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cognitivo

En qué consiste la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

Terapia de Aceptación y Compromiso (o ACT) es una forma de análisis de comportamiento


que utiliza estrategias de aceptación y de pensamiento para ayudar a aumentar la
flexibilidad psicológica. Mientras que la terapia no se considera un tratamiento a largo
plazo, se considera útil en el tratamiento de depresión, ansiedad y otros trastornos
psicológicos.

La Terapia de Aceptación y Compromiso implica una serie de ejercicios prácticos para


hacer salir el poder y la importancia del daño emotivo, cognitivo y los procesos de
comportamiento. Su objetivo es ayudar a las personas a cambiar su relación con los
pensamientos negativos y sentimientos que están teniendo sobre sus vidas y en algunos
casos están afectando en gran medida su salud y bienestar.

Se posiciona en contra de la evitación experiencial, el intento de evitar o deshacerse de los


pensamientos desagradables no deseados y sentimientos, y ofrece una solución a largo
plazo para el futuro de la salud y la felicidad. Esto se aplica generalmente en sesiones con
los clientes o en grupos, en los que se utiliza metáforas, ejercicios de visualización y tareas
de comportamiento. El número y la duración de las sesiones dependerá en gran medida de
las necesidades de los participantes y de los métodos que practican del terapeuta. La
duración total del tratamiento debe ser relativamente corto, sin embargo este factor también
dependerá de cada caso.

La Terapia de Aceptación y Compromiso o ACT fundamenta sus bases teóricas en emplear


la aceptación, entendida como la capacidad humana de experimentar el aquí y el ahora en
los pensamientos, sentimientos, emociones, etc.

Esta capacidad de estar conscientes está unida al compromiso de llevar a cabo acciones
acordes con nuestros valores personales, así como a las estrategias de cambio necesarias
para aumentar nuestra flexibilidad psicológica.

La ACT sostiene que a la base de los problemas psicológicos se encuentra el lenguaje que
generamos, que nos produce pensamientos y sensaciones que vivimos como molestos.

El hecho de que estos problemas sean principalmente verbales, facilita que las personas
tendamos a luchar contra nuestros propios eventos privados y persistamos en ello a pesar de
que con frecuencia los resultados de tales luchas resulten contraproducentes.

Mediante metáforas, paradojas y ejercicios experienciales, los clientes de la ACT aprenden


a contactar con los pensamientos, sentimientos, recuerdos y sensaciones, tanto los temidos
y evitados como otros que surjan en el presente. Con esta terapia las personas aprenden la
habilidad de re-contextualizar estos eventos privados, les ayuda a clarificar lo que
realmente les importa en su vida, lo que en el fondo valoran, y adquieren el compromiso
con los cambios necesarios en la acción.

ACT tiene una filosofía de la vida que cuenta con el sufrimiento humano como una de las
condiciones. Para encontrar soluciones tenemos que pasar por un camino de sufrimiento.

El autoconocimiento es una de las cumbre humanas, pero también fuente de trastornos. El


lenguaje a veces es negativo nos lleva a la hiperreflexividad característica de algunos
trastornos.

ACT ofrece una alternativa psicopatológica en la figura del trastorno de evitación


experiencial.

ACT es una innovación terapéutica. ACT se propone desmantelar el sentido común sobre la
naturaleza del trastorno (y del sufrimiento), promover la orientación a la vida (a los valores)
en vez del ensañamiento contra los síntomas, dar de alta a la persona frente a sus propios
problemas.

Los clientes encuentren significado a su sufrimiento en el camino de responsabilidad hacia


el modo de vida que persiguen y llegar a aceptar, simplemente, su condición de seres
humanos.

El sufrimiento, en el sentido de volver sobre las penalidades de la vida tal como uno las
vive y/o poner en el presente un sufrimiento futuro.

El ser humano, aspirando a no sufrir nunca ni por nada, ha terminado propiciando sufrir
más y por más cosas.

El modelo de terapia ACT

Aunque la terapia de aceptación y compromiso no es un conjunto específico de técnicas,


hay seis procesos básicos empleados para establecer la flexibilidad psicológica. Cada una
de estas áreas se conceptualizan como una habilidad psicológica positiva para que los
individuos eviten o prevengan pensamientos y sentimientos negativos. ESTA TERAPIA SE
CENTRA EN LOS SIGUIENTES ASPECTOS:

Aceptación: Enseñada como una alternativa a la evitación experiencial, aceptación supone


tener en cuenta los sentimientos dolorosos y experiencias privadas sin tratar de cambiar su
frecuencia o forma. Se anima a los clientes de la terapia ACT para abrir voluntariamente y
dejar ir de su lucha interna con estos problemas no deseados. En esencia, esto puede ayudar
a aprender maneras de hacer frente a ellos.

Fusión cognitiva: También conocida como la separación emocional, se refiere a un conjunto


de técnicas que tratan de cambiar las funciones de los pensamientos y sentimientos
negativos y cómo afectan a un individuo. Procedimientos que pueden seguirse incluyen el
fomento del individuo para observar externamente sus problemas no deseados, dándole una
forma, tamaño, color, velocidad o forma. Por recontextualización de recuerdos y
experiencias incómodas, las personas pueden aprender a relacionarse con ellas de una
manera diferente, que no implique hacer ningún tipo de valor particular hacia ellos.

Ponerse en contacto con el momento presente: La terapia ACT anima a los clientes a ser
psicológicamente presentes, a hacer un esfuerzo consciente para conectar con lo que está
sucediendo en el aquí y ahora. Para que los individuos experimentan el mundo de forma
más directa que se piensa para hacer su comportamiento y pensamiento más flexible. Se
utiliza a menudo como una herramienta para las personas que describen los
acontecimientos actuales, en lugar de predecir y juzgarlos.

La auto observación: La terapia ACT considera a la mente como una combinación de dos
partes. Una parte es el “yo pensando”, que es responsable en una persona de sus
pensamientos, creencias, juicios y fantasías, mientras que la segunda parte:” el yo
observador” se ocupa de la atención y la conciencia. Esta última es la parte de la mente que
permite a los individuos a desarrollar habilidades de atención plena.

Valores: Los valores son las cualidades que los individuos han elegido para vivir, y son
esenciales para el desarrollo de los objetivos de la terapia. Existe gran variedad de
ejercicios que se utilizan para ayudar a los clientes a elegir una dirección en la vida en
diversos ámbitos, como la familia y la carrera, y la realización de éstas por lo general
proviene de la capacidad de un individuo para seguir a través de los procesos de aceptación,
de fusión y el contacto con el momento presente.

Las acciones comprometidas: La etapa final del modelo de terapia ACT consiste en el
establecimiento de objetivos concretos que sean consistentes con los valores elegidos de un
individuo. Se considera esencial que la persona que toma parte se comprometa a estos
objetivos con el fin de fomentar los cambios necesarios para descubrir un mayor sentido de
la vida, el bienestar y la plenitud. Este proceso consiste en elementos de la terapia
conductual tradicional, tales como la adquisición de habilidades, métodos que dan forma y
la fijación de objetivos. Estos esfuerzos de cambio de comportamiento, a su vez ayuda para
hacer frente a las barreras psicológicas que ya están contemplados en otros procesos de
terapia ACT.

La paradoja es vivir en un mundo más cómodo, más seguro, más preciso, muchísimo
menos doloroso y encontrarnos abrumados por el sufrimiento generado, precisamente, por
ese mundo diseñado para buscar la felicidad evitando el sufrimiento.

Consejos vitales en ACT

Compórtate de acuerdo con tus valores y luego te sentirás bien, en lugar de primero el
sentimiento de bienestar y luego actúa o haz tu vida.
Se asume que el sufrimiento es normal y que es una señal de que el cliente está muy cerca
delo que al cliente le importa.

Se asume que hay más vida en un momento de dolor que en un momento de alegría.

El terapeuta asume con sus pasos que todas las personas esperan aspiran sueñan y quieren
una vida más amplia, más rica y llena de significado.

¿Quién puede beneficiarse?

Terapia de Aceptación y Compromiso puede ser beneficiosa para una amplia gama de
personas. Para alterar la función más que la existencia de pensamientos y sentimientos
desagradables, e hace especialmente útil para ayudar a hacer frente a problemas como la
ansiedad, la depresión, los trastornos obsesivo-compulsivos, los traumas, el abuso de
sustancias, trastornos de la alimentación e incluso los síntomas psicóticos.

Los elementos de la atención plena de la terapia ACT también son eficaces para ayudar a
las personas a mejorar su rendimiento deportivo o en los negocios. En muchos modelos de
entrenamiento y terapia, la atención tiende a ser enseñada a través de la meditación, sin
embargo, la ACT emplea una gama de herramientas para enseñar estrategias de atención
plena diferentes. Esto hace que sea un enfoque más atractivo para los que quieren dominar
rápida y fácilmente la atención sin tener que meditar

«Necesito motivación para seguir trabajando», «sin amor no puedo seguir adelante» o
«tengo que garantizar que conseguiré lo que quiero para poder seguir adelante». Son frases
familiares que todos nos hemos dicho en alguna ocasión y que indican un profundo grado
de malestar. La terapia de aceptación y compromiso puede ayudarnos.

Las expresiones anteriores resultan perjudiciales y no ayudan a solucionar nuestros


problemas: implican que existe un requisito y que sin cumplirlo no podremos seguir
adelante. Estamos dando un valor causal explícito al contenido del pensamiento y del
sentimiento, además de estar señalando que algunos contenidos o eventos privados son
negativos.

La terapia de aceptación y compromiso (Acceptance and Commitment Therapy, ACT) no es


una nueva o reciente tecnología, aunque se trate de una terapia de tercera generación. Se ha
desarrollado a lo largo de casi veinticinco años, aunque su popularidad sí sea reciente.

La terapia de aceptación y compromiso es una forma de psicoterapia experiencial


conductual y cognitiva basada en la teoría del marco relacional del lenguaje y la cognición
humana. Representa una perspectiva sobre la psicopatología que enfatiza el papel de la
evitación experiencial, la fusión cognitiva, la ausencia o debilitamiento de los valores y la
rigidez o ineficacia conductual resultantes en la aparición y el curso de esta.
Según la terapia de aceptación y compromiso, uno de los problemas del paciente es que
confunde la solución con el problema. La persona afectada sigue un patrón de vida en el
que rehuye deliberadamente a los eventos privados (pensamientos y sensaciones) con
funciones verbales aversivas (catalogados como sufrimiento, malestar, ansiedad, depresión,
etc.) y así sólo consigue la amplificación de los síntomas.

¿Qué significa todo esto? El lector familiarizado en psicología comprenderá estos términos
sin problema. Sin embargo, puede resultar complicado para el resto de personas. Vamos a
intentar aclarar estos términos en la medida de lo posible.

Principios de la terapia de aceptación y compromiso

Evitación experiencial

El dolor es una parte inseparable de la vida humana, sin embargo el sufrimiento es «otro
cantar». Sentirnos mal es un estado que cualquiera de nosotros queremos evitar o, en caso
de ya estar instalados en él, escapar. Así, nos empleamos a fondo para anular las emociones
y los sentimientos negativos lo antes posible.

Todos tendemos a evitar el sufrimiento en mayor o menor medida (salvo que haya
recompensas secundarias muy poderosas: alguien podría querer estar «un poco enfermo»
para recibir atención), y esto es algo lógico y deseable. Sin embargo, hay ocasiones en las
que el precio a pagar para conseguir esto, por equivocarnos en la forma de hacerlo, se torna
muy alto.

Lo importante es «darse cuenta» de cuándo la evitación del sufrimiento no es una solución


válida. Una vez hecho esto, estaremos en disposición de aprender a hacer «hueco
psicológico» a las reacciones privadas en apariencia negativas si ello conduce a lo que uno
valora para su vida. En otras palabras, una vez que entendemos que sirve de poco ir por la
vida dedicando todos nuestros recursos a evitar el sufrimiento (lo que no quiere decir que
haya que buscarlo), podremos aceptarlo cuando lo sintamos.

«La felicidad y la libertad comienzan con la clara comprensión de un principio: algunas


cosas están bajo nuestro control y otras no. Sólo tras haber hecho frente a esta regla
fundamental y haber aprendido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no,
serán posibles la tranquilidad interior y la eficacia exterior».

Fusión cognitiva

La fusión cognitiva es el concepto más abstracto que vamos a tratar en este artículo
relacionado con la terapia de aceptación y compromiso. Para entenderlo podemos pensar en
nuestra mente (hilo del pensamiento) como una radio. Una radio que puede decirnos cómo
nos sentimos o si es suficiente lo que hacemos o no para conseguir un determinado
objetivo. También puede machacar nuestra autoestima enunciando que no somos lo
suficientemente buenos como para gustarle a alguien. Muchas de nuestras radios mandan
este tipo de mensajes.

El problema aparece cuando «fusionamos» este tipo de mensajes con la realidad, cuando les
damos este estatus, cuando pensamos que lo que dice nuestra radio es necesariamente
cierto. De ahí la importancia del meta-pensamiento, de pensar sobre cómo pensamos y
ajustarlo, de entender que eso que nos dice nuestra voz interior no deja de ser una voz,
como las muchas que existen en un debate radiofónico.

Por otro lado, esta radio puede ser útil para nosotros en el sentido de que puede darnos
información (en la radio no solo hay debates de opinión, también hay informativos: en
nuestra mente pasa lo mismo). Nos puede decir si va a hacer calor, incluso darnos su
opinión sobre si merece la pena salir o no con ese calor, pero no deja de ser una
recomendación que podemos seguir o no. Esta radio, volviendo a la psicología, puede
decirnos que en una fiesta va a haber tensión, incluso aconsejarnos no ir, pero somos
nosotros los que al final decidimos. En este sentido, en terapia es muy importante separar la
fusión que se ha producido entre lo que dice la radio y nuestras probabilidades de
actuación.

La terapia de aceptación y compromiso otorga una especial importancia a los valores de las
personas. El hecho de que una persona evalúe, por ejemplo, un determinado objeto como
feo o bonito es, en su mayor parte, cuestión de los antecedentes históricos de esa persona en
la cultura correspondiente.

Percibimos cambios en esas evaluaciones: tanto a través de diferentes culturas como a lo


largo del tiempo. Es conveniente que empecemos a darnos cuenta de que muchas de
nuestras respuestas calificadoras (feo/bonito, bueno/malo, divertido/aburrido, p. ej.) podrían
haber sido completamente diferentes si hubiéramos nacido en otro tiempo o en otro lugar.
Lo mismo pasa con los valores y especialmente cuando ponemos la lupa alrededor de sus
límites o encaramos dilemas morales.

Rigidez conductual

Este término es más sencillo de definir. Consiste en realizar siempre los mismos actos por
no disponer de un repertorio más amplio. Es decir, muchas veces damos vueltas y vueltas
sobre el mismo problema y nunca llegamos a una solución eficaz. Según la terapia de
aceptación y compromiso esto se debe a que no disponemos de más «soluciones» para
hacer frente a los problemas y a que tampoco las buscamos.

Los trastornos que aparecen por intentar evitar el sufrimiento


Anteriormente definíamos lo que era la evitación experiencial. Son muchas las personas
que intentan la evitación ante lo que les produce malestar de una forma crónica y
generalizada y, en consecuencia, viven una vida muy limitada. Este patrón termina por
extender el sufrimiento a muchas facetas de sus vidas.

Estas personas viven envueltas en este patrón de evitación con un coste personal muy
elevado, por ejemplo impidiendo que alcancen muchos de sus objetivos. Es en estas
circunstancias hablamos de trastorno de evitación experiencial.

La cultura occidental y sus principales transmisores, las familias, animan a la consecución


de eventos privados (pensamientos, sentimientos o sensaciones) «correctos» o
«apropiados» para vivir. Por ejemplo, se alienta que para poder funcionar bien y tener éxito
es necesario un estado motivacional o emocional determinado o un modo de pensar sobre
uno mismo.

El problema llega cuando la experiencia de la persona es de éxito e incluso así intenta


buscar esos estado privados que le han enseñado como determinantes para conseguir lo que
ya ha conseguido. Por poner un ejemplo un poco extremo, imaginemos a ese hombre que le
ha tocado la lotería. Desde pequeño le han enseñado que el dinero procede del trabajo y que
si quiere ser rico tendrá que trabajar mucho. Bueno, pues a pesar de que es rico, él se sigue
rompiendo la espalda todos los días para intentar cumplir con la primera parte de la
asociación.

Así, es como si para muchos el éxito, lo que buscan, solo fuese válido si antes ha existido el
sufrimiento. De manera que cuando lo alcanzan, lo buscan o lo siguen buscando. La
evitación, por el contrario, sumergiría a la persona en otro tipo de círculo. En este caso la
persona querría tener éxito pero no le ha tocado la lotería, sin embargo para ella el trabajo
representa un sufrimiento del que quiere escapar, de manera que renuncia al éxito porque
entiende que trabajando (sufriendo) es la única amanera de llegar hasta él. Así, se instalaría
en otro sufrimiento: el de no tener lo que quiere.

Hombre triste mirando por la ventana pensando en sus problemas para expresar
sentimientos

En realidad la solución es el problema

Sin embargo, tristemente, los hechos muestran que el resultado obtenido es contrario al
propósito que persigue la persona: por muchos esfuerzos que hace por evitar el sufrimiento,
el caso es que sigue sufriendo. Así, este patrón de evitación se torna paradójico.

Dicho esto, estaríamos ante una solución que, en realidad, es el problema. Esta es la
verdadera cuestión: un patrón de vida que incluye huir deliberadamente del malestar, del
sufrimiento y de la ansiedad y que sólo consigue que aparezca el malestar, el sufrimiento y
la ansiedad.
«El amor conlleva sufrimiento porque lo puedes perder, pero negarse al amor para evitar el
sufrimiento no lo soluciona, ya que se sufre por no tenerlo. Entonces, si la felicidad es el
amor, y el amor es sufrimiento, entonces, digo, la felicidad es también sufrimiento. Los dos
lados del amor…»

El trastorno de evitación experiencial aparece cuando una persona no está dispuesta a


establecer contacto con sus experiencias privadas de valencia negativa (sean estas estados o
sensaciones de su cuerpo, pensamientos o recuerdos). Algún ejemplo concreto de
experiencia privada negativa podrían ser emociones «indeseables», como el enfado o la
tristeza.

Así, en el trastorno de evitación experiencial, la persona intenta alterar el origen, la forma o


frecuencia de dichas experiencias para que estas no sucedan. Por ejemplo, imagina a la
persona que se encuentra en un estado emocional en el que predomina la tristeza. Una
actitud corriente en esta situación es tratar a la tristeza como una mosca: intentar que se
vaya a manotazos. Ante esta estrategia tan impulsiva y desacertada, la mosca seguirá dando
guerra; bueno, pues con la tristeza, ocurrirá lo mismo.

En este sentido nos damos permiso para sentirnos así. Olvidamos con frecuencia que las
personas «debemos» sentirnos tristes de vez en cuando por el simple hecho de ser personas.
Cuando evitamos esta experiencia, esta se torna más intensa porque todo aquello que
evitamos o a lo que resistimos, persiste.

Beneficioso a corto plazo, nefasto a largo plazo

Con frecuencia, este patrón de comportamiento resulta aparentemente efectivo a corto plazo
porque alivia la experiencia negativa. Sin embargo, al darse de un modo crónico y
generalizado, extiende las experiencias negativas y llega a producir una limitación en la
vida de la persona.

Dicho de otro modo, una persona termina por ir en contra de lo que es valioso para ella
misma, representando el suicidio el caso extremo de evitación experiencial. La naturaleza
paradójica del trastorno de evitación experiencial radica, precisamente, en que la persona
que lo sufre está implicada en hacer lo que entiende que debe hacer para eliminar el
sufrimiento (empleando tiempo y esfuerzo en tal objetivo).

Sin embargo, lo que obtiene a la larga es que aquello que le hace sufrir está cada vez más
presente y su vida cada vez más cerrada. Se ve imposibilitada para seguir adelante con la
consecución de las metas y los valores que son importantes para ella.

Aplicaciones de la terapia de aceptación y compromiso


Un análisis de los estudios publicados sobre la terapia de aceptación y compromiso parece
demostrar que los grupos de trastornos donde se ha reunido un mayor corpus científico son,
por este orden:

Los trastornos de ansiedad

Las adicciones

Los trastornos del humor

Los cuadros psicóticos

Es muy posible que esta eficacia diferencial tenga que ver, por un lado, con el énfasis que la
ACT pone en la aceptación -un componente sin duda necesario ante experiencias asociadas
con el dolor emocional (ansiedad, depresión, duelo, trastorno postraumático, etc.)- y, por
otro, con la potenciación del compromiso personal -lo que, a su vez, parece crucial para
abordar trastornos que involucran conductas que ponen en peligro la salud (prácticas
sexuales de riesgo, consumo de alcohol y drogas, etc.)-.

Asimismo, conseguir que el paciente se distancie y pueda llegar a poner en cuestión sus
pensamientos e ideas puede ser una ayuda básica para el tratamiento de cualquier brote
psicótico. Es importante señalar que, en todos los casos, la población que se puede
beneficiar de esta terapia se limita a adultos verbalmente competentes.

Terapia Conductual se centra en el comportamiento humano y mira para erradicar el


comportamiento no deseado o la mala adaptación. Normalmente este tipo de terapia se
utiliza para las personas con problemas de comportamiento o problemas de salud mentales
que implican un comportamiento no deseado. Ejemplos de esto incluyen las adicciones,
ansiedad, fobias y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC).

La Terapia Conductual es un tratamiento basado en la acción que tiene como objetivo


promover el cambio de comportamiento positivo. Otras terapias como la terapia
psicoanalítica tienden a ser más centrada en el conocimiento y profundizar en el pasado. En
la terapia conductual, el pasado sigue siendo importante, ya que a menudo revela dónde y
cuándo surgió el comportamiento no deseado, sin embargo, se centra más en el
comportamiento actual y en las formas en que se puede rectificar.

La premisa detrás de la Terapia Conductual es que el comportamiento puede ser aprendido


y a la vez modificado. El objetivo es ayudar al individuo a aprender nuevos
comportamientos positivos, que reduzcan al mínimo o eliminar el problema.

Hay dos principios fundamentales que constituyen la base de la Terapia Conductual –


condicionamiento clásico y el condicionamiento operante.

El condicionamiento clásico
La Terapia Conductual que se basa en el condicionamiento clásico utiliza una serie de
técnicas para llevar a cabo el cambio de comportamiento. Originalmente, este tipo de
terapia se conoce como la modificación del comportamiento, pero en estos días que
normalmente se conoce como análisis de conducta aplicada. Los diversos métodos de
cambio de comportamiento incluyen:

Inundación: La inundación es un proceso que se utiliza generalmente para las personas con
fobias y ansiedad y consiste en exponer al individuo a objetos / situaciones que tienen
miedo de una manera intensa y rápida. La idea es que la persona no pueda escapar el objeto
/ situación durante el proceso y por lo tanto debe enfrentarse a su miedo. Obviamente, este
método sólo puede ser adecuado para determinadas situaciones.

Desensibilización sistemática: Esta técnica funciona en una premisa similar a la anterior,


sin embargo, pero es más gradual. El terapeuta podría empezar por preguntar a la persona a
escribir una lista de los temores que tienen. Una vez que esta lista está escrita, el terapeuta
le enseñará técnicas de relajación para que el individuo utilice mientras piensa en la lista de
temores. Este emparejamiento del elemento que induce al miedo y el comportamiento de
relajación, tiene como objetivo eliminar la fobia o ansiedad.

La terapia de aversión: Se fundamenta en erradicar el comportamiento indeseable


acompañándolo de alguna forma de estímulo aversivo con el objetivo de reducir el
comportamiento no deseado. Un ejemplo de cómo esto se utiliza es cuando un alcohólico se
prescribe un determinado fármaco que induce náuseas, ansiedad y dolores de cabeza
cuando se combina con alcohol. Esto significa que cada vez que la persona bebe, consiguen
efectos secundarios negativos.

Condicionamiento operante

El condicionamiento operante utiliza técnicas como el refuerzo positivo, el castigo y el


modelado para ayudar a modificar el comportamiento. Las siguientes estrategias pueden ser
utilizadas dentro de este tipo de terapia:

La economía de fichas: Esta estrategia se basa en el refuerzo positivo: se ofrece los


individuos fichas que pueden ser canjeadas por privilegios o elementos deseados cuando se
exhibe un comportamiento positivo. Esta es una táctica muy usada por padres y profesores
para ayudar a mejorar el comportamiento de los niños.

Manejo de la contingencia: El manejo de contingencias implica un contrato escrito entre el


terapeuta y el individuo que describe las metas, recompensas y sanciones. Tener este tipo de
acuerdo claro ayuda a cambiar el comportamiento y agregar un sentido de la
responsabilidad.
Modelado: Modelado implica aprender mediante la observación y la imitación de los
demás. Tener un modelo positivo puede dar a las personas algo para aspirar a lo que les
permite cambiar su comportamiento para que coincida con su modelo de.

Extinción: La extinción funciona mediante la eliminación de cualquier tipo de refuerzo para


el comportamiento negativo. Un ejemplo de esto sería un niño que posee mal
comportamiento. Sacándolo de la situación (y la atención asociada al mismo) el
comportamiento debe parar.

La Terapia Conductual para los problemas de salud mental

La Terapia Conductual funciona mejor para las condiciones de salud mental que provocan
un comportamiento no deseado. Ejemplos de esto serían adicciones, ansiedad, fobias y
TOC. En muchos casos la Terapia Conductual funciona bien por sí misma, sin embargo
muchos terapeutas encuentran que las terapias de integración (como la terapia cognitivo-
conductual) resultan más eficaces para el tratamiento.

a Terapia Cognitiva trabaja con los pensamientos y las percepciones. Estudia y evalúa cómo
estos pueden afectar tanto en los sentimientos como en el comportamiento de las personas.
Tras un primer análisis, su trabajo consiste en modificar los pensamientos negativos para
que el individuo pueda aprender formas más flexibles y positivas de pensar. De esta forma,
le ayudarán a mejorar su estado afectivo y emocional.

La Terapia Cognitiva

El origen de este enfoque radica en una terapia de reestructuración, la Terapia Racional


Emotiva Conductual (TREC), que fue desarrollada por Albert Ellis en 1955. Los principios
básicos detrás de la terapia cognitiva, sin embargo, están detrás de la obra del psiquiatra
americano, Aaron Beck. Él identificó que el origen del sufrimiento de sus pacientes en la
mayor parte de los casos eran los pensamientos negativos y las creencias poco realistas.

Según Beck, los pensamientos, sentimientos y comportamientos están interconectados.


Mediante la identificación y el cambio de estos pensamientos incorrectos o distorsionados,
las personas pueden trabajar en la superación de sus dificultades y el cumplimiento de sus
objetivos.

La Terapia Cognitiva implica terapeutas que trabajan en colaboración con los clientes para
desarrollar habilidades para identificar y reemplazar los pensamientos y creencias
distorsionadas, en última instancia, cambiar el comportamiento habitual asociada a ellos.
Por lo general se centra en el presente y es un tratamiento orientado a la resolución de
problemas.
¿Qué es la Terapia Cognitiva?

Cuando las personas padecen angustia, a menudo no pueden reconocer que sus
pensamientos son inexactos. En estos casos, la Terapia Cognitiva ayuda a identificar estos
pensamientos y volver a evaluarlos. Por ejemplo, si una persona comete un pequeño error
puede pensar: “Soy un inútil, no puedo hacer nada bien”. Este patrón de pensamiento
negativo puede desencadenar un ciclo peligroso. Un ciclo a través del que se evita la
actividad en la que se ha cometido el error y, de esta forma, se consolida aún más el
comportamiento negativo.

El direccionamiento y la reevaluación de este patrón de pensamiento negativo sin embargo,


allana el camino para formas más flexibles de pensamiento, el aumento de la positividad y
la voluntad de asumir actividades que pondrán a prueba las creencias negativas.

La Terapia Cognitiva también asume un enfoque de desarrollo de habilidades, lo que


significa que el terapeuta ayudará al cliente a aprender y practicar estas habilidades de
forma independiente para que pueda seguir disfrutando de los beneficios después de que
hayan finalizado sus sesiones.

La Teoría Cognitiva

Aaron Beck es considerado el padre fundador de la Terapia Cognitiva y su teoría y el


modelo continúa para formar los cimientos de muchos enfoques de Terapia Cognitiva y
Conductual utilizados en la actualidad.

Trabajando con pacientes que sufren de depresión, Beck encontró que comúnmente
experimentan una avalancha de pensamientos negativos que se presentaban
espontáneamente. Llamó a estos conocimientos “pensamientos automáticos”, y descubrió
que su contenido clasificándolo en tres categorías:

Ideas negativas sobre sí mismos

Los pensamientos negativos sobre el mundo.

Los pensamientos negativos sobre el futuro.

A partir de sus estudios Beck llegó a la conclusión de que el tiempo dedicado reflexionar
sobre estos conocimientos conducen generalmente a los pacientes que tratarlos como
válidos. Comenzó a ayudar a los clientes a volver a evaluar estos pensamientos para que
pensaran de manera más realista, lo que conduce a mejoras en la funcionalidad emocional y
conductual.
Según Beck, se producen intervenciones exitosas tras educar a una persona a reconocer y
ser consciente de su pensamiento distorsionado y poner a prueba sus efectos

Hoy en día, la Terapia Cognitiva es más comúnmente conocida como la Terapia Cognitiva
Conductual (TCC), debido a que es casi exclusivamente practicada en tándem con los
principios de comportamiento – aunque algunos terapeutas siguen ofreciendo la Terapia
Cognitiva de forma independiente.

Este tipo de terapia se utiliza más comúnmente para el tratamiento de trastornos de


ansiedad y depresión, a pesar de que puede ser adecuada en algunas otras situaciones donde
los patrones negativos de pensamiento se han desarrollado.

Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC)

Albert Ellis es otro terapeuta que llegó a conclusiones similares a Beck con respecto a las
creencias negativas y su tendencia a dar lugar a comportamientos autodestructivos / auto-
sabotaje. En respuesta a su investigación, Ellis desarrolló una forma de Terapia Cognitiva
conocida como Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC): un enfoque orientado a la
acción para la gestión de las creencias y comportamientos irracionales.

La TREC emplea un marco sencillo ABC que describe la relación entre acontecimientos,
creencias y consecuencias:

A) Activación del evento

El evento y nuestra percepción sobre el mismo. Por ejemplo, un individuo que pasea por la
calle pasa cerca de un amigo que no le reconoce y no le saluda. Esto puede ser percibido
por el individuo como que está siendo ignorado.

B) Las creencias

Nuestra evaluación del evento y nuestra creencia racional o irracional en relación con el
caso, por ejemplo:

Terminaré sin amigos

Soy una terrible amigo, así que debe tener un mal concepto de mi como persona.

C) Las consecuencias

Las emociones, comportamientos y pensamientos causados por el evento, por ejemplo:

Las emociones: deprimido y solo.

Comportamientos: Evitar / hacier caso omiso de las personas.


TREC utiliza el marco de arriba para ayudar a las personas frente a las emociones y
comportamientos poco saludables, tales como los descritos, y trabaja para identificar las
creencias personales que con frecuencia conducen a la angustia emocional para que puedan
ser reformuladas.

TREC puede ser eficaz para el tratamiento de una serie de trastornos psicológicos. Se
pueden influir los trastornos de ansiedad y fobias, así como comportamientos específicos
como la timidez o una necesidad constante de aprobación.

La Terapia Cognitiva Basada en la Conciencia

La Terapia Cognitiva Basada en la Conciencia se desarrolló con el objetivo de reducir la


recaída y la recurrencia de la depresión. La técnica emplea métodos de Terapia Cognitiva
tradicionales y las utiliza en conjunto con estrategias psicológicas más recientes como la
atención y la meditación.

El primer objetivo es educar a las personas acerca de la depresión. Mientras que la atención
plena y la meditación se centran en la sensibilización de los sentimientos y pensamientos
para aceptarlos.

En qué consiste la Terapia Cognitivo-Conductual?

La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) combina la Terapia Cognitiva y Terapias de


Comportamiento. El enfoque se centra en los pensamientos, emociones, sensaciones físicas
y acciones, y enseña a los clientes cómo cada uno puede tener un efecto sobre el otro. La
TCC es útil para tratar muchos trastornos, incluyendo la depresión, la ansiedad y las fobias.

La premisa detrás de la TCC es que tanto nuestros pensamientos como nuestros


comportamientos tienen un efecto sobre nosotros mismos y también sobre los demás. La
terapia examina los comportamientos aprendidos y patrones de pensamiento negativos para
transformarlos en positivos.

A diferencia de otras terapias, la TCC se centra en el presente y mira hacia el futuro.


Aunque los eventos y experiencias pasadas son considerados durante la terapia, la atención
se centra más en las cuestiones y dilemas actuales. La terapia se inspira en dos diferentes
enfoques psicológicos:

Enfoque Cognitivo

Enfoque del Comportamiento

¿Qué sucede en una sesión de TCC?

La Terapia Cognitivo Conductual puede ser aplicada de forma individual o grupal. Sea cual
sea el formato que se elija, la relación que se tiene con el terapeuta debe ser de
colaboración. Esto significa que va a tener que participar activamente en la terapia y podrá
valorar la forma en que sus sesiones progresan. Temas como la confianza y el progreso van
a ir siendo tratados a lo largo del proceso entre cliente y terapeuta.

La terapia en sí misma tiende a durar entre seis semanas y seis meses, dependiendo de cada
caso. Por lo general, se asiste a una sesión a la semana, cada sesión dura entre 50 minutos y
una hora. Al principio de su tratamiento el terapeuta pregunta sobre qué es lo que le ha
llevado a acudir a la terapia. En este punto, tendrá la oportunidad de verbalizar lo que le
gustaría obtener de TCC y fijarse algunas metas.

Su terapeuta puede establecer ciertas tareas a realizar fuera de la consulta y posteriormente


se habla acerca de cómo van funcionando este tipo de tareas durante la sesión semanal. La
idea es que al final del ciclo de tratamiento el cliente debe sentirse capaz de llevar adelante
el trabajo solo en su vida normal.

¿Cómo funciona la Terapia Cognitivo-Conductual?

La Terapia Cognitivo-Conductual se ayuda a dar sentido a lo que puede sentirse como un


problema abrumador, por lo que se descompone en partes más manejables. Estas partes más
pequeñas son los pensamientos, sentimientos, acciones e incluso las sensaciones físicas.
Estos elementos están interconectados y puede a menudo que resulten una trampa en una
espiral negativa de pensamiento y conducta.

Por ejemplo, si su matrimonio o relación ha llegado a su fin, es posible que crea que ha
fracasado y que usted no es capaz de estar en una relación funcional nunca. Estos
pensamientos pueden conducir a que se sienta solo, deprimido y con poca energía. Cuando
usted se siente así, deja de tener deseos de socializar o salir y conocer gente nueva. Esta
espiral negativa puede entonces se la trampa de sentirse verdaderamente solo e infeliz.

En lugar de aceptar estos patrones de pensamiento negativo, la TCC tiene el objetivo de


mostrar otras formas de reaccionar para que pueda salir de los ciclos negativos. En lugar de
pensar que se es un fracaso cuando una relación termina, se puede optar por aprender de sus
errores y seguir adelante, con optimismo hacia el futuro. Esta nueva forma de pensar puede
entonces dar lugar a que se sienta más enérgico y social, que le ayuda a conocer gente
nueva y un día comenzar una nueva relación.

Este es un ejemplo simplificado, pero ilustra lo fácil que es quedarse atrapado en ciclos
negativos, y cómo cambiar la forma de pensar y comportarse que puede afectar de manera
significativa. En la TCC, aprenderá a reconocer sus pensamientos, comportamientos y
sentimientos, mientras que el aprendizaje de otras maneras, potencialmente más útiles de
pensar y de actuar.

¿Por qué pensamos negativamente?


Los patrones de pensamiento negativos a menudo se derivan de la infancia y se convierten
rápidamente en una reacción automática. Un ejemplo de esto sucede cuando los padres no
le mostraron mucho afecto de pequeño. Esto puede asociarse en la vida adulta con el
rechazo. En la vida adulta esto puede conducir a tener problemas cuando se enfrentan con
el fracaso, pues su reacción automática al no tener éxito puede ser que los demás lo
rechazarán.

La TCC tendría como objetivo explicar por qué usted piensa de esta manera y le ayudará a
encontrar nuevas formas de pensar. A través de una variedad de tareas a realizar, será capaz
de hacer frente a sus miedos de fracaso, por ejemplo. Probar nuevas formas de pensar que
puede mostrar formas más útiles y productivas de ver las cosas y entonces debemos llevar
estos pensamientos a la práctica, de este hasta que se convierte en un verdadero cambio de
conducta.

El aprendizaje de habilidades de afrontamiento

Así como la identificación de patrones de pensamiento negativo, la Terapia Cognitivo


Conductual también puede enseñarle las habilidades que necesita para ayudarle a lidiar con
diferentes problemas. La esperanza es que una vez que esté armado con estas habilidades
de afrontamiento, usted será capaz de dirigirse a ellos en el futuro cuando haya terminado la
terapia.

Los ejemplos de los tipos de habilidades que puede aprender de adaptación incluyen:

Si usted tiene una fobia o sufre de ansiedad, puede descubrir a través de terapia que evitar
situaciones que realmente pueda aumentar sus miedos. Enfrentar a los temores de una
manera gradual y manejable puede ayudar a ganar confianza en su capacidad para superar
sus dificultades.

Si usted sufre de depresión, su terapeuta le puede pedir que anote sus pensamientos para
que pueda explorarlos de manera más realista. Esto puede ayudarle a ganar perspectiva y
romper el ciclo negativo.

Si le resulta difícil relacionarse con los demás, es posible aprender a considerar sus
supuestos acerca de las motivaciones de la gente, en lugar de pensar de inmediato lo peor.

¿Quién puede beneficiarse de la Terapia Cognitivo-Conductual?

Este tipo de terapia es particularmente útil para aquellos con problemas específicos, ya que
es muy práctica y se enfoca en encontrar soluciones. Por esta razón, la terapia funciona bien
para aquellos que:

sufren depresión y / o ansiedad.


tienen un trastorno alimenticio.

sufren de trastorno de estrés postraumático (TEPT).

tienen una adicción.

quieren cambiar su comportamiento.

tienen problemas de ira.

sufren de insomnio.

tienen una fobia.

sufren de comportamiento obsesivo-compulsivo (TOC).

En algunos casos se utiliza la TCC para las personas con problemas de salud larga duración
tales como dolor crónico o síndrome de intestino irritable. Mientras que la terapia no puede
curar este tipo de dolencias físicas, puede ayudar a las personas a lidiar con el malestar
emocional por su condición y lograr así menores niveles de estrés.

¿Cuáles son los pros y los contras de la TCC?

Al igual que todas las terapias psicológicas, la TCC es adecuada para todos.

Pros:

TCC ha demostrado ser tan eficaz como los medicamentos en el tratamiento de muchos
trastornos de salud mental, incluida la depresión.

Como TCC está muy estructurada, se puede proporcionar en una variedad de formatos,
incluyendo la terapia de grupo y la autoayuda.

Las habilidades que se aprenden en la TCC se pueden incorporar en la vida diaria para
ayudar a hacer frente mejor a las dificultades, aun cuando la terapia ha finalizado.

La TCC puede terminar en un plazo de tiempo relativamente corto en comparación con


otras terapias.

Contras:

Con el fin de beneficiarse de la terapia, es necesario comprometerse plenamente en el


proceso, incluyendo tareas.

Funciona mejor con las preocupaciones específicas en lugar de los problemas más
complejos de salud mental.
TCC se ocupa de los problemas actuales y algunos críticos argumentan que no explora las
posibles causas subyacentes de los mismos.

La Terapia Racional Emotiva Conductual es una forma de psicología terapéutica que


emerge del conductismo. Se trata de utilizar la razón y la racionalidad para reconocer los
procesos cognitivos autodestructivos y aprender a sintonizar con una emoción más
apropiada. Efectivamente, la idea es que los pensamientos destructivos subconscientes se
reconocen conscientemente y luego se cambian por pensamientos más constructivos.

Objetivos del bienestar mental de la TREC

La Terapia Racional Emotiva Conductual fue desarrollada por primera vez por Albert Ellis
en la década de 1950. Aunque Ellis había hecho originalmente el trabajo en el campo del
conductismo, más tarde se convenció de la naturaleza causal de los procesos cognitivos. En
concreto, desarrolló un modelo de comportamiento que implica una interacción continua
entre el medio ambiente y el estado mental interno.

Se puede afirmar que la TRE está basada en unos pocos principios simples pero de gran
trascendencia. Dichos principios son:

El pensamiento es el principal determinante de las emociones humanas.

El pensamiento disfuncional es la principal causa del malestar emocional.

Debido a que sentimos en función de lo que pensamos, para acabar con un problema
emocional, tenemos que empezar haciendo un análisis de nuestros pensamientos.

Múltiples factores, tanto genéticos como las influencias ambientales (educación, etc.) se
encuentran en el origen del pensamiento irracional y la psicopatología.

A pesar de la existencia de influencias del pasado en la psicopatología, la Terapia Racional


Emotiva enfatiza las influencias presentes, ya que son las responsables de que el malestar
haya continuado a través del tiempo, a pesar de que las influencias pasadas hayan dejado de
existir. La causa principal del malestar emocional no tiene que ver con el modo en que
fueron adquiridas esas creencias o modos de interpretar la realidad sino con el hecho de
seguir manteniéndolos en el presente.

Aunque las creencias se puedan cambiar, ese cambio no va a suceder necesariamente con
facilidad. Las creencias irracionales se cambian mediante un esfuerzo activo y persistente
para reconocerlas, retarlas y modificarlas, lo cual constituye la tarea de la Terapia Racional
Emotiva.

Las emociones negativas y emociones positivas

Emociones negativas adecuadas e inadecuadas


Las emociones negativas inadecuadas se definen como aquellas que hacen que las
condiciones adversas y las frustraciones empeoren e impiden resolver el problema o la
causa del malestar. Entre ellas se encuentran la ansiedad, depresión ira, culpa vergüenza y
dolor emocional etc. Como hemos visto, son causadas por creencias irracionales.

Las emociones negativas adecuadas son aquellas que tienden a darse cuando los deseos y
preferencias humanas se ven bloqueados y frustrados, y ayudan a las personas a minimizar
o eliminar el problema. Es decir, nos ponen en marcha para solucionarlo. Entre ellas se
encuentran la preocupación, la tristeza, el enfado, el remordimiento, el pudor y la
decepción.

La Terapia Racional Emotiva ayuda a las personas a sustituir sus emociones negativas
inadecuadas por emociones negativas adecuadas, de modo que, ante una situación
conflictiva, en vez de sentir una ansiedad paralizante, por ejemplo, pueda sentir solamente
una preocupación que le lleve a resolver el problema.

Emociones positivas adecuadas e inadecuadas

Los sentimientos positivos también pueden ser inadecuados. Por ejemplo, el sentimiento de
grandiosidad o superioridad es una emoción positiva porque hace que una persona se sienta
bien. Sin embargo, se basa en una percepción irreal de uno mismo y a la larga provocará
problemas en las relaciones con los demás y rechazo.

Las emociones positivas adecuadas son el resultado de la satisfacción de los deseos, metas
e ideales humanos. Incluyen el amor, el placer, la curiosidad, la felicidad…

El ABC de las Emociones

Dentro de la teoría de la TRE se define el llamado ABCDE de las emociones, que


representa las cinco primeras letras de nuestro alfabeto, pero es también la piedra angular
de la terapia, ya que supone su marco de referencia.

El “ABCDE” de la TRE es el siguiente:

Activating Event: Representa el Suceso Activador. Es decir, “A” representa la realidad, los
sucesos que acontecen a nuestro alrededor y a los que (en numerosas ocasiones) acusamos
erróneamente de ser el origen de nuestras emociones.

Beliefs: Hace referencia a las creencias o sistema de valores del individuo. En ellas se
incluyen las cogniciones, evaluaciones, sistema de valores y cualquier otro tipo de
pensamiento a través del cual filtramos la realidad que percibimos o, dicho de otra forma, a
través del que vemos los eventos activadores (A). Estas creencias pueden ser rígidas y
absolutas o flexibles y adaptadas a la realidad, a las primeras las denominamos irracionales
y a las segundas racionales.
Consequence: Representa las consecuencias emocionales y conductuales derivadas de las
creencias B respecto al suceso activador A. Las C, o emociones que se derivan de creencias
B irracionales y rígidas acerca de sucesos A negativos, producirán alteraciones emocionales
y las denominamos consecuencias negativas inapropiadas, mientras que las consecuencias
que siguen a pensamientos racionales respecto a sucesos negativos las denominaremos
consecuencias negativas apropiadas (Crawford & Ellis, 1989).

Dispute: Representa la “Disputa” enérgica de las creencias irracionales que hay siempre
detrás de toda alteración emocional. Dichas creencias irracionales están muy arraigadas en
nuestra mente, de ahí que la disputa deba ser enérgica y continuada.

Effective Rational Belief: Representa la sustitución de la idea irracional por su equivalente


racional en nuestro sistema de valores y creencias, en nuestra filosofía personal. En la
mayoría de las ocasiones la diferencia entre una y otra es muy sutil y por lo tanto difícil de
encontrar. En ocasiones la diferencia es una cuestión de grado en el nivel de nuestras
preferencias. En todas las ocasiones la idea racional está más ajustada a la realidad que la
idea irracional.

Exigencias absolutistas

Creencias irracionales hay de muchos y diferentes tipos, dado que cada persona las expresa
forma distinta e individual, pero casi todas ellas pueden encuadrarse en tres grandes grupos
de las que derivan todas las demás. Estas creencias rígidas suponen mantener tres tipos de
demandas extremas o “DEBES” básicos.

Demandas acerca de uno mismo. Los “DEBO” o demandas rígidas acerca de uno mismo se
ponen de manifiesto en afirmaciones parecidas a: “DEBO hacer esto o aquello o no seré
feliz, he de conseguir la aprobación de los demás, especialmente si esas personas son
significativas para mí, de lo contrario es no podría soportarlo, no me respetarían, etc.” Las
consecuencias de este tipo de demandas son la ansiedad, la depresión, la vergüenza y la
culpa.

Demandas acerca de los demás. Las demandas que hacemos a los demás normalmente
adquieren la forma: “DEBES tratarme bien, de forma justa, o de lo contrario eres una
persona absolutamente despreciable, sería terrible para mí y no podría soportarlo.” Este tipo
de creencias lleva a sentimientos de ira, rabia, así como a conductas pasivo-agresivas y a
actos de violencia.

Demandas acerca del futuro, del mundo y de las condiciones de vida. Las demandas
absolutas y rígidas acerca del mundo y de las condiciones de vida, a menudo tienen la
forma de creencias como: “ el mundo DEBERÍA ofrecerme una vida más cómoda” o “Mis
condiciones de vida DEBERÍAN ser tal como yo quiero que sean y si no es así, pobre de
mí, es terrible, no puedo soportarlo.” Tales creencias están asociadas con sentimientos de
auto compasión, problemas de auto disciplina, conductas de postergación y conductas
adictivas.

El Tratamiento con TREC

La Terapia Racional Emotiva se suele utilizar con éxito cuando se trata de trastornos como
depresión o de cualquiera de las neurosis. Por el contrario, los trastornos psicóticos como la
esquizofrenia han demostrado ser mucho más resistentes. De hecho, hay muy poca
evidencia de que las terapias orientadas comportamiento como ésta, tengan ningún impacto
sobre la esquizofrenia.

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