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PUEBLOS ORIGINARIOS > TEHUELCHE

Ambiente y Localización
Los tehuelche se ubicaban en Patagonia, entre el río
Negro y el Estrecho de Magallanes. Aunque se han
reconocido varias parcialidades, tenían relaciones muy
fluidas, por lo que es difícil definir límites rígidos,
representados por ríos o algo así. El clima patagónico
se caracteriza por gran amplitud térmica entre el
verano y el invierno, así como una marcada oscilación
térmica entre el día y la noche. La media en invierno
es de -2ºC y las máximas de verano en algunas zonas
pueden alcanzar los 40 ºC. Es un territorio volcánico y
estepario, con amplias pampas, donde se encuentra
una rica fauna.

Economía
Cazaban básicamente el guanaco, cuya carne era la más preciada, pero también cuya piel
constituía materia prima de vestidos, abrigos, habitación y otras necesidades. Para cazarlos
utilizaban la boleadora, cercando a la presas mediante una estrategia de semicírculo,
usando caballos y perros. También recolectaban vegetales comestibles y medicinales, así
como mariscos en la costa. La mujer estaba a cargo de las actividades domésticas (desde
buscar leña y agua hasta cocinar los alimentos), del desplazamiento y de la instalación y
desinstalación del toldo. Cuidaban y criaban a los niños, preparaban los cueros y
manufacturaban ciertos objetos. Ellas también eran las encargadas de la decoración de los
mantos, bolsos, cinturones y naipes. Los hombres estaban encargados de cazar y fabricar
las herramientas y armas, pero pasaban buena parte del tiempo comiendo, descansando y
jugando.
A partir de la incorporación del caballo a su vida diaria en el siglo XVIII, se dieron
importantes cambios en la economía de este pueblo. Sumaron a su dieta la carne y sangre
de este animal, de preferencia la de yeguas, de manera ritual y como objeto de sacrificio.
También utilizaron en el extremo norte sus tendones, huesos y pieles en la fabricación de
útiles y la cubierta del toldo, reemplazando los del guanaco. La elaboración de la utilería
ecuestre progresivamente se fue complejizando y generó una importante actividad
artesanal. La adaptación del caballo permitió también extender el rango territorial de las
cacerías y asegurar la provisión alimenticia. De mismo modo, el caballo favoreció los
desplazamientos a larga distancia, permitiendo contactos inter étnicos que no siempre
fueron pacíficos pero que dinamizaron el intercambio de bienes, como los tejidos mapuche
de Nahuel Huapi.
En lo que se refiere al hombre blanco, su interacción se fue haciendo cada vez más estrecha,
pasando desde el trueque incipiente hasta un comercio en territorios específicos, como en
el sitio arqueológico Dinamarquero en Magallanes.
Arte
La pintura, clave en el arte tehuelche, fue utilizada sobre distintos soportes. En el cuerpo,
utilizaban pinturas faciales y corporales a manera ceremonial y, cotidianamente, como
protección contra el clima. Las pinturas de distintos colores fueron hechas en base a grasa
animal. También se tatuaron por medio de incisiones en la piel. El exterior de sus mantas
de cuero de guanaco, llamados kais o quillangos, era ricamente decorado con coloridos
dibujos geométricos. Un quillango necesitaba unos trece cueros de guanaco, de preferencia
de la cría, el chulengo. Como parte de la vestimenta, también calzaron botas de cuero,
primero hechas de guanaco y luego de potro. En todos estos soportes se observa un estilo
común: motivos simples, principalmente geométricos (puntos, líneas, círculos y grecas);
pero incorporando también figuras naturalistas, la más común fue la impronta de manos.
Así mismo destaca el juego de naipes, al que llamaron berrica o birk, asimilado del contacto
con los barcos de paso o por la movilidad que les otorgó el caballo. Manejaron tanto la
baraja española como la inglesa, pero especialmente la adornada con sus propios motivos.
Las hacían con cuero de guanaco, de un tamaño de unos 8 x 5 centímetros. Igualmente
incorporaron los dados que fabricaron con huesos de huemul.
Organización Social
Antes de la introducción del caballo, la estructura básica habría sido la familia nuclear,
constituyendo una docena de ellas una banda. Esta asociación voluntaria de varias familias
reunidas en tolderías, se realizaba para complementar las actividades de caza. En ese
momento habría existido una especie de jefe de banda llamado Gownok o Yank, quien solo
organizaba y decidía la ubicación del campamento. Si bien tendrían un modelo matrilocal,
sería el varón quien ejercía el poder al interior del grupo. Pero en general fueron
extremadamente independientes, sin jerarquías formales de mando. Durante el período
siguiente, el ecuestre, la adopción del caballo significó una revolución en casi todos los
sentidos. Los grupos cuantitativamente hablando, pasaron a ser más importantes y este
animal se convirtió en un bien de intercambio y prestigio que jerarquizó a los componentes
del grupo.
Culto y Funebria
Sus creencias míticas hacen referencia a seres superiores de los cuales descendían. Kooch
fue su ser supremo, todopoderoso, ordenador del cosmos, creador del sol y la luna y quien
después de separar el agua de la tierra, se retiró a descansar al oriente. Creían en la
existencia de seres malignos, moradores de lo subterráneo y siempre dispuestos a hacer
daño, los Gualichu. Otros relatos sugieren que éste era considerado una especie de
divinidad única, aunque puede considerarse como influencia mapuche restringida al
extremo norte de dispersión de los tehuelches. Utilizaban amuletos y talismanes que
siempre escondían, practicando indistintamente la hechicería o la medicina. Hubo rituales
de nacimiento, muerte y matrimonio, y llama la atención la importancia de las ceremonias
de iniciación femenina.
Al morir un hombre sus bienes eran quemados y sus caballos y perros sacrificados. La
muerte de los caballares presentó diferencias según la edad del occiso: si era adulto, sus
caballos eran muertos con boleadoras; si era niño, eran estrangulados. Bajo el cadáver,
sentado hacia el este, se disponía una manta con arcilla roja. Sobre su tumba se levanta un
túmulo de piedras (chenque) y al difunto no se le nombraba más. En algunas zonas también
se han encontrado entierros en abrigos rocosos, donde el cuerpo era recubierto de pintura
roja.
Historia
Tehuelche fue como los mapuche llamaron al conjunto de los pueblos de la pampa que
habitaban al norte del Estrecho de Magallanes. Los mismos fueron llamados Patagones por
los navegantes europeos y dieron tanto nombre a este territorio como base al mito de su
gigantismo. Aunque compartían un modo de vida general y un lenguaje, había varios
dialectos y así como en tiempos históricos los grupos de la región de Magallanes se conocen
como “aonikenk”, en el interior de Aisén o en la zonas fronterizas de Chiloé continental
vivían otras parcialidades, con contactos indirectos con ellos y otros grupos tehuelches.
Los orígenes de este pueblo pueden rastrearse hasta 4500 años atrás, en sitios
arqueológicos que muestran patrones muy similares de tecnología, dieta y modelos de
vivienda. Se distinguen claramente dos fases en su desarrollo cultural. Una primera fase, la
pedestre, que alcanzó a ser documentada gracias a referencias de algunos viajeros
europeos. En esta fase, en total, debieron ser alrededor de 4000 a 5000 individuos, que se
dividían en grupos nómades no superiores a 100, dedicados a la caza del guanaco y ñandú,
así como a la recolección de productos litorales. Utilizaban el arco y la flecha y las
boleadoras. En la siguiente fase adoptaron al caballo, animal que revolucionó su modo de
vida. Éste habría escapado o abandonado por colonos durante el siglo XVI y al estar en un
medio muy favorable se habría reproducido y expandido por toda la Patagonia. La principal
consecuencia de la adopción del caballo fue el aumento significativo en las distancias
recorridas, mientras que los grupos se hicieron más grandes, de 400 a 800 jinetes,
aumentando y haciendo más frecuentes los contactos con poblaciones vecinas.
En general los modos de vida en la Patagonia se homogeneizaron, pero el clima fue más
belicoso. A partir de los siglos XVIII y XIX, los tehuelches fueron fuertemente influenciados
por los mapuches. A fines del siglo XIX, en 1876, se introdujo por primera vez ganado ovino
a Patagonia. Su buena adaptación inició la colonización de este territorio. En 1878, el
gobierno argentino procedió a la entrega regular de concesiones a colonos. A partir de los
años 1884-1885, se inició la penetración hacia los campos interiores, o sea, el sector
meridional del territorio tehuelche. Se entregaron grandes extensiones a la ganadería,
iniciándose la pérdida de acceso a los recursos naturales tradicionales de esta etnia.
Entre 1876 y 1893 la mayor parte del territorio indio estaba ocupado, coincidiendo los
mejores campos de talaje con los territorios de caza indígena. Esto trajo como consecuencia
la fragmentación grupal y la dispersión, lo que significó una nueva adaptación para los
nativos. A comienzos de 1890 había alrededor de media docena de grupos autónomos, de
unos 300 a 400 individuos cada uno. Poco a poco éstos se agruparon en unidades mayores
y en 1893 había tres comunidades indígenas. Dos de las cuales vieron casi totalmente
restringido su modelo de movilidad tradicional por la disminución de guanacos,
consecuencia del paulatino avance del ganado lanar. No obstante esto, en términos
generales, las comunidades lograron establecer una relación de intercambio mercantil
pacífico con los colonos vecinos.
Los Tehuelche optaron por la crianza y comercio de caballos, la cría de ovejas y/o vacunos
o el asalariarse en estancias vecinas, acelerándose su ingreso al sistema de producción
occidental. Pese a que hubo cierta preocupación de las autoridades de la época, la
introducción de nuevas enfermedades y el alcohol, además de ser inhabilitados para
obtener la propiedad legal de sus territorios históricos por ser considerados incapaces de
ser sujetos de derecho, diezmaron a este grupo. Los últimos tehuelche fueron radicados en
las reservas de Camusu Aike y Lago Cardiel, en lo que es hoy Argentina, y en ese país hay
varias comunidades indígenas que reclaman esta herencia.
Patrón de Asentamiento
Fueron un pueblo cazador recolector, nómada y trashumante. Es decir, se movían durante
las distintas épocas del año, por amplios territorios, pero siguiendo las mismas sendas
durante siglos, lo cual generó verdaderas rutas. Junto a ellas, se encontraban los territorios
tradicionales de caza y paraderos establecidos (aiken), los cuales tenían denominaciones
precisas: Pali Aike, Juniaike, etc. Su vivienda tradicional fue un toldo de construcción sencilla
y de fácil traslado. Su armazón era de madera y su cubierta de capas de cuero
impermeabilizarlas, primero de guanacos y posteriormente de caballares. En un toldo
podían alojar entre ocho a diez individuos, es decir, la familia nuclear más la parentela
cercana. Los dormitorios se ubicaban al fondo. Las mujeres solteras en el centro, cercanas
al fuego, alrededor de ellas, los jóvenes, niños y perros. Los campamentos invernales eran
bastante permanentes, los veraniegos eran cortos, por lo general, debido a la falta de
alimento, agua o la insalubridad. La incorporación del caballo acentúo aún más el
nomadismo Tehuelche, ampliando el ámbito geográfico de su movilidad.

Lengua
La lengua del pueblo tehuelche está extinta, fue el aonikaish. Pertenecería al tronco
lingüístico Tshon, al igual que la de los Selk’namselk’nam. Era aglutinante y sustantiva, es
decir una palabra designa cada objeto de la naturaleza o expresa ideas abstractas de un
orden superior, por ejemplo: chetjen /guanaco nuevo; shotel/ojo de guanaco; Otil nau/
espíritu bueno. Habrían existido tantos dialectos como subgrupos componían la etnia.

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