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Después de 15 años de TLC con México, Colombia aún no lo

ha aprovechado
La relación comercial entre Colombia y México es una de las consideradas más antiguas
por los expertos. Sin embargo, luego de 15 años de experiencia,  parece no los empresarios
locales aún no saben cómo aprovechar las oportunidades comerciales a dicho país.

El agravante es que además de ser un tratado de vieja data, es uno de los pocos que se ha
profundizado recientemente. Luego de que en 2006, saliera Venezuela del G3 y que en
2007 se reiniciaran los encuentros de profundización entre el G2 (México y Colombia), el
país logró pactar algunos acuerdos sustanciales que llevaron a que dicha profundización
concluyera con éxito  en 2009. Así México protegió su producción agrícola y Colombia 
los  la de vehículos.

De acuerdo con Enrique Serrano, analista de la Universidad Nacional, el principal problema


de esta relación es la “falta de competitividad, puesto que las relaciones comerciales deben
darse entre los países con los que somos complementarios”. No obstante, comenta, esta
falta de complementariedad se ha ido reduciendo progresivamente.

Cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane),  demuestran que


en lo corrido del año, hasta septiembre, Colombia ha importando US$4.396 millones de
México, mientras que las exportaciones hacia dicho país han sumado sólo US$515
millones.  Lo que implica que la balanza comercial entre los dos países para Colombia está
en déficit. Adicional a ello, el flujo de inversión directa que registra el Banco de la
República hasta primer semestre es de  este año es de US$28,4 millones ; mientras que las
inversiones de Colombia hacia dicho país se encuentran en US$-4,9 millones,  lo que
implica que el flujo de inversión se ha visto afectado por las liquidaciones  de inversiones
colombianas en el exterior frente a la inversión directa que se ha dado durante este año.

Para Luis Nelson Beltrán, analista de la Universidad de la Salle, la balanza comercial entre
los dos países puede mejorar sí y sólo sí, se aprovecha la negociación de 2007 para realizar
más exportaciones a México y “acelerando  la instrumentalización de lo acordado en
materia de servicios para que las inversiones mexicanas sean cada vez más altas en
Colombia”.

Según comentó el experto habría que aprovechar productos beneficiados en la


profundización como: la carne de bovino, que obtuvo acceso preferencial para 3.000
toneladas; la leche en polvo,  4.500 toneladas;  el queso, 2.100 toneladas “todas esas
preferencias con crecimiento por 10 años e incrementos del 10% anual para los cupos
iniciales”, dijo Beltrán. Se lograron también accesos preferenciales para confitería,
productos de panadería, aceite de palma, chicharrón para microondas, preparaciones con
cacao, bombones, galletas saladas y cigarrillos, dijo el experto. “Es evidente que ese
Tratado de Libre Comercio benefició más a México que a Colombia; sin embargo, hay que
tener en cuenta que ese país tiene más fuerza de producción sobre todo en el sector de
confecciones, compuesta por una mano de obra más barata”, afirmó Saúl Pineda, director
del Cepec.  Es importante mencionar, según comentó Pineda, que la experiencia que ha
adquirido México con el TLC con Estados Unidos y Canadá, la han llevado a desarrollar
más ventajas competitivas, en términos de calidad. Pero sin duda, afirmó el experto
“Colombia ha desarrollado mercados competitivos en cosméticos,  marroquinería y sin
duda, el diseño en el sector textil y confecciones podríamos aportar diferenciación”.

TLC COLOMBIA Y ESTADOS UNIDO

Regular

Para Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Comercio Exterior


(Analdex), estos cinco años han traído cosas buenas y cosas no tan buenas para la
economía nacional. “Sin duda, lo más importante ha sido que el TLC impide que
las reglas de juego se cambien de manera unilateral, particularmente en esta
época en que Estados Unidos se mueve hacia una política mucho más
proteccionista”, sostiene. Aunque el líder gremial reconoce que en Colombia el
aprovechamiento del tratado no ha sido el mejor y que por eso la balanza
comercial es mucho más positiva para Estados Unidos, está convencido de que
las perspectivas para los próximos años serán mucho mejores. “Cuando entró en
vigencia el TLC, Colombia tenía una enfermedad holandesa muy fuerte, que
llevó a que las exportaciones no fueran rentables, pero en este momento, cuando
ya estamos curados, uno esperaría ver más dinamismo en exportaciones distintas
a la minero-energética, sobre todo en los productos de manufactura y
confecciones”.

Por su parte, Camilo Silva, analista financiero y socio fundador de Valora


Inversiones, afirma que la clave para mejorar el rendimiento del acuerdo
comercial con Estados Unidos está en revaluar las prioridades económicas del
país. “Para ser más competitivos y sostenibles en las exportaciones, tenemos que
industrializarnos, elevar el nivel de nuestros productos, buscar la forma de no
vender aguacate, sino guacamole, por dar un ejemplo. Hay que hacer un producto
terminado”. La perspectiva de Silva sólo es posible si el Gobierno decide apoyar
de manera estructural a la pequeña industria. “Nos falta muchísimo y hay que
mirar otras opciones de exportación distintas al agro. Los servicios de tecnología,
software, hardware y desarrollo web de alta calidad podrían tener entrada en el
mercado estadounidense”.
Malo

»De acuerdo con el Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), Colombia


es el gran perdedor de los cinco años de vigencia del TLC. “Las exportaciones
nacionales a Estados Unidos cayeron 54 % de 2012 a 2016, provocando una
pérdida de $22 billones”. El informe revela, además, que en este tiempo se
han perdido 51.000 empleos en el sector agropecuario y 106.000 en la
industria manufacturera.
»La conclusión del informe es que la relación comercial entre Colombia y EE.
UU. es asimétrica e inequitativa: “Colombia tiene que vender a Estados
Unidos 340 barriles de petróleo para comprar una tonelada de productos de
la industria automotriz y tiene que vender 777 barriles de crudo para obtener
una tonelada de celulares o computadores”.
»Por otro lado, las centrales obreras, la CUT y la CTC le exigen al Gobierno
una revisión minuciosa del TLC, al argumentar que impide el desarrollo
productivo, vulnera la soberanía nacional y restringe los derechos ciudadanos
y la protección del patrimonio natural del país.
» Por su parte, Jorge Enrique Robledo, senador del Polo Democrático
Alternativo, asegura que la implementación del TLC ha sido nefasta para la
mayoría de los colombianos. Las cifras de un estudio de su UTL así lo
demuestran. “Paradójicamente, la participación de Estados Unidos en las
exportaciones colombianas ha disminuido”. Asegura que el valor de los
productos nuevos es sólo de US$58’885.000, es decir, el 0,07 % de US$74.204
millones, valor total de las exportaciones en estos cinco años.
Camilo Reyes, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo
Americana (Amcham), asegura que hay dos factores que han impedido que
Colombia cumpla a cabalidad las expectativas que tenía con la puesta en
marcha del TLC. El primero es que el país se demoró mucho tiempo en
implementar una serie de reformas internas que son indispensables para
aumentar la competitividad de la industria y la agroindustria nacional. El
segundo tiene que ver con que las inversiones en infraestructura (carreteras,
puertos y aeropuertos) que se realizaron en los últimos siete años apenas
ahora están dando frutos. “El balance en general es bueno. No es todo lo
bueno que hubiéramos querido, pero es bueno. Hay muchos productos que
están penetrando en el mercado americano. Por ejemplo, la uchuva, el
aguacate y los cítricos tienen muy buenas posibilidades en el futuro”, añadió
Reyes.

Catherine Pereira, directora del programa de Negocios Internacionales de la


Universidad de la Sabana, tiene una opinión similar. “Un beneficio concreto
del TLC es que los empresarios pueden negociar con un plazo más largo, que
les permite planear y distribuir mejor los recursos”. Aunque Pereira reconoce
que, en estos años, la balanza comercial con Estados Unidos ha pasado de
positiva a negativa, asegura que este fenómeno se debe a la caída del
comercio mundial. El mercado estadounidense tiene muchas oportunidades
para la comercialización de cosméticos, confecciones, fajas y ropa interior.

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