Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Bernardo García Martínez en Busca de La Geografia Historica
Bernardo García Martínez en Busca de La Geografia Historica
Historia y geografía
··l
REVISTA TRIMESTRAL
PUBLICADA POR I
El Colegio de Michoacáll \
I
FUNDADOR
DiRECTOR
RESPONSABlE DE EDiCiÓN
Reynaldo Rico
DISEÑO Y fORMACiÓN
CONSEJO EDITORIAL
CONSEJO ASESOR
Richard N. Adams, Antonio Alatarre, Jaime del Arenal Fenochio, Claude Bataillon,
Jean Pierre Berthe, David A Brading, Thomas Calvo, Roberto Cantú, Philippe Caron,
Juan Manuel Durán Juárez, Beatriz Garza (uarón, John Gledhill, Jean-Marie Grassin,
Robert V. Kemper, lean Marie LeClézio, Thierry Linck, Andrés Ura González,
Eduardo 1. Menéndez Spinar Jean Meyer, Dorita Nouhaud, José Luis de Rojas,
Mario Humberto Ruz Sosa, Harold D. Sims, Berta UUoa, J. Benedíct Warren,
Esteban Krotz y Adeline Rucquoí.
I
Historia y geografía
11 PRESENTACiÓN
21 OBRA PUBLICADA
Salvador Álvarez
59 TIERRAS IMAGINADAS, TIERRAS EN IMÁGENES:
LA GEOGRAFíA ASIÁTICA DEL NUEVO MUNDO
EN LA CARTOGRAFíA DEL DESCUBRIMIENTO
Jean-Pierre Ber/he
141 JUAN LÓPEZ DE VELASCO ICa. 1530·] 598), CRONISTA
Y COSMÓGRAFO MAYOR DEL CONSEJO DE INDIAS:
SU PERSONALIDAD Y SU OBRA GEOGRÁFICA
e o N i N D o
Chantal Cramaussel
173 UN DESCONOCIMIENTO PELIGROSO: LA NUEVA VIZCAYA
EN LA CARTOGRAFíA Y LOS GRANDES TEXTOS EUROPEOS
DE LOS SIGLOS XVI Y XVII
Bernard Vincent
213 LA EVOLUCIÓN DEl PAISAJE DE ALMERíA, SIGLOS XVI-XIX
DOCUMENTO
229 EL PLANO APÓCRIFO DE LAS TIERRAS DE ATOTONILCO
IHOY VILLA LÓPEZ, CHIHUAHUAj
(presentación de Chanlal Cramau55elj
MISCELÁNEA
Adeline Rllcquoi
241 STUDIA GENERALlA Y PENSAMIENTO HISPÁNICO MEDIEVAL
Pierre Ragon
281 LA COLONIZACiÓN DE LO SAGRADO:
LA HISTORIA DEL SACROMONTE DE AMECAMECA
RESEÑAS
[ean-Pierre Ber/he
303 ESTUDIOS DE HISTORIA DE LA NUEVA ESPAÑA
DE SEVILLA A MANILA,
México, Centro de Estudios Mexicanos y
Centroamericanas-Universidad de Guadala¡ara, 1994
¡SALVADOR ÁIVAREZ, El COLEGIO DE MICHOACÁN)
o N T E D o
I
!,
312
Alain Musset y Pablo Emilio Pérez Mallaina
DE SÉVILLE Á LIMA, COLLECTION VILLES EN PARALLELE,
1
1
·Uníversité de París X-Nanterre, laborafoire de Géographie Urbaine,
núm. 25, abril 1997
~HOMAS CALVO, UNIVERSIDAD DE PARls X·NANTERREI
>'- Este estudio, somero y panorámico como es, tiene una breve pero accidentada his~
toria, Fue preparado originalmente para ser leído y circulado de manera restringida
corno documento de trabajo en una serie de coloquios sobre el estado de la investigación
histórica en México celebrados en París, Bordeaux, Toulouse y Guanajuato. Yaquí entró
en escena el afán de los editores por llenar nuestro mundo de papel. Los organizadores
de esos coloquios publicaron las respectivas memorias sin consultar con los autores res-
pecto de sus decisiones (o por lo menos no lo hicieron en mi caso), fuese recortando esos
dOClLl1lentos arbitrariamente, fuese ignorando que no tenían autorización para disponer
de ellos como lo hicieron. Dos veces se ha publicado un texto aparentemente igual a éste
pero mucho más breve, que no era el destinado al público, y dos veces he recibido sorpre~
sas mayúsculas al "verlo impreso (véase L'Ordinaire Latino-Américain, 159 (Toulouse, sep-
tiembre-octubre 1995), 75-89, YCinCuEnta mlos de investigación histórica en México, México,
UNN,1/Universidad de Guanajuato, 1998, 127-142). No ha sido mi intención que este en-
sayo aparezca casi simultáneamente en varias compilaciones, pero tampoco ha estado en
mis manos evitar esos resultados. El presente texto entregado a la revista Relaciones de El
Colegio de Michoacán eS el único que puede llamarse "autorizado", y suplico al lector
hacer caso omiso de los otros dos.
¡ Fernand Braudel, La Méditmanée et le monde Méditmanéen al'époque de Phillipe 11,
primera parte, conclusión, i. De muchas de las obras que cito en este artículo se han he-
II
cho diversas traducciones y ediciones, pero aquí no daré razón de ellas excepto cuando
se les encuentra también formando parte de compilaciones.
l- The Dictionmy o[ Human Geoórraphy, Ron J. Johnston, Derek Gregory, David M.
j
GARciA /v\ARTiNEZ
; Fran~oi5 Cheva lierr Ul formlltioll des gnmds domaines au Méxique: Terre et société aux
XVle~XVI!e s¡ixles, París! Institut d!Etlmologie, 1952 "Travaux et Mémoires, 56" <
:2 8
y pequeños arrendatarios indios con los esclavos, colonos y arrendata-
rios indígenas más0 rnenosarraigados en Ios-latiftmdia de las provincias
imperiales, y trazar un paralelo entre los hacendados y aquellos gran-
des propietarios del Bajo Imperio, cuyos poderes sobre sus servidores
sobrepasaban de manera singular las relaciones de orden puramente
económico". Yconcluía: "no es ilícito pensar que ciertas partes del im-
perio romano hayan podido ofrecer condiciones análogas cuando, en el
I
!
siglo rv, los intercambios disminuyeron y la vida tendió a concentrarse
en las grandes villce rurales".
I
Chevalier fue uno de los primeros historiadores modernos que re-
construyó piezas de la geograiía cultural de la Nueva España (o de cual-
quier etapa de la historia mexicana) o, si se prefiere, elementos de su
paisaje histórico. Su percepción de este paisaje se fundaba no sólo en lo
físico, como ese "medio iavorable a las grandes posesiones", sino las en
múltiples maniíestaciones de esa colonización que Chevalier calificó. de
extensiva y que se apoyó en concesiones de estancias, desarrollo decul-
tivos, multiphcación de ganados, hombres a caballo, acaparadores de
tierras, etcétera, hasta desembocar en la hacienda como unidad econó-
rrdca y social resultante. Con esa colonización entraron en1a'geogffiíía
novohispana diversas expresiones de la propiedad territorial, co~o los
linderos y las bardas, y también los apoyos materiales de la ganaderia,
como las estancias y los aguajes, a más de grandes unidades de produc-
ción, fuesen haciendas de labor, ingenios de azúcar o empresas deotro
tipo. "En los términos de la hacienda", concluía Chevalier, "fue donde
tendió a centrarse la vida local",
Pero en la geografía histórica mexicana hay otra veta no menos im-
portante que la reierida. Uno de los cultivadores más sólidos de la geo-
grafía cultural y de los estudios de paisaje, earl Ortwin Sauer, dedicó
parte de sus estudios a México y al Southwest desde por lo menos 1929,
y en 1941, al tiempo que difundía su fumoso "Foreword to historical
geography",' publicó un breve ensayo histórico-geográfico, "The per-
j
BERNARDO GARCiA MARTíNEZ
e Por ejemplo r de esta misma época, Cad O. Sauer, Colima ofNew Spain in the Síxteenth
:1 O
-
__ ~
EN BUSCA DE LA GEOGRAFíA HISTÓRICA
_ _-"'-c-_-=:'::-='''-'::'.::.:..c:..c:::-.==--=-='--'--'--'-'-= _
10 Robert C'Nest, The lviining Community of Northem New Spain: The Pmal Mining
grupas indígenas de México, México, Imprenta del Museo Nacional de Arqueología, Histo-
fia y Etnograña, 1928. (ook inició sus trabajos reconociendo la deuda intelectual que te-
nía con Mendizábalr quien también había estudiado "Teotlalpan", o sea el valle del Mez-
quital.
George M. McBríde, The L/lnri Systems of Mexíco, New York, American Geographi-
ca! Society, 1923.
3 :2
EN BUSCA DE LJ>, GEOGRAFíA HISTÓRICA
IS Alejandra Moreno Toscano. Geografia económica de México (sigla XVI), México, El Co-
legio de México, 1968. Véanse también sus artículos 'Tres problemas en la geografía del
maíz 0600-1624),', y IiToponinúa y análisis histórico", en Historia Mexicana, Xlv:4 f561
(abril-junio 1965). 631-655, YXIX:] [731 (julio-septiembre 1969), 1-10.
10 Jean Revel-Mouroz, Aménagcment et colonisatían dll tropique humide mexicain, París,
:; :1
~~~--~~---------------------
nómica, pero poco tuvieron gue ofrecer desde el punto de vista del análisis geográfico.
En el estudio más relevante de ese género apareció una frase reveladora que sintetiza
toda un concepción (o falta de concepción) del espacio: "México es un país en el que la
geografía conspira contra [a econornia'!: John H. Coatsworth, El impacto económico de los
ferrocalTl'les en el porfirinto, México,SEP, 1976, 2 vals. "SepSetentas, 271"272". La dta en i:17.
Otro estudio, el de Peter Rees, no se limitó a los ferrocarriles pero también fue representa-
tivo de la producción de la época: Peter Rees, Transportes y comercio entre México .ti Vera-
cruz (1519-1910), México, SEr, 1976 /lSepSetentas, 304". Como muchos de los estudios pu-
blicados en esta colección, en ambos casos se trataba de tesis doctorales norteamericanas
muy recientes, traducidas y publícadas por prírnera vez en, español. Más sofisticados
desde el punto de vista analítico, aunque sumamente breves, fueron dos ensayos ínclui-
dos en un volumen formado en homenaje a Robert West: uno del mismo Rees, "Railroads
and the development of the llrban hierarchy in 19'h century Eastern Mexico", y otro de
John J. Winberry, ¡'Development oi the Mexican railroad system", ambos en HistoriCllI
Geogtaphy ol Latin Ameríct/: Papas in Hollor ol Robert C. West, William V. Davidson y James
J. Parsons, comps. Batan Rouge, LOUlsiana State University, 1980 "Geoscience and Man,
21",111"133.
Pi En este punto debe destacarse nuevamente el trabajo de Alejandra Moreno, quien
3 4
r
t
t'
:3 5
ScR\'1ARDO GA.RcíA MART1NEz
--'--- ---- - - - - - _ : = - - - - - - -
!l Claude Morin, Micltoacán en [a Nueva España del siglo XVll!: Crecimiento y desigualdad
:3 1>
EN BUSCA DE LA GEOGRAFíA HiSTÓRICA
¡; Erie Van Young, Hacienda cmd lt.'Úlrket in lS¡J, Century Mexico: 1IleK""iU t,,"mrJmY
GUaiÍafa)ara Region (16i5~1820), Berkeley, University of Calliomia Press, Véase pre-
cedentes de este trabajo en "Urban market and hinterland: Guadalajara and its region in
the 18th cenruryf/, en Hispanic A.merican Historical Rt'l..'iew, lix:4 (noviembre 1979), 593-635.
~l Bernard H. Slicher van Bath: BCZlolking en eamomie in NieU"¡J) Spanje (at.1570-1S0OJ,
Amsterdam, North HoUand Publishing Co" 1981. Algunos de sus planteamientos pue-
den verse en "Dos modelos referidos a la relación entre pobladón y economía en Nueva
España y Perú durante la época eolorüal", en Empresarios, indios y estado: Perfil de la eco·
110m/a mexicana (siglo XFlllJ, 'Arij Ollweneel y Cristina Torales Pach.eco, coords. Amster c
dam, CEOLA, 1988 "Latin America 5tudies, 45",15-44, Cfr, el libro de Arij Ouweneel que
se comenta mas adelante.
:3 7
b _
BERf~ARDO GARCíA ;'\r'\,Á,RT¡NEZ
,----
l:j Adicionalmente, entre 1972 y 1982 Peter Gerhard publicó sus tres imprescindibles
y bien conocidos volúmenes de recopilación y sistematización de datos básicos y de
fuentes para la geografía colonial, ordenados por jurisdicciones políticas. Y aunque diji-
mos no ocuparnos del periodo prehispánico, tomemos nota, por su importancía, enfoque
global y tratamiento de ciertos temas coloniales, de una compílacíón realizada por Tho-
lJ'.as E. Lee Jr. y Carlos Navarrete, Mesoamerícan Commllnication Routes and Cultural Con-
faeis (Pravo, Brigham Young University, 1978 "Papers of the New WorJd Archaeological
Foundation,40/!),
:" Véase Brian Ham"'1ett, Roots ofIl1slIrgency: Mexican Regions (1750-1824), Cambridge,
Cambridge Universüy Press, 1986,
l :3 11
-------------------_. --
E~ BUSCó" DE L.A GEOGRAFíA HlSTÓRICA
E Social Fllbric and Spatial 5tntcture in Colanial Latin America, David]. Robinson, comp.
der, WestvieVi Press, 1982 "Dellplain Latín American Studies. 10". El autor estudió con
detenim.iento la dinámica de la integración regional y las variaciones espaciaies en los
3 <}
•
4 II
E1'-1 BUSCA DE lA GEOGRAFíA HiSTÓRICA
frente al problema de tener que adaptar para sus propios fines el siste-
ma Lndígena de lugares centrales". Trautmann no lo hizo explícito, pero
estaba introduciendo en el terreno mexicano una de las más relevantes
aportaciones de la geografía alemana, las teorías de lugar central de
Waiter ChristaHer y August Losch. También ensayó la aplicación de al-
gunos otros modelos para ayudar a entender procesos como poblaJI'jen-
to, movilidad de grupos sociales y expansión de las haciendas, e incor-
poró eshldios detallados de redes (de comunicaciones e hidrografía) y
de áreas (regiones, uso del suelo, zonas de cultivo).
La aportación de Trautmann fue muy importante, y si no se le reci-
bió con el entusiasmo que pudo haberse esperado es porque, dentro del
contexto mexicano, estaba adelantada a su tiempo. Desde luego estable-
cía un patrón más sofisticado de lenguaje cartográfico, del que pocos
podían partícipar.~ Pero sobre todo planteaba interrogantes muy nue-
vas y apuntaba, como pocos lo habían hecho antes, a encontrar las más
profundas transformaciones del espacio no en lo visible, sino en lo es-
tmctural o lo funciona!. Podía avizorarse, aden'.as, que la geografía co-
lonial habia vivido en el siglo XVI] cambios mucho más intensos y sig-
nificativos de lo que se había pensado.
Para entender más ampliamente el significado de lo que estaba ocu-
rriendo en la geografía histórica hay que tener presente que las teorlas
de lugar central, matizadas y enriquecidas, fueron cruciales en el desa-
"J Sin embargo, la sola cartograHa no bastaba para convertir a una obra en aportación
significativa pilra la geografía histórica, Considérese como ejemplo de esto a dos traba-
jos bastante afines y sólidos, uno de ellos emanado del propIO grupo alemán Yel otro afín
a la escuela de West, ricos en mapas pero geográficamente menos inspirados, que apare-
cieron por los mismos anos: Hanns Frem: A1ilpa y hadenda: Tenencia de la tierfa indígena y
espaiJoi¡¡ en L1 Cllenca del alto Atoyac, Puebla, México (1520-1650), Wlesbaclen, Franz Steiner
Verlag, 1978, y Jack A. Licare, Creatiqn of alv1exiam Landscapc Territorial Organizatüm and
S~~ttlcmi.'nt in ¡he Eflstern Puebla Basú¡ <1520-1605), Chicago, Univer:sity oí Chicago, 1981.
Este último destacaba conceptos de paisaje cultural que, comparativamente, podían pa-
I
recer bastante gastados; también participó en el volumen de homenaje a Robert West ci-
I
tado mi:; arriba.
¡
I
4 1
BERNARDO Gr\RcÍA MARTiNEZ
... ~- ~-~- ---~----~~=--
JI Ross Hassig, Trade, Tribute and Transportation: The Sixteenth+Century Polítical Econo-
4 :!
____ EN BUSCA DE LA GEOGRAFíA, HiSTÓRiCA
.~~~~~=~==c__ __
mas geográficos_ Así, procuró tener presentes las perspectivas moder-
nas de b gcografia al escribir Los pueblos de la Sierra, publicado en 1987.3:!
Este libro tuvo su fundamento en el estudio delaltepetl y con ello rescató
un concepto de gran signifícación política y espacia! hasta entonces vir- i
tualmente ignorado por la historiografía." Al reconocer la ímportancia
fundamental del altepetl como base de la organización política precolo-
nial fue posible ver de qué manera el desarrollo de los pueblos de indios
como entidades corporativas estuvo ligado a los cambios en su estructu-
I
ra espacial. Para lograrlo fue importante destacar las implicaciones de
la centralidad, rasgo funcional muy ímportante en algunos sistemas es-
paciales y que, en el caso de los pueblos, se acentuó con la dominación
española, que produjo una profunda redefutición de centros y límites.
Dentro de ese proceso general, los conflictos entre cabeceras y sujetos,
tan relevantes en la historia de los indios a partir del siglo XVlI, mantu-
vieron al espacio rural en movimiento, rediseñándolo constantemente.
Así, fue sobre todo a partir de 1650 que se formó el paisaje indígena que
habría de subsistir casi hasta el presente. Con el enfoque propuesto en
este libro ha sido posible emprender estudios slmilares desde la pers-
pectiva de otras áreas, como Yucatán, el valle de Toluca, TIaxcala y Mi-
choacán? Además, quien escribe ha ofrecido otros estudIos sobre di-
versos tipos de localidades rurales, como los pueblos de castas y los
poblados de hacienda, en los que añade datos y consideraciones que
31 Bemardo Garcia Martí~ezl Los pueblos de la Sierra: El poder Yel espacio entre los indios
de! norte de Puebla hasta 1700, México, El Colegio de México, 1987.
lJ Charles GibsOTI, James Lockhart, y algunos otros, siguiendo líneas independientes
blas y caciques yucatecas (1550~1580), México, El Colegio de México, 1993. Los relativos al
valle de Toluca aparecerán pronto; puede verse, entre tanto, una primera versión: Leo-
poido Carcia Castro, "los Dueblos otomianos: Una continuidad convenida (siglos xv-
.\:\1¡)", tesis de doctorado ed historia, El Colegio de México, 1996. Otros trabajos aún no
se han concluido,
4 :1
BERNARDO GARCiA MARTiNEZ
munity 01 Colonial Mexieo: Fifteen Essays on Land Tenure, Corpcrate Organízations, ldeology
and Village Polities, Arij Ouweneel y Simon Miller, comps, Amsterdam, CEDLA, 1990 «Latin
America Studies, 58,), 103~116; "Los poblados de hacienda: personajes olvidados en la
historia del México rural" en Cincuenta atias de historía en México, Alicia Hemández yMa-
I
nuel Miño, comps., México, El Colegio de México, 1991, í;331~370. En este trabajo observé
que la gran mayoría de los muchísimos estudios dedícados a las haciendas mexicanas,
cuyos temas principales eran el trabajo y el capital, no se interesaban en 10 absoluto por
aspectos básicos de su organízadón espacial, y a menudo ni siquiera por su localización.
Jó Arij Ouweneel, Onderbroken groei in Andhuac: De ecologisehe achtergrond van onhvik-
4 4
EN BUSCA DE LA GEOGRAFíA HISTÓRiCA
4 ;;
-.¡¡¡W,,' :- _
BERNARDO
3lI Por ejemplo, Juan Luis Sariego (Enclaves y minerales en el Norte de México: Historia
social de los mineros de Cananea y NuC"ua Rosita (1900-1970), México, OESAS, 1988) propor~
cionaba elementos útiles para la caracterización de un tipo particular de asentamiento
humano, el pueblo-empresa, y para el análL<;is de algunos rasgos de la estructura espa-
dal del Norte en la primera mitad del presente siglo, pero dejaba sin explotar la riqueza
geográfica de su material. Tomar en cuenta ClíIton Kroeber, Man, Land, and Water: Mexi-
co's Fannlrmd Irrigation Policics (1885-1911), Berkeley, University of California Press, 1983.
4 6
---.--------------""'l' --
:: :",' bUSC,-<\ DE LA GEOGRAFíA HISTÓRJCA
geográficos era una ocurrencia rara. La historia regional -o tal vez sea
mejor decir otm cistoria regional- había adquirido gran difusión enMé--
xico, y sus aportaciones, algunas de gran calidad, se contaban por dece-
nas, pero había permanecido muy ciega ante la problemática espacial en
general. No es que se le eche en cara el no haber seguido las corrientes
o las modas en boga en la ciencia del espacio, ya que no tenía por qué
hacerlo, pero la historia regional se cultivaba sin conciencia de las herra-
mientas conceptuales de análisis que brindaba la geografía moderna;
era, como dirían muchos geógrafos, una historia regional teóricamente
desinformada. A lo más, algunos autores se habían detenido a discutir
el concepto de región y la validez de los estudIos regionales en el con-
texto global de la historiografía, pero rara vez sustentaban sus conclu-
siones en investigaciones empíricas de las expresiones espaciales de la
historia regional. La meta de la historia regional, en muchos casos, era
meramente comparativa, o la de confrontar o redefinir las generaliza-
ciones que se hadan sobre la nación como conjunto. Desde luego que
eso era inlportante, pero las obras emprendidas con ese propósito
(obras, por cierto, sin cartografía, con mapas de adorno o con simples
croquis de localización) quedaban fuera de lugar en el terreno de la geo-
grana histórica.Jg
Llevando un paso adelante el segundo balance que hemos hecho,
nos topamos con varias situaciones que se presentaron alrededor de
1990 y que apuntaban a la conformación de una especie de puente hacia
un estadio posterior en el desarrollo de la geografía histórica mexicana.
Como anticipo de algunos pánafos que nos llevarán después a la con-
düsión de este articulo, examinemos ahora esas situaciones, que pue-
den resumirse en Cllatro:
4 7
_._---------~,_.
BERNARDO GARCíA MARTfNEZ
sea) a los linderos políticos y por hacer competir a los estados en cuanto a logros en este
terreno sigue alimentando los ÚTIpetus de muchos historiadores mexicanos hasta el día
de hoy.
40 Su primer paso fue una aguda crítica de la historia regional: Erie Van Young, "Ha~
Diego, Center far U.S.~Mexican Studies, 1992. Dos artículos merecen destacarse en esta
compilación por sus aportaciones a la comprensión del siglo XIX, el menos atendido por
la perspectiva geográfica: Pedro Pérez Herrero, "Regional Conformation in Mexico
(1700-1850): Models and Hypotheses", ]]7-144, y Mario Cerutti, "Monterrey and its ám-
bito regional (1850~ 1910): Historical context and methodological recommendations", 145~
165. Una versión española del primero de éstos apareció casi al mismo tiempo en otro vo~
lumen, de tono más teórico, compilado por el propio Pérez Herrero (cuya especialidad
fundamental es la historia económica): Historia y región (1750~1850): Métodos de análisis re-
gional, Pedro Pérez Herrero, comp. México, Instituto Mora/Universidad Autónoma Me-
tropolitana, 1991. Junto a la obra de Cerutti, téngase presente la de Juan Carlos Grosso y
Juan Carlos Garavaglia entre las de otros autores de historia económica interesados en
los aspectos espaciales.
4 !l
EN BUSCA DE LA GEOGRAFíA HfSTÓRICA
u Micnael M. Swann, Migr~nts in ¡he Me..viaJn North: Mobiliiy, úcmomy ami Sodety in
aColonial íllorid. 30uider, i/vestview Press, 1989 "Dellplainl.atin American Studíesf 24".
<3 Chantal CrarnausseL Primera pdgi1Ui de historia colonial chihuahutnse: La provincia de
Chiliuahua duríng the first half of the 18th centurv", en In Quest of Mineral Weaith:
Abon~~i!ia{ ¡¡na CDh;mal Miniflg and Metal1urg-¡J in Spanish America, Alan K. Craig YRobert
I
C. '.vest, comps. Batan Rouge, Louisiana State University; 1994 "Geosdence and Man,
33", 171~204.
I
'9
j
_~ BERNAROC) GA Re iA M.A.:.:R::T..:.iN:.:.=E"-Z o
4., AJfred R Siemens, Betwee;t the Summit and the Sea: Central Veracruz in the 191• Cen-
tury, Vancouver, University oI British Columbia Press, 1990.
4ó Abundando sobre los temas descuídados, también debe tomarse en cuenta un libro
reciente de Sandra Kuntz por su aportación a la historia del siglo XIX y a una de las temá~
ticas que menos se han beneficiado de la geografía histórica. No se guió por un enfoque
espaciaL pero sí supo percibir los rasgos estructurales de la red ferroviaria mexicana y
cuestionar la aseveración errónea pero generalmente aceptada de que esa red se tejió en
función de las comunicaciones con Estados Unidos. Sandra Kuntz Ficker, Empresa extran~
jera y mercado interno: El Ferrocarril Central Mexicano (1880-1907), México, El Colegío de
México, 1995. Norte precan'o: Poblamiento y colonización en el Norte de México 0760-1940),
de Luis Aboites (México, El Colegio de México, 1995), fue una obra coetánea que combi-
nó con gran acierto los atributos de una síntesis global con los de un estudio pormenori-
zado, pero sacó menos provecho de las posibilidades de análisis espacial que tuvo ante
si. El autor de estas líneas publicó en 1992 Las carreteras de México (1892-1992) (México,
Secretaría de Comunicaciones y Transportes), primera versión de una historia que puso
5 O
•
;5 1
I
______________
88 RNA RDO GARC íA M-"A-"Rc:Tc-:íN-,-'8"Z'---- _
and Econornic Views in Central Mexico 0550~ 1600}", en 77re ¡mUan Community of Colonial
Mexico: F~ftefN Essays on umd Tenllre, Corporate Organizations, ldeology and Village Politics,
5 :2
------------------------
va europeo (yen la obra de SIicher van Bath), pero le extrae más bien
conceptos que imágenes. Con e1105 abre el camino a una revolución en
el entendimiento de la constmcción espacial del México colonial frente
a las estmcturas heredadas del pasado prehispánico. Hoekstra explica
cómo las relaciones sociales y de poder pasaron de un sistema de asocia-
ción personal o Personenverband a otro de asociación territorial o Territo-
riaiverband. Al mencionar esto se reconoce un proceso vivido en algunas
regiones de Europa en el tránsito del sistema feudal al estado monárqui-
co, pero lo que nos interesa es que algo comparable ocurrió en Meso-
améTica. Los conquistadores encontraron que la delimitación de un es-
pacio político o social estaba determinada por la presencia o ausencia de
personas o grupos que participaban del lazo de asociación, y no por el
trazo de límites o linderos sobre el terreno. Estos eran difusos o tendían
a estar entremezclados, según la ubicación de los participantes de uno
u otro lazo poHtico. Los españoles pudieron adaptar algunas institucio-
nes coloniales a esa realidad. La encom.ienda, por ejemplo, pudo anclar-
se bien en principios de asociación personal, y no en balde se han per-
cibido en ella tintes feudales. Pero el proyecto colonial que finalmente
se impuso fue de corte más moderno, en términos europeos, e lmplicó
la adopción de un sistema de asociación territorial. El asunto era de la
mayor importancia, ya que de no lograrse ese cambio el aparato políti-
co y social de la colonia podría resultar inestable o incongruente. El go-
bierno colonial procedió a configurar jurisdicciones o circunscripciones
basándose en la deúnición de territorios exclusivos dentro de cada uno
de los cuales toda la población quedaba sujeta a un lazo político común.
Para lograrlo tuvo que propiciar ciertos desplazamientos de la pobla-
ción! y 25 en este contexto que se emprendieron las congregaciones y la
reestructuración de las unidades políticas indígenas.~
Arij o-l1i'leneel y Siman h-'filler, comps. Amsterdam, CEDL,!,., 1990 "Latin America Studies,
5S"'.. 60-%;fil10 'vVorids Mergillg: The Transfarmation of Society in (he VaUey of Puebla (1570-
16401, Amsterdam, CEDU., 1993 "Latin America Studies, 69", Téngase en cuenta también
~'-Profít rram the wastelands: Social change and the farmation oi haciendas in tIte valley
oi Puebla U570-1NO)", en European Reviro ol Latín A.merican ana Carlvcean Sfudies, 52
bep. 1992),91-123.
'" Encuentro en lo ,1nterioT una confirmación del Droceso examinado en mi va citado
libro Los ~1,'[t'N(1s de la Sú:rra. Era necesaria la CDnÍorrna~ión de centros yli:mites q¿e pemú-
BERNARDO GARCiA MARTiNEZ
tieran ordenar y visualizar Jos elementos del espacio social de un modo congruente con
el modo de pensar de los españoles y con las instituciones que finalmente habrian de per-
manecer. La evolución del altepetl prehispánico al pueblo de indios colonial corrió pare-
ja con la trasposición de un sistema a otro. La demarcación de corregimientos y parro-
quias obedeció al mismo razonamiento y a la misma necesidad: dot~r a los pueblos de
Índios de una expresión territorial comprensible para el sistema colonial y acorde con su
funcionalidad. Por su parte, los cabildos españoles se fundaron sobre bases de asociación
personal y pretendieron extender su íurisdicdón sobre sus vecinos independientemente
de dónde residieran, lo que fue muy claro en la primera mitad del siglo XVI. Frente a ello
contrastó la estructura manifiestamente territorial de las jurisdicciones civiles, cuya con-
solidación fue rápida y definitiva.
.5 '1
~!".i :3USCA DE ',,4 GEOGRf'l.FiA HfSTORICA
': Para una exposición más detenida de los temas tocados en este párrafo, véase Ber~
Dardo Carda .1'vbrtínez, "'Jurisdicdón y propiedad: Una distinción fundamental en la his-
toria de Jos pueblos de indios del lvféxico colonial", en European RerJiewofÚ1~ill American
muz' (ariobean 5tudics, 53 (diciembre 1992),47-60; "Los caminos del ganado y las cercas de
las haciendas: Un caso para ei estudio del desarrollo de la propiedad rural en México",
en Historia y GraNa. 5 (995), 13-29.
" El poblamiento dc México: Una cisión histórico~áemagráfica, México, Consejo Nacional
de Población. 1993. El segundo tomo, dedicado a la época colonial, fue coordinado por
qUIen ('sto escribe.
5 5
BERNARDO CAPelA MARTíNEZ
;o Ralph H. Brown, Histarical Geography ai the United States, New York,~Harcourt Braee
I S 6
l _
EN BUSCA DE LA GEOGRAFíA HiSTÓRiCA
---- -----
Memorias del III Simposio Panamericano deHistoria, México, Instituto Panamericano de Geo-
grafía e Historia, 83-100. En prensa se halla "El espacio del (des)encuentro",.que será pu-
blicado por El Colegio de la Frontera Norte y el Instituto de Investigaciones Históricas
de la Universidad Autónoma de Tamaulipas en el curso del presente año. Ofrezco pun-
tos de vista complementarios en ''Desarrollo regíonal y otros temas de geografía históri-
ca", nueva visión de conjunto que fannará parte de una Hístoria económica general de Mé~
xico, coordinada por Enrique Semo y patrocinada por la Facultad de Economía de la
I!
UNAM, de próxima aparición.
5 7
j
Estructura básica de la geografía de México
5 8