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SEXUALIDAD:
La sexualidad puede definirse como el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas,
psicológicas y sociales asociadas al sexo de cada individuo. Desde el punto de vista histórico
cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conductas y prácticas asociadas a la
búsqueda del placer sexual, que marcan de manera decisiva al humano en todas y cada una de
las fases determinantes de su desarrollo.
Según la OMS, la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su
vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la
intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de
pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y
relaciones interpersonales.
La sexualidad es la manera que cada persona tiene de vivir “el hecho de ser sexuado”. Todas
las personas son sexuadas, es decir, tienen un cuerpo sexuado en femenino o en masculino
que les permite pensar, entender, expresar, comunicar, disfrutar, sentir y hacer sentir. El
cuerpo sexuado es, por tanto, el lugar donde la sexualidad reside y se hace posible.
Características:
- SEXO: conjunto de características físicas y biológicas de los seres humanos con las que
se nace, relacionado con órganos sexuales, que los definen como hembras o machos.
- GÉNERO: construcción social, cultural, histórica de ser femenino o masculino. Puede
ser re-inventado, de-construido, modificado y redefinido por la propia cultura. Es la
suma de valores, actitudes, prácticas o características basadas en el sexo.
- IDENTIDAD DE GÉNERO: es la concepción de un individuo de sí mismo/ grado en que
una persona se identifica como masculino o femenino. Sensación subjetiva de ser
hombre o mujer. Autoconcepto y autopercepción de su sexo y género. Relacionado
con la orientación sexual.
- ORIENTACIÓN SEXUAL: inclinación a sentir atracción romántica o sexual (o una
combinación de éstos) hacia personas de sexo o género opuesto, del mismo sexo o
género o ambos sexos o más de un género. Es la organización del erotismo y/o vínculo
emocional de un individuo en relación al género de pareja involucrada en la actividad
sexual. Se refiere a “las fantasías, los apegos, pensamientos, comportamientos y
anhelos”.
- EROTISMO: capacidad humana de experimentar las respuestas subjetivas que evocan
los fenómenos físicos percibidos como deseo sexual, excitación sexual y orgasmo y que
por lo general se identifican con placer sexual.
- VINCULACIÓN AFECTIVA: es la capacidad humana de establecer lazos con otros seres
humanos que se construyen y mantienen mediante las emociones.
Si bien la sexualidad puede abarcar el erotismo, los vínculos afectivos, el amor, el sexo, el
género y la reproducción, no todas estas dimensiones tienen que expresarse. La sexualidad se
encuentra presente en toda la vida, aunque es posible que las expresiones e influencias que
repercuten en la sexualidad difieran con el correr de los años. La sexualidad está circunscrita
por un contexto histórico y cultural concreto y, por ende, está determinada por costumbres,
tradiciones y valores y ella, a su vez, repercute en estos. Su desarrollo pleno depende de la
satisfacción de las necesidades fundamentales del ser humano, tales como el deseo de
contacto, intimidad, expresión emocional, placer, ternura y amor.
Otras definiciones:
DERECHOS SEXUALES
Los derechos humanos son aquellos principios que se consideran universalmente como
protectores de la dignidad humana y promotores de la justicia, la igualdad, la libertad y la vida
misma.
Los derechos humanos están por encima de los valores culturales. Si una cultura en particular
tiene una costumbre que va en contra de un derecho humano, es necesario cambiar el valor
cultural.
Dado que la protección de la salud es un derecho fundamental del ser humano, es obvio que la
salud sexual conlleva derechos sexuales. El reconocimiento de los derechos sexuales se
encuentra en proceso de evolución.
PULSIÓN SEXUAL:
Pulsión es un término que se utiliza en psicoanálisis para designar aquel tipo de impulso
psíquico característico de los sujetos de la especie humana que tiene su fuente en una
excitación interna y que se dirige a un único fin preciso: suprimir o calmar ese estado de
tensión; a diferencia del concepto de instinto que se presenta en los animales no racionales. El
instinto tiene que ver con factores heredados, tiene un objeto determinado y es cíclico.
Libido es un término que se usa de manera general para denominar al deseo sexual de una
persona y se centra en el concepto de pulsión.
La pulsión es un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático (es decir que es psíquica y
biológica). Es una fuerza constante, no se agota nunca y es lo que moviliza, mueve a un sujeto,
tiene satisfacciones parciales, y ese resto que no se satisface es lo que motoriza el deseo. El
deseo como motor de lo psíquico es lo que mueve a un sujeto en su vida cotidiana.
La fuente: es donde nace la pulsión, las zonas erógenas. Son zonas de mucosa del
cuerpo, que están en zonas de borde del mismo, entre el adentro y el afuera. También
son zonas de cuidados maternales (boca, ano, genitales)
El fin: es la satisfacción, que siempre dejará un resto insatisfecho que es aquello que
conocemos como deseo (eso que nos hace correr siempre detrás de la zanahoria)
El objeto: se lo conoce como lo más variable de la pulsión, es aquel a partir del cual se
alcanza la satisfacción. Decir que el objeto es variable es que se fijará de acuerdo a
cada sujeto lo que nos dará satisfacción. En esta óptica no habrá objetos
determinados, naturales.
La pulsión para poder instalarse, necesita siempre de otro, no hay posibilidad de vida psíquica,
ni de supervivencia biológica si no hay otro. El concepto de apuntalamiento, refiere que, en
este cuerpo biológico, en este organismo, se va a instalar otra cosa, aquello que llamaremos el
aparato psíquico. no habrá modo de pensar la constitución de un cuerpo sin que esté el
organismo. De allí la relación orgánico-psíquico, es indisociable (ejemplo estamos nerviosos y
nos duele la panza). Para poder entender la noción de apuntalamiento tomaremos el ejemplo
de la succión en vacío: en las primeras horas de existencia de un sujeto, es necesario que se lo
alimente, que el niño se prenda al pecho, esto viene fijado en el niño a partir del reflejo de
succión. El niño se prende al pecho, satisface su hambre, reduce la tensión, pero es observable
como sigue succionando en vacío, succiona sus dedos, la mantita, el cuerpo de su madre. Es
decir, a partir de la satisfacción de una necesidad, se va a instalar una necesidad de
satisfacción, que va a ir más allá del plano de la necesidad, una zona erógena (la boca) ha
registrado una satisfacción que el infans intenta reencontrar, algo queda inscripto como
experiencia de satisfacción, de placer. Apuntalado en una necesidad biológica (el hambre) se
construirá el campo de lo psíquico, de la sexualidad (el placer).
El hombre es el único animal que no logra su madurez fisiológica hasta 10 años después de su
existencia. Esta prematuración que implicaría la indefensión originaria del humano determina
su absoluta dependencia de los otros. Ahora ese otro no solo satisface sus necesidades
básicas, sino que también debe erogeneizar ese cuerpo, tocarlo, hablarlo, acariciarlo. Si esto
no se produce hay efectos gravísimos en la constitución psíquica.
La diferenciación sexual es el proceso por el cual el embrión desarrolla sus órganos genitales.
Este proceso de diferenciación, en sentido masculino o femenino, tiene lugar durante la vida
embrionaria y fetal e involucra una cadena de eventos moleculares, hormonales y no
hormonales que se inician en el momento mismo de la formación del cigoto y se prolonga
hasta etapas avanzadas de la vida intrauterina. De forma cronológica y general, la
diferenciación sexual se produce según esta secuencia específica: en primer lugar, se establece
el sexo genético o cromosómico. Después, el sexo cromosómico controla la diferenciación de
las gónadas, las cuales determinan el medio hormonal embrionario y con ello la diferenciación
de los sistemas de conductos internos y la formación de los genitales externos.
GÓNADAS:
Las gónadas aparecen inicialmente como un par de eminencias longitudinales, los pliegues o
crestas genitales o gonadales, que se forman por proliferación del epitelio superficial y la
condensación del mesénquima subyacente. Las células germinativas primordiales solo
aparecen en los pliegues genitales desde la sexta semana.
Poco antes de la llegada de las células germinales primordiales, y durante su arribo, el epitelio
de la eminencia genital prolifera y las células epiteliales penetran en el mesénquima
subyacente, donde forman cordones de forma irregular, los cordones sexuales primitivos. En
embriones masculinos y femeninos, los cordones están unidos al epitelio superficial, y en esta
etapa es imposible diferenciar la gónada masculina y la femenina. En consecuencia, se la llama
gónada indiferenciada.
TESTÍCULO:
En el cuarto mes, los cordones testiculares toman una forma de herradura y sus extremos se
continúan con los de la red testicular. Los cordones testiculares están compuestos en este
momento por células germinales primordiales y células sustentaculares o de Sertoli derivadas
del epitelio superficial de la glándula.
Las células intersticiales de Leydig se desarrollan a partir del mesénquima original de la cresta
gonadal y se encuentran entre los cordones testiculares. Comienzan a desarrollarse poco
después de iniciada la diferenciación de los cordones. En la octava semana de desarrollo, las
células de Leydig empiezan a producir testosterona y el testículo puede influir entonces en la
diferenciación sexual de los conductos genitales y de los genitales externos.
Los cordones testiculares permanecen sólidos hasta antes de la pubertad cuando adquieren
una luz, dando origen a los túbulos seminíferos. Una vez que se ha producido su canalización,
estos túbulos se unen a los de la red testicular, los cuales a su vez penetran en los conductillos
eferentes, que constituyen las paredes restantes de los túbulos excretores del sistema
mesonéfrico. Conectan la red testicular con el conducto mesonéfrico o de Wolff, que entonces
se convierte en el conducto deferente.
OVARIO:
En los embriones con complemento cromosómico sexual XX, los cordones medulares de la
gónada experimentan regresión y se desarrolla una generación secundaria de cordones
corticales. En embriones con complemento cromosómico sexual XY, los cordones medulares se
convierten en cordones testiculares y no se desarrollan cordones corticales secundarios.
CONDUCTOS GENITALES:
Período indiferente:
Tanto los embriones masculinos como las femeninos tienen inicialmente dos pares de
conductos genitales: los conductos mesonèfricos o de Wolff y los conductos
paramesonefricos o de Mûller. El conducto paramesonefrico aparece como una evaginación
longitudinal del epitelio superficial en la cara anterolateral de la cresta urogenital.
Excepto en su porción más craneal denominada apéndice del epidídimo, los conductos
mesonéfricos persisten por acción de la testosterona producida por las células de Leydig y
forman los conductos genitales principales. Inmediatamente por debajo de la entrada de los
conductillos eferentes, los conductos mesonéfricos se alargan y forman el epidídimo
(conducto). Desde la cola de éste hasta la yema de la vesícula seminal, los conductos
mesonéfricos reciben una gruesa capa muscular y crean el conducto deferente. La región de
los conductos detrás de las vesículas seminales es el conducto eyaculador. Paralelamente, los
conductos paramesonéfricos o de Mûller (excepto una pequeña porción de su extremo
craneal, el apéndice del testículo) involucionan por acción de la hormona antimûlleriana o
factor inhibidor de Mûller (FIM) producida por las células de Sertoli.
VAGINA:
Tiene dos orígenes, ya que el tercio superior deriva del conducto uterino y los dos tercios
inferiores del seno urogenital. La luz de la vagina permanece separada de la luz del seno
urogenital por una lámina delgada, el himen, formado por el revestimiento epitelial del seno y
una delgada capa de células vaginales.
GENITALES EXTERNOS:
Periodo indiferente:
Entretanto a cada lado de los pliegues uretrales se advierte otro pare de elevaciones, las
protuberancias genitales, que en el varón formaran más adelante las protuberancias
escrotales y en la mujer, los labios mayores. Sin embargo, al final de la sexta semana es
imposible diferenciar el sexo de los embriones.
Al final del tercer mes, los dos pliegues uretrales se cierran sobre la placa uretral y dan lugar a
la uretra peniana, la cual no alcanza el extremo del falo. La porción más distal de la uretra se
forma durante el cuarto mes, cuando las células ectodérmicas del extremo del glande
penetran en el interior y constituyen un cordón epitelial corto. Este cordón experimenta luego
una canalización, formando así el meato uretral externo.
En condiciones normales, los testículos llegan a la región inguinal aprox. a las 12 semanas de
gestación, migran a través del conducto inguinal a las 28 semanas y alcanzan el escroto a las 33
semanas. En el proceso influyen las hormonas, entre ellas los andrógenos y la hormona
antimûlleriana.
El testículo desciende por el anillo inguinal y sobre el borde del hueso púbico; allí es empujado
dentro del escroto en el momento del nacimiento.
El descenso de las gónadas es mucho menor en la mujer que en el hombre, y los ovarios
terminan situándose debajo del borde de la pelvis verdadera.
Por lo tanto, este el proceso de determinación y diferenciación sexual incluye diversos niveles
que conforman distintos sexos: el sexo cromosómico; gonadal; hormonal; genital interno;
genital externo; y adoptado, asignado o identificación sexual.
Las glándulas endocrinas son aglomeraciones de células epitelioides que están inmersas
dentro del tejido conjuntivo. No poseen conductos excretores; su secreción se descarga en la
matriz extracelular del tejido conjuntivo. Desde allí, las hormonas son transportadas hacia la
luz de los vasos sanguíneos (o linfáticos) para su distribución por todo el organismo. Estas
hormonas afectan órganos o tejidos diana que están a cierta distancia de la glándula. Por esta
razón, las glándulas endocrinas están bien vascularizadas y rodeadas por vastas redes
vasculares.
Sólo unas pocas glándulas y células endocrinas poseen un origen mesenquimatoso y derivan
de las crestas urogenitales: la corteza de la glándula suprarrenal, las células de Leydig en los
testículos y las células secretoras de esteroides de los folículos en desarrollo en el ovario.
HORMONAS
Una hormona es un producto de secreción de las células y los órganos endocrinos, con
actividad biológica, que pasan al sistema circulatorio para transportarse hacia células diana
específicas y actuar sobre ellas.
Casi todas las hormonas peptídicas y las catecolaminas son hidrosolubles y circulan en la
sangre libremente. Por lo general, se degradan en la sangre y en los tejidos por acción
enzimática y se excretan con rapidez por los riñones y el hígado, por lo que permanecen muy
poco tiempo en la sangre.
Las hormonas que se encuentran a las proteínas plasmáticas se eliminan de la sangre con una
velocidad mucho menor y a veces permanecen en la circulación durante varias horas o incluso
días.
Las hormonas sexuales mencionadas en el proceso de determinación del sexo son secretadas
por los testículos, los ovarios, la placenta, la próstata y la glándula suprarrenal, y éstos a su vez
están regulados por acción de la adenohipófisis, y ésta, por último, es regulada por el
hipotálamo.
La hipófisis es una glándula endocrina impar y mediana situada por detrás del quiasma óptico,
debajo del diencéfalo y del piso del tercer ventrículo; se aloja en la fosa hipofisaria de la silla
turca. Mide en el adulto de 12 a 15 mm en sentido transversal, 8mm de atrás hacia delante y
6mm en sentido vertical, y pesa 0,5 g. en los hombres y 1,5 g en las mujeres multíparas (que ha
dado a luz dos veces o más). Está unida al hipotálamo mediante el infundíbulo y una red
vascular (sistema porta hipotalamohipofisario). Está contenida en la celda hipofisaria, cuyas
paredes la separan de los órganos vecinos. Está compuesta por dos partes: el lóbulo anterior o
adenohipófisis y el lóbulo posterior o neurohipófisis; entre ambos existe una pequeña zona
poco vascularizada denominada pars intermedia.
Estos cinco tipos de células productoras de hormonas están rodeadas por células
foliculoestrelladas que tienen la capacidad de formar cúmulos celulares o folículos pequeños.
Neurohipófisis: tejido nervioso secretor (extensión del SNC) que deriva del infundíbulo
embrionario desde el neuroectodermo del piso del tercer ventrículo (diencéfalo) del
cerebro en desarrollo. Almacena y libera productos de secreción sintetizados en el
hipotálamo. Está compuesta por dos porciones:
- Infundíbulo: es la continuación de la eminencia media del túber cinereum. Está
rodeado por la porción tuberal de la adenohipófisis. Se continúa hacia abajo
con el lóbulo o porción nerviosa. contiene los axones neurosecretores que
forman los tractos hipotalamohipofisarios.
- Porción nerviosa: almacena las hormonas transportadas por las fibras del
tracto hipotalamohipofisario. Contiene los axones amielínicos y sus
terminaciones nerviosas de alrededor de 100.000 neuronas neurosecretoras,
cuyos somas se ubican en los núcleos supraópticos y los núcleos
paraventriculares del hipotálamo.
La adenohipófisis es una glándula muy vascularizada que dispone de amplios senos capilares
entre las células glandulares. Casi toda la sangre que penetra en estos senos atraviesa en
primer lugar otro lecho capilar del hipotálamo inferior. A continuación, la sangre fluye a través
de unos diminutos vasos porta hipotalámico-hipofisarios y accede a los senos
adenohipofisarios. Unas pequeñas arterias penetran en la eminencia media y otros vasos de
pequeño calibre regresan a su superficie, donde se unen formando el sistema porta
hipotalámico-hipofisario. Estos vasos descienden a lo largo del tallo hipofisario y riegan los
senos adenohipofisarios.
IRRIGACIÓN:
VENAS:
Las dos corrientes arteriales son drenadas finalmente por los vasos perihipofisarios eferentes,
que llegan al seno cavernoso y a los senos intercavernosos situados en el diafragma selar.
NERVIOS:
GLÁNDULA PINEAL
La glándula pineal es una glándula endocrina o neuroendocrina que regula el ritmo circadiano.
Se desarrolla a partir del neuroectodermo y permanece unida al cerebro, contiene dos tipos de
células parenquimatosas: los pinealocitos que secretan melatonina, y las células intersticiales
(gliales) de sostén. La melatonina regula los ritmos corporales diarios y el ciclo día/noche
(ritmos circadianos); inhibe la secreción de GnRH y regula la actividad esteroidógena de las
gónadas, en particular en lo relacionado con el ciclo menstrual. La melatonina es generada
cuando la retina percibe ausencia de luz, produciéndose el máximo pico de esta hormona
durante la noche y reduciéndose ante la presencia de luminosidad.
GLÁNDULAS SUPRARENALES
Las glándulas suprarrenales (o adrenales) son dos glándulas endocrinas, bilaterales, situadas
en el espacio retroperitoneal de la cavidad abdominal, en la parte posterosuperior del
abdomen, debajo y delante del diafragma, arriba de los riñones, sobre la cara anterolateral de
la parte superior de la columna lumbar. La glándula derecha es aplanada y triangular y la
glándula izquierda es más gruesa en sentido medial y tiene forma de semiluna. Cada glándula
mide, por término medio, 30 mm. de alto, 25 mm. de ancho y de 7 a 8 mm. de espesor. Su
peso oscila alrededor de los 12 g. en estado normal. Ambas están incluidas en el tejido adiposo
perirrenal a la altura del polo superior de los riñones. Están cubiertas por una cápsula de tejido
conjuntivo gruesa. El tejido propio (parenquimatoso secretor) está organizado en dos regiones:
Las glándulas suprarrenales reciben tres grupos de arterias principales que se designan:
arterias suprarrenales superiores, medias e inferiores; y también están irrigadas por arterias
accesorias que pueden provenir de las arterias lumbares, renales, ováricas y testiculares o de
las arterias perirrenales.
VENAS:
- Venas periféricas: son finas, llegan directamente a las venas frénicas inferiores,
renales o perirrenales, creando anastomosis entre las venas renales y las venas
parietales.
- Venas centrales: se drenan por la vena central de la suprarrenal que emerge
del hilio para terminar en la vena cava inferior a la derecha y en la vena renal
izquierda a la izquierda, a la que alcanza con la vena frénica inferior.
LINFÁTICOS: son superficiales y profundos; estos dos plexos linfáticos convergen a la parte
medial de la glándula para llegar a los ganglios de la raíz renal o a los ganglios lumbares
intermedios a la derecha, y a los aórticos laterales a la izquierda.
INERVACIÓN: están inervadas por filetes delgados y muy numerosos que forman un plexo
nervioso suprarrenal, cuyo origen es doble: del esplácnico mayor y del plexo celíaco.
SEXUALIDAD EN LA INFANCIA
La sexualidad infantil existe, aunque en diversos contextos y momentos históricos se haya
dicho que no. Se desarrolla y expresa fundamentalmente a través de la curiosidad
(observación, manipulación, autodescubrimientos, fisgoneo o preguntas) y el juego
(exploración, imitación e identificación).
El sentido y los significados que niñas y niños dan a sus descubrimientos y juegos sexuales
poco tienen que ver con los dados por las personas adultas. Sus actividades sexuales se basan
en motivos diferentes. Por ello, es importante no interpretar las expresiones de su sexualidad
desde nuestra óptica y nuestra experiencia de personas adultas y atribuirles significados que
no tienen.
Son múltiples y de gran trascendencia las cuestiones referidas a la sexualidad que están
presentes desde el nacimiento y en la primera infancia. Éstas son algunas de ellas:
La sexualidad en la niñez, abarca los primeros años y culmina con el complejo de Edipo entre
los tres y cinco años. Por lo tanto, el desarrollo psicosexual infantil se da a través de una serie
de etapas en la infancia en las que las energías o impulsos que buscan el placer de la
Identificación se enfocan en ciertas zonas erógenas/mucosas (Las zonas erógenas son aquellas
que por su sensibilidad provocan sensaciones de placer al ser estimuladas, dado que en ellas
se acumulan muchas terminaciones nerviosas) en cada una de las cinco etapas de desarrollo:
oral, anal, y fálica. Esta energía psicosexual, o libido, se describe como la fuerza impulsora
detrás de la conducta.
Dichas fases libidinales estarán resueltas cuando se lleve a cabo el Complejo de Edipo, que se
conoce como el conjunto de las relaciones de objeto más importantes junto con las ansiedades
típicas de la etapa fálica, el conjunto de sentimientos que afloran en el niño en relación con el
progenitor del sexo contrario; para el psicoanálisis el complejo de Edipo desempeña un papel
fundamental en la estructuración de la personalidad y en la orientación del deseo humano.
Este complejo inscribe una ley de prohibición del incesto presente en todas las culturas, que
prohíbe la práctica de relaciones sexuales entre individuos muy próximos por parentesco
biológico, por lo que se dice que es estructurante.
Freud creía que los niños comienzan a ver a sus padres como un rival por el afecto de la madre.
El complejo de Edipo describe estos sentimientos de querer poseer la madre y el deseo de
reemplazar al padre. Sin embargo, el niño también teme que será castigado por el padre por
estos sentimientos, a este miedo Freud lo llamó la angustia de castración, que opera
simultáneamente al complejo de Edipo.
El término complejo de Electra se ha utilizado para describir estas mismas sensaciones
experimentadas por las niñas. Freud, sin embargo, creía que las niñas por su parte
experimentan la envidia del pene.
Esta etapa culminará con la adquisición de la identidad de género, es decir la conciencia acerca
de sí mismo/a, en relación a la propia individualidad.
Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir una información y educación
sexual, que no sólo contenga conocimientos sobre reproducción y genitalidad, sino también
actitudes, habilidades y valores necesarios para disfrutar de su sexualidad, tanto física como
emocionalmente, individualmente y en sus relaciones con los otros, y que les haga capaces de
tomar decisiones informadas sobre su vida sexual y reproductiva.
La educación sexual debe ayudar a los niños, las niñas y adolescentes a adquirir una adecuada
información sobre la anatomía y el desarrollo sexual y reproductivo, disipando mitos, creencias
erróneas y dudas; desarrollar habilidades vitales como el pensamiento crítico, negociación y
comunicación, confianza, empatía, capacidad para hacer preguntas y buscar ayuda, etc. y
consolidar actitudes y valores positivos como mentalidad abierta, autoestima, ausencia de
prejuicios, respeto a los demás y actitud positiva en lo referente a su salud sexual y
reproductiva.
La educación sexual debe hacerse también en las escuelas. Como también las familias deben
jugar el papel que les corresponde. Sin embargo, no siempre ocurre ni lo uno ni lo otro. O
cuando ocurre se centra más en los aspectos biológicos que relacionales. Por tanto, si los y las
profesionales de la pediatría y de la enfermería son conscientes de ello, pueden ejercer una
labor muy importante, tanto desde su consulta, como mediante su participación en actividades
de educación sexual dentro de la escuela o en otros ámbitos de participación comunitaria.
Recién nacido:
En cuanto a la información y consejos dentro del plan de cuidados del recién nacido, irán
dirigidos fundamentalmente a reforzar el desarrollo del vínculo afectivo. Buena parte de la
educación sexual que todo niño y toda niña necesitan parte de ese vínculo. Cuando sienten
que son queridos y queridas tal y como son, cuando se los acepta y se les da seguridad a través
del contacto piel con piel, cuando se les permite expresar emociones, se está haciendo
educación sexual
En el plan de cuidados se seguirá hablando de la importancia del refuerzo del vínculo afectivo y
de la necesidad de más vinculaciones afectivas. Es decir, que para el desarrollo del niño y de la
niña es bueno que haya más de una persona que lo quiera y que se lo demuestre. Un niño o
una niña que se vincula afectivamente a más de una o más de dos personas será un niño o una
niña con más apoyos y recursos.
Para la promoción de la salud resulta imprescindible que las familias escuchen hablar de
sexualidad y de educación sexual en este momento de manera explícita. Para que aprendan
que en la consulta y en esos ámbitos se puede hablar de sexualidad.
Se puede explicar realmente que la educación sexual se expresa con el contacto corporal, con
el acariciar y el abrazar, con los masajes al bebé, con los besos y con la importancia de ir
permitiendo que el bebé pueda mostrar sus emociones, de tal manera que sienta que se lo
reconoce y, sobre todo, que se lo quiere, transmitiendo seguridad, y posibilitando la seguridad
en el propio niño. De este modo se logra situar la Educación Sexual o la Sexualidad en la
dirección de conocerse, aceptarse y poder expresar sus emociones.
Comentar en esta etapa la posibilidad de que, con esos contactos, o coincidiendo con ellos, se
produzca una erección en el pene (en el clítoris también podría suceder, pero no son tan
evidentes). Explicar que tanto los genitales del niño como los de la niña están inervados y
pueden responder de este modo a determinados estímulos.
Este punto debería servir para ayudar a distinguir entre Sexualidad Infantil y Sexualidad adulta
y cómo “las erecciones” no tienen el mismo significado en un momento que en otro. Hablar de
estos temas puede ser un buen momento para legitimar lo que se consideran contactos
adecuados, a la vez que lo hacemos de los “contactos inadecuados” que serían todos aquellos
en los que la persona adulta deposita intención erótica.
Recordar y recuperar temas de la pareja tanto en lo afectivo como en lo erótico y trasmitir que
lo “sexual” en estas edades de los niños es algo más que la higiene de los genitales (retraer el
prepucio o limpiar en dirección vulva-ano).
Control de 2 a 6 años:
Es importante dar a la familia claves que les permitan resolver estos puntos de modo que
vayan sintiendo que pueden abordar estos tópicos con sus hijos. Las claves son sencillas:
naturalidad, empatía, buena disposición, contestar al niño o a la niña mejor que a la pregunta,
decir la verdad, utilizar palabras sencillas y entendibles, hablar del tema cuando sea necesario.
Trasmitir así que lo importante es poder hablar y habilitar espacios de diálogo.
En cuanto al tema de relaciones interpersonales y los celos, tanto hacia las figuras maternas o
paternas como hacia un posible hermano, procurar que las familias entiendan que los mismos
suelen ser razonables, pero que deben ser pasajeros. Se trata de que el niño o la niña aprenda
que, si las personas adultas se quieran entre ellas o que quieran también a otro bebé, no le
restará cariño a él o ella. Estableciendo que todos los cariños son compatibles.
Control de 6 a 11 años:
Si bien se habla de etapa de latencia, la curiosidad y el interés de los niños por temas
relacionados con lo sexual continúa estando presente. Por lo que es necesario sugerir a los
padres hablar de esos temas, aunque no surjan preguntas. Animar a las familias a que se
permitan hablar y comentar lo que aparece en la televisión, internet, entre otros, habilitando
espacios de reflexión y diálogo de las familias con sus hijos y de ellos con sus padres.
Los comentarios del equipo de salud ya no pueden dirigirse sólo a la familia o a quien
acompañe al niño o a la niña sino también al propio niño/sujeto de derecho que es el
protagonista de la consulta. Es importante que las valoraciones no sean sólo de índole de su
crecimiento, del padecimiento por el que consultan, sino que puedan escuchar: valoraciones
en su condición de niños o de niñas, de los diversos modos de ser un niño verdadero y
respetado; aludiendo en la consulta a los dos sexos. Abonando a la construcción de una buena
relación médico paciente.
Todas las consultas las hacen personas. No debemos atender a la consulta o responder a la
pregunta. Debemos atender o responder a la persona, a quien consulta. Es necesario atender
los matices y las peculiaridades que rodean cada demanda prestando atención a las palabras,
así como también mirando a la cara a la persona, dando señales de escucha, asegurando un
mutuo entendimiento. En definitiva, establecer una relación entre personas, en la que ambos
somos importantes.
A partir de que el niño o la niña puede seguir una conversación hay que procurar incorporarlo.
Que aprenda que se lo tiene en cuenta y que se puede hablar con él (en referencia a todo el
equipo de salud). Aunque la consulta la haga el padre o la madre la respuesta debe incluir al
hijo o la hija.
En definitiva, cada consulta es una oportunidad para trabajar por esa idea de la sexualidad en
la que caben “todas las sexualidades”, a que aprenda a conocerse, a aceptarse y a expresarse
de modo que resulte satisfactorio. También para animar a que las familias hagan lo propio
desde su ámbito y en la misma dirección.