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S RN 5 Eó
HARVARD COLLEGE LIBRARY
SOUTH AMERICAN COLLECTION -
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Boc RAFA
D. Dºs e o
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calle de la Compañía, nº 79 .
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BIOGRAFIA
DE
D. JDAN el 2 a Lvo.
S ANTIA G O .
EsTABLECIMIENTo TIPogRAFico DE EL INDEPENDIENTE,
calle de la Compañía, nº 79 F.
187o.
SAST o C , \
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ATHARVARD
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BIOGRAFÍA.
Dichosos los que recibieron al nacer los dones del injenio, i que
trajeron al monumento incipiente de la literatura hispano-ameri
cana un trozo siquiera labrado en su taller. Para algunos de estos
beneméritos obreros los estimulos del renombre, las espectativas
de la fama, los lauros de gloria inmortal.
bles. Así como las praderas de los valles andinos se fueron for
mando por aluviones sucesivos i eventuales, el monumento popular
de la literatura hispano-americana, se va componiendo poco a
poco de agregaciones de partes justapuestas, labradas en dis
tintos parajes, en ocasiones diferentes i en variedad de matices i
figuras: que a cualesquier jiros del pensamiento i a toda suerte
de gustos provinciales se sabe adaptar en su riqueza esta flexible
lengua castellana. Singular i estraordinaria arquitectura, que
vinculará los caractéres de su orijinalidad, no talvez en las piezas
separadamente ni en el invento de tipos desconocidos hasta ahora,
sino en las mismas estrañas circunstancias de su formacion, en la
profunda unidad democrático-cristiana del conjunto, en el aspecto
i proporciones de perspectiva que le darán los destinos misterio
sos de esta raza ilusa, turbulenta i apasionada.
Esas poesías no son un himno del májico poema que vive o que
vivió dentro i fuera de cada uno de nosotros: la juventud. En ellas
no alienta la espansion exhuberante del alma en sus años floridos,
con su tráfago de alegrías, penas i desengaños; no brilla la fiesta
primaveral con sus trasportes e inexorables inquietudes, i con sus
ensueños de amor, de gloria i de libertad.
nias universales al Ser Supremo, son cuando ménos una idea poé
tica de su imajinacion, cuyo ardimiento consiguiente la lira de
Calvo ha querido en épocas distintas de su carrera modular al
canto.
mo, Dios ha sido para ellos un tema lirico mui brillante, un asunto
de oda propio para ostentar fuego i riqueza de fantasía. Los
padres griegos con el lujo oriental de su elocuencia, i Bossuet i
Fenelon en el rio majestuoso de su prosa oratoria, no lo consi
deraron de otra suerte cuando querian declarar i exaltar la razon
filosófica, cristiana i providencial de las cosas creadas. Pero ya se
deja ver que por este camino los mas afortunados de nuestros va
tes no habian de hacer sino paisajes magníficos, en el fondo de los
cuales, merced a algunas tintas de Chateaubriand, Lamartine i
Hugo, la omnipotencia divina se diseña como formando hácia los
confines del horizonte un cielo profundo i sereno.
Si por el camino de la fantasía trazaron cuadros, pero no logra
ron entonar a toda orquesta la sinfonia de la naturaleza en home
naje a su Creador, tampoco lo han conseguido por la via mucho
mas breve i adecuada del sentimiento. A la verdad, no escasean
acá cierta clase de piezas del jénero sagrado, i hasta se han prelu
diado melodias simples e individuales que desenvuelven el motivo
de la alabanza divina mas o ménos ámpliamente en una forma flo
rida. Pero el alma penetrada de las maravillas de Dios está aquí
léjos todavía; i preferimos, miéntras tanto, la salmodia cotidiana
del salvaje patagon, que, sin imitar a nadie i levantando al cielo
su alimento, dice: «¡Hombre poderoso, jefe de las tribus, dueño
del sol! Yo soi un pobre poyuchi protéjeme. Que mañana tenga yo
agua, caza i sueño. Mi comida de hoi aquí está; mui escasa, ya
lo ves. ¿Tienes hambre? Tómala, padre mio.»
Un sentimiento vivo de la naturaleza en sus relaciones simpá
ticas con el hombre i con lo infinito, i la uncion relijiosa de una
alma entusiasta i apasionada: tales son, a nuestro juicio, las fuer
zas virtuales del estro que haya de convertir en ritmo lírico, el
trasporte de amor de la creatura humana al contemplar la gloria
de Dios en los esplendores del universo. Este cántico tiene coros
de melodías unísonas i acordes con diversidad de armonias concer
tantes. El fervor relijioso no basta; pero sobre todo abandonemos
como fin i medio esclusivos i primordiales la descripcion i la enu
meracion. Ante todo, es menester «sentir alta i magníficamente
de Dios», como dice frai Luis de Granada, pintor sublime de la
naturaleza, que confuso i enternecido arroja de repente su paleta,
i dice:
22
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que los pájaros de plumas mas hermosas, las plantas mas esti
madas i las medicinas mas valiosas se producen en sus bosques;
es cierto tambien que riegan esas rejiones rios poderosos que
están destinados a abrir las puertas del Atlántico al comercio bo
liviano i en cuyas orillas con el tiempo se formarán grandes cen
tros de poblacioni de riqueza: pero, entretanto, bien escasos son
los viajeros que llegan hasta allá, no hai todavía interes inmedia
to ninguno para visitar esas provincias, i, sobretodo, no hai ca
minos que los pongan en comunicacion cómoda con el resto de
la República. Esos inmensos territorios cuentan escasísima po
blacion, la industria está en ellos atrasadísima, no hai para ex
plotarlos espíritu de trabajo, ni de sociabilidad ninguno, i, lo que
es peor, en su mayor amplitud están todavía dominados por tri
bus salvajes. Así es que lo que propiamente en el lenguaje comun
se entiende por Bolivia, es la Bolivia de la Paz, de Potosí, de Su
cre, i no la otra, la inexplorada, la de los climas tropicales, la de
los rios caudalosos que se dividen entre el Plata i el Amazo
nas. Los viajeros ordinariamente no conocen mas que la pri
mera i no doblan las cordilleras del Illimani para admirar la se
gunda. I de aquí es que la impresion de la Bolivia de las mese
tas de los Andes es tan penosa que predispone de una manera
mui desfavorable para juzgar de todo el pais. Pero, aun en aque
lla, aunque la naturaleza sea mas hermosa, no por eso los viajes
son ménos difíciles, i sí, mucho mas peligrosos, porque es el de
sierto, cerrado todavía, inaccesible al brazo del hombre, en me
dio de selvas vírjenes, climas mal sanos, cataratas estrepitosas i
falta absoluta de civilizacion i de industria.
De esta suerte por uno i otro lado su situaeion topográfica
es fatal: i hasta que el buque a vapor no penetre en sus rios para
arrancar las riquezas que quedan escondidas en su seno i la lo
comotora no cruce sus altísimas llanuras de la hoya del Titicaca
para dar vida a sus minerales, no habrá para Bolivia esperan
zas de salud.
El porvenir, sin duda, puede presentársele brillante, porque,
en fin, tarde o temprano concluirá el malestar del momento: pero,
entretanto, el presente no puede ser mas desconsolador. La anar
quía todo lo ha destruido, todo lo ha desmoralizado, i ha hecho
al cabo, a fuerza de azotar al pais por tan largos años, un caos
de confusion terrible, en que aparecen virtudes, vicios, heroismo,
— 8 —
dor del jeneral Ballivian. Sus laureles brillantes echaron una capa
de olvido sobre sus ambiciones ardientes; i su gobierno de hecho
quedó lejítimamente constituido despues de disparado el último
cañonazo del combate. El sepulcro de Gamarra fué la cuna de
la gloria de su feliz rival. La IRepública se dejó un cir voluntaria
al carro del triunfador. -
IV.
VI.
vianos que algo conocen de su historia son los que así juzgan.
Razon sobrada tuvo el presidente de la asamblea de Oruro de
1863, don Vicente Dorado, cuando despues de tantos ensayos
infructuosos, i clausurando las sesiones, hizo públicos los sérios
temores i desconfianzas que abrigaba el pais “de que Bolivia
es un suelo en que no puede alimentarse la planta parlamenta
ria, marchita otras veces por la mano misma de sus representan
tes.”
Ahora bien, con congresos de este jénero, ¿no era disculpa
ble el que Linares asumiese la dictadura sin tomarlos en cuenta
para nada? Si en Europa mismo, en paises organizados, el sis
tema de las asambleas es todavía objeto de vivas discusiones,
llegando un autor notable (Capefigue) a decir que “no conoce
nada grande, nada elevado que se haya realizado bajo el siste
ma representativo,” ¿cómo nosotros no tendríamos una razon en
defensa del gobierno de setiembre, que se instalaba en un pais
donde la historia de los parlamentos es una historia de intrigas,
de odios, de conspiraciones i de vergüenzas? La posteridad, que
ya se ha pronunciado favorablemente sobre el dictador Linares, i
los hechos posteriores se han encargado de justificarlo.
A lo ménos si erró, tuvo el mérito de ser franco i no esquivar
la inmensa responsabilidad que se echó encima.
VIII.
cuando no los unos, eran los otros los que buscaban pretextos
para entorpecer las relaciones mútuas, haciéndose notar, sin em
bargo, que jeneralmente el abuso i la injusticia estaban de parte
del Perú, como que era de ámbos émulos el mas fuerte i el mas
ambicioso.
De aquí es que el desabrimiento entre ámbas cancillerías
siempre fué grande, la mala voluntad entre los naturales de
ámbos paises no flaca, ágrios los resentimientos creados por las
anteriores guerras, no escaso el partido que en uno i otro pais
suspiraba por romper las hostilidades, éstos para vengar efecti
vos o supuestos insultos, aquéllos para lavar la mancha de terri
bles derrotas. Castilla a la sazon dominaba al Perú, i, Castilla,
aunque amigo de Belzu, no podia olvidar la injuria personal que
recibió en el campo de Ingaví de manos del jeneral Ballivian,
donde se dice que éste le dió con el látigo en la espalda, i abri
gaba un odio profundo, comparable solo al de Gamarra, contra
todo lo que era boliviano o tenia relacion con este pais. No se
olvidaba tampoco del destierro penoso a que fué reducido en
aquel tiempo en las comarcas apartadas de las orillas del Beni.
Injurias personales primero, promesas empeñadas . con Belzu
despues, fueron causa para que no aceptara de buen grado el
advenimiento de Linares al poder. Con él estaban los antiguos
atizadores de odios, los viejos i constantes enemigos de Bolivia,
los obstinados partidarios de la confederacion Perú-Boliviana, i,
últimamente, los emigrados de esta nacion, que eran muchos.
Razones suficientes eran estas, a faltar otras, para la malqueren
cia del gobierno del Perú i los recelos justificados del de Bo
livia.
Tal era la situacion en 1867: Linares la midió en todo su al
cance i la afrontó con enerjía i prudencia.
Para dar término a las quejas que alegaba el gobierno perua
no, envió de plenipotenciario a Lima a don Ruperto Fernandez,
quien en enero de 1859 llevó a cabo un convenio en el cual se
comprometian ámbos gobiernos a impedir toda tentativa de re
volucion e invasion en el territorio recíproco de parte de los emi
grados políticos. A Bolivia a la sazon le convenia particularmen
te este pacto por cuanto en los mismos dias en que se firmaba en
Lima, se conspiraba abiertamente en Tacna i en Puno con el
propósito de invadir su territorio. Apesar del convenio, el gobier
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no del Perú finjió no conocer estas conspiraciones i dejó franco
el paso a los revolucionarios bolivianos, que en efecto trajeron
una fuerza armada al interior bajo el mando del ex-presidente
Córdova i del jeneral Agreda.
Razon tuvo Linares para quejarse entónces del Perú, i el con
venio no fué aceptado: la dignidad de Bolivia exijia su rechazo
por cuanto era violado abiertamente al tiempo mismo de acor
darse i descubria a las claras el doble papel que representaba
el jeneral Castilla, espejo fiel de la política anterior del gabine
te de Lima, a cuya fé ha podido mas de una vez aplicársele, en
el curso de la historia Sud-Americana, el calificativo de fides
Punica. El representante de Bolivia, despues de haber exijido
inútilmente explicaciones satisfactorias sobre la conducta del
gabinete de Lima, pidió sus pasaportes i regresó a la Paz. Sin
respuesta igualmente, o con una contestacion breve i terca, que
daron algunos otros documentos diplomáticos de esta cancillería
que elevaban justos reclamos i exijían lejítimas explicaciones. Se
añadia el desprecio a la ofensa.
Bolivia entónces cortó sus comunicaciones con el Perú (14 de
mayo de 1860) i se mantuvo en una interdiccion absoluta, pre
parándose al propio tiempo a la guerra i aumentando sus fuer
zas militares. La situacion necesariamente se hizo mas tirante i
penosa para Bolivia, por cuanto, siendo pais mediterráneo, todos
sus artículos de consumo extranjeros eran importados por el
puerto de Arica; que por lo que toca a las importaciones por Co
bija, éstas eran pocasi llegaban al interior recargadas con gran
des gastos de flete en razon de la inmensa distancia a que se ha
lla i de los dilatados desiertos que lo separan de los pueblos del
interior. El Perú, por el contrario, poco o nada perdia, salvo el
sostenimiento del ejército que acercó a las fronteras bolivianas,
que, si bien tenia por principal objeto estar de atalaya sobre los
movimientos del gobierno de Bolivia, servia tambien para do
minar los avances revolucionarios de Arequipa i del Cuzco, de
partamentos hostiles a la administracion de Castilla.
De esta suerte, la parte peor la llevaba Bolivia: lo que visto por
Linares, trató de remediarlo de una manera honrosa, una vez
apagados los ímpetus primeros, volviendo a abrir las relaciones
comerciales entre ámbos paises, sin dejar por eso, que esto recla
maban el honor i la prudencia, de seguir manteniendo cortadas
— 49 —
f
— 58 —
XIII.
XIV.
IMIE IN S A. «J E
SEÑoREs:
cierta altura, bastan para rejenerar un pais en el que por la espantosa corrupcion
de todas las clases que lo componen, viene a ser el menor de sus males el atraso de
la industria, las ciencias i las artes. ¿I no era esta la situacion de nuestra patria
ántes del levantamiento de setiembre? Por cierto que no era otra ni podia ser, des
de que Bolivia habia caido en la desgracia de ser subyugada durante nueve años
por hombres que el pais ha juzgado. I rejenerarlo ¿no fué el objeto de la revolucion
de setiembre? Tal fué, i de ahí la necesidad de la dictadura; necesidad que la sin
tieron los pueblos, desde que alzaron el grito contra Córdova, i por eso me in
vistieron de ella i por la misma causa la acepté sin vacilar un instante, apesar
de que nunca dejé de ver que ella serviria de pretexto a enemigos i amigos hasta
para el crímen, como en efecto les sirvió a Fernandez, Achái Sanchez.
Sujetos como están por su peculiar organizacion i para el acierto en sus delibera
ciones a una marcha lenta, a un procedimiento tardío, no son los congresos los des
tinados a rejenerar un pueblo, aun en el caso de que sus miembros todos poseyesen
las mus eminentes dotes, porque ni en él pueden las resoluciones ser tan oportunas
o prontas, cual con harta frecuencia se necesitan que lo sean, cuando están en cho
que los viejos intereses con los nuevos, el espiritu de reforma i de mejora con el
reaccionario, con los malos hábitos antiguos, las preocupaciones inveteradas, el vi
cio i la inmoralidad hondamente arraigados; i esa pugna unas veces solapada o
sorda, otras abierta i ruidosa ha sido constante en nuestra patria desde mi elevacion
al mando hasta mi caida. -
Ménos apropósitc para tan árdua empresa pueden serlo, cuando ni al pueblo en
que han nacido lo conocen bien los mas de los diputados, i mal pudieran por lo
tanto saber apreciar debidamente una situacion política o social, i cuando en vez
de una intelijencia clara i dispuesta a ceder al convencimiento, en lugar del patrio
tismo i de la abnegacion, de la dignidad del hombre i de la noble altivez del repre
sentante de un pueblo, i, en fin, del deseo de paz i de concordia, se lleva al santua
rio de las leyes o la perversion de las ideas i el caprichoso aferramiento en ellas, o
las miras personales, o el servilismo mas abyecto, o los odios o los enconos del fu
nesto espíritu de partido:i con pocas honrosas excepciones se han compuesto de esa
clase de hombres los congresos en Bolivia, i sobre tan triste verdad apelo al testi
monio de vuestra conciencia.
Para las terribles conmociones, para las escenas de sangre i horror, sin las que
parece imposible la rejeneracion de un pueblo, parece tambien que los congresos
fueran los mas adecuados, porque nunca pueden tener lugar aquéllas sin el delirio
de la pasion i del fanatismo por el triunfo de ciertas ideas, i en el seno de los con
gresos está el verdadero foco de ese delirio: la prueba nos la suministra la Conven
cion francesa. Felizmente nuestra patria no se ha encontrado todavía en tan fatal
extremo, i Dios la preserve siempre de caer en él.
Darle a un pueblo instituciones apropiadas a su índole, a su carácter i a sus de
mas condiciones sociales es la verdadera mision de un congreso; mision por lo difí
cil de su buen desempeño delicada aun bajo las mas favorables circunstancias, i de
grave trascendencia, cuando se la ejerce, no estando el pueblo bien preparado para
entrar en las vias constitucionales, sino hai espíritu público, ni se oye mas grito que
el tumultuoso i desorganizador de las pasiones bastardas.
Excusado es que ocupe vuestra atencion con la pintura del Estado de Bolivia,
miéntras reji sus destinos. Debo sí llamarla sobre un hecho, en el que quizá pocas
personas se habrán fijado lo bastante: el de la ninguna estabilidad de las leyes
fundamentales en las repúblicas hispano-americanas. ¿I cuál la causa de hecho se
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Allá donde el lejislador no mire el hogar doméstico como el santuario del pudor
i de la decencia, o donde relaje los sagrados vínculos de la familia, confundiendo,
aunque no sea sino en cierto órden a los hijos de distinta procedencia, es dificil,
sino imposible, que haya moralidad pública, i por lo mismo que la sociedad marche
ordenadamente. Cierto que nuestras leyes no han hecno de igual condicion para el
lbeneficio de la herencia a los hijos de matrimonio i a los habidos fuera de él; pero
por el mal entendido principio de la igualdad han equiparado para el goce de los
derechos políticos i para la opcion de puestos i dignidades con el hijo lejítimo al
adulterino, al sacrílego i al incestuoso. Semejante aberracion, disculpable, si se
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quiere, en la época en que nació, ya no podia serlo en la nuestra, i por eso, i como
mas necesario, iba a derogar las disposiciones que habilitan a toda persona para las
órdenes sagradas i para los beneficios en la Iglesia; pero para darle a la derogacion
el doble peso de la autoridad civil i eclesiástica me insinué con el ablegado de la
Santa Sede, el ilustrísimo señor Eyzaguirre, porque la pidiera oficialmente, co
mo en efecto la pidió. Por la misma razon declaré que para obtener becas gra
tuitas en los seminarios era indispensable la lejitimidad de natales. Se objetará
quizá, que el nacido de ilícito comercio no era culpable por ese hecho, i que inca
pacitándolo para los destinos públicos, por una parte se cometeria una gran injusti
cia, i por otra se privaria a la sociedad de servicios de importancia, i que en la de
mocracia no debia conocerse otra diferencia que la del mérito o demérito personal.
El verdadero mérito consiste en la virtud, i mas que bajo otra forma bajo la demo
crática es necesaria; pero no puede existir donde reine la inmoralidad, donde se
ofrezcan estímulos a la incontinencia, i donde se hubiese pervertido a la familia.
La buena educacion es la que hace útil al hombre, i regularmente se crian en el
mayor abandono los hijos ilejitimos. Sin embargo, hai excepciones; pero el lejislador,
que debe conciliarlo todo, no ha de poner en la misma línea al individuo que con
su talento i sus prendas morales llega a borrar lo impuro de su oríjen con el que no
se encuentra en el mismo caso, i autorice a ésta o la otra corporacion, para que ha
bilite al primero de entre aquéllos, como tan sábiamente lo tiene establecido la
Iglesia para los que pretendan entrar en ella i para los que admitidos ya en el seno
de la misma, se hagan acreedores a los ascensos. La injusticia desaparece con la
medida indicada; pero cuando asi no fuera, la injusticia con el individuo nunca
pesa en la balanza como el mal que se causa a la sociedad, minándola por su base,
que es la familia.
Hai en nuestro clero, i me complazco en decirlo, eclesiásticos dignos de venera
cion, verdaderos discípulos del Santo de los Santos; pero qué pocos! i cuánta igno
rancia, i cuánto abandono en los demas! ¡Oh! a milagro debe atribuirse que se con
serve la fé en Bolivia, i nada extraño es que la inmoralidad haya cundido tanto en
las otras clases, desde que la abominacion sale del santuario, i que el infeliz indio
sea un sór tan abyecto i degradado, desde que por espíritu de logrería fomenta en
él la crápula i la supersticion quien debiera inspirarle horror al vicio i hacer que
penetre en su intelijencia la bienhechora luz del Evanjelio. I siendo entre noso
tros de tan poderosa influencia el clero, ¿sin la reforma de éste seria posible la re
jeneracion del pais? Nó, i en esa reforma estuve empeñado, i para tal fin, entre otras
medidas, el establecimiento de grandes seminarios, interpretado por la mala fé de
la manera mas inicua, i con tendencias las mas criminales, habiéndose señalado en
eso el obispo Salinas, que debia haber seguido otra conducta, siquiera para hacer
olvidar que fué el cortesano de funestos mandarines. Tales seminarios son, seño
res, de absoluta necesidad en nuestro pais, i al fin los hubiese planteado, vencien
do toda resistencia; i si examinais el decreto de su ereccion no vereis mas que una
copia de las leyes de la Iglesia, o ignoradas o completamente olvidadas por los
obispos.
Al ver destruidos algunos templos, convertidos otros en pocilgas, i cubierta de
andrajos a la esposa i de galas a la concubina, ¿podia no llenarme de indignacion?
La sentia porque estoi penetrado de lo que corresponde a la grandeza del Sór que
adoramos en los templos, i de cuánto el mal estado de ellos contribuye, no solo a
entibiar la devocion, sino a destruir el espíritu relijioso; i como una de las causas
de escándalo tan grave i trascendental es la criminal indiferencia con que los pre
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Por ver si lograba que se moderasen los clérigos en sus escándalos, i que no de
jasen los jueces eclesiásticos impune el delito, eternizando el curso de los procesos i
para su publicacion por la prensa ordené, que por cuatrimestres, i expresando la
fecha en que se hubiesen iniciado i el motivo, se pasase a la secretaria de justicia el
cuadro de las causas pendientes en las respectivas curias. El mismo objeto me pro
puse con la publicacion de las acusaciones elevadas al gobierno i de las iniciativas
de éste a la autoridad eclesiástica. Nada conseguí, i viendo que no habia otro re
medio que la abolicion del fuero, para estipularla despues por escrito, la tuve acor
dada de palabra con el señor Eyzaguirre. I de igual manera, i como un freno mas,
tuve tambien acordado que en lo sucesivo se darian los curatos solo interinamente.
La relijion, la sociedad i hasta la bien entendida conveniencia del cura recla
man que, suprimiéndose los derechos obencionales, se le tenga a sueldo, porque
solamente así no se veria al pobre huérfano, a la infeliz viuda jemir mas por la
crueldad del curi, que por la pérdida del padre, del esposo o del bienhechor; cesa
rian las sacrílegas profanaciones, tan frecuentes entre nosotros, con el nombre de
fiestas relijiosas; el cura seria realmente el pastor de su grei i no el lobo que la de
vora; i en fin, la supersticion no ocuparia el lugar de las verdaderas creencias i de
las santas i saludables doctrinas i prácticas, que forman el conjunto maravilloso
de la relijion del Crucificado. En el sistema de impuestos, de que os hablaré des
pues, entra la parte correspondiente a la dotacion del culto i del clero.
Nadie habia cuidado de poner remedio a la relajacion en algunos de nuestros
monasterios i de nuestros conventos, i yo sujeté a la vida comuna las Clarisas de
Cochabamba, i mandé, que dejándoles el suficiente número de criadas, se despidie
ra de la casa a tantas ociosas que introducian el desórden en ella i ocasio uban
despilfarros. Otro tanto debia hacerse en las Concebidas de la Paz i las Mónicas
de Sucre, i por imposible la reforma en tales conventos, iba a cerrar el de Merce
darios en la primera de las dos últimas ciudades, i el de Franciscanos en Cochabam
ba, destinando sus rentas a los importantes i piadosos objetos, de que tambien os
hablaré despues.
Palpando por momentos que la causa principal del estado lastimoso de nuestro
clero, mas que la criminal indiferencia de nuestros prelados por el cumplimiento
de sus deberes, era su falta de idoneidad i de todo merecimiento, estaba resuelto a
pedir a la Santa Sede que, por el bien de la Iglesia i del Estado, confirmase los
coadjutores que le presentaba para los obispados de la Paz i de Cochabamba; i co
mo a tan dignos por su ilustracion, su virtud i celo apostólicos, presenté para la
mitra de Charcas al doctoral don Pedro Puch, i para la de Santa-Cruz al reverendo
padre Mutzani, sin que me hubiese detenido la consideracion de ser extranjero el
último, porque para mí en un pais no hai mas extranjero que el hombre vicioso o
corrompido, i porque profeso la máxima de que para los puestos públicos debe bus
carse únicamente el mérito.
Extendiendo mis miradas a lo porvenir, i llevado de mi conviccion de que en
nuestros pueblos, jeneralmente hablando, es difícil que sin un buen clero haya mo
— 77 —
que por el cabildo eclesiástico, como que ya estaba completo, se procediese al nom
bramiento de nuevo vicario capitular. Se procedió en efecto, i recayó la eleccion en
el doctor Granados, eclesiástico de lo mas recomendable; pero haciendo valer el
principio de la ausencia ad breve tempus mui fuera de camino, delegó el cura Ribe
ro su fenecida autoridad en el doctor Aguilera, fulminando contra los que recono
ciesen otra la excomunion mayor. Escándalo de tan grave trascendencia, pues que
podia turbar la paz de la Iglesia boliviana, i poner en tortura conciencias timora
tas, pero poco ilustradas, bien merecia un severo castigo, i hubiese mandado en
juiciar a su autor, si volviendo éste a tiempo sobre sus pasos no se hubiera someti
do a la lejítima autoridad del doctor Granados.
res que sin singun provecho para la nacion le costaban cada año una fuerte suma.
Conservarlos por mas tiempo no podia ser, i con no pequeña economía en los gas
tos, los convertí en escuelas de primeras letras, en las que ademas aprendiese el ar.
tesano los rudimentos de su oficio.
Deseaba mucho poner en vijencia el decreto expedido por el jeneral Ballivian
haciendo obligatorio para los curas el tener a su costa en sus parroquias una escue
la de instruccion primaria elemental para los hijos de nuestros indios, i estaba ya
redactada la órden; pero me retraje de publicarla por la justa consideracion de que
mal pudieran contraerse al desempeño de ese deber, quienes, si no habia lucro, se
mostraban pocos solícitos en el ejercicio del ministerio parroquial.
Si comparais el gasto que ocasiona la instruccion primaria con el de la secunda
ria i la facultativa, notareis una diferencia enorme, i cuánto nos hemos separado de
lo que se hace donde la educacion es bien comprendida, i cómo de allí viene que
tengamos tantos clérigos i abogados. Extiéndase, pues, la enseñanza primaria hasta
lo infinito, si posible fuere, i sea la nacion quien la pague; pero, que la secundaria
i la facultativa las costeen los que se dediquen a ellas.
Con ímprobo trabajo i a costa de no pocos padecimientos en sus viajes, habian
logrado los jóvenes Ondarza i Mujía reunir los datos necesarios para un buen mapa
de Bolivia; pero ni el gobierno que la promovió ni los que le sucedieron, impulsa
ron la obra, i el mio le dió la última m ano, i por eso poseemos un buen mapa.
Quizá por mucho tiempo no se consiga que vengan buenos profesores extranje
ros, i para que lo mas pronto posible se introduzcan en nuestro pais ciertos conoci
mientos, lo mejor que podria hacerse es mandar a Europa, para que los adquie
ran cierto número de jóvenes escojidos por su talento, su juicio i capaces de sentir
la necesidad i las ventajas de contraerse a un estudio sério, i precisamente bajo la
direccion i responsabilidad de un boliviano digno de tan hermosa i delicada con
fianza: de otra manera nó, i no necesitais de que os exprese el motivo.
Si algunas veces nos regala la prensa con bellas i hermosas producciones o artí
culos cscritos con sensatez, comunmente retozan por medio de ella las mezquinas
pasiones, la atroz calumnia i la baja isoez adulacion, i no es raro entre nosotros que
se la haga servir de bandera para las revueltas. Tan pernicioso jiro dado al mejor
vehiculo de la civilizacion, al morijerador mas activo de las costumbres, quien sa
be si a la larga sepulte en un abismo a nuestros pueblos, mas dispuestos para el mal
que para el bien, porque están en la infancia.... ¿L qué remedio? ¿La supresion de
la imprenta? Nó, porque nunca puede autorizar el abuso para destruir lo bueno:
penas ménos suaves que lus que tenemos: tribunales que sepan aplicarlas; i que al
pie de los escritos estampen los autores su nombre i apellido. Esto último lo man
dé, teniendo en consideracion que hai ménos osadiº para herir cuando no puede
ocultarse la mano, i que el procurar esconderla debe dejarse para el ruin. Dispuse
tambien que en los juicios de imprenta entendiesen los tribunales del fuero comun,
por cuanto el jurado to la vía no puele ser entre nosotros mas que farsa, o tribunal
que mui rara vez condena, miéntras que de los ordinarios hai que prometerse in
parcialidad i mesura.
Como el que paga lo hace para que se le sirva a su humor o a su antojo, i nada
esclaviza mas que el salario cuando el suspenderlo o continuarlo está a discrecion
del que lo da, i se estima poco quien lo recibe, declaré que por incompatibles con
— 80 —
la libertad de imprenta no se darian mas las subvenciones, con que los anteriores
gobiernos sostenian todos los periódicos o diarios en nuestro pais, i como por des
gracia algunos de nuestros antiguos mandatarios gustaban mucho del hnmo de la
adulacion a su persona, i de la hiel de la diatriva contra sus verdaderos o supues
tos enemigos políticos, ví en esas subvenciones una de las causas del mal jiro de la
prensa, i esto me decidió tambien a retirarlas.
No por lo acre i apasionado de la invectiva, sino porque servia ella de señal para
lanzarse al terreno del crímen, tuve que prohibir por algun tiempo que se escri
biera sobre la política i las disposiciones administrativas de mi gobierno. Rabioso
fué el grito por la medida: debia serlo, porque con ella corté las alas a la iniquidad
i ahorré dolores a nuestra patria.
Bien puedo decir que en ninguna parte como en Bolivia se halla establecido el
municipio bajo bases mas anchas ni mas propias para el importante destino de
aquél; mas en la jeneralidad de los bolivianos hai una fuerza de inercia casi inven
cible i la peregrina pretension de que hasta el pan que debe costarle al individuo
el sudor de su frente, ha de ser el gobierno quien lo dé: por eso las municipalida
des son hasta hoi cuerpos inertes o muertos; pero dia vendrá en que se comprenda
mejor la conveniencia propia i en que se despierte el espíritu público, i entónces
empezarán a brotar i desarrollarse los preciosos jérmenes que er cierra el munici
pio. Yo, a ser de los que creen que deben abolirse las instituciones, porque no dan
inmediatamente buenos resultados, habria suprimido las municipalidades; pero las
conservaba, porque sé que hai cosas que no dan fruto sino despues de mucho tiem
po, i que no parecen las ideas saludables, los pensamientos benéficos por mucho
que se tarde en conocer su importancia.
Por esa misma inercia, i porque en Bolivia se clama por lo que no se tiene, i se
le mira, si no con aversion, con la última indiferencia despues que se le ha obteni
do, no existe la guardia nacional, habiendo sido el gobierno blanco de murmura
ciones por haber retardado un poco la organizacion de ella.
Nadie puede desconocer ya lo ventajoso de la division de la república en jefatu
ras por provincia, i el sistema recibirá su complemento luego que las municipali
dades empiecen a tener vida, i cuenten las jefaturas con tesoros independientes de
los departamentales.
No están bien determinadas las funciones de los jefes políticos, i debeis apresu
raros a llenar esa laguna. Es tambien de necesidad formar por ahora una sola pro
— 81 —
vincia de las de Gutierrez i Acero, pues a esa union las llaman lo escaso de sus
pobladores i su mutua conveniencia, i a Lipez erijirla en jefatura por lo extenso de
ello i la mucha distancia de sus cantones a Potosí.
La planta que hoi tienen en Bolivia los tribunales i los juzgados, el procedimien
to en los asuntos ejecutivos i los criminales i el contencioso administrativo, son
mejoras introducidas en mi época, i cuyos beneficios empezaron a sentirse con pron
titud, i serán acabados estableciéndose mas tribunales de partido i dotando mejor a
los jueces instructores; cosas que no me fué posible hacerlas por la escasez de los
recursos fiscales; pero que se habrian remediado con el sistema rentístico de que
repito, os hablaré despues, como desaparecerá el inconveniente de las distancias
con el aumento de poblacion i los buenos caminos. Iningun vacío, fuera del que
deja siempre la mejor obra humana, se habria sentido en la administracion de jus
ticia por lo que respecta a las leyes que fijan los derechos i las obligaciones, i el
modo de amparar los primeros i de hacer efectivas las segundas, si, como iba a ve
rificarlo, despues de un sério exámen, se hubiera puesto en vijencia el código civil
trabajado en tiempo de Córdova por ilustres patricios, i el de procedimientos en lo
civil que yo mandé redactar con un jurisconsulto de primera nota.
Deben seros conocidas las disposiciones encaminadas a evitar el retardo en la ad
ministracion de justicia, i puedo aseguraros que mi respeto por la integridad de
los jueces i su independencia lo llevaba hasta el punto de no acordarme de los
asuntos litijiosos, sino cuando por queja de los interesados era preciso dirijir a los
tribunales las correspondientes incitativas.
Desnaturalizado se hallaba entre nosotros el ministerio fiscal, pues que confun
diéndolo con el del juez en algunos negocios, en los demas estaba reducido a la
simple asesoría, i en mi época se le dió su verdadero carácter, es decir, el de repre
sentante de los derechos de la nacion; de parte de las cuestiones en que estuviese
de por medio el interes público; de perseguidor del crímen i de consejero del go
bierno, cuando éste quisiese oir el dictámen de los que ejercieran aquél.
En mi época igualmente se declaró anexa al ministerio fiscal una funcion impor
tante i de rigurosa justicia. Bajo el coloniaje tenia la clase indíjena protectores ofi
ciales; pero, ni eran bastantemente caracterizados, ni su accion protectora alcanzaba
hasta donde era preciso para amparar como corresponde al infeliz indio, miéntras
que si nuestros fiscales no le hacen el mayor bien posible, será únicamente porque
no lo quieran o excite en ellos poco interes el desvalido.
I a propósito del infeliz indio, a su triste condicion de hombre embrutecido se
agregaba la de esclavo, pues tenia el forzoso deber de servir gratuitamente o por un
miserable salario al cura, al gobernador i al correjidor, i nadie se habia acordado
de cortar abuso tan inícuo hasta que yo lo corté: i porque lo hice, empezaron a su
blevarse los curas, que debieron haber sido los primeros en aplaudir la medida i los
mas empeñosos en sostenerla como ministros del que vino al mundo, entre otras
cosas, a establecer el dogma de la verdadera igualdad i a dignificar al hombre.
Como sin casas de correccion, sin penitenciarias o sin colonias agrícolas, tan úti
º ºjº el punto de vista moral i económico, i reclamadas imperiosamente en
11
— 82 —
nuestro pais, son estériles los mas bien meditados reglamentos de policía, dejé sub
sistentes los pésimos que rijen en Bolivia, hasta que hubiese podido proporcionar
los fondos de que se necesita para tener aquellos establecimientos.
Angustiosa pesadumbre me ha causado siempre la idea de lo que bajo todos res
pectos son nuestras cárceles; pero, no ha habido como reemplazarlas ni mejorarlas
siquiera. -
Aun mo se usaban entre nosotros las estampillas para las cartas, i yo las introdu
je; pero para que el ramo de correos esté mejor servido, es necesario aumentar
la dotacion a los conductores de la balija, i cuidar de que se conserven en buen
estado las postas i los caminos.
Por ser suficientes tres correos, reduje a ese número los cuatro que por mes ha
bia para las capitales de departamento i una que otra de las provincias.
Tampoco era raro ántes que se le defraudase su haber al soldado, i que los jefes
se manchasen en el manejo de los fondos de su cuerpo, i esos robos o se toleraban
o estaban autorizados. Para con ellos me mostré siempre severo e inexorable, i pa
ra asegurar mas la buena administracion de esos fondos, dictaba las órdenes que
creia mas convenientes. Con tal fin, i ademas para que en la secretaría de la guerra
se tuviese conocimiento exacto de la situacion de cada cuerpo del ejército, unifor
mé el modo de llevar los libros de mayoría i de formar los estados, aprovechando
para ello los conocimientos en ese ramo del distinguido coronel Campero, e iba a
darle a la contabilidad la última mano, adoptando el preciso i sencillo sistema, in
ventado por el bizarro teniente coronel Ballivian, cuando la perfidia me derribó
del poder.
Para conseguir mas fácilmente formar un ejército moral i penetrado de su única
i verdadera mision, solicitaba con empeño para oficiales a jóvenes bien educados i
de antecedentes honrosos, i despues de apurados los medios suaves retiraba del
servicio a todo militar incorrejible en cualquier defecto grave.
Para hacer de la milicia una institucion civilizadora, ordené que cada cuerpo del
ejército tuviese un capellan encargado de la instruccion moral i relijiosa del solda
do, i de enseñarle a leer, escribir i contar; pero la escasez de eclesiásticos aptos pa
ra tan delicado encargo, me obligó a suspender la ejecucion de él. -
Hai todavía quienes piensan que seria un gran beneficio para el indio declararle
la propiedad del terreno en todas las regalías anexas a ella. La experiencia ha he
cho ver lo contrario, pues que con el tiempo que así lo tuvieron declarado nuestras
leyes, no pocos indios fueron víctimas de la codicia i la mala fé de algunos de la
raza española, que merced a eso son dueños de fundos valiosos, i es mejor que
miéntras el indio no salga de su iguorancia, tenga únicamente el dominio útil del
terreno.
No son pocos los que se le usurpan a la nacion, i no sé en qué principio econó
mico o motivo de conveniencia pública se fundarian nuestros lejisladores para dis
poner que se adjudicara gratuitamente los terrenos baldíos, cuando no se debe ad
judicarlos sino por venta pública o por enfiteusis, i ordené en consecuencia, que en
adelante solo se dieran del primer modo. Esas adjudicaciones gratuitas han dado
lugar a fraudes i despojos en todas partes, i en Tarija a la pérdida de brazos, por
que allí proponiéndose cuatro gamonales abarcarlo todo, han estrechado al pobre
labriego hasta el punto de obligarlo a que emigre a la Confederacion Arjentina en
busca de suelo en que vivir. I conoceis bastante la importancia de Tarija, i cuán
grave mal se le hace a todo nuestro pais ahuyentando a sus hijos, i es preciso por
lo tanto no retardar mas el remedio, que no puede ser otro que la presentacion de
títulos por parte de los poseedores de terrenos de adjudicacion i la mensura indica
da por los que disfruta el indio comunario.
En las instrucciones que como pauta para lo sucesivo se dieron a los visitadores
de provincia para el arreglo de la contribucion indijinal, se llenaron los vacíos de
nuestras antiguas disposiciones sobre la materia, i una vez hecha una revista, ob
servándose bien aquéllas, no habria habido por que repetirla mas, siempre que los
curas llevasen con prolijidad i esmero el libro de nacidos i muertos, i tuviesen las
municipalidades abierto el rejistro de los derechos civiles; pero ni son mui cuida
dosos los primeros en el cumplimiento de sus deberes, ni podrian las segundas
abrir el rejistro miéntras no se publicase el Código Civil.
Cálculos equivocados i la avidez de grandes ganancias tuvieron muerta por algu
nos años una de nuestras producciones mas valiosas, la cascarilla. Quizá convendrá
hacerle tomar despues otro jiro a su venta; pero de pronto para darle vida a ese
precioso artículo, no pudo haberse hecho otra cosa que permitir su libre extrac
cion con un derecho mui moderado. El remate de éste solo produjo mil pesos por
mes, lo que no debe causar extrañeza por ser la primera vez que se verificaba des
pues de algun tiempo, i en el de la mayor depreciacion de la cascarilla; pero como
el precio de ésta tiene que aumentar año por año, tambien crecerá anualmente el
rendimiento de aquél.
Nada ha demostrado de una manera mas palmaria lo absurdo del sistema protec
cionista, que lo sucedido entre nosotros con el tocuyo, pues ni se ha fabricado en
mayor escala, ni ha mejorado en calidad i precio, i el extranjero se ha introducido
siempre, sin producirle al fisco un solo maravedí. Tales hechos i mis principios
diametralmente opuestos a toda restriccion industrial, me decidieron a bajar el fuer
te derecho con que se tenia gravado el tocuyo extranjero, i desde entónces nos vie
ne legalmente, si no en su totalidad, en su mayor parte. -
que tenemos, i se logró el objeto; pero como solo ha minorado el mal, i no hai mo
neda sin mas o ménos desventajas, hai un motivo mas de preferencia por el segun
do partido que he insinuado.
La influencia de la última fraccion de nuestra moneda para las compras al menu
deo, i la imposibilidad de fraccionarla mas, me determinaron a introducir el cobre
acuñado como único medio conocido de hacer aquéllas sin fraudes i sin desventaja
de ningun jémero, i tambien como el único que podia desterrar el uso que para di
chas compras se hace de materias viles, i que es tan vario en cada pueblo; pero de
jé para mejor oportunidad la medida por haber manifestado ciertos temores sobre
ella en su dictámen la opinion del Consejo de Estado, que en ese entónces funcio
naba en la Paz.
Propuso Mr. Fauçon simplificar a costa de seis mil pesos la vieja i complicada
maquinaria de que nos servimos para sellar moneda; pero, luego se retractó, sea
porque se le hubiese impuesto la condicion racional i conveniente para el pais de
que enseñara tantos jóvenes, o que hubiese llegado a ver que no era competente pa
ra la obra.
Llevando adelante mi propósito de acabar con todo lo supérfluo en el servicio pú
blico i de mejorar lo malo, converti en colejio de enseñanza secundaria la casa de
moneda de la Paz, i en la de Potosí hubiera refundido el banco de rescate luego
que hubiese conseguido que en la segunda se construyese un buen horno de fundi
cion para darles su lejítima lei a las pastas que se les compra a los mineros; i para
los ahorros posibles en los gastos de dicha casa, i mejorar el réjimen de ella, nom
bré una comision compuesta de los señores el finado don Rafael Borda i don José
Eustaquio Eguivar. Sus trabajos los tiene el señor Ibarguien, pues se los pasé para
que me diera su juicio sobre ellos, ántes de que yo los examinase con los secretarios
de Estado. -
que el comerciante no puede hacerlo, sin sacar utilidad, i porque conocida como
está la cantidad de azogue que se necesita para cada piña, por lo que recibe de
aquella especie el minero, hai como deducirle cargo lejítimo, si dejase de ir ternar
sus pastas en el banco; disminuiria consiguientemente de una manera notable el
contrabando, i éste desapareceria del todo si no se acuñase otra moneda que la des
tinada para la circulacion interior, pues no seria admitida en los mercados extran
jeros i no habria por lo tanto con qué comprar el azogue, para internarlo furtiva
mente. ¿I con qué lo compraria entónces el gobierno? Con barras de las que no
dispondrian para el mismo objeto los particulares, porque hacerlo no les daria el
menor provecho,
Por su contrata se obligó el señor don Pedro Saenz a proveernos de azogue por
cincuenta i cinco pesos el frasco; pero hubo que aumentársele hasta sesenta pesos
por la alza repentina e inesperada que tuvo lugar a consecuencia del pleito sobre
la propiedad de la mina en California, i el aumento se hizo de acuerdo con el Con
sejo de Estado.
Debiera renunciarse a las contratas para surtirnos de azogue, pues por ellas hai
que ligarse a un precio fijo, perdiendo por lo tanto el beneficio de la baja; no hai
garantías que puedan asegurar siempre su fiel cumplimiento i seria irreparable el
daño que se propusiera hacer la mala fé. Lo mejor seria comprar el azogue al precio
corriente por medio de una casa extranjera de las mas respetables, teniendo cui
dado de mandarle con anticipacion los fondos para utilizar la baja.
Escandaloso es el contrabando de pastas, especialmente en la provincia de Chi
chas, e infructuosas han sido las varias medidas escojidas para impedirlo.
Acojiendo siempre con interes toda propuesta para mejorar nuestras vias de co
municacion, estaba resuelto a imponer como forzosamente obligatorio para todo
varon, desde los veintiun años, el trabajo por seis dias al año para la apertura i
buena conservacion de caminos. El gobierno fijaria las dimensiones, e intervendria
en la ejecucion de la obra en las capitales de departamento i de provincia un mu
nícipe designado por la corporacion, i en los cantones el ajente municipal, todos
éstos sujetos a una multa de ciento a doscientos pesos en caso de incuria, i por ro
bo de los fondos el castigo que para esa clase de delitos establecen nuestras leyes, i
a la respectiva responsabilidad los jefes políticos por la falta de inspeccion esmera
da en la recorrida que cada año tienen que hacer de todo su distrito. El que quisie
se eximirse del trabajo lo pagaria, i los encargados de él tendrian la obligacion de
pasar anualmente por el órgano de sus superiores al ministerio de fomento un in
forme que abrazase la extension del camino, su rumbo, la cantidad en dinero que
se hubiese colectado durante el año, nombrando a los contribuyentes, i en fin, la
existencia o fondo con que se contase al terminar aquél. Con el censo no quedaria
eximida del trabajo persona ninguna de las reatadas a él, i a Fernandez le comuni
qué la órden para que de una vez lo mandara levantar, acompañando los modelos.
Con las correspondientes modificaciones el sistema que acabo de indicar, es al
que le debe California haberse visto cruzada en poco tiempo por magníficos cami
nos, i mediante él los tendríamos nosotros, cuando no buenos, regulares siquiera, i
habria ocupacion que dar por grado, o como pena a tanto vago imal entretenido de
que está plagada nuestra sociedad.
He dicho que acojia siempre con interes toda propuesta pára la mejora de nues
tras vias de comunicacion, i responden de ello la del señor don Lorenzo Frias, pa
ra abrir un buen camino de Chiquitos a la capital del Paraguay, la del señor Her
soct para hacer carretero el de herradura que va de Corocoro hasta nuestra linea
— 93 —
divisoria por la parte de Tacna, i la del señor don Fernando Guerrero para el esta
blecimiento de postas desde la Paz hasta la misma línea.
Por su fondo para caminos debia tener de los mejores nuestra rica provincia de
Yungas; pero, ni ha sido limpia la inversion de aquél, ni se abrian caminos sino los
que interesaban a propietarios de influencia o poderio. En mi tiempo no sucedia lo
mismo por el arreglo que se hizo, de que debeis tener conocimiento, i a eso se debe
que se hubiese comenzado a trabajar un hermoso camino de la Paz a la capital de
aquella provincia sin mas costo que el preciso.
Merced al patriotismo de sus habitantes i a la actividad i empeño del jefe polí
tico el señor don Francisco Buitrago, tiene nuestro puerto un buen hospital i una
linda iglesia, i se han hecho otras mejoras mas. Las cuenta la provincia de Cinti,
debidas al patriotismo de su jefe político el señor don Mariano Cabero.
Intimamente convencido de que un empréstito es de la mas grande necesidad
para Bolivia, pues que solo por medio de él se pueden acometer empresas que le
den nuevo ser, desde los primeros momentos de mi gobierno me empeñé en
procurarlo, limitándome entónces a la suma de trescientos a quinientos mil pe
sos, por ser la primera vez que se solicitaba, i porque lo queria únicamente para
proveer de un buen fondo nuestros bancos de rescates i para salir de algunos apu
ros ocasionados por la deficiencia de nuestras rentas. Estando a punto de realizarse,
vino el acontecimiento del 10 de agosto del 58, i entre otros males que nos trajo,
fué uno de ellos destruir la confianza de los prestamistas. Igual resultado produjo
para la realizacion del mismo empréstito la agresion hecha por Agreda; pero, sea
que el triunfo en el Calvario i la paz que por algun tiempo gozamos despues hu
biesen despertado la idea de la estabilidad de mi gobierno, o que para ello hubiese
habido otras causas, es lo cierto, que en el año anterior se me dirijeron por varias
casas extranjeras propuestas para un empréstito de un millon de libras esterlinas.
Examinadas con detencion i dispuestos siempre a modificar o variar las bases, se
gun el resultado de los primeros pasos, se las mandé con los necesarios poderes al
señor don José Seoane, uno de los mas cumplidos caballeros que conozco, con mui
buenas relaciones en Europa i de completa decision por Bolivia, i para que pudiese
tener mas fácil acceso a toda clase de personas, lo nombré Encargado de Negocios
de nuestro pais en Inglaterra i en Francia. Mas que probabilidades habia por la
consecucion del empréstito; pero quién sabe lo que será a consecuencia de lo que
se ha hecho el 14 de enero.
Fuera de ciento o doscientos mil pesos para fondo de nuestros bancos de rescate,
i de lo que costare un ferrocarril en el punto mas adecuado, debia destinarse el
empréstito a la canalizacion del Desaguadero, empresa realizable en poco tiempo,
muilucrativa por la gran riqueza mineral a una i otra márjen del trayecto, muerta
hoi para todo el mundo por la dificultad de la explotacion de ella i su salida al ex
terior, pero que abierto aquél, atraeria los capitales i satisfaria la avidez del especu
ldor; empresa que ligaria a los hijos del sur con los del norte por la facilidad para
buscarse i por el cambio de sus productos; que estimularia la inmigracion europea,
que tanta falta nos hace; i en fin, que traeria a la larga otros beneficios de la mas
mas alta importancia para Bolivia, i que excuso expresarlos, porque no podeis dejar
de conocer los por vosotros mismos.
Como para muchos es un sueño dorado la navegacion de nuestros rios, nada ex
traño seria que notaran el que no se destinase con preferencia a tal empresa el em
préstito. Nadie desea mas que yo ver nuestros rios surcados de naves, que nos im
Pºrten las riquezas materiales e intelectuales del Viejo Mundo; pero creo, sin estar
— 94 —
equivocado, que no basta para esa obra un fiat del hombre, i que no puede ser lle
vado a cabo, ántes de que las márjenes de los rios estén pobladas de jente laboriosa
que esplote la riqueza derramada profusamente en aquéllas, i ofrezca a las especu
laciones lejanas, i por lo mismo costosas i expuestas, ese poderoso cebo.
Por algun tiempo mas tienen que seguir bajo un réjimen especial los naturales
del Beni i de Chiquitos, i para que gocen mas pronto de los beneficios de la civi
lizacion, déseles por autoridades hombres celosos por el bien de la humanidad, i
así fueron los varios hombres de mi época.
Es escasa la renta del jefe político de Chiquitos, i es preciso dotarlo mejor.
Hé ahí, señores, el Dictador, sus actos, sus motivos para ellos, sus miras i hasta
sus deseos. Cumple ahora a vosotros.... pero no, que aun tengo que hablaros de
algo mas. Me clasifican de tirano, sanguinario, sacrílego, feroz. ... ¿i por qué? por
que para ahorrarme el dolor de derramar sangre i economizar espectáculos que con
mueven fuertemente a las almas sensibles i calamidades para nuestra patria, confi
naba a esos hombres que nunca han dejado de pensar en el crímen i de trabajar por
la consumacion de él; i porque la salud pública me habia puesto en el duro caso de
tener que levantar el patibulo. ¡Oh! si hubiere alguna sangre inocentemente derra
mada, alcen el brazo: que cruzadas las manos, les inclinaré la cabeza, para que des
carguen sobre ella el golpe de su justa indignacion.... El desgraciado padre Por
cel sufrió la pena capital, porque tomó parte activa en un plan que debia llevarse
a cabo por medio del incendio, el saco i el asesinato, i porque para toda mi vida
hubiera quedado en mi conciencia un cruel remordimiento, si fusilando por una
triste necesidad las víctimas de la seduccion hubiese perdonado a los autores de
ella i a quien por su ministerio tenia mas que nadie obligacion estrecha de obser
var una conducta ajustada a las conveniencias sociales, a la moral i los preceptos
evanjélicos.
No he sido ingrato con mis amigos; la verdadera amistad no es exijente ni egois
ta; es modesta, desinteresada i celosa por el buen nombre del amigo, i esos falsos
amigos mios i de la causa de Setiembre, i verdaderos únicamente de su convenien
cia personal, nunca bien entendida, vociferan ingratitud en mí, porque no satisfacia
sus insaciables pretensiones o no toleraba sus abusos. Yo podria nombrarlos uno
por uno i manifestar el motivo, porque llenada la medida de la prudente amonesta
cion o se les separaba de los puestos públicos, o se les imponia un castigo; pero no
quiero ni puedo nombrarlos en un documento como éste, i me reservo hacerlo para
cuando su falta de pudor los arrastre a nuevas quejas injustas, o a una acusacion
formal a que los provoco. -
Señores:
Como a Uds. aun cuando no sean diputados, no les pueden rehusar un asiento
en la Convencion por su carácter de ministros bajo mi gobierno; i como por haber
conocido durante él todos mis pensamientos, i haber escuchado mis últimas palabras
despues de la perfidia de Fernandez, Achá i Sanchez, son Uds. los que pueden dar a
mis actos su verdadera significacion, les remito el Mensaje a aquélla. Justicia es lo
único que pido, i espero alcanzarla porque estoi en la creencia de que el recuerdo
de tanto mal, que en ciertas épocas le han hecho a la patria los que se titulaban
sus escojidos, desterrará en esta vez del santuario de la lei toda mira interesada,
toda pasion mezquina. Me dirijo a la Convencion, no solo porque he creido que
así lo reclamaban mi nombre, el crédito de Bolivia i el lustre de la hermosa revo
lucion de Setiembre, sino para dejar un precedente que sirva para correjir el fatal
13
— 98 —
prurito que ha reinado tanto entre nuestros pueblos i en algunos de nuestros con
gresos, de condenar sin haber oido, i tambien para que ningun mandatario se con
sidere dispensado por su caida de dar cuenta a la representacion nacional de cuanto
hubiese hecho. Yo ambicionaba cumplir personalmente con tan sagrado deber i
desnudarme de las insignias de la autoridad suprema en el seno de un congreso.
La traicion me ha arrebatado esa gloria; pero no la de acatar desde léjos la sobera
nía del pueblo.
El Ser Supremo colme a Uds. de prosperidad, i escuche mi constante i fervorosa
plegaria por la felicidad de nuestra patria.
De Uds. siempre amigo i servidor.
C ATER, "T" A
DE
(Firmado)—MARIANo BAPTIsTA.
IIII
EXEQUIAS H0N0RES
TRIBUTADOS
Habíamos pensado publicar en esta parte de nuestro libro todos los discursos,
oraciones fúnebres e inspiraciones poéticas que se publicaron en Bolivia con oca
sion de las honras fúnebres que se tributaron a la memoria de Linares. Pero, hemos
desistido de nuestro propósito, pues nada o poco de nuevo traerian a lo que dejamos
dicho en la biografía i alargaríamos inútilmente estas pájinas con producciones que
necesariamente tienen que ser monótonas tratándose del mismo triste asunto.
El número a que ascienden éstas, i que tenemos en nuestro poder, pasa de treinta,
todas ellas de las plumas mas aventajadas de Bolivia.
Los pueblos i escritores de esta República tomaron a competencia i como el cum
plimiento de un sagrado deber el enaltecer i honrar la memoria póstuma del ilustre
Dictador.
Damos, sin embargo, lugar a la oracion fúnebre que pronunció en Oruro el pres
bítero don Hermójºnes Mier por pertenecer al jénero especial de la oratoria sagra
da, i salir por esta misma razon del comun de los otros discursos que corren impre
sos en las coronas fúnebres de Potosí, Oruro, Sucre, etc. Tambien entre las nume
rosísimas poesías escojimos tres de las mas breves, i que llevan las conocidas firmas
de la señora Mujia i los señores Cortes i Calvo; seria alargarnos demasiado trascri
bir las otras:
Señores:
decia en público que su poder era inconmovible, porque le venia del pueblo, i pri
vado lloraba los males que no podia prevenir; fué mas grande aun cuando sometido
a otro poder bajó los escalones de aquél a que fué encumbrado con la misma sereni
dad, con la misma altiva frente con que habia subido, i emprendió su viaje de pros
crito con sublime resignacion.... Permitidme, señores, que pase en silencio los tris
tes detalles de tal viaje, que bien conocidos son por vosotros, i todos sabemos que ese
viaje no lo hacia al extranjero a mendigar su pan, sino a pedirle un poco de tierra
para cubrir su cuerpo; que no salia de su patria sino a la patria celestial, donde,
espero en la misericordia infinita, habrá recibido la corona de su prolongado mar
tirio, porque el grande Linares mártir ha sido, cuando combatia por la libertad del
pueblo, i mártir cuando levantado al poder por ese pueblo, trabajaba por el bien
exclusivo de ese mismo pueblo; pero ai! que así como acabó su gloria en la tumba,
ésta misma tambien cerró sus martirios. Los mártires salgan a vuestro encuentro i os
hagan entrar en Jerusalen, la ciudad santa. In tuo adventu suscipiant te martires et
perducant te in civitatem sanciam Jerusalem.
¡Oh! Señor de las alturas, que estás sobre todas las potestades: tú, que con sola tu
voluntad destruyes pueblos, tronos, ejércitos, no permita tu infinita misericordia
que se destruyan i se pierdan las obras que por mano de un siervo tuyo se hicieron
para este pueblo, porque esas obras, bien sabes, Dios mio, están selladas con la
sangre de millares de patriotas i santificadas con el martirio de su autor: santifica
las tambien con tu bendicion; i pues que amas el patriotismo, recibe al pié de
tu excelso trono al patriota que lloró sobre los muros de Bolivia oprimida. Así sea.
HERMóJENEs MIER.
IDEL.
A- L-A- INAITUTOEDIERT. E.
SONTETO.
DANIEL CALvo.
AL SEÑOR LINARES.
IETIER, A G-MIENTO
DEL "
DEL
INT CD"I".A.S.
RASGOS BIOGRAFICOS
DE
AI)0LF0 BALLIVIAN
POR
SANTA CO
1878
SA 575ó
DE ADOLFO BALLIVIAN.
Tan noble i leal proceder, léjos de retirarle los votos de sus elec
tores, solo sirvió para aumentar su confianza i redoblar los esfuer
zos para el triunfo de su candidatura.
La asamblea de 1862 se reunió bajo auspicios poco favorables.
La lucha eleccionaria habia sido entónces, como en 1873, activa,
entusiasta, apasionada. El partido vencido acusaba al gobierno de
haber empleado el fraude, la coaccion i la intriga, i contestaba
la legalidad de la eleccion del jeneral Achá. Asomaban, por otra
parte, por el norte indicios bien claros de que las vias de hecho
seguirian bien pronto a las protestas de palabra. El parlamento
ba, pues, a ser el palenque en que se disputaria su triunfo al par
tido gobiernista.
Ballivian, en la cuenta que daba a sus electores de Pacájes e
Ingavi, diseñaba la situacion con los siguientes rasgos:
«Los primeros dias del mes de agosto vieron agruparse de tro
pel, en la capital de la república, los intereses, los deseos, las pre
tensiones, las exijencias mas o ménos exajeradas de todos los
partidos. Los pocos diputados cuya eleccion habia podido obte
nerse a despecho de los esfuerzos del poder, eran objeto, con
respecto a su supuesta conducta futura, de las conjeturas mas
aventuradas i contradictorias. Tan pronto se hablaba de defeccio
ñes escandalosas, de transacciones vergonzosas, como de sacrificios
heroicos, de abnegaciones desinteresadas. Ya se les suponia mise
rablemente vencidos, confundidos, agobiados por el temor, por la
fuerza i el número, como se les consideraba impertérritos, fulmi
nando cargos i acusaciones terribles, que debian arrastrar a los
culpables hasta el banco de los reos. Entre tanto, lejano, sordo
pero para todos sobrado perceptible, se escuchaba hácia el norte
ese fragor misterioso, precursor infalible de las jigantes tempesta
des.»
Las últimas pinceladas revelan la difícil situacion en que se en
contraba la minoría, esa falanje, pequeña, sí, pero compuesta de
— 22 —
VI.
(1) Nota de escusa que desde Puno dirijió a los secretarios de la asam
blea (1.º de mayo de 1863).
— 30 —
VII.
VIII.
IX.
vado cargo que por una vez mas me hubiese procurado la ocasion
de reiterar mi humilde sacrificio en obsequio de una constitucion,
que tanto he defendido, no obstante que a ser cierta esa triste
ambicion que se me ha presupuesto, debiera mas bien haberla
combatido como el mayor obstáculo que se me representaba para
satisfacerla. Pero ántes que yo, estaba un hombre a quien la suer
te i la estraña afeccion del pueblo jeneroso, en que me hizo nacer
la Providencia, unjieron con el soplo del aura popular. Aquel
hombre ademas habia lidiado siempre en nuestra filas, i los ante
cedentes de su carrera pública le prescribian deberes que lo iden
tificaban con nuestros intereses. Mil otras circunstancias i consi
deraciones me hicieron comprender que era mas conveniente dar
le a él la preferencia, ofrecerle naas bien mi leal cooperacion i en
tregarle las prendas de mi desprendimiento.
«Funesto error que confieso i deploro, aunque fué ocasionado
por patrióticas, nobles i puras intenciones! Aquel hombre sacrifi
có de nuevo todas las esperanzas, prosternó de rodillas al pueblo
mas erguido, i se aprestó, por fin, a recibir con palmas al nuevo
triunfador. Aquel hombre creyó que las ideas, los principios i las
instituciones, no merecian la pena del mas pequeño esfuerzo.
Aquel hombre estimó que el porvenir no merecia la pena del sa
crificio de una gota de sangre siquiera, de aquella misma que él
derramó a torrentes cuando pretendió alzar su personalidad al pi
náculo de todos los honores.»
Las pinceladas con que pinta la decepcion amarga que causó en
su alma la conducta del viejo jeneral, son dignas de la pluma de
Larra.
Al contemplar la resignacion con que la república parecia so
meterse al yugo de Melgarejo, hace una honrosa escepcion de Po
tosí i de Cochabamba, cuya temprana protesta (13 de enero) sal
vó en su concepto el honor del país.
En medio del desaliento que sufre su espíritu, «al investigar,
hallar i descubrir las afrentas que la perversidad infiere a la honra
nacional, siente no obstante reanimarse el fuego de su patriotis
mo.» «I Dios sabe, dice, si hubiéramos hallado el valor necesario
para afrontar el riesgo de sucumbir bajo la inmensa pesadumbre
de esa carga siempre desmesurada en proporcion a nuestras po
bres fuerzas, si no hubiéramos sabido confortarnos al calor de ese
fuego que da la conviccion i alienta el patriotismo, si no hubiéra
mos sabido escuchar en las horas de prueba, como escuchamos
— 5l —
hoi, el eco de esa voz que nos ha dicho: «No calleis ni delante de
la espada que os amenace, ni delante de la majestad que os mire,
ni delante de vuestra hermana que os conjure, ni delante de vues
tra madre que se arrodille para suplicaros, ni delante de los que
griten: silencio ni delante de las olas del mar que se ajitan para
sofocar vuestra voz: hablad!»...
No es posible dar a la espresion del patriotismo, de la abnega
cion i de las resoluciones un tono mas firme mi mas decidido.
I habló, i sus palabras fueron escuchadas por los pueblos con la
misma fé, con el mismo entusiasmo i abnegacion con que fue
ron lanzadas por su corazon inflamado por el patriotismo; porque
ellas no eran mas que el intérprete de los deseos i aspiraciones de
toda una nacion.
I esa voz, hecha poderosa por la conviccion i la fé, contribuyó
eficazmente en esta ocasion a ese levantamiento jeneral de la re
pública, marcado con tantos rasgos de abnegacion i heroismo,
frustrados por la ambicion de unos, i por los celos i rivalidades de
otros. La historia, con fallo imparcial, vendrá a señalar la parte
que tuvo cada uno en los desastres que afianzaron el poder de la
dictadura.
XI.
XI.
XV.
rios. Por los antecedentes conocidos i por todo lo que hoi vemos,
es indudable que si la opiuion se uniforma en su cóntra i se pre
senta como una séria amenaza de hacer fracasar sus propósitos,
no habrá elecciones, ni Congreso, ni Constitucion, ni cosa que lo
valga. Solo habrá arbitrariedad, abusos i violencias de todo jéne
ro, i todo cederá al grito de «la patria está en peligro,» lanzado
por los pretendidos salvadores del pais. En tales condiciones pien
so que seria una injusta i estéril tiranía de la opinion designarme
como a demoledor de una situacion a cuya creacion no he contri
buido, i una deplorable i funesta ilusion en mis amigos i partida
rios, confiar en la eficacia de los únicos medios de opinion i de
influencia moral que puedo emplear en el terreno de una lucha en
— 70 —
que solo hai lugar para la fuerza como hecho, para la corrupcion
como medio político de los partidos, para la especulacion como
fin del interes individual en los que colaboran.—En vista de todo
esto, ¿no seria mas prudente, patriótico i acertado no agravar los
males que no podemos remediar, obligando a Moráles a que se
convierta en otro Melgarejo por nuestras resistencias apasionadas
i tenaces, así como ántes obligamos a Achá a que hiciera un go
bierno mucho peor de lo que sin eso hubiera sido?—Tengamos,
pues, alguna vez sentido práctico, reconozcamos el deber i la ne
cesidad de someternos a la aceptacion de ciertos hechos superiores,
por su naturaleza i en ciertas circunstancias, a nuestras fuerzas i
a nuestra voluntad, es decir, reconozcamos la inutilidad de demo
ler murallas con alfileres.—Renunciemos por fin a la violencia que
solo nos ha traido i solo nos traerá males incalculables públicos i
privados, i compremos a costa de cualquier sacrificio el inestima
ble bien de la paz pública, que puede levantar gradualmente a Bo.
livia del abismo en que ha caido.»
Apénas habia pisado el territorio de su patria, despues de larga
ausencia, cuando su clara intelijencia le permitia conocer la situa
cion, que era tal cual la pintaba con los firmes rasgos de la ver
dadera conviccion. Verdad es que la falta de ambicion i de todo
interes individual, le permitian juzgar de las cosas con severa im
parcialidad. -
10
— 74 —
Como todos los mandatarios que han subido al poder sobre los
laureles de la victoria o alzados por el aura popular, no compren
dia que pudiese operarse un cambio repentino en la opinion.
Mas, el jeneral afortunado que ayer libertara a los pueblos de la
ruda dominacion de Melgarejo, el caudillo de la víspera que elec
trizara a los pueblos con protestas de desprendimiento i promesas
liberales, espresadas con el acento de la sinceridad i del patriotis
mo, no era el mandatario de hoi dominado de una ambicion vul
gar, de una codicia ruin, que acababa de ultrajar a la nacion en
sus representantes, i se revelaba en todos i cada uno de sus actos
como un déspota dispuesto a sacrificarlo todo a su ambicion.
El triunfador del 15 de enero, el simpático caudillo, el reforma
dor liberal, habia dejado de ser el mismo, i la opinion cambiada,
dejaba tambien de ser la misma para con él.
Esto no lo comprendia.
Ofuscado por los resplandores de la gloria, desvanecido por el
incienso de la adulacion, su ardiente fantasia le presentaba a cada
momento el cuadro palpitante de sus entradas triunfales a los pue
blos; esas multitudes entusiastas apiñadas en derredor suyo, que
retardaban su marcha triunfal, las cintas de variados colores, los
ramos, las guirnaldas que desde lo alto de los balcones caian sobre
su cabeza radiante de gloria; las arengas de los representantes de
las diferentes clases sociales; el eco atronador de los vítores..... En
estos momentos de verdadero arrobamiento, considerábase el ídolo
de los pueblos i el árbitro de su destino. -
crísis; era menester que cesase la duda; preciso era que ese tor
bellino de pasiones, eneontrase una válvula para espandirse; era
necesario, en fin, que la situacion se definiese.
Para almas fogosas como la de Moráles, la solucion de las difi
cultades no se deja esperar mucho tiempo; hombres de su temple
no se detienen pacientemente en desatar el nudo de la dificultad.—
lo rasgan.
Invitó a Ballivian a una conferencia, i en ella le espuso franca
mente sus ideas i sus propósitos, si bien apoyándolos en razones
de estado, en conveniencias nacionales. El estado alarmante en
que se hallaban las cuestiones de límites con Chile i con la Repú
blica Arjentina, la desmoralizacion del país, las facciones que lo
dividian i debilitaban en presencia de la reaccion que se mostraba
audaz i activa; todas estas circunstancias, decia, exijian ante todo
la conservacion de la paz i el establecimiento de un gobierno fuer
te que dominase las facciones en el interior i presentase respetable
a la nacion en el esterior. Él, vencedor del 15 de enero, no podia
consentir que la obra de sus esfuerzos i sacrificios, cayese desga
rrada por manos de la demagojia o de la reaccion. Él no abrigaba
(ciertamente) ambicion ninguna personal, pero tenia sagrados de
beres que cumplir, compromisos solemnes que llenar.
Hai hombres que creen sinceramente o aparentan creer, que la
suerte de los pueblos está vinculada a su persona, i son para ellos
una verdadera calamidad. Mejor lo pasarian sin sus servicios, sin
su abnegacion i patriotismo
Ballivian escuchaba sin estrañeza estos rasgos de sublime pa
triotismo: lo habia comprendido ya todo. Mas, su alma no podia
dejar de esperimentar el hielo de la decepcion: aquella escena de
entre bastidores era la fiel representacion de lo que son en la ma
yor parte de las repúblicas sud-americanas las instituciones demo
eráticas, lo que es el ejercicio de su soberanía, simulacro en que la
ambicion, las imposturas i el cinismo juegan con la libertad i los
derechos de los pueblos!...... I despues de todo, el mandatario ha
sido elejido por el voto espontáneo de los pueblos
Despues de sus observaciones dictadas por el mas acendrado
patriotismo, Moráles procuró persuadir a Ballivian de la inconve
niencia de su candidatura, i manifestarle que podria prestar a su
patria otros i mas importantes servicios en el esterior: acabando
por decirle que estaba dispuesto a salvar el país contra todo obs
táculo. I el obstáculo era la aspiracion, el derecho del país a elejir
— 76 —
XVI.
XVII.
XIX.
XXI.
XXII.
º Los estudios que Ballivian hiciera sobre esta materia con motivo
t, de su mision, le habian suministrado las convicciones siguien
tes:
piº 1." Que la compañía constructora no habia tenido ni tenia in
sas. tencion séria de llevar a cabo la obra.
sis 2". Que los compromisos que ésta tenia contraidos parecian
Nº identificados con los jerentes del empréstito, o lo que es lo mismo,
es que Erlanguer i Cº., i Sociedad constructora eran una sola i mis
rir II1l COSl. -
(1) En su último viaje a Europa tuvo ocasion de ver funcionar los ferro
carriles colgantes de un nuevo sistema. Comprendió al punto el partido que
podia sacarse de este jénero de vías para Bolivia, cuyo suelo erizado de
montañas ofrece a cada paso gradientes tan fuertes que hacian imposible el
ascenso de los trenes ordinarios. A su paso por Cochabamba (1873) ordenó
que el injeniero Harris hiciese estudios desde esta ciudad a Oruro por el ca
mino de Arque para ver si podria establecerse un ferrocarril barato por
aquel sistema. El resultado fué satisfactorio i aun Harris llegó a formular el
presupuesto. Con tal motivo, uno de sus amigos le insinuó la idea de que se
publicasen por la prensa esos estudios, Mas él contestó «Esa via no puede
practicarse sino despues de establecido el ferrocarril de Tacna a la Paz;
cuando éste se haya principiado, será oportuno hacer conocer esos estudíos.»
— 119 —
XXV.
XXVI.
XXVII.
— 137 —
— 143 —
FIN
APÉNDICE
¿SRI(S ) ))N AI) BAIIIVIAN
TEATRO (1).
3.
(1) Los trabajos que siguen, así como muchos otros suyos, no se hallan
insertos en la coleccion de Escritos literarios i políticos de Adolfo Ballivian,
publicada en Valparaiso el año 1874.
4 - APfNDICE
Vino poco despues el magnífico duo para dos pianos sobre Gui
llermo Tell, de Ascher, ejecutado por los señores Weiss i Frenchel
con admirable precision i grande sentimiento. Esto ya era otra
cosa. Los efectos grandiosos del instrumento están allí hábilmente
esplotados, sin sacrificarse a ellos la majestad sublime de esas ins
piraciones con que la libertad inflaumó la centella del jenio de Ro
Slnl. -
ANIVERSARIO.
I.
II.
III.
IV.
FERROCARRIL A BOLIVIA.
J.
II.
RECTIFICACION HISTÓRICA.
gros que venció i afrontó al dia siguiente; pero mui léjos de esto,
regresó en la misma noche a presentarse al gobernador i a entro
garse de nuevo prisionero. Al otro dia por la mañana, consiguien
do burlar la vijilancia de dos soldados que lo custodiaban, salió a
la calle, llegó al muelle, tomó una chalupa, i pagando primero a dos
fleteros e intimidándolos despues, logró hacerse conducir a bordo de
la fragata de guerra francesa Andromede, en la que tomó asilo, no
sin haber sido perseguido en su tránsito i mui de cerca por el go
bernador en persona, quien, habiéndose apercibido en el acto de
la ausencia de su prisionero, armó con tropa i jente del resguardo
la falúa de la capitanía i le dió caza hasta llegar, casi al mismo
tiempo que él, a la escala del buque frances. Allí en presencia de
M. de Villeneuve, jefe de la estacion naval francesa en el Pacífico,
el jeneral Ballivian i el señor Garrido tuvieron una larga discu
sion, en la que el segundo no hizo la mas lijera mencion de la su
puesta palabra de honor empeñada, si debe creerse el testimonio
de M. de Villeneuve, consignado en su comunicasion oficial al
gobierno frances, de que poseo una copia. Solo despues pensó el
señor Garrido en esquivar su responsabilidad imputando al jeme
ral Ballivian una falta vergonzosa, ante la que a menudo retroce
den los soldados mas vulgares i oscuros. Este lo desmintió en
tónces por la prensa enérjicamente i con argumentos que no deja
ban duda. En efecto, a un prisionero bajo palabra de honor no
se le guarda custodiado; esa palabra de honor no se toma en se
creto, pues, si nó por escrito, se requiere ante testigos o con otras
formalidades que establezca la prueba para el caso posible de in .
fidencia. Dicha prueba faltó al señor Garrido, i, entre su simple
aseveracion i la contraria, la opinion imparcial tuvo que optar na
turalmente por la que revestia el carácter de mas verosímil i sin
cera. Sin embargo, el jeneral Ballivian, no contento con esto, ape
ló al juicio leal de los jenerales de Chile, a quienes escribió espo
niéndoles el hecho i ofreciendo entregarse de nuevo prisionero si
en concepto de ellos hubiese faltado de algun modo a la lealtad i
el honor. Todos ellos, a escepcion únicamente del jeneral Blanco
Encalada, que no dió respuesta alguna, tuvieron la honorable
rectitud de absorverlo, reconociendo el derecho que tiene todo pri
sionero para recobrar su libertad cuando se le presenta la ocasion
i sabe aprovecharla.
La mayor parte de los documentos a que me refiero se publica
ron en Valparaiso en esa época (1838); sin embargo, yo me pro.
pongo reproducirlos, completándolos tan luego como me sea dado
restituirme a mi domicilio. Entre tanto, señor redactor, lo espues
to me parece suficiente para hacerme esperar, que en obsequio a la
verdad histórica i en homenaje a la justicia, se digne Ud. dar lu
gar a esta retificacion, retirando una afirmacion que, contradicha i
desnuda de pruebas, no podria subsistir sin merecer el nombre de
calumnia.
Aloo. Fo BALLIVIAN.
O P ÚS CUL () S
que s
Jean
la nº
2; º
- º
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x 1kN
, º de
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