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Carlos R. N. Paredes Carrera: Prof.

de Historia 2018

Departamento de Posgrado “Dr. Marcelo Marchionni”


Facultad de Humanidades – Universidad Nacional de Salta

NOMBRE DE CURSO: Historiografía Romana. Problemas y abordajes


A CARGO DE: Dr. Agustín Moreno
ASISTENTE: Carlos Raúl Nazareno Paredes LU: 712549 CONDICIÓN: Graduado
INSTITUCIÓN DE PERTENENCIA: Escuela de Historia, Facultad de Humanidades
MODALIDAD DE ASISTENCIA: Con Evaluación

TEMA: Tito Livio y Salustio: dos formas construir la autoridad en tiempos de coyuntura

CONTEXTO DE LO HISTORIADORES, Y ROMA

Tito Livio y Cayo Salustio Crispo son considerados, por la historiografía clásica y
contemporánea, como los máximos historiadores que tuvo la civilización romana, junto
a otras figuras de renombre como Cicerón, Dionisio de Halicarnaso o Tácito. Mientras
Tito Livio llegó a vivir en los primeros tiempos del Imperio (59 a.C. – 17 d.C.) tras un
paso por la República, Salustio tuvo una mayor trayectoria dentro de los tiempos finales
de la misma (86 a.C. – 34 a.C.) siendo bastante crítico de la aristocracia romana.

La Roma republicana, en el siglo I a.C., entraba en una espiral de complicaciones políticas


y conflictos intestinos que desembocaron en un periodo dominado por guerras civiles que,
hacía las últimas décadas, concluyó con la imposición de un nuevo orden: el Imperio; en
este periodo turbulento es donde se inscribiría a Salustio. Mientras, además de este
periodo turbulento de la república, los primeros años del Imperio, al mando de Augusto
el primer emperador, tuvieron como testigo a Tito Livio quien pudo consolidarse como
un historiador latino de renombre en su tiempo, llegando a escribir la Historia de Roma,
la cual se considera una de las máximas obras de la historiografía romana.

Hay que mencionar, también, el desarrollo que tuvo la historia dentro de los círculos
culturales de Roma, puesto que más que una rama del conocimiento humano (como es
concebida actualmente), era más como un género literario el cual tiene una relación

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intrínseca con la construcción política de la dirigencia romana. Desde los tiempos de las
Guerras Púnicas, de la mano de la tradición Retórica, la Historia comenzó a tener roles
protagónicos en los escenarios de la (re)construcción imaginaria del pasado. Primero con
una fuerte impronta helénica, puesto que se pensaba a Roma “con la Hélade”, hasta que
Marco Porcio Catón (234 a.C. – 149 a.C.) propuso no solo un cambio en el soporte (paso
al latín) sino que, a diferencia de los primero registros (de corte mítico o leyenda), propuso
punto de vista del orden lógico de los sucesos y con la temática de Italia como eje central
de la misma, reemplazando el eje Roma-Hélade por el Roma-Italia. Sin embargo, la
exaltación casi exagerada de la gloria romana fue un elemento que marcó este primer
momento historiográfico. Sin embargo, hacía el final de la republica comenzó a emerger
la necesidad de “historias” que den cuenta la decadencia que atravesaba a la sociedad,
principalmente a la aristocracia y las instituciones republicanas. En este punto aparecen
los historiadores que se abordaran brevemente. Luego, ya para los tiempos del Imperio,
comienzan a emerger dos tendencias: una que es partidaria al régimen, por lo que centran
sus esfuerzos en las biografías, y la opositora al régimen, que mantenía una defensa de
las formas republicanas tradicionales, a través de la crítica directa al César o el
pesimismo, resignado a lo largo de la exposición, de la trayectoria histórica de Roma.

En este punto, una característica a señalar, es que para ser considerado un historiador
dentro de la sociedad romana habría que tener algunas cualidades. En la que se hará foco
es en la Autoridad (relacionada intrínsecamente al de Auctoritas, que se entendía como
una legitimación social que le daba a su portador la capacidad moral para emitir una
opinión cualificada a pesar de no ser algo propiamente legal o institucionalizado), la cual
representaba no solo la construcción del autor en su retórica, sino también en como era
su construcción de la historia puesto que algunos rasgos como el rigor histórico, la
imparcialidad y la gravitas (una forma de decir que tenía más peso en cuanto a dignidad,
ética y seriedad) jugaban un papel importante a la hora de la valoración social de un
historiador romano. Será en este entorno cultural donde Salustio y Livio desarrollaran su
trayectoria.

SALUSTIO, [EL] DEEFENSOR DE LA REPUBLICA

En el inicio de sus obras es importante connotar como el estilo de Salustio se encuadra la


búsqueda de lo moral dentro de lo acaecido. En los diferentes prefacios de sus trabajos

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reflexiona sobre la brevedad de la vida, la superioridad del espíritu sobre el cuerpo y, por
lo tanto, la supremacía de las acciones de aquél sobre las de éste, la corrupción de las
costumbres y el desprecio de los bienes materiales. No encuadra las cosas con el contraste
del blanco y del negro, sino que lo mismo hace creíble la grandeza del criminar (como en
la Conjuración de Catilina) que las sombras y peligros del héroe de la plebe Cayo Mario
(en la Guerra de Jugurta). Se presenta imparcial a la hora de juzgar a un personaje, pero
no lo es cuando se trata de juzgar ideas. Por ejemplo, esto último, se puede reflejar en este
fragmento de la susodicha obra:

Pienso que, puesto que he decidido vivir alejado de la política, habrá quienes
llamen esta importante y útil labor mía con el nombre de ociosidad […] si
estos individuos recapacitaran sobre los tiempos en que yo conseguí los
cargos y la calidad de los hombres que no pudieron lograr lo mismo, así como
sobre la clase de hombres que llegaron después al senado, sin duda opinarían
que he cambiado de idea razonadamente y no por desidia, y que mi ocio
redundará en mayor beneficio para el país que la actividad de otros […]1

Para comprender esta dinámica es necesario mencionar que lo que importaba dentro de
la retórica romana, más que la verosimilitud, era la “narración de la verdad”. Por ello el
peso de autoridad de un autor recaía en susodicha capacidad puesto que:

Los recursos retóricos mediante los cuales el historiador antiguo reivindica


para si la competencia en narrar y explicar el pasado y a la vez construye un
personaje que la gente encontrará convincente y digno de confianza2

En este aspecto hay que citar un fragmento de la Conjugación de Catalina donde se puede
connotar este carácter:

Hermoso es obrar bien por la república, hablar bien también tiene su mérito.
Cabe ser famoso en la paz o en la guerra. Se alaba a muchos por haber escrito
los hechos de otros. A mí, en particular, aunque en modo alguno la gloria que
acompaña al escritor es la misma de la que al autor de los hechos, se me antoja
con todo especialmente arduo escribir historia.3

Como se puede observar, la construcción de la autoridad en Salustio responde a su interés


ominoso por “ser alguien” que remarca los males de su propio tiempo.

1
SALUSTIO - Conjuración de Catilina. Guerra de Jugurta. Fragmentos de la "historia". Cartas a
Cesar. Invectiva contra Cicerón. Invectiva contra Salustio, Trad. Bartolomé S. Ramos, Ed. GREDOS,
Madrid,1997, pp. 139
2
MARINCOLA, J – Authority and tradition in ancient historiography, Cambridge University Press,
Cambridge, 1997, pp 1
3
SALUSTIO, Op. Cit., pp. 75

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TITO LIVIO, [EL] CREADOR DE LA HISTORIA DE ROMA

Por otro lado, a diferencia de Salustio que buscaba la autoridad en la necesidad de una
crítica a sus tiempos, Tito Livio apelaba a otro estilo. Su propósito general es ético y
didáctico, sus métodos fueron los del griego Isócrates del siglo IV a.C.: la verdad y la
imparcialidad4, pero la verdad debe presentarse con una forma elaborada y literaria.
Coincide con Salustio en la concepción moralista y ejemplarizante de la Historia, como
se ve en este fragmento de su obra:

Estos […] son, para mí, los que deben ser centro de atención con todo
empeño: cual fue la vida, cuales las costumbres, por medio de que hombres,
con que política en lo civil y en lo militar fue creado y engrandecido el
imperio; después, al debilitarse gradualmente la disciplina, sígase
mentalmente la trayectoria de las costumbres […]5

Además de la exaltación a ultranza de Roma pretende desarrollar en la ciudadanía


romana, se limitó a amoldarse a unas circunstancias históricas, en las que la tradición era
un dogma oficial, un credo nacional: no creer en la tradición era casi un crimen, un
atentado contra la majestad del Estado. El historiador se convierte en moralista
presentando tanto modelos a imitar como ejemplos que deben evitarse.

En cuanto a la construcción de su autoridad como historiador, además de una forma


narrativa novedosa (ya que, al situarse en una época de transición donde la prosa
comenzaba ahora a decaer, la poesía alcanzaba su máximo esplendor, y termina por
dominar este período que incluso va a impregnar a la prosa de sus características; Tito
Livio escribe una prosa imbuida de connotaciones poética), también hace hincapié en la
presentación de fuentes para demostrar “imparcialidad”. Esto se lo connota en el siguiente
fragmento:

[…] El interrey Tito Quincio Barbato proclama cónsules a Lucio Papirio


Mugilano y Lucio Sempronio Atratino. Durante su consulado se renovó el
tratado de Árdea, y este constituye la prueba de que aquel año hubo los
cónsules citados, aunque no figuran ni en los antiguos anales ni en los libros
de magistrados. Posiblemente, como al comienzo del año hubo tribunos
militares pensando que estuvieron en el poder durante todo el año, se
omitieron los nombres de los cónsules mencionados nombrados en su lugar.

4
Ver este tema en MORENO, A. – Tito Livio y su competencia para historiar en Ar Urbe Condita, en C.
Ames y M. Carmignani (Ed) – Discurso y sociedad en la antigüedad grecorromana, ORDIA PRIMA
Studia 6, Ed. Del Copista, Córdoba, 2011, pp 155-179
5
TITO LIVIO – Historia de Roma desde su fundación. Vol. 1, Libros I-III, Trad. José Antonio Vidal,
Biblioteca Básica Gredos, Ed GREDOS, Madrid, 2006, pp. 4

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Licinio Macro sostiene que los encontró en el tratado de Árdea y en los libros
linteos del templo de Juno Menta […]6

La resignación del autor frente al pasado reciente y a veces, incluso, el escepticismo frente
al deseado cambio, se hacen patentes en no pocos pasajes de su obra. Estaba
profundamente convencido de la primacía del pueblo romano, proyectando su vocación
de dominadora del orbe hacia atrás, a los comienzos de su historia. Por lo que, en su
elaboración de la Historia de Roma tuvo una profunda convicción en cuanto a las virtudes
del pasado, en pos de las virtudes del nuevo Imperio, que había surgido luego de las
decadencias de la República.

Cabe recalcar el rol de la imparcialidad estaba profundamente ligada a la de acusar a otros


historiadores de parcialidad política. En este punto puede haber una conexión con la
construcción de autoridad en Salustio, quien veía en la política republicana la base de los
vicios que pueden “degenerar” la historia de Roma. Tito Livio lleva esta estrategia. Como
señala Moreno:

La primera acusación de parcialidad la encontramos en VII, 9, 5, donde se


critica duramente a Licinio Macro por tergiversar los hechos en pos de la
gloria familiar. La critica se encuentra dentro de un pasaje mayor, VII, 9, 3-
6. Allí, el escritor paduano dice que esta bien constatado que hubo un dictador
aquel año y cita la versión de Licinio que habría actuado en contra de la
“torcida ambición” de su colega […] Tito Livio señala que esa búsqueda de
la gloria familiar hace de Licinio “un aval de poco peso” […]7

Y no solo se vio esta construcción de imparcialidad, sino también de una Gravitas al


buscar una correlación entre el mito y los hechos a la hora de abordar el pasado lejano de
Roma. en cuyo prefacio distingue entre los sucesos antes de la fundación de Roma y los
posteriores. A los primeros los considera "mitos poéticos" (poeticae fabulae) más que
"tes-timonios fidedignos de los hechos históricos" (incorrupta rerum gestarum
monumen-ta), de modo que ni afirma ni niega la tradición: deja que los lectores decidan.

Como plantea Marincola, en Roma, la historiografía fue terreno de la clase senatorial en


los dos primeros siglos de su existencia, y se cultivaba en el retiro de la vida política,
como actividad apropiada para quienes escribían su relato a partir de su experiencia
personal y su participación en los hechos. Y ello configuró el tipo de construcción

6
TITO LIVIO, Op. Cit., Vol. 2, Libros IV-VII, pp. 24
7
MORENO, Op. Cit., pp. 165

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historiográfica y social de aquellos que iniciaran el camino de historiadores en la sociedad


romana.

BREVE CONCLUSIÓN:

Dentro de lo expuesto en estás breves páginas, es posible connotar características


particulares de la construcción de autoridad de los historiadores romanos citados (Cayo
Salustio y Tito Livio) que estuvieron marcados indefectiblemente por sus tiempos, al
primero con la crisis de la republica como proceso contemporáneo, y al segundo como
pasado reciente (dicha crisis) y los primeros tiempos del Imperio. Aunque ambos se
encuentran en el punto moralista del uso de la historia puesto que “la gloria de Roma” era
una tradición inquebrantable, en la forma de construcción de la historia se puede connotar
similitudes también.

Tanto las observaciones de Salustio, como las de Livio, hacía los otros historiadores iban
en cuanto a este carácter de la parcialidad, que se encargaban de señalar fehacientemente
puesto que, más que verosimilitud, primaba (y esto es por la fuerte herencia helena de la
historiografía romana) la retorica y la narratividad de los hechos. Por ello la adopción de
estilos artísticos literarios distintos (Prosa y Poesía respectivamente) no afectaban en gran
medida al quis de la historiografía. Lo que si se connotaba era el carácter critico hacia las
fuentes, y ahí su rol constructor de autoridad: mientras Salustio se buscaba como crítico
de las fuentes (y ahí su eje de autoridad), Livio buscaba la imparcialidad plena del relato
llegando a puntos que se podrían interpretar como ambiguos ante la falta de critica (su eje
de autoridad).

Un factor que se ha de añadir es el rol que protagonizaron en la construcción política de


las dirigencias fluctuantes de los tiempos que compartieron. Mientras el primero tuvo un
rol protagónico y polémico en la vida institucional de la postrimera república, lo que lo
llevó a un rol confróntativo con sectores de la aristocracia dirigente de la misma, el
segundo tuvo un rol mayor en cuanto a lo “literato” aunque operando para el poder nuevo
que necesitaba con urgencia consolidación con base en el pasado, la vuelta al pasado, a
la tradición y a los orígenes es el único medio para él de superar la historia reciente hecha
de revoluciones, guerras civiles y posiciones irreconciliables. Y este sentido la
historiografía opera como la herramienta necesaria, y fundacional incluso, para dichos
escenarios políticos que acaecieron en la transición del siglo I a.C. al siglo I d.C.

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Para cerrar, los tiempos históricos que corrieron, junto a la herencia helena y el peso de
las tradiciones supusieron elementos comunes para Salustio y Livio, pero, a fin de
cuentas, las formas de construcción de autoridad compartían estrategias, aunque no así
fines. El rol de las instituciones (el Senado, el Princeps, etc.) en los tiempos turbulentos
que dominaron el otrora siglo I a.C. y I d.C. fueron decisivos en dichos fines. Un poco
también es el rol que cada uno dio a su papel dentro de los círculos culturales de la alta
sociedad romana. Sin dudas un tema complejo que está lejos de cerrarse o tener una
conclusión acabada, por ahora, es un proceso de investigación que ha de seguir
considerando tantas variables como interpretaciones dadas por la historiografía moderna.

BIBLIOGRAFÍA USADA:

 MARINCOLA, J – Authority and tradition in ancient historiography, Cambridge


University Press, Cambridge, 1997
 MORENO, A. – Tito Livio y su competencia para historiar en Ar Urbe Condita,
en C. Ames y M. Carmignani (Ed) – Discurso y sociedad en la antigüedad
grecorromana, ORDIA PRIMA Studia 6, Ed. Del Copista, Córdoba, 2011, pp
155-179
 SALUSTIO - Conjuración de Catilina. Guerra de Jugurta. Fragmentos de la
"historia". Cartas a Cesar. Invectiva contra Cicerón. Invectiva contra Salustio,
Trad. Bartolomé S. Ramos, Ed. GREDOS, Madrid,1997
 TITO LIVIO – Historia de Roma desde su fundación. Vol. 1 y 2, Libros I-III, IV-
VII, Trad. José Antonio Vidal, Biblioteca Básica Gredos, Ed GREDOS, Madrid,
2006

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

 ERREN, Manfred – La competencia comunicativa del orador, en Acta Poética 29-


1, PRIMAVERA, UNAM, 2008
 FORNTÁN, Antonio – Tradición historiografía y arte retorica en la obra de Tito
Livio en Faventia N° 5, Fasc. 2, Barcelona, 1983
 MELLOR, Ronald – The Roman Historians. Ed. London and New York, New
York, 1999
 PÉREZ ROYO María del Carmen y RAMOS MORELL Maria L.– Latín: Lengua
Y Literatura. C.O.U, Ediciones La Ñ, Sevilla, 1996.
 SCHAUFF, Thomas – El “Ius Naturae” en los historiadores romanos y en los
retores latinos en Rev. Persona y Derecho N° 20, Universidad de Navarra, 1989
 WOODMAN, A. J. – Rhetoric in classical historiography. Four studies. Ed.
Routledge. Taylor & Francis Group, USA, 1988

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