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Presidencialismo oparlamentarismo:

una cuestión disputada


Antonio Lago Carballo.
Abogado. Profesor de Regímenes Políticos
Iberoamericanos de la Facultad de Ciencias
Políticas de la Universidad Complutense y de
la Escuela Diplomática de Madrid.

Ua de las cuestiones objeto de debate en los


últimos años por los científicos políticos interesados en
te constitucionalismo revistió importancia principal el
de la división de poderes. Intuido por Aristóteles,
el estudio y análisis de la realidad hispanoamericana es desenvuelto por Po libio en su análisis de la constitución
la del sistema de gobierno de aquellos países y más romana, fue Locke quien en su <<Tratado de gobierno
concretamente la de la conveniencia y aun necesidad de civil>> (1690) estableció la clara distinción entre poderes
cambiar el sistema presidencialista por el parlamenta- y competencias dentro del Estado. Mas fue Montesquieu
rio, con la finalidad de conseguir una más sólida esta- en su obra <<El espíritu de las leyes>> (1748), quien hizo la
bilidad democrática y una mayor y mejor gran aportación a la ciencia política de describir la
gobernabilidad. Por otra parte, este tema no sólo es separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judi-
motivo de discusión en los ámbitos académicos y en los cial, que Montesquieu creyó encontrar en el sistema
foros políticos, sino también motivo causante de inicia- inglés. Como ha señalado el historiador de las ideas
tivas gubernamentales. políticas Ceorge H. Sabine, este principio pasaría a ser
Mas para abordar la cuestión se necesita dogma del constitucionalismo liberal. Por otra parte, en
encuadrarla en el marco histórico de los años finales del el artículo 16de la Declaración Francesa de los Derechos
siglo XVIII y primeros del XIX, cuando coinciden dos del Hombre y del Ciudadano de 1791, se afirma: «Toda
hechos tan importantes como son, de una parte, el sociedad en la cual no está asegurada la garantía de los
nacimiento del constitucionalismo escrito en los Esta- derechos, ni determinada la separación de los poderes,
dos Unidos yen Francia y, de otra, el proceso ideológico carece de constitución>>.
y político de la emancipación de los pueblos iberoame- Esta Declaración fue muy pronto difundida en
ricanos. Esta coincidencia en el tiempo contribuyó a algunas ciudades hispanoamericanas y conocida por
que los nuevos estados desgajados de la Corona espa- las minorías, atentas a cuanto de nuevo acontecía en el
ñola aspirasen a afirmar su personalidad soberana a mundo europeo de las ideas. Y ello fue posible porque
través de un instrumento jurídico -la Constitución- que tan pronto como en 1794 un próspero letrado y propie-
estructurase su voluntad de organizar, racional y co- tario bogotano, don Antonio de Nariño, espíritu ilus-
herentemente, la vida política. Para ello los protagonis- trado, dueño ¡gozador de una biblioteca de seis mil
tas de los movimientos independentistas tenían ante volúmenes, leyó y tradujo la Declaración y él mismo la
sus ojos varios ejemplos sumamente atractivos: la Re- imprimió en la pequeña imprenta que poseía. La clan-
volución Francesa, cuyo espíritu había inspirado la destina edición -no llevaba nombre de traductor ni de
Constitución de 1791; el proceso de la emancipación impresor- se difundió en distintas ciudades: Popayán,
norteamericana, culminado en la Constitución de Cartagena, Quito, Caracas. Descubierto el autor de la
Filadelfia de 1789; y el talante liberal de las Cortes de traducción, fue encarcelado, confiscados sus bienes y
Cádiz y la Constitución española de 1812. conducido como prisionero a la península. Lo curioso
Entre los principios consagrados por el na cien- y aun sorprendente del caso es que ia edición francesa

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de la Declaración llegó a manos de Nariño a través del pueblos americanos pone de manifiesto que el equili-
español Cayetano Rarnírez de Arellano, ayudante del brio y armonía entre los poderes del Estado no se ha
virrey José de Ezpcleta, caballero identificado con las conseguido y que la idea de Montesquieu de enfrentar
ideas del Siglo de las Luces. Fue Ezpeleta quien llevó a esos poderes para que recíprocamente se contengan y
consigo a Bogotá un ejemplar de la «Histoire de frenen no se ha plasmado en la realidad política cotidia-
1' Assernblée Consti'tuante>>, escrita por Salart de na de aquellos pueblos. Por el contrario, es el poder
Montjoie, en la que se reproducía el texto de la Decla- ejecutivo el que prevalece sobre los otros dos. Este
ración. hecho llevó, hace ya más de treinta años, al profesor
francés Jacques Larnbert a denominar a los regímenes
hispanoamericanos corno de preponderancia presi-
dencial, por cuanto el Presidente corno titular del poder
ejecutivo no se conforma con ejercer todas las faculta-
des propias, sino que invade ámbitos propios de los
otros poderes.
Corno principal razón explicativa de esta reali-
dad se da la de que los países hispanoamericanos se
organizaron corno regímenes presidencialistas, influi-
dos por el modelo brindado por la Constitución de los
Estados Unidos.
A esta explicación que, con ser fundada, no es
suficiente, habría que añadir que la figura predominan-
te del Presidente aparece en la historia de aquellos
El principio relativo a la separación de los países desde la primera hora. Ya Simón Bolivar en su
poderes del Estado fue recogido en los primeros textos discurso ante el Congreso Constituyente de Bolivia
constitucionales de las jóvenes repúblicas hispanoame- (1825),afirrnócon énfasis: «El Presidente de la República
ricanas. Son muy significativos y elocuentes estos dos viene a ser en nuestra Constitución corno el Sol que,
ejemplos: el de la Constitución Federal para los Estados firme en su centro, da vida al Universo>>. Y por su parte
de Venezuela, dada en Caracas el 21 de diciembre de el argentino Juan B. Alberdi se complacía en recordar-
1811, en cuyas «Bases del pacto federativo que ha de lo llamaba «dicho profundo y espiritual»- el consejo de
constituir la autoridad general de la Confederación>> se Bolivar al afirmar: «Los nuevos estados de América,
lee: «El ejercicio de esta autoridad confiada a la Con- antes española, necesitan reyes con el nombre de pre-
federación no podrá jamás hallarse reunido en sus sidentes>>.
diversas funciones. El Poder Supremo debe estar di- El Presidente era tenido por un ser mítico,
vidido en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y confiado a respetado y temido, en el que coincidían actitudes
distintos cuerpos independientes entre sí, y en sus autoritarias y paternales, de quien cabía esperar lo
respectivas facultades>>. mejor y lo peor. No puede entenderse la figura histórica
Y cuando Jos legisladores colombianos redac- del Presidente sin la debida referencia a la tradición y
tan la primera Constitución de Cundinarnarca, también prestigio del «caudillo>>. El «caudillaje>> es una forma
en 1811, proclaman expresamente: «La reunión de dos histórica político-social característica de los pueblos
o tres funciones de Jos poderes ejecutivo, legislativo y hispánicos y el «caudillo>> fue pieza decisiva tanto en el
federal en una misma persona o corporación, es tiránica proceso de emancipación corno en el de consolidación
y contraria por lo mismo a la felicidad de los pueblos». de los nuevos estados soberanos. Se trataba de hombres
Son numerosas las pruebas de la adhesión al fuertes, jefes militares improvisados, «gobernantes por
principio de la división de los poderes por parte del la voluntad de hombres fuertes sin voluntad>>, en frase
constitucionalisrno hispanoamericano, dado que ha sido del argentino Carlos Bunge.
incorporado en la mayoría de las cartas magnas de John Lynch en su libro «Caudillos en Hispano-
aquellos países a lo largo de su historia y se mantiene en américa 1800-1850>> (Madrid, 1993), precisa que «el
las vigentes en nuestros días. caudillo poseía tres rasgos básicos definitorios: una
base económica, una implantación social y un proyecto
l. NORMA CONSTITUCIONAL Y REALIDAD político. En un principio, emergió corno héroe local, el
POLÍTICA. hombre fuerte de su región de origen cuya autoridad
emanaba de la propiedad de la tierra y el control que
A pesar de estos reconocimientos constitucio- ejercía sobre los recursos locales, sobre todo acceso a los
nales la historia política, pasada y presente, de los hombres y abastecimientos. Asimismo, poseía un his-

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torial que incluía la realización de determinadas haza- Páez, Santa Anna, Ramón Carrera, el doctor Francia,
ñas que causaban viva impresión por su importancia o Benito Juárez ... - habría que sumar a quienes continua-
por el grado de valor demostrado en ellas>>. ron una tradición que empalma con los nuevos tiempos
El caudillismo tuvo una época dorada: el me- en los que se ha ido afirmando el hecho de la
dio siglo que va desde 1820 a 1870. Aquellos caudillos, personalización del poder, lo que ha traído consigo una
hombres fuertes de muy singular personalidad, sin larga y variopinta nómina: Porfirio Díaz, Hipólito
ideología ni programas, vinieron a cubrir el vacío pro- Irigoyen, Juan Vicente Gómez, Trujillo, Vargas, Perón,
ducido por la desaparición de la autoridad monárqui- Fidel Castro ... Por no prolongar más la lista.
ca. Hay toda una escala de liderazgos y obediencias: el Pero la historia de Iberoamérica es lo suficien-
caudillo nacional se eleva gracias a que los caudillos temente rica y variada como para presentamos, tam-
locales le proporcionan respaldo y ayuda: hombres, bién, figuras ejemplares, en cuanto configuradorasde la
armas, votos. Los caudillos, como ha escrito el historia- personalidad política y social de sus pueblos, a través
dor argentino Felix Luna, «son figuras, algunas de ellas, no de arbitrariedades o abusos de poder, sino de la
que forman parte más de la leyenda que de la historia: virtud conformadora de la norma jurídica. Un solo
pertenecen a la copla, al romance y a la conseja que se nombre resulta harto elocuente: el de don Diego Porta-
cuenta en las noches de la tierra, cuando la intimidad les, que con su capacidad de estadista trazó las líneas
familiar o amistosa va convocando la memoria y los maestras de la vida institucional del Chile independien-
hechos sucedidos o inventados -tanto da- empiezan a te. «La obra de Portales -escribió Alberto Edwards en
desovillarse. Son imágenes mucho más poderosas que 'La fronda aristocrática'- fue la restauración de un hecho
la realidad que fueron>>. y un sentimiento, que habían servido de base al orden
Dentro del período antes señalado conviene público, durante la paz octaviana de los tres siglos de la
subrayar que de 1850 en adelante, el caudillismo sufrió colonia: el hecho, era la existencia de un Poder fuerte y
una transformación fundamental: merced a cambios de duradero, superior al prestigio de un caudillo o la
carácter social y político se produjo la paulatina sustitu- fuerza de una facción; el sentimiento, era el respeto
ción de los hombres de armas por los de tendencia tradicional por la autoridad en abstracto, por el Poder
civilista. A los generales les sucedían los letrados. Se legítimamente establecido con independencia de quie-
entraría en la época del «cesarismo democrático>> tan nes lo ejercían>>.
finamente analizada por el venezolano Vallenilla Lanz. Aliado de las razones históricas, hay que tener
El historiador J. Lynch ha propuesto la fechad e en cuenta a la hora de analizar el porqué de la prepon-
1870 como línea divisoria a partir de la cual los caudi- derancia del poder ejecutivo otros factores como es la
llos se transforman en dictadores: «El caudillo ejercía su deficiente calidad de los representantes parlamenta-
dominio en un marco económico, social y político, rios, debida a que los partidos políticos prefieren situar
cuyas estructuras eran de carácter simple -por no decir a sus mejores hombres en los puestos decisivos del
primitivas-. El dictador presidía una economía más gobierno y de la administración pública antes que en los
desarrollada, una alianza de intereses más compleja y escaños de las Cámaras.
una administración que poseía grandes recursos».
La función de los caudillos en la construcción 11. PRESIDENCIALISMO Y PARLAMENT ARIS-
de las naciones iberoamericanas se canalizó preferente- MO: NOTAS DIFERENCIADORAS.
mente en dos vertientes: de una parte, en la unificación
del territorio (ejemplo máximo sería el de Rosas en la No por sabidas debe prescindirse de puntuali-
Argentina); de otra parte, en la configuración de un zar cuáles son las características que la teoría política
poder ejecutivo fuerte, en ocasiones arbitrario, cuando atribuye a cada una de las dos formas de gobierno:
no dictatorial y despótico. En un régimen presidencialista, el Presidente,
Una abundante y espléndida literatura de fic- que es a la vez Jefe del Estado y del gobierno, es
ción, inspirada en la realidad, ha retratado -con rasgos independiente del poder legislativo. Es elegido por
caricaturescos- la figura de estos protagonistas de la sufragio universal, designa a los ministros y uno y otros
historia política de aquellos países, a partir de la genial no son responsables ante el Parlamento.
novela de Valle-1nclán «Tirano Banderas>>. Sirvan como Hay que añadir que, en pura teoría, a un régi-
ejemplos relevantes «El señor Presidente>>, del guate- men presidencialista lo caracterizan tres notas más:
malteco Miguel Angel Asturias, «El recurso del méto- a) La elección popular del Presidente le confiere
do>>, del cubano Alejo Carpentier, «El otoño del patriar- fuerza y prestigio.
ca>> del colombiano Gabriel García Márquez, <<El Yo b) Ni el Presidente ni los ministros pueden ser
Supremo>> del paraguayo Augusto Roa Bastos. separados de sus cargos por el Parlamento en virtud de
A los grandes caudillos del siglo XIX -Rosas, un voto de desconfianza.

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e) El Presidente no puede disolver el Congreso. intervenir en el texto legal no sólo para rechazarlo sino
En cuanto al régimen parlamentario, está caracterizado para modificarlo.
por las siguientes notas: Las facultades legislativas delegadas, es decir,
a) Un Jefe de Estado independiente, bien sea por los decretos con fuerza de ley dictados por el poder
sucesión o por herencia (en las monarquías), bien por ejecutivo, constituyen otro de los medios que favorecen
elección (repúblicas parlamentarias). el predominio de este poder respecto de los otros.
Todos los actos del Jefe del Estado deben estar Bastaría citar los centenares de decretos legislativos y
refrendados por un ministro que, por esta formalidad, de decretos supremos dictados durante los gobiernos
endosa la responsabilidad política (en Gran Bretaña, de Fernando Belaunde Terry y de AJan García Pérez en
«el Rey o la Reina no pueden equivocarse))). el Perú:
b) Unos ministros responsables políticamente ante Fernando Belaunde Terry : 348 Decretos Le-
las Cámaras, que por su voto de censura o de descon- gislativos
fianza pueden obligarles a dimitir. Alan García Pérez : 207 Decretos Legislativos
e) Los ministros forman un órgano colectivo, el (1985-89)
Gabinete, responsable en bloque ante el Parlamento. Fernando Belaunde Terry : 688 Decretos Su-
d) El jefe de gobierno o premier, puede disolver el premos
Parlamento y convocar nuevas elecciones. AJan García Pérez : 933 Decretos Supremos
Lo que en la teoría política tiene perfiles níti- (1985-89 )Ol
dos, en la realidad política e institucional se presenta También pueden citarse los 244 Decretos de
con maticesy diferencias. Y así puede afirmarse que los Urgencia que firmó el presidente Menem en los prime-
regímenes presidencialistas en Hispanoamérica tienen ros 42 meses de gestión(2), lo que constituye un verda-
particularidades que los alejan, en mayor o menor dero abuso que se pretende ordenar y limitar en el
medida, de la pura teoría, a la vez que los diferencian artículo 99 inciso 3 del nuevo texto, sancionado por la
entre sí, como tendremos ocasión de ver más adelante. Convención Constituyente el 22 de agosto de 1994.
Algo similar podría decirse respecto de las
111. VÍAS EN QUE SE MANIFIESTA LA PREPON- facultades extraordinarias concedidas al titular del
DERANCIA PRESIDENCIAL. poder ejecutivo para situaciones de excepción o de
emergencia, en ocasiones utilizadas con una amplitud
La preponderancia del Poder Ejecutivo, y espe- y extensión en el tiempo que superan con creces su
cialmente de su titular, sobre los demás poderes del finalidad (así en Colombia con la aplicación y vigencia
Estado, se ejerce y manifiesta a través de distintos durante décadas del artículo 121 de la Constitución).
factores institucionales o funcionales. Así la iniciativa Estas situaciones de excepción tienen motivos no sólo
legislativa, que en la práctica casi siempre es ejercida políticos (conmoción interior, ataque exterior) sino
por el gobierno, aunque en los textos constitucionales también físicos o naturales (inundaciones, terremotos,
también se atribuya a los representantes parlamenta- epidemias, etc.) y los estados de excepción poseen
rios y aun a los ciudadanos en varias Constituciones diversos grados y reciben diferentes nombres: estado
-por citar las más recientes, la de Colombia de 1991 en de emergencia, de sitio, de defensa, de guerra, etc.
el artículo 155 y la del Perú de 1993 en el artículo 107-. De los cuatro estados iberoamericanos organi-
Otra vía para la acción presidencial es la del zadoscon un sistema federal (Argentina, Brasil, México
veto, pieza esencial con la que se pretende restablecer el y Venezuela), sólo los tres primeros responden, en
equilibrio en favor del Presidente, equilibrio que al mayor o menor proporción, a las características propias
carecer éste de poder para disolver las Cámaras, podría de tal sistema y en sus respectivas constituciones figura
romperse a causa de la omnipotencia legislativa de las una facultad que, aunque constitucionalmente corres-
mismas. La facultad del veto está reconocida en el ponde al Senado o al Congreso, en la práctica es ejercida
sistema norteamericano, pero se trata del veto total, por el Presidente de la República, contribuye a facilitar,
mientras que en el constitucionalismo iberoamericano de hecho, la centralización y el poder presidencial: la
se ha introducido además la posibilidad del veto par- intervención en la vida de los estados o provincias para
cial, lo que proporciona al Presidente un medio de protegerlos contra la subversión interior o exterior. De

(1) Fuente: BERNALES, Enrique. Democracia y parlamento. Lima, 1990.

(2) Fuente: La Nación, 6 de junio de 1993.

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hecho, la intervención se ha solido desviar de sus éste ha censurado o negado su confianza a dos Consejos
objetivos para ser ejer~ida con fines políticos: desplazar de Ministros» (la Constitución peruana de 1979 señala-
a gobernantes elegidos por sufragio popular, pero que ba que debían ser tres los Consejos censurados).
no resultan gratos al gobierno federal o que se desvían Cabe, pues, afirmar que si bien es cierto que en
de la disciplina partidaria, para reemplazarlos por el constitucionalismo y en la realidad política de los
agentes-losinterventores-designadosdirectamentepor países iberoamericanos se da una indudable
el poder ejecutivo. predominancia del Presidente, del titular del poder
También hay preponderancia del poder ejecu- ejecutivo, respecto a los demás poderes del Estado,
tivo respecto del poder judicial, pues en algunos países también es verdad que el sistema presidencialista que-
la Corte Suprema o Tribunal Supremo de Justicia están da matizado en ocasiones, lo que ha llevado a algunos
sometidos a la influencia presidencial en virtud de la politólogos -entre ellos, Maurice Duverger-a hablar de
facultad de designar a los magistrados superiores reco- semi presidencialismo.
nocida, en algunos textos constitucionales, al Presiden-
te de la República.
Al hecho de que los propios textos constitucio-
nales establezcan facultades presidenciales que confi- "En definitiva, un
guran un poder ejecutivo fuerte y predominante, hay
que sumar que la existencia de unas Cámaras con auténtico orden constitucional
mayoría absoluta del partido gobernante -así el PRI en exige, como fundamento
México desde hace décadas y el APRA en el Perú
durante la presidencia de AJan García Pérez-, permite esencial, la armonía y el
al Presidente contar con el asentimiento y respaldo de equilibrio de todos los
los parlamentarios a los proyectos de ley que presenta
el gobierno, así como con la adhesión a sus actos y
poderes del Estado ,,
decisiones políticas, programas económicos, política
internacional, etc.
Ahora bien, si es cierto que en Iberoamérica
nos encontramos con regímenes más presidencialistas IV. EL DEBATE ACTUAL DE LA CUESTIÓN.
que en otras partes, también es cierto que en algunos
países el presidencialismo no es tan puro como la teoría Los procesos de transición política que en di-
lo diseña. Y así vemos cómo en distintos países (Argen- versas zonas del mundo -Extremo Oriente, sur de Euro-
tina, México, Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador, pa, Iberoamérica- se han producido en las dos últimas
Uruguay, entre otros), la Constitución señala la necesi- décadas y los subsiguientes desarrollos de consolida-
dad del refrendo ministerial -que es propio del parla- ción democrática, han atraído la atención de los cientí-
mentarismo- para dar validez a los decretos del Presi- ficos sociales hacia el campo del derecho constitucional
dente. Es ese refrendo el que permite a la Cámara de y del análisis político. Las cuestiones sujeto de estudio
diputados, en algunos países, exigir la presencia de los son muy diversas: ¿Por qué funcionan con éxito o por
ministros o del gabinete en pleno para someterlos a un qué fracasan las instituciones políticas diseñadas en las
voto de censura o desconfianza. Y si prospera el voto, constituciones? Los modelos que éstas configuran ¿son
obligar a dimitir al ministro o ministros censurados o a los más adecuados a la tradición política, a los hábitos
todo el gabinete. A veces y cuando el texto constitucio- sociales, a la cultura política de las sociedades para las
nal le da margen de maniobra, el Presidente se anticipa que fueron dictados aquellos textos legales?
al voto de censura y cambia de cartera al ministro en También los politólogos y científicos sociales
cuestión (así hizo el presidente chileno Allende en el interesados por las cuestiones iberoamericanas se han
caso de José Toha). dado cuenta de que hasta ahora no habían dedicado
Nos encon tramos en esos casos con situaciones suficiente atención al estudio de las instituciones políti-
propias del sistema parlamentario. No son las únicas: cas, quizá porque sus preferencias iban por cuestiones
si una de las características de este sistema es la facultad más próximas a la sociología y a la historia política que
del jefe del gobierno o pren1ier de disolver las Cámaras al derecho constitucional. «Debates sobre monarquía y
y convocar nuevas elecciones, resulta que algunas república -ha escrito el profesor Juan J. Linz-, regímenes
constituciones conceden esa posibilidad al Presidente parlamentarios y presidenciales, el Estado unitario y el
de la República. Asíla muy reciente (1993) del Perú que federalismo, se han postergado y no se han incorporado
en su artículo 134 señala que «El Presidente de la a los debates sobre el funcionamiento de instituciones y
República está facultado para disolver el Congreso si prácticas políticas democráticas».

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La atención dispensada en los últimos años al republicana y al sistema presidencial.
estudio de las instituciones políticas iberoamericanas Pero debe recordarse que la tesis defendida por
ha IJevado a algunos autores a la conclusión de que la especialistas como Linz, Stepan, Lijphart en favor del
inestabilidad y quiebra de las democracias en aqueiios parlamentarismo como factor decisivo en la estabilidad
países, encuentran su causa en el hecho de que sean política, ha sido compartida por varios especialistas
regímenes presidenciales y no parlamentarios. Dicho iberoamericanos. Así -por citar sólo tres ejemplos- el
de otra manera, que si aquelJos países hubiesen tenido profesor chileno Osear Godoy Arcaya y los politólogos
sistemas parlamentarios, la democracia no habría sufri- Liliana de Riz, argentina, y Romeo Pérez, uruguayo, en
do los desplomes violentos y traumáticos que tuvieron Jo que se refiere a sus respectivos países.
lugar años atrás. De estos tres ejemplos, me referiré al del profe-
Lo cierto es que con expresión orteguiana ca- sor Osear Godoy< 3>, cuya argumentación para proponer
bría afirmar que para algunos de los poli tólogos que se las reformas constitucionales encaminadas a la
ocupan de Iberoamérica -Linz, Lijphart, Sartori, Die ter institucionalización de un sistema parlamentario, cabe
Nohlen, Horowitz, Alfred Stepan por sólo citar a Jos resumir en los siguientes puntos:
extranjeros- el tema de nuestro tiempo es el de Presi- a. Dado el carácter minoritario de los cuatro nú-
dentes versus Parlamentos, por decirlo con el título con cleos políticos básicos chilenos, el sistema les ofrecería
que la revista <<Joumal of Democracy» (No. 4, 1990) instituciones adecuadas para formar coaliciones de
agrupaba varios artículos sobre este tema. Tanto en mayoría. La inclusión de miembros de la coalición en el
aqueiias páginas como en las de los distintos libros y Gabinete y los Jazosderesponsabilidad entre el Ejecutivo
números monográficos de revistas especializadas, al- y el Parlamento permitiría gobiernos mayoritarios, por
gunas de las cuales han recogido las ponencias y comu- alianzas minoritarias y no solamente por compromisos
nicaciones de los varios congresos y jornadas de estudio electorales.
-entre otros los celebrados en Uruguay (abril, 1987), en b. Las relaciones entre los poderes Ejecutivo y
Georgetown University (mayo, 1989) o en la Universi- Legislativo estarían balanceadas y en equilibrio. El
dad Católica de Santiago de Chile (agosto, 1989)- han parlamento otorgaría la confianza para elegir al jefe de
servido para debatir una cuestión cuyo interés e impor- gobierno y al Gabinete, y,a la vez,el Ejecutivo dispondría
tancia no queda limitado al ámbito científico. La tesis de la facultad de disolver el Congreso, en caso de
de significados participantes en debates y controver- conflicto insalvable entre los dos poderes.
sias podría resumirse con esta afirmación de Alfred c. El sistema expresaría mejor y más adecuada-
Stepan en una conferencia pronunciada en Madrid mente la realidad del multipartidismo chileno, sin
(mayo de 1990) en la Fundación March: <<Cabe concluir violen tarJo a través de una ingeniería política reductora
que el presidencialismo ha agravado las situaciones de y excesivamente artificiosa.
crisis y que todo parece indicar que es más fácil conso- Estas tres características, concluye el profesor
lidar un régimen democrático con un sistema parla- Godoy, configuran un cuadro donde la lógica de acu-
mentario que con un sistema presidencialista». mulación de poder unipartidista e individual es susti-
Parecidas afirmaciones podríamos encontrar tuida por la lógica de los pactos, consentidos por una
en otros científicos sociales que parecen olvidar la sagaz diversidad de minorías.
observación formulada por el alemán Dieter Nohlen: Es evidente que la tesis defendida por Godoy
«Al comparar el presidencialismo con el parlamentaris- está referida a una fase concreta de la transición chilena
mo en América Latina, se está comparando algo que a la democracia desde un régimen autoritario o dictato-
efectivamente existe -en el presente y en el pasado- con rial. La bien trabada argumentación se basa en unos
algo que nunca existió». factores -larga tradición democrática, salvo el parénte-
Prueba de que la cuestión debatida no se limita sis abierto por la intervención militar de 1973; una cierta
al ámbito científico o académico es que la Constitución madurez y cultura política; permanencia de cuatro
brasileña de 1988, en una de sus disposiciones transi- grandes núcleos o partidos políticos, etc-. Pero cabe
torias, señalaba que el 7 de setiembre de 1993 el elec- preguntarse si lo que tendría sentido para Chile y en un
torado definiría a través de un plebiscito la forma de momento determinado de su historia política, sería
gobierno (república o monarquía) y el sistema de go- transferible a otros países.
bierno (parlamentarismo o presidencialismo). Como es Frente a los argumentos aducidos por teóricos
sabido,el resultado fue claramente favorable a la forma y científicos sociales en favor del sistema parlamentario

(3) COOOY, Osear. Hada una democracia moderna. La opción parlamentaria. Santiago de Chile, 1990.

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y la conveniencia de su adopción por países de tradi- facultad presidencial de dictar decretos de necesidad y
ción presidencialista, nos encontramos en los últimos urgencia, así como la incorporación de un jefe de gabi-
meses con iniciativas y proyectos desde el poder polí- nete o ministro coordinador con responsabilidad frente
tico que vienen a reafirmar esa misma tradición. No es al Presidente y al Congreso.
necesario subrayar la significación de la nueva Consti- El que en dos países de la importancia de Ar-
tución peruana impulsada por el presidente Fujimori y gentina y Perú se hayan promovido reformas constitu-
respaldada, aunque por un escaso margen, por el re- cionales encaminadas, fundamentalmente, a asegurar
feréndum celebrado el31 de octubre de 1993, Constitu- la reelección de los actuales presidentes, es un hecho
ción en la que se aumentan las facultades presidencia- extraordinariamente significativo, ya que una de las
les y, lo que es más significativo, se abre la posibilidad notas definitorias, en lo que a voluntad democrática se
de la reelección. Así en el artículo 112 se dice que <<el refiere, del constitucionalismo hispanoamericano era la
Presidente puede ser reelegido de modo inmediato no reelección del Presidente para un período inmedia-
para un período adicional>>. to, aunque pueda volver a presentarse en el futuro. El
caso límite lo presenta la Constitución mexicana en
donde la prohibición de ser reelegido, es de por vida.
Asimismo dos recientes constituciones, la de
Colombia de 1991 (art. 197) y la de Paraguay de 1992
" ... si bien es cierto que en el (art. 229), establecen la imposibilidad de volver a ser
elegido quien ya ocupó la presidencia. Una reforma
constitucionalismo y en la constitucional en 1983llevada a cabo en Ecuador, impu-
realidad política de los países so la misma fórmula.
En torno a las ventajas e inconvenientes de la
iberoamericanos se da una reelección presidencial se ha producido una amplia
indudable predominancia del controversia, con abundantes argumentos en favor y en
contra de las dos fórmulas. Jorge Carpizo, excelente
Presidente ( . .) respecto a los demás constitucionalista mexicano y ministro del gobierno de
poderes del Efltado) también es Salinas de Gortari, escribió hace años en su libro <<El
presidencialismo mexicano>>: <<Dentro del contexto po-
verdad que el sistema presidencialista lítico que vivimos, el principio de no reelección es una
queda matizado en ocasiones) lo que ha de las principales reglas de juego del sistema: la limita-
ción al presidente en el tiempo; si esta regla se alterase
llevado a algunos ( . .) a hablar de modificaría el equilibrio sobre el cual se sustentan las
semipresidencialismo" bases constitucionales y extraconstitucionales de nues-
tro sistema político, siendo muy difícil de precisar cuá-
les serían las consecuencias>><4'.
Por otra parte, el tema de la reelección se ha
relacionado con la cuestión del liderazgo político. En
este sentido es oportuna la cita de Juan J. Linz recordada
Los principales objetivos de la reforma de la por Mario D. Serrafero: <<El límite de tiempo y el princi-
Constitución argentina -el primero de ellos, la reelec- pio de no reelección, cuyos valores no se ponen en tela
ción del Presidente- fueron acordados entre el presi- de juicio, significan que el sistema político debe produ-
dente Menem y ellider radical Raúl Alfonsín en virtud cir cada cuatro años un líder capaz y popular y que el
del pacto firmado en Olivos el13 de diciembre de 1993. capital político acumulado por un líder exitoso no puede
Aparte de la posibilidad de la reelección del Presidente, ser usado más allá de ese límite. Quien ha sido presi-
el texto reformado reduce el mandato presidencial a dente con todo el poder( ... ) encontrará siempre difícil
cuatro años y elimina el requisito de ser católico, hasta renunciar( ... ) Esta frustración puede tener importantes
ahora obligatorio para ser elegido presidente. Asimis- consecuencias políticas, como por ejemplo, intentar
mo, y entre otras modificaciones, se reglamenta la ejercer el poder desde detrás del trono>/5'.

(4) CARPJZO, Jorge. El presidencialismo mexicano. Edit. Siglo XXI, 7 edición, pág. 59.

(5) LINZ, Juan. Citado por SERRAFERO, Mario. Las formas de la reforma: Entre Maquiavelo y Montesquieu. Tomo 1, pág. 89.

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En todo caso parece evidente que la permanen- sistema una pieza institucional: la del jefe del gobierno
cia durante dos mandatos seguidos en la presidencia de o primer ministro, que sería designado por el Presiden-
la República, supone un fortalecimiento del poder eje- tecle la República, sin que fuese obligada la ratificación
cutivo y de quien lo personifica. por la Cámara de Diputados. Esa figura está ausente de
todas las constituciones iberoamericanas, salvo en la
V. LA FIGURA DEL PRESIDENTE. del Perú: «El Consejo de Ministros tiene su Presidente>>
(artículo 121 de la actual y artículo 125 de la de 1979),el
¿Resultará demasiado aventurado y cual es nombrado y removido por el Presidente de la
pretencioso afirmar que más importante y urgente que República, quien asimismo nombra y remueve a los
plantear el debate presidencialismo-parlamentarismo, demás ministros, a propuesta y con acuerdo, respecti-
sería someter a análisis y revisión el papel, funciones y vamente, del Presidente del Consejo (art. 122).
facultades del Presidente? En el nuevo texto constitucional argentino, (art.
En todas las constituciones iberoamericanas el 100 y siguientes), aparece la figura de un jefe de gabine-
Presidente de la República es el titular del poder ejecu- te o ministro coordinador, que ya estaba en el proyecto
tivo. En alguna de ellas queda matizada y enaltecida su de reforma presentado en abril de 1986, por Raúl
figura institucional y ello desde la Constitución argen- Alfonsín, entonces presidente de la República.
tina de 1853/60en cuyo art. 86sediceque el Presidente Cuando el jefe de gobierno o primer ministro
es «Jefe supremo de la Nación>>. Veamos algunas cons- fuese, al igual que los demás integrantes del gabinete,
tituciones recientes: así la uruguaya de 1966 (art. 159): responsable de sus actos ante la Cámara de Diputados
«El Presidente de la República tendrá la representación y susceptible de padecer voto de censura o desconfian-
del Estado en el interior y en el exterior>>. En la reciente za que le obligase a dimitir, tendríamos incorporada al
del Perú (art. 110) se repite el mismo texto que en la de sistema presidencial una de las características del par-
1979: «El Presidente de la República es el Jefe del Estado lamentario. Tanto el jefe del gobierno o primer ministro
y personifica la Nación>>. Y en la de 1985 de Guatemala como los demás ministros actuarían de fusibles, con lo
(art. 182), se lee: «El Presidente de la República es el Jefe que no quedaría directamente afectado el Presidente-
del Estado, representa la unidad nacional y los intereses Jefe del Estado. Por otra parte, éste tendría la posibili-
del pueblo de Guatemala>>. Otra reciente constitución, dad de superar los desgastes y crisis internas del gobier-
la de Colombia de 1991, dice en su artículo 188: <<El no, mediante la renovación total o parcial del mismo.
Presidente de la República simboliza la unidad nacio-
nal». VI. CONCLUSIONES.
Estas definiciones presentan una imagen más
amplia que la de simple titular de uno de los poderes- Varias conclusiones pueden sacarse de cuanto
el Ejecutivo- del Estado. Si a ello añadimos que las queda expuesto. Sea la primera que el presidencialismo
facultades -entre las que figura la jefatura suprema de iberoamericano responde a una tradición histórica en la
las Fuerzas Armadas- reseñadas en las distintas consti- que se dan determinados hábitos en la relación gober-
tuciones dan pie a que el poder de decisión del Presi- nantes-gobernados así como un entendimiento de la
dente desborde los límites del Ejecutivo e invada los función presidencial que se traduce en un talante
campos del Legislativo y del Judicial, se entenderá hegemónico.
mejor el carácter predominante del Presidente en las La segunda es que allí donde existe un
constituciones y en la realidad histórica de Iberoa- presidencialismo matizado o semipresidencialismo, la
mérica. experiencia demuestra que se ha hecho caso omiso de
Pese a todo ello, ¿resultaría impensable la idea las limitaciones o contrapesos marcados al titular del
de un Presidente que ejerciese su función como un Ejecutivo. Valga como ejemplo el hecho de que tanto el
poder moderador y arbitral, por encima de los tres presidente AJan Carda como su sucesor, Alberto
poderes clásicos, guardián y fomentador de la vida de Fujimori, han presidido siempre las reuniones del gabi-
las instituciones políticas, respetuoso defensor de la nete, aunque de acuerdo con el texto constitucional
independencia de los otros poderes, promotor de su podría hacerlo el Presidente del Consejo de Ministros.
relación armónica? Es decir, de un hombre de estado La tercera conclusión sería la de que tanto un
antes que hombre de partido, si bien pertenezca a uno sistema como el otro tienen -en el papel- ventajas e
con un programa de acción política y con unos dirigen- inconvenientes. El propio Juan J. Linz en un artículo
tes entre los que él seleccionará a los que han de acom- posterior a los escritos postulando al parlamentarismo,
pañarle en las tareas gubernamentales. ha afirmado: <<Para evitar cualquiermalentendido,debo
Por supuesto, una configuración así diseñada subrayar que no arguyo que cualquier sistema parla-
de la figura presidencial requeriría introducir en el mentario sea ipso jacto más apto para asegurar la estabi-

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lidad democrática que cualquier sistema presidencia]>,<6>. no sólo en las instituciones políticas, también en las
Por último, pareciera que el verdadero cambio fuerzas armadas, en las empresas públicas, institutos
innovador y aún revolucionario, estaría en que fuese académicos, corporaciones profesionales ... con perso-
aceptado y respetado el hecho de que el Presidente - nas adictas al Presidente o militantes del partido o
«como símbolo de la continuidad del Estado y de la coalición gobernante, todo ello con un afán totalizador,
Nación» (Liliana de Riz)- estuviese situado por encima cuando no totalitario que ha llevado a algún politólogo
de los poderes del estado y del mismo sistema partida- (Mario Serrafero) a hablar de la «voracidad del presi-
rio y garantizase el equilibrio y colaboración entre los dente».
distintos poderes y promoviese toda la virtualidad de Como es bien sabido los procesos de transición
la democracia. política que Hispanoamérica está viviendo a lo largo de
El problema de fondo, en definitiva, está más los últimos quince años, han coincidido con una grave
allá del campo de las relaciones entre el Poder Legisla- crisis económica que justifica que el decenio que arran-
tivo y el Poder Ejecutivo o de la preponderancia presi- ca de 1980 haya sido calificado de década perdida. A
dencial. Hay otros aspectos no tanto políticos cuanto pesar de ello, ha habido en aquellos países una voluntad
éticos, ya que no se limitan al ámbito y extensión de las de consolidar la democracia recuperada, si bien es
facultades legales del Presidente -sino que afectan a la verdad que en el camino hacia la recuperación ha cono-
calidad moral y a la altura de miras con que éste cido diversos sobresaltos y retrocesos en Perú, Brasil,
desempeña su oficio-. No pocas veces se alteran Guatemala, Venezuela.
sustancialmente los programas electorales una vez También es cierto que ese proceso de consoli-
ocupado el sillón presidencial, y es más común todavía dación democrática encuentra obstáculos y dificultades
que la promesa electoral de «seré presidente de todos por los grandes problemas existentes en buena parte de
los peruanos, o de todos los argentinos, o de todos los los países iberoamericanos -terrorismo subversivo,
mexicanos... » se quede, tras las elecciones, en pura y narcotráfico, corrupción, desempleo, marginación de
olvidada intención. Con frecuencia son los intereses las poblaciones indígenas y mestizas, etc.-, problemas
del partido, cuando no los personales, los que priman que reclaman continuamente decisiones inmediatas,
sobre los de la comunidad nacional. Que gobierne la inteligentes y enérgicas que sólo pueden ser tomadas
mayoría es lógico, pero no es justo que no se respete a por un Ejecutivo fuerte, ágil, estable y eficaz, pero que
las minorías opositoras y que sus iniciativas parlamen- no debe extralimitarse de sus funciones si quiere actuar
tarias no prosperen nunca. Se cierra el paso a la parti- en el marco de un sistema democrático. En definitiva,
cipación de la oposición en la posible mejora de los un auténtico orden constitucional exige, como funda-
proyectos de ley; se subordina y coacta a tribunales y mento esencial, la armonía y el equilibrio de todos los
magistrados; se ocupa todo ámbito posible de poder, poderes del Estado.~

(6) Journal of Democracy. No. 4, Vol. 1, 1990.

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