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LUDOPATÍA

1. CONCEPTO
Es una patología que consiste en la alteración progresiva del comportamiento por la que el individuo
experimenta una necesidad incontrolable de jugar, por encima de cualquier consecuencia negativa.
Está reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud y por la Asociación
Americana de Psiquiatría (APA). La ludopatía se produce en los juegos que tienen capacidad
adictiva, que son aquellos en los que transcurre poco tiempo entre la apuesta y el premio conseguido.
Jerónimo Saiz, miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y patrono de
la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, explica que “el juego asociado a la ludopatía
es el que tiene lugar en bingos casinos y juegos online”. Según el especialista, “el ludópata es como
un drogodependiente que necesita el juego y hace lo que sea por jugar, es decir, convierte el juego
en una primera necesidad urgente”.
La Federación española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) añade que el juego es patológico
cuando la persona piensa, vive y actúa en función del mismo, dejando de lado o en un segundo
escalón otros objetivos y necesidades. Aunque la ludopatía sea una adicción que no tiene como
referencia material una sustancia, el ludópata presenta los mismos rasgos que un adicto:
Repetición de una conducta o acción que resulta placentera y aumento de su frecuencia para obtener
los efectos deseados. Diferentes sustancias químicas, como la dopamina y las endorfinas, actúan
como estimulantes y refuerzan las conductas patológicas.
Pérdida de control de la persona derivada del fallo de los mecanismos cerebrales de inhibición de la
conducta.
Aparición del síndrome de abstinencia si se interrumpe el hábito.
2. CAUSAS
La ludopatía no tiene una relación directa con ninguna causa concreta, sino que es un conjunto de
factores lo que puede conducir a desarrollar un trastorno de juego patológico. Aunque es una
enfermedad que se desarrolla de forma diferente en función de la predisposición y el entorno del
individuo, se establecen diferentes factores de riesgo:
2.1. Genética

Parece que la dotación genética influye en la ludopatía, ya que se ha constatado que los hijos
de padres jugadores tienen mayor riesgo de acabar siendo ludópatas que los hijos de
personas no jugadoras. No obstante, el juego no es un rasgo físico o psíquico que se
transmita de padres a hijos, sino que lo que el hijo hereda es una cierta propensión a hacerse
adicto en caso de exponerse al juego.

2.2. Entorno familiar y social


El entorno más directo (padres y educadores) representa el modelo de aprendizaje e
imitación de muchos jóvenes. Si se fomenta el juego sin restricción o se practica como un
hábito normal dentro del entorno, existe el riesgo de que más adelante el joven se convierta
en un jugador patológico. Por otro lado, el entorno social (amistades y grupos sociales en
general), unido a un problema o falta de asertividad, también puede suponer un factor de
riesgo.

2.3. Problemas psicológicos y sociales

Las personas que estén pasando por momentos de inestabilidad psicológica o que tenga
problemas personales y sociales representan un grupo de riesgo importante a la hora de
desarrollar ludopatía. El juego puede servir de escape para huir de la realidad y acabar
convirtiéndose en un hábito patológico necesario.

2.4. Estructura del juego y publicidad


La mayoría de las formas de juego que pueden causar ludopatía; máquinas tragaperras,
bingo, juegos de casino, etcétera, tienen un componente adictivo que se basa en la repetición
de una conducta que se premia y que crea expectativas de ser premiada. Según Nieves
Andrés, psicóloga, terapeuta de conducta y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de
Castilla y León, “además de que muchos juegos están pensados para enganchar, si los
jugadores asocian ese hábito a momentos determinados, como una pausa para tomarse el
café o cualquier tipo de ocio y disfrute, se refuerza la acción de jugar y se puede llegar a
convertir en una necesidad”.
En algunos casos, existe publicidad que se lanza de forma constante y que refuerza la idea
de que el juego puede ser un medio para resolver problemas económicos y otro tipo de
situaciones conflictivas derivadas de la escasez económica.

3. SÍNTOMAS
La ludopatía se manifiesta a través de las consecuencias que derivan del juego patológico. Según
Saiz, se hace visible a raíz de los cambios que el juego produce en los hábitos y conducta de los
jugadores, que comienzan un período de autodestrucción. Los signos que pueden indicar un caso de
ludopatía son:
Abandono de la vida laboral y social: Según explica Saiz, el juego empieza a ocupar un lugar
preponderante en la vida de los individuos, que comienzan a despreocuparse de su vida laboral y de
sus relaciones sociales. La pasividad repentina y la conducta excesivamente reservada, asociadas
a factores como que la persona acuda de forma frecuente al casino o que esté constantemente
apostando en internet, pueden indicar un caso de juego patológico.
Problemas económicos: Gastos imprevistos, préstamos, falta de dinero, etcétera. Todo esto hace que
el individuo pueda recurrir a la mentira para eludir responsabilidades y ocultar las consecuencias
derivadas de su ludopatía.
Trastornos de ansiedad y depresión: El ludópata tiene necesidad de seguir apostando, a pesar del
daño que le hace. Su mente está preocupada por las apuestas, en obtener fórmulas para ganar y en
conseguir dinero para apostar. Todo esto, unido al hecho de que en muchas ocasiones el ludópata no
tiene acceso al juego, puede provocar trastornos de ansiedad. Por otro lado, el conjunto de problemas
económicos, mentiras acumuladas, deterioro de las relaciones sociales y familiares y el resto de
situaciones conflictivas que conlleva el juego patológico pueden conducir a una depresión.
Cambios en la personalidad: Los problemas derivados de la ludopatía y la necesidad constante de
jugar pueden producir cambios en la conducta, como irritabilidad, falta de comunicación o, incluso,
agresividad.
4. PREVENCIÓN
En muchas sociedades el juego está considerado como un acto socialmente aceptado y forma parte
de la cotidianidad. Una de las claves para prevenir la ludopatía es encontrar el límite entre el juego
sano como actividad de ocio y el juego patológico o perjudicial; para ello son necesarias
la información y la comunicación. Encontrar alternativas de ocio y mantener una vida ocupada
también pueden ser una forma de prevención.

5. TIPOS
Los tipos de ludopatía se determinan en función de la forma de juego a la que se enganche el
individuo. Cada juego tiene su propia estructura y componente adictivo:
5.1. Máquinas tragaperras: Su componente adictivo se basa en reforzar la conducta a través
de premios. El individuo introduce una moneda y la máquina le premia esa conducta; aunque
en la mayoría de ocasiones no se obtiene ninguna recompensa, siempre que la máquina
otorgue algún premio reforzará la conducta de echar la moneda. También sigue otras
estrategias visuales y auditivas, como la música reclamo.
5.2. Juegos de azar: Aunque en este tipo de juegos (lotería, bingo, apuestas, etcétera) exista una
intermitencia del refuerzo de la conducta (dependiendo del tipo de juego, es difícil conseguir
un premio), se basan en el azar y la creación de expectativas, que en ocasiones se ven
cumplidas y premian la conducta.
5.3. Juegos de rol: Responde a un tipo de juego patológico que se aleja, en cierto grado, del
perfil del ludópata tradicional. El principal componente adictivo de los juegos de rol es
la huida de la realidad que ofrecen. Aunque quizá no se den los problemas económicos que
acarrean otros tipos de ludopatía, causa el mismo deterioro y problemas personales y
sociales que el resto.

6. DIAGNÓSTICO
El diagnóstico de la ludopatía es posible a raíz de las consecuencias y síntomas del juego patológico.
Nieves Andrés explica que lo más habitual es diagnosticar ludopatía cuando el grado de enfermedad
es tal que ya existen consecuencias importantes derivadas de los malos hábitos (deudas que se
acumulan, mentiras, acudir frecuentemente a casinos y lugares donde se puede jugar, etcétera).
La evolución y el diagnóstico de la enfermedad, afirma Jerónimo Saiz, “es como entrar en una espiral
donde se juega más de lo debido”. La espiral comienza con tener problemas con el juego, lo que
acarrea problemas económicos y sociales, que a su vez desencadenan una serie de problemas
psicológicos, como trastornos de ansiedad y depresión.
7. TRATAMIENTOS
Para mejorar las posibilidades de éxito del tratamiento han de combinarse distintos tipos de terapias.
La terapia farmacológica es de gran utilidad, ya que los medicamentos ayudan a frenar los impulsos
y a manejar los sistemas de regulación de la conducta. Se pueden administrar fármacos inhibidores
selectivos de la recaptación de la serotonina, empleados también en el tratamiento de la depresión.
También se utiliza la naltrexona, un fármaco que frena la impulsividad.
Es necesario que los fármacos se acompañen de psicoterapia individual, cuyo objetivo es reforzar
las conductas positivas y suprimir las negativas. Saiz apunta que, para resolver un problema de
adicción, hay que reconocer el problema y querer resolverlo. El especialista explica que, a partir de
reconocer la situación y querer cambiarla, existen diferentes tipos de terapia donde la implicación
familiar y del entorno desempeñan un papel crucial. Una de las claves para tratar la ludopatía
es establecer un control externo, ya que no existe un control interno, a la hora de restringir el
dinero: evitar que el paciente ludópata vaya solo al banco, impedir que acuda a casinos, etcétera.
Además, muchas veces el juego sustituye carencias, por lo que hay que intentar reforzar ciertos
factores, como las habilidades sociales o la autoestima, para darle al individuo ese pilar que le falta
y que, de alguna manera, encuentra en el juego.

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