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El hombre un ser sexual

Es un proceso biológico, psicológico, social y cultural que involucra: sentimientos, emociones,


actitudes, pensamientos, comportamientos y la valoración personal, es decir la autoestima;
comprende, además, la percepción íntima y personal de ser hombres o mujeres; el vínculo
afectivo con los demás y la manera de expresar el afecto, la capacidad de dar y recibir amor y de
experimentar placer, el comportamiento como hombres o mujeres, las diferencias corporales, los
cambios físicos, el impulso o deseo sexual, la atracción física hacia otras personas, la
reproducción biológica; es decir, es un proceso que abarca el cuerpo, las emociones y el entorno
social y cultural de la vida.
Se relaciona como una máquina de reproducción. La capacidad de relacionarnos, formar parte de
una sociedad. Tenemos sentimientos y deseamos que nuestra especie perdure. La sexualidad
tiene como objetivo principal la reproducción, pero actualmente se encuentra establecida por una
ética, principios, sentimiento y emociones. Lo cual es más desarrollado en una mujer. La
sexualidad humana es un fenómeno complejo, que recorre de forma transversal la vida de todo
ser humano desde que nace hasta que muere, y que le conforma como persona y marca su
identidad.

El hombre como se sexual conserva la escencia animal la cual lleva en sus genes. La naturalidad
es la sinceridad del hombre mediante el cuerpo. Las relaciones sexuales deben manifestar lo que
significan: la entrega plena de una persona a otra. El hombre en primer lugar es cuerpo y en
segundo lograr es cuerpo sexuado y se realiza en una doble modalidad relativa: la masculinidad y
la femineidad. La femineidad, en cierto sentido, se encuentra así misma frente a la masculinidad,
mientras que la masculinidad se confirma a través de la femineidad.
Como hemos mencionado antes, el hombre es por naturaleza un ser sexuado, y la pertenencia a
uno de los dos sexos determina una cierta orientación de todo su ser. Cada uno de ellos puede no
solamente completar sus características con las de la persona del sexo opuesto, sino que puede
sentir vivamente la necesidad de semejante complemento. Pero de todas formas, esto no sólo se
limita a la tendencia al sexo opuesto, a un hombre o a una mujer en concreto, sino a un ser
humano. Por lo tanto, la tendencia sexual en el hombre se transforma en amor, mientras que en
los animales sólo actúa el instinto sexual. El deseo sexual tiende a la fusión, pero puede ser
estimulado por la angustia de la soledad, por el deseo de conquistar o de ser conquistado, por la
vanidad, por el deseo de herir y aún de destruir, tanto como por el amor. Parecería que cualquier
emoción intensa, el amor entre otros, puede estimular y fundirse con el deseo sexual. Como la
mayoría de la gente une el deseo sexual a la idea de amor, con facilidad incurre en el error de
creer que se ama cuando se desea físicamente.
El amor puede inspirar el deseo de la unión sexual; en tal caso, la relación física se halla libre de
aridez, del deseo de conquistar o ser conquistado y está fundido con la ternura. La atracción
sexual crea, por un momento, la ilusión de la unión, pero, sin amor, tal “unión” deja a los
desconocidos tan separados como antes.
La sexualidad es una necesidad básica del ser humano, tanto de mujeres como de hombres. La
satisfacción de los deseos sexuales tiene múltiples manifestaciones, y abarca tanto las fantasías,
pensamientos, caricias de todo tipo y por todo el cuerpo como la penetración coital, anal o bucal.

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