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UNA PUERTA ABIERTA

En uno de los pasajes más conmovedores y solemnes de las Sagradas


Escrituras, leemos lo siguiente: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo" (Apocalipsis 3:20).

En este texto se presentan dos hechos asombrosos, de profunda


repercusión espiritual. El primero resulta inverosímil, casi imposible de
aceptar. Nada menos que el Rey y Creador del universo aparece junto a
la puerta del corazón humano, implorando que se le permita entrar.
Llama, a la espera de que se le escuche y se le abra, para ofrendar sus
bendiciones. La segunda e impresionante realidad espiritual aquí descrita
es que inicialmente la puerta del alma está cerrada y resiste con alocada
obstinación la presencia de Jesucristo.

En esa malentendida dignidad cuyo verdadero nombre es orgullo, los


hombres y mujeres de todos los tiempos se empecinan en manejar, en
controlar sus vidas, sin darle la oportunidad de intervenir a aquel que es
el Autor de la vida. Se plantea así la absurda y dramática paradoja de
que el auténtico dueño de casa está desplazado de la misma. Es tratado
como un extraño peregrino. Debe esperar pacientemente a la intemperie
hasta trasponer esa invisible pero férrea puerta, que las más de las
veces permanece cerrada.

A la luz de estos hechos, un artista pintó el conocido cuadro de Jesús


golpeando una puerta. Además de la ternura y paciencia infinitas que
revela el rostro del Nazareno, al observar el lienzo llama la atención que
la puerta dibujada no tiene picaporte donde el visitante pueda apoyar su
mano. Por toda explicación, el artista comentó: "Así es la puerta del
corazón humano; únicamente se abre por dentro".

Bajo el símbolo del esposo y la esposa, en el poético libro de El Cantar


de los Cantares, se presenta la actitud de Cristo hacia la humanidad.
Como si fuese un ignoto peregrino, Jesús llama en horas de la noche.
¿Cuál es la reacción de la esposa? De acuerdo al texto sagrado, ella
dice: "Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que
llama: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,
porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la
noche". Y agrega: "Mi amado metió su mano por la ventanilla, y mi
corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado,
y mis manos gotearon mirra, y mis dedos mirra, que corría sobre la
manecilla del cerrojo. Abrí yo a mi amado; pero mi amado se había ido,
había ya pasado; y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé;
lo llamé, y no me respondió" (Cantares 5:2, 4-6).

¿Podría encontrarse un pasaje que con mayor acierto describa la


relación que existe entre Jesús y muchísimas personas?

Jesucristo hace todo lo posible por salvarnos. Su abnegación y ternura


no tienen límites. Amándonos hasta lo sumo, llama a todas horas. No se
da tregua en busca de las almas... Y se le hace esperar. Su cabeza llena
de rocío y las gotas que se deslizan sobre sus cabellos revelan la
indiferencia con que se atiende su llamado. ¡Pensar que viene para
entregar un raudal de bendiciones! La mirra que destila de sus manos es
símbolo de su amor inagotable, expresado hasta lo sublime en la cruz del
Calvario. Jesús quiere entrar en la cabaña de nuestra alma para darnos
verdadera comida y bebida espiritual. En la mesa desierta de nuestro ser
quiere colocar esos manjares verdaderos que son la fe, la esperanza, la
paz, la alegría, y el don supremo de la vida eterna que le entrega a todo
aquel que le abre el corazón.

Lo crucial, de lo que en última instancia depende por completo el éxito


del misterioso plan de salvación, consiste en nuestra actitud, en la
respuesta que nosotros le damos al llamado de Dios. El ha hecho todo lo
necesario para que podamos ser salvos. No hay nada que nos impida
alcanzar en esta tierra la paz del corazón, y a la postre llegar al reino de
los cielos. El precio de nuestro rescate ya ha sido pagado. El camino
redentor ya está trazado. En Jesús no sólo tenemos completo perdón de
nuestros pecados, sino también el poder para no volver a pecar. Su
victoria sobre Satanás, el pecado y la muerte ha sido absoluta. Vale la
pena ser cristiano. Pero insistimos: lo decisivo, lo vital, lo que determina
que el ser humano alcance o no la vida eterna, es la respuesta que dé al
llamado divino.

En aquella noche de gloria, en ningún mesón de la aldea de Belén hubo


lugar para que naciera Jesús. Ninguna puerta se abrió para amparar de
la oscuridad de la noche a María, José y el Santo Niño. Como dice la
Escritura: "A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron" (S. Juan 1:12).

El endurecimiento del corazón humano alcanza caracteres de tragedia


cuando uno se empecina en desoír la voz de Dios. La noche del alma
puede transformarse en una oscuridad absoluta y definitiva cuando
impedimos que entre la luz de Cristo. La profundidad del pecado puede
alcanzar abismos insondables. Es el deliberado y persistente rechazo de
la voz de Dios lo que convierte al ser humano en un esclavo de sí mismo,
sujeto con cadenas que le resultan imposibles de romper. ¿Cómo se
llega a esa condición? No es algo instantáneo. Constituye un proceso
gradual y paulatino. La advertencia bíblica es muy clara. "No os
engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre
sembrare, eso también segará" (Gálatas 7:6). Hay una relación directa
entre lo que sembramos y la cosecha que se recoge.

La puerta a la que llama Jesús es más que un cuadro o una figura


literaria que presenta la Escritura. Se relaciona con la realidad más
impresionante y trascendente que se pueda considerar. Es la que tiene
que ver con nuestra salvación o perdición eterna. Todos hemos sido
dotados de la voluntad de escoger, del supremo don del libre albedrío. A
nadie se le obliga a aceptar las

promesas y las bendiciones divinas. El Señor no impone su compañía a


ningún ser humano. Deja librado a nuestro criterio y voluntad el escoger
o no a Jesús. Cristo llama. ¿Cuál es nuestra respuesta? El solemne
planteo de la Palabra de Dios es el siguiente: "A los cielos y a la tierra
llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y
la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que
vivas tú y tu descendencia" (Deuteronomio 30:19).

Jesús, la luz del mundo, procura alcanzar a todos por igual. Pero así
como el sol que derrite la cera endurece la arcilla, también el amor y la
justicia que irradian de Jesús, por un lado conmueven y transforman los
corazones dispuestos y, por el otro, vienen sellando la perdición de
quienes le rechazan obstinadamente.

¿Cuál será nuestra respuesta? ¿De qué forma estamos reaccionando,


día a día, ante las distintas manifestaciones del amor y el poder de Dios?
¿Cuál es nuestra actitud ante las verdades de su Palabra? ¿Las
aceptamos, una a una, o valiéndonos de distintas excusas, en forma
gradual pero definida, vamos cerrando nuestro camino hacia el cielo?

En uno de los evangelios encontramos estas solemnes palabras de


Jesús: "Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la
blasfemia contra el Espíritu Santo no les será perdonada" (S. Mateo
12:31). ¿Por qué este pecado no tiene perdón? Sencillamente porque no
se confiesa, no se reconoce, y como bien lo dice una autora inspirada,
porque "el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el
arrepentimiento y la fe no pueden alcanzarle" (El Deseado de todas las
gentes, pág. 268). Este rechazo del Espíritu de Dios es paulatino. Es la
resistencia progresiva de la verdad la que culmina con una decisión
irrevocable contra ella. Es eso lo que conduce al drama de una puerta
cerrada para siempre.

Felizmente, el solo hecho de que sientas en lo íntimo el deseo de


agradar a Dios y verte libre del pecado, constituye una poderosa
evidencia de que el Espíritu de Dios está obrando dentro de ti. Y mientras
esa voz divina resuene en tus oídos y le prestes atención, con gozo y
gratitud podrás decir que estás en camino hacia la vida eterna.

Dios procura salvarnos. "El Señor no retarda su promesa, según algunos


la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no
queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento" (2 S. Pedro 3:9). El quiere que vivamos ahora y para
siempre. La vida está en su Hijo Jesucristo, por eso es que le tenemos
que dar una entrada generosa en nuestro corazón. "He aquí --dice el
Señor, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo" (Apocalipsis 3:20). ¿Qué
haremos?

Abrámosle la puerta a Jesús. Permitámosle en este mismo instante que


entre en nuestra alma, que su presencia inunde nuestro hogar.
Dígamosle con el poeta:

Entra en la sencillez de mi morada

para encender la luz de un fuego nuevo:

déjala de fulgores traspasada

con el limpio claror de tu mirada.

Si tú quieres, Señor, entrar conmigo,

la mañana entrará por mi ventana;

no te pases de largo, dulce Amigo,

quiero morar contigo.


Entra, señor conmigo

SIETE PREGUNTAS QUE LOS HOMBRES HACEN

No hace mucho, varios amigos atravesaban una plantación de árboles


frutales y, desconociéndolos, discutían acerca de la clase de árboles que
eran. Pero al llegar a cierto lugar donde estaba acumulado el fruto, la
discusión cesó. El fruto reveló la naturaleza del árbol. La Escritura dice:
"Porque no es buen árbol el que da malos frutos; ni árbol malo el que da
buen fruto. Porque cada árbol por su fruto es conocido... porque de la
abundancia del corazón habla su boca" (S. Lucas 6:45). En realidad, las
palabras del hombre son la evidencia de lo que hay en el corazón y
demuestran lo que somos.

En la Palabra de Dios hallamos siete interesantísimas preguntas acerca


de la salvación, que revelan la forma de pensar de quienes las hicieron.

La primera es la pregunta atea del antiguo faraón de Egipto, cuando


Moisés y Aarón se presentaron ante él y le dijeron: "Jehová el Dios de
Israel dice así... (Leer Exodo 5:1, 2).

Esta pregunta no murió con faraón en el mar Rojo. Muchos --aun en los
países que se consideran cristianos--, siguen repitiéndola. No arguyen
contra la Palabra de Dios, no señalan los fracasos del clero de cualquier
organización, no hablan contra Dios, pero viven como si el Creador no
existiese. La mayoría de ellos, en determinadas circunstancias, pretender
ser cristianos; y en esto consiste la verdadera tragedia. No buscan a Dios
ni requieren la ayuda divina. No sacrifican el placer personal en beneficio
del crecimiento espiritual. Viven como si no hubiese otra vida. Hablan
como impíos. Leen, piensan, juegan, visten, cantan, odian y aman como
impíos. A una pregunta directa responderían: "Oh, sí, creo que hay un
Dios", pero viven como si ese Dios no existiese.

Si reconocemos hallarnos en la condición señalada, volvamos a Dios y


no olvidemos que de acuerdo a lo que sembramos, así cosecharemos en
nuestra vida privada, en nuestra vida familiar y en nuestra vida pública.
Hablemos menos de nuestro cristianismo, pero vivamos más su esencia.

Otra pregunta muy común que se halla en el libro del profeta Jeremías
8:6, y que también revela la actitud del corazón, es la que hace el
indiferente cuando dice, "¿qué he hecho?"
Alguien provoca una dificultad en su hogar o en cualquier otro sitio, y
luego adopta un aire de inocencia ofendida y pregunta: ¿Qué he hecho?
Parece ser completamente indiferente al mal que él mismo ha provocado.
No se siente apenado por su error, no experimenta arrepentimiento ni
ante Dios ni ante los hombres.

Con las palabras del profeta, el cuadro se torna claro: "Escuché y oí...
(Leer Jeremías 8:6, 7).

Los pájaros conocen el tiempo de su migración anual, pero muchos


profesos cristianos no ven la evidencia del juicio de Dios en esta tierra.
Han perdido la percepción espiritual. Pasan por alto las promesas y los
mandatos de Dios o los rechazan abiertamente.

En los días de Jeremías, los moradores de Jerusalén imitaban a los


pueblos vecinos en la práctica de la idolatría, y luego pretendían que
Dios los protegiera. No prestaban atención al primer mandamiento que
dice: "No tendrás dioses ajenos delante de mí" (Exodo 20:3). Sin
embargo, pretendían ser el pueblo de Dios y decían: "¿Qué hemos
hecho?"

Algunos de nosotros, ¿no haremos la misma pregunta? Si fuera así, que


Dios nos ayude a comprender el error en que hemos caído y podamos
repetir las contritas palabras de David cuando dijo: "Crea en mí, oh Dios,
un corazón limpio". Volvamos a Dios y él tendrá misericordia de nosotros.
Porque "si confesamos... (Leer 1 S. Juan 1:9).

Llegamos ahora a la inquisitiva pregunta: "¿Qué más me falta?" La hizo


un joven que moralmente parecía perfecto y la encontramos en San
Mateo 19:20. Sin duda, dicho joven creció bajo una vigilancia estricta y
cumplió siempre con todas las obligaciones religiosas. Por eso se
sorprendió cuando Jesús no pareció honrado recibiéndole como
discípulo. ¡Pobre joven!

No había buscado lo más importante, o sea, hacer de Dios lo primero en


su vida. Tenía otro dios: sus bienes. Y cuando tuvo que elegir, prefirió sus
posesiones.

¡Que ninguna cosa humana nos aparte de Cristo! ¡Que ninguna posesión
pequeña o grande nos aleje de la vida eterna! Hagamos de Dios lo
primero y lo último en nuestra vida, confiando siempre en la justicia de
Cristo.
Otra importante pregunta la hallamos en San Marcos 8:36: "¿Qué
aprovechará al hombre?" Eso es lo que ha preocupado a los más
profundos pensadores de todos los tiempos: "¿Cuál es el mayor bien?"; o
en otras palabras, "¿por qué vivir?" Los filósofos se han preocupado
frente a esta pregunta, y le han dado un sinnúmero de respuestas; pero
el hecho de que cada nueva generación vuelve a preguntar lo mismo, es
evidencia de que la humanidad no está satisfecha, aunque recurra a
alguna de las viejas respuestas, la vista con nuevos vestidos y publique
un nuevo libro. Ni la ciencia ni la mentalidad del hombre podrán romper el
círculo vicioso en que la filosofía se ha movido desde los días de Platón y
de Aristóteles.

El que rompe ese círculo con la luz de la divina revelación es Jesús. El


hombre puede ser salvado y Cristo vino para hacer posible esta
salvación, que es el resultado del amor de Dios. Y esa salvación es el
mensaje del evangelio.

Como dijo Jesús: "Porque ¿qué aprovechará... (Leer S. Marcos 8:36, 37).
Lo que realmente aprovecha es la vida eterna. Nada es comparable a la
salvación del alma humana. Hoy es el día de volver a Dios, y este es el
momento de hacerlo.

También está la pregunta que lanza la incredulidad: "¿Quién, pues, podrá


ser salvo?" Jesús le había dicho al joven rico que si deseaba tener
tesoros en el cielo debía abandonar su gran fortuna, que era lo que
constituía su gran impedimento, y luego agregó las siguientes palabras:
"Mas os digo, que más liviano trabajo es pasar un... (Leer S. Mateo
19:24, 25).

Los discípulos parecían participar de la idea común de la época, de que


la riqueza era evidencia del favor de Dios. Las palabras de Jesús fueron
para ellos una gran sorpresa. El Maestro trató de mostrarles que quienes
buscaban la riqueza como lo primero, no podían darle a Dios el primer
lugar en su vida. La riqueza no es un mal, pero lo es el amor a la riqueza,
lo es el rendirle culto.

"¿Quién, pues, podrá ser salvo?" Exclamaron. Frente a esa pregunta


incrédula "... mirándolos Jesús, les dijo: Para con los hombres imposible
es esto; mas para con Dios todo es posible" (S. Mateo 19:26). No hay
dificultad, por grande que sea, que Dios no pueda vencer. No hay
hombre a quien, por hondo que haya caído, Dios no pueda levantar. No
hay hábito demasiado arraigado que Dios no pueda cambiar. No hay
pecado, aun el más terrible, que Dios no pueda perdonar.

A uno de los mayores fabricantes de zapatos del mundo se le preguntó,


en cierta ocasión, cuál era la primera y la última finalidad de su vida. El
respondió: "Primero Dios, después la familia, por último los zapatos".

Así debe ser siempre. Si alteramos el orden, sobreviven las dificultades.

Y ahora llegamos a la pregunta inevitable que se halla en San Mateo


27:22. "¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo?" Esta fue la
pregunta de Pilato, cuando el juicio de Jesús se convirtió, de improviso,
en su propio juicio. Hubo de hacer una decisión propia respecto a su
relación personal con Jesús. Es la decisión que todo ser humano debe
hacer. No podemos evitarlo. Jesús lo exige: o lo aceptamos o lo
rechazamos.

"¿Qué haré, pues, con Jesús?" Esta es la pregunta que deben responder
hoy millones de personas. ¿Qué harás tú con Jesús, mi buen amigo?
Tendrás que decidir. Recuerda que si no decides a favor de Jesús,
decidirás contra él. El Señor declaró: "El que no es conmigo, contra mí
es" (S. Mateo 12:30).

He aquí ahora la séptima y última pregunta; la pregunta salvadora que a


la media noche formuló el carcelero de Filipos. "Señores, ¿qué es
menester que yo haga para ser salvo?" (Hechos 16:30). Y allí mismo,
rodeados por los demás presos, el apóstol San Pablo le dio una
respuesta simple y clara: "... cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú,
y tu casa" (Hechos 16:31).

Esta es la única verdadera respuesta posible. Creer en él es recibirlo (S.


Juan 1:11, 12). Recibirlo es obedecer su Palabra y aceptarlo como
Salvador.

¿Seguirás tú el ejemplo del hombre que preguntó "¿qué es menester que


yo haga para ser salvo?" El reconoció su necesidad y pidió ayuda.
Aceptó la luz que Dios le envió y la siguió. ¿Lo harás tú?

Haz de Cristo el objeto supremo de tu amor. Mantente fiel a la verdad


que hay en Jesús y ámalo de todo tu corazón y él será contigo.
EL COSTO DEL DISCIPULADO: SEGUIR A CRISTO

Mateo 16:24

Introducción

¿Qué significa ser un discípulo de Cristo? Significa seguirle. ¿Qué


queremos decir por seguirle?

I. Seguirle significa ir a donde Cristo fue

A. Lugares

1.Adonde están las necesidades. 2. A toda clase de personas.

3.A situaciones arriesgadas.

B. La manera

1.Cristo fue siempre para ministrar. 2. Ejerció siempre influencia.

3.Dependió siempre del Padre.

II. Seguirle quiere decir someterse

A. Es lógico

1. No puedes seguir a uno en quien no confías.

2. Se necesita absoluta confianza para seguir bien.

Un ciego es una buena ilustración de esto.

B. Aplicación

1. No podemos decir que somos realmente sus seguidores hasta que no


nos sometemos.

2.No podemos seguirle hasta que no nos rendimos a él.

III. Seguirle significa dejar otras cosas

A. La familia (Mt. 4:21, 22).


1. Su padre probablemente los necesitaba.

2. El amor por el Señor debe trascender el amor por la familia.

B. La ocupación (Mt. 9:9).

1. Era probablemente una profesión lucrativa.

2. Quiere decir que el amor por el Señor debe estar por encima del amor
a la profesión.

3. A veces puede significar dejar el trabajo o profesión.

C. Las posesiones (Mt. 19:16-25).

1. Aquel hombre joven tenía muchos bienes.

2. El amor por el Señor debe superar el amor a las posesiones.

3. Muchas veces son las posesiones las que nos alejan del verdadero
discipulado.

Conclusión

El discipulado demanda seguirle, seguirle involucra rendición, dirección,


renuncia. Un hombre debe hacerlo en el matrimonio; ¿Por qué no en el
discipulado?

EL PARALÍTICO DE BETESDA

Jn 5:1-15 (Leer)

Cada día, al salir a la calle nos sumergimos en una multitud. Es esa


especie de "jungla" donde hay que luchar para sobrevivir. Donde prima el
egoísmo, donde nadie se interesa por lo de los demás. Donde cada uno
lucha por llegar primero, por no perder el turno o quizá arrebatárselo a
otro. Ya sea en un hospital, una escuela, una estación de ferrocarril o una
empresa, ahí está la ley de la jungla: los más débiles pierden.

En el (vers 4) vemos el caso de este hombre que no podía correr. El no


podía llegar primero. Nos dice el vers 5 que hacía 38 años que estaba
enfermo. Quizá es un caso parecido al tuyo o la mío, porque hace mucho
que sufre, mucho que busca y mucho que espera. Porque está solo,
porque no tiene quien le ayude. Porque no tiene fuerzas para andar.

Nos dice el vers 6, que Jesús lo vio. El Señor siempre nos ve... El vio a
Natanael debajo de la higuera y supo que allí había un verdadero
israelita. Él vio a Zaqueo escondido entre las ramas del árbol. El Señor
vio la angustia de este paralítico; vio que hacía 38 años que estaba
enfermo; vio el pecado que había en su vida; es el pecado mucho peor
que la parálisis del cuerpo. ¡Cuántos hoy se niegan a reconocer que hay
pecado en sus vidas...! Es el pecado lo que arruina las vidas de los seres
humanos. Es lo que roba la felicidad, lo que aplasta al alma haciéndola
gemir de dolor.

Después que Jesús vio y supo lo que había en aquel hombre, le hizo esa
pregunta crucial y tremenda: ¿Quieres Ser sano? Aquel hombre empezó
a dudar. Comenzó a ver los viejos obstáculos que le impedían ser sano.
Empezó a argumentar las razones por las que no podría ser, en lugar de
ver que delante de él estaba el Hijo de Dios preguntándole: ¿Quieres ser
sano? Todo el poder que fue capaz de crear el universo estaba allí
enfrente de él para hacer aquel milagro tan sencillo. Quizá tu también
estés haciendo lo mismo en cuanto a la salud del alma y la vida eterna.
Quizá estés tratando de salvarte a ti mismo por algún método humano, o
por algún o mecanismo, invento de la religión. De llegar al cielo por tu
propio esfuerzo, por tus propias "buenas obras" y no estés viendo a
Jesucristo, que frente a ti, te dice: ¿Quieres?, ¿Quieres ser limpiado de
tus pecados, de tu orgullo, de tu envidia, de tu incredulidad? Si tu quieres
no hay nada que lo pueda impedir, ya que Dios tiene todo el poder para
hacerlo. La verdadera batalla, está ahí: en el querer. ¿Quieres de
verdad?, ¿Quieres la vida eterna?, ¿Quieres que Cristo te quite todo
pecado?,

¿Quieres?

Dice el vers 8 que el Señor le dijo a aquel hombre: ¡Levántate! Le


parecería al paralítico algo imposible, extraño, ilógico. Él era un
paralítico... Pero era la voz de Cristo. La misma voz que dijo en medio de
las tinieblas: "¡Hágase la luz!" ¡Y la luz se hizo! ; la misma voz que dijo a
Lázaro después de cuatro días de muerto: ¡Lázaro, ven fuera! , ¡Y el que
había estado muerto resucitó!. El te llama hoy, te dice levántate y anda!
Vive! ¿Quieres? ¿Obedecerás? O serás mas frío que Lázaro, más sordo
que un muerto?. Él, Dios, te llama. ¿Acaso las circunstancias de tu vida,
no te lo dicen también?. ¿Acaso tu alma, dentro de ti, esa alma inmortal,
no clama también?. ¿ No dice: paz? . ¿No dice: quiero vivir de verdad? .

Como conclusión, podemos decir que toda esa multitud miraba al


estanque para ver si podía alcanzar las migajas de gracia que allí se
ofrecían y no vio a Dios que estaba muy cerca de ellos con un torrente de
gracia y amor. ¿Que estás mirando tú? . Dice Dios en Isaías 45:22
"¡Mirad a mí y sed salvos, todos los confines de la tierra! Porque yo soy
Dios, y no hay otro." Confiesa tus pecados a Dios y en tu corazón dile:
"Creo Señor... te acepto, te recibo como mi único y suficiente Salvador"
Amén.

HACIENDO UNA DECISIÓN

Josué 24:15

1. DEBEMOS ELEGIR SERVIR A DIOS EN VEZ DE SATANÁS (1 Tes.


1:9)

A. Hay que elegir entre dos maestros (Luc. 16:13)

B. Al elegir a Dios, estamos negando a nosotros mismos

(Rom. 6:6; Jn. 12:26; Mat. 16:24)

C. Considere el valor de esta decisión

(1) A los perdidos (Jn. 3:16)

(2) A los salvos (Rom. 8:37-39)

2. DEBEMOS ELEGIR OBEDECER A DIOS EN VEZ DE LOS HOMBRES

(Hch. 5:29)

A. Dios demanda obediencia (Rom. 6:17)

B. Si uno desobedece a Dios en el área de salvación, está eligiendo el

castigo eterno (2 Tes. 1:8; Rom. 6:21)


3. DEBEMOS ELEGIR HONRAR A DIOS EN VEZ DEL MUNDO

A. ¿Por qué? Dios es meritorio de nuestro honor (1 Tim. 6:16;


Apoc.

5:11)

B. ¿Cómo? Con las primicias de nuestros frutos (Pro. 3:9)

4. DEBEMOS ELEGIR SER PARTICIPANTES DE LAS COSAS DE DIOS

EN VEZ DE LAS COSAS DEL MUNDO

A. Somos participantes del llamamiento celestial (Heb. 3:1)

B. Somos participantes de la naturaleza divina (2 Ped. 1:4)

C. Somos glorificados con Cristo (Mat. 19:28; Rom. 8:17)

D. Esta decisión significa que cambiaremos:

(1) Este mundo por uno mejor

(2) Este hogar por un hogar celestial

(3) Este cuerpo por un cuerpo inmortal

E. Elegir las cosas de este mundo es una pérdida (1 Jn. 2:15; Mar.

8:36)

5. DEBEMOS ELEGIR HEREDAR EL CIELO EN VEZ DEL INFIERNO

A. ¿Quién recibirá esta herencia? Los redimidos

(Apoc. 5:9, 10; Mat. 25:34; Col. 3:24)

B. ¿Qué es esta herencia? (2 Cor. 5:1; 1 Ped. 1:3-6)

C. ¿Cuál es la herencia de los que rechazan el cielo?

(Col. 3:25; Apoc. 20:10-15)


ADORACION Y TESTIMONIO

Introducción:

El pasaje de nuestra reflexión se encuentra en un momento de crisis


nacional para el pueblo de Israel: El rey Uzías, uno de los mejores reyes
que había tenido la nación, había muerto. Podemos entender que el
corazón de cada habitante de la nación israelita se encontraba
conturbado, y no es para menos, pues la misma Biblia nos dice que este
rey tenía una gran capacidad para la administración pública. Durante su
administración la economía había prosperado y el pueblo tenía
abundancia de pan; pero, además, el rey había dado seguridad pública
por su genialidad para el diseño de armamentos militares sofisticados
para aquella época. Entonces el hombre que había dado pan y seguridad
a la nación, había muerto. Tragedia nacional! ¿Qué hacer? ¿A quién
acudir en nuestras crisis? El joven Isaías acudió a la persona correcta
que lo podía socorrer en su terrible necesidad. Cuando el dolor o la pena
toquen a nuestra puerta, acudamos al Dios del cielo que nos puede
socorrer y sacarnos adelante de cualquiera dificultad que afrontemos en
la vida. En este pasaje aprendemos, por lo menos, tres cosas que el
profeta Isaías experimentó y que pueden ser la experiencia, también, de
cada uno de nosotros.

I. El Profeta Adoro A Dios. (V.1)

Cuando todos miraban la crisis, el profeta buscó la presencia del Señor


en su santo templo. Allí adoró al que le podía socorrer y por lo que
vemos, Dios se complació con la adoración del profeta. ¿Cuál es la
adoración que Dios recibe?

La adoración en Espíritu y en verdad. (Juan 4:24).

Adoración en espíritu es la que surge de lo más profundo del corazón,


una adoración no determinada ni por el lugar, ni por el tiempo, ni por las
circunstancias, sino una adoración determinada por la actitud reverente y
humilde del adorador. La Biblia nos da muchos ejemplos de adoradores
que fueron rechazados por Dios porque trataron de agradar a Dios en
una actitud orgullosa y altanera como sucedió en el caso de Caín, el
fariseo, etc.

Adoración en verdad. Es decir, conforme a la naturaleza del Dios que


adoramos. Dios nos ha dejado su santa Palabra para orientarnos en
cuanto a cómo debemos rendirle adoración. No basta ser sincero.
Debemos someternos a la indicación que Dios nos da en la Biblia para
que conforme a la guía divina adoremos a nuestro glorioso Dios en
Espíritu y en verdad.

La adoración reconociendo la grandeza de Dios. (Salmo 100). Nuestro


creador. (v. 3a). Nuestro pastor. (v.3b) –provee: Fuente de misericordia y
verdad. (v. 5). La adoración reconociendo nuestra necesidad espiritual.
(Lucas 18:13).

II. El Profeta Vio A Dios.

Vio su gloria. La gloria de Dios es literal. La gloria de Dios no es ninguna


ilusión o alguna experiencia mística como en las religiones orientales u
ocultistas. El profeta tuvo percepciones con los sentidos físicos. La Biblia
dice que él vio, oyó, sintió y fue testigo cuando los quiciales de las
puertas del templo se estremecieron ante la presencia gloriosa de
Jehová, el Dios glorioso de Israel.

Vio su poder –vió un trono. El trono terrenal del pueblo hebreo había
quedado vacío, pero el trono glorioso de Dios es eterno, nunca queda
vacío. Isaías vio a Dios sentado sobre su trono eterno. Vio su santidad.
(v. 3) (Levíticos 19:2; Salmo 24:3-6; Apocalipsis 21:23-27). Una de las
enseñanzas fundamentales de la Biblia en cuanto a la naturaleza divina
es que Dios es santo; su trono permanece sobre fundamentos de justicia
y santidad. Este Dios santo reclama que los que acercan a El manifiesten
en su vivir la virtud de la santidad de la misma manera que es santo el
Dios que adoran. Cuando contemplamos la santidad de Dios ella pone de
relieve nuestra condición pecaminosa; sólo contemplando la santidad de
Dios podemos ver lo sucio que somos y la necesidad del perdón de
pecados. Miremos la santidad de Dios!

Esta experiencia lleva al profeta a la confesión de su pecado (v.5), el


reconocimiento de su pecado en la presencia del Señor le lleva a otra
experiencia: El perdón. (vs. 6,7). Sólo Dios puede perdonar nuestros
pecados porque El es la primera persona que nosotros ofendemos
cuando pecamos y sólo de El puede venir el perdón porque en Dios hay
abundante misericordia.

El profeta vió el amor de Dios por los perdidos (v. 8). El profeta después
de adorar a Dios, después de experimentar el privilegio de ver su gloria y
después de experimentar el perdón, recibe una comisión divina:

Anunciar las buenas nuevas de salvación. El pueblo de Israel gozaba de


prosperidad económica y de seguridad en todos los sentidos, pero esta
situación había afectado al pueblo en el plano espiritual. El culto que el
pueblo ofrecía era un culto vacío de la presencia de Dios; no había temor
de Dios; el pueblo sólo estaba manteniendo una tradición, pero no había
una experiencia genuina de conversión y adoración. El ministerio de
anunciar las buenas nuevas de salvación era para el profeta un
testimonio constante hasta terminar sus días en esta tierra.

III. El Profeta Se Comprometió Con Dios. (V.8)

El profeta tomó la decisión de someterse a la voluntad divina. Dios le dijo


claramente a qué tipo de personas les iba a ministrar, pero no estaría
solo, pues la promesa del Señor es que Él estará siempre con el pueblo
que le obedece. También el mensaje que el profeta iba a predicar no era
suave, sino de juicio, pues Dios tenía preparado al Imperio Asirio que
sería azote en las manos soberanas de Dios. O se arrepentían o el juicio
divino caería sobre la nación. Como sabemos, la mayoría no obedeció la
palabra que Isaías predicó y en el s sexto antes de Cristo la nación
sucumbió bajo la tiranía del Imperio Asirio.

Conclusión:

Dios llama a sus siervos para que prediquen su Palabra a un mundo en


crisis, crisis en todos los sentidos; puesto que con una simple
observación nos damos cuenta que la situación mundial no mejora, sino
que por el contrario, empeora cada día. Antes de llegar a la debacle final,
Dios llama a sus siervos comprometidos para que anuncien el único
mensaje que trae esperanza al pecador: Arrepentimiento para con Dios y
fe en el Señor Jesucristo.
CUANDO DIOS TE HABLE, ¿CÓMO RESPONDERÁS?

SALMOS 81:8-16

Introducción:

Dios nos habla por medio de su Espíritu Santo, usando su Palabra, y a


los

hombres y mujeres de Dios. (Salvación, convicción del pecado, diezmo,

llamada a predicar, ir al campo misionero, enseñar clase, etc.)

I. La respuesta negativa

1. No tengo tiempo - estoy demasiado ocupado

A. Divirtiéndonos

B. Durmiendo

C. Trabajando por amor al dinero

D. Televisión

Lucas 14 Gran cena -excusas

[a. compré propiedad b. compré bueyes c. me casé]

Mat. 6:33 si no hay tiempo, haga tiempo

2. Si...pero

(Si no tengo que ser misionero, si no tengo que ser maestro de escuela

sabática, si hay buen dinero, si no tengo que ser un líder, si no tengo que

dejar nada atrás, sacrificar, etc.) Exodo 6:6-9


3. No puedo - no soy capaz

1 Tes. 5:24

-No serás feliz fuera de la voluntad de Dios. Job 36:11-12; Salmos 16:11

4. Tengo temor

Deut. 31:8

5. Lo haré cuando tenga victoria sobre el pecado

1 Cor. 15:57

II. La respuesta afirmativa

1. Samuel. 1 Sam. 3:9 "Habla, porque tu siervo oye."

2. Isaías. Isa. 6:8 "Heme aquí, envíame a mí."

3. El apóstol Pablo. Hechos 9:6 "Señor ¿qué quieres que yo haga?"

4. El Señor Jesucristo.

A. Luc. 22:42 "No se haga mi voluntad, sino la tuya."

B. Heb. 10:9 "He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu

voluntad."

DEJEMOS DE CORRER

El día de hoy vamos a examinar lo que le pasó a Jonás y vamos a ver si


existe una lección que debemos aprender. Vamos a ver si esta
experiencia se aplica a nuestras vidas. Abramos nuestras Biblias y
leamos que le pasó a Jonás

Jonás 1:1-17 - Vino palabra de Jehová a...

Muchas personas encuentran lo que aconteció algo difícil de creer. Pero


vamos a examinar lo que ocurrió aquí, porque cuando analizamos lo que
le sucedió a Jonás en este instante nos daremos cuenta que no es muy
diferente a lo que nos pasa a nosotros hoy en día.

Dios llamó a Jonás para que fuera a la ciudad llamada Nínive y les
llevara Su palabra. Nínive era la capital del imperio Asirio. Este imperio
era grande y pervertido, y era el más temido por el pueblo Judío por las
atrocidades que había cometido. Entonces, desde su niñez, Jonás había
sido enseñado a odiar a los Asirios y su autoridad. El les odiaba de tal
manera que el no quería que recibieran la gracia de Dios. Con esto en
mente, continuemos para ver lo que aconteció y como se aplica a
nuestras vidas hoy en día

Después de recibir el llamado de Dios, Jonás hizo algo que muchos de


nosotros casi siempre hacemos, el corrió. No solo corrió, pero corrió en
dirección opuesta a donde Dios le había llamado. Ven, la ciudad de
Nínive estaba al este de donde se encontraba Jonás, mas el se fue en
dirección oeste a Jope. El corrió porque el no podía perdonar en su
corazón a estas personas por lo que habían hecho en el pasado. Cuando
examinamos esto bien de cerca, nos damos cuenta que no es muy
diferente los que nos pasa hoy en día. Hermanos, todos hemos sido
llamados a llevar el evangelio, pero muchas veces, nuestro propio temor,
prejuicios y odio nos previenen hacer la voluntad de Dios. Todos hemos
sido llamados a dejar nuestras ciudades y a que entremos en Nínive a
llevar la Palabra de Dios. ¿De que les hablo? La respuesta es fácil:

Mateo 28:18-20 - Y Jesús se acercó y les habló diciendo...

Pero, lo que sucede muy a menudo es que nosotros tratamos de ignorar


lo que Dios manda. Tal como Jonás atentamos de huir y más importante
que todo, no hacemos Su voluntad. Lo mas cómico del caso es que
siempre pensamos que tenemos una gran excusa. Pero la verdad de
todo es que no tenemos ninguna excusa, simplemente nosotros
ponemos a Dios en el ultimo lugar en nuestras vidas. Muchas veces es
por causa de nuestro temor o terquedad, y simplemente decimos que
Dios demanda mucho de nosotros, que Dios quiere mucho. Pero les
pregunto en el día de hoy, ¿cuánto no ha hecho Dios por nosotros? (Juan
3:16)

Una vez en el barco, Jonás procedió a ponerse cómodo y como podemos


leer, se quedó dormido. Hermanos tal como Jonás, el pueblo de Dios
esta constantemente huyendo de lo que Dios nos ha mandado hacer.
Estamos cómodos en el saber que somos salvos, estamos cómodos en
el venir a la iglesia una vez por semana, nos relajamos y reclinamos
tanto de tal manera que nos quedamos dormidos cuando llega el
momento de hacer lo que Dios nos ha mandado. Entonces, tal como en
el caso de Jonás, las tormentas empiezan sacudir nuestra zona de
confort. Empezamos a tener dificultades y problemas, y aunque lo
dejemos o no, estas cosas casi siempre también afectan a los que nos
rodean. Todos sabemos a lo que hemos sido llamados, todos sabemos
que servimos a un Dios justo, un Dios todo poderoso, pero no obstante
esto le ignoramos. Jonás reconoció que era el responsable por lo que
estaba sucediendo a su alrededor. En muchas ocasiones nosotros
hacemos lo mismo, reconocemos que estamos mal en algo,
reconocemos que necesitamos ayuda, entonces buscamos ayuda de los
que nos rodean. Tal como los marineros de este pasaje, ellos hacen todo
lo posible por ayudarnos intentando guiar el barco hacia un puerto
seguro. Pero, si existe una lección que tenemos que aprender, entonces
Dios no nos permite escaparnos fácilmente. Tal como el caso de Jonás
que ellos trataron de guiar el barco al puerto, Dios no lo permitió. ¿Saben
por qué? Porque

Dios todavía no había acabado con la lección que el tenia para Jonás. El
estaba a punto de enseñarle a Jonás una lección que nunca se le
olvidaría. Jonás tenia que aprender el significado de la palabra
compasión.

Hermanos, Jonás -tal como todos los que estamos aquí- fue llamado a
que llamara a las personas al arrepentimiento. Jonás tenia que aprender
una gran lección aquí tal como todos nosotros. Tenemos que aprender
que las cosas de Dios no son para ignorarlas, que lo que El nos ha
llamado hacer no es un juego. Tenemos que realizar que hemos sido
llamados a predicar el evangelio a todas las partes del mundo. Hemos
sido llamados a su servicio, pero no como esclavos, sino como sus hijos.

Para concluir, Jonás se dio cuenta que actuó incorrectamente cuando


intentó esconderse de Dios. El se arrepintió, y oró, y Dios lo sacó del
vientre del pez. Entonces Jonás hizo lo que Dios le había instruido, le
llevó el mensaje a la ciudad de Nínive. Lo que sucedió a continuación es
un milagro, porque la ciudad de Nínive se arrepintió y se volvieron de sus
malos caminos. Nosotros podemos desconocer la razón por la cual Dios
nos ha llamado, puede ser que nos sepamos la razón por la cual nos ha
dicho que hagamos las cosas, pero El sí. Como Cristianos es hora de
que aprendamos que no importa la distancia que podamos correr, Dios
siempre estará presente. Que como Cristianos tenemos que obedecer la
voluntad de Dios en todo momento, no existe ninguna excusa para no
hacerlo.

No hay razón alguna por la cual podemos ser justificados en poner las
cosas de Dios en ultimo lugar de nuestras vidas. Es hora de que nos
unamos como el cuerpo de Cristo y hagamos su voluntad. Es hora de
dejar de correr y de reconocer que somos sus hijos, que somos su
pueblo, que debemos obedecerle como hijos fieles. Dejemos de correr y
hagamos lo que El nos mandó hacer.

EL HAMBRE

Amós 8:11-13 - He aquí vienen días...

Primero que todo tenemos que conocer quien fue Amós. Alrededor del
año 750 a.C., un simple campesino y pastor fue llamado por Dios para
que le sirviera, fue llamado por Dios para que fuese su profeta, y su
nombre era Amós. Su misión era una de advertirle al pueblo de Israel que
la ira de Dios sería contra ellos si no había un arrepentimiento. Lo más
triste de todo es que ellos no se arrepintieron, y como resultado cayeron
cautivos bajo el imperio de Asiria y sufrieron gran hambre y sed por la
Palabra, pero mientras estaban cautivos, pues no la pudieron saciar.

Yo creo que nosotros estamos empezando a ver esta misma profecía


cumplirse aun más en este tiempo en que vivimos. Con esto no estoy
diciendo que no se encuentra la Palabra de Dios; lo que estoy diciendo
es que el mundo tiene hambre de la verdad, pero no quiere reconocer
que existe solo un camino. Que existe solo un Salvador. Quiero que
miremos bien de cerca la palabra hambre. Si nos ponemos a examinar la
historia vemos que cuando se habla del hambre, no es que no exista
comida sino es que la comida esta escasa. Cual quiere decir que existe
comida, pero que no es fácil de encontrar. Eso mismo es lo que esta
pasando en nuestro tiempo. Existe una verdad, existe un Salvador, pero
no es nada fácil de encontrar.

Todos están en busca de la solución fácil, están en busca de resolver sus


problemas de manera rápida. Entonces por esta razón ellos son blancos
fáciles para los demonios. Son engañados porque no conocen la verdad.
Están buscando pero no la encuentran y lo mas triste de todo es que hay
muchos que la encuentran, pero la ignoran. Es por eso que vemos todas
estas sectas falsas crecer y crecer. Si nos ponemos a examinar todas las
sectas encontramos algo que es común entre ellas. Lo que todas tienen
en común es que profesan que el hombre puede resolverlo todo. En otras
palabras esta diciendo que el hombre esta en control de las cosas. Pero
la verdad de todo es que existe solo una alternativa, y su nombre es
Jesús. La palabra de Dios nos dice: Juan 14:6 - Jesús le dijo: Yo soy el
camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Fíjense bien que aquí el Señor no está diciendo que existen alternativas.
El no está diciendo que existe más de una verdad. La Biblia hoy en día
es publicada en todos los idiomas del mundo, leí no hace mucho en un
articulo que la Biblia es el libro mas publicado y vendido en la historia de
la imprenta. Pero lo que sucede es que cuando leen la Palabra, o no la
entienden, o determinan que es intolerante de muchas cosas. Y la verdad
es que si es intolerante de muchas cosas, pero la verdad es que solo
existe una verdad. Estamos llamados a ser intolerantes de las cosas que
no son de Dios. Nosotros conocemos la verdad, nosotros conocemos el
camino, y es por esa razón que no podemos tolerar nada del mundo. El
pueblo de Dios tiene que testificar de su poder, el pueblo de Dios no
puede permanecer en silencio, el pueblo de Dios no puede ser intimidado
porque seremos criticados, no puede ser intimidado para que no hable.
Como Cristiano es nuestra responsabilidad de llevar la verdad al mundo
y de ser intolerantes, es nuestra responsabilidad de hacer la voluntad de
Dios.

El pueblo de Dios tiene que hacerse responsable por todas esas


personas que están sedientos. Por todas esas personas que se
encuentran en el mundo en búsqueda de algo, pero no saben que. El
pueblo de Dios puede acabar con esa hambre. No existe razón por la
cual exista alguien a nuestros alrededores que se quede hambriento.
Nosotros tenemos la nutrición que ellos tanto buscan, nosotros tenemos
el agua que les puede quitar esa sed. Nosotros hemos tenido las
soluciones en todos momentos en nuestras manos. Su nombre es Jesús.

Para concluir. Estamos viendo que las profecías se están cumpliendo


una por una, solo tenemos que abrir nuestros ojos. Estamos viendo que
existe una sed insaciable por la verdad, pero la verdad no está siendo
llevada como debe ser. Nosotros tenemos el poder en nuestras manos
para acabar con esta hambre y sed que existe en el mundo hoy en día.
Pero antes de que podamos empezar a eliminar esta hambre, primero
tenemos que apreciar el poder de Dios. Porque por el poder de Dios
somos santificados, el poder de Dios nos preserva, el poder de Dios nos
entrega la salvación. Existe un hambre en el mundo por la verdad, pero
no es por falta de la verdad, sino por falta de personas que enseñen la
verdad. Y acordémonos siempre que pueden haber muchas imitaciones,
pero la verdad de todo es que solo hay una verdad y su nombre es
Jesús.

EL MILAGRO DIARIO

En el día de hoy vamos a examinar uno de los milagros de nuestro Señor


Jesucristo. Es un milagro que sucede, yo diría que diariamente, pero no
nos damos cuenta de el. Si, lo oyeron bien, es un milagro que sucede
diariamente. La razón por la cual nosotros no nos damos cuenta de este
milagro diario es porque todos tenemos un concepto muy diferente de lo
que es un milagro. Estoy seguro que si le preguntara a cada uno ¿qué es
un milagro? Encontraría que la mayoría lo describirían de formas
diferentes. Pero examinemos este milagro que sucede a diario y es
ignorado por muchos o no es comprendido. En el día de hoy estaremos
leyendo Juan 11:1-45. Lo que haremos es escoger los versículos claves
que nos demostrarán el punto que queremos llegar a comprender.

Cuando leemos los versículos del 1 al 16 vemos que Juan esta haciendo
exactamente lo mismo que hacemos nosotros aquí. El nos esta dando un
poco de historia acerca de Lázaro, su familia, y la relación que existía
entre ellos y Jesús. Vemos que nos demuestra que entre ellos existía una
relación muy personal y que se amaban los unos a los otros. Cuando
Jesús recibió la noticia vemos que El hizo algo que a muchos les pareció
como una cosa mal hecha. La Palabra de Dios nos dice: (Juan 11:4-6)

Aquí no solamente tenemos una confirmación de la relación que existía


entre Jesús y la familia de Lázaro, sino también una pequeña pista de lo
que iba ha acontecer. Lo que sucede es que en muchas ocasiones
nosotros podemos ser tal como ellos, las acciones de nuestro Dios nos
pueden lucir como una cosa que no tiene sentido, como que a El no le
importa lo que esta sucediendo, pero esto no es el caso.

Cuando leemos los versículos del 17-27 vemos que cuando Jesús estaba
llegando a Betania, Marta salió a recibirle pero María se quedó en casa.
María no salió a recibirle porque seguramente ella estaba muy afligida
por la muerte de su hermano. Ella no salió a recibirle porque ella no tenía
ni la menor idea de lo que iba ha suceder. Les pregunto, ¿no es esto el
caso para la mayoría de las personas? Infortunadamente si lo es, la
mayoría de las personas no vienen a Cristo porque no se pueden ni
imaginar la diferencia que El puede hacer en nuestras vidas.

Juan 11:21-24 - Y Marta dijo... En otras palabras, lo que ella esta


haciendo aquí es reclamándole, ella estaba segura de que si Jesús
hubiese llegado antes de la muerte de Lázaro, El le hubiera sanado. Pero
Jesús había llegado cuatro días después de que fuese sepultado. Fíjense
bien que ella estaba segura de que Lázaro resucitaría en los días
postreros, pero no alcanzaba a ver Su poder y Gloria. Les digo que esto
es una cosa que sucede muy a menudo en el pueblo de Dios. Nosotros
nos frustramos con las cosas que nos suceden diariamente y no nos
damos cuenta de Su poder y gloria. Lo que hacemos es que en vez de
confiar completamente en El, en vez de reafirmar nuestra fe, lo que
hacemos es que protestamos. Si, les digo que protestamos. Todo lo que
tenemos que hacer es pensar en esto un poco y nos daremos cuenta que
siempre estamos protestando. En seguida que surgen los problemas nos
dirigimos a Dios y se lo contamos como en forma de protesta. Es hora de
dejar de contarle a Dios cuan grande son nuestros problemas. Si lo
oyeron bien, es hora de dejar de contarle cuan grandes son nuestros
problemas a Dios. Les digo que es hora que le contemos a nuestros
problemas cuan grande es nuestro Dios. Es hora de afirmar nuestra fe,
es hora de nunca dudar de Su poder y gloria. Cuando seguimos leyendo
lo que aconteció vemos algo muy importante aquí.

Juan 11:33-35 - Jesús entonces... ¡Jesús lloró! Jesús se conmovió al ver


tanto dolor, El se conmovió y lloro, pero no porque El no vería mas a
Lázaro, no por la misma razón por la cual todos ellos lloraban. Porque
todos ellos lloraban porque estaban sintiendo la perdida de un familiar, un
hermano, un amigo. El lloro al ver que aunque El les había enseñado,
aunque El había compartido con ellos, ellos todavía no tenían ni la menor
idea del poder de Dios. Le habían reconocido como el Cristo, le habían
reconocido como el Salvador, pero no conocían Su poder y majestad.

Estoy seguro que en muchas ocasiones nuestro Padre celestial se


encuentra triste por nuestras acciones, se conmueve al ver de la manera
que se encuentra este mundo en que vivimos. Estoy seguro que El se
conmueve al ver Su pueblo escogido sufrir por falta o poca fe. Al ver Su
pueblo sufrir porque no existe una confianza completa en El para todo.

Juan 11:38-44 - Jesús, profundamente...


Sin duda este es el milagro más importante que podemos encontrar en
las Escrituras. Les digo esto porque aquí en este instante no habría nada
quien pudiese dudar de Su majestad y poder. Este hombre llevaba
muerto cuatro días, ya su cuerpo se encontraba en un estado de
putrefacción. Hermanos este es el milagro que acontece a diario en todas
partes del mundo, y no sólo en una ocasión, sino en numerosas de ellas.
Cuando Jesús llegó a nuestras vidas nosotros todos estábamos
sepultados en una tumba de pecados, en una tumba de vicios, en una
tumba de las cosas de este mundo, sepultados sin esperanza alguna de
poder salir de esa tumba. Pero entonces llegó Jesús, llego y removió esa
piedra que nos sellaba en el sepulcro. Esa piedra que estaba puesta en
la entrada y no podíamos mover. Llego a nuestras vidas y tal como hizo
con Lázaro nos llamó a que tuviéramos una vida nueva. Hermanos
nuestro Rey y Salvador nos resucitó de esa muerte espiritual cual todos
sufríamos. Este es el milagro que sucede cada vez que una persona le
acepta y decide seguirle, este es el milagro que muchos toman por alto.

Para concluir. Hermanos, nosotros podemos hacer que este milagro


suceda numerosas veces. Si lo escucharon bien, cada uno de nosotros
tenemos el poder de hacer que este milagro suceda diariamente y
numerosas veces. Nosotros no podemos salvar a nadie, nosotros no
podemos liberar a nadie, pero nosotros si servimos a un Dios que todo lo
puede hacer. Hermanos, para hacer que este milagro suceda, sólo
tenemos que hacer tal como hizo Marta. Solo tenemos que hacer un
clamor a Jesús, solo tenemos que llevar el mensaje de salvación a toda
persona. Cuando llevamos el mensaje de salvación, cuando le
presentamos a Jesús a las personas, pues entonces el milagro empieza
a suceder. Jesús llega a sus vidas y tal como hizo con nosotros reciben
una vida nueva, reciben la resurrección espiritual, reciben la vida eterna
la cual El murió en la cruz para entregarnos. Reconozcamos que este
milagro sucedió, esta sucediendo, y sucederá por siempre mientras
exista un creyente dispuesto a llevar la Palabra de Dios al mundo.
Hermano, si al escuchar esto, encuentras que tu vida no está como
quieres, que te encuentras muerto a las cosas de Dios, sepultado en una
tumba, atado por las cosas de este mundo, no es muy tarde, clama al
Señor y El te hará resucitar.

EL RETO DE CREER A DIOS


HECHOS 2:46,47

Leer Hechos 2:46, 47.

El libro Hechos de los Apóstoles, para muchos, se debería llamar Hechos


del Espíritu Santo, porque en él se ven siempre hombres que se juntan
en forma permanente en unanimidad, hombres y mujeres que se están
reuniendo en diferentes momentos, en diferentes lugares, en diferentes
situaciones históricas, de diferentes contextos, se unen y buscan al
Señor y el Espíritu Santo obra en la vida de ellos para que se cumpla el
propósito, el mandato que el Señor Jesucristo les dio al decirles: Id, y
haced discípulos, a todas las naciones.

Este libro es impresionante porque nos deja ver el único modelo que
existe para la vida de la iglesia, para la vida de aquellos que somos
llamados de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. Pero no hay
manera de poder ver esto, si no somos llenos del poder del Espíritu.

Estoy seguro que en estos días Dios quiere hablarnos y quiere


despertarnos. Estoy seguro que el Señor no nos quiere dejar en la
condición de quedar pasivos como espectadores de estar a un margen
de todo lo que viene del mover del Espíritu Santo en nuestra vida, en
nuestras congregaciones, en nuestra ciudad, en nuestro país y en el
mundo.

Estoy seguro que viene del Señor una manifestación de su gloria tan
fuerte en la vida de la iglesia que ¿Sabes qué va a pasar? Nos va a
poner a trabajar. Aquí hay muchos hombres y mujeres que Dios puede
usar en maneras impresionantes. Y mi oración es Señor que dentro de
poco tiempo podamos decir: Que tú estas añadiendo cada día a la iglesia
los que han de ser salvos.

¿ Cuántos creen que el Señor puede en la iglesia contemporánea, en la


congregación de la cual formamos parte añadir cada día a esta iglesia, a
su iglesia, a la iglesia de este momento de la historia añadir cada día a
los que han de ser salvos?

EL VIGILANTE
Hoy les traigo un mensaje un poco fuerte. Les digo que es un mensaje
fuerte porque hoy estaremos analizando nuestro papel como Cristianos.
Antes de pasar a la lectura de la palabra que estaremos utilizando en el
día de hoy quiero hacerles una pregunta. ¿Has recibido alguna vez un
mensaje que no te ha agradado? Analicemos nuestro pasado y
busquemos en nuestro presente, hagamos memoria para ver si esto ha
acontecido en nuestras vidas. Les hago esta pregunta porque existen
numerosas personas que al recibir un mensaje fuerte, pues lo primero
que hacen es enfadarse y no miran mas aya del mensaje que recibieron.
Personas que por causa de la carne, que por causa de los primeros
instintos pasan a un estado de rebeldía y desobediencia. Con esto en
mente busquemos en la Palabra de Dios para ver ¿por qué? permite
Dios que nos lleguen mensajes que nos enfadan.

Ezequiel 3:16-21 - Y aconteció que...

Analicemos esta palabra "atalaya." ¿Que quiere decir esto? Para poder
comprender el significado de esta palabra tendremos que transportar nos
al pasado por un breve momento. Como hemos discutidos en otras
ocasiones, las ciudades de antigüedad eran muy diferentes a las
ciudades de hoy en día. Hoy podemos ver muchas ciudades con
numerosos habitantes, pero en ese entonces las ciudades eran
pequeñas en comparación. Por supuesto en ese entonces tampoco
existían todas las protecciones que nosotros tenemos ahora, así que de
la única manera que un gobernador podía proteger a sus habitantes era
de construir paredes alrededor de la ciudad. Paredes y portones fuertes
que podían detener un ataque. Lo normal no era que los portones
estuvieran cerrados sino se mantenían abiertos para que los habitantes y
visitantes pudiesen entrar y salir libremente. Pero estos portones eran
cerrados para prevenir que el enemigo pudiese tomar la ciudad siempre y
cuando existiera una advertencia. Ellos podían proteger la ciudad
siempre y cuando no fuesen sorprendidos, porque en realidad esta era la
única manera de tomar una ciudad fácilmente. Es aquí donde entra el
papel del atalaya. El atalaya era la persona o personas responsables
para que esto no sucediera, era las persona responsable para que una
ciudad no fuese tomada por sorpresa. Estamos hablando acerca de
personas que tenían, en mi opinión, el trabajo más importante en toda la
ciudad.

El atalaya no se podía quedar dormido, no podía desatender su posta en


ningún momento. El tenia que mantener sus ojos abiertos en todo
momento buscando en la distancia señales que pudiesen indicar el
peligro de una invasión. Entonces, al ver alguna señal que indicara
peligro, su deber era de sonar una trompeta de alarma para que los
portones pudiesen ser cerrados y que los soldados subieran en la
murallas para defender la ciudad. Esto era en sí el trabajo del atalaya, el
vigilar y advertir. Con esto en mente continuemos.

¿Cómo se aplica esto a nuestras vidas en el día de hoy? Aquí vemos que
Ezequiel recibió una gran responsabilidad, él fue llamado a ser no el
atalaya de una ciudad, sino el atalaya de la nación de Israel. El fue
llamado a que les llevara Su mensaje a ellos, a todos aquellos que se
habían rebelado en contra de Dios, a todos aquellos que vivían en
pecado. Y les digo que su misión no fue nada fácil, les digo que no fue
nada fácil porque el no les llevaba mensajes que alentaban, él no les
llevaba mensajes que eran popular. El les llevaba mensajes y palabra
fuertes de

Dios. Les pregunto, ¿es esto muy diferente a nosotros hoy?

Cuando hacemos un examen de las condiciones en la cual el mundo se


encuentra hoy en día podremos encontrar numerosas personas que se
han rebelado en contra de Dios. Podremos encontrar numerosos
ejemplos de personas creyentes y no creyentes que se encuentran
haciendo no la voluntad de Dios sino la voluntad de la carne. Personas
que han dejado que el enemigo entre en su vida lentamente y por
sorpresa.

¿Por que les digo esto? Se los digo porque si al recibir un mensaje
sentimos que se nos esta regañando, quiero que nos demos cuenta que
no es el hombre haciéndolo sino Dios con Su poderosa palabra. Pero
también debemos de tener mucho cuidado en estas ocasiones. Les digo
esto porque es en esos momentos es que el papel del atalaya, el papel
de todo Cristiano fiel es desarrollado. Les digo esto porque el enemigo
trata de entrar en nuestras vidas de muchas diferentes maneras. Como
hemos visto, el papel del atalaya es de vigilar en todo momento, es el
estar atento y de sonar la trompeta al ver una señal de un ataque
eminente. Les digo esto porque nosotros tenemos que cuidar
celosamente las bendiciones que Dios nos ha dado. Tenemos que
mantener nuestra mirada en las cosas de Dios y abandonar las cosas de
este mundo.

Aquí vemos que Dios se refirió a Ezequiel como "Hijo de hombre."


Fíjense bien la importancia que tiene esto aquí. Dios pudo escoger a un
ángel o a legiones de ángeles, pero no lo hizo así. Dios escogió a un
simple hombre, El nos ha escogido a nosotros. Todos nosotros fuimos
llamados a su servicio. Todos nosotros que hemos decidido servirle
fuimos escogidos y llamados a ser los atalayas de este mundo. No
siempre llevamos un mensaje popular, no siempre llevamos un mensaje
que agrada a las personas, sino llevamos el mensaje que Dios quiere
que demos. Es nuestra responsabilidad de llevar la verdad donde existe
la mentira, es nuestra responsabilidad de llevar la luz a las tinieblas.

En otras palabras lo que nos esta diciendo es que si nosotros vemos algo
mal, si nosotros vemos cosas que sabemos son en contra de la voluntad
de Dios y no hacemos algo para corregirlo, o al menos demostrarle a la
persona que lo que está haciendo está mal hecho, pues entonces
seremos culpado de su sangre. Por esto todo predicador o ministro de la
Palabra tiene que llevar el mensaje que Dios a puesto en su corazón. Por
esto toda persona que profesa ser creyente, toda persona que ha hecho
un compromiso con Cristo tiene que llevar siempre la verdad. No es fácil,
la Palabra de Dios no es fácil, pero si es vida. La Palabra de

Dios puede ser y es la diferencia en las vidas de toda persona.

Hermanos, el atalaya, el creyente, el predicador, que no suena la


trompeta de alerta, el que no lleva la verdad, el que no diga las cosas tal
como son, pues entonces no es un atalaya, no esta sirviendo a Dios
como Dios quiere que le sirvamos.

Marcos 16:15-16 Y les dijo: Id por todo...

Para concluir. Tenemos que ser siervos fieles de Dios. Nuestra obra
como el pueblo de Dios aquí en la tierra es algo muy serio. En nuestras
manos se encuentra la diferencia entra la vida y la muerte de una
persona o personas. Dios aborrece al maligno, pero restara la vida de
toda persona que acude a El. Esta responsabilidad que tenemos no es
algo que podemos hacer cuando tenemos ganas, no es algo que
podemos hacer de vez en cuando, sino que tenemos que hacerlo en todo
momento. Nunca dejemos de ser atalayas fieles de la Palabra de Dios.
No dejemos que el enemigo nos aleje de Su voluntad y verdad.

EN EL CAMINO A EMAÚS
Lu. 24:13-35 (Leer)

Pensemos en ese día; fue el día de la resurrección; el día más grande en


la historia de la humanidad. El día en que por primera vez la muerte fue
vencida por un hombre de carne y huesos (como Él dijo, un espíritu no
tiene carne ni huesos como veis que yo tengo (Lc 24:39). Gracias a lo
que sucedió ese día, podemos cantar "porque él vive, nosotros también
viviremos". Fue un día grandioso, pero para aquellos dos discípulos era
un día triste y negro.

¿Por qué? Porque la realidad no coincidía con lo que ellos esperaban.


Porque los hechos eran distintos a lo que ellos habían planeado.
¡Cuántas veces nos hemos sentido así!. Hemos exclamado como Job,
"Cuando esperaba el bien, me vino el mal; cuando aguardaba la luz, vino
la oscuridad. " (Job 30:26) Si seguimos mirando este pasaje, vemos que
ellos no solo estaban tristes, sino que se estaban alejando de Jerusalén;
no muchos días atrás, Jesús les había dicho: " No temáis, manada
pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino." (Lu.
12:32). Más que nunca, aquella manada pequeña necesitaba estar unida,
ya que los días eran difíciles, y la persecución se avecinaba. Sin
embargo, estos dos corderos se alejaban del rebaño y el Señor fue a
buscarlos como iría pocos días después a buscar a Pedro y varios
discípulos mas, a la playa, cuando ellos se habían ido a pescar tratando
de volver a la antigua vida.

Mientras ellos caminaban, Jesús mismo caminaba con ellos. ¡Que figura
de nosotros mismos, es esta!. En el camino a Emaús de nuestra vida,
cuantas veces estamos afligidos y tristes, como ellos; cuantas veces
buscamos la solución o la explicación de las cosas recurriendo a
recursos humanos, como ellos (que discutían entre sí) cuando en lugar
de consultar a los hombres debiéramos consultar a Dios. Cuantas veces,
como ellos, estamos perplejos, sin rumbo y sin meta. Pero, ¡alabado sea
Dios!, todas esas veces ¡Jesús camina a nuestro lado!.

Ellos habían caído en la incredulidad; "dicen las mujeres que dijeron los
ángeles, que él vive..." El Señor les dijo " Oh! Insensatos y tardos de
corazón para creer...". No nos diría esto el Señor, hoy?. Y aquí, Jesús
hizo algo maravilloso: les haría ver quién era Él, pero para esto no llamó
a una legión de ángeles para que anunciaran que Él era Dios, tampoco
convirtió piedras en pan ni agua en vino; tampoco caminó sobre el mar ni
resucitó un muerto, sino que tomó este Santo libro, la Biblia, ¡y
comenzando desde Moisés y siguiendo por todas las escrituras, les
declaró lo que de Él decían! Él usó la Biblia, y toda la Biblia; porque la fe
es por el oír la palabra de Dios.

Puede ser que durante el día muchas veces oremos y le pidamos cuando
trabajamos o caminamos o predicamos, pero a la hora de la comunión,
después o antes del fragor de la batalla de ese día, cuando estemos
solos a la mesa con Él, allí le conoceremos.

Oh! Que podamos creer todo los profetas han dicho, pero más aún lo que
Él nos ha dicho: Que cuando la angustia venga pueda recordar que su
palabra me dice por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras
peticiones delante de Dios; que cuando el temor venga pueda creer y
obedecer a su voz que me dice ¡no temas! ; que cuando venga la
injusticia pueda creer de verdad que son bienaventurados los que tienen
sed de justicia; que si la persecución viene crea que mi galardón es
grande en los cielos y sobre todo si alguno no ha creído en él como su
Salvador personal, pueda creer que verdaderamente el que oye su
palabra y cree al que le envió ciertamente tiene (no quizá, algún día y
con suerte)vida eterna y con toda seguridad no vendrá a condenación
sino que ha pasado ahora (no mañana ni en el día postrero) de muerte a
vida.

Aquellos discípulos aunque el día había declinado, en la misma hora


volvieron a Jerusalén con gozo, con una nueva meta y un gran mensaje
que contar: ¡ Jesús Vive! ¿Y tú?

¡HE AQUÍ EL CORDERO DE DIOS!...

Juan 1:29 (Leer el pasaje bíblico)

En la temprana historia de la humanidad, el mismo día en que Eva y


Adán cayeron en desobediencia, Dios había dicho a Satanás: " Y
enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente
suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. (Gn:3:15).
Los profetas anunciaron aquel Mesías que restauraría todas las cosas. El
profeta Isaías había escrito de aquel cordero que fue llevado al matadero
y herido por nuestras rebeliones. Todos le esperaron, todos le
anunciaron... Pero Juan, al verle venir, supo que la hora había llegado!;
después de 4000 años pudo decir:

¡He aquí! .No hay que esperar más; no hay que ir a Roma, ni a Jerusalén
ni al otro extremo del mar, porque El está aquí delante de vosotros.
Muchos de nosotros, habíamos oído de él, conocíamos su historia, pero
un día muy glorioso, cuando nuestros pecados nos abrumaban y nos
cargaban, oímos la voz del Espíritu Santo que dijo a nuestro corazón:
¡He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo!. Ojalá tu lo
puedas oír también.

Cordero; la Biblia nos muestra a Jesús como Maestro, como Rey, como
Sacerdote, como Profeta, como Padre, como Hijo, etc. Pero en este
primer anuncio público, Juan nos dice he aquí el Cordero; muchos a
través de la historia han admirado y admiran las enseñanzas de Jesús;
sus milagros, lo perdurable de su obra y de su influencia; pero voluntaria
o involuntariamente han ignorado que El es el Cordero de Dios. Es el
sacrificio perfecto, la Víctima voluntaria. Leí no hace mucho el caso de un
niño de doce años en una tribu indígena que vio como una serpiente
mordía a su hermanito más pequeño; él entonces corrió y con su boca
succionó el veneno de la herida, salvándole la vida. Pero tenía este niño
de doce años una lastimadura en su boca y el veneno entró en su sangre
y murió. El amaba a su hermanito y esto le costó la vida. Nosotros,
somos los que fuimos mordidos por la serpiente del pecado, somos como
ese hermanito pequeño y Jesús en la cruz tomó ese veneno sobre si
mismo par librarnos a nosotros.

Sólo el Cordero de Dios quita el pecado de los corazones. Cada uno


tiene su propia definición de pecado, pero solo la Biblia nos lo declara
abierta y correctamente. Esa mentira, esa liviandad, esa deslealtad, esa
avaricia, y esa codicia te condenan. Pero el más grave pecado es la
incredulidad. Esa actitud del hombre hacia la palabra de Dios que hace
que desdeñe lo Dios dice, que refute lo que Dios afirma. Esa actitud que
es la misma actitud de Satanás al decirle a Eva "No moriréis" cundo Dios
había dicho " el día que de él comieres ciertamente morirás". Esa
incredulidad es la madre de todos lo pecados.

Dice el versículo 36 que Jesús andaba por allí; no era casualidad que
anduviera por allí; estaba esperando a sus primeros discípulos. Hoy
también Jesús anda cerca de ti y te está esperando. Cuando ellos fueron
les dijo: "¿Que buscáis?". ¿Qué busca tú, hoy? ¿Cuál es la meta de tu
vida? Quizá una carrera profesional o política, o quizá logros
económicos, o el placer o la comodidad. ¡Busca a Cristo! Aquellos
discípulos fueron y se quedaron con El.

Deja que te limpie el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo.
Confía en El! Si este mensaje le ha hablado y si siente el llamado de Dios
ore a El en su corazón y pídale perdón por sus pecados y dígale que le
acepta y cree en el.

LA HORA HA LLEGADO...

Juan 17:1-26

Muchas veces Jesús había levantado los ojos al cielo. Una vez, ante la
tumba de Lázaro, El dijo: "Padre, gracias te doy por haberme oído..." y al
regreso gozoso de aquellos 70 discípulos, alzando sus ojos exclamó: "Yo
te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas
cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños". Pero
ahora, El dice: "Padre, la hora ha llegado" . Esa hora que El y el Padre
conocían desde antes de la fundación del mundo. Esa hora,
imprescindible para todos los hombres desde el mismo día en que Adán
pecó. ¡Esa hora anunciada por todos los profetas y esperada por todo
Israel! La hora de aquella Pascua única y verdadera, cuando el Hijo de
Dios hecho hombre, fue sacrificado por todos los pecadores. Esa hora
que aún hoy sigue siendo el único medio de salvación para los hombres.
¡La hora ha llegado!..

La vida eterna consiste en conocer a este Dios y fuera de Él todo es


muerte y oscuridad. Y a Jesucristo a quien has enviado: muchas
personas no tienen problema para creer en la existencia de Dios, ni en el
cielo ni en un montón de otras verdades; pero tropiezan con la persona
de Jesucristo. Quieren llegar a Dios pero no a través de Jesús. Nadie
vendrá al Padre sino a través de Cristo. Leemos en el v4. que Jesús dice:
"he acabado la obra que me diste que hiciese": ¡Qué dulce suenan al
alma estas palabras! Tú que anhelas el cielo y la vida eterna, tu que
creíste en Jesucristo y has leído en la Biblia que el que cree tiene vida
eterna. ¡Cuántas veces el diablo te hace dudar! Porque tus obras no son
perfectas, porque ¡aún después de haber creído, caíste!; y él te acusa y
te dice: "si fueras hijo de Dios, no habrías caído". Cristo te repite: "He
acabado la obra", ¡no depende de ti, no depende de lo que tu haces, sino
de lo que Cristo ya hizo! No es por obras, es por fe, para que nadie se
gloríe. Creo que si en algo debemos sentir temor y reverencia es al
contemplar Getsemaní. Los discípulos pudieron acercarse al Señor y
tocarle en muchas ocasiones, pero en Getsemaní debieron permanecer
como "a un tiro de piedra"; pudieron percibir a lo lejos algo de sus
agonías. Siempre será así para nosotros. Apenas podremos vislumbrar
algo de lo que pasó por su alma. Mas vale el silencio que las palabras.
Pero quisiera decir que pienso que él se angustiaba, no por los clavos y
las espinas, sino por ti y por mí. Por tener que ver de cerca y en detalle
los crímenes de aquellos hijos que amaba tanto. Por el dolor que
produjeron a su corazón sin pecado, los tuyos y los míos... Por la
angustia de pensar que ellos pudieran caer nuevamente en esos
pecados.

Resumiendo un poco lo dicho, Cristo dice al Padre: he acabado la obra a


favor de ellos, he manifestado tu nombre a ellos, he rogado por ellos y
ahora dice: "¡He sido glorificado en ellos!" Para entender esto,
tendríamos que pensar primero un poco en qué significa la gloria. La
gloria de una persona, es aquello que muestra mejor la excelencia de
esa persona en algún aspecto de su vida; hace un tiempo hablaba con
alguien que había tenido la oportunidad de visitar la casa de un jugador
de fútbol muy conocido. Allí en una gran habitación estaban colocados
infinidad de trofeos, banderines, medallas, fotos de sus goles más
resonantes, y otras junto a las figuras más destacadas del deporte. Esos
trofeos eran su gloria. Hay multitud de cosas en la que los hombres
suelen gloriarse. Pero en realidad, la gloria de los hombres, como la
Biblia dice, es como la flor de la hierba que se marchita. Sin embargo,
¡Dios si que tiene verdadera gloria!.

Por tanto, ¿Puedes mirar en tu interior?, ¿puedes reflexionar sobre tu


vida y decir: yo soy un cristiano de verdad? Puedes recordar el día en
que cargado con tus muchos pecados fuiste a sus pies y clamaste por
perdón y el te libró de tu carga?

Si no puedes hacer esto, HOY es el día para hacerlo. Decíamos al


principio que muchas veces alcanzamos el final de una etapa y tenemos
que exclamar: "La hora ha llegado"; ¡LA HORA HA LLEGADO PARA TI!
Recibe a Cristo y síguele.

NUESTRA MISIÓN

LA SALVACIÓN DEL MUNDO

Introducción

El profeta Isaías llevó a cabo su ministerio entre los años 739-697 AC. Se
sabe que fue primo del rey Uzías, pero sobre todo se lo conoce por su
libro el cual es citado 411 veces en el NT.
El libro de Isaías está constituido en varias secciones, la que en esta
ocasión estudiaremos comprende los capítulos 51 hasta el 53. Esta
sección tiene como contexto histórico la "consolación" que el Señor envía
a Ezeqías por medio de us siervo; es el mensaje a un pueblo que sería
perseguido por sus actos, pero con una misión especial.

Analicemos pues, en este momento, cuatro características que dicha


misión comprendía.

La misión es mundial

-Leer Is 52:10

-La misión de Isaías era llamar al pueblo a un cambio, a una reforma a fin
de que

Israel llevara a cabo su propósito, el cual era de alcances mundiales


(Gen. 22:18: los

planes de Dios no han cambiado).

-Tal propósito o misión es salvífico (Is. 49:6,7; 56:1-4)

-De igual forma, hoy la misión de la iglesia es llevar el mensaje de


salvación a todas

las naciones, tribus... ¡Nuestra misión es mundial!

Exige santidad

-Leer Is. 52:11

-El versículo se refiere literalmente a los utensilios del templo, sin


embargo,

encontramos una aplicación aquí para nosotros hoy. Aquellos que hemos
de fungir

en la actividad del templo de Dios, debemos limpiar nuestra vida,


santificarnos.

-El Señor es capaz de llevar a cabo esa obra en nosotros (Ap. 18:4; 2 Ti
2:21; 2 Cor
6:16-18)

Exige organización

-"Porque no iréis a la desbandada". El profeta hace aquí un marcado


contraste entre

el salir de Egipto que el pueblo había experimentado años atrás, con el


salir del

cautiverio babilónico que se daría en el futuro. El propósito y las


circunstancias de

ambos son diferentes.

-De igual manera, no es lo mismo la experiencia de la conversión que la


del

discipulado. Por supuesto, Dios requiere organización en ambas, y tú y


yo estamos

llamados a participar en ella, no contra ella.

Está dirigida por Dios

-Dios irá "delante de vosotros". La presencia de Dios ya sea al frente o a


la retaguardia de su pueblo cuando éste se desplazaba en su
peregrinaje, era común para todo israelita. Esta representaba la
confianza que el pueblo podía tener en el poder y el cuidado de su Señor
para con ellos. Quien iba a ir con ellos era el "Dios de Israel", el Dios del
pacto, el Dios de la salvación (¡este pasaje es la antesala a Isaías 53!)

Conclusión

Como hemos visto, de acuerdo a Isaías 52: 11-12, la misión de la iglesia,


del Israel espiritual de hoy, tiene 4 características. Esta misión no fue
cumplida en la antigüedad por el Israel literal y ahora es nuestro privilegio
realizarla. ¿La cumpliremos?

LOS DOS CAMINOS

Como Cristianos, nosotros no tenemos muchas alternativas. Leamos la


palabra
de Dios para ver de los que les hablo.

Filipenses 3:17-21 - Hermanos, sed...

Queramos admitirlo o no, la vista del mundo está puesta en cada uno de
nosotros. Puede ser que no queramos tener esa influencia, pero de la
manera que vivimos y actuamos influencian a otras personas. Nuestros
hijos, familiares y amistades, todos son influenciados según nuestro
comportamiento. Es por eso que nosotros tenemos que trazar nuestros
caminos cuidadosamente. En el versículo 17 Pablo nos dice: "Hermanos,
sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el
ejemplo que tenéis en nosotros." Pero, ¿qué quiere decir esto? Pablo
aquí no está diciendo que era perfecto (Filipenses 3:12-14 - No que lo
haya...

En otras palabras, solo existe uno perfecto y su nombre es Cristo Jesús.


El nos dice que nosotros tenemos que ser imitadores de nuestro Señor.
Como discutíamos previamente, todo lo que hacemos de una manera
inconsciente o consiente influencia a las personas que nos rodean. Pablo
es un ejemplo dinámico de como servir a Dios. El nos dio el patrón de
como debemos servirle y como debemos escoger nuestros caminos.
Porque la realidad del caso es que o seguimos a Jesús o no lo seguimos,
no existe un camino en el medio. Lo que nos sucede con mucha
frecuencia es que empezamos a seguirle, empezamos siguiendo las
instrucciones tal como están en la palabra de Dios, pero en muchas
ocasiones cuando llega el momento de tomar una decisión o nos
quedamos en el medio o nos dejamos influenciar por la carne y optamos
por tomar el camino equivocado. Hermanos, cuando un placer de este
mundo es más importante que servir y alabar a Dios, hemos tomado el
camino equivocado.

Pablo nos advierte cuando dice: "18 Porque por ahí andan..." El nos está
diciendo aquí claramente que nosotros no tenemos otro camino a
escoger. Si nosotros decidimos no seguir al Señor, cuando decidimos
irnos por el otro camino porque la vida nos será más fácil, o tendremos
más dinero, o cualquier otra cosa que este mundo nos pueda ofrecer,
pues entonces eso llega a ser nuestro "dios".

"Mas nuestra... cosas." Hermanos nosotros no somos de este mundo, el


camino que tenemos trazado no es para quedarnos aquí. Las
instrucciones que se nos han dado no son para que tengamos que parar
y decidir cual vía tomar. Las instrucciones que se nos han dado nos
llevan exactamente a nuestra nueva ciudad, nos conduce directo a
nuestro nuevo hogar.

Para concluir, tenemos que estar muy seguros a quien seguimos. Pablo
es un ejemplo excelente de como servir a Dios. Tenemos que aprender
de él y practicar lo que aprendemos. Las instrucciones de cómo llegar a
nuestra nueva ciudad, de cómo llegar a nuestro nuevo hogar, han sido
dadas cuidadosamente. No es necesario tener que parar en medio de la
jornada a pedir direcciones, no podemos permitir que el enemigo nos
confunda, que nos seduzca a través de nuestro apetito por las cosas de
este mundo. Hermanos, solo existe un camino, y su nombre es Jesús.

UNA CANCIÓN DE LA JUVENTUD

Con más fuerza que nunca, la juventud actual levanta su voz para
proclamar sus sueños y esperanzas, pero también hace oír, en forma
estridente, sus protestas y reclamos desesperados. Y es lógico que así
sea. La nueva generación no puede permanecer impasible frente a los
problemas angustiosos que actualmente soporta la humanidad. Se siente
comprometida y desafiada. Pero las crisis y dificultades de nuestro
mundo son tan vastas y profundas que, con frecuencia, la generación
joven se encuentra tremendamente confundida. Arrebatados por las
corrientes que soplan en la actualidad y que destruyen muchas cosas
que han sido básicas e indispensables, miles de jóvenes se sienten
desconcertados y no saben qué camino tomar.

Como en forma sabia y autorizada comentara el doctor Braulio Pérez


Marcio, aunque una parte de la juventud ha caído en toda clase de
excesos, extremismos y desvíos, la otra parte, que es afortunadamente
la mayoría, en medio de su confusión busca el verdadero camino para su
vida y para la sociedad. Y no es fácil encontrarlo. Hemos llegado a un
momento tal de desconcierto, que no son pocos los que titubean entre
corrientes opuestas. Sin embargo, aunque el futuro se muestra nebuloso,
muchos, muchísimos jóvenes quieren sinceramente saber cuál es la ruta
que deben seguir.

Hay quienes se atreven a creer que el único camino es lanzarse al futuro


siguiendo una conducta totalmente nueva. ¿Sería lo más sensato romper
definitivamente con el pasado? ¿Es que rechazando el pasado, por los
muchos errores que en él se cometieron, nos queda alguna base para
edificar el presente y, sobre todo, para edificar el futuro?
Joven que me escuchas, el pasado es lo único que nos permite entender
el presente y mirar hacia el futuro con alguna esperanza. No podemos
desentendernos de la historia. Todo lo que existe es el resultado del
trabajo intenso de muchas generaciones a través de muchos siglos. Es
verdad que se cometieron errores cuyas consecuencias se sufren hasta
en la hora presente. También se cometen errores hoy. Se cometerán
mañana y seguirán cometiéndose mientras el hombre sea lo que es y
como es. Pero, ¿justificaría esto que negáramos nuestra colaboración al
hogar, a la sociedad, a las instituciones educativas, a la ciudad, al país y
al mundo del presente y del futuro? Los errores del pasado tienen que
ser corregidos en todo lo posible. Pero, ¿cómo hacerlo?

¿Rompiendo violentamente con ese pasado?

Y, ¿dónde está el juicio y el sentido común de muchos en la actualidad,


que rehúsan su esfuerzo y su contribución para la lucha sana y
constructiva de lo que está torcido, y se aíslan en un mundo de
irresponsabilidad y de inacción?

Cuando Jesús de Nazaret vino a esta tierra no halló, por cierto, una
sociedad ideal. Por el contrario, todo estaba carcomido, todo estaba
asentado sobre falsas premisas. Se habían abandonado los principios
del Creador para caer en un paganismo desintegrante, que hacía que
todo se bamboleara peligrosamente. ¿Qué hizo, entonces? ¿Predicó la
violencia, la destrucción y la ruptura con todo lo anterior? No, el Maestro
fue a lo fundamental, porque sabía que el mal no estaba en la sociedad
sino en el individuo que la componía. Lo que había que curar era al
hombre, cargado de vicios, de maldad y de pecado. Sano el hombre, la
sociedad automáticamente lo estaría también. Y no se cruzó de brazos,
ni enseñó a sus discípulos a abstenerse del esfuerzo común cuando se
trataba del bien. Comenzó su prédica de moral sana. Lanzó su llamado a
volver a Dios, a reparar las brechas que se habían abierto en el
cumplimiento de sus leyes. Instó al hombre a conocerse de verdad a sí
mismo y a reconocer que no era como él creía ser, que no era
todopoderoso, que no era definitivamente sabio, y que su capacidad era
absolutamente limitada. Por eso, a los muchos desconformes con la
situación que imperaba en aquel entonces, a los que se quejaban, a los
que predicaban la violencia, a los que sostenían que había que romper
con la historia, les dijo: "Más buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas" (S. Mateo 6:33).
Esta es la gran verdad que nuestra juventud debe aprender en la hora
actual. Para los males del mundo no hay más solución que la de Dios. Lo
demás, o son paños tibios que nada curan, o son métodos que con
pretensión de medicina sólo conducen al caos y a la destrucción.

Nosotros tenemos la alternativa de ser colaboradores de Dios o, por el


contrario, podemos tratar de imponer nuestro propio método, y hasta
podemos hacerlo con sinceridad y con la mejor intención, pero nos
pasará como a Moisés, el Moisés grande, el Moisés notable de los días
del Exodo. Muy joven aún, se sintió sacudido por el ideal de cambiar las
condiciones que imperaban en el mundo en que vivía. Y forjó su plan, su
propio plan. Se dedicó a asegurarse la obtención del poder máximo en
Egipto. Cuando lo lograra, él iba a cambiarlo todo. Muchos de los que en
aquel entonces cometían toda clase de abusos y atropellos, pagarían
hasta el último crimen cometido. Moisés era sincero y también bien
intencionado. Pero cometió la equivocación que cometen muchos
jóvenes en la actualidad. En los planes que forjan no entra Dios.
Descartan al Todopoderoso porque saben que éste no aprobaría sus
medidas de violencia y asolamiento. Y Moisés conoció el fracaso.
Llevado por sus impulsos juveniles, cayó hasta en el crimen. Se salvó
huyendo de Egipto para no ir a parar a la cárcel. Y se fue al desierto y a
la soledad. Y cuando la soledad y el desierto hubieron lavado su corazón
y su espíritu de toda vanidad y de toda pretensión humana, por fin se
halló listo para escuchar a Dios y seguir sus planes. Entonces fue cuando
mereció ser llamado el hombre más manso y más grande de la tierra
(Números 12:3).

Joven, abre tus ojos y mira bien el camino que vas a tomar, o tal vez
analiza el que ya tomaste. Pero si quieres hacer una obra valiosa de tu
vida, si quieres ayudar a eliminar muchos de los males que sufre nuestro
mundo, ten en cuenta que lo primero que necesitarás es conocer los
planes de tu Creador y seguirlos, como finalmente hicieron Moisés y
Pablo. Debes estar siempre dispuesto a cumplir la voluntad divina porque
es la más sabia, aunque a veces no lo parezca mirada desde nuestro
punto de vista.

Ya mencionamos que Moisés tenía su propia manera de entender las


cosas, sus razones, sus argumentos, y que actuaba con sinceridad. Pero
tuvo que reconocer que todo lo suyo era humano y sujeto a la falibilidad.
Sólo triunfan los planes de Dios.
Unámonos al Señor, amémoslo de verdad, sintamos profunda simpatía
por nuestros prójimos, y con la ayuda divina lancémonos a la buena obra
de elevarnos y de elevar a otros.

Nuestra actitud debe ser la que se expresa en un conocido texto bíblico,


que contiene un consejo y un principio tan extraordinario y tan básico,
que no podemos menos que citarlo. Dijo San Pablo: "Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo
lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).

Por eso decía el mismo apóstol: "Poned la mira en las cosas de arriba,
no en las de la tierra" (Colosenses 3:2). Las cosas de la tierra son
humanas, no son superiores al hombre. Las de arriba son de Dios y
elevan, ennoblecen, dignifican, dan poder y ponen --usando las palabras
del salmista--, "una canción nueva" en el corazón (Salmos 40:3).

Esa canción "nueva" es la de la fe, la de la confianza en Dios. No es la


canción pesimista y descarada del materialismo, aunque éste se disfrace
de ciencia. Es la canción de Dios llenándolo todo. Pero no de un Dios
amenazante y terrible, ni de un Dios desmayado e indiferente al
sufrimiento humano. Es la canción del Creador que ama a la raza caída
hasta dar a su propio Hijo para redimirla. Es una canción nueva,
conmovedora, que nos llevará a pasar por sobre las asperezas de la vida
con una sonrisa en el rostro y en el corazón. Es una canción llena de
alegría profunda de vivir; de vivir bien para honra y gloria de Dios y para
el ennoblecimiento de nuestra propia dignidad. Es una canción de la cual
podrían ser una estrofa brillante y conmovedora, las siguientes palabras
del apóstol San Pablo, que dicen: "Antes, en todas estas cosas somos
más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (Romanos 8:37).
Y cuando esa canción vibre dentro de nosotros, nuestra obra paciente y
perseverante será un factor de bien para todos aquellos que nos rodean.

Joven, si estás desconforme con tu situación actual, o con la situación de


la sociedad, y deseas ser un factor constructivo, pon tu confianza en
Dios, porque sin él nada somos. Pensar lo contrario es vanidad y
presunción. El Señor te dice con las palabras del sabio Salomón: "Dame,
hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos" (Proverbios
13:26). Sé sabio, amigo mío, y responde al Señor con sabiduría, dándole
tu corazón.

MILAGRO DE AMOR
LEER Juan 9: 1-3

Este hombre no estaba ciego porque había mal usado sus ojos, o porque
había tenido un accidente, este hombre nació ciego, nunca había visto
nada con sus ojos en toda su vida, nunca había podido disfrutar de la luz
del sol, nunca había podido disfrutar de la creación de Dios con sus ojos ,
no conocía el rostro de su madre, no conocía el rostro de su padre, de
sus hermanos, era incapaz de ver aun el rostro de Jesús no porque no
quisiera, sino porque no podía.

Y le preguntaron sus discípulos diciendo: Rabí ¿quién pecó, este o sus


padres, para que haya nacido ciego? Te fijas la visión de los hombres
ante una aflicción.

¿Quién tiene la culpa? ¿El o sus padres? Ahora ¿Quién hizo la


pregunta? Los Discípulos Yo creo que los discípulos le preguntaron
honestamente, pero estaban honestamente equivocados. En el momento
que empezamos a cuestionar donde esta el pecado, quien tiene la culpa,
tiene que haber un culpable la respuesta del Señor Jesucristo conmueve
nuestro corazón sacude nuestra alma y nos deja sin lugar a dudas: "para
que las obras de Dios se manifiesten" Qué palabra tan poderosa.
¿Alcanzamos a comprender el amor de Dios por un pecador?

El propósito del Señor es manifestar su poder y su gloria y por eso el


dice: No es que pecó éste, ni sus padres sino para que las obras de Dios
se manifiesten en él. Los discípulos tenían una responsabilidad entonces,
si Dios va a manifestar su obra en este ciego que ha sido juzgado que ha
sido criticado, que ha sido despreciado, que ha sido acusado de posible
pecado que trae como pena la ceguera física, cometido por él o por sus
padres, los discípulos de pronto tuvieron que examinar su corazón y decir
hasta donde estamos dispuestos a amar a este que siempre pensamos
que tenía un pecado él o sus padres.

La confrontación no es nada mas quedarnos asombrados del poder de


Dios y de la sabiduría sino la confrontación es que voy a hacer ahora con
este a quien Dios ha manifestado su amor y su misericordia, que voy a
hacer con este a quien Dios quiere sanar, que voy a hacer con este a
quien yo no entiendo que le pasó pero que ahora veo que Dios dice que
quiere manifestar su poder en él, que quiere sacarlo de esa situación
¿Que voy a hacer?
Jesús diría: "Me amas, apaciéntalo. Apacienta al que yo levanto.
Apacienta al que yo restauro".

IGLESIA: MISIÓN

Llamado a la Grandeza

Efesios 3:10-11

Introducción

¿Crees que podamos decir que tú eres "La persona correcta en el


momento correcto?" ¿Crees que Dios tiene un plan particular para ti en
un lugar especifico o con una persona especial?

Muchas veces luchamos con ese concepto—no estamos listos para esa

seguridad en nuestras vidas pero ciertamente no estamos preparados


para ir en la ruta y asociar todo con lo que nos suceda.

En la primavera de 1940, el imperio británico estaba buscando en una

estrecha faja de agua en la gran maquina de Guerra que el mundo


hubiera visto. Austria, Checoslovaquia, Polonia, Dinamarca y Noruega
habían caído bajo el ejercito del Tercer Reich. En el 9 de mayo, Holanda,
Bélgica y Francia estaban a punto de sucumbir ante Alemania. Todo lo
que existía entre Inglaterra y la destrucción eran 20 millas del canal
ingles y el valor de un hombre.

En 10 de mayo de 1940, Rey Jorge IV le pidió a Winston Churchill que


sirviera de Primer Ministro. Un mes mas tarde Francia se rindió, Churchill
se dirigió a la nación en la BBC: "De esta batalla depende la
supervivencia de la civilización cristiana. De esta batalla depende nuestra
vida británica, y la larga continuidad de nuestras instituciones …Hitler
sabe que tiene que eliminarnos en esta isla o perderá la guerra ….Si
podemos enfrentar a toda Europa podemos ser libres y la vida del mundo
podrá moverse, hacia lugares mas frondoso. Pero si fallamos, entonces
el mundo entero incluyendo a Estados Unidos, incluyendo todo lo que
hemos conocido y cuidado, se hundirá en el abismo de una Nueva Época
de Tinieblas. …Debemos embargarnos en nuestro deber, y llevar por
nosotros mismos que si el Imperio Británico y su Commonwealth dura
cien anos, que los hombres puedan decir: "Esta fue su mejor época".

Un gran hombre en una hora critica de la historia humana.

1. Ha habido algunos hombres a través de los tiempos: soldados,


exploradores, científicos, escritores, políticos.

Ester 4:12-15: "Cuando Mardoqueo recibió la respuesta de Ester, le


envió

a su vez este mensaje: "No creas que tú, por estar en el palacio
real, vas a

ser la única judía que salve la vida. Si ahora callas y no dices nada,
la

liberación de los judíos vendrá de otra parte, pero tú y la familia de


tu padre

morirán. ¡A lo mejor tú has llegado a ser reina precisamente para


ayudarnos

en esta situación!"

2. Gal. 4:4: "Llegado el tiempo, Dios mandó a su Hijo, nacido de


mujer, nacido bajo la ley ..."

Grandes almas quienes, que en momentos de crisis, optaron por


pelear por

algo que creían, que amaban, algo por lo cual morir. No lo hacían
por fama.

Ni por riquezas. No lo hacían por agradecer a sus contemporáneos


- sus

obras nadie las apreciaba hasta que ellos murieran.

Ellos se sacrificaron, lo dieron todo por aquello que habían creído.

Muchos de ellos actuaban así porque sentían la mano de Dios


sobre ellos.
Se le había dado una misión, un llamado. Para ser verdad a la
comisión, se

habían entregado de una sola forma a su visión soberana.

3. Saulo de Tarso era uno de esos hombres. Saulo, llamado Pablo, es


descrito por la tradición como bajito, calvo, piernas arqueadas,
jorobado, con ojos ahuecados. Sin embargo, algo pasó en Saulo
que lo convirtió en el Pablo que conocemos: Pudiera haber seguido
su vida como campeón de la fe judía, peleando contra el
cristianismo. Podía haberse Ganado el amor y el respeto de su
gente, lo que no había podido hacer durante los primeros años de
su vida. Podía haber llegado a ser un gran Rabí en los días de la
declinación de la nación y la fe judía.

Pero Saulo tuvo una visión que cambio su vida y al mundo.


De perseguidor a predicador. Escuchémoslo decir: "Me han
encarcelado más veces que a ellos, he sido azotado más que
ellos, y muchas veces he estado en peligro de muerte. En
cinco ocasiones los judíos me castigaron con los treinta y
nueve azotes. Tres veces me apalearon, y una me
apedrearon. En tres ocasiones se hundió el barco en que yo
viajaba, y, a punto de ahogarme, pasé una noche y un día en
alta mar. He viajado mucho, y me he visto en peligros de ríos,
en peligros de ladrones, y en peligros entre mis paisanos y
entre los extranjeros. También me he visto en peligros en la
ciudad, en el campo y en el mar, y en peligros entre falsos
hermanos. He pasado trabajos y dificultades; muchas veces
me he quedado sin dormir; he sufrido hambre y sed; muchas
veces no he comido; he sufrido por el frío y por la falta de
ropa. Además de estas y otras cosas, cada día pesa sobre
mí la preocupación por todas las iglesias. Si alguien enferma,
también yo enfermo; y si hacen caer a alguno, yo me indigno.
Si de algo hay que gloriarse, me gloriaré de las cosas que
demuestran mi debilidad".

Conclusión/ Aplicación:

-¿Seremos una "gran iglesia en una hora critica?

-La misma misión de Pablo debe ser la nuestra.


-El intento de Dios es que "ahora, por medio de la iglesia, la sabiduría de

Dios se conozca".

-La pregunta—¿somos la iglesia que esta dispuesta a avanzar en esta


misión? ¿Estamos dispuestos a arriesgar todo por lo que creemos?
¿Estamos dispuestos a sacrificar y pagar el precio por nuestra visión?

-En algún lugar debe haber iglesia dispuesta a una gran causa. En algún
lugar debe haber una iglesia capaz de dar pasos de fe en tiempos de
dificultad y decir: "Síguenos que nosotros seguimos a Cristo" ¿Seremos
esa iglesia?

NO NOS CANSEMOS DE HACER EL BIEN

Gálatas 6:9,10

Hablar de la familia es un tema tan importante, tan variado, tan


interesante y muy difícil también que implica para nosotros buscar donde
están los fundamentos. Sucede que a los ojos de Dios, Dios en este
momento al ver este grupo ( La audiencia en ese momento) ve muchas
familias pero lo sorprendente es que al mismo tiempo él ve una sola
familia y que aunque aquí hay muchos papás y algunos abuelos, todos
los que estamos aquí tenemos un solo padre, nuestro Padre Celestial.

Cuando los discípulos se acercaron al Señor Jesucristo y le dijeron:


Jesús, enséñanos a orar en el evangelio de Mateo en el capítulo 6, la
primera cosa que el Señor Jesucristo les dijo fue: Cuando oren, oren así:
Padre Nuestro que estas en el cielo.

Y saben que esa es una revelación impresionante. Padre Nuestro que


estas en el cielo. Tenemos un solo Padre, por lo tanto somos una sola
familia. ¿ Sabes que Dios no tiene nietos ? Dios nada mas tiene hijos, de
los cuales tú y yo somos parte. La cosa es que, la mayoría de nosotros
no escogimos a la familia de la cual formamos parte. ¿ Sabes tu que en
las decisiones mas importantes del ser humano, el ser humano no
participa? Por ejemplo: No escoge la familia en que va a nacer. No
escoge en que época de la historia va a nacer. No escoge quienes van a
ser sus padres, hablando en forma normal y natural.

Las decisiones familiares, si te fijas bien, nos dejan ver que alguien las
tomó por nosotros y aún por nuestros padres. Porque yo no creo en la
sencillez de la casualidad y mucho menos en la complicación del
accidente; yo estoy seguro que hay un plan Divino por el cual estamos
aquí en este momento de la historia.

Hablar de la familia no es sencillo, provoca a veces manejarlo con mucho


cuidado porque en ninguna forma, nadie tiene el derecho de
entrometerse en tu familia, ni en la mía y decirte como se deben de hacer
las cosas.

Pero, en otro sentido, si reconocemos que somos una gran familia, sí es


necesario revisar el Manual de la Familia ( La Biblia ) ¿ Cómo se
maneja? ¿ Cómo funciona

¿ Qué dice el manual, la Palabra de Dios ?

El Fundamento (Gálatas 6: 9-10.)

Aquí la Biblia maneja un concepto: La familia de la fe. El apóstol Pablo le


esta hablando a personas como tú y como yo y les esta diciendo: No te
canses de hacer el bien ¿ Y sabes por qué se los dice? Porque hacer el
bien cansa. Hacer el bien no es fácil. Hacer el bien de repente produce
sensaciones de falta de retribución. Hago y hago y ayudo y ayudo y
busco y trabajo y me desgasto por otros. ¡ Ya me canse !

Pero Pablo nos dice: No, se cansen. Es más, él se involucra en la tercera


persona del plural diciendo: No nos cansemos de hacer el bien. ¿ Sabes
cuántas personas viven cerca de ti que necesitan ver el bien ? ¿ Sabes
cuántas personas necesitan que alguien se acerque a hablar con ellos ?
Quizás es a la puerta, al lado de tu casa. No nos cansemos de hacer el
bien. Porque hacer el bien, aquí el apóstol Pablo lo compara a alguien
que siembra y esa semilla crece y puede cosechar.

Dice : A su debido tiempo segaremos si es que no desmayamos.

De nada te sirve tener el mejor abono y toda el agua del mundo, si la


tierra no esta preparada para recibir esa semilla. Hay que trabajar, y hay
que trabajar muchas veces con las manos. Para poder sembrar, para que
la tierra quede bien tienes que meter la mano y sacar las piedras y
encargarte de cuidar ese lugar . No es sencillo. Y regularmente poder
hacer el bien implica tener que ir a terrenos áridos, difíciles. Terrenos que
aun no están listos para recibir la semilla.

Pero aquí el apóstol Pablo nos dice: No te canses de hacer el bien. En un


sentido nos esta diciendo. No te canses de sembrar. No te canses de
romper la tierra.

No te canses de sacar lo que esta mal ahí. No te canses de limpiar el


terreno.

No te canses. Y en un sentido es en mi propio corazón primero, en mi


propia vida primero, en la vida de mi familia no dejar que haya tierra que
puede utilizarse para sembrar y esta árida, no la dejes.

Ahora, en la realidad del sembrador él puede decidir hacer el trabajo,


pero el no puede decidir el tiempo en el cual debe de sembrar. Y cuando
el sembró, el no puede llegar la semana siguiente y decir: Oye semillita
ya da fruto. Porque el no puede hacer que esa semilla crezca y de fruto.
El no tiene el poder para hacerlo, tiene que esperar al tiempo y ese
tiempo no lo puede definir el, igual es el caso de nosotros si estás
sembrando en tierra árida, si tú estás sembrando en corazones áridos en
corazones donde no hay semilla, no te desesperes si no está dando el
fruto cuando tu quieres, porque no podemos decirle cuando de fruto.

Lo que si debemos hacer es estar listos para que cuando dé el fruto


podamos segar, podamos cosechar. Porque la siembra es el resultado
del trabajo del hombre unido al poder de Dios y produce una satisfacción
indescriptible.

El apóstol Pablo no se queda allí: Así que, según tengamos oportunidad


hagamos bien a todos y mayormente a los de la familia de la fe.

Me llama la atención la palabra que el apóstol Pablo usa en griego


cuando dice oportunidad. ¿ Sabes que palabra es? Es Geografías Lo que
el apóstol Pablo esta diciendo es: Así que cuando veas un terreno
disponible aprovéchalo. Cuando veas un espacio donde puedas poner
una semilla, ponla. No digas: ¿ Qué puede crecer ahí, en ese rinconcito,?
Pon la semilla, Dios es el que la hace germinar.
Eso es lo que la iglesia contemporánea tiene que poner con letras muy
altas. Hagamos bien a todos. Así que, según tengamos oportunidad
hagamos bien a todos y dice el Señor: y mayormente a los de la familia
de la fe.

El Señor desea que seamos una familia, una familia que tiene como
común denominador la fe. Que si hay algo que nos une no es que
tenemos una misma fe en un mismo Señor, Jesucristo y que podamos
darnos cuenta que somos una familia.

¿ Cuantos deseamos que la familia de la fe crezca ? Termino con el


versículo 2 del capítulo 6. Sobrellevad los unos las cargas de los otros y
cumplid así la ley de Cristo.

POR QUÉ CADA CRISTIANO DEBE SER UN MISIONERO

Hechos 1:8

1. ESTÁ EN ACUERDO CON EL PLAN DE DIOS

A. Dios quiere que el nombre de Cristo sea


predicado en todas las naciones.

B. Lucas 24:46-47

C. Dios desea el arrepentimiento de todo pecador. 2


Pe. 3:9

D. Dios prepara a los creyentes para esparcir su


Palabra. Ex. 4:10-12

2. ERA LA OBRA EN LA CUAL EL SEÑOR SE INVOLUCRABA

A. Él predicó en Jerusalén Mat. 21:9-11

B. Él predicó en Judea. Jn. 11:7-9

C. Él predicó en Samaria. Jn. 4:4-5; 14

D. Él nos mandó a predicar el evangelio a toda criatura. Mar. 16:15

3. ERA EL PROGRAMA DE LA IGLESIA PRIMITIVA


A. El programa comenzó en Jerusalén. Hech. 2

B. El programa continuó en Samaria. Hech. 8:5

C. El programa se implementó en otras partes del mundo. Hech. 8:4

7. ES UNA OBRA QUE SERÁ RECOMPENSADA

A. La recompensa del cristiano por ganar almas es seguro. Pro. 11:18

B. La recompensa será una corona. Fil. 4:1; 1 Tes. 2:19-20

C. La recompensa será entregado cuando Cristo regrese

¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO?

Leer Lu. 10:25

Aquí la Biblia no solo nos enseña quién es nuestro prójimo y cómo actuar
con el, sino ¡quién es y cómo actúa aquel Gran prójimo que tanto nos
amó, y hasta dónde son los alcances de su obra y hasta dónde llegan los
lazos de su amor!

En primer lugar vemos cuanta semejanza hay entre aquel hombre caído
en el camino y nosotros los hombres de hoy. Si consideramos al hombre
en su estado espiritual, le vemos caído y despojado. Los "ladrones" le
han despojado... Uno dirá: " a mí, el vicio me despojó de mi familia y de
mi salud". " La avaricia hizo estragos en mi vida", dirá otro. Quizá fue una
pasión, un pecado, el temor o el mal genio que robaron la paz y la
felicidad de otros. El más grande ladrón que despojó y sigue despojando
a los hombres, es la incredulidad. El viejo diablo, ladrón y mentiroso
empezó en el Edén y sigue hoy sembrando la duda y la incredulidad en
los corazones humanos.

Aquel hombre quedó mal herido ¿Quién podrá vendar sus heridas,
calmar su dolor y darle vida espiritual?. Nos dice la parábola, que un
sacerdote se acercó pero pasó de largo. Así es la religión. Se acerca un
poco al hombre y a su problemática pero no le da solución. Hay más de
2500 religiones en el mundo muchas de ellas con la intención de ayudar
al ser humano, pero no pueden hacerlo. Ah! Las religiones, son solo
pobres escaleras que los hombres construyen con el afán de llegar al
cielo, pero no pueden hacerlo.
También un levita, se acercó pero viéndole pasó de largo. Símbolo es de
la clase erudita de aquella época. Ellos conocían la ley y la enseñaban al
pueblo. Así es la ciencia hoy. Da cátedras de muchas materias pronuncia
grandes teorías y opina sobre todos los temas. Pero frente al problema
espiritual del hombre caído, nada puede hacer. A pesar de los avances
científicos, vemos que cada vez hay más violencia, más inmoralidad,
más corrupción y más maldad.

Pero he aquí que un samaritano, se acercó ¡y no pasó de largo!. ¡Que


gran figura es esta de Jesús!. Aquel que nos vio de lejos, que estando en
su trono de gloria, se acercó a nosotros. ¡Que hermoso saber que el
corazón de Jesús se conmueve al ver nuestra necesidad, debilidad e
impotencia.! ¡Cristo te ama!

Dice también la parábola, que El le vendó las heridas echándoles aceite


y vino: Hay una sola cura para esa enfermedad del alma, que es el
pecado y que la separa de Dios y del gozo de estar en Su presencia: es
la sangre de Cristo, derramada en la cruz del calvario. Como dijera el
Señor: " porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es
derramada para remisión de los pecados". Y hay un solo tratamiento para
la muerte espiritual: nacer de nuevo por obra del Espíritu Santo; este es
el aceite que Dios en su gracia derrama sobre los hombres medio
muertos para darles la vida verdadera.

No dice este pasaje, que el samaritano haya averiguado si aquel caído


junto al camino, era digno, o no, de ser ayudado. No dice que el haya
investigado si había en aquel hombre mérito alguno para ser salvado. Así
también cada uno de nosotros puede ser salvado por Jesús tal como
está, sin mérito alguno ya que es por gracia.

Cristo quiere vendar tus heridas. Quiere salvarte de la condenación si no


lo ha hecho ya. No dice tampoco el pasaje, que aquel hombre caído, se
haya resistido a los cuidados de su salvador. No te resistas tú, porque el
te quiere salvar. No dice, aún, nuestro relato, que el herido haya tenido
que ponerse en pie y caminar, sino que aquel samaritano, cargó con el. Y
así es con nuestro Salvador. No solo cargó con nuestros pecados en la
cruz, sino que también carga con nuestras cargas, con nuestros
problemas y lo que es más, con nosotros mismos.

¡Esta es una salvación grande! Y El ¡es un Gran Salvador!. Jesús es


grande para salvar.(Is 63:1). No solo vendó sus heridas, sino que
también cuidó de el. ¡Que maravilloso! , tenemos un salvador que cuida
de nosotros, que vela por nosotros, que nos entiende y nos tiene
paciencia. Que tiene un propósito grande para nuestra vida.

También dice que luego de haber cargado con aquel pobre hombre
herido, lo llevo al mesón. Lo llevó a un lugar seguro. Así es la iglesia
verdadera de Jesucristo. Un lugar seguro, del cual se dijo que las puertas
del infierno no prevalecen contra ella. Y que es columna y baluarte de la
verdad (1Tim 3:15).

También vemos en esta maravillosa parábola que este gran Samaritano


pagó por el pobre hombre. ¡Cristo, pagó por nosotros!. El es grande para
salvar. Pensaba, al meditar en esto, ¿cuánto habrá pagado el Señor por
mí?. El pagó una suma muy grande. Hermano, si dudas de tu salvación,
si piensas que la puedes perder, acuérdate que Jesús pagó mucho más
de lo que tu debías, aunque fuera mucho. Y que no hay pecado que la
sangre de Cristo no pueda borrar, y que nada ni nadie puede arrebatar
una de sus ovejas de sus poderosas y tiernas manos. ¡El es grande para
salvar!

Ojalá podamos hoy descansar en sus fuertes brazos, para que él nos
vende las heridas y nos levante y cargue con nosotros. El no mirará a
nuestros méritos, simplemente nos salvará, y nosotros no debemos
resistirle. Hagamos como aquel hombre herido, ¡confiemos en El y
esperemos su regreso!

PODEMOS CREER EN SU SALVACIÓN

¿Cuál es la única vía de escape para el que se encuentra atrapado en


las redes del pecado? El apóstol San Pablo declaró: "No me avergüenzo
del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que
cree" (Romanos 1:16). Sí, ciertamente es poder de Dios para la salvación
de todos los que creen en Jesús de todo corazón, lo aceptan como tal, y
hacen de él el Señor de sus vidas.

Hay dos clases de vida: la espiritual y la física; y también hay dos clases
de muerte: la espiritual y la física. Es perfectamente posible que alguien
esté vivo físicamente, pero que al mismo tiempo esté muerto en el
espíritu.

"El os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y


pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente
de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu
que ahora opera en los hijos de desobediencia" (Efesios 2:1, 2).

Satanás conduce al que está muerto espiritualmente por una espiral cada
vez más profunda de pecado y desobediencia. Pero uno de los aspectos
maravillosos del evangelio es que Dios ama a los perdidos con un amor
eterno e incondicional y les ofrece una completa y gratuita liberación de
su cautiverio.

Dios nos amó cuando no merecíamos ser amados. Su gracia obró en


nosotros una resurrección espiritual que produjo una nueva vida física en
Cristo. "Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida
juntamente con Cristo..." (Efesios 2:4).

Para entender bien la salvación que Cristo nos ofrece, también debemos
entender en qué consiste nuestra necesidad.

1. Necesitamos ser salvados del pecado. ¿Cuántos han pecado? "Por


cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos
3:23). En otras palabras, no vivimos de acuerdo con lo que es correcto.
Un padre dominado por la ira puede castigar a su hijo hiriéndolo física y
emocionalmente. Alguien que se encuentra en el volante de un vehículo
se puede enojar tanto con otro conductor y casi causar un accidente. Un
estudiante resentido puede cubrir de insultos a su profesor. Un
empresario se puede "olvidar" del pago de ciertos impuestos. Y
podríamos seguir, porque esa es la condición humana.

¿Cómo definen las Escrituras el pecado? "Toda injusticia es pecado" (1


S. Juan 5:17). Necesitamos que se nos rescate de toda clase de malos
hábitos: la mentira, el abuso, la soberbia, la codicia, la envidia y la
amargura, para mencionar sólo algunos. Las Escrituras también definen
el pecado como el quebrantamiento de la ley moral contenida en los Diez
Mandamientos que se encuentran en el capítulo 20 del Exodo.

"Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley, pues el pecado
es infracción de la ley" (1 S. Juan 3:4). Por lo tanto, necesitamos que se
nos salve del pecado.

2. Necesitamos que se nos salve de una relación quebrantada con Dios.


"He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha
endurecido su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho
división entre vosotros y vuestro Dios" (Isaías 59:1, 2).
Cuando el pecado no está perdonado, nuestra relación con Dios está
cortada. Por eso Jesús declaró que la incredulidad es pecado. Cristo
vino, entre muchas otras cosas, para que volviéramos a tener confianza
en Dios.

3. Necesitamos ser salvados de la muerte eterna, que es la paga del


pecado. "Porque la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23).

Hay una doctrina de las Escrituras muy poco conocida. Según ella hay
dos muertes: una, transitoria, que es tan común en este mundo
pecaminoso en el que vivimos, y de la que todos van a resucitar: unos
para vida eterna y otros para perdición perpetua. El profeta Daniel lo dice
así: "Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán
despertados: unos para vida terna, otros para vergüenza y confusión
perpetua" (Daniel 12:2).

Esa "confusión perpetua" es la segunda muerte, de la cual no hay


resurrección. San Juan lo expresa de la siguiente manera: "Esta es la
muerte segunda" (Apocalipsis 20:14).

La paga del pecado es esta muerte segunda, sin resurrección. Por eso la
llamamos también muerte eterna. Jesús nos salva precisamente de ella.

4. Necesitamos que se nos salve de una vida infeliz y pecaminosa. El


pecado es un callejón sin salida. Los seres humanos dominados por él
jamás pueden ser verdaderamente felices, porque la auténtica felicidad
es el resultado primero de la salvación que Jesús nos ofrece, después de
nuestra permanente comunión con Dios, y por fin de una vida de servicio
amante en favor de los demás. Una vida de pecado deja a su paso un
vacío doloroso y sombrío.

5. Necesitamos que se nos salve de un mundo pecador. El mundo en


que vivimos es la antítesis del jardín del Edén. Por donde miremos
vemos el pecado y sus consecuencias: millones y más millones de seres
humanos viven en condiciones infrahumanas y miserables; otros
millones, presos de la angustia y la soledad; la guerra que hace estragos
en diferentes lugares, y que deja una estela de odio y de muerte; toda
clase de enfermedades, algunas de ellas terribles como el cáncer y el
SIDA. De todo ello y mucho más debemos ser salvados.

¿Quién puede salvarnos?


1. Jesús puede librarnos del pecado. "Y le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (S. Mateo 1:21).

Un hindú le dijo una vez a un amigo cristiano: "En el hinduismo hay


muchas cosas que no encontramos en el cristianismo; pero en el
cristianismo hay algo que no tiene el hinduismo: un Salvador".
Efectivamente, el cristianismo es la única religión que le ofrece un
Salvador al mundo.

2. Jesús puede restaurar nuestra quebrantada relación con Dios. Una de


las figuras de lenguaje que usa Dios para describir su relación con el
creyente es el matrimonio. San Pablo escribió a los que habían aceptado
a Cristo como su Salvador: "Estabais sin Cristo... sin esperanza y sin
Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro
tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de
Cristo" (Efesios 2:12, 13).

La persona que se allega a Jesús experimenta un gozo semejante al que


siente una pareja durante el noviazgo y el matrimonio. Cuando el
creyente entrega su vida al Señor, comienza una relación con Cristo que
dura toda la vida.

3. Jesús puede salvarnos de la muerte eterna, la paga del pecado.


"Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Romanos 6:23). Nosotros
quebrantamos la ley y merecemos la muerte eterna. Jesús, que sufrió
esa muerte en lugar de nosotros, puede salvarnos de ella y darnos vida
eterna. ¿Cuándo y cómo? "Pero Dios muestra su amor para con
nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros"
(Romanos 5:8).

Haroldo Hughes había abandonado la esperanza de cambiar. Muchas


veces, desesperadamente, había intentado dejar el alcohol, pues sabía
que la bebida había convertido su hogar en un infierno. Intentó
suicidarse, pero antes de abrir la válvula del gas pensó que tenía algunas
cosas que debía explicarle a Dios. Esa oración se transformó en una
larga y sollozante petición de ayuda.

Y el Señor le respondió. Haroldo Hughes se consagró a Cristo y halló la


fuerza espiritual para perseverar. Dejó el alcohol y se transformó en un
amoroso y responsable esposo y padre, y llegó a ser un destacado
miembro del Senado de los Estados Unidos.
¿Qué debemos hacer para librarnos de nuestra vida de pecado?
"Arrepentíos y convertíos para que sean borrados vuestros pecados"
(Hechos 3:19).

La Escritura, acerca del arrepentimiento y la confesión dice lo siguiente:


"¿O menospreciáis las riquezas de su benignidad, paciencia y
generosidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?"
(Romanos 2:4).

Quiere decir que el arrepentimiento --aunque no sepamos todavía lo que


es-- es una consecuencia de la bondad de Dios; es otro maravilloso don
del Altísimo. Pero, ¿qué es?

Un joven, mientras paseaba con otros compañeros de colegio por el


bosque, dio muerte accidentalmente a su mejor amigo. Eso quedó
cabalmente demostrado. Mientras velaban al fallecido, el joven que
apuntó el arma con tan mala suerte lloraba sin consuelo: "¡Maté a mi
amigo! ¡Maté a mi amigo!" Decía entre sollozos. ¡Qué inmenso dolor
experimentaba!

El arrepentimiento es sentir una profunda tristeza por nuestros pecados,


apartarnos de los viejos hábitos, prácticas y actitudes. No es temor al
castigo, sino una respuesta a la bondad divina que movió a Jesús a morir
en nuestro lugar.

Las Escrituras hablan de confesión. ¿De qué se trata? "El que oculta sus
pecados no prosperará; pero el que los confiesa y se aparta de ellos
alcanzará misericordia" (Proverbios 28:13).

El verdadero arrepentimiento consiste en apartarse del pecado y, hasta


donde sea posible, arreglar los agravios del pasado. Pero eso debe ir
acompañado de la confesión. Acerca de ella la Escritura nos dice
además lo siguiente: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo
para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1 S. Juan
1:9).

Recibe tu nueva vida en Jesús. Cree que él te ha salvado. Acepta que él


te ha perdonado, te ha limpiado y te ha dado una vida completamente
nueva. Esta gloriosa promesa es para ti: "Mas a todos los que lo
recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio potestad (poder,
privilegio) de ser hechos hijos de Dios" (S. Juan 1:12).
DECISIÓN / DISCIPULADO

"SÍGUEME"

Jamás será posible describir y ni aún imaginar, en toda su grandeza, el


carácter y el alcance de la misión redentora de Jesucristo. Dejó la gloria y
el señorío de los cielos y descendió a esta tierra en una de las horas más
negras de la historia, para cumplir con el eterno propósito de salvar al
hombre del drama del pecado y sus terribles consecuencias. La raza
humana yacía postrada, a la espera de una mano redentora. La fuerza
de los césares, la filosofía de los griegos y el formalismo religioso de los
judíos habían sido incapaces de levantar a la sociedad de su penosa
condición. En esa hora sombría apareció Jesús de Nazaret, para erguirse
como la Luz del mundo.

Uno de los gestos admirables de Jesucristo como Líder y Redentor de


los hombres, es que ni bien comenzó su ministerio salvador extendió una
invitación, un llamado, para que unos humildes pescadores se
convirtiesen en sus ayudantes. La tarea del Nazareno era inmensa,
gloriosa y de alcances eternos e infinitos; y, sin embargo, Jesús se
propuso integrar a la débil familia humana en su cruzada redentora.

Dice el Evangelio según San Mateo que "andando Jesús junto al mar de
Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su
hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les
dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres" (capítulo 4,
versículos 18 y 19).

Este hecho es inaudito. Jesús no escogió ángeles que nunca habían


pecado para que lo representasen en esta tierra, sino que llamó a un
grupo de seres humanos, a hombres de pasiones iguales a las nuestras,
para que fuesen uno con él en la gran obra de salvar a la humanidad.
Eran de carácter tosco, de espíritu vengativo, dados a la crítica,
orgullosos y ambiciosos. Aunque aparentemente nada los recomendaba
para convertirse en aliados de Jesús, el inmaculado Hijo de Dios, fueron
escogidos por aquel que veía a las personas no sólo como eran, sino
como podían llegar a ser transformadas por su gracia.

El sabía que estos hombres rudos podían ser refinados hasta alcanzar
un grado de nobleza insospechable. Se había propuesto transformarlos
en pescadores de hombres. Su tarea sería librar de las corrientes del
pecado a las almas que clamaban por un Salvador. En su infinito amor y
sabiduría, Jesús comprendió que ellos se convertirían en instrumentos
valiosísimos para cumplir su cometido.

¿Cómo respondieron estos hombres al llamado de Jesús? Dice la


Escritura: "Entonces ellos dejando al instante las redes, le siguieron" (S.
Mateo 4:20). El pasaje, aunque breve, es muy elocuente. Habla de
hombres decididos y valientes; hombres que supieron prestar atención a
la voz de Jesucristo. Lo dejaron todo para seguirle. No pensemos que se
trató de una decisión fácil. Aceptar la invitación de Jesús era
encaminarse por una senda incierta. Pero dieron ese paso alentados por
aquel que es el Autor y Consumador de la fe, y jamás se arrepintieron de
esa decisión. Jesús cumplió primeramente en ellos su gran misión
redentora. Los fue transformando, poco a poco, hasta que sus defectos
fueron desapareciendo y en su lugar se agigantaron las virtudes que el
Señor supo despertar en sus almas. Se convirtieron en hombres
poderosos, osados y sumamente útiles para poner en marcha la suprema
tarea de predicar el evangelio. El precio que debieron pagar fue la
persecución, la burla, la ingratitud y la muerte, pero los nombres de esos
pescadores hoy figuran entre los bienaventurados fundadores de la
iglesia cristiana, cuya gloria brillará por la eternidad.

En el Evangelio según San Lucas, se describe el encuentro de Jesús con


otro hombre, que por su profesión era muy odiado por sus semejantes.
Nos referimos a Leví Mateo, el publicano; un cobrador de impuestos que
se enriquecía a despecho del odio y resentimiento de los que, de
acuerdo a las leyes imperantes, tenían que pagarle los tributos. A este
hombre Jesús escogió para que fuese uno de sus seguidores. Dice la
Escritura: "Después de estas cosas salió, y vio a un publicano llamado
Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme" (S.
Lucas 5:27). Y agrega el relato: "Y dejándolo todo se levantó y le siguió"
(versículo 28). Podemos imaginarnos el asombro de Leví Mateo: Cómo,
¿a mí, un despreciable publicano, se me acerca este Maestro para
pedirme que sea su seguidor? Sin embargo, no vaciló; no dudó, ni
recordó el negocio lucrativo que iba a cambiar por las pobrezas y
penurias que entrañaba seguir a Jesucristo. Dejándolo todo, se levantó y
siguió al Señor.

¡Qué fuerza impresionante tiene este mandato de Jesús: "Sígueme"!


Cuando esa voz penetra en la conciencia y se la escucha y acepta con
sinceridad, produce una profunda transformación; el ser entero despierta
a nuevas posibilidades. Pero no lo olvidemos; todo aquel que se
convierte en un seguidor de Jesús, tiene un precio que pagar. A Mateo en
su riqueza, y a Andrés y Pedro en su pobreza, les llegó la misma prueba.
Y cada uno hizo la misma consagración: dejándolo todo siguieron al
Maestro. La historia testifica que hicieron la mejor decisión.

Fue muy distinta, en cambio, la experiencia de aquel hombre conocido


como el joven rico. Aparentemente era un excepcional candidato para ser
discípulo de Cristo. Culto, rico, noble, ¿qué más pedir? Jesús percibió las
posibilidades que este joven tenía para hacer de su vida una
verdaderamente útil en favor de los demás. Por eso se dirigió a él y le
dijo: "Si quieres ser perfecto, anda vende lo que tienes, y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, y sígueme" (S. Lucas 18:22).
La invitación estaba dada: Ven y sígueme. Pero le puso una prueba.
Debía vender las posesiones que tenía y entregarlas en favor de los
pobres.

La Biblia dice que el joven, oyendo estas palabras, se fue triste porque
tenía muchas posesiones. Y así se pierde en el polvo de la historia. Nada
más se sabe acerca de él. Aparece en el relato sagrado para reafirmar la
enseñanza de que Jesucristo debe ocupar el primer lugar en nuestras
vidas. Todo aquello que se interponga entre él y nosotros es un obstáculo
para una vida útil. Cada alma es probada para ver si el deseo de los
bienes temporales prima sobre el de la comunión con Cristo.

¿Cuál es nuestra actitud hacia Jesús, hacia el llamado que nos extiende?

El personaje tal vez más dramáticamente triste de toda la Biblia aparece


en el capítulo 9 del mismo evangelio. Se acercó a Jesús en el camino y
le dijo: "Señor, te seguiré adonde quiera que vayas; y Jesús le contestó
diciendo: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas
el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza" (versículos 57 y
58). Este es el único individuo que según el registro bíblico se ofreció
para seguir a Jesús y ser su discípulo. El Señor sabía que este hombre,
instruido e influyente, había hecho en forma calculada ese ofrecimiento.
Pensaba, más bien, en una posible remuneración temporal, en la gloria
que podría obtener al lado de Jesucristo. Por eso Jesús, con toda
claridad, le advirtió que su reinado demandaba negación y sacrificio, ya
que el Hijo del hombre no tenía siquiera donde recostar la cabeza.

¿Quién era ese personaje? Nada menos que Judas, el que por 30 piezas
de plata llegó a vender a su Maestro.
Sí, toda causa noble requiere un precio. Al dirigirse a sus conciudadanos,
para implorarles apoyo a fin de evitar la derrota de su país durante la
segunda guerra mundial, Winston Churchill les dijo que lo único que tenía
para ofrecerles en compensación de sus esfuerzos era sangre, sudor y
lágrimas. Parafraseando, podríamos decir que el soldado cristiano debe
estar dispuesto a entregar su sangre, o sea su servicio abnegado en
favor de Cristo, aunque eso le cueste la vida. Se requiere el sudor de su
esfuerzo perseverante, y también las lágrimas del sufrimiento; y, por
sobre todo, las que broten de un corazón penitente que se ha
consagrado a Jesús.

Jesucristo hoy nos dice a ti y a mí: "Sígueme, sígueme tú. Aunque otros
no lo hagan, sígueme tú, de acuerdo al plan que he trazado para tu vida".

Sí, amigo mío, Dios tiene un plan para ti, Dios tiene un plan para mí y
para cada persona en esta tierra. El quiere que, conforme a nuestros
talentos y nuestras posibilidades, nos convirtamos en fieles servidores de
él y de su causa. Vivimos en una hora angustiosa en que la lucha entre el
bien y el mal ha recrudecido con pavorosa intensidad. Nunca
dependieron resultados tan importantes de una generación como la que
ahora entra en el escenario de acción. Hoy nos dice Jesús: te necesito
para construir un mundo mejor, para que haya mejores hogares,
escuelas e iglesias; para que todo corazón sincero sea salvado de la
corriente de un mal que todo lo cubre. Se necesitan enfermeros,
carpinteros, operarios, maestros, escritores, instrumentos de Dios que
dondequiera estén ensalcen el nombre de Jesús, y hagan que brille la luz
del evangelio, de ese evangelio que asegura vida eterna a todo aquel
que cree en el Señor.

¿Seguiremos al Maestro? "Sígueme", nos dice él. Y especialmente esta


invitación el Señor la extiende a la juventud, a ese grupo de señoritas y
jóvenes fuertes y sanos que aún tienen la vida por delante y cuyo
esfuerzo y talentos son requeridos para que triunfe la causa del bien en
esta tierra.

Con toda certeza podemos decir que vale la pena ser cristiano.
Siguiendo a Jesucristo no sólo alcanzaremos la paz, el perdón y la
redención que necesitan nuestras almas, sino que también pasamos a
ser sus colaboradores e instrumentos útiles para que otros puedan tener
esperanza. De ese modo nuestra vida tiene plena razón de ser, pues nos
proyectamos para la eternidad.
Los discípulos de Jesús, por medio de Pedro, hicieron este planteo: "He
aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues,
tendremos? Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración,
cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros
que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel, y cualquiera que haya dejado casas, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por
mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna" (S. Mateo
19:27-29).

Amigo mío, que Dios te bendiga; sé un fiel seguidor de Jesús. Que al


escuchar la voz del Maestro que te dice: "Sígueme", dejándolo todo, te
levantes y le sigas. De esta forma tendrás cien veces tanto en esta tierra
y, al fin, alcanzarás la vida eterna.

EL DÍA DE LA SALVACIÓN

Cuando después de una larga noche el viajero comienza a ver cómo en


el horizonte despunta el amanecer, sus energías se renuevan, su ánimo
se despeja, y renace su esperanza de que ese día algo alegre su vida y
alumbre su corazón. De igual modo, en el ámbito espiritual la única
esperanza para quien vaga por el oscuro laberinto del pecado y del
desánimo, radica en la misericordiosa luz enviada por Dios.

La Sagrada Escritura habla del amanecer de un día especial, en el cual


la salvación alumbraría el camino de todos los seres humanos. En uno
de los más bellos pasajes referentes al futuro nacimiento de Cristo, dice
el profeta Isaías: "No habrá siempre oscuridad para la que está ahora en
angustia... pues al fin [Dios] llenará de gloria el camino del mar, de aquel
lado del Jordán, en Galilea de los gentiles. El pueblo que andaba en
tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz
resplandeció sobre ellos" (Isaías 9: 1, 2). Y el profeta Malaquías se hace
eco de estas palabras, al decir: "Mas a vosotros los que teméis mi
nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación"
(Malaquías 4: 2).

Cuando sale el sol, llega el día. Y cuando Jesús nació en Belén de


Judea, amaneció para el mundo el día de la salvación. Como cualquier
día, el de la salvación tiene sus etapas características: el amanecer, el
mediodía, el atardecer y el ocaso. Luego viene la noche.
¿Qué hora es, hermano, en el reloj de su salvación? ¿Ha amanecido
para usted el Sol de Justicia? ¿O quizás usted vive todavía en las horas
de oscuridad previas al amanecer? Los siguientes textos bíblicos nos
ayudan a determinar el transcurso del tiempo en el reloj de la salvación.
Dice el sabio Salomón en uno de sus proverbios: "Mas la senda de los
justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día
es perfecto" (Proverbios 4: 18). Y el apóstol San Pedro nos dice que
"tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien
en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro,
hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros
corazones" (2 S. Pedro 1: 19).

Estos pasajes bíblicos destacan ante nuestra vista dos hechos. Primero,
que el día de la salvación no sólo amaneció hace casi dos mil años en
Belén de Judea, sino que también la aurora celestial despunta en el
corazón de todo aquel que entrega su vida a Cristo, para perdón de sus
pecados. Segundo, que la fuente de luz que transforma la aurora en un
día de plena claridad, es lo que San Pedro llama "la palabra profética
más permanente", es decir la Sagrada Escritura.

¿Qué lugar le hemos dado en nuestra vida a la Palabra de Dios? Si no la


estudiamos con atención y perseverancia, el sol de la salvación no
logrará brillar con fuerza en nuestra mente. Andaremos en la penumbra,
a media luz, tropezando y extraviando el camino, porque no lograremos
distinguir las señales y las marcas que nos podrían revelar la verdadera
dirección que siguen nuestros pies. Es triste comprobar que muchos
cristianos en la actualidad, por descuidar el estudio personal de la
Sagrada Escritura, son víctimas de graves engaños que los alejan de
Dios. En verdad, el día de salvación para ellos no ha pasado de ser un

simple amanecer.

En el mundo natural, lo que distingue al día de la noche es la presencia


del sol en el cielo. En la vida de todo ser humano, lo que distingue el día
de la noche espiritual es la presencia de nuestro Salvador, el Señor
Jesucristo. Cuando el Señor nació en Belén, amaneció para el mundo el
día de salvación.

¿Y qué pasó después que Jesús ascendió al cielo? ¿Volvió al mundo la


oscuridad espiritual? No, por cierto. Tal como lo había prometido el
Salvador, pocos días después de su ascensión envió al mundo su
representante: el Espíritu Santo. Debido a su presencia en el mundo hoy,
todavía es válida para nosotros la tierna invitación que registró para
nuestro beneficio el apóstol San Pablo, al decir: "Os exhortamos también
a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo
aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí
ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación" (2 Corintios
6: 1, 2).

Hermano, hoy es el día de tu salvación. No desperdicies sus horas


sagradas, no sea que se diga de ti que has "recibido en vano la gracia de
Dios". El sol de la presencia de Cristo y el conocimiento de su gracia
inundan hoy el mundo. Pero como sucede con todo día que amanece, el
tiempo no se detiene. Las horas transcurren con ritmo inexorable, y el sol
avanza en su carrera hacia el ocaso.

Con el día de salvación sucede lo mismo. No brillará para siempre sobre


el mundo la luz de la misericordia divina. Jesús ya lo advirtió antes de su
crucifixión con estas palabras: "Aún por un poco está la luz entre
vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan
las tinieblas; porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va. Entre
tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz" (S.
Juan 12: 35, 36).

Vienen días en los cuales la gente tendrá hambre de oír la Palabra de


Dios, y no podrá satisfacerla. El Espíritu Santo habrá dejado de hablar al
corazón de los que no quisieron aprovechar la luz del día de salvación
para prepararse para estar firmes en el día malo. La famosa parábola de
las diez vírgenes enseña que cinco de ellas no tomaron suficiente
provisión de aceite, y sus lámparas se apagaron en el momento cuando
más las necesitaban. Y sabemos que el aceite es símbolo del Espíritu
Santo. El consejo que se les dio fue: "Id... a los que venden, y comprad"
(S. Mateo 25: 9). Pero por más que se afanaron, no encontraron quien
les vendiera. Cuando volvieron de su infructuosa búsqueda descubrieron,
horrorizadas, que la puerta se había cerrado y ellas habían quedado
fuera.

Al apóstol San Juan se le mostró esta misma situación, cuando se le dijo


que registrara el siguiente decreto terrible, y no lo sellara, porque el
tiempo de su cumplimiento estaba cerca: "El que es injusto, sea injusto
todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo,
practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía"
(Apocalipsis 22: 11). Cuando esas palabras solemnes sean pronunciadas
sobre el mundo, entonces los impíos y los descuidados, que con
indiferencia dejaron pasar las horas preciosas del día de oportunidad y
salvación, se lamentarán horrorizados, diciendo: "Pasó la siega, terminó
el verano, y nosotros no hemos sido salvos" (Jeremías 8: 20). En otras
palabras, "¡se puso el sol, llegó la noche, y no hay esperanza para
nosotros!"

¿Podemos imaginarnos palabras más tristes que éstas? No, no hay


lamentación más amarga que la de quien descubra que en su vida se ha
puesto para siempre el sol de la misericordia divina, el sol del día de su
salvación.

Y cuando el Sol de Justicia esconda su rostro y deje de alumbrar a este


mundo, ¿cómo será la noche que envuelva la tierra y a sus moradores?
Terribles serán las escenas que presenciará este mundo. La ira de Dios
se derramará sobre los indiferentes y los rebeldes, sin medida. El libro
del Apocalipsis revela algunos de los castigos que caerán sobre los que
hayan rechazado la gracia de Dios. En el capítulo 16 se describe el
derramamiento de lo que San Juan llama "las siete plagas postreras".
Enfermedades, sangre, tinieblas, desastres de toda clase y destrucción
total es lo que espera a los enemigos de Dios.

Repito la pregunta: "¿Qué hora es en el reloj de tu salvación? ¿Te das


cuenta que las sombras de la noche ya avanzan para cubrir el cielo a tus
espaldas? Las condiciones del mundo nos muestran con claridad
meridiana cuán poco más puede durar la misericordia de Dios frente a la
impiedad que parece inundarlo todo. Los viejos errores y herejías se
siguen enseñando con insistencia desafiante. En las mismas filas de la
cristiandad muchos procuran dejar sin ningún efecto la autoridad de la
santa ley divina. Y las multitudes, ciegas, se precipitan en busca del
placer y la ganancia material. ¿Cuánto más esperará Dios antes de
actuar?

No resta mucho tiempo para hacer la paz con Dios. Aprovecha


sabiamente lo que queda de luz, y busca refugio bajo las alas poderosas
de nuestro Salvador, el único que nos podrá defender en la noche de
tinieblas y destrucción que se avecina.

Te invito a que entregues tu corazón a Jesús, y le pidas perdón por haber


visto con indiferencia cómo pasan las horas del día de oportunidad. Haz
hoy tu decisión, para que cuando pase el día de la ira y amanezca la
gloriosa eternidad, puedas tener herencia en esa ciudad bendita y eterna,
la cual, según el testimonio del apóstol San Juan, "no tiene necesidad de
sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el
Cordero [esto es Cristo] es su lumbrera" (Apocalipsis 21: 23).

SEMBRANDO

Gálatas 6:7-8 - No os engañéis...

El mundo está cosechando lo que ha sembrado. La sensibilidad del


mundo está siendo quitada de muchas maneras. Las películas glorifican
asesinatos, sexo, violencia, adulterio, sangriento y muchas otras cosas
más. Lo que está pasando es que todas estas cosas combinadas nos
conducen a ser menos sensibles a estas cosas cuando pasan de verdad.

Mateo 13:25 - pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y


sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

Lo que sucede en gran parte es que la mayoría de los Cristianos se han


quedado dormidos. Estamos contentos con el saber de que somos
salvos y nos encontramos haciendo muy poco para el crecimiento del
reino de Dios, no estamos sembrando la semilla. ¿De qué les hablo?
Vamos a ver.

Marcos 4:30-32 - Decía también: ¿A qué...

La semilla de mostaza es quizás la semilla más pequeña en el mundo.


Jesús usa esta comparación aquí para ilustrar que el Reino de Dios
puede tener un principio bien chico, pero crecerá inmensamente.
Pensemos en la primera vez que alguien nos hablo acerca del Reino de
Dios. Estoy casi seguro que no fueron palabras de condenación, que no
les dijeron que irían al infierno. Estoy casi seguro fue algo tan simple
como "Jesús te ama" o algo semejante. Pero lo que sí puedo decir con
certeza es que fue como una semilla de mostaza, pero mirémonos ahora.
La semilla ha hecho raíz, la palabra de Dios ha crecido en nuestros
corazones, y no hay alguien ni nada que no los pueda quitar. Pero de
nuevo les digo nuestra responsabilidad es de sembrar. La palabra nos
dice:

2 Corintios 9:6 - Pero esto digo: El que siembra...

Nos dice que sembremos con abundancia. No importa lo que pensemos


de nosotros mismos, no importa que no podamos recitar las escrituras
elocuentemente, lo que importa es que estemos sembrando. Lo que
importa es que estamos cumpliendo con el propósito que Dios nos ha
dado aquí en la tierra. Lo que importa es que estamos obrando para el
crecimiento de Su Reino.

Si sembramos odio, celos, rebelión, desobediencia, entonces eso mismo


recibiremos. Pero cuando sembramos amor, paciencia, bendiciones y
obediencia, entonces eso mismo recibiremos abundantemente. Dios nos
da la oportunidad de sembrar, es hora de que empecemos. La razón por
la cual el mundo está como esta es porque existe un pequeño numero de
sembradores. La violencia y las drogas corren sin ser detenidas y sin
control en nuestra sociedad porque la palabra de Dios no está siendo
sembrada con frecuencia.

Para concluir leamos:

Galatas 6:9 - No nos cansemos...

No podemos cansarnos de hacer la obra de Dios. Dios nos da la


oportunidad y las fuerzas para llevarlo acabo. Puede ser que pensemos
que lo que tenemos que ofrecer es poco o nada, pero entonces ¿que
pasó con el grano de mostaza? No existe razón para no sembrar. La
temporada de la siembra esta aquí, y la temporada de la siega pronto
llegará.

Apocalipsis 14:15-16 - Y del templo...

Estamos viviendo en tiempos difíciles y violentos. Estamos viviendo en


un mundo que desesperadamente necesita saber que hay una solución.
Que existe una esperanza, que existe una paz. Las personas en el
mundo están buscando las respuestas, pero están recibiendo las
respuestas incorrectas. La palabra de Dios no se esta sembrando.
Hagamos hoy un compromiso con el Señor.

COMO FUNCIONA LA MENTE

Una madre llevo a sus hijos a la heladería y el encargado le preguntó: -


¿Chocolate o vainilla? -¿No tiene otros sabores? - le pregunto la madre -
estoy cansada de estos dos. - Señora - suspiró el heladero -, si Ud.
supiera cuanto demoran los clientes en decidirse entre chocolate y
vainilla, nunca le añadiría otro sabor.
Algunas decisiones carecen de importancia, como elegir entre un helado
de chocolate y otro de vainilla, por ejemplo. Sin embargo, la capacidad
de elegir es una facultad dada por Dios. Es fundamental que el ganador
de almas entienda cuál es el lugar que ocupa la voluntad en, la toma de
decisiones, la voluntad es la clave de ello.

El trasatlántico Queen Elizabeth pesa alrededor de 85.000 toneladas.


Pero está dirigido por un timón de solo 65 toneladas. El timón, pequeño
si se lo compara con el resto del barco, controla su dirección. La voluntad
es el timón de la vida del hombre. No es prerrogativa del ganador de
almas manipular la voluntad. Su responsabilidad no es forzarla Pero no
tendrá éxito en ganar almas si no entiende cómo se relaciona el Espíritu
Santo con la voluntad.

"Lo que necesitas comprender es: la verdadera fuerza de la voluntad.


Este es el poder que gobierna en la naturaleza del hombre: el poder de
decidir o de elegir, Todas las cosas dependen de la correcta acción de la
voluntad" (El Camino a Cristo, p. 47) "Mediante el debido uso de la
voluntad, cambiará enteramente la conducta. AL someterse nuestra
voluntad a Cristo, nos aliamos con el poder divino. Recibimos fuerza de
lo alto para mantenemos firmes. Una vida pura y noble, de victoria sobre
nuestros apetitos y pasiones, es posible para todo el que une su débil y
vacilante voluntad a la omnipotente e invariable voluntad de Dios" (El
ministerio de curación, pp. 131,132).

Toda decisión que se tome, ya sea para comprar una aspiradora, o


aceptar la verdad bíblica y, llegar a ser adventista, abarca cuatro niveles
básicos.

El primero es la información. En éste nivel la persona comienza a


acumular, información con respecto a la decisión que desea tomar. Si se
trata de comprar un auto nuevo, por ejemplo, recorre los negocios para
reunir información Considera las ventajas o desventajas de los diferentes
modelos que se ofrecen, para comparar el rendimiento, cuantos
kilómetros hace por litro de combustible, su comodidad y sus
posibilidades financieras. En este nivel se reúne la información necesaria
para poder hacer una decisión inteligente. No se harán decisiones
correctas en la vida a menos que la persona tenga la información
correcta.

Invitar a la gente a hacer decisiones antes de que tenga la información


adecuada crea barreras en la mente, y en esas circunstancias la voluntad
toma una decisión negativa y no positiva. Por eso, para guiar a los seres
humanos a la decisión, es necesario hacerse las siguientes preguntas:
¿Tiene esta persona información suficiente como para tomar esta
decisión? ¿Está inteligentemente informada con respecto a la decisión
que le estoy sugiriendo?

El segundo paso en el proceso de tomar una decisión es la


convicción. Después de reunir información, la persona comienza a
darse cuenta de cual debería ser la decisión correcta con respecto a una
determinada situación: lo que realmente debe hacer. Cuando se trata de
une decisión en favor de Cristo, la conciencia le sugiere "Creo que esto
es lo Dios quiere que yo haga. Esta es la voluntad de Dios. Si no tomo la
decisión correcta, estaré fuera del ámbito de su voluntad".

Cuando alguien esta bajo la influencia de la convicción, aparece desde el


punto de vista positivo una profunda sensación de que se hace lo
correcto al tomar la decisión adecuada, y desde el negativo un hondo
sentimiento de culpa por no tomar esa decisión. Pero las decisiones no
se toman por lo común sólo porque alguien está convencido de que tiene
que hacer algo. Algunos son tan sensibles que si se sienten impulsados
por la sensación de que deben hacer lo correcto, y están atormentados
por el sentimiento de culpa por no hacerlo, harán la decisión adecuada.
Pero el tercer nivel es realmente el decisivo.

El tercer nivel es el deseo. En este paso la persona analiza sus


sentimientos. y destaca no solamente lo que debe hacer sino lo que
quiere hacer. "Alguien puede llevar a un caballo hasta el abrevadero, y no
puede obligarlo a beber". Pero la sal si lo puede hacer. Ponga un terrón
de sal junto al agua, deje que el caballo lo lama, y pronto tendrá tanta
sed que querrá beber. La sal despertó el deseo.

Como ganadores de almas, somos la sal de la tierra. Es necesario


presentar el evangelio de tal manera que las personas no sólo dispongan
de la información adecuada y estén convencidas que deben hacer algo,
sino que querían hacerlo. Cuando se presentan los beneficios que
produce hacer lo correcto, las consecuencias nefastas de hacer lo
incorrecto y la influencia que ejercen nuestras acciones sobre los demás,
el deseo aumenta. Dios mismo nos presenta en la Biblia el gozo del cielo,
los terrores del infierno y su propio amor como un poderoso incentivo
para incrementar nuestro deseo.
El cuarto paso, por supuesto, es la acción. Cuando la convicción y el
deseo aumentan, la persona actúa. La clave para la acción final es pasar
de la información a la convicción y de así al deseo. J. L. Shuler lo dice de
este modo: "Las decisiones surgen de la acción reciproca del
conocimiento, la convicción y el deseo en la mente de una persona.
Cuando el conocimiento, la convicción y el deseo de alguien con
respecto a cierto asunto llegan a un determinado grado de intensidad, la
mente humana avanza hacia la decisión y la acción con respecto a ello.
como el conocimiento, la convicción y el deseo conducen a la decisión,
los sermones, los estudios bíblicos y las charlas personales deberían
entrelazarse deliberadamente con el tema que se esta presentando. Esto
es necesario para que se produzca el conveniente entrelazamiento del
conocimiento, la convicción y el deseo que conducen a la aceptación, la
decisión y la acción. Al analizar ciertos versículos descubrimos que
algunos están especialmente destinadas a ofrecer conocimiento, otros a
brindar convicción y otros más para despertar al deseo. Y muchas veces
el mismo versículo contiene los tres elementos. Necesitamos
concentramos en los textos que implantan la convicción y que al mismo
tiempo

despiertan el deseo de aceptar y de seguir los grandes principios que


presentamos a los que reciben nuestros estudios bíblicos" (J. L. Shuler,

Securing Decissions [Cómo conseguir decisiones]. 2a. parte. P. 1).

Tradicionalmente los obreros adventistas han sido fuertes para dar


información, un poco débiles para infundir convicción y más débiles aun
para despertar el deseo. Esta es una razón por la cual decenas de
personas, por ejemplo creen que el sábado es el verdadero día de
reposo, aceptan que sus cuerpos son el templo del Espíritu Santo y
creen que se deben bautizar, pero hacen muy poco al respecto. Muchos
de estos "creyentes silenciosos" nunca salieron del nivel de la
información. Y los que pasaron al nivel de la convicción tienen muy pocos
deseos de poner en practica sus convicciones.

Elena de White lo dice muy bien en el tomo 9 de "Testimonios para la


iglesia", p. 221: "Existen grandes leyes que gobiernan el mundo natural, y
a las cosas espirituales las controlan principios igualmente valederos.
Deben emplearse los medios adecuados para lograr un fin, si han de
alcanzarse los resultados deseados".
Si no tomamos en cuenta los cuatro niveles básicos de la toma de
decisiones, sólo cometeremos equivocaciones andaremos a tientas en
medio de la oscuridad, a la espera de alcanzar resultados. En cambio, si
trabamos en forma inteligente, de acuerdo con las leyes que gobiernan la
mente humana, podemos esperar lógicamente que por la gracia de Dios
lograremos resultados. Debemos aprender especialmente a cooperar
mejor con el Espíritu Santo en los niveles dos y tres. Ahora daremos
algunos ejemplos referentes al segundo nivel.

Como implantar la convicción

Se llega a la convicción, básicamente, cuando alguien tiene la


información adecuada. Pero el hecho de que usted haya dado
información no significa que su oyente la recibió. Si ésta es clara y está
libre de obstáculos y aparentes contradicciones, Dios, por medio del
Espíritu Santo, produce la convicción. Pero la información no llevará a
nadie a la convicción a menos que sea clara Al pasar de la fase de la
información a la de la convicción, es bueno recordar que conviene
empezar cada aspecto o sector del estudio con esta pregunta: "¿Le
resulta claro?".

Por ejemplo, al dar un estudio bíblico acerca de la segunda venida de


Cristo, yo quiero implantar la convicción de que el Señor viene pronto. En
viste de ello podría repasar el estudio en dos a tres minutos diciendo:
"Juan ¿te resulta claro que cuando Cristo venga descenderá en les
nubes de los cielos con todo los ángeles a fin de que todo ojo lo vea?
¿Crees de corazón que estamos viviendo en los días finales?" Si la
respuesta es negativa, debe retroceder a brindar mas información antes
de pasar a la convicción. Pero si la respuesta es positiva puedo continuar
diciendo.

Juan y María, ¿escuchan Uds. la voz de Cristo que los invita a dejar todo
lo que les separa de é1? En 1 Juan 3: 2,3 dice: "Amados, ahora somos
hijos de Dios y aun no se ha manifestado lo que hemos de ser, seremos
semejantes a él, por que le veremos tal como él es, todo aquel que tiene
esta esperanza en él, se purificará a sí mismo, así como él es puro"
¿Sienten la convicción de que Dios lo esta llamando para entregarse
totalmente a él y prepararse para su venida? ¿Quisieran arrodillarse en
este momento y tomar ésta decisión?.

En un estudio acerca del Sábado yo podría usar expresiones como


estas: "Pedro, ¿le queda claro que el verdadero día de reposo es el
Sábado, el séptimo y último día de la semana, y que Dios descanso ese
día?. ¿Acepta que Dios nos pide que guardemos hoy el Sábado? ¿Cree
Ud. que él Sábado forma parte de los diez mandamientos de la ley de
Dios?".

Si la respuesta es positiva, puede continuar con el Apocalipsis 22:14:


"Bienaventurados los que lavan sus ropas, (en otra versión dice: "Que
guardan sus mandamientos"), para tener derecho al árbol de la vida y
para entrar en las puertas en la ciudad". "¿Oye Ud. la voz de Dios que le
invita a guardar sus mandamientos de modo que pueda entrar en esa
ciudad? ¿Cree Ud. que eso es lo que debe hacer? ¿Quisiera arrodillarse
y pedir a Dios que le de las fuerzas para hacerlo?".

De esta manera surge la convicción, no solo porque alguien escucho


algunos versículos, sino porque respondió activamente a ciertas
preguntas relacionadas con la obediencia a la palabra de Dios. Debemos
recalcar aquí, que las preguntas no deben ser amenazadoras. La idea no
es intimidar, sino descubrir si la persona ha entendido el tema
presentado, y que opina acerca de el.

También deberemos evitar preguntas emotivas, que requieran respuestas


vagas, como: "¿No es cierto que la verdad del Sábado es maravillosa?".
Estas preguntas producirán respuestas defensivas o un asentimiento
pasivo.

Las preguntas definidas le permitirán descubrir las objeciones que se


levantan en la mente de las personas. Puesto que cualquier objeción es
un obstáculo para la convicción, es de suma importancia que formulemos
estas preguntas. Sin ellas, la convicción será indefinida, tanto en la
mente de la persona con la que esta trabajando usted, como en su propia
comprensión de sus opiniones y sentimientos. Por eso en cada tema
debemos formular preguntas como estas: "¿Es claro para Ud. que el
sábado es el verdadero día de reposo? ¿Cree Ud. que su cuerpo es el
templo del Espíritu Santo? ¿Había comprendido Ud. antes de nuestras
presentaciones que el bautismo es por inmersión?".

Cada pregunta, entonces, tiene como propósito manifestar tanto la


comprensión por parte de la persona del tema presentado, como su
opinión al respecto. Las respuestas deben ser específicas, y muchas
veces se pueden contestar con un "si" o un "no". Una vez que estas
preguntas han sido contestadas positivamente, se leen los versículos de
convicción que revelan la acción que Dios pide, y lo grave que es ignorar
esas orientaciones. A continuación presentamos unos pocos ejemplos.

Versículos de convicción y llamados

l. Salvación personal. "Juan, la Biblia dice: "Por cuanto todos pecaron y


están destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3: 23) En Hechos 4: 12 dice:
"Porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en que
podamos ser salvos". ¿Cree Ud. que Cristo es el único camino que lleva
a la salvación?. Sabiendo que sin él los seres humanos están
eternamente perdidos, ¿no le gustaría abrirle esta noche su corazón a
Cristo?".

2. La segunda venida. "La Biblia enseña que cuando Jesús regrese, Ud.
y yo lo veremos. Apocalipsis l: 7 nos dice que todo ojo le vera". Si Ud. y
yo lo vamos a recibir con corazones alegres y tranquilos, debemos hacer
ahora todo lo que sabemos que es correcto. ¿Comprende Ud. que el
único camino para encontrarse en paz con Jesús es permitirle que por
medio de su Espíritu Santo saque de su vida todo hábito que podría
separarlo de él?.

3. El sábado. "Mientras estudiábamos juntos el tema del sábado, ¿no


comenzó Ud. a sentir una profunda convicción acerca de lo que Dios
quiere que haga al respecto? ¿Entiende con más claridad lo que Dios
espera de Ud.? ¿Se da cuenta de que el sábado forma parte de los Diez
Mandamientos de la ley de Dios? ¿Escucha el llamado que Dios le hace
para que guarde el sábado? ¿Acepta que hoy se requiere la observancia
del sábado por parte de los cristianos que aman a Jesucristo, que la
verdadera obediencia es una necesidad si realmente somos cristianos?.
La Biblia dice en 1Jn. 2:4, que si afirmamos que somos seguidores de
Cristo y no le obedecemos en realidad somos mentirosos y la verdad no
está en nosotros. La obediencia es la prueba de que somos cristianos.
¿Quisiera Ud. manifestar su obediencia a Cristo por medio a la
observancia del Sábado?".

4. La vida sana. "La Biblia nos enseña que nuestros cuerpos templos de
Dios. Pero también que Dios desea que conservemos puros y santos
estos cuerpos. En 1 Corintios 3:16,17 dice: "¿No sabéis que sois templo
de Dios, y que el espíritu de Dios mora en vosotros?. Si alguno destruye
el templo de Dios, Dios destruirá a él; porque el templo de Dios el cuál
sois vosotros, santo es" "¿no quisiera Ud. demostrar su amor por
Jesucristo manteniendo puro su cuerpo?".
5. El Bautismo. La Biblia nos dice en Jn. 3:5: "El que no naciere de agua
y del espíritu, no puede entrar en el reino de Dios". En Marcos 16:16
dice: "El que creyere y fuere bautizado, será salvo, le gustaría manifestar
su fe en Cristo por inmersión".

Comprender como funciona la mente humana y cooperan con el Espíritu


Santo mientras obra en esa mente, equivale a tener éxito en conseguir
decisiones en favor de Cristo. Robert Oliver dijo: "El que quiera ejercer
influencia en la opinión de los hombres debe conocer en primer lugar, por
encima de todo y por fin, las reconditeces de esas mentes" (La
Psicología del discurso convincente, p. 6).

Elena de White resume todo éste tema de la siguiente manera: "A fin de
conducir a las almas a Cristo debe conocerse la naturaleza humana y
estudiarse la mente humana" (Joyas de los testimonios, Tomo 1, p. 454).
Todo obrero evangélico necesita entender con toda claridad como
funciona la mente humana al tomar una decisión. Ud. puede ser un eficaz
ganador de almas. Con su Biblia abierta ofrezca a los seres humanos
información clara y exacta. Ayúdeles completando las respuestas a sus
preguntas. Lea textos que produzcan convicciones profundas. No dude
en mostrarles lo que Dios desea que hagan, y dígales que es la voluntad
de Dios que lo hagan. Muéstreles los beneficios de obrar bien, las
consecuencias de obrar mal e invítelos a tomar decisiones. La
combinación de información, convicción y deseo los llevara a la acción.

¿QUIÉN TE DA EL DERECHO DE HABLAR?

Gálatas 1:11-2:10

Si quieres ganar respeto y el

derecho de ser oído con respecto a tu

fe, tienes que estar seguro que lo que

tu crees es del Señor y ha impactado

genuinamente en tu vida.

I REVELACIÓN
RECIBÍ NO DE HOMBRE

1.No de maestros Humanos (1:12, 16b)

2.No de Iglesias de Judea (1:22)

3.No de Pilares de Jerusalén, Apóstoles (2:9)

REVELADO SOLO DE CRISTO – Gálatas 1:12

APLICACIÓN:

1.La Fuente de lo que creemos importa mucho.

2.La autoridad de Pablo era del Señor mismo.

3.Nuestra autoridad debe venir del Señor y también de la Palabra


Revelada. Pasada a través de los escritores inspirados como Pablo quien
se encontró personalmente con el Señor.

4.La credibilidad y autenticidad de nuestra fe, de nuestro evangelio,


descansa en la Palabra de Dios.

5.La norma por la cual nuestras creencias debe ser medida es siempre la
revelación de Dios, no las opiniones.

II TRANSFORMACIÓN

ANTIGUAS MANERAS DE VIDA – Gálatas 1:13-14

La transformación radical de Pablo era conocida en la iglesia de Galacia


y todos los creyentes de Judea.

REPUTACIÓN FAVORABLE - Gálatas 1:23-24

La transformación era tan radical que aun en lugares donde Pablo no era
conocido, su reputación de hombre transformado era un poderoso
testimonio al poder del evangelio.

APLICACIÓN:

1.La vida transformada de Pablo es un testimonio del poder del


Evangelio para cambiar vidas.
2.Las Fuentes más poderosos del poder de Jesucristo para cambiar
vidas son aquellos que han sido transformados por el Evangelio.

3.Las cosas que quitan poder al Evangelio es cuando no demostramos


diferencia de entre lo que creemos y lo que vivimos.

4.Debemos permitir que Cristo transforme nuestro corazón y mente y


vivamos para su Gloria como un poderosos testimonio de la validez de lo
que creemos y proclamamos.

III MEDITACIÓN

Luego de su encuentro con Cristo, Pablo no pasó su primer año


repasando su experiencia con los hombres, mas bien al "seminario del
desierto" para aprender de Cristo estando solo con Cristo. (Gálatas 1:16-
17; Juan 6:44-45)

APLICACIÓN:

1.No hay sustituto efectivo para oír directamente del Señor como Pablo lo
establece en su defensa de su fe.

2.Si no pasamos tiempo a solas con el Maestro no podremos estar


seguros de lo que dice el Maestro es lo correcto.

3.Debemos ser cuidadosos para balancear nuestro crecimiento


entregando nuestra vida y nuestro tiempo ante Cristo para "ser enseñado
por Dios" en tiempo extendido de meditación y reflexión de Su palabra.
Buscando en oración cual es la voluntad de Dios para que transforme
nuestra vida.

IV DEDICACIÓN

Al estar seguro, Pablo estaba totalmente dedicado a Jesús Cristo y a Su


Evangelios. (Gálatas 2:4-5)

APLICACIÓN:

1.Pablo sabia que lo que el había creído era del Señor, y no necesitaba
apartarse de él. Debemos ganar confianza en lo que creemos.

CONCLUSIÓN:
Las partes de la defensa de Pablo contra las olas de la oposición nos
sirven para que nos aferremos al poder de Dios: Revelación --¿Estas
enraizado en la verdad revelada de Dios por su Palabra? Transformación
--¿Ha sido tu vida radicalmente cambiada por el poder del Espíritu Santo
y la gracia salvadora de Jesucristo?

Meditación-- ¿Estamos asimilando en nuestras vidas lo que hemos


aprendido por la meditación y la reflexión?

Dedicación-- ¿Estas firme, siempre seguro de tu convicción en Cristo?

TOMA UNA POSICIÓN

Todos en nuestra sinceridad queremos identificarnos abiertamente con


Cristo, pero la palabra "evangelismo’ nos asusta. Alguien hizo un estudio
y encontró cinco razones por la que no nos gusta evangelizar:

1. Percepciones de los predicadores

2. Muy Ocupados

3. Temor al rechazo

4. Muy difícil de compartir

5. Muy tímidos. (Christianity Today, Dic 16, 1991)

La Biblia habla de dos hombres que eran muy tímidos para tomar una
posición por Cristo, eran Nicodemo y José. Juan 3 nos dice que
Nicodemo era un gobernante de los judíos y muy respetado y vino de
noche porque tenia temor.

Era posible que llegaría a ser un creyente mas tarde, pero parece que
era un discípulo secreto de Cristo. Igual pasaba con José, un miembro
del Sanedrín. Lucas escribe que José era bueno y justo pero Juan 19 nos
dice que lo hacia en secreto, porque temía a los judíos.

Hoy en nuestra tierra no tenemos presión más grande que la que tenían
aquellos fariseos. Aquella presión que estaban recibiendo los ponían en
una situación difícil para declarar que estaban considerando seriamente
las enseñanzas de Jesús para que no fuera expulsados de su comunidad
religiosa, sus amigos, vecinos, y posiblemente su familia.
Por la forma que se ve en la Escritura sentían una presión y por eso
decidieron mantener en secreto que eran cristianos.

Para nosotros, el pensar en oponernos a las opiniones de otros produce


un gran temor pero algo sucedió cuando leemos Marcos 15, José y
Nicodemo se hicieron públicos (Marcos 15:43). José de Arimatea, un
miembro prominente del Concilio, fue directamente ante Pilato y pidió el
cuerpo de Jesús.

Quizás la forma como José actuó fue lo que motivo a Nicodemo a actuar,
porque en Juan 19:39 lee "También Nicodemo, el que antes había
visitado a Jesús de noche, vino trayendo un compuesto de mirra y de
áloes, como cien libras. Tomaron, pues, el cuerpo de Jesús, y lo
envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según es costumbre
sepultar entre los judíos"

Esto era parte de las costumbres judías. José y Nicodemo ya no tenían


que ocultarse. Habían declarado abiertamente su asociación con Jesús.

Carlos Finney, un famoso predicador / abogado americano de hace más


de 160 años escribió unas palabras en un libro: "El predominio del temor
del hombre es una evidencia de un corazón en declinación. Si el corazón
está lleno de amor de Dios, a quien se le teme es al Señor y no al
hombre. El deseo por la aprobación de los hombres debe ser eliminado y
solo debemos agradar a Dios. Pero cuando el amor de Dios es abatido,
"el temor del hombre," que es la trampa, y toma posesión de aquel que
cae. Para agradar al hombre más que a Dios, ofende a Dios.

Los historiadores dicen que la comunicación en masa ha hecho


conformarnos en esta sociedad moderna, casi todos piensan igual. Nadie
quiere ser clasificado como "fanáticos" entre sus amigos. ¿Una oración
en la escuela que puede ocasionar? Para evitar molestar a alguien en la
iglesia, en el barrio, los miembros de iglesia no toman una posición en los
asuntos que nos importan, por eso la maldad continua avanzando. Dios
llama y aquellos que reciben el llamado no quieren que los clasifiquen.

Mucha gente que han sido tocado por Dios, nunca han expresado por
sus labios por el temor de lo que otros puedan pensar. ¿Estoy hablando
contigo? La Biblia dice que hay que pagar un precio. ¿Cuán alto es el
precio? ¿Cuál será el costo? Estas son las palabras de Cristo,
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando
por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra
vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es
grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron
antes de vosotros (Mateo 5:10-12)

¿Por qué pagar el precio? La primera razón es el sistema de valores de


Jesús y el valor de la sociedad contemporánea, están en conflictos. Hay
choques entre los que viven por los principios cristianos y los que no lo
hacen.

Políticamente no es correcto dedicarse a seguir a Jesús en estos días,


porque al tu expresar tus posiciones la cultura los encuentra estrechos
parroquiales.

Alguien dice, "¿Eres tú el tipo de cristiano que cree en la Biblia, en el


cielo?

¿Qué debe hacer un seguidor de Cristo? ¿Qué hacer? Jesús nos dice lo
que debemos de hacer. Primero, posición firme. No te asustes,
permanece firme. Segundo, sonríe en tu interior. Sabes que algún día
Jesús te va a recompensar en el cielo. El sistema de valores de Cristo es
muy diferente al del mundo. Siempre que vayas llevando el carácter de
Cristo trae oposición a aquellos que no tienen a Cristo.

Jesús nos dice, permaneced firmes. Algunos de nosotros nos


avergonzaremos de Jesús. Si nuestra fe la escondemos de nuestros
vecinos, de nuestros compañeros de trabajo, Jesucristo se avergonzara
de nosotros. No es un asunto de si es practico o no, Es un asunto de
obediencia. Tenemos que tener una posición firme a favor de Cristo. No
importa la reacción que sea.

VEN A CRISTO

1 Tes. 1:9-10

1. VEN A ÉL PARA NACER DE NUEVO


A. Es necesario nacer de nuevo para entrar en la gloria. Jn. 3:3

B. Al nacer de nuevo nos convertimos en hijos de Dios. Jn. 1:12

C. Por nacer de nuevo podemos participar en la naturaleza divina de

Dios. 2 Ped. 1:4

2. VEN A ÉL PARA SUPERAR EL TEMOR A LA MUERTE

A. El Señor Jesucristo venció a la muerte. 2 Tim. 1:10

B. El Señor Jesucristo ha prometido que la muerte es ganancia para el

cristiano. Filp. 1:21

C. Cristo nos promete victoria sobre la muerte. 1 Cor. 15:54

3. VEN A ÉL PARA REFUGIARTE DE LA CONDENACIÓN DEL PECADO

A. Su refugio es fiel. 2 Tes. 3:3

B. Su refugio nos consuela. Isa. 51:12

C. Su refugio satisface. Jer. 31:25

4. VEN A ÉL PARA RECIBIR EL TESORO MÁS GRANDE QUE HAY EN


EL

MUNDO

A. Este gran tesoro no es dinero. Ecl. 5:11

B. Este gran tesoro no consiste en tener riquezas continuamente. Luc.

16:19-23

C. La gracia de Dios es el tesoro más grande. 2 Cor. 8:9

*ilustración: EL DINERO COMPRARÁ:

Una cama pero no sueño


Libros pero no sabiduría

Comida pero no apetito

Adornos pero no belleza

Atención pero no amor

Una casa pero no un hogar

Un reloj pero no tiempo

Medicina pero no salud

Lujo pero no cultura

Asombro pero no respeto

Póliza de seguros pero no paz

Diversión pero no felicidad

Un crucifijo pero no un Salvador

5. VEN A ÉL PARA SENTIR LA PAZ Y EL GOZO QUE ÉL SOLO PUEDE

OFRECERTE

A. El verdadero gozo viene por tener paz con Dios. Rom. 5:1

B. Cristo te ofrece una paz que el mundo no conoce. Filp. 4:7

C. Cristo promete gozo al cristiano que sirve y obedece a Dios. Jn.

15:11

¿DÓNDE ESTÁ LA FELICIDAD? La respuesta es simple: Solamente

en Cristo. Él dijo: "...y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará

vuestro gozo." Juan 16:22

6. VEN A ÉL AHORA, MIENTRAS HAY TIEMPO


A. La Biblia nos dice que no debemos jactarnos del día de
mañana.

Prov. 27:1

B. La vida es corta. San. 4:13-14

C. Hoy es el día de salvación. 2 Cor. 6:2

SEÑALES DE UN CRISTIANO:

SEPARACIÓN

2 Corintios 6:14-18

Introducción

La palabra 'separación' significa cosas diferentes a mucha gente. El


diccionario la define como apartar. La palabra es traducida en la Biblia
como "santo" y "santificado". El concepto de separación no solo incluye el
apartarnos de lo malo, sino que envuelve la actitud de estar apartado
para el servicio de Dios Separación no es solo un acto externo, también
es interno del corazón. Existen muchos grupos religiosos que se
consideran separados, por las cosas que hacen o dejan de hacer.

EL SIGNIFICADO

Ejemplo: los cuáqueros. Una jovencita en una escuela cristiana se


consideraba más espiritual. La separación bíblica se malinterpreta de
muchas formas.

Notemos algunos ejemplos Bíblicos: El apóstol Pablo. Los antecedentes


de Pablo esta bien documentado en la Biblia. Era un hombre muy
religioso y muy cuidadoso en guardar la ley. Pero su religión estaba en la
cabeza y no en el corazón,

Sin embargo, cuando nos encontramos con Cristo todo cambia.

Otro ejemplo: El Endemoniado de Gádara. Deambulaba por las tumbas y


vivía como fiera que nadie podía controlar. . Se encontró con Cristo y
todo cambio. Lo vemos sentado, vestido y con buen juicio... separado de
su vida antigua. Jesús le dijo que se fuera a su casa y contara las
grandes cosas que el Señor había hecho en el. El Señor quería que
todos vieran los cambios en él.

¿DE QUE VAMOS A ESTAR SEPARADOS?

Compañías pecaminosas.

Muchos individuos han iniciado su camino en Cristo pero sus amistades


le han hecho volver atrás. El profeta Amos preguntó: "¿Podrán dos andar
de acuerdo si no estuvieron de acuerdo?" Si queremos caminar con el
Señor, tenemos que dejar nuestras amistades que no tienen nuestros
mismos principios. Esto no significa que no los amemos y queramos que
ellos se salven. Es un asunto de influencia.

Ocupaciones Pecaminosas.

Si nuestros trabajos se oponen entre Dios y nosotros, tenemos que hacer


algo. Estar dispuestos a soltar nuestros trabajos o cualquier cosa que
sea un obstáculo para ser un buen testigo de Dios.

Lugares Pecaminosos.

Hay muchos lugares que vamos como pecadores perdidos, pero como
cristianos nunca debemos de ir. El Espíritu de Dios nos guía y dirige en
nuestro caminar para el Señor.

Practicas Pecaminosas.

Esta es quizá el área de mayor conflicto para el creyente. Estamos en


una batalla constante con el "viejo hombre" o sea, la carne. Cualquiera
que diga que eso no es problema no está siendo honesto consigo mismo
y con Dios. Pablo tenia esa lucha. Romanos. 7:18-21

¿POR QUE DEBEMOS ESTAR SEPARADOS?

Porque el Señor lo demanda. "...salid de entre ellos y estad separados..."


El conoce lo que es mejor para nuestras vidas. El conoce que mientras
estemos en pecado estamos en peligro. El dijo, "Si me amáis, guardad
mis mandamientos." Juan 14:15

Porque Nuestra Influencia depende de esto.


La influencia es una de las cosas más poderosas en la vida cristiana.
Todos tenemos una influencia ya sea buena o mala. Jesús dijo que
somos la sal de la tierra, si la sal pierde su sabor no sirve. Un hombre
que ha sido salvado y se ha unido a la iglesia dio su testimonio de
salvación. El dijo que el quería ver si había algo en este asunto de ser un
cristiano. El seleccionó a un hermano que iba a la iglesia y lo vigiló por un
año. Su santa influencia le convenció de aquel hombre era un cristiano
de verdad y le hizo buscar a Cristo. ¿Si alguien nos selecciona para
observarnos por un año, cuál sería nuestra influencia en ellos?

Nuestro poder depende de esto.

El pecado roba el poder a los hijos de Dios. Sansón y su trágica vida lo


pone claro. ¡Cuánto necesitamos el poder de Dios en nuestras vidas!
Pedro quien había negado a Cristo tres veces y estaba dispuesto a
volver a su vida antigua de pescador cuando lo que necesitaba era el
poder de Dios en su vida.

Un hombre estaba leyendo la Biblia durante un estudio bíblico en la


iglesia. Leía de Hechos 16:31, "¿Qué debo de hacer para ser salvo?" Lo
repetía muchas veces para enfatizar. Uno de sus vecinos le dijo, "Vete y
paga a Héctor por aquellas vacas." Esto ilustra el hecho de que podemos
hablar de cosas espirituales, pero si no vivimos separados de aquello
que nos aparta de Dios no tendremos poder.

CONCLUSIÓN

¿Vivimos separados? Esta es la marca del cristiano. No es un santo


piadoso en actitud, sino en el deseo de obedecer, de estar apartado para
el servicio de Dios. Nuestro Señor nos ha mandado para que tengamos
poder estar separado de todo aquello que ofende a Dios. ¿Cómo
podemos estar separados para el Señor? Uniéndonos a El. Llenando
nuestras vidas con la Palabra de Dios y escogiendo ser lo que Dios
quiere que seamos. No podemos hacerlo por nosotros sino a través de
Cristo.

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