciendo permanentemente su sacerdocio, que no
tendrá fin, pues el «Sumo Sacerdote de los bienes futuros» (Hbr 9:11)
Fruto que pedimos en este misterio: Dice Yahvé a mi Señor: «Siéntate a mi derecha,
LA VIRTUD DE LA ESPERANZA mientras Yo pongo a tus enemigos como estrado de tus pies».
(Salmo 110:1; 1 Corintios 15:22)
Nosotros, mediante la fe en Jesucristo, hemos alcanzado el favor de Dios, Dios te salve, María…
en el cual estamos afianzados, y esperamos con alegría compartir la
gloria de Dios, porque Él nos ha dado una promesa y un juramento, y Cristo se sentó a la derecha de Dios
no puede engañarnos. Por eso nos sentimos poderosamente estimulados después de haber ofrecido por los pecados un único Sacrificio,
a aferrarnos a la esperanza que se nos ofrece, que es como un ancla pues perfeccionó de una vez y para siempre a los que santifica.
del alma, sólida y firme, que penetra más allá del velo del Templo, (Hebreos 10:12, 14)
allí mismo donde Jesús entró por nosotros, como precursor, convertido Dios te salve, María…
en Sumo Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.
(Romanos 5:2; Hebreos 6:18-19) Jesús, la piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra angular:
Padre nuestro… obra de Yahvé ha sido esto, admirable a nuestros ojos.
(Salmo 118:22-23; Mateo 21:42-44)
No os inquietéis: creed en Dios y creed también en Mí: Dios te salve, María…
Yo voy a prepararos un lugar en la Morada y Reino de mi Padre.
(Juan 14:1-2) Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el Reino de Israel?
Dios te salve, María… No os corresponde a vosotros conocer los tiempos
y las circunstancias que el Padre ha establecido.
Cuando haya ido y os haya preparado un lugar, (Hechos 1:6-7)
volveré otra vez para llevaros conmigo, Dios te salve, María…
para que estéis también vosotros donde Yo estoy.
(Juan 14:3) Jesús vendrá de la misma manera que lo habéis visto irse:
Dios te salve, María… veréis al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso
y venir sobre las nubes del cielo.
«La paz os dejo, mi paz os doy»: (Hechos 1:11; Mateo 26:64)
los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de sus miradas. Dios te salve, María…
(Juan 14:27; Hechos 1:9)
Dios te salve, María… Recibiréis potestad del Espíritu Santo cuando descienda sobre vosotros:
y seréis mis testigos en toda Judea y hasta los confines de la tierra.
¡Puertas, levantad vuestros dinteles: (Hechos 1:8)
levantáos, puertas eternas, para que entre el Rey de la gloria! Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
(Salmo 24:7)
Dios te salve, María…
Tercer Misterio de gloria
Pentecostés
Cincuenta días después de la Resurrección, el Espíritu Santo desciende a
las nueve de la mañana en forma de lenguas de fuego sobre María y los
Apóstoles que estaban reunidos en oración en el lugar de la Última Cena.
Cristo fue constituído Señor y Ungido de Yahvé en la Gloria por medio la muerte, y la división que el pecado produjo en la humanidad
de la Resurrección y la Ascensión, porque aceptó morir en la cruz para confundiendo las lenguas en la torre de Babel. El poder transformador
salvarnos, obedeciendo a su Padre hasta el final: «Cristo murió y volvió del Espíritu, bajo el signo de lenguas de fuego, desciende sobre María
a la vida para eso, para ser Señor de muertos y vivos» (Rom 14:9). Diez y los Apóstoles, uniendo a la humanidad y superando la diversidad de
días después de la Ascensión, en Pentecostés, el Señor del cosmos y de lenguas en la familia de Dios, la Iglesia «católica», que en griego quiere
la historia (cf. Efe 4:10; 1 Cor 15:24, 27-28) derrama el Espíritu Santo sobre la decir «universal».
Iglesia, continuando la obra de renovación de la humanidad y de toda
la creación (Efe 1:10). Del mismo modo que cincuenta días después del La venida del Espíritu Santo hace que el mundo entre en «los últimos
Éxodo de Israel de Egipto Dios había sellado la Antigua Alianza en tiempos», los tiempos de la Iglesia, del Reino ya heredado pero todavía
el monte Sinaí, dándole a la nueva nación santa las Tablas de la Ley no consumado, porque aunque el Reino del Señor Jesucristo se ha
escritas por el dedo de Dios en la piedra, así, cincuenta días después del inaugurado y la derrota fundamental del enemigo ha sido alcanzada
éxodo liberador del pecado que Cristo había consumado en Jerusalén, en el misterio pascual, todavía no le están sometidas todas las cosas
Dios selló la Nueva Alianza, aunando a los creyentes en la Iglesia del mundo. Para llevar a cabo esa tarea, la Iglesia es preparada para la
santa, haciendo descender sobre ellos al Espírtu Santo, el Dedo de misión evangelizadora universal. Sin embargo, sabemos que el triunfo
Dios, para que escribiera la nueva Ley del amor no en tablas de piedra, del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas
sino en los corazones. del mal.
A partir de Pentecostés hay una nueva creación que comienza en la (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 732; 668-677; 746-747; Juan Pablo
Iglesia, que es la primicia de los cielos nuevos y la tierra nueva, y el II, Rosarium Virginis Mariæ § 23)
signo eficaz de la comunión de la Santísima Trinidad con los creyentes
de todos los pueblos. Atrás queda lo viejo, sometido al pecado y a
Fruto quepedimos en este misterio: En el principio en que Dios creó el cielo y la tierra
LOS SIETE DONES DEL ESPÍRITU SANTO el soplo de Dios sobrevolaba las aguas.
(Génesis 1:1-2)
Infunde tu Espíritu en nosotros, Señor, espíritu de sabiduría y de Dios te salve, María…
inteligencia, espíritu de consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y de
temor del Señor. Crea en nosotros un corazón puro, porque Tú amas la Dios modeló a Adán con arcilla del suelo
sinceridad del corazón y en lo secreto nos haces comprender lo que es sabio. y sopló en su nariz un espíritu de vida:
No nos arrojes lejos de tu presencia, ni retires de nosotros tu santo Espíritu. pero en cambio Cristo procede del cielo y es un ser espiritual que da la Vida.
(Isaías 11:2; Salmo 51:8, 12-13) (Génesis 2:7; 1 Corintios 15:47, 45)
Padre nuestro… Dios te salve, María…
El día de Pentecostés, todos estaban reunidos en el lugar de la Última Cena, El primer hombre procede de la tierra y es terrenal:
permaneciendo juntos en oración, en compañía de María, la madre de Jesús. pero el que vive en Cristo es una nueva creatura, lo antiguo ha desaparecido.
(Hechos 2:1; 1:14) (1 Corintios 15:47; 2 Corintios 5:17)
Dios te salve, María… Dios te salve, María…
En aquellos días derramaré mi Espíritu sobre todo hombre Todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo:
y estableceré una nueva Alianza: y así habrá un solo Rebaño y un solo Pastor.
no será como la antigua, cuando los tomé de la mano (1 Corintios 12:13; Juan 10:16)
para hacerlos salir del país de Egipto. Dios te salve, María…
(Joel 2:28; Jeremías 31:31-32)
Dios te salve, María… La prueba de que sois hijos
es que Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo,
Mi Espíritu viviente pondrá la Ley en corazones de carne que clama a Dios, llamándolo: «¡Abba!», es decir, «¡Padre!»
y no en tablas de piedra: (Gálatas 4:6)
Yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. Dios te salve, María…
(Jeremías 31:33; 2 Corintios 2:3)
Dios te salve, María…
En aquellos días el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruído:
De pronto, vino del cielo un ruido, su imperio no pasará a otro pueblo y reemplazará a todos los reinos.
semejante a una fuerte ráfaga de viento: (Daniel 2:44)
entonces vieron descender sobre ellos unas lenguas de fuego, Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
y comenzaron a hablar en distintas lenguas.
(Hechos 2:2-4)
Dios te salve, María…
Cuarto Misterio de gloria
La Asunción
Llegado el momento de su tránsito de este mundo a la gloria del Padre,
María, la nueva Eva, siguió a Jesucristo, el nuevo Adán, y resucitada
después de su muerte, fue asumpta al cielo en cuerpo y alma.
«Dios envió a su Hijo» al mundo (Gál 4:4), y para «formarle un cuerpo» Al concluir la vida terrenal de María, su Hijo la elevó a los cielos y
(cf. Hbr 10:5), escogió a una hija de Israel, una joven judía de Nazaret, le dio el trono que le corresponde como la Reina Madre (cf. LG 59).
en Galilea, «una virgen desposada con un hombre llamado José, de Desde allí, María continúa procurándonos con su intercesión los dones
la casa de David; y el nombre de la virgen era María» (Lc 1:26-27), de la salvación eterna; y por eso la Iglesia la invoca como Abogada,
para que fuera la Madre por su libre consentimiento. Con razón el Auxiliadora, Socorro, Mediadora y Co-Redentora (cf. LG 62). En efecto,
Arcángel Gabriel la saluda, como a la «Hija de Sión» (cf. Sof 3:14; Zac 2:14), aunque la victoria sobre «el príncipe de este mundo» (Jn 12:31) fue
diciéndole, «¡Alégrate!». María es la zarza ardiente adonde Dios se nos alcanzada definitivamente en «la hora» de la Pasión de Jesús (cf. Jn
manifiesta definitivamente: llena del Espíritu Santo, presenta al Verbo 2:4; 4:21; 12:23; etc.), el enemigo se lanzó después «en persecución de la
en la humildad de su carne, dándolo a conocer a los pobres (cf. Lc 2:15-19) Mujer» (Apc 12:13). Al no poder hacerle nada porque era «la llena de
y a los reyes magos, primicias de las naciones (cf. Mt 2:11). gracia» del Espíritu Santo (Lc 1:28), preservada de todo pecado y de la
corrupción de la muerte, «entonces, despechado contra la Mujer, se fue
María es la obra maestra que la Misión del Hijo y del Espíritu Santo a hacer la guerra al resto de sus hijos» (Apc 12:17), es decir, a nosotros
realizan en «la plenitud de los tiempos». Por primera vez, el Padre que peregrinamos todavía en este «valle de lágrimas». Sólo la segunda
encuentra una Morada digna en donde su Hijo y su Espíritu pueden Venida de Cristo nos librará definitivamente del Maligno. Por eso, el
habitar entre los hombres. Por eso la tradición de la Iglesia ha entendido Espíritu y la Iglesia oran sin cesar: «¡Ven, Señor Jesús!» (Apc 22:20).
los más bellos textos sobre la sabiduría con relación a María (cf. Prv 8:1-9,
6; Eto 24), elogiada en la liturgia como «el trono de la Sabiduría». María (cf. Catecismo de la Iglesia Católica 487-488, 721-726, 966, 969, 2853;
es también la «Mujer», la nueva Eva, la «madre de los vivientes», Juan Pablo II, Rosarium Virginis Mariæ § 23)
Madre del «Cristo total» (cf. Jn 19:25-27). Es por eso que ella está presente
con los Doce en el amanecer de los «últimos tiempos», que el Espíritu
inauguró en Pentecostés con la manifestación de la Iglesia.
Fruto que pedimos en este misterio:
UNA SANTA MUERTE
El destino de los hombres es morir una sola vez, después de lo cual viene Yo soy la flor de los campos y el lirio de los valles:
el Juicio. Todos, en efecto, tendremos que comparecer ante el tribunal Yo soy la Madre del amor hermoso y de la santa esperanza.
de Dios. Pero no temas, porque Yo estoy contigo; no te inquietes, porque (Cantar de los Cantares 2:1; Eclesiástico 24:18)
Yo soy tu Dios. Yo te fortalezco y te ayudo. Yo te sostengo con mi mano Dios te salve, María…
victoriosa. Dichoso el hombre que soporta la prueba, porque después de
haberla superado, recibirá la corona de Vida que el Señor prometió. La Reina es llevada hasta el Rey embellecida y vestida de gloria:
(Hebreos 9:27; Romanos 14:10; Isaías 41:10; Santiago 1:12) el Señor la vistió con las vestiduras de la salvación,
Padre nuestro… como a una esposa que se adorna con sus joyas.
(Salmo 45:13-14; Isaías 61:10)
Mi corazón sabe que dijiste: «Buscad mi rostro»: * Dios te salve, María…
«¡yo busco tu rostro, Señor!»
(Salmo 27:8) Con gozo y alegría entra la procesión de la Reina al palacio real:
Dios te salve, María… «¡tus hijos serán príncipes por toda la tierra!»
(Salmo 45:17)
¡Levántate, amada mía, y ven, hermosa mía! Ya pasó el invierno: Dios te salve, María…
la higuera dio sus primeros frutos y las viñas en flor exhalan su perfume.
(Cantar de los Cantares 2:10, 13) Yo, el Señor, haré célebre tu nombre por todas las generaciones:
Dios te salve, María… por eso los pueblos te alabarán eternamente.
(Salmo 45:18)
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, Dios te salve, María…
con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
(Apocalipsis 12:1) Al ver venir a María, todos a una, la elogiaron y le dijeron:
Dios te salve, María… «¡Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, el gran orgullo de Israel!»
(Judit 15:9)
¿Quién es esa que surge como la aurora, Dios te salve, María…
bella como la luna, resplandeciente como el sol,
imponente como un ejército dispuesto a la batalla? El Dragón, enfurecido contra la Mujer,
(Cantar de los Cantares 6:10) se fue entonces a luchar contra el resto de sus hijos,
Dios te salve, María… contra los que obedecen los mandamientos de Dios.
(Apocalipsis 12:17)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…
Quinto Misterio de gloria
Reina y Madre
María es coronada por la Santísima Trinidad en la gloria del cielo como
Reina y Madre de toda la creación, de los ángeles y de los hombres, pero en
especial de los necesitados y los pecadores.
La Reina Madre es la persona más importante después del Rey en su Hijo y a toda moción del Espíritu Santo, María es también para
Israel ya desde los comienzos mismos de la monarquía, en especial la Iglesia el modelo de la vida de fe y de caridad. Ella es la «figura»
desde Salomón, el primer heredero del trono de David y figura de o «tipo» mismo de la Iglesia (LG 63): «Entre tanto, la Madre de Jesús,
Jesucristo por su sabiduría, por ser un rey pacífico y porque construyó glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo
una Casa para Dios entre los hombres. En efecto, cuando la madre de de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. También en este
Salomón vino a verlo después de su coronación, el rey ordenó que se mundo, hasta que llegue el día del Señor, ella brilla ante el Pueblo de Dios
pusiera para ella un trono a su derecha. Con razón, pues, concluímos en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (LG 68).
la contemplación de los misterios del Rosario con la visión de la
participación de María en la gloria de su Hijo, coronada y entronizada La Santísima Virgen «es honrada con razón por la Iglesia con un culto
a su derecha en los cielos como Reina y Madre de todos. especial. Y, en efecto, desde los tiempos más antiguos, se venera a la
Santísima Virgen con el título de “Madre de Dios”, bajo cuya protección
Aunque Jesús es el único Hijo de María según la carne, ella es madre se acogen los fieles suplicantes en todos sus peligros y necesidades…» (LG
espiritual de todos los hombres, a los cuales Él vino a salvar: «Dio a 66). Se cumplen así las Escrituras: «Todas las generaciones me llamarán
luz al Hijo, al que Dios constituyó el mayor de muchos hermanos» bienaventurada» (Lc 1:48). Este culto es esencialmente diferente del
(Rom 8:29), es decir, de los creyentes, a cuyo nacimiento y educación culto de adoración que se da a Cristo, al Padre y al Espíritu Santo. Es
colabora María con amor de madre (cf. LG 63). «Esta maternidad de María un culto singular que encuentra su expresión en las fiestas litúrgicas
perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dedicadas a la Madre de Dios (cf. SC 103) y en la oración mariana, como
dio fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la el Santo Rosario, «síntesis de todo el Evangelio» (cf. Pablo VI, MC 42).
cruz, hasta la realización plena y definitiva de todos los escogidos» (LG 62). Compartamos, pues, con todos el «gozoso anuncio» de nuestra fe, y en
especial, de «las glorias de María».
Por su total adhesión a la voluntad del Padre, a la obra redentora de
(cf. Catecismo de la Iglesia Católica 501, 967-975; Juan Pablo II, que descendía del cielo, embellecida como una novia para su esposo.
(Apocalipsis 21:1-2)
Rosarium Virginis Mariæ § 23) Dios te salve, María…
Fruto que pedimos en este misterio:
LA VERDADERA DEVOCIÓN A MARÍA Vi una enorme muchedumbre, imposible de contar,
formada por gente de todas las naciones, familias, pueblos y lenguas.
De generación en generación, ella entra en las almas para formar (Apocalipsis 7:9)
amigos de Dios y profetas. No la abandones, y ella te protegerá; Dios te salve, María…
ámala, y ella te cuidará. Apréciala con todo tu ser, y ella te ensalzará;
te glorificará, si tú la abrazas. Pondrá en tu cabeza una diadema ¡Prorrumpe en gritos de alegría,
de gracia, te obsequiará una corona de gloria. ¡Bienaventurado el aclama, tú que no has conocido los dolores del parto!
hombre que reflexiona sobre sus caminos y penetra en sus secretos! Porque tu descendencia poseerá naciones enteras y poblará ciudades desoladas.
(Sabiduría 7:27; Proverbios 4:6, 8-9; Eclesiástico 14:21) (Isaías 54:1, 3)
Padre nuestro… Dios te salve, María…
El Rey se puso de pie, fue a su encuentro y le hizo una reverencia: El Cordero será su Pastor y los conducirá hacia los manantiales de agua viva:
luego se sentó en su trono y mandó poner un trono para la Madre del Rey, y Dios secará toda lágrima de sus ojos.
y ella se sentó a su derecha. (Apocalipsis 7:17)
(1 Reyes 2:19) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Estaban todos de pie, con túnicas blancas y palmas en la mano, y exclamaban:
Vayamos, pues, con confianza al trono de la gracia, «¡La salvación viene de nuestro Dios y del Cordero!»
a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno. (Apocalipsis 7:9-10)
(Hebreos 4:16) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
El dominio del mundo ha pasado a nuestro Señor y su Mesías:
Bienaventurado el hombre que me escucha: Él reinará eternamente y pronto regresará
porque el que me encuentra trayendo su recompensa a cada uno según sus obras.
ha encontrado la vida y ha obtenido el favor del Señor. (Apocalipsis 11:15; 22:12)
(Proverbios 8:34-35) Dios te salve, María…
Dios te salve, María…
Al que está sentado sobre el trono y al Cordero,
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva: alabanza, honor, gloria y poder, por los siglos de los siglos. ¡Amén!
vi la Ciudad santa, la nueva Jerusalén, (Apocalipsis 5:13b-14)
Dios te salve, María… Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo…