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EL NEGOCIANTE Y SU MASCOTA

CUENTO

Había una vez un negociante que compraba animales para ser sacrificados en el camal, y un día
cuando caminaba por las alturas de la puna del distrito de Yanas, buscando animales para comprar
y revender vio un pequeño zorro en un hueco de una roca e inmediatamente trató de atraparlo. En
el intento logró cogerlo y le puso un nombre “te irás y nunca volverás”. Desde ese entonces, el
negociante andaba por todas partes acompañado de su pequeño perrito. El zorrito a medida que
iba creciendo tenía mucha hambre, deseaba comer carne y el negociante se preocupaba por
alimentarlo, un día salió temprano de su casa acompañado por el zorro ya todo un cachorro y de
pronto vio una gallina que andaba por la puerta de la casa de su vecina, ¡Eh cachorro anda atrapa a
la gallina y devóralo!, el zorro obedeció al amo y se acostumbró a cazar y devorar animales como:
ovejas, gallinas, conejos, cuyes, etc.

A partir de ese entonces, el negociante ya no salía a buscar animales para comprar, solo mandaba a
su mascota para cazar, atrapar animales y este zorro lo hacía llegar sano al animal a la casa de su
amo de donde sea. El zorro astuto hacía mucho perjuicio a la vecindad, siempre se perdían sus
animales y se preguntaban los dueños: ¿Qué es lo que estaba pasando con nuestros animales? Un
día un vecino se fue a juntar sus ovejas al campo y allí encontró al zorro devorando un pequeño
cordero. Circunstancia en que se da cuenta el dueño que este zorro se lo comía a sus animales,
molesto y enfadado empieza a corretear al zorro con sus perros pastores y el zorro bandido se
escapó y metió a la casa de su dueño que era el negociante.

Una vez que llegó a la casa del negociante el dueño del cordero dio cuenta del hecho y le dijo: tu
perro siempre se come a mis corderos y el día de hoy he comprobado, yo pensé que el zorro se lo
devoraba mis animales y no era el zorro, sino era su perro, porque cuando le hemos perseguido con
mis perros pastores pensando que era zorro, ese supuesto zorro se vino directo a la casa de Ud. Y
ahí se metió. Ahora Señor. Ud. Me tiene que reconocer por daños y perjuicios ocasionados por su
perro – El negociante le contestó no es mi perro. No sé de donde habrá venido. No puedo asumir la
responsabilidad de reconocerte porque sencillamente no es mi perro, será tal vez algún perro
mostrenco que anda de casa en casa. Investiga de quién es ese perro ladrón.

Luego, de este hecho pasó unos días, otro vecino encontró matando y devorando a sus cuyes en su
casa y el zorro inmediatamente se zafó y de frente se fue a la casa del negociante y el vecino se
acercó a la casa y le dijo: tu perro se comió mis cuyes y el hombre negaba diciendo ¿Cómo puede
ser mi perro? No le creo. Todos vienen a acusarme que es mi perro. ¿Qué pruebas tiene Ud.? Señor
hace un rato Yo mismo lo he encontrado en el acto y ¿Por qué no lo ha tomado foto? ¿Dónde está
las evidencias? Ud. me está calumniando. Estás levantando falsos testimonios. Puesto que, Ud. Se
niega y no quiere reconocer los perjuicios nos pondremos de acuerdo la vecindad y mataremos a su
perro.

Con tanta amenaza de los vecinos el negociante decidió vender a su mascota, cuando un día estaba
caminando por las alturas con su perro que era el zorro y de pronto se encuentra con un pastor que
pastoreaba sus ovejas y este pastor le pregunta al negociante: ¿No quisieras vender tu perro? No le
respondió el negociante.

¡Cómo te voy a vender a mi fiel compañero! El pastor insiste convencerlo ¡véndemelo! O te cambio
con mi oveja, El hombrecito no quería de tanto pensar respondió: Si me das 10 carneros por mi
perro te lo dejo. Emocionado el pastor aceptó darle 10 ovejas sin saber que era un zorro y se compró
su perro. No contento con eso volvió a preguntar - ¿Cuál es su nombre de tu perro? – El negociante
le respondió: “Te irás y nunca volverás” El negociante se fue contento con las ovejas y un día el
pastor le soltó a su perro y este perro se fue buscando a su dueño y el pastor desesperado y triste
llamaba a su perro diciendo: “Te irás y nunca volverás”, “Te irás y nunca volverás” y nunca más
volvió el perro y el pastor lloraba y lloraba su mala suerte de que hizo mala compra y se lamentó de
que perdió sus 10 carneros.

Fin

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