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TLC ENTRE COREA DEL SUR Y COLOMBIA

Ventajas
Negociamos con una potencia económica
Corea del Sur es una potencia económica mundial que abre una oportunidad inmejorable para gran
parte de los productos y servicios colombianos; posee una población que ronda los 49 millones con
un per cápita cercano a los 20 mil dólares, un 80% de sus habitantes reside en áreas urbanas, posee
unos rasgos culturales homogéneos, raza, lengua, religión. En la actualidad es la undécima economía
del mundo, posee un desempleo del 3,6% promedio, 60% de la población se encuentra en Seúl, su
consumo aumenta en promedio un 4,1% anual, sus recursos de materia prima no suplen sus
necesidades industriales ni de alimentación básica, su economía depende fundamentalmente de
cuatro empresas: Samsung, Hyundai, LG y Kia; a su vez, el PiB depende en gran medida de las
exportaciones.

A pesar de que tiene un desarrollo industrial muy fuerte en campos como el automotriz,
electrodomésticos y el de tecnología en general, posee grandes falencias en el suministro de
materias primas y en varios sectores su industrialización es menor que la colombiana. Estos factores
convierten al país asiático en un atractivo y potencial cliente de varios sectores productivos de
Colombia.

Leche y carne
Los productos lácteos y cárnicos tienen una gran oportunidad. Para productos lácteos como sueros,
quesos, arequipes, leche descremada, entre otros, se negoció la eliminación de los aranceles en
plazos de 10 a 16 años. Para las bebidas lácteas la desgravación es inmediata. Para la leche en
polvo se obtuvo un contingente de 100 toneladas fijas.

Como la mayor fuente de proteína de los coreanos proviene del mar, buena parte de la carne bovina
que consumen es importada; de ahí que los alimentos derivados del ganado son potencialmente
exportables a dicho país. En 2011, Corea importó de diversos países cerca de USD 1.521 millones;
esa cifra fue superior en 58% a lo registrado en 2008, lo que significa que se trata de una demanda
creciente. En el caso de la carne de cerdo, Colombia logró el desmonte de aranceles en plazos de
10 a 16 años, mientras que para la avicultura la eliminación de los gravámenes está prevista entre
10, 12 y 16 años. Mientras los nacionales consumen seis kilos per cápita, los coreanos consumen
31 kilos de los cuales una buena parte provienen de importaciones.

En lo referente a la carne de bovino y despojos, en el primer año de vigencia del TLC habrá un cupo
de 9.900 toneladas de cortes finos con cero arancel. Ese contingente crecerá de manera anual el
2%. Por su parte, el sector avícola tiene oportunidades de largo plazo, por lo que hay espacio y
tiempo para mejorar la competitividad. El mayor potencial lo tendrán los trozos sazonados y
congelados
Economías complementarias
Las economías de Corea y Colombia no son competencia, lo que un país tiene de sobra al otro le
falta. así ocurre con los productos agrícolas y mineros de Colombia, pues estos son escasos en Corea
y debe pagar fuertes sumas de dinero para obtenerlos. Sin embargo, aspectos como la tecnología e
innovación son fuertes componentes de la industria coreana y falencias de la colombiana.

La complementariedad se puede observar mejor en los productos exportados e importados. Los


coreanos son fuertes generando productos industriales (el 88% del total de sus exportaciones hace
parte de este rubro), Colombia es importador de este tipo de mercancías (16,7% del total de las
importaciones). En 2012 Colombia exportó a Corea un 65% en productos minero-energéticos y 35%
en no minero-energéticos (agrícolas 17,5%, industriales 15,2% y agroindustriales 2,3%).

En los últimos años, la canasta coreana ha mantenido su composición, con un ligero incremento en
productos minero-energéticos, los cuales pasaron de 7,7% en 2009 a 10,8% en 2011 (USD 27.834
millones a USD 59.820 millones), equivalente a un crecimiento del 47% promedio anual. Esto daría
luces para pensar que el intercambio comercial podría ser efectivo y complementario.

La minería y el sector industrial


Productos como oro, esmeralda, níquel, coltán, piedras preciosas en general, hidrocarburos,
minerales bastante apetecidos por la industria coreana, sobre todo aquella que se especializa en
aparatos tecnológicos, tendrán las puertas abiertas. Es de destacar en este punto que el comercio
bilateral pasó de USD 358 millones en 2002 a USD 1.510 millones en 2011, lo que significa que se
multiplicó cuatro veces en tan solo una década.

Aunque industrias como la automotriz y la de los electrodomésticos pueden verse afectadas, el TLC
con Corea del Sur abre la opción para que empresas coreanas se establezcan en Colombia y puedan
exportar a mercados de otros países que tienen tratados con Colombia; de igual manera, el TLC
plantea la opción de abrir un centro de desarrollo tecnológico que tendrá como sede a Colombia y
en donde Corea compartirá algunos de los avances de su industria, en especial la automotriz.

Por otra parte, el TLC firmado con los Estados Unidos abre la oportunidad para que Corea utilice a
Colombia como plataforma para llegar a sectores estadounidenses, donde el arancel es mucho más
bajo para productos colombianos que para los coreanos. Para las empresas industriales coreanas es
mejor competir desde Colombia que desde Corea, por eso “ya hemos recibido varias ofertas de
empresas coreanas que quieren instalarse en Colombia asociadas con empresas colombianas para
exportar a EE. UU.”, expresó el embajador Jaime alberto Cabal.

En lo referente al sector industrial, la negociación estipula la desgravación inmediata para el 98% de


las líneas arancelarias que clasifican los bienes industriales. El 2% restante se desgravará en máximo
5 años. Caso contrario a lo que ocurrirá con los productos industriales coreanos, los cuales tendrán
una desgravación gradual.
 El 26% de los bienes industriales ingresará libre de gravámenes desde el inicio del acuerdo.
Entre ellos se encuentran: maquinaria, resinas petroquímicas, productos químicos y
siderúrgicos, autopartes y algunos productos farmacéuticos.
 En cinco años ingresará a Colombia un 18% adicional. En este segmento están: neumáticos,
algunas autopartes, productos siderúrgicos y pequeños electrodomésticos, diferentes de
línea blanca.
 En siete años ingresará el 6% del comercio, básicamente de resinas petroquímicas,
químicos, manufacturas de hierro, pilas y baterías.
 En 10 años se concentra el 44% de las compras, correspondientes a los automóviles,
camiones y algunos electrodomésticos.
 Finalmente, en 12 años ingresará el 3% de las importaciones de refrigeradores y
congeladores (conocidos como “línea blanca”).

El usuario
La llegada de nuevos productos sin impuestos hará que estos tengan una merma considerable en
su oferta de precio, lo que generará un reacomodamiento del mercado, pues la competencia tendrá
que disminuir su precio y optimizar su calidad si no quiere perder terreno frente a los productos y
servicios coreanos. a su vez, el sector empresarial tendrá nuevas oportunidades para exportar y
crecer, lo cual generará más y mejores empleos.

Es importante tener en cuenta que Corea es un país exportador neto de capital y líder en innovación
tecnológica; por ello, se espera que con el acuerdo aumenten la inversión productiva, la
transferencia de conocimiento hacia Colombia y el acceso a productos tecnológicos. Esto posibilitará
que la población de los estratos más bajos pueda adquirir productos que antes eran exclusivos de
los colombianos más pudientes. “Este acuerdo significa para los consumidores acceder a un mayor
número de bienes con mejores precios; y para los empresarios, nuevas oportunidades de
exportación y de crecimiento, lo cual generará más y mejores empleos”, ministro Sergio Díaz-
Granados.

La competencia dinamiza
Es claro que la competencia que llegue desde Corea del Sur dejará algunas empresas damnificadas,
pero las que sobrevivan optimizarán la calidad y el rendimiento de la industria colombiana. Las
ventajas de este tratado no solo se verán en las exportaciones o en la disminución del precio de las
mercancías que se importen, también será un intercambio de conocimientos y para los empresarios
colombianos, será una oportunidad de conocer cómo funciona el dinamismo de los productos
coreanos, sus secretos tecnológicos, sus estrategias logísticas. así, la economía colombiana tendrá
que convertirse en un modelo rentable.

El TLC tendrá una adopción gradual a 10 años, lo cual es un margen de tiempo prudencial para que
tanto los entes privados como gubernamentales logren ser cada vez más competitivos.

“En la actualidad, Colombia ya vende vehículos importados con cero de arancel, provenientes de
México y otros países con convenios, y la industria colombiana sigue vendiendo vehículos. ahora
bien, cuando lleguen los carros coreanos el dinamismo tendrá que ser mayor y en lugar de
desaparecer, la industria se tendrá que volver más competitiva. Por ejemplo, la Hyundai abrió una
planta en EE. UU. y ya ha empezado a comprar autopartes colombianas para proveer este mercado,
eso es una clara muestra de cómo una amenaza se puede convertir en una oportunidad”, comenta
Jaime Alberto Cabal, al referirse a la competencia que podría presentarse en el sector automotriz

Desventajas
Los vehículos y las autopartes
Poco a poco marcas como Hyundai y Kia van ganando terreno en el mercado colombiano. En la
actualidad son la tercera y cuarta marca, respectivamente, que más venden, esto hace de la industria
coreana una amenaza latente para el sector automotriz de Colombia. además la protección industrial
del gobierno coreano frente al colombiano es sustancialmente desbalanceada; Corea del Sur ofrece
a sus empresas exportadoras una serie de beneficios como la reducción de impuestos, el bajo precio
de los servicios públicos, una mayor inversión en infraestructura, carreteras, puertos, aeropuertos e
inversión en capital humano. Mientras la balanza esté decididamente del lado coreano, el sector
automotor colombiano verá este TLC como una amenaza.

“Un vehículo fabricado en Corea que llega a Colombia con un arancel del 35% tiene un precio similar
y en ocasiones más económico que uno fabricado en Colombia, imagínense lo que ocurrirá cuando
se le quite el arancel, el producto automotriz colombiano podría irse a pique, de ahí que el gobierno
tenga la misión de dar alternativas a la industria de manera que se pueda equilibrar ese 35% de
ventaja que ahora no tendremos”, comenta Tulio Zuloaga Revollo, presidente de asopartes.

Sin embargo, los entes gubernamentales manifiestan que no existen motivos para pensar que la
industria automotriz colombiana va a desaparecer por la entrada en vigencia de este TLC, toda vez
que la desgravación en materia de automóviles será gradual para permitir un ajuste.

El sector automotriz tendrá un tiempo de desgravación gradual de 10 años, es decir, el arancel de


35% se reducirá gradualmente en 10 cortes anuales de 3,5% cada año, una vez entre en vigencia el
acuerdo. De esta manera se da un tiempo de espera para que el sector colombiano logre optimizar
sus procesos y ajustarse a los precios del mercado.

Por su parte, los empresarios no ven como solución el desmonte de los aranceles a 10 años. “No
vemos ventajas para la industria nacional ante una potencia automotriz a la que el gobierno coreano
subsidia cobrando solo la mitad de impuestos, servicios públicos y cero parafiscales. Eso no pasará
nunca acá”, sentencia el presidente de asopartes.

Además, no se puede perder de vista que Colombia ya tiene compromisos de desgravación


arancelaria en TLC con la Unión Europea y EE. UU., países que producen alrededor del 45% de la
producción mundial de autos, y que las empresas con presencia en el país han anunciado
inversiones importantes para fortalecer su participación en el mercado nacional. El TLC con Corea
del Sur podría dar la estocada final a los carros y autopartes colombianas.

Importadores de producto final


Si bien hasta el momento se ha logrado equilibrar la balanza de los productos finalizados con grandes
ofertas de precio, hay que resaltar que frente a una potencia tecnológica como Corea, la industria
colombiana no tiene incentivos tecnológicos ni de infraestructura para competir con sus productos.
Las empresas de tecnología nacionales son casi inexistentes y sus productos finales no tienen un
valor agregado que les permita ser competitivos. además, las políticas de precio que han funcionado
con Europa y Estados Unidos, podrían no ser tan efectivas con los productos asiáticos, pues es
precisamente su bajo precio la mayor arma de competencia; de ahí que Colombia le venda fruta a
10 pesos y Corea le venda el jugo a 30 pesos.

La balanza comercial en 2012 fue deficitaria para Colombia en USD 864,1 millones. Los principales
productos exportados fueron carbón (52%), café (16,8%), ferroníquel (12,9%), metalurgia (10,5%),
química básica (2,2%). Se destacaron también las ventas de otros productos como cueros, pieles,
bolsos y azúcar, todas materias primas, en respuesta a la importación de automotores (44,3%),
maquinaria y equipo (22,8%), productos de química básica (19,4%), metalurgia (7,4%), textiles
(2,4%), entre otros, casi todos productos finalizados.

La logística
La economía externa del país se ha caracterizado por centralizar a sus clientes en naciones como
EE. UU., con 40% de las exportaciones, Venezuela con el 10,17%, la Unión Europea con el 16,49%
y la Comunidad andina con un 8,45%; de ahí la necesidad de abrir otros mercados con países
diferentes a los tradicionales. Por esto se justifica la realización de un TLC con naciones como Corea
del Sur, sin embargo, ahora surge la pregunta de si el país en verdad está preparado para llegar a
los mercados asiáticos.

En el documento Análisis de factibilidad de un Tratado de Libre Comercio de Colombia y Corea,


hecho por Fedesarrollo en el 2009, el gobierno basa la necesidad de firmar el tratado en la premisa
de diversificar el mercado, reforzándola con el hecho de que países del área llevan la delantera en
dicho sentido, cosa que es cierta, solo que no matiza factores como el atraso del país en
infraestructura.

Colombia es un país que hasta ahora está incursionando en la apertura de mercados. antes de la
apertura económica, el país era proteccionista con su economía, lo que llevó a que se generará un
fuerte atraso en puertos, aeropuertos, además de no desarrollar doble calzada vial para la conexión
entre focos de producción y los puertos. También, al existir menos competencia, los productos se
volvieron más costosos y de menor calidad; características fatales a la hora de competir en una
economía de libre mercado.
“Los TLC son una herramienta, pero no garantizan el acceso si no se hace la tarea. El país debe
desarrollar una estrategia que permita transformar los sectores ante la competencia que llega, pero
también debe ver cómo se puede atender el nuevo mercado. Hay que adecuar la oferta exportable
del país a los requerimientos en materia de volúmenes y certificaciones”, dice Javier Díaz, presidente
de analdex.

El desempleo
Uno de los grandes peros que los sindicatos de trabajadores siempre le han puesto a la firma de los
diferentes TLC, es que los puestos de trabajo generados por la industria colombiana serán
reemplazados por los generados por las grandes superpotencias. Tanto el sector agropecuario como
el industrial serán avasallados por el gran poder de las transnacionales y los enormes subsidios que
los países les dan a sus empresas.

Esto se sustenta en la premisa de que el aumento de las exportaciones colombianas no son el


resultado de la modernización de su industria, sino del aumento de las explotaciones mineras,
productos que se venden como materia prima y que no tienen una mayor transformación. además,
la mayor parte de las explotaciones de dichos recursos son realizadas por empresas extranjeras,
que se irán apenas se agoten los recursos; en pocas palabras, no tenemos industria minera, solo
tenemos los minerales.

De tal manera que industrias como la automotriz, electrodomésticos, electrónica, petroquímica, textil
y confecciones, que generan más de 165 mil empleos directos, podrían quebrarse al competir en
desigualdad de condiciones con la poderosa industria surcoreana y los grandes subsidios oficiales
de ese país.

Electrodomésticos y textileros
Las empresas colombianas de electrodomésticos de refrigeración son otras de las grandes
perjudicadas. Esta industria ha tenido que luchar por años contra el contrabando y su competencia
desleal, y ahora, pese a los 12 años de plazo que existe en el tratado para el ajuste de dicho sector,
las abismales diferencias entre las industrias hacen prever que la pelea en este punto está casi
perdida.

“La industria puede prepararse y tiene altos estándares, pero la inquietud es si el país está preparado
frente a fortalezas que ya tiene Corea en infraestructura, seguridad jurídica y alianzas entre gobierno
y empresas”, señala Florencia Leal del Castillo, directora de la Cámara Sectorial de
Electrodomésticos de la ANDi.

El sector de los textiles, a pesar de contar con un plazo de 5 a 10 años en el desmonte de los
aranceles de los productos que provengan del cuarto exportador mundial de fibras y prendas, se
siente vulnerado, pues su oferta de mano de obra no es competitiva frente a la coreana. Si bien en
el TLC con EE. UU. se protegió al sector, en este nuevo tratado las dos industrias quedarán de igual
a igual para competir por el mercado.

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